Está en la página 1de 6

El oído se origina de diferentes estructuras embrionarias que se tienen que relacionar morfológicamente paro la transmisión y

detección del sonido. El oído interno proviene de la vesícula ótica, que se origina del ectodermo superficial. El oído medio se
desarrolla del receso tubotimpánico, el cual se forma por el crecimiento de la primera bolsa faríngea y engloba a los huesecillos
que se originan del mesénquima de lo cresta neural de los dos primeros arcos faríngeos. El conducto auditivo externo se forma
del primer surco faríngeo, que se localiza entre los dos primeros arcos faríngeos de los que se desarrollo el pabellón auricular.

El oído es el responsable del sentido de la audición y el equilibrio; se divide en tres partes:

• El oído externo, formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo. Al fondo de este conducto se localiza la
membrana timpánica.
• El oído medio, compuesto por la membrana timpánica, la cavidad timpánica que está llena de aire y en su interior los
huesecillos del oído, y la trompa o tuba faringotimpánica, que comunica la cámara timpánica con la nasofaringe. El oído medio
transmite y amplifica las ondas sonoras que penetraron por el conducto auditivo externo.
• El oído interno está formado por una serie de conductos membranosos que conforman el laberinto membranoso en el que se
localizan las células vellosas (sensoriales) del sentido de la audición, en el órgano espiral o de Corti del laberinto coclear, y del
equilibrio, en los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo del laberinto vestibular. El laberinto membranoso está
recubierto por una funda de hueso que se llama laberinto óseo. En el interior del laberinto membranoso se localiza un líquido
que se denomina endolinfa, y entre el laberinto membranoso y el óseo se localiza la perilinfa.

Desde el punto de vista embriológico, el oído presenta un doble origen. El oído interno deriva de una placoda ectodérmica
localizada en el rombencéfalo. Las estructuras del oído medio y del externo proceden del primer y del segundo arcos faríngeos
(o branquiales), así como de la primera hendidura y bolsa faríngeas.

Desarrollo:
1) Explique la morfogénesis del oído interno y las moléculas involucradas:

- Formación de la placoda auditiva.


El oído interno comienza su desarrollo con la formación de dos placodas óticas, engrosamientos del ectodermo superficial, que
están simétricamente localizadas a ambos lados del cerebro posterior a los 20 días del desarrollo. La placada ótica se forma por
la inducción del ectodermo superficial por señales de FGF-3 y la expresión de WNT-8c en el cerebro posterior y FGF-9 en el
mesodermo. La morfogénesis de la placoda está regulada por la expresión de DLX-5, DLX-6 y PAX-2 en el ectodermo
superficial presuntivo y en la placoda ótica.

La inducción de la placoda ótica viene seguida de la formación de la fosa ótica (día 23) por la invaginación de la placoda ótica
hasta formar la vesícula ótica u otocisto, que se libera del ectodermo al final de la cuarta semana. Con el uso de marcadores
celulares se ha podido demostrar que en el epitelio del otocisto se van a incorporar células del neuroectodermo de la superficie
ventral del rombencéfalo y posteriormente células de la cresta neural, por lo que las células de la vesícula ótica tienen tres
orígenes y se diferencian en distintos tipos celulares.

Langman: El primer indicio del desarrollo del oído puede identificarse en embriones de cerca de 22 días a manera de
engrosamientos de células del ectodermo superficial a cada lado del rombencéfalo (figura 19-1). Estos engrosamientos reciben
el nombre de placodas óticas, su interacción con el mesénquima adyacente favorece su invaginación y formación subsecuente
de la vesícula ótica o auditiva (otocistos; Fig. 19-2). La formación del otocisto, como estructura, es el resultado de la migración
de células del ectodermo superficial, de neuroblastos y de células de la cresta neural craneal. Las células del otocisto se
diferencian y forman células ganglionares para los ganglios estatoacústicos (vestibulococleares).

- Formación del ganglio estatoacústico.


