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Es un proceso irreversible que resulta del cese de la homeostasis en un ser vivo, es decir, de
su incapacidad de utilizar energía para mantener al organismo vivo, con lo cual las funciones
vitales llegan a su término. La causa de muerte puede ser natural (envejecimiento,
enfermedad, depredación, desastre natural) o inducida, (suicidio, homicidio, eutanasia,
accidente, pena de muerte, desastre medioambiental, etc.)
Tras la muerte, el cadáver puede tener diferentes destinos, pero en su estado natural pasa
por varios procesos conocidos en su conjunto como fenómenos cadavéricos tales como la
descomposición y la fosilización. Las personas además pueden llevar a cabo el entierro, la
momificación, la cremación o la criogenizacion del cuerpo sin vida.
El proceso de fallecimiento, si bien está totalmente definido en algunas de sus fases desde
un punto de vista fisiológico, bioquímico y médico, aún no es del todo comprendido en su
conjunto desde el punto de vista termodinámico, neurológico y bioenergético, por lo que
existen discrepancias científicas al respecto.
La muerte no solo marca el fin de la vida de la persona humana sino también el fin de su
existencia como sujeto de derecho.
La ciencia médica define la muerte como el “cese irreversible de las funciones
cardiorrespiratorias o de todas las funciones del encéfalo”, Para la biología, es un suceso
resultante de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis (autorregulación natural
del cuerpo). Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los
núcleos celulares, la replicación de las células se hace cada vez más costosa hasta que se
produce el desenlace final, que es la depresión del organismo. Algo totalmente natural en
todo lo existente, biológicamente hablando.
Pero… no estamos acá para hablar de un proceso bioquímico natural, estamos acá,
porque en nuestra cultura y gracias a la sociedad, no nos han preparado elocuentemente e
inteligentemente con respecto a este tema, haciendo que muchos le temamos, y otro
quieran adelantar el proceso sin conocer las consecuencias.
Pues las que hay energéticamente hablando. La muerte no es solo un proceso de deceso
del cuerpo y la mente, la muerte implica más que ello, y hasta los agnósticos o ateos lo
saben. Somos energía, y la energía no se destruye, se transforma. Es ley.
¿Ya lo ves? Así pasa con nuestro cuerpo. Para poder seguir adelante y explorar todo lo que
comprende nuestra esencia, debemos dejar nuestros correspondientes trajes en cada plano.
Por eso, morir es la transformación de nuestro cuerpo en la tierra, o en la dimensión que nos
brindo nuestro templo, la muerte es el retiro de ese traje hermoso, que ya no nos sirve en mi
nuevo camino. Realmente no le tememos a la muerte, le tememos a la manera de morir, o
a dejar lo que tanto amamos apegadamente en la tierra.
Dos puntos muy importantes que vamos a tocar en este conversatorio: el miedo y el apego.
Pero vamos por orden, así que a partir de acá, hablemos de cada punto importante, para
prepararnos adecuadamente a la llegada de este inevitable acontecimiento, ya que la
evolución, el seguir adelante, la transformación, son energías imparables. Toquemos
entonces los puntos importantes de este gran tema: