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B). Temporal.- Las normas jurídicas nacen a la vida jurídica a partir de una fecha
cierta, que puede ser la fecha de entrada en vigor de una ley que se publica en un
diario o periódico oficial, de igual manera, podrían tener una fecha en que dejan de
estar en vigor, pero regularmente son de carácter permanente o indefinida.
C). Personal.- La norma jurídica tiene validez para toda la sociedad o parte de
ella, por ejemplo el artículo 1° de la Constitución establece: “todo individuo gozará
de las garantías que otorga esta Constitución...” esto quiere decir que la norma se
aplica a todos los individuos que se encuentren dentro del país: mexicanos,
extranjeros, mujeres, hombres, católicos, judíos, etc. Asimismo es importante
aclarar que esta norma al referirse a todos los individuos que se encuentren dentro
del país, alude a un grupo pequeño de individuos con respecto a los que habitan
en el resto del mundo, ya que de otro modo sería una norma destinada al género
humano.
D). Material.- Este ámbito de aplicación de las normas jurídicas deriva del objeto
que regula la norma. Así pues, tenemos normas administrativas que regulan la
naturaleza y las funciones de los órganos encargados de la administración pública.
1. Delitos dolosos.
2. Delitos imprudentes.
Cuando se da una culpabilidad dolosa, es porque el actor está consciente que
está cometiendo un daño y delito. Si es culpabilidad imprudente, quien comete
el delito es su actor, pero no tiene la voluntad de hacerlo realmente.
1. Delitos de acción.
2. Delitos de omisión.
Si la persona considerada activa no hace posible que se dé el cumplimiento de la
Ley, hay una omisión. Esto involucra que se prohíban los ordenamientos y ahí
nos involucramos como profesionales para que esto no sea posible.
1. Delitos comunes.
2. Delitos especiales.
1. Propios: delitos que no tienen figura común
paralela (prevaricación, ya que sólo puede ser cometido por
funcionarios, jueces y magistrados).
2. Impropios: delitos con figura común paralela (allanamiento
de morada cometido por funcionario público).
3. Delitos de propia mano: es necesario que el autor realice
por sí mismo los actos típicos, no pudiendo realizarse por un
tercero (delito de violación).
En esta clase de delitos se encuentran, por una parte, los propios o
comunes que pueden ser realizados cualquier persona. Esto lo establece la Ley y
los reglamentos acorde a la regulación de los sucesos involucrados.
Por otra parte, están los impropios o especiales, teniendo delitos expresados por
la Ley que nombran los que pueden hacerlos. Puede tratarse de delitos
de malversación o prevaricación, siendo de un sujeto explícito y sin dudas de su
falta.
En caso de un daño de peligro, tienen que estar las personas en peligro, pero sin
necesidad de sufrir daños. Ambos casos requieren de penalizaciones que, de
alguna forma u otra, no son tan perjudiciales para el actor.
Por el resultado
Desde nuestra firma, hacemos posible que cualquier de los sujetos intervinientes
tenga los resultados que corresponden según la Ley establece.
Por su gravedad
Los delitos que no son tan complicados se castigan con una pena leve de acuerdo
a lo cometido. En el caso de las infracciones graves, se habla de homicidios,
tráficos de drogas o secuestros que necesitan más penalización.
La acción se define como aquella actividad que realiza el sujeto, produciendo consecuencias en el
mundo jurídico, en dicha acción debe de darse un movimiento por parte del sujeto, de esta manera,
la conducta de acción tiene tres elementos:
a) movimiento;
b) resultado;
c) relación de causalidad.
Según nuestro Derecho Positivo Mexicano, en el Código Penal en su artículo séptimo, el delito es
"el acto u omisión que sancionan las leyes penales", de donde se desprende el elemento conducta
pudiéndose presentar como una acción u omisión.
Así pues, la omisión, dice Cuello Calón, es "la inactividad voluntaria cuando existe el deber jurídico
de obrar".
a) Manifestación de la voluntad.
b) Una conducta pasiva. (inactividad).
c) Deber jurídico de obrar.
d) Resultado típico jurídico.
Estos delitos se clasifican en delitos de omisión simple o propios y delitos de comisión por omisión
o impropios, respondiendo a la naturaleza de la norma, los primeros consisten en omitir la ley,
violan una preceptiva, mientras los segundos, en realizar la omisión con un resultado prohibido por
la ley. La primera no produce un resultado material, la segunda sí.
