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PROCESO PENAL
ORDINARIO
1. Consideraciones preliminares
La investigación del delito es un presupuesto ineludible del juicio penal, pues ella
contribuye, mediante los actos de investigación, a reunir los elementos probatorios
que puedan fundar y cimentar la acusación fiscal, y con ello dar lugar al Juicio
penal. Dicha investigación es un momento procesal único, que por mandato del art.
159º de la Constitución, le corresponde al Ministerio Público.
Además, dicha contradicción genera dentro del diseño constitucional del proceso
penal, la violación del principio acusatorio, y por ende del debido proceso penal.
Recordemos que según la doctrina procesal, el ejercicio de la acción penal es el
conjunto de actos procesales que realiza el MP con la finalizar de ejercer la función
de persecución penal. Comprende la investigación del delito, la formalización de la
denuncia, la acusación, y la defensa de la acusación en juicio. Sin embargo, la
función investigadora, que es expresión de la titularidad del ejercicio de la acción
penal, le es mutilada al Fiscal, durante la instrucción judicial, en donde es el Juez el
director de la prueba y de la investigación del delito, surgiendo así una grave
violación constitucional, pues hasta donde se conoce, el Juez Penal no debe ni
puede sustituir al Fiscal, en el ejercicio de la acción penal. Y es justamente, eso lo
que sucede en nuestro vigente proceso penal durante la fase de instrucción judicial.
De otro lado, como es sabido, la investigación del delito se inicia por lo general, a
partir de la denuncia o noticia del delito. La denuncia puede ser, denuncia de parte
cuando la denuncia lo realiza el propio agraviado, su apoderado o representante
legal; denuncia por acción popular, cuando la denuncia la practica una persona que
no es agraviada, pero como el delito es de ejercicio público se admite la denuncia
por cualquier ciudadano. Otra forma de tomar conocimiento del delito es mediante
la actuación de oficio del MP o de la PNP. A continuación vamos a identificar los
momentos procesales en los que se vulnera la Constitución, durante la fase de
investigación del delito, que como ya se indicó, atraviesa por 2 momentos: la
investigación preliminar y la instrucción judicial.
El art. 62º del Código de Procedimientos Penales, modificado por el D.Leg. 126,
señala que la "...investigación policial previa que se hubiera llevado a cabo con
intervención del Ministerio Público constituye elemento probatorio que deberá ser
apreciado en su oportunidad por los jueces y tribunales, conforme lo dispuesto por
el art. 283º de este Código...". Respecto a esta tenemos que dejar en claro lo
siguiente: aun cuando la investigación policial se realice en presencia del MP, ello
no deja de referirse a los actos de investigación; y cuando menciona que "deberá"
valorarse conforme el art. 283° se refiere, a la valoración que con discresionalidad
se realizará de los actos de investigación obtenidos por la Policía, durante la fase
preliminar, luego de que hayan sido introducidos al juicio oral, y convertidos así en
actos de prueba.
No debe entenderse literalmente la norma del art. 62°, pues se corre el riesgo de
obligar a los jueces a valorar un acto de investigación y no una verdadera prueba
penal. Esta norma procesal, si bien no es abiertamente inconstitucional, debe ser
interpretada correctamente, o en todo caso modificada o aclarada. La presencia del
MP durante la investigación policial, no sustituye la garantía del juicio oral, por lo
que la prueba para ser valorada tiene que pasar por la contradicción y la oralidad, y
ello como sabemos no se da durante la fase de investigación. Además, el art. 283°
se refiere a la valoración de las pruebas que han sido introducidas en el Juicio oral.
De tal manera que de ninguna manera puede aceptarse una interpretación literal
del art. 62°, pues ello nos llevaría peligrosamente a convalidar y legitimar las
sentencias condenatorias que se dictan en el proceso penal sumario.
B) La detención policial
Básicamente son dos los problemas que afronta esta institución, y como quiera se
refieren a dos supuestos antagónicos y difícilmente reconciliables en la practica: la
eficacia frente a la delincuencia, y las garantías personales de los investigados.
