Está en la página 1de 1

Conociendo el modo de actuar de este órgano, sabiendo que es independiente del córtex (la

razón) y siendo muy consciente de que mi razón no había advertido tal necesidad (aunque
seguramente había enviado muchas señales al cerebro de reptil), acababa de comprender que era
imposible eliminar mis síntomas y volver al tan ansiado equilibrio si hacía uso exclusivo de la
lógica. A este cerebro poco le importaba lo que yo pensase o que le asegurara que jamás volvería a
hacer ciertas cosas, este órgano milenario necesitaba sentirlo. No bastaba con pensar, necesitaba
actuar, y el cambio tenía que ser real y duradero.

También podría gustarte