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LA OTRA CARA DEL REPARTO DE HOSPITALES

Por
Héctor Gabriel Vanegas

Andrea quería ser doctora, pero le dijeron que para estudiar medicina había que tener
dinero y Andrea era pobre, pobrísima. Su papá trabajaba todo el día y toda la noche. No
tenía dinero, por eso no compraba regalos a sus hijas, pero les enseñaba valores y a ser
buenas personas. Lo importante no es tener dinero, les decía, lo importante es ser
buenas personas. Y Andrea era buena. Quería ayudar a la gente, pero como no podía ser
médico, decidió ser enfermera.
Fue una buena estudiante, la mejor de su clase. Soñaba trabajar en un hospital, auxiliar a
los enfermos. No quería hacer dinero, quería ejercer su profesión. Cuando se graduó
aplicó a una clínica y luego a otra, no tuvo oportunidad en hospitales grandes ni lujosos,
fue voluntaria en el Vernaza, en la Maternidad, trabajaba gratis, no por el sueldo, por
ayudar, por aliviar a los enfermos, pero un día compañeros de su universidad le dijeron
que estaban abiertas aplicaciones para el puesto de enfermera auxiliar en el Hospital
Básico de Durán. Los requisitos eran muchos, pero ella estaba preparada, toda su vida lo
había estado, era su oportunidad, la voy a aprovechar pensó. Y así lo hizo.
Su primer día de trabajo planchó su traje blanco y lustró sus botas. Estuvo 30 minutos
antes de la entrada. Se puso a las órdenes de su nuevo jefe. Le asignaron emergencias, y
luego visitas a las habitaciones de pacientes. Andrea era feliz, no tenía lujos, pero hacía
lo que amaba, lo que sabía, tomaba la presión a los cardiacos, ponía inyecciones, llenaba
los sueros de los internados.
Andrea no quería nada. No quería ser jefa de enfermeras, ni directora de hospital.
Quería hacer lo que hacía. Quería seguir siendo enfermera. Un día el director del
Hospital, su jefe directo, le pidió que forme parte de una comisión técnica. Andrea no
sabía que era una comisión, nunca había estado en una, no pidió ni quería estar. Pero era
su jefe, y si era otra condición para hacer lo que amaba no había reparo.
Aceptó de mala gana. Le dijeron no que tendría que hacer mayor cosa. Solo certificar a
los presentes si es que una inyección era una inyección o si un catéter era un catéter.
Andrea sabía que era una inyección y que era un catéter. No tendré mayor problema,
pensó. Son cosas que necesita el hospital, son cosas que necesitan mis pacientes. No
creyó en nada malo. Solo siguió siendo enfermera. Y firmando los documentos que le
pedía el jefe de la comisión. Es para certificar que también eres parte le decía, es para
que conste en acta.
Andrea veía en las noticias que los políticos de la asamblea se repartían hospitales. Que
abuso, pensó. Tantos enfermos, tantos servicios que no son eficientes. Vio que iniciarían
un juicio político contra la Ministra. Ojalá algún día atrapen a esos políticos, decía, ojalá
se haga justicia.
Una madrugada escuchó un ruido en su casa. Se despertó. También se despertó su padre
y sus hermanas. Treinta policías encapuchados tumbaron su puerta. Debe ser una
confusión pensó. Los policías tenían metralletas. La apuntaron en la cabeza, le pidieron
que se ponga contra el suelo. Debe ser una confusión insistía Andrea, su papá no
entendía que pasaba, sus hermanos tampoco. Un fiscal mostró una orden, le dijo que
estaba siendo detenida por ser parte de una banda de delincuencia organizada, por robar
en los hospitales públicos, por ladrona, por corrupta.
La llevaron a la cárcel, el fiscal pidió al juez que le ordene prisión preventiva. Andrea
no tenía visa, ni pasaporte, nunca había salido del país, pero fiscalía insistía que existía
un alto riesgo de fuga. ¿Qué fue lo que hice preguntaba Andrea?, entonces le dijeron
que se había enriquecido – pero no mostraron sus cuentas- y que había estado en
negociados y en el reparto de hospitales. Yo soy enfermera insistía. Pero le dijeron que
además había beneficiado a proveedores, que los había hecho ganar a propósito. Yo solo
decía si una inyección era una inyección o si un catéter era un catéter, decía. No tuvo
para un abogado esa noche. No tenía dinero, Andrea era pobre, pobrísima. Le dijeron
que solo estaría detenida 24 horas, pero luego de ese día no volvió a su casa. La
enviaron a la cárcel. Una cárcel húmeda y terrorífica. Le asignaron una habitación con
otras ocho reclusas, una había asesinado a su vecina y a su hermana, otra fue encontrada
con diez kilos de drogas. La habitación no era una habitación. Era una celda. Tenía
máximo tres metros y no tenía baño. Andrea se acomodó en un colchón que estaba en el
suelo. El colchón tiene su precio, le dijeron, cuesta veinte dólares por noche. Andrea no
tenía veinte dólares, ni cinco, ni uno. Esa noche durmió en el piso. Las noches
