Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A pesar de que la justicia social, junto a la soberanía nacional, es una de las más proclamadas
conquistas de la revolución cubana, es compartida la impresión de que faltan definiciones
comprensibles, programas consensuados y compromisos claros para alcanzarla.
Cualquier discusión sobre lo que es justo o injusto en el plano de las relaciones sociales conduce al
tema de las desigualdades, las que primero tienen que ser identificadas y evaluadas, para luego
reconocer el grado de injusticia que puede haber implícito en ellas, solo entonces aparecen las
consideraciones éticas y la búsqueda de soluciones prácticas.
En un entorno competitivo es fácil apreciar que algunos individuos son más capaces que otros,
bien porque son más talentosos, más fuertes, más voluntariosos o resistentes, o porque han
tenido mejores oportunidades para el aprendizaje de conocimientos o el entrenamiento de
habilidades. También están los incapaces con suerte o con influencias provenientes del seno
familiar o de cualquier otro favoritismo, y los que todo lo consiguen a través del atropello o la
extorsión. La mayor fuente de injusticia, no se aprecia entonces en la diferenciación de los
resultados obtenidos ni en la diversidad de potencialidades personales, sino en estos casos, donde
no existe la adecuada proporción entre lo merecido y lo obtenido, que para colmo
frecuentemente se ostenta.
No hay consideración ética que condene la desigualdad de aptitudes y capacidades entre los
individuos, de ahí que cuando se intenta aplicar alguna solución práctica para limitar o eliminar las
injusticias, generalmente se hace más hincapié en las pautas que determinan el entorno
competitivo. La primera norma suele ser excluir los privilegios y otorgar igualdad de
oportunidades, aunque en ocasiones se considera justo dar oportunidades privilegiadas a quienes
tienen menos facultades, precisamente en aras de que prevalezca la igualdad. Eso se ve
claramente en el ámbito deportivo, donde las reglas son de obligatorio cumplimiento, hay una
línea de arrancada para todos y cuando se hace necesario se hacen divisiones atendiendo al sexo,
la edad o el peso corporal.
La justicia social suele ser promovida de forma minimalista, cuando solo existe el objetivo de
contener las protestas de aquellos muchos que perciben su miseria como consecuencia de la
riqueza de unos pocos. Es propuesta en un sentido moderado, cuando se tiene la intención real de
aliviar el desequilibrio producido por las desigualdades. En su versión radical, se ha intentado
aplicar la justicia social enarbolando como bandera la disminución o eliminación de las
desigualdades mismas. Llegando más lejos, desde un ángulo totalmente extremista, se impone,
haciendo desaparecer toda heterogeneidad social y económica en un entorno exento de
competencia.
Las divergencias entre estas interpretaciones pueden llevar a posiciones políticas, no solo
diferentes, sino antagónicas. Especialmente cuando los defensores de una u otra perspectiva
consideran que hay una sola posible: la que ellos patrocinan y porque en dependencia del modelo
que se ponga en práctica puede estar en juego la existencia de la clase social a que se pertenece o
se aspira a pertenecer.
El minimalismo
Hay quien cree que existe justicia social allí donde se garantiza un salario básico en una jornada
mínima y donde los impuestos recaen preferentemente en el precio de los productos y no en la
ganancia de los grandes empresarios y profesionales independientes. Les parece suficiente la mera
existencia de servicios públicos de salud y educación, aún cuando éstos se diferencien de estas
prestaciones en el sector privado en un grado tal, que solo se consiga reproducir y a veces
aumentar el número de desfavorecidos. La contradicción fundamental de esta caricatura de
justicia social es que eterniza y agudiza las desigualdades y estimula la prédica de radicales y
extremistas.
La moderación
Quienes intentan conquistar una justicia social moderada aceptan la existencia de desigualdades
en un entorno competitivo. Aquí los exitosos estarán obligados por ley a atemperar las
desventajas de los desfavorecidos y a contribuir con un porcentaje de sus ganancias a la
consecución práctica de la igualdad de oportunidades. Los servicios públicos subvencionados
competirán en calidad entre sí y con los del sector privado. La regla de oro consiste en que los
impuestos no asfixien a los emprendedores y las subvenciones no estimulen el parasitismo. Su
fragilidad radica en su dependencia del perfecto funcionamiento de los mecanismos democráticos,
pues siguiendo esta variable, solo se consigue mejorar a los de abajo si los más ricos no
monopolizan el poder político.
El radicalismo
Optan por el clásico procedimiento de expropiar a los ricos en beneficio de los pobres. Defienden
la idea de que cada cual debe recibir en correspondencia con su aporte pero reducen la
participación de los agentes económicos a su papel productivo o de prestación de servicios. La
competencia no opera en el mercado sino en los méritos sociales y laborales, como vehículo para
obtener mejoras en la calidad de la vida. El estado omnipropietario garantiza parcialmente la
igualdad de oportunidades y distribuye de forma equitativa lo tenido por básico, que se presume
será más y mejor según sea más y mejor el aporte colectivo al tesoro común. Lo que los exitosos
pueden recibir por encima de “lo básico” marcará la diferencia en el status, pero nunca será en
una demasía que haga sentirse humillados a los desfavorecidos. El éxito de esta modalidad
depende de la productividad y su mayor riesgo es el inmovilismo por lo poco que estimula el éxito
individual.
El extremismo
Son más impacientes y gustan de quemar etapas. El ejemplo histórico emblemático ocurrió a
finales de los años 70 en Kampuchea, cuando el Khmer rojo condu-cido por Pol Pot eliminó por
decreto las diferencias entre clases sociales, entre la ciudad y el campo y entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual. Fue costoso, pero fácil. Confiscaron todas las propiedades,
vaciaron por la fuerza las ciudades, abolieron el dinero y convirtie-ron a los artistas en labriegos.
