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Manejo del dolor: Llaves del dolor

Ahora, antes de que despiertes completamente, me gustaría que vuelvas a cerrar


los ojos y que te dejes llevar nuevamente hacia aquel lugar de total relajación, ya
que allí, no muy lejos, se encuentra un niño viendo TV, que cual él ha aprendido a
controlar su dolor. Está describiendo los pasos que fue dando para entrar en su
mente, uno a uno, hasta encontrar una sala en el fondo, al final de un largo túnel.
Comenta que sobre las paredes del túnel había diferentes tipos de conexiones e
interruptores, todos con su respectiva función claramente indicada. Uno era para
la mano derecha, uno para la izquierda, uno para cada pierna, cada parte del
cuerpo contaba con su conexión, y entonces este niño vio claramente cómo sus
alambres transmitían las sensaciones de un lugar a otro.

Todo lo que necesitaba hacer, cuando quería dejar de sentir dolor, era ir a su
mente y apagar las conexiones indicadas.

Utilizó sus habilidades mentales de un modo distinto al de aquellas personas que


simplemente dejan que su cuerpo se entumezca. Aunque no sabe cómo lo hizo
exactamente, recuerda que, relajado y desconectado en reposo, separó su cuerpo
de su mente, transportando a esta última hacia fuera, hacia otro lugar, donde
podía seguir viendo y escuchando, pero que, al fin y al cabo, era otro lugar. En
realidad, no es importante saber qué es lo que haces para darle órdenes a tu
subconsciente o cómo es que el inconsciente puede hacerlo por ti. Lo único que
importa es que sabes que puedes perder sensaciones con sólo abrir y cerrar de
ojos, después de dejarte llevar hacia tu interior, hacia aquel lugar donde hay una
llave desconocida que te permite desconectar y entumecer tu cuerpo. Luego
vuelves a la superficie, abriendo los ojos lentamente, completamente consciente y
sintiendo aún esa reconfortante sensación de seguridad y de tranquilidad, así
como también, recordando tu habilidad para olvidar un brazo, o cualquier parte de
tu cuerpo, sin la necesidad de tener que prestar atención sobre cosas que están
bien, pues alguien más puede hacerlo por ti mientras fluyes por tu mente. Luego
regresas, pues sabes que ha llegado el momento oportuno para disfrutar de este
agradable viaje, tras lo cual recobras plena conciencia al abrir tus ojos... AHORA.

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