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" Harry
comentó luego de pensarlo un momento y luego agregó: "Nunca me
imaginé que te reconciliarías con él en vez de pelear luego de aquel
incidente."
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"¿Tengo opción?" Preguntó Draco de la misma forma que Hermione.
Parecía algo natural y simple para él, pero para Hermione era otro asunto
para pensar una y otra y otra vez. Todo lo que decía era verdad, era real, y
era abrumador. Porque en verdad eran una familia, de una forma más
legal que sentimental por supuesto, pero aún así estaban comprometidos
en uno con el otro y Draco había asumido completamente el tener que ser
parte de su vida como su esposo. Y ella no podía decirle que no.
¿Pero sería justo darle a Draco una oportunidad con tal de olvidar a Ron?
Hermione no quería usarlo, no era su estilo hacer algo así. Aunque a Draco
no le molestaría, ya que él la usaba a ella también.
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'Aunque supongo que si gusta de mi. Si yo no le gustara, no estaríamos
aquí ahora mismo, no de esta forma.'
Incluso si le gustaba porque tenía que gustarle, ¿su actitud no debía verse
como algo positivo el que dejara de lado todo lo que le disgustaba de ella
y que hiciera un esfuerzo por estar a su lado? Ella estaba haciendo
exactamente lo mismo en realidad; cuando miraba a Draco no podía
pensar en él como alguien que odiara a los muggles, esclavizara elfos y
fuera simplemente un hombre deplorable, a pesar de que sabía que todo
aquello no estaba lejos de la realidad; lo que veía era a un joven, una
persona como ella, que era demasiado terco para pensar distinto, y aún
así ella sabía que Draco tenía un buen corazón en lo más profundo de su
ser.
Draco tenía buenas cualidades, Hermione estaba segura de ello. Podía ser
muy amable, cómico—aunque su sentido del humor tenía tintes de
sarcasmo-, amaba a su madre incondicionalmente a pesar de todos los
errores que había cometido, no era partidario de la tortura a pesar de su
horrible crianza en el lado oscuro, podía ser paciente—aunque tenía un
límite, podía serlo cuando quería.
"¿Estás enojada?" Su tono era escéptico, entrecerró sus ojos con tal de
verla mejor.
"No, ¿por qué piensas eso?" Ella negó con la cabeza y lo volvió a mirar,
esta vez con asombro.
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"Porque esta es la primera vez que te veo sonrojarte y no es porque estés
enfadada." Draco sonrió de forma triunfante, logrando que Hermione se
sonrojara aún más y, antes de que ella pudiera replicar, él agregó: "¿Me
estabas comiendo con los ojos?"
"¡Si lo estabas!"
Hermione en realidad tuvo que idear algo bastante rápido. Era algo que
había pensado ya hacía bastante tiempo. Si Draco Malfoy aceptaba hacer
aquello—y se comportaba bien durante la visita—podrían llegar a tener
una oportunidad los dos.
"¿A quién?"
"Andrómeda Tonks."
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"Si, tu tía." Ella pronunció cada palabra con delicadeza, esperando una
actitud más reaccionaría viniendo de él.
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"No me molestará ir sola, sabes." Intentó ella otra vez, analizando qué
tanta voluntad tenía para no librarse de la propuesta cómo sabía que
quería hacer.
Tras encontrarse solas una vez que Draco había decidido recluirse en su
habitación; Narcissa no quiso permitirle lavar los platos. Ya era
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suficientemente malo que hubiera cocinado, le explicó Narcissa, una dama
de sociedad jamás debía hacer tales cosas como cocinar y limpiar;
aparentemente Narcissa había dejado pasar el tema de la cocina por
haber escuchado que la forma de llegar al corazón de un hombre era a
través de su estomago, por lo que si la comida era lo suficientemente
buena de seguro a Draco le caería mejor; pero limpiar era algo que estaría
completamente fuera de lugar. Hermione no quería discutir con ella—
sinceramente no le importaba si era la primera Malfoy o Zabini en hacer
quehaceres—pero no podía permitir que lose elfos domésticos de
Narcissa hicieran trabajo de esclavos.
Sus clases de la mañana fueron bastante buenas; lamentaba tener que irse
de Italia y cambiarse al sistema británico; aunque le resultaría más sencillo
por el idioma, se había acostumbrado al sistema italiano y le encantaba el
desafío. Antes de su mudanza con Draco, dedicaba todas sus tardes, luego
del almuerzo, a hacer sus traducciones y estudiar el idioma con más
profundización junto con su carrera. Y su familia era de gran ayuda. Se
percató de cuánto extrañaría vivir con ellos cuando volvió a su nueva casa
aquel día.
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La casa era hermosa—más allá de lo que dijera Narcissa—todo era nuevo
y lujoso, pero no podía verla como su hogar. Apenas había estado viviendo
allí por un día y sabía cuan rápido tendría que irse. ¡Y había tenido tantas
nuevas casas en el último año! El único lugar al que realmente podía
llamar su hogar era la casa de sus padres—actualmente abandonada luego
de un mes de cuarentena y otros tres en los que ella vivió en la comodidad
de la mansión de sus abuelos.
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de que él pudiera replicar, ella notó lo que tenía puesto—"Veo que aún no
ha terminado. ¿Qué haces en pijamas a las 12:15 del mediodía?"
"Por Merlín, suenas como mi madre. La única razón por la que bajé fue
porque te escuché llamar."
Entonces fue Draco quién arqueó una ceja, sorprendido por su actitud tan
directa y autoritaria; pero decidió aceptar y vestirse para almorzar. Quería
creer que Hermione estaba volviendo a ser como era antes—demostrando
aquella actitud que solía odiar tanto en sus años en Hogwarts y que,
además, le resultaba fascinante. Prefería a Hermione la mandona que a la
depresiva e histérica que le había disgustado tanto en los últimos meses.
"¿Cuál es tu problema con mis horarios? No es que tengas que estar aquí
para que te moleste, e incluso si lo estuvieras, ¿por qué te molestaría no
verme en toda la mañana?"
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Algo sorprendida, ella se encogió de hombros. "Tan sólo me imaginé que
sería algo que harías."
"Se que no tienes un muy buen concepto de mi, pero al menos podrías
intentar disimularlo de vez en cuando." Dijo él con un leve gesto de
enfado.
"¿Estás tan apresurada por leerla que no puedes siquiera terminar una
comida con tu esposo?"—No es que le molestara, tan sólo intentaba jugar
con ella, para su entretenimiento y molestia de Hermione, quien sólo lo
miró con unos ojos para matar mientras esperaba una respuesta. —"Está
en mi habitación, en mi mesa de luz al lado de mi cama."—Notó que la
muchacha vacilaba y agregó: "Se te está permitido entrar, aunque no
puedas creerlo."
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"No le temo a nada, querida." Enfatizó la última palabra, esperando que le
molestara, pero ella no mostró ningún signo de perturbación como solía
hacer cada vez que él la llamaba así. —"Tan sólo no estoy emocionado por
tener que ir a cenar con una mujer que no conozco, arriesgado la ira de mi
madre."
"¿No la has visto en tus 20 años? ¿En serio? ¿Ni siquiera una vez?"
Preguntó una sorprendida Hermione.
"Ni siquiera una vez. Todo vínculo fue cortado, a eso se le llama exilio.
Todo lo que se me ha dicho de ella es que deshonró a la familia casándose
con un sangre—con un hijo de muggles, y peor aún, tuvo su descendencia.
Está prohibido hablar de ella, así que el tema tan sólo se me mencionó
una vez como ejemplo a no seguir."— Negó con la cabeza con una mirada
de preocupación en su rostro. —"Si mi madre llegara a enterarse, no se de
ti, pero yo seré hombre muerto."
"'¡Por Merlín, Malfoy! ¿No tienes juicio propio?"—Él abrió su boca para
replicar, pero Hermione lo detuvo antes de que pudiera, continuando con
lo que tenía en mente.—"No se sobre ti—por lo cual te estoy preguntando
pero no pareces siquiera darte cuenta de ello—pero cuando me dijeron
que tenía parientes, quise conocerlos, quise saber de dónde venía, cómo
era mi familia. Si alguno de los parientes de mi madre estuvieran vivos, me
encantaría poder conocerlos a pesar de las horribles historias de su
pasado." Hermione pausó por un momento en el que los dos se quedaron
en silencio, tan sólo mirándose el uno al otro, uno con interés en la
mirada, el otro expectante. "Cuando te dijeron que tenías una tía, ¿no
sentiste curiosidad y te preguntaste cómo sería?"
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"Supongo que no tuviste mucha familia con la que relacionarte, ¿huh? Tu
única familia en nuestra boda fue tu madre."
"Si, esa misma. Le has caído bien desde que me obligaste a mudarme
aquí."
"¡No te voy a permitir lastimar a esas pobres criaturas tan sólo porque le
temes a tu madre!" Exclamó Hermione entre dientes. Draco tan sólo le
arqueó una ceja y se quedó mirándola mal.
"A vosotros tres os ordeno que no nos sigan bajo ninguna circunstancia
esta noche; si mi madre os ordena que hagáis eso, debéis decirle que
pedimos tener algo de privacidad, y que sería muy bueno para nuestra
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relación si no persistiera en sus deseos. Si se os obliga, venís a mí
directamente. Si os oponéis a mis deseos, los liberaré a todos."
Sus últimas palabras hicieron que los elfos literalmente temblaran con
miedo mientras asentían sus pequeñas cabezas. Instantáneamente
desaparecieron cuando Draco les dijo que podían irse. Que los elfos
temieran la libertad era algo que estaba más allá de la comprensión de
Hermione.
"Y podría amenazarlos por una tercera vez, sería un ciclo sin fin; por lo
tanto, ella no verá la razón para doblegar mi voluntad. Pero hará
preguntas, te lo aseguro."
"Cómo sea, Draco; te esperaré a las 7:30 pm. Deberías hablar con tu
madre antes de irte a la universidad; estaba planeando venir a cenar."
Ella tan sólo esperaba que su buena conducta durara hasta el final del día.
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confiado, pero su voluntad no parecía tan fuerte. Hermione se preguntó si
era realmente el miedo de la ira de su madre lo que lo hacía vacilar o si en
realidad era su aversión a los traidores de sangre—la cual trataba de
ocultad de ella—la razón por la que actuaba de aquella forma.
Hermione sonrió para si misma y los siguió. Se sentó al lado de Draco, con
Teddy en su falda—el cual estaba tratando de alcanzar el rostro de
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Draco—y Andrómeda se sentó en un sillón en frente de ellos. Ella había
estado halagando a Draco constantemente y haciéndole preguntas
personas desde que habían llegado. Draco la observaba con incredulidad y
tan sólo asentía la cabeza en respuesta; sólo cuando Teddy emitió un grito
de queja Draco apartó sus ojos del rostro de su tía para ver al niño en vez.
"Uhm… Bien…?" Era más una pregunta que una respuesta; Hermione rió
para sus adentros y colocó al niño sobre la falda de Draco, lo instruyó para
que pusiera al menos una mano en su espalda con tal de prevenir que el
niño se cayera. Él observó a Teddy con curiosidad, y Teddy lo observó a él
con determinación e interés mientras hacía un esfuerzo por ponerse de
pie encima suyo y alcanzar su nariz; aparentemente quería saber cómo se
sentía tirar de ella.
"¿Por qué está haciendo esto?" preguntó Draco con un tono de voz
peculiar, producto de la investigación del infante.
"No voy a decir 'quack'." Su declaración hizo que el infante soltara su nariz
y riera alegremente mientras se dejaba caer para volver a sentarse en su
falda; ambas mujeres rieron también. Draco no las comprendía, la
situación parecía ser cómica, si, pero era extraña. Él nunca en toda su vida
había tenido que lidiar con un bebé, ni tampoco con aquella curiosa tía
suya que se parecía demasiado a Bellatrix y actuaba de una forma más
afectuosa con él de lo que hacía su propia madre.
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No parecía tan mala como para ser una traidora de sangre, reconoció
Draco. No es que estuviera de acuerdo con su elección para un esposo—y
posterior descendencia; pero parecía simpática. Aunque le resultaba un
poco incómodo que fuera tan cariñosa y que insistiera en saber más y más
sobre él, y persistiera en hacer preguntar poco adecuadas sobre tiempos
de los cuales él no tenía memoria alguna, ya fuera porque había sido muy
joven en aquella época o porque directamente no había nacido.
Fue así todo el tiempo durante la cena. Draco había tenido la esperanza de
que quizás su tía y su esposa pasarían el resto de la noche hablando la una
con la otra sobre sus cosas—después de todo eran mujeres—pero,
aparentemente, él era quien debía ser el centro de atención. Quizás si
Hermione no hubiese estado tan ocupada entreteniendo al infante
durante la mayor parte de la visita, la atención de Andrómeda habría sido
más equitativa.
"Te gusta tanto aquel niño que podría apostar a que lo secuestrarías si
nadie estuviera mirando."
"Oh, ¡es que es tan adorable! ¿Viste que feliz que estaba de verme? Y no
es posible que me recuerde, ha pasado más de un año desde la última vez
que lo vi. ¡Ha crecido tanto!" Hermione sonrió al recordar la escena.—
"Verlo tan feliz me alegra el día."
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es eso? Que todo lo que tenías, todo lo que conocías y todos a quienes
conocías te dieran la espalda y se olvidaran de tu existencia…"
Si había una cosa que Draco odiaba, era ver a Hermione triste por Ronald
Weasley; él sabía que no podía haber ninguna otra razón para que ella se
pusiera melancólica de repente por tan sólo mencionar las palabras
"amor" y "elección". Draco frunció el ceño y apartó su mirada de su rostro;
prefería que Hermione concentrara su atención en aquel primo suyo en
vez de pensar en aquel maldito Weasley.
"¿Cómo lo evitaste?" Preguntó Draco; recién se daba cuenta, ¡pero era tan
obvio! Aquel tipo de arreglos eran tradicionales en ambos lados de su
familia; no sólo su madre había tenido un matrimonio forzado, sino
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también su tía Bellatrix, y aquello significaba que Andrómeda debería
haber tenido uno también.
"Fui criada sabiendo con quién me casaría, al igual que mis dos hermanas.
No lo veía muy seguido cuando éramos niños, pero nuestros padres se
aseguraban de que nos viéramos al menos cuatro veces al año para
acostumbrarnos el uno al otro. Sucedía lo mismo con mis hermanas,
aunque ambas tenían distintas reacciones respecto de sus prometidos.
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de haber sido otra persona, lo habría aceptado con el mismo entusiasmo,
incluso si él no gustaba de mí.
Pensé que el día de mi boda con Niklaus sería el día más feliz de mi vida, y
lo fue hasta la recepción. Lo menos esperado sucedió. Todos estábamos
reunidos en un hermoso prado, ya que la fiesta era en el exterior. Había
cientos de personas, creo que los invitados eran unos 450 o más, así que
podéis imaginaros el tamaño del sitio, la cantidad de mesas y sillas. Creo
que mi matrimonio fue el más caro que mis padres tuvieron que pagar; mi
madre siempre había estado muy complacida con mi actitud respecto a mi
compromiso, y por lo tanto quería recompensarme con la boda que yo
quería.
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Aparentemente, mientras caminaban por el bosque, encontraron una
cueva. Se les dio por explorarla—a Niklaus siempre le gustó hacer ese tipo
de cosas—y así fueron. Nadie esperó encontrar a un hipogrifo allí;
normalmente no habría sido un gran problema para tres magos adultos,
pero resultó ser una hembra con un recién nacido, y el alcohol tampoco
ayudo mucho en el asunto. No tuvieron oportunidad alguna contra una
madre enfadada.
Así que la depresión fue por el hecho de que jamás tendría un esposo,
jamás volvería a casarme. Vi como toda mi vida se caía a pedazos al ver el
charco de sangre alrededor del cuerpo de Niklaus, no porque él hubiera
muerto, sino porque había perdido mi oportunidad para casarme,
¿comprendéis? Fue una forma de pensar muy egoísta y superficial. Pero,
bueno, de no haber sucedido aquello, jamás me habría enamorado de
Ted.
Un día me encontré con Ted para hacer las rondas, y fue la primera vez en
mi vida que no pude contenerme más. Cualquiera se habría dado cuenta
de que estaba deprimida, no intentaba siquiera ocultarlo. Ted intentó
reconfortarme, y yo estaba tan pero tan deprimida que se lo permití; era
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algo absolutamente nuevo para mi, ¡estaba teniendo contacto un hijo de
muggles! No acabamos nuestra ronda aquel día. Llegué a conocerlo a
pesar de mis prejuicios hacia los de su tipo, y me di cuenta de que yo no le
disgustaba a él a pesar de los prejuicios que él sabía que yo tenía contra él
y todos los suyos; era como si no se lo tomara personalmente. En un
principio me enfadé conmigo misma, ya que se me había enseñado a odiar
a los muggles, y el problema era que no podía odiar a Ted.
Al día siguiente, me encontré con mis padres y les expliqué lo que había
hecho. Narcissa estaba presente cuando les dije; ninguno podía creerlo.
Los tres se quedaron callados por no sé cuanto tiempo, hasta que mi
padre habló y dijo: "Junta todas tus pertenencias y vete. No quiero que
quede ningún rastro tuyo en esta casa."
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quería volver a verme jamás en su vida. Narcissa salió corriendo de la
habitación en llantos antes de que pudiera dedicarles mi último adiós a
mis padres.
