Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Ensayo)
La Virgen María es aquella mujer a la que Dios se refirió en el Paraíso
terrenal, al maldecir a la serpiente después de hacer pecar a nuestros primeros
padres, Adán y Eva. El texto bíblico que recoge las anteriores palabras (Gén. 3,15),
no especifica cómo se realizará esta enemistad y esta victoria, pero la Sagrada
Tradición y el sentido general de la interpretación bíblica conducen a afirmar que el
vencedor será un personaje individual, el Mesías, por medio de su muerte
redentora. Y María, aquella mujer de la profecía, la nueva Eva, por la cual vendrá la
salvación al género humano, al engendrar a Jesucristo, el Salvador. Según San
Agustín: “el NT está oculto en el Antiguo y el AT se pone de manifiesto en el Nuevo”
(San Agustín: “In Vetere Testamento Novum Latet, et in Novo Vetus patet”. Quatest.
In Hept, II 73: ML 34,623, citado por Theologica latinoamericana 2021 ). La
Constitución Lumen Gentium, nº55 del Concilio Vaticano II afirma:
Así pues, la relación que existe entre ambas está íntimamente ligada en que
Eva estuvo involucrada en los eventos que condujeron al pecado original, y María
mujer que está íntimamente involucrada en los eventos que condujeron a la
Redención. Ella es la nueva Eva. Ahora bien, otra figura que se encuentra
relacionada con María es Sara las dos contemplan el anuncio de un niño y en los
dos casos se encuentra la constatación de la imposibilidad de semejante
realización, con la diferencia de que Sara no cree, mientras que María, creyendo,
hace vivir en su fe antes aún que en su seno al hijo de la promesa. Y como ultima
figura se encuentra Judit que matando a Holofernes y librando a su pueblo del tirano
se relaciona en la de María por la que todos nos libramos de Satanás.
Por otra parte, se encuentran las figuras no personales como lo es el arca de
la alianza María es el nuevo y mayor cumplimiento de lo que fue prefigurada por el
Arca del Antiguo Testamento. Esta figura es una de las más importantes y
reveladoras acerca del profundo rol de María. Puesto que llevaba y representaba la
presencia de Dios, el Arca de la Antigua Alianza/Testamento era la cosa más
sagrada y poderosa sobre la tierra fuera de Dios mismo. El Arca de la Alianza era un
cofre sagrado que contenía las tablas de piedra de los Diez Mandamientos. El Arca
también contenía y representaba la presencia espiritual de Dios en la tierra. Cuando
Dios habló a Moisés, lo hizo desde los dos querubines que estaban en el Arca:
“Pondrás el propiciatorio sobre el arca, encerrando en ella el
testimonio que yo te daré. Allí me revelaré a ti, y de sobre el
propiciatorio, de en medio de los dos querubines, te comunicaré
yo todo cuanto para los hijos de Israel te mandaré”. (Éxodo 25,
21-22)
La clara implicación es que la presencia de Dios cubría a María y descendía sobre
ella puesto que ella, es la Nueva Arca al igual como cubrió el Arca del Antiguo
Testamento. Esto revela que María, si bien es una criatura e infinitamente inferior a
Dios, es la nueva Arca. Por lo tanto, Ella tiene una conexión única con Dios, una
única santidad, santificación y poder. El Arca de la Antigua Alianza tenía que ser
perfecta y santa porque era el único lugar donde se asentaba la presencia espiritual
de Dios. La santidad de Dios no puede ser empañada por el contacto con algo que
contenga defectos. Del mismo modo, la Virgen María, como la Nueva Arca y
portadora de Jesucristo, tuvo que ser creada sin pecado y en estado de perfección
en los artículos de enseñanza católica resalta la figura de María como:
“Ella no sólo contuvo la presencia espiritual de Dios, sino al
mismo Dios Jesucristo. Ella no sólo contuvo la palabra escrita de
Dios, sino el Verbo de Dios hecho carne (Juan 1, 1). Por
consiguiente, María debe ser perfecta. Ella debe estar libre de
todo pecado. Ella debe ser siempre virgen y jamás tocada por el
hombre”. (El fundamento bíblico de la oración a María y la
enseñanza católica sobre María 2017).
No obstante, el relato de la Anunciación permite reconocer en María a la nueva
hija de Sión, invitada por Dios a una gran alegría. Expresa su papel extraordinario de
madre del Mesías; más aún, de madre del Hijo de Dios. La Virgen acoge el mensaje
en nombre del pueblo de David pero también lo acoge en nombre de la humanidad
entera porque el Antiguo Testamento extendía a todas las naciones el papel del
Mesías davídico (cf. Sal 2, 8; 72, 8). En la intención de Dios, el anuncio dirigido a ella
se orienta a la salvación universal.