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21 Hegemonía y,
Intelle ctua 1s y la
An to nio Gramsci
I Hegemonía
De Gramsci, A., Selection from Prison Notebooks (trans. Quintin Hoare y Geoffrey Nowell-
Smith), Lawrence & Wishart, Londres, 1971.
Hegemonía, intelectuales y Estado zi i
grupo dominante prevalezca, pero sólo hasta cierto punto, es decir, dejando de
lado el interés económico estrechamente corporativo (pp. 181-2).
'' ' f) Toda relación de "hegemonía" es necesariamente una relación educativa y ' .
, se produce no sólo dentro de una nación, entre las diversas fuerzas de las que la
nación es
., . compuesto, sino en el internacional y mundial celebrado, entre complejos de
civilizaciones nacionales y continentales"(p. 350)
2 I ntelectuales
(a) Todo grupo social, al nacer en el terreno original de una función esencial
en el mundo de la producción económica, crea junto a sí, orgánicamente, uno o
varios estratos intelectuales que le confieren homogeneidad y conciencia de
su propia función no sólo en lo económico, sino también en lo social y en lo
político. El empresario capitalista crea junto a sí al técnico industrial, al
especialista en economía política, a los organizadores de una nueva cultura,
de un nuevo sistema jurídico, etc. [...]
Si no todos los empresarios, al menos una élite entre ellos debe tener la
capacidad de ser organizadora de la sociedad en general, incluyendo todo su
complejo organismo de servicios, hasta el organismo estatal, debido a la
necesidad de crear las condiciones más favorables para la expansión de su
propia clase; o al menos debe poseer la capacidad de elegir a los adjuntos
(empleados especializados) a quienes confiar esta actividad de organizar el
sistema general de relaciones externas a la propia empresa. Se puede observar
que los intelectos "orgánicos" que toda nueva clase crea junto a sí misma y elabora
en el curso de su desarrollo son, en su mayor parte, "especializaciones" de
aspectos parciales de la actividad primitiva del nuevo tipo social que la nueva
clase ha puesto de relieve (p. 5).
(b) ¿Cuáles son los límites "máximos" de aceptación del término "intelectual"?
¿Se puede encontrar un criterio unitario que caracterice por igual todas las
actividades diversas y dispares de los intelectuales y que las distinga al mismo
tiempo y de manera esencial de las actividades de otros grupos sociales? El error
de método más extendido me parece el de haber buscado este criterio de
distinción en la naturaleza intrínseca de las actividades intelectuales, en lugar
de hacerlo en el conjunto del sistema de relaciones en el que estas actividades
(y por tanto los grupos intelectuales que las personifican) tienen su lugar dentro
del complejo general de las relaciones sociales. En efecto, el obrero o el
proletario, por ejemplo, no se caracteriza específicamente por su trabajo
manual o instrumental, sino por realizar este trabajo en unas condiciones y en
unas relaciones sociales determinadas (aparte de la consideración de que el
trabajo puramente físico no existe [...J: en todo trabajo físico, incluso en el más
degradado y mecánico, existe un mínimo de cualificación técnica, es decir, un
mínimo de actividad intelectual creadora). Y ya hemos observado que el
empresario, en virtud de su propia función, debe poseer en cierta medida un
cierto número de cualificaciones de carácter intelectual aunque su papel en la
sociedad no esté determinado por éstas, sino
Hegemonía, IntelectuaJs y el Sœte zi4
¡'!
por las relaciones sociales generales que' caracterizan específicamente la posición
del empresario en la industria.
Todos los hombres son intelectuales, se podría decir por tanto: pero no todos los hombres tienen en la
sociedad
la función de los intelectuales.
Cuando se distingue entre intelectuales y no intelectuales, en realidad sólo se
hace referencia a la función social inmediata de la categoría profesional de los
intelectuales, es decir, se tiene en cuenta la dirección en la que se orienta su
actividad profesional específica, ya sea hacia la eldboración intelectual o hacia el
malestar músculo-nervioso. Esto significa que, aunque se puede hablar de
intelectuales, no se puede hablar de no intelectuales, porque los no intelectuales
no existen. Pero incluso la relación entre esfuerzo de elaboración intelectual-
cerebral y esfuerzo músculo-nervioso no es siempre la misma, de modo que existen i
diversos grados de actividad intelectual específica. No existe ninguna actividad "
humana de la que pueda excluirse toda forma de participación intelectual: El
Homo /n6er no puede separarse del Homo snpieiis. Cada hombre, en fin, al
margen de su actividad profesional, ejerce alguna forma de actividad intelectual,
es decir, es un "filósofo", un artista, un hombre de gusto, participa en una
determinada concepción del mundo, tiene una línea consciente de conducta
moral y, por tanto, contribuye a sostener una concepción del mundo o a
modificarla, es decir, a hacer nacer nuevos modos de pensamiento (pp. 8-9).
(c) Así pues, existen categorías especializadas históricamente formadas para el
ejercicio de la función intelectual. Se forman en conexión con todos los grupos
sociales, pero especialmente en conexión con'los más importantes, y
experimentan una elaboración más extensa y compleja en conexión con el grupo
social dominante. Una de las características más importantes de todo grupo que
evoluciona hacia la dominación ÎSu lucha por asimilar y conquistar
"ideológicamente" a los intelectuales tradicionales, pero esta asimilación y
conquista se hace más rápida y eficaz cuanto más consigue el grupo en cuestión
elaborar simultáneamente sus propios intelectuales orgánicos.