En los delitos de simple omisión, se viola una norma preceptiva penal, mientras en los de comisión
por omisión se viola una norma preceptiva penal o de otra rama del derecho y una norma
prohibitiva penal.
Los delitos de omisión simple producen un resultado típico, y los de comisión por omisión un
resultado típico y uno material.
En los delitos de omisión simple, se sanciona la omisión y en los de comisión por omisión, no se
sanciona la omisión en sí, sino el resultado producido.
2.13 LA ANTIJURICIDAD.
El aspecto negativo de la antijuridicidad lo constituyen las causas de justifi cación, que son las
razones o circunstancias que el legislador consideró para anular la antijuridicidad de la conducta
típica realizada, al estimarla lícita, jurídica o justifi cable
Causas de justifi cación en particular La legislación penal mexicana contempla las siguientes: 1.
Legítima defensa. 2. Estado de necesidad. 3. Ejercicio de un derecho. 4. Cumplimiento de un
deber. 5. Consentimiento del titular del bien jurídico. 6. Obediencia jerárquica. 1. Legítima defensa
Antes de entrar al estudio de esta fi gura, considero oportuno citar la opinión de Juan Andrés
Hernández Islas, quien sostiene que es más adecuada la denominación “defensa legítima”.
Concuerdo con esta opinión, pues en efecto, en nuestra lengua española la estructura gramatical
indica que primero va el sustantivo y después el adjetivo, a diferencia de lo que ocurre en la
lengua inglesa.4 En casi todos los pueblos se ha presentado esta fi gura, que excluye de pena a
quien causa un daño por obrar en virtud de la defensa de determinados intereses previstos en la
ley, según ciertas circunstancias. Quizá la legítima defensa sea la más importante de las causas de
justifi cación. En la práctica, esta fi gura jurídica se presenta con frecuencia y es lamentable su
desconocimiento, tanto por parte de autoridades como de abogados, y no se diga de la gente que
no estudió ni tiene injerencia en la ciencia jurídica, cuando su conocimiento debería ser obligación
de los primeros, necesidad de los segundos y un deber cívico de los terceros. ¡Cuántos
sentenciados saldan una pena que nunca debieron cumplir!
2.15 LA IMPUTABILIDAD
2.16 LA CULPABILIDAD.
Ya se dijo que el delito es una conducta que debe ser típica y antijurídica; aquí se estudiará el otro
elemento necesario para que el delito se integre en su totalidad: la culpabilidad. 8.1 Noción La
culpabilidad es la relación directa que existe entre la voluntad y el conocimiento del hecho con la
conducta realizada, la cual provocará un juicio de reproche por parte del Estado. Para Vela
Treviño, “la culpabilidad es el elemento subjetivo del delito y el eslabón que asocia lo material del
acontecimiento típico y antijurídico con la subjetividad del autor de la conducta”.1 Para Luis
Jiménez de Asúa, culpabilidad es “el conjunto de presupuestos que fundamentan la
reprochabilidad personal de la conducta antijurídica”.2 Se debe insistir en que para ser culpable,
antes hay que ser imputable
El CPDF establece en su art. 18: Artículo 18 (Dolo y culpa). Las acciones u omisiones delictivas
solamente pueden realizarse dolosa o culposamente. Obra dolosamente el que, conociendo los
elementos objetivos del hecho típico de que se trate, o previendo como posible el resultado típico,
quiere o acepta su realización. Obra culposamente el que produce el resultado típico, que no
previó siendo previsible o previó confi ando en que no se produciría, en virtud de la violación de
un deber de cuidado que objetivamente era necesario observar.
El art. 19 señala: Artículo 19 (Principio de numerus clausus para la punibilidad de los delitos
culposos). Los delitos culposos solamente serán punibles en los casos expresamente determinados
por la ley.
La punibilidad Es la amenaza de una pena que establece la ley, para, en su caso, ser impuesta por
el órgano jurisdiccional, una vez acreditada la comisión de un delito. Cuando se habla de
punibilidad, se está dentro de la fase legislativa. Por ejemplo: se está ante la noción de punibilidad
cuando el CPDF establece que a quien cometa el delito de homicidio simple se le impondrán de
ocho a 20 años de prisión
Punición
La punición consiste en determinar la pena exacta al sujeto que ha resultado responsable por un
delito concreto.1 Cuando se está ante la punición, nos encontramos en la fase judicial. Por
ejemplo: cuando un juez penal, al dictar sentencia condenatoria, establece que al procesado se le
imponen 10 años de prisión (respetando, claro, el mínimo y máximo de la punibilidad establecida
en la norma).