En su discurso satanizando las diferencias sociales se asemejan a los radicales pero apelan más a la
violencia para acortar los plazos. Termi-nan hundiendo a sus pueblos en la miseria más espantosa
y apelando al genocidio para demostrar sus verdades inapelables.
Aquí, ahora
En la práctica social registrada por la historia las variables antes esquematizadas se presentan con
las peculiaridades propias de cada país y con notable mestizaje entre ellas. En una misma
experiencia local estas modalidades se han presentado ordenadas sucesivamente o han
competido durante un tiempo determinado.
Cuba ha sido durante más de cincuenta años un laboratorio donde han prevalecido los
experimentos de corte radical, aunque por momentos las evidentes circunstancias exteriores o las
invisibles luchas internas, han inclinado la balanza hacia la moderación o hacia el extremismo. Al
terminar la primera década del siglo XXI, los cubanos estamos sedientos de cambios que
conduzcan al bienestar de la Nación y sus ciudadanos sin renunciar al disfrute de la justicia social.
No existe aquí una poderosa clase rica capaz de imponer injusticias extemporáneas y a estas
alturas ya nadie prestará oídos a ningún desafuero extremista. El verdadero dilema, la más rica
discusión que se nos viene encima, ¡que ya está ocurriendo! es entre un fracasado modelo radical,
supuestamente liderado por el proletariado y una siempre sospechosa moderación cuyo único
protagonista posible tendrá que ser la emergente clase media. Si la polémica se restringe al
estrecho campo de variables que cabe dentro de la línea radical, en busca de una idílica perfección
de lo que no funciona, no avanzaremos en ninguna dirección.
Aspiramos a una auténtica justicia social, pero ya nos lastran los frenos impuestos por el excesivo
control burocrático del estado-partido que nos gobierna. Queremos igualdad de oportunidades,
pero no solo para ser atendidos en un hospital o para recibir instrucción en las escuelas, sino
también para ejercer actividades empresariales, para expresarnos, asociarnos y movernos
libremente y para influir en las decisiones políticas.
------------------------------------------------------
Cómo alcanzar la justicia social
Pregunta: ¿Cómo podemos conectarnos con el enfoque, para tomar las decisiones en la “mesa
redonda”, como en una familia, con las necesidades básicas del hombre?
Respuesta: En realidad, incluso si algunos manifestantes exigen pañales, otros queso cottage más
barato, otros exigen vivienda a precios razonables, etc., la nación entera está unida por el deseo
de justicia social. Cada persona siente que esta está ausente, que él es defraudado, que no obtiene
lo que se supone que obtenga comparado con otros.
El “pastel” debe ser repartido de tal manera que se logre la justicia social ¿Pero qué es justicia
social? Es cuando cada uno está de acuerdo que bajo las circunstancias, esta es la única solución
óptima.
Todo se decide siempre en “la mesa redonda”. No puedes resolver un solo problema sin tomar en
cuenta a los demás porque todo se refiere al mismo recurso limitado. Si cada uno cuida sólo sus
propias necesidades, no podemos llegar a la decisión correcta, y mañana comenzarán nuevas
protestas. Todos deben entender que es imposible lidiar con el problema de otra manera. La
justicia sólo puede ser alcanzada mediante un consenso mutuo y una garantía mutua.
Somos incapaces de ver y escuchar inmediatamente cuán profundo es este principio, pero cambia
por completo el enfoque. Y esto debe llevarse a cabo en la nación. No es importante cuánto dinero
tomes de aquí o allá, sino que lo importante es la sensación de que realmente estás junto con
todos.
Las personas están actualmente viviendo en un estado de opresión. Tan importante como el
dinero para ellos, es la necesidad que tienen de sentir que no son ignorados, o “acorralados”.
Con este enfoque, las decisiones prácticas también cambian. Toda la sociedad y la nación
comienzan a pensar diferente, tratando la situación en un nivel diferente, y entendiendo que sólo
pueden tener éxito al tomar decisiones en la “mesa redonda”.
Después de todo, la justicia social no se mide por la cantidad de dinero recibida. Se mide por la
convicción de que somos una familia, pero debido a que ahora no tenemos otra opción,
repartimos los recursos de esta manera.
Debemos pensar en todos de la misma manera, como una familia en la que hay viejos y jóvenes,
enfermos y sanos. Así, discutimos cómo apoyar a cada miembro en este momento. Esto es justicia.
Existen organizaciones que pueden ser comisionadas para provocar disturbios y revoluciones en
diferentes países, ¡mientras que nosotros estamos trabajando para llevar a la sociedad hacia un
acuerdo!
(51823)
-----------------------------------------------------
Justicia social
La justicia social solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social.1 Algunos
estudiosos,2 sostienen que el concepto «justicia social» se corresponde con la «justicia
distributiva» de Aristóteles, en tanto que la noción de «justicia conmutativa» del estagirita,
corresponde a la idea clásica de justicia en las sociedades modernas.
La manera más recurrida, para hacer justicia o criticarla es la Protesta. Protestas en Egipto de 2011
contra el presidente Hosni Mubarak.
Los temas que en realidad interesan a la justicia social se encuentran la igualdad social, la igualdad
de oportunidades, el Estado de bienestar, la cuestión de la pobreza, la distribución de la renta, los
derechos laborales y sindicales, etc. En 2007, las Naciones Unidas proclamaron el 20 de febrero de
cada año, como Día Mundial de la Justicia Social.