Les pedí a los elfos domésticos que empacaran todo lo que poseía. Cuando
fui a mi habitación me encontré con Narcissa allí, llorando en mi cama.
Tuvimos nuestra última discusión allí. Solíamos ser muy buenas amigas,
tan amigas como pueden ser dos hermanas, ¿sabéis? Comprendí que su
enfado no era debido a lo que me hubiera casado con un muggle—no creo
que ella me considerara una traidora de sangre—pero porque ello
significaba que tendría que dejarla para siempre. Le expliqué lo que había
aprendido sobre el amor, el verdadero amor, ya que nunca se nos había
enseñado sobre eso. Y una de las últimas cosas que me dijo fue que no se
casaría con Lucius, sería su venganza contra nuestros padres por mi exilio;
su resistencia haría que todos murieran por la maldición de sangre, y si
ella sobrevivía entonces podría hacer como yo y casarse por amor. Tenía
tan sólo 14 años en aquel momento, siempre había sido del tipo
dramático.
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"¿Ha cambiado mucho? Se casó con Lucius, así que supongo que al final
cambió de opinión."
Draco quedó aún más perplejo que su tía por la inesperada urgencia que
tenía Hermione por irse. Le agradeció un montón la invitación e insistió en
repetirlo en el futuro.
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Draco había intentado que Hermione le dijera algo comprándole un
brazalete de oro; se suponía que ella debía saltar de alegría y abrazarlo
por la felicidad—al fin y al cabo las mujeres amaban las joyas—pero no, no
Hermione; tan sólo se quedó mirando el objeto dorado y casi un minuto
más tarde se dignó a mirarlo a la cara y le agradeció con una sonrisa
forzada.
"Me echó. Nunca antes me había hecho algo así."—Explicó Blaise, aún sin
poder creerlo él mismo.
"¿Qué pasó?"
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"Si, compartimos todas las comidas."—Draco incluso había empezado a
levantarse temprano con tal de acompañarla en el desayuno, cosa muy
extraña en él.
"Cuando le pregunté si tenía algún problema lo único que hizo fue negar
con la cabeza—ni siquiera me miró a la cara—y me dijo que tenía que
estudiar; cuando insistí me pidió específicamente que me fuera. Si no
vuelve a ser ella misma para mañana, haré que un sanador la revise,
Malfoy."
"¿No me dirás? ¿Por favor?" Intentó otra vez, pero de una forma más
suave, y fijando sus ojos en los de ella, sin intención alguna de apartar la
mirada.
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rostro, cada uno de sus rasgos y palabras. Luego de un largo momento de
silencio, Hermione movió lentamente una de sus manos para llegar al
rostro de Draco y acariciar cuidadosamente el lado izquierdo de su cara.
Draco, absolutamente perplejo, abrió sus ojos un poco más de lo normal y
estuvo a punto de hablar otra vez, pero Hermione lo detuvo con sus
propias palabras.
"¿Qué soy para ti, Draco?" En contraste con la pregunta que había hecho
él primero, las palabras de ella salían bastante despacio y de una forma
considerablemente suave; su voz era muy delicada, no vaciló al hablar, y
aún así, parecía que tenía algún tipo de duda al hacerlo.
Ella negó con la cabeza, con más determinación esta vez. —"No, es
exactamente así. Andrómeda añoraba tener un esposo y habría hecho
cualquier cosa por complacerlo y estar con él—eso es justamente lo que
haces tú conmigo."—hizo una pausa, durante la cual se quedó mirándolo a
los ojos; él se veía completamente confundido, y tan acomplejado como
se había mostrado al conocer a Andrómeda—"Y a Bellatrix no le
importaba tener un matrimonio sin amor, y tan sólo aceptaba sus deberes
sin amor alguno hacia la vida. Eso es lo que quieres que yo haga. Quieres
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una esposa de la forma que Andrómeda quería un esposo, y quieres que
tu esposa sea como Bellatrix."
El silencio conquistó todos los sonidos una vez más; Hermione no se veía
triste, pero si preocupada de algún modo, había un tinte de añoranza en
sus ojos, como si estuviera esperando que él hiciera algo, que dijera las
palabras correctas, estando o no de acuerdo con lo que decía ella. Draco
estaba aterrorizado.
"¿No quieres que sea una esposa dedicada a ti? ¿Eso es lo que estás
diciendo?"
"Si cumpliera todas las reglas por las que fui criado para seguir, estaríamos
viviendo infelizmente en la mansión Malfoy y estaríamos esperando como
mínimo a nuestro primero heredero."—En respuesta ella puso una
expresión inescrutable en su rostro y volvió a mover la cabeza para mirar a
otro lado; Draco entró en pánico, no podía perder esta oportunidad en la
que ella podía desahogarse con él. —"De todos modos no creo que te
importe mucho estar a la altura de mis expectativas."
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"Lo se. El problema es que no logro decidir cómo debería sentirme
respecto a esto."
"Nadie puede. ¿Cómo es que eso no te molesta? ¿Cómo puedes estar tan
sereno y calmado con todo esto?"
"¿Es eso por lo que has estado enfurruñada estos días? ¿Por Weasley?"—
Dijo despectivamente, y prácticamente gritó: "¿¡No lo superarás algún
día!"
El rostro de Draco apenas mostró sorpresa alguna, sus ojos aún denotaban
una mirada dura, su boca estaba ligeramente abierta. Aquella era una de
las cosas que no había esperado oír, ¿qué era lo que debía decir en
respuesta a su deseo? Podía decirle que quería exactamente la misma
cosa—en verdad no le importaría amarla—aunque no le importaba tener
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un matrimonio sin amor, pero uno con amor tampoco sonaba mal. Draco
no sabía mucho sobre aquel tipo de amor, ya que nunca lo había
experimentado. Lo que sí podía decir con toda seguridad era que le
importaba de ella, lo que no podía creer era que se diera el mismo caso a
la inversa.
"Ya no entiendo nada. ¿Qué demonios quieres que haga? He sido bueno
contigo, ¿o no? He permitido que te salgas con la tuya todo el tiempo, he
aceptado casi todo lo que has querido, ¡incluso le mentí a mi madre por ti!
Acepté vivir aquí con tal de que pudieras terminar tu cuatrimestre, y he
tolerado cuatro días enteros de esta molesta actitud tuya. No me importa
en lo más mínimo si no puedes amarme o enamorarte de mi, pero no
puedo tolerar que te encierres en ti mismas y lloriquees todo el tiempo
por quién o que no puedes tener; ¡me estás volviendo loco!"
"Más o menos, supongo. Quizás nos estemos llevando tan bien como
podemos llevarnos."
"El problema es que todo entre nosotros es falso, Draco. Debemos fingir
afecto en público; en privado debemos tolerarnos el uno al otro a pesar de
nuestra carencia de amistad y afecto alguno. Debemos llevarnos bien tan
sólo porque estamos casados, no porque realmente queramos. No me
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malinterpretes, quiero llevarme bien contigo, y se que tú también lo
quieres así… ¿pero querrías llevarte bien conmigo si no estuviéramos
obligados a estar juntos?"
"Si nada de esto existiera, si tan sólo fueras la hermana de Blaise… estoy
seguro de que Blaise ni siquiera me permitiría mirarte. Pero lo intentaría."
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recomponerse. —"Estaba enfadado, ¿bien? Tu saliste de la nada y me
besaste cuando lo que más quería en ese momento era tenerte fuera de
mi vida."—Hermione se mostró con una mirada expectante e interesada
en su rostro; él prosiguió: "Pero ya han pasado cuatro meses de eso, ¡por
todos los cielos! Si yo fuera a guardarte rencor por cada vez que me has
hecho aquello mismo, no podría siquiera respirar el mismo aire que tu."
"Tenías razón entonces."—Ella, sin embargo, no apartó sus ojos del rostro
de él, y continuó mostrando aquella pequeña sonrisa—"No somos tan
distintos como pensaba."
"Quiero decir que ambos podemos ser nuestros peores enemigos o todo
lo contrario si lo intentamos. Eso creo."
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"¿Qué haces?" La pregunta era directa, apropiada para la situación. Salió
de la boca de Draco. Últimamente le resultaba complicado habitar la
misma casa que su esposa.
Hermione cerró sus ojos y negó con la cabeza; respiró hondo, exhaló
sonoramente, y luego caminó hasta su cama para sentarse. —"Ron se ha
ido…"—Su voz pasó a ser un susurro, su rostro marcado por la tristeza
reprimida. —"…huyó de su casa, de nuestro mundo…"
Hermione respiró otra vez, y ambos se quedaron en silencio hasta que ella
volvió a hablar, esta vez girando la cabeza con tal de ver a Draco a la cara.
"¿Debería estar enfadada o triste, Draco? No lo sé… Siento ambas cosas al
mismo tiempo."
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Y ahora le estaba preguntando qué hacer y cómo sentirse al mismo
tiempo. Siempre había algo nuevo que aprender al vivir con ella. Quizás
era el momento de sentarse a su lado y confortarla, después eso era lo
que hacían los amigos. ¿O no?
"¡Porque ha pasado una semana, Draco! ¡Se fue hace una semana y recién
ahora me informan!"—Su tono se volvió áspero y agresivo de repente—
"Harry me mandó una carta… explicó que no me había dicho antes porque
pensaba que regresaría…"—y así nomás su voz se rompió, tornándose
absolutamente triste—"…y es mi culpa, se fue por mi…"—suspiró y luego
susurró: "…por lo que le hice…"
A pesar de que todo el asunto de intentar ser amigos era algo muy bueno
para ambos dos, a veces Draco deseaba que Hermione no compartiera ese
tipo de cosas con él. Hablar sobre Weasley siempre le hacía enfadar, ¿y
cómo podía evitar enojarse cuando se trataba de él? Especialmente
considerando que se le estaba recordando de algo que jamás debería
haber sucedido, y de tan sólo una semana.
"Estás mejor sin él." La voz le salió un poco más agresiva de lo que habría
querido, pero esa iba a ser la única respuesta que Hermione recibiría de
Draco. Y, además, era la mejor que podía darle, porque, en verdad, no
tenía nada mejor que decir.
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"Problemas…"—Hermione suspiró y levantó su mentón para ver a Draco,
su voz ahora con un tinte de determinación. —"Problemas son lo que
hacemos de la vida."
"¿El tiempo?"
"¿El tiempo? ¿Quieres decir que 'el tiempo cura todas las heridas'?"—
Hermione sonrió sardónicamente, aún sin mirarlo a la cara. —"El tiempo
no cura ninguna herida, sólo les tira sal."
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Hermione ignoró su arrebato y se paró para estar en frente suyo, con una
mirada severa en su rostro. "No lo haré."
"Ya está. He acabado con él." Fue todo lo que dijo luego tirar todos los
regalos de Ron. La expresión de la cara de Draco era inescrutable, pero
Hermione estaba demasiado resuelta para que le pudiera importar. —"Me
desharé de todo lo que me ha dado, y luego iremos a la boda de Marcus."
Tan sólo unas pocas horas atrás Hermione había proclamado haber
terminado con Weasley, algo que le habría alegrado el día a Draco de ser
cierto; pero él sabía que no era así, ya que tan sólo había estado hablando
por furia, y ahora, para empeorar las cosas, Hermione estaba en la
recepción de una boda, viendo a un montón de gente feliz luego de una
alegre ceremonia. Ella probablemente, no, Hermione seguramente
envidiaba a la novia de su primo, quien amaba a Marcus y quería estar
casada con él, serían felices juntos, ambos. Cómo deseaba Draco poder
darle algo así a Hermione, al menos eso, pero todo lo que parecía poder
darle últimamente era miseria, incluso cuando intentaba ser mejor para
ella.
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Draco, después de todo, había estado con ella aquel día. Por el momento,
habían entrado al lugar de la ceremonia donde él había notado que la
sonrisa de Hermione era fingida, ya que no combinaba con la melancolía
de sus ojos, algo de lo cual probablemente muchos no se percatarían,
pero Draco sabía qué era exactamente lo que estaba pasando por su
cabeza.
"La conozco. Me imaginé que no se tomaría esto muy bien y reconozco sus
intentos de aparentar algo que no siente."
"¿Y la besaste?"
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"Quien sabe, quizás si tomaste la oportunidad que mas les convenía a
ambos."
Sin embargo, solamente Hermione podía decidir aquello. Ella aceptó bailar
con su hermano, Draco se había esperado eso; Blaise era una de las pocas
personas a las cuales no les podía decir "no". ¿Aceptaría bailar con él? Se
preguntó. Sorprendentemente, luego de bailar con su hermano por lo que
pareció una eternidad, no rechazó a Draco.
"No tienes por qué hacer esto para demostrar algo, sabes."
"Había estado bailando con Blaise por como media hora una vez que me
preguntaste."
"Porque pensé que estaría mal bailar con cualquier otro hombre sin haber
hecho antes con mi esposo."—pausó para mirarlo a los ojos y agregó,
pensativa: "Pensé que nunca me lo pedirías cuando Blaise vino a mi."
"¿Importa?"
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"No. Lo que quiero decir es que no pensé que quisieras bailar conmigo
porque habías rechazado muchas invitaciones antes de la suya."
"¿Cómo empezamos?"
"¿Así como?"
"Si, supongo que lo es. Aunque también me gustaría saber más sobre ti."
"Mi madre me enseñó cuando era pequeño. Teníamos mucho tiempo libre
antes de que fuera a Hogwarts. Probablemente sucedió lo mismo con tu
madre y tu hermano; ¿quién te enseñó a ti?"
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"Gracias."—Dijo ella y pausó por un momento, pensativa mientras
observaba a la gente bailando otro vals en la pista de baile. —"Que tal si…
¿qué tal si nos vamos?"
Esta vez, mientras se apuraba a su lado para salir del salón y corrían por
los inmensos corredores de aquella mansión, dirigiéndose al exterior,
Draco no tenía idea de qué estaba pensando su esposa. Habían estado
sólo tres horas en la fiesta, el sol se estaba poniendo y estaba helado
afuera, había nieve por todos los campos y los árboles que rodeaban el
lugar estaban congelados y no tenían hojas. Una vez afuera, Draco pensó
que Hermione se dirigiría a su propia mansión—la cual estaba justo en
frente—pero en vez continuó corriendo en dirección contraria. Él corrió
junto a ella hasta que no hubo más árboles ni piedras que esquivar.
Acabaron justo en frente de un precipicio, y en el horizonte se podía ver
como se estaba poniendo el sol, pintando el panorama de colores rojizos.
"Mucho más."—Reconoció Draco con una sonrisa. —"Es una gran vista."
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"¿Has venido aquí con tus amigos antes?"
Mis pesadillas empezaron otra vez en una fría noche de diciembre. No era
culpa de nadie, tan sólo la época del año. Muy pronto tendría que
enfrentar el aniversario de un año de la muerte de mis padres. Así que mi
mente me recordaba el accidente, mostrándome las más horrendas
imágenes que uno pudiera imaginar.
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Cuando Draco abrió la puerta de mi habitación aquella noche, mis ojos
estaban inundados con lágrimas que caían por todo mi rostro.
Ni siquiera tocó a la puerta, tan sólo entró y encendió la luz (ya que los
anteriores dueños de la casa eran muggles, no se habían hecho arreglos
para quitar la electricidad, y a Draco le resultó peculiarmente útil), con su
varita en la mano.
"¿Mal sueño?" Fue todo lo que preguntó una vez que se aseguró de que
no había intruso alguno en mi habitación. Asentí con la cabeza mientras
secaba mi rostro con mis manos.
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Demasiado abrumada como para que me importara, me acerqué
silenciosamente a él, permitiéndole poner un brazo en mis hombros y
dejando que mi cabeza descansara contra un lado de su pecho. Era la
primera vez en nuestras vidas que le permitía consolarme de esa forma,
pero de alguna forma me había acostumbrado a tenerlo alrededor, y
aunque no éramos amigos íntimos, podíamos vivir confortablemente el
uno con el otro; en el lapso de un mes logramos dejar de lado nuestras
diferencias con tal de poder convivir.
No iba a olvidar los rostros pálidos de mis padres, estaba segura de que
sería todo lo que vería una vez que cerrara los ojos. Mi madre biológica
había sido quien me había ayudado en las primeras semanas luego del
accidente, cuando apenas podía dormir por una hora entera por mis
pesadillas; ella se acostaba a mi lado cada noche con tal de que pudiera
sentirme más segura. Mucho más adelante, sintiéndome mejor,
despertaba sola y me iba a la habitación de mi hermano si me sentía
demasiado mal como para dormir sola. No podía ir con ninguno de ellos
en aquel momento, y Draco no podía ser una opción tan mala.
"¿No te quedarás conmigo esta noche?" Le pregunté en una voz muy baja,
como si hubiera alguien más en la casa que pudiera oírnos.
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"No quiero dormir sola esta noche."—Le expliqué en un susurro,
agradecida de que la luz estuviera apagada, así no podía verme sonrojada.
"No sé cómo haré para dormir ahora." Me dijo él, tan inseguro como se
veía.
En verdad era muy agradable tenerlo cerca; podía estar con mi hermano
toda mi vida, mucho menos todas las noches. Tampoco a mi madre.
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"Me estaba preguntando si me gritarías por estar aquí."
"¿Dos días seguidos?" Preguntó, apenas pudiendo evitar hacer una mala
cara.
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"No tenemos que ir si no quieres; podemos darle una buena excusa."
"No creo que ya nos queden excusas que dar."—De hecho, ya habíamos
dado bastantes en las últimas cuatro semanas. —"Será mejor que lo
hagamos de una vez de todos modos."