Pena
De manera genérica, el término sanción se usa como sinónimo de pena, pero, propiamente, ésta
corresponde a otras ramas del de recho y es un castigo o carga que se impone al merecedor de
ella, quien quebranta una disposición legal no penal. Sin embargo, el Título Tercero del Libro
Primero del CPF se refi ere a la aplicación de las “sanciones”. El CPDF hace referencia a penas y
medidas de seguridad. La sanción es propiamente impuesta por una autoridad administrativa; por
ejemplo, multa, clausura, etc. Debe tenerse presente que no se podrá imponer una pena si
previamente no existe una ley que la establezca (nulla poena sine lege). Respecto de la punibilidad
como elemento del delito, algunos autores sostienen diversas posturas; así, para unos es un
auténtico elemento de delito, mientras que para otros es sólo una consecuencia del delito.
Recuérdese que el art. 7o. del CPF enuncia: “Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes
penales.” Independientemente de la postura que se adopte, se incluye su análisis como elemento,
a fi n de conocerlo y manejarlo correctamente. En lo personal, no considero la punibilidad como
elemento del delito (conducta típica y antijurídica), sino como consecuencia legal del mismo.
Castigo
Este vocablo obedece a la concepción antigua del derecho penal, cuando no se consideraba al
delincuente merecedor de ser tratado como una persona digna para readaptarla y reinsertarla a la
sociedad, cuando no se veía en la pena función alguna más que la de castigar para lograr el
arrepentimiento del sujeto y escarmiento para los demás (ejemplaridad). De ahí que las penas
fueran verdaderos castigos inhumanos (véanse las penas corporales, capitales e infamantes
antiguas en el cuadro 30). Dentro de la fase humanitaria, esta concepción de pena-castigo-
retribución empezó a cambiar, y ya para la etapa científi ca, la pena es considerada un medio para
lograr la adaptación o readaptación social del delincuente (art. 18, CPEUM), al tiempo que se le
separa del grupo social para, posteriormente, reinsertarlo. De hecho, los organismos de tutela de
derechos humanos vigilan que a los procesados y sentenciados no se les impongan más
penalidades o sufrimientos que atenten contra sus derechos humanos
Variación de la pena
En principio puede decirse, a manera de fórmula, que a delito igual corresponde una pena igual. Si
A mata, la pena imponible será igual a la que se impondrá a B, quien también mató; sin embargo,
existen tres variantes que modifi can la penalidad: arbitrio judicial, circunstancias atenuantes y
circunstancias agravantes. Arbitrio judicial El arbitrio judicial deriva de los márgenes señalados por
la norma penal que establece una punibilidad, al considerar que ésta tiene una dimensión que va
de un mínimo a un máximo, dentro de la cual el juez podrá imponer la que estime más justa y
apegada al caso concreto. Lo anterior signifi ca que el juzgador impondrá la pena que a su arbitrio
considere más adecuada. Para ello, tendrá en cuenta lo establecido en los arts. 51 a 55, CPF y 70 a
72, CPDF. Al respecto, véase el cuadro 25. Del arbitrio judicial se desprende la individualización
judicial
Aspecto negativo:
excusas absolutorias Noción Las excusas absolutorias constituyen la razón o fundamento que el
legislador consideró para que un delito, a pesar de haberse integrado en su totalidad, carezca de
punibilidad. En la legislación penal mexicana existen casos específi cos en los que se presenta una
conducta típica y antijurídica realizada por una persona física imputable y culpable; pero, por
disposición legal expresa, no es punible, esto es, carecerá de castigo. Excusas absolutorias en la
legislación mexicana Esta ausencia de punibilidad obedece a diversas causas o razones, como se
verá en cada caso concreto. Por estado de necesidad. Aquí la ausencia de punibilidad se presenta
en función de que el sujeto activo se encuentra ante un estado de necesidad; por ejemplo: robo
de famélico (art. 379, CPF) y aborto terapéutico (arts. 334, CPF, y 148, fracc. II, CPDF). Por
temibilidad mínima. En función de la poca peligrosidad que representa el sujeto activo, tal excusa
puede existir en el robo por arrepentimiento (art. 375, CPF). Por ejercicio de un derecho. El caso
típico se presenta en el aborto, cuando el embarazo es producto de una violación (arts. 333,
segunda parte, CPF, y 148, fracc. I, CPDF). Por culpa o imprudencia. Un ejemplo de este tipo de
excusa absolutoria es el aborto causado por imprudencia de la mujer embarazada (arts. 333, CPF,
y 148, fracc. IV, CPDF). También se encuentra dentro de esta hipótesis el caso de lesiones u
homicidio previsto en los arts. 321 bis del CPF y 139 del CPDF, que se refi ere a las lesiones u
homicidios culposos en agravio de un ascendiente o descendiente consanguíneo en línea recta,
hermano, cónyuge, concubino, adoptante o adoptado.