Carlson: Las neuronas sensitivas que componen el octavo nervio craneal (en concreto el ganglio estatoacústico) se originan
de las celulas que migran desde una parte de la pared medial del otocisto. Sigue sin conocerse bien el mecanismo mediante el
que los axones que se han originado en el ganglio estatoacústico establecen sus vías para alcanzar las localizaciones exactas en
el oído interno, pero la orientación por parte de las células de la cresta neural y la canalización mediante interacciones con el
patrón de señalización celular Slit-Robo desempeñan un papel importante en la dirección de los conos de crecimiento para
alcanzar las dianas apropiadas.

Langman: La formación del otocisto, como estructura, es el resultado de la migración de células del ectodermo superficial, de
neuroblastos y de células de la cresta neural craneal. Las células del otocisto se diferencian y forman células ganglionares para
los ganglios estatoacústicos (vestibulococleares).
Durante la formación de la vesícula ótica un grupo pequeño de células se desprende de su pared y constituye el ganglio
estatoacústico. Otras células de este ganglio derivan de la cresta neural. El ganglio de manera subsecuente se divide en
porciones coclear y vestibular, que aportan las células sensoriales al órgano de Corti, y las correspondientes para el sáculo, el
utrículo y los conductos semicirculares, respectivamente.

- Formación del laberinto membranoso.

Carlson: El oído interno (laberinto membranoso) se encuentra englobado por una capsula de tejido esquelético que comienza
como una condensación de mesénquima alrededor del otocisto en desarrollo durante la sexta semana de gestación. El proceso
de revestimiento del otocisto comienza con la inducción del mesénquima circundante por parte del epitelio del otocisto. Esta
inducción, relacionada con BMP-4, estimula a las células mesenquimatosas, de origen principalmente mesodérmico, para que
formen una matriz cartilaginosa (esto se inicia alrededor de la octava semana). El cartílago capsular sirve de molde para la
formación posterior del laberinto óseo verdadero. La conversión del laberinto cartilaginoso en óseo tiene lugar entre la 16.a y la
23.a semana de gestación.

Langman: De esta forma, en el proceso de desarrollo posterior de la vesícula, el otocisto se divide en (1) un componente
ventral que da origen al sáculo y al conducto coclear, y (2) un componente dorsal que genera el utrículo, los conductos
semicirculares y el conducto endolinfático. Juntas, estas estructuras epiteliales constituyen el laberinto membranoso.