No sólo quise decir que quería perdonar a mi madre, sino también que
quería olvidarme de Ron. Aún me sentía triste y enfadada con él, era difícil
no pensar en él, pero me había acostumbrado bastante a su ausencia en
mi vida.
Por supuesto, Draco no era nada como Blaise; es decir, no era como un
hermano para mí, a pesar de lo posesivo y protector que era conmigo. No
era afectuoso, era casi tan respetuoso conmigo como lo sería con un
extraño.
Fue justo después de una de las fiestas de su madre que, creo, empecé a
sentir algo por él.
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Sucedió una noche luego de una de las fiestas de su madre. Nunca me
gustaron las reuniones de la alta sociedad, siempre repletas de cientos de
snobs, muchos de ellos "ex" mortífagos o las esposas e hijos de ellos.
Básicamente no tenía nadie con quien hablar; lo cómico era que todas
esas personas me veían como si fuera uno de ellos, mientras que yo me
sentía como la oveja negra. Las mujeres mayores en especial me adoraban
a pesar de ser tan estrictas y criadas a la antigua; podrían pasar toda la
jornada hablando de qué tan maravillosa era la esposa del hijo de Narcissa
Malfoy, probablemente cansadas de tantos años de tener que halagar a
Draco en frente de Narcissa.
"Me casé con mi querido Jonathan cuando tenía 16, todas tenemos que
pasar por eso, querida. Él era tan guapo en aquella época, eso realmente
ayudó." La señora Rottemberg me dijo, siempre con un Martini en una
mano, mientras con la otra hacía señas constantemente para enfatizar lo
que decía. Su vestido rojo de seda estaba encantado para brillar con cada
movimiento que hacía. "Tuvimos tres hermosos niños; te imaginarás que
la mezcla de sus genes con los míos… bueno, no fue difícil encontrarles
buenas parejas.
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especialmente de que yo lo notara, y llamando la atención hacia mi, lo
cual últimamente me llevaba a pedirle hablar en privado con ella con tal
de suplicarle que dejara de hacerlo y subsecuentemente aceptar su
súplica de perdón. Al menos no teníamos que sentarnos en la misma mesa
siempre, normalmente ella estaba con la gente de su edad, mientras
Draco y yo por lo general nos sentábamos con gente de nuestra edad.
Aunque no puedo decir si es mejor o peor sentarse con ex Slytherins o sus
padres, pero al menos mis antiguos compañeros se comportaban conmigo
como si fuera uno de ellos en vez de maltratarme por haber estado en
Gryffindor. Las chicas incluso actuaban como si les cayera bien y quisieran
ser mis amigas, diciendo que nos deberíamos juntar alguna vez, lo cual por
suerte jamás sucedía, ya que nunca se esforzaban por hacerlo en realidad.
"Y resultó que tenía dos meses de embarazo…" Todas las muchachas de
mi edad parecían estar ansiosas por tener hijos, siendo tan jóvenes como
de 18 a 20 años; desde mi punto de vista, 22 años sería una edad más
razonable para pensar en tener hijos, ¿pero a los 18? Algunas chicas
habían quedado embarazadas justo después de graduarse de Hogwarts-o
cualquier otra escuela a la que hubiesen ido; me costaba comprender
cómo era posible que aquella fuera la única meta de sus vidas: tener hijos.
Incluso parecían creer que era un deber. A veces, al pasar tiempo con ellos
en esos antiguos salones de las mansiones, vestida en caros y anticuados
vestidos, podía imaginarme con facilidad que estaba en el siglo XVIII o XIX,
en un tiempo en el cual habría tenido mucho más sentido escuchar a una
niña de 18 años hablando de lo gratificante que es ser una madre.
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forma que uno espera, y acabé casada con Draco Malfoy, a quien ya no
odiaba, incluso logré que llegara a importarme, tenerle cierto afecto, pero
no podía decir que estaba enamorada de él ni que lo amaba; el amor tomó
mucho más tiempo.
"¡No, Draco! ¡No puedo! ¡Tan sólo ha pasado una semana desde el último,
y necesito al menos un mes entero para recuperarme!"
Draco, viendo como unas lágrimas empezaban a caer de mis ojos, y qué
tan exasperada estaba, aceptó y pasó una hora entera rogándole a su
madre que nos permitiera no asistir; me di cuenta de que tan difícil fue
para él hacer eso, y se lo agradecí un montón; realmente apreciaba aquel
lado suyo, especialmente cuando prefería escoger mi salud mental por
encima de los caprichos de su madre.
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a una tan temprana edad y, viendo que no estaban tan bien informadas
como yo, eventualmente me dejaron fuera de sus propias conversaciones.
A pesar de lo tarde que era, aquella noche me fui con una sonrisa de
triunfo y, cuando llegamos a casa, me dejé caer en un sofá y dije:
"Sobreviví, lo logré."
"Pareciera que te han estado tratando de persuadir para tener hijos toda
la noche."—Le comenté desde mi lugar en un gran sofá de la sala de estar
de nuestra casa italiana; lo observé mientras se quitaba su abrigo.
"Me han hablado de eso desde mis 13 años, se podría decir que ya estoy
bastante acostumbrado."
Me había imaginado algo así, después de todo él era parte de toda esa
gente cuyo único pensamiento era procrear y tener más y más dinero; de
hecho, Draco tenía el deber de tener al menos un heredero varón para
continuar con el nombre de la familia. Así que me pregunté por qué
siempre había sido tan respetuoso conmigo, nunca tratando de
convencerme de cooperar en ese aspecto, nunca siquiera insinuando que
hablaríamos de ello algún día, a diferencia de su madre, que ya tenía la
idea de que tendríamos hijos como si estuviera escrito en piedra.
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"Exacto. Así que, si ya sé la respuesta, ¿por qué molestarme en
preguntar?"
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padre y tomar parte de la vida de ellos. Y estaba asustado, estado porque
pensaba que no podría llegar a ser lo suficientemente bueno.
"¿Qué?"
"¿Hablas en serio?"
"De todas las chicas con las que mis padres me pudieron haber
comprometido, debes ser la más rara."
Quedé muda ante sus palabras, sin lograr comprender por completo a
dónde quería llegar con eso; y él continuó hablando:
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"¿Estás hablando en serio?" Enfaticé la pregunta, arqueando una ceja al
mismo tiempo.
"No, no sólo por eso, sino también porque nunca has tratado de forzarme
de ningún modo, apenas has insinuado algo una o dos veces, pero nunca
intentaste… y eres un hombre, ¿y puedes ser paciente? Es… simplemente
es extraño. Eso es todo."
"¡No! Por supuesto que no. Tan sólo trataba de comprender cómo puedes
ser tan paciente y sereno…"
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"No."—Arqueó una ceja, demostrando que era una respuesta bastante
obvia. —"¿Tu?"
Mis mejillas tomaron un color rojizo más intenso y entonces decidí dejar
de mirarlo a la cara, y preferiblemente concentrar mi vista en una pared
lejana.
"No."
No lo seguí cuando se fue, tan sólo supe que se había ido al escuchar el
cerrar de la puerta. Quedé sola entonces, pensando y reconsiderando
todo lo que había pensando sobre mi esposo, quien había resultado ser
más humano de lo que pensaba que podía ser.
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dio, Draco empezó a ausentarse en algunas comidas, fuera el almuerzo, la
cena, o incluso ambas en un mismo día, explicando que estaba demasiado
ocupado. Draco repartía una buena parte de su tiempo trabajando en la
compañía de su familia, la cual manejaba junto con su madre.
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No le contesté, no le di ninguna explicación, todo lo que hice fue pararme
en frente suyo, acercarme más a él y besarlo en los labios. Esa vez, sin
embargo, él me devolvió el beso y no tuve intenciones de apartarlo. Sentí
sus labios suaves besándome tan bruscamente como yo lo había besado a
él. Era apasionado, sus manos se encaminaban por mi espalda y las mías
pronto se encontraron alrededor de su cuello. Sentí su aliento en mi boca
y de alguna forma acabamos recostados en un sofá, besándonos de una
forma que jamás habíamos experimentado juntos. Y se sintió bien—no me
sentí culpable, no pensé en Ron, tan sólo me permití perderme en sus
labios, en su abrazo y sus caricias; y él parecía perderse en mí también. No
fuimos más lejos que eso, no estoy segura de que lo hubiera permitido,
pero lo que nos interrumpió no fue mi voluntad, sino la llegada de mi
suegra. El sofá en el que estábamos se encontraba justo en frente de la
chimenea, la cual resultaba ser el lugar por el que llegó.
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¿O habrá pensando que tan sólo lo besé por estar agradecida de haber
quedado desligada del trato?
"Oh, por supuesto que sí." Me contradijo él, sus ojos centelleando,
demostrando de alguna forma que quería significar algo completamente
distinto.
No me respondió y, en vez, empezó a tocar otra vez, esta vez algo más
suave. Me senté a su lado en el piano, haciéndolo parar otra vez. Draco
movió su cabeza para verme a la cara, cuestionándome con los ojos.
"No quise decir que quería dejarte, no me molesta vivir contigo. Lo que si
me molesta es pasar tanto tiempo sola cuando tu podrías estar aquí y
acompañarme."
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"Es muy probable. Sobretodo si no tengo nada mejor que hacer."
"No me imaginaría que pudieras pensar que hay algo más en la vida que
estudiar y trabajar."
"Draco…"
"Sé que opinas distinto, pero realmente no necesito una discusión ahora."
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sólo unas horas pensé que habíamos dado un paso adelante en vez de uno
atrás; ¿no era eso lo que querías? ¿No es bueno para los dos?"
"¿Cómo puede ser malo? Estamos casados, sólo nos tenemos el uno al
otro, y cuando intento que las cosas funcionen entre nosotros, tu…"
"Creo saber qué esperar de ti, Draco. Y también sé que eres bueno, incluso
si no quieres demostrarlo, tienes una buena alma."
"Y yo me conozco mejor, así que te aconsejo que no creas de otra forma.
No soy ningún santo."
"¿Por qué?"
"¿Y yo lo soy para ti? No puedo pensar en ese tipo de cosas ahora mismo;
no me importa en realidad. Lo que importa es este momento, Draco,
ahora mismo. Quizás no nos amamos, quizás tan sólo seremos amigos, tal
vez tan sólo gustamos el uno del otro, pero lo bueno es que no nos
odiamos, podemos vivir juntos, podemos cooperar y coexistir…"
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"Normalmente no piensas tan mal de ti mismo, Draco. ¿Qué te sucede?"
"No entiendes."
Era bastante contradictorio que me dijera que no era una buena persona y
al mismo tiempo que explicara que le interesaba mi felicidad; diciendo
además que mi felicidad era un deber, como si su tarea fuera
complacerme de cualquier forma que quisiera. Algo a lo que no había
estado dispuesto cuando nos casamos hace medio año. Era interesante y
confuso verlo comportarse de esa forma, porque tenía que asumir que
estaba ocultando algo, algo que lo estaba molestando, haciéndolo sentirse
culpable, haciéndole buscar redención.
"Y… ¿qué tal si… qué tal si quiero hacerte feliz también?" Le pregunté con
curiosidad. No podía explicarme cuál era su problema, y me di cuenta de
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que no estaba dispuesto a decírmelo. Y no quería que se sintiera
miserable.
"No es así, Hermione. No soy quien hubieras elegido para hacer feliz, no
soy quien quieres y nunca lo seré."—Su tonó se volvía más y más brusco a
medida que pronunciaba cada palabra, pero en ningún momento quiso
intimidarme de ninguna forma. —"No… no dejes que nada de esto te
confunda. Esto no es más que una cuestión de hábito, te has
acostumbrado a estar cerca de mí, me has aceptado de la forma que soy y
yo te he aceptado de la forma que eres, pero…"—Entonces hizo una pausa
para suspirar, y su voz se volvió algo más cálida nuevamente. —"Pero no
estamos enamorados, tan sólo quisiste besarme con tal de intentarlo, y yo
te beso porque me gusta hacerlo. Podemos ir aún más lejos y, aún así, no
me amarás. No de esta forma, tan sólo por intentarlo."
Era sin duda un suceso muy extraño, pero había sucedido: se había abierto
conmigo, había compartido sus sentimientos conmigo; y había dicho casi
las mismas cosas que habían pasado por mi cabeza una y otra vez en el
último tiempo. E, irónicamente, eso hacía que me gustara; eso hizo que
me gustara lo suficiente como para besarlo—y no tan sólo con tal de
intentarlo como él había dicho, sino porque realmente, en aquel
momento, me gustaba. Me gustaba porque había intentado mostrarme su
verdadera forma de ser, porque había compartido algo íntimo conmigo,
porque me había aconsejado sobre algo que creía malo para mi, porque
quería lo mejor para mi, porque me respetaba y me aceptaba tal y como
era a pesar de todo lo que le había hecho pasar.
"¿Qué es esto, Hermione? ¿Se supone que debo ser tu reemplazo para
Weasley ahora?"
"No, por supuesto que no."—Le dije con un tinte de enfado en mi voz. —
"Mira, Draco, ahora mismo te considero mi amigo, y te quiero como a un
amigo. Me importas y quiero lo mejor para ti también, tanto como tu
quieres para mi."—Le mostré una sonrisa de aliento y apreté un poco su
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mano. —"No quiero apresurar las cosas, tan sólo estoy diciendo que me
gustas y que podemos ser felices. ¿No lo crees tú también? Hace meses
me pediste que creyera, tanto antes como después de que nos casáramos.
Me pediste que creyera en ti y yo no quería hacerlo, pero ahora mismo
creo en ti, y también creo en mi misma."
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No quería despertar aquel día, pero, como todos los días, lo hice. Me
desperté temprano, a las 4:20 am de hecho. Había estado tomando una
poción para dormir sin soñar para poder pasar la noche últimamente, así
que no me despertó una pesadilla, pero el fuerte soplar del viento y un
inmenso sentimiento de angustia que no me permitía volver a dormir.
¿Por qué tuvieron que morir? Me pregunté otra vez, al igual que había
estado haciendo todo el último año. Eran buenas personas, no habían
hecho ningún mal a nadie, no merecían tener un destino tan horrible.
Habían sido personas felices con vidas alegres, ayudaban a otras, vivían y
creían en paz.
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tener a todo el mundo vigilándome, esperando que cayera al piso y me
largara a llorar. Quería confrontar la tumba de mi padre sola, quería estar
sola con mi dolor y mis recuerdos, no quería tolerar el afecto de mi
familia. Pero sabía que también me sentiría culpable si no iba.
Así que fui, y todos los que pensé que estarían allí, estaban presentes,
incluyendo a mi madre y a Narcissa Malfoy. Me pareció bastante
insultante que estuvieran allí puesto que, de no haber sido por ellas, mis
padres podrían seguir con vida. Era confuso pensar sobre ello, en realidad,
sólo pensar cómo serían las cosas de distintas para mi si aquellas mujeres
no hubiesen hecho un contrato tan diabólico.
¿Así qué a quién tenía que culpar? ¿A mi padre por dejar a mi verdadera
madre e involucrar a una mujer inocente que aprendí a querer como a
ninguna otra en una situación en la cual no se podía defender? ¿O a mi
madre por empezar todo eso? En verdad, ninguno de los dos había
manejado la situación bien. Mi verdadera madre por obvias razones, mi
padre porque pudo haber escogido otros métodos, pudo haber utilizado la
magia para defenderse—lo cual no hizo sólo para no ser encontrado—
pudo haber aceptado que no había salida luego de investigar durante 16
años, pudo haber decidido rendirse y permitir que mi verdadera madre
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me encontrara para que nos pudiera proteger a todos. Pero él había sido
incluso más terco que yo, y su terquedad lo dejó dos metros bajo tierra.
Me quedé allí sola en el cementerio una vez que todos se fueron; toda mi
familia—incluyendo a Narcissa y a Draco—se fue a almorzar, pero yo no
quería acompañarlos y me entendieron. Necesitaba estar un momento
sola, necesitaba estar sola con mis sentimientos.
Fue una batalla muy difícil de ganar, pero al final mis abuelos aceptaron mi
petición, y concluyeron que mi madre biológica tendría un lugar al lado de
la tumba de Blaise. Era algo bastante enfermizo en mi opinión, pero ya
tenían reservados lugares para todos los hombres Zabini y sus esposas que
estaban vivos. No quería ni ver esas tumbas, era horrible pensar que algún
día serían ocupadas.
Me resultó bastante pacífico estar allí, tanto que me senté allí en frente de
las tumbas de mis padres por horas, sólo pensando sobre ellos,
recordándolos. Pasando por mis mejores recuerdos sobre ellos. Al pasar el
tiempo, empecé a sentirme mejor. No era que la angustia se hubieran ido,
ni que me sintiera satisfecha, pero de alguna forma pude sentir que el
dolor se iba y que algún día podría encontrar paz.
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Fue como a las 3 de la tarde que Draco decidió que era hora de ir a
buscarme. Sólo fui consciente de su presencia cuando sentí su mano en mi
hombro.
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"Lo siento."—Lo miré profundamente a los ojos, mi voz suplicante.—
"Siento tanto lo que sucedió, debería haber…"
"Pero aún así, Draco, cometí el mismo error que mi padre. No quería
admitir lo que tenía entre manos, no quería reconocer lo que sucedería,
quería creer tanto que había una forma de escapar de todo esto que me
cegué y acabé por creérmelo, y por ello, por mi terquedad…"
Cerré mis ojos y lentamente abrí un poco los labios, y pronto sentí su
mano en la parte trasera de mi cabeza, acariciando mi cabello; su otra
mano pronto se encontró en mi espalda, y las mías en la suya.