Índice [ocultar]
4 Véase también
5 Fuentes
5.1 Referencias
5.2 Bibliografía
Históricamente el concepto de "justicia social" aparece relacionado al conflicto que en el siglo XIX
se llamó la "cuestión social", es decir, el creciente malestar y reclamo de los trabajadores que fue
creciendo en importancia en todo el mundo a partir de la instalación del capitalismo.
La expresión "justicia social" (giustizia sociale) fue acuñada por el sacerdote jesuita italiano Luigi
Taparelli, en el libro Saggio teoretico di dritto naturale, appoggiato sul fatto (Ensayo teórico del
derecho natural apoyado en los hechos), publicado en 1843, en Livorno, Italia.3
...la justicia social debe igualar de hecho a todos los hombres en lo tocante a los derechos de
humanidad,...
Luigi Taparelli, Ensayo teórico del derecho natural apoyado en los hechos (TI:355), 1843.4
Taparelli, considerado uno de los fundadores de la doctrina Social de la Iglesia, creó el término
para aplicarlo a los conflictos obreros que se extendieron a raíz del establecimiento del
maquinismo y la sociedad industrial. Luigi Taparelli fundó sus ideas en una renovación del
pensamiento tomista y consideró que la justicia social era una noción diferente tanto de las
nociones de justicia conmutativa como de la justicia distributiva, que caracterizan al pensamiento
aristotélico-tomista.
Varias décadas después, a finales del siglo XIX, el término "justicia social" (social justice) vuelve a
usarse en Inglaterra, por parte de los socialistas fabianos. La expresión ya aparece en los famosos
Fabian Essays in Socialism (Ensayos fabianos sobre el socialismo), publicados en 1889. En el
socialismo fabiano, la justicia social desempeña el papel de finalidad ética por excelencia, para
guiar la evolución social mediante cambios no revolucionarios hacia un sistema de
socialdemocracia.5
A partir de los fabianos, el concepto de justicia social fue adoptado por la socialdemocracia,
principalmente en Inglaterra, Francia y Argentina. En Inglaterra, el concepto pasó al Partido
Laborista inglés, al que la Sociedad Fabiana se integró, y fue aceptado y retomado por el gobierno
liberal a través de su emergente el Ministro de Comercio David Lloyd George, cuyo objetivo
manifiesto era "lograr la justicia social". En la misma época, en Francia, el Partido Socialista a
través de Jean Jaurés, adopta el concepto de justicia social como parte de su socialismo ético y
pacifista. En Argentina, el Partido Socialista incorpora el concepto a través de Alfredo Palacios,
elegido diputado en 1904, vinculando las ideas de "nuevo derecho" y justicia social. 6 7
Luego de la Primera Guerra Mundial, en 1919, se crea la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) que incorpora la noción de justicia social a su Constitución, en la primera frase, como
fundamento indispensable de la paz universal:
Considerando que la paz universal y permanente solo puede basarse en la justicia social...
58. A cada cual, por consiguiente, debe dársele lo suyo en la distribución de los bienes, siendo
necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se ajuste a las normas del bien
común o de la justicia social, pues cualquier persona sensata ve cuán gravísimo trastorno acarrea
consigo esta enorme diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la
incontable multitud de los necesitados.
La aparición en las primeras décadas del siglo XX, del constitucionalismo social, el Estado de
bienestar y el derecho laboral, son cuestiones que rápidamente se vincularon con las ideas de
justicia social.
El tratamiento del término justicia social por las Ciencias Sociales se encuentra en R. L. Cohen,
tomado de justice, social en el 'Dictionary of Sociology' de Oxford. En Internet puede ubicarse
como Social justice. En cuanto a la Filosofía y la Teología el término es relativamente reciente,
pero contiene ya una gran cantidad de trabajos que conforman una idea post-moderna o
contemporánea de la justicia social que merece un estudio completo.
La idea de justicia social late en el 'equilibrio reflexivo' de los principios de justicia de Rawls:
libertades básicas, principio de diferencia y la acción afirmativa como discriminación positiva,
basada en la justicia entendida como equidad, cuestión que ha sido discutida y parcialmente
resuelta por el principio de igualdad de oportunidades, pero no ha sido desarrollada hasta las
acciones y consecuentes legislaciones de los movimientos humanistas en torno a la discriminación,
la libertad y las Encíclicas Sociales: la distribución de los frutos del desarrollo y la dignidad humana.
La lucha contra la distribución desigual de bienes que son de todos, la solicitud o preocupación por
el bien común, la idea de que justicia equivale a paz y la conciencia de ello en los individuos son
todos componentes de un sistema social justo. El balance de las desigualdades sociales en
beneficio de los menos favorecidos, dando a la justicia la categoría de equidad, como
preocupación social para el desarrollo humano y de la sociedad, ya define la nueva situación de
estas cuestiones en la humanidad. Este tipo de problemas favorece la tentación del uso de la
violencia para combatir situaciones consideradas socialmente injustas; los problemas principales
señalados como ejemplos son vivienda y desempleo y cuestiones internacionales de calado, que
posee un carácter progresista (acumulativo) y una fundamentación empírica y racional,
desarrollando una doctrina social basada en estos puntos: desarrollo, solidaridad, dignidad
humana e identidad de cada comunidad.
Como teología moral, su definición llega más allá del contrato social: 'los bienes de este mundo
están originalmente destinados a todos', que forma un conjunto de principios, criterios de juicio y
directrices de acción, 'un compromiso para la justicia según la función, vocación y circunstancias
de cada uno', (Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II PP.). Se ha construido ya un modelo de filosofía
moral para la sociedad civil y se ha incorporado a la estructura social a través de las Ciencias
Sociales, es decir, con aportaciones y puntos de vista de técnicas multidisciplinarias, variadas.