Por no exigibilidad de otra conducta. Uno de los ejemplos más comunes es el encubrimiento de
determinados parientes y ascendientes y de otras personas (arts. 400, CPF, y 321, CPDF). Por
innecesariedad de la pena. Esta excusa se presenta cuando el sujeto activo sufrió consecuencias
graves en su persona por senilidad o por precario estado de salud, que hacen notoriamente
innecesaria e irracional la aplicación de la pena (arts. 55, CPF, y 75, CPDF). Este último precepto
considera innecesaria la aplicación de la pena en los casos siguientes: a) por haber sufrido el
agente consecuencias graves en su persona; b) por senilidad avanzada, y c) por padecer
enfermedad grave e incurable avanzada o precario estado de salud
Elementos. Los elementos del dolo son dos: ético, que consiste en saber que se infringe la norma,
y volitivo, que es la voluntad de realizar la conducta antijurídica. Un enfermo mental no puede ser
culpable, por carecer de imputabilidad. Clases. Fundamentalmente, el dolo puede ser directo,
indirecto o eventual, genérico, específi co e indeterminado. Directo. El sujeto activo tiene
intención de causar un daño determinado y lo hace, de manera que existe identidad entre la
intención y el resultado típico; por ejemplo, el agente desea violar y lo hace. Hay dolo directo
cuando la voluntad va encaminada en forma directa hacia el resultado. Indirecto o eventual. El
sujeto desea un resultado típico, a sabiendas de que hay posibilidades de que surjan otros
diferentes; por ejemplo, alguien quiere lesionar Parte general (Nociones básicas) 96 a un comensal
determinado, para lo cual coloca una sustancia venenosa en la sal de mesa, sabiendo que podrían
resultar afectados otros sujetos. Genérico. Es la intención de causar un daño o afectación, o sea, la
voluntad consciente encaminada a producir el delito. Hay penalistas que niegan la existencia de
este dolo. Específi co. Es la intención de causar un daño con una especial voluntad que la propia
norma exige en cada caso, de modo que deberá ser objeto de prueba. Jiménez de Asúa critica esta
denominación y considera más apropiada la de dolo con intención ulterior. Para ejemplifi car el
dolo genérico y el específi co, puede servir el caso de homicidio en razón del parentesco o
relación: existe un dolo de querer matar y un dolo específi co de querer matar al ascendiente,
descendiente, cónyuge, etc. En lo personal, opino que en esta hipótesis el dolo específi co absorbe
al genérico. Indeterminado. Consiste en la intención de delinquir de manera imprecisa, sin que el
agente desee causar un delito determinado; por ejemplo, colocar una bomba para protestar por
alguna situación de índole política: el sujeto sabe que causará uno o más daños, pero no tiene
intención de infl igir alguno en particular. Cabe insistir en que el dolo es un proceso psicológico,
que se traduce en la intención de querer un resultado típico. Celestino Porte Petit elabora una
clasifi cación más amplia al respecto.
