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El Derecho Comercial, nació en Occidente a fines de la Edad Media, siguiendo los pasos del flamante
capitalismo mercantil.
Etapa Subjetiva: concebida como el período en donde para determinar cuál era el Derecho Comercial se debía
preguntar ¿Quién ejercía ese derecho? y la respuesta era que, quienes ejercían ese derecho eran los
comerciantes, y realizaban su actividad mercantil de manera profesional o como medio de vida. Este período
abarca desde la Edad Media hasta la Revolución Francesa.
Etapa Objetiva: si queríamos saber que definía al Derecho Comercial la pregunta a realizarse era ¿qué
conformaba ese derecho?, y la respuesta era un conjunto de actos decididos por el poder político que se inicia
en la sanción del Código de Napoleón de 1807 y culmina a finales del siglo XIX aproximadamente.
Dentro del derecho antiguo podemos observar en Babilonia el Código de Hammurabi. Esta fuente de normas
ya incluía temas sobre sociedades, depósitos y operaciones bancarias; también en China se conoció la
contabilidad con el sistema de la doble cuenta.
El Código de Comercio de Napoleón de 1807 es el que prácticamente marca el inicio de la segunda etapa del
Derecho Comercial denominada objetiva. Este Código introduce la idea del acto de comercio como núcleo
que concentra la aplicación del derecho, sin tener en cuenta quién realiza el acto en sí, es decir sin prestar
atención a si es o no comerciante quien realiza el acto.
Si bien encontramos que el embrión o semilla de la aparición de esta norma jurídica fueron los ideales de la
Revolución Francesa de 1789, que mediante sus postulados de igualdad, libertad y fraternidad se opusieron
fervientemente a las clases privilegiadas de los comerciantes.
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Incluso en 1862, en San Juan, su gobernador Domingo Faustino Sarmiento adoptó el código español de 1829
y dispuso que se aplicara supletoriamente el Código de Comercio de la Provincia de Buenos Aires.
El gobierno encomendó en 1857 a Dalmacio Vélez Sarsfield y a Eduardo Acevedo, destacado jurista
uruguayo, la redacción de un Código de Comercio, que se sancionó finalmente en 1859 y consideraba
comerciantes únicamente a los que se inscribían en matricula.
Desde el punto de vista jurídico: la empresa es una organización de los factores de producción tendiente a
producir bienes y servicios para el mercado, bajo el riesgo empresario y, según el caso, con propósito de lucro.
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Desde el punto de vista de la administración, el empresario es quien dirige, asume riesgos, cobra por los
riegos asumidos con las utilidades realizadas, piensa en el largo plazo, es el responsable final por los
resultados, posee una actitud innovadora y es capaz de dar continuidad a la empresa
Comerciante y empresario.
El Código de Comercio derogado definía al comerciante como todo individuo que, teniendo la capacidad legal
para contratar, ejercen de cuenta propia actos de comercio, haciendo de ello profesión habitual.
provocó ciertas discusiones doctrinarias, en cuanto si individuo solamente hacía referencia a las personas
físicas (hoy humanas) o si también incluía a las personas jurídicas.
El Registro Público de Comercio llevaba la matrícula de los comerciantes, pero la inscripción no otorgaba por
sí misma la calidad de comerciante. En el caso de las sociedades, la matrícula se suplía con la inscripción del
contrato en el Registro Público de Comercio.
Martilleros
El martillero o rematador es la persona que, se encarga de la venta al público de determinados bienes muebles
o inmuebles, en remate de viva voz y al mejor postor.
El martillero es designado por la parte oferente de los bienes y servicios y tiene derecho al reintegro de los
gastos y a una comisión que, generalmente, se coloca en cabeza del adquirente
El martillero actúa por cuenta y orden del oferente y, si éste no está presente, obra como su comisionista.
El martillero tiene derecho a cobrar una comisión, y a percibir del vendedor el reintegro de los gastos del
remate convenidos y realizados. Debe llevar la contabilidad.
Despachantes de aduana
Despachante de Aduanas es una persona humana que realiza en nombre de otros ante el servicio aduanero
trámites y diligencias relativos a la importación, la exportación y demás operaciones aduaneras.
El Despachante de Aduana actúa como mandatario de los importadores exportadores y demás personas que
contratan sus servicios, con las obligaciones y derechos que más adelante analizaremos.
El Despachante de aduanas no tiene responsabilidades tributarias siempre y cuando actúe en nombre de otro y
acredite dicho accionar por medio de un poder especial
Agentes de seguro
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Se diferencia del productor de seguros, ya que este puede formular un contrato, mientra que, el agente de
seguro finaliza el contrato. En ambos casos, hay obligación de matriculación, registración de las operaciones y
son remunerados por comisión.
3. Obligaciones comunes de las personas humanas que desarrollan actividad económica organizada y
persona jurídicas privadas. De la contabilidad.
Libros de comercio.
El Código también disponía, que los comerciantes debían llevar obligatoriamente los libros Diario;
Inventarios y Balances.
El libro diario es donde el comerciante anota las operaciones realizadas día a día.
El inventario es la descripción de cada uno de los elementos integrantes del activo y del pasivo del
comerciante, con su respectiva valuación.
El balance es una operación contable que se realiza a fin de comprobar la exactitud de las operaciones o para
determinar los beneficios o pérdidas correspondientes a un ejercicio.
Aquellas personas que no se encuentran obligadas a llevar la contabilidad, pero que deseen hacerlo, deben
solicitar su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros.