Nuestro beso, esta vez, sin embargo, sólo duró unos pocos segundos, pero
fue dulce, fue tierno, fue adorable. Abrí mis ojos cuando él se apartó de
mi, y lo vi observándome, no con lujuria en sus ojos, no con
arrepentimiento ni agonía, furia u odio, sino con lo que quería interpretar
como amor.
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Casi le pregunto ahí si me amaba, pero pensándolo mejor sabía que no era
así. Tan sólo me había demostrado que le gustaba, y estaba segura en ese
momento de que era verdad, podía verlo en sus ojos, no era un acto. Le
gustaba, y de alguna forma, yo también gustaba de él.
"No fue tu culpa." Me dijo luego de una prolongada pausa en la cual sólo
nos habíamos estado mirando el uno al otro.
No fue mucho después de esa frase que lo volví a besar, esta vez con
pasión, y él me contestó con la misma fuerza, un gran contraste con el
beso que habíamos compartido antes, pues éste ahora era necesitado en
ambas partes involucradas.
Y fue en ese mismo día que, luego de estar casados por medio año,
consumamos nuestro matrimonio.
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hice fue apresurarme en salir de la cama, arropándome con cuidado con
una sábana, y corrí fuera de la habitación.
"Oh, así que era eso." Draco también pareció aliviado y sonrió.
"¿Qué quieres decir con que era eso? ¿Por qué pensabas que tenía tanto
miedo?"
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"¿Es por eso que tú… es por eso que lo hicimos? ¿Porque debíamos
hacerlo algún día?" Le pregunté con furia en mi voz; mi actitud no lo
sorprendió, y me miró con una gran seriedad al replicarme.
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Él podía sentir la agonía detrás de mis palabras y la furia esparciéndose
por todo mi ser. No se mostraba sorprendido sin embargo, ni parecía
demostrar ningún tipo de arrepentimiento, condolencia o sensibilidad, tal
y como era normal en él, justamente lo que no me gustaba de él.
Era verdad, todo lo que decía era verdad, y tan sólo hacía que me doliera
más todo. Sabía que él era de la alta sociedad purasangre, y que sólo le
importaban los negocios y mantener su estatus, sabía que pensaba en mí
más como un deber que como una amiga, incluso si muy dentro quería
amarme; sabía que había actuado por lujuria, al igual que había hecho yo,
y sabía que no lo lamentaba. Sin embargo, yo no podía evitar sentirme mal
por ello.
"¿Por qué todo tiene que ser tan complicado, Draco?" Le pregunté con
una voz suplicante, ya sin verle a la cara, ni siquiera demostrando mi
enojo.
"Tú lo estás haciendo difícil, Hermione. Si tan sólo pudieras aceptar quien
eres…"
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"No tienes que sentirte mal por esto…"-Me dijo él intentando asegurarme
que estaba en lo correcto. —"Es normal, es lo que todo el mundo hace, es
lo que debía suceder."
En cierto modo estaba en lo cierto otra vez. Era lo que todo el mundo
hacía, era natural… ¿pero debía suceder? ¿Teníamos que hacerlo porque
todas las demás parejas casadas—enamoradas o no—lo hacían? ¿Eran la
lujuria y la procreación tan importantes como el amor? No podía pensar
así, más allá de que fuera uno de ellos, no podía simplemente dormir con
mi esposo porque era lo que se suponía que debía hacer, no podía tener
sus hijos porque era lo que se esperaba de mí. Era ya bastante difícil
actuar como si nos amáramos el uno al otro, jugando con nuestras mentes
tanto en público como en privado. ¿O no era así?
"Porque no me quieres."
"Si te quiero."
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Lo miré con escepticismo, demostrando que no le creía con mi expresión
facial. "¿Acaso sabes siquiera lo que es el amor?" Le pregunté de forma
desafiante.
"Tan sólo estás diciendo que te gusto y que me quieres como amiga, o
amante. Eso no es lo que quiero para mi vida, Draco…"-Suspiré y
lentamente negué con la cabeza. —"Ni para la tuya."
"Pero eso no es algo que has elegido; es un deber que me respetes, que te
importe, complacerme y demás. Tú nunca elegiste nada de eso, te ha sido
impuesto por tu crianza."
"Y otra vez, ahí estás equivocado. Pude haber nacido en tu misma clase
social, pude haber sido criada como uno de los tuyos en los primeros años
de mi vida… pero la mayor parte de mi vida fui criada como una muggle, y
luego me consideré hija de tales… y como tal, no puedo tolerar que se
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separe a la gente por su sangre como si fuéramos animales, ¿sabes? Soy
de sangre pura, pero no podría importarme menos."—Hice una pause
para tomar aire y observé sus ojos en silencio por un corto momento.
Noté que estaba cansándose tanto como yo. —"Es como si tu gente nos
considerara caballos de crianza, nos casan para conseguir una unión
fructífera que llevará a un mejor estado económico y demás, y se supone
que debemos tener hijos para continuar con el ciclo sin fin de la vida y
continuar nuestra sangre."
"¿En qué?"
"No te quiero porque eres una de mi clase; te quiero porque eres tú,
porque eres tú misma; porque eres única para mí."
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enamorada? ¿Que todo entre nosotros estaba bien? ¿Que todo lo que
hacíamos estaba bien? ¿Que él, de hecho, me quería como decía
quererme?
"Sin embargo, los muggles también pueden tener niños magos, al igual
que los sangre pura pueden tener squibs."
"Si, y eso sólo prueba mi punto. Los muggles pueden tener hijos con magia
porque, en algún momento, hubo un mago o una bruja en el árbol
genealógico de la familia. Eso significa que nuestros genes, los genes
mágicos, son recesivos. Tomemos tu caso, asumiendo que fueras una hija
de muggles, habrías tenido un ancestro mago hará cien años, eso son al
menos 4 generaciones de distancia; así, si los magos se mezclan con los
muggles, en vez de crear más magos, se crearán más muggles. Los squibs,
por otro lado, son un error genético, una malformación de algún tipo."
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No me gustaba su punto de vista a pesar de que lo comprendía; y también
estaba de acuerdo con que no quería que la magia desapareciera. Pero
eso no significaba que estuviera en lo correcto respecto del gen mágico
recesivo.
"¿Eso como probaría qué?"—Le pregunté con una ceja arqueada. —"¿Y
por qué tendríamos 7 varones?"
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"Espero que sean sólo varones, las niñas no deberían jugar al quidditch, es
demasiado peligroso."
Sólo había ido hasta allí para hablar, pero viendo que sólo estaba usando
mi camisón y una bata, Draco pudo haber pensado distinto.
"Prueba… necesito que me pruebes que valoras la vida tanto como yo."
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Justo después de decir eso, se alejó de mí para entrar a su guardarropas.
Le tomó sólo un momento regresar para enfrentarme otra vez, tenía
medias en una mano y un papel en blanco en la otra.
"Elfos domésticos." Los llamó y pronto se vieron tres elfos que trabajaban
en la casa apareciendo a su lado, ellos se inclinaron en silencio.
Sorprendentemente, Draco le dio a cada uno una media. "Sois todos libres
ahora. Haced lo que queráis con vuestras vidas; hay 50 galeones en cada
media para que sobreviváis hasta encontrar una nueva forma de vida."
Nadie podría decir quién estaba más sorprendido: los elfos o yo. Las
pobres criaturas empezaron a llorar, dos de ellas se inclinaron hasta que
sus cabezas tocaron el piso, mientras que el otro se arrodilló en frente
nuestro y nos agradeció profusamente. Sólo ese se fue, mientras que los
otros dos no dejaban de llorar, suplicando misericordia… no querían irse.
"Podéis empezar una nueva vida… tenéis libre albedrío ahora… ¡eso es
bueno!" ¿Cómo es que no podéis verlo?" Pregunté exasperada y
preocupada.
"Escribe cualquier cantidad que quieras para hacer algo para ellos. Puedes
hacer un refugio de algún tipo para estas criaturas. Puedes enseñarles lo
que crees que deberían ser sus vidas."
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había dado nada yo a él. Y dar conlleva a amar… así que, ¿cómo podía él
amarme? ¿Cómo podía llegar a enamorarse de mí alguna vez? Porque eso
era lo que yo quería, lo que necesitaba de él… quería que estuviera
enamorado de mí.
Y, de algún modo, a pesar de que Ron no podía ser una amenaza para él
por varias razones, Draco no podía tolerar oír su nombre.
"Estuve con Harry el otro día." Le comenté a mi hermano una tarde que
estábamos paseando por un parque cerca de mi nueva residencia.
"¿Pero…?"
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cuando quería explicar las cosas con mayor determinación. Él también
sabía que no necesitaba insistir demasiado para que le dijera las cosas.
"Está preocupado por Ron… no se presentó para las fiestas… ¡Lo cual es
ridículo! Ha pasado más de un mes, comprendo perfectamente que no
quiera verme más; ¡pero eso no significa que no pueda pasar las fiestas
con su familia! O al menos enviarles una maldita tarjeta, sabes."
Por sólo un momento, por sólo una mirada, creía haber visto un signo de
incomodidad en el rostro de Blaise, pero cuando habló, aquella apariencia
ya se había ido. "Estás preocupada por él."
"Es mi amigo… no creo que lo que haya pasado entre nosotros debiera de
haber cambiado eso… incluso si no es lo mismo para él." Suspiré con
tristeza. "Me importa de él, quizás ya no esté enamorada de él pero me
importa muchísimo."
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"¿Y estás actualmente enamorada de otra persona?" me preguntó en un
tono juguetón, actuando como un niño de escuela buscando chismes.
De haber sido ese el caso, de haber sido ambos niños de escuela con vidas
simples y con no mucho más que cotilleos para contar, probablemente me
habría encontrado sonrojada en frente de él, tartamudeando, sin saber
realmente qué decir… o como evadir la pregunta.
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atención. Fue lo que me hizo pensar que yo también lo quería. Aún así, me
di cuenta de que realmente no tenía sentimientos románticos para con él.
Después de Viktor vino Ron. De hecho, me gusta decir que tuvimos una
hermosa relación. Tomó mucho más para empezar de lo que debería
haber tomado. Parecía que tendríamos un futuro, pero ese futuro nunca
llegó. Tuvimos nuestras subidas y bajadas, como cualquier otra pareja,
pero al final acabamos mejor como amigos. Mi relación con él, sin
embargo, es la única en la que puedo decir por seguro que estaba
enamorada de él—incluso si fue por un breve período de tiempo—y fue
alguien a quien elegí; elegí estar con él, y él eligió estar conmigo. Eso—
pensaba yo—era lo que lo convertía en amor.
¿No debería uno estar seguro de sentir algo tan profundo como el amor?
Draco sería mi tercera experiencia, pero estando en una situación
completamente distinta, sin lugar para tener elección, teniéndolo sólo a él
y sólo pudiendo estar con él, me hacía preguntarme si mis sentimientos
estaban bien. Si ambos estábamos bien… si es que tenía algún sentido que
pudiera enamorarme de él luego de un año de estar casados, luego de casi
un año de negación, luego de consumar nuestro matrimonio y discutir
sobre eso y otras cosas tan importantes como el amor y los valores…
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preocupaciones y miedos, y simplemente pensar en él como alguien a
quien quería, como alguien con quien quería estar.
Mi primera decisión fue compartir un dormitorio con él, y así pasar todas
las noches a su lado. Lo menos que se puede decir es que Draco estaba
impresionado cuando escuchó mi propuesta, pero no tuvo ninguna
objeción. Y, de hecho, ninguno de los dos tenía nada de qué quejarse,
ambos disfrutábamos pasar nuestras noches juntos. A veces me
acurrucaba a su lado, a veces él besaba mi cuello y nos perdíamos el uno
en el otro… era un lindo hábito que teníamos de vez en cuando.
Una mañana, más tarde en Enero, me desperté primero y con sueño aún,
me quedé mirando su pacífica expresión facial mientras dormía. Parecía
feliz, pensé, y eso me hizo feliz a mí también, porque quería que él fuera
feliz, fuera mi amigo, mi amante, o el indicado. Lo merecía, al igual que yo.
"Suena bien." Me besó entonces con fuerza en los labios y me tiró hacia la
cama en el mismo movimiento. Le respondí el beso, dejándome llevar
profundamente por él, cerrando mis ojos y enredando mis dedos en su
sedoso cabello mientras él presionaba su cuerpo contra el mío. Sólo lo
detuve porque necesitaba respirar.
"Eso es suficiente como saludo mañanero." Dije con una risa. "Tenemos
que irnos."
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Empezamos a ir juntos a la universidad ese semestre, era lo que habíamos
acordado, aunque Draco me dijo que podía elegir cualquier universidad
que quisiera, no me molestaba ir a la misma que él; no significaba que
tuviéramos que vernos todo el tiempo porque estudiábamos distintas
materias de distintas carreras, ni siquiera íbamos a clase en el mismo
edificio. Como sólo íbamos de mañana, sólo nos veíamos cuando
entrábamos y cuando salíamos.
Mi primer día en mi nueva facultad fue bastante distinto del primero que
tuve en Italia, más que nada porque el grupo había empezado medio año
antes y todos hablábamos inglés y sólo inglés. No era un grupo muy
grande, así todos pudieron conocerme, y así me convertí en la clásica
"chica nueva"; la que todos quieren conocer porque es algo nuevo y
brillante.
No era la primera vez que sucedía; en Italia había tenido más de una
proposición de ese estilo; en aquel momento, sin embargo, estaba
bastante enfadada por estar casada con Draco Malfoy. Y en aquello
momentos ni siquiera decía que estaba casada, más bien encontraba una
excusa diciendo que estaba viendo a alguien, esperando que todos
pensaran que tenia novio.
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hombros, después de todo, no iban directamente a mirar la mano
izquierda de una mujer, eso lo hacíamos nosotras.
Quizás se podría decir que había encontrado paz. Había llegado a aceptar
la situación completamente, llegando tan lejos como para aceptar a
Draco, en su totalidad, incluso las partes que no me gustaban. Al igual que
él había hecho conmigo.
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Y, mientras lo besaba forzosamente en los labios, decidida a ignorar las
miradas de mis compañeros de clase, me di cuenta de lo felices que
podíamos ser juntos.
"¿Esto también será una rutina?" Me preguntó con ese peculiar tono
juguetón mientras caminábamos por los corredores de la universidad.
"Podría serlo. Aunque realmente no tienes que esperarme todos los días,
Draco."
"Tus clases terminan 20 minutos antes que las mías todos los días. No es
que no lo aprecie, pero no es justo para ti."
No era difícil ser feliz, sonreír y besarlo cada vez que lo veía. Pensé sobre
eso, si pensaba sobre cuán bueno había sido conmigo a pesar de mis
consideraciones respecto de nuestra alianza.
"Me estaba preguntando cuantas chicas te habrán invitado a salir con ellas
desde que nos casamos."
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otras lo insinuaron cuando me preguntaron si mi anillo significaba que
estaba comprometido o algo así."
"¿Pensar qué?"
"A lo que me refiero es… ¿nunca te sentiste atraído por alguna de esas
chicas que te pidieron salir? ¿No te diste cuenta de que nunca podrías
besarla, y no te enfadaste por ello?
"No soy como tú, Hermione. No paso cada hora de mi vida pensando
cómo habrían podido ser las cosas, o como podrían ser. Resulta que creo
que la vida a tomado su curso natural—sé tú piensas seriamente lo
contrario, pero yo lo creo así."
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Él suspiró. "No, nunca me he sentido atraído hacía nadie que no fueras
tú."
"En un principio estaba enfadado, tuve tiempo para lidiar con la muerte de
mi padre… y me tomó semanas sentirme mejor. Me concentré más que
nada en mi carrera, y empecé a tomar parte en los asuntos de la compañía
con mi madre, así que tenía la cabeza bastante ocupada… había decidido
rendirme entonces, pero… bueno, sabes lo que sucedió después."
"¿Cómo soy parte de tus sueños?" Estaba más interesada que antes,
nunca habíamos discutido algo así, algo que nos implicaba a nosotros y a
un futuro, un futuro juntos.
"¿Tu sueño es empezar una familia? ¿Eso es lo que quieres para tu vida?"
Había esperado que dijera algo sobre dinero y poder y más dinero. "Hace
unas semanas me dijiste que no querías niños."
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"Porque te amo."
Pasó una mano por su cabello y preguntó: "¿Por qué no puedes creerme?"
"Es sólo que… no comprendo cómo. ¿Cómo puede ser? Nunca he hecho
nada para que me amaras."
Podía ver que Draco se estaba impacientando, pero esa era su forma de
ser. Eso no significaba que estuviera mintiendo, le era imposible mentir
cuando se enfadaba.
"Está bien."
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Estuve entre dos sentimientos entonces—estaba feliz porque él había
dicho algo tan lindo, y confundida porque no sabía ya qué debía pensar y
sentir.
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Al no importarme mi carencia de interés por su conversación, no me sentí
avergonzada como les habría gustado cuando respondí con una simple
negativa.
"No, a decir verdad no. Tampoco sabía que fuera a dar una fiesta."—Dije
arqueando una ceja también; no me gustaba la idea de ser anfitriona de
nada. Al decir eso, noté la mueca en el rostro de la señora Malfoy, el
suspiro viniendo de la boca de mi madre, y la sutil táctica que estaba
utilizando Draco para no intervenir en la conversación: poner tanta
comida como pudiera en su boca y, al mismo tiempo, ser lo
suficientemente cuidadoso como para no verse mal educado.