.
Sin embargo, en nuestra legislación procesal penal, al no existir una definición legal
de la flagrancia, se posibilita su práctica en muchos casos abusiva de parte de la
Policía, y que tiene que ver directamente con la acción de Hábeas Corpus, pues si
se ampara dicha acción contra una detención policial, ello significa que no hubo
flagrancia y que la detención policial fue ilegal.
Si el JP considera que la denuncia fiscal cumple con los requisitos que la Ley
procesal exige, dictará el auto de apertura de instrucción. Este auto es la resolución
judicial por la cual se da inicio al proceso penal formal, se funda la relación jurídica
procesal penal, se legitima y concreta la imputación penal. El Juez al abrir
instrucción debe observar el cumplimiento de los requisitos legales que le dan
legalidad al proceso, como son que el hecho constituya delito (juicio de tipicidad),
el autor esté individualizado, la acción no haya prescrito, y en algunos casos que la
ley lo exija, se de cumplimiento al requisito de procedibilidad. En el auto de abrir
instrucción, además de la decisión de apertura, existe otra decisión muy importante
para el imputado, la decisión sobre la medida coercitiva que le corresponde aplicar.
Estas dos decisiones deben ser motivadas por el JP. Comprende también, otros
aspectos de tipo administrativo y de organización del plan de investigación como la
programación de diligencias, el tipo de procedimiento, etc..
A) La actuación probatoria
a) Regla de exclusión: Si una prueba ha sido declarada ilegal, el juez debe excluir
dicha prueba de las que va a valorar. Es decir, que esa prueba no puede ser
valorada por el Juez, y por tanto no puede aparecer fundamentando la decisión
judicial.
b) Regla de los frutos del árbol envenenado: Si se demuestra que una prueba ha
sido obtenida en virtud de otra anterior que la dio origen, será ilegal, si la prueba
originaria lo es. La prueba original es comparada al árbol, y la segunda, al fruto. La
sanción es lógica pues de no ser por la primera no se hubiera podido obtener la
segunda. Si se da valor a la segunda, se estaría de alguna forma legitimando la
violación de derechos fundamentales.
c) Fuente independiente: Esta regla es aplicable para convalidar una prueba ilegal
siempre y cuando dicha prueba se haya podido obtener a través de una fuente de
prueba independiente (diferente).
Sin duda que la actuación probatoria durante la instrucción tiene por principal
objetivo, el acopiar la prueba que pueda sustentar una acusación fiscal y dar pie a
la realización del juicio. Desde esa perspectiva, la actuación probatoria busca crear
la certeza del delito y la responsabilidad penal, y con ello destruir el principio de
inocencia. La doctrina del Tribunal Constitucional español sugiere que la actividad
probatoria hábil para destruir la presunción de inocencia, debe tener las siguientes
características:
c) Sin embargo, esta doctrina no debe entenderse en un sentido tan radical que
conduzca a negar toda eficacia probatoria a las diligencias instructoras,
constituyendo también doctrina consolidada, que puede otorgarse valor probatorio
a dichas diligencias sumariales siempre que se hayan practicado con todas las
formalidades que la Constitución y el ordenamiento procesal establecen y que sean
efectivamente reproducidas en el juicio oral en condiciones que permitan a la
defensa del acusado someterlas a contradicción.
D) La actividad coercitiva
Si bien las medidas cautelares son consideradas medidas que tienden a asegurar
los fines del proceso, en materia penal, dichas medidas toman el nombre de
coerción procesal, en razón que por dichas medidas se emplea la fuerza pública
(violencia) para lograr garantizar los fines del proceso penal. Las medidas de
coerción procesal penal son el ejercicio de violencia estatal formalizada, dirigida a la
restricción de las libertades y derechos de la persona humana del imputado. Su
aplicación está regida por principios de jerarquía constitucional, y básicamente por
el principio de excepcionalidad de la detención.
