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EL NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN

DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
EN NAVARRA (1868-1954)

Colección
Temas de Historia de la Medicina
4
EL NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN
DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
EN NAVARRA (1868-1954)

JAVIER AZTARAIN DÍEZ


Colección: Temas de Historia de la Medicina 4

Consejo de Redacción
Director: José Javier Viñes Rueda
Secretaría: Olga Díaz de Rada Pardo
Consejeros: - Javier Aztarain Díez
- Pedro Gil Sotres
- Francisco Javier González Echeverría
- Carmen Jusué Simonena
- Pablo Larraz Andía

Título: El nacimiento y consolidación de la asistencia psiquiátrica en Navarra


(1868-1954)

© GOBIERNO DE NAVARRA. 2005


Departamento de Salud
© Javier Aztarain Díez

Diseño de la colección: Sección de Publicaciones


Fotocomposición: Página, S.L.
Diseño de cubierta: Elisa Reta
Imagen en portada: Proyecto de Manicomio agrícola de Nicasio Landa.
Pinel que hace quitarle las cadenas de los locos a Bicêtre, a finales
de 1792. Pintura de Charles Müller (1815-1892).
Imprime: Espacegrafic
ISBN: 84-235-2824-3
D.L.: NA-3.134/2005

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A mi esposa Carol
A mis hijos
A mi nieta Carlota
ÍNDICE

Presentación ................................................................................. 13

Introducción ................................................................................ 17

La asistencia psiquiátrica anterior al siglo XVIII ............................. 25


La asistencia psiquiátrica en diferentes países .......................... 31

El cuerpo teórico de la Psiquiatría de la Ilustración ...................... 41


La asistencia psiquiátrica......................................................... 49
La nosografía psiquiátrica ....................................................... 53
La terapéutica anterior al siglo XIX .......................................... 57
La terapéutica a partir del siglo XIX ......................................... 60

La asistencia psiquiátrica en España en los siglos XVIII y XIX ......... 65


La estadística de dementes ...................................................... 72
Las leyes. La legislación sobre admisión de enfermos .............. 76
La controversia sobre “el manicomio modelo”: el fracaso de
la asistencia psiquiátrica pública ............................................ 79
La iniciativa privada: los filántropos y las órdenes religiosas.... 83
La aportación española a la psiquiatría en el siglo XIX ............. 87

El nacimiento de la asistencia psiquiátrica en Navarra .................. 105


La situación en Navarra hasta el final del siglo XIX .................. 107

9
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Nicasio Landa, “reformador psiquiátrico” ............................... 111


El Proyecto de un Manicomio agrícola del Doctor Nicasio Landa
Primera propuesta de asistencia psiquiátrica en Navarra ......... 116
El testamento de D. Fermín Daoiz y Argaiz ........................... 126
La Memoria del Dr. Luis Martínez de Ubago ......................... 127

La psiquiatría española en la primera mitad del siglo XX............... 143


La Casa de Salud Valdecilla. Un nuevo enfoque en la asistencia
al enfermo mental................................................................... 148

La consolidación. El Hospital Psiquiátrico “San Francisco Javier”... 155


Las primeras opiniones sobre el manicomio de Pamplona ...... 157
1904. Inauguración del Manicomio vasconavarro................... 160
La Memoria de D. Manuel Gurría y Estapé ........................... 162
Los directores. Su influencia en la evolución asistencial .......... 164
El personal. Las Órdenes Hospitalarias ................................... 179
Política asistencial. La reglamentación .................................... 181
Las personas asistidas .............................................................. 189
La terapéutica psiquiátrica a través de las historias clínicas...... 194

Otros centros de asistencia psiquiátrica en Navarra ...................... 211


La clínica psiquiátrica militar.................................................. 213
La clínica Nuestra Señora del Pilar de Elizondo...................... 222

Consideraciones finales ................................................................ 227

Fuentes......................................................................................... 233

Bibliografía................................................................................... 237

Abreviaturas ................................................................................. 251

Anexos ......................................................................................... 255

10
ÍNDICE

Índice de tablas ............................................................................ 349

Índice de figuras........................................................................... 351

Índice de anexos........................................................................... 353

NOTA: Los anexos y los textos que aparecen en cursiva, se han copiado fielmente de los
documentos originales, por lo cual, los errores ortográficos que pueden aparecer respecto a
nuestras normas actuales, son debidos al empleo de las tildes o el uso de la “g” y la “j” o la “y”
la “i” y otras letras, que se hacía en la época respectiva.

11
PRESENTACIÓN

Cuadro de T. Robert-Fleury, en el que aparece Pinel retirando las ataduras a las dementes de la Salpê-
trière
El libro que Javier Aztarain Díez me pide que prologue es doble-
mente encomiable: contribuye a elucidar una parte relevante de la lu-
cha contra las enfermedades psiquiátricas en Navarra durante el pasado
siglo y, por otra, muestra su fidelidad a la institución en la que ha tra-
bajado como médico.
La historia de la psiquiatría en Navarra pasa, en gran parte, por el de-
curso del Hospital Psiquiátrico San Francisco Javier a lo largo del siglo XX.
A través de las historias clínicas de esta institución, Javier Aztarain, desen-
reda los hilos de la nosología –el poner nombre a la locura– y de los dife-
rentes tratamientos -desde el tratamiento moral a la aparición de los neu-
rolépticos–. Además, sitúa a los protagonistas de la historia: los enfermos
y los médicos. Los enfermos, provenientes de toda Navarra, apenas se
vislumbran en los trazos gruesos que dibujan las historias clínicas conser-
vadas. Algo que es común a otras instituciones similares.
Entre los médicos destaca la figura de Nicasio Landa, visto aquí ba-
jo un nuevo prisma: el del reformador psiquiátrico. El co-fundador de
la Cruz Roja española, fue autor, en 1868, del “Proyecto de un Mani-
comio agrícola” a la Diputación de Navarra, en la que propone resolver
el problema asistencial que arrastraba Navarra desde siglos atrás, pues
carecía de una institución que acogiera y tratara a los enfermos menta-
les. El Proyecto de Nicasio Landa, como bien señala el autor de este li-
bro, será ampliamente utilizada en 1885, por el médico Luis Martínez
Ubago, cuando la Junta de Beneficencia le solicite que plantee el mo-
do de llevar a cabo el establecimiento de un Manicomio para Navarra
y provincias vascongadas, sufragado con la herencia del bienhechor D.
Fermín Daoiz y Argaiz.

15
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Pero Javier Aztarain sabe también rastrear la influencia que, en el


manicomio de Pamplona, ejercieron las diversas escuelas psiquiátricas
españolas, que en el siglo XX se consolidan y se expanden. Aquí, en la
Comunidad Foral de Navarra, tendrán buena acogida los discípulos de
López Albo, quien desde la Casa de Salud de Valdecilla, en Santander,
proponía una nueva forma de concebir la asistencia hospitalaria y de se-
guir la aplicación de tratamientos novedosos. Será el avance experi-
mentado por la terapéutica lo que llevará a cuestionar, en los años 70
de la pasada centuria, la utilidad de los hospitales psiquiátricos.
Con esta monografía que acoge la Colección Temas de Historia de la
Medicina, Francisco Javier Aztarain logra que los lectores conozcan me-
jor algo de lo que se ha hecho en Navarra en relación con la asistencia
psiquiátrica, y como especialista en Psiquiatría que ejerció en el Hospi-
tal San Francisco Javier nos enseña al resto de los médicos a saber trans-
mitir lo que en el pasado aconteció en los centros e instituciones nava-
rras relacionados con la salud. Solo resta desear que sean muchos los
que siguiendo su ejemplo se animen a contar el pasado de la medicina
en Navarra.
Pedro L. Gil-Sotres
Catedrático de Historia de la Medicina Universidad de Navarra

16
INTRODUCCIÓN
La asistencia psiquiátrica en el mundo occidental ha pasado por di-
versas etapas, que están relacionadas con las corrientes de pensamiento
imperantes en cada momento, con las diferentes concepciones sobre la
enfermedad mental y con los recursos socioeconómicos que podían
destinarse a este fin.
La psiquiatría moderna nació bajo la Ilustración. Sin embargo, los
cambios que desembocaron en el nacimiento de esta rama de la medi-
cina, se habían iniciado en el siglo XVII, cuando los dementes empeza-
ron a ser valorados como personas enfermas, sólo entonces superaron
la consideración infrahumana que les aproximaba más a las bestias y
que hacía que, en la mayoría de los países, recibieran un trato peor que
el dispensado a los animales domésticos.
Estas ideas facilitaron su inclusión, iniciada en Francia a mediados
del siglo XVII, en los hospitales generales. Tras el de París, fundado por
edicto real en 1656, siguieron otros muchos, y en ellos se produjo el
“gran encierro” de mendigos, dementes, vagabundos y otros grupos
marginales. El objetivo era procurar convertir a los marginados, me-
diante el trabajo y la disciplina, en buenos ciudadanos y trabajadores la-
boriosos. Los reglamentos, que luego tendrían gran importancia en el
ámbito psiquiátrico, fueron la base del cambio.
España seguía a cierta distancia los cambios que provenían de Eu-
ropa y las leyes de reclusión de la población marginal no se populariza-
ron hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Entre 1719 y 1798 se decre-
taron setenta cédulas reales para internar a los vagabundos en diferentes
instituciones. Los miserables representaban un peligro social, como se

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JAVIER AZTARAIN DÍEZ

puso de manifiesto en el motín de Esquilache. Las diferentes disposi-


ciones legales hicieron que en 1789 hubiera 11.789 personas internadas
en España en 102 hospicios , de los cuales únicamente la Casa de Mi-
sericordia de Cádiz tenía un pabellón para dementes.
Sin embargo, las cargas económicas de estas instituciones eran con-
siderables, y tanto los hospitales generales de Francia, que fueron a la
bancarrota, como los hospicios en España, debido a la falta de seguri-
dad e higiene, fueron cerrados en su mayoría.
En Francia se produjo un nuevo incremento de los internamientos
por la aparición de las órdenes de arresto y la creación de un asilo en
cada prefectura. La orden de arresto se aplicaba en el 90% de los casos
por iniciativa familiar, y servía como una garantía contra la arbitrarie-
dad de las familias. Los insanos constituían entre el 10 y el 20% de la
población de los asilos, permanecían más tiempo ingresados y tenían
una mortalidad del 40%, bastante superior a la de otros internados.
Esta población asilada variopinta es la que va a ser objeto de refle-
xión por el pensamiento ilustrado, ejemplificado en la obra de Pinel,
considerada prototípica de la “primera revolución” en la historia de la
psiquiatría. A este médico francés se le atribuye la liberación de las ca-
denas a los dementes, aunque no fue el primero en considerar el trato
humanitario como fundamental en el tratamiento de la enfermedad
mental. Podemos encontrar antecesores tan remotos de esta idea como
Caelius Aurelianus (siglo II d. C.) o las prácticas asistenciales de la me-
dicina árabe, antes del siglo X. Incluso en la sociedad occidental, el ma-
nicomio de Valencia, fundado en 1410, es considerado el pionero en
Europa en el tratamiento de los dementes sin emplear “palizas ni ata-
duras”.
La consideración del loco como enfermo, dejando de ser un lastre
social y pasando a ser objeto de tratamiento por parte de los médicos,
es la aportación más notable de la Psiquiatría de la Ilustración a la asis-
tencia psiquiátrica moderna. Junto con Pinel, otros precursores como
Tuke o Chiarugi son reconocidos como inspiradores de la reforma psi-
quiátrica que cristalizó a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, y
que produjo grandes modificaciones en el tratamiento de los enfermos
psiquiátricos. El cambio fundamental consistió en que, por primera vez
en la historia de la asistencia psiquiátrica, se consideró que la enferme-

20
INTRODUCCIÓN

dad mental tenía tratamiento. Al conjunto de normas terapéuticas y te-


rapias concretas desarrollado por la Psiquiatría de la Ilustración se le ha
denominado Tratamiento Moral, aunque dándole a esta última palabra
un sentido bien distinto al que suele atribuírsele comúnmente en la ac-
tualidad.
Los cambios que se introdujeron en la asistencia y el peso específi-
co que Francia alcanzó en el mundo occidental, facilitaron la expansión
de las ideas de los psiquiatras franceses que extendieron su influencia
hasta finales del siglo XIX.
Las teorías de la Psiquiatría de la Ilustración llegaron a España con
retraso, aunque nuestro país recibía en mejores condiciones que otros
los nuevos planteamientos, ya que desde mucho tiempo antes (siglos
XVII y XVIII) se venían poniendo en práctica aspectos de las “nuevas”
ideas como: la medicalización de la asistencia, el control médico de los
ingresos y la tutela de los enfermos asilados. Sin embargo, las vicisitu-
des políticas y sociales que atravesó España durante la primera mitad
del siglo XIX, con la gran depresión económica que duró hasta 1843, y
la persecución y exilio de los intelectuales, entre los que se incluían mu-
chos de los médicos de mayor prestigio, produjo un declive en la me-
dicina española y en la asistencia a los enfermos mentales.
En la segunda mitad del siglo, la Ley de Beneficencia de 1849 y el
proyecto del manicomio modelo, activaron el interés por la asistencia psi-
quiátrica. Pero fue en el último cuarto de siglo, con la creación de cen-
tros de asistencia privados, especialmente en Cataluña, con la aparición
de los médicos alienistas –los primeros especialistas en psiquiatría– y con
la irrupción de las órdenes religiosas en nuevos centros, como se consoli-
dó el cambio significativo en la atención a los enfermos mentales.
En cualquier caso, fueron las áreas más ricas y pobladas de España
–especialmente Madrid y Barcelona– las que se beneficiaron en primer
lugar de los cambios en la asistencia psiquiátrica. Finalmente, y ya a co-
mienzos del siglo XX, la marea de la reforma asistencial ilustrada llegó
también a Navarra. El viejo reino había carecido de una institución psi-
quiátrica propia, y los enfermos habían sido enviados tradicionalmen-
te a los manicomios de Aragón o Castilla. Tampoco, con la excepción
de Huarte de San Juan, había contribuido Navarra al desarrollo del sa-
ber en el campo de las ciencias de la mente.

21
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Al finalizar el siglo XIX, la vanguardia de las ideas psiquiátricas se lo-


caliza en los países de Europa central, con la incorporación de la espe-
cialidad a las cátedras universitarias en Alemania. Así se inicia un pe-
riodo de predominio de los psiquiatras alemanes, que tras la segunda
guerra mundial, con la dispersión generada por la emigración, se ex-
pande a los Estados Unidos de América.
El presente trabajo intenta recoger el nacimiento de la asistencia
psiquiátrica en Navarra hasta mediados del siglo XX, cuando ya se
apuntaban los cambios producidos por la “tercera revolución” en la psi-
quiatría; es decir, la producida por la introducción de los tratamientos
psicofarmacológicos. Lógicamente, esta historia tiene como protago-
nista en gran medida a la institución que durante el periodo de estudio
protagonizó la asistencia psiquiátrica en Navarra: el Hospital Psiquiá-
trico Vasconavarro “San Francisco Javier”.
El otro objetivo es resaltar la importancia que tuvo la aportación del
eminente médico navarro Nicasio Landa, con su “Proyecto de un Ma-
nicomio agrícola” para la creación de una colonia agrícola”, entregada
a la Diputación de Navarra en 1868, documento de gran interés, que
inspiró la construcción del Manicomio navarro y que es comparable a
las mejores de su tiempo, aunque hasta la fecha ha permanecido casi
desconocida, en un legajo del Archivo General de Navarra.
Hace más de treinta años, mientras traducía el libro que me iba a
permitir participar en un estudio sobre epidemiología psiquiátrica, el
Dr. Pedro Antón me mostró lo que había escrito sobre el Hospital Psi-
quiátrico de San Boi, que más tarde se convirtió en su tesis doctoral y
fue publicada en el libro titulado “Almacén de razones perdidas”.
Lo que leí me interesó y poco tiempo después solicité al Profesor D.
Juan Antonio Paniagua que fuera el director de un trabajo similar que yo
pensaba iniciar, teniendo como objetivo el manicomio de Navarra, que
comenzó a funcionar en 1904 y había sido prácticamente el único recur-
so asistencial psiquiátrico de Navarra en la primera mitad del siglo XX.
El Profesor Paniagua aceptó, indicándome que previamente debía
visitar al Profesor López Piñero en Valencia, ya que él estaba realizan-
do interesantes innovaciones en el estudio de la Historia de la Ciencia.
José María López Piñero me acogió, gracias a la amistad con D. Juan
Antonio, como si fuera uno de sus discípulos predilectos. Aún conservo

22
INTRODUCCIÓN

manuscritas las dos hojas en las que hizo el esquema de lo que podía ser
el estudio, me dio valiosísimas orientaciones y durante la semana que pa-
sé en Valencia se incrementó mi interés por el estudio de la historia y en
concreto sobre mi objetivo: el Manicomio de Navarra.
Gracias al apoyo del director del Manicomio D. Luis Javier Liza-
rraga Larrión, para quien el tema también era de interés, obtuve un
permiso de la Excelentísima Diputación Foral de Navarra para acceder
a las Actas de la Diputación Foral entre los años 1860 y 1960, las últi-
mas redactadas muy pocos años antes del comienzo de mi estudio. Es-
ta actividad me ocupó durante cuatro años. Al mismo tiempo, había
iniciado el examen de todas las historias clínicas – más de cuatro mil –
de los ingresos hospitalarios en el manicomio navarro entre los años
1904 y 1954. En esta labor estuve auxiliado con frecuencia por los psi-
quiatras que hacían sus guardias en el hospital, en especial por la Dra.
Mª Jesús Garrido, la cual me ayudo a clasificar las decenas de docu-
mentos distintos que aparecían en dichas historias.
Transcurridos seis años había conseguido material necesario para
preparar diferentes trabajos, pero un cambio en mi actividad profesio-
nal que me mantuvo ocupado durante siete años, me impidió con-
cluirlo. Tras ese paréntesis, lo retomé, cuando mi amigo Luis Javier Li-
zarraga preparaba la presentación de su libro “La casa del tejado
colorado” en el que habiendo recorrido el mismo camino que yo había
realizado por el Archivo General de Navarra y con un amplio conoci-
miento del hospital –en el que además de ser su director, había traba-
jado varias décadas–, escribió una excelente y exhaustiva historia, que
me obligó a replantearme mi proyecto de tesis.
Con la orientación del profesor Salvador Cervera y el Dr. Manuel
Martín trabajé durante varios años más en el estudio del material acu-
mulado, ampliando la información con nuevas búsquedas en el Archivo
Administrativo de Navarra que me permitieron encontrar un ejemplar
del “Proyecto de un Manicomio agrícola” base sobre la que se diseñó el
manicomio navarro y que ha servido para reconocer el papel de reforma-
dor psiquiátrico que tuvo uno de nuestros médicos más internacionales,
el Dr. Nicasio Landa, miembro fundador de la Cruz Roja Internacional.
Unido a esto y con la inestimable ayuda de Luis J. Lizarraga se hizo
un estudio de una muestra aleatoria de la población asistida en el mani-

23
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

comio navarro, integrada por 1.959 historias clínicas que produjo una in-
formación muy valiosa, generalizable a la población total del centro.
El problema se planteó en el momento de seleccionar de entre los
más de tres mil folios escritos, aquellos que debían ser empleados para
darlos a conocer, tanto en mi proyecto de tesis, como en otras publica-
ciones. Tuve la fortuna de contar con la orientación del Profesor D. Pe-
dro Gil Sotres, que con su enorme experiencia, me aclaró qué infor-
mación de la recopilada, me permitiría elaborar la memoria para optar
al grado de doctor que presenté en la Universidad de Navarra.
Durante los últimos años, el Profesor José Javier Viñes a quien la vi-
da y obra del Dr. Landa siempre le ha entusiasmado, me ha estimula-
do a dar a conocer esa faceta poco conocida de Landa, que tuvo una in-
fluencia decisiva en la asistencia psiquiátrica de Navarra durante casi
cien años y que tenía, cuando fue presentada, una importancia similar
a las mejores obras de su época. Me facilitó datos que no conocía sobre
la biografía de Landa y me ayudo a reducir mi estudio a la décima par-
te, contenida en este libro.
A todos ellos agradezco su ayuda, apoyo y estímulo, sin los cuales
no hubiera podido dedicar tanto tiempo, ni realizar este trabajo.
El libro que ahora tienen en sus manos, es forzosamente un extracto
del material recopilado y por ello, he tenido que dejar de lado informa-
ción, a favor de otra que creo puede ser de interés para el público en ge-
neral. He mantenido las notas al pié con referencias biográficas, porque
en muchos casos corresponden a personas que influyeron decisivamente
en los cambios en la asistencia psiquiátrica o en la descripción de los tras-
tornos mentales. La Introducción, que se centra en el nacimiento de la
psiquiatría como ciencia, me parece imprescindible para que los lectores
no especialistas tengan una referencia básica de la situación de esta disci-
plina antes de la redacción del Proyecto de Landa y de la importancia del
manicomio Vasconavarro en la asistencia psiquiátrica en nuestro país.
Finalmente, quiero agradecer a los miembros del Consejo de Re-
dacción de la Colección Temas de Historia de la Medicina, del Servicio
de Docencia, Investigación y Desarrollo Sanitarios del Departamento
de Salud del Gobierno de Navarra, presidida por el Profesor José Javier
Viñes, su interés y apoyo para la publicación de este estudio.

24
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
ANTERIOR AL SIGLO XVIII
Durante el siglo XV se abrieron en las principales capitales estable-
cimientos para acoger a los dementes que, según diversos autores, se-
guían los modos de asistir a estos enfermos que tenían los árabes1,2 y que
convirtieron a España en un país avanzado en el tratamiento de los ena-
jenados. La conversión del reino de España en un imperio, tras el des-
cubrimiento del continente americano, no hizo sino reforzar el papel
de nuestro país en el desarrollo de la asistencia psiquiátrica.
El modo humanitario de tratar a los enfermos mentales se ha reconoci-
do internacionalmente como una de las características de los hospitales pa-
ra dementes fundados en España a partir del siglo XV3,4. El manicomio de
Valencia, cuya fundación se considera debida al padre Juan Gilabert Jofré5

1
Ackerknecht recoge la fundación de los siguientes hospitales para enfermos mentales:
Fez en el año 700; Bagdad, 705; El Cairo, 800; Damasco y Alepo, 1270. Ackerknecht, E. 1964:
17.
2
Zilboorg cita la creación del Hospital de Jerusalem el año 491. Zilboorg, 1968: 562.
3
Alexander y Selesnick citan a Bassoe que confirma la opinión de Ullesperger que dice:
“la cuna de la Psiquiatría estuvo en España, donde se construyeron los primeros edificios con-
venientes y adecuados para hospitalizar a dementes”. Alexander y Selesnick, 1970: 150.
4
Bassoe cita a Antonio Hernández Morejón, que en su “Historia bibliográphica de la me-
dicina española”, publicada en Madrid en 1842, en su volumen II, pag. 245, escribe: “Uno de
los éxitos que pertenece exclusivamente a los españoles es el tratamiento moral para combatir
las afecciones mentales y el establecimiento en el siglo quince de edificios confortables y ade-
cuados para la admisión de esta clase de infortunados”. Bassoe, P. 1945. 101: 731.
5
“Juan Gilabert Jofré, mercedario, nacido en Valencia el 23 de junio de 1364, y dedicado
desde 1391 a la redención de cautivos, para lo que poseía privilegios reales, hombre virtuoso y
culto, indignóse de los espectáculos que desde el año 1408 sorprendíanse por las calles de Va-
lencia. Multitud de desgraciados dementes recorrían las calles, complaciéndose el pueblo en
mortificarles, corriéndoles y haciéndoles sufrir toda clase de burlas y agresiones cruentas. Apro-

27
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

en 14096, fue conocido en toda Europa por sus métodos de tratamiento,


que incluían la retirada de las ataduras a los dementes7 bastante antes de la
liberación de las cadenas, que tradicionalmente se atribuye a Pinel, y que es
adjudicada por Isensee8 a Caelius Aurelianus, que vivió en Cartago en el si-
glo II. Se considera también como el inicio de la laborterapia, las activida-
des de trabajo en las fincas agrícolas que se realizaba en el manicomio de
Zaragoza.
El manicomio de Valencia quedó destruido por un incendio en
1545, en el que perecieron 30 internos, y fue reemplazado por un nue-
vo hospital que poseía un departamento especial para niños. Con pos-
terioridad al de Valencia se construyeron hospitales para dementes en
Zaragoza (1425), por el rey Alfonso V de Aragón; Sevilla (1436), por
Marcos Sánchez de Contreras; Valladolid9 (1436); Palma de Mallorca
(1456); Toledo, por el nuncio apostólico Francisco Ortiz, que donó su

vechando el encargo que tenía para hacer el sermón del Evangelio de la primera Dominica de
Cuaresma del 1409 (24 de febrero), impulsado por el espectáculo sorprendido al entrar en la
Iglesia, de un loco rodeado de un grupo de curiosos, que había sido herido por unos desalma-
dos, lanzó al final del Evangelio, una alocución a los fieles, exhortándoles a recaudar fondos pa-
ra construir “un hospital o casa hon los pobres inocents e furiosos fosen acollits”. La sencilla plática
encendió la caridad del auditorio, y uno de los asistentes, Lorenzo Saloni, reunió a diez ami-
gos, que ofrendaron la ayuda al padre Jofré”. Górriz, 1936. 44: 244.
6
Sempere fija la inauguración oficial del manicomio en 1410 en: Sempere Corbi, J. y Ló-
pez Gómez, L. “Cómo nació, como era, como funcionaba el hospital dels Folls de Sancta Maria dels
Ignoscents”. Valencia, 1959: 17. Citado por Conde, V. 1994.
7
Bassoe recurre a la obra de Ullersperger (1954, original 1871) para considerar a España
como la cuna de la Psiquiatría, término que emplea él mismo en el titulo de su trabajo, (1945)
y el propio Schmitz (Das Irrenwesen in Spanien. Allg. Ztschr. F. Psychiatrie, 1884-85, 41: 366-
378) que escribe: “No fue Pinel sino los psiquiatras españoles en Valencia en 1409 los primeros
en retirar las cadenas e instituir el tratamiento moral. Se utilizaron el ejercicio, juegos, trabajo,
entretenimiento, dieta e higiene”. Bassoe, P. 1945. 101: 731.
8
Isensee, E. “Geschichte der Medizin und ihrer Literatur. Chronologische Uebersicht ei-
ner Geschichte der Irrenheilkunde” Berlín, 1844-45. Citado por M. Górriz, 1936. 44: 235.
9
Conde y cols. han estudiado concienzudamente el origen de la Casa de Orates a través
de tres fuentes: a) el testamento de su fundador Sancho Velázquez de Cuéllar que se encuentra
en el Archivo Catedralicio de la ciudad; b) la memoria de recopilación histórica sobre la Casa
realizada por don Francisco Sisniega Pérez y el trabajo de Elena Maza Zorrilla, “Valladolid: sus
pobres y la respuesta institucional”. Valladolid 1985. Editado por la Junta de Castilla y León y
la Universidad de Valladolid y han concluido que este hospital se fundó el 13 de febrero de
1489, por Sancho Velázquez de Cuéllar, Oidor de los Reyes Católicos. Conde y cols. 1994. 135-
136: 29-34.

28
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

propia casa, denominado “Hospital de Inocentes” o “del Nuncio” y


Granada (1527), por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando10,11.
Las aportaciones de nuestro país al progreso de la Psiquiatría no se
limitaron al campo institucional. Destacados médicos españoles como
Arnau de Vilanova (1240-1313), profesor en la Universidad de Mont-
pellier, contribuyeron al conocimiento de los trastornos mentales. Des-
cribió las alucinaciones y la epilepsia, poseyendo una profunda com-
prensión emocional de los enfermos mentales12. Cristóbal de Vega,
nacido en 1510, y que fue médico del príncipe Carlos, según Ullesper-
ger, describió la manía, que trataba con baños calientes y agua fría en
la cabeza, sanguijuelas y sangrías cerca del cerebro13, la melancolía, y la
erotomanía, a la que daba un tratamiento “moral”.
Otra figura significativa en el progreso de la asistencia a los enfer-
mos mentales en nuestro país fue Juan Ciudad Duarte, que fue cano-
nizado y es conocido como San Juan de Dios14 fundador de la Orden
de los Hermanos Hospitalarios.

10
Bassoe, P. 1945. 101: 732.
11
El artículo de Bassoe contiene bastantes discrepancias con otras fuentes en relación con
las fechas de fundación de algunos establecimientos, como el de Valladolid, que según Bassoe
basándose en informaciones de Desmaisons, (Des asiles d´aliénés en Espagne. Recherches his-
toriques et médicales. 176 pages. París, 1859.) habría sido fundado en 1436, mientras que Gó-
rriz indica que fue fundado por testamento de don Sancho Velázquez de Cuéllar, otorgado en
13 de febrero de 1489, en el que disponía: “la casa que yo tengo en Valladolid a Trenería, según
que ahora la poseyo o poseyere al tiempo de mi muerte sea hecha hospital, para que en él se re-
cojan las personas que carezcan de seso o juicio natural, pero no para la vejez, que para estos
ya están fundadas otras casas de Misericordia”.(Górriz, 1936: 245.) Véase también Conde y cols.
1994. Sin embargo el error más curioso del articulo de Bassoe es la creación de un nuevo per-
sonaje: “Juan de Dios Huarte y Navarro” híbrido de Juan Ciudad Duarte, fundador de la Or-
den de San Juan de Dios y el navarro de la merindad de Ultrapuertos, Juan Huarte de San Juan.
A este “nuevo” personaje atribuye los méritos fundacionales de Juan Ciudad y la obra escrita
de Juan Huarte de San Juan “Examen de ingenios para las ciencias”. Bassoe, P. 1945. 101: 733.
12
Paniagua, J.A..”La psicoterapia en las obras médicas de Arnau de Vilanova”. En Studia
Arnaldiana. Trabajos en torno a la obra médica de Arnau de Vilanova. C. 1240-1311. Barcelo-
na, 1994: 423-437.
13
Bassoe, 1945. 101: 735.
14
“Horrorizado por las burlas y crueldades de que eran objeto los locos en Granada, se
finge en 1.537 perturbado y logra que le encierren, para conocer mejor sus necesidades. Reci-
be durante cuarenta días los implacables golpes y torturas con que los loqueros pretendían vol-
verle a la razón, justificando el terrible y popular adagio; y, al fin, tras muchas vicisitudes, in-
flamado de caridad cristiana, funda un hospital en Granada, sostenido por limosnas y

29
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Francisco de Castro, primer biógrafo de San Juan de Dios15, cuenta que


las gentes de Granada al verle caminar tan humilde y contrito tras su con-
versión, le tomaron por loco y le llevaron al Hospital Real, fundado por los
Reyes Católicos. Allí según refiere el cronista: “aunque a los principios pro-
curaron de hacelle algún regalo para ver que volviese en sí y no desfallecie-
se, como la principal cura que allí se hace a los tales sea azotes... atáronle
pies y manos, y desnudo, con un cordel doblado le dieron una buena vuel-
ta de azotes. Mas, como su enfermedad era estar herido del amor de Jesu-
cristo, porque por su amor le diesen mas azotes y le tratasen peor, les co-
menzó a decir de esta manera: ¿por qué tratáis tan mal y con tanta crueldad
a estos pobres hermanos míos, que están en esta casa de Dios en mi com-
pañía?, ¿no sería mejor que os compadeciésedeis dellos y de sus trabajos y
los limpiásedeis y diésedeis de comer con más caridad y amor que lo ha-
céis, pues los Reyes Católicos dexaron para ello cumplidamente las rentas
que era menester? Pues como los enfermeros oían esto, pareciéndoles loco
malicioso, y deseándole curar de lo uno y de lo otro, añadían a la discipli-
na recios azotes, más que a los otros que solo estimaban por locos”16.
Andrés Piquer (1711-1772) estudió la melancólico-manía que pa-
decía Fernando VI probablemente basándose en los conceptos del mé-
dico romano del siglo I d.C., Areteo de Capadocia17,18.
Durante los siglos XVI al XVIII en varios países europeos se procede
al “gran encierro” de los locos con otros marginales y la asistencia psi-
quiátrica atraviesa sus horas más bajas19.

donativos, y con su ejemplar conducta da origen a una Orden dedicada exclusivamente a la


asistencia de enfermos y locos, cuyos establecimientos múltiples, extendidos después por todo
el mundo, son modelo en su género, llenando una imperiosa necesidad, que la inepcia oficial
ha dejado sentir en todo tiempo”. Górriz, M. 1936. 44: 246.
15
Para conocer detalles sobre la vida y obra de San Juan de Dios puede consultarse Polai-
no-Lorente y Avila de Encío, 1992: 15-49.
16
Gracia Guillén, D. 1982: 8.
17
Alexander & Selesnick, 1970: 151.
18
Bassoe, P. 1945. 101: 735.
19
“No fue por alguna conjura de los Poderes sino porque quedaron atrapados en la espi-
ral del encierro de mendigos, los locos, en número por lo demás harto modesto, comenzaron
a poblar las casas de detención a partir del siglo XVI, en compañía de otros desviados sociales o
médicos: libertinos, prostitutas, enfermos venéreos, sarnosos y otros “contrahechos”. Así pues,
no es posible estudiar el internamiento de los insanos (que es como se les llamaba las más de
las veces) aislándolos de este contexto, so pena de dar al fenómeno-locura una importancia de
la que carecía indudablemente en la época”. Postel y Quétel, 1993: 100.

30
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

La multiplicación de los vagabundos debido a las miserias de la


época y al aumento de la población residente en núcleos urbanos, in-
crementó las medidas de control que ya existían desde mucho tiempo
atrás, como la condena de la mendicidad de los vagabundos válidos en
el Código de Teodosio de 382 y en una Capitular de Carlomagno.
La reorganización de la caridad se produce por medio de la selec-
ción de los pobres buenos –válidos– y malos –inválidos– y entre ellos
aparecen, tanto en el circuito penal como en el hospitalario, los de-
mentes, que son un número reducido, tanto por sus características
–con frecuencia incurables y difíciles de manejar– como por su “proce-
so de selección”, ya que en la mayoría de los casos, estos enfermos con-
vivían con sus familias o en sus lugares de nacimiento en los núcleos ru-
rales y sólo una conducta inaceptable socialmente por su violencia o
criminalidad, podía sacarles de su medio para ser aislados en hospita-
les, en general superpoblados.

La asistencia psiquiátrica en diferentes países


La creación de los hospitales para pobres encerrados, en la ciudad
de París el año 1611 y el establecimiento en 1614 del Hospital General
de Lyon, destinado al mismo fin, son considerados los primeros inten-
tos para encerrar a los pordioseros.
El edicto de 1656, por el que se fundó el Hospital General de París,
considerado por Foucault20 el edicto del “Gran Encierro”, con la inten-
ción de establecer el orden público en una ciudad que había crecido de-
masiado, sea quizá el hecho que marca el inicio de una serie de dispo-
siciones para prohibir la mendicidad y ordenar el encierro de los
vagabundos válidos.
El fracaso de los hospitales generales en Francia, que fueron a la
bancarrota por problemas económicos debido a que se llenaron de in-

20
Michel Foucault considera en su Tesis doctoral, (Folie et déraison-Histoire de la folie à
l´âge classique. París. 1961.) que la locura es reducida al silencio mediante el gran encierro que
comenzará con la fundación del Hospital General de París en 1656. Versión española ver Fou-
cault, 1976. En España la misma situación ha sido tratada por Alvarez-Uría en Miserables y lo-
cos. 21-63. Alvarez-Uría. 1983. Foucault trata también sobre este tema en otras obras. Véase
Foucault 1979, 1981 y DEBATE Stone-Foucault. 1984.

31
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

válidos “muertos de hambre”, no sirvió para mejorar la asistencia a los


dementes, ya que el número de ellos acogidos, osciló entre el 5 y el 10%
de la población de estos hospitales y no permite hablar de “Gran En-
cierro” de los enfermos mentales, ya que con una población en Francia
de 20 millones de personas, el que se alojaran en ellos poco más de un
millar de insanos no parece suficiente para establecer esa denomina-
ción.
El siglo XVIII traerá dos multiplicadores en Francia para el ingreso
de los pacientes mentales: las órdenes de arresto y las prisiones.
A pesar de ser un instrumento del poder y sufrir un incremento ver-
tiginoso en su utilización para conseguir la detención y encarcelamien-
to de individuos perturbadores, son las familias las que, de hecho, apa-
recen a todo lo largo del siglo XVIII como principales peticionarias de
más del 90% de las órdenes de arresto. Proporciones tan elevadas, nos
permiten dudar de la existencia de conjuras por parte de los poderes
públicos.
La orden de arresto, debido a las indagaciones administrativas que
debían efectuarse para el internamiento del correspondiente individuo
“... se nos manifiesta paradójicamente como una garantía contra la ar-
bitrariedad de las familias y de las municipalidades que habían adqui-
rido el hábito de llegar a un arreglo con los directores de las cárceles pa-
ra recluir en ellas a sus enfermos, sin más formalidad que el acuerdo
acerca del precio de la pensión”21.
Debido a la carencia crónica de locales correccionales, el poder Re-
al alentó a las comunidades religiosas para que funcionasen como re-
clusorios, con tanto éxito, que al final del siglo XVIII de los más de me-
dio millar de reclusorios, que iban desde la decena hasta el centenar de
plazas, dos tercios pertenecían a las comunidades religiosas.
Otro incentivador del encierro fueron los asilos. Tras el fracaso de
los hospitales generales, bajo el reinado de Luis XV por declaración real
del 3 de agosto de 1764 y el decreto del Consejo de Estado de 27 de oc-
tubre de 1767, se instituyó en cada cabecera de cada generalidad un asi-
lo, colocado bajo la autoridad de un intendente.

21
Postel y Quétel, 1993: 106.

32
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

Los insanos constituían entre el 10 y el 20% de la población de los


asilos y se quedaban más tiempo que el resto de detenidos que tenían
una rotación más rápida estimada entre seis meses a un año, cuando no
morían, alcanzando el 40% de mortalidad en algunos establecimientos22.
Los problemas médicos de los indigentes sirvieron para que el Es-
tado comenzase a legislar en estas áreas. El establecimiento Saint Mary
of Bethleem, más conocido por Bedlam, alojó enfermos mentales desde
1403. Hasta 1770 estaba abierto a la curiosidad del público previo pa-
go de la correspondiente entrada y los enfermos podían ser vistos como
animales de un parque zoológico. En él se utilizaba principalmente el
tratamiento con medios coercitivos.
Posteriormente se fueron construyendo hospitales recurriendo a la
suscripción pública durante todo el siglo XVIII. El más famoso fue el de
Saint Luke en 1750, en Londres, uno de cuyos fundadores, William Ba-
tie escribió el “Tratado sobre la locura” precursor en la enseñanza de la
psiquiatría clínica. También se construyeron asilos privados con animo
de lucro. Entre los unos y los otros se encontraba el Retiro de York,
fundado por el cuáquero William Tuke23 que sirvió para dar un salto
cualitativo en el tratamiento de los enfermos mentales, mediante la

22
“Atrapados una vez más en la espiral del encierro de los vagabundos, los insanos de los
asilos, más que los de las demás prisiones, cuyas familias deben pagar pensiones frecuentemente
considerables, constituyen el contingente irreductible que la Revolución y el Imperio dejaron
en los asilos, donde los mantuvieron, esperando a que la ley de 1838 pusiera fin por último a
más de dos siglos de confinamiento carcelario”. Postel y Quétel, 1993: 109.
23
William Tuke (1732-1822) fue el primer representante de una dinastía que comprende
cuatro generaciones y durante un siglo desempeñó un importante papel en la psiquiatría in-
glesa, inspirándose en el ideal filantrópico de los cuáqueros. A consecuencia de la muerte de
una mujer en extrañas condiciones en el asilo de alienados de York, el año 1791, decidió hacer
todo lo posible para crear un asilo más humanitario. Fundó en York el 11 de mayo de 1796 un
asilo para treinta enfermos bajo los nuevos patrones asistenciales. Para subrayar su función de
acogida se aceptó el nombre propuesto por la esposa de su hijo mayor Henry de nombre Mary,
que lo denominó York Retreat (Retiro). Su director fue un cuñado de W. Tuke, Timothy Maud,
que falleció poco después y al que sucedió el propio Tuke durante un año, para dejar poste-
riormente su lugar a George Jepson, aunque siguió siendo tesorero hasta la edad de 87 años. Su
primer médico fue Thomas Fowler (1736-1801), clínico de York, que hasta entonces jamás se
había interesado en las enfermedades mentales. El York Retreat alcanzó fama mundial, siendo
la base de su terapéutica el Tratamiento Moral. Aunque el empleo de cadenas estaba proscrito,
no se suprimieron completamente los métodos de contención y se aceptó el uso de los cintu-
rones de cuero y el confinamiento en una habitación para proteger al enfermo y a sus compa-
ñeros.

33
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

aplicación del Tratamiento Moral similar al realizado por Pinel en Fran-


cia o Chiarugi en Italia. Después de la publicación de la “Descripción
del Retiro” de Samuel Tuke (1813), el Tratamiento Moral se hizo fa-
moso en toda Inglaterra.
Años más tarde, en 1828, se aprobó una ley para regular el trata-
miento de los enfermos mentales. La locura era considerada una enfer-
medad y el Tratamiento Moral se encontraba entre la terapéutica mé-
dica. Gardiner-Hill y Connolly fueron los precursores del sistema
denominado “Non-restraint” cuyo objetivo era tranquilizar al enfermo
agitado sin emplear procedimientos de contención mecánica, prodi-
gándole cuidados “especiales” como podían ser la limpieza, vestidos
idóneos, atención y paciencia. Las cuestiones de psiquiatría legal en re-
lación con los criminales alienados aumentaron después de la enuncia-
ción por J.C. Prichard del concepto de “locura moral”.
Como ha sucedido más tarde en otras ocasiones, algunos psiquia-
tras con poca satisfacción por la práctica de la psiquiatría del asilo, co-
mo Henry Maudsley, intentaron aplicar la fisiología, la psicología y
otras ciencias, a la actividad psiquiátrica. Este médico donó dinero pa-
ra la construcción del hospital que lleva su nombre y que es conocido
internacionalmente.
La unificación política de Italia no se produjo hasta 1861. La pe-
nínsula italiana estaba dividida hasta entonces en varios estados con di-
ferentes normativas, de los cuales, solo la Toscana tenía una ley psi-
quiátrica promulgada el 2 de agosto de 1838, que había sido copiada de
la ley francesa de 30 de junio de ese mismo año. En 1904 se produjo la
promulgación de la primera ley nacional sobre asilos de alienados.
Como en otros países, se pasó de la atención a los enfermos entre
vagabundos y delincuentes a la idea del tratamiento médico de la en-
fermedad. Los enfermos graves se siguieron atendiendo en los hospita-
les generales y se procedió a la institucionalización de los enfermos cró-
nicos en hospitales que se fueron construyendo durante los siglos XVIII
y XIX. El procedimiento de su creación, basado en las ideas ilustradas de
los monarcas, fue similar al empleado en otras regiones: utilización de
conventos y otros edificios que pronto alcanzarían limitaciones de uso.
El médico estaba subordinado al poder económico y no llegaría a de-
tentar el cargo de “director” hasta la segunda parte del siglo XIX.

34
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

En el siglo XIX la psiquiatría en Italia pasó a ser considerada como


una ciencia médica más, partiendo desde una orientación orgánico-me-
canicista. Los descubrimientos de Broca, el cerebralismo planteado por
Chiarugi, la frenología de Gall y las investigaciones anatómicas, permi-
tieron que los psiquiatras pudieran presentarse como auténticos espe-
cialistas científicos y reclamaran el poder en las decisiones para el tra-
tamiento de la locura. Todo ello puede encuadrarse dentro de lo que
podemos considerar como la Psiquiatría de la Ilustración.
En la actual Alemania, durante el siglo XVIII, los monarcas constru-
yeron escuelas y talleres para acoger a los asociales y a los enfermos
mentales. Hasta el final del siglo XIX la asistencia se hacía con cargo a
los Ayuntamientos o a las Fundaciones.
Después de las guerras napoleónicas, el Estado fue tomando con-
ciencia de su responsabilidad, de forma que en 1805 se construyó en
Bayreuth un hospital para enfermos mentales y a partir de esta fecha se
fueron creando instituciones psiquiátricas en castillos y conventos. J.
Ch. Reil24 fue probablemente el psiquiatra romántico más influyente.
Planeó dos tipos de establecimientos públicos para enfermos mentales:
unos para el cuidado e internamiento de locos incurables y otros para
tratar a los locos curables.
Estos hospitales se situaron fuera de las ciudades para que los en-
fermos estuvieran en contacto con la naturaleza. El primero fue el asi-
lo de Schlesnig, fundado en 1820. Reil propuso que tuviesen un máxi-
mo de 150 plazas pero a mediados del S. XIX duplicaban ese número.
El más grande, inaugurado en Kleve en 1911 podía albergar a 2.200 en-
fermos. Durante el S. XIX se abrieron 279 hospitales psiquiátricos, de
los cuales 254 eran de nueva construcción y florecieron los centros pri-
vados, de manera que entre los años 1840 y 1869 se crearon 106.