En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamó el 20 de febrero de cada año como
Día Mundial de la Justicia Social. Al fundamentar esa decisión, las Naciones Unidas han sostenido
que "la justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera" y que
constituye "el núcleo de nuestra misión global para promover el desarrollo y la dignidad humana.9
En esta materia, la ONU hace referencia a la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
organismo especializado que integra el sistema de Naciones Unidas, y en especial al documento
Declaración sobre la Justicia Social para una Globalización Equitativa.9
Las Naciones Unidas explican que, las actividades que se desarrollen con motivo del Día Mundial
de la Justicia Social, deben orientarse a "erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el
trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para
todos".9
-----------------------------
resumen
Igualdad y libertad son principios fundamentales de la justicia. Son valores o componentes
normativos que constituyen la idea de justicia. En relación con el concepto de justicia social hay
que distinguir sus fundamentos (igualdad, libertad), sus dimensiones (distribución,
reconocimiento, representación) y los distintos tipos (solidaridad, derechos básicos, méritos o
incentivos). La realidad social, y los límites de las tradiciones dominantes en la fundamentación de
la justicia, hace más imperiosa la necesidad de profundizar y renovar los fundamentos (igualdad y
libertad) de la justicia social, reevaluar sus dimensiones (distribución, reconocimiento y
representación o participación) y reequilibrar sus distintos tipos (solidaridad, mérito, derechos
básicos o igualdad jurídica). El enfoque aquí planteado es el de fortalecer la igualdad y la libertad,
las capacidades reales de las mayorías sociales para definir un modelo social progresista y una
sociedad más justa, especialmente en el ámbito educativo. Se enmarca en un reformismo ‘fuerte’
en este proceso de gestión y salida de la crisis socioeconómica lleno de incertidumbres, con
efectos particulares en países europeos periféricos, como España, que apuesta por una salida más
equitativa y progresista. Palabras clave: Desigualdad, solidaridad, derechos humanos, méritos,
capacidades, reformismo, redistribución, interpretación social..
-----------------------------------
1. CONCEPTO DE JUSTICIA: PRINCIPIOS NORMATIVOS
normativos que constituyen la idea de justicia. Desde Aristóteles la justicia ya era la virtud
el siglo XIX y se consolidó con la constitución del moderno Estado social y de derecho, los
de las normas que deben regular la interacción social: la distribución de los recursos
En relación con el concepto de justicia social hay que distinguir sus fundamentos (igualdad,
que la constituyen e incorpora esos dos valores fundamentales, igualdad y libertad, aun con
distintos énfasis y equilibrios. Así, diferentes autores hablan de “paridad (igualdad) participativa”,
distintas expresiones, junto con la idea de igualdad se enlazan otras como capacidad, oportunidad
otro modo: se trata de asegurar una igualdad básica, incluido el derecho y el ejercicio de las
Por tanto, aparece ya una cierta jerarquía, con el valor de la libertad como finalidad central
y la igualdad como medio o condición para la realización de esa libertad de las personas.
y universal, derivada de la condición social y la dignidad del ser humano; en el segundo, los
también está lleno de diversos énfasis. Se puede poner el acento en la eliminación de inIgualdad
176
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
176
libertad, desde una perspectiva sociológica, atendiendo a su impacto en las relaciones sociales,
igualdad y qué libertad. Se trata de definir qué grado o intensidad tienen cada uno de esos
fundamentos. O, desde otro punto de vista, qué relación se establece con sus contrarios, qué
equilibrios se producen y pueden ser justificados entre igualdad y desigualdad o bien entre
los distintos igualitarismos y los conflictos entre diferentes derechos o libertades, siguiendo
a Sen (1997) “Si no se puede eludir el asunto de la igualdad, el hecho de que haya muchas
nociones diferentes de igualdad implica que también hay que enfrentarse con los conflictos
entre concepciones igualitaristas diferentes”(p. 73). O bien, Sen (2004) “Sostengo que el
verdadero conflicto es el que existe entre los distintos tipos de libertades y no entre libertad
Se explicarán las tensiones existentes en la interrelación entre los dos componentes. Ambos
e irreductibles entre sí, dando lugar a una compleja combinación de ambos principios
normativos. No estamos ante un ‘monismo moral’ sino ante la ambivalencia de valores con
la libertad aparecen más disociados los dos aspectos, el carácter individual y el social de la
persona. Desde el punto de vista estrictamente individual este concepto se centra en el sujeto
la prioridad del derecho a la propiedad privada o la libertad de empresa, definido (por Locke
Desde el plano de su componente social, la libertad hace referencia a unos vínculos libres
del poder u otras estructuras sociales. Hacer hincapié en este enfoque social nos
su libertad. Y, en esa medida, se infravalora ese segundo aspecto de los vínculos colectivos
la libertad. La igualdad se acepta, pero en la medida que favorece la libertad como bien
177
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
superior y específico del ser humano, es decir, como elemento secundario y variable dependiente.
Cuando entran en conflicto, para esa lógica individualista extrema está clara la
opción: el interés propio es la libertad, que sería la guía para la razón práctica. La igualdad
aparece como medio instrumental y condición mínima para el desarrollo humano basado
La igualdad sería, en todo caso, un criterio normativo para la sociedad, para mantener la
doctrinas, al menos las modernas y democráticas, incluido las liberales y las de izquierdas,
planteada por Sen (2004 y 2010): ¿igualdad de qué? Este autor se refiere principalmente
específica en un aspecto de las necesidades y de nivel mínimo, como base para la libertad
real de las personas. Por tanto, desde esa idea, con una base igualitaria básica aspiran a
Una cuestión importante, como se verá, es la definición de ese umbral mínimo para la distribución
distributivo relacionado con los incentivos proporcionales al mérito y, por tanto, desiguales.