De manera general, la actividad coercitiva para que se pueda aplicar, debe tener
los siguientes requisitos:
b. Detención judicial: Es la que se dicta conforme al art. 135 del CPP de 1991, y
requiere de 3 elementos concurrentes: suficiencia probatoria del delito y la
responsabilidad del imputado; que la pena a imponer supere los dos años de pena
privativa de libertad; y, que exista peligro procesal.
Medidas contracautelares: Conocidas también como las medidas que dejan sin
efecto el mandato de detención. Sinónimo de libertad provisional. En realidad este
término es extraño al proceso penal, pues éste no puede dejar de aplicar coerción
en ningún caso, y más bien, son medidas sustitutivas de coerción. Por ejemplo,
frente a la detención judicial, podría considerarse "medida contracautelar", toda
medida que deja sin efecto dicha detención, logrando el imputado recuperar su
libertad. La detención judicial puede quedar sin efecto, por las siguientes medidas:
a) Revocación del mandato: Se obtiene esta medida por haberse declarado fundado
el recurso de apelación. Lo ordena la Sala Penal Superior.
Toda decisión trascendente del proceso penal, y que sea capaz de afectar los
derechos fundamentales, debe ser dictada por un Juez imparcial. Sin duda que la
detención judicial lo es, por tanto al igual que la sentencia debe ser dictada por un
órgano diferente del que instruye, el mandato de detención también debe ser
dictada, por un juez diferente del que instruye, como pasa en Italia, donde existe
un Juez de instrucción y un Juez de medidas coercitivas.
Sin duda que este problema de legitimidad de las medidas coercitivas por violación
del principio de imparcialidad se supera en el nuevo Código Procesal Penal, donde el
Juez ya no tendrá a su cargo la carga de la prueba, sino el Fiscal, por lo que al
momento de decidir la detención, lo hará completamente desprovisto de los efectos
negativos y prejuiciosos que actualmente tiene.
Por ello, la motivación del acto limitativo, en el doble sentido de expresión del
fundamento de Derecho en que se basa la decisión y del razonamiento seguido
para llegar a la misma, es un requisito indispensable del acto de limitación del
derecho.
La instrucción concluye por vencimiento del plazo o por que ya ha logrado concretar
los fines de la instrucción. El trámite difiere según se trate de un proceso ordinario
o un proceso sumario.
Si es el primero, da lugar al informe final del Juez Penal, previo dictamen final del
Fiscal Provincial, luego de lo cual, con los alegatos de defensa que se presenten,
sea elevado el proceso a la Sala Penal Superior y se continúe con el juicio oral si así
corresponde. Lo más trascendente de este procedimiento, lo constituye la libertad
por informes finales, cuando se ha acreditado la inocencia del imputado y existe
coincidencia entre el Juez Penal y el Fiscal Provincial.
b) No haber lugar a juicio oral: También el Fiscal Superior puede ser de la opinión
que no está probado el delito, por lo que solicita el archivamiento definitivo del
proceso. Si la Sala está de acuerdo con dicho dictamen, expedirá el auto de
sobreseimiento definitivo. En caso de no estar de acuerdo, elevará el proceso al
Fiscal Supremo en lo Penal. También existe la figura del archivamiento provisional,
en el caso que esté probado el delito, más no la responsabilidad del imputado.
Siguiente
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ORE GUARDIA,...Ob.cit. pág. 254
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Requisitos de la prueba de urgencia, según la jurisprudencia española:
a) Material: que verse sobre hechos que, por su fugacidad, no puedan ser reproducidos el día de la celebración
del juicio oral (SSTC 137/1988, 154/1990, 41/1991, 303/1993, 323/1993, 79/1994, 36/1995 y 51/1995).
b) Subjetivo: que sean intervenidas por la única autoridad dotada de la suficiente independencia para generar
actos de prueba, cual es el Juez de instrucción (STC 303/1992). Todo ello sin perjuicio de que, por especiales
razones de urgencia, también esté habilitada la policía judicial para efectuar determinadas diligencias de
constancia y a recoger y custodiar los elementos del cuerpo del delito (SSTC 107/1983, 201/1989, 138/1992 y
303/1993, entre otras).