24
Johann Christian Reil nació el 28 de febrero de 1759 en Rhanden, Frisia Oriental. Es-
tudio medicina en Gotinga y en Halle. Obtuvo su título en 1782 y después de cinco años de
ejercicio fue nombrado profesor en la Universidad de Halle. En 1803 publicó “Rapsodias sobre
la aplicación de los métodos de terapéutica psíquica a los trastornos mentales”, en el que pasó
revista a los medios físicos, químicos y psicológicos capaces de corregir los trastornos mentales,
tanto si recurren al placer como al dolor, a la recompensa o al castigo.

35
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Finalmente las instituciones terminaron por ser mixtas, idea que


preconizó Von Gudden25 atendiendo tanto a pacientes curables como a
incurables.
Los tratamientos estaban en función de la orientación de los psi-
quiatras. Los románticos como J. J. Langermann, J. Ch. Reil y J. Ch.
Heinroth26, llamados “psiquistas”, utilizaron con más frecuencia proce-
dimientos que amedrentaran al paciente, como las camas y sillas gira-
torias, duchas, baños, etc. mientras que los somaticistas emplearon cre-
mas necrosantes en el cuero cabelludo, sangrías, privación de
alimentos, opio, bromuros, hidrato de cloral, amileno y paraldehído.
Von Gudden y L. Meyer fueron los propagadores del “Non-res-
traint System” y los cambios producidos por este enfoque del trata-
miento animaron a los psiquiatras, entre los que figuró W. Griesinger27,
introductor de la psiquiatría clínica en la universidad, a recomendar la
creación de colonias agrícolas inspiradas en Gheel y otras experiencias

25
Johann Bernhard Aloy Von Gudden nació en Clèves el 7 de junio de 1824. Estudió en
Bonn, Berlín y Halle en donde presentó su tesis en 1848. En 1869 dirigió la clínica de Burghölz-
li en Zurich en donde enseñó Psiquiatría y posteriormente en 1872 dirigió el asilo de la Alta
Baviera en Gabersee y la cátedra de Psiquiatría de Munich. Le confiaron el cuidado de Luis II
de Baviera y en el castillo de Neuschwanstein su real paciente le mató el 13 de junio de 1886,
suicidándose después. Contribuyó a la publicación de Archivos de Psiquiatría y entre sus dis-
cípulos estuvo Emil Kraepelin, del que uno de sus trece hijos fue mas tarde ayudante.
26
Johann Christian Friedrich August Heinroth nació el 17 de enero de 1773 en Leipzig.
Estudió medicina en Viena, regresando más tarde a su ciudad, en donde fue nombrado profe-
sor de la Universidad en 1.812 y en la cual murió el 16 de febrero de 1843. Escribió varias obras
de psicopatología, antropología y medicina “psicocriminal”. Por su austera formación luterana
utilizó terminología religiosa en sus obras lo que le llevó a ser ridiculizado por algunos. Sin em-
bargo si se sustituye la noción de pecado por culpabilidad sus obras adquieren un aspecto di-
ferente. En sus obras prefigura el super-yo freudiano.
27
Wilhelm Griesinger nació en Stuttgart el 29 de julio de 1817. Estudió medicina en Tubinga
y Zurich, leyendo su tesis sobre la difteria en 1838. Tuvo una actividad itinerante que le llevó a Win-
nenthal, Tubinga, Kiel y El Cairo en 1850, en donde fue director del Consejo de Sanidad y médico
personal del jeque Abbas-Pachá. Volvió a Alemania en 1852, en 1854 obtuvo la cátedra de clínica
médica de Tubinga y se dedicó al hospital de idiotas de Mariaberg. En 1860 aceptó la cátedra de clí-
nica médica de Zurich y la dirección de la clínica psiquiátrica universitaria de Burghölzli, de la que
fue el primer titular. Posteriormente prosiguió con la enseñanza en la cátedra de clínica médica en
la Universidad de Berlín. Murió el 26 de octubre de 1868. Pese a ser considerado un “organicista”
admitió el papel de los conflictos internos y de la represión de las ideas y de los sentimientos. De-
fendió la idea de la analogía entre la ensoñación y los trastornos mentales, que permiten la reapari-
ción de sentimientos reprimidos. Su principal obra “Die Pathologie und Therapie der psychischen
Krankheiten” publicada en 1845 fue traducida a varios idiomas y conoció varias ediciones.

36
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

francesas. El establecimiento más importante de estas características se


fundó en 1867 en Renania Westfalia y se destinó a los epilépticos, aun-
que luego recibió a otros enfermos mentales, imbéciles y toxicómanos.
Los principios legales de admisión y reclusión no se basaron en una re-
glamentación precisa durante el siglo XIX, y no estuvieron disponibles hasta
la ley de 23 de mayo de 1949 que obligó a los Estados Federales a emitirlos.
El emperador Francisco José I, influido por las ideas del Siglo de las
Luces, ordenó en 1780 a su médico personal V. Quarin que planificase
la Torre de los Locos de Viena y la Casa de Orates de Praga. En el res-
to del país los locos fueron atendidos en celdas adaptadas en los hospi-
tales locales.
La Torre de los Locos inaugurada en 1789 tenía un sistema circular
de celdas con corredores transversales interiores reservados a servicios
médicos y patios interiores como lugar de reposo. Al aumentar las ne-
cesidades, y basándose en que la naturaleza sería saludable para los en-
fermos, se creó en 1816 un establecimiento con cuarenta camas en las
afueras de Viena y más tarde otro que podría recibir a 280 enfermos.

La torre de los locos de Viena en la actualidad. Fotografía del autor.

37
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

B. Goergen y M. Von Viszanick fueron los médicos jefes más des-


tacados de la Torre de los Locos. Goergen consideró que la Torre no
reunía las condiciones necesarias y fundó un centro privado en 1819,
en el que se trataba a los enfermos según sus aficiones como la equita-
ción, los naipes, el billar o la música.
Viszanick suprimió en 1839, 1.500 Kgs. de cadenas en la Torre de
los Locos y creó en 1851 una fundación de asistencia para los enfermos
que habían sido dados de alta en el establecimiento.
El centro que sustituyó a la Torre de los Locos comenzó a planifi-
carse en 1820; Viszanick visitó los establecimientos de Alemania, Suiza
y Francia en 1843. El año 1853 se abrió un manicomio para 700 enfer-
mos ubicado en un extenso parque, que contaba con salas de ergotera-
pia. Los trabajos realizados para la construcción del manicomio que
sustituiría a la Narrenthurm pueden apreciarse en un trabajo de Jetter28
que incluía proyectos en “X”, “Y” y “Z”.
En la segunda mitad del siglo XIX se crearon numerosos estableci-
mientos. El último se construyó de acuerdo con el sistema de puertas
abiertas.
La admisión, que precisaba de certificado firmado por el médico
funcionario de la circunscripción correspondiente, se regulaba por de-
cretos de la policía. El médico jefe del establecimiento debía comuni-
car en casos de urgencia la admisión al tribunal regional en un plazo de
24 horas.
Los Estados Unidos de América a finales del siglo XVIII contaban
con una población de colonos muy dispersa y la construcción de esta-
blecimientos para enfermos mentales no entraba dentro de sus objeti-
vos prioritarios.
La protección de la población de los posibles desmanes cometidos
por los enfermos mentales se confiaba a un responsable de la comunidad
que debía impedir tanto los abusos contra el enfermo como evitar los po-
sibles daños a personas y bienes que el enfermo pudiera producir.

28
Jetter, D. 1982.

38
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA ANTERIOR AL SIGLO XVIII

El primer hospital con celdas destinadas a recoger a los locos indi-


gentes se construyó como consecuencia de una petición efectuada por
Benjamín Franklin en 1751. Algo más tarde, en 1773 se inauguró en
Williamsburg, Virginia, un asilo destinado a los locos, que tenía muy
pocas admisiones, lo que obligó a hacer publicidad para encontrar en-
fermos. En 1840 bajo la dirección de John M. Galt este establecimien-
to se ajustaba a las normas de funcionamiento de los hospitales menta-
les europeos, con 250 personas ingresadas en pabellones dispuestos de
forma paralela según las modernas tendencias constructivas.
Como en otros países, se comenzaron a construir hospitales para lo-
cos, sacándolos de las cárceles y hospicios cuando se vieron repletas y
en las que los enfermos no recibían cuidados. Antes de comenzar el si-
glo XIX ya había 200 hospitales y con el impulso posterior a la guerra ci-
vil se consiguió que en el decenio de 1870, todos los estados de la
Unión excepto dos, tuvieran al menos un gran hospital para alienados.
Los reformadores americanos del siglo XIX se distinguían por su
confianza en el ambiente hospitalario como instrumento de progreso
para los enfermos de todas las clases sociales y en el seno de la comu-
nidad internacional de reformadores de asilos los norteamericanos de-
fendían la creencia en las causas sociales de la enfermedad mental.
Los asilos fundados en los Estados Unidos en la primera mitad del
siglo XIX se caracterizaban por tres principios generales que tuvieron su
influencia durante muchos años:
1) Los hospitales contaban con fondos privados y públicos y tenían
prevista la admisión de diferentes clases de enfermos.
2) Se empleaba el tratamiento moral, lo cual justificaba el aisla-
miento de los enfermos potencialmente curables y favorecía el
confinamiento.
3) Pese a las muchas resistencias existentes, la administración del
hospital y de los enfermos se confiaban casi siempre a los direc-
tores médicos.
Los criterios de admisión eran económicos y psiquiátricos. Los tri-
bunales y otras instancias externas daban el veredicto de ingreso. De es-
ta forma se garantizaba la preferencia para el loco más furioso en el ca-
so de falta de plazas. Las protestas sobre detención ilegal trajeron leyes

39
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sobre la libertad personal en todos los estados. Se produjeron debates


sobre la curabilidad potencial de la locura, animados por Pliny Earle29
y se fundaron hospitales que servirían de depósitos para los enfermos
incurables.
En 1847 Amariah Brigham defendía el Tratamiento Moral para la
locura y recomendaba la aplicación de la estadística en el estudio de la
enfermedad mental30.

29
Earle P. 1851. (1994).
30
Brigham A. 1847 y 1849. (1994)

40
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA
DE LA ILUSTRACIÓN
El año 1780 marcó un hito en la historia de la asistencia sanitaria
en Francia con la voluntad por parte del gobierno de hacerse cargo de
la asistencia hospitalaria. Se visitaron e inspeccionaron cárceles y hos-
pitales y se iniciaron diversas reformas. Este movimiento de reforma
dio origen a la redacción por parte de Colombier31 y Doublet32 de la Ins-
tructión sur la manière de gouverner les Insensés, et de travailler à leur gué-
rison dans les Asyles qui leur sont destinés; documento de 44 páginas fe-
chado en 1785, difundido en todos los hospitales del reino, que fue
propuesto por el Gobierno para “aprovechar las luces adquiridas” y
“protegerse contra los abusos y los prejuicios”. Lo esencial de ello era

31
Jean Colombier nació el 2 de diciembre de 1736 en Toul. Hijo del cirujano mayor de
esa guarnición. Estudió en los jesuitas de BesanÇon y fue el cirujano mayor de un regimiento
de caballería. Presentó su tesis en Douai en 1.765 y después en París en 1767. En 1780 Necker
le nombró inspector general de los hospitales civiles y de las prisiones, y en virtud de ello el go-
bierno, a instancias de Luis XVI, le encargó, junto con Francois Doublet, inspector adjunto, re-
dactar la “Instruction” en 1785. En ella Colombier se reservó la primera parte, más breve, que
toca todos los problemas materiales y humanos que plantea la organización de la asistencia a
los alienados y que definió los principios que presidieron la edificación de los asilos “modelo”
que se erigieron en Francia en el siglo XIX. Proclamó que “a los seres más débiles y desdichados
es a quienes debe la sociedad la más acusada protección y el máximo de cuidados”.
32
Francois Doublet nació el 30 de julio de 1751 en Chartres. Acabó sus estudios jurídicos
en 1772 y se dedicó a la medicina. Presentó su tesis en 1778. Trabajó en el hospital Necker, un
hospicio en Vaugirard y se encargó de un servicio de enfermedades venéreas antes de pasar a
ser inspector adjunto de los Hospitales Civiles y de las Prisiones del Reino. En 1794 se le con-
fió la cátedra de patología interna en la École de Santé de París pero murió unos meses más tar-
de. Doublet se encargó de la segunda parte de la “Instruction” aunque jamás tuvo ocasión de
ocuparse de esta clase de enfermos.

43
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

que no bastaba con recluir a los insanos, sino que se les debía dar tra-
tamiento. Para ello, los establecimientos debían dotarse de dos tipos de
locales: unos para el tratamiento y otros para la contención. En el pri-
mer caso era preciso disponer de salas para las diferentes clases de locos.
Aparece la noción de sala de clasificación o departamento, una para los
imbéciles, violentos, tranquilos y otra para los que parecen estar en el
camino de curación. Esta clasificación se fundaba en la noción de “con-
tagio nervioso” que incluso podía alcanzar a los más sanos. Los cuida-
dores parecían tener especial riesgo. Cada departamento constaba de
un conjunto de habitaciones en un solo piso, alrededor de un patio y
con una galería cubierta. En el centro del patio había un edificio para
los baños, así como salas para la administración de las purgas y las san-
grías que eran elementos imprescindibles del tratamiento. En el con-
junto de habitaciones se situaban las salas de día y las celdas individua-
les para la noche. La utilización de mucha agua e higiene y una dieta
alimenticia rigurosamente preparada fueron algunos de los principios
fundamentales de la “Psiquiatría Ilustrada”.
En 1791 Daquin33, en su obra La Philosophie de la Folie34 expuso
en Francia los principios de lo que se convertiría en el Tratamiento
Moral.
En la Instructión y en la Philosophie estaban contenidos los prin-
cipios del asilo terapéutico que sería defendido a comienzos del siglo
XIX por los alienistas más importantes, en especial por Pinel y Es-
quirol.

33
Joseph Daquin, nació el 14 de enero de 1732 en Chambéry y falleció en 1815. Estudió
medicina en Turín graduándose en 1757. Tras pasar por las facultades de Montpellier y París,
volvió de nuevo a su ciudad en 1762. En 1768 fue nombrado médico del hospicio de Cham-
béry y en 1.788 médico del hospital de incurables. Tres años más tarde publicó su Philosophie
de la folie, où l´on prouve que cette maladie doit plutôt être traitée par les secours moraux que par
les secours physiques, et que ceux qui en sont atteints éprouvent d´une manière non équivoque l´in-
fluence de la lune.
34
Versión española, Daquin, 2000.

44
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

El Hospital de la Salpêtrière en la actualidad. Fotografías del autor.

45
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El nacimiento de la psiquiatría moderna suele asociarse a la retira-


da de las cadenas por Pinel35 y la escena se recoge en el cuadro de Ch.

35
Philippe Pinel (1745-1826) ha sido considerado el fundador de la Psiquiatría en Francia
y puede ser el precursor de la reglamentación psiquiátrica, que encontró su expresión definiti-
va en la ley promulgada en Francia en 1838. Nació en Jonquières, cerca de Castres (Tarn) en
una familia de médicos. Estudió medicina en Tolosa, en donde se graduó doctor el 21 de di-
ciembre de 1773 a los 28 años de edad. Después de diferentes vicisitudes en las que ejerció de
periodista, llegando a asumir la dirección de la Gazette de Santé en 1784, comenzó a tratar en-
fermos mentales en 1786 en el manicomio de Belhomme, reservado a pacientes adinerados. Se
hizo nombrar, gracias a su relación con Thouret, médico del hospicio de Bicêtre, en el que per-
maneció desde el 11 de septiembre de 1793 hasta el 29 de abril de 1795. Allí observó el trabajo
del celador Pussin. Pinel, “convencido de las valiosas ventajas del gobierno interior introduci-
do y estrictamente observado entre los insanos de Bicêtre por el ciudadano Pussin” lo llevó con-
sigo a la Salpêtrière y allí fue su más eficaz colaborador desde el 19 de mayo de 1802 hasta la
muerte de Pussin el 7 de abril de 1811, y comprendió la importancia del tratamiento moral en
su dimensión institucional. Profesor adjunto de física médica y de higiene en la nueva Escuela
de Salud de París en 1794, al año siguiente fue catedrático de patología médica y desde el 13 de
mayo de 1795, médico jefe en la Salpêtrière en donde permaneció hasta su muerte. Recibió en-
tre sus primeros poseedores la Legión de Honor creada por Napoleón, que le nombró “Médi-
co consultor del Emperador” en 1805. Fue destituido en 1822 y los años finales de su vida se
vieron ensombrecidos por ello y por los problemas planteados por los despilfarros de sus hijos
Scipión y Charles. Falleció el 25 de octubre de 1826 a causa de una demencia arteriopática.
Pinel destacó como nosógrafo y clínico. Se inspiró en Cullen (1710-1790) para la realiza-
ción de su obra Nosographie philosophique ou Méthode de l´analyse appliqué à la mèdecine, apa-
recida en 1798. Se apoyó en el método analítico aportado por los naturalistas como Linneo y
por anatomistas comparados como Cuvier. En su obra Traité médico-philosophique sur l´aliéna-
tion mentale, cuya primera edición se centró sobre la manía, reconocía que las causas de la en-
fermedad mental eran o bien “predisponentes” –en gran parte hereditarias– o bien “ocasiona-
les”, concediendo importancia a los acontecimientos traumáticos. No creyó sin embargo en la
organogénesis cerebral directa. Consideró que los trastornos mentales eran consecuencia de
afecciones viscerales, provocadas por las emociones y las pasiones.
En la segunda edición de su obra Traité Médico-philosophique de 1809 su clasificación de
las enfermedades mentales se realizó de acuerdo con el comportamiento, desde las perturba-
ciones más ligeras a las más graves.
Ejerció una gran influencia en la organización del tratamiento de los alienados. Desarro-
lló el tratamiento moral y se interesó por la reglamentación psiquiátrica de la institución hos-
pitalaria a la que se denominó “asilo”.
Demostró la importancia de las relaciones en el seno de la familia y el resto de relaciones
interpersonales en el desencadenamiento, la persistencia y el agravamiento de la enfermedad
mental. Hizo hincapié en la disciplina, la regulación de la vida de los enfermos, su clasificación
rigurosa y el aislamiento de los más peligrosos. Insistió en la necesidad de la participación del
médico en la administración de los hospitales psiquiátricos. Concedió una importancia relati-
va a los tratamientos medicamentosos. El médico alienista tenía que ser ante todo un director
y organizador. El fue, con la intermediación de su discípulo Esquirol, el verdadero precursor
de la formalización de la reglamentación psiquiátrica, que encontró su marco legal definitivo
en la ley francesa de 30 de junio de 1838.

46
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

Muller con los alienados de Bicêtre o en el de T. Robert-Fleury, en el


que aparecen las locas de la Salpêtrière. Ambas pinturas han sido am-
pliamente difundidas reduciendo a este gesto filantrópico la importan-
cia de la obra de Pinel, cuando su aportación fue la consideración del
loco como “insano”, y el descubrimiento del Tratamiento Moral, que
se dirigía a tratar el espíritu del enfermo que no había perdido total-
mente la razón y que por tanto mantenía una posibilidad de comuni-
cación.
Este nuevo enfoque de la locura, que tuvo repercusión en filóso-
fos como Hegel o escritores como Stendhal, permite por tanto el tra-
tamiento del enfermo mental. El loco ya no se queda aislado en su
celda sino que accede a una convivencia con otros, en un espacio de
encuentro, el asilo, que ya no es concebido solamente como sitio de
encierro y exclusión. Volverá a esa función con el paso del tiempo,
cuando el Tratamiento Moral fracase en el intento de tratar de “razo-
nar” con la “parte sana del yo” del loco. De esa forma se cambiará la
persuasión por medio del “razonamiento” por la intimidación y el re-
forzamiento de la autoridad del médico que ostenta todos los pode-
res en la institución.
La novedad del Tratamiento Moral, parecía que iba a cambiar sig-
nificativamente la situación de los alienados porque: “...se les habla con
amabilidad, se compadece uno de sus males y se les dan esperanzas con-
soladoras de que habían de tener una suerte más afortunada”36,pero ter-
minó reforzando firmemente la autoridad de médicos y cuidadores, al
indicar que era preciso saber cómo inspirar temor en el alienado, in-
cluso, en caso de necesidad “con un aparato capaz de asustar”. Si bien
la “represión” no debía tener el carácter de arrebato o rigor arbitrario y
sólo se emplearía con una fuerza proporcional al grado de resistencia
sin que el médico en ningún caso renunciase a su poder. Poder que no
debía de ser compartido, para lo cual el alienista necesariamente –un

36
Pinel, Ph. “Recherches et Observations sur le traitement moral des aliénés”. Memoria
dedicada a la Société Médicale d´Émulation. p. 228. Citado por Postel, J. y Quétel, C. 1993:
147.

47
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

personaje temible e inatacable– precisaba según Foderé37, ser dueño de


“un físico hermoso. un físico noble y masculino”, y añadía: “es, en ge-
neral una de las primeras condiciones para tener éxito en nuestra pro-
fesión”. Haciendo nuevas precisiones sobre las características de este
alienista ideal: “Cabellos castaños o blanqueados por la edad, ojos vi-
vos, aspecto orgulloso, miembros y pecho que muestren fuerza y salud,
rasgos salientes, voz fuerte y expresiva: tales son las formas que causan
en general un gran efecto sobre esos locos que creen estar por encima
de los demás”.
También se permite dar a conocer las características que debe tener
el enfermero psiquiátrico: “hay que buscar en el vigilante de los insanos
una estatura de cuerpo bien proporcionada, músculos llenos de fuerza
y vigor, un continente orgulloso e intrépido ... una voz cuyo tono sea
fulminante cuando resulte ser necesario, …pero su firmeza debe ir
acompañada de docilidad absoluta a las órdenes del médico”38.
Con esas cualidades destinadas a la neutralización de la locura, no
es de extrañar que la curación se consiguiera “rompiendo la voluntad”
del enfermo y “domándolo” un planteamiento alejado de la pedagogía
moral inicial de Pinel que trataba de “educar” al enfermo devolviéndo-
le la salud.
El fracaso del método llegó cuando los alienistas trataron de razo-
nar con sus enfermos para que expulsaran de su espíritu sus obsesiones
o ideas delirantes. Finalmente se produjo una aceptación de los límites
del Tratamiento Moral: la ocupación activa, el trabajo obligatorio, los
reglamentos de vida y la policía del establecimiento se convirtieron en
lo esencial de esos tratamientos morales. Ya no se dirigían a la parte sa-
na de la razón del alienado.

37
Francois Emmanuel Fodéré nació en Saint-Jean-de Maurienne en febrero de 1764 y fa-
lleció en febrero de 1835. Estudió medicina en Turín en donde se doctoró en 1787. Médico mi-
litar con las tropas francesas en Saboya, fue acuartelado en Marsella. Allí contrajo matrimonio
en 1793 y trabajó como agregado en el hospicio de alienados de la ciudad. Escribió varios li-
bros sobre la enfermedad mental, estando especialmente interesado sobre los problemas de la
responsabilidad de los alienados.
38
Fodéré F. E. Traité du délire appliqué à la médecine, à la morale et à la legislation. 1817:
230-234. Citado por Postel, J. y Quétel, C. 1993: 148.

48
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

La asistencia psiquiátrica
El cambio que supuso la asistencia al enfermo mental por parte de
aquellos psiquiatras “ilustrados” puede concretarse en dos puntos:
a) Consideración del loco como un enfermo que podía ser tratado
para devolverle la salud.
b) Tratamiento “moral”, mediante el aislamiento de su medio habitual,
donde se encontraba el origen de sus conflictos, internándole en el
asilo, concebido en su diseño y funcionamiento como instrumento
terapéutico, con separación de los enfermos en diferentes secciones.
El tratamiento incluía un trato amable y humanitario, empleo del
trabajo como medio educativo y rehabilitador, y disciplina, basada en
los reglamentos de la institución, en la cual el médico era la máxima au-
toridad y los enfermeros tenían un papel importante como agentes del
orden y delegados del poder del médico.
William Tuke, Vicenzo Chiarugi39 y Philippe Pinel, son reconocidos
como los inspiradores de la reforma psiquiátrica a comienzos del siglo XIX,
que produjo importantes modificaciones en el tratamiento de estos enfer-
mos. Una de las más importantes era que el médico convivía con los alie-
nados observando sus reacciones, su evolución y dando las directrices de ac-
tuación que iban a convertir los manicomios en instrumentos terapéuticos,
pasando el facultativo a transformarse, de simple médico, en especialista en
trastornos mentales.

39
Vicenzo Chiarugi nació el 20 de febrero de 1759 en Empoli, cerca de Florencia. Falleció
en 1820. Terminó sus estudios de medicina en Pisa en 1780 y en 1788 recibió la responsabilidad
de la atención a los alienados del hospital de San Bonifacio en Florencia. El reglamento que pro-
puso para el establecimiento contiene los grandes principios del tratamiento moral. En los años
1793-1794 aparecieron los tres tomos de su obra “Tratado de la locura” que fue empleado en Ita-
lia durante muchos años. También destacó en el estudio de la dermatología, siendo nombrado
profesor de dermatología y patología mental en la Escuela de Medicina de Florencia y posterior-
mente catedrático de fisiología, patología y materia médica. Su tratado estudia la enfermedad
mental por medio de un centenar de casos de los que 59 se hicieron con control autópsico. Se es-
forzó en relacionar las lesiones anatómicas y los trastornos intelectuales, considerando la locura
como la falta de equilibrio en la vitalidad de las diferentes porciones de los centros nerviosos, li-
gada a una alteración de la estructura física del cerebro. En lo referente al tratamiento, sus prin-
cipios esenciales fueron: respetar al insano como individuo, evitar el recurso a la fuerza, limitar al
máximo las duraciones de la contención y proscribir el uso de cadenas, estimular la actividad de
los enfermos y exigir en el asilo la presencia médica permanente.

49
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Hospital San Bonifacio de Florencia en el que Vicenzo Chiarugi comenzó en 1788 a poner
en práctica el tratamiento moral. Fotografía del autor.

Desgraciadamente la etiología de los trastornos mentales se desco-


nocía totalmente y por tanto, los medios terapéuticos fueron variando
en función de las ideas existentes respecto a la enfermedad mental y sus
posibilidades de curación.
Para López Piñero40, el Tratamiento Moral encontró su fundamen-
to en el pensamiento antropológico de Cabanis, que era el máximo re-
presentante médico de los “ideólogos” influidos por Condillac. Caba-
nis consideraba que había que incluir la moral entre las ciencias de la
naturaleza, ya que las cuestiones morales tenían que ser esclarecidas me-

40
López Piñero, J. Mª. y Morales Meseguer, J. Mª, 1966-67: 478.

50
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

diante el estudio de los fenómenos físicos. Permitió un sistema explica-


tivo de cómo ciertas impresiones morales tienen consecuencias patoló-
gicas en el cuerpo. Estas explicaciones fueron utilizadas por los segui-
dores del Tratamiento Moral.
Los cuidadores intentaban influir sobre el enfermo y convencerle de
que su actitud o sus ideas eran erróneas. A veces era necesario recurrir
a la intimidación o al engaño para tratar de sacar al enfermo de su
“error”. También era apropiado que adoptase una actitud educativa
frente al loco, para anular el desorden con una reestructuración de su
personalidad. En estas condiciones, el reglamento del establecimiento
es importante dentro del tratamiento, porque establece una normativa
que se debe cumplir para volver al enfermo a la normalidad. El médi-
co es el juez que dicta las leyes del establecimiento y las impone a veces
con procedimientos coercitivos que sirven para que el enfermo se ajus-
te a la realidad y pueda convivir con el resto de los ciudadanos.
Esto se conseguía por medio del aislamiento, sujeciones, inmovili-
zación, máquinas rotativas y máscaras. No existían muchos más medios
ni conocimientos para emplear otros recursos y aparentemente este ti-
po de actuaciones se prestaban a los posibles abusos por parte del per-
sonal cuidador, que como puede inferirse, en aquella época no debía te-
ner una formación especializada.
El médico se convierte en el personaje esencial del asilo detentando
todo el poder para decidir sobre los ingresos, distribución de los enfer-
mos y administración terapéutica. E. Georget41 indica, repitiendo lo ya
indicado por Pinel y Esquirol, que es indispensable una jerarquía de

41
Etienne Jean Georget, nació el 9 de agosto de 1795 en Vernou-sur Brenne, (Indre y
Loira). En 1815 fue nombrado interno de los hospitales de París. Trabajó con Esquirol en la
Salpêtrière y en 1819 ganó el premio que este acababa de fundar con una memoria sobre Les
ouvertures de corps des aliénes y en febrero siguiente presentó su tesis Dissertation sur les cau-
ses de la folie. Posteriormente publicó su obra más conocida: De la Folie. Considérations sur
cette maladie; son siège et ses symptômes. aparecida en 1820. Falleció de tuberculosis pulmonar
a los 33 años. Su objetivo fue “tratar de fijar la sede” de la locura y “ascender hasta la fuen-
te de los trastornos producidos”. Insistió en la separación del campo de la locura en dos par-
tes: los trastornos puramente sintomáticos que son secundarios a afecciones orgánicas y los
que pertenecen a la alienación mental de naturaleza todavía desconocida pero “directa y
esencial”.

51
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

poderes y que el médico es el único director de su empleo; nada se ha-


ce sin sus órdenes y sólo por ellas se actúa42.
Otro modelo terapéutico desarrollado en el siglo XIX es el denomi-
nado “Non-restraint”. Fue propuesto en 1839 por un médico de origen
irlandés, John Conolly43, y se extendió en los países anglosajones y más
tarde en Alemania, aunque otros autores atribuyen el inicio de este mé-
todo a Charlestworth y Hill44.
Su objetivo era tranquilizar al enfermo agitado por medio de cui-
dados especiales si se consideraba la forma en que habían sido tratados
hasta entonces: confort, limpieza, vestidos idóneos, atención, bondad y
paciencia.

42
“El gobierno de los locos debe ser absoluto; todas las cuestiones debe decidirlas sin ape-
lación el médico, que podrá, cuando las exigencias o reclamaciones de los enfermos sean de-
masiado inoportunas, oponerles el reglamento de la casa. Si hubiese varias autoridades rivales,
celosas del poder, rara vez se pondrían de acuerdo y fomentarían la desobediencia de un lado
o del otro. No debe reprenderse públicamente al personal por sus faltas; los enfermos, para re-
sistir mejor, menospreciarían las órdenes de estos empleados. Georget, E. De la Folie, Privat,
1820. Reedición Tolosa, Privat, 1972.
43
John Conolly nació el 27 de mayo de 1794 en Market, Rasen, Lincolnshire y falleció en
1866. Después de varias vicisitudes que le llevaron a vivir en Francia, estudió medicina en
Edimburgo y en 1821 presentó su tesis, “De statu Mentis in insania et melancholia”. Tras va-
rios años de cambios de domicilio y empleo, en los que llegó a ser alcalde de Stratford-on-Avon
donde ejerció durante cinco años, en 1827 se estableció en Londres. Allí fue profesor en el Uni-
versity College y publicó su libro “Indications on insanity”. Trató de convencer a las autorida-
des de Londres para que se incluyeran los estudios de las enfermedades mentales en la ense-
ñanza de la medicina. No tuvo éxito y tres años más tarde trabajó en Warwick de inspector de
los asilos del condado. En esa época participó en la fundación de una sociedad de médicos que
con el tiempo se convertiría en la British Medical Association. En 1838 fue a Birmingham y al
año siguiente lo nombraron médico residente del asilo de Middlesex en Hanwell, próximo a
Londres, el más grande los establecimientos británicos de la época. Cuatro meses más tarde de
su llegada, que tuvo lugar el 1 de junio de 1839, había logrado imponer la supresión de las ca-
misas de fuerza, de los sillones de contención y de diversas trabas. Reconoció honestamente a
sus precursores, en particular el York Retreat. Defendió la idea “de que no haya un solo asilo
en el mundo en el que la contención mecánica no pueda ser abolida, no sólo con plena segu-
ridad sino aun con incalculables ventajas”. Sus ideas al respecto se encuentran en sus libros,
“Sobre la construcción y el gobierno de los asilos para lunáticos” de 1847 y “El tratamiento de
los insanos sin contención mecánica”.
Es considerado el padre del Non-restraint, cuyos antecedentes se encuentran en las refor-
mas de Pinel y Tuke y de manera mas clara las aplicadas por Charlesworth y Gardiner-Hill en
el asilo de Lincoln.
44
Postel y Quètel, 1993: 621.

52
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

En vez de utilizar procedimientos de contención mecánica o física,


Conolly emplea la seclusión en una celda dispuesta para ello, con pare-
des acolchadas, en la cual el paciente no pudiera lesionarse fácilmente.
Se le mantiene recluido hasta que se calma, vigilado por empleados ex-
pertos y de gran fortaleza física, ya que en ocasiones era necesario re-
currir a la fuerza para controlar a los enfermos.
Este enfoque del tratamiento más humanitario obligaba a tener un
personal más numeroso y entrenado para facilitar la asistencia, aunque
siempre existían pacientes que no podían ser controlados fácilmente,
con lo cual, el “restraint” siguió siendo el método más utilizado en Eu-
ropa para el tratamiento. Los efectos beneficiosos del otro método, con
el cual gran parte de los médicos hicieron alguna experiencia, permi-
tieron tomar conciencia de que se podía avanzar en los procedimientos
de tratamiento para estos enfermos45.

La nosografía psiquiátrica
Para algunos autores, Pinel habría delimitado el espacio del asilo,
mientras que Esquirol, basándose en la observación y en la clínica des-
cribió de manera admirable las formas principales de locura.
Pinel no enriqueció las cuatro “especies” que había legado la anti-
güedad: manía, melancolía, demencia e idiotismo. A la alienación se la
comenzó denominando manía y Esquirol identificó en la primera par-
te de su carrera, la medicina mental con la medicina de la manía. Algo
que también hizo Pinel al comienzo, aunque luego rectificase ya que su
segunda edición del Traité médico-philosophique sur l´aliénation menta-
le ou la Manie, de 1809, perdió el subtítulo: ou la Manie.
Las primeras clasificaciones de Esquirol debían estar fuertemente
influidas por su formación, en la que el discurso médico estaba orien-
tado por una nosografía botánica, que Esquirol, eminentemente clíni-
co, se encargó de transformar.

45
Varios años más tarde, los efectos positivos del aumento de personal en la recuperación
de los pacientes han podido constatarse de forma precisa en casi todos los manicomios y en
concreto en el Hospital Psiquiátrico de Navarra.

53
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La innovación nosográfica que realizó Esquirol fue la división de la


antigua melancolía en lipemanía –depresión– y monomanía –trastorno
delirante crónico– separando definitivamente el trastorno del humor,
del trastorno del juicio. La lipemanía recobrará más adelante el nom-
bre de melancolía, concediendo a la tristeza que pueda ser patológica
por su propia intensidad. Desde 1805, Esquirol se dedicó al estudio de
las pasiones como causas, síntomas y medios curativos de la locura,
proporcionando la descripción del “Taedium vitae” y de la inhibición
melancólica a propósito del “spleen”, estado pasional que presentaba
todas las características de la lipemanía.
Diferencia la lipemanía en: a) continua, que tiene un desarrollo
muy lento, además del delirio parcial que la caracteriza se complica con
multitud de síntomas; b) remitente, que es la más frecuente; c) inter-
mitente, que no ofrece nada de particular respecto a otras locuras in-
termitentes.
Las pasiones, en este caso alegres y expansivas también están pre-
sentes en la monomanía que diferencia en: a) monomanía intelectual,
en la que existe un desorden intelectual limitado en un solo objeto o
una serie de ellos, fuera de lo cual “sienten, razonan y obran como to-
do el mundo. b) monomanía afectiva, en la que “los monomaníacos no
desvarían, pero sus afecciones, su carácter están pervertidos” y c) la mo-
nomanía sin delirio o monomanía instintiva, en la que, “A veces la vo-
luntad está herida; el enfermo, fuera de los caminos ordinarios, se ve
arrastrado a realizar actos que la razón o el sentimiento no aconsejan,
que la conciencia reprueba, que la voluntad no tiene fuerza para repri-
mir; las acciones son involuntarias, instintivas, irresistibles”.
Distinguió además la monomanía erótica, razonable, de embria-
guez, y homicida46.
La nosografía de Esquirol, aunque llena de lagunas, sirvió para que
se comenzara a ver enfermos donde antes solo reinaba la sinrazón, fun-
dando la psiquiatría al vivir en contacto con los alienados, exigiendo el
compromiso personal del médico con sus enfermos a los que mostró tal
como se presentaban ante él.

46
Esquirol, 1991: 295-296, 315, 316, 326, 340, 347, 353.

54
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

La escuela francesa de psiquiatría pasó a lo largo del siglo XIX, en


el periodo que va de Pinel a Charcot, del periodo denominado “noso-
gráfico” al método “anatomoclínico”. La lesión, subordinada hasta este
momento al síntoma, pasó a convertirse en el centro del saber pataló-
gico y del quehacer clínico47.
El predominio de la psiquiatría francesa va a ir dando paso a la es-
cuela germánica a finales de siglo. Las ideas románticas fueron perdien-
do preponderancia y la psiquiatría de asilo fue dejando paso a la psiquia-
tría universitaria. W. Griesinger48 fue el introductor de la psiquiatría
clínica orgánica en la universidad. K. L. Kahlbaum49 en su Clasificación
de las enfermedades psíquicas 50 comienza a alejarse de los criterios anato-
mopatológicos para acercarse a puntos de vista etiopatógénicos en un tra-
bajo fundamentalmente descriptivo y clasificatorio que anticipó la obra
de Kraepelin.

47
Gracia Guillén, D. 1971. 10: 310.
48
Wilhelm Griesinger nació en Stuttgart el 29 de julio de 1817. Estudió medicina en Tu-
binga y Zurich, leyendo su tesis sobre la difteria en 1838. Tuvo una actividad itinerante que le
llevó a Winnenthal, Tubinga, Kiel y El Cairo en 1850, en donde fue director del Consejo de
Sanidad y médico personal del jeque Abbas-Pachá. Volvió a Alemania en 1852, en 1854 obtu-
vo la cátedra de clínica médica de Tubinga y se dedicó al hospital de idiotas de Mariaberg. En
1860 aceptó la cátedra de clínica médica de Zurich y la dirección de la clínica psiquiátrica uni-
versitaria de Burghölzli, de la que fue el primer titular. Posteriormente prosiguió con la ense-
ñanza en la cátedra de clínica médica en la Universidad de Berlín. Murió el 26 de octubre de
1868. Pese a ser considerado un “organicista” admitió el papel de los conflictos internos y de la
represión de las ideas y de los sentimientos. Defendió la idea de la analogía entre la ensoñación
y los trastornos mentales, que permiten la reaparición de sentimientos reprimidos. Su princi-
pal obra “Die Pathologie und Therapie der psychischen Krankheiten” publicada en 1.845 fue
traducida a varios idiomas y conoció varias ediciones.
49
Karl Ludwig Kahlbaum nació en Dresde el 28 de diciembre de 1828 y falleció el 15 de
abril de 1899. Estudió en Königsberg, Würzburg y Leipzig. Fue Ayudante en un asilo de Pru-
sia Oriental, Privat-Dozent en la Universidad de Königsberg y luego formó parte del personal
del Sanatorio Psiquiátrico de Görlitz (Silesia) del que llegó a ser director. Describió una enfer-
medad mental que terminaba rápidamente en demencia y que aparecía en la pubertad, a la que
denominó hebefrenia. Su discípulo Edward Hecker precisó el cuadro clínico, explicando que
se manifestaba por una sucesión de accesos de manía y melancolía que avanzaban rápidamen-
te hacia la demencia. Kahlbaum aisló en 1884 una forma benigna pseudopsicopática, la heboi-
dofrenia. Su nombre está ligado también a la catatonía a la que dedicó en 1874 una interesan-
te monografía.
50
Versión española, Kahlbaum, L. 1995.

55
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La psiquiatría alemana introduce la idea de curso o proceso y Kra-


epelin51 elabora una ordenación nosológica completamente nueva a la
que se ha denominado psiquiatría con mentalidad clínico-nosológica.
Diferencia entre cuadros exógenos y endógenos. La sintomatología y
el curso le obligan a diferenciar entre la psicosis maníaco-depresiva y
la dementia praecox. Kraepelin considera que cada enfermedad tiene
su causa propia, patogenia determinada, anatomía patológica fija, sin-
tomatología y curso precisos y otras peculiaridades. Las diferentes pro-
fundizaciones y rectificaciones dieron origen a las diferentes escuelas
psiquiátricas alemanas: clínico-nosológica, anatomoclínica, fisiopato-
lógica, etiopatológica, constitucionalista, psicoanalítica y fenomenoló-
gica52.
Desde la segunda edición de su Tratado de psiquiatría en 188753, el
criterio de la evolución, o pronóstico, se tornó preponderante en la dis-
tinción entre enfermedades “curables”: melancolía, manía, delirio y es-
tados agudos de agotamiento; y enfermedades “incurables”: locura pe-
riódica o circular y delirio crónico. En la cuarta edición apareció el

51
Emil Kraepelin nació el 15 de febrero de 1856 en Neustrlitz (Mecklemburgo). Comen-
zó sus estudios de medicina en Würzburg. Presentó su tesis en Munich en 1878, sobre: “Lugar
de la psicología en la psiquiatría”, ante un tribunal presidido, por Von Gudden del que fue ayu-
dante durante cuatro años, antes de regresar a Leipzig y al servicio de Flechsig. Nombrado pro-
fesor de Psiquiatría de la Universidad de Dorpat (Estonia), dejó este puesto en 1890 y llegó a
Heidelberg, donde contó entre sus colaboradores a Gustav Aschaffenburg y al histopatólogo
Alöis Alzheimer que lo seguiría a Munich ciudad en la que Kraepelin se encargó en 1903 de la
cátedra de Psiquiatría y asumió la dirección de la nueva clínica universitaria, la Königlische Psy-
chiatrische Klinik, que debido a su impulso adquirió fama internacional.
Kraepelin se formó en la escuela organicista y neuropatológica alemana del siglo XIX, cu-
yo espíritu formalista correspondía a su carácter lógico y riguroso. Su obra esencial está conte-
nida en las ocho ediciones de su Tratado de Psiquiatría que fueron apareciendo entre 1883 y
1915, en las que separándose de los criterios sintomáticos de sus predecesores, propuso clasifi-
caciones sucesivas de las enfermedades mentales, completadas y revisadas permanentemente,
fundadas en las nociones de evolución y estado terminal. A él se debe el concepto de demen-
cia precoz, al agrupar tres tipos clínicos principales: la catatonía descrita por Kahlbaum, la he-
befrenia, cuya descripción se debe a Hecker y una forma delirante a la que calificó de paranoi-
de. Esta entidad nueva preparó el camino al concepto de esquizofrenia de Bleuler. También dio
entidad propia a la psicosis maníaco-depresiva.
En ningún momento se preocupó por las hipótesis psicopatológicas y se contentó con
consideraciones descriptivas y clasificatorias. Su sistema de referencia nosográfico fue rápida-
mente adoptado por las escuelas de psiquiatría occidentales y utilizado ampliamente.
52
Gracia Guillén, D. 1971. 10: 313.

56
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

grupo de los “procesos degenerativos psíquicos”. En la quinta edición


habló de procesos demenciales, en la sexta edición, en 1899, se habló
simplemente de demencia precoz. En la octava edición aparecida entre
1909 y 1915, apareció el grupo de las afecciones endógenas. El tomo
cuarto de esta edición fue dedicado a las afecciones degenerativas con-
génitas y adquiridas.

La terapéutica anterior al siglo XIX


Pese a que durante el siglo XIX se comentaba que no existían apenas
terapéuticas eficaces para estos enfermos, al final del siglo XVIII se en-
cuentran muchas acciones médicas destinadas a combatir la locura.
Podemos agrupar en tres clases las terapias de ese periodo, que se se-
guirán utilizando durante gran parte del siglo XIX.