Artega: El otocisto está rodeado de mesénquima y va cambiando su forma para constituir el laberinto membranoso. La pared
dorsal se evagina para formar el apéndice endolinfático, mientras que el resto del otocisto se alarga y ensancha; de su parte
dorsal se forma la porción utricular y de la ventral la porción sacular. De estas porciones surgen las estructuras que componen
el oído interno:
Del apéndice endolinfático surgen el conducto y el saco endolinfático. El saco endolinfático es un reservorio de la endolinfa y
se comunica con el utrículo y el sáculo a través del conducto endolinfático.
De la porción utricular se desarrollan el utrículo, los conductos semicirculares y el ganglio vestibular.
De la porción sacular provienen el sáculo, el conducto coclear y el ganglio espiral coclear.
Arteaga: Moléculas involucradas en el otocito:
En la quinta semana, del otocisto se inicia la formación de los canales semicirculares por la expansión de tres bolsas aplanadas
en cuyo centro las paredes se fusionan y reabsorben, quedando sólo el borde de las bolsas que son los canales semicirculares. A
partir de la sexta semana se separan el utrículo y el sáculo, y el sáculo del conducto coclear. El conducto coclear se forma del
extremo de la porción sacular que se alarga y se enrolla. El órgano espiral se desarrolla de la pared del conducto coclear. Los
ganglios vestibular y espiral aparecen por delaminación del otocisto.
La especificación de las estructuras que se van a formar del otocisto está determinada por la expresión de genes específicos en
éste. SHH es secretado por la notocorda y mantiene la expresión de PAX-2, OTX-1 y OTX-2 en el epitelio del otocisto, lo que
contribuye a la formación del conducto coclear. La secreción de WNT en el cerebro posterior induce la expresión de DLX-5 y
DLX-6 y la de GBX-2 en el epitelio del otocisto, que contribuye a la formación del laberinto vestibular. DLX-5 y DLX-6
dependen de la expresión de GBX-2 y BMP-4.
La formación del laberinto óseo comienza con la expresión de BMP-4 en el epitelio del otocisto que induce al mesénquima
periótico. El mesénquima se diferencia en cartílago y forma la cápsula ótica cartilaginosa que rodea al laberinto membranoso.
Durante el desarrollo aparecen espacios en la cápsula ótica cartilaginosa y estos espacios se unen formándose así el espacio
perilinfático. finalmente, el cartílago se osifica y se constituye el laberinto óseo.
- Desarrollo del epitelio sensorial.
Carlson: Las células sensitivas del órgano de Corti también derivan del epitelio del otocisto y pasan por un proceso de
diferenciación muy complejo. La generación de precursores neuroblásticos sensitivos en el oído interno parece emplear la vía
del gen Notch para controlar la proporción de células epiteliales que se diferencian en neuroblastos y no en células de sostén,
de una manera similar a la descrita para la diferenciación de las células ganglionares en las etapas iniciales del desarrollo de la
retina. La regulación de los procesos que participan en el desarrollo del oído, al igual que ocurre en otros sistemas sensitivos, es
muy estricta para asegurar un ajuste preciso entre las células sensitivas encargadas de recibir las ondas acústicas de diferentes
frecuencias o la información gravitacional y las neuronas que transmiten las señales hasta el cerebro. La formación del
gradiente de células ciliadas que responden a diferentes frecuencias del sonido está basada en gran medida en el
establecimiento de los planos de polaridad celular.

Arteaga: Las células vellosas y las de soporte se originan de células progenitoras situadas en las áreas sensoriales específicas
del otocisto. Estas áreas sensoriales corresponden a las que posteriormente serán las crestas ampollares de los conductos
semicirculares, las máculas del utrículo y el sáculo, y el órgano espiral del conducto coclear. Las señales Notch están
implicadas en la definición de los límites de las áreas sensoriales y las células precursoras de estas áreas expresan Notch-1 y
JAG-1. Posteriormente, la expresión de Match-1 regula la diferenciación de estas células en las células vellosas.

- Formación del órgano de Corti.


Arteaga: Entre la quinta y la octava semana se realiza la morfogénesis de las estructuras del oído interno, aunque la
histodiferenciación concluye posteriormente. En la quinta semana, del otocisto se inicia la formación de los canales
semicirculares por la expansión de tres bolsas aplanadas en cuyo centro las paredes se fusionan y reabsorben, quedando sólo el
borde de las bolsas que son los canales semicirculares. A partir de la sexta semana se separan el utrículo y el sáculo, y el sáculo
del conducto coclear. El conducto coclear se forma del extremo de la porción sacular que se alarga y se enrolla. El órgano
espiral se desarrolla de la pared del conducto coclear. Los ganglios vestibular y espiral aparecen por delimitación del otocisto.

Carlson: Los precursores epiteliales de los conductos semicirculares expresan el homeobox del gen del factor de transcripción
Nkx-5-1, que es importante para el desarrollo de la porción vestibular dorsal del oído interno. Existen otros factores de
transcripción que desempeñan un papel en la formación de los conductos semicirculares. En ausencia de Otx1 no se forma el
conducto semicircular lateral, y para que se desarrollen los conductos semicirculares anterior y posterior se precisa la expresión
del factor de transcripción con homeobox Dlx-5. La parte coclear del otocisto comienza a alargarse en forma de espiral, y
completa una vuelta entera hacia la octava semana, y dos vueltas sobre la décima semana. El último medio giro de la espiral
coclear (hasta completar un total de dos vueltas y media) no se forma hasta la semana 25.