justicia nos encontramos con distintos énfasis y conexiones entre ambos valores, igualdad
y libertad. Desde ahí, analizaremos las dimensiones y los tipos de la justicia, después de
Para comprobar la función social de la justicia habrá que establecer su conexión con la
realidad social, es decir, contrastar las ideas de la justicia social con la situación actual de
la sociedad y señalar su potencial transformador. Ello nos llevará a un breve análisis crítico
de Stiglitz (2012). Así, el contexto social está definido por transformaciones profundas en
178
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
178
social, defensa de lo público y reafirmación democrática, por otro. En ese marco se sitúan
los distintos agentes sociales y políticos y la existencia de una ciudadanía activa, con pugnas
significativos déficits de confianza popular en las élites políticas gestoras (Antón, 2011).
una amplia conciencia popular de justicia social que define el posicionamiento crítico de
amplias franjas de la población frente a la existencia de injusticia social y el apoyo a los derechos
sociales y los valores democráticos. Existe una significativa disociación entre una cultura
de justicia social, presente en mayorías sociales, y las políticas liberal-conservadoras,
dominantes hoy en la Unión Europea, que cuestionan la ciudadanía social y laboral. Frente
a la prioridad por reducir el déficit público y aplicar medidas de austeridad, se levanta una
Todo ello supone una base y un estímulo para avanzar en una teoría social crítica, una posición
normativa y ética que defina, renueve y adapte los fundamentos de la justicia social,
El enfoque sociológico aquí utilizado parte del doble carácter del ser humano: individual
y social. Reconocer esa ambivalencia es fundamental para evitar los dos extremos de distintas
realidad del grupo social o el poder. La sociedad no es solo la suma o agregación de individuos,
Así, “el individuo real siempre actúa en grupos humanos concretos, y estos grupos son
fundamentos reflexivos de las sociedades complejas (los grupos forman la sociedad, pero los
grupos portan y reproducen los elementos instituyentes de lo social)” (Alonso, 2009, p. 61).
No se trata ahora de detallar las características de las distintas corrientes teóricas para definir
totalidad indiferenciada).
2 Ver Eurobarómetro nº 74, realizado en noviembre de 2010 y publicado por Eurostat en enero de
2011. En España, desde
los Barómetros del CIS de julio y octubre de 2010, confirmado por encuestas de Metroscopia, en
dos tercios de la población
laborales -2010 y 2012-, hasta el 80% rechaza la prolongación de la edad de jubilación -2011- o el
70% está en contra de
los recortes en sanidad o educación pública -2012-); además, en torno al 80% considera el paro el
principal problema a
179
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
En estos mismos autores clásicos, así como en las diferentes escuelas, más o menos afines
y heterogéneas que han tenido lugar en el siglo XX, ha sido difícil la interrelación de esos
dos componentes del ser humano, el individual y el social, inclinándose más hacia un lado
u otro, sin el equilibrio específico adecuado según los momentos y temas. En un extremo,
Río, 2007; Judt, 2010). En sentido contrario, en las últimas décadas también se ha exacerbado
con la prioridad del interés propio ‘egoísta’ a costa o en conflicto con el bien de la
sociedad. Como dice Sen (2011) “El enfoque egoísta de la racionalidad supone, entre otras
cosas, un firme rechazo de la visión de la motivación ‘relacionada con la ética’” (p. 33). En
particular, la justificación liberal de que el interés privado, el beneficio propio, iba a llevar
perspectiva de combinar los dos componentes del sujeto, se pueden apuntar otros autores
Por tanto, siguiendo con Alonso (2009, p. 67), es imposible la construcción aislada de una
por medio de la mirada del otro. Así, el vínculo social no es externo a la persona sino que
sentido más literal de término, en la sociedad. Por ello, en la sociedad actual, los marcos de
solo materiales sino también culturales y expresivos. Y continúa señalando este autor, todo
ello nos lleva a considerar muy seriamente la necesidad de soportes colectivos (materiales,
por el grupo, la acción colectiva y las instituciones, instancias todas ellas íntimamente
marcos de referencia colectivos no solo sujetan o encarcelan el yo, también le dan los modelos
Hay que ser conscientes del conflicto entre el ideal ético (bien común) y el pragmatismo
(beneficio propio, bien parcial), ya planteado por Kant. El ‘bien’ debe ser del conjunto, de
todos y de cada uno, cuestión compleja. Existe un conflicto de valores, particularmente entre
los dos principales tratados aquí, la igualdad y la libertad. Pero también, entre ellos y
otros como entre la libertad y la responsabilidad, o entre la igualdad y la mejora del bienestar,
cuando existe homogeneidad sobre lo ‘bueno’ y lo ‘malo’, con una gran legitimidad social
sobre las normas adoptadas. No obstante, es difícil la armonía social y el consenso ético en
180
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
180
vez existe mayor diversidad cultural y ética, así como intereses contradictorios por las graves
no estrictamente éticas. Todo ello hace más problemática la elección y su carácter justo.
A veces se produce la situación ‘trágica’, y solo cabe la elección entre dos males, debiendo
escoger el mal ‘menor’, aunque como ‘mal’ también produce sufrimiento, desigualdad o deterioro
de la libertad.