Los tratamientos de inspiración mágico-religiosa


Grandes clínicos como Jean Fernel, Ambroise Paré y Thomas Wi-
llis, incorporaron a sus terapéuticas numerosas creencias en las fuerzas
mágicas y en los efectos beneficiosos de los talismanes, aunque a de Wi-
llis se le atribuye ser el iniciador del estudio de la patología mental de
forma racional, separándola de los cuadros de origen “sobrenatural sa-
tánico”54.
La influencia de lo religioso movilizó a los insanos hacia diferentes
lugares a la búsqueda de los santos curadores de la locura. La lista es
muy amplia: Meulenbeeck en Bélgica, Echternach en Luxemburgo,
Saint Menoux en el Borbonado, Locminé en Bretaña, Saint Dizier en
la Champaña, o San Florentino de Bonnet en el Meuse, aunque las más
famosas fueron las peregrinaciones basadas en el culto a Sante Dimpna
o Difnea en la villa de Gheel en Bélgica, que dieron origen, al quedar-
se los peregrinos en la zona, a las primeras “colonias familiares” para el
tratamiento de los alienados.

53
Traducción española de Santos Rubiano, ver Kraepelin, 1905.
54
Conry, Y. 1982: 313.

57
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Las terapias específicas


Franz Antón Mesmer55 puso en boga el “magnetismo animal” y
puede ser considerado un precursor de la psiquiatría dinámica de fina-
les del siglo XVIII. Otra teoría, la del útero como órgano móvil dentro
del cuerpo, dio lugar a buen número de remedios relacionados con la
aromaterapia, actualmente en boga dentro las terapias alternativas. Re-
medios más arriesgados también se pusieron en práctica, así se atribu-
ye al médico J. Denis, en 1667, la transfusión de sangre de res a un en-
fermo agitado, para calmar los ardores y borbotones de su sangre.
Con posterioridad a la observación de la curación de un paciente
melancólico después de un viaje en silla de posta, se atribuyó la mejoría
a las vibraciones del vehículo y se reprodujeron las condiciones de tra-
queteo mediante un sillón mecánico que se denominó “zarandeador”.
Otras “terapéuticas” incluían ingestión de excrementos humanos o
de pavo real, raspaduras de vértebra de hombre que “haya muerto de
muerte violenta” o “sangre proveniente del primer flujo menstrual” pa-
ra el tratamiento de la epilepsia, o sal volátil de cuerno de ciervo calci-
nado, o su pene reducido a polvo, o la aplicación de las mitades de un
pichón vivo partido en dos.

Las medicaciones racionales


Los calmantes
Se empleaba en primer lugar el opio, para suspender los accesos de
furor, solo o asociado a otras drogas como la datadura, el beleño, la be-
lladona y el alcanfor. También se utilizaban otras sustancias como la
asafétida, el almizcle, el castóreo, el cobre amoniacal y el óxido de zinc
o “flores de zinc” utilizado como antiespasmódico.

55
Mesmer, hijo de un guardabosque del príncipe obispo de Constanza, nació en Iznang
(Suabia) en mayo de 1734. Estudió, debido al apoyo del cura de su aldea, en un colegio de los
jesuitas y más tarde medicina en Viena. Pese a sus muchos detractores y a los rasgos de perso-
nalidad oscilantes entre la postración depresiva y la euforia megalomaníaca, se reconoce que sus
teorías desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la psicología dinámica.

58
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

Los evacuadores, purgantes y eméticos


El tártaro emético fue utilizado para lo que puede considerarse un tra-
tamiento aversivo, ya que más que el vómito lo que se buscaba era el asco
que producía al paciente y que debía servir para desviarle de sus pensa-
mientos patológicos. También era utilizada la rueda giratoria como vomi-
tivo y diversos purgantes como la tintura de jalapa o los calomelanos. To-
do ello puede encuadrarse dentro de las medidas utilizadas por el
Tratamiento Moral y su práctica seguramente se prestaba a un uso arbi-
trario. Con posterioridad a los descubrimientos de William Harvey sobre
la circulación sanguínea, las sangrías y sanguijuelas se usarán entre los si-
glos XVII al XIX. Con el mismo enfoque se sitúa la “dieta severa” preconi-
zada en el hospital de Nápoles, en 1760, destinada a consumir los humo-
res nocivos y reducir los espíritus animales a una cantidad pequeña.

Los irritantes
En la epilepsia se empleó el “cauterio actual”, es decir, el hierro al ro-
jo vivo que se aplicaba en el hueso temporal, el occipucio o en la colum-
na vertebral, con la intención de resolver el problema de las crisis con-
vulsivas de los pacientes. Las cataplasmas se aplicaban en la cabeza y nuca
con la intención de derivar la sangre acumulada en el cerebro, a la que se
suponía causante de la enajenación. Moxas y sedales, ventosas y vesican-
tes, fricciones e incluso cera de sellar hirviente, también eran aplicados lo
mas cerca del cerebro salvo en las mujeres histéricas, a las que les podía
ser aplicado en el bajo vientre o cara interna de los muslos.

Los tónicos
Empleados en la melancolía, idiocia o demencia. Asociados a un ré-
gimen restaurador integrado por arroz, sémola y huevos frescos, cordia-
les y vinos amargos preparados con quina, ajenjo y genciana. Otros tera-
peutas recurrieron al mercurio o los polvos de cantárida. Más tarde se
usarían los arseniales, estricnina y fósforo, y hasta el yoduro potásico.

La hidroterapia
Alcanzó su máximo apogeo en el siglo siguiente. En el XVIII se utiliza-
ba en la histeria, mediante el uso de desleidores, para devolver la elasticidad
a las fibras nerviosas asociado a tisanas, lavativas y baños prolongados.

59
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La terapéutica a partir del siglo XIX


Ya se ha mencionado las dos líneas asistenciales más significativas de
esta época, en cuanto al tratamiento de los enfermos: Tratamiento Moral
y Non-restraint, pero además de esto, hubo otras ideas que se fueron im-
poniendo e influyeron de forma relevante en la organización de los esta-
blecimientos psiquiátricos durante todo el siglo e inspiraron la orientación
de las nuevas construcciones y la actividad en los centros. Se desarrollaron
diferentes estrategias para intentar conseguir mejorías en los pacientes. Po-
demos dividirlas en: principios generales y terapias concretas.

Los principios generales


El aislamiento
Este era uno de los objetivos primordiales en los centros psiquiátri-
cos, aislar al enfermo de su medio habitual, apartándole de las situa-
ciones que podían haber influido en su enfermedad y actuar precoz-
mente, con los medios terapéuticos a su alcance, para intentar
devolverle la razón. Estos medios eran muy variados según se tratase de
actuar sobre el cuerpo o sobre el espíritu.

La terapia ocupacional
La actividad física se había propuesto en los hospitales psiquiátricos
españoles como un procedimiento válido para la recuperación de los
enfermos –siempre bajo supervisión médica– desde mucho tiempo an-
tes del siglo XIX, pero fue a partir de esta época cuando comenzó a dar-
se la máxima importancia a la terapia mediante el trabajo, que con su-
cesivas modificaciones, se ha mantenido como un importante recurso
terapéutico hasta nuestros días.
Inicialmente se consideraba conveniente que la actividad supusiera
un gran desgaste físico, ya que esto contribuiría a facilitar el descanso
nocturno del paciente y le ayudaría a relajar su tensión nerviosa, algo que
como se ha podido demostrar años más tarde, es una de las ventajas del
ejercicio físico aeróbico56. El paseo era recomendado con frecuencia57.

56
Aztarain, J. y De Luis, Mª. R. 1994.
57
Rodríguez Pérez, 1980: 103.

60
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

Al comienzo, se consideraba que lo más importante era que el tra-


bajo fuera como una carga, que el paciente debía hacer a disgusto, lo
cual llevó a indicar tareas absurdas que servían para aumentar el senti-
miento de dominación en los enfermos, acorde con la teoría del Trata-
miento Moral.
Los trabajos fueron muy diferentes, abundando las tareas manuales
para los hombres, teniendo la máxima aceptación las labores agrícolas
que se organizaron llegando a constituirse colonias agrícolas. Estos es-
tablecimientos fueron de muy diferentes tipos, pero en general se re-
dujeron a dos:
a) Las que contaban con una gran extensión de terreno cultivable
en el que trabajaban un elevado número de enfermos como su-
cedía en Zaragoza58.
b) Las que tenían a los enfermos en familias o unidades más peque-
ñas de las cuales la más conocida era la de Gheel59, en Bélgica, de
la cual se emitieron grandes alabanzas durante muchos años.
En el caso de las mujeres, la principal actividad se desarrollaba en
los lavaderos, salas de planchado, limpieza y cocina. En casos excepcio-
nales se hicieron otras actividades como la música, el teatro y la pintu-
ra, que años más tarde alcanzarían un desarrollo considerable.

La dieta alimenticia
Se consideraba importante y como veremos en la mayoría de los re-
glamentos de las instituciones se reflejaba con detalle el régimen ali-
menticio. Esto parece haber quedado en el inconsciente colectivo, ya
que una de las peculiaridades de la vida en los manicomios, ha sido la

58
Baquero habla de la decadencia del Hospital Nuestra Señora de Gracia, indicando que
de más de seiscientas fincas inscritas a nombre del hospital, solo quedaron tres: la Torre del Gá-
llego, la del Abejar y el Campo del Burgo que era donde trabajaban de forma terapéutica los
dementes, aunque lo que hacían en ellas no queda muy claro: “Ahora bien, ¿que hacían en esas
fincas?. No lo dicen las historias clínicas, ni hemos encontrado nada al respecto. Solamente que
salían del departamento para pasar una temporada, que duraba dos, tres o más meses y que mu-
chos dementes venían con fiebres, que en nuestra opinión serían palúdicas, por leptopirosis, o
tal vez fiebres recurrentes, dada la presencia de ganado, como era habitual en estas fincas”. Ro-
dríguez Pérez, E. 1980: 101-103.
59
Para conocer la experiencia de Gheel, véase Earle, P. 1851, (1994). Huertas, R. 1988.

61
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sobrecarga ponderal de la mayoría de los pacientes, probablemente de-


bido a la inactividad y al exceso calórico de la ingesta diaria.

La separación de los enfermos


Se hacía de acuerdo con su “grado de enfermedad”, primero en cu-
rables o incurables, en función de que se produjera una asistencia pre-
coz, para no dejar que la enfermedad avanzase hasta convertir al pa-
ciente en incurable. A partir de Griesinger, la clasificación se hacía en
agudos y crónicos, que no necesariamente significaba incurables. Los
primeros son tratados en clínicas que están cerca de las principales ciu-
dades, que no deben diferenciarse del resto de los establecimientos sa-
nitarios y que sirven para la enseñanza de la psiquiatría hasta que esta
llega a implantarse en la Universidad.

La hidroterapia
Desde los inicios del siglo XVIII se comenzó a utilizar con mayor fre-
cuencia el tratamiento por medio del agua. Las formas de administra-
ción eran muy variadas e iban desde las duchas y los baños con agua a
diferentes temperaturas, presión y tiempo de administración, hasta in-
fusiones o enemas “para diluir en el interior los humores atascados”60.
El agua se empleaba dentro del Tratamiento Moral como una for-
ma de intimidación para doblegar al enfermo. En el siglo XIX cambió el
sentido de su uso, que además de disciplinario se amplió a la higiene y
la terapéutica. Se utilizaba con éxito en la manía, tanto en los grados
subagudos como en algunos delirantes, manteniendo al enfermo du-
rante varios días en un baño caliente procurando que no tuviera pro-
blemas circulatorios mediante un chorro de agua fría en la cabeza. En
ocasiones: “se añadían al agua del baño sustancias narcóticas como si-
mientes de estramonio, hojas de cicuta o de beleño, etc. con el fin de
acelerar sus propiedades sedativas”61.
El baño de inmersión, que procuraba un intenso shock, las duchas
con agua fría o caliente con chorro a presión sobre la cabeza o bien la

60
Foucault, M. El agua y la Locura Med. e Hig. 85: 7. 1964.
61
Espinosa, 1966b: 24.

62
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN

afusión que consistía en dejar caer una gran masa de agua sobre la ca-
beza y espalda del enfermo y más comúnmente la ducha fría, como par-
te del tratamiento moral, se utilizaron con profusión hasta los comien-
zos del siglo XX.
Estos remedios no eran empleados sin embargo en el Hospital
Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza en el que según Rodríguez Pé-
rez: “...se empleaban con profusión los baños generales templados, a ve-
ces gelatinosos” y “... con gran frecuencia los pedilubios y capilubios,
los primeros a veces sinapizados”62.

Las terapias concretas


Se hicieron experimentos con multitud de productos63 que en la
mayoría de los casos eran ineficaces e incluso peligrosos, por lo que
terminaron por abandonarse. Entre los mas utilizados estaban como
ya se ha indicado64: los calmantes, los estimulantes los tónicos, los vo-
mitivos y los purgantes, los irritantes y las sangrías, de las que Rodrí-
guez Pérez refiere que en el Hospital Nuestra Señora de Gracia de Za-
ragoza se efectuaban en su mayor parte por medio de la sanguijuela,
colocándola en las orejas, márgenes del ano y en las mujeres a veces
en la vulva, “... con el fin de producir o ayudar a la aparición de los
menstruos, cuyo detenimiento era considerado como el origen de la
demencia”65.
No hemos mencionado los tratamientos psíquicos, o la terapia por
la palabra. López Piñero y Morales Meseguer66 consideran que la Ilus-
tración no dispuso en absoluto de tales técnicas, aunque valoran esta
etapa como de transición entre los tratamientos psíquicos clásicos y la

62
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
63
Rodríguez Pérez, indica que en Zaragoza se hacía amplio uso del vinagrillo y del vina-
grillo alcanforado, del oxicrato en forma de fomentos, del yoduro, de la solución de Fuller, que
el cree se refería a Fowler, al que considera una formula magistral de opio, aunque también es
posible que fuera un licor arsenical. También se utilizaron los preparados ferruginosos, el acei-
te de hígado de bacalao y finalmente en 1.878 los bromuros para el tratamiento de la epilepsia.
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
64
Véase anteriormente “Las medicaciones racionales”.
65
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
66
López Piñero, J. Mª. y Morales Meseguer, J. Mª, 1966-67: 476.

63
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

aparición de la psicoterapia moderna67 y estiman que las formas en que


se mantuvieron estos tuvieron tres vertientes: 1) El Tratamiento Moral.
2) El Psychische Curmethode de J.C. Reil. 3) La Dietética anímica, cu-
yo máximo representante fue E.V Feuchtersleben.

67
Para conocer los orígenes de la psicoterapia contemporánea conviene consultar su exce-
lente trabajo “Neurosis y Psicoterapia. Un estudio histórico”. López Piñero, J. Mª y Morales
Meseguer, J. Mª. 1970: 129-258.

64
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA
EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
En España, las ideas de la Ilustración se hicieron públicas a partir
de 1760 y dentro de ellas se encontraba “el empeño de lograr una so-
ciedad ilustrada, utilitaria y eficazmente instruida, sólida y sanamente
cultivada, dichosa y de buen gusto”68.
González Duro69 nos da su visión de la forma en que la Ilustración
afrontó la locura y la marginación en general: “Aquellos ilustrados,
hombres de razón, discretos, desinteresados y fraternales, rechazaban
todo cuanto se presentaba como necio, irracional, erróneo, supersticio-
so, primitivo, desordenado, estúpido o simplemente inútil. Deseaban
eliminar de la circulación social a cuantos fueran idiotas insanos, vagos,
ociosos, criminales o locos, considerados como seres nocivos, como un
estorbo o amenaza para el ordenado funcionamiento de una sociedad
racionalmente organizada, progresiva y eficaz. Por eso contribuyeron a
la segregación de los hombres socialmente envilecidos, humanamente
degradados, inferiores a las bestias, víctimas de su ceguera, de sus pa-
siones desordenadas y de sus vicios, faltos de decencia, de público de-
coro y de honestidad”.
La actuación del estado absolutista durante el siglo XVIII, al igual
que sucediera en Francia un siglo antes, llevó a manicomios, hospitales,
casas de misericordia, cárceles y depósitos, a locos, pobres, vagabundos,
mendigos, niños abandonados o ancianos sin fortuna, prostitutas, de-
lincuentes, criminales, libertinos y otros marginales.

68
González Duro, E. 1995: 105.
69
González Duro, E. 1995: 105-106.

67
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

En este siglo se produjo un empobrecimiento de la población espa-


ñola. En 1750, de los siete millones y medio de habitantes que habita-
ban en España, dos millones eran pobres. Para evitar la delincuencia y
controlar a estas poblaciones marginales aprovechando la fuerza pro-
ductiva de los que estuvieran en condiciones de hacer algún trabajo, en-
tre 1719 y 1798 se decretaron setenta órdenes o cédulas reales para re-
coger a los pobres y vagabundos y situarlos en diferentes instituciones:
el ejército, las cárceles, las minas, los arsenales, las obras públicas o las
casas de misericordia, los hospicios de nueva creación y los hospitales
en caso de impedimento físico o enfermedad.
Como ejemplo de casas de misericordia tenemos la de Valencia,
fundada en 1673 y regida por unas constituciones de 1717. La casa de
misericordia recogía no sólo a los pobres con capacidad productiva, si-
no también a personas con una situación carencial como ancianos e im-
pedidos y como hospicio para la infancia y juventud y expósitos. El cre-
ciente hacinamiento de los acogidos, la promiscuidad y la mala
alimentación debida al aumento del número de internos que– pasaron
de trescientos a novecientos entre 1709 y 1747– produjeron dificulta-
des económicas que amenazaban con el cierre.
El principal problema era debido a que los recursos económicos es-
taban en manos de la nobleza y el clero, y el Estado no disponía de ellos
para estas funciones.
En tiempos de Felipe V el ministro Campillo había propuesto el re-
cogimiento de los verdaderos pobres en hospicios, la integración forza-
da en trabajos productivos de los pobres de conveniencia y el castigo en
presidio de los pobres de apariencia.
En 1766 el motín de Esquilache evidenció la urgente necesidad de
construir más hospicios ya que los pobres constituían un peligro para
la sociedad. Los hospicios proliferaron, de forma que en 1789 existían
ciento dos en toda España, con once mil setecientos ochenta y nueve
hombres y mujeres. De ellos, solo en la Casa de Misericordia de Cádiz,
había un departamento destinado específicamente a los locos70.

70
Ponz, A. Viaje por España, tomo XVIII, Aguilar, Madrid. 1988, citado por Gonzalez Du-
ro, E. 1995: 134.

68
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Además de otras funciones de tipo asistencial, el hospicio pretendía


convertir al internado en un buen ciudadano y trabajador laborioso. Pa-
ra conseguir que aceptasen la disciplina y el trabajo era preciso que se pu-
sieran en práctica los reglamentos, que como veremos, tendrán poste-
riormente una importancia considerable en el establecimiento del orden
psiquiátrico. También se concedía gran importancia al trabajo como ins-
trumento terapéutico para obtener diferentes objetivos: a) moral, ya que
la ociosidad era fuente de todos los vicios; b) productivo, para que el in-
terno obtuviera una contraprestación económica y c) formación profe-
sional, para su reintegración a la vida normal. Este es otro elemento de
interés en el funcionamiento de las instituciones psiquiátricas.
De cualquier modo, no sólo debe considerarse la perspectiva repre-
siva, también existe un aspecto caritativo, ya que además de los válidos,
el hospital general en Francia y el hospicio en España, recogen a enfer-
mos y marginales de todas clases, de los cuales, los más rechazados, son
los que padecen enfermedades venéreas –por su capacidad para el con-
tagio– y los dementes –por las incomodidades que producían al resto
de enfermos y cuidadores– por lo cual estos últimos son aislados del
resto de los moradores del hospital.
Ya se ha comentado el fracaso de los hospitales generales en Fran-
cia. En España sucedió algo similar con los hospicios, que fueron ce-
rrados en muchos casos a fin de siglo y encontraron críticas entre los
propios ilustrados que se dieron cuenta de los graves peligros de segu-
ridad e higiene producidos por el hacinamiento, con el consiguiente
riesgo de epidemias.
Al igual que en Francia, las admisiones debidas a la iniciativa fami-
liar se incrementaron en un 12% en el hospital de Sevilla71, compen-
sando el descenso de las procedentes del Santo Oficio y de las cárceles,
sin llegar a alcanzar la cifra de las francesas, tal vez por la inexistencia
en nuestro país de la orden de arresto.
Habría que esperar hasta la Ley de Beneficencia de 1849 para modifi-
car esta situación y especialmente hasta final del siglo XIX para comenzar
a apreciar resultados significativos en el trato a los enfermos mentales.

71
González Duro, E. 1995: 149.

69
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Los locos habían sido tratados como enfermos en la antigüedad y


algunos fueron quemados en la hoguera por brujería72. Sin embargo, la
mayor parte recibían cuidados en sus domicilios y solo los incurables y
los peligrosos, terminaban encerrados.
Las dificultades de comienzos de siglo con la promulgación de las
primeras leyes desamortizadoras en 1798 y los efectos de la guerra con-
tra los franceses y las guerras de independencia de las colonias america-
nas, tuvieron como consecuencia un deterioro considerable de la asis-
tencia psiquiátrica en España. Ello fue debido no sólo a las dificultades
económicas sino también a la destrucción sufrida por los estableci-
mientos, ya que algunos como el de Zaragoza quedaron reducidos a es-
combros durante el sitio de la ciudad, el cuatro de agosto de 180873 per-
diéndose todos los archivos y documentos, que hubieran sido de gran
valor para conocer el funcionamiento de este centro que en aquellos
años había tenido prestigio internacional.
Pese a la decadencia en este terreno, España no debía encontrarse
en peor situación a comienzos del siglo XIX de lo que estaban otras na-
ciones europeas. El contraste con el trato recibido por estos enfermos
en el resto de Europa según varios autores era evidente.74
Espinosa75, destaca, citando a Kraepelin: “mientras en el resto de
Europa solo se interesaban por el loco teólogos, filósofos y aficionados,
en España era el médico el que se preocupaba de su asistencia”.

72
Los procesos por brujería en Navarra tuvieron su apogeo en el siglo XVI. Sobre ellos escri-
be Górriz: “En nuestro país tuvieron lugar varias causas célebres contra brujas y endemoniados.
Parece que la Inquisición de Calahorra sentenció al fuego, en 1507, a más de 30 brujas. En Na-
varra, según se cuenta en la Historia de Carlos V, escrita por Fray Prudencio de Sandoval, Obis-
po de Tuy, se descubrió, en 1527, una numerosa secta de brujas, merced a que dos muchachas de
nueve y once años se delataron, descubriendo la virtud que tenían de conocer a las brujas exami-
nándoles su ojo izquierdo. Con la promesa del perdón lograron la confesión de más de 150 mu-
jeres que gracias a sus declaraciones hicieron conocer multitud de detalles. Al entrar en la secta les
era entregado un apuesto mancebo para cohabitar, y el complicado ceremonial de los aquelarres
terminaba siempre con los más escandalosos adulterios e incestos. La Inquisición de Estella las
condenó a la pena de azotes y encarcelamiento. Es famoso también el proceso de las brujas del
Valle de Baztán, de los pueblos de Vera y Zugarramurdi, que fueron penitenciadas en Logroño en
1610”. Górriz, M. 1936. 44: 238. El tema ha sido tratado por Julio Caro Baroja en varios de sus
libros. Véase Las brujas y su mundo. 1988 (1961): 187-250.
73
Fernández Doctor, A. 1993: 9-10.
74
Bassoe, 1945. Ferrer Hombravella, 1948. Chamberlain, 1966. Pelicier, 1973: 39. Chatel, 1975.
75
Espinosa 1966a: 185.

70
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

La influencia de las ideas de la Ilustración se habían reflejado en Es-


paña, comenzando a considerarse a la locura de una forma distinta.
Disminuyeron los procesos inquisitoriales por brujería76 y se produjo
una mayor intervención estatal en el campo de la salud pública.
“Fruto de todo ello, se va produciendo una progresiva secularización y
medicalización de la gestión institucional, que se sustrae así de la influencia
religiosa. Nuestro país puede considerarse incluso un precursor en la medi-
calización de la asistencia al enfermo mental, tanto por el control médico
de los ingresos, como por la tutela de los enfermos una vez ingresados”77.
Espinosa78, refiere que en la España de la Ilustración se daban las
condiciones para que se desarrollase el movimiento conocido como
“psiquiatría asilar”, ya que los ingresos en los hospitales se hacían con
certificado médico reconociendo al loco como enfermo, el uso de la te-
rapia por el trabajo estaba generalizado y la situación asistencial era no-
tablemente mejor que en el resto de Europa.
Para este autor79, el reinado de Fernando VII se caracteriza por dos
hechos de gran importancia para el futuro de la psiquiatría en España:
a) La gran depresión económica, que va a durar hasta 1843, como
resultado de la caótica situación de la Hacienda, el cese de las re-
mesas americanas de oro y del grave problema monetario.
b) La persecución sistemática de nuestros intelectuales que se recru-
deció tras el intento liberal de 1820 con el exilio de gran número
de ellos. Estas ausencias tuvieron como consecuencia el declive
de la medicina española.
Con lo cual, las ideas “revolucionarias” en cuanto a la asistencia psi-
quiátrica, tardaron más tiempo en aceptarse al ser susceptibles de ser
consideradas como “sospechosas” para el absolutismo80.
Durante el trienio liberal se publicaron casi el mismo número de li-
bros y folletos que en los quince años anteriores81 , mientras que en el

76
Comelles, 1988: 37-38.
77
Martín, 1991: 31-32.
78
Espinosa, 1987.
79
Espinosa, 1966a: 208.
80
Martín, 1991: 34.
81
Rey González, 1982a.

71
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

reinado de Fernando VII, exceptuando el trienio liberal de 1820 a 1823,


se produjo el período de menor producción científica de todo el siglo,
en el campo de la psiquiatría.
No existen muchos datos fiables respecto a la situación de la asis-
tencia en la etapa absolutista según Espinosa. El testimonio de Esqui-
rol en 1818, que al parecer se informó a través de Ruiz de Luzuriaga de
la forma de atender a los alienados en los principales centros de la pe-
nínsula, confirmaría el deterioro de la asistencia. Algo similar sucedería
en el área legislativa, sin renovaciones, salvo la primera Ley de Benefi-
cencia de 1822 que fue promulgada en el trienio liberal, pero nunca lle-
gó a tener efectividad práctica.

La estadística de dementes
Una nueva generación de médicos alienistas: Peset y Vidal82, en Va-
lencia, Vieta83 en Zaragoza, Villargoitia84 en Madrid y Pí y Molist85y86 en
Barcelona, habrían de influir positivamente para intentar un cambio en
la asistencia psiquiátrica.

82
Juan Bautista Peset y Vidal (1821-1885), organizaba lecciones clínicas llamadas “cursi-
llos frenopáticos” en el Manicomio Padre Jofré, del cual era director. Su orientación era proce-
dente de la psiquiatría francesa. En su obra Patología Psicológica un compendio clínico-empíri-
co de Psiquiatría, realizó una clasificación sintomática de las enfermedades mentales. Fue con
Giné y Partagás uno de los principales introductores de la psiquiatría en la Universidad.
Dieckhöfer, 1976: 116-118.
83
Antonio Vieta y Sala, médico cirujano, nació en Mataró en 1809, obtuvo por oposición
la dirección del manicomio de Zaragoza en abril de 1842 y fue nombrado el 2 de junio de ese
año, siendo suprimida su plaza algunos años después. A partir de ese momento, volvieron a
ocuparse de la visita a los locos, los médicos de las enfermerías comunes. Su marcha debió pro-
ducirse en 1845, ya que en esa fecha renuncia a su plaza de académico. En la Biblioteca Na-
cional se conserva su “Memoria médico-manicómica, o sea, observaciones médicas acerca de
los dementes del Hospital Real y General de la ciudad de Zaragoza”. Madrid. 1843. En ella, po-
ne de manifiesto grandes defectos estructurales del centro, así como la penuria del departa-
mento. Rodríguez Pérez, 1980: 50. Rey González, 1984: 266.
84
Para conocer la biografía de Villargoitia consultar, Rey González, 1984: 264-268. Véase
la nota 140.
85
Para conocer la vida y obra de Pí y Molist véase, Rey González, 1983: 111-121.
86
Emili Pí y Molist nació en 1829 y falleció en 1892. Sarró (1978) confiere a Pí el valor de
ser el psiquiatra español más grande del siglo XIX. Le considera más un “psíquico” o espiri-
tualista, que somático. Como Giné y Partagás, había asimilado la tradición esquiroliana y co-
mo él, era psiquiatra exclusivamente. Considera Sarró, que su vocación y formación humanis-

72
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Se comienzan a tomar algunas medidas como la confección de la Esta-


dística General de Dementes en 1848, debida al médico de cámara de S.M.
D. Pedro Mª Rubio, en la que constaban los dementes existentes en Espa-
ña durante los años 1846-184787, los estudios para la edificación de un ma-
nicomio modelo, que no tuvo mucho éxito, y las condiciones para realizar
una inspección de los asilos de dementes que según Espinosa88, “transfor-
ma en muchos de ellos el viejo estilo de asistir al loco y así desaparecen las
cadenas y los látigos a la vez que el temido personaje del padre de los locos”.
Durante la primera mitad del siglo XIX, España no había hecho
prácticamente nada por mejorar o al menos impedir, la decadencia de
la asistencia a los enfermos mentales.
Mientras en el resto de Europa se había creado un estado de opinión
nuevo respecto a los enfermos mentales, considerándolos como un enfer-
mo más, que debía ser tratado por un médico, en España, que siempre ha-
bía contado con una asistencia psiquiátrica bastante aceptable, las dificul-
tades políticas y económicas habían hecho que nos encontrásemos de
nuevo rezagados. Un ejemplo de ello se aprecia en la estadística de asilos y
población acogida en los distintos países de Europa a mediados de siglo,
que llevó a Rodríguez Rubí a identificar erróneamente el bajo número de
alienados acogidos en los once establecimientos españoles, en número de
2.150, con los realmente existentes en la población: “Debo consignar, para
consuelo, que comparada nuestra estadística con las de otras naciones, Es-
paña es de los pueblos de Europa menos propensos a la demencia”89.
En cuanto a las estadísticas existentes, Seguin sólo considera valio-
sa el censo del Dr. Rubio, que pese a haberse hecho a partir de datos
oficiales y por ello tal vez incompleto, fue el primero que estimó el nú-
mero de enfermos mentales en España. Encontró que los enfermos es-
taban distribuidos en los siguientes establecimientos:

ta perjudicó a su obra, ya que “si en vez de consagrar su gran capacidad al análisis psicopato-
lógico de D. Alonso Quijano, la hubiese aplicado como Giné a su clientela, el servicio que ha-
bría prestado a la Psiquiatría habría sido mucho mayor”, refiriéndose a la obra de Pí: “Primo-
res del D. Quijote, en el concepto médico-psicológico y consideraciones generales sobre la
locura para un nuevo comentario de la inmortal novela” publicada en 1886.
87
Esta estadística, con varias disposiciones ministeriales fue publicada en la Gaceta de Ma-
drid en 7 de octubre de 1848. Seguin, S. 1883: 452.
88
Espinosa, 1969: 181.
89
Rodríguez Rubí, T. 1860: 384-385; 399-400.

73
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

• 4 edificios, con los atributos especiales de manicomios.


• 32 hospitales generales (provinciales)
• 10 hospicios o casas de refugio
• 2 casas de expósitos
• 14 cárceles públicas
• 2 casas galeras
• 1 convento de frailes
• 1 presidio
El número total de enfermos que encontró era el siguiente:

Tabla 1. Localización de los enfermos en la Estadística de Dementes


del Dr. Rubio.
Localización de los enfermos Hombres Mujeres Total
En los establecimientos mencionados 912 714 1.626
En las casas de sus familias 3.148 2.077 5.225
Enfermos cuyo sexo no se menciona 426
Total 7.277

La proporción de enfermos fue calculada por el Dr. Rubio en uno


por cada 1.667 habitantes o 6 por 10.000, lo cual para Seguin era una
proporción muy pequeña.
Más tarde en la Memoria que recoge el censo de las personas acogidas
en los manicomios durante el año económico 1879 a 1880 firmada por D.
Castor Ibáñez de Aldecoa, director general de Beneficencia y Sanidad,
también es criticada por Seguin. No obstante, la utiliza para estimar, com-
parándolo con el censo de 1848, el número total de locos de España que
fija en 17.000, si se tiene en cuenta que los locos acogidos en manicomios
ascendían a 3.790, y en 1848, este colectivo suponía el 21,33% del total.
Como la población de España en junio de 1880 se calculaba en
16.638.938 de habitantes, la proporción sería de un loco por 1.000 ha-
bitantes, según Seguin “todavía muy por debajo de la proporción ordi-
naria de los países civilizados”.

74
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

De esta misma memoria Seguin saca algunos cuadros, algunos de


los cuales reproducimos a continuación.

Tabla 2. Estadística de los dementes ingresados en los manicomios es-


pañoles. 1880.
ASILOS Hom. Muj. Total
Badajoz, (Mérida), Manicomio Provincial 84 28 112
Baleares, (Palma), Manicomio Provincial 32 28 60
Barcelona, depósito del Hospital de la Santa Cruz 177 136 313
Barcelona, Manicomio particular de Nueva Belén 59 43 102
Barcelona, Manicomio particular de San Baudilio 378 247 625
Barcelona, Manicomio particular de las Corts de Sarriá 69 37 106
Cádiz, Manicomio provincial 96 73 691
Córdoba, depósito del Hospital 27 21 48
Gerona, Manicomio provincial 31 22 53
Gerona, Manicomio particular de Lloret de Mar 9 1 10
Madrid, Manicomio oficial (Leganés) 125 92 197
Madrid, Manicomio particular del Dr. Esquerdo 24 16 40
Madrid, Manicomio particular de Ciempozuelos 25 - 25
Málaga, Manicomio provincial 23 12 35
Murcia 30 23 53
Oviedo, Manicomio provincial 23 21 44
Salamanca 40 25 65
Sevilla, Manicomio provincial 45 28 73
Soria 3 2 5
Teruel 46 44 90
Toledo 33 19 52
Valencia 294 165 459
Valladolid 308 155 463
Valladolid, Manicomio particular del Dr. Rodríguez 22 5 27
Zaragoza, Manicomio provincial 244 154 398
Totales 2.366 1.424 3.790

75
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tabla 3. Clasificación de los tipos de enfermos asilados según


Seguin.
Clases Hombres Mujeres Total
Pacientes tranquilos 1.110 566 1.676
Semi-tranquilos 442 268 710
Violentos 218 170 388
Sucios 238 203 441
Epilépticos 216 117 333
No clasificados 142 100 242
Totales 2.366 1.424 3.790

La diferencia que apreció este visitante en el número de asilados en


los trece manicomios que visitó iba de los 2.681 oficiales a los 3.033 que
él recopiló en su visita. Una diferencia del 13%. Estima, que si esa dife-
rencia se extendiera a todo el Reino el número de locos ascendería a
19.000 cifra que él considera demasiado elevada, atribuyendo el aumen-
to de la población asilada a:“... mayor inclinación por parte de las fami-
lias á mandar sus locos á los establecimientos y á mayor cuidado en re-
coger á los locos pobres más que á un aumento positivo de la locura”90.
Finaliza diciendo que el número total de locos en España sería de
15.000, incluyendo “los cretinos, los idiotas y muchos epilépticos y pa-
ralíticos simplemente imbéciles ó lelos”.

Las leyes. La legislación sobre admisión de enfermos


El aumento del número de internados y las ambigüedades de la Ley
de 1849 en cuanto al ingreso, producía algunas situaciones conflictivas
que intentaron ser resueltas mediante una Real Orden de 21 de mayo
de 1885 que regulaba el internamiento en los manicomios91.

90
Seguin, S. C. 1883: 457.
91
Para estudiar con detalle la Legislación psiquiátrica y su importancia durante el siglo XX
debe leerse el excelente trabajo de Bercovitz “La marginación de los locos y el Derecho”. Ber-
covitz , R. 1976.

76
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

La revolución de 1868 y los seis años siguientes, con las guerras car-
lista, republicana y de Cuba, no supusieron un cambio significativo, ni
tampoco la época de la Restauración, por lo que “... el último cuarto de
siglo no va a significar nada nuevo en orden a la asistencia benéfica”92.
La ley de Beneficencia de 1849 había concedido al Estado la res-
ponsabilidad de la asistencia, pero los problemas de la Hacienda esta-
tal, y las sucesivas vicisitudes por las que atravesaba la administración
pública, hacían cada vez más difícil que el Estado se hiciera cargo de es-
ta carga, de forma que mediante Reales Decretos de 27 de junio y 19
de diciembre de 1864, se indica a las diputaciones que hasta que el Es-
tado allegase los recursos necesarios para construir los manicomios que
se habían proyectado, se establecieran en las provincias los locales ade-
cuados para asistir a los dementes de ambos sexos o se costease su sos-
tenimiento en los manicomios de Valladolid, Zaragoza o Toledo. La
consecuencia de ello fue que los enfermos se amontonaron en los ma-
nicomios sin que estuviera claro quien iba a pagar sus estancias.
La Orden circular de la Regencia del 27 de julio de 1870 y Real Or-
den de 29 de febrero de 1876 reiteran que corresponde a las provincias
de la naturaleza respectiva de los dementes, hacerse cargo de los gastos
correspondientes. Pero esto no impidió que siguieran los litigios a lo
largo de todo el siglo.
Un nuevo Real Decreto de 19 de abril de 1887 ordena que las di-
putaciones provinciales continúen consignando en sus presupuestos las
cantidades necesarias para el sostenimiento de los dementes pobres, au-
torizándoles para enajenar bienes de beneficencia pública con destino a
la construcción de manicomios y ofreciéndose incluso el gobierno a ha-
cerse cargo de ellos una vez construidos93.
Estas disposiciones, junto con el Decreto de 19 de mayo de 1885,
relativo a la admisión de enfermos en los manicomios, y otras que se
destinaron a la asistencia a los enfermos mentales en el último cuarto
del siglo XIX, fueron impulsadas más por las dificultades administrati-
vas –el pago de las estancias– que por un interés en mejorar las condi-
ciones de los enfermos o un tratamiento mas apropiado para ellos.

92
Espinosa 1966b: 125.
93
Espinosa 1966b: 126.

77
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Las casas de locos en general no eran autónomas, sino meros apén-


dices de los hospitales generales y “un lastre para la nada floreciente
economía de estos centros benéficos”94 que hicieron decir a Giné: “...los
manicomios anexos a nuestros hospitales son pudrideros de locos. Si al-
bergaran personas de razón sana enloquecerían casi todas”95.
Esta situación facilitó que las órdenes religiosas se fueran haciendo
cargo de buen número de manicomios: Leganés, Valladolid, Conjo, y
los únicos manicomios que se habilitaron se debieron a la Orden de
San Juan de Dios. El de San Boi fue vendido a la Orden en 189596 y el
de Valencia pasó también a su cuidado. Con estos cambios mejoró la
asistencia aunque en muchas ocasiones, el médico del establecimiento
–cuando existía– debía supeditar su actuación a la dirección adminis-
trativa, que era la que tenía el poder decisorio.
El Decreto de 1885 tuvo vigencia hasta 1931 y sus repercusiones de
todo tipo fueron considerables, aunque su derogación fue recogida con
júbilo:“¡Esta ha sido la suerte final del tristemente célebre Real decreto
de 19 de mayo de 1885, el cual, durante 46 años, ha atormentado a los
enfermos de la mente y a los psiquiatras españoles, por poner toda cla-
se de trabas absurdas a cuanto representaba el ingreso, permanencia, sa-
lida y condición médica de los presuntos dementes o de los recluidos de-
finitivamente en los manicomios!”97.
El Decreto de 3 de julio de 1931 ha regulado el internamiento de
los enfermos mentales en España desde esa fecha hasta 1983, en que el
Artículo 211 de la Ley 13/83 lo sustituyó, siendo la disposición legal
por la que se rige el internamiento psiquiátrico en nuestros días. Como
ya se ha indicado el Artículo98 211 de la Ley 13/83 pasó a sustituir a los
35 artículos con los que el Decreto de 1931 estructuraba los interna-

94
Espinosa 1966b: 127.
95
Giné y Partagás, J. 1882, 2: 126-132.
96
Dieckhöfer, 1984: 109.
97
Editorial Rev. Med. de Barcelona, 1931, 91: 1-2.
98
“El internamiento de un presunto incapaz requerirá la previa autorización judicial, sal-
vo que razones de urgencia hiciesen necesaria la adopción de tal medida, de la que se dará cuen-
ta al juez y en todo caso dentro del plazo de veinticuatro horas. El juez, tras examinar a la per-
sona y oír el dictamen de un facultativo por el designado, concederá o denegará la autorización

78
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

mientos, y ello ha generado muchas cuestiones médico-legales, jurídi-


cas y sociales que aún no están aclaradas99.

La controversia sobre el “manicomio modelo”: el fracaso de la asistencia


psiquiátrica pública
El reinado de Isabel II supuso 25 años sin ninguna actuación im-
portante en materia de asistencia psiquiátrica. La única preocupación
se dirigió al proyecto de manicomio modelo. El plan era ambicioso,
“Pero, después de ser fundado el manicomio de Santa Isabel, en Lega-
nés, en el año 1852, ya no quedaron recursos para los restantes proyec-
tos planificados en las provincias de Zaragoza, Valladolid, La Coruña,
Granada, Valencia y Barcelona”100.
El objetivo del manicomio modelo era dar una asistencia a los en-
fermos de acuerdo con los cánones de la época y servir de guía a otros
futuros manicomios que pudieran construirse, además de tener labores
docentes como escuelas de especialistas.
El 16 de noviembre de 1846 se creó una comisión por el Ministerio
de la Gobernación en la que fue incluido el Dr. Rubio101, máximo im-
pulsor del proyecto. Ante la situación en que se encontraban los pa-
cientes del departamento de dementes del hospital de Madrid, que
contaba con capacidad sólo para 50 enfermos, alcanzando ya entonces
Madrid la cifra de 200.000 habitantes, se inauguró de forma provisio-
nal, en 1851, el manicomio de Sta. Isabel de Leganés, que nacía con el
defecto básico de no ser de nueva planta. A ello unía que se designó pa-
ra la dirección a un religioso no médico, despidiéndose a Villargoitia102,

y pondrá los hechos en conocimiento del Ministerio Fiscal, a los efectos previstos en el artícu-
lo 203. Sin perjuicio de lo previsto en el artículo 269, 4º, el juez, de oficio, recabará informa-
ción sobre la necesidad de proseguir el internamiento, cuando lo crea pertinente y, en todo ca-
so, cada seis meses, en forma igual a la prevista en el párrafo anterior, y acordará lo procedente
sobre la continuación o no del internamiento”.
99
Cabrera Forneiro, J. y Fuertes Rocañín, J. C. 1994: 299.
100
Dieckhöfer, 1984: 107.
101
Médico de la Corte y consejero de Salud Pública. Dieckhöfer, 1984: 107.
102
José Prudencio Rodríguez Villargoitia nació en Larriño, Guipúzcoa, el 24 de enero de
1811. Inició sus estudios de medicina en el Antiguo colegio de San Carlos de Madrid, en clase
de alumno médico-cirujano en 1827, a la edad de 16 años.

79
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

que había dirigido las obras de acondicionamiento y nombrándose fi-


nalmente, al médico del pueblo para que prestase sus servicios como in-
ternista.
“Quizá el móvil fundamental en este caso sea el quitarse de encima
a los locos que molestan a los demás enfermos y son un espectáculo po-
co edificante en un momento en el que se intenta reformar los hospi-
tales para colocarlos a una altura “europea”. De ahí que en la primera
orden orgánica de Leganés, dictada por el gobernador de Madrid el 5
de mayo de 1852, aparte de que el director nombrado no sea médico,
sino eclesiástico, dice en su disposición tercera que –el régimen interior
de la casa estará encargado a la misma Superiora de las Hermanas de la
Caridad–, por lo que es fácil deducir el rango que dentro de ella se atri-
buía al médico”103.
La situación del manicomio mejoró algo después de unos sucesos
que salieron en los medios de comunicación, el 16 de mayo de 1858.
Pero al cabo de tres años de esa fecha, seguían existiendo graves defec-
tos, como la falta de agua potable, instalaciones para los baños, falta de
terreno para la expansión y trabajo de los enfermos. A esto se unía que
seguían mezclados los curables con los incurables y los convalecientes.
En definitiva, no existía dirección médica.
La Ley de 1 de abril de 1859 asignó treinta millones de reales a es-
tablecimientos de beneficencia, de los cuales diez se destinaban a los
manicomios. Se realizó un concurso, por Real Decreto de 28 de julio

De su producción científica, destaca la memoria: De los medios de mejorar en España la


suerte de los enajenados, publicada en 1846, en la que declara que las enfermedades mentales
eran comparables a cualquier otra dolencia de base orgánica y no “lesión del principio psico-
lógico según algunos equivocadamente suponen”. Considera el aislamiento como importante
medida terapéutica: “tal como la ciencia lo comprende es la medida más principal e importan-
te de todas, la que debe figurar a la cabeza de todo tratamiento, aún atendiendo sólo a la cu-
ración y prescindiendo del derecho que la sociedad tiene a reclamar se le guarezca y libre de los
actos de insensatez”.
Propuso la creación de tres centros nacionales, situados estratégicamente en Vitoria, Ma-
drid y Sevilla, que contendrían quinientos dementes cada uno, cifra demasiado baja para las
necesidades existentes, que podría completarse con la mejora de algunos ya existentes. Para co-
nocer más detalles sobre su biografía puede consultarse: Rey González, 1984: 264-268.
103
Espinosa, 1966b: 100.

80
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

de 1859, al que se presentaron ocho proyectos y fue elegido el de don


Cristóbal Lecumberri, que llegó a aprobarse como anteproyecto, a la
vez que la compra de la dehesa Amaniel para su ubicación. Como ha-
bía que habilitar créditos extraordinarios para su construcción, esta se
fue alargando y finalmente se abandonó.
En 1869 se encargó un nuevo anteproyecto al arquitecto Tomás
Aranguren, para 500 enfermos de cada sexo en 225.000 m2 de superfi-
cie, con jardines, huerta, casa de labor y pabellones para distinguidos,
con un presupuesto de gastos de 578.227,510 escudos que tampoco lle-
gó a realizarse.
Hubo un nuevo intento en 1874 nombrándose una comisión que no
obtuvo éxito, pero que llegó a algunas conclusiones de interés: “Debía
tener objetivo científico y benéfico, curativo para locos curables y de re-
fugio para los no curables. La construcción debía ser hecha bajo la vigi-
lancia y orientación de los médicos y debía haber un médico director.
Proponían que se hiciera para 1.000 enfermos, 500 de cada sexo, con una
extensión de más de 100 fanegas, situado en las cercanías de Madrid. Allí
se debían formar los futuros directores y médicos de manicomio, para
dotar a éstos de médicos adornados de la alta capacidad, de la vasta ins-
trucción, de la fecunda experiencia y las raras dotes que se requieren pa-
ra dirigir debidamente el tratamiento de las enfermedades mentales y es-
tablecer y conservar en ello un orden bien entendido”104.
Estas recomendaciones no sirvieron de nada, aunque Leganés fue
adoptado como manicomio modelo por la Instrucción de 27 de enero
de 1885, siendo el único manicomio que se consiguió de los seis que se
habían propuesto en la Ley de Beneficencia de 1849.
Por Real Decreto de 12 de mayo de 1875 se publicó el reglamento
orgánico. La Junta de Patronos tenía atribuidas la dirección y adminis-
tración del manicomio, admisión, altas y licencias de los albergados. El
médico solo era el jefe facultativo, siendo el administrador el “jefe del
establecimiento”, estando todos los empleados a sus órdenes.

104
Méndez Alvaro, Fco. “Proyecto de informe sobre el establecimiento de un manicomio
modelo”. Anfiteatro Anatómico español, 2, 4, 29-30, 54, 101, 186-187. Citado por Espinosa,
1966b: 103.

81
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Leganés se convirtió en un “almacén” de enfermos totalmente inac-


tivos, salvo por la práctica del juego del parchís y el dominó. La lim-
pieza mejoró, lo que fue atribuido por parte de algunos visitantes a la
buena labor de las Hermanas de la Caridad, pero la asistencia médica
seguía sin implantarse.
En estas condiciones, tampoco podía ser un centro dedicado a la
docencia y supuso un freno para la reforma que era necesaria: “Lo pe-
or... es que significó un serio obstáculo para la reforma verdadera, al de-
jar la Ley prácticamente sin sentido al resto de los manicomios espa-
ñoles, algunos de los cuales contaban ya con una larga tradición, y que
vieron así coartada su propia iniciativa”105.
Los dos proyectos de manicomios modelo, el de Pedro María Ru-
bio para Leganés y el de Pí y Molist para el de la Santa Cruz, sufrieron
una cadena de vicisitudes que les hicieron retrasarse prácticamente
treinta años desde su proyecto, hasta su inauguración. Leganés, que ini-
ció su andadura “provisional” en 1852 no quedó aprobado como “mo-
delo” hasta 1885, mientras que en el caso del de la Santa Cruz, el “Pro-
yecto Médico Razonado para la construcción del Manicomio de la
Santa Cruz” fue publicado en 1860 y la apertura del establecimiento,
como centro privado, no se produjo hasta 1889.
Con este retraso, es fácilmente comprensible que, “... ambos pro-
yectos fracasaron en su intención de ejemplaridad, bien porque nunca
se alcanzara un nivel de funcionamiento eficiente, porque el resultado
final no recordara en nada a lo pretendido inicialmente, o porque la
tardanza en su ejecución los convirtiera en obsoletos en el momento de
ponerlos en práctica”106.
La consolidación del estado liberal ayudó a introducir las ideas pro-
venientes de Europa, apareciendo las primeras denuncias sobre las con-
diciones de atención a los dementes e iniciando un debate sobre los
modelos asistenciales.

105
Espinosa, 1966b: 104.
106
Martín 1994: 66.

82
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

La iniciativa privada: los filántropos y las órdenes religiosas


De cualquier forma, la más importante medida de esta época es la
Ley de Beneficencia de 20 de junio de 1849, que continuó vigente du-
rante todo el siglo XIX y junto con el Real Decreto de 1885 que regula
el ingreso de dementes en los manicomios, constituyen el marco jurí-
dico para la asistencia psiquiátrica hasta el primer tercio del siglo XX.
En principio, su finalidad primordial era:“...acabar con la mendici-
dad, que rompía ese buen tono que se quería dar a la sociedad de en-
tonces... este tímido intento encontró tan fuerte oposición... que al fi-
nal la ley aprobada apenas tiene parecido con el proyecto presentado a
las Cortes”107.
“La discrepancia básica en torno a la Beneficencia consistía en si es-
ta debía considerarse como un deber del Estado, y por lo tanto, como
un derecho de todo ciudadano, o sí, por el contrario, se seguía con-
fiando en una asistencia basada en las instituciones caritativas”108.
Comelles considera que la oposición a la Ley provenía de su carác-
ter secularizador, que había sido la crítica “mas sustanciosa” que se ha-
bía hecho a la Ley de 1822, llegando a afirmarse en público que el pro-
yecto era pagano.
En su opinión, “... la oposición trataba que la Iglesia siguiese tenien-
do una posición destacada en la gestión de los centros, para evitar que la
Beneficencia pública se convirtiese en una obligación del Estado”109.
La Ley, que respondía a la necesidad de resolver la crisis económica
de las instituciones, era un intento de precisar el marco menos compro-
metedor para el Estado. A diferencia del modelo francés, en el que la ley
sobre los alienados precedió al resto de las leyes sobre beneficencia, en Es-
paña, los dementes se incluyeron como un caso más dentro de ella. “Al
mismo tiempo, la Ley sustrajo a los establecimientos de la anterior tute-
la de Ayuntamientos y Diputaciones para atribuirlas al Estado, aunque
aceptando el auxilio eventual de las corporaciones locales”110. “La vice-

107
Espinosa 1969: 182.
108
Martín, 1991: 39.
109
Comelles, 1988: 46-47.
110
Comelles, 1988: 47.

83
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

presidencia de las Juntas de Beneficencia a partir de 1849 las ostentaban


los obispos y había en ellas dos eclesiásticos más”111.
El texto aprobado afirmaba la responsabilidad del Estado pero respeta-
ba los derechos adquiridos, por fundación o similar, a los patronos de los
establecimientos de beneficencia, que sólo podían ser sustituidos por el Es-
tado y que en gran parte eran del clero. Esto permitía que los directores de
los centros fueran administradores no médicos, estando supeditados estos
a las decisiones económico-administrativas que aquellos pudieran tomar.
La Ley consagró el principio de carácter subsidiario de la asistencia pú-
blica facilitando la privatización, que motivó inversiones importantes por
parte de la Iglesia, órdenes religiosas o sociedades privadas. Estas iniciativas
serían apoyadas mediante conciertos con el Estado, que según Comelles
iban a convertirse en un negocio saneado y cuyos efectos sobre la asisten-
cia: “...consistieron en favorecer a los propietarios de los centros, marginar
a los médicos y liberar a los poderes locales de sus responsabilidades”.
En principio, la Ley produjo más confusionismo, ya que su Regla-
mento no fue publicado hasta el 14 de mayo de 1852. Ante la falta de
recursos económicos, el Estado se vio obligado, considerando las ven-
tajas que se podrían derivar de ello, a establecer provisionalmente me-
diante dos Reales Decretos de 27/6 y 19/12 de 1864, que las Diputa-
ciones debían hacerse cargo de la asistencia a los dementes, en tanto se
construyeran los manicomios modelo que se habían proyectado. Para
ello, debían habilitar locales en los hospitales generales o sufragar los
gastos de los manicomios en funcionamiento, sin decir las medidas de
control e inspección que debían tomarse. La única medida era confiar
la inspección al gobernador civil correspondiente.
Dos Reales Órdenes de 1870 y 1876 obligaban a las provincias de
procedencia del enfermo a pagar su sostenimiento y la Real Orden de
19/4 de 1887, establecía que las diputaciones se harían cargo del soste-
nimiento de los dementes pobres, concediéndoseles autorización para
enajenar bienes de la Beneficencia Pública para conseguir fondos con
los que proceder a construir nuevos manicomios112.

111
Espinosa, 1966b: 130.
112
Márquez, 1988: 79

84
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Las diputaciones también carecían de recursos y la población de en-


fermos crecía progresivamente, en consecuencia, comenzó a aparecer la
oferta privada, especialmente dirigida a las clases sociales con capacidad
económica para financiar el coste de los cuidados “pensionistas”, con-
certándose la asistencia a los pobres con las corporaciones provinciales
que no tenían establecimientos en sus territorios.
Estos centros privados estaban ubicados cerca de las ciudades más
pobladas. En general eran de poca capacidad y estaban dirigidos por
médicos alienistas que basaban la asistencia en el Tratamiento Moral y
el “Non-restraint”113.
Durante la Restauración (1875-1902), no hubo ningún cambio en
la política asistencial. Las diputaciones, que eran responsables de la
atención a los enfermos mentales, carecían de los recursos necesarios
para la construcción de hospitales para atender a estos pacientes y de-
jaron el camino abierto a la iniciativa privada.
En Cataluña, se pasó de 250 camas psiquiátricas todas ellas públicas,
a casi 2.500, de las cuales 2.100 eran privadas, siendo la única iniciativa
pública la construcción en 1885, por la Diputación de Gerona, del ma-
nicomio de Salt114, que según Aparicio115 tuvo que ver con el descrédito
de Sant Boi y respondía exclusivamente a razones administrativas.
Las nuevas instituciones son debidas a la iniciativa de alienistas par-
ticulares, propietarios de centros asistenciales con un pequeño número de
plazas, que atendían preferentemente a pacientes privados, aunque pos-
teriormente alquilaron plazas a enfermos con cargo a las Diputaciones116.

113
Comelles, 1988: 67-68. Dieckhöfer, 1984: 108.
114
Comelles, 1988: 67. Para conocer la historia del hospital psiquiátrico de Salt, véase “El
psiquiàtric de Salt de Gil R. Mª y Boadas J. 1987.
115
Aparicio, 1980: 555.
116
Por orden cronológico, fueron los siguientes: 1) La Torre Llunática de Lloret, fundada
por Francesc Campderá en 1844; 2) El Manicomio de Sant Boi de Pujadas, fundado en 1853;
3) el Manicomio de Nova Betlem de Giné y Partagás que funcionaba desde 1850, pero como
manicomio solo desde 1857; 4) el Instituto Frenopático de Dolsa y Llorach que empezó a ope-
rar entre 1868 y 1874; 5) el manicomio de Reus de Briansó, que cierra la lista de las grandes
fundaciones, construido a partir de 1900 y 1904. A ellos habría que añadir la ampliación de
Sant Boi en 1892. Comelles. 1.988: 68.

85
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Dieckhöfer117 también considera en relación con los manicomios


privados, que “... Cataluña se mostró como modelo y ejemplo, ya que
por sus múltiples ramas industriales alcanzó el nivel más alto de Espa-
ña, y a la vez se mostró más abierta a la influencia de Francia que Cas-
tilla”.
Este mismo autor, destaca el establecimiento del Dr. Esquerdo, en
Carabanchel Alto, cerca de Madrid, que tenía “ventajas similares” al
Instituto Frenopático de Dolsa y Llorach y resalta que estaba dedicado
a los “hacendados”118.
Anteriormente a 1870 estas instituciones estaban impregnadas de
ideas filantrópicas y la asistencia se acercaba a lo que se conocía en otros
países europeos, mejorando la que existía en los centros públicos, como
confirma Ullersperger119, que sin embargo mantenía algunas reservas en
cuanto a la calidad asistencial.
Esta opinión es confirmada por Seguin, un psiquiatra americano
que recorrió trece manicomios del país, y escribió un informe en 1883120
valorando negativamente la calidad de la asistencia y la capacidad cien-
tífica de los alienistas, a los que salvo las excepciones de Pí y Molist y
Giné y Partagás, consideraba de un nivel intelectual ínfimo y respecto
a la política del “Non restraint”, que muchos propugnaban, una pala-
bra vacía de contenido teórico.
La Ley de 1852 tuvo otras consecuencias:“La nueva ley fomenta in-
cluso las fundaciones piadosas, otorgándoles los beneficios de la Bene-
ficencia pública, y pronto comienza una nueva ola fundacional, como
en el siglo XV, a cargo esta vez de la Orden de San Juan de Dios”121.
Este fenómeno fundacional, que es quizá el más característico de la
Restauración, se hacía incorporando los elementos de la comunidad re-
ligiosa a la institución psiquiátrica, cumpliendo las labores de enferme-
ría y asistenciales, en contacto directo con los pacientes. El modelo de
funcionamiento lo proporcionó el manicomio de Leganés en el cual las

117
Dieckhöfer, 1984: 107-108.
118
Dieckhöfer, 1984: 115.
119
Ullersperger, J. B. 1954: 131-139.
120
Seguin, E. C. 1883.
121
Espinosa 1969: 183.

86
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Hermanas de la Caridad comenzaron su actividad asistencial con la


apertura del establecimiento. Este fue el sistema elegido al inaugurarse
el Manicomio Navarro, manteniéndose en el caso de las Hermanas
Hospitalarias hasta la actualidad y cancelándose el acuerdo con los Her-
manos de San Juan de Dios el año 1923.
La incorporación de estas comunidades supuso mejoras en el trato
a los pacientes, en lo cual coinciden diversos autores122, aunque no to-
dos los testimonios son favorables123. Ya se ha comentado la opinión de
Espinosa124 respecto a la disposición tercera de la primera orden orgá-
nica de Leganés, dictada por el Gobernador de Madrid el 5 de mayo de
1852, encargando el régimen interior del establecimiento a la Superio-
ra de las Hermanas de la Caridad, confiriéndole por tanto más autori-
dad en ese ámbito que la correspondiente al médico.
Márquez, también se refiere a este punto y afirma: “...las Hermanas
de la Caridad y empleados que poseían excesiva autoridad, hicieron tra-
bajar a los dementes según sus propias conveniencias. Este fue el único
sistema de laborterapia empleado”125.

La aportación española a la psiquiatría en el siglo XIX


Nos hubiera gustado incluir aquí numerosas aportaciones de los
psiquiatras españoles a las nuevas tendencias que imperaban en otros
países en el tratamiento destinado a los enfermos mentales. Desgracia-
damente, y con muy contadas excepciones, los alienistas españoles no
parecían estar muy actualizados en las corrientes de pensamiento de la
época. Seguin lo deja de manifiesto, con bastante dureza, en las con-
clusiones de su visita126: “Si exceptuamos tal vez media docena, los mé-
dicos que encontré encargados de los locos tenían poco conocimiento
del asunto y eran evidentemente incapaces de reconocer la parálisis ge-

122
Espinosa 1966b. Gracia Guillén, 1982. Márquez, 1988: 179. Giné y Partagás: Regla-
mento del Manicomio de Nueva Belén, art. 35. 1874. Galcerán: “El moderno Manicomio, de
San Boi de Llobregat. científicamente considerado”. 1892: 78.
123
Véase también, lo que dice al respecto Nicasio Landa en su Memoria. Anexo 3.
124
Espinosa, 1966b: 100.
125
Márquez, 1988: 77-78.
126
Seguin, E. C. 1883: 48-459.

87
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

neral en sus primeros estadios ó en sus formas especiales. Casi sin ex-
cepción eran incapaces de leer la extensa y valiosa literatura sobre en-
fermedades mentales que hay en alemán o inglés, y fuera de un cono-
cimiento vago y escéptico de la “no sujeción” no sabían nada de la
admirable manera de tratar á los locos en los países más allá de Francia.
Varios de esos caballeros leían francés y conocían regularmente la lite-
ratura psiquiátrica francesa hasta diez años atrás. Nunca había com-
prendido tan claramente como hombres de actividad y talento podían
estrellarse en su obra y parecer mal instruidos por falta de conocimien-
to de las lenguas modernas. Esto es más verdad aun en esta especiali-
dad de la medicina, que desde los días de Pinel ha progresado casi
igualmente por obras escritas en las tres grandes lenguas modernas.
Muchos de los médicos que encontré, no habían estado nunca fue-
ra de España, y por lo tanto no habían visto nunca con sus propios ojos
la practicabilidad de la no sujeción, el influjo maravilloso de la ocupa-
ción, etc. que demuestran tan perfectamente los manicomios de Ingla-
terra y Escocia”.
Posteriormente hacía una referencia a la breve instrucción clínica so-
bre las enfermedades mentales que recibían los estudiantes de medicina
en las universidades y resaltaba que no existía ninguna asociación de alie-
nistas, para que estos tuvieran la ocasión de intercambiar conocimientos,
ignorando lo que hacían sus compañeros españoles y los de otros países.
De esta crítica solo salvaba a Giné: “El Dr. Giné, que es una excep-
ción distinguida de lo que acabo de criticar, ha invitado á los médicos
de los Manicomios y otros que se interesen por la Psiquiátrica, á cele-
brar una reunión en su manicomio de Nueva Belén en el próximo se-
tiembre, ofreciendo premios para memorias sobre ciertos temas, lo cual
sin duda dará lugar á una discusión general. Esto puede ser el principio
de una asociación Médico-psicológica que tal vez indirectamente resul-
taría provechosa y un beneficio permanente á los locos de España”.
En cuanto a las corrientes teóricas imperantes, predominaba la Es-
cuela Francesa; esta situación, respecto a la influencia de la psiquiatría
francesa en nuestro país en el siglo XIX, está refrendada por Rey Gon-
zález127que ha constatado en un estudio de las 79 traducciones publica-

127
Rey González, A. 1982: 10.

88
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

das a lo largo del siglo XIX en revistas españolas, que corresponden al


22,15% de todo lo publicado, 64 proceden del francés, 7 del inglés, 6
del alemán y 2 del italiano.
El mismo investigador destaca a los autores con más productividad,
que son: Arturo Galcerán, con 71 artículos, Juan Giné con 53 y dos de
sus más directos colaboradores en Nueva Belén; Ribas Pujol con 40 y
Rodríguez y Rodríguez con 28. De los extranjeros el de más producti-
vidad es Magnan, con 18 artículos traducidos, seguido de Ball y Char-
cot con 10.
Los médicos que comenzaron a preocuparse en España por una psi-
quiatría más moderna no fueron psiquiatras, sino especialistas de otros
campos como Pedro Mata y Fontanet128 y los alienistas catalanes que
comenzaron a abrir los establecimientos privados, que ya hemos men-
cionado anteriormente, como Giné y Partagás, Dolsá y Llorach, Camp-
derá y Pujadas.
Debemos detenernos brevemente en Pedro Mata, ya que tiene una
singular importancia en este estudio. Mata fue el “padrino” de la tesis
de Nicasio Landa129 y con toda seguridad habría influido de forma de-
cisiva en la formación de Landa en todo lo referente a las enfermeda-
des mentales. Hombre polifacético, Catedrático de término en la Uni-
versidad Central, encargado de la asignatura de Medicina Legal y
Toxicología, Mata dictaba en el Ateneo Científico y Literario de Ma-
drid unas lecciones sobre la razón humana, en estado de enfermedad,
que en concreto en el libro que hemos tenido la ocasión de consultar130
se iniciaron el 30 de enero de 1858 y la número veinticinco y última, la
dictó el primero de mayo de 1858.

128
Pedro Mata y Fontanet (1811-1877) pasó en su época por filósofo, médico legista, psi-
cólogo, alienista, poeta, dramaturgo, novelista, fundador de revistas, orador elocuente, buen
polemista y propagador incansable de la política liberal. Escribió un Tratado de Medicina Le-
gal y Toxicología que durante muchos años se utilizó como texto en las Universidades españo-
las. Introductor en nuestro país de la medicina positivista europea, concretamente del somati-
cismo psiquiátrico de Griesinger y Parchappe, (Véase Sancho de San Román, 1962) su
orientación tendrá continuación en Giné y Partagás, Rodríguez Morini y Esquerdo, frente a los
Peset, Santero y Pí y Molist que proseguirán fieles al psicologismo psiquiátrico. Puede ser con-
siderado el padre de la Medicina legal en España. Sancho de San Román, R. 1962: 25-31.
129
Viñes, J. J. Anexo 1.
130
Mata, Pedro. 1878.

89
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tratado de la Razón Humana. Portada. Por el Dr. D. Pedro Mata.

90
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

En la lección XIII, hace una descripción y crítica de las clasificacio-


nes de las enfermedades mentales debidas a dieciséis alienistas131sin que
ninguna le parezca acertada, valorando algo más la de Esquirol, aunque
se refiere a ella diciendo: “Por de pronto, la lipemanía ó melancolía de
los antiguos no es un género diferente de la manía, porque esta, así co-
mo unas veces hace tomar al loco la forma lipemaníaca ó melancólica,
otras veces le hace tomar la querománica ó la locura alegre, como la de-
moníaca, la soantrópica, etc. Luego falta la imbecilidad, que los auto-
res más modernos colocan después del idiotismo; y por todas estas ra-
zones no abrazarémos la clasificación de Esquirol, aprovechándonos,
sin embargo de las buenas cosas que contiene para cuando proponga-
mos la que nos parezca preferible”.
Sorprende la utilización de nuevos términos: querománica, demo-
níaca, soantrópica, cuando en los dos párrafos anteriores destruye, la
clasificación de Guislain (en su texto “Guslain”) acusándola de exceso
de nuevas palabras132. Destina desde la lección “decimacuarta” hasta la
“vigésimasegunda” a explicar su propia clasificación y análisis de las en-
fermedades mentales, que previamente había descrito mediante obser-
vación de los enfermos de un manicomio imaginario en dos lecciones
anteriores.
Divide inicialmente la locura o enajenación mental en dos clases:
una esencial, idiopática la otra sintomática, dependiente de otra afec-
ción o estado del sujeto. Aunque con un estilo literario que ahora pue-
de resultarnos chocante y no carente de cierto narcisismo, que en oca-
siones se aproxima a la crónica de sucesos, su libro trata de la casi
totalidad de las enfermedades mentales que conocemos, algunas poco

131
Cullen, Pinel, Rush, Burrows, Prichard, José Frank, Guislain, Esquirol, Faubillo, Ge-
orget, Parchappe, Morel, Hoffvauer, Adelon, Orfila y Brierre de Boismont.
132
“ Os perdono el tormento de oir la continuación de ese tiroteo tan estrafalario de pa-
labras científicas tomadas de un idioma que en otros tiempos ha sido el sabio. Se conoce que
el bueno de Guslain es aficionadá las palabras revesadas é ininteligibles, por cuyo abuso nos po-
nen en ridículo, y no les falta razón, nuestros jueces y tribunales, cuando en nuestros dictáme-
nes abundan esa especie de palabrotas. Dando nosotros estas lecciones con aplicación á la prác-
tica del foro, nos bastaría esta consideración para rechazar la clasificación de Guslain; y por lo
mismo que he empezado su crítica diciendo que no la iba á admitir, es ocioso que pierda el
tiempo examinando los demás defectos que esa clasificación contiene independientemente del
estrambótico tecnicismo que la hace sobremanera ridícula”. Mata, P. 1878:293.

91
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

frecuentes en nuestro medio actualmente, como la licantropía, la an-


tropofagia, el albinismo, adjudicando a la espermatorrea diferentes ma-
les133, lo mismo que a la pelagra, pero también incluye interesantes des-
cripciones de trastornos que seguimos viendo en consulta en la
actualidad y puede ser considerado uno de los primeros tratados de psi-
quiatría en lengua española.
No puede decirse que los psiquiatras españoles hicieran aportacio-
nes relevantes a los nuevos enfoques en el tratamiento a los enfermos
mentales que se habían experimentado en el resto de Europa a finales
del siglo anterior. Giné134 siguió la línea organicista de la psiquiatría
francesa y cultivó, como muchos de los primeros alienistas, otra espe-
cialidad además de la psiquiatría135, en su caso fue la dermatología. Es-
cribió doce libros y más de medio centenar de artículos y fue catedrá-
tico en Santiago de Compostela y de Clínica Quirúrgica en Barcelona.
Inició la enseñanza de la Frenología a estudiantes de medicina en unos
cursos dominicales que dictaba al pie de una encina, en el manicomio
de Nueva Belén, que pronto adquirieron éxito y han sido considerados
como la primera cátedra libre de psiquiatría136 en nuestro país137, ya que
no existía hasta entonces una cátedra oficial, aunque se había reclama-
do con insistencia su creación.
Desde 1864 fue primero consultor y después director del manico-
mio de Nueva Belén, que había sido fundado en 1857 en la villa de

133
“La lectura de las observaciones recogidas por Lallemand no nos deja ninguna duda de
que las poluciones nocturnas y diurnas, ó sea las pérdidas seminales, son muy capaces de alte-
rar la razón de los enfermos y darles el aire de verdaderos locos. Hipocondría, delirio, inclina-
ción al asesinato, suicidio, todo se encuentra en esos preciosos casos que ha recogido aquel pro-
fesor con tanto esmero y tanto a cierto”. Mata, P. 1878:517.
134
Juan Giné nació en Barcelona el 18/11/1836. Se licenció en Medicina en la Universi-
dad catalana en 1858 y se doctoró en Madrid cuatro años más tarde. Posteriormente volvió de
nuevo a Barcelona como Catedrático de Clínica Quirúrgica. En 1892 fue designado decano,
puesto que ocupo hasta su fallecimiento el 27/02/1.903. Sancho de San Román, R. 1960: 9.
135
Una amplia visión de la obra psiquiátrica de Giné y Partagás puede encontrarse en la
Tesis doctoral de Rafael Sancho de San Román, publicada en Ediciones del Seminario de His-
toria de la Medicina Española. Universidad de Salamanca. Sancho de San Román, R. 1960.
136
Cuando Giné se licenciaba en Medicina (1858) Mata ya estaba dictando sus clases en
el Ateneo en Madrid aunque no hiciera referencia a la “psiquiatría” sino a la “rzón humana en
estado de enfermedad”. Mata, P. 1878.
137
Rey González, R. 1982: 101.

92
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Gracia y que fue erigido de nueva planta en 1873 en San Gervasio de


Cassolas (Barcelona). Allí reunió un buen número de discípulos entre
los que destacan Galcerán Granés138,139, Martí Juliá, Rodríguez Morini y
Ribas Pujol.
El manicomio se convirtió en un centro importante para la psi-
quiatría española al acoger el Primer Certamen Frenopático el mes de
septiembre de 1883 y a Giné se le considera el fundador de la primera
revista española de psiquiatría: la Revista Frenopática barcelonesa, en
1881140.
El manicomio de Nueva Belén debía “ser realmente un Manicomio
y no parecerlo”141. Para conseguir los efectos deseados había que:“...ro-
dear a los enfermos de un conjunto de indicaciones físicas y de in-

138
Arturo Galcerán Granés nació en Gerona en 1850. Se trasladó pronto a vivir con su fa-
milia a Barcelona en donde se licenció en Medicina en 1875. Estaba interesado en la Cirugía,
pero Giné, Catedrático de Clínica Quirúrgica, le ofreció realizar guardias en el manicomio de
Nueva Belén, del cual era director desde 1864. Allí se despertó su vocación psiquiátrica. Per-
maneció siete años en el centro como único colaborador de Giné y en 1881, con el ingreso co-
mo nuevo médico de Ribas Pujol, pasó a ser consultor. Participó en el núcleo de psiquiatras
que en torno a Giné llevaban a cabo un tipo de asistencia diferente, basada inicialmente en el
Non-restraint y en forma general en el tratamiento moral. Como su maestro, tenía un enfoque
organicista y adquirió gran experiencia clínica y de dirección, lo cual le llevó a ser nombrado
en 1885 director del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de la crisis del centro
tras una epidemia de cólera. Galcerán trabajó intensamente durante 10 años y consiguió recu-
perar el prestigio del centro. Fue el máximo productor de artículos psiquiátricos de todo el si-
glo XIX, más de 75 en poco más de veinte años y fundador al final de su vida profesional, de la
Sociedad de Psiquiatría y Neurología de Cataluña, primera de las sociedades de especialistas en
nuestro país de la que fue presidente. Rey González, A. 1985: 223-226.
139
Galcerán consideraba que el manicomio, tal como se conocía en su tiempo, daría pa-
so a asilos especiales para todo tipo de enfermos, tendrían una sola planta, un funcionalismo
especial y el ingreso se realizaría atendiendo a las condiciones médico-legales del enfermo. Los
cinco tipos de asilos que el esperaba llegasen a funcionar eran: 1) el Sanatorio, para los psico-
neuróticos, 2) el Asilo para los epilépticos, 3) el Asilo-escuela para los agenésicos, 4) el Mani-
comio para locos, y 5) el Reformatorio para degenerados morales y delincuentes. Galcerán Gra-
nés, A. 1907: 213.
140
En febrero de 1865 salió publicado el primer número de La razón de la sinrazón, “Re-
vista de medicina e higiene mental redactada, impresa y litografiada por los señores pensionis-
tas del Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat”. Según Antón esta sería la prime-
ra revista que aborda en España temas psiquiátricos, sin embargo solo se editaron tres
ejemplares y no volvió a reeditarse hasta 1879. Antón, P. 1982: 46. Rey González cita a Méndez
Alvaro, indicando que esta publicación no tuvo apenas trascendencia. Rey González, A. 1982:
102.
141
Giné y Partagás, J. 1881: 126.

93
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

fluencias morales, que, al paso que proporcionen al organismo elemen-


tos materiales, los más vivificantes, den al espíritu tranquila expansión,
calma y sosiego, cohibiendo suavemente los exagerados impulsos del
delirio”.
El tratamiento a los asilados –que estaba inspirado en el “Non-res-
traint”– se daba por medio de la higiene, tranquilidad, seguridad, or-
den, suavidad, confianza y consejo. Giné era partidario del aislamiento
para separar al enfermo del ambiente en que nació la enfermedad:
“El vulgo olvida –y es gran lástima– que la indicación causal –la
sustracción del organismo a la causa– es la que primero debe satisfacer
un buen terapeuta. Aquí, en psiquiatría, la indicación causal consiste en
apartar tempranamente al alienado del influjo de los agentes físicos y
morales en que nació la enfermedad. Esta indicación no se puede cum-
plir apartando el mundo del individuo, pero se satisface separando al
individuo del mundo: secuestrándole. Secuestración aislamiento, ma-
nicomio, he aquí el único, pero poderoso y eficaz remedio, al principio
de las enfermedades mentales.
Pero el manicomio causa horror. Causas de ese horror:
1º. El manicomio antiguo, comparable sólo con la cárcel o el presidio.
2º. El manicomio moderno explotado por malvados, cuyos senti-
mientos generosos están siempre ausentes de su corazón.
3º. Injurias y calumnias, perdonables porque son de locos que sa-
lieron del manicomio por insolvencia u omisión de pago, o por cálcu-
lo de sus deudos, a quienes más cuenta les trae la soltura del loco, gra-
tuita, que su reclusión pagando. ¡Cuánto pariente pobre, de loco rico,
se refocila con la pensión que éste pagaría a un manicomio, si fuese ár-
bitro de escoger su destino y librarse de los golpes y encierros a que les
condenan sus benévolos parientes!”142.
El interés por el “Non-restraint” no era exclusivo de Giné. Sereñana
también defiende el método en su participación en el Primer Certamen
Frenopático español, atribuyendo la paternidad del sistema al doctor

142
Giné en “De la necesidad de popularizar el conocimiento (diagnóstico) de la alienación
mental” (fragmento) Rev. Fren. Barc. 5, 1885: 5-29. transcrito por Rey González, A. 1982.

94
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Charleston (!) y a Mr. Hill143, que lo habrían puesto en práctica en el asi-


lo de Lincoln a principios de 1829, por tanto diez años antes de la fecha
que se concede a Connolly para el mismo objetivo144. Es más realista pe-
se a su bucólica visión de los manicomios145, y recomienda el sistema
mixto: “esto es, del empleo de todos aquellos medios de sujeción que,
sin producir en los tegumentos del loco lesión de ninguna clase, como
puede acontecer con las ligaduras demasiado apretadas, ni herir el sen-
timiento de dignidad que experimenta el cuerdo ante la vista de medios
contentivos fabricados con mucho hierro, impidan que el orate infiera á
nadie el menor daño y pueda atentar á su propia persona”146.
El mismo autor se pregunta, si el homicida, el incendiario, el suici-
da, pueden ser tratados con ese método sin exponer a los demás asila-
dos a lesiones corporales, sin que muebles y edificios se vean expuestos
a destrozos, y sin que el propio enfermo atente contra su vida, y finali-
za: “La camisa de fuerza, el pantalón de Parigot, el cinturón, las trabas,
y las celdas fuertes acolchadas, son medios contentivos que, debida-
mente aplicados, ni exasperan el delirio del enfermo, ni ofenden la vis-
ta de la persona cuerda que se vé obligada á usarlos para el tratamiento
de la locura.
O sino, testimonio ocular hemos sido nosotros mismos al recibir en
el Manicomio á enfermos procedentes de casas particulares, quienes,
presos de delirio furioso, la familia no ha querido atarles; pero en cam-
bio, de la compresión ejercida por las manos de robustos guardianes,
han quedado impresas en los miembros del enfermo, las huellas de los
dedos y de las uñas, resultando extensas equimosis cuando no terribles
escoriaciones.

143
Parece que quiere referirse a Charlesworth y Gardiner Hill y sus experiencias en el asi-
lo de Lincoln.
144
Sereñana, P. 1883: 263.
145
“Al contemplar un manicomio moderno con sus dilatados horizontes, sus vastas cam-
piñas, sus encantadores jardines, sus frondosos paseos y en el interior del edificio espaciosas ha-
bitaciones anchos corredores, acolchadas celdas fuertes, la suavidad en los medios de sujeción
y la dulzura con que el loco es tratado por sus asistentes. nos horroriza la cárcel de Bicêtre con
sus calabozos, sus rejas, argollas y otros medios de tortura y nos sonroja el espectáculo inhu-
mano de los albergados de Bethlam, con cuyos infelices especulaban sus empresarios como ni
más ni menos suelen hacerlo, hoy, con sus fieras, los domadores. Sereñana, P. 1883: 257.
146
Sereñana, P. 1883: 263.

95
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Dudamos de que en manicomio alguno, así de España como del ex-


tranjero, ni en el mismo Bethlam –que es hoy el reverso de lo que fué–
se observe el método “Non-restraint” en toda su pureza. Sería necesario
para llevar á efecto este sistema, en muchos casos de delirio furioso en que
el orate siente sus fuerzas multiplicadas, el que dos robustos mozos le su-
jetaran continuamente, y tendríamos con esto, que la sujeción ejercida
por los criados equivaldría á la camisa de fuerza. al cinturón y á las tra-
bas, y quizás la equivalencia fuera en desventaja del sistema inglés”147.
Ya hemos mencionado anteriormente a Galcerán, el discípulo más
destacado de Giné, que era también partidario del Non-restraint y tu-
vo ocasión de poner en práctica sus métodos, al hacerse cargo de la di-
rección del manicomio de San Boi en 1885.
San Boi148 se inauguró en 1854 y fue planeado y ejecutado por Pu-
jadas149. Llegó a ser el mejor manicomio de su época. Gozó de prestigio
hasta 1870, año en el que Pujadas se vio obligado a solicitar a las dipu-
taciones el envío de dementes pobres. Desde ese momento comenzó el
deterioro de la institución con la huída de los pensionistas, llegando a
ofrecerlo en venta al Padre Menni y al gobernador civil, que rechazaron
la oferta. Después de nombrar codirector a Rodríguez Méndez en 1878,
que no pudo detener la caída de la institución y tras su muerte en 1881,
el centro sufrió una serie de vicisitudes hasta la epidemia de cólera en
1885 tras la cual se produjo el nombramiento de Galcerán.

147
Sereñana, P. 1883: 263-264.
148
Para conocer la historia de San Boi puede consultarse la Tesis doctoral de Pedro Antón
Fructuoso, publicada con el título de “Almacén de razones perdidas”. Antón, P. 1982.
149
Antonio Pujadas y Mayans nació en Igualada en 1811. Parece que en su juventud fue
novicio en un convento y tal vez el fervor con el que se entregó a su tarea de asistencia al trata-
miento de los dementes, pudiera explicarse por su frustrada vocación religiosa. Estudió medici-
na en Barcelona, Montpellier, París y Londres. Tras la muerte de su padre, regresa a Barcelona y
debe terminar sus estudios para poder ejercer la profesión como medio de subsistencia. Intentó
fundar un balneario con manicomio anejo en la Puda de Monserrat, pero la junta directiva de
la sociedad al enterarse del proyecto de manicomio se opuso. En 1849 alquila una casa en la ca-
lle Canuda nº 31, que se convierte en “casa de curación u hospedaje para enfermos con asisten-
cia médica o sin ella”, para terminar anunciándose, ya en 1852, en la prensa diaria, como “Casa
de locos”. Una queja de los vecinos lleva a su deshaucio el 10 de agosto de 1853, debiendo aban-
donar el local en 24 horas, pero la Providencia viene en su ayuda, ya que el Marqués de Santa
Cruz le cedió las ruinas de un inhabitado convento de Servitas en el pueblo de San Baudilio. Así
nació Sant Boi que sería inaugurado un año más tarde. Antón, P. 1982: 27-30.

96
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Cuando Galcerán se hizo cargo de la dirección, San Boi alojaba 850


enfermos. El nuevo responsable tomó una serie de medidas que son co-
munes a las utilizadas por los psiquiatras franceses en los que se inspi-
raba Giné, su maestro, y que nos resultan conocidas:“...la redacción y
puesta en funcionamiento de un Reglamento, la división de los enfer-
mos en secciones y, especialmente, la ocupación por el trabajo, uno de
los recursos más clásicos del tratamiento moral, y que se plasmó en la
apertura de una serie de talleres. Por otro lado se aumentó el número
de médicos especialistas, se mejoraron las instalaciones hidroterápicas,
se abrió una de electroterapia y se editó un periódico médico, el Bole-
tín del Manicomio de San Baudilio de Llobregat”150.
En 1892 publicó la memoria: El Moderno Manicomio de San Bau-
dilio de Llobregat, científicamente considerado. En ella, parte de la idea
asistencial básica, de considerar el aislamiento, como el principio más
poderoso en el tratamiento de la locura.
En 1895 los propietarios del manicomio deciden venderlo a la Or-
den Hospitalaria por un millón de pesetas. El Padre Menni se hizo car-
go de la dirección produciéndose una reorganización que incluyó el ce-
se de parte del personal, entre los que estaba el director, que no estuvo
exenta de problemas y tuvieron repercusión en la opinión pública151.
Otra figura significativa de la psiquiatría Ilustrada fue Emilio Pí y
Molist152. De sus muchas obras, la considerada más interesante desde el
punto de vista de la asistencia psiquiátrica es el Proyecto médico razona-
do para la construcción del nuevo manicomio del Hospital de Santa Cruz
de Barcelona 153 que es valorada por Comelles como la obra más impor-
tante sobre asistencia psiquiátrica escrita en este país. En su opinión,

150
Rey González, A. 1985: 230.
151
Rey González, A. 1985: 231.
152
Emilio Pí y Molist nació en Barcelona el 19 de octubre de 1824 y falleció en la misma
ciudad el 29 de junio de 1892. Religioso, culto, independiente y un tanto enciclopédico, culti-
vó la Botánica, las Bellas Artes y llegó a ser considerado el primer cervantista de la época. Nu-
merario del hospital de la Santa Cruz, Médico Mayor del mismo desde el 3 de julio de 1854
con destino en el Departamento de enfermos mentales, hace varios proyectos para el manico-
mio de ese nombre del cual será su primer director a partir de la inauguración en 1889. Giné
y Partagás, irreconciliable enemigo ideológico, respeta a Pí al que no duda en calificar el “Prín-
cipe de la Psiquiatría española”. Sancho de San Román, R. 1959: 231.
153
Pí y Molist, E. 1860.

97
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

pese a ser una simple memoria para la construcción de un manicomio,


“...es una obra de un rigor y una precisión admirables que alinean al
autor con los grandes tratadistas del manicomio moral”.
Comelles hace un excelente estudio sociológico del “proyecto”, de
su función terapéutica y de la figura de Pi y Molist, que se consideraba
discípulo de Esquirol, aunque conoció las experiencias de otros países
europeos. Era crítico con los modelos nacionales que trataban de uni-
ficar la asistencia en los diferentes países. Comelles considera que el
proyecto de Pí, dentro de la ortodoxia del tratamiento moral, “...senta-
ba las bases de la teoría general de lo que debería ser la red estatal de
manicomios. Se trataba de concebir unas instituciones que fuesen ca-
paces, más allá de la simple custodia, de intervenir por ellas mismas so-
bre los comportamientos. El manicomio era un edificio en cuya forma
y distribución estaba contenido el tratamiento: debía tener un signifi-
cado terapéutico en sus paredes, en sus pabellones, en sus pasillos, y és-
te no sólo debía impregnar la atmósfera, sino intervenir en el modelo
de organización del personal y en la vida diaria de la institución.
La articulación entre significado, estructura del edificio y trata-
miento surgía de la voluntad del proyectista, y resumía una concepción
de la terapéutica y de la clínica psiquiátrica”154.
Cuando Pí hizo el proyecto del manicomio de la Santa Cruz, el mo-
delo moral ya estaba en crisis, los manicomios, después de varios años
de optimismo, se habían convertido en un conjunto de pabellones au-
tárquicos, con una única relación entre ellos, que era el trasiego de en-
fermos de pabellón a pabellón, en función de su estado, convirtiéndo-
se en el 80-90% de los casos en un asilo con función custodial.
Sin embargo, Pí seguía defendiendo su construcción en función del
interés social y como lugar de enseñanza, “Cuando el gobierno organi-
ce la asistencia pública habrá de crear con más o menos formalidades
un cuerpo de médicos alienistas, formados en inmensos teatros de ob-
servación como son los hospitales para la medicina o para la cirugía (...).
El manicomio prestará importantes servicios a la enseñanza de esta
ciencia y favorecerá las altas miras del gobierno”155.

154
Comelles, J. M. 1988: 55.
155
Pí y Molist, E. 1860: 19.

98
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Comelles analiza la estructura y funcionalidad del manicomio deci-


monónico basándose en la Memoria de Pí, poniendo de manifiesto que
el manicomio será, de acuerdo con el contenido de esta Memoria, una
institución en la que se clasificará a los enfermos tanto por su estado
mental, como por su nivel social, “Así la clasificación por sexos, que im-
plica para las mujeres tareas domésticas y para los hombres tareas pro-
ductivas; la clasificación por niveles sociales que aleja de la entrada a los
pobres y delincuentes; y sobre todo, los conceptos empíricos de clasifi-
cación en tranquilos, sucios, agitados y furiosos, responden a criterios
relacionados con procedimientos de clasificación social, y no tanto a
rasgos clínicos”156.
También desglosa las terapéuticas en dos grupos:
a) Los tratamientos farmacológicos o “médicos”.
b) Los tratamientos morales higiénicos o administrativos.
dando mayor peso al segundo, que considera específico de la enferme-
dad mental, el que puede generalizarse a cualquier caso y el de elección
prioritaria.
Para Comelles, la división de los pabellones corresponde a la nece-
sidad de organizar la segregación de modo lógico, a fin de evitar los
conflictos, las tensiones, y al mismo tiempo como un instrumento des-
tinado al mantenimiento del orden157.
Y hace estas precisiones basándose en lo que dice Pí al respecto: “A
consecuencia de esto, el manicomio ha de estar dispuesto de manera
que permita la clasificación más natural, absoluta y metódica de los
alienados, que facilite (...) la vigilancia de los subalternos sobre los en-
fermos, de los enfermeros sobre los subalternos y de la autoridad del
asilo sobre todos”158.
Se trataba de que el control del médico llegase hasta el último ex-
tremo del establecimiento, sin caer en la actitud carcelaria que Pí re-
chazaba. Para ello, se reafirma en las características comunes que ya he-
mos podido apreciar en los escritos de los iniciadores del Tratamiento

156
Comelles, J. M. 1988: 59.
157
Comelles, J. M. 1988: 60.
158
Pí y Molist, E. 1860: 16.

99
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Moral, en relación con la autoridad del médico director, la interacción


con el personal a su cargo y la influencia que tiene este personal en el
correcto funcionamiento del centro159: “La atención al enfermo no pue-
de estar individualizada, porque el tratamiento moral es un tratamien-
to colectivo. En los grandes manicomios hay que abandonar el enfer-
mo a su suerte, al no poder atenderle con cierta regularidad, y el
alienista ha de confiar casi exclusivamente en la información que le su-
ministran los subalternos. Estos, que conviven realmente con los enfer-
mos, carecen de un estatuto que regule su tarea, su función se asimila a
la del mobiliario: debe estar en algún lugar, pero no tiene un tipo de ac-
tuación determinada. La presencia-ausencia del médico, la escasez de
personal y la falta de un reglamento preciso de actuación, dejaban al su-
balterno amplios poderes de decisión y ejecución, y una autonomía
considerable. Este sistema daba lugar a abusos constantes; son buena
prueba de las críticas que se han hecho a los manicomios desde enton-
ces. El autor que no ignoraba la dificultad de un control estricto del
personal, intentaba establecer controles pasivos, físicos, encerrándoles
mediante llaves especiales con los enfermos. Con ello no hacía más que
favorecer la autonomía de los virreyes del pabellón respecto al empera-
dor del edificio central”160.
Todo esto se refleja en la estructura arquitectónica del edificio que
reproduce una estructura piramidal: “el núcleo central es al director co-
mo los pabellones son a los subalternos”161.
Pí lo deja bien claro en sus escritos: “El médico director será el jefe
del manicomio y dependerá inmediatamente de la Administración (...),
todos los demás empleados estarán bajo su autoridad. Alma de la insti-
tución, motor de su vasta y complicada maquinaria, ha de reunir en su
mano todos los poderes, notablemente en lo relativo a la medicación,
educación y asistencia a los enfermos”162.

159
Sobre la importancia del personal auxiliar puede encontrarse amplia información en las
Memorias de diferentes autores de esta época. Algunas precisiones respecto a la conveniencia
de que sean seglares o laicos se hacen en la Memoria de Nicasio Landa. Apéndice 2. Tal vez las
descripciones más conocidas se encuentran en “Internados”. Goffman, E. 1988.
160
Comelles, J. M. 1988: 61.
161
Comelles, J. M. 1988: 60.
162
Pí y Molist, E. 1860: 301.

100
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Los criterios de su esquema para el nuevo manicomio, fueron ela-


borados a partir de su experiencia en el Hospital de la Santa Creu de
Barcelona. En opinión de Comelles, la diferencia fundamental entre su
modelo y los otros se encuentra en la subordinación de la distribución
espacial del manicomio a una clasificación rigurosa de los internados
por grupos patológicos “naturales”: furiosos, agitados, clinequesas (ga-
tistas), epilépticos, impúdicos, suicidas y homicidas, convalecientes y
tranquilos, o en “consideraciones sociales muy atendibles”163, lo cual in-
cluiría la división por sexos, por clases de edad –niños, adultos, ancia-
nos– y por su situación económica: beneficencia o pensionistas de tres
clases distintas.
La distinción entre ricos y pobres es en el manicomio un reflejo
de la situación de la sociedad de la época. Los furiosos y los pobres se
encuentran en los extremos de la institución, mientras que los pen-
sionistas se encuentran más próximos a la entrada del centro y tam-
bién más próximos al alienista, Pí lo justifica de la siguiente forma:
“Que la reunión de ricos y pobres en unas mismas secciones (...) trae-
ría graves consecuencias, casi no admite réplica; porque es indudable
que ni en la sociedad suelen familiarizarse ni menos confundirse los
individuos de ambas clases, cuya distinción se funda por lo común,
en algo más noble que la simple fortuna, ciega muchas veces e injus-
ta algunas”164.
Para Comelles, pese a su brillantez formal la propuesta de Pí era
anacrónica, ya que sus bases teóricas correspondían al sensualismo del
siglo XVIII y su formulación se había hecho en el primer tercio del siglo
XIX. En la época en que escribía Pí –1860– la política manicomial no se
centraba exclusivamente en el manicomio, sino que este es parte inte-
grante de una amplia política de orden público165.
La estructuración “social” de los pacientes en el Manicomio es
igualmente una característica de los manicomios del siglo XIX, que se
mantuvo en gran parte de los países hasta la mitad del siglo XX y que

163
Pí y Molist, E. 1860: 348.
164
Pí y Molist, E. 1860: 62.
165
Comelles, J. M. 1988: 66.

101
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

tras numerosas críticas dio origen entre otros al movimiento antipsi-


quiátrico y a la reforma de la institución manicomial166.
En la psiquiatría madrileña destaca en esta época la figura de José
Mª Esquerdo167 que en el estudio de Seguin es valorado positivamente,
ya que pese a no encontrarle en su visita por haberse desplazado a su
manicomio de Villajoyosa, dice: “A juzgar por el mérito de varios folle-
tos suyos que me fueron regalados, estoy seguro que he perdido una
conversación sumamente instructiva”168.
Hace una descripción minuciosa de las características del centro
alabando sus habitaciones, galerías, jardines, muebles y ropas de cama.
Describe los comedores y la comida en la que el mismo participó, igual
para médicos y enfermos, así como las buenas relaciones que reinan en-
tre el personal y los pacientes169.

166
Los aspectos sociológicos de la enfermedad mental, el encierro en los manicomios, el
orden manicomial y los efectos de la estancia prolongada en estas instituciones, se estudiaron
de forma exhaustiva durante los años sesenta. Véase: Barton, R. 1974. Bastide, R. 1978: 89-120.
Castel, R. 1980: 239-266. Dörner, K. 1974. Goffman, E. 1988. Levinson y Gallagher, 1971: 30-
61. Rosen, G. 1974: 15-34; 203-227.
167
José Mª Esquerdo y Zaragoza nació en Villajoyosa (Alicante) el 2 de febrero de 1.842.
Hijo de humildes labradores y huérfano desde el primer año de vida, fue educado junto con
sus siete hermanos por el presbitero Juan Zaragoza, tío materno. Estudió el bachillerato en Va-
lencia, al parecer con grandes privaciones económicas que le impidieron incluso tener libros de
texto. No se sabe con exactitud donde comenzó a estudiar medicina pero si que hubo de tra-
bajar como copista en una notaría, para financiarse sus estudios.
Asistió al Hospital de San Carlos, siendo alumno de Mata y colaborando como ayudante en
sus clases. Obtuvo el grado de licenciado con sobresaliente el 14 de junio de 1.865. Ingresó por opo-
sición como cirujano en el hospital provincial. Con el triunfo de la revolución, en 1.868, se crea una
Escuela libre y Esquerdo es encargado de un curso de Patología General. Dio un sentido muy prác-
tico a la enseñanza y con él se formaron prestigiosos médicos. No está claro de donde procede su in-
terés por la frenología que unos relacionan con un viaje a Valencia y el haber presenciado el castigo
que se infligía a un demente y otros, por sus propios problemas psicológicos aparecidos tras la muer-
te de su esposa, en 1867, tras cuatro años de matrimonio. El propio Esquerdo pidió ser destinado a
la enfermería de alienados del hospital, en donde permaneció trabajando muchos años. De ese in-
terés por la frenología surgió la idea de fundar un manicomio para 18 pensionistas que se inauguró
en Carabanchel Bajo el 20 de mayo de 1877 y constituyó un acontecimiento social destacado. Ade-
más de este y dependiente de él, fundó otro más pequeño denominado “El Paradis” en su pueblo
natal, Villajoyosa, con la intención de que fuera una colonia agrícola. Rey González, A. 1983.
168
Seguin, E. C. 1883: 431.
169
“En nuestra mesa todos se comportaban perfectamente y fueron tan corteses como son
siempre los españoles de buena educación. Me gustó mucho ver lo confortables que los pa-
cientes estaban cada uno en su clase, y la amistosa relación que tenían con los empleados y mé-
dicos. Seguin, E. C. 1883: 433.

102
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Parece evidente que el buen trato recibido y la recepción ofrecida


por Santiago Esquerdo, sobrino de D. José le debieron ayudar a ver po-
sitivamente la actividad del centro, ya que destina doble espacio a la
descripción de la comida que a los tratamientos: “Las mujeres tienen
un comedor para cada clase, pero algunas comen solas. Todos los hom-
bres que pueden andar libres, y que son los más, comen al mismo tiem-
po en un comedor largo y no muy alegre. Como yo he comido allí, es
tal vez interesante que refiera lo que he visto. Había tres mesas, una so-
bre un estrado de poca elevación para los pacientes de primera clase y
los empleados médicos; las otras dos, al mismo nivel fueron ocupadas
por los pacientes de segunda y tercera clase. Yo comí en la mesa eleva-
da, con seis pacientes; el Dr. Esquerdo, sobrino, y dos médicos ayu-
dantes. Los platos y vinos eran diferentes en las tres mesas, pero el pan
era el mismo para todos los comensales. Los alimentos eran verdadera-
mente españoles, pero buenos, y por cierto, en nuestra mesa tuvimos
una gran serie de platos y mucha variedad de postres (era domingo). El
vino tinto era sustancioso y fuerte, sabiendo un poco á los clásicos pe-
llejos de España. El servicio de nuestra mesa fue desempeñado bien y
con mucha rapidez por un muchacho con librea. El y un criado para
cada una de las otras mesas, sabían con exactitud cuanto vino podían
dar a los pacientes y no necesitaban ninguna advertencia. Me parece
que la copa de cada paciente de una capacidad de unas dos onzas, fue
llenada tres veces. Café y cigarros vinieron después de los postres, para
los de la primera mesa; los otros ya habían empezado á fumar cigarri-
llos. Un número regular de los pacientes de segunda y tercera clase, per-
manecieron conversando, mientras que otros se fueron tranquilamente
a sus cuartos”170.
Como puede apreciarse parece obvio que el visitante quedó grata-
mente impresionado por el funcionamiento del manicomio, pero aún
más por las viandas y cigarros degustados en la comida. No es extra-
ño, por tanto, que finalice su breve informe favorablemente para D.
José Esquerdo del que dice que ha traducido a Guislain y se ocupa ac-
tivamente en conseguir que la legislación proteja a los criminales de-
mentes, especialmente a aquellos que no lo son de una manera evi-

170
Seguin, E. C. 1883: 432-433.

103
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

dente171 y siente mucho, “...no haber tenido la suerte de oir su opinión


y parecer sobre las cuestiones administrativas y médicas inherentes á la
dirección de manicomios”.
Respecto a los tratamientos empleados indica: “El Dr. Esquerdo, re-
flejando sin duda las opiniones de su tío, manifestó gran entusiasmo
por la no sujeción, pero que dudaba de que se pudiese aplicar en abso-
luto. Aseveró que usaban la camisola y la sujeción en la cama muy ra-
ras veces, y me enseñó un cuarto forrado, muy grande y bien alumbra-
do, pero que no estaba acolchado enteramente. El día de mi visita había
un solo paciente bajo sujeción, una mujer violenta con propensión á
morder que llevaba una camisola”172.
Se pone de manifiesto aquí como en los escritos de Pí y Molist, la
diferencia de clases y parece deducirse por la admiración de Seguin, que
el funcionamiento del establecimiento se ajustaba con éxito al Trata-
miento Moral a juzgar por el orden y perfecto funcionamiento de to-
dos los servicios y hasta el papel de los enfermos parece ajustarse a en-
fermos “modelo”.
Otras informaciones, como las de Jelly173 pusieron de manifiesto
que sí existía el “restraint”, atando a los enfermos con ligaduras de cue-
ro a las camas, pese a que el Dr. Esquerdo fuera partidario personal-
mente del “Non-restraint”.

171
Probablemente se refiere al famoso caso de Garayo “el sacamantecas” que Esquerdo pu-
blicó en varias entregas: Esquerdo, J. M. 1881”. Locos que no lo parecen. Garayo “El Saca-
mantecas”. Rev. Méd. Cir. Práct., 8, 101-109; 211-217; 303-312; 358-365; 402-409.
172
Seguin, E. C. 1883: 433.
173
Citado por Espinosa, J. 1966: 117.

104
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
La situación en Navarra hasta el final del siglo XIX
Navarra no ha tenido una tradición psiquiátrica como otras regio-
nes españolas y la figura histórica más conocida en la psiquiatría de
nuestra comunidad, sigue siendo Juan Huarte de San Juan, que nació
en S. Juan de Pie de Puerto hacia 1530, cuando esta pequeña villa aún
pertenecía a la corona de Castilla. Pero en este mismo año, el rey Car-
los I mandó desmantelar su castillo y sus fortificaciones por la dificul-
tad que tenía para defender esta posición al otro lado de los Pirineos.
Estos territorios pasaron a depender definitivamente de la Corona de
Francia en 1660, en virtud de la Paz de los Pirineos.
La familia de Huarte de San Juan174 debió de emigrar, como otras
familias de linaje de aquella época, hacia el centro y sur de España y es
allí, en Baeza, en 1575, donde se publica su famoso libro: Examen de
ingenios para las ciencias. Un excelente ensayo sobre la naturaleza hu-
mana, que aun tiene interés pese a los cuatro siglos transcurridos desde
su primera edición175.

174
Ullersperger considera a Huarte una de las figuras históricas más importantes de la Psi-
quiatría en nuestro país. Ullersperger, J. B. 1954: 72-76. En los apéndices de este libro V. Peset
amplía la información sobre su figura. Ullersperger, J. B. 1954: 166-178.
175
Huarte de San Juan, J. 1977.

107
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Examen de ingenios para las ciencias Juan Huarte de San Juan. Baeza año 1575. Fuente: Edi-
ción preparada por Esteban Torre. Madrid Editora Nacional 1977: 55 y 374.

Es difícil encontrar información respecto a la asistencia a los de-


mentes en nuestra Comunidad antes de la creación del manicomio de
Navarra. Todas las evidencias indican que los pacientes eran atendidos
en el hospital general y trasladados al manicomio de Zaragoza cuando
su estado lo permitía. En la memoria del Hospital General de Pamplo-
na, correspondiente a 1767, se indica que sólo había habilitados un
cuarto para hombres y otro para mujeres y que si no sanaban de forma
rápida, con la declaración de demencia se remitían al hospital de Zara-
goza176.

176
Ramos, J. 1989: 315.

108
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

En las partidas de gastos generales se encuentran adquisiciones


de,“...maniatas para las muñecas y para los pies, cuerdas de cama, ajus-
tadores, petos o cotillas, todo ello para los dementes, que evidencia el
ingreso de enfermos con episodios agudos de sus trastornos menta-
les”177.
Navarra no parecía diferir, por tanto, del resto de otras provincias
españolas en cuanto a la asistencia a sus enfermos mentales, que eran
atendidos “para benefeciarlos de pronto” en el hospital general, y tras-
ladados, si no mejoraban, al manicomio de Zaragoza u otros grandes
establecimientos. No hay que olvidar que, en muchos casos, permane-
cían con sus familias. Al menos eso parece desprenderse de la Memoria
relativa al establecimiento de un Manicomio para Navarra y provincias
vascongadas y presentada a la M. I. Junta de Beneficencia de Navarra,
por D. Luis Martínez de Ubago y Michelena en 1885 y de la Estadísti-
ca de los dementes del Reino que fechada en 1848 atribuía 50 enfermos a
Navarra conviviendo con sus familias178.
Los dementes asilados en manicomios fuera de la provincia a fina-
les del siglo XIX suponían una carga económica respetable, ya que la Di-
putación debía satisfacer las estancias diarias de estos, a razón de 1,50
pts. por día y el número de asilados crecía lentamente pero de forma
progresiva.
Para valorar mejor la situación, hemos obtenido algunas cifras de
estos gastos en el Archivo administrativo de Navarra, correspondientes
principalmente al hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza179,
que era el manicomio en el que se encontraban acogidos el mayor nú-
mero de los pacientes navarros. Ya se ha indicado, que también había
enfermos en San Baudilio y en otros Manicomios180.

177
Ramos, J. 1989: 316.
178
Martín 1994: 320.
179
Este Hospital acogió a la mayor parte de los dementes de Navarra, hasta la inaugura-
ción del Manicomio “Vasco-Navarro”. Para conocer la historia de ésta famosa institución ara-
gonesa puede revisarse la Tesis doctoral de la Doctora Asunción Fernández Doctor, “El Hospi-
tal Real y General de Ntra. Sra. De Gracia de Zaragoza en el S. XVIII”, recientemente
reimpresa por la Institución Fernando El Católico. Fernández Doctor, A. 2000.
180
Sanidad y Beneficencia, “Estancias de dementes 1880-1891”. Arch. Adm. de Navarra.

109
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tabla 4. Gastos de las estancias de los dementes de Navarra en el


Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.
Fecha Estancias Coste
30/09/88 9.090 13.635 pts.
31/12/88 9.491 14.236,50 pts.
31/03/89 9.331 13.996,50 pts.
30/06/89 9.295 13.942,50 pts.
01/10/90 13.024 16.923 pts.
07/01/91 11.538 17.307 pts.
01/04/91 11.260 16.845 pts.
08/07/91 11.399 17.098 pts.

Se conservan cargos correspondientes a otros manicomios, como uno


procedente de San Baudilio, referente al cuarto trimestre de 1887-1888
por el que se abonaron 614,25 pts. por las estancias de 2 varones duran-
te 91 días y 78 días, y 2 mujeres, durante 91 días cada una.
Esta cifra global superaba las ochenta mil pesetas anuales cuando se
inauguró el manicomio navarro, ya que la Diputación consignó 42.000
pts. por la mitad de las estancias de dementes que abonaban los pue-
blos, ya que con motivo de la instalación del nuevo manicomio, se
adoptó el acuerdo de que los pueblos no la abonasen, considerando que
se había instituido para evitar abusos181.
El número de enfermos existentes en Navarra antes de la apertura del
manicomio no está precisado. Ya hemos visto que la “Estadística de de-
mentes del Reino” de 1848, atribuía 50 enfermos a Navarra. González Du-
ro, con información obtenida de López de Lerma, indica que en Navarra
había en 1847 “menos de 100 enfermos viviendo en sus domicilios o con
sus parientes”182 y esta cifra, entre 50 y 100 enfermos es la más probable, ya
que durante el año 1905 ingresaron en el manicomio de Navarra 99 alie-
nados, 70 varones y 29 mujeres183. Corresponderían por tanto, a buena par-
te de los que vivían alojados en casas antes de la apertura del Centro.

181
ADFN. L145, 162-2.
182
González Duro, E. 1995: 248.
183
Gurría, M. Memoria del año 1905.

110
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

La tasa de pacientes ingresados correspondía según Gurria a 7,636 por


10.000 habitantes, resultado de relacionar los 237 ingresados con la po-
blación de Navarra el año 1905 que correspondía a 310.355 habitantes184.
La mayor parte de los pacientes que recibió el centro en su inaugu-
ración, procedían del manicomio de Nuestra Señora de Gracia de Zara-
goza, 87 hombres y 24 mujeres que eran el 74% del total de los ingresa-
dos en el manicomio de Pamplona. Durante años, el ingreso en la
institución aragonesa fue la solución menos mala para la asistencia a es-
tos enfermos, aunque no la mejor, como indica Martínez de Ubago en
su Memoria: “Y si en el Manicomio de Zaragoza, no obstante la consi-
derable suma que de los tesoros provinciales cuesta su sostenimiento, la
situación de los enajenados no es buena, puesto que no se les tiene en las
condiciones higiénicas y de tratamiento médico en que debieran de es-
tar, ni de entre ellos se obtiene apenas alguna que otra curación, la de los
demás que en familia se quedan ó vagan abandonados es aún peor”185.
En esta misma Memoria, el autor subraya la importancia de la
proximidad de un centro de asistencia a los lugares en que se en-
cuentran los enfermos, para que así el tratamiento pudiera ser instau-
rado de forma precoz, algo que entonces se consideraba necesario pa-
ra obtener buenos resultados en la terapéutica psiquiátrica186.
El mismo asunto había sido planteado en 1868 por Nicasio Landa
en su “Proyecto de un Manicomio agrícola”.

Nicasio Landa, “reformador psiquiátrico”


Nicasio Rosendo Landa Álvarez de Carvallo187 nació en el nº 7 de la
calle del Carmen de Pamplona el día 11 de octubre de 1830. Hijo de

184
Gurría, M. Op. cit. 55.
185
Martínez de Ubago, L. 1885: 1.
186
Martínez de Ubago, L. Op. cit. 1.
187
Navarros ilustres: Nicasio Landa. Archivo de la Cruz Roja de Navarra. Polaino Loren-
te A. y Ávila de Encío, Mª. C. 1992: 60. Granjel, L.S. 1983:229-237. Granjel, L.S. 1987. Gran-
jel, L.S. 1993:107-110. Otro estudio sobre la obra de Landa frecuentemente citado se debe a J.
Garcia del Moral. “Estudio bio-bibliográfico del coronel de Sanidad Dr. D. Nicasio Landa.
Santander, 1908. La biografía más actual ha sido publicada por J. J. Viñes Rueda. “El Doctor
Nicasio Landa. Médico y escritor, 1830-1891. Pamplona: Gobierno de Navarra, 2001.

111
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Don Rufino Landa188 un conocido médico y catedrático del Real Cole-


gio de Medicina de Navarra y de Doña Joaquina Álvarez, naturales am-
bos de Pamplona y falleció el 11 de abril de 1891 después de una vida
llena de actividad (ver reseña biográfica en Anexo 1).

Nicasio Landa joven.

188
Rufino Landa y Arbizu nació en Pamplona el 17 de noviembre de 1801. Obtuvo el ba-
chillerato en Zaragoza en Artes y Medicina y tras cursar asignaturas de cirugía fue autorizado pa-
ra el ejercicio médico y quirúrgico en 1832. Es nombrado profesor en el Real Colegio de Medi-
cina, Cirugía y Farmacia de Pamplona en 1833 y posteriormente se gradúa como doctor. Ocupó
puestos políticos y desde 1847 presidió la Junta de Sanidad. Destacó por su celo profesional en las
epidemias de cólera de 1834 y 1854. Murió el 20 de enero de 1862. Granjel, L.S. 1993:105-106.

112
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

En 1846 obtuvo el Grado de Bachiller en Filosofía y siguió los es-


tudios de Medicina y Cirugía en Madrid, en la Universidad Central,
terminó los estudios de licenciatura en julio de 1854 y fue investido
doctor el 7 de octubre de 1855 en la misma universidad. Ese mismo año
durante la epidemia de cólera en Navarra, colaboró en la campaña. Tras
unas oposiciones fue nombrado el 15 de diciembre de ese año “médico
de entrada de sanidad militar” siendo destinado al hospital militar de
Pamplona.
Al ascender a segundo ayudante con destino en el regimiento de
Zaragoza, marchó a Madrid y a partir de entonces, comienza un agita-
do periplo en la guerra con Marruecos en 1859, y una gran productivi-
dad escrita que se inició en Madrid con la fundación del periódico “El
Memorial de Sanidad del Ejercito y Armada” y que incluye gran canti-
dad de libros, Memorias e incluso relatos poéticos. Al final de su vida
se dedicó a contribuir al mejor conocimiento de la realidad histórica y
antropológica de la sociedad vasca, con artículos sobre antropología
que publicó en la Revista Euskara en 1878 y en la Revista del Antiguo
Reino de Navarra en 1888. También escribió una ficción sobre el pro-
ceso de cristianización de los vascones en Navarra que tituló “Los pri-
meros cristianos de Pompeiópolis”. Fue director de la Revista Euskara
en 1882189.
Es conocido universalmente por haber sido con Joaquín Agulló,
Conde de Ripalda, los precursores de la Cruz Roja, no sólo en España
sino en el ámbito internacional. Ambos intervinieron en la conferencia
fundacional celebrada en Ginebra en 1863 y fueron los promotores de
esta organización en nuestro país.
Un día antes de que se ordenara por S.M. la Reina la fundación de
comisiones de “Socorro a Militares Heridos en Campaña” (Cruz Roja),
el doctor Landa ya había fundado en Pamplona la Comisión provincial
de la Institución, el 5 de julio de 1864, para evitar que coincidiera con
las fiestas de San Fermín.
Estableció contacto con el Padre Menni, que llegó a España el 6 de
abril de 1867 con la misión de restaurar la Orden de San Juan de Dios.

189
Granjel, L.S. 1993:110.

113
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Ambos tuvieron una buena relación y Landa le ayudó a su implanta-


ción en nuestro país, haciendo de valedor del P. Menni190 que se había
presentado a D. Carlos, con otros hermanos en Estella en enero de
1874, para ayudar en la asistencia a los heridos. Esto le creaba dificul-
tades con la sociedad pamplonesa durante la contienda, sin embargo se
mantuvo en la neutralidad, tanto Landa como sus camilleros, que aten-
dieron a enfermos de los dos bandos191.
Otra obra filantrópica fue el Asilo del Niño Jesús, como primera
guardería conocida para acoger a los hijos de las lavanderas192 que era
atendido por las Siervas de María. Publicó numerosos artículos sobre la
atención a los heridos e innovaciones técnicas en relación con las ca-
millas, ambulancias y sanidad militar. Fue director del Hospital Militar
de Navarra y más tarde subinspector de primera clase, con destino en
la Subinspección de Navarra. Participó en varios congresos internacio-
nales. Hablaba correctamente castellano, latín, francés e italiano y tra-
ducía el inglés y el alemán.
Pero un aspecto de su biografía que no apareció en los textos que
hemos revisado de sus biógrafos193 ha sido la importancia determinante
que tuvo en la asistencia psiquiátrica en Navarra durante gran parte del
siglo XX, ya que el Manicomio Vasconavarro se construyó basándose en
el Proyecto de Manicomio agrícola que él realizó, por encargo de la Di-
putación Foral de Navarra en el año 1868. Varios años más tarde de

190
Landa extendió, el 10 de septiembre de 1876,como Inspector General de la Cruz Roja
en España un certificado al padre Menni en el que constataba que durante la guerra se había
“... consagrado a prestar continuamente en los Hospitales el socorro espiritual y corporal a los
heridos, sin distinción de procedencia, y con igual amor y cristiana caridad para los de uno y
otro campo, con lo que se ha ganado la bendición de muchos desgraciados y ha merecido bien
de la humanidad”. Martín, 1994:334.
191
Martín ha encontrado pruebas documentales que lo atestiguan, a) una carta de Landa
que participaba en el bando liberal, a la duquesa de Medinaceli, en el que constata el traslado
de 200 heridos liberales del hospital de Irache que habían sido atendidos tras el combate en
Abárzuza. b) Un certificado de Landa expedido a instancias de Menni sobre su neutralidad y
b) la respuesta de Ugarte, ministro de la Gobernación de Alfonso XIII, diciéndole que nada
tiene que agradecerle, por haber dicho que la Orden no había tomado parte en el movimiento
carlista. Martín, 1994:93.
192
J.J. Viñes, texto citado.
193
Iturralde y Suit, J. (1907). García del Moral, J. (1908). Ibarra, J. (1953). Granjel, L.
(1987). Viñes, J.J. (2001).

114
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

nuestro conocimiento y estudio de este Proyecto ha sido parcialmente


publicado194.
Las razones que permiten afirmar esa influencia tan grande se rele-
jan a continuación.
Cuando Landa realizó su Proyecto, en España se iniciaba el movi-
miento de reforma de las instituciones psiquiátricas, que había tenido
su antecedente más importante en el “Proyecto médico razonado para
la construcción del nuevo manicomio del Hospital de Santa Cruz de
Barcelona” publicado en 1860 y que es considerado por algún autor co-
mo la obra más importante que se ha escrito sobre asistencia psiquiá-
trica en nuestro país195. Posteriormente, en 1874, se publicó otro docu-
mento que se considera de gran relevancia, el Reglamento orgánico del
Manicomio de Nueva Belén196.
Ambos memoranda estaban basados en los cambios que se habían
iniciado en Europa a finales del siglo XVIII y concretamente en la ya
mencionada “Instruction” de Colombier y Doublet y en la “Philosop-
hie de la Folie” de Daquin, que serían popularizados por las interven-
ciones de Pinel y Esquirol. En España todas estas ideas se difundieron
más tarde, probablemente por los problemas que en la primera mitad
del siglo XIX, con la invasión napoleónica, las guerras de independencia
de las colonias americanas y el consiguiente deterioro de la Hacienda
pública, padeció el país, por lo que la renovación de los establecimien-
tos psiquiátricos tuvo que esperar hasta la segunda mitad de ese siglo.
En este contexto, redacta Landa su Proyecto, después de haber visi-
tado algún establecimiento en el extranjero. No hay que olvidar que
cinco años antes había asistido a la Asamblea fundacional de la Cruz
Roja Internacional en Ginebra y en su biografía se aprecia que era per-
sona muy activa y dinámica, habiendo visitado hospitales de Suiza,
Francia y Bélgica y que le satisfacía escribir sobre las diferentes expe-
riencias profesionales vividas. A ello hay que sumar que Pedro Mata y
Fontanet, catedrático de Medicina Legal y autor de un tratado sobre la
enfermedad mental, fue su padrino en la presentación de su tesis doc-

194
Sánchez Vicente, C. J. 1993:123-125.
195
Comelles, J.M. 1988:54.
196
Bernardo, M. y Casas, R. 1983: 109-116.

115
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

toral en octubre de 1856197 lo cual habría influido de forma decisiva en


sus conocimientos sobre asistencia psiquiátrica.
El Proyecto al que nos estamos refiriendo y de la que existe un úni-
co ejemplar en el Archivo Administrativo de Navarra, recoge sus refle-
xiones sobre las vivencias que ha tenido y los conocimientos adquiridos
visitando establecimientos psiquiátricos o estudiando su funciona-
miento. Así como las posibilidades que existen de aplicar éstos a la rea-
lidad de la población de Navarra. La falta de financiación hizo necesa-
rio esperar varios años hasta la aparición de una generosa donación: la
herencia de D. Fermín Daoiz y Argaiz a la que más adelante nos refe-
riremos.

El Proyecto de un Manicomio agrícola del Doctor Nicasio Landa.


Primera propuesta de asistencia psiquiátrica en Navarra
El año 1868198, Nicasio Landa199 presentó a la Excelentísima Dipu-
tación de Navarra un “Proyecto de un Manicomio agrícola”, que debía
servir como modelo para la construcción de un manicomio para Nava-
rra, mostrando un profundo conocimiento de los progresos de la asis-
tencia psiquiátrica, de la documentación de estos nuevos modos de
atención a los enfermos mentales, así como de los autores, la bibliogra-
fía y los resultados obtenidos, planteando una propuesta completa de
construcción, organización y funcionamiento, con personal para facili-
tar una atención suficiente y personalizada.
El Proyecto, una copia del cual, sin planos, se conserva en el Archi-
vo Administrativo de Navarra200, es un documento muy interesante y
completo para aquella época, que puede compararse sin demérito con
otros contemporáneos que son profusamente citados en trabajos relati-

197
Viñes. Anexo 1.
198
En 1868 se produce la revolución de Cádiz, que en Navarra se traduce por una reno-
vación de la Diputación, sustituyéndose la anterior por otra de marcada tendencia progresista.
199
Para conocer con más detalle la amplia biografía de Landa es necesario consultar el li-
bro de J. J. Viñes. Viñes 2001. Un breve resumen de éste estudio, se refleja en el Apéndice 1.
200
El legajo en la que estaba incluido cuando la encontramos llevaba por simple inscrip-
ción “Manicomio” sin otra identificación probablemente debido al traslado que sufrieron los
expedientes al ubicarse en un lugar diferente del que estaban el año anterior a la fecha de con-
sulta.

116
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

vos a la historia de la psiquiatría española en el siglo XIX. Por su interés,


lo hemos reproducido en el Anexo 2.
La lectura comparativa con la Memoria publicada diecisiete años
más tarde por Martínez Ubago, destinada también a servir de base del
proyecto del manicomio navarro, permite comprobar lo que ésta debe
en su redacción a aquella, y parece obvio pensar que Martínez-Ubago
debió “inspirarse” teniendo como modelo el trabajo de Landa.
La copia del Proyecto de Nicasio Landa que se ha revisado, consta
de once capítulos y un apéndice documental con seis apartados, no con-
serva los planos y contiene gran cantidad de citas correspondientes a di-
versos especialistas en la materia, apreciándose que además de consultar
varios documentos que podían considerarse de los más avanzados en
aquella época, D. Nicasio Landa había observado con gran interés en sus
visitas al extranjero, las experiencias que en este ámbito se llevaban a ca-
bo en otros países innovadores en los sistemas de atención al enfermo
psiquiátrico, habiendo actualizado sus conocimientos con las últimas
tendencias de la asistencia psiquiátrica en Europa. Hace un estudio
comparativo entre las diferentes posibilidades de realización respecto a
la ubicación, edificios, utillaje, personal, reglamentos, presupuestos, etc.
proponiendo después la solución que él considera más interesante para
el futuro manicomio navarro. Las personas que conocimos el estableci-
miento, hemos podido apreciar que algunas de sus indicaciones seguían
vigentes en el funcionamiento del centro, cien años más tarde.
Vamos a hacer una breve revisión del contenido del Proyecto, espe-
cialmente por lo novedoso que era para el año en que se escribió y por
la influencia tan considerable que tuvo en la génesis del proyecto del
manicomio navarro y en su funcionamiento, durante muchas décadas
después de su inauguración, y porque a nuestro juicio, hasta el mo-
mento, su valor ha sido casi desconocido por los historiadores.
El primer capítulo está destinado a considerar la enfermedad men-
tal y la asistencia que necesitan los enfermos, “que se ha modificado
desde la retirada de las cadenas por Pinel, aumentando el número y la
calidad de los asilos, ... llegando a constituir hoy uno de los signos que
permiten juzgar el estado de cultura de un pueblo”.
Después de reseñar la inoportunidad de enviar a los dementes na-
varros a curarse en centros fuera de la provincia, apartados de su fami-

117
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

lia, amigos y ambiente, considera que existen razones de índole tera-


péutica que deben tenerse en cuenta para una mejor atención a estos
enfermos en lugares próximos a su residencia habitual.
Hace una revisión de diferentes trabajos en los que se constata la ne-
cesidad de un rápido comienzo del tratamiento para facilitar la curación
de los enfermos. Las cifras de supuestas curaciones oscilan entre el 60 y
90% de los admitidos de forma precoz en los asilos ingleses y americanos,
aunque las cifras son más desconsoladoras en los asilos ordinarios, con
porcentajes que se acercan al 40% en asilos que no admiten a pacientes
inveterados e inferiores al 10% en los que sí los admiten, referidas a cen-
tros de ciudades inglesas. En Francia las cifras son peores, siendo las tasas
de mortalidad medias del 9% en Inglaterra y del 14,05% en Francia.
De todo ello deduce la necesidad de la “pronta aplicación del re-
medio” siendo por lo tanto imperiosa, la necesidad de construcción de
un asilo en Navarra para evitar los desplazamientos de los enfermos na-
varros a Zaragoza, San Baudilio o Valladolid.
Los capítulos II al VII se destinan a contestar a la pregunta: ¿admiti-
da la necesidad de acoger a los dementes, debe construirse para ello un
manicomio? En el capítulo II habla de la experiencia de Gheel la ciu-
dad de los Países Bajos, y del “sistema familiar” que en esa población se
lleva a efecto con los dementes que son traídos por sus familias a vene-
rar las reliquias de Santa Dimphnea, virgen y mártir del siglo VII, abo-
gada especial de la locura. Estos enfermos se quedan a vivir en la co-
marca al cuidado de las familias que habitan en el lugar, sin que se
produzcan apenas incidentes, pese a que los dementes viven como un
miembro más de la familia, colaborando en las labores del campo y cir-
culando en completa libertad. Esta actividad es considerada terapéuti-
ca y el enajenado recibe una gratificación dominical por ella, sin que
jamás se le imponga por la fuerza.
Tampoco son frecuentes las riñas ni las evasiones, ya que se resuel-
ven con la actuación de los vecinos, que se auxilian unos a otros en esos
menesteres. Los datos estadísticos hablan a favor del sistema, ya que la
mortalidad en los años 1856 a 1860 no pasó del 7% en Gheel, mientras
que la media en los asilos de Francia en los años 1852 al 53 fue del 13%
y las curaciones en los mismos años 1856 al 60 fueron del 18% en Ghe-
el, siendo en los asilos franceses del 6,75% en 1856.

118
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

El sistema de Gheel también tenía sus detractores como Parchappe,


Briere, Falret, Dumesnil y Ferrus y entre sus más fervientes defensores
estaba el Barón Mundy de Moravia, que presentó en la Exposición
Universal de París una casita modelo con los planos de una colonia pa-
ra los dementes201.
Landa, después de estudiar “desapasionadamente esta cuestión” sa-
ca como conclusión de la experiencia de Gheel que: “...la idea funda-
mental de este sistema ó sea el empleo de la libertad y el trabajo cam-
pestre en el tratamiento de los enajenados, es la que ha de prevalecer
como más eficaz y provechosa”.
Explica que se sintió tentado a proponer a la Diputación la cons-
trucción de casitas en una comarca árida y aislada como las Bardenas
Reales, pero existe un elemento que lo hace totalmente desaconsejable
y que podría hacer fracasar la experiencia: el personal cuidador. Según
M. Duval los gheeleses tienen fe en su misión providencial, en los an-
tiguos milagros que han predestinado su región para la curación de la
locura y en su propio poder y Landa sospechaba que ninguna de esas
virtudes podría encontrarse fácilmente entre los habitantes del yermo.
La conclusión que se obtiene del estudio de las diferentes opiniones
al respecto, que pueden consultarse en el capítulo III del Proyecto de
Landa, es que la experiencia de Gheel es irreproducible, especialmente
por la dificultad de encontrar cuidadores como los gheeleses, cuyo
aprendizaje se inicia en la infancia sin que tengan el miedo que otras
personas tienen a los dementes.
El capítulo cuatro lo dedica a la crítica, por su excesivo coste, de los
grandes manicomios construidos en Inglaterra, proponiendo en el ca-
pítulo V una solución que él considera intermedia y la más idónea pa-
ra Navarra: la creación de una colonia agrícola.
Ofrece como modelo a imitar el asilo de Clermont (Oise), al que a
partir de 1847 se le agregó la colonia agrícola de Fitz-James. La proxi-
midad de ambos establecimientos unidos bajo una sola dirección, per-

201
El apéndice documental nº 1 de la Memoria de N. Landa incluye un resumen de la ca-
sa modelo, sin que la copia que hemos consultado incluyera los planos.

119
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

mite el paso de los acogidos de uno a otro en función de su situación


clínica de forma normal y continua.
En el apartado VI se trata sobre la ubicación de la colonia. Para fa-
cilitar la llegada de los dementes al asilo se propone un lugar céntrico y
de confluencia de caminos. Si el manicomio se dedicase solo a los de-
mentes navarros las cercanías de Pamplona serían el lugar más idóneo.
Si se esperase la llegada de pacientes de las provincias vascongadas, la
ubicación más céntrica y mejor unida por ferrocarril a todos los puntos
de la región sería Alsasua, si se pensara en hacerlo asequible además a
las provincias de Soria y Logroño, debía ubicarse en Viana, aunque es-
te punto era considerado peor por las desventajas que ofrecía a los ha-
bitantes de la montaña de Navarra.
Otros aspectos relativos a su ubicación ya son conocidos por ha-
berlos descrito en publicaciones francesas de la época: no debía esta-
blecerse en una capital o población considerable por la agitación, las vi-
sitas inútiles y la distracción de los empleados. Tampoco demasiado
lejos de una población importante en la que se pueden encontrar ma-
yores comodidades y siempre junto a una carretera general o vía férrea
para que fuera más rápido y cómodo el traslado de los pacientes e in-
teresados y el aprovisionamiento de la colonia.
En cuanto al terreno cultivable, recomienda un coto redondo de
dos mil robadas202, 1.200 para cultivo, 200 para viña, 10 para huerta y
el resto para prados y edificios.
Otras condiciones que debía cumplir referentes al espacio donde se
asentase y las necesidades de agua parecían tomados de las indicaciones
de Esquirol: terreno elevado, no en cañadas, abrigado de los vientos del
norte, no próximo a pantanos o lagunas, para evitar enfermedades co-
mo la malaria y que corra en sus lindes algún arroyo o riachuelo que, sin
ser profundo, para evitar accidentes, aporte agua al establecimiento.
Estas necesidades de agua, después de comparar los datos de varios
asilos las cifra en 181 litros de agua al día para cada acogido, 36.000 li-
tros diarios para 200 huéspedes o 54.000 en el caso de que fueran 300.