Langman: En la sexta semana del desarrollo el sáculo genera una evaginación tubular en su
polo inferior. Esta evaginación, el conducto coclear, penetra al mesénquima circundante siguiendo un trayecto espiral hasta el
final de la octava semana, en que ha completado 2.5 giros. En la séptima semana las células del conducto coclear se diferencian
en el órgano espiral de Corti, que transduce las vibraciones del sonido en señales eléctricas para la audición.

- Formación de la membrana tectoria.


Al inicio las células epiteliales del conducto coclear son similares entre sí. No obstante, al continuar el desarrollo conforman
dos elevaciones: la cresta interna, el futuro limbo espiral, y la cresta externa. La cresta externa forma una fila interna y tres
o cuatro filas externas de células ciliadas, las células sensoriales del sistema auditivo. Están cubiertas por la membrana
tectoria, una sustancia gelatinosa fibrilar unida al limbo espiral y cuya punta reposa sobre las células ciliadas. Las células
sensoriales y la membrana tectoria constituyen, en conjunto, el órgano de Corti. Los impulsos que recibe este órgano son
transmitidos hacia el ganglio espiral y luego al sistema nervioso por medio de las fibras auditivas del nervio craneal VIII.

- Cómo se da la inervación del epitelio sensorial.


Langman
Al inicio las células epiteliales del conducto co-clear son similares entre sí. No obstante, al continuar el desarrollo conforman
dos elevaciones: la cresta interna, el futuro limbo espiral, y la cresta externa. La cresta externa forma una fila interna y tres o
cuatro filas externas de células ciliadas, las células sensoriales del sistema auditivo. Están cubiertas por la membrana tectoria,
una sustancia gelatinosa fibrilar unida al limbo espiral y cuya punta reposa sobre las células ciliadas. Las células sensoriales y
la membrana tectoria constituyen, en conjunto, el órgano de Corti.
Los impulsos que recibe este órgano son transmitidos hacia el ganglio espiral y luego al sistema nervioso por medio de las
fibras auditivas del nervio craneal VIII.
Las células en el ámpula forman una prominencia, la cresta ampular, que contiene células sensoriales para el mantenimiento del
equilibrio. Áreas sensoriales similares, las máculas acústicas, se desarrollan en las paredes del utrículo y el sáculo. Los
impulsos generados por las células sensoriales de la cresta y la mácula como consecuencia del cambio de posición del cuerpo
son transmitidos al cerebro por las fibras vestibulares del nervio craneal VIII.
Durante la formación de la vesícula ótica un grupo pequeño de células se desprende de su pared y constituye el ganglio
estatoacústico.
Otras células de este ganglio derivan de la cresta neural. El ganglio de manera subsecuente se divide en porciones coclear y
vestibular, que aportan las células sensoriales al órgano de Corti, y las correspondientes para el sáculo, el utrículo y los
conductos semicirculares, respectivamente.

- Desarrollo de las estructuras accesorias de la cóclea (membrana basilar, estría vascular y membrana de
Reissner).
Arteaga
La estría vascular está situada en la pared lateral del conducto coclear y está formada por un epitelio vascularizado que secreta
la endolinfa. Se forma a partir del epitelio del conducto coclear que se origina del epitelio del otocisto en el que se incorporaron
las células de la cresta neural. La endolinfa es importante para el funcionamiento de las células vellosas del oído interno.
KCNQ-1 y KCN-1 codifican proteínas asociadas con canales de potasio en las células de la estría vascular, importantes para la
secreción del potasio en la endolinfa. Las mutaciones de estos genes causan sordera.

Langman
El mesénquima que circunda al conducto coclear se diferencia pronto en cartílago. En la décima semana esta cubierta
cartilaginosa experimenta vacuolización y se crean dos espacios perilinfáticos, la rampa vestibular y la rampa timpánica. El
conducto coclear queda, entonces, separado de la rampa vestibular por la membrana vestibular y de la rampa timpánica por la
membrana basilar.

2) Auxiliándose del siguiente esquema, explique brevemente el desarrollo del oído medio y externo.