Para completar esta perspectiva sociológica, hay que citar la idea antropológica o filosófica
con la que se enfoca este trabajo: la ambivalencia del ser humano, frente a una mirada
(presente en Rousseau) que lleva al libre desarrollo ‘natural’ del niño, como perfeccionamiento
de la ‘naturaleza’ humana. Tampoco es correcta la visión pesimista de la maldad (inadaptación
o el Estado, implícita en Comte), con la conclusión normativa del refuerzo institucional del
Por otro lado, hay que distinguir la polarización entre lo social y lo individual de los diferentes
En conclusión, lo individual y lo social del ser humano incluye su autonomía moral y su vínculo
y las relaciones interpersonales y culturales. Esta ambivalencia del ser humano y este rechazo
HUMANOS Y MÉRITOS
Históricamente, aparecen dos tipos o ámbitos distintos de la justicia como igualdad, anticipados
la modernidad: 3) los derechos básicos como ser humano o la igualdad jurídica fundamental
de todos los individuos (o ciudadanos). Fraser y Honneth (2006) habla también de tres
tipos de justicia similares a los aquí planteados (aunque tienen un contenido parcialmente
181
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
El primer tipo de justicia, la correspondencia de los bienes con la necesidad, se puede contemplar
de los adultos respecto de los niños y ancianos, así como de la reciprocidad en las
sociales para hacer frente de forma mancomunada a los riesgos sociales (enfermedad, paro
obligaciones cívicas. En particular, se aplica, sobre todo, para el sistema de salud y muchos
también interrelacionado con la igualdad y la libertad. Más allá de las grandes transformaciones
del predominio de los lazos de cooperación entre los individuos y grupos sociales, este criterio
de su trabajo, era valorado por Marx como ‘derecho burgués’ y conllevaba una pugna por la
distribución más equitativa respecto de las ganancias del capital. Pero, también, esta forma
distributiva es la base del sistema (contributivo) de pensiones, con una prestación mensual
proporcional al nivel contributivo previo (aunque indefinida en cuanto cubre todo el tiempo
del riesgo de la vejez hasta la muerte). Igualmente, son contributivas otras prestaciones,
como las de protección al desempleo. Este sistema está completado, ante la ausencia de ese
derecho y la existencia de necesidad, con otra parte de subsidios o rentas básicas no contributivos,
cuya justificación se basa en el tercer tipo de justicia. Por otro lado, la meritocracia,
Existe un tercer tipo de justicia, la igualdad distributiva asociada a los derechos humanos:
como reconocimiento del vínculo social. Superados los criterios pre-modernos de linaje o
igualdad jurídica o ante la ley, los derechos civiles y políticos. Se empezó por los ‘propietarios’
182
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
182
los llamados derechos humanos universales y a la moderna ciudadanía social. No deriva del
nivel de aportación del individuo a la sociedad. Consiste en asegurar unas condiciones mí-
hay exigencia de contraprestación proporcional. No obstante, se dan por supuesto las relaciones
ante la ley de todos los individuos (igualdad jurídica) y en el derecho a unos bienes básicos,
como ser humano y/o partícipe de una sociedad. Son fuente de la libertad y la autonomía
REPRESENTACIÓN
La justicia social tiene tres dimensiones (Fraser, 2008; Fraser y Honneth, 2006): redistribución,
Sen, 2001, 2004, 2010). Se trata de conseguir una igualdad mínima de medios que permita
garantizar la libertad real de los individuos, sus capacidades reales y su ejercicio. El reconocimiento
tarde por Fraser (2008) y desarrollada por Nussbaum (2012) desde el enfoque de las capacidades.
Vamos a comentarlo, dejando para más adelante las posiciones más específicas de
Rawls y Sen.
Fraser, 2008; Fraser y Honneth, 2006). Es el derecho a ser tratado igual y sin discriminación,
los niveles de capacidad participativa igualitaria, desde unos derechos y cauces básicos
cobrando una nueva magnitud que desborda el marco en que se situaban anteriormente.
que el enfoque de mínimos de Rawls, que era necesaria una amplia reestructuración
institucional de los mercados. Con la actual crisis económica y financiera, han pasado
183
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
normativos y éticos) a la libertad de empresa o del mercado de capitales y los límites de una
fiscalidad regresiva.
Por tanto, el problema se plantea en unos términos más amplios: redistribución profunda
y progresiva (freno a la distribución regresiva), regulación política e institucional de la economía,
masivamente, sus límites y lacras. Y una vez demostrado también el fracaso de las políticas
(desde los grandes Estados hasta el G-20, la ONU, la OMC o la OCDE) en relación con los
mercados, particularmente, los financieros (Nussbaum, 2012). O bien, entre lo público y las
nuevos movimientos sociales y los viejos movimientos sindicales, en la relación entre polí-
agentes sociales (Alonso, 2007). Ya antes, tanto el movimiento sindical como los llamados
nuevos movimientos sociales tenían una composición interclasista. No se podía afirmar que
el primero era reflejo solo de los intereses económicos o distributivos de la clase trabajadora,
y los segundos, respondían frente a opresiones sociales diversas (de sexo, etnia,
origen nacional…), exclusivamente, con aspiraciones culturales de las clases medias. Esos
contenidos y conflictos también eran transversales a las distintas clases sociales: las clases
medias tienen problemas distributivos y las clases trabajadoras sufren ese tipo de discriminaciones
de estatus se entrelazan, las identidades son más débiles, pero más variadas e interrelacionadas
184
Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS). Vol. 2, Núm. 1, 2013, pp. 173-194.
184
instituciones. Esto es debido a la disociación entre sus medidas políticas y la opinión ciudadana,
y económicos.
En definitiva, reconocimiento y representación, cobran gran importancia y nueva dimensión:
una corriente social indignada y crítica; por otro lado, la demanda de regeneración
con fuertes presiones y pugnas en torno al reparto más o menos desigual de sus costes
igualitarios del conjunto de la ciudadanía; por otra parte la libertad de los grandes poderes
la de las minorías poderosas. Estas élites se defienden desde ‘su’ libertad al beneficio privado,
(Antón, 2011).
en un reparto del conjunto de los bienes con una parte para los desfavorecidos (siguiendo
el segundo principio de Rawls). Pero, dados los límites derivados de la actual crisis económica
desde la libertad de empresa y su supuesta eficiencia general, entra en conflicto no solo con
ciudadanía. Esta faceta de la justicia adquiere una mayor importancia práctica y requiere
IGUALDAD Y LIBERTAD
Compartir:
08/03/2006
Enviar 0+-
Dos conceptos, dos principios, dos derechos, dos ideas. Pero tan importantes... sobre todo en un
día como el de hoy, el Día Internacional de la Mujer. Igualdad y libertad son dos derechos
fundamentales, básicos. Y qué necesitados estamos de ellos en todos los órdenes de la vida, sobre
todo las mujeres.