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"Tenía tantas ganas de presentarte yo misma, al igual que mi madre había
hecho conmigo, es una de las tradiciones familiares más antiguas…
recuerdo que empecé a planear tu debut incluso antes de que nacieras…"
"Si, habría sido escoltada por mi dulce Draco, y luego habrían anunciado
su compromiso."
"Por supuesto que te ayudaremos con cualquier duda que tengas, querida,
pero todo el trabajo quedará como tuyo, ya que el crédito debe ser tuyo y
sólo tuyo."
"Estoy segura de que estarías más emocionada por esto de haber tenido
tu debut, querida; pero ya verás cuan agradable es cuando finalmente
realizas tu primer evento."
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"…diciendo cuan mejor fue…"
"Eso me resulta familiar." Arquee una ceja. "¿Ahora me vas a decir que
hay algún tipo de maldición para aquellas mujeres que no son anfitrionas
de eventos sociales?"
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"No, por supuesto que no." Se lo vio pensativo por un momento, y luego
agregó: "Al menos ninguna que yo conozca… a lo que de seguro te
enfrentarías es a la ira de mi madre, y debo aconsejarte que no lo hagas."
"Se que no, pero yo sí; y si no estás de acuerdo con esto, a mí también me
saldrá caro."
"Estoy segura de que no será tan malo como tener que planear una fiesta
para cientos de persona que no conozco o no quiero conocer, o para
gente que conozco y no me agrada en lo más mínimo, y tener que estar
parada por una hora entera en la entrada dándole la bienvenida a los
invitados, y luego pasar las siguientes 4 o 6 horas hablando con todos los
invitados sobre el clima, preguntando cómo están sus familias y si la
comida es suficientemente buena para ellos o no."
"Sólo sería una vez, Hermione, ¡vamos! Además, yo estaría a tu lado todo
el tiempo, no tendrás que hacerlo sola."
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"¿Cómo puedo convencerte entonces?"
"¿Tanto significa para ti?" Miré a sus ojos profundamente, aquellos ojos
que parecían haber perdido el brillo que una vez tuvieron.
"No me hará feliz a mí." Murmuré; y una idea se me vino a la mente: "Pero
si hacerla feliz te hace feliz… entonces podrías ayudarme."
"¿Con qué?"
"¡Con absolutamente todo! Desde escoger los arreglos florares hasta las
servilletas rosadas, el tipo de música e incluso la posición de los asientos
para los comensales."
Noté que Draco estaba sonrojado por la vergüenza, y sus ojos mostraban
signos tanto de miedo como de confusión. Cuando habló, sus palabras
salieron con un tartamudeo. "Pero… ¡pero esas son cosas de mujeres!"
"¿Quién dice?" Crucé mis brazos sobre mi pecho y lo miré con ojos
penetrantes.
"¡La tradición!"
Draco cerró sus ojos y se pasó las manos por la cabeza por un momento.
Su réplica salió como un suspiro de derrota. "Está bien, pero nadie debe
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saber sobre esto, y quiero decir nadie. Ni mi madre, ni tu madre, ni tu
hermano, nadie."
Me sentía inútil cada vez que eso sucedía, viéndolo toser de esa forma, a
punto de desgarrarse la garganta; todo lo que podía hacer era acariciar su
espalda de forma calmante.
Temí que estuviera deprimiéndose, ya que tenía todos los síntomas. Eran
los mismos que tuve yo cuando mis padres murieron.
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enfermo, habría encontrado la imagen bastante atractiva. Pero su aspecto
pálido y enfermizo me preocupaba. Intentaba pensar que estaba siendo
paranoica, pero no podía evitar imaginarme que algo estaba mal.
"¡No puedes tener el mismo resfriado por un mes entero, Draco! Sólo
dime la verdad, ¿estás deprimido o no?"
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"¡Si los tienes!" Grité, dejando caer mis brazos a mis costados. "Draco,
comes tan poco como es posible, no puedes dormir dos horas seguidas, ni
siquiera tienes la fuerza para tocarme ya, y te quedas por largas horas en
estos lugares oscuros, leyendo los libros antiguos de tu padre… ¿y ni
siquiera puedes admitir que no te sientes bien? ¿Qué sucede entonces?
¿Cuál es el problema? ¿Soy yo?"
"No, no eres tú, no soy yo, no es nada, en serio. Nada más que un
resfriado, tu también lo has tenido."
Estando tan cerca, pude notar que su respiración a través de su boca era
irregular. Fruncí el ceño. No me gustaba como se estaban tornando las
cosas.
Parte IV: La vida no es más que un espejo, y para ver lo que hay fuera,
primero debes ver dentro de ti.
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Hermione estaba sentada en el piso de su más antiguo dormitorio en la
mansión de su madre. Estaba decorado en escalas de color rosado.
Juguetes de niña y muñecos de peluche estaban alineados en distintas
estanterías y sobre otras había libritos de cuentos.
"¿Hay algo que pueda hacer por ti?" Blaise preguntó con suavidad. No
necesitaba verla para saber que estaba encogiéndose de hombros, no
necesitaba verla a la cara para saber qué estaba sucediendo en su cabeza
en ese momento, y comprendía la respuesta a pesar de que no respondía
su pregunta directamente.
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Él suspiró y continuó en el mismo lugar. "Podríamos ver algunas
fotografías; nuestra madre tiene muchas de ti en esta habitación, álbumes
enteros."
"Creo que ya las he visto todas." Su respuesta fue corta pero el dolor en su
voz sólo lo lastimaría más si mirara a su adolorida expresión facial.
"Todo el mundo parece creer saber mejor que yo, lo que es mejor para mi,
lo que debería hacer, lo que no debería hacer… y cada paso que tomo
parece ser erróneo."
"Nuestra madre sabe lo que es mejor para ti, pero eso no significa que tu
no. Tan sólo has intentado llevar tu vida tu misma, no hay nada de malo
con eso."
"Eso no es cierto."
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"Como gustes."—Él suspiró. Movió la cabeza para verla a la cara. Dolía ver
a sus ojos, pero tenía que hacerlo. El dolor era tan visible que rompía su
corazón.
"¿Me dirás sobre qué hablasteis vosotros dos aquella última vez?" Su voz
era de alguna forma suplicante y le reclamaba a Blaise que le dijera lo que
había sucedido en la habitación aquella noche. Pero Blaise era lo
suficientemente fuerte como para no rendirse, incluso si verla le rompía el
corazón, incluso si lo que sabía lo estaba carcomiendo por dentro.
Blaise dejó la habitación sin otra palabra, y sólo unos minutos más tarde
Harry entró. Hermione no se levantó para recibirlo; sólo tornó la cabeza
para enfrentarlo y le mostró una débil sonrisa.
100
cuando decidió visitarla. A pesar de querer actuar de una forma más
alegre para que Hermione pudiera pensar en algo distinto por un
momento.
"No…" Intentó mentir. —"Te ves… es sólo que… me recuerdas del tiempo
que estuvimos de campamento, tratando de escapar de Voldermort y sus
mortífagos."
"No puedes leer por 24 horas seguidas, Hermione, incluso si eres capaz de
recordar todo lo que lees… no es bueno para tu salud."
"No me importa."
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"He estado comiendo."—Dijo ella. —"A pesar de que en verdad no tengo
ganas."
"Eso no es raro."
"Pero quiero recordar." Ella se quejó con una voz cansina y adolorida,
abrazando sus piernas más cerca de su pecho por confort.
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Harry vaciló, pero se movió un poquito más cerca a ella y le pasó un brazo
alrededor de los hombros, esperando confortarla también. Ella no pareció
percatarse de su tacto, y Harry pensó que era una buena reacción, porque
últimamente ella rechazaba lisa y llanamente a quienquiera que quisiera
tocarla, incluso si no era más que un intento de hacerla sentir mejor.
Hermione hizo otra pausa. "… así que vine aquí esperando sentirme
mejor… así puedo investigar mejor."
Ella asintió con la cabeza y lo miró a los ojos. "Temo que despertaré y
alguien me dirá… que se ha acabado… que Draco no pudo continuar."
"No está tan mal, Hermione. Al menos eso me han dicho. "
Sus ojos pronto cambiaron a una mezcla de furia y dolor. "¿Tan mal?
Harry, ¡no ha estado mejorando en lo más mínimo! Ningún tratamiento
funciona, ninguna poción, nada funciona. Sus pulmones se están
achicando, ¡por Merlín!"—Hermione estaba casi gritando en este punto.
—"Y ha pasado un mes, un mes entero en el cual no ha despertado… y eso
en San Mungos, ¡el mejor hospital para enfermedades mágicas que hay en
el continente!"
Harry no se movió, no se sintió intimidado, tan sólo se sintió peor por ella.
103
persona." Harry dijo gentilmente. Le echó una mirada a su amiga, no
quería que se desmoronara. "Y es ese temor lo que te impide de hacer
cosas que normalmente harías, como visitarlo en vez de quedarte en tu
casa leyendo."
"Lo dices como si no fuera algo útil." Ella se quejó cansinamente. "He
estado investigando por él desde que se descubrió el problema… creo que
es más útil que quedarse a su lado todos los días, observándolo…
esperando que abra sus ojos otra vez… como hace su madre."
"¿Qué harás?"
"No lo sé… supongo que quiero verlo… ha pasado más de una semana
desde la última vez que lo vi… pero es tan doloroso verlo acostado allí… y
su madre siempre a su lado…"
"Puedo hacer arreglos para que su madre deje su lado por esta noche, ella
necesita dormir en una cama tanto como tú."
"Narcissa nunca lo deja… sólo cuando los sanadores intentan nuevas cosas
en él, y sólo si es realmente necesario."
"Vine por mí mismo, pero sí hablamos por un rato antes de que Blaise me
dijera que podía verte. Ella cree que te hará bien visitarlo."
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"Puede que tenga razón…" Hermione se encogió de hombros. "Quizás si
hago lo que me aconseja por esta vez… algo bueno saldrá de ello."
Hermione suspiró y agregó: "No es que espere que despierte pronto."
"Es sólo por esta noche." Explicó una muy cansada Hermione, "Regresaré
por la mañana."
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Narcissa Malfoy no se veía perfectamente elegante últimamente; tenía su
cabello suelto, sin ningún arreglo, como si no tuviera vida. Era una mujer
hermosa y nunca necesitó mucho maquillaje, pero hoy en día apenas se
molestaba en ponerse lápiz labial siquiera, ni en cubrir las ojeras que ya
empezaban a notársele.
De todos modos, muy pocas personas podían verla en ese estado, ya que
casi nunca dejaba a su hijo. Narcissa había convertido, prácticamente, la
habitación de hospital de Draco en su propia suite de hotel, donde podía
observar a su hijo todo el día, y vigilar a los sanadores experimentando
con nuevas pociones en él.
Pero Hyppolyta había hablado con ella aquel día temprano y la convenció
de que le haría bien pasar una noche en la mansión Malfoy, su hogar, el
cual no había visitado desde que su hijo había caído en un estado de
inconsciencia. También sería bueno para Hermione verlo, le había dicho, y
quizás inclusive para él, aunque nadie sabía si es que Draco podía sentir a
la gente a su alrededor.
106
Harry Potter saludó a Narcissa, Hermione sólo observaba a Draco en un
estado que parecía de hipnotismo.
"Hermione." Dijo la mujer mayor, intentando sonar tan calmada como era
posible. —"Pareces estar agotada, ¿estás segura de que quieres hacer
esto?"
"No digas eso," La reprendió Narcissa con furia. "Lo último que mi hijo
necesita es que perdamos la esperanza."
Narcissa suspiró suavemente y negó con la cabeza. —"No hay nada que
puedas descubrir que los sanadores no hayan intentado ya, querida."
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necesitas en tu cartera. Dejaré la mochila con tus libros en aquél sillón allí
y me iré antes de que termines, ¿bien?"
"Esperemos que así sea; pero prefiero confiar en los sanadores que en
aquella pobre muchacha obsesionada."
108
intentando trabajar por un bien mayor en vez de sentirse mal por sí misma
y odiar su vida.
109
Así que ella fue hacia el sillón que estaba justo al lado de su cama y se
sentó. Hermione observó su rostro por largos minutos: parecía estar
dormido, se veía tan pacífico, y respirando tan suavemente… si tan sólo
eso fuese verdad. Hermione notó que él tenía sus brazos sobre las sábanas
de su cama, y así sus manos estaban disponibles para ser tomadas;
Hermione había visto a Narcissa tomando su mano izquierda cada vez que
ella venía de visita. '¿Servirá de algo? ¿O tan sólo dolerá más no sentir su
respuesta a mi contacto?'
Ella suspiró y, lentamente, tomó una de las manos de Draco. Estaba fría y
sin respuesta, pero al menos no estaba tan fría como la de un cadáver, eso
era todo lo que importaba ahora: que estaba vivo, y que había
posibilidades de que sobreviviera.
"Eso es lo que todos me dicen, incluso Harry y Blaise, y esos dos siempre
han apoyado mis más locas ideas. Bueno, supongo que siempre fue más
bien una obligación para Blaise, pero Harry… Harry debería creer en mí,
hemos pasado tantas cosas juntos…"
110
Hermione inhaló profundamente y continuó. "De todos modos, ha pasado
cosa de un mes y no he encontrado nada útil aún. Pero no he perdido la
esperanza, y no planeo hacerlo, debes saber eso. No me rendiré." Le
aseguró, apretando su mano con fuerza y sin obtener respuesta de él.
"He leído casi todos los libros de pociones de tanto la mansión Malfoy
como Zabini. He leído los libros oscuros que tu madre me permitió ver en
tu casa… pero aún así, nada que sirva para el problema con tus pulmones.
Supongo que los demás tienen razón sobre ello, ¿de qué sirve leer cientos
de libros sobre pociones? No encontraré nada que los sanadores no sepan
ya… supongo que entiendo eso… y aún así continúo intentando, ¿te
parece que sea estúpido de mi parte?"
"Es cómo me dijo Harry hoy temprano… a veces hace falta esto para darse
cuenta de cuánto se quiere a alguien… por desgracia. Y no es justo,
¿sabes? Ahora estoy aquí diciéndote todo lo que siento y tú ni siquiera
puedes escucharme… pero no continuaré con ello… no de esta forma. Te
diré que te amo cuando despiertes, ¿de acuerdo?"
111
"¿Y eso era para mí o para ti? Aún me pregunto eso. Por lo que los
investigadores pudieron descubrir, no era una poción de ánimo normal,
sino una muy poderosa; no pudieron descubrir todos los ingredientes,
pero supieron cual arruinó todo: la esencia de bellevalia. Pensó que debía
iniciar mi investigación con esa planta, ¿sabes? Y lo hice… por supuesto,
los sanadores ya sabían mucho más que yo cuando vine aquí a
comentarles cuales eran las contra-pociones para el veneno de esa planta,
y ya lo habían probado todo en ti."
"Bueno, no creo ser mucho mejor que ellos, pero sí creo que hay algo que
puedo descubrir para ayudarte; es sólo un sentimiento, o quizás es sólo
que logré conocerte mejor de lo que crees en estos últimos meses… y
hasta ahora, tengo algo que me ha servido de mi investigación: sé que no
aprendiste esa poción de ninguno de los libros de pociones que usamos en
Hogwarts, ni los libros de pociones de la mansión Malfoy. Y, no pensé que
me sirvieran de algo y así fue, pero tampoco me fueron útiles los libros de
la mansión de mi familia. La mayor parte de los ingredientes de una
poción de ánimo fueron utilizados, eso seguro, pero hay rastros de otros
ingredientes encontrados que no son de esa poción exactamente… así
que, mientras todos asumieron que era una poción de ánimo muy
poderosa, yo pienso que debería asumir que no lo era, o al menos, que si
era una poción de ánimo, era de tu propia invención, no una normal que
puedes encontrar en cualquier libro… ¿pero cómo puedo luchar contra
algo que tú hiciste? Algo de lo que apenas tengo detalles."
Aquel por qué hacía eco en su mente, pasaba siempre lo mismo cada vez
que pensaba sobre aquellas cosas una y otra vez. ¿Por qué no se había
molestado en cooperar con la investigación? Él admitió lo que había
hecho, dio detalles, dijo cual pudo haber sido su error, explicó la poción…
no dijo de dónde la había sacado, sin embargo; a veces, cuando Draco
112
estaba despierto y estaban intentando descubrir cuál era su problema,
Hermione creía de tanto en tanto que él no parecía querer sentirse mejor.
Pero era una idea tonta, ¿por qué no querría sentirse mejor?
Al final, todo parecía estar plagado de por qués. Preguntas para las que
Hermione no tenía respuestas.
"Encontraré algo para ayudarte." Dijo ella en voz alta, más que nada para
auto-asegurarse.
Aún así, ella abrió el primero y ojeó las páginas con rapidez; encontrando
nada de relevancia para el caso. Lo mismo sucedió con el segundo libro, y
para cuando empezó el tercero, ya había llegado a su punto de
culminación: Hermione ya no podía leer, simplemente, en verdad
necesitaba dormir.
Miró al reloj, ya eran las dos de la mañana, y luego miró a la cama que las
enfermeras habían hecho para ella al otro lado de la habitación. Se veía
cálida y suave, pero Hermione dudó que fuera de alguna utilidad acostarse
allí. Quitando su vista de aquella cama, miró a Draco otra vez, y concluyó
que había espacio para ambos en esa cama.
