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Los sectores que se mantuvieron firme a su comportamiento formaban parte de La sociedad rural,
se oponía a las industrias que pudieran afectar sus exportaciones porque ”se debía comprar a
quien nos compra“ y se opusieron a la mecanización.
1931: se creó la comisión de fomento de extracción de sangre, defendía el uso del caballo en el
agro para promover el trabajo y la seguridad nacional, oponiéndose al tractor ya que lo
consideraba costoso y demandante de divisas frente al caballo que se sostiene a sí mismo.
El plan de pinedo:
Fue presentado por el ministro de hacienda en 1940 y rechazado por el congreso. Aunque fue
presentado como un proyecto industrialista, era solo una propuesta para superar la emergencia
que vivía el país al iniciarse la SG. El proyecto constaba de varias partes; de las cuales solo una era
fabril:
A. Proponía financiar la industria con créditos a 15 años. Debía ser aplicado a través de
bancos e identidades financieras del sector privado. Los aspectos centrales se concretaron
en 1944 con la creación del banco industrial de la Rep. Arg.
No explicaba que industria se debía promover, pero insistía en no producir aquello que el
país importaba para no afectar las posibilidades de no exportar. Se dudaba si estos
créditos estaban pensados para estimular inversiones o para proteger a los empresarios.
B. Proponía también impulsar la construcción mediante créditos serviciales resolviendo los
problemas de vivienda y desempleo. La mitad aprox de los materiales utilizados en
viviendas eran importados y proponía que se realizaran obras simples cuyo carácter no
generara demanda de divisas.
Bunge fue el que impulso la idea de la construcción, destacaba el rol de esa actividad
como promotora de empleo y progreso. El rechazo del plan postergo que se construyeran
hasta mediados de la década del 40, cuando el gobierno peronista lanzo la construcción
masiva de casas de confección sencilla para evitar presiones del lado de las importaciones.
C. Dos aspectos:
1. Financiamiento de las cosechas que no se podían exportar.
2. Proponía emitir bonos que era la parte más costosa del proyecto.
D. Planteaba utilizar el excedente de divisas con GB para comprar acciones de las empresas
ferroviarias.
Los principales aspectos de este fueron concretados en años siguientes, la única medida que
no tuvo eco fue la de crear una zona de libre comercio con los países vecinos, pedida por
Bunge desde la década de 20.
a. Porque el propio gobierno argentino tendió a prohibir diversas exportaciones por temor a
que se desatendiera el mercado interno.
b. Porque los propios industriales estaban más cómodos colocando su producción en el
protegido mercado local.
La opción por el aumento de salarios ofreció la salida a ese problema. Las respuestas se
realizaban en condiciones que no permitían un avance técnico que sostuviera el auge.
Pinedo insistía en garantizar la estabilidad industrial para después de la guerra. En esto difería
de quienes estaban convencidos de que ciertas fabricas artificiales deberían desaparecer luego
el regreso a la “normalidad”.
Perón afirmaba que no se debía apoyar industrias artificiales, era la clásica idea de la relación
especial con quien nos compra.
Si el retorno al agro no se cumplió como pilar de la economía fue por causas ajenas a la
decisión local. En la post guerra el país volvió a sufrir la escases de divisas para importar y eso
exigía sostener la industria local a cualquier costo. La colocación externa de las cosechas no
fue tan fluida, tanto por los cambios en el mercado industrial, como por el local, que no estaba
preparado para crecer. Además, argentina se encontró con que GB tenía una mínima
capacidad de proveer bienes fabriles en condiciones y precios razonables. Argentina esperaba
la recuperación de la economía británica, sin tomar medidas decisivas para reconstruir la
estructura local.
El boicot de EEUU se inició de 1942-49. Washington prohibió diversos envíos estratégicos cuya
falta tuvo una repercusión en la economía nacional. Llego a considerar esencial no permitir la
expansión de la industria pesada a argentina.
El desequilibrio militar que se producía en argentina los llevo a negociar sin éxito la compra de
armas en Alemania. La potencia disponibilidad de divisas que suponían esas adquisiciones no
fue asignada a obtener las instalaciones necesarias para fabricar en el país una parte de esos
equipos.
El gobierno argentino termino por dictar al final de la guerra una ruptura simbólica que no
contribuyo a resolver la situación.