El desarrollo mormón de la actividad y organización de la educación en sentido
amplio en las sociedades surgidas del mundo medieval es un índice de la ¡,
importancia que asumen en el mundo moderno las funciones y categorías
intelectuales. Paralelamente al intento de profundizar y ampliar la
"intelectualidad" de cada indîviduo, se ha producido también un intento de
multiplicar y estrechar las diversas especializaciones. Esto puede observarse
desde las instituciones educativas a todos los niveles, hasta los "organismos que
existen para promover la llamada "alta cultura" en todos los campos de la ciencia
y la tecnología" (p. lg 0).
(d) Lo que sí podemos hacer, por el momento, es fijar dos grandes "niveles"
superestructurales: el que puede denominarse "sociedad civil", es decir, el
conjunto de organismos comúnmente denominados "privados", y el de la
"sociedad política" o "Estado". Estos dos niveles cor-
$eSponden, por un lado, a las funciones de "hegemonía" que el grupo dominante ]
de la sociedad y, por otro, al de "dominación directa" o
rnmand ejercida a través del Estado y del gobierno "jurídico". Las funciones
son precisamente organizativos y conectivos. Los intelectuales son los
Antonio tsramsci
los "diputados" del grupo dominante que ejercen las funciones subalternas de la hegemonía social
-. y gobierno político. Estos comprenden:
3 E l Estado
(a) En mi opinión, lo más razonable y concreto que puede decirse del Estado
ético, del Estado cultural, es lo siguiente: todo Estado es ético en la medida en
que una de sus funciones más importantes consiste en elevar a la gran masa de
la población a un determinado nivel cultural y moral, nivel (o tipo) que corresponde
a las necesidades de las fuerzas productivas para el desarrollo y, por tanto, a los
intereses de las clases dominantes. La escuela como función educativa pósitiva, y
los tribunales como función represiva.
1]
Hegemonía, intelectuales y Estado 11s
y función educativa negativa, son las actividades estatales más importantes en este
sentido: pero, en realidad, una multitud de otras iniciativas y actividades
llamadas privadas tienden al mismo fin -iniciativas y actividades que forman el
aparato de la hegemonía política y cultural de las clases dominantes (p. 258).
(b)Gobierno con el consentimiento de los gobernados - pero con este
consentimiento organizado, y no genérico y vago como se expresa en el instante de las
elecciones. El Estado tiene y solicita el consentimiento, pero también "educa" este
consentimiento, por medio de las asociaciones pclíticas y sindicales; éstas, sin embargo,
son organismos privados, dejados a la iniciativa privada de la clase dominante (p.
259).
(c) Las clases dirigentes anteriores eran. esencialmente conservadoras en el
sentido de que no tendían a construir un pasaje orgánico de las otras clases a la
suya,
es decir, ampliar "técnica" e ideológicamente su esfera de clase: su concepción
era la de una casta cerrada. La clase burguesa se plantea a sí misma como un
organismo en continuo movimiento, capaz de absorber a toda la sociedad,
asimilándola a su propio nivel cultural y económico. Toda la función del Estado se
ha transformado; el Estado se ha convertido en "educador", etc. (p.. 260).
(d) Seguimos en el terreno de la identificación entre Estado y gobierno,
identificación que es precisamente una representación de la forma económico-
corporativa, es decir, de la confusión entre sociedad civil y sociedad política. En
efecto, hay que señalar que la noción general de Estado incluye elementos que
deben remitir a la noción de sociedad civil (en el sentido de que se podría decir
que Estado = sociedad política + sociedad civil, es decir, hegemonía protegida
por la coraza de la coerción). En una doctrina del Estado que concibe a este
último como tendencialmente capaz de marchitarse y de subsumirse en la
sociedad regulada, el argumento es fundamental. Es posible imaginar que el
elemento coercitivo del Estado se desvanece gradualmente, a medida que
aparecen elementos cada vez más conspicuos de la sociedad regulada (o Estado
ético o sociedad civil) (pp. 262-3).
(e) Papel educativo y formativo del Estado. Su objetivo es siempre crear nuevos
y más elevados tipos de civilización... adaptar la "civilización" y la moralidad de
las masas populares más amplias a las necesidades del desarrollo continuo del
aparato flCOnOmico de producción; por tanto, desarrollar incluso físicamente
nuevos tipos de humanidad (p. 242).
(I) En realidad, el Estado debe concebirse como un "educador", en la medida en que '(
tiende precisamente a crear un nuevo tipo o nivel de civilización. Puesto que se actúa
esencialmente sobre las fuerzas económicas, reorganizando y desarrollando el aparato de
producción económica, creando una nueva estructura, no debe llegarse a la conclusión
de que los Sl3factores estructurales deben dejarse a sí mismos, desarrollarse
espontáneamente, a una germinación azarosa y esporádica. El Estado, también en este
ámbito, es un instrumento de "racionalización", de aceleración [...]. Actúa según un
plan, exhorta, incita, solicita y "castiga"; pues, una vez creadas las condiciones en las
que un
Azztonio Gramsci