202
Medida utilizada en Navarra para las superficies terrestres, equivalente a 8 áreas y 98
centiáreas.

120
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Los capítulos VII y VIII son bastante extensos. El VII está destinado
a los edificios y las características que deben tener y en el VIII se habla
de su interior, los baños, las habitaciones, el mobiliario, etc. Ambos son
quizá, los más interesantes para aproximarnos al sistema de tratamien-
to que se proponía y que se ajusta fielmente a las teorías de los alienis-
tas franceses en cuanto a la distribución de enfermos según el sexo, con-
ducta, distribución simétrica de los edificios, unión por galerías,
ubicación de los edificios principales –dirección, administración, capi-
lla– en el centro del establecimiento, patio separado para cada uno de
los pabellones, servicios generales en un edificio separado o formando
ala detrás del centro.
Pese a que se refiere a las diferentes formas de la planta de estos edi-
ficios experimentada en varios países: cuadrados, rectangulares, en una
sola línea como en Inglaterra, trazando una H como muchos de Fran-
cia, otros con un núcleo central de cuyos ángulos irradian cuatro pabe-
llones formando X situados en Glasgow, Génova y Noruega, o circula-
res como en Viena, cuyos pabellones salen a modo de radios de un
torreón situado en el centro, prefiere que el edificio se extienda for-
mando una sola línea como lo propone Connolly siendo su modelo a
seguir, el asilo de Yllenau en Baden, Alemania, y el Asilo de Derby en
Jamaica, Inglaterra, que le parece el mejor.
Este último no obstante, debía ser convenientemente modificado
de forma que se situasen las secciones de distinguidos y las dependen-
cias generales en el edificio central, construyendo inicialmente solo dos
pabellones a cada lado, con dormitorios en el piso bajo y en el princi-
pal, que permitirían colocar a más de doscientos enfermos, pudiendo
ampliarse el edificio con la construcción de nuevos pabellones en fun-
ción de la demanda existente en el futuro.
Era de sobra conocido que había que hacer la previsión de uso con
un número mayor de los enfermos que estaban censados, ya que la fa-
cilidad y proximidad de un asilo, hacía que aparecieran nuevos casos.
Aconseja, según el criterio de Esquirol, que los edificios tengan so-
lo planta baja y principal, con sus correspondientes bodegas y se ex-
tiende sobre la necesidad de que sean sencillos y funcionales evitando
el lujo y se apoya en los escritos de Scipión Pinel, Girard de Cailleux,
Parchappe, Berthier y otros, para reforzar sus ideas, confirmando que

121
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

es preferible todo aquello que vaya en favor de mejores condiciones de


estancia para los asilados. Hace una reseña sobre la necesidad de que
sean construidos a prueba de fuego.
En cuanto a la disposición interior del edificio hace una exposición del
sistema de galerías celulares recomendado por Connolly y denominado
ward sistem. Sin embargo, hace notar que este modelo tiene detractores
que consideran preferible que los enfermos se alojen en condiciones simi-
lares a las que se encuentran en las casas de clase media o pobre, ya que és-
ta es la procedencia más frecuente de los que llegan al asilo.
Tras una presentación de las diferentes opciones que conoce sobre
el número de celdas necesarias y el debate correspondiente sobre si son
preferibles las celdas o sujetar a las camas al pequeño número de pa-
cientes agitados, finaliza haciendo su propuesta: “Ateniéndonos pues á
un término medio prudente y siguiendo la autorizada opinión de Mr.
Parchappe, distribuiremos el asilo de Navarra en dormitorios de 12 á 20
camas y pondremos celdas para el 8% de su población, colocando cua-
tro de éstas en el estremo posterior de cada uno de los pabellones, pa-
ra que el ruido vaya a perderse en el campo y no perturbe la tranquili-
dad del resto del establecimiento. Estas celdas solo serán ocupadas de
un modo transitorio por los furiosos”.
Recomienda que una de las celdas sea acolchada para evitar que el
enfermo que la utilice pueda autolesionarse golpeándose contra las pa-
redes o el suelo.
En este capítulo trata también sobre las características de la sección
de los distinguidos, con gabinetes y alcobas separadas entre sí por los
cuartos de los criados, para que si durante la noche ataca a uno de los
dementes un exceso de furor, puedan acudir dos criados en vez de uno.
Esto contrasta con la asistencia en régimen general, en la que dos en-
fermeros debían controlar un dormitorio general con 20 pacientes.
Da detalles sobre la ventilación y calefacción, las escaleras, pavi-
mentos, puertas y ventanas, dejando bien claro que:“Con el moderno
sistema de tratamiento, no ha de ser la reja lo que impide á un loco ti-
rarse por la ventana, sino la asidua vigilancia que sobre el se ejerza”.
El capítulo VIII se dedica con detalle a las instalaciones de baños y
letrinas. Para los baños recomienda tres instalaciones y en cuanto a las

122
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

letrinas, propone un sistema similar al del nuevo asilo de Santa Ana en


París, en cuya sección de agitados tienen un timbre que suena en el
momento en que se ponen en uso al sentarse el enfermo, para que el
enfermero vaya a limpiarlas. Para el resto de los pacientes se situarían
fuera del edificio, de forma que no llegue el olor a los pabellones. Tam-
bién recomienda que el producto de las letrinas se utilice como abono
en la explotación agrícola.
El capítulo IX se dedica al “utensilio con el que se ha de alhajar”
dando diferentes opciones respecto a las camas, colchones, almohadas
y demás enseres, llegando a precisar que los vasos nocturnos en Ingla-
terra son de cautchouc vulcanizada para que ni se quiebren ni se utili-
cen como armas arrojadizas.
Los presupuestos del establecimiento, que deben nivelar los ingre-
sos con los gastos e incluso obtener algún beneficio, son tratados en el
capítulo X. Para ello, teniendo como modelo la colonia agrícola de Fitz-
James, deben cumplir algunas condiciones: a) que el asilo constituya
una explotación agrícola; b) aumentar los ingresos económicos por el
procedimiento de acoger dementes pobres de otras provincias y un re-
ducido número de pacientes de clase acomodada.
El cálculo para la viabilidad del establecimiento se hace contando
con un mínimo de 200 acogidos, aunque no se descarta que pueda lle-
gar a 300 ó incluso 500, lo cual haría más viable su financiación. Como
en los casos anteriores, fundamenta esta afirmación con datos de otros
asilos extranjeros.
Este asunto no era baladí, ya que Navarra sólo tenía un número in-
ferior a cien dementes a su cargo y aunque era de esperar que tras la
construcción del asilo aparecieran más, si no se llegaba a la cifra nece-
saria salía más rentable, como él mismo indicaba: “...colocar a esos des-
graciados en el mejor asilo de España o del extranjero”.
Concluía este apartado indicando que si no podía contarse con los
pacientes de las provincias limítrofes, sería factible su funcionamiento
agregando veinte o veinticinco pensionistas.
El último capítulo lo dedica al personal. Resalta que: “Mas impor-
tante es el acierto en esta parte que en la de construcción del edificio”.
Se extiende en reflexiones sobre los ejemplos existentes de asilos con

123
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

edificios en malas condiciones que obtienen buenos resultados gracias


a sus cuidadores y otros con lujo en sus instalaciones en los que sucede
lo contrario.
En su opinión se debe otorgar el poder máximo a un solo jefe, que
debe ser el médico y como todos los teóricos de comienzos de siglo que
reformaron la asistencia, resume las características que debe tener esa fi-
gura, de gran importancia para el buen funcionamiento del estableci-
miento. Las necesidades del resto del personal también han sido per-
fectamente estudiadas203.
Para llegar al cálculo exacto del personal, ha indagado sobre las do-
taciones que recomiendan varios eminentes especialistas en función del
número de enfermos que deban ser atendidos. Lo mismo sucede con el
conjunto de los enfermeros, estudia las necesidades de otros centros y
propone para el de Navarra un asistente por cada diez enfermos pobres
y uno por dos distinguidos. Para ilustrar la importancia de la labor del
enfermero y su influencia decisiva en el tratamiento de los enfermos ex-
presa la opinión de Connolly y Lalor sobre esta cuestión y entra en uno
de los asuntos más polémicos, ¿cómo deben seleccionarse estos enfer-
meros? Existen dos tendencias dominantes: a) con buenas retribuciones
económicas; y b) buscando entre los que han dedicado su vida a ayu-
dar abnegadamente a los demás, o se han consagrado a Dios.
Sin poner en duda la abnegación heroica de los integrantes de las
órdenes religiosas de San Vicente de Paúl y de San Juan de Dios, se pre-
gunta por qué la mayor parte de los médicos directores de asilos pre-
fieren la asistencia asalariada de agentes del estado lego. Y el mismo res-
ponde: “Si esto sucede, no es porque se ponga en duda la acendrada
caridad de las órdenes religiosas sino porque se teme que su misma or-
ganización lleve á sus individuos á no reconocer otra autoridad que la
de su propio Superior y no las del Jefe del Establecimiento, constitu-
yéndose así un dualismo, fuente perpetua de pequeñas contrariedades
que incesantemente y en todo género de asuntos suscitados, llegan á di-
ficultar sobremanera el juego espédito del servicio, con perjuicio de los
pobres dolientes”.

203
Landa, N. Apéndice 2. Cap. XI.

124
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Después de expresar las opiniones de Bouchet, Renaudin y Berthier


al respecto, advierte que las comunidades religiosas pueden entrar en
un asilo de dos formas distintas: encargándose de toda la administra-
ción y gerencia del establecimiento, o bien limitándose a prestar la asis-
tencia a los enfermos. Al primer caso le atribuye los conflictos que re-
dundan en daño de los dolientes y descrédito de la casa, mientras que
al segundo, lo considera el idóneo para ser puesto en práctica en el ma-
nicomio de Navarra.
Deja otros aspectos de interés para el reglamento interior de la co-
lonia, ya que considera prematuro entrar en el momento de redactar la
Memoria en ellos y finaliza ésta, indicando que todos los capítulos pue-
den ser ampliados, “... si se hubiere de entrar en el detallado examen de
los puntos concretos de que tratan, pero temiendo pecar de difuso y
dispuesto á explanar cuanto quedase dudoso, he preferido huir de la
nota de pesado”.
Su libro incluye seis apéndices documentales: a) Casa modelo para
el tratamiento de los enajenados en familia presentada en la Exposición
Universal de París (1867) por el Barón Jaromiro Mundy (de Moravia).
b) Coste de construcción de varios asilos de Inglaterra según el Dr.
Connolly. c) La Colonia de Fitz – James. Estracto de su descripción por
el Dr. Labitte –1861. d) Presupuesto de un asilo de enajenados. Por Mr.
H. Girard de Cailleaux. París –1.855. e) Plan y presupuesto para el cul-
tivo de una finca de 2.000 robadas, aneja a un asilo de locos. Por D. Bo-
nifacio Landa – Perito Agrónomo. f ) Precio de la estancia en varios asi-
los de enajenados.
Estos anexos facilitan interesantes datos sobre costes y presupuestos
y el funcionamiento de diferentes establecimientos, que son de indu-
dable interés para conocer como se desarrollaba la vida en ellos y para
prever las necesidades del futuro manicomio navarro.
Aunque en su escrito no aparece ninguna orientación ideológica ex-
presada explícitamente, sí que se puede considerar avanzada para la
época y aunque la estructura del manicomio no fuera excesivamente re-
volucionaria, se aprecia en sus propuestas que tiene una actitud pro-
gresista: solo recomienda celdas para el 8% de la población asilada que
correspondía a los pacientes que precisaban mayor atención por su con-
ducta, hace hincapié en la importancia de tener un personal auxiliar

125
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

preparado y en número suficiente y frecuentemente cita a Connolly,


que había puesto en marcha diecinueve años antes su doctrina del
“Non-restraint” en el asilo de Hanwell.
Como ya se ha indicado, su influencia en la Memoria realizada por
Martínez de Ubago que fue realizada diecisiete años más tarde, y que
sirvió para la redacción del proyecto del manicomio navarro, es deter-
minante y algunos aspectos de la asistencia, en parte influidos por la
propia estructura del edificio, en parte por la falta de voluntad política
para modificarlos, se mantuvieron hasta bien avanzada la segunda mi-
tad del siglo XX.

El testamento de Fermín Daoiz y Argaiz


En aquel momento, cuando se estaba planteando la necesidad pú-
blica de un Manicomio para Navarra, se produjo la donación de D.
Fermín Daoiz y Argaiz.
Nada se ha podido encontrar que justifique el interés de D. Fermín
Daoiz por los pacientes psiquiátricos. Tampoco hemos podido confir-
mar si en su familia existían trastornos de esta índole.
D. Fermín nació y fue bautizado en Peralta en 1823204, hijo de D.
Policarpo Daoiz, Marqués de Rozalejo que llegó a ser alcalde de Pam-
plona, y de Doña Teresa Argaiz. El 21 de abril de 1863, estando solte-
ro y a la edad de 39 años, otorga testamento ante el notario de Madrid
D. Domingo Monreal, indicando que con su fortuna, se construyera
un establecimiento de dementes para Navarra y las tres provincias vas-
congadas. Su muerte se produjo el 28 de noviembre de 1873.

204
“En esta iglesia Parroquial de San Juan Evangelista de esta Villa de Peralta, Obispado
de Pamplona, a 19 de septiembre de 1823, bauticé a Fermín, Tomás, Ramón, Francisco Javier,
hijo legitimo de D. Policarpo Daoiz, de Exercicio Caballero Azendado, natural de la Villa y
Corte de Madrid y de Dña. Teresa Argaiz, natural y vecina de la ciudad de Pamplona.
Abuelos paternos: Fernando Daoiz, natural de la ciudad de Pamplona y de Dña. Josefa Ja-
viera Sala, natural de Cartagena de Indias.
Abuelos maternos: D. Francisco Javier Argaiz, natural de esta villa de Peralta y Dña. Mª
Jesús Aranguren, natural de Mondragón.
Fué su madrina Dña. Epifania Argaiz, natural de la ciudad de San Sebastián.
Nació en esta Villa entre seis y siete de la mañana del día antecedente.
Y en fé de ello firmo. Dn. Miguel María Nasa. Vicario”.

126
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

El testamento no da casi ninguna información sobre el interés de


D. Fermín por los dementes, aunque en un párrafo hace referencia a
una posible enfermedad mental y los medios que debieran dedicarse
para devolverle la razón: “Declaro que estoy en mi cabal juicio y pleno
uso de mis facultades intelectuales, pero que si porque la Divina Provi-
dencia lo hubiese así ordenado perdiese la razón, deseo volverme a ella
para lo cual no se omitirían gastos empleando al efecto todas mis ren-
tas y aún tomando de mi capital si para ello fuere preciso”205.
“Lego toda mi fortuna, de la cual se satisfarán las mandas ya expresa-
das a la Beneficencia Pública y al efecto y condolido de la pobre huma-
nidad a quien Dios en su soberano poder retira la razón, la primera cua-
lidad del hombre, notando la falta que un Establecimiento de dementes
hace en la provincia a que pertenece el pueblo de mi naturaleza y las tres
Vascongadas contando con el beneplácito de mi hermano quien en repe-
tidas ocasiones ha estimulado mi sentimiento en este sentido y habiendo
mi última enfermedad despertado más ardientemente este deseo”.
Esta enfermedad pudiera haber sido psíquica, pero no lo podemos
asegurar al carecer de datos al respecto.
La suma destinada a la construcción del Manicomio ascendió a ca-
si seis millones de reales, en concreto a 1.409.186,99 pts. según los da-
tos que obraban a 31 de agosto de 1894 en poder del albacea dativo D.
José Javier de Colmenares206.
Hemos considerado necesario realizar una introducción tan amplia
para poder enmarcar de manera adecuada el estudio de la asistencia a
los enfermos mentales en Navarra.

La Memoria del Dr. Luis Martínez de Ubago


Para conocer mejor la situación de la asistencia psiquiátrica en Na-
varra, en la época en que se pensaba construir el Manicomio Vascona-
varro y las ideas que sobre la asistencia psiquiátrica tenían los respon-

205
Copia del testamento de D. Fermín Daoiz y Argaiz. Archivo Administrativo de Navarra.
206
La relación de fincas rústicas, urbanas y valores están detalladas en la “Memoria gene-
ral del Manicomio de Navarra” de D. Luis Javier Lizarraga Larrión. 1991: 29-31.

127
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sables políticos de aquella época, es interesante conocer con detalle la


“Memoria relativa al establecimiento de un Manicomio para Navarra y
las provincias vascongadas, instituido por D. Fermín Daoiz y Argaiz y
presentada a la M.I. Junta de Beneficencia por D. Luis Martínez de
Ubago y Michelena, Doctor en Medicina y Cirujía, Vocal de dicha
corporación é individuo de la comisión especial, nombrada para la re-
solución del expresado asunto”207.
Existieron otros informes y publicaciones posteriores208 que supo-
nemos se basaron en ésta que era de uno o dos años antes. Como ya he-
mos indicado, la Memoria de Martínez de Ubago es una copia del Pro-
yecto de Nicasio Landa y al ser la base sobre la que se diseñó el
Manicomio es la que vamos a revisar más detenidamente.
La Memoria se divide en ocho partes e incluye dos bocetos de hos-
pitales psiquiátricos para 150 y 210 asilados respectivamente, así como
un “Presupuesto de gastos de un asilo de enagenados”, según Mr. H.
Girard de Cailleux209, para unos 400 asilados, y el “Plan de alimentación
para los enfermos del hospital provincial de Navarra”, fechado a 1º de
enero de 1880.

207
“Memoria relativa al establecimiento de un Manicomio para Navarra y las provincias
vascongadas, instituido por D. Fermín Daoiz y Argaiz “.
208
Granjel cita el “Informe” para la creación de un manicomio vasconavarro, escrito por
F. Cubas y publicado en 1887, el “Manicomio vasco navarro” de A. Cayuela Pellizari, publica-
da en Pamplona en 1889 y el trabajo del mismo título, publicado en 1888 por F. Henriquez.
Todos los cuales son contemporáneos del inicio de las obras, que comenzaron el 13 de julio de
1888 y posiblemente se dedicasen a alabar la magnificencia del nuevo establecimiento.
209
Girard de Cailleux, Jacques Henri, nació en Lyon el 9 de marzo de 1814. Realizó en esa
ciudad sus estudios de medicina y presentó su tesis en París en 1836. El 20 de junio de 1840 fue
nombrado médico jefe y director del asilo de alienados de Auxerre y se quedó en el cargo du-
rante 20 años. Convencido de las concepciones de Pinel, Esquirol y Ferrus se esforzó por im-
poner las nuevas ideas a los poderes políticos para conseguir la transformación del antiguo hos-
picio general para alienados de Yonne y poder practicar el aislamiento, la clasificación
metódica, la vida en común y la dedicación al trabajo de los alienados, conforme a los princi-
pios del tratamiento moral, que fue el predominante en la primera mitad del siglo XIX. Deta-
lló sus proyectos en varias publicaciones, referidas a las condiciones que deben cumplir los es-
tablecimientos de alienados.

128
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Portada de la Memoria de D. Luis Martínez de Ubago y Michelena.

La Comisión nombrada para entender en el asunto del manico-


mio, integrada por D. Luis Elío y Ezpeleta, D. Rafael Gaztelu, D. Luis
Martínez de Ubago y D. Juan Miguel Astíz, reunidos el diecisiete de
noviembre de mil ochocientos ochenta y cinco en el local que ocupa-
ba la Secretaría de la M. I. Junta de Beneficencia, aprobó la Memoria-
proyecto a la que se debía ajustar el arquitecto que diseñase dicha ins-
talación.

129
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Consideramos interesante comentar la primera parte de esta Me-


moria: “Necesidad de la erección de un manicomio y su objeto”, por-
que refleja las ideas que inspiraron la planificación del proyecto del Ma-
nicomio Vasconavarro y una aproximación a la situación de la
asistencia a los enfermos mentales en aquel momento.
La parte inicial la dedica a preguntarse sobre la necesidad del ma-
nicomio, considerando la existencia de enfermos mentales que no eran
atendidos por falta de recursos y remarca las dificultades económicas de
la asistencia a estos enfermos, la lejanía de los manicomios en que pue-
den ser tratados, la necesidad de instaurar un tratamiento temprano pa-
ra evitar la cronicidad, la incapacidad de los hospitales generales para
dar una asistencia idónea a estos enfermos y las deterioradas condicio-
nes de miseria, abandono y represión que sufrían estos enfermos re-
cluidos en ocasiones en la casa familiar, atados como si fueran anima-
les. Dota de gran dramatismo a su exposición y afirma: “La necesidad
de crear un Manicomio en estas provincias es evidente, es absoluta, y
casi no se concibe como haya podido transcurrir tanto tiempo sin ver-
se todavía satisfecha en esta tierra clásica del catolicismo.
El objeto de ese Manicomio debe ser el de curar cuantos locos
fueren susceptibles de curación, y á los que no lo sean, aminorarles
sus terribles crisis, más peligrosas á veces para ellos mismos que para
la sociedad; conservar y prolongarles su amenazada vida, haciéndose-
la tan placentera y expansiva, que ni en ellos llegue á engendrarse el
tedio que hasta el suicidio arrastra, ni aun puedan apercibirse de su
propia desgracia por todos sentida, más por ellos mismos ignorada.
Los Manicomios deben ser la esperanza y el consuelo de los padres,
hijos, esposos y hermanos, á quienes toca llorar la desgracia que otros
sufren”.
Posteriormente amplía sus argumentaciones basándose en diferen-
tes autores franceses para finalizar: “No cabe duda, en conclusión, de
que á todo sér desgraciado á quien le falte la razón sería conveniente
trasladarlo á un asilo especial; que es de imprescindible necesidad tras-
ladar á él á cuantos carezcan de los auxilios que su estado reclama; y que
de esta medida ni aun deben exceptuarse aquellos al parecer inocentes,
mas no inofensivos, lo mismo que á los razonadores y de apariencias ra-
zonables, y, sin embargo, locos y á menudo peligrosos”.

130
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Parece existir por tanto una actitud de defensa y desconfianza hacia


el loco, incluso para los que parecen más inofensivos, que probable-
mente influiría en la orientación de la construcción del nuevo manico-
mio.
La segunda parte de la memoria se dedica a estudiar los diferentes
“sistemas que se han instituido para la asistencia y custodia de los ena-
genados” y hace una descripción de las diferentes posibilidades de asis-
tencia pública que clasifica en:
1º. Asilos cerrados u hospitales de dementes.
2º. Permanencia de los locos en sus propias familias.
3º. Aislamiento de ciertos enagenados en familias de aldeanos, cer-
ca del asilo, y bajo la vigilancia del médico de aquél.
4º. Aldeas de enagenados.
5º. Creación de colonias agrícolas.
En el primer caso cita al Dr. Pain que se basa en un artículo del Dr.
Mundy que llama a los asilos, fortalezas o prisiones, en los que la in-
fluencia médica es ilusoria, no ofrecen recurso alguno de curación y so-
lo sirven para recibir y guardar al enajenado. Se muestra de acuerdo en
estas afirmaciones pero añade:
“Y bien, puede afirmarse sin temor alguno, sí, que los asilos son ne-
cesarios, y que todos los esfuerzos no han de llegar jamás a derribar esas
murallas, que no parecen tan aterradoras á sus enemigos, más que por
haber en ellos oscurecido su razón preclara los generosos impulsos del
propio corazón. ¿Qué hacer pues, si no se les coloca bien clasificados en
un asilo, con todos esos desgraciados maníacos y paraliticos de paro-
xismos violentos, con los epilépticos tan peligrosos, con los idiotas de
gustos inmundos, los monómanos homicidas, incendiarios y suicidas?
¿No hay que protegerlos contra sí mismos y poner á la sociedad al abri-
go de sus atentados? ¿Se tiene que creer que el conjunto de las ordina-
rias condiciones sociales vá a operar metamorfósis maravillosas? ¡Extra-
ña paradoja!
Esos asilos que se han querido derrumbar empezando por el non
restraint que tuvo el Dr. Conolly por el principal definidor de la doc-
trina é hizo llegar á Mundy y á J. Duval hasta pedir la casi completa li-
bertad para los enagenados; esos Manicomios de los que se ha dicho

131
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

que no son sino una inmensa camisola de fuerza; esos santuosos edifi-
cios que Bourgraeve motejaba de palacios por fuera y cárceles por den-
tro, son indispensables y subsistirán como hospitales para los peligro-
sos y para los que necesitan especial tratamiento”.
Nuevamente se buscan argumentos para apoyar el ingreso de los en-
fermos en instituciones, como forma de protección para ellos mismos
y para los demás. Realmente no resultaba desacertado, ya que durante
casi cien años y pese a la aparición de los neurolépticos, los manicomios
fueron casi el único recurso con el que se contó para poder atender a
estos enfermos.
Respecto a la permanencia de los locos en sus propias familias, cita
de nuevo al Dr. Pain, que apoya el aislamiento como un procedimien-
to para resolver la agitación del enfermo, fuera de su ambiente habitual,
que sería el que le provoca tensiones. Hace también referencia a una
frase que atribuye a Esquirol “un asilo de locos es ya un instrumento de
curación” y cita a M. A. Lemoine: “Se equivocan de una manera extra-
ña los que creen que la permanencia en el hogar doméstico sea saluda-
ble para el enagenado; que la vida y los cuidados de la familia sean me-
jores para él que los agenos cuidados. Dejar al loco en su casa, rodeado
de los suyos y cuantas cosas tiene costumbre de manejar, es dejarlo en
el terreno mismo en que la locura ha nacido, en donde se hace más
fuerte cada día, en donde tiene ménos probabilidades de ser curada;
apresuraos en alejarlo de ese lugar funesto, cuesteos cuanto quiera, y co-
locadle en un asilo”.
Se extiende en consideraciones sobre la aplicación de esta medida
solo a los locos inofensivos, pero considera con Pain lo difícil que es cla-
sificar a los enajenados en peligrosos e inofensivos, incluso para el mé-
dico que vive entre estos enfermos, y concluye: “La permanencia de los
enagenados en sus propias familias no puede constituir un método ge-
neral de asistencia; al lado de las ventajas morales que pudiera ofrecer,
bajo el punto de vista de las afecciones de familia, surgen graves difi-
cultades para la clasificación del enfermo; peligros que no es posible
prever, peligros que una inspección minuciosa y activa apenas podría
evitar”.
El tercer procedimiento analizado, el aislamiento de ciertos enaje-
nados en familias, cerca del asilo, tampoco es admitido como método

132
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

de asistencia general y cita la experiencia del “Cottage system” del Dr.


Mundy, consistente en un conjunto de casitas próximas al asilo fuera
de su cerca, que dio mal resultado al Dr. Bucknil que lo experimentó
próximo al asilo de Devonshire, tanto por la complicada selección de
los pacientes, como por la dificultad, aún mayor, de encontrar personas
dispuestas a hacerse cargo de ellos.
Apunta también, como Bucknil propone su propio sistema de
“blocks”, casas construidas dentro del propio asilo, con capacidad para
30 ó 100 enfermos del mismo sexo, con el mismo régimen y disciplina
del establecimiento principal y no pasan de ser asilos suplementarios de
menor tamaño.
En cuarto lugar, se valora el resultado de las aldeas de enajenados.
El modelo ideal parecía ser Gheel en Holanda. Una población de
10.000 habitantes en la que habitaban 800 enfermos de varias naciona-
lidades, que vivían en libertad, acogidos como miembros de las propias
familias, aparentemente en gran armonía con los habitantes de la loca-
lidad.
Como ya se ha referido, la conservación en esa localidad de las re-
liquias de Santa Dimphnea, Virgen y mártir del siglo séptimo, aboga-
da de la locura, tenía una influencia importante para facilitar la convi-
vencia: “Y á adorar esas reliquias y á ejercer otras prácticas piadosas ante
el sepulcro de la santa, acudían las condolidas familias con el sér des-
graciado que se veía afecto de tan terrible mal, en la esperanza de sa-
narlo. Más como en breve tiempo, en una novena ó dos no sanara, de-
jábanlo en hospedaje, bajo el manto de la milagrosa mártir, en el seno
de alguna familia de aquellos creyentes y compasivos paisanos, hasta lo-
grar la codiciada curación”.
Y también M. Duval se extiende en alabanzas acerca de Gheel: “li-
bertad en todas sus formas es el genio bienhechor de Gheel, el que ins-
pira esa colonia, la protege y la conserva”. “No contrariar al demente,
permitirle todos sus caprichos en tanto que no perjudiquen ni á él ni á
los demás; no imponerle nada por la fuerza, obtenerlo todo por el ca-
riño, tal es la gran ciencia con que se gobierna á los locos en Gheel”.
“Los suicidios y las muertes violentas son rarísimas. La seguridad indi-
vidual es completa, y el encuentro con un loco tan indiferente como el
de cualquier persona. Tampoco las evasiones son frecuentes á pesar de

133
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

la facilidad con que parece pudieran verificarse. Detiénelos á los locos


en primer término su devoción á Sta. Dimphnea, y el que conociéndo-
les todos los habitantes, aunque no lleven distintivo alguno, recogen al
fugitivo y lo presentan al ayuntamiento que les abona un franco por le-
gua”.
Sin embargo, la realidad no debía ser tan apacible como reflejaban
estos autores y el propio ponente hace alguna reflexión al respecto210 y
cita también las apreciaciones y juicios que a “distinguidos alienistas ha
merecido ese Eden de los enagenados”, como a M. Brierre de Bois-
mont. “La libertad de moverse por una extensión de nueve leguas de
perímetro, el trabajo voluntario, he ahí los únicos remedios de Gheel;
los preciosos recursos del asilo que el buen orden, el régimen y la dis-
ciplina proporcionan están completamente abandonados; una enfer-
mería, pequeño vestigio del asilo cerrado, recibe los locos agitados, in-
coercibles ó peligrosos”. Y M. F. Falret “... con su enfermería que no es
otra cosa que un asilo reservado a los enfermos peligrosos, Gheel es re-
almente para los enagenados incurables, tranquilos é inofensivos, un re-
fugio que tiene sobre los asilos cerrados incontestables ventajas; pero
que para los curables este refugio no significa la superioridad que se le
ha querido atribuir”. Aunque es a la opinión de Pain a la que dedica
más espacio, probablemente por estar más de acuerdo con sus razo-
nes211, que además nos hace recordar las similitudes con la organización

210
“Por cierto que es grande lástima que no sea verdad tanta belleza! No nos dejemos se-
ducir por esta; ese cuadro tan hermoso y acabado, de tan brillante colorido y deleitosísimas en-
tonaciones, hecho para satisfacer plenamente nuestro dolorido anhelo, ni es verdad, ni carece
de negros borrones. ¿Cómo se concibe que á quien de razón y sentido moral carece pueda de-
tener en su huida la devoción á la virgen? Quien lo detiene es la fuerza de sus perseguidores.
¿Y qué denuncian esos atentados que han llegado hasta ocasionar muertes violentas? ¿esos sui-
cidios ocurridos? No al criminal que no existe; pero sí esa ilimitada y excesiva libertad de que
el loco no puede hacer buen uso. Mtz. Ubago, 1885: 14-15.
211
“Acordaros bien de Gheel, exclama Pain, de sus cadenas en las calles y de la enfermería
en su centro! Se ha invocado el respeto debido á la libertad individual; como si la ley pudiera
tratar al igual de los demás hombres, á aquel que por razón de su enfermedad ha perdido la li-
bertad de sus actos, y no puede ser por lo mismo responsable. Los enagenados se hallan afec-
tos de una enfermedad cuyo necesario efecto es disminuir cuando no romper completamente
la fuerza de su voluntad; la libertad que se les conceda, debe ser una libertad reglamentada, y
su trabajo debe ser sabiamente dirigido. ¿Por qué pues entónces dejarlos en manos de paisanos
no inteligentes? ¿Es acaso que la tutelar protección de la ley aplicada en un asilo y por hombres

134
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

de algunos movimientos asistenciales que tuvieron lugar en nuestro pa-


ís no hace muchos años212.
Finaliza Martínez Ubago diciendo que la creación de una comarca
o aldea de enajenados como la de Gheel es irrealizable y se basa en que
además de los problemas de índole administrativa, no daría suficientes
garantías económicas, de orden, seguridad y bienestar para los acogidos
y concluye: “...y aún conociendo que puedan llegar a encontrarse reu-
nidas en otra parte todas esas circunstancias más favorables para fundar
una colonia á Gheel parecida ó semejante, conceptúo que tal sistema
no podría aplicarse más que a un limitado número de enagenados in-
curables é inofensivos, no siendo por lo tanto un método de asistencia
general como el que se necesita”213.
En quinto y último lugar considera la creación de colonias agríco-
las y se remonta a Pinel para encontrar la primera idea de la aplicación
del trabajo agrícola como tratamiento de los enajenados ya que este pi-
dió que todo asilo de enajenados tuviera aneja una extensa campiña ce-
rrada.
Se extiende en consideraciones sobre los buenos resultados obteni-
dos con este adelanto y los excelentes beneficios que el trabajo agrícola

dedicados á esa especialidad, no sea mil veces preferible? ¡Qué de abusos han de surgir! ¿Cómo
hacer aceptar por las familias de los paisanos á los idiotas, á los paralíticos, á los epilépticos?
¿Cómo distribuirlos? ¿Cómo hacer constar todos los días la calidad y cantidad de sus alimen-
tos, la posibilidad del trabajo ó la necesidad del reposo? ¿Es fácil acaso descender á cada mo-
mento hasta estos detalles de la vida íntima? ¿No es evidente que esas mismas investigaciones
habrían de encontrar á cada paso dificultades que podrían comprometer gravemente la seguri-
dad y el bienestar de los desgraciados que se quiere proteger?
Si se piensa también en que los reglamentos que rigen en la colonia belga mandan que se
envíen á los demás asilos de Bélgica los enagenados suicidas, homicidas ó incendiarios; á los
que por sus maneras o costumbres atenten contra la moral; á los que, teniendo la monomanía
evasiva necesitan con demasiada frecuencia el empleo de medios coercitivos; se vé que la per-
manencia en la colonia queda reducida no más que a cierta porción de enfermos incurables
inofensivos; que la institución sería en consecuencia insuficiente para subvenir á todas las ne-
cesidades del país y no puede llegar á ser un método exclusivo de asistencia para los enagena-
dos. Mtz. de Ubago 1885: 16.
212
Estos “movimientos”, si bien resultaron “movilizadores”, especialmente para el perso-
nal asistencial, empleaban la misma táctica de “negar” la existencia de pacientes de difícil ma-
nejo por el simple y expeditivo procedimiento de “aparcarlos” en el pabellón de “agitados” del
manicomio correspondiente.
213
Mtz. Ubago 1885: 16.

135
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

da en su aplicación al tratamiento médico de los enajenados, tanto en


Europa como en América, en diferentes establecimientos214, indicando,
que el mejor ejemplo conocido como modelo de ese sistema era la co-
lonia de Fitz-James, una dependencia del asilo de enajenados de Cler-
mont (Oise) situada a dos kilómetros de distancia que había sido crea-
da en 1847 tomando el nombre de un pueblo vecino y la descripción
que de ella hace Mr. Brierre de Boismont215 en su obra Etude biblio-
graphique et practique sur la colonisation appliquée au traitment des alie-
nés ha sido reproducida con detalle en la memoria de Martínez Ubago:
“Su aspecto es el de una extensa y hermosa propiedad rural. Allí nada
hay que pueda sugerir la idea de una clausura; lo mismo recorriendo los
dormitorios, los patios, que el cercado, tan solo la campiña se ofrece a
la vista. Una superficie de cuarenta hectáreas, rodeada por un pequeño
río y un muro, contiene todos los edificios habitables y de explotación
destinados á los pensionistas y colonos. La explotación agrícola tiene
ciento cincuenta hectáreas de extensión. La colonia está dividida en
cuatro secciones.
1ª. Sección de la Dirección, constituida por un chateau habitado
por el Director y los pensionistas, incurables, tranquilos y con-
valecientes.
2ª. Sección de la Cerca, que es la habitación de los enfermos y co-
lonos.

214
“...médicos eminentes han sabido proporcionar á sus enfermos, con las explotaciones
agrícolas situadas cerca de los asilos, las salutiferas influencias de las ocupaciones campestres
aumentando á la vez con sus productos los recursos al asilo necesarios”. Martínez de Ubago
1885: 16.
215
Alexandre-Jacques-François Brierre de Boismont nació el 18 de octubre de 1797 en Rú-
an donde comenzó sus estudios de medicina que terminó en París en 1825, debido a su matri-
monio en contra de la opinión familiar su familia le retiró la ayuda económica y aceptó un car-
go de médico en el manicomio de Saint-Marcel-Sainte Colombe. Mas tarde se le envió en
misión a Polonia para investigar sobre el cólera. En 1838 se hizo cargo del manicomio de la ca-
lle Nueva de Sainte-Geneviève. Foville fue preferido a él para ocupar el cargo de sucesor de Es-
quirol en Charenton. En 1847 compró el manicomio del doctor Pressat dejando a su hija el de
la calle de Sainte-Geneviève. Falleció el 25 de diciembre de 1881. Colaboró desde su creación,
en 1843 en los Annales Médico-Psychologiques publicó trabajos sobre la monomanía homici-
da, las congestiones epileptiformes, botánica, antropometría, clínica quirúrgica, las alucinacio-
nes y el suicidio.

136
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

3ª. Sección del petit chateau, destinada á los pensionistas, situado


en una extremidad del cercado en medio de bosques y praderas.
4ª. Sección de Becqueral, situado á la otra extremidad, en la más
encantadora posición y habitada por unas cien mujeres ocupa-
das en el lavado de la ropa de todo el establecimiento”216.
Hace referencia a la importancia del trabajo regular al aire libre y
puro de los campos como medio para recuperar la salud ya que la vida
activa y disciplinada producía “verdaderas metamorfosis en no pocos
alienados incurables”.
En consecuencia, la propuesta de Martínez Ubago se concreta fi-
nalmente de esta forma:“Pues bien, es indudable que el sistema que
reune las mayores ventajas comprende:
1. Un asilo que contenga los enagenados de ambos sexos.
2. Una colonia agrícola á él aneja, organizada con objeto de aplicar
a la curación de los enagenados los medios curativos más saludables, ó
sean el trabajo voluntario segun las aptitudes y fuerzas de cada uno, y
la vida al aire libre.
El Asilo debe recibir los enfermos que necesiten un tratamiento ac-
tivo y cuantos requieran una vigilancia especial; la colonia no deberá
admitir más que los válidos y los enajenados dóciles. “El fin que el con-
junto de esta institución se propone es el ahuyentar toda idea de se-
cuestración dando al enagenado la mayor suma de libertad posible, co-
locarlo en las condiciones de vida ordinaria, acabar la curación de
cuantos fueren susceptibles de ella, y dulcificar la amargura de la vida
de los incurables”217.
En el capítulo cuarto de la Memoria, el autor lo expone con clari-
dad: “...me atrevo á proponer para el que debiera ser Manicomio de
Navarra el sistema mixto ó sea la construcción de un asilo con su colo-
nia agrícola aneja y adyacente”.
Y en concreto, como ya se ha comentado antes, apoya su propues-
ta en que una comisión designada para la construcción de un asilo en

216
Mtz. Ubago, 1885: 19.
217
Mtz. Ubago, 1885: 19-20.

137
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Liege, ha hecho la misma proposición de un sistema mixto de asilo y


colonia que habían tenido la ocasión de admirar en Fitz-James.
Posteriormente, comienza a hacer consideraciones respecto a las
diferentes características que en su opinión, debiera cumplir el futu-
ro manicomio de Navarra, siempre apoyando sus argumentaciones en
reputados alienistas, así, en lo que se refiere a la población, se inclina
por un establecimiento de dimensiones considerables: “Convienese
por los alienistas en que teniendo todo en cuenta, apenas hay dife-
rencia, bajo el punto de vista de la construcción, entre un grande y
un pequeño asilo; y que los gastos generales aun se diferencian mé-
nos. Lo que ante todo necesitan los enagenados es el aire, el espacio,
sol abundante y medios de trabajo; ahora bien, en los grandes asilos
hay ménos tendencia á economizar y reducir el espacio, los patios son
espaciosos, la vida más activa, el trabajo más enérgicamente organiza-
do por la combinación del asilo y la colonia; por lo cual los medios
de tratamiento son más multiplicados y más fecundos en felices re-
sultados. En un grande asilo pueden ambos sexos estar reunidos, aun-
que en la colonia deben de estar separados; y de ello resulta una in-
mensa ventaja tanto en la organización del trabajo como en los
servicios recíprocos”.
Y cita unas palabras de Esquirol: “Un gran establecimiento inspi-
ra más confianza, atrae mayor número de pensionistas, porque la or-
ganización está más vigorosamente organizada, la vida es más activa,
la clasificación mejor observada y los medios de tratamiento más nu-
merosos”.
Martínez de Ubago asegura que el índice de curaciones en los pe-
queños establecimientos, es inferior a los más populosos que pueden
llegar a tener 1.500 asilados distribuidos entre el asilo y la colonia. Co-
mo después pudo comprobarse, sus cálculos fueron acertados, ya que
ese ha sido el número máximo de asilados que llegó a tener el manico-
mio de Navarra unas décadas más tarde, para ir reduciendo su pobla-
ción a partir de la aparición de los neurolépticos.
Intenta calcular el número de plazas por varios procedimientos, pa-
ra ello, el primero es conocer los asilados pobres que estaban a cargo de
las Diputaciones Provinciales durante el último quinquenio, que as-
ciende a 204 pobres repartidos de la siguiente forma:

138
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Navarra 100 pobres


Álava 20 id.
Guipúzcoa 40 id.
Vizcaya 44 id.

Añade que éste no es el procedimiento válido para hacer el cálculo


del número de enajenados, sino más bien, para conocer como están las
arcas de la beneficencia de las provincias. Calcula que el número más
aproximado establecido en Francia es de “dos locos por mil habitantes”
por lo que estima, que el número de enajenados pobres que deben co-
rresponder a estas provincias “debe ser por lo menos el de 400”.
También valora que la apertura del centro, como bien conocemos
todos los que nos hemos dedicado a esta actividad, hace aparecer nue-
vos enfermos que estaban ocultos y que, “... se presentan en masa, apo-
yados en eficaces recomendaciones y exponiendo las tristes y evidentes
razones de su demanda, por lo que establecimientos que estaban dise-
ñados para acoger a doscientos enfermos deben acoger hasta el doble
del número calculado”.
Y esto tendrá que ocurrir considerando como Parchappe, Renaudin
y otros muchos alienistas, que los asilos de enajenados deben tener
abiertas las puertas de par en par para el tratamiento de los enajenados
curables y refugio de los incurables, “recibiendo en su seno a todos los
heridos de la civilización”.
Toma en cuenta el incremento que se producirá al no equilibrarse
las curaciones y fallecimientos con el de nuevas entradas, por lo que de-
be preverse sucesivas ampliaciones del edificio, para evitar las acumula-
ciones y sus funestos efectos.
Como además debe admitir a las clases acomodadas como pensio-
nistas, fija la capacidad del manicomio en 600 plazas, ampliables si hu-
biera necesidad de ello.
Se extiende en consideraciones sobre la poca necesidad del lujo en
la construcción y las opiniones de diferentes alienistas sobre las carac-
terísticas de las edificaciones, de las cuales merece resaltarse la de Pinel:
“No sienta bien el lujo en estos asilos del dolor; el verdadero lujo ha de
consistir en la limpieza, el órden y la salubridad del edificio, en la ar-

139
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

monia de todas las partes del servicio, en la buena calidad de los ali-
mentos, en la dulzura y firmeza de los cuidados, y sobre todo en la bue-
na elección del médico que lo ha de dirigir”.
Termina con sus propias ideas respecto a como debe ser el futuro
manicomio, destacando todos los aspectos que considera de interés,
respecto a la localización, construcción, características de los diferentes
pabellones de acuerdo con los enfermos que tendrán que albergar y que
diferencia en: tranquilos idiotas, epilépticos, gritadores, furiosos, agita-
dos, sucios, peligrosos y enfermos contagiosos. En cada caso, da el por-
centaje esperable de cada grupo, para poder destinar el espacio corres-
pondiente. Destaca las condiciones higiénicas que deben tener las
instalaciones, calculando los volúmenes de aire y agua, ventilación y
vestuario de los asilados, así como la conveniencia de acoger a pensio-
nistas218.
La extensión que propone para el manicomio es de al menos 150
hectáreas, si no pudieran lograrse las 200. Y en cuanto a la situación,
según la voluntad del bienhechor D. Fermín Daoiz, ha de ser en el
punto que se considere más oportuno de Navarra, y que según el Dr.
Pain, debe ser una campiña poco distante de una ciudad importante,
obviamente se inclina por Pamplona y para ello se apoya en las co-
municaciones, los recursos disponibles y sus condiciones climatológi-
cas. “Las inmediaciones de Pamplona reunen á esas circunstancias
otras climatológicas muy dignas de tenerse en cuenta y muy reco-
mendadas por los especialistas. Estos codician no un clima cálido y
un terreno árido en donde el eretismo nervioso y la exaltación del ma-
níaco aumenten, ó la languidez y debilidad del demente y el paralíti-
co se acrecienten; sino un aire puro y oxigenado, una temperatura ti-
bia ó fresca, vientos á veces agitados y vivificadores, terrenos
frondosos, pero no anegados por las aguas, ni calcinados por su esca-
sez; no un clima brumoso que aumente el tedio de los melancólicos,
y que por sus abundantes y repetidas lluvias no permitan la mayor
parte del año vagar por los campos, ni el tórrido ó abrasador que oca-
sione el furor y tenga tambien en clausura á sus habitantes en las me-
jores horas de no pocos días en que las labores del campo han de ve-

218
Mtz. Ubago 1885: 32-39.

140
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

rificarse; sino aquel cuyos estivales calores son moderados por refres-
cantes lluvias, y estas no sean tan excesivas que en las buenas estacio-
nes del año no permitan las faenas campestres. Pues esas condiciones
todas son las que se vén reunidas en este clima.
Las morigeradas costumbres y los humanitarios sentimientos de sus
habitantes también son para tenidos muy en cuenta si los enagenados
han de poder disfrutar, sin inconveniente ni peligro alguno, de toda la
libertad que su excepcional estado permite”219.
Aunque parece razonable pensar que las condiciones climatológicas
de la comarca de Pamplona han cambiado considerablemente en estos
más de cien años transcurridos, parece bastante evidente, cuales eran las
preferencias de D. Luis Martínez de Ubago en cuanto a la ubicación del
manicomio.
En cuanto al presupuesto lo estima en 1.500.000 pts. distribuidas
como sigue:

Asilo… 500.000 pts.


Dos edificios de tranquilos… 750.000 pts.
2.500 robadas de terreno 125.000 pts.
Otras dependencias 125.000 pts.
Total 1.500.000 pts.

Todo esto para un proyecto de edificios que, “... debieran ser cons-
truidos con toda la mayor sencillez, de piedra en la cantidad única-
mente indispensable, de ladrillo y hierro en lo demás, ladrillo limpio al
exterior y blanqueado en su interior, á excepción tan solo de las habi-
taciones del director y distinguidos de 1ª y 2ª Clase”.
Los presupuestos de gastos también eran optimistas, ya que basán-
dose en el gasto que producían los 204 asilados de las cuatro provincias,
residentes en el Manicomio de Zaragoza y los ingresos que esperaban
obtener de los pensionistas que acudirían al manicomio, más la pro-
ducción esperada de la colonia agrícola, que estimaban en 12.000 pts.

219
Mtz. Ubago 1885: 40.

141
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

anuales sumaban los ingresos 190.485 pts. y los gastos de funciona-


miento estimados, eran 100.000 pts. así que los fondos provinciales de
las cuatro Diputaciones se ahorrarían 90.485 pts. tan solo en el primer
año de instalación.
La ilusión era desde luego inmensa, ya que el último párrafo de la
memoria es una muestra de optimismo que hoy nos hace sonreír: “Y si
se acepta la acumulación de las limosnas, mandas y demandas, gastan-
do sus réditos anuales, no solo las economias serán mayores, sino que
al cabo de no más de 20 ó 25 años á lo sumo, el manicomio vivirá por
sí solo y proporcionará, después de inmensos beneficios á la humani-
dad agobiada por la más espantosa de sus calamidades, una economia
de 130.305 pesetas anuales para el erario de estas provincias”.
Nos parece obligado recordar los Apéndices del Proyecto de Nica-
sio Landa que recogían de forma más completa los costes y presupues-
tos de construcción y mantenimiento de los más importantes asilos de
la época e incluso el “plan y presupuesto para el cultivo de una finca
aneja a un asilo de locos” elaborada por el que suponemos sería su her-
mano Bonifacio, así como los precios de estancia en varios asilos.
La Diputación pide un informe a la Academia de Medicina que en
sesión celebrada en julio de 1887 dio su aprobación al proyecto dicien-
do que: “...está bien pensado y desarrollado; la Memoria del Sr. Martí-
nez revela el estudio minucioso que ha hecho este señor de los diferen-
tes sistemas manicomiales. La Academia despues de algunas ligeras
observaciones, aprobó este proyecto que ha de dotar á las provincias
vasco-navarras de un excelente establecimiento”220.

220
Carlan, D. 1887.

142
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA
MITAD DEL SIGLO XX
El inicio del siglo, como tendremos ocasión de ver, supuso la inau-
guración del manicomio de Navarra en 1904, mientras que en otros
países iban tomando nuevos derroteros en la asistencia a los enfermos
mentales. En 1909 nacía el movimiento de higiene mental en los
EE.UU. mientras que en Alemania, la Psiquiatría alcanzaba las aulas,
las clínicas y los laboratorios de las universidades.
En España un buen número de psiquiatras y neurólogos habían
comenzado a trabajar de un modo más científico, con una sólida base
anatomopatológica, que seguía el poderoso influjo de la Escuela de Ca-
jal y, especialmente, por la ampliación de su formación en el extranje-
ro, gracias a las becas de la Junta de Ampliación de Estudios. Esto per-
mitió que hasta la diáspora debida a la guerra civil, la Neurología y la
Psiquiatría españolas contasen con un elevado número de especialistas
que hubieran podido dar un impulso considerable a ambas disciplinas.
Sin embargo, la contienda torció ese panorama alentador, produciendo
un frenazo importante, y los años siguientes, con la guerra mundial y
las dificultades económicas y el aislamiento que sufrió nuestro país has-
ta la segunda mitad de los años cincuenta, tampoco facilitaron las co-
sas. Gonzalo Moya221atribuye a un artículo publicado por Sacristán en
la revista Archivos de Neurobiología en 1921 la primera propuesta pa-
ra la creación de la Liga de Higiene Mental en España, a la que se unie-
ron los principales psiquiatras españoles de la época y cita a Fernández

221
Moya, G. 1986:217.

145
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Sanz, Lafora, Mira y López, Juarros, Sanchís Banús, López Albo y Ro-
dríguez Arias.
La Liga debía inspirar las reformas psiquiátricas y vigilar su realiza-
ción. La Liga inició su andadura en 1927 pero no fue hasta la procla-
mación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931 cuando se co-
menzaron a ver algunos resultados, como el Decreto de 3 de julio de
1931 y otras disposiciones acerca del ingreso de los enfermos en los ma-
nicomios. Gonzalo Lafora, liberal y republicano relacionado con mu-
chas de las personas que detentaban el poder en aquella época, tuvo una
influencia considerable en ellas.
Sin embargo, pese a que se modificó la forma de internamiento en
un intento de proteger a los enfermos mentales, generalmente de sus
propios parientes y otras medidas como la creación del Consejo Supe-
rior Psiquiátrico222 y el nombramiento de Gonzalo Lafora como presi-
dente del mismo223, que condujeron a la inspección de manicomios, a
la creación del primer Dispensario de Higiene Mental en Madrid y se
volvieron a establecer las “primeras”224 estadísticas de acuerdo con la cla-
sificación de Kraepelin, sin embargo, Lafora seguía centrado en plante-
amientos organizativos de más de un siglo antes, según las necesidades
que consideraba necesarias para una población de un millón de habi-
tantes: “Por dicha razón, toda provincia de más de un millón de habi-
tantes debería contar con un centro para 2.500 enfermos repartidos en
dos establecimientos, uno urbano, para unos 1.200 pacientes, otro ru-
ral, (tipo asilo-colonia) con destino a 1.500 ó 2.000 enfermos crónicos.
Según D. Gonzalo, los centros dedicados a enfermos psiquiátricos
deberían hallarse situados algo alejados de las poblaciones, pero bien
comunicados con ellas y dotados de jardín, granja avícola y talleres. Por
el contrario, los establecimientos agrícolas (asilos-colonias) deberían es-
tar alejados de la ciudad (de 30 a 50 kilómetros) y próximos a una vía
férrea para facilitar los desplazamientos de los familiares de los pacien-
tes. Habrían de poseer una extensa granja organizada industrialmente,
esto es rentable desde el punto de vista económico.

222
Decreto del 10 de noviembre de 1931.
223
Orden Ministerial del 10 de noviembre de 1931.
224
Moya, G. 1986:225.

146
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

Para Lafora, la extensión global de cada centro debía ser la resul-


tante de multiplicar el número de pacientes ingresados por una fanega.
Naturalmente, y al igual que en el caso de la granja, deberían existir ta-
lleres para los enfermos.
Con muy buen criterio, que debían haber seguido muchos de los
arquitectos que han construido asilos psiquiátricos posteriormente, la
estructura de estos centros tenía que ser funcional; es decir, adaptada a
las necesidades de los enfermos, organizando primero el interior, en vis-
tas a su más fácil utilización con un mínimo de personal y al revés. Ade-
más, habia que prever la posibilidad de nuevas ampliaciones.
La meticulosidad de D. Gonzalo llegó a prever la cuantía del abas-
tecimiento de aguas de cada centro (200 litros al día por enfermo), la
localización de los retretes (junto a los dormitorios y muy exactamente
uno por cada veinte enfermos) y la existencia de vallas y setos.
En lo referente a los talleres, abogaba Lafora por la creación de sec-
ciones de tejido, confección de cestas, trabajos en cuero, cepillos y re-
des, siendo dirigido el conjunto por un médico”225.
Estas ideas de Lafora que entonces, y aún recientemente, eran con-
sideradas como avanzadas, también se hicieron patentes en el diseño
del Instituto Psiquiátrico de Alcalá de Henares en 1935226 que cons-
truido con planteamientos atrasados y finalizado antes del comienzo
de la guerra civil, pasó, al abandonarlo la Diputación madrileña pese
a no estar deteriorado, a depender del Ministerio del Aire y más tarde
al Ministerio del ejército que instaló allí un Centro de Instrucción de
Reclutas.
Algunos años más tarde en un artículo que no llegó a publicarse en
“ABC” y que Moya incluye en su libro gracias a la cesión de D. Carlos
Lafora, aparecen algunas observaciones respecto a un tipo de asistencia
más moderno: “Todo médico extranjero que visita el nuevo Gran Hos-
pital Nacional de Madrid en la calle Diego de León pregunta por qué
en el mismo hay Servicios de todas las especialidades de la Medicina,
incluso uno excelente de neurocirugía, muy bien dirigido por el doctor

225
Moya, G. 1986:228-229.
226
Moya, G. 1986:231-232.

147
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Obrador, y no existe el de Neurología médica (no quirúrgica) ni el de


Psiquiatría”227.

La Casa de Salud Valdecilla. Un nuevo enfoque en la asistencia al


enfermo mental
El proyecto del hospital de Valdecilla se llevó a cabo en 1919 para
sustituir al hospital de San Rafael que se había construido en 1791 y ya
no permitía atender correctamente a la población de Cantabria que en
esa época alcanzaba los 350.000 habitantes.

Vista área de la antigua Casa de Salud Valdecilla, mostrando la fachada principal.


Fuente: “70 años de Valdecilla” José Mª Izquierdo (Ed.) 1999:136.

La “Asociación Constructora de un nuevo hospital en Santander” se


creó ese año con el objetivo de recaudar fondos para la nueva edifica-
ción. Esta Asociación recaudó 626.107 pts. y en la misma ya participó
el Marqués de Valdecilla, D. Ramón Pelayo de la Torriente con 75.000
pts. El 20 de agosto de 1920 se inició la construcción del Hospital, con

227
Moya, G. 1986:240.

148
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

la colocación de la primera piedra, acto que fue presidido por los reyes
de España D. Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia228.
Las obras se interrumpieron a los pocos meses de comenzadas,
cuando se habían hecho solamente el allanamiento de los terrenos y la
cimentación de los pabellones al terminarse los recursos económicos
existentes y no se reanudaron hasta el 30 de noviembre de 1926 después
de que el Marqués hubiera aportado dos millones de pesetas y él deci-
diera otros cambios en la organización y los arquitectos229.
El Marqués aportó tres millones más en 1927, tras una visita que re-
alizó a las obras, ante la necesidad imperiosa de nuevos fondos para fi-
nalizar la construcción. Los obreros que se ocupaban en la edificación
del nuevo centro hospitalario fueron en masa a agradecer al indiano su
generosidad, que garantizaba la continuidad de sus puestos de trabajo,
ya que el importe total entregado por el Marqués cubría el presupues-
to inicial de la obra230.
La burguesía y la aristocracia financiera cántabra no se identificaron
con el proyecto, no sólo negando sus aportaciones económicas, más bien
manifestaron una clara hostilidad, que se acentuó con la elección del pri-
mer director D. Wenceslao López Albo231 en abril de 1928 “... y las me-

228
Izquierdo Rojo, José Mª. 70 años de Valdecilla. 1999:19.
229
Las diferentes vicisitudes de la creación del hospital están ampliamente descritas en: La
Casa de Salud Valdecilla. La introducción del Hospital Contemporáneo en España de Salmón,
F. Ballester, L. G. y Arrizabalaga, J. Santander 1991(2ª Ed.) II. El Nacimiento de un nuevo hos-
pital 1915-1928. Pág. 41-96.
230
Díaz Manrique, J. F. En: 70 años de Valdecilla. Izquierdo Rojo, José Mª (Ed.) 1999:149
231
Wenceslao López Albo nació en Santander en 1889, de familia oriunda de Colindres,
pueblo marinero próximo a Vizcaya. Estudió Medicina en Madrid y se doctoró en 1914, después
de estudiar con Achúcarro en el Hospital General de Madrid y con Gayarre en el manicomio de
Ciempozuelos. Amplió estudios en Berlín y en Francia. En 1915 abrió consulta en Bilbao y ad-
quirió gran reputación. En 1925 es nombrado director del manicomio de mujeres de Zaldíbar y
jefe de la consulta de neuropsiquiatría del Hospital civil de Bilbao. Allí trabajó hasta 1928 en que
el Marqués de Valdecilla –por consejo de Marañón– le encarga la organización de la futura Casa
de Salud Valdecilla. La organización de ese hospital ha sido resaltada como excelente y difícil-
mente superable. Su rectitud y honradez le hicieron tener problemas con algunos médicos de la
ciudad que en los inicios, reclamaban trabajar en el hospital, al que se calificaba como “uno de
los mejores de Europa”. Era jefe del Servicio de Neuropsiquiatría, gozaba de la confianza del Mar-
qués y todo parecía marchar bien en su vida, hasta que el 9 de septiembre de 1930 dimitió de for-
ma inesperada. A pesar de ser considerado el “capitán del navío” por sus propios compañeros, el
intento de introducir en el hospital enfermeras seglares relegando a las monjas a tareas religiosas

149
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

didas introducidas por éste en la selección del personal científico médi-


co, dando primacía a la competencia profesional sobre el privilegio de
pertenecer a determinada familia u ostentar un concreto cargo local”232
Wenceslao López Albo fue elegido por el Marqués de Valdecilla “di-
rector técnico-administrativo y jefe del pabellón de mentales” aten-
diendo a los informes de su amigo Gregorio Marañón y el Marqués co-
municó su nombramiento el 16 de abril de 1928, en la primera reunión
constitutiva del Patronato fundacional de la Casa de Salud Valdecilla.
La colaboración entre López Albo y el arquitecto Gonzalo Bringas
que sustituyó a los arquitectos que ganaron el concurso inicial y que lle-
garon a un acuerdo para dejar la obra con la indemnización correspon-
diente, y al que el Marqués pensionó para realizar un viaje por Europa
con el objeto de visitar diversas ciudades europeas para estudiar los hos-
pitales más modernos fue fructífera. López Albo, por su parte, mantu-
vo una frenética actividad entre 1927 y 1929 visitando numerosos hos-
pitales europeos y norteamericanos y estudiándolos de forma
meticulosa.
El resultado fue la realización de un hospital moderno en su cons-
trucción y organización, que no era una mera copia de otros similares233
sino “una soberana creación”234.

y administrativas, propició su dimisión, al “invadir” estas un día el hospital con el apoyo de la


Marquesa de Valdecilla. Fue hombre republicano y monárquico, como él mismo afirmó. A la en-
trada de los “nacionales” en Santander, tuvo que marcharse en una pequeña embarcación con su
mujer y sus cinco hijos, hasta San Juan de Luz y de allí fue a Niza y posteriormente a Méjico.
Hasta allí le persiguió la maledicencia, que le acusaba de haberse llevado el radium del hospital y
darse “la gran vida” con el producto de su venta o hipoteca. Efectivamente, se lo llevó por orden
del gobernador civil –socialista– para evitar su caída en manos del ejército de ocupación, pero a
través de la asociación mundial de radiología volvió de nuevo a Valdecilla. En Méjico, llegó a ser
jefe de sala de neuropsiquiatría y neurocirugía del Sanatorio Español de Méjico. Falleció en Mé-
jico el 28 de diciembre de 1944. (Un resumen de su extensa obra puede consultarse en: Izquierdo
Rojo, 1.978: 216-234) Para valorar la importancia destacada que tuvo en la creación de Valdecilla
y la influencia en la Psiquiatría de la época es necesario revisar “La Casa de Salud Valdecilla” Sal-
món, F. García Ballester, L. Y Arrizabalaga, J. 1991. y “70 años de Valdecilla” Izquierdo Rojo, J.
Mª (Editor) 2000.
232
Salmón, F. Ballester, L. G. y Arrizabalaga, J. 1991:65.
233
Para conocer en detalle la organización del modelo hospitalario propuesto véase Sal-
món, F. Ballester, L. G. y Arrizabalaga, J. 1991:119-254.
234
Noguera, E. 1930:147.

150
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

La organización de Valdecilla contemplaba un elemento de gran in-


terés para nuestro trabajo, la inclusión de un Departamento Neuropsi-
quiátrico en el Hospital General235. En la época en que fue concebido,
1928, la asistencia en nuestro país era fundamentalmente manicomial y
custodial, por tanto el nuevo Departamento suponía un paso de gi-
gante en la asistencia a los enfermos mentales, que equiparaba éste a los
más modernos de Estados Unidos, como reconocieron Sacristán, Ger-
main y Rodríguez Arias, después de inspeccionar hospitales americanos
en su visita a los EE.UU. con motivo del Primer Congreso Internacio-
nal de Higiene Mental celebrado en Washington en 1930236.
El modelo podía haber sido implantado en el nuevo hospital de Ba-
rañain en Navarra, que también se debió a una donación y que inicial-
mente también se había planteado con una función clínica, pero fue
desviado de ese objetivo “de forma lamentable”237 y por tanto hubo que
esperar más de cincuenta años hasta que se abrió en dicho hospital la
actual Unidad de Hospitalización Psiquiátrica en el marco de la Refor-
ma Psiquiátrica de 1986.
Sin embargo la enseñanza de la Psicología Médica y la Psiquiatría
tendrían cabida en el Hospital de Basurto en 1936, en el marco de la
Universidad Vasca que fue creada por decreto del Gobierno de Euzka-
di de 17 de noviembre de 1936, siendo nombrado Profesor encargado
D. Rodrigo González Pinto238.

235
La estructura y funcionamiento del Departamento de Neuropsiquiatría propuesto por
López Albo para Valdecilla está descrita ampliamente en “ Un ejemplo de los servicios de hos-
pitalización: el departamento neuropsiquiátrico en el hospital general”, Salmón, F. Ballester, L.
G. y Arrizabalaga, J. 1991: 161-177.
236
Sacristán, J. Germain, J y Rodríguez Arias, B. Psiquiatría práctica e Higiene Mental.
1930:372.
237
Granjel, L. S. 1983: 263.
238
Miembro de una saga de psiquiatras que llega hasta nuestros días. Un González Pinto
aparece en 1898 como primer director del manicomio de Santa Águeda de Mondragón. Gran-
jel, L. S. 1983:204. El que aquí se menciona, probablemente sería su hijo, que fue el primer pro-
fesor – director del Departamento de Psicología Médica y Psiquiatría de la Facultad de Medi-
cina de Euzkadi, ubicada en el Hospital de Basurto, nombrado por Orden del Consejero de
Justicia y Cultura del Gobierno de Euzkadi el 15 de diciembre de 1936. Granjel, L. S. 1983:
270-271.

151
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Pabellón Psiquiátrico y jardín de recreo de enfermos psiquiátricos. Fuente: “70 años


de Valdecilla”. José Mª Izquierdo (Ed.). Santander 1999:150.

Estos fueron los comienzos de la inclusión de unidades de Psiquia-


tría en los hospitales generales en nuestro país, aunque su continuidad
se interrumpió en el caso vasco y estuvo seriamente comprometida por
la falta de personal en Valdecilla en el perÍodo de la guerra y de pos-
guerra. La generalización de las unidades de agudos en los hospitales
generales no se produjo en España hasta medio siglo más tarde, duran-
te este tiempo Valdecilla, pese a sus dificultades, siguió manteniendo la
Unidad de Psiquiatría en la que se han formado un importante núme-
ro de especialistas.
Pese a ser el diseñador y creador de la Unidad Psiquiátrica más mo-
derna y avanzada de su tiempo, López Albo no pudo disfrutar de su
creación. Dimitió el 9 de septiembre de 1930 a los pocos meses de la
inauguración efectiva del hospital, sustituyéndole en la dirección del
hospital D. Emilio Díaz Caneja y en la Jefatura del Departamento de
Psiquiatría D. José Mª Aldama Truchuelo239.

239
José Mª Aldama Truchuelo nació en Madrid en noviembre de 1902. Estudió en esa ciu-
dad licenciándose en 1923. Pasó al Hospital General trabajando en el Servicio de Neurología
que dirigía Sanchís Banús, llegando a ser Jefe de Clínica de ese Servicio. Se formó en histolo-

152
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

Las razones de la dimisión son explicadas por Izquierdo Rojo240 co-


mo resultado de la reunión del Patronato celebrada el 8 de agosto de
1930, a la que no asistió el Marqués y sí la Marquesa en su representa-
ción, además del Sr. Obispo y otros nueve miembros del Patronato y
en la que se firmó un convenio por el que se concedían los máximos
poderes directivos a la comunidad religiosa, quedando los poderes de
López Albo en el ámbito estrictamente médico.
Este hecho, unido a que la Marquesa deseaba que la comunidad de
las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul fuera la que for-
mase a las enfermeras, mientras que López Albo había constatado las
ventajas de las enfermeras seglares en sus viajes a otros hospitales ame-
ricanos y deseaba la creación de una escuela de enfermeras dirigida o
supervisada por él mismo o personas allegadas que tuvieran las mismas
ideas, debieron ser, según Izquierdo Rojo, las causas de su dimisión. Es-
te hecho parece confirmarse por la carta de dimisión de López Albo241
que pese a todo, colaboró cuando se lo pidieron, a la elección de su su-
cesor Aldama Truchuelo: “Respecto al Dr. Aldama que propone el Dr.
Del Río Hortega, he de manifestarle que tengo de él un concepto ex-
celente, tanto por sus dotes personales como por sus aptitudes profe-
sionales. Estoy seguro que llevaría a cabo una labor meritoria al frente

gía con Del Río Ortega en el laboratorio de Histopatología de la Junta de Ampliación de Es-
tudios, que más tarde le pensionó en Viena, donde amplió estudios con Wagner Von Jauregg
y Von Economo, con el que realizó su tesis doctoral sobre citoarquitectonia de la corteza cere-
bral en el niño. A su vuelta a España ganó por oposición la plaza de director del manicomio de
Cádiz, pasando a dirigir tras la dimisión de López Albo el servicio de neurología y psiquiatría
de la Casa de Salud Valdecilla. Según algunos de sus colaboradores, Aldama fue hombre tra-
bajador, meticuloso, algo introvertido y dedicado a sus enfermos. Pese a no ser un apasionado
de la profesión estudió miles de enfermos de forma minuciosa, formó a muchos neurólogos y
psiquiatras, publicó trabajos y realizó algunas intervenciones neuroquirúrgicas. Izquierdo,
1978: 234-238. López Albo dijo de él cuando le pidieron su opinión respecto a la posibilidad
de ocupar la plaza de Jefe de Servicio que él dejaba vacante por la dimisión “Respecto al Dr.
Aldama que propone el Dr. Del Río Hortega, he de manifestarle que tengo de él un concepto
excelente, tanto por sus dotes personales como por sus aptitudes profesionales. Estoy seguro
que llevaría a cabo una labor meritoria al frente de los servicios de Neurología y Psiquiatría de
esa Institución. ... dudo encuentre Ud. colega tan bien preparado, con gran base clínica y per-
fectamente orientado en las normas modernas de la especialidad”. Izquierdo Rojo, J. Mª.
2000:152.
240
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000: 53.
241
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000: 54-55.

153
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

de los servicios de Neurología y Psiquiatría de esa Institución. No acep-


tando el Dr. Alberca como Ud. me dice, dudo encuentre Ud. colega tan
bien preparado, con gran base clínica y perfectamente orientado en las
normas modernas de la especialidad. En las oposiciones para la Direc-
ción del Manicomio de Cádiz, cuya plaza obtuvo, hizo excelentes ejer-
cicios, según me han informado, y en el reciente Congreso de Zarago-
za se le ha confiado la Ponencia de Psiquiatría, por unanimidad. Sería
un gran acierto del Consejo Médico la propuesta del Dr. Aldama”242.
Aldama fue nombrado Jefe de Servicio el 24 de octubre de 1930. Él
y López Albo siguieron manteniendo correspondencia e intercambian-
do artículos y conocimientos. Falleció en 1970. Durante la primera
época del funcionamiento del Pabellón Psiquiátrico nº 20, pasaron por
él buen número de los más importantes psiquiatras españoles de la épo-
ca, cómo Emilio Pelaz, Federico Soto Yárritu que en 1934 ganó por
oposición la plaza de director del Manicomio de Pamplona, en el que
se jubiló en 1976, Domínguez Borreguero243 que también se presentó a
las oposiciones para director del Manicomio de Pamplona, José Mª Al-
dama Jr. y muchos otros que se extendieron por toda la geografía espa-
ñola, dando prestigio a la Institución en que se formaron, que fue du-
rante años un referente importante en la Psiquiatría nacional.

242
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000:152.
243
Domínguez Borreguero, S. A. Inició su formación neuropsiquiátrica en la Casa de Sa-
lud Valdecilla con Federico Soto Yárritu, José Mª Aldama Jr. Emilio Pelaz y otros. Fue discí-
pulo de Lafora y de Sanchís Banús y publicó varios trabajos, entre ellos su tesis: Contribución
al conocimiento de la esclerosis en placas, que es un compendio sobre la esclerosis múltiple con
buen sentido clínico y tratado de forma exhaustiva (Domínguez Borreguero, S. A. 1932). Ejer-
ció su actividad neurológica en Salamanca. Izquierdo Rojo, 1978: 97, 127, 235-238, 251.

154
LA CONSOLIDACIÓN.
EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO “SAN FRANCISCO JAVIER”
Las primeras opiniones sobre el manicomio de Pamplona
El director del Manicomio de San Baudilio de Llobregat D. Anto-
nio Rodríguez Morini, elogia ampliamente al nuevo manicomio, pero
emite algunas criticas sobre deficiencias que en algunos casos son fácil-
mente corregibles aunque otras no son de tan satisfactoria enmienda,
lo cual no le impide afirmar que “será dicho Manicomio el mejor de los
que funcionan en España con carácter oficial”244.
Rodríguez-Morini no culpa de esas deficiencias al arquitecto, “... si-
no más bien al tiempo que se ha tardado en llevar a efecto la disposi-
ción testamentaria del ilustre patricio D. Fermín Daoiz y Argaiz”
Y en el amplio resumen sobre el manicomio, publicado en la Re-
vista Frenopática Española, amplía su opinión sobre ello: “La labor en-
comendada al albaceazgo del insigne filántropo, ha sido muy larga y ac-
cidentada. Particularismos, intransigencias y rivalidades profesionales
por un lado, desconocimiento del asunto y errores técnicos y adminis-
trativos por otro, se conjuraron para retardar la ejecución de una ad-
mirable obra que pudo, con buena voluntad, ser llevada á cabo en un
corto número de años, evitándose de este modo las imperfecciones y
defectos de que ahora adolece”.
Como se puede apreciar, una diferencia de consideración bastante
alejada de la Academia de Medicina, que se ha descrito anteriormente

244
Rodríguez Morini, 1904.

157
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

y una muestra de que siempre han existido controversias sobre el me-


jor sistema de asistencia para los enfermos mentales.
En su escrito, describe de forma bastante completa, el manicomio
ya construido, con sus virtudes y errores, que conviene revisemos aho-
ra, comenzando por el emplazamiento, del que hace una descripción
muy elogiosa, continúa con la edificación general, describiéndola deta-
lladamente e indicando que está perfecta y admirablemente construida,
sin que ambos aspectos merezcan ningún reproche.
También aprueba los pabellones destinados a los alienados, pero se
queja de las excesivas medidas de seguridad y otros detalles que deno-
tan “el temor a los pobres locos” y que “... revisten un aspecto de pri-
sión celular, que la hace poco simpática, especialmente el pabellón des-
tinado a suicidas, similar al que existía en el manicomio de San Andrés,
solamente en la sección de mujeres, al haberse suprimido, con buen cri-
terio, el existente en la sección de hombres y abogando por su supre-
sión245.
Se detiene a comentar los patios del establecimiento que calcula son
aproximadamente cincuenta, número que no considera excesivo, “...
dado el criterio de seguridad y reclusión que ha inspirado la construc-
ción del manicomio”. Considera que están bien diseñados: “He de con-
fesar sin embargo con agrado, que en general, la mayor parte de los pa-
tios son muy espaciosos, con muralla muy baja, que no cierra el
horizonte, y que aun los situados en el centro del rectángulo resultan
alegres y soleados”.
Quizá lo más interesante de sus opiniones se concretan en el “valor
psiquiátrico del establecimiento”, que considera ha quedado desfasado
al estar concebido bajo la influencia de las ideas francesas de un tercio
de siglo antes, que no tenían muchos adeptos al sistema “Non – res-
traint”, en el que los alienados disfrutaban de todas las libertades indi-
viduales y colectivas, y en el que los aislamientos y otras medidas re-

245
Este cambio se produjo años más tarde, ocupando esos espacios la ampliación del ma-
nicomio con los pabellones denominados “San Fermín”, tanto en la zona de hombres como en
la de mujeres, que sirvieron para acoger al elevado número de pacientes que ingresaron después
de la guerra civil y que incrementaron espectacularmente, el número de asilados en los años
cuarenta.

158
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

presivas eran la excepción, ya que la población más peligrosa de los ma-


nicomios no superaba el 7% del total.
Pese a estas observaciones considera que se trata de uno de los me-
jores establecimientos psiquiátricos del país y confía en que alguna de
las deficiencias por él apuntadas, llegarán a desaparecer.
Ya se ha indicado que finalmente el manicomio se construyó de
acuerdo con el modelo preconizado por Esquirol que se basa en la se-
paración de las diversas clases de enfermos. Una noción que ya apare-
cía en la “Instruction” de Colombier y Doublet.
Esta característica, en opinión de varios autores, se convirtió en el
elemento generador del asilo, y le conceden una importancia conside-
rable en el desarrollo de la psiquiatría que progresaría en torno al per-
feccionamiento de la clasificación nosográfica.
Este plan de Esquirol se puede resumir en tres apartados:
a) Separación entre sí de las secciones, aumentada por los patios
centrales que había entre las dos alas reservadas a cada sexo.
b) Existencia de una galería que unía al conjunto de las secciones y
daba al asilo unidad y funcionalidad.
c) Disposición original de la sección. Edificios de un piso rodeaban
al patio por tres lados. El cuarto lado quedaba abierto para que
el asilo tuviera vista al exterior. Esta distribución permitía el ais-
lamiento de los enfermos y daba a los enfermos la opción de am-
pliar el espacio en el que se encontraban recluidos, al poder salir
a los patios.
Otros aspectos importantes que Esquirol resaltó y que se llevaron a
cabo en este caso, se refieren a la ubicación del establecimiento, que de-
bía estar en una ladera de una loma para que permitiera a los pacien-
tes, al menos, salir con la mirada del asilo y que estuviera fuera de las
ciudades por razones de tipo económico: menor coste de los terrenos y
posibilidad de contar con tierras cultivables, en las que los pacientes
pudiesen trabajar como forma de rehabilitación. También impuso el
nombre de asilo, que en aquellos años era considerado menos peyora-
tivo que el de hospital.
El plan de Esquirol tenía un desarrollo simétrico conforme a los cá-
nones de la arquitectura clásica, ponía en el centro a los convalecientes,

159
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

a los tranquilos y a algunos enfermos considerados “interesantes”, cer-


ca de los edificios de la administración y a los lados, a los agitados y a
los furiosos.
Es por tanto plenamente coincidente con la estructura que se eligió
para el manicomio navarro y que estuvo en funcionamiento hasta el fi-
nal de los años setenta.
La entrega del edificio a la Diputación se realizó el 13 de diciembre
de 1903 y el día 30 de diciembre de ese mismo año, la Diputación acor-
dó nombrar médico director a D. Manuel Gurria Estapé, que era di-
rector del Manicomio de San Andrés del Palomar, de Barcelona. Por su
trabajo percibiría un sueldo anual de 6.000 pesetas, habitación y ma-
nutención en el establecimiento, con la condición de que “... no podrá
dedicarse a las visitas ordinarias, sino a las que sean propias de su espe-
cialidad”246.

1904. Inauguración del Manicomio vasconavarro


Los años de proyecto del manicomio con posterioridad a la Memo-
ria de Martínez de Ubago estuvieron repletos de vicisitudes que han si-
do historiadas con detalle por Lizarraga en su libro “Memoria General
del Manicomio de Navarra247” por lo que no nos detenemos sobre ellos
pasando directamente a 1904, año de su inauguración.
Se pensaba que el manicomio iba a funcionar ese año y por ello el
presupuesto de 1904, en su artículo 18, incluía 284.000 pts. para estan-
cias de dementes y atenciones del manicomio de Navarra. Al no ser po-
sible detallar los gastos de instalación, ni del personal facultativo, ad-
ministración, traslado y alimentación de alienados, se había fijado una
cantidad alzada, esperando que la experiencia dijera lo que realmente
habría de invertirse en el establecimiento. En el articulo décimo se con-
signan 42.000 pts. por la mitad de las estancias de dementes que abo-
nan los pueblos, aunque se indica que la partida: “… puede sufrir alte-
raciones ya que con motivo de la instalación del nuevo Manicomio se
adoptó el acuerdo de que los Ayuntamientos no abonen la expresada

246
ADFN. L145, 120-I.
247
Lizarraga, L. J. 1992.

160
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

mitad por haber desaparecido el motivo que inspiró el anterior acuer-


do para evitar abusos”248.
Sin embargo, la apertura tardó más de lo previsto, pese a que el 4
de mayo la Diputación acordó “habilitar a la mayor brevedad un pabe-
llón en el nuevo Manicomio” para admitir a la demente J. M. mientras
se le instruía expediente judicial, por orden del gobernador civil, “... al
no disponerse en el Hospital provincial de sitio adecuado para la ob-
servación a enfermos que padecen de enagenación mental por hallarse
ocupado el Departamento destinado para los enfermos de esa clase”249.
El reglamento del centro se aprobó en sesión del 7-12-04 y los pri-
meros enfermos, procedentes del Hospital de Navarra, fueron traslada-
dos al establecimiento dos días más tarde. El 12 de diciembre de 1904
se acordó abrir un concurso para aprovisionar de carbón y alimentos al
manicomio y adquirir algunas vacas para la granja250.
El mayor número de pacientes, procedentes del manicomio de Za-
ragoza llegó a Pamplona en un tren especial en la tarde del 16 de di-
ciembre. Eran 87 varones y 24 mujeres, que estuvieron acompañados
por el director Sr. Gurría y ocho Hermanos de San Juan de Dios y va-
rias hermanas hospitalarias que cuidaban a los enfermos. El día 17 se
incorporaron 16 hombres y 4 mujeres procedentes de Valladolid, dos
enfermos procedentes de Mondragón y uno más de Ciempozuelos.
El día 19 se firmó el contrato de servicios con los Hermanos de San
Juan de Dios y las Hermanas Hospitalarias, que en número de 20 de
cada Orden, atenderían los diferentes servicios del manicomio. Los
Hermanos se ocuparían de forma específica del servicio espiritual, la
farmacia y la cirugía menor de su sección y las Hermanas, además de
las atenciones a las enfermas, de la cocina, lavandería, repaso de ropa y
plancha251.

248
ADFN. L145, 162-2.
249
ADFN. L146, 100-2.
250
ADFN. L147; 131, 1-2.
251
ADFN. L147; 139-1-2, 140-1.

161
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La Memoria de D. Manuel Gurría y Estapé


La actividad del manicomio en sus inicios queda reflejada en la ex-
celente Memoria manuscrita presentada por el Director, correspon-
diente al año 1905, que permite conocer el funcionamiento del centro
y por tanto la asistencia psiquiátrica en Navarra252.
La Memoria está distribuida en siete partes:
1) Inauguración del Manicomio de Navarra.
2) Estadística demográfico – sanitaria.
3) Marcha seguida en los servicios.
4) Género de vida que llevan los asilados.
5) Consideraciones sociales y clínicas a que se presta, la génesis de
la locura en general, con aplicación á las especies más dominan-
tes en este Manicomio, e interpretación de las mismas, en lo que
hace referencia á la psicopatología de la provincia.
6) Resumen del historial clínico.
7) Ligeras innovaciones que a la Excma. Diputación Foral me per-
mito proponer, por si tiene a bien se planteen, para la mejor mar-
cha de los servicios durante el año 1906.
Dejamos la primera parte que relata la llegada de los primeros pa-
cientes al manicomio y nos detenemos en la segunda, en la que refiere
que no se puede hacer un cálculo exacto de los enfermos por el núme-
ro de los ingresados en los manicomios. Calcula que en España hay re-
cluidos 8.500 orates, lo cual es un número reducido, porque en nues-
tro país se recluye solo a los locos peligrosos y por la poca confianza que
se tiene en la curación de la locura, el falso concepto formado del tra-
to que se da a los locos en los manicomios y las pésimas condiciones de
estos.
Estima D. Manuel Gurría que sólo están recluidos el 60% de los va-
rones y un 40% de las mujeres, por lo que debe haber de 400 a 500 en-
fermos en Navarra y considera que muchas causas determinantes del
mal son evitables, “... pues aun contando con que la mayoria de los lo-

252
Archivo Administrativo de Navarra; “Hospital Psiquiátrico”. Anexo 3.

162
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

cos son individuos que han nacido predispuestos, es seguro que si se in-
fluyese debidamente, sobre las costumbres é impusiesen las practicas
higienicas, disminuiria el numero de afectados de locura, por cuanto se
remediarían las causas de degeneración”.
De nuevo aparecen algunos elementos que ya se han considerado
respecto a la enfermedad mental: 1) predisposición genética; 2) in-
fluencia de lo social e higiénico; 3) la enfermedad como degenera-
ción253, 254.
Como dato significativo de la necesidad del Manicomio, refiere,
que en el mes de diciembre de 1904, la población era de 150 personas
–152, menos dos altas– que salvo seis de ellos, procedían de otros ma-
nicomios en los que se encontraban recluidos, mientras que durante
1.905, el número de ingresos había ascendido a 99, procediendo 75 de
ellos de sus domicilios.
También hace un estudio detallado de los pacientes con respecto a
la población de procedencia. La tasa de enfermos ingresados por 10.000
habitantes, para una población de 310.355 habitantes que era la que te-
nía Navarra en 1904, la estimaba en el 7,636, correspondientes a los 237
alienados navarros ingresados. Es interesante reflejar la profesión de los
asilados –suponemos que se refiere a varones– para constatar que la en-
fermedad parecía encontrarse en todas las clases sociales:

253
El término degenerar fue utilizado ampliamente por griegos y latinos en el sentido de
pérdida de las cualidades de la raza. Morel lo entendía como la “desviación malsana de la es-
pecie”.
254
A Magnan se debe la sistematización definitiva de la teoría, así como a sus discípu-
los M. Legrain y H. Saury, que hicieron su exposición metódica. Magnan consideró la de-
generación como un conjunto de transformaciones y formuló la siguiente definición en
1895: “la degeneración es el estado patológico del ser, que, en comparación con sus genera-
dores más inmediatos, en su constitución está menoscabada su resistencia psicofísica, y sólo
parcialmente, propicia las condiciones biológicas de la lucha hereditaria por la vida. Este me-
noscabo se traduce en estigmas permanentes y en esencia, es progresivo, salvo en caso de re-
generación interrecurrente; cuando falta ésta, desemboca más o menos rápidamente en la
aniquilación de la especie”.

163
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tabla 5. Profesiones de los varones ingresados en el Manicomio de


Navarra en 1905 según M. Gurría.
Profesión Número Profesión Número
Rentistas 6 Relojero 1
Abogados 3 Carpinteros 3
Religiosos 3 Sastres 3
Estudiantes 6 Barberos 3
Profesor 1 Panaderos 2
Músicos 2 Carboneros 4
Pastores 6 Canteros 2
Molineros 6 Labradores 100

Es obligado señalar la importancia que se daba a la profesión por


parte de los “psiquiatras ilustrados”, así, el estudio de las profesiones y
las “formas de vida”, había permitido a Esquirol asociar éstas a diferen-
tes tipos de trastornos mentales255, de manera que, en su libro “Memo-
rias sobre la locura y sus variedades” presenta un cuadro sobre las pro-
fesiones y formas de vida, que por su carácter notable, reproducimos
(Tablas 6 y 7)256.

Los directores. Su influencia en la evolución asistencial


Los directores del establecimiento han sido siempre médicos y han
dejado su huella en el funcionamiento de la institución. No siempre su-
cedía así en otros manicomios, en los que el carácter custodial y las limi-
taciones presupuestarias, influían para que la dirección fuera confiada a
los administradores, prevaleciendo los criterios económico-administrati-
vos sobre los criterios médicos, en la organización de estos centros257.

255
Esquirol, 1991: 49-58.
256
Anexo 4. Idem.
257
Martín Carrasco, 1991: 45.

164
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Tabla 6. Cuadro de las profesiones y de las formas de vida. Datos de


la Salpêtrière.
Trabajadores del campo 45
Trabajadores domésticos 51
Obreros textiles 85
Cocineros 16
Mercaderes sedentarios 21
Mercaderes ambulantes 16
Cordoneros 5
Total 245
Viviendo de su trabajo 192
Prostitutas 33
Abuso del vino 26
Masturbación 10
Cambio de Estado 3
Total 264

Tabla 7. Datos de mi establecimiento.


Cultivadores 3
Militares 33
Marinos 3
Negociantes 50
Estudiantes 25
Administrativos y empleados 21
Ingenieros 2
Abogados, notarios, gente de negocios 11
Químicos, vidrieros 4
Médicos 4
Artistas 8
Total 164
Viviendo de su trabajo 151
Mala conducta 6
Abuso del vino 3
Masturbación 14
Cambio de estado 3
Misantropía 3
Educación mal dirigida 20
Total 200

165
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

En orden cronológico, los diferentes directores que tuvo el manico-


mio de Navarra han sido:
D. Manuel Gurría y Estapé (30-12-03 al 07-01-27)
D. Pedro Álvarez Nouvilas (06-06-28 al 17-07-31)
D. Emilio Gimeno Riera (01-10-31 al 27-03-34)
D. Federico Soto Yárritu (31-08-34 al 01-01-76)

D. Manuel Gurría y Estapé


Se incorporó a su puesto el 30 de diciembre de 1903 y prestó sus
servicios hasta la jubilación en 1927. Procedía del manicomio de San
Andrés en Barcelona, del cual era director.
De sus años en el centro, sólo se conservan dos Memorias bastante
extensas, que era una de las obligaciones que la Excelentísima Diputa-
ción incluía entre las correspondientes al director facultativo, con ca-
rácter anual. La primera, manuscrita, corresponde a 1905258, primer año
de funcionamiento del centro y la otra, también muy completa y con
abundante información, al año 1916. Su estudio, permite conocer sus
ideas respecto a la asistencia psiquiátrica y la situación del manicomio
durante esos años.
Ya se ha comentado que en la Memoria de 1905, calcula que en el
manicomio apenas hay recluidos el 60% de los varones y el 40% de las
mujeres enfermas que pueden existir en Navarra, y que en la provincia,
pueden encontrarse entre 400 y 500 enfermos mentales.
En su opinión, esas cifras son desconsoladoras y se une al grupo de
psiquiatras que considera importante la influencia del ambiente en la
génesis de las enfermedades mentales sin olvidar la predisposición ge-
nética y la teoría de la degeneración.
Puede considerarse que era un psiquiatra sensato y muy interesado
en su trabajo, como demuestra con una meticulosa estadística descrip-
tiva de la población atendida desde la apertura del manicomio.

258
Extracto de la Memoria. Anexo 3.

166
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

En diciembre de 1904 se inició la actividad del centro. Durante ese


mes hubo 152 ingresos de los cuales 146 procedían de otros estableci-
mientos psiquiátricos u hospitalarios y solo seis enfermos llegaron al
centro procedentes directamente de sus domicilios. De ellos, solamen-
te 2 obtuvieron el alta médica.
El año 1905 los ingresos sumaron 99 personas, de los cuales, 75 pro-
cedían de sus domicilios y él lo achacó a que las familias habían com-
prendido la conveniencia y la necesidad de la reclusión y por eso acu-
dían al centro. Estas cifras permitían concluir “la gran falta que hacía la
inauguración del manicomio”.
Lizarraga, en su libro “Memoria General del Manicomio de Nava-
rra”259 describe al Dr. Gurría como una persona afable, metódica, orga-
nizada y rigurosa. De sus escritos puede apreciarse que era un profesio-
nal entregado a su trabajo, que dedicó bastante tiempo a los enfermos,
completando sus historias clínicas. No hemos podido encontrar ningu-
na publicación suya en revistas científicas, tal vez porque estuviera vol-
cado en la asistencia clínica en el manicomio, y parece indudable que
se dedicaba a ello con entusiasmo.
Era partidario de emplear al mínimo los medios de contención y
cuando los alienados llegaban al manicomio, cualquiera que fuera su
grado de agitación, lo primero que hacía era “quitarle cuantas ligaduras
y medios contentivos, se han empleado contra él”, ya que ésta práctica
era suficiente para inspirar confianza al enfermo.
Consideraba importante realizar una correcta distribución de los
alienados, que se efectuaba prescindiendo de las clasificaciones nosoló-
gicas y atendiendo a la conducta, en función de que el enfermo estu-
viera tranquilo, excitado, impulsivo, o de su grado de invalidez, agru-
pando los que requerían iguales cuidados. De esta forma se
simplificaban los servicios y se facilitaba la vigilancia260.

259
Lizarraga, 1993: 86.
260
Esta clasificación se ha mantenido casi igual hasta la reforma del hospital psiquiátrico,
que se inició por iniciativa del Dr. Lizarraga el año 1978. La aparición de los nuevos medica-
mentos a partir de 1954 y el importante aumento del personal, modificó significativamente la
asistencia a comienzos de los años ochenta, mejorando la calidad de los servicios y facilitando
la rehabilitación de muchos enfermos.

167
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El Dr. Gurría valoraba el aislamiento como “el principal agente de


curación de la locura y base indispensable de la dieta moral”. La estan-
cia en el manicomio, por sí sola, tendría propiedades curativas, al sepa-
rar al enfermo de las causas que podían haber fomentado la enferme-
dad, y también influiría la saludable disciplina del establecimiento, que
ayudaba al paciente a controlarse y a socializarse, abandonando su hos-
tilidad.
“La permanencia del loco en el manicomio, reúne por sí sola, un
conjunto de circunstancias curativas de valor inestimable, pues estable-
ce una separación completa entre el enfermo y los medios sociales que
pueden haber fomentado el mal, ó cuando menos haberlo entretenido,
aislando el loco, deja de sufrir los estímulos de los excitantes físicos y
morales que han mantenido en estado de tensión su espíritu y caldea-
do sus delirios, hallase imposibilitado de entregarse á lo impulsos pa-
sionales, instintivos y demás actos de naturaleza incoercible que son
consecuencia del desbarajuste que en su psiquismo determinan los es-
tímulos morbosos.
El conveniente orden y saludable disciplina que reina en los manico-
mios, contrastando con el frecuente desconcierto que suele haber en el
domicilio particular del loco, influye de un modo poderoso sobre la mo-
ral del mismo, el cual aun en los casos de gran inconciencia, suele darse
cuenta de un modo más o menos confuso, de que el medio que le rodea,
no es tan amoldable á la realización de sus desafueros y espontaneamen-
te abdica, del papel de inconsiderada imposición, que con su sinrazón se
había adjudicado y que de nada le sirve en el manicomio, ante la metó-
dica resistencia pasiva que para dominarle se le opone.
Este cambio de carácter que se opera en el loco, a poco de su re-
clusión, es uno de los fenómenos psicológicos más admirables, y clasi-
fica a los pacientes por el género de vida que llevan dentro de la insti-
tución, en tres grupos: 1) Trabajadores. 2) Tranquilos inestables. 3)
Agitados.
Los primeros, los considera convalecientes con un género de vida
definido. Los segundos, que a veces razonan y se dan cuenta de la mag-
nitud de su desgracia, viven la reclusión como un auténtico cautiverio
y pide a la Diputación que se construya un frontón para que jueguen,
y se entretengan, ya que será beneficioso para su salud.

168
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Los del tercer grupo: agitados, epilépticos, peligrosos, no están ni


para ocupación, ni distracción, porque –en su opinión– ya tienen bas-
tante con sus delirios, aunque como también pueden tener algún in-
tervalo de lucidez, se les puede proporcionar alivio mediante distrac-
ciones y juegos.
Como podemos constatar, no solo defiende las propiedades curati-
vas del trabajo, sino que también valora los aspectos positivos de la lu-
doterapia y especialmente del deporte de la pelota. El frontón, que se
inauguró en 1921, estuvo infrautilizado durante muchos años261.
Antes del funcionamiento del frontón, debía existir un gimnasio, ya
que en un informe de los que el director enviaba de forma regular,
mensualmente, relatando las incidencias que sucedían, correspondien-
te al mes de agosto de 1905, indica: “Tengo el gusto en participar a V.E.
que se ha comenzado la instalación del gimnasio y de la Sección Elec-
troterapica; así mismo me permito manifestar a V. E. que empieza a es-
casear el caudal de aguas de que se surte el Manicomio, lo que pongo
en su conocimiento, por la gravedad que entraña la falta de tan esen-
cial factor higiénico”262.
Problema éste de las aguas, que no se resolvería hasta el año 1932.
En 1926 emitió un informe en respuesta a una comunicación de la Di-
putación263, del cual conviene extraer algunas notas por su interés: “Los
trabajos de suerología ya sean de investigación diagnóstica o terapéuti-
ca no se efectúan particularmente, por carecer de laboratorio, cuya cre-
ación me permito interesar de S.E. en la memoria últimamente remiti-
da, siendo necesario además del citado laboratorio la existencia de
dependencias anejas y demás instalaciones que permitan efectuar exa-
men y análisis de productos morbosos, estudios bacteriológicos y de
experimentación fisiológica, para lo cual es indispensable microscopio

261
Probablemente, por la misma razón que no se utilizan las instalaciones deportivas en
general, por la falta del personal adecuado para dinamizar el uso, mediante los oportunos pro-
gramas. A comienzos de los años ochenta, se empezaron a hacer campeonatos en los que par-
ticiparon los pacientes, demostrando que puede ser útil en su rehabilitación.
262
Gurría, M. Informe de incidencias de 1/9/1905. Manicomio. Asuntos varios. Arch.
Adm. de Navarra.
263
Gurría, M. Informe 9/10/1926. Manicomio, Memorias 1906-1926. Arch. Adm. de Na-
varra.

169
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ó instrumental correspondiente y como complemento elementos nece-


sarios para trabajos de vivisección.
Para efectuar autopsias, nos encontramos con la resistencia de las fa-
milias y la carencia de una instalación con cámaras de desinfección y
conservación de cadáveres, dependencias anejas e instrumentos ade-
cuados, entendiendo sería conveniente la creación de una instalación
que sirviera para los trabajos de suerología, autopsias y embalsama-
mientos, así como la preparación de piezas patológicas que conviniera
conservar. Desde 1923 no se ha efectuado autopsia alguna”.
Más adelante se refiere al funcionamiento del manicomio, en con-
creto a los tratamientos, métodos de contención y características del per-
sonal asistencial, que nos parece conveniente reproducir textualmente:
“Referente a los medios de contención que se emplean en este Manico-
mio y sin negar que sean necesarios en contados casos, empleamos los
más sencillos por considerarlos contraproducentes, antihumanos y anti-
científicos en el tratamiento de los locos, ya que la excitación de los mis-
mos (aparte de la influencia vesánica) está en razón directa de la cohibi-
ción que con ellos se emplea, así que en los casos de intensa excitación
acudimos a los baños, encamamiento, con discreta sujección, inyecciones
de escopolamina, varios hipnóticos y en especial mucha vigilancia.
Hay algunos aislados que constantemente se rompen la ropa, espe-
cialmente en la sección de mujeres, en estas se usan unos manguitos de
tela que les sujeta las manos.
Diez o doce chaquetas de fuerzas hay en el manicomio, que se usan
ó prevención cuando hay que ir por algún loco, y en el establecimien-
to solo se usan en rarísimos casos por reducidisimo tiempo y nunca por
sistema.
El personal destinado inmediatamente al cuidado de los asilados,
está constituido en la sección de mujeres, por Religiosas Hospitalarias,
todas ellas (pues para enviarlas al Manicomio la Comunidad hace una
selección) impuestas en los deberes de su especial misión habiendo al-
gunas diplomadas con el título de practicantes; bastando hacerles algu-
na indicación referente a los progresos psiquiátricos para que se pongan
enseguida a la par de ellos; pero la dificultad existe en la sección de
hombres, en la que no tenemos más enfermeros que dos practicantes,
pues los demás empleados carecen en absoluto de la necesaria cultura

170
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

para confiarles la delicada misión que requiere el cargo de enfermero de


un loco. Dichos individuos, entre los cuales algunos hay que reconocer
su buena voluntad, se reclutan entre jornaleros del campo; en muchos
su permanencia es pasajera pero a todos se les procura insistir para el
mejor desempeño de la labor que se les encomienda, recomendándoles
que en sus relaciones con los locos guarden el máximum de considera-
ción, siendo preciso vigilarlos e instruirles constantemente al fin indi-
cado, pero frecuentemente cuando empiezan a darse cuenta de la labor
especial que de ellos se espera, se marchan ya sea por encontrar mejor
colocación o por no poderse amoldar a la sujección que requiere tal em-
pleo. Algunos, por desgracia pocos, son algo mas constantes en su em-
pleo, a estos particularmente se les da la enseñanza posible”.

D. Pedro Álvarez Nouvilas


Tomó posesión de su cargo el 21 de junio de 1928 después de ha-
ber obtenido el primer puesto en la oposición que se celebró el 1 de ju-
nio de ese mismo año en la que la segunda plaza fue para D. José Mª
Aldama Truchuelo, la tercera para D. Rodrigo González Pinto y la
cuarta para D. Vicente Calabuig Botella.
Pedro A. Nouvilas, como aparece en todas las publicaciones que re-
alizó –que fueron numerosas–, era capitán médico con destino en la
Academia de Artillería y desde 1926 ampliaba estudios de psiquiatría y
neurología. En esos años ya comenzó a publicar junto con A. Vallejo
Nágera que era jefe de la clínica mental militar de Ciempozuelos. De
estos trabajos hemos revisado dos, que tratan de sus experiencias utili-
zando la piretoterapia en el tratamiento de enfermos esquizofrénicos y
en la alucinosis esquizofrénica264.
Los temas que trató a lo largo de los años 1928 a 1935 en casi una
treintena de escritos, fueron variados y nos permiten una aproximación
a su figura. La presión que recibió por considerarse que no era compa-
tible su cargo con la profesión militar265, le obligaron a optar por esta

264
Vallejo Nágera y Nouvilas, 1927 y 1928.
265
El 15 de noviembre de ese mismo año la Diputación acordó concederle un mes de pla-
zo para que eligiera entre una de las dos plazas. Su renuncia se produjo casi tres años más tarde.

171
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

segunda opción, abandonando la dirección del manicomio el 17 de ju-


lio de 1931. Sus últimas publicaciones antes de la guerra civil se pro-
dujeron en revistas malagueñas266, probablemente porque allí fue don-
de se estableció antes de que la guerra civil truncara su carrera, después
de haber pasado de nuevo, previamente a este cambio, una temporada
en Ciempozuelos.
La clínica psiquiátrica y neurológica fueron objeto de buen núme-
ro de sus obras267 en las que la sífilis, sus complicaciones y tratamiento,
especialmente la piretoterapia, ocuparon un lugar destacado268. Con el
trabajo titulado: “Piretoterapia en las enfermedades del sistema nervio-
so”, publicado en cuatro entregas en la revista “El Siglo Médico”269 que
es un estudio riguroso de esta técnica de tratamiento, obtuvo un pre-
mio de la Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife.
La deficiencia mental y la psiquiatría militar también estuvieron
presentes en sus publicaciones270, no faltando las dedicadas a la heren-
cia en psiquiatría271, la epidemiología psiquiátrica272, y la asistencia psi-
quiátrica273, e incluso un artículo dedicado a la psicología infantil274.
Como puede apreciarse, tenía una capacidad productiva muy ele-
vada, que seguramente hubiera dado más frutos de no ser por las razo-
nes ya comentadas, ya que la última publicación la hizo cuando conta-
ba con 43 años, estando por tanto en plena madurez.
En el año 1931 inició la consulta pública gratuita dos días a la se-
mana, que como indica Lizarraga, representaba una auténtica apertura
a la comunidad275.

266
Nouvilas, 1934c; 1934d; 1935b.
267
Nouvilas, 1931a; 1932c; 1933c; 1934b; 1934c; 1934d; 1935b.
268
Nouvilas, 1929c; 1930a; 1930c; 1931c; 1932d.
269
Nouvilas, 1932d.
270
Nouvilas, 1928a; 1934a.
271
Nouvilas, 1929a; 1932b.
272
Nouvilas, 1928b; 1930; 1933b.
273
Nouvilas, 1931b; 1932a; 1932c; 1932f.
274
Nouvilas, 1935a.
275
Lizarraga, 1993: 98.

172
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Al incorporarse al cargo de director, elevó un informe a la Diputa-


ción con las modificaciones que consideraba conveniente llevar a cabo
en el establecimiento, para mejorar la asistencia276.
Casi todas sus peticiones fueron atendidas dando un fuerte impul-
so al funcionamiento del centro. Sus previsiones solamente no fueron
exactas en cuanto al trabajo agrícola, cuya rentabilidad descendió de tal
forma, que en 1.941 fue necesario contratar obreros para la granja.

D. Emilio Gimeno Riera


Obtuvo el puesto de director en las oposiciones celebradas los días
21 al 25 de septiembre de 1931. Fueron tan competidas, que el tribu-
nal, integrado por D. Constancio Salinas, Vicepresidente de la Diputa-
ción, D. Wenceslao López Albo y D. Nicasio Garbayo277, tuvo que rea-
lizar una prueba complementaria para decidir el primer puesto entre los
aspirantes: Domínguez Borreguero, Nieto Gómez278 y Gimeno Riera
que sería el vencedor. En esta oposición también participó D. Federico
Soto Yárritu, que sería su sucesor en el cargo, de nuevo mediante opo-
sición, tras su fallecimiento.
Esta desgraciada circunstancia que sucedió el 27 de marzo de 1934,
y fue debida, a un contagio de estreptococos, presumiblemente, al des-
bridar un absceso en la pierna de una enferma.
El Dr. Emilio Gimeno Riera nació en Reus en 1906 y realizó su for-
mación como psiquiatra en el Instituto Pedro Mata de esa población.
Durante el tiempo que pasó como director en el manicomio de Pam-
plona, se convocaron dos plazas de médicos internos, que fueron obte-
nidas por D. José Doncel Mauleón y D. Gregorio Valencia Elía. La so-
licitud razonada de tres plazas de médicos internos a la Excma.
Diputación nos permite conocer su forma de pensar respecto a la en-
fermedad mental: “Desde hace algún tiempo viene esta Dirección pen-

276
Lizarraga, L. J. 1993:94-97.
277
Médico navarro que pese a ser cirujano, según testimonios familiares, se interesaba por
la psiquiatría como prueban sus publicaciones en la Revista Navarra de Medicina y Cirugía, so-
bre psicoanálisis, la personalidad y la histeria. Garbayo, 1928a; 1928b; 1928c; 1929.
278
Discípulo de Sanchís Banús en el Servicio de neuropsiquiatría del Hospital Provincial
de Madrid. Izquierdo Rojo, 1978: 126.

173
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sando en la conveniencia de completar el servicio facultativo del Mani-


comio Provincial en forma que responda a las necesidades y posibilida-
des científicas actuales y de modo por otra parte que no pueda consti-
tuir una carga considerable sobre las muchas que ya pesan en el
Establecimiento.
Es preciso tener en cuenta que la organización manicomial impul-
sada por nuevas terapéuticas y por orientaciones sociales totalmente
distintas a las que durante tantos años hicieron ver al enfermo mental
no solo como incurable sino como antisocial e incapaz de todo rendi-
miento va cambiando hasta el extremo de convertir los antiguos mani-
comios, verdaderos almacenes de dementes, en casas de salud donde el
enfermo es tratado como tal y donde en muchos casos se obtiene su cu-
ración y sino, se consigue al menos su mejoría.
Para ellos es preciso un detenido estudio del enfermo no solo a su
ingreso sino mediante su observación frecuente y dirigida mientras du-
ra su estancia en el Establecimiento y esto solo puede hacerse median-
te personal en número suficiente.
Actualmente y con los nuevos métodos de terapéutica por el traba-
jo este personal se hace no solo imprescindible sino conveniente ya que
el trabajo de los enfermos no debe de hacerse de cualquier modo sino
investigando las cualidades y aptitudes de cada uno y destinándolo a
aquella labor en que pueda obtener mayores ventajas terapéuticas y en
consecuencia proporcionar además un mayor rendimiento.
El manicomio de Navarra alberga hoy más de novecientos enfer-
mos, para llevar todos los servicios solamente cuenta con dos médicos,
número a todas luces insuficiente aún para el más profano en la mate-
ria. Hay en cambio servicios ya montados como es el laboratorio, que
no funciona porque el ponerlo en marcha supondría que uno de los fa-
cultativos se dedicase a ello exclusivamente y esto no lo permite la ur-
gencia de los demás servicios”.
Basándose en estas razones solicita la creación de tres plazas de mé-
dicos internos, en realidad habla de “alumnos internos”, de las que só-
lo fueron cubiertas dos, por los ya mencionados.
También salieron en oferta pública mediante examen doce plazas de
enfermeros. El examen de estos últimos, que debían tener entre 22 y 35

174
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

años y pasar un reconocimiento médico, consistía en superar un ejerci-


cio escrito de cuatro horas sobre tres de los temas propuestos y resolver
un problema de aritmética. Buena muestra de la importancia que con-
cedía a la selección de personal.
En esos años, se instaló la calefacción en los pabellones de pensio-
nistas y en las enfermerías. También, y a petición del Dr. Gimeno y los
Drs. Lite y Alcalde, directores del hospital y maternidad, se suprimió,
el 24 de febrero de 1934, la Junta Provincial de Beneficencia, que a su
juicio solo servía para entorpecer asuntos.
Su muerte prematura limitó su producción escrita y no hemos podi-
do encontrar ninguna publicación suya que nos permita conocer con de-
tenimiento, su forma de concebir la asistencia a los enfermos mentales.

D. Federico Soto Yárritu


El 31 de agosto de 1934, el tribunal para las oposiciones a director del
manicomio, integrado por D. Constantino Salinas, Diputado de la Exce-
lentísima. Diputación; D. Tomás Garmendia, médico de Pamplona; D.
Francisco Oliver, catedrático de Zaragoza; D. Joaquín Gimeno Riera279,
director del manicomio de Zaragoza y D. Antonio Vallejo Nágera280, di-

279
Joaquín Gimeno Riera nació en Zaragoza el 5 de noviembre de 1877, hijo y nieto de
médicos. Fue discípulo de Cimarrón y Galcerán en España y de Brisaud, Dejerine, Babinski y
Stewart en Francia e Inglaterra. De gran curiosidad científica, inquieto, culto y trabajador. De-
jó una extensa obra escrita pero muy poca dedicada a la neurología. Es muy conocida su obra:
La casa de Locos y el Hospital de Nuestra Señora de Gracia. Apuntes históricos 1425-1808-1908. Pu-
blicada en Zaragoza en 1908. Fundó la Revista Anales de Psiquiatría y Neurología, que dirigió
durante los años 1912-1913. También escribió sobre cuestiones de actualidad en neurología y
psiquiatría como el psicoanálisis. (Gimeno Riera 1932 y 1935). Falleció en enero de 1945. Iz-
quierdo Rojo, 1978: 242.
280
Antonio Vallejo Nágera nació en Paredes de Nava (Palencia), hijo de militar, estudió
medicina en Valladolid y después en Austria y Alemania, participando en la guerra del 14 al 18
como médico militar. En Viena, visitó la clínica de Julius Wagner Von Jauregg siendo junto
con Lafora el iniciador e introductor de la malarioterapia y la piretoterapia para el tratamien-
to de la neurosífilis en nuestro país. Publicó diferentes trabajos sobre ese tema (Vallejo Náge-
ra: 1926; 1927. Vallejo Nágera y Bertoloty: 1927. Vallejo Nágera y G. Pinto: 1927) y algunos de
ellos con Pedro Álvarez Nouvilas, médico militar, con el que coincidió en el manicomio de
Ciempozuelos y que luego obtendría la plaza de director del manicomio de Navarra. (Vallejo
Nágera y Nouvilas: 1927; 1928.). Otros trabajos fueron sobre el tratamiento de la esquizofre-
nia. (Vallejo Nájera 1927b)

175
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

rector del manicomio de Ciempozuelos, propuso a los candidatos, y fue


nombrado D. Federico Soto Yárritu, que con 65 puntos, se impuso a D.
Emilio Pelaz281 que obtuvo 60,5; D. José Mª Julián Gil282 con 56,5 pun-
tos; D. Bartolomé Llopis283, 49,5; D. Santiago Melón Ruiz de Gordejue-
la, 48,5; y D. Eduardo Varela de Seijas284 que obtuvo 30 puntos.
D. Federico Soto fue una figura señera de la psiquiatría española.
Nació en Santander, el 6 de enero de 1906. Estudió Medicina en Ma-
drid y posteriormente, en 1930, finalizada la carrera, volvió a Santan-
der para especializarse en psiquiatría en la Casa de Salud Valdecilla, en
el Servicio de Neuro – Psiquiatría que dirigía el Dr. López – Albo. En
enero del año siguiente pasa a dirigir ese Servicio el Dr. Aldama Tru-
chuelo y el Dr. Soto colabora con él, como asistente, hasta que en ju-
nio de ese año, es nombrado médico interno por concurso de méritos.
En junio de 1.933 termina su formación y pasa a ser subdirector del
Servicio psiquiátrico.
En septiembre de 1931 se presentó por primera vez a las oposicio-
nes para director del manicomio de Navarra, llegando al último ejerci-
cio. Ese año publicó con Aldama y Borreguero “Un caso de quiste ce-
rebral”285 y con el Dr. Castellanos “Un caso de inedia”286. Trabajó con
Aldama en investigaciones sobre cuadros catatónicos en perros y sobre
la reacción del obstáculo de Dangino. Publicó también un caso sobre
el fenómeno de Marcus Gunn287 y trabajó en la realización de una mo-
nografía, sobre la fisiología del lóbulo temporal. En los veranos de los
años 1.930 a 1.934, amplió sus estudios con el Dr. D. Pío del Rio-Hor-
tega, dedicándose especialmente al estudio anatomopatológico de las
psicosis.

281
Hizo sus estudios en la Casa de Salud Valdecilla, con Soto, Borreguero y Aldama Jr.
Publicó trabajos sobre la epilepsia. Izquierdo Rojo, 1978: 235-237.
282
Ejerció la neuropsiquiatría en Zaragoza. Rodríguez Arias lo describe como: “hombre
gracioso, diligente, agitado que sus pinitos en política y sus viajes a ultramar le granjearon es-
tima...”. Izquierdo Rojo, 1978: 243.
283
Discípulo de Lafora y de Sanchís Banús. Izquierdo Rojo, 1978: 97, 126.
284
Discípulo de Sanchís Banús publicó diferentes artículos sobre malformaciones verte-
brales y trastornos extrapiramidales. Izquierdo Rojo, 1978: 147.
285
Aldama, Borreguero y Soto; 1931.
286
Citado por Lizarraga, 1993: 103.
287
Soto Yárritu, 1933.

176
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

El Dr. Federico Soto. Fuente: “La Casa del tejado dolorado”. L. J. Lizarraga 1991:100.

Su actividad profesional fue muy intensa desde el momento de su


incorporación al cargo. En 1935 se abrió el dispensario de higiene men-
tal, que él consideraba muy interesante para la detección precoz de los
nuevos casos. Al año siguiente se instalaron en el centro los gabinetes
de radiología y estomatología, y en 1937 se inauguraron los “pabellones
nuevos”, que llegaron a alojar más de 200 pacientes cada uno en la di-
visión de hombres y en la de mujeres.
En 1938 el hospital incrementó su plantilla en 28 personas, casi un
20% del personal existente hasta entonces en el centro y se inició la
aplicación de los tratamientos biológicos más importantes: choques de
alcanfor y cardiazol, electroshock y cura de insulina de manera bastan-
te rápida, ya que, por ejemplo, en un Tratado de Psiquiatría288 de la épo-
ca, estas terapéuticas no se incluyeron hasta su cuarta edición alemana
de enero de 1941. Durante la guerra civil se asistió a los militares con
problemas psicopatológicos. En 1954 se iniciaron los tratamientos con

288
Lange, J. 1942.

177
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

neurolépticos y se adquirió el primer equipo de electroencefalografía de


Navarra, que era uno de los primeros de España289, enviando a Madrid
a formarse como especialista al último director que ha tenido el centro:
D. Luis Javier Lizarraga Larrión.
Asimismo, impulsó el desarrollo de la psicología clínica, fundando
el Instituto de Psicología Aplicada y Psicotecnia, del cual fue director
entre 1961 y 1976.
Tradujo del alemán varios libros, entre ellos: “Matrimonios más fe-
lices” de P. Platner en 1953290, “Biblia y Medicina”291 y “Caín y el cai-
nismo en la Historial Universal” de Leopold Szondi292. Dedicó gran
parte de su actividad como investigador al análisis del destino humano,
siguiendo las teorías de Szondi, del cual tradujo su obra al castellano y
escribió un libro sobre los resultados obtenidos con ese test293. Su co-
nocimiento de esa prueba era extraordinario y obtenía a través de ella
una información muy valiosa sobre los pacientes, especialmente útil en
casos complicados; por ejemplo, en peritajes solicitados por la autori-
dad judicial.
Fue presidente de la Internationale Gemeinschaft fur Schicksalpsy-
chologie, publicando numerosas observaciones sobre el análisis del des-
tino, siendo unas de sus últimas aportaciones el análisis de las anorexias
nerviosas y de las psicosis epilépticas por medio del test de Szondi, es-
te último publicado en el libro homenaje al Prof. H. Tellenbach294, y la
relación entre esquizofrenia y epilepsia295.
Tuvo un considerable número de cargos durante su vida, entre
ellos, la presidencia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y de
la Sociedad Española de Psicología. También fue vocal del Patronato
Nacional de Asistencia Psiquiátrica.

289
Cervera Enguix, S. 1989: 178.
290
Lizarraga, 1993: 105.
291
Tournier, 1960.
292
Szondi, L. 1975.
293
Soto Yárritu, 1953.
294
Cervera Enguix, S. 1989: 178.
295
Soto Yárritu, 1997.

178
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

En cuanto a su extraordinaria personalidad, el Dr. Lizarraga da una


amplia información en su libro sobre el hospital psiquiátrico San Fran-
cisco Javier296. Por nuestra parte, recordamos sus clases en la Facultad
de Medicina de la Universidad de Navarra, de la cual fue profesor de
Psiquiatría desde su fundación, que destacaban por su amenidad e in-
terés, y que influyeron en la vocación psiquiátrica de buen número de
alumnos.

El personal. Las Órdenes Hospitalarias


Las personas que han prestado sus servicios en el centro han tenido
una influencia decisiva en su funcionamiento, y a lo largo de los años,
se ha demostrado la importancia de algunos especialistas y del personal
auxiliar, tanto en la reducción de la estancia media como en la menor
cronificación de los pacientes.
En los años iniciales de funcionamiento del manicomio, se respetó
la voluntad del albacea, Sr. Elío, que deseaba contar con las Órdenes
Hospitalarias para el cuidado de los enfermos. El día 12 de diciembre
de 1904 se firmó un contrato con estas Órdenes para que 20 personas,
entre Hermanos y criados, se ocuparan de los enfermos varones y un
número similar de Hermanas y sirvientes, de las enfermas.
Desde el comienzo existía una discriminación entre varones y mu-
jeres, ya que los Hermanos cobrarían 2,50 pts. diarias y las Hermanas
150 pts. anuales. Sin embargo, los Hermanos debían financiarse la ma-
nutención y otros gastos, excepto el lavado y repasado de ropa, que se-
ría trabajo para las Hermanas.
Las plantillas fueron aumentando al igual que lo fue haciendo el
número de enfermos ingresados, de forma que en 1904, en el momen-
to de la apertura, el personal ascendía a 43 personas, para un total de
104 enfermos, mientras que en 1954, fecha en que finaliza nuestro es-
tudio, el número ascendía a 168 personas para un valor medio anual de
1.177 estancias de enfermos/día.

296
Lizarraga, 1993: 100-133.

179
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Las características y la formación del personal fueron mejorando


con los años. Así, al comienzo solo había un médico director, 15 frai-
les, 17 monjas, 8 sirvientes y dos administrativos. Progresivamente se
fueron incorporando nuevos profesionales. En 1923, con la marcha de
los Hermanos de San Juan de Dios, alegando que necesitaban personal
en una nueva casa que inauguraban en Málaga, –aunque las causas fue-
ron de otra índole– se produjo la contratación de 26 auxiliares y enfer-
meros, un médico, 2 practicantes y la incorporación del capellán y cin-
co Hermanas Hospitalarias. Ese año, la media diaria de estancias
ascendió a 624 enfermos, un número claramente superior al previsto al
inaugurar el manicomio, menos de veinte años antes.
Los incrementos de personal, especialmente de auxiliares, médicos
y subalternos, fueron substancialmente significativos en los primeros
años de la década de los cuarenta. En 1940, se contrataron 28 mozos de
vigilancia y limpieza, y 16 suplentes, mediante concurso-oposición.
Como apunte social de la época, cabe señalar que, de los 44, solamen-
te tres no eran ex-combatientes o mutilados de guerra.
En los años de la post-guerra se incrementaron paralelamente las ci-
fras de enfermos y de personal asistencial, probablemente relacionadas
con la situación económica, que obligaba a algunas familias a buscar un
mejor acomodo para los enfermos, todo ello unido al regreso de los
combatientes y el inicio de los tratamientos biológicos: cardiazol, cura
de insulina, ECT, que además de dar nuevas esperanzas en la posible re-
cuperación de algunos enfermos, precisaba de más personal para la su-
pervisión de éstos.
Ya en el año 1933, antes de la contienda civil, estando de director
D. Emilio Gimeno Riera, se incorporó el dentista en 1931 y se nom-
braron los dos primeros médicos internos del centro: D. José Doncel
Mauleón y D. Gregorio Valencia Elía. También se aprobó una convo-
catoria de examen para 12 plazas de enfermeros con un temario de 40
temas. Probablemente fue la primera vez que se utilizó un procedi-
miento de selección para este personal, tan marginados en la Adminis-
tración como los enfermos que cuidaban, de forma que para ser consi-
derados “de nómina y plantilla” y disfrutar de los derechos del resto de
los funcionarios, muchos debieron esperar hasta el uno de enero de
1940.

180
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Las reivindicaciones para equipararse en vacaciones y horarios a los


trabajadores del hospital de Navarra, hicieron posible la homologación
en 1950. Esto llevó a la reorganización de la asistencia, de forma que en
1954, se implantaron dos turnos de trabajo, abonando 2 horas extras,
con el 25% de aumento retributivo, a los 20 enfermeros que hacían ser-
vicios de 10 horas297.

Política asistencial. La reglamentación


La situación asistencial de los enfermos mentales antes de la cons-
trucción del manicomio de Navarra puede deducirse de los primeros
párrafos de la Memoria para su construcción, realizada por Martínez-
Ubago, y que él resumía en cuatro posibilidades:
a) Los que tenían recursos económicos y podían ser llevados a ma-
nicomios privados fuera de Navarra, generalmente a Ciempozue-
los (Madrid) o a San Baudilio de Llobregat (Barcelona.
b) Los que se quedaban en su propia vivienda o con sus familias.
c) Los locos pobres, que o bien eran llevados al manicomio de Za-
ragoza –cuya situación tampoco consideraba satisfactoria– o eran
ingresados en los hospitales provinciales o municipales, en don-
de no se les podía tratar convenientemente.
d) Los que se quedaban con sus familias en condiciones míseras o
vagaban abandonados como pordioseros.
Parece deducirse, que si existían recursos económicos, generalmen-
te, podía conseguirse una asistencia aceptable, y en caso contrario, el
destino de los enfermos no era demasiado halagüeño. Martínez-Ubago
consideraba “absoluta” la necesidad de crear un manicomio, cuyo obje-

297
Esta situación de marginación del personal, ha persistido de una u otra forma hasta ha-
ce pocos años, como ejemplo, puede servir la negación a retribuir a los médicos psiquiatras el
concepto de “asistencia continuada” en 1982. Con posterioridad a la fecha final de este estudio,
y en especial a partir de 1977, se incrementó la plantilla con nuevos técnicos: asistentes socia-
les, psicólogos, se multiplicó el personal auxiliar y se inició la reforma estructural del hospital,
modificando y mejorando su funcionamiento, cambios propiciados por su último director, D.
Luis Javier Lizarraga Larrión que mejoraron sensiblemente la calidad asistencial.

181
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

to debía ser: “...curar cuantos locos fueren susceptibles de curación, y á


los que no lo sean, aminorarles sus terribles crisis...”.
Hacía suyos varios de los argumentos expresados por diferentes au-
tores franceses: Motet, Lemoine, Pain, que consideraban el derecho del
enfermo a ser tratado con los cuidados especiales que necesitase y tam-
bién la necesidad de proteger al enfermo de los peligros que le acecha-
ban, los daños que él mismo pudiera infligirse y también proteger a la
sociedad de las acciones que pudieran producir los enfermos.
Esta tendencia de “atención” al loco y a la vez “defensa” de sus pro-
pias actuaciones autodestructivas o contra la sociedad, fue la que inspi-
ró el diseño del Manicomio de Navarra, haciéndolo destinatario de las
criticas del Dr. Rodríguez-Morini, por su excesivo carácter custodial y
de miedo al pobre loco. Esto se refleja en la conclusión del primer ca-
pitulo de la Memoria en el que Martínez Ubago lo expresa de esta for-
ma: “No cabe duda, en conclusión, de que á todo sér desgraciado á
quien le falte la razon sería conveniente trasladarlo á un asilo especial;
que es de imprescindible necesidad trasladar á él á cuantos carezcan de
los auxilios que su estado reclama; y que de esta medida ni aun deben
exceptuarse aquellos al parecer inocentes, mas no inofensivos, lo mis-
mo que á los razonadores y de apariencias razonables, y, sin embargo,
locos y á menudo peligrosos”.
En apoyo de estas ideas estaban también otras recomendaciones en
relación con las construcciones, separación de los pacientes por tipos de
conducta y otras medidas de control, de forma que los edificios debían
de evitar el contacto de los agitados con los tranquilos, siendo necesa-
rios departamentos para los tranquilos, los idiotas, los epilépticos, los
gritadores, los furiosos, los agitados, los sucios, los peligrosos y los en-
fermos contagiosos. La disposición de los edificios debía disimular la
“secuestración forzosa” permitiendo a todos los enfermos la vista sobre
los campos vecinos.
En cuanto a los sistemas de control, la camisola era considerada co-
mo un instrumento muy útil para la seguridad del enfermo y la de los
demás, y se citaba a Parchappe para justificar su uso298, que él calculaba

298
Martínez Ubago, 1885: 38.

182
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

en el 1% de los enfermos y sólo de forma temporal. Este mismo autor


servía de apoyo para solicitar la construcción del pabellón de vigilancia
continua para los pacientes peligrosos, que también recibiría fuertes crí-
ticas de Rodríguez Morini que solicitaba su eliminación, antes de la
inauguración del centro299.
La Memoria no recoge muchas indicaciones en cuanto a la tera-
péutica que pensaba emplearse en el centro. El aislamiento estaba en lu-
gar preferente y de igual forma, el trabajo en la colonia agrícola se con-
sideraba curativo, pero salvo un salón hidroterápico, que “... es un
medio que á no pocos alienistas ha proporcionado curaciones califica-
das de maravillosas”, solo aparecen referencias a la importancia de los
medios farmacológicos para las vesanias agudas.
Otras sugerencias eran: procurar una excelente alimentación y tam-
bién distracciones artísticas y literarias, la lectura, el dibujo, la música,
los juegos e incluso algunas prácticas religiosas y exhortaciones mora-
les, convenientes para tranquilizar y restablecer a las personas piadosas,
aunque éstas últimas se consideraban perjudiciales para los monóma-
nos religiosos.
Del mismo modo que las características del edificio iban a condicio-
nar el modelo de asistencia, de forma que su carácter custodial parecía
evidente, las disposiciones reglamentarias tanto de carácter general para
todos los centros que existían en España, como las propias de Navarra y
en concreto el Reglamento del manicomio que regulaba su funciona-
miento, cuyo primer ejemplar fue aprobado por la Diputación Foral el 7
de diciembre de 1904, serían determinantes para conocer su actividad.
Este Reglamento, confería la autoridad superior del manicomio a la
Excelentísima Diputación Foral de Navarra, la que a través de una Jun-
ta Administrativa delegaba en el director facultativo, médico, que asu-
mía todas las atribuciones y debía dar cuenta a la Junta Administrativa
de las disposiciones que considerase oportuno tomar.
En teoría, el director médico, parecía ser el poder máximo en el
centro, pero la práctica diaria a lo largo de los años mostraría las ten-

299
Rodríguez Morini, 1904: 50.

183
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

siones existentes entre el poder médico y el administrativo, ejemplo


ilustrativo de las cuales puede ser el conflicto entre el administrador y
el Dr. Soto, que Lizarraga recoge en su libro300.
La administración del centro era responsabilidad del administrador
y el personal dependía directamente de los superiores de cada comuni-
dad religiosa, masculina y femenina.
En consecuencia, en los primeros años de funcionamiento había
tres áreas de poder bien diferenciadas: el médico, el administrador y los
reverendos Superiores de las comunidades, que eran responsables del
buen funcionamiento de sus integrantes.
En previsión de los posibles problemas que pudieran suscitarse
entre ellos, los artículos 19, 20 y 21 del reglamento procuraban deli-
mitar las funciones del director respecto a la administración: en el 19,
admisión de los suministros del manicomio y designación de los asi-
lados que pudieran ser empleados en trabajos por la administración.
En el 20 “ponerse de acuerdo” con los reverendos Superiores para que
la observancia de las reglas de las comunidades no dejase en ningún
momento desatendidos los servicios. Finalmente en el 21, aunque se
le confiere la autoridad directa sobre todo el personal subalterno, “...
disponiendo su empleo y estableciendo un acuerdo con los señores
administrador y reverendos Superiores para el empleo del referido
personal, á fin de que éste sepa las órdenes que tiene que acatar y de
quién directamente”.
Algunos problemas se plantearon de forma inmediata: protesta de
los Hermanos en febrero de 1905, a los dos meses de la apertura del
centro por dejar de recibir los alimentos condimentados en la cocina
general y quejarse en algún caso de hambre. Dos de ellos se ausentaron
de la casa.
En 1908 se recoge en las actas de la Diputación correspondientes a
la sesión del 24 de agosto la denuncia de los enfermeros F.A. y J.S. re-
ferida a malos tratos por parte de los Hermanos Hospitalarios diciendo
que se ayudaban de los criminales recluidos como hombres de con-
fianza y utilizaban las sobras de las comidas para alimentar sus anima-

300
Lizarraga, 1993: 106.

184
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

les de granja: gallinas y conejos. La Diputación consideró infundadas


las denuncias y pese a la amenaza de que serían llevadas a la Prensa si
no se tomaban medidas las desestimó. El 28 de noviembre “El Porve-
nir Navarro” publicó la mencionada denuncia.
En julio de 1909 el administrador Sr. Erro dirige un escrito a la Di-
putación solicitando el reconocimiento expreso a su forma austera de
llevar las funciones de administración e informa de un plan de las
Órdenes Hospitalarias para conseguir la explotación del manicomio.
En la parte correspondiente a estas comunidades, los artículos 41 a
44 se dedicaban a precisar la independencia de los Hermanos dentro de
la institución, que sólo reconocerían la autoridad de la Excelentísima
Diputación Foral y sus delegados, en cuanto al régimen interior. Esta
autoridad se reconocía al director médico, en lo referente al servicio de
los enfermos. Además, no podían ser amonestados por ningún emple-
ado salvo por el Superior de su Comunidad.
Los Hermanos, además de los servicios generales y del servicio es-
piritual, debían ocuparse de la farmacia, enfermería y cirugía menor.
Las Hermanas debían cumplir las mismas condiciones que los Her-
manos excepto la farmacia y sin embargo debían hacerse cargo especí-
ficamente del servicio de cocinas, lavado, colandería, planchado, repa-
so y costura de ropas.
Las disposiciones destinadas a los vigilantes y enfermeros en sus ar-
tículos 54 al 65, dan una información interesante sobre las condiciones
en las que se desarrollaba la asistencia y detalles muy precisos en cuan-
to a las características que debían tener y las obligaciones de este per-
sonal, que precisamente por su meticulosidad dudamos mucho que
fueran cumplidas tal como en la normativa se indicaba.
Así, los Hermanos destinados al cuidado de los enfermos, además
de sus condiciones morales, debían reunir: “...la precisa serenidad de
ánimo ante el peligro y la destreza y resistencia necesarias para desem-
peñar tan difícil cargo”. Además, “... en relación con los orates harán
uso de una gran flexibilidad de carácter, para no exasperarlos, procu-
rando convertirlos en amigos, inspirándoles la necesaria confianza, pa-
ra que se abandonen a sus mandatos, y serán condescendientes en to-

185
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

do aquello que no afecte al buen orden, disciplina y conveniencia del


enfermo”301.
Una actitud algo paternalista que sin embargo no estaba reñida con
la firmeza en la conservación del orden, “... en ausencia de superiores
gerárquicos...”, “... deben llamar al mayor número de auxiliares, pues el
loco, casi siempre comprende la inutilidad de la lucha y cede fácilmen-
te, cuando se le opone una gran superioridad numérica”302. Y de la co-
rrección en los comedores: “Corregirán las groserías de los que por fal-
ta de educación o efectos de la vesania puedan despertar el escrúpulo
de sus compañeros” y “les servirán el vino por su propia mano, procu-
rando evitar el que unos cedan su ración á otros”303.
Las funciones de vigilancia también eran precisas en su redacción,
tanto en lo referente a la conducta sexual: “...vigilando con especial cui-
dado la índole de las amistades contraídas entre los enfermos, separan-
do á aquellos que revelen tendencias impúdicas, así como á los que bus-
quen el aislamiento para entregarse a actos reprobables y de funestos
resultados, y ejerciendo con preferencia la vigilancia en los escusa-
dos”304. Como a los posibles riesgos de agresión, “…mediante el regis-
tro minucioso de los asilados antes de entrar al dormitorio y recuento
de los mismos una vez que estuvieran acostados, como si se tratase de
un cuartel o prisión”305.
Las condiciones del ingreso de los alienados, además de incluir los
preceptos legales de carácter general, y la autorización expresa de la Ex-
celentísima Diputación, incluían la instrucción de un expediente con
los siguientes documentos:
a) Solicitud del pariente más próximo o tutor interesando de la Exce-
lentísima. Diputación la admisión del orate en el manicomio.
b) Certificación librada por los médicos, visada por el subdelegado
del distrito é informada por el alcalde del término municipal en

301
Reglamento Manicomio. Navarra, 1904. Artículo 55.
302
RMN. Artículo 56.
303
RMN. Artículo 60.
304
RMN. Artículo 61.
305
RMN. Artículo 63.

186
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

que resida el paciente; en ella debe expresarse la necesidad y ur-


gencia de la reclusión.
c) Partida de bautismo.
d) Certificación autorizada por la Secretaría municipal de que el en-
fermo continúa en el padrón de vecinos.
Todo lo mencionado, se refería a los pensionistas, pero los que so-
licitasen una plaza de beneficencia, además de los indicados documen-
tos, debían acreditar cumplidamente la pobreza306.
Solo podrían ingresar en concepto de beneficencia gratuita, los alie-
nados naturales de Navarra, realmente pobres, entendiéndose como ta-
les los que carecieran en absoluto de bienes de fortuna, no siendo con-
siderados como indigentes aquellos cuyos padres o consorte gozasen de
suficiente posición económica, que les permitiera pagar 1,50 pesetas
diarias, que era lo estipulado como coste de la estancia diaria de bene-
ficencia. Para ello se formaría expediente que resolvería la Diputación
sin posibilidad de ulterior recurso.
El cobro de las estancias era un asunto de especial relevancia, ya que
al tratarse de un tipo de pacientes de estancia prolongada y no excesi-
vamente fáciles de mantener en las casas familiares por sus característi-
cas, una excesiva flexibilidad en los pagos podía producir una auténti-
ca oleada de ingresos, y una auténtica sangría para los arcas forales. Por
lo tanto, eran también muy precisas las indicaciones para el pago de las
estancias por parte del resto de los pacientes: “Los asilados solteros ó
viudos sin hijos, que posean bienes propios, están obligados á ingresar
las rentas de los mismos, sea cualquiera su importe, hasta cubrir la cuo-
ta de 1,50 pesetas diarias, valor fijado a la estancia de beneficencia, sin
que por ello tenga derecho a distinción de ningún género respecto a los
demás asilados pobres. Si las rentas del alienado no llegasen á cubrir la
expresada suma, y ocurriera su fallecimiento, vendrán obligados los he-
rederos á satisfacer la diferencia entre la cantidad pagada y la que de-
biera haber pagado á razón de 1,50 pesetas diarias”307.

306
RMN. Artículo 90.
307
RMN. Artículo 91.

187
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El mismo día en que ingresase un alienado en el manicomio, se de-


bía participar su entrada al gobernador civil y durante seis meses debí-
an permanecer los alienados recluidos en concepto de observación; pa-
sado dicho término se elevaría la reclusión a definitiva, si resulta
confirmada la vesania, mediante el auto judicial correspondiente.
Al ingresar un alienado, debía ser reconocido, medido, pesado y, si
era posible, fotografiado; se obtenían los datos antropométricos, y to-
do se hacía constar en la hoja clínica. Estas operaciones se repetían pa-
sado un tiempo.
La higiene no se olvidaba: “Recibirá el orate un baño general de
limpieza, se le cortará el pelo, si es hombre, y se le desinfectará la cabe-
za, si es mujer. La ropa del loco será desinfectada y cambiada por las
prendas de uniforme, si se trata de un indigente”308.
La protección de las propiedades que llevase encima el