Se ha planteado continuamente una pugna entre libertad e igualdad, buscando la primacía de una
sobre otra. Generando la competencia entre ambas y consiguiendo frenar los avances para los
colectivos más afectados por la desigualdad como las mujeres. Quizás perdiendo la perspectiva de
que los derechos no pueden competir sino colaborar, complementarse, creando una simbiosis
entre ambos que será la base para la evolución, para el cambio.
Desde tiempos inmemoriales, la libertad no ha sido un adjetivo asociado a las mujeres, mientras
que la igualdad se concretaba en la idea de que todas las mujeres somos idénticas unas a otras, sin
plantearse ni tan siquiera la posibilidad de nuestras diferencias individuales. Pero los tiempos
cambian, la humanidad avanza, y las mujeres de hoy, aunque a duras penas, conciben la igualdad
como el derecho a ser libres para tomar nuestras decisiones. Y la diferencia como la posibilidad de
que hombres y mujeres alcancemos objetivos distintos por caminos también distintos.
Pero qué difícil sigue siendo en nuestra querida sociedad que se acepten cosas que parecen tan
fundamentales, tan de base. Y sobre todo cuando esos nuevos caminos los plantean las mujeres. A
muchas mentes les resulta imposible aceptar que otras, desde recorridos diferentes, propongan
soluciones diferentes. Soluciones con una mirada de mujer. Y sobre todo en mundos tan
masculinizados como el económico, el mundo de la empresa, el mundo de lo que muchos
consideran el verdadero poder, un mundo donde prevalece y campa por sus respetos el modelo
social androcéntrico, un mundo donde las mujeres aún no hemos tenido la oportunidad de decir
todo lo que tenemos que decir... Las mujeres empresarias hemos escogido un difícil camino en el
que todos los días debemos levantarnos preparadas para la lucha, una lucha en un mundo
masculino, competitivo, desigual, donde no se acepta que tenemos otra forma de trabajar.
Libertad e Igualdad. No se entienden la una sin la otra. El derecho a la libertad debe presuponer el
derecho fundamental a la igualdad, igualdad de género, de oportunidades y de trato. No podemos
hablar de igualdad en otro contexto que no sea el de la libertad. Y para las mujeres es más que
evidente la relación entre libertad e igualdad y la necesidad de igualdad para poder ejercer
plenamente la libertad de ser diferentes.
* Presidenta Mujeres Empresarias de Córdoba
----------------------------------------------
¿IGUALDAD O LIBERTAD? EL
FALSO DILEMA
EN NOVIEMBRE 2, 2015 POR FERNANDO LIZAMA-MURPHY EN FUENTE EXTERNA
¿Será imposible imaginar, como lo quisiera alguna vez Karl Popper, un socialismo
liberal o aspirar a construir un liberalismo socialista?
Como los libros, según los antiguos, tienen su destino ―habent sua fata libelli,
afirmaba Terentianus Maurus, el gramático latino―, así, y con muchísima más razón,
los conceptos. En ambos casos, el de los libros y los conceptos, no es que el destino esté
inscrito necesaria e inevitablemente en ellos: está en los ojos y mentes de quienes los
leen y proclaman. Los que hacen y construyen sus destinos somos nosotros, los
hombres.
¿Por qué razón del destino la lucha por la igualdad, que pasaba necesariamente por
obtener la libertad de los oprimidos para que pudieran disfrutar de iguales derechos,
iguales obligaciones e iguales privilegios, terminó por aplastar la libertad? ¿Por qué
razón la lucha por obtener la libertad de los esclavos y oprimidos para que
alcanzaran ante la ley la misma igualdad que ante Dios poseían los hombres libres,
terminó esclavizando a los hombres libres?
¿Por qué la lucha por la igualdad obstaculizó, frenó y aplastó la lucha por la libertad?
¿Por qué razón la libertad y la igualdad terminaron siendo conceptos antinómicos,
excluyentes y contrarios? ¿Por qué razón del destino el hombre en sociedad no se ha
podido ser, simultánea y complementariamente, igualitario y libertario? ¿Y sus
miembros, libres e iguales? Cómo lo planteara con dramáticas palabras de advertencia
el gran pensador vienés Karl Popper:
Lo trágico y contradictorio del uso y abuso de las utopías igualitaristas, base y sustancia
del comunismo implícito o explícito que hegemoniza el pensamiento y la acción de las
izquierdas en América Latina, hoy por hoy dominantes desde Chile y Argentina a Brasil
y Venezuela, Ecuador y Bolivia, Perú y Paraguay, Nicaragua y Centroamérica, es la
absoluta inconsciencia con la que desde los partidos y las instituciones, y siempre bajo
el amparo de la pretendida igualdad se horadan el valor y la trascendencia de la libertad,
se diluyen sus principios éticos y morales, se alcahuetean los regímenes más totalitarios
del continente ―como Cuba y Venezuela― y se inculca en la población la fantasía
igualitaria y la relatividad de la importancia de la libertad, la laboriosidad, la educación,
la cultura y el trabajo para el desarrollo y el progreso de la humanidad. Induciendo a los
sectores más desamparados a depender de la limosna y la dádiva del Estado, convertido
en el gran gestor de la beneficencia pública y arma arrojadiza para agudizar las
contradicciones y sembrar el odio de clases. Provocando, con ello, la crisis de las
instituciones y el riesgo de perder, como al parecer lo pretende el gobierno chileno en
manos de la izquierda forista, los extraordinarios logros obtenidos gracias a un cambio
en 180 grados en los paradigmas estatólatras y socializantes que fueran causa y motivo
de sus peores y más graves crisis históricas. Como sucede desde hace largos veinte años
en Venezuela.