Las personas humanas que ejercen una profesión liberal (por ejemplo, médico, abogado, contador, arquitecto,
psicólogo, etc.) NO tienen obligación legal de llevar la contabilidad.
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c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que exige la
importancia y la naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras leyes.
el libro diario es el más importante de todos, pues en él constan todas las operaciones comerciales y
cambiarias realizadas por el comerciante, asentadas por su orden, lo cual impide que sean modificadas ex
profeso con posterioridad, registra, mediante asientos sucesivos y cronológicos, cada uno de los datos de
entrada con entidad contable, en un soporte admitido por la ley y cumpliendo con los requisitos del Código de
Comercio.
En el libro de inventarios y balances se transcribe un detalle analítico del patrimonio del ente al momento del
cierre de cada ejercicio y en el cual, además, se vuelcan los estados contables.
Formalidades.
Se prohíbe:
a) alterar el orden en que los asientos deben ser hechos;
b) dejar blancos que puedan utilizarse para intercalaciones o adiciones entre los asientos; c) interlinear, raspar,
emendar o tachar. Todas las equivocaciones y omisiones deben salvarse mediante un nuevo asiento hecho en
la fecha en que se advierta la omisión o el error;
d) mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la encuadernación o foliatura;
e) cualquier otra circunstancia que afecte la inalterabilidad de las registraciones.
La enumeración de los actos prohibidos es meramente enunciativa y no taxativa, razón por la cual deben
considerarse prohibidas todas las operaciones que, en definitiva, permitan adulterar el sistema contable.
Los libros y registros contables deben ser llevados en forma cronológica, actualizada, sin alteración alguna
que no haya sido debidamente salvada. También deben llevarse en idioma y moneda nacional.
Excepto que leyes especiales establezcan plazos superiores, deben conservarse por diez años:
a) los libros, contándose el plazo desde el último asiento;
b) los demás registros, desde la fecha de la última anotación practicada sobre los mismos;
c) los instrumentos respaldatorios, desde su fecha. Los herederos deben conservar los libros del causante y, en
su caso, exhibirlos en la forma prevista en el artículo 331, hasta que se cumplan los plazos indicados
anteriormente.
la conservación no solo implica la no destrucción de los libros, sino mantenerlos y cuidarlos para que no
sufran deterioro por el transcurso del tiempo u otro tipo de inclemencia, para que puedan ser consultados o
puestos a disposición en caso de ser requeridos
La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los requisitos prescritos, debe ser admitida
en juicio, como medio de prueba. Sus registros prueban contra quien la lleva o sus sucesores, aunque no
estuvieran en forma, sin admitírseles prueba en contrario. El adversario no puede aceptar los asientos que le
son favorables y desechar los que le perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe
estarse a las resultas combinadas que presenten todos los registros relativos al punto cuestionado. La
contabilidad, obligada o voluntaria, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro sujeto que
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tiene contabilidad, obligada o voluntaria, éste no presenta registros contrarios incorporados en una
contabilidad regular. Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo
considera necesario, otra supletoria. Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que
litigan, y unos y otros se hallan con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe
prescindir de este medio de prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan. Si se
trata de litigio contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente, ésta sólo sirve
como principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del caso. La prueba que resulta de la contabilidad
es indivisible.
La exhibición general de registros o libros contables sólo puede decretarse a instancia de parte en los juicios
de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad, administración por cuenta ajena y en caso
de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de estos casos únicamente puede requerirse la exhibición de
registros o libros en cuanto tenga relación con la cuestión controvertida de que se trata
El Código Civil y Comercial contempla sujetos, actos y situaciones jurídicas que deben inscribirse en el
Registro Público, distintos de los que conforman lo que hasta ahora ha sido la materia registral mercantil en el
Código de Comercio derogado y/o en legislación complementaria de o relacionada con dicho código.
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La rendición de cuentas es la demostración ordenada, sistematizada y documentada, a través de la cual se
cumple el deber legal de informar a otro, las operaciones, procedimientos y resultado de un negocio.
consiste en dar razón del cometido en interés ajeno, detallando los actos cumplidos —en este sentido debe
tenerse presente que dicha exposición tiene una faz contable y una jurídica de los intereses administrados— y
estableciendo un resultado final.
Sujetos comprendidos.
Están obligados a rendir cuentas, excepto renuncia expresa del interesado:
a) quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio;
b) quienes son parte en relaciones de ejecución continuada, cuando la rendición es apropiada a la naturaleza
del negocio;
c) quien debe hacerlo por disposición legal.
La rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley dispone que debe ser realizada ante un juez.
Requisitos.
La rendición de cuentas debe: a) ser hecha de modo descriptivo y documentado; b) incluir las referencias y
explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión; c) acompañar los comprobantes de los
ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso no extenderlos; d) concordar con los libros que lleve quien
las rinda.
Es decir, que quien rinde cuentas debe presentar la documentación respaldatoria de la operatoria que describe,
acompañando los comprobantes respectivos, los que debe conservar a ese fin. La rendición debe ser integral y
permitir al destinatario examinarla y cotejarla con amplitud teniendo como punto de partida cada uno de los
asientos y la comprobación de los documentos que los respalden.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en
ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social.
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Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera profesional, aun
ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción, transformación, importación,
concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y servicios, destinados a consumidores o
usuarios. Todo proveedor está obligado al cumplimiento de la presente ley.
Por su parte, el art. 43 establece la posibilidad de iniciar una acción de amparo, sino existe otro medio judicial
más idóneo, esta acción la podrán realizar tanto las personas humanas como las jurídicas, contra las
autoridades públicas de los tres poderes o actos de los particulares.
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