c) Objetivo: cual es la necesidad de que se garantice la contradicción, por lo cual, siempre que sea factible, se
le ha de permitir a la defensa la posibilidad de comparecer en la ejecución de dicha prueba sumarial, a fin de
que pueda interrogar al testigo o preguntar al perito infungible (STC 303/1993).
d) Formal: como lo es la exigencia, de un lado, de que el régimen de ejecución de la prueba sumarial sea el
mismo que el del juicio oral, esto es, el de la cross examination, (diferenciándose de este modo de los
correlativos actos de investigación en los que las preguntas de las partes han de formularse a través del Juez
de instrucción), así como, de otro, que su objeto sea introducido en dicho juicio público mediante la "lectura de
documentos", la cual ha de posibilitar someter su contenido a confrontación con las demás declaraciones de los
intervinientes en el juicio oral (SSTC 25/1988, 60/1988, 51/1990, 140/1991 y la última STC 200/1996,
fundamento jurídico 2.º).
162
En definitiva la utilización como prueba de cargo de testimonios de confidentes anónimos, que no pueden ser
interrogados por el acusado, ni siquiera cuestionados en su imparcialidad por desconocer su identidad, aparece
proscrita en nuestro Ordenamiento en todo caso. En primer lugar, en el plano de los derechos fundamentales
reconocidos supranacionalmente, por vulnerar el art. 6.3, d) del Convenio de Roma, ratificado por España el 26
de septiembre de 1979 (BOE 10 de octubre de 1979), que garantiza expresamente el derecho del acusado a
interrogar a los testigos de cargo. En segundo lugar, en el plano Constitucional, por vulnerar el derecho a un
proceso con todas las garantías y sin indefensión, reconocido en el art. 24.1.º y 2.º de la Constitución Española.
En tercer lugar, en el plano de la legalidad ordinaria, por desconocer lo prevenido en el art. 710 de la LECrim.,
conforme al cual los testigos de referencia "precisarán el origen de la noticia, designando con su nombre y
apellidos, o con las señas con que fuere conocida, a la persona que se la hubiere comunicado", como ya se ha
expresado. Y, por último, en el ámbito jurisprudencial, al violentar las exigencias que tanto la doctrina del
Tribunal Constitucional (SSTC 217/1989, 303/1993 o 35/1995), como la de esta Sala (STS 30 mayo 1995 o
Sentencia 563/1996, de 20 septiembre, entre otras), imponen para la validez como prueba de cargo del
testimonio de referencia."
163
Una investigación realizada a nivel nacional por un equipo de expertos de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos en convenio con el Poder Judicial y la AID, llamado "Diagnóstico integral de la Justicia penal en el
Perú", realizada en 1989, determinó en un universo de casos estudiados, en un 85% de procesos penales se
condenaba a las personas únicamente por lo actuado policialmente, lo que al decir del referido estudio, a nivel
judicial no se aportaba nada nuevo, y que era la Policía la que verdaderamente decidía el sentido de la
sentencia penal.
164
El Proyecto de Código Procesal Penal peruano de 1997, prevé en su art. 109 inc. 8, la definición legal de
flagrancia, como "...la situación en que la comisión del delito es actual y en esa circunstancia su autor es
descubierto, o cuando el agente es perseguido y detenido inmediatamente después de haber cometido el hecho
delictuoso, o cuando es sorprendido con objetos o huellas que revelan que acaban de ejecutarlo"
165
Op.cit, ..."Diagnóstico integral de la Justicia Penal en el Perú". 1989.
166
Aún cuando no está expresamente reconocida por nuestra Constitución, el principio de imparcialidad forma
parte de la definición de juez legal y natural, y como tal se encuentra contenido en los Tratados sobre Derechos
Humanos (en el Pacto y en la Convención), que al formar parte de nuestra legislación interna, y por ser
parámetros a los que los Estados partes se obligan, tienen sin duda una naturaleza vinculante y de jerarquía
constitucional.
167
ORE GUARDIA, Arsenio...Op.cit. p. 326.