Está en la página 1de 6

El Hijo del Dragón

por Profesora McGonagall


Capitulo Dos: EN HOGSMEADE

Harry suspiró con nostalgia en las Tres Escobas, bebiendo cerveza de mantequilla, mientras
acompañado por Hermione esperaba el primer sábado de salida en mucho tiempo de los alumnos
de Hogwarts a Hogsmeade. Pronto aparecería la cabeza de la pelirroja por esa puerta… Suspiró
con ansiedad, tenia tantas ganas de ver a Ginny, de besarla, tocarla…. Pero… miró de reojo a
Hermione. Ésta se echo a reír.

—¿Para qué me has rogado que viniera contigo si querías estar a solas con ella?

—Es por lo que te he pedido que vinieras —dijo Harry sonrojándose un poco —¡No quiero estar a
solas con ella…!

—¿Me vas a decir que le tienes miedo? —preguntó Hermione echándose a reír.

—No es eso… Pero se pone demasiado fogosa, ya sabes…

Hermione entornó los ojos y se quedó contemplándolo por unos minutos.

—No querrás decir que no la deseas, ¿verdad?

—Pues claro que la deseo y mucho —dijo Harry, nerviosamente.

—¿Entonces? —sonrió burlonamente la castaña.

—No te burles. ¿Qué pasa si lo hacemos y se queda embarazada? Ni siquiera ha terminado el


colegio, recuerda que serian siete Weasley furiosos y Molly… seria aterrador.

—Realmente eres un cobarde, haber venido solo y tener carácter para dominar la situación.

—No, no, no… Lo mejor es que hayas venido tú y evitar tentaciones por parte de ambos.

—¿Lo habéis hecho alguna vez con Ginny?

Harry se echó a reír realmente divertido.

—¿Dónde? ¿En La Madriguera? No te digo que son ocho Weasley. No tuve ocasión ni siquiera de
meterle una mano… Me tuve que conformar con uno que otro beso.

Hermione se echo a reír nuevamente con incredulidad. La expresión de Harry era de dolorosa
resignación.
—Realmente eres idiota, ¿sabes? Ron y yo lo hicimos la primera vez en La Madriguera y nadie se
enteró, ni siquiera tú —dijo ella con suficiencia.

—Bueno, pero yo no quería arriesgarme, ¿vale? Además…

—¿Además?

—No lo sé, no me hagas caso —dijo Harry encogiéndose de hombros.

—¿Cómo está Ron? —preguntó Hermione un poco vacilante.

—Todavía enfadado, de hecho intentó golpearme.

Hermione frunció el ceño.

—Ehh… Creo que eso fue culpa mía, Hermione. Desde que nos pusimos a hablar de compartir
departamento… Debí darme cuenta que a Ron no le agradaría la idea, lo siento, de verdad.

—Ya está superado, Harry, no tiene importancia. Además, olvídate eso de las culpas, él debería
haber confiado en los dos, ¿no? Yo era su novia y tú su mejor amigo y el novio de su hermana.

—Pero sabes que en parte sus celos son justificados, ¿no, Hermione? Esas cosas pasan…

—No, Harry, no son justificados, ¿qué hay de malo en que compartamos departamento? Debió
entender que incluso era por nuestro bien, compartiendo gastos contigo, ahora que los dos
estudiaremos, sería posible incluso ahorrar para nuestra casa, pero en fin allá él. Si se le pasa,
volverá, sino —la castaña se encogió de hombros.

—Pero sigo insistiendo que en algo tiene razón, Hermione, no sería la primera vez que dos chicos
compartiendo departamento terminan liados.

—Pero a nosotros no —declaró con voz firme, Hermione —Eres como mi hermano, estás con
Ginny y yo estoy enamorada de él, es lo que no comprende… Me duele más que no confíe
plenamente en lo que siento por él.

—Claro… pero…

—Todo se arreglará, si es que debe arreglarse, Harry, no tiene importancia.

La cabeza de una pelirroja asomó por la puerta y Harry se levantó de un salto, más por
nerviosismo que por verdadero entusiasmo, ella le había exigido que fuera a verlo y él como buen
novio que pretendía ser había acudido, se acercó a Ginny y comenzó a besarla con desesperación,
convenciéndose que era lo más maravilloso el tenerla junto a él. La pelirroja se reía y devolvía los
besos. Hermione se acercó a ellos.

—Ya basta, todos los miran —dijo riendo.

Ginny la abrazó.
—Sacadme de aquí —suplicó Ginny —Ya tengo suficiente. No sabes lo que es ser tu novia… Quiero
aire puro.

Harry y Hermione se echaron a reír, salieron de las Tres Escobas y por inercia echaron a andar
hacia la Casa de los Gritos.