El país se vio obligado a producir en las peores condiciones del contexto, falta de energía,
insumos básicos y de equipos modernos que el proveedor casi único en ese momento se
negaba a entregar. EEUU era la única potencia industrial activa a fin de la segunda guerra y la
única que disponía de la capacidad para proveer ciertos bienes sofisticados. Muchas carencias
locales se resolvieron con iniciativa de ingenieros y técnicos.
Esa carga sobre la economía argentina contribuye a explicar que el gobierno siguiera
respaldado en GB. La elite local esperaba que los británicos compraran carne argentina a
cambio de vender al país los bienes fabriles que este demandaba.
La apuesta a GB:
Con la post guerra tomo decisiones locales que tendían a construir la relación con GB,
ignorado los cambios del mundo. Confiaba en la venta de carnes a GB y acepto utilizar los
créditos en libras ganados durante la guerra. Finalmente, fueron usados para cancelar los
compromisos externos del país y comprar inversiones de origen británico. Por única vez en la
historia dejo de ser una nación deudora.
La libra era inconvertible por eso los créditos argentinos solo podían ser aplicados en dicha
moneda comprando bienes británicos (compra de ferrocarriles).
Luego de adquirir los mismos, acepto comprar rieles y equipos ferroviarios británicos. La
escasez de divisas redujo la posibilidad de comprar mientras que la escasa capacidad
competitiva británica frente por ej a Alemania, Francia, Japón y EE.UU. tendía a modificar esa
conexión.
La apuesta a GB se reflejaba en los sucesivos tratados firmados donde arg lograba una cuota
para la carne a cambio de comprar bienes británicos.
El cambio más apreciable en el ferrocarril fue el retraso de sus tarifas respecto de la evolución
del costo de vida en los primeros años. La baja del valor relativo del transporte genero un
aumento de la demanda que no compensaba la caída de ingresos. Se incorporó personal y se
aumentaron los salarios sufriendo la empresa déficit desde el primer año de la estatización.
El envejecimiento de sus materiales sería una de las trabas para sostener la infraestructura
necesaria para la industria porque no podía ofrecer un servicio adecuado de transporte.
El déficit era la causa mayor del retraso en comprar equipos, aparte de las dificultades para
importar.
Varias naciones europeas y Japón aprovecharon para reconstruir sus ferrocarriles e incentivar
su propia producción siderúrgica y mecánica, abriendo una brecha entre Arg y los mismos.
Un paso estatal en el área fabril fue la creación del DINIE (dirección nac de industrial del
estado), que tomo a su cargo todas las filiales alemanas confiscadas con la declaración de
guerra al eje. Controlaba un conjunto de empresas con escasas conexiones entre si y
diferencias enormes en sus formas técnicas, modos operativos y mercados a los que se
dirigían.
Las empresas no se reconvirtieron ni mostraron capacidad de desarrollar innovaciones
significativas.
Al menos la gran parte de las inversiones resultaron inútiles debido a las interferencias de
otros intereses.
Surgieron problemas sobre su existencia debido a las demandas alemanas que pedían
recuperar la propiedad de sus empresas. En 1954 se comenzó a tratar la devolución de algunas
empresas que se decidió luego del cambio de gobierno en la Arg.
Gas del Estado: que lanzo un plan de provisión de combustible en el ámbito local,
incluyendo la extensión la red domiciliaria urbana y la obra de gasoducto Comodoro
Rivadavia- Bs As, obra que dio origen a Techint, una empresa constructora. La misma
fue fundada por Rocca (italiano), quien prosiguió con la instalación de Siderca.
Agua y energía: creada para producir energía con énfasis en la hidroelectricidad y el
riego. Sus inversiones estimularon el progreso de divisas regionales del interior del
país. Se encontraban en zonas aisladas porque tenían que dejar lugar a las empresas
privadas de servicio eléctrico que tenían el monopolio en Bs As y otras, las cuales no
fueron nacionalizadas hasta mucho después.
La división de facto del servicio eléctrico en empresas públicas y privadas fue una de
las causas que impidieron resolver el abastecimiento de energía. Las empresas
privadas ya no querían invertir y las públicas no podían entrar en ese mercado
protegido.
YPF arribo a la posguerra en una situación difícil debido a la carencia de equipos y repuestos para
sus operaciones. En 1950 paso a formar parte del ENDE (empresa nacional de energía), que le
recorto su autonomía hasta 1955 cuando recupero su situación anterior.
