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GUERRA ESPIRITUAL EN LA TV

Corría el año 1980 cuando aquel televisor viejo de tubo ya no podía aguantar más el uso
que a diario se le daba. Desde las cuatro de la tarde empezaban los programas educativos y
para niños, donde me divertía viendo las travesuras de sus protagonistas y aprendiendo el
alfabeto con plaza sésamo. Mi madre estaba siempre pendiente de que realizara las tareas
del colegio antes de quedarme embebecido viendo la televisión.

Un día mi padre llegó con un televisor nuevo, era de color, porque ya había algunos
programas a color en nuestra televisión nacional, adicional compro un dispositivo de
reproducción el cual llamaban Betamax. Desde aquel día comenzaron a llegar a mi casa los
casetes de Betamax en especial los juegos de beisbol de grandes ligas que a mi padre y a mi
nos gustaba mucho ver.

En una ocasión me senté a esperar con mi padre las noticias de las siete de la noche, solo
existían dos canales, canal 1 y canal 2, y mis ojos vieron a un anciano que tenía atrás una
cruz, y este hablaba de Dios. Me pareció extraño no lo había visto, yo era un niño de 10
años y jamás había detallado que aquel hombre hablaba de Dios y bendecía la noche que
llegaba.

Me quede mirando a mi padre, el abrió sus ojos verdes y me dijo con la mirada ¿Qué
pasaba? Yo le respondí, “No había visto nunca a ese sacerdote, y pregunté de nuevo ¿Por
qué salía en la televisión antes de las noticias?” Mi padre levantó su cabeza como pensando
cual Aristóteles y respondió tal vez una de las respuestas más sabias que había escuchado
“Mijo el padre García Herreros sale allí porque cuando los noticieros empiecen lo que dicen
estos es del diablo, entonces le toca a él contrarrestar el asunto.”

Caramba no sabía que en la televisión colombiana en plenos ochentas había todas las
noches un enfrentamiento entre el bien y el mal, como diría un gran amigo mío “Guerra
Espiritual.” Mi madre una ferviente católica no tenía el mismo humor de mi padre, por lo
cual soltó un grito “Arturo (nombre de mi padre) como le dices eso al pelado, en mi casa no
se puede estar mencionando el nombre del diablo.” Mi padre soltó la risa y respondió
“¿Pero no es la verdad de esta nación?”
Lo cierto es que, aunque mi padre tenía un gran sentido del humor, el contraste entre esos
dos programas podía llevarnos a afirmar que esa era la realidad de esta Colombia.

Durante mucho tiempo me quedó en mi mente lo que mi difunto padre dijo, era cierto, en
el programa del Minuto de Dios se bendecía a la nación, pero de inmediato se soltaban las
noticias eso era aterrador.

Para rematar esta historia, pasaron algunos meses y viendo de nuevo el programa le volví
a preguntar a mi padre, ¿Por qué al padre García Herreros solo le dan un minuto y no una
hora como a las noticias? El me miro y se echó a reír, seguramente iba a responder una vez
más con la mamadera de gallo que le caracterizaba, y dijo “Mijo porque a este país se lo
llevo el diablo hace mucho tiempo, y si no fuera así, estuviéramos viendo la hora de Dios y
el minuto de noticias.”

Lo que no pude llegar nunca a entender es porque si mi padre tenía su pensamiento claro
en el asunto, disfrutaba de las noticias. Y si se lo hubiera preguntado estoy casi seguro qué
me habría dicho “Mijo hasta nuestra mente se la lleva el diablo y no nos damos cuenta.”
Creo que mi padre le encantaba el programa del Minuto de Dios, no se lo perdía y
escuchaba muy atento lo que el padre García Herreros decía, pero definitivamente afloraba
su humor en cualquier momento y terminaba viendo la hora de las malas noticias.

Pero después de vivir esta experiencia puedo decir que el padre García Herreros marco
nuestra vidas, de él escuchamos de primera mano sobre el amor de Dios y por eso puedo
responder que este curso no solo me trajo este recuerdo sino que me motivó a seguir la
senda de Dios y poder prestar mi servicios de docente teniendo en cuenta esta gran filosofía
que nos dejo el padre García Herreros.

Por: Nelson Vergara

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