siguientes también. Bañarse o cepillarse los dientes también tenía un precio. La familia
de Andrea hizo rifas, bingos, pidió ayuda. Esto es para que te bañes, le decía su padre en
las primeras visitas, y lo de acá para un colchón, si sigues durmiendo en el piso te
lastimarás la espalda. Andrea alquiló el colchón, pero este tenía pulgas, y piojos y
garrapatas. Hubiese preferido seguir durmiendo en el suelo repetía Andrea, cuando se
dio cuenta que se le había contagiado sarna.
Un abogado decidió defender a Andrea. Y mientras fiscalía decía que Andrea se había
enriquecido, el abogado pedía el reporte de todas sus cuentas. No eran muchas, era solo
una y tenía un saldo total de novecientos dólares. Cuando se lo mostró a Fiscalía, esta
dijo que era obvio que el dinero no estaría en su cuenta, que seguramente estaría en la
de su padre o en la de sus familiares. Y Cuando estos mostraron que en sus cuentas
tampoco había nada, Fiscalía dijo que era obvio, que de seguro el dinero ya estaría a
buen recaudo en paraísos fiscales. Nunca dijo cuáles.
Si el problema es que Fiscalía piensa que Andrea benefició a proveedores, lo mejor será
llamarlos a todos, pedirles que comparezcan. Y así lo hicieron. Fiscalía les preguntó si
la conocían y todos dijeron que no. Seguramente se pusieron acuerdo pensó fiscalía,
seguramente acordaron previamente porque es obvio que Andrea tiene todos sus
teléfonos. Entonces se pidió el registro de llamadas, para probar que Andrea hablaba
con todos ellos, pero cuando llegó lo que decía el registro es que Andrea nunca había
hablado con nadie, con ningún proveedor, ni con ningún directivo o político. Es obvio
dijo Fiscalía, seguramente para hablar con ellos utilizaba otro teléfono. No dijo cual. No
dijo con qué número.
Mientras el proceso de Andrea crecía, en una televisión de la cárcel vio en las noticias
que habían pedido formular cargos a un político de alto rango, que le habían notificado
que en una semana tendría una audiencia, que se busque un abogado, que prepare su
defensa. Qué bueno que se empiece a hacer justicia, pensó Andrea, pero que bueno
hubiese sido que a mí también me hubiesen avisado, una semana, al menos un día antes,
para encontrar un abogado, para demostrar que no soy una mafiosa soy una enfermera.
Pero no tengo dinero, y la justicia no es para los pobres, pensó Andrea esa noche,
mientras miraba las goteras del techo de su celda, escuchando la respiración de las otras
ocho presas, sintiendo garrapatas caminar por su cabello. A los pobres tienen que
humillarnos, repitió y romper la puerta de nuestras casas, y ponernos contra el suelo con
una metralla en la cabeza.
Andrea lloró y anheló dormir una noche en su casa. Una noche al menos, una...ahora vio
en las noticias que habían atrapado al hijo de un ex presidente. Qué bueno que se
empiece a hacer justicia, pensó. Aunque no le deseo a nadie que tenga que dormir en
una celda de tres metros por tres metros, sin baño, con garrapatas y con otras ocho
presas. Qué bueno que se empiece a hacer justicia, que bueno. Mientras esperaba que
todo pase, resolvió ser voluntaria de enfermería en el dispensario de su cárcel. Y ayudar
a las enfermas. Porque no sabía hacer otra cosa, solo enfermera, y en la radio del
dispensario, unos días después escuchó que al hijo de ese expresidente lo llevaban a la
cárcel 4. Es la cárcel de los ricos, refirió otra interna. Las celdas tienen baño. Y en el
patio hay mesas de billar y de pin pon. Andrea no sabía jugar billar ni pin pon, pero que
bueno sería tener una celda con baño pensó. Pero era pobre, pobrísima y esas celdas son
solo de los ricos. Ojalá se haga justicia, pensó, ojalá.
Pero han pasado los días. A ese político que le iban a formular cargos, nunca le
formularon. La gente se olvidó. A esa Ministra que castigarían por el reparto sigue
dando ruedas de prensa, sigue diciendo que es culpa de los otros. Pero los otros son los
pobres, los pobrísimos que tienen que hacer bingos, rifas, y sorteos para pagar
diariamente un colchón donde dormir, y que no se quitan los piojos, ni la sarna, ni las
garrapatas. Ojalá se haga justicia algún día, piensa Andrea, pero cada día lo cree menos.
Me tocará seguir ejerciendo enfermería en esta cárcel, pensó Andrea, se está haciendo
justicia, hay doscientos presos por el reparto de hospitales, dice esa ministra en su rueda
de prensa, y lo dice la fiscalía y el presidente. Doscientos menos esos asambleístas por
los que se inició esta investigación piensa Andrea, y esa familia, y esos políticos.
Doscientos, pobres pobrísimos. Pero no importa, dice. Es de noche. Las goteras del
techo son cada vez peores.
-Hoy te toca piso – le dijo otra reclusa –hace ya tres días no has pagado nuestros veinte
dólares.