La producción de petróleo se mantuvo estancada desde 1940 hasta 1950 creciendo levemente a
partir de ese entonces sin poder satisfacer la demanda local; la necesidad de importar el resto
consumía gran parte de las divisas ganadas en el comercio exterior, achicándose el monto
disponible para traer equipos industriales. A pesar de ello logro detectar nuevos yacimientos de
petróleo en distintas zonas del país incrementándose el volumen de las reservas.
La exploración de los recursos mineros de su país fue una de sus tareas mayores.
El general Savio comenzó a crear una serie de compañías mixtas con mayor autonomía de gestión
y asociadas con el capital privado. Una fue ATANOR, una empresa química formada como SA con
la participación de diversos intereses que cotiza sus acciones en la bolsa.
Otra fue SOMISA como SA pero con decisiva presencia estatal cuyo proyecto de planta siderúrgica
no pudo progresar. Fue creada por una ley especial a la que enfrento numerosas críticas.
El proyecto avanzo muy lento sin que se compraran las máquinas y equipos necesarios. Las obras
se limitaban a la parte civil. El gobierno norteamericano remato un tren de laminación. Arg ofreció
9 millones de dólares mientras que otro comprador ofreció 400 mil dólares para utilizarlo como
chatarra. Fue así que se adjudicó a SOMISA y fue instalado en la planta.
La planta de SOMISA debía abastecer de acero a los laminadores pequeños del país, como
ACINDAR y SIDERCA.
Una empresa del sector mecánico que retomo dinamismo y actuó como generadora de otras fue
la fábrica militar de aviones de Córdoba que paso a depender de la Aeronáutica. Se apoyó en los
talleres ferroviarios de Córdoba para fabricar algunas piezas y promovió proveedor en la región y
en el país.
La planta no podía llegar a la producción masiva pero exigía una destreza técnica poco habitual en
las empresas mecánicas nacionales. Era un laboratorio de ensayos más que una fábrica.
Las demandas del mercado interno daban ímpetu a diversos sectores. El estímulo provenía del
impacto provocado por el cambio de los precios relativos y por el aumento de los salarios. La suba
de precios de los bienes industriales en 1940 se mantuvo por varias décadas.
El valor de los alimentos no procesados, era similar o menor en la Arg que los EEUU aunque era
mucho mayor en productos industriales.
El aliento en la producción fabril no era suficiente para su crecimiento, el mismo dependía de las
posibilidades de equipamiento para atender a la demanda local. El crecimiento ocurrió en sectores
que podían obtener equipos o accedían a las escasas divisas disponibles.
SIAM fue uno de los casos más notables de expansión durante ese periodo debido a su posición en
el mercado de bienes de consumo durables. Los técnicos del mismo sostenían que la empresa
debía renovar sus equipos ya que la mayoría eran antiguos. El gran auge de la empresa fue en
1952 cuando lanzo su producción de motonetas.
No todos tuvieron la misma experiencia positiva. La empresa BALLESTER MOLINA debió cerrar a
fines de los 40 por falta de medidas de protección oficial.
Las ventajas de capitalización fácil en el mercado local chocaban con las dificultades para instalar
equipos. La cámara de industria metalúrgica reclamaba continuamente mayores facilidades para
importar, además señalaba el riesgo de que los capitales no se orienten hacia la industria básica si
el gobierno no le daba el apoyo necesario en todos los aspectos de la construcción de la
infraestructura. El país carecía de industrias básicas que le permitieran autoabastecerse de
insumos y no contaba con su capacidad para fabricar equipos de producción. El stock de bienes de
capital instalados era insuficiente al igual que la escasez del personal calificado para ciertas tareas.
El recurso a la importación era difícil de aplicar, el país no generaba suficientes divisas con sus
exportaciones y no había crédito internacional disponible. Se cerraba un círculo vicioso: el agro no
podía generar más divisas y estas eran necesarias para renovar e impulsar una industria que no
podía ser atendida por falta de equipos.
El país disponía de ahorro y las empresas fabriles ganaban dinero. Lo que no era posible era
convertir esas ganancias en divisas y el nuevo capital productivo.
Los acuerdos con GB llevaron al gobierno a subsidiar a los frigoríficos para vender la carne a bajo
precio en los años de posguerra, los mismos fueron concedidos a través del IAPI y por medio del
Banco Industrial.
En 1950 Swift retiro su sede de la Arg y organizo en EEUU una empresa independiente la
internacional PACKERS. En el mismo año Arg obtiene del EXIMBANK un crédito que utilizo para
cancelar deudas y atender las demandas para la remisión de ganancias y regalías de las filiales
argentinas.
Los matrices de los frigoríficos locales estaban en retroceso debido a la pérdida de su espíritu
empresario y el privilegio otorgado a los beneficios extranjeros.
Las plantas argentinas sobrevivían gracias al intenso apoyo del gobierno local. Poco a poco fueron
cerrando en las décadas del 50-60 mientras el estado se hacía cargo de las instalaciones, los
pasivos y el personal.
La CAP organizada para defender a los ganaderos se hizo cargo de la totalidad de esas plantas
asumiendo los costos hasta que dejaron de funcionar.
La protección oficial se extendió a los ingenios azucareros que recibieron créditos del banco
industrial sin relación alguna con sus decisiones de invertir. En 1945 se creó el Fondo Regulador
Azucarero que estimulaba la producción a costos más altos; los rendimientos caían mientras la
actividad se estancaba.
A partir de 1948 quiebras y cierres de plantas se hicieron frecuentes. No hubo más expropiaciones
pero las sucesivas crisis señalaban la falta de inversiones que renovaron la producción.
Arroja un total de un millón de obreros en el sector. Las empresas han culminado ya el proceso de
absolución simple de la mano de obra y están a la espera de crecer sobre la base de incorporar
maquinas que no pueden obtener por la carencia de divisas.
La concentración de la producción continúo elevada tanto por la presencia de las plantas más
antiguas como por el ingreso de empresas grandes en el periodo intercensal.
Se concentraba geográficamente en Bs As
Volver al campo
Frente a la crisis de divisas el gobierno decidió impulsar las exportaciones agrarias, en 1947 el
gobierno decidió volver al campo y debieron establecerse todas las medidas de promoción
industrial. En 1948 se limitó el crédito para instalar nuevas industrias con el argumento de la
escases de mano de obra y en 1950 se fomentó al sector agrario con tasas de interés diferenciales
y plazos más largos. El sistema de promoción fabril quedo subordinado a la necesidad de generar
divisas en el sector externo.
Esto reflejaba la falta de interés en el agro. Fabricar carne o trigo, manteca o lana no es menos
respetable que fabricar tornillos o vigas de hierro. El tema clave para subsanar esas deficiencias
técnicas quedaba subordinado a la polémica sobre el status relativo de cada actividad.
El brusco aumento salarial de mediados de la década del 40 modifico la distribución del ingreso
nacional y la dinámica del mercado interno. El aumento del poder de compra de los trabajadores
se volcó al consumo, modificando el perfil de la demanda y alentando la producción local, en un
círculo que agoto su efecto cuando ya no se pudo seguir importando maquinas e insumos. El
aumento salarial fue uno de los pilares de una estrategia de contenido populista en busca de la
colaboración de clases.
La aplicación de esas ideas llevo a alentar una estructura sindical basada en las comisiones de
fábrica que comenzó a controlar el ritmo de trabajo y las decisiones internas de cada planta. Se
montó en paralelo con el aumento del salario.
Los obreros adquirieron una consciencia en su poder que marco sus aptitudes sociales y los
patronales descubrieron que no podían mantener la disciplina antes de imaginar si quiera las
posibilidades del taylorismo.
Como resultado los trabajadores se abrazaron a esa nueva fuente de poder mientras que los
empresarios desistían de invertir las limitaciones externas.
La UIA fue intervenida en 1946 hasta que en 1953 se terminó de crear la Confederación general
económica (CGE) que pretendía representar a todo el empresariado.
La presión sindical para incorporar a los capataces, empleados y técnicos a su organización, que
borraba los límites entre estratos sociales y la falta de normas sin límites para la actividad de las
comisiones internas. El objetivo de revertir este estado comenzó a llevarse a cabo después del
golpe de estado de 1955.
A comienzos de la década del ’50, se replanteo el proceso industrial. La producción no crecía por
falta de máquinas, solo podían venir del exterior, pero el país no generaba las divisas para
comprarlo. Tampoco se veían posibilidades a mediano plazo por las dificultades del agro para
aumentar la oferta exportable. La única fuente visible eran las empresas trasnacionales,
dependiendo de su disposición a aportar esos equipos bajo la forma de inversiones directas.
Eran vista como portadoras de dinamismo que traerían tecnología y renovarían los ya muy
antiguos métodos productivos locales.