No es que fuera una extraña, después de todo ella era su esposa y, tenía el
derecho de compartir una cama con su esposo si quería. Era posible que
no rompiera ninguna regla si se acostaba a su lado… quizás incluso la
ayudaría a dormir.
113
el pasado. Era algo que extrañaba terriblemente; quizás era justo lo que
necesitaba, incluso si le dolía que él no la abrazara. Besó su pecho,
inhalando su aroma mientras, con delicadeza, ponía el brazo de él
alrededor de su cintura.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó él con calma en su voz, sus ojos mostraban
consternación.
"¿Por qué no? ¡Por Merlín! Malfoy, ¿no puedes darme una sola respuesta
que tenga sentido? Esta también es mi casa, tengo el derecho de estar
aquí, y puedo ver lo que sea que quiera."—Exclamó Hermione. —"Puedo
hacer lo que quiera."
114
"¿De qué estás hablando?" Hermione cuestionó mientras lentamente se
alejaba de él. Él caminó hacia ella como un cazador haría con su presa; una
presa que no tendría oportunidad alguna si intentaba huir.
115
"Lo siento, Draco, pero me tengo que ir." Se inclinó hacia él y lo besó
tiernamente en los labios. Era horriblemente doloroso besar sus labios
gélidos, pero muy dentro quería creer que él podía sentirlo.
"Es por un bien mayor, créeme." Ella susurró y luego fue hacia el baño
para cambiarse.
Una vez fuera del baño, con ropas limpias y lista para irse, se encontró con
un sanador escribiendo rápidamente en la historia clínica de Draco. Ella
conocía a ese hombre, y no le gustaba para nada.
"Señora Malfoy; buen día" El hombre mayor la saludó sin asombrarse por
el comportamiento de Hermione hacia él; tampoco parecía importarle.
"Veo que se está yendo; ¿pasó una buena noche?"
La solución era para proveer a los sanadores con más tiempo para llegar a
una mejor teoría y solución para la enfermedad. El problema se dio
cuando le dieron la poción para quitar la petrificación. La poción no
funcionó, e hizo que la situación empeorara. Ello resultó en que los
sanadores no pudieran despertarlo. Hermione había estado furiosa.
"Fue la mejor solución que teníamos para impedir que sus pulmones
continuaran achicándose, Señora Malfoy, y debo recordarle que el mismo
Señor Malfoy estuvo de acuerdo." Dijo él de forma defensiva. Sonrió
tímidamente y continuó, "Además, tuvimos éxito en impedir que sus
pulmones continuaran achicándose a una gran velocidad."
116
"Y eso es lo mejor que habéis logrado en más de un mes." Hermione
respondió, apenas capaz de reprimir su angustia al hablar de la condición
de Draco. Su furia la ayudó a mantenerse tranquila. "¿Dónde está la
doctora Winfrey? Me cae mejor que usted."
"No puedo saberlo con seguridad, querida. ¿Quién sabe siquiera si ese
tipo de magia es real?"
"Desearía poder decirte que sí; pero me temo que no, querida, no lo sé. Ni
tampoco jamás había oído de algo así, parece bastante…"
117
La joven muchacha se mostró pensativa por un momento, observando la
nada mientras pensaba sobre ello una vez más. Hyppolyta encontró
confort viendo su rostro tan determinado, no se veía ni enfadada ni triste;
su hija sólo parecía estar planeando algo grande, muy dentro de su
cabeza. Incluso parecía estar a punto de sonreír.
"Inusual me suena bien. Después de todo, lo que sea que esté pasando
con Draco no es para nada usual."
'No deberías estar aquí, no deberías estar viendo esto.' En ese momento le
había parecido que él quería que ella se fuera.
'Viniste demasiado pronto, pero eso no es ningún problema para mí.' Esa
oración era la que más molestaba a Hermione, porque había sido allí que
Draco la había asustado en su sueño.
A primera vista uno podía saber que Draco en verdad le estaba hablando:
primero advirtiéndole, diciendo que estaba haciendo algo mal, que tenía
que salir. Segundo cambiando de opinión y diciendo que estaba bien con
ello, y tercero que…
"¿Que me quiere llevar con él? Se preguntó en voz alta. En verdad era un
pensamiento escalofriante; si uno consideraba que Draco en verdad le
estaba diciendo que lo acompañara. Eso no podía ser bueno, ¿o sí? Eso
era lo que más la había asustado, lo que implicaba con sus palabras.
118
Hermione ponderó sus posibilidades entonces. ¿Podía ser que Draco le
estuviera diciendo que estaba enferma? No pensó que eso fuera así, su
último chequeo había sido justo después de que Draco cayera en un coma,
ella estaba en buena salud.
Tal vez no había sido más que un sueño y ella simplemente quería que
fuese más que eso; suspiró.
119
correcto, al menos no para ella. Pero tal vez aquel sueño había sido una
señal de que ir a un Malfoy ayudaría.
Así que Hermione se levantó y salió de la biblioteca sin decir una palabra.
Volvería a San Mungos sola, y no temía hacerlo por primera vez en
semanas. Nada en su camino la detendría, ni nadie… excepto una persona.
"Necesito hablar con la señora Malfoy." Contestó ella con una ceja
arqueada, observándolo con ojos inquisitivos. "¿Tienes algún problema
con ello?"
"¿Cuál es tu problema?"
"¿A qué estás jugando?" Intentó preguntar ella otra vez, pero no esperaba
una respuesta. Hermione le dio la espalda y caminó hacia la puerta; pero
Blaise se apareció en frente de ella, impidiéndole avanzar.
"¿A qué estás jugando tú?" Blaise le preguntó mientras ella intentaba
alejarse de él. "No estás actuando como siempre."
"Si." Él asintió con la cabeza, y puso sus manos en los hombros de ella.
120
"Sinceramente no tengo tiempo para esto." Dijo Hermione.
"No intentes jugar con cosas que no puedes manejar." Le advirtió Blaise
antes de desaparecer y permitirle moverse otra vez.
Sin embargo, una vez llegada al pasillo correcto, su corazón casi se para
cuando sus ojos se encontraron con una vista sin igual. No podía ser
bueno, pensó, no… no podía serlo, ¿o sí?
Con temor a moverse, con temor a hablar, los peores miedos de Hermione
le sobrevinieron y cayó a sus rodillas; desesperanzada observó a ambas
mujeres. ¿Qué había sucedido?
121
"Draco… Draco…" Murmuró, con lágrimas cayendo rápidamente por su
rostro.
"Está bien, querida. Draco está bien… bueno, tan bien como puede estar
ahora."
"Nada, tesoro, nada." Dijo Andrómeda mientras secaba una lágrima. "Es
sólo que Narcissa y yo nos reunimos después de mucho tiempo… quería
aprovechar esta oportunidad para verla y ayudarla en este momento tan
complicado en su vida."
"Oh…" Dijo Hermione. Que tonta, pensó; había asumido lo peor que
podría haber ocurrido como para que ambas hermanas se reunieran otra
vez.
122
"No digas eso, Cissy." Su hermana intentó darle ánimos. "Encontrarán
algo. Tienen que hacerlo."
Si había alguien en el mundo que creía en ella y en sus habilidades era él. Y
en ese momento, Hermione necesitaba a Harry más que a nadie. Incluso si
no tenía las respuestas que buscaba, lo que sí tenía era la aptitud para
ayudarla a organizar sus pensamientos.
Hermione tenía algo muy claro en su mente: cada problema tiene una
solución. Guiada por esa lógica, jamás dejaría su búsqueda de respuestas.
Respuestas a preguntas tales como: ¿por qué Draco había enfermado y
ella no? ¿Qué era lo que estaba deteriorando su sistema? ¿Por qué no
despertaba? ¿Y cómo sucedió?
Siempre había sido buena para encontrar respuestas por sí misma, pero
también admitía que sus amigos habían sido de mucha ayuda dándole
ideas sin siquiera intentarlo. Así que llamó a Harry para que la ayudara. El
muchacho estaba muy inseguro de lo que ella esperaba de él, pero aún
así, de poder, ayudaría. Todo lo que podía hacer, sin embargo, era
escuchar sus ideas sobre un misterioso sueño que probablemente no
significaba nada.
"Estábamos bailando, y él me decía una y otra vez que no debía estar allí,
que había arruinado todo y tenía que quedarme con él. Era medio feo." Le
explicó. Harry no parecía estar nada entretenido; ¿qué podía decir en
verdad? Sonaba como un sueño normal, como cualquier otro, lleno de las
inseguridades y temores de Hermione.
123
"¿Por qué todo el mundo cree que es una locura?" Le preguntó Hermione,
exasperada. Era tan injusto que nadie le creyera. "Tú, de todas las
personas, deberías entender. Quiero decir, ¡por Merlín! ¡Solías tener
sueños como este sobre Voldermort!"
"¿Sientes que esté en peligro?" Era una pregunta tonta, ya que todo el
mundo sabía que Draco luchaba por su vida día a día. Pero le dio a
Hermione algo sobre qué pensar.
"De hecho, no. Tan sólo… me resulta más complicado sentir nuestro lazo
últimamente, como si se estuviera alejando…"
"¿Le consultaste a tu madre sobre el lazo? Puede que ella sepa algo."
Sugirió Harry.
"No más que Narcissa; mis padres no tuvieron ese lazo. Y Narcissa
tampoco pudo darme demasiada información." Dijo Hermione.
"Asumamos que este lazo implica que puedes leer la mente de Malfoy en
sus sueños."
"No es una mala idea, ni siquiera pensé en eso." Hermione se dio cuenta
de que probablemente necesitaba dormir más, porque no era algo difícil
de idear.
124
"Así que no estaba hablándote a ti, simplemente estaba soñando." Dijo
Harry.
"Lo que quieres decir es que este sueño no significa nada." Dijo ella en
silencioso enfado.
Hermione, sin embargo, aún sentía en su corazón que algo faltaba. Algo
importante. 'No deberías estar aquí' Draco le había dicho… y no era la
primera vez que lo hacía. La vez anterior, ella lo había encontrado leyendo
un libro; Hermione no recordaba muy bien dónde había sido, o por qué lo
había dicho, pero el recuerdo de él diciéndolo cada vez se hacía más claro
en su mente. ¿Qué libro había estado leyendo? ¿Era un libro? Entonces lo
recordó: ¡el libro negro! El que no podía abrir porque no tenía sangre
Malfoy en sus venas… pero, quizás… quizás con el cuerpo de Draco… quien
sabe.
Lo que tenía que hacer ahora Hermione era encontrar aquel libro, ¿dónde
podría haberlo dejado? Hermione primero chequeó el estudio de Lucius,
el último lugar en el que lo había visto. Ese estudio era un desastre, se
había asegurado de que quedara así la primera hace tiempo, la primera
vez que Draco cayó enfermo fue el primer lugar a dónde fue a buscar
respuestas. Eso también le recordó que el libro no estaba allí, habría
recordado algo de haberlo visto antes.
125
Narcisa estaba, como de costumbre, en la habitación de hospital de Draco,
al lado de su hijo, tejiendo algo pacientemente.
"Oh, hola Hermione, querida." La saludó con una agradable sonrisa, como
si fueran familia; a Hermione le gustaba cuan unidas habían llegado a ser,
lo suficiente como para compartir secretos y temores, lo suficiente para
ser en verdad una familia.
"No, no todos los libros. Hay un libro del que Draco me habló… dijo que
había sido pasado de Malfoy a Malfoy de generación en generación,
contiene pociones y hechizos…"—Hermione intentó con todas sus fuerzas
recordar todo lo que Draco le había dicho sobre aquel libro sin revelar las
circunstancias en las cuales lo había hecho.—"Sólo puede ser abierto por
alguien con sangre Malfoy."
"El libro de Acastus." Narcissa razonó con una mirada suspicaz. "¿Qué te
hace pensar que puedes abrir ese libro? ¿Estás embarazada?"
126
"¿Estás completamente segura de que es el último Malfoy?" Preguntó
Hermione a Narcissa.
"Si tan sólo aquel libro pudiera comprender eso." Comentó Hermione de
forma lastimosa, y una idea le vino a la mente. ¿Qué tal si el libro podía
entender? Podía no tener un alma, pero era capaz de cambiar para
protegerse de ojos enemigos, era capaz de proteger su legado, y ahora
mismo, Draco era parte de ese legado, el último. "¿Puedes mostrarme el
libro?" Preguntó Hermione, sus ojos curiosos por su idea.
"Si no te abres, Draco morirá, y el apellido Malfoy morirá con él. Protege
tu legado y muéstrame lo que le ha hecho esto."
"¡Por Merlín! ¡No puedo creerlo!" exclamó Narcissa con un grito ahogado,
sin aliento. Con sus ojos abiertos como platos, miró el libro, asombrada a
más no poder. "¿Estás segura de que no estás embarazada?" Preguntó con
curiosidad. Sólo Narcissa podía pensar en algo así en un momento como
ese.
127
"Y bastante poco común, debo añadir. Fue prohibida por el Ministerio
hace siglos. ¿Cómo llegó a las manos de Draco? Estoy segura de que no
tenemos en casa." Declaró Narcissa.
Muy lentamente, Draco abrió sus ojos. Lo primero que vio fue el techo
blanco de la clínica. Su madre ahogó un grito de emoción y apretó con
más fuerza la mano que le estaba sosteniendo. "¿Draco?" Preguntó.
"¿Por qué lo hiciste, Draco? ¿Por qué te envenenaste?" Preguntó con furia
en su voz y tristeza al mismo tiempo.
128
"Lo siento, Hermione, madre." Dijo Draco, e inmediatamente pidió algo,
ya que le costaba mucho hablar. Hermione no creyó que lo sintiera, pero
no era el momento para discutir. Tan sólo quería respuestas.
"Se lo pedí muy bien y me permitió ver qué estaba dañándote. Pero no
cambies el tema, Draco. ¿Por qué lo hiciste?" Hermione obviamente no
estaba con mucha paciencia.
Él suspiró con cansancio y cerró sus ojos por un momento, pensando cuál
era la mejor forma de explicar lo que hizo. "No era una poción
exactamente, era más bien una maldición."
"Eso tiene mucho sentido, usar una sustancia mortal para ocultar algo y
tomar tu vida al mismo tiempo." Dijo Hermione dirigiendo una furiosa
mirada a Draco.
129
"No comprendo, Draco."—Narcissa los interrumpió—"Si fue tan sólo un
efecto secundario, ¿cómo es que no nos dijiste qué te estaba haciendo
daño? Pudiste haber prevenido todo esto."
"No, madre, no podía." Respondió él, mirando sus manos en vez del
preocupado rostro de su madre. "Hice algo que no debería haber salido a
la luz."
"No te odio, Draco, tan sólo pienso que eres un idiota." Replicó Hermione,
ya sin furia, decidiendo que era suficiente por ahora. Tarde o temprano
tendría las respuestas que buscaba.
Y, a decir verdad, una parte de Hermione no quería saber qué era lo que
Draco había hecho exactamente. ¿Qué era tan terrible como para tener
que ser ocultado? Ella prefería imaginarse que era algo tonto, alguno de
esos objetos tenebrosos que los Malfoy cuidaban tanto, algo que no le era
relevante a ella, algo que no le haría odiarlo, como él había dicho. Incluso
si era algo que podía ayudar a la Orden, no quería saberlo.
Así que, lo primero que quiso hacer cuando finalmente estuvieron solos,
fue besarlo; besarlo como no pudo hacerlo en todos esos meses que había
estado enfermo. Sentir sus labios cálidos encima de los de ella, su suave
piel contra su cuerpo, y el deseo que ambos compartían.
130
se acababa de percatar de que amaba a Draco, realmente lo amaba, y el
temor a perderlo la asustaba. Así que no quería discutir, pero aún así,
tenía algo en su cabeza que necesitaba salir a la luz.
Él frunció el ceño y abrió sus ojos lentamente. "¿Te das cuenta de que
hemos tenido sexo justo después de que fuera dado de alta? No puedo
hacerlo otra vez." Se quejó.
"¿Qué?"
"Hiciste algo muy estúpido, por alguna razón que de seguro es estúpida
también. ¿Cómo sé que no lo harás otra vez?"
"¿Qué quieres decir con que pelearás por mí? Ya me tienes." Inquirió ella,
confundida. Eso era algo nuevo.
"Hice algo malo… algo a lo que esperaba no sobrevivir con tal de no tener
que enfrentarlo." Dijo él.
131
"Dijiste que ocultaste algo."—Razonó Hermione, "¿Cuán malo puede ser?
¿Evasión de impuestos quizás?"
"El asunto es que… no oculté algo, oculté a alguien." Confesó él, y pronto
los ojos de Hermione se llenaron de comprensión.
"No podía ocultártelo más." Explicó Draco, ya sin esperar que ella lo
comprendiera, ¿pero qué más podía decir?
"Si realmente te importo aunque sea un poco, de lo cual estoy segura que
no es así, me dirás quien más estuvo en esto contigo y yo me encargaré
del resto, lo encontraré sin tu ayuda."
132
enfermo, no podía ser su propia madre, porque ella quería nietos… así que
tenía que ser…
"Blaise." Razonó Hermione. Tenía sentido, ¿en quién más podía Draco
confiar? ¿Quién más también odiaba a Ron? ¿Y quién sino él había sido
tan misterioso respecto de la enfermedad de Draco y la desaparición de
Ron?"