Oído medio
El oído medio se desarrolla a partir de la primera bolsa faríngea, de mesénquima de la cresta neural y del mesodermo de los dos
primeros arcos faríngeos.
En la cuarta semana, la primera bolsa faríngea crece lateralmente hacia la primera hendidura faríngea y esta proyección forma
el receso tubotimpánico. De la porción distal se forma la cavidad timpánica y de la porción proximal la trompa o tuba
faringotimpánica, que comunica a la cavidad timpánica con la faringe.
Los huesecillos del oído se desarrollan a partir de condensaciones de mesénquima de la cresta neural de los primeros y
segundos arcos faríngeos. El mesénquima se diferencia en los precursores cartilaginosos de los huesecillos que posteriormente
se osifican. Del mesénquima del primer arco se originan el martillo y el yunque, y del segundo arco, el estribo.
El receso tubotimpánico rodea a los huesecillos incluidos en un mesénquima que desaparece al final de la gestación por un
proceso de cavitación, y el epitelio de origen endodérmico de la cavidad timpánica tapiza el interior de la cavidad así formada.
Los huesecillos quedan libres en el interior de la cavidad, unidos a su pared por ligamentos de sostén derivados del
mesénquima de la cresta neural.
Carlson
Desarrollo del oído medio
La formación del oído medio está estrechamente asociada con el desarrollo del primer y del segundo arcos faríngeos.
La cavidad del oído medio y la trompa auditiva se originan de una expansión de la primera bolsa faríngea denominada surco
tubotimpánico. Dicho origen asegura que tanto la cavidad del oído medio como la trompa auditiva estén revestidas por un
epitelio de origen endodérmico.

Al final del segundo mes de gestación, el extremo ciego del surco tubotimpánico (primera bolsa faríngea) se aproxima a la
porción más interna de la primera hendidura faríngea. Sin embargo, estas dos estructuras todavía se encuentran separadas por
una masa mesenquimatosa. Más tarde el epitelio de origen endodérmico del surco tubotimpánico se adosa al ectodermo que
reviste la primera hendidura faríngea, aunque ambos siempre están separados por una fina capa mesodérmica. Este complejo,
que contiene tejidos procedentes de las tres capas germinales, forma la membrana timpánica (tímpano). Durante la vida fetal, el
anillo timpánico, un hueso en forma de anillo originado a partir de la cresta neural, sirve de apoyo a la membrana timpánica. En
etapas posteriores el anillo timpánico es absorbido por el hueso temporal.
Alrededor de la sexta semana aparece una delgada condensación de mesénquima derivado de la cresta neural, en posición
dorsal al final del surco tubotimpánico. De esta condensación se forman de manera gradual los huesecillos del oído medio.
Estos huesecillos, que descansan en un lecho de tejido conjuntivo embrionario muy laxo, se extienden entre la superficie
interna de la membrana timpánica y la ventana oval del oído interno. Durante el octavo y el noveno mes, la muerte celular
programada y otros procesos de reabsorción dejan libre de un modo gradual la cavidad del oído medio, y los huesecillos
quedan suspendidos en su interior. La desaparición del tejido conjuntivo de la cavidad del oído medio coincide con la
expansión del epitelio de origen endodérmico del surco tubotimpánico, que en última instancia tapiza toda la cavidad.
El origen de los huesecillos del oído medio es doble. Los estudios de anatomía comparada indican que el martillo y el yunque
se originan del mesénquima derivado de la cresta neural del primer arco faríngeo, mientras que el estribo procede del
mesénquima del segundo arco.
El músculo tensor del tímpano (músculo del martillo), que se inserta en el martillo, deriva del mesodermo del primer arco y es
inervado por el nervio trigémino (V nervio craneal). El músculo estapedio (músculo del estribo), asociado al estribo, se origina
a partir del segundo arco y es inervado por el nervio facial (VII nervio craneal), que inerva las estructuras derivadas de dicho
arco.
Desarrollo del oído externo
El oído externo (pabellón auricular) deriva de tejido mesenquimatoso del primer y segundo arcos faríngeos, que flanquean la
primera hendidura faríngea (hiomandibular). Durante el segundo mes, a cada lado de la primera hendidura faríngea comienzan
a desarrollarse tres masas nodulares de mesénquima (tubérculos auriculares). Los tubérculos auriculares se agrandan de manera
asimétrica hasta coalescer en una estructura reconocible como el oído externo.
Durante su formación, los pabellones auriculares se desplazan desde la base del cuello hasta su localización normal en el adulto
a ambos lados de la cabeza.
El meato auditivo externo toma su forma al final del segundo mes, a partir de una invaginación de la primera hendidura
faríngea. A principios del tercer mes, el epitelio ectodérmico del meato en desarrollo comienza a proliferar, formando una masa
sólida de células epiteliales denominada tapón meatal. En las últimas etapas del período fetal (alrededor de la semana 28) se
forma un canal en el interior del tapón metal, que extiende el meato auditivo externo existente hasta el nivel de la membrana
timpánica.
El desarrollo del oído medio depende de señales moleculares como la endotelina (EDN-1), el factor de crecimiento fibro-
blástico 8 (FGF-8) y el ácido retinoico, que se ha demostrado que intervienen en el desarrollo de los arcos faríngeos. Las
mutaciones en EDN-1, FGF-8 o el receptor del ácido retinoico afectan el desarrollo de los huesecillos del oído.
El oído externo se desarrolla del primer surco faríngeo y los dos primeros arcos faríngeos.
La membrana timpánica separa el oído medio del externo. La membrana timpánica se forma de las tres hojas germinativas:

* El ectodermo superficial, que recubre el primer surco faríngeo que se diferencia en el epitelio que forma la superficie externa
de la membrana timpánica y que se continúa con la epidermis del conducto auditivo externo.
* El mesodermo del primer y segundo arcos faríngeos, que se diferencia en el mesénquima del que se origina el tejido
conectivo que forma la capa media de la membrana.

* El endodermo del receso tubotimpánico, que se diferencia en el epitelio de la superficie interna de la membrana timpánica y
se continúa con el epitelio de la cavidad timpánica.
El conducto auditivo externo se forma al final del segundo mes por la invaginación del primer surco faríngeo.
Al inicio del tercer mes, el epitelio, de origen ectodérmico, del fondo del conducto en desarrollo prolifera y forma el tapón
metal que se canaliza alrededor de la semana 28, y así el conducto auditivo externo se extiende hasta la membrana timpánica.
El pabellón auricular comienza su formación en la sexta semana a partir de seis protuberancias, los tubérculos auriculares,
alrededor del primer surco faríngeo del que se desarrolla el conducto auditivo externo. Tres tubérculos se forman en el primer
arco faríngeo y los otros tres en el segundo. De los tubérculos del primer arco surgen parte del hélix, la concha y el trago, y de
los tubérculos del segundo arco, el hélix, el antihélix, el antitrago y el lóbulo.
Desarrollo del oído externo
El oído externo (pabellón auricular) deriva de tejido mesenquimatoso del primer y segundo arcos faríngeos, que flanquean la
primera hendidura faríngea (hiomandibular). Durante el segundo mes, a cada lado de la primera hendidura faríngea comienzan
a desarrollarse tres masas nodulares de mesénquima (tubérculos auriculares). Los tubérculos auriculares se agrandan de manera
asimétrica hasta coalescer en una estructura reconocible como el oído externo.
Durante su formación, los pabellones auriculares se desplazan desde la base del cuello hasta su localización normal en el adulto
a ambos lados de la cabeza.
El meato auditivo externo toma su forma al final del segundo mes, a partir de una invaginación de la primera hendidura
faríngea. A principios del tercer mes, el epitelio ectodérmico del meato en desarrollo comienza a proliferar, formando una masa
sólida de células epiteliales denominada tapón meatal. En las últimas etapas del período fetal (alrededor de la semana 28) se
forma un canal en el interior del tapón metal, que extiende el meato auditivo externo existente hasta el nivel de la membrana
timpánica.

También podría gustarte