3
Puede que sin siquiera haber llegado a ser formulada, esa interrogante haya constituido
en tanto motivo y propósito históricos, la íntima aspiración de los mejores espíritus de
la generación del 28. La más democrática y la más liberal que haya conocido la historia
venezolana. Socialdemocrática en la trascendencia y máxima importancia otorgada a la
necesidad de instaurar un régimen democrático con hondo contenido social, que
atendiera a la necesidad de solventar las graves diferencias sociales que la afectaban,
como motivo fundante; y liberal en cuanto a la necesidad de construir un Estado de
Derecho por la extraordinaria importancia otorgada a la libertad plena de los ciudadanos
en el ejercicio de sus derechos y obligaciones.
Si bien libertad e igualdad han sido los motivos y propósitos de la acción política de las
élites surgidas de la generación del 28, ambos conceptos no articularon movimientos
y/o partidos alternativos específicamente orientados a la lucha por su desarrollo y
cumplimiento. Tanto Acción Democrática como COPEI, ubicados en el centro del
espectro político, apostaron todos sus esfuerzos hacia la institucionalización de un
Estado Social de Derecho que velara tanto por la resolución de los problema
propiamente sociales ―a partir del igualitarismo― como de la defensa y garantía de la
libertad ciudadana ―el liberalismo―. Con mayor o menor atención en los términos en
función de las coordenadas históricas y sociopolíticas y el mayor o menor acento puesto
por sus líderes fuera en el igualitarismo de corte socialista, en AD, o en el desarrollo y
defensa del individuo de acuerdo a la doctrina social de la iglesia, en COPEI.
Es el impasse que hace crisis a comienzos de los 90, dando cauce a la crisis orgánica
que ha terminado por devastar la Venezuela de los entendimientos. Casi un siglo de
afanes históricos transcurridos, volvemos a la encrucijada de 1928: aspirar a construir
una sociedad democrática y liberal. Es nuestro desafío.
----------------------------------------
Definición de Libertad
General L - Definista
El vocablo Libertad proviene del latín libertas, liberatis (franqueza, permiso); es la facultad natural
del hombre para actuar a voluntad sin restricciones, respetando su propia conciencia y el deber
ser, para alcanzar su plena realización.La libertad es la posibilidad que tenemos para decidir por
nosotros mismo como actuar en las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. El que
es libre elige entre determinadas opciones las que le parecen mejores o más convenientes, tanto
para su bienestar como para el de los demás o el de la sociedad en general.
Hay que tener en cuenta que la libertad no es hacer lo que se quiere, sino hacer lo que se debe
hacer en sociedad; una persona libre piensa muy bien lo que va hacer antes de decidirse a actuar
de una manera. La dimensión o medida de la libertad está condicionada por las delimitaciones que
derivan del derecho de los demás, del orden público y social y de la responsabilidad de cada quien.
a lo largo de la historia, en especial a partir de las Revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX, la
libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad.
Muchos filósofos confirman que la libertad parece ser el bien más preciado que posee el ser
humano. La libertad es un valor transcendental; por su conquista y conservación muchos hombres
murieron, pero en la actualidad la libertad hay que ganarla día a día cumpliendo con nuestras
obligaciones.
Existen diferentes tipos de libertad, algunos por ejemplo son la libertad de conciencia, para
alcanzar una vida coherente y equilibrada desde el interior; libertad de expresión, para poder
difundir las ideas y promover el debate y la discusión abierta; libertad de reunión como garantía
para asociarse con aquellos que comparten ideales y trabajar por los mismos; libertad para elegir
responsable y pacíficamente a los gobernantes, entre otros.
Se habla también de libertad al estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro, se
tiene a la libertad condicional, beneficio de abandonar la prisión que puede concederse a los
penados en el último periodo de su condena, y que está sometido a la posterior observancia de
buena conducta; y libertad provisional, beneficio del que gozan los procesados, tras fianza o no,
que no son sometidos a prisión preventiva en tanto dura la causa o juicio.
------------------------
marihuana
Qué es la marihuana medicinal?
Para más información sobre los efectos de la marihuana en la salud física, mental
y en el comportamiento, puede ver el artículo DrugFacts: La
marihuanawww.drugabuse.gov/es/publicaciones/drugfacts/la-marihuana .
¿Qué es cannabidiol (CBD)?
Ha crecido el interés en el químico de la planta de marihuana, cannabidiol (CBD), para el tratamiento de
ciertas condiciones como epilepsia infantil—una enfermedad que ocasiona convulsiones violentas en los
niños. Por esta razón, los científicos han cultivado plantas de marihuana y creado aceite de CBD
exclusivamente para uso terapéutico. Estas drogas no tienen propiedades embriagadoras, por lo tanto
podrían resultar menos deseables para aquellos que usan marihuana recreacionalmente.
El THC estimula el apetito y reduce las náuseas. Los medicamentos a base de THC
aprobados por el FDA se usan con este propósito. El THC también puede ayudar a
disminuir el dolor, la inflamación (hinchazón y enrojecimiento) y los problemas
relacionados con el control muscular.
Información adicional
MORISAKI MEGO FRANCISCO PEDRO investigación