—No sabéis lo que ha sido esta semana —parloteaba Ginny, mientras Harry seguía con la mirada a
un chico castaño que había pasado cerca de ellos, gesto que no pasó inadvertido para la castaña
—Desde que ha salido la noticia de que os ibais a vivir juntos, todo ha sido un caos —dijo Ginny,
dando saltitos frente a ellos.

—Ginny si te molesta…

—No seas tonta, Hermione… Sólo son molestas las preguntas y los comentarios insidiosos, pero…

Los tres amigos se quedaron inmóviles, al dar la vuelta en la curva que hacia el camino, quedaron
frente a frente a un Mortífago, que avanzaba en su dirección, al verlos se detuvo. Muy
rápidamente, Harry sacó su varita y a la vez se puso delante de las muchachas, el Mortífago
levantó las dos manos y dejó caer la varita y con el pie la empujó haciéndola rodar hasta Harry.

Harry perplejo se agachó y la recogió metiéndola en el bolsillo de su túnica.

—No tengo otra escondida, si queréis podéis revisarme.

—¿Malfoy? —preguntó Harry, tenso.

Draco tragó saliva, guardó silencio un rato y luego tragándose su orgullo asintió.

—¿Qué es lo quieres? —dijo apuntándolo con más firmeza.

—Te juro… que estoy solo… —le costaba hablar. Después de todo se estaba humillando frente a su
peor enemigo. —Te juro que…

—Sácate la capucha —dijo Harry —Quiero verte la cara mientras hablas.

Draco se mordió el labio para ahogar las ganas de mandarlo al diablo, dentro de él la humillación
lo estaba matando.

“Piensa en Altaír, Draco, piensa en Altaír”, se recordó.

Fue bajando sus manos lentamente y se quitó la capucha y miró a la cara a Harry que sin querer
bajó un poco su varita, las chicas ahogaron un grito dando un paso atrás.

—¿Qué te pasó?

—No te importa —contestó orgullosamente el rubio.

—¿Qué es lo que quieres?


Draco fijó su mirada en el suelo, Y Harry ya no vio al Draco Malfoy de Hogwarts, vio un hombre
luchando entre su orgullo y lo que tenía que decirle, su mano tembló un poco, pero bajó la varita y
dio un paso hacía Draco, pero el rubio dio otro hacía atrás.

—Sólo te pido que confíes ésta vez en mí —dijo Draco bajito —Llevo dos días siguiéndote,
esperando la oportunidad de hablar contigo.

—¿Sobre qué?

—Sí quisieras acompañarme…

—¿Acompañarte? ¿A dónde? —preguntó Hermione, rápidamente.

—No es asunto tuyo, “sangre sucia” —dijo Draco con rabia.

Harry alzó la varita presto apuntándolo con ira mal contenida.

—Lo siento… yo no quiero pelear. Yo necesito… —dijo Draco, Harry se percató de que cada vez le
costaba más hablar, haciendo un gran esfuerzo para continuar.

—¿A dónde? —preguntó Harry entre curioso y apenado por la figura del rubio.

Draco levantó su mano y apuntó el bosque cercano.

—Estás loco, no entraré allí contigo.

Draco dudó un instante mirando vigilante a su alrededor… luego dejó caer la túnica de Mortífago y
levantó las manos.

—Te juro… Te doy mi palabra de honor… que no es una trampa… yo… quiero… quiero…

Harry bajó la varita y se acercó al rubio, pero Draco volvió a retroceder, apartándose y
manteniéndose a prudente distancia. Harry se detuvo nuevamente.

—¿Es muy lejos?

Draco negó lentamente con la cabeza y pasó una mano por su frente perlada de sudor y luego
cerró los ojos con fuerza.

El Slytherin bajó las manos pero Hermione dio un salto y le clavó su varita en la garganta. El rubio
se mordió los labios con rabia y levantó los brazos. Harry vio el esfuerzo que hacía para dominarse
y mantenerse lo suficientemente sereno frente a ellos...

—Déjalo, Hermione… Puedes bajar las manos.

El rubio bajó las manos, pero Harry notó que aún así las mantenía alejadas del cuerpo… dio media
vuelta y echó a andar lentamente. Se internaron un poco por el bosque y de pronto el llanto de un
bebé se escuchó muy cerca, Draco apresuró el paso. Los tres instintivamente levantaron las
varitas, aquello debía ser una trampa.

El Slytherin se perdió de vista. Harry se recriminó por haber sido tan estúpido de llevar a las chicas
allí confiando en un maldito Mortífago. ¿Cuán estúpido podía llegar a ser?

Hermione lanzó varios Revelio, pero sólo mostraban a Draco y a un… ¿bebé?

Draco se acerca a ellos con un bebé apoyado contra su camisa blanca y un bolso. Los tres
Gryffindor intercambiaron miradas de asombro y bajaron las varitas.

Draco dejó caer el bolso y destapó el rostro del bebé.

—Es mi hijo, Altaír Draco Malfoy —dijo el rubio.

También podría gustarte