3 Culpa La culpa es el segundo grado de culpabilidad y ocurre cuando se causa un resultado típico
sin intención de producirlo, pero se ocasiona por imprudencia o falta de cuidado o de precaución,
cuando pudo ser previsible y evitable. La doctrina le llama delito culposo, imprudencial o no
intencional. Ignacio Villalobos sostiene que hay culpa cuando obra de tal manera que, por su
negligencia, su imprudencia, su falta de atención, de refl exión, de pericia, de precauciones o de
cuidados necesarios, se produce una situación antijurídica no querida directamente ni consentida
por su voluntad, pero que el agente previó o pudo prever y cuya realización era evitable por él
mismo
.4 Elementos. Los elementos de la culpa son las partes esenciales de que se integra:
El error puede ser de hecho o de derecho: Error de hecho. Puede ser esencial (vencible e
invencible) o accidental: aberratio ictus (en el golpe), aberratio in persona (en la persona) y
aberratio delicti (en el delito). Error de derecho. Ocurre cuando el sujeto tiene una falsa
concepción del derecho objetivo. No puede decirse que es inculpable quien comete un ilícito por
error de derecho, ni puede serlo por ignorar el derecho, ya que su desconocimiento no excusa de
su cumplimiento. En el error de derecho no existe causa de inculpabilidad
Caso fortuito
Consiste en causar un daño por mero accidente, sin intención ni imprudencia alguna, al realizar un
hecho lícito con todas las precauciones debidas. Ésta es la noción legal prevista en la fracc. X del
art. 15 del CPF; el CPDF no la incluye dentro de la hipótesis de exclusión del art. 29. En realidad,
para algunos penalistas el caso fortuito es una causa de inculpabilidad, mientras que para otros es
una excluyente de responsabilidad ajena a la culpa, pues se obra con precaución y al realizar un
hecho lícito se produce un resultado sólo por mero accidente, lo cual deja absolutamente fuera la
voluntad del sujeto. Conforme al criterio de Carrancá y Rivas, que compartimos, el caso fortuito no
debiera ser considerado una excluyente de incriminación, ya que se causa un daño por mero
accidente.6 1. Complete el cuadro 24 a efecto de realizar un estudio comparativo entre la
imputabilidad y la culpabilidad
2.19 CAUSAS EXCLUYENTES DE INCRIMINACIÓN.
El Capítulo IV del Título Primero del Código Penal se dedica a las que este
ordenamiento denomina «circunstancias excluyentes de responsabilidad»,
designación que cierto sector de la doctrina sustituye, teniendo en cuenta el
carácter esencial, no circunstancial, de tales fenómenos, así como sus
consecuencias en orden a la atribución delictiva, por la de «causas que
excluyen de incriminación». Este rubro se consigna en algunos textos
recientes. Se trata, en suma, de los factores que integran la faz negativa del
delito, al suprimir algunos o varios de los elementos de ésta: la conducta o el
hecho, la tipicidad, la antijuricidad, la imputabilidad, la culpabilidad, las
condiciones objetivas de punibilidad, en su caso, y finalmente la punibilidad
misma.
2.20 FUERZA FÍSICA IRRESISTIBLE
En los casos de fuerza irresistible nos referimos a la ausencia de conducta por influjo de un factor
externo que impide toda reacción por parte del sujeto, quien pasa a ser paciente y no agente, por
carecer de autocontrol. Para eliminar el autocontrol, la fuerza ha de ser física, externa e irresistible
(vis physica). En primer lugar, ha de ser de carácter físico, lo cual se exige para distinguir los
influjos de carácter psíquico, como el miedo (C.14); éstos pueden influir relevantemente en la
persona y en su responsabilidad, pero no hacen desaparecer el autocontrol (vis moralis); podrán
tener influencia en Derecho penal, pero en su lugar respectivo, que es la culpabilidad (N.112); en
definitiva: no hacen desaparecer la conducta humana, porque no suprimen el autocontrol mínimo,
pues quien se mueve por miedo o pavor, al menos actúa (para huir o evitar el miedo).
Ciertamente, entre los factores de carácter psíquico que pueden influir se halla el empleo de
amenazas («¡la bolsa o la vida!», «si no me das el dinero, te mato»); pero en estos casos no
desaparece la conducta humana del que sufre la intimidación: de quien en tales casos se pliega a
lo que exige el amenazador puede afirmarse que actúa, por muy restringida que se encuentre su
libertad. Se requiere además, en segundo lugar, que la fuerza sea irresistible: si se trata de un
influjo que el sujeto puede resistir, por fuerte que sea su eficacia sobre el agente, no se elimina –
por definición– el autocontrol. Se requiere además que la fuerza sea externa, en cuanto originada
fuera del sujeto y con efectos sobre el mismo sujeto, que es movido a merced de ese factor
violento (C.17). Obviamente si la fuerza proviene de un tercero que la crea y aplica (un empujón),
no desaparece la responsabilidad de quien la crea y/o aplica (quien empuja), pero sí de quien la
padece (empujado, cae sobre un tercero a quien lesiona: C.12, C.18b).