"¿Puedo saber por qué? Pareciera que quieres cortarle la cabeza. ¿Qué
hizo?" Preguntó su madre.
"Él sabía, madre; sabía lo que Draco había hecho y no dijo nada." Dijo
Hermione, como si su madre supiera de qué estaba hablando.
"Así que, me imagino que ya lo sabes." Era Blaise quien habló, apareció de
la nada a espaldas de Hermione.
Blaise negó con la cabeza y suspiró. No quería tener esa conversación. "Lo
hice por ti, lo necesitabas fuera de tu vida."
133
"No intentes de excusarte."—Dijo ella con un dejo de debilidad.—"Sólo
dime dónde está Ron."
"No lo tenía en ningún lugar en particular, tan sólo lo dejé en una ciudad
lejos sin magia ni medios." Reconoció Blaise.
"Nunca pensé que pudieras superar a Draco, pero resulta que tú eres el
mayor bastardo, Blaise." Su furia se notaba en cada palabra que decía.
134
Draco había hecho, por no buscarlo, por creer que se había ido por
voluntad propia, y por estar enfadada con él.
Así que fue allí, a la casa de Ron. Había pasado mucho tiempo desde la
última vez que había estado ahí. Era curioso ver cómo habían acabado las
cosas, su vida había sido un desastre, y ahora allí estaba ella, en un lugar
que le traía tan buenos recuerdos.
Si tan sólo hubiese podido ir más seguido. ¿Pero cómo podía enfrentar a
Molly Weasley? ¿Y a Ginny? Además, las cosas con Ron siempre habían
sido complicadas.
Así que allí estaba ella, en la puerta delantera. Tan sólo le tomaría unos
pocos golpes que alguien abriera la puerta; diablos, ellos probablemente
ya sabían que ella estaba ahí, y tan sólo esperaban su señal. Hermione
suspiró profundamente, ya que se olvidó de respirar por un momento. Se
percató de que su corazón latía más fuerte de lo habitual, y que el puño
que haría contacto con la puerta también estaba temblando.
Y así, golpeó dos veces la puerta con sus manos temblorosas. Esperó
algunos segundos que parecieron minutos.
135
"No sabía lo que mi hermano y esposo habían hecho hasta hace una
hora."—Ella explicó con una voz tristona. —"Y necesito ver a Ron, tengo
que disculparme con él y ver si está bien."
"Muy bien, entra, pero debo advertirte que no te gustará lo que verás."
"¿Qué demonios estás haciendo tú aquí?" Dijo ella con una voz
amenazante, viéndose tan furiosa como era posible.
"Estoy aquí para ver a Ron, Ginny. Cualquier problema que hayamos
podido tener…" Hermione fue interrumpida por la joven pelirroja antes de
que pudiera terminar su oración.
"Lo sé." Reconoció Hermione, "Pero no tuve nada que ver con ello. Me
acabo de enterar hoy."
136
"¡Pero ella eligió a Malfoy por encima de Ron! ¿Cómo puedes estar de su
lado?" La furia de Ginny no sólo era evidente en su voz, sino también en su
mirada oscurecida.
Por supuesto que había un motivo, y por no haberles dicho cuál era el
verdadero, les había estado mintiendo. George, como el resto de su
familia, pensaba que se había casado por amor, un amor infantil y
estúpido. Ron era el único Weasley que conocía la verdad, y por lo tanto,
era el único que podía comprenderla.
Hermione estaba a punto de disculparse con ella, pero Ron habló primero,
impidiéndolo.
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"¡Me alegro tanto de verte!" Ron la abrazó, asombrando a todos en la
habitación.
"¿Todo esto fue por un beso?" Molly preguntó asombrada, con sus
grandes ojos marrones muy abiertos. Como la mayoría de la familia
Weasley, ella no conocía las verdaderas razones por las cuales Hermione
se había casado con Draco, ni sobre la maldición que ambos compartían.
Tener ciertos tipos de contacto afectivo con otras personas resultaría en
daño físico.
A Hermione le habría encantado poder decir que sí sin mentir, ser capaz
de dejarlo por la atrocidad que había hecho, ya que había sido mucho
138
peor que cualquier cosa que hubiese hecho antes: no sólo había
traicionado su confianza, sino que además ella se sentía usada. Ni siquiera
sabía qué era peor.
Así que los dos jóvenes amigos fueron dejados solos. Había algo curioso
sobre la mirada de Ron mientras observaba a Hermione, no parecía
desearla, no parecía tener ningún tipo de resentimiento contra ella
tampoco… sólo parecía estar feliz de verla.
"No puedo creer que Blaise hiciera algo así." Dijo Hermione con algo de
tristeza en su voz.
139
Malfoy me dijo algo así como "Nunca tocarás a mi esposa. Jamás." Y
Zabini me dejó inconsciente. Luego desperté en un callejón desierto; no
tenía mi varita mágica, no tenía dinero… todo lo que tenía eran las ropas
que estaba usando." Hizo una pausa y luego de unos pocos segundos,
continuó, "Por cierto, puedes decirle a tu esposo o a tu hermano que me
devuelvan mi varita mágica."
"Pero no fue tan malo porque había un refugio para muggles cerca. Fui allí
y empecé a hacer preguntas… nadie había visto lo que me sucedió.
Empecé a perder la cabeza. Obviamente lo primero que hice fue
preguntas por magos, el mundo mágico y como podrás imaginarte… la
gente allí pensaba que estaba más que loco. Valena, una de las voluntarias
del refugio se percató de que nunca antes me había visto y que no parecía
una persona sin hogar; mis ropas estaban limpias, mis zapatos no tenían
agujeros. No sé por qué pero pensó que pertenecía a un culto y que
necesitaba ayuda, así que llamó a servicios sociales y me llevaron a este
edificio del que no podía salir, estaba lleno de gente loca."
"Si, así era como lo llamaban. De todos modos, tenían un acento extraño,
así que me imaginé que debía estar en un país distinto o en una parte
desconocida del Reino Unido. Pasé no sé cuantas semanas allí hasta que
decidieron dejarme ir; estaría loco, pero no era un peligro para mí mismo
ni para otros, así que me dejaron ir."
"¿Y entonces? Estuviste fuera por meses, ¿qué hiciste luego de que te
dejaran ir?" Preguntó Hermione.
"El asunto es que, mientras estaba allí, esta muchacha Valena me visitó
varias veces. Verás, tiene algo por los pobres y necesitados… y se ofreció a
ayudarme. Antes de que pudiera darme cuenta, estaba enamorado de
ella, Hermione, y no podía dejarla. Le expliqué que era un mago, y que la
magia existía, pero ella pensó que estaba loco, así que me cuidó en su
propia casa; ¡pude vivir con una muggle y aprender todo tipo de cosas de
muggles! No te lo creerías si te lo dijera…"
140
suficientemente egoísta como para querer que Ron continuara amándola,
quizás porque no quería compartirlo. Por otro lado, era algo bueno que
Ron tuviera alguien que cuidó de él, y alguien a quien realmente podía
amar y ser amado por esa persona.
"No pude encontrar nada de magia en ese lugar, y aún así, era feliz. Ayer
vi a Zabini otra vez, no estaba sonriendo como la última vez, tan sólo me
observó con sus ojos llenos de odio y me dijo que era hora de regresar a
casa. Lo próximo que supe fue que estaba parado en frente de mi casa."
Terminó Ron.
"Lo haré por ti." Dijo con suavidad mientras acariciaba su mejilla.
Ron la tomó en sus brazos otra vez y ella lo sostuvo con fuerza. Sus manos
subían y bajaban por la espalda de Hermione como si intentara darle
ánimos. De algún modo sintió una tormenta interna. Se notaba
ligeramente en su comportamiento que nada era como debía ser. Además
del hecho que al hablar sobre su hermano o su esposo su disgusto era
evidente, Ron sintió que había algo más.
Ella lo dejó muy lentamente, y miró a su rostro con ojos lagrimosos. "Le
dije a Draco que lo amaba, en verdad me enamoré de él, Ron. Y ahora
141
tengo el corazón roto por lo que te hizo… no sólo te secuestró y te dejó sin
medios en un lugar desconocido, ¡sino que también me traicionó! Me
había prometido que no te lastimaría… y me hizo enamorarme de él y
ahora esto…"
"Bueno… si tuviera que pensar como un Slytherin, tendría que decir que
fue fiel a su promesa, porque técnicamente no me lastimó."—Él intentó
razonar, aunque no estaba contento con su propia explicación.
"Las personas normales no son Slytherins." Dijo Hermione con furia. Luego
de una corta pausa, agregó: "¿Presentarás… presentarás una denuncia
contra ellos? Lo comprendería totalmente si lo hicieras."
142
"No puedo tomar tu dinero." Simplemente le dijo. Era una cuestión de
honor, y eso no podía ser ignorado.
Hermione se retiró esa tarde con una calidez en el pecho que no había
sentido en mucho tiempo. Se percató de cuanto había extrañado a su
amigo, y de cuanto lo necesitaba. La idea de tenerlo de vuelta la hacía
sonreír a pesar de su corazón roto.
Si, allí estaba él cuando ella regresó a la casa. Tenía un bouquet de flores
en su mano; eran rosas blancas, sus preferidas. Pero eso no la emocionó ni
un poco. Ningún regalo haría que lo perdonara.
"Por favor, Hermione, déjame hablar contigo." Fue eso lo primero que dijo
cuando ella lo vio. Hermione estaba a punto de darse la vuelta e irse, pero
decidió que era una adulta, y tenía que comportarse como tal. En este
caso, ser una adulta significaba hablarle y echarlo al mismo tiempo.
143
"No quiero verte ni escucharte, Draco." Dijo ella simplemente, sin lágrimas
ni temores, nada más que sus insensibles palabras saliendo de su boca.
"Estamos unidos el uno al otro,"—Ella dijo por él. —"Y esa es la única
razón por la cual deberíamos estar juntos, lo sé. No puedo divorciarme de
ti, ¿así que te imaginaste que te perdonaría porque no hay nadie más a
quien pueda ir? Piénsalo mejor. Prefiero morir sola que estar contigo
ahora mismo."
Draco dejó caer el bouquet, cayó a sus pies. Las palabras de Hermione lo
destrozaron, pero no iba a demostrarlo. No iba a hacer como ella, no iba a
retroceder, quería avanzar, sin importar cuánto tiempo le tomase. "No me
rendiré, Hermione. A pesar de lo que puedas pensar, te amo y eso no
cambiará."
Él tenía razón sobre eso; Hermione sabía que Draco la amaba; tan sólo no
le importaba en ese momento. El problema eran sus propios sentimientos.
¿Cómo podía querer a alguien como él? ¿Cómo podría perdonarlo?
¿Merecía perdón? ¿Había perdón en su propio corazón? No en ese
momento.
"No quiero tus flores, tampoco quiero tus disculpas. Deberías empezar por
disculparte con Ron, luego podríamos hablar." Hermione trataba a su
esposo como el malcriado, impenitente hombre que era.
144
Draco hizo una mueca de desagrado, no estaba esperando ese pedido. Y
no estaba dispuesto a hacer algo así.
"De hecho, si." Replicó Hermione. Por supuesto que esperaba que se
disculpara, no había un balance entre una cosa y la otra. No podía
reaccionar de la forma que hizo sólo por un beso.
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"Claro, una de las grandes diferencias es que tú podías alejarte de él; no os
casasteis con una maldición, así que pudiste volver a casarte otras seis
veces sin mayores problemas. Yo, por otro lado, no puedo dejarlo para
siempre. Estoy ligada a él por siempre." Dijo Hermione con amargura en
su voz.
"Sin embargo, nunca me casé por amor." Dijo Hyppolyta, y se sentó al lado
de su hija en el sillón. Desde esa posición, acarició su cabeza y sonrió. "Tu
hermano y tú sois la mayor recompensa que jamás tendré."
"No tiene ningún derecho a estar enfadado." Dijo Hermione. Ella era quien
tenía todo el derecho a estar enfadada y decepcionada. ¿Por qué tenía
que estar él enfadado? ¿Por haber sido atrapado? Él había colaborado con
Draco para hacer algo tan horrible como secuestrar a su mejor amigo, y
tenía suerte de que Ron no fuera a denunciarlo ante las autoridades. Así
que, él debería estar feliz de haberse salido con la suya.
"Debo hablar con él." Replicó Hermione con una voz cansada, ya que era
algo que realmente no quería hacer. "Ron me pidió información que sólo
Blaise puede darme. Y además quiere de regreso su varita."
"Ya que las autoridades aún no han venido aquí, ¿supongo que aceptó
nuestro pequeño regalo?" Preguntó su madre con alivio.
146
"No, de hecho no lo hizo. Tiene demasiado orgullo."—Hermione consideró
por segunda vez en ese día, que en verdad estaba sonando demasiado
como una Slytherin. "Pero no tienes de qué preocuparte; no presentará
una denuncia porque está enamorado."
"No, no de mí. De una chica muggle que lo cuidó mientras estuvo fuera."
Sonaba como si Hermione lo dijera con un tinte de lamentación, como si le
lastimara decirlo. Hyppolyta notó eso, y le preocupó lo suficiente como
para hablar de ello. Después de todo, la felicidad de su hija era uno de los
temas más relevantes de su vida.
Hermione negó lentamente con la cabeza. "No, supongo que tan sólo
quisiera tenerlo para mí sola. No son más que celos; sólo significa que soy
egoísta."
"No seas tan dura contigo misma, Hermione. Eres probablemente la más
amable y agraciada miembro de esta familia, y eso no cambiará."
A Draco Malfoy nunca le gustó discutir, ni con sus amigos ni con su familia.
Mucho menos con su demasiado-buena-para-ser-cierto esposa. Siempre
se había preguntado por qué tenía que ser tan perfecta. ¿Cómo es que
nunca se tropezaba y caía? ¿Por qué siempre tenía que ser la voz de la
razón y la conciencia? A pesar de que la amaba, a veces deseaba que
Hermione no tuviera la razón la mayor parte del tiempo, lo que fuera que
147
los dejara a mano. Algo para balancear la bondad de ella con la
imperfección de él.
Pero no había nada que pudiera hacer que haría que todo estuviera bien
de una vez. Todo lo que le quedaba era su insistencia. Todo lo que podía
hacer era persuadirla con sus mejores técnicas románticas. Tenía que
ocurrírsele algo, lo que fuera que le ayudara a tenerla de regreso. Porque
eso era lo que él más quería: estar con ella otra vez.
"¿Qué haces allí, Draco? Te he visto mirando por esa ventana por no sé
cuánto tiempo." Era su madre quien preguntaba aquello. Qué estaba
haciendo… era difícil de explicar. A veces necesitaba hacer eso para
pensar, mirar a través de una ventana, observando nada en particular.
"Tan sólo estoy pensando, madre. Necesito encontrar una forma de volver
con Hermione." Replicó Draco, dándose vuelta para ver a su madre a la
cara mientras hablaban.
"Por supuesto que no, ¡porque se las tiraste!" Narcisa lo regañó con ojos
severos, tamborileando un pie.
148
"Hermione le dijo a su madre, su madre me dijo a mí. No puedo ni
empezar a decirte cuan avergonzada estaba. No te crié para tener tales
rabietas, Draco; ¡y a tu esposa de todo el mundo!" La mujer estaba al
borde de gritar, pero su crianza no se lo permitía. En vez, se aseguró de
agregar énfasis a sus palabras. Continuó: "No pude disculparme lo
suficiente, por supuesto que Hyppolyta me dijo que no era mi culpa, y
estoy de acuerdo en que tú eres el único que debe disculparse, pero
deberías haber sido más sensato, te criamos para ser un caballero…"
"¿Qué puedo hacer por ti, querido?" Preguntó con un tinte de curiosidad
en su expresión facial.
"Me temo que no hay fórmulas mágicas de las que sepa que puedan
ayudarte, Draco. Tendrás que insistir y persistir, no veo otra opción.
Entrégale flores—de buena forma—chocolates, discúlpate tanto como
puedas, y, por la gracia de Merlín, hazlo en serio." Cuando terminó su
frase, caminó hacia adelante, acercándose a su hijo, y puso una mano
sobre su hombro. "Entiendo que quisieras tu venganza, querido,
¿pero…fue para tanto? ¿Por qué simplemente no lo golpeaste en el rostro
y lo amenazaste o algo así?"
149
"Bueno, quizás Hermione debería escuchar eso." Comentó Narcissa, y
luego se dio vuelta y dejó la habitación.
Quizás, pensó Draco, ¿pero eso no sería mostrar debilidad? Una cosa era
confesarle sus sentimientos a su madre; era diferente cuando se trataba
de su esposa.
Draco regresó a la mansión Zabini. Allí fue recibido por el rostro severo de
Hyppolyta, quien a pesar de sus sentimientos no podía olvidar sus
modales.
"A Hermione. Y también quiero disculparme con usted, Señora Zabini, por
todo el dolor que le he causado a su hija."
Así que Draco viajó a la casa del padre de Hermione, el lugar que por tanto
tiempo había llamado hogar. Estaba harto de aceptar límites, así que no
iba a estar dando vueltas, tan sólo iría al punto y sería tan certero como
fuera posible. Tuvo que volar allí, ya que Hermione no había conectado la
chimenea a la red flu, y no quería aparecerse, sería rudo que lo hiciera. Así
que, al arribar allí, tocó la puerta dos veces, y esperó pacientemente.