Guayaquil, noviembre 2020


Introducción

La Otra Cara del Reparto de Hospitales

Señor Juez, con mucho respeto hacia el jurado quiero empezar con esta frase:

“La inocencia se presume, la culpabilidad se prueba”.

El delito de delincuencia organizada es una amenaza que se esta dando con mucha
frecuencia en algunas instituciones del estado ecuatoriano, con una sociedad que cada
dia va perdiendo más sus valores morales. Citando "el poder devastador de la
delincuencia organizada, que pone en peligro la existencia misma de la sociedad"
(Macedo, 2003: 15).
La carencia de valores se puede observar en todas las clases sociales, desde el más rico
hasta el más pobre y entre estos están la pérdida de respeto a la autoridad,
la impuntualidad, la descortesía, la agresividad, la discriminación, etc. Asimismo los
valores humanos han sido siempre tema importante de reflexión por parte de los
hombres más profundos y más responsables.
Por otro lado en el caso acontecido:
La imputada Andrea aceptó ser parte de la comisión técnica del hospital porque no tuvo
otra alternativa, su jefe le pidió que debe formar parte de dicha comisión, ella anhelaba
mucho ejercer la profesión de enfermera para ayudar a las personas ya que desde muy
pequeña gracias a los valores que inculcó su padre en la formación de su familia que a
pesar de ser de escasos recursos, su vocación siempre fue la de servir a los demás, sin
saber que al formar parte de dicha comisión estaría involucrada en el reparto de
hospitales y el beneficio de algunos proveedores como lo indica el caso detallado
anteriormente.

Cuerpo

Señores del jurado las pruebas aportadas por parte de la fiscalia no tienen fundamentos
que demuestren culpabilidad penal en contra de la imputada Andrea, mas bien ella ha
sido victima del sistema corrupto que se maneja en las instituciones del estado
ecuatoriano cuando fue contratada para trabajar en el hospital. Asimismo señor juez se
debe indicar que existen impresiciones en las acusaciones que hizo la fiscalia hacia la
imputada y además se esta violentando el debido proceso al no tener las garantias para
un proceso equitativo y justo, los Derechos de Protección, de presunción de inocencia
estipulados en el articulo 76 numeral 2 de la Constitución del Ecuador y el articulo 5
Principios Procesales numeral 4 Principio de Inocencia del Código Orgánico Integral
Penal.

Que el artículo 76 de la Constitución ordena que en todo proceso en el que se


determinen derechos y obligaciones de cualquier orden, como en el caso de los penales,
se asegurará las garantías que integran el debido proceso, garantías de la defensa para la
persona procesada y garantías para las víctimas, que deben ser canalizadas a través de la
ley penal;
Art. 76.- En todo proceso en el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier
orden, se asegurará el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías
básicas:

2. Se presumirá la inocencia de toda persona, y será tratada como tal, mientras no se


declare su responsabilidad mediante resolución firme o sentencia ejecutoriada.

Artículo 5.- Principios procesales.- El derecho al debido proceso penal, sin perjuicio
de otros establecidos en la Constitución de la República, los instrumentos
internacionales ratificados por el Estado u otras normas jurídicas, se regirá por los
siguientes principios:
4. Inocencia: toda persona mantiene su estatus jurídico de inocencia y debe ser tratada
como tal, mientras no se ejecutoríe una sentencia que determine lo contrario?.

La presunción de inocencia, es el derecho que tienen todas las personas, a que se


considere a priori como regla general, que ellas actúan de acuerdo a la recta razón,
comportándose de acuerdo a los valores, principios y reglas del ordenamiento jurídico,
mientras un juez o jueza competente no adquiera la convicción, a través de los medios
de prueba legal, de su participación y responsabilidad en el hecho punible determinado
por una sentencia firme y fundada, obtenida  respetando todas y cada una de las reglas
del debido proceso.

Conclusión

Señor Juez, que en base a todo lo argumentado y dicho por la Fiscalia, tanto en pruebas
testimoniales como documentales, no se ha probado plenamente la responsabilidad,
muchos menos la materialidad penal de que la señorita Andrea haya incurrido en algun
delito, por lo tanto se solicita su inmediata libertad en base a los articulos 77 numeral 10
de la Constitución del Ecuador y el articulo 619 numeral 5 del Código Orgánico Integral
Penal. Asimismo se deje sin efectos medidas que hayan sido puestas en contra de la
imputada.

Por consiguiente solicito se tome en consideración los alegatos expuestos en el escrito.

Art. 77.- En todo proceso penal en que se haya privado de la libertad a una persona, se
observarán las siguientes garantías básicas:

10. Sin excepción alguna, dictado el auto de sobreseimiento o la sentencia absolutoria,


la persona detenida recobrará inmediatamente su libertad, aún cuando estuviera
pendiente cualquier consulta o recurso.

619.- Decisión.- La decisión judicial deberá contener:

5. En caso de que se ratifique el estado de inocencia de la persona procesada, el tribunal


dispondrá su inmediata libertad, si está privada de ella, revocará todas las medidas
cautelares y de protección impuestas y librará sin dilación las órdenes correspondientes.
La orden de libertad procederá inmediatamente incluso si no se ha ejecutoriado la
sentencia o se han interpuesto recursos.
 

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