El interés nacional por expandir esos rubros se relacionaba también con la disposición de las
trasnacionales a ampliar sus actividades a nivel mundial. La inserción de las mismas en el mercado
interno traerían un problema si vendían caro, y otro si lo hacían barato. Este proyecto se presento
como nacional y se lo caracterizo como industrialización sustitutiva de importaciones.
1953: gobierno peronista promulgo la primera disposición referida a la inversión extranjera, que
buscaba atraer empresas a la producción metal, mecánica en Córdoba. En efecto luego de la ley se
lanzó una licitación para privatizar la fábrica de tractores que estaba instalando la FMA (fábrica
militar de aviones)
La FMA quedo como socio minoritario que aportaba las instalaciones y los equipo existentes
Ingenios azucareros y grandes frigoríficos, fábricas de cerveza, numerosas textiles y hasta las
primeras plantas metalúrgicas habían llegado a un punto crítico.
Una comisión especial que estudio el tema fabril durante la crisis de 1963 señalo que los
empresarios industriales no tuvieron mayor preocupación por los costos durante mucho tiempo a
la espera de que un retorno a la inflación habría de resolverles sus principales problemas,
esperaban volver a lo de antes.
Esas empresas no invertían y envejecían a ojos vista mientras se renovaban otras actividades del
espectro fabril.
Los primeros en cerrar sus puertas fueron los frigoríficos. Esas empresas tenían grandes
dificultades incluso para mantener sus posiciones en el mercado mundial mientras sufrían el
desafío de los nuevos frigoríficos locales medianos que tomaban el mercado interno. En 1968 el
gobierno inglés volvió a cerrar el ingreso de la carne argentina por razones sanitarias, la medida se
resolvió luego pero marco rotundo fin de la relación especial entro los dos países y el final del
largo periodo de venta de carne sin esfuerzo comercial.
Uno de los últimos en cerrar fue el Switf. En vez de evolucionar hacia la lógica productiva, esas
empresas tendían a mantenerse bajo el predominio financiero.
Las plantas fabriles de la empresa, muy envejecidas, no eran ámbito de creación de riqueza sino
una excusa para ganancias ilícitas.
La solución no fue el cierre sino el paso a la administración estatal de esas plantas. El objetivo
manifiesto era evitar problemas de empleo. Nadie se preocupaba por la eficiencia del sector. A
semejanza de la década del treinta esa política era conservadora en el sentido de que no deseaba
cambiar ni corregir nada.
Su desaparición final demando de 10 a 15 años más, hasta que algunos edificios fueren demolidos
y otros convertidos en shoppings.
Un fenómeno similar ocurrió con algunos ingenios azucareros con equipos no menos obsoletos.
En 1966 esos ingenios fueron intervenidos por el gobierno militar del general Ongania como parte
de una serie de conflictos políticos que desembocaron en el “operativo Tucumán”. Las dificultades
no fueron resueltas y el estado termino haciéndose cargo de varias plantas.
Esta misma siguió operando en esos ingenios que fueron vendidos una década más tarde al sector
privado.
La misma ocurrió con otros ingenios que fueron cerrando en el ínterin, mientras que algunos
ensayaron renovar sus equipos, diversificas y expandir su producción y ganar en eficiencia. La
mejora de esas plantas no alcanzo a modificar el panorama global. El rendimiento agrario mejoro
durante la década 1963/73 para volver a caer en la década siguiente.
Algunas empresas antiguas basadas en distintas ramas comenzaron a seguir el mismo camino.
Los periódicos bautizaron a esa práctica como vaciamiento de empresas, aludiendo al hecho de
que sus dueños no dejaban nada de ellas salvo el cascaron
El listado de grandes empresas se modifica en ese periodo por la salida de las antiguas tanto como
por el ingreso de las nuevas.
En todos los casos el estado asumió un rol de hospital de empresas en mal estado, se hizo cargo de
ellas y las mantuvo en marcha exhibiendo notable incapacidad para salir luego de esa trampa.
Cuando esas empresas fueron vendidas de nuevo al sector privado, el deterioro de sus fábricas era
tal que ya no servían para sus fines originales o requerían inversiones de enrome magnitud para
recuperar posiciones.
Se notó el intento estatal de salvaguardar de algún modo esas viejas estructuras productivas,
como ocurrió con las minas de carbón y la siderurgia en la GB de la posguerra. Ese país fue una
excepción y no por casualidad ha perdido posiciones desde entonces.
Uno de los aspectos notables de la experiencia argentina fue la extensión del proceso de
vaciamientos y cierres, tanto por la cantidad como por la dimensión de las empresas afectadas.
La salida del mercado de esas empresas fue acompañada por la venta de otras al capital
extranjero. El caso más discutido en ese entonces fue el de las grandes empresas tradicionales de
cigarrillos, que cedieron casi simultáneamente su propiedad a las transnacionales que repartían el
mercado mundial.
La conjunción de las medidas de shock de 1958 tuvo claros efectos positivos en el mediano plazo.
El crecimiento industrial tomo impulso a partir de 1953, se aceleró desde 1958 y continuo su
marcha hasta 1974. El único momento crítico de ese largo periodo fue el provocado por la crisis
del sector externo desatada en 1962 que afecto a toda la economía nacional.
La intensa crisis que se originó en la balanza de pagos fue una de las más duras sufridas por la
argentina.
Sus efectos se agravaron aún más por la respuesta oficial, la política económica contrajo
bruscamente la demanda interna, colocando a la industria frente a una situación difícil.
Uno de los resultados fue el crecimiento de las ramas nuevas dentro de la producción fabril, a su
vez en expansión. Entre 1954 y 1974 el conjunto de las ramas metal mecánicas paso de aportar el
33% del valor agregado.
Es evidente que ese avance implico una tasa de crecimiento muy superior a la del conjunto fabril a
lo largo del periodo.
Ese cambio refleja una con junción de factores. En primer lugar, el ingreso de nuevas plantas
modifico el rendimiento general de la industria, es probable que ese impacto que se produjo de
una sola vez, haya sido causa decisiva de los cambios observados. Además, el avance de los
sectores modernos, fue más rápido que el de los otros.
Las restricciones tecnológicas el pasado habían contribuido a tender un manto de sombra sobre
las carencias organizativas de la producción local, originadas, en la mayoría de las empresas
tradicionales, en la actitud de patrones con escaso interés productivo que dejaban un rol
secundario a los técnicos.
1968 la mano de obras empleada en algunas plantas fabriles argentinas de productos estándar era
dos a tres veces mayor que la de sus similares de los EEUU equipadas en forma análoga.
Un estudio de la industria local de máquinas herramientas llevado a cabo en 1972 señalo que la
mitad del universo de 100 empresas observadas no realizaba controles de calidad y qye eran pocas
las que tenían un programa razonable al efecto.
El cambio político de 1955 genero una larga crisis en el seno de las elites tradicionales del país.
La falta de debate del periodo anterior se transformó en una confusa discusión en torno del
diagnóstico de la situación argentina. La crisis en el seno del gobierno militar en el periodo
1955/57 reflejaba esos dilemas, que no fueron superados con el arribo a la presidencia de la
nación de Frondizi: su estrategia de cambios fue gradualmente bloqueada por los problemas
económicos que ella misma creaba.
La crisis política-militar abierta a fines de la década del 60 concluyo con las elecciones de 1973,
que posibilitaron el retorno del peronismo al gob. Este no pudo resolver los problemas planteados
y no logro superar la muerte de su líder, que abrió el camino a la reconstrucción política de la elite
tradicional.
Esta asumió con un nuevo proyecto, que capitalizaba la experiencia previa, en el golpe de 1976.
La crisis de la elite dirigente se confundía con la crisis política: abría paso a un curioso
desplazamiento de culpa en el que cada uno acusaba al otro de frustración nacional.
Las repetidas afirmaciones de Pinedo en defensa del sector agropecuario como eje de la
producción argentina, eran enérgicas en 1961 siguieron hasta su muerte en 1971.
La opinión de la UIA no se diferenciaba en lo esencial de aquellas. La entidad comenzó a
reconstituirse desde arriba, en 1955 gracias a un decreto oficial, con los mismos dirigentes que la
habían conducido antes de 1946, ese grupo forjo de nuevo un sistema de control interno.
La UNIA prefirió mantenerse todo ese periodo junto a las otras instituciones tradicionales de la
elite en defensa de actitudes y propuestas que ignoraban el rol clave de la lógica productiva.
La dirigencia de la entidad seguía dominada por los dueños de las empresas más antiguas,
carentes de capacidad técnica y de espíritu de eficiencia.
Las intrincadas relaciones de los miembros de la tradicional elite fabril mezclaban los nexos de
familia con las actividades de negocios hasta límites difíciles de imaginar en una sociedad
moderna.