150
posibles. En vez de insistir golpeando nuevamente la puerta, intentó
chequear las ventanas, sólo para ver si estaba dentro. Miró a través de
tres, cuatro, cinco ventanas, pero no pudo ver a nadie. ¿Quizás en el
patio? Había una cerca que lo demarcaba, y no podía saltarla. Miró
alrededor; no había nadie a la vista, así que no habría problema si usaba
su escoba para ver el patio. Así que voló arriba del techo de la casa, y allí
los vio: La comadreja y su esposa, estaban tomando té en el patio, estaban
riendo.
Se estaba poniendo ansioso, necesitaba algo… ¡café! Eso ayudaría. Así que
decidió ir a por una taza a una cafetería en el vecindario de mágico; no
podía regresar a casa, a su madre no le agradaría verlo sin Hermione, y
una mujer enfadada con él era suficiente por un día.
Entró, buscó una mesa vacía y se sentó en una oscura silla de madera con
una cara seria. Desde afuera nadie podía decir cuán dolido estaba, pero
eso era normal para él. Draco notó cómo una mujer del bar lo miraba, tan
interesada, como si fuera una presa. Era linda, pero no era Hermione, y,
de todos modos, no podía tenerla. Entonces recordó algo que su esposa le
había dicho algún tiempo atrás, le había preguntado si alguna vez había
gustado de alguien y luego… y luego se diera cuenta de que no había
forma de que pudieran estar juntos. Bueno, no lo había dicho de esa
forma, pero esa era la idea. Ahora mismo, en ese momento, Draco lo
151
comprendió, y lamentó no poder vengarse de ella. En ese momento, sólo
una maldición le impedía hacerlo. Cual era la razón de ser de esa
maldición, no tenía idea; probablemente hacerlo miserable… aunque,
viendo el lado positivo, era la única cosa impidiendo al amor de su vida
estar con otro hombre… o comadreja.
Si, Hermione era el amor de su vida, no porque ella era la única persona
con quien jamás podría estar, sino porque la amaba en verdad; de eso
estaba seguro. Y probablemente la había perdido. Había estado esperando
que su anillo ardiera; se sorprendió de que no hubiese sucedido ya…
Hermione y la comadreja se veían tan alegres juntos… debería haber sido
él quien estaba allí con ella, debería haber sido él quien recibiera sus
sonrisas. Debería haber sido él.
Antes de que Draco pudiera replicar nada, Nott colocó una tercera silla en
la mesa e invitó a la chica, que de seguro era su esposa, a sentarse.
"¿Cómo has estado? Escuché que te casaste en una ceremonia bastante
rápida."
Por el rostro de la chica, y todo lo que él sabía sobre la familia Nott, Draco
podía deducir que se habían casado en las mismas circunstancias que
Hermione y él. Era notorio que ella no estaba enamorada de él, de hecho,
parecía despreciarlo. Mientras Theodore era todo sonrisas, Druscilla se
veía tremendamente seria, probablemente estaba enfadada por tener que
estar allí.
152
media sonrisa, ya que se había dado cuenta de que Draco lo decía en serio
para ella.
"Vamos, querida, no puede ser tan malo." Nott habló, tomando una de sus
manos entre las suyas y apretándola gentilmente. Draco notó que ella no
respondía al tacto, pero sí hacía una cara de sentirse disgustada por este,
pero ello Theo lo ignoró o simplemente no lo percibió.
153
"Así que… ¿varón o mujer?" Preguntó Draco fingiendo interés mientras al
mismo tiempo cambiaba de tema.
"No nos conocemos, pero suena como una persona interesante." Dijo
Druscilla. "¿Crees que nos podamos conocer? Me encantaría invitarla a
tomar el té." Estaba pidiéndole permiso a su esposo, era algo
desagradable de ver y oír.
154
posible que no se le permitiera tener una vida social en general. —"De
hecho, deberíamos todos cenar alguna vez."
Luego de hablar por un rato con los Nott, Draco decidió ir de regreso a la
casa de Hermione. No le importaba si estaba aún con la comadreja, los
interrumpiría. Su anillo no había ardido en lo más mínimo, así que no
habían sido demasiado cercanos. Y eso era un buen signo.
Así que, por segunda vez ese día, se paró frente a la puerta de la casa de
Hermione. Él no consideraba aquella casa como de él, aunque
técnicamente lo era, porque siempre había pertenecido a Hermione. De
todos modos, golpeó la puerta, sin darse cuenta de que había un timbre.
"¿Qué crees? Estoy aquí por ti." Replicó Draco, cruzando sus brazos sobre
su pecho. —"Mira, arruiné todo otra vez; ¿pero no podemos al menos
hablar de ello?"
"¿Qué hay para hablar?"—Cuestionó ella. —"No quiero tener nada que
ver contigo."
Hermione cruzó sus brazos sobre su pecho, cerró los ojos y tomó aire
profundamente antes de contestar. No quería perder su paciencia;
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tampoco quería ver a su esposo en ese momento, pero así era la vida para
ella. No iba a obtener lo que quería.
"Ni siquiera eres capaz de disculparte por lo que hiciste y aún así quieres
que te escuche." Era una frase llena de ironía y agresión.
"¿Se supone que eso debe ser emotivo?" Preguntó ella con sarcasmo en
su voz.
Hermione se quedó allí, observándolo con una cara seria. Bueno, al menos
estaba haciendo contacto visual, pensó Draco.
"Sabes que no tienes porque…." Empezó a decir él, pero fue rápidamente
interrumpido.
156
Había tensión en el aire, era bastante claro. Draco se acercó a Hermione y
se quedó en frente de ella. Ella arqueó una ceja y lo observó con una
mirada curiosa; en cualquier otra circunstancia no le habría importado,
pero ahora mismo él estaba demasiado cerca para que estuviera cómoda.
"Bueno, si, la mayoría. Pero este tuvo una muy buena defensa en los
juicios y… se las arregló." Incómodo, terminó la oración, esperando un
milagro.
"¿Y por qué querría cenar con… ¿quién es? ¿Lo conozco?"
"Y su esposa Druscilla; estoy segura de que te agradaría ella." Dijo Draco
suspirando profundamente. "Por supuesto que si no quieres…"
"Por supuesto que no quiero. ¡Por Merlín, Draco! ¿Por qué creíste otra
cosa? ¿Y qué hacías hablando con ese tipo? ¡Se supone que no debes
encontrarte con ex mortífagos!" Exclamó.
157
"No quiero que te veas con ese tipo de gente, Draco."—Dijo Hermione con
una nueva emoción: preocupación. Estaba preocupada por él; eso no
podía ser malo.
"¿Así que te importo?" Preguntó Draco con una pícara sonrisa que hizo
suspirar en desesperación a Hermione.
"No fue una mentira." Replicó Draco, sorprendido por sus palabras. En
verdad, no había pensado sobre eso de esa forma. "Nuestra vida juntos
jamás ha sido una mentira, Hermione."
"¿No lo ha sido?" Preguntó ella con un mohín en su rostro. Hubo una corta
pausa en la que ella intentó elegir sus palabras muy cuidadosamente,
entonces continuó: "Hemos tenido vidas difíciles, y un matrimonio
especialmente complicado. Me enamoré de ti, pero cuando eso sucedió,
pensé que eras diferente, que no me traicionarías."
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mismo? Y luego la gente se preguntaba por qué no le importaba haber
arriesgado su vida con una maldición de ocultamiento.
"Lo siento tanto, Hermione." Esta vez, su disculpa sonó tan sincera que
llegó a los oídos de Hermione. "Nunca quise lastimarte."
Antes de que Hermione pudiera decir nada, él habló: "Quiero hacer las
cosas bien. Así que no te pediré que me perdones. Adiós." Luego de decir
eso, se dio la vuelta y caminó, yéndose. Hermione lo observó mientras se
iba, incapaz de hablar.
Una vez que la puerta se cerró tras de sí, Hermione pareció volver a tener
consciencia, y repitió las últimas palabras en su mente. ¿Por qué había
dicho adiós?
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cabeza con facilidad. ¿Y por qué no? Quizás si ingiriera suficiente alcohol…
su hígado fallaría y podría simplemente morir.
Morir le traería alivio, tanto para él como para Hermione. Si moría, ella
podía simplemente ir hacia ese inútil Weasley y casarse con él y vivir
felices para siempre.
"Creo que has tenido suficiente." Insistió la camarera, con una mirada de
preocupación en su lindo rostro.
"¿Sabes cuál es el problema con vosotras las mujeres?" Preguntó él, pero
no espero réplica alguna y continuó inmediatamente: "Vosotras siempre
pensáis que estáis en lo correcto. Y necesito otro trago." Así que sacó su
billetera y le ofreció una considerable cantidad de galeones a la
muchacha.
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"Ni hablar." En ese punto, Draco apenas podía pensar bien. "Te diré todo
si me traes otro trago."
"No te daré otro trago. Y estoy segura de que tu esposa no aprobaría que
estés aquí."
"¿La conoces?" Arqueó una ceja, con sospecha. ¿Podría ser que Hermione
tuviera una espía en ese bar? Estando tan ebrio, cualquier pensamiento
loco era posible.
"Nunca antes te he visto aquí, y puedo imaginarme que no eres del tipo de
beber. Por lo tanto, tu esposa probablemente tendría un problema al
descubrir que estuviste rondando un bar."
"¿Por qué todo el mundo piensa de ella como la mejor amiga de Potter?
¿Por qué no pueden pensar de ella como mi esposa? ¡Es una Malfoy por
las barbas de Merlín!" Casi, casi gritó, pero sus cuerdas vocales estaban
sofocadas de alcohol. Si es que eso era posible.
"Oh, Draco." Para su propio asombro, fue Hermione quien dijo eso.
Rápidamente se dio vuelta, sonrojándose levemente, probablemente por
el alcohol, aunque también podía ser por vergüenza. Así estaba ella,
parada entre una docena de persona que la observaban de distintas
formas: algunos le sonreían y la saludaban con palabras amables, otros
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murmuraban entre ellos, asombrados de verla, y otros brindaban en su
honor. Draco quedó sorprendido al ver cuan apreciada era su esposa.
Pero Draco los ignoró a todos; tan sólo tenía oídos y ojos para su
Hermione. Se veía tan hermosa, incluso a pesar de que se veía todo
borroso a su alrededor, y la visión doble hacía que pareciera que tuviera
dos cabezas. "¡Hermione!" Con un equilibrio pobre, se levantó de su
asiento, y tratando de no perder su balance, caminó hacia ella. "¿Qué
haces aquí? Este no es un lugar para ti." Logró decir.
"¿A casa?" Rió sonoramente. "¿A cuál? Está la casa de tus padres, la de tu
madre y hermano, nuestra mansión italiana, nuestro chateau francés, la
mansión Malfoy…"
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Les tomó más tiempo de lo normal salir de aquel bar, ya que Draco tenía
una gran dificultad para caminar solo y era complicado ayudarlo ya que
era mucho más alto y pesado que Hermione. Al menos estaba de buen
humor, pensó ella, sería más difícil con un borracho deprimido.
"Creo que tenemos cosas más importantes sobre las que hablar."
Murmuró una cansada Hermione mientras ambos continuaban caminando
en dirección a un parque a unas pocas calles del bar.
"Lo sé." Dijo ella poniendo los ojos en blanco. Cuando llegaron al parque,
Hermione ayudó a Draco—quien había estado apoyado sobre ella todo el
tiempo—a sentarse en un banco. Ella se mantuvo parada en frente de él.
Draco estaba luchando contra sus ganas de caer dormido tanto en el piso
como en el banco.
"¿En serio?" Quería pararse para confrontarla y verle mejor la cara, pero
sus ojos dolían y no podía sentir sus piernas. Así que se mantuvo allí,
intentando con todas sus fuerzas continuar observando sus ojos. "Pensé
que viniste porque te importaba de mí;" Dijo él, y entonces, pensándolo
mejor, agregó: "o quizás para reprenderme."
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Hermione se había hecho la misma pregunta mil veces. Estaba segura de
que lo amaba, ¿pero qué tal si tuviera una opción? De alguna forma, ya no
parecía relevante. "No, porque te amo. Y no quiero volver a perderte."
Hermione descruzó los brazos y los dejó caer a sus costados por un
momento antes de sentarse al lado de su esposo. Draco aún la miraba, ella
hizo lo mismo. "¿Entonces me perdonas?" Preguntó él con curiosidad en
su voz.
"¿Y eso por qué?" Preguntó él con sospecha. Era sorprendente en verdad
escucharla decir algo así, y de alguna forma difícil de creer. Pero Hermione
era bondad pura, como le habían dicho en el bar, no mentiría.
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Un dolor muy fuerte se expandió por la cabeza de Draco; así que
lentamente se masajeó la frente. Hermione notó esto y se apartó de su
hombro. Lo miró a la cara con preocupación, y nuevamente preguntó:
"¿Por qué te emborrachaste, Draco?"
Draco buscó una de las manos de ella y la sostuvo. Miró a sus manos
entrelazadas por un momento, y entonces observó su rostro otra vez. "No
más engaños." Dijo, y ella lo besó.
Una niña estaba corriendo por los jardines de la mansión Malfoy, reía
tanto como podía al correr. Era una hermosa niña de 4 años de edad, con
su cabello lacio y rubio que apenas le llegaba a los hombros, sus ojos color
marrón claro brillaban mientras miraba a su alrededor inocentemente,
piel pálida como porcelana; sus pequeñas piernas apenas eran lo
suficientemente rápidas para mantener el ritmo del juego. Había tenido
suerte de que sus hermanos le hubiesen permitido participar.
Un niño, apenas unos tres años mayor que ella, la vio y corrió a su
encuentro. Era muy parecido a su hermana pequeña, con su piel pálida y
cabello lacio y rubio, sus ojos, sin embargo, eran grises. "Vamos, Hecate,
¡Corre!" Buscó la mano de su hermana y la tomó, intentando hacerla
correr más rápido.
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Hecate lo observó. Su sonrisa ahora había sido reemplazada por una
preocupación infantil. "Estoy cansada, Darien." Dijo lamentándose.
"Bueno, hace media hora estabas quejándote porque querías jugar con
nosotros. Ahora que estas jugando, ¿te vas a rendir?" Preguntó algo
exasperado, aunque nunca perdía la paciencia con su hermana pequeña.
"No, no me voy a rendir." Dijo la niña con una determinación muy similar a
la de su madre. Entonces, miró a lo alto del árbol. "¿Crees que podamos
escalar este árbol? No nos alcanzarán allí arriba."
"A excepción que nos vean y nos atrapen, no podemos correr allí arriba."
Replicó Drien, y entonces, agregó en un apuro: "Vamos, Megara está
viniendo."
Megara era la prima de ellos, una Zabini con largo cabello marrón
hondulado, su piel era blanca, pero no pálida como la de los Malfoys, tenía
un leve bronceado. Grandes pestañas decoraban sus ojos salpicados de
verde. Mucho más alta que sus pequeños primos, tenía once años de
edad, era la mayor de sus hermanas. Vestida con un vestidito verde que
combinaba con su color de ojos, los alcanzó antes de que Hecate
empezara a correr.
"Esa era la idea, tontita." Replicó Megara mientras caminaba hacia ellos.
Tomó un pañuelo de su bolsillo y lo usó para secar la cara de Hecate.
Darien ya estaba secándose con sus manos.
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"Porque somos mayores." Replicó Megara. Julian era el mayor de los niños
Malfoy, sin embargo, a sus trece años de edad, se consideraba demasiado
grande para aquellos juegos infantiles.
"Papi, perdí otra vez." Se quejó Hecate con su padre. Draco Malfoy tuvo
que reprimir una risa. Megara dejó la mano de su prima y caminó con una
brillante sonrisa hacia su padre. Draco tomó su varita mágica y murmuró
un hechizo secador para sus dos hijos empapados.
"Ahí está; ahora puedes jugar otra vez." Replicó él, pero Hecate negó con
la cabeza, no quería jugar más, en vez, fue hacia su padre y se sentó en su
falda, descansando su cabeza contra su pecho. Sus pequeños ojos
marrones estaban serios por la furia.
Todos los adultos rieron, e incluso Julian sonrió. Julian era un muchacho
alto y delgado, con cabello castaño enrulado como el de Hermione, y ojos
grises como Draco. Aunque era físicamente idéntico a su padre, su actitud
era mucho más como la de su madre: calmado y concentrado, siempre
resuelto, y tan inteligente—si no más. Siempre estaba leyendo, era la
obsesión de su vida. Cuando era pequeño, eran los libros para niños, al
crecer, se percató de que tenía que prepararse para Hogwarts, y empezó a
leer libros de magia. A sus trece años de edad, ya estaba en su tercer año
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en Hogwarts, y era el mejor alumno de su clase. Le gustaba volar, sin
embargo, pero prefería leer sobre todas las cosas.
"Simplemente descubrirás que hay más en la vida que jugar, Hecate." Dijo
Hermione sonriéndole dulcemente a su hija. Siendo la menor de cuatro
hijos, era la consentida de la familia.
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nombres latinos. Le habían dicho que era una tradición que iba de
generación en generación de madre a hija, llamar a la primera hija nacida
con un nombre griego que empezara con H, era la forma que las mujeres
tenían de pasar su legado griego. Hecate había sido llamada así por la
diosa griega de la brujería, lo cual le gustaba bastante a la niña, ya que
había empezado a mostrar sus habilidades mágicas desde muy temprana
edad. El Ministerio se había quejado por Hecate docenas de veces, pero
no era su culpa, no podía controlar su magia, y tampoco podían sus
padres.
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