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túan por delegación estatal, en el ejercicio de la Así, la mayor jerarquía de la constitución ori­
que hemos denominado “delegación transes- ginaria, en cierta paridad (y sólo para sus efec­
tructural de cometidos” (3), sin perjuicio de la tos limitados) con la ley que declara la necesi­
normatividad social impuesta por la costumbre. dad de la reforma de la Constitución; por debajo
la Constitución derivada (4); luego los tratados y
La seguridad jurídica y la prevalencia del prin­ concordatos internacionales (art. 75.22) y las
cipio d em ocrático en la form ación de normas derivadas de los "tratados de integra­
REGLAMENTOS ADMINISTRATIVOS la decisión (normativa) estatal obligan a que las
normas reconozcan, entre sí, una determinada
ción” (art. 75.24) (5); siguen las leyes, con prefe­
rencia de las especiales sobre las generales.
relación jerárquica, expresamente establecida en
los arts. 31 y 75 incs. 22 y 24 de la Constitución Hasta aquí rigen plenamente las reglas de la
P or R odolfo C arlos Barra
Nacional. soberanía popular representativa y del pleno
debate mayoritario. Luego saltamos a otro mun­
Como el Estado se estructura en órganos y do, al mundo de la Administración pública, cuyo
SlfMARIO: I. Introducción.— II. Los con el resto del ordenamiento jurídico al que se cada uno de ellos es según su competencia (cons­ “responsable político” (art. 99 inc. I o, Constitu­
reglamentos autónomos.— III. Regla­ debe subordinar, y la cualidad de producir sus titucional, legal o reglamentaria) creador de nor­ ción) es el Poder Ejecutivo quien, si bien es tam­
mentos de ejecución.— IV. Reglamen­ efectos propios y prácticos (directos o indirec- mas jurídicas —una elemental razón de seguri­ bién un órgano de representación política directa
tos delegados. — V. Reglamentos de tos; mediatos o inmediatos) por sí mismo— son d a d jurídica, que presupone la previsibiliaad y (art. 94, Constitución) no realiza un proceso de
necesidad y urgencia. — VI. Conclu­ los que le confieren tal carácter normativo al acto la coherencia—, exige que exista una "relación toma de decisiones deliberativo y mayoritario,
sión. La actividad legisferante del Po­ administrativo (como a la sentencia judicial fir­ de validez” entre aquella pluralidad de normas, sino puramente jerárquico (6). Por ello sus nor­
der Ejecutivo. me, pasada en autoridad de cosa juzgada) pues que hace que unas tengan forma y contenido mas son inferiores a las generadas por los órga­
esta es la característica esencial de toda norma y válidos en la medida que no contradigan lo dis­ nos constituyente y legislativo (una situación
no su eventual generalidad y abstracción. Estas puesto en otras consideradas de mayor jerarquía. particular se encuentra en los decretos de nece­
I. Introducción últimas son modalidades de algunas normas, P revisibilidad en tanto que la existencia y vigen­ sidad y urgencia, como veremos), y con mayor
pero no esenciales. Lo esencial es la expresión cia de una determinada norma jurídica se la con­ razón esto sucede con las creadas por los órga­
La actividad jurígena del Estado es muy am­ de voluntad estatal (de cualquiera de sus órga­ sidera subsistente hasta que no sea derogada o nos inferiores de la Administración pública.
plia y multiforme. Por supuesto que no es la úni­ nos constitucionales o subconstitucionales) que, modificada por otra de superior o igual jerarquía.
ca actividad que realiza, pero normalm ente, por ser tal, se normativiza automáticamente y así C oherencia, para evitar la contradicción entre En paralelo se encuentran las sentencias judi­
cualquiera sea, cuando se expresa hacia el exte­ pasa, también de manera automática, a formar normas, en especial teniendo en cuenta la plu­ ciales (los actos administrativos y los reglamen­
rior —y en muchos casos hacia su propio inte­ parte del ordenamiento jurídico estatal. ralidad de fuentes y también que las normas de tos emanados de los tribunales asemejan su si­
rior (1)— incide sobre la esfera jurídica de terce­ aplicación de otras, normalmente consideradas tuación a los producidos por los órganos de la
ros ajenos o no al Estado y tengan o no, tales de­ Así, una decisión estatal puede estar dirigida a de inferior jerarquía que las aplicadas, son por Administración pública) que deben aplicar el
cisiones con efectos jurídicos, efectos generales una sola persona, pero aún ser una norma jurí­ lo común más numerosas. ordenamiento jurídico que corresponda (cual­
y abstractos. dica, en la medida que para ese sujeto tal deci­ quiera sea su jerarquía pero respetando su vali­
sión goza de la presunción de legitimidad y de la Pero aún más importante es, en nuestro siste­ dez y efectos jerárquicos) y en este sentido son
El mismo acto administrativo — de efectos par­ fuerza ejecutoria. Aun particular y concreta, la ma, la prevalencia del principio dem ocrático-re- inferiores, aunque, una vez dictadas y pasadas
ticulares y concretos— es una decisión normati­ decisión puede afectar a terceros no previstos en presentativo en la toma de decisión. Será de ma­ en autoridad de cosa juzgada, no pueden ser al­
va, en cuanto incide autoritativam ente (y no por la misma, en la medida que, como consecuen­ yor jerarquía la norma que más exprese la sobe­ teradas por las normas emanadas de ninguno de
consenso como en el caso de los actos jurídicos cia, dicha decisión incida sobre la esfera jurídica ranía popular y que, a la vez, su formación sea los otros órganos, lo que les otorga — sólo a es­
privados, salvo aquellos a los que la ley les otor­ de aquellos, para quienes tendrá también pre­ resultado de un debate y votación mayoritaria. tos efectos— una suerte de preeminencia basa­
ga esta cualidad) sobre el ámbito de los derechos sunción de legitimidad y fuerza ejecutoria (2). Los principios de la expresión y representación da en la necesidad de asegurar la firmeza de la
de un particular con presunción d e legitim idad^ de la soberanía popular y del debate y decisión resolución de los conflictos intersubjetivos que
fu erza ejecutoria, como lo establece el art. 12 de Se trata esta de una concepción subjetiva d e la mayoritaria son los que establecen la escala je ­ son conocidos por los tribunales.
la ley de procedimientos administrativos, 19.549 norm a jurídica, que atiende exclusivamente a su rárquica normativa: cuanto más representativo
(Adía, XXXIX-C, 2339 —t.a.—). Estos caracteres creación estatal o, excepcionalmente, a su crea­ sea el cuerpo que toma la decisión y cuanto más Dentro de la propia Administración pública
—la presunción de que la decisión es conforme ción por sujetos particulares cuando éstos ac- ésta surja de un proceso deliberativo y mayori- (una estructura de órganos sumamente comple­
tario, mayor será la jerarquía de la norma. ja) el modelo se repite, aunque con variantes

Especial para La Ley. Derechos reservados propio personal. Mucha actividad interna estrictamen­
(lev 11.723). te no jurígena pueue ser preparatoria de otras con elec­
tos normativos. (3) Ver BÁRRA, Rodolfo C., "Principios de Derecho ley que declara ia necesidad de la relorma constitucio­
(1) En general su actividad interna (resoluciones de Administrativo”, Capítulo VII, Ed. Abaco, Buenos Aires, nal, sancionada conforme con el art. 30 de la Constitu­
ias Cámaras del Congreso o acordadas de los tribuna­ (2) Esto lo hemos tratado en BARRA, Rodolfo C., "Eje- 1980. ción, al disponer válidamente la iniciación de! proce­
les acerca de su propio régimen administrativo, circu­ cutoriedad del acto administrativo”, Revista de Dere­ so de reforma, puede considerarse de igual jerarquía
lares e instrucciones de la Administración pública, etc.) cho Administrativo, N° 1, Buenos Aires, mayo-agosto (4) Esta relación tiene hoy plena y expresa consagra­ que la Constitución en la medida que habilita a la fu­
se expresa en normas con efectos vinculantes sobre su de 1989, ps. 65 a 100. ción en la doctrina de la Corte Suprema de Justicia en tura Convención Constituyente a reformar las dispo­
el caso “Fayt, Carlos S. c. Estado nacional”, F.100.XXXV, siciones constitucionales cuya modificación o deroga­
sentencia del 19 de agosto de 1999 (La Ley, 8/9/99). La ción se autoriza, muchas veces de manera contradic-
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imp ortantes. Aquí rige el principio de la j erarquía ción pública, que también dicta normas genera­
de las normas según la jerarquía del órgano emi­ nocidos por la Constitución Nacional. Ellos son jerarquía superior, que sólo en pocos casos es
les y particulares, especialmente, reglamentos y
sor y, por razones de seguridad jurídica, la prela- los que analizaremos en este trabajo. suficiente en lo que hace a contemplar todos los
actos administrativos. Esto no es una excepción
ción del reglamento sobre el acto administrati­ al principio de la separación de poderes —en rea­ aspectos de la organización del órgano —más es­
vo o “principio de la inderogabilidad singular de II. Los reglamentos autónomos trictamente, del complejo orgánico que determi­
lidad separación orgánica de funciones (8)— que
los reglamentos”, según la expresión de García nado órgano preside— o de la totalidad de las
no genera compartimentos estancos sino cola­
de Enterría (7). En realidad el dictado de normas que pode­ reglas para su funcionamiento.
boración entre los distintos órganos creados por
mos denominar como “reglamentos autónomos”
la Constitución. Todos son el Estado y todos go­
En todos los casos, también razones de segu­ (RA) no es una competencia exclusiva del Poder Para el Poder Ejecutivo la descripción anterior
zan de los atributos del Estado, entre ellos, la
ridad jurídica, imponen la regla según la cual la potestad creadora de normas. Ejecutivo. Se encuentra, siempre según las reglas puede ser más amplia. Nuestro sistema consti­
norma posterior deroga a la anterior, siempre de la competencia, en cabeza de diferentes ór­ tucional, en la base del principio de la denomi­
siendo ellas de igual jerarquía. Los reglamentos administrativos, según su re­ ganos de la Administración pública (ministros, nada “separación de poderes", siguió una lógica
lación con la Constitución y las normas con cali­ secretarios de Estado) o de entes descentraliza­ de exclusión. Creó el órgano legislativo — el Con­
Entonces todo el Estado es un gran productor dad de ley emanadas del Congreso, se califican dos de aquélla. greso— y le otorgó determinadas competencias
de normas jurídicas, generales y particulares. en autónomos, de ejecución, delegados y de nece­ materiales, de manera que tales materias sólo
Dentro del Estado, lógicamente, la Administra- sidad y urgencia, todos hoy expresamente reco- También en los otros órganos constituciona­ puedan, válidamente, ser regladas por ley for­
5i les, o de creación constitucional, reside la com­ mal (con las excepciones de los decretos delega­
petencia de dictar RA. Para el Poder Legislativo dos y los decretos de necesidad y urgencia, como
tal competencia está prevista en el art. 66, CN veremos). De esta manera, salvo en lo que res­
— “Cada Cámara hará su reglamento...”— y tam­ pecta a las competencias judiciales —resolver
toria con el original texto constitucional. De no me­ su vigencia”, vigencia constitucional que, en el punto,
diar esta norma habilitante, ninguna modificación se­ le es otorgada por la ley que los incorpora a la Consti­
bién en el art. 75 inc. 32 por el cual el Congreso "causas” o “controversias” con fuerza de cosa juz­
ría constitucionalmente válida. Esto —pero sólo con tución. Pero esta ley incorpora también a la ley “sim­ puede ejercer una competencia normativa gene­ gada— o la que corresponde a los nuevos órga­
este alcance— coloca en paridad de jerarquía a la Cons­ ple” que aprueba al tratado como tal, de manera que ralizada incluso a través de “reglamentos”. Para nos constitucionales, como el Defensor del Pue­
titución original con la ley que declara la necesidad de esta última también goza de la jerarquía constitucio­ el Poder Judicial la competencia para dictar RA blo, el Auditor General de la Nación y el Ministe­
su reforma, sin perjuicio de que, desde otro punto de nal que le corresponde al tratado. En cambio, la ley pre­ se encuentra distribuida entre la Corte Suprema rio Público, al Poder Ejecutivo le quedó la com­
vista con respecto a sus relaciones mutuas, esta ley se vista en el art. 30 es una ley de mera habilitación a la de Justicia, en lo que hace a su propia organiza­ petencia residual para dictar normas generales
encuentra subordinada a la Constitución en cuanto a reforma y sólo subsiste en el tiempo a los efectos de ción y funcionamiento (art. 113, CN) y el Conse­ en todos los campos no atribuidos al Congreso o
su proceso de formación y a su alcance sustancial: sólo comparar lo reformado con los aspectos por aquélla jo de la Magistratura, por el art. 114, apartado 6: ejercidos (la regulación normativa) por éste ha­
habilita la modificación o reforma, no la impone, ya habilitados. No pasa a formar parte del texto constitu­ “Dictar los reglamentos relacionados con la or­ ciendo uso de la competencia amplia del art. 32,
que la Convención Constituyente podría ratificar, to­ cional. Cuando en el cuerpo del presente artículo nos
tal o parcialmente con respecto a los puntos habilita­ referimos a la jerarquía preeminente de la Constitu­
ganización judicial y todos aquellos que sean nece­ CN. En estos últimos casos, si bien no se esta­
dos, el texto original. Lo mismo ocurre con la ley que el ción, incluimos en ella, por lo dicho, a los tratados so­ sarios para asegurar la independencia de los jueces blecen competencias taxativas o exclusivas del
Congreso sanciona para otorgar “jerarquía constitucio­ bre derechos humanos con jerarquía constitucional. y la eficaz prestación de los servicios de justicia”. Congreso, si éste las ejerce en concreto sancio­
nal” a los tratados "sobre derechos humanos”, según nando una ley que regule la materia, queda au­
lo establecido en el art. 75 inc. 22 de la Constitución. (5) Sobre la norma constitucional citada en el texto El “poder” reglamentario “autónomo" se fun­ tom áticam ente excluida la com petencia del
Este es otro camino de reforma constitucional, pues la y sobre el "derecho de la integración derivado”, ver da en la necesidad del órgano de contar con la Ejecutivo de dictar RA sobre el punto (9).
incorporación .de un nuevo tratado al elenco conteni­ BARRA, Rodolfo Carlos, “Fuentes del Derecho de la In­ competencia — explícita o implícita— para d e­
do en aquella norma —como ya ocurrió con la “Con­ tegración”, en especial Capítulos IVy V¡ Ed. Abaco, Bue­ sarrollar los principios d e su p rop ia organización Estos reglamentos son “autónomos” porque
vención Interamericana sobre la Desaparición Forza­ nos Aires, 1999.
da de Personas”, a la que la ley 24.820 (Adía, LVII-C,
y funcionam iento. Estos principios normalmen­ no tienen relación directa con una norma con­
2893) le otorgó jerarquía constitucional “en los térmi­ (6) Ello'es asi aún en los casos en que se precisa “el te se encuentran establecidos en una norma de creta de mayor jerarquía, salvo la Constitución.
nos del artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacio­ acuerdo general de ministros” como ocurre parala san­
nal”— o la aprobación de su exclusión por “denuncia” ción de un decreto de necesidad y urgencia (art. 99 inc.
es una reforma constitucional por un procedimiento 3o, Constitución Nacional). Si hubiese oposición de un
distinto del contemplado en el ya citado art. 30, lo que ministro, el Presidente puede exigirle su renuncia y (9) Por ejemplo, la ley de procedimientos adminis­ Defensor del Pueblo y al Auditor General de la Nación,
se encuentra expresamente autorizado a partir de la solucionar asila dificultad. Aunque la Constitución en trativos legisla sobre materias de organización y pro­ aunque estos últimos, si bien con autonomía funcio­
reforma constitucional de 1994. Debe destacarse que ciertas ocasiones se refiere al "acuerdo de gabinete” cedimiento que bien podría afirmarse que correspon­ nal, se encuentran en jurisdicción del Congreso). Así
la ley de incorporación o de aprobación de la denun­ (por ejemplo, decisiones tomadas por el Jefe de Gabi­ den a la competencia del Poder Ejecutivo. Estas nor­ el Congreso puede sancionar leyes (también resolu­
cia del tratado, es una ley especial que requiere “del nete de Ministros en el marco de lo dispuesto en el art. mas no son inconstitucionales por su origen, ya que se ciones conjuntas de ambas Cámaras, en la medida que
voto de las dos terceras partes de la totalidad de los 100 inc. 4o, Constitución Nacional) éste actúa mera­ encuentran amparadas en el texto amplio del citado la norma se refiere a “reglamentos”) que avancen so­
miembros de cada Cámara..." ( art. 75 inc. 22). Incluso, mente como un cuerpo de deliberación consultiva y art. 32 de la Constitución Nacional. “Hacer todas las bre los poderes propios de organización y de ejercicio
para la incorporación, requiere de un procedimiento no decisoria. Ver, sobre el particular, BARRA, Rodolfo leyes y reglamentos que sean convenientes para po­ de sus propias competencias del Ejecutivo y el Judi­
legislativo complejo: primero el Congreso debe sancio­ C., "El Jefe de Gabinete en la Constitución Nacional”, ner en ejercicio los poderes antecedentes (los enume­ cial, siempre, lógicamente, que no se afecte la indepen­
nar la ley simple aprobatoria del tratado, como con Cap. V, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1995. rados taxativamente y que le otorgan competencia ex­ dencia del órgano constitucional. Una vez que aquella
respecto a cualquier uaiauo internacional, iuego la iey clusiva ai Congreso] y toaos ios otros concedidos por competencia es ejercida por el Congreso, el otro órga­
especial de incorporación ya referida. Esta última tie­ (7) GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo y RAMON FER­ la presente Constitución al Gobierno de la Nación Ar- no queda excluido de su ejercicio. Así, para seguir con
c r p n t i n p ” (n arpntPQ Íc v r n m illíi c im n lp aarpaaH ncl CZn- ol H a lo I o t t H a n r r ir > o r li r-o í n n t r \ c o H w m i r t r ' j t i
ne un impacto constitucional aún más profundo que NANDEZ, Tomás, “Curso de Derecho Administrativo”, VJt*-- ------- — J Wl V^j UV/ JU -l'* -'}' S J L V Í iilJ .i.A Í O L A t iL .1 ''

la ley declarativa de la necesidad de la reforma previs­ t. I, Cap. IV, p. 206 y sigtes., Ed. Civitas, Madrid, bierno de la Nación Argentina está constituido por los vos, el Ejecutivo no podría hoy reglamentar los aspec­
ta en el art. 30. Nótese que los tratados sobre derechos 1987. tres poderes u órganos constitucionales (El "Título Pri­ tos de aquella ley que avanzan sobre sus competen­
humanos contemplados o incorporados al art. 75.22, mero” de la “Parte Segunda” de la Constitución Nacio­ cias propias, porque ello le fue válidamente "quitado”
tienen jerarquía constitucional “en las condiciones de (8) Ver BARRA, ob. cit., "Principios...”, Capítulo V nal regula al "Gobierno Federal”, que engloba a los tres por el Congreso.
clásicos poderes e incluso al Ministerio Público y al
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Sin embargo, ello no los excluye de su obligato­ mismas materias, ya que el órgano delegado no
ria subordinación al resto del ordenamiento ju ­ debe ser aplicada en cada circunstancia. Tam­ últimos no son sino “normas de procedimiento
puede tener más competencias que el órgano de­
rídico legislativo, es decir, a la subordinación je ­ legante. bién pesa mucho en aquella decisión del legisla­ para la adecuada aplicación de la ley por parte
rárquica con respecto a cualquier ley formal. El dor de dejar en manos del Ejecutivo el desarro­ de la Administración Pública", mientras que los
RA, aunque no vinculado a ninguna ley en con­ llo detallado de la ley, el hecho de que, en mu­ primeros —que se asemejan a la delegación, tan­
Luego la competencia reglamentaria en ma­
creto, se encuentra subordinado jerárquicamen­ teria de RA se distribuye por toda la estructura chos casos, tal desarrollo depende de circunstan­ to que la Corte los denomina como reglamentos
te a todas y cualquiera de las leyes que sanciona de la Administración pública, centralizada y des­ cias variables. Frente a ellas el Poder Ejecutivo de “delegación impropia”— nacen de una deci­
el Congreso, a los tratados internacionales vigen­ centralizada, según las normas que atribuyen la tiene una capacidad de respuesta más flexible y sión del legislador, que “encomienda al Ejecuti­
tes para la Argentina y a las normas del llamado competencia de los órganos y entes administra­ rápida que el propio Congreso, además del ya vo la determinación de aspectos relativos a la
“derecho derivado” de los tratados de integra­ tivos, debiéndose entender siempre que esta citado “expertise” para reconocer los nuevos da­ aplicación concreta de la ley, según el juicio de
ción. No pueden contradecir a ninguna de estas competencia reglamentaria es —más allá de la tos de la realidad y responderlos con las decisio­ oportunidad temporal o de conveniencia de con­
normas, ni en su letra ni en su espíritu. Se tra­ expresamente acordada— implícita para el ejer­ nes adecuadas. La ley se convierte así en un pro­ tenido que realizará el poder administrador”.
ta, entonces de una "autonomía” relativa. De­ cicio de las competencias materiales expresa­ gram a o guía conductora inteligible, sanciona­ Pero dicha semejanza con la delegación es sólo
berían ser llamados “reglamentos orgánicos”, mente concedidas. do de acuerdo con el procedimiento democráti­ aparente —tanto que la Corte en “Cocchia” rati­
nombre que se identifica más con su verdade­ co-representativo analizado más arriba, que ficó su vieja doctrina acerca de la extraconstitu-
ro contenido. III. Reglamentos de ejecución siempre obligará al Ejecutivo pues en cada caso cionalidad de la delegación legislativa propia­
la validez del reglamento de ejecución (RE) se mente dicha, mientras admitió la validez del de­
El Poder Ejecutivo o Presidente de la Nación La efectiva puesta en práctica de un tratado o valorará en comparación con la ley reglamenta­ creto cuestionado en el caso, por calificarlo como
goza de la competencia de dictar RA por su cali­ una ley requiere, en numerosos casos, de una da (art,99.2 CN) según las circunstancias que ro­ reglamento de ejecución sustantivo— lo que
dad de “jefe del gobierno” y “responsable políti­ actividad reglamentaria por parte del Poder Eje­ deen a dicha valoración. obliga a considerar en particular a los denomi­
co de la administración general del país” (10) que cutivo, cuando del contenido de la propia nor­ nados “reglamentos delegados” o "reglamentos
le confiere el art. 99.1, CN. Se trata de una com ­ ma legal o convencional surge la necesidad de la A diferencia de los RA, los RE mantienen una de delegación” para deslindar debidamente am­
petencia implícita en lo general, pues sin ella el fijación, ya sea del procedimiento según el cual ligazón directa con la norma que reglamentan bos institutos.
Presidente no podría ejercer tales cualidades la norma será aplicada por parte de la Adminis­ —sin perjuicio de que también se encuentran
constitucionales. Sin perjuicio de ello, la CN le tración pública, o bien la necesidad de desarro­ vinculados con el resto del ordenamiento de ¿La competencia para dictar RE reside también
confiere expresamente algunas competencias re­ llar su propio contenido en cuestiones de deta­ mayor jerarquía normativa— y, de acuerdo con en cabeza del Poder Legislativo y del Poder Judi­
glamentarias de este tipo como la prórroga de lle, en la precisión de datos (que pueden ser cam­ el ya citado art. 99, inc. 2o de la CN, sólo pueden cial? La respuesta es afirmativa si pensamos en
las sesiones ordinarias del Congreso o su convo­ biantes según las circunstancias) o en diferentes ser sancionados por el Poder Ejecutivo, con ex­ los reglamentos adjetivos, pues cada uno de
catoria a extraordinarias (99.9, CN) que es un modalidades para su ejecución. clusión de los restantes órganos y entes de la aquellos órganos constitucionales tiene que en­
acto institucional de efectos generales, o con re­ Administración Pública (11). contrarse habilitado para sancionar las normas
lación a los reglamentos que precise dictar para El primer supuesto sólo ocurre cuando la ley según las cuales dará aplicación a los tratados y
supervisar la actuación del jefe de gabinete de debe ser aplicada por la Administración públi­ En una sentencia que tiene un contenido has­ a las leyes. En definitiva, las normas constitucio­
ministros en la recaudación e inversión de las ca, total o parcialmente, no cuando su vigencia ta docente (12), la Corte Suprema de Justicia ca­ nales citadas para el caso de los RA (arts. 66 y 75
rentas de la Nación (99.10, CN) o para comandar efectiva en la realidad concreta queda sometida lificó a los RE en sustantivos y adjetivos. Estos inc. 32, para el Poder Legislativo y 113 y 114 para
a todas las fuerzas armadas de la Nación (99.12, exclusivamente a la conducta de los particula­
CN) u organizar y distribuir a las mismas fuerzas res, aun cuando sean normas de contenido im­
(99.14), como también la declaración de guerra perativo. (11) Puede haber aquí una “zona gris” entre los RE y ba el mencionado decreto, pero lo hizo desde el punto
y represalias, con autorización del Congreso los RA. El órgano o ente subordinado al Ejecutivo, pue­ de vista del ordenamiento en general, considerado
(99.15) y la declaración del estado de sitio (99.16) El segundo caso depende también de la volun­ de precisar sancionar un reglamento organizativo o de como política legislativa que el Ejecutivo debía respe­
o la intervención federal a una provincia (99.20, tad del legislador, o su capacidad de previsión funcionamiento especial a los efectos de la puesta en tar —y estaba obligado a implementar— en su activi­
también de naturaleza institucional), etcétera. práctica de una determinada ley. Precisamente, mu­ dad reglamentaria. Partió del examen de “las leyes que
de todos los supuestos posibles en los que la nor­
chas leyes establecen que un determinado órgano será sancionó el Congreso sobre la reforma del Estado”
ma será o podrá ser aplicada en la práctica. El la “autoridad de aplicación de la ley” y así provoca la (23.696; 23.697; 23.928 —Adía, XLIX-C, 2444; 2458; LI-
Sin embargo el Jefe de Gabinete de Ministros, legislador puede prever en la norma su desarro­ actividad reglamentaria del órgano, normalmente un B, 1752—) para afirmar que “no existen dudas acerca
que es quién ejerce la administración general del llo completo, todas sus alternativas numéricas, determinado ministro. Seguimos aquí en el campo de de la filosofía que inspiró a las políticas después im-
país (100.1, CN) goza de la competencia de “ex­ la precisión específica para su aplicación. O bien, los RA pues, en definitiva, el reglamento nada agrega a plementadas por el mismo legislador o, en su caso, por
pedir los actos y reglamentos que sean necesa­ por su voluntad circunstancial o por real impo­ la ley. Este último aspecto, la adición de elementos que el Ejecutivo, tendientes a proteger y estimular el mar­
rios para ejercer las facultades que le atribuye sibilidad o inconveniencia de avanzar en un gra­ podrían estar en el contenido propio de la ley, es el que, co de libertad indispensable para el funcionamiento
este artículo y aquellas que le delegue el presi­ do tal de detalle, dejar este desarrollo de la nor­ aproximativamente, caracteriza al RE y permite distin­ de una economía de mercado en la cual el Estado asu­
dente de la Nación” (100.2, CN) norma que pre­ ma en manos del Poder Ejecutivo, en un sistema guirlo —también de una manera muy circunstancia­ me un papel exclusivamente subsidiario” (Consideran­
vé expresamente a los RA. Cabe añadir que si el cuya conveniencia puede resultar de muchos da— del RA. do 11). Tomó especialmente en cuenta lo dispuesto por
el art. 10 de la ley 23.696, como base de la política des-
Jefe de Gabinete puede sancionar RA para ejer­ factores, como el“expertise” de la Administración
(12) Se üaía del casu “Cocchia., Juige D. c. Eslauu reguiaioria, como también ios objeüvos deiTratado de
cer las competencias delegadas por ei Presiden­ pública en los campos en los que la norma deba nacional y otro s/ acción de amparo”, decidido el Asunción estableciendo el MERCOSUR (Adía, LI-C,
te, es porque el Presidente puede hacerlo en las ser aplicada, el que le viene otorgado por el pro­ 2 de diciembre de 1993, LA LEY, 1994-B. 633. En el caso 2889), vinculados con “la libre circulación de bienes,
pio 'legislador al dotarla, en el presupuesto, de se discutió la validez de los arts. 34 a 37 del dec. 817/92 servicios y factores productivos...” al que calificó como
los recursos necesarios —y autorizarla para su (Adía, LII-B, 1763) que afectaban, según el impugnan­ “una clara definición de política legislativa, que el or­
(10) Sobre la distinción entre "gobierno” y “adminis­ gasto— para contar con los medios materiales y te, ciertos derechos emergentes del ordenamiento la­ denamiento jurídico interno no puede contradecir,
tración”, ver BARRA, ob. cit., "Principios...” Capítulo V. personales adecuados para saber cómo la ley boral convencional, sin base legal que lo justificara. La dificultar u omitir en su implementación práctica...y a
Corte analizó el marco legal dentro del cual se inserta­ cuya luz igualmente deben valorarse tanto el decreto
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el Poder Judicial) por su redacción amplia tam­ superior o, excepcionalmente, de igual jerarquía
bién autorizan a incluir en ellas a esta especial que el órgano delegado; la inversión de esta rela­ La norma prohíbe la delegación legislativa en pecíficamente establecida en la norma constitu­
categoría de RE. Mayor dificultad existe en el caso ción jerárquica resultaría absurda y contradicto­ el “Poder Ejecutivo”. ¿Significa esto que se en­ cional. En el caso de la delegación, esta interven­
de los reglamentos sustantivos, donde el art. 99.2, ria con la naturaleza del propio instituto. cuentra autorizada en beneficio del Poder Judi­ ción posterior del Congreso es posible, aunque
CN parece otorgar una competencia exclusiva en cial? Es inimaginable la delegación legislativa en no la prevea expresamente la norma constitucio­
cabeza del Poder Ejecutivo. Esto es así claramen­ Pero, aunque típica, la delegación es de inter­ favor del Poder Judicial, ya que hay una incom ­ nal. Es que nada puede impedir que el Congreso
te frente al resto de la estructura orgánica de la pretación restrictiva. Siempre requiere de una patibilidad de naturaleza. Una cosa es que los se encuentre disconforme con la manera en que
Administración pública, pero no resulta lógico norma que la autorice ya que se parte del princi­ tribunales puedan emitir válidamente RA y, en el Ejecutivo ejerció la competencia delegada, y
excluir a los restantes “órganos superiores de la pio de que el ordenamiento, al dotar a un órga­ ciertos casos RE, y otra es que puedan sustituir derogue o modifique el RD, sin perjuicio de su
Constitución” —el Congreso, actuando por am­ no de una determinada competencia, quiere que al Legislativo (aun con su autorización expresa) validez y vigencia hasta ese momento. En la si­
bas Cámaras, y la Corte Suprema de Justicia— ese órgano y no otro la ejerza. en la tarea de legislar. Para esto no están los ju e­ tuación de emergencia pública, discrecional­
de una competencia reglamentaria que, en cier­ ces, quienes carecen de la organización y, en sín­ mente valorada por el Congreso —lo que exclu­
tos casos les podrá resultar indispensable para Lo mismo ocurre en el derecho constitucional. tesis, del “expertise” adecuado para ello. Por la ye su revisión judicial— el legislador entiende
el cumplimiento de sus cometidos constitucio­ Hasta la reforma de 1994, la delegación de com­ misma razón tampoco puede existir delegación que la forma más rápida y efectiva de enfrentar­
nales. Cierto es que el Congreso la ejercerá nor­ petencias constitucionales entre órganos esta­ del ejercicio de las competencias de cualquiera la es a través de la delegación en favor del Ejecu­
malmente bajo la forma de ley, que resultaría así blecidos en la Constitución, no se encontraba de los órganos constitucionales hacia los otros, tivo, para lo cual debe establecer un plazo para
de contenido reglamentario de otra anterior, y siquiera prevista en el texto constitucional. sin perjuicio de la concreta prohibición del cita­ su ejercicio y las “bases” o políticas (las finalida­
de su misma jerarquía, con el beneficio de ser do art. 76. Cada uno de estos órganos está dise­ des, criterios, incluso los medios fundamentales
ley posterior. En los tribunales esta reglamenta­ Por ello la Corte en “Cocchia” pudo afirmar, ñado para cumplir con su propia competencia, apropiados) que el RD deberá respetar. La ley de
ción podrá encontrarse en los fallos plenarios de siguiendo una jurisprudencia anterior, “es en ra­ diseño que es ex profeso para asegurar el princi­ delegación debe contener estos requisitos para
las Cámaras de Apelaciones, o en la jurispruden­ zón de sus caracteres propios, precisamente, que pio de la división de poderes. Por ello la única su validez constitucional —lo que sí puede ser
cia afirmada de la Corte Suprema, ya que, en mu­ en nuestro sistema no puede considerarse la delegación teóricamente posible es la legislativa examinado por los jueces— y el RD debe respe­
chos casos, al interpretar el texto de una ley se la existencia de ‘reglamentos delegados’ o de ‘dele­ en beneficio del Poder Ejecutivo — prohibida tarlos. Este resultará inválido si es emitido fuera
podrá estar también reglamentando. Pero tam­ gación legislativa' en sentido estricto, entendien­ también como regla general— porque este últi­ del plazo, el que debe establecerse tanto para la
poco debe excluirse la posibilidad que tal regla­ do por tal al acto del órgano legislativo por el mo se encuentra en condiciones técnicas y de or­ sanción del reglamento como para su vigencia.
mentación provenga de acordadas de los tribu­ cual se transfiere —aún con distintos condicio­ ganización para dictar normas de contenido m a­ Esto último resulta del texto del párrafo final del
nales, que serán válidas siempre y cuando su namientos— en beneficio del ‘ejecutivo’, deter­ terialmente legislativo, como lo prueba su habi­ art. 76: “La caducidad resultante del transcurso
contenido exprese una decisión que sólo puede minada competencia atribuida por la Constitu­ lidad para la sanción de los denominados decre­ del plazo previsto en el párrafo anterior no im­
ser tomada en el ámbito del Poder Judicial y no ción al primero de tales órganos constituciona­ tos o reglamentos de "necesidad y urgencia”, que portará revisión de las relaciones jurídicas naci­
del Poder Ejecutivo. De lo contrario, habría una les...” (Considerando 14). luego analizaremos. Por lo demás, la prohibición das al amparo de las normas dictadas en conse­
invasión inválida sobre la competencia propia de la delegación en beneficio del Poder Ejecuti­ cuencia de la delegación legislativa”, norma que
del Ejecutivo, expresamente establecida en el ya Hoy la cuestión se encuentra expresamente vo alcanza a la delegación en favor de cualquier no tendría sentido si el plazo —que es de cadu­
recordado art. 99.2, CN. contemplada en la CN. Su art. 76 dispone: “Se órgano o ente de la Administración pública, de cidad y por lo tanto de decaimiento automáti­
prohíbe la delegación legislativa en el Poder Eje­ lo contrario se afirmaría una palmaria incon­ co— sólo se refiriera al dictado del reglamento y
IV. Reglamentos delegados cutivo, salvo en materias determinadas de admi­ gruencia. no a su vigencia.
nistración o de emergencia pública, con plazo fi­
La delegación es un instituto típico del derecho jado para su ejercicio y dentro de las bases de la La regla general prohibitiva tiene dos excep­ El otro supuesto de excepción a la prohibición
público por el cual se autoriza a que un órgano delegación que el Congreso establezca...”. ciones. La primera es la que se otorgue para en­ de la delegación legislativa es el que se refiere a
transfiera a otro el ejercicio de su propia compe­ frentar una situación de "emergencia pública”. las “materias determinadas de administración”.
tencia. La transferencia normalmente tiene un De esta manera la regla general es la p roh ibi­ Aquí el caso, en su base fáctica, es similar al que En este caso se ha interpretado, siguiendo a Ma-
contenido determinado y hasta la explicitación de ción de la delegación legislativa, lo que impide, justifica el dictado de reglamentos de necesidad rienhoff (13), que se trata de cuestiones mate­
las finalidades a obtener, como así también suele lógicamente la existencia de los reglamentos de­ y urgencia aunque su diferencia estriba en que, rialmente administrativas y que, por ello, corres­
tener un plazo preciso. El órgano delegante es de legados (RD). en la delegación, el Congreso actúa a priori, pre­ ponderían al ámbito de competencia del Ejecu­
cisamente delegando, mientras que en el segun­ tivo aunque, por expresa disposición constitu­
do supuesto, existe una inactividad del Congre­ cional han sido atribuidas al Poder Legislativo.
cuya constitucionalidad aquí se desafía, como la si­ cuación de medios...” agregando que el citado decre­ so por la imposibilidad de seguir el procedimien­ El Congreso —que es el primer intérprete de la
tuación normativa y práctica que aquél viene a co­ to “no es más que uno de los instrumentos cuya im- to ordinario parala sanción de las leyes, como lo Constitución— las ha enumerado taxativamen­
rregir” (Considerando 12). La Corte también merituó plementación el legislador confió en el Poder Ejecu­ señala el art. 99.3, CN. En este caso, el Congreso te en el art. 2o de la ley 25.148 (Adía, Bol. 22/99,
la ley 24.093 (Adía, LII-C, 2852), vinculada con la ad­ tivo para llevar a cabo la política de reforma del Esta­ actuará a posteriori, aceptando o rechazando el p. 1): "A los efectos de esta ley (14), se considera­
ministración y operatoria portuaria (a la que se refie­ do por aquél decidida..." (Considerando 13). La Corte reglamento o decreto de necesidad y urgencia, rán materias determinadas de administración,
re el déc. 817) también con claros objetivos desregu- establece así los alcances de la relación jerárquica en definitiva ejerciendo una tarea de control es- aquellas que se vinculen con: a) La creación, or-
latorios (Considerando 13). Todo lo mencionado es entre la norma (o e! conjunto coherente de normas)
para la Corte un “sistema jurídico...que define una reglamentada y la norma reglamentaria. La primera
clara política legislativa, cuya conformidad con la fija, con mayor o menor grado de desarrollo, una po­
Constitución no fue cuestionada, y sobre la cual no lítica que el RE debe poner en práctica sin contrade­ (13) MARIENHOFF, Miguel S„ "Tratado de Derecho título “La potestad constitucional para crear entidades
hay ar-gumentaciones....que demuestren que el dec. cirla o con razonable adecuación de medios. Si esto Administrativo”, t. I, p. 405 y sigtes., Ed. Abeledo Pe- autárquicas institucionales, y lo atinente a la extensión
817 —globalmente considerado— fue dictado en con­ es así, queda asegurada la constitucionalidad del re­ rrot, Buenos Aires, 1990, como también del mismo del control sobre las mismas, en la jurisprudencia de
tradicción, o en exceso, o con desproporción o inade- glamento. autor, en la publicación conjunta 120 Años de la Pro­ la Procuración del Tesoro de la Nación”, publicación
curación del Tesoro de la Nación, p. 50 y sigtes., con el de la P.T.N., Buenos Aires, 1983.

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ganizacidn y atribuciones de entidades autárqui- vicio de inconstitucionalidad declarable por los
cas institucionales y toda otra entidad que por jueces. Naturalmente esta inconstitucionalidad siempre exige el control del delegado por el de­ Constitución —una norma que, no puede dejar
disposición constitucional ie competa al Poder afecta a la legislación delegada o RD que perde­ legante acerca de cómo la misma delegación se de ser advertido, no se encuentra en su similar
Legislativo crear, organizar y fijar sus atribucio­ ría la base o soporte de su propia validez, con el ha ejercido. norteamericana, lo que refuerza aún más la cons­
nes. Quedan incluidos en el presente inciso, el resultado práctico de su inaplicabilidad en los titucionalidad, en nuestro sistema, de este tipo de
correo, los bancos oficiales, entes impositivos y casos concretos en que la inconstitucionalidad Para valorar los alcances de la prohibición decretos— por lo que, en realidad, son también
aduaneros, entes educacionales de instrucción sea planteada, aunque el contenido del RD sea constitucional de la delegación legislativa se decretos de ejecución de la ley, aunque con un
general y universitaria, así como las entidades incuestionable. debe ser muy cuidadoso en no confundir la de­ contenido diverso (que los ‘adjetivos’)....(y) no
vinculadas con el transporte y la colonización; legación con la encomienda legislativa dirigida pueden alterar el espíritu de la ley, es decir, la po­
b) La fijación de las fuerzas armadas y el dictado El RD, según la exigencia del art. 100.12, CN, al Ejecutivo para la reglamentación ejecutiva de lítica legislativa que surge del texto aprobado por
de las normas para su organización y gobierno; debe contar con el refrendo del Jefe de Gabinete una ley, aunque ésta utilice, en sentido “impro­ el Congreso. Pero ello no sólo con relación a la
c) La organización y atribuciones de la Jefatura de Ministros —sin lo cual se encuentra viciado pio” como lo aclaró la Corte en “Cocchia”, el tér­ norma reglamentada, sino con respecto a todo el
de Gabinete y de los Ministerios; d) La creación, de nulidad absoluta— y ser enviados por el mis­ mino “delégase”. Es que es preciso distinguir a bloque de legalidad que conforma, con dicha ley,
organización y atribuciones de un organismo fis­ mo funcionario al Congreso, donde quedarán los RD de los RE sustanciales y esto es lo que ha un sistema, ‘un programa de gobierno aprobado
cal federal, a cargo del control y fiscalización de sometidos a un primer estudio por la Comisión hecho la Corte en la citada causa “Cocchia” cuya por el Congreso’”. (Consid. 14; luego cita prece­
la ejecución del régimen de coparticipación fe­ Bicameral Permanente, cuyos cometidos inclu­ doctrina (anterior a la reforma constitucional) dentes de la Corte norteamericana y sus propios
deral; e) La legislación en materia de servicios yen el análisis de los reglamentos de necesidad y como veremos, acaba de ser confirmada por el precedentes “Delfino” y “Carmelo Prattico”).
públicos, en lo que compete al Congreso de la urgencia y de los decretos de promulgación par­ legislador.
Nación; f) Toda otra materia asignada por la cial a las leyes (ver arts. 99.3 y 80, CN) (15). El La doctrina de la Corte es más que clara en la
Constitución Nacional al Poder Legislativo, que envío al Congreso no es un requisito indispen­ En “Cocchia” la Corte identificó a los "regla­ distinción de la ejecución sustancial de la ley, del
se relacione con la administración del país”. sable para la validez del RD, pues la Constitución mentos de ejecución”, “...es decir, aquellos que ejercicio de una competencia delegada. En sín­
no lo exige expresamente y el Congreso puede se sancionan para poner en práctica las leyes tesis, hay RD cuando el Congreso transfiere
En las materias autorizadas, la delegación le­ comenzar su análisis, a través de la Comisión cuando éstas requieren de alguna determinada —total o parcialmente, pero en bloque— el ejer­
gislativa debe cumplir, como vimos, con dos re­ Bicameral, a partir de la publicación del regla­ actividad del Poder Ejecutivo para su vigencia cicio de una competencia propia al Poder Eje­
quisitos: establecer el plazo fijado para el ejerci­ mento en el Boletín Oficial. Sin embargo, resul­ efectiva” (Considerando 14). Luego la Corte des­ cutivo, definiendo sólo la materia a regular y la
cio de la delegación, que incluye el de la vigen­ tará de buena práctica el envío específico del re­ cribe a los denominados ‘reglamentos de ejecu­ finalidad querida por el legislador, por ejemplo,
cia de los RE), y la fijación de la política legislati­ glamento al Congreso y, preferiblemente, den­ ción adjetivos' (que ya hemos analizado) y agre­ si el Congreso delegara en el Presidente de la Re­
va. No sería válida la delegación sin plazo, o sin tro del plazo exigido para los reglamentos de ne­ ga “Distinto es el supuesto de lo que es posible pública la regulación del instituto del divorcio
que estableciera pautas o criterios, la finalidad cesidad y urgencia, ya que ello dará mayor efica­ denominar ‘delegación impropia’ —por oposi­ vincular (causales, procedimiento, limitaciones,
inteligible en la ley, para su ejercicio. En aquellas cia y rapidez al control legislativo que se encuen­ ción a la antes indicada delegación en sentido etc.) estableciendo como criterios y finalidad la
condiciones la norma delegante adolecería de un tra en la naturaleza del instituto: la delegación estricto, donde existe una verdadera transferen­ mayor protección posible de la estabilidad del
cia de competencia o dejación de competencia— matrimonio, el interés de los hijos, etc. En este
la que ocurre cuando el legislador encomienda caso el Congreso coloca en cabeza del Ejecutivo
al Ejecutivo la determinación de aspectos relati­ la definición del total contenido de una legisla­
(14) Esta expresión parecería limitar la interpreta­ cional de 1994”. Es decir se aprueban todos los RD san­ vos a la aplicación concreta de la ley, según el ción en materia de divorcio. En cambio existe RE
ción constitucional hecha en la ley a los casos de dele­ cionados hasta la fecha de vigencia de la ley bajo el
juicio de oportunidad temporal o de convenien­ sustantivo, cuando el Congreso ejerce plenamen­
gación efectuados con anterioridad ala reforma cons­ amparo de las leyes de delegación anteriores a la re­
titucional que, de acuerdo con la Disposición Transi­ forma constitucional, sean aquellos reglamentos en cia de contenido que realizará el poder adminis­ te su competencia, regula el instituto y enco­
toria Octava CN caducan a los cinco años de vigencia ejercicio de delegaciones ahora prohibidas por la Cons­ trador. No existe aquí transferencia alguna de mienda al Ejecutivo la definición de oportuni­
del nuevo texto constitucional, excepto la ratificada titución (el art. 3o no distingue) o sobre las materias competencia. El legislador define la materia que dades, desarrollos de ejecución práctica, datos
expresamente por una nueva ley. Sin embargo nada permitidas. Cabe interpretar que esta ratificación le­ quiere regular, la estructura y sistematiza, expre­ de circunstancias, o la evaluación de las mismas,
obsta a una interpretación extensiva de la norma, por gislativa sanea el vicio que pudiese afectar a las dele­ sa su voluntad, que es la voluntad soberana del etc., conteniendo la propia ley, incluso en su con­
una simple razón de congruencia y porque la misma gaciones anteriores a la expresa prohibición constitu­ pueblo, en un régimen en sí mismo completo y texto, las guías o criterios y finalidades que el
ley está expresando claramente la voluntad o la direc­ cional, solución que parece ser la más adecuada por terminado, pero cuya aplicación concreta —nor­ Poder Ejecutivo deberá respetar en la reglamen­
ción interpretativa del Congreso. Cabe aclarar que la razones de seguridad jurídica, y ratifica también las malmente en aspectos parciales— relativa a tación, además de no contradecir la letra y el es­
ley 25.148 efectuó aquella ratificación —incluso para delegaciones permitidas que ya se hubiesen llevado a
tiempo y materia, o a otras circunstancias, que­ píritu de la ley. Así el caso del art. 10 de la ley
la delegación efectuada por razones de emergencia pú­ cabo y agotado su objeto, ya que las vigentes se encuen­
blica— por el plazo de tres años (art. I o) y siempre que tran alcanzadas por la previsión del art. I o. Todo ello es da reservada a la decisión del Poder Ejecutivo 23.696, que dio motivo al caso "Cocchia”. En el
su "objeto no se hubiese agotado por su cumplimien­ "sin perjuicio de la facultad derogatoria del Poder Le­ que, en nuestro caso es, junto con el Legislativo supuesto de duda., el intérprete —lo que incluye
to”. La ley contempla dos situaciones: en su art. I o la gislativo”, como dice el art. Io de la ley, es decir, la per­ y el Judicial, Gobierno de la Nación Argentina. El al juez, naturalmente— deberá estar por la in­
delegación en sí misma, que perdurará por el plazo de manente posibilidad de que el Congreso derogue la ley Poder Legislativo, muy por el contrario de trans­ terpretación que mejor satisfaga a la estabilidad
tres años y que deberá ser ejercida (supone que no lo de legislación o el RD. ferirla, ejerce su competencia, y dispone que el de la norma en cuestión (del decreto reglamen­
ha sido o que el Poder Ejecutivo puede dictar un nue­ Ejecutivo aplique, concrete, o ‘ejecute’ la ley, se­ tario) solución que es la que más se compadece
vo RD sustitutivo de otro anterior, siempre dentro de (l 5) Los decretos de promulgación total o parcial de gún el ‘standard' inteligible que el mismo legis­ con razones de seguridad jurídica, sin perjuicio
ese plazo) “con arreglo alas bases oportunamente fija­ una ley, o el de su veto, son reglamentos instituciona­ lador estableció, es decir, la clara política legis­ de que siempre le queda al legislador la posibili­
das por el Poder Legislativo) y cumpliendo con la exi­ les de ejecución, pues son los necesarios (aunque no
lativa, la lógica explícita o implícita, pero siem­ dad de corregir el eventual exceso dei Poder Eje­
gencia formal del art. 100.12 CN. La otra situación es la imprescindibles, ya que puede ocurrir la promulgación
que salva con su art. 3o donde aprueba “...la totalidad tácita de la ley, frente al silencio del Ejecutivo) para "la pre discernible, que actúa como un mandato de cutivo mediante la sanción de una nueva ley has­
de la legislación delegada, dictada al amparo de la le­ ejecución de las leyes de la Nación” en la terminología imperativo cumplimiento por parte del Ejecuti­ ta derogatoria del reglamento en cuestión, para
gislación delegante preexistente a la reforma constitu- del art. 99.2, CN. vo. Estos reglamentos también se encuentran lo cual cuenta con la habilitación amplia del
previstos en el art. 86, inciso 2o (ahora 99.2) de la art. 75.32, CN, ya comentado.
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La doctrina “Cocchia" —anterior a la reforma Ejecutivo asume la competencia material que la
constitucional— acaba de ser ratificada por el social, económica o cualquier otra que precise circunstancia temporal, que depende del caso
Constitución le otorga al Congreso, regulando
Congreso a través de la ya citada ley 25.148. En materias que corresponden sean tratadas por ley de una determinada respuesta legislativa. Se tra­ concreto, circunstancia que puede demostrar la
efecto, ésta, luego de tratarla situación de los RD ta de una situación de excepción, no ordinaria inconveniencia de aguardar el normal trámite
formal por expresa disposición constitucional.
a los efectos de lo dispuesto en la Disposición con respecto al curso natural de los aconteci­ legislativo para responder con eficacia a la nece­
Lo expuesto no significa que la sanción de un
Transitoria Octava, CN, dispone en su art. 4o: “Las DNU exprese una actuación irregular del Ejecu­ mientos de la vida social, distinta de la “emer­ sidad planteada (19).
normas dictadas por el Poder Ejecutivo en ejer­ tivo, en la medida que, bajo ciertas condiciones, gencia’' que, para la misma Corte en el caso "Pe­
cicio de sus facultades propias de reglamenta­ ralta” (18) justifica la adopción de medidas res­ 3) La razón excepcional de necesidad y urgen­
tal actividad materialmente legislativa del Presi­
ción, derivadas de lo dispuesto en el art. 99 inc. dente de la Nación se encuentra autorizada por trictivas de ciertos derechos constitucionales. El cia ¿es revisable por los jueces? Sin duda es un
2o de la Constitución Nacional, no se encuentran la propia Constitución en su art. 99 inc. 3o. DNU puede tener este contenido o no, es decir, aspecto que valorará el Congreso al momento de
alcanzadas por las disposiciones de la presente puede o no ser una norma de “emergencia” y decidir si aprueba o rechaza el DNU, como vere­
ley”, norma que sería absurda —ya que la ley La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha puede no serla en la medida que la excepcional mos más adelante, pero el problema es su posi­
25.148 sólo puede referirse a los RD— si el legis­ ido desarrollando, en una jurisprudencia que necesidad y urgencia pueda ser afrontada con ble revisión judicial.
lador no hubiese querido dejar debidamente di­ todavía se encuentra en sus albores, la doctrina decisiones que no avancen sobre los derechos de
ferenciados los campos de los RD y los RE, en interpretativa del citado art. 99.3, CN (17). A par­ los particulares. La excepcional razón de necesi­ En “Rodríguez” la mayoría de la Corte había
particular los sustantivos, y señalar que los últi­ tir de la misma —con inclusión del reciente y dad y urgencia justifica el dictado de la norma sugerido lo contrario, aunque sin profundizar
mos quedan fuera de las previsiones de la nor­ muy im portante caso “V errocchi, Ezio D. desde el punto de vista orgánico, sin avanzar so­ la cuestión, debido a que el corazón del caso se
ma constitucional antes citada y de la propia c. Poder Ejecutivo Nacional”, V916. XXXII, del 19 bre su contenido que también, o no, puede afron­ refería estrictamente a un problema de legiti­
ley 25.148. de agosto de 1999— puede hacerse la siguiente tar una situación de emergencia; b) la imposibi­ mación para accionar, mucho más que un liti­
síntesis: lidad de seguir el trámite legislativo ordinario, lo gio cuya decisión dependiera del régimen jurí­
V. Reglamentos de necesidad y urgencia que indica que la cuestión—la justificación ha­ dico de los DNU. Así en el Considerando 15 de
1) La sanción del DNU es de competencia ex­ bilitante— es estrictamente temporal y no refe­ la decisión mayoritaria se expresó: “De este
En los RA, el Poder Ejecutivo (y el resto de la clusiva del Poder Ejecutivo, y debe ser decidido rida a los alcances de la norma formalizada en el modo atendiendo al texto constitucional plas­
Administración pública según corresponda) ejer­ “en acuerdo general de ministros”, quienes, jun­ DNU. Este tendrá el mismo contenido de la ley mado por la reforma del año 1994, la norma re­
ce una com p eten cia p rop ia , como también lo to con el Jefe de Gabinete de Ministros, deberán que podría, de existir tiempo suficiente para ello, ferida (el concreto DNU impugnado en el caso)
hace al sancionar los RE, en algunos casos cum­ refrendarlo. Este es un requisito que hace a la ser sancionada por el Congreso y, por su conte­ sólo puede considerarse sometida al pertinen­
pliendo con el cometido que el legislador puede validez formal del reglamento, susceptible de re­ nido, la validez de aquella norma será valorada te contralor del Poder Legislativo de la Nación,
incluir en la ley, relativo al desarrollo de la mis­ visión judicial. de la misma manera en que lo sería la ley formal a quien corresponde pronunciarse acerca de la
ma. En los RD el PE ejerce una competencia trans­ emanada del Congreso. La imposibilidad de se­ concurrencia de los extremos —de valoración
ferida (en su ejercicio) por el legislador. Pero en 2) La regla general es la prohibición de la san­ guir el trámite ordinario para la formación y san­ política— que habilitan el ejercicio de la facul­
los reglamentos de necesidad y urgencia — que ción de este tipo de normas, “salvo cuando cir­ ción de las leyes, es decir para la intervención del tad excepcional del Poder Ejecutivo, así como
denomináremos “decretos” de necesidad y urgen­ cunstancias excepcionales hicieran imposible Congreso en la regulación de la cuestión que de la oportunidad, mérito y conveniencia de su
cia (DNU) para seguir con la terminología consti­ seguir los trámites ordinarios previstos por esta debe ser resuelta de manera urgente, es una mera contenido”.
tucional— ejerce una competencia que es del Constitución para la sanción de las leyes”, como
Congreso sin que este órgano superior de la Cons­ aclara la norma constitucional. Se trata de dos (18) “Peralta, Luis A. c. Estado Nacional", Fallos legislación delegada preexistente a la reforma consti­
titución lo haya autorizado previamente. requisitos sustanciales habilitantes de la compe­ 313:1513, LA LEY, 1990-D, 131. tucional caducaría, por imperio de la propia Constitu­
tencia para el dictado del DNU. a) la razón de ción, antes de la entrada en vigencia de la norma ratifi­
Efectivamente, al sancionar un reglamento o necesidad y urgencia, de naturaleza excepcional, (19) El mejor ejemplo de lo que pretendemos expli­ catoria, lo que podría provocar una grave crisis en la
decreto (16) de necesidad y urgencia el Poder en resolver una determinada situación política, car —la diferencia entre una situación de emergencia, gestión de los asuntos públicos y un daño considerable
que justifica la sanción de medidas restrictivas de cier­ a la seguridad jurídica. Resultó evidente que tal situa­
tos derechos constitucionales, y las razones de mera ción no podía aguardar a la sanción de una nueva ley
urgencia— se encuentra en el DNU sancionado por dec. que —además con efectos retroactivos— estableciera
(16) Como ocurre con el resto de los reglamentos, 924/99 (Adía, Bol. 22/99, p. 6), del 23 de agosto de 1999. una fecha de vigencia de la ley 25.148 anterior a la ge­
mación para accionar de los actores en el caso, lo que La ley 25.148, como ya se ha visto, fue sancionada en nerada por la aplicación del citado art. 2° del Cód. Civil.
cuando éstos son dictados por el Poder Ejecutivo (re­ excluye la intervención de los jueces por la ausencia
cordemos que sólo este órgano puede sancionar los RE razón de lo dispuesto por la Disposición Transitoria Esta nueva ley también iba a ser tardía e inútil a los efec­
de “causa” o "controversia” en los términos del art. 116, Octava de la CN que estableció la caducidad de la legis­ tos buscados. Se planteó, entonces, una situación ex­
y los RA, como también los DNU) llevan la forma y la CN. Lo expuesto fue destacado en el fallo de la mino­
denominación de “decretos”. Los decretos son, enton­ lación delegada preexistente a la reforma constitucio­ cepcional de necesidad y urgencia para resolver una
ría en “Verrocchi”, afirmando el papel del Poder Judi­ nal, caducidad que debía operarse a los cinco años de cuestión en sí misma desvinculada con cualquier clase
ces, los reglamentos sancionados por el Presidente de cial en el control de constitucionalidad de las normas
la Nación. vigencia de la reforma, salvo aquella que fuese expre­ de restricción de derechos (emergencia, según la doc­
jurídicas, siempre mediando un verdadero caso judi­ samente ratificada por el Congreso, a través de una nue­ trina de “Peralta”) y sólo vinculada con el "apuro” y con
cial. En "Rodríguez” la acción había sido interpuesta va ley. El plazo de cinco años vencía el día 25 de agosto la imposibilidad de aguardar la conclusión del trámite
(17) La jurisprudencia de la Corte Suprema, espe­ por un grupo de legisladores que pretendían la invali­
cialmente en la causa “Rodríguez, Jorge, en Nieva, Ale­ de 1994, de manera que la ley 25.148, que ratificó la to- legislativo ordinario. Así quedó habilitada la competen­
dez de un reglamento de necesidad y urgencia, sin que tHli.d2.cl ds 2.CJH0Ü3. legislación delegada, ^110 da cia del Poder Ejecutivo que dictó el citado decreto de
jandro y otros c. Poder Ejecutivo Naciona!”, LA LEY, se presentara en ia causa ningún perjudicado en un
1997-F, 879, fue comentada en BARRA, Rodolfo C., De­ casi sobre la expiración de aquel plazo de cinco años, necesidad y urgencia 924/99 estableciendo, en su art.
interés personal y propio. La doctrina de "Rodríguez” en el Boletín Oficial del 23 de agosto de 1999. Pero la ley I o, que la ley 25.148 “entrará en vigencia el día de su
cretos de necesidad y urgencia. El caso Rodríguez, fue reiterada por la Corte —una vez más— en “Gómez omitió establecer el momento a partir del cual la mis­ publicación en el Boletín Oficial” y, a la vez, que el mis­
LA LEY, 1998-B, 1362. En dicho trabajo se estudia el ré­ Diez, Ricardo c. P.E.N -Congreso de la Nación”, ma iba a ser vigente, por lo cual dicha vigencia iba a mo decreto “entrará en vigencia el día de su publica­
gimen de los DNU. En el texto se hará una síntesis del G.405.XXXIII, sentencia del 31 de marzo de 1999, con
mismo. La decisión mayoritaria de la Corte en la causa ocurrir a partir del octavo día desde su publicación ofi­ ción en el Boletín Oficial” (art. 2o). Tanto la ley como el
la práctica unanimidad del tribunal. cial (art. 2o, Cód. Civil). En consecuencia, la ratifica­ DNU fueron publicados en el mismo Boletín Oficial del
“Rodríguez” tuvo como fundamento la falta de legiti­
ción iba a tener un efecto nulo, ya que la totalidad de la 24 de agosto de 1999.

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Sin embargo en “Verrocchi”, con una mayoría práctica de la solución que ha planteado en su
de distinta composición (20), la Corte avanzó por fallo. cuando el primero no recibe el suficiente apoyo del Congreso, que incluso puede ejercerse por la
el camino contrario. En el Considerando 9 del del segundo, lo que incluso puede suceder por vía del silencio, manteniendo, como veremos, la
fallo, luego de recordar la excepcionalidad de la La reforma constitucional de 1994 ha ubicado la conducta de legisladores del propio partido vigencia de la norma sancionada por el Presiden­
facultad del Poder Ejecutivo, se precisa: "Por tan­ la competencia del Ejecutivo en materia legisla­ oficialista. En definitiva prevalecerá la decisión te de la Nación.
to, para que el Poder Ejecutivo pueda ejercer le­ tiva, a través de la sanción de DNU, dentro de la del Poder Legislativo (quien puede rechazar el
gítimamente facultades legislativas que, en prin­ disposición liminar del 99.3 que lo define como DNU) pero ésta tendrá que ser expresa, previo Por otra parte la solución propuesta en “Ve-
cipio, le son ajenas, es necesaria la concurrencia “co-legislador”: “Participa —dice la norma en su debate, del que probablemente surja una ley con rrocchi” es de gran inconveniencia práctica.
de alguna de estas dos circunstancias: 1) Que sea párrafo inicial— de la formación de las leyes con un contenido distinto que el del DNU rechaza­ Obliga a los jueces a juzgar acerca de una cues­
imposible dictar la ley mediante el trámite ordi­ arreglo a la Constitución, las promulga y hace do, pero con algún contenido y no el mero silen­ tión meramente fáctica, de naturaleza política.
nario previsto por la Constitución, vale decir, que publicar”. Dentro de este cometido constitucio­ cio. ¿Cómo evitar las soluciones contradictorias en­
las cámaras del Congreso no puedan reunirse por nal se encuentra el excepcional de sancionar tre distintos tribunales? Cuando una sentencia
circunstancias de fuerza mayor que lo impidan, DNU, actos de naturaleza materialmente legis­ Entonces no se trata de un ejercicio arbitrario declara la inconstitucionalidad de una norma
como ocurriría en el caso de acciones bélicas o lativa que también, desde el aspecto procesal, del Ejecutivo que, por meras razones de conve­ está diciendo que en su aplicación al caso resul­
desastres naturales que impidiesen su reunión o "participa(n) de la formación de las leyes” en niencia decide omitir la intervención del Con­ ta contraria a la Constitución y por lo tanto, es
el traslado de los legisladores a la Capital Fede­ colaboración con el Congreso, puesto que el greso en el tratamiento de un determinado asun­ inaplicable. Cuando avanza sobre la calificación
ral; o 2) que la situación que requiere solución DNU queda inmediatamente sometido a la apro­ to. En realidad no la omite, sino que la provoca, de la "necesidad y urgencia” del reglamento, está
legislativa sea de una urgencia tal que deba ser bación o rechazo por parte del Legislativo, como la fuerza. El Congreso ya no podrá guardar silen­ incidiendo sobre su vigencia como norma (pues
solucionada inmediatamente, en un plazo in­ luego veremos. cio, pues de lo contrario el reglamento con efec­ de eso es de lo que se trata) y en este punto pue­
compatible con el que demanda el trámite nor­ tos de ley continuará vigente. Aun cuando la de­ de haber decisiones contradictorias, incluso con­
mal de las leyes”. Y agrega: “Contrariamente a lo Frente a una situación de inactividad del Con­ cisión del Ejecutivo resulte irrazonable o arbitra­ tradictorias con la expresa voluntad del Congre­
que sostiene el recurrente ...corresponde al Po­ greso —que no sólo puede ocurrir por circuns­ ria, pues no existe, en el caso, ni la necesidad, ni so. ¿Qué ocurre si éste aprueba el DNU frente a
der Judicial el control de constitucionalidad so­ tancias catastróficas, sino también por razones la urgencia, ni la excepcionalidad de la situación, sentencias que sostienen la inexistencia de la
bre las condiciones bajo las cuales se admite esa políticas, por ejemplo reiteradas negativas de el Congreso puede rechazarla en pocas horas y “necesidad y urgencia”? ¿La decisión del Congre­
facultad excepcional, que constituyen las actua­ una bancada a colaborar con la formación del el Presidente o su Jefe de Gabinete de Ministros so —que podría tener la forma de ley— es incons­
les exigencias constitucionales para su ejercicio. “quorum” para sesionar, además de la imposibi­ llevados al borde de la remoción, o a la remo­ titucional? ¿La decisión del Congreso predomi­
Es atribución de este tribunal en esta instancia lidad objetiva del cumplir con el trámite ordina­ ción misma. na sobre la sentencia?
evaluar el presupuesto fáctico que justificaría la rio, como en el caso del ya citado ejemplo del dec.
adopción de decretos de necesidad y urgencia 924/99— el constituyente de 1994 le otorgó al Es decir, se trata de una cuestión de relaciones La Constitución estableció un procedimiento
(conf., con anterioridad a la vigencia de la refor­ Ejecutivo una com petencia de iniciativa y d e im ­ políticas entre los dos poderes, cuyo juzgamien­ especial de control, que "Verrocchi” parece no
ma constitucional de 1994, Fallos: 318:1154, con­ pu lso: con la sanción del DNU toma la iniciativa to es ajeno al rol, a la jurisdicción, incluso al "ex- respetar.
siderando 9) y, en este sentido, corresponde des­ de sancionar la norma —que a partir de ese m o­ pertise” de los jueces.
cartar criterios de mera conveniencia ajenos a mento es vigente— y obliga al Congreso a expe­ 4) De acuerdo con lo dispuesto en el art. 99.3,
circunstancias extremas de necesidad, puesto dirse expresamente, bajo pena de la continua­ Sin duda la decisión del Poder Ejecutivo de CN, los DNU pueden regular cualquier materia,
que la Constitución no habilita a elegir discre­ ción de la vigencia de la norma en tal carácter sancionar un DNU es de naturaleza discrecional, con exclusión de la “penal, tributaria, electoral o
cionalmente entre la sanción de una ley o la im­ sancionada. no reglada, que no debe ser arbitraria. Los ju e­ el régimen de partidos políticos”. Estas son nor­
posición más rápida de ciertos contenidos ma­ ces no pueden juzgar acerca del contenido de mas vedadas al Ejecutivo, y por tanto, si éste san­
teriales por medio de un decreto”. El nuevo art. 99.3 de la CN tiene así un alto con­ una decisión discrecional, aunque sí de su arbi­ cionase DNU sobre aquellas materias, ni siquie­
tenido político pues impide la parálisis de la ac­ trariedad (21). Pero esto es propio del control de ra el Congreso podría aprobarlos como tales. La
Entiendo que la mayoría (imprecisa) en “Ve­ ción de gobierno (que en un sistema presiden- los actos administrativos o, incluso, de otro tipo decisión aprobatoria sería también inconstitu­
rrocchi” no ha advertido la verdadera naturale­ cialista es de extrema gravedad) por la falta de de reglamentos administrativos (los RA), pero no cional.
za de los DNU ni tampoco la inconveniencia coincidencia entre el Ejecutivo y el Legislativo, puede aplicarse a éstos —los DNU— tan singu­
lares a los qu e la Constitución les otorgó un siste­ Esta sí es una materia revisable por los jueces
m a de control especial por parte d el P oder Legis­ pues, a diferencia del caso anterior, se refiere a
lativo. la validez sustancial del DNU, cuestión que que­
(20) En “Rodríguez” la mayoría estuvo compuesta el Ejecutivo ejerza esa competencia constitucional has­ da excluida de la voluntad del Poder Legislativo,
por los jueces Nazareno, Moliné O'Connor, López, Bo- ta tanto la ley reglamentaria, que prevé el art. 99.3, CN, La intervención, en estos casos, de los tribu­ como lo ha sostenido la Corte en la causa “Kup-
ggiano y Vázquez, mientras que en “Verrocchi” lo fue sea sancionada) mientras que el voto de Boggiano, en nales sería una intromisión en las relaciones en­ chik, Luisa y Kupchik, Alberto c. Banco Central
por los jueces Belluscio, Fayt, Bossert, Petracchi y Bog- su Considerando 7, destaca que los DNU del caso tre los otros dos poderes, un impedimento para de la República Argentina" del 17 de marzo de
giano. En realidad la definición terminante que se (dees. 770/96 y 771/96) adolecen de falta de funda- el ejercicio de las competencias propias del Con­ 1998 —La Ley, 8/9/99 y en “Cic Trading c. Fisco
transcribe en el texto sólo fue afirmada por los tres pri­ mentación acerca de la razón de necesidad y urgencia greso, una interrupción (en ciertos casos) del Nacional” de la misma fecha, donde decidió que
meros Ministros, mientras que Petracchi y Boggiano que justifique la emisión de esos dccieius, lo que su­ normal desarrollo del poder de control político (tratándose de DNÜ con materia tributaria) "la
emitieron sendos votos concurrentes que no la repi­ pone, entonces, que admite su revisión judicial, al ratificación legislativa ...carece de incidencia res­
ten. El voto de Petracchi no da ninguna pista sobre el menos en lo que se refiere a la suficiencia del elemen­
particular (la impugnación del DNU del caso aparece pecto de dicha conclusión (ya que) resulta im­
to “motivación”. Así las cosas no puede afirmarse que
fundada en la ausencia de reglamentación legislativa la Corte tenga tomada una posición definitiva al res­ (21) Ver BARRA, Rodolfo Carlos, “Comentarios acer­ procedente cualquier interpretación que con­
acerca del procedimiento de control por el Congreso pecto. ca de la discrecionalidad administrativa y su control duzca a asignar efectos convalidantes, con ca­
de tales reglamentos, lo que, en su criterio, impide que judicial”, ED, 146-829 y “Amparo, jurisdicción y discre­ rácter retroactivo, a la ratificación legislativa o a
cionalidad administrativa”, ED, 178-628. la reiteración del texto del decreto en una ley pos­
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terior”. Es decir, el Congreso podría sancionar sancionado la ley reglamentaria del procedi­
una ley con el mismo contenido que el DNU re­ miento, se ha puesto en duda si, aún así, el Po­ do la Constitución agrega la palabra “expreso” que el despacho de la Comisión Bicameral será
lativo a cuestiones prohibidas por la Constitu­ der Ejecutivo se encuentra facultado para ejer­ quiere indicar que exige que el dictamen de la elevado al pleno de las Cámaras “para su expre­
ción, o simplemente podría ratificarlo, convir­ cer su competencia relativa a la sanción de DNU. Comisión Bicameral —y con él, el reglamento— so tratamiento”, el art. 86 de la Constitución Es­
tiéndolo en ley. Pero, aun si se admitiese la vali­ sea debatido y v otado, con lo cual habrá una ma­ pañola dice que “El Congreso habrá de pronun­
dez del segundo procedimiento, siempre regiría En “Rodríguez” la mayoría de la Corte optó por nifestación expresa de voluntad de cada una de ciarse expresamente dentro de dicho plazo (30
para el futuro, sin los efectos de la aprobación la afirmativa, con tres argumentos contundentes: las cámaras legislativas. días desde la promulgación del decreto-ley) so­
de un DNU válidamente sancionado. 1) la omisión del Congreso no puede privar al Eje­ bre su convalidación o derogación”. Pero aun
cutivo del ejercicio de una competencia otorgada Pero además esta norma constitucional debe cuando a esta norma pudiere otorgársele un sen­
5) Como hemos visto el DNU se encuentra so­ por la Constitución, ya que de lo contrario la acti­ leerse juntamente con otra, que impone un prin­ tido contradictorio, lo cierto, reitero, es que tal
metido a un procedimiento especial, que inclu­ vidad propia de un poder quedaría en manos, so­ cipio general también, lógicamente, vigente para interpretación no es posible en nuestro medio,
ye actuaciones que hacen a su validez formal, metida a la decisión discrecional, de otro, que el caso en examen. Se trata del art. 82, CN que ya que lo veda el texto del art. 82, CN que prohí­
como la toma de decisión en acuerdo general de podría nunca cumplir con los cometidos que le establece: “La voluntad de cada Cámara debe be que “la voluntad” de cualquiera de las Cáma­
ministros, el refrendo conjunto por todo el gabi­ impone la norma constitucional o, establecida la manifestarse expresamente; se excluye, en todos ras pueda sancionarse de manera "tácita o ficta”.
nete y su envío al Congreso por parte del Jefe de Comisión y sancionada la ley reglamentaria, di­ los casos, la sanción tácita o ficta”. Aunque esta
Gabinete de Ministros (“personalmente”, dice la solver aquélla y derogar la ley cuando quisiera disposición se refiere al proceso de formación y En consecuencia, el silencio del Congreso
norma, aunque no cabe interpretar que se trate evitar que el Presidente de la República dictase un sanción de las leyes, también alcanza a otras ma­ mantiene la vigencia del DNU, lo que, además
de una exigencia “física”) dentro de los diez días DNU; 2) el Congreso puede revisar el DNU con nifestaciones de voluntad de las Cámaras —por de las razones ya expuestas, fortifica la seguri­
(cabe interpretar que son corridos) de su sanción. los medios que hoy cuenta, aún sin el funciona­ ejemplo, resoluciones, comunicaciones al Poder dad jurídica. Poco efecto tendría una norma cuya
miento de la Comisión Bicameral y la reglamen­ Ejecutivo, etc.— que por naturaleza deben ser vigencia quedase sometida a un plazo resoluto­
De acuerdo con el art. 99.3 de la CN, el DNU tación procesal; 3) de hecho esta última es la con­ expresas. Además, nada impide que la decisión rio breve, dependiendo exclusivamente de la in­
enviado al Congreso por el Jefe de Gabinete, es ducta del Legislativo con relación a la promulga­ acerca de un DNU tenga forma de ley (volvere­ actividad del Congreso. De esta manera, el DNU
sometido al estudio de una “Comisión Bicame- ción parcial de las leyes, donde los decretos perti­ mos sobre este particular) y si la tuviera como carecería totalmente de efectos prácticos, trai­
ral Permanente” —creada entonces por la pro­ nentes fueron sancionados por el Ejecutivo y re­ resolución, volvemos a lo ya planteado: éstas cionándose así, con la interpretación que se
pia Constitución— “cuya composición deberá visados por el Congreso a pesar de la inexistencia deben ser, por su misma naturaleza, expresas. cuestiona, la clara intención del constituyente.
respetar la proporción de las representaciones de la Comisión Bicameral y de la ley reglamenta­ No puede haber leyes tácitas, ni tampoco nin­
políticas de cada Cámara", dice la norma. Esta ria. La doctrina de “Rodríguez” fue reiterada en gún otro tipo de acto que manifieste la voluntad El Congreso debe, entonces, aprobar o recha­
Comisión Bicameral es la misma que debe in­ "Verrocchi”, expresamente por la minoría e im­ común del Congreso o la individual de cada Cá­ zar el DNU, expresamente. Para ello la Constitu­
tervenir para el análisis de las promulgaciones plícitamente por la mayoría, que no utilizó la ar­ mara. ción no fija plazo alguno, aunque sí lo podría
parciales de leyes, efectuadas por el Poder Eje­ gumentación en contrario, salvo en el caso del hacer la ley reglamentaria, aunque lo sería a tí­
cutivo, mecanismo en principio prohibido salvo voto concurrente del doctor Petracchi. Esta cuestión fue expresamente tratada en “Ve­ tulo meramente indicativo para el Congreso ha­
que las partes de la ley promulgadas gocen de rrocchi” por el voto concurrente del doctor Pe- bida cuenta de que la permanencia del silencio
“autonomía normativa y su aprobación parcial 6) Por último resta por analizar las posibles tracchi, proponiendo una solución que no pare­ más allá del vencimiento de aquel hipotético pla­
(no altere) el espíritu ni la unidad del proyecto actitudes del Congreso frente al DNU, habida ce ser la adecuada. Allí el mencionado Ministro, zo sólo puede producir la continuidad de la vi­
sancionado por el Congreso” (art. 80, CN), de­ cuenta de que, como ya vimos, la sanción de esta sobre la base de que nuestro art. 99.3, CN, según gencia del reglamento.
cretos de promulgación parcial que deben ser norma obliga a aquél a actuar, salvo que prefiera lo expuesto en el debate de la Convención Cons­
puestos por el Jefe de Gabinete a la considera­ —o no lo pueda evitar, por la carencia de las tituyente de 1994, encuentra inspiración en el La ap robación no modifica la situación jurídi­
ción de la Comisión Bicameral dentro del plazo mayorías necesarias— que el DNU continúe con art. 86 de la Constitución Española, hizo relación ca existente, generada a partir de la sanción del
de diez días de su sanción (art. 100.13, CN). su vigencia plena. de la doctrina elaborada en función del citado DNU, aunque su conveniencia práctica, a los
art. 86, que atribuye “al silencio efectos simila­ efectos de la seguridad jurídica, es evidente: es
La Comisión Bicameral cuenta con un plazo de El primer punto a considerar es que el Congre­ res a la desaprobación expresa del decreto-ley". la manifestación expresa de la conformidad del
diez días para expedirse, en un dictamen que ca­ so d ebe expedirse expresam ente. Así lo dice el art. En realidad la comparación es desacertada ya Congreso con el reglamento, lo que implica la im­
rece de efectos vinculantes para las cámaras de 99.3, CN, cuando menciona que la Comisión Bi­ que la Constitución Española no tiene una nor­ posibilidad de un rechazo posterior, sin perjui­
senadores y diputados, las que lo examinarán en cameral debe emitir su dictamen y enviarlo al ma como la contenida en el art. 82 de nuestra cio de que luego, como cualquier ley, el DNU
reunión plenaria por separado (art. 99.3, CN). plenario de cada Cámara “para su expreso trata­ Constitución, con lo cual el intento comparati­ pueda ser derogado o modificado por una ley
miento”. Claro que podría sostenerse que el tra­ vo fenece automáticamente. Por otra parte sor­ posterior (22).
Como se ve la propia Constitución ha estable­ tamiento debe ser expreso, aunque no la deci­ prende la interpretación dada al texto español,
cido las bases del procedimiento de tratamiento sión. Sin embargo la inclusión del término “ex­ cuando es aún más enérgico que el nuestro en El rechazo, en cambio, provoca una radical al­
de los DNU por el Congreso, dejando sus deta­ preso” por el constituyente —que podría haber cuanto a exigir un pronunciamiento expreso del teración de la situación jurídica existente hasta
lles relativos al “trámite y a los alcances de la in­ simplemente escrito en la norma “para su trata­ Legislativo. Así mientras nuestro art. 99.3 dice ese momento, con efectos trascendentes. El re-
tervención del Congreso” (norma citada) a una miento”— parece indicar un énfasis especial en
regulación que deberá hacerse por “ley especial la necesidad de una manifestación expresa por
sancionada con la mayoría absoluta de la totali­ parte del Congreso. No hay tratamientos tácitos, (22) El DNU no podría ser derogado o modificado va habilitación para dictar un nuevo DNU, aunque se
dad de los miembros de cada Camara” (ídem). mucho menos cuando tai tratamiento se da en por otro DNU posterior. Debe rechazarse en este caso refiera a la misma materia que el anterior, habilitación
el plenario de cualquiera de las Cámaras del Con­ la aplicación del principio del paralelismo de formas fáctica que sólo se produce de ocurrir las circunstan­
Como a la fecha el Congreso ni ha puesto en greso, donde el debate —aunque sea mínimo— —y de órgano de origen— ya que el Poder Ejecutivo cias previstas en el 99.3, CN, es decir, debe suscitarse
funcionamiento a la Comisión Bicameral ni ha es una regla que no conoce excepciones. Cuan agota su competencia para dictar la norma en el mis­ una nueva situación excepcional de necesidad y urgen­
mo momento en que la dicta. Necesitaría de otra nue­ cia en derogar o modificar el reglamento anterior.
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chazo puede tener diversos contenidos: a) por­ las Cámaras —nada impide que puedan realizar
que el DNU legisló en cualquiera de las materias una sesión conjunta— sin el procedimiento de La derogación del DNU presenta una situación anterior. Sin duda sería una conducta contradic­
prohibidas por el art. 99.3, CN, lo que supone la cámara de origen y cámara revisora. Con la co­ diferente. En estricto sentido se trata de una ley toria del Congreso derogar una norma con res­
nulidad absoluta del reglamento desde sus orí­ incidencia de ambas Cámaras ya se obtiene el posterior que deroga —podría también modifi­ pecto a la cual quiere rechazar su vigencia. Para
genes sin siquiera encontrarse protegidas las re­ rechazo —la norma constitucional establece que car— a una anterior. La derogación sólo puede esto último bastaría con resolver el rechazo del
laciones jurídicas de buena fe nacidas al ampa­ el despacho de la Comisión Bicameral será ele­ sancionarse por ley formal y ésta sí podría ser DNU, con los efectos ya vistos. Si deroga es por­
ro del DNU rechazado; b) por defectos formales vado al plenario de las Cámaras, lo que permite vetada por el Poder Ejecutivo y, a la vez, insistida que admite que el reglamento, como consecuen­
en el DNU, como la falta de refrendo por la tota­ inferir que se trata de un envío simultáneo— pro­ por el Congreso. Esto es así — a diferencia de la cia del silencio del Congreso, ha estado en vigen­
lidad del gabinete ministerial, falta de envío al cedimiento que se ajusta en mayor medida con situación que se plantea en el caso de rechazo— cia, y lo está hasta el momento de la derogación.
Congreso, o envío tardío, con los mismos efec­ la celeridad que el constituyente quiso otorgarle porque la derogación también supone que el-
tos que en el caso anterior aunque con protec­ al procedimiento de control por parte del Con­ DNU no fue rechazado y que por tanto fue plena VI. Conclusión. La actividad legisferante del
ción de las relaciones jurídicas de buena fe, ya greso. La citada ley reglamentaria debería regu­ y válidamente vigente hasta la promulgación y Poder Ejecutivo
que se trata de defectos de imposible o difícil co­ lar la forma de envío de ambas resoluciones, de vigencia de la ley derogatoria.
nocim iento para el común de la ciudadanía; manera conjunta, al Poder Ejecutivo y la publi­ El Poder Ejecutivo siempre ha ejercido una acti­
c) por disconformidad con la valoración de la ra­ cación, también simultánea y de ambas, en el Esta situación fue expresamente analizada por vidad creadora de normas. Lo hace, como ya vimos,
zón de necesidad y urgencia, o con la imposibi­ Boletín Oficial. la Corte Suprema en el caso “Verrocchi”. Aquí los incluso con sus actos de contenido particular, los
lidad de seguir los trámites ordinarios para la DNU formalizados por dees. 770/96 y 771/96 fue­ actos administrativos propiamente dichos. Y por
sanción de la ley formal, lo que también produ­ Como ya vimos la preexistencia de una expre­ ron expresamente derogados por el art. 25 de la supuesto que lo hace, con un contenido material
ce los efectos antes señalados, protegiendo a los sa aprobación impide el posterior rechazo, que ley 24.714 (Adía, LVI-C, 3585; LII-B, 1752; LVI-E, semejante al de la ley formal, con sus reglamentos.
"'operadores''' jurídicos de buena fe, para quienes sería así absolutamente inválido. Incluso si el 6093), lo que justificó la interpretación desarro­
esta cuestión es una materia de imposible valo­ rechazo posterior a la aprobación tuviese forma llada por la minoría —la mayoría sólo hizo una La reforma constitucional de 1994 ha aclara­
ración, ya que es exclusiva del Congreso; d) por de ley, habría que interpretar a ésta como una rápida mención contraria en los votos de los doc­ do muchos aspectos de la denominada “potes­
disconformidad con el contenido del DNU, lo mera derogación, que no afecta la vigencia del tores Petracchi y Boggiano— con una conclu­ tad” reglamentaria de la Administración públi­
que equipara el rechazo con la ley posterior de­ decreto hasta el momento de aquella ley dero­ sión absolutamente lógica: “sólo es concebible ca, en particular de su “responsable político”, el
rogatoria, es decir el DNU mantuvo plena y váli­ gatoria. por parte del órgano legislativo la 'derogación' de Presidente de la Nación. Especialmente hay aho­
da vigencia hasta la sanción del rechazo. normas cuya validez ha admitido" (Consideran­ ra una adecuada definición constitucional acer­
Pero ¿qué ocurre si no existió aprobación sino do 12). Estrictamente hablando no se trata de que ca de los reglamentos delegados y de los regla­
Debe analizarse si el rechazo debe tener la for­ una conducta del Congreso que supone su el Congreso, al derogar un DNU, "implícitamen­ mentos de necesidad y urgencia, que faltaba en
ma de una ley o puede ser expresado por resolu­ aceptación del DNU? Esta es una situación que te” lo convalide hasta ese momento (es que tam­ el texto constitucional anterior a la reforma, aun
ción conjunta o individual pero coincidente de puede ocurrir si el Congreso sanciona leyes que poco puede haber aprobación implícita, viola- cuando éstos eran de frecuente uso en nuestra
cada una de las Cámaras. En nuestro anterior tra­ parten de la base de la vigencia del DNU, p. ej., toria también de la regla del art. 82, CN) sino que práctica constitucional.
bajo ya citado — “Decretos de Necesidad y Ur­ si el reglamento crea una determinada entidad se aplica en el punto lo que hemos expuesto an­
gencia. El caso Rodríguez”— optamos por la so­ administrativa, y en la próxima ley presupues­ tes: mientras el Congreso guarde silencio, el de­ Naturalmente estos nuevos institutos consti­
lución de la ley formal, sobre todo por razones taria —siempre sin expedirse sobre el DNU— creto es vigente. Esta vigencia cesa a partir de la tucionales necesitarán de un tiempo de sedi­
de seguridad jurídica y porque permite el fun­ el Congreso la dota de fondos para su funcio­ derogación —por ley— del DNU, en el clásico mentación en la jurisprudencia y en la doctrina
cionamiento pleno de la Cámara de origen y Cá­ namiento. Entendemos que el rechazo sigue juego de norma posterior con respecto a norma jurídica. Esto es lo que está ocurriendo.
mara revisora, lo que sería de difícil ejecución siendo válido, con sus efectos propios —aun­
práctica en el supuesto de que el rechazo tenga que el tema es, sin duda, discutible— ya que el
la forma de una mera resolución. Congreso tiene la obligación constitucional de
expedirse expresamente sobre el DNU, lo que
Sin embargo esta solución presenta un incon­ sólo realiza con la resolución del rechazo (o en
veniente importante: si el rechazo se expresa a su caso, la de aprobación). M ientras tanto,
través de una ley formal, el Poder Ejecutivo po­ aquellas leyes sancionadas por el Congreso, que
dría vetarlo, manteniendo la vigencia del DNU suponen la vigencia del DNU, ayudan a su pre­
hasta tanto el Congreso pueda insistir con la sunción de validez y, por ende, a la situación de
mayoría de dos tercios de los votos (art. 83, CN) las relaciones jurídicas nacidas bajo el amparo
mayoría que siempre es difícil de obtener. De esta del reglamento, que tendrán así, también, una
manera podría burlarse el control que el Congre­ fuerte presunción de buena fe. Por las mismas
so debe ejercer sobre los DNU, otorgándole al razones, el simple silencio del Congreso —que
Poder Ejecutivo la decisión última en la materia. mantiene vigente el DNU— no impide el recha­
zo posterior (lo que demuestra la diferencia
Revisado si problema dssds esta perspectiva., entre ia aprobación expresa y el mero silencio,
se impone la solución del rechazo —y obviamen­ que nunca es aprobación sino una simple situa­
te, la aprobación— por resolución de las Cáma­ ción fáctica de vigencia de la norma de urgen­
ras, lo que debería quedar establecido en la ley cia) por lo menos dentro del plazo en que el re­
reglamentaria prevista en el art. 99. 3 de la CN. chazo debe ser emitido, si la ley reglamentaria
Se trata de simples resoluciones de cada una de fijara dicho plazo.

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