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1. Escena XII
“ PRÓSPERO y CANTALICIO.
PRÓSPERO.- ¿Qué le han hecho, tata, ellos pa que los trate así?...
CANTALICIO.- A mí... nada. ¿Y yo qué te he hecho a vos para que me vengas con esas cosas?...
PRÓSPERO.- (Displicente.) ¡Bah!... ¡Bah!... ¡Bah!... (Aparte.) Vale más que me vaya.
PRÓSPERO.- Digo, que si volvemos a las andadas... vale más que vaya al trabajo...
2. Escena XIV
“ CANTALICIO y PRÓSPERO.
CANTALICIO.- ¿Lo has visto al gringo?... Miralo qué contento. Ha husmeado que no le traigo la
plata... ¡Hum!...
PRÓSPERO.- ¿Y?...
CANTALICIO.- (Desconcertado.) Es que todo eso es tuyo también... que nos quedaremos los
dos sin nada...
CANTALICIO.- Mirá, Próspero... No empecés con esas cosas... Viá creer que ya me has perdido
el poco cariño que me tenías... Vení aquí, a mi lado... ¡Sentate!... ¿Te parece cosa linda que de
la mañana a la noche, un estrangi del diablo, que ni siquiera argentino es, se te presente en la
casa en que has nacido, en que te criaron tus padres y vivieron tus agüelos... se te presente y
te diga: fuera de acá; este rancho ya no es suyo, ni ese campo es suyo, ni esos ombuses ni esos
corrales, ni esos cercos son suyos?... (Conmovido.) ¿Te parece justo y bien hecho?...
PRÓSPERO.- Yo no le digo que sea justo, tata. Digo... que no tengo la culpa... Usted sabe que
desde hace tiempo vivo por mi cuenta y de mi trabajo. Jamás me he metido en sus negocios...
PRÓSPERO.- Y si pudiera pagarle a don Nicola lo que usted le debe, lo haría con mucho gusto...
CANTALICIO.- Entonces crees que debo quedarme tan fresco y dejar que éstos me pateen el
nido.
PRÓSPERO.- ¡Qué más remedio! Si usted me hubiese dado el campito cuando yo se lo pedí pa
sembrarlo, no se vería en este trance; pero se empeñó en seguir pastoreando esas vaquitas
criollas que ya no sirven ni pa... insultarlas, y cuidando sus parejeros y puro vivir en el pueblo, y
dele al monte y la taba... y, amigo... a la larga no hay cotejo...
CANTALICIO.- ¡Velay!... ésa no me la esperaba... Llegar a esta edá pa que hasta los mocosos me
reten... ¡Salite de acá, descastao!...
CANTALICIO.- ¡No digo!... Conque «bisogna» ¿no?... ¡Te has vendido a los gringos!... ¿Por qué
no te ponés de una vez una caravana en la oreja y un pito en la boca y te vas por ahí a jeringar
a la gente?... ¡Renegao!... ¡Mal hijo!... ”
Estos fragmentos de «La Gringa» fueron elegidos ya que sentimos que son los que más
perfectamente expresan la tensión entre dos comunidades en la Argentina de 1904: nativos
criollos argentinos e inmigrantes europeos que venían a buscar trabajo. Frente a la masiva ola
de inmigración europea que hospedó Argentina entre 1860 y 1930, los ciudadanos argentinos
se sintieron desplazados por los europeos, quienes venían con una cultura y laboral de alta
sumisión al patrón y prosperidad. Por esto, los extranjeros presentaban cierta libertad e
individualismo que les molestaba a los nativos, quienes están acostumbrados a las
informalidades argentinas y se sienten amenazados por los inmigrantes.