En los casos de inconsciencia el sujeto se halla sumido en una situación en la que no es posible el
autocontrol por pérdida en dicho momento de facultades intelectivas, y por tanto también
volitivas. Así, el sueño, la hipnosis, los desmayos, la pérdida de conciencia…, hacen desaparecer el
autocontrol en la medida en que el sujeto inconsciente no puede ejercer sus facultades volitivas
(volición*: N.11) por no percibir los efectos de su entorno (C.17-C.18). Conviene distinguir estos
supuestos de aquellas alteraciones de la psique producidas por enfermedades mentales,
transtornos, etc. También estas patologías pueden afectar al autocontrol, pero sólo darán lugar a
excluir la conducta humana si suprimen el autocontrol. De lo contrario, podrán afectar a otras
categorías de la teoría del delito, sobre todo la culpabilidad (imputabilidad), en la medida en que
afecten a la voluntad (voluntariedad*: N.93). Conviene no asimilar ambas categorías (volición y
voluntariedad; o acción y culpabilidad, respectivamente) y mantener como causas de ausencia de
acción sólo aquellos supuestos que hacen desaparecer el autocontrol de manera absoluta. Por lo
demás, las perturbaciones psíquicas han de ser estudiadas en sede de culpabilidad (N.102).
En la legislación penal, supone una serie de supuestos que permiten, al autor de una
conducta que sería considerada delictiva, el no ser sancionado al considerarse que su
actuar no fue antijurídico. Naturalmente, en atención al significado literal de la palabra
‘defensa’ nos referimos a aquellas en que el autor protege o cree proteger algún bien
jurídico, es decir las que establecen las fracciones IV y V del Artículo 15 del Código Penal
Federal a saber:
La primera fracción refiere cuando se actúe para repeler una agresión real, actual o
inminente y sin derecho, para protegerse a uno o a otros, y su propiedad o su vida. Con la
única limitación de que el uso de la fuerza debe ser proporcionado. Esto último es
importante tenerlo en mente pues el exceso en su uso se castiga con la cuarta parte de la
sanción que corresponda al "delito cometido en legítima defensa" (artículo 16 del Código
Penal Federal).
Se asume que se actúa en legítima defensa, a menos que el agente del ministerio público
demuestre lo contrario en el juicio, cuando el delito se cometa a una persona que intente
penetrar sin derecho en la casa del autor, de su familia, y de las personas que esta tenga la
obligación de defender, al sitio donde se encuentren sus bienes o de las personas citadas o
bien si se encuentre en un lugar que revele que es posible que haya una agresión.
Por cuanto hace a la segunda de las referidas fracciones, permite causar un daño a otra
persona y sus bienes jurídicos cuando esta de manera involuntaria ponga en riesgo los del
autor, siempre que el bien jurídico sea de igual o menor valor (por ejemplo dos vidas son de
igual valor, sin embargo la vida tiene mayor valor como bien jurídico que la propiedad), así
como que no haya otra forma de evitar que se produzca el daño.
La legítima defensa, al igual que las demás causas de exclusión del delito deben ser, tal
como lo establece el artículo 17 del Código Penal Federal, investigadas y resueltas de
manera oficiosa y a petición de parte, lo que significa que tanto el juez como el ministerio
público deben verificar que no se actualizaron al momento de la comisión del delito.
Las excusas absolutorias constituyen la razón o fundamento que el legislador consideró para que
un delito, a pesar de haberse integrado en su totalidad, carezca de punibilidad. En la legislación
penal mexicana existen casos específi cos en los que se presenta una conducta típica y antijurídica
realizada por una persona física imputable y culpable; pero, por disposición legal expresa, no es
punible, esto es, carecerá de castigo.
Concurso ideal
En el concurso ideal un sujeto activo realiza una sola acción que vulnera varios
preceptos penales o infringe varias veces el mismo precepto. Es decir, que con una
única acción se cometen varios hechos punibles.
A su vez, la doctrina diferencia entre concurso homogéneo (si se vulneran los mismos
preceptos) y concurso heterogéneo (si se vulneran hechos delictivos diferentes con una
única acción).
El concurso ideal se castiga con la pena prevista para la acción más grave, sin que
pueda exceder de la suma de las penas que se aplicarían si se enjuiciaran las acciones por
separado. Si la pena excede de ese límite, las infracciones se castigarán por separado.
Concurso real
Concurso medial
Por otro lado, en los casos en los que para juzgar toda la antijuridicidad de un
comportamiento delictivo concreto hay que aplicar diferentes preceptos penales, se
tratará de un concurso de leyes y no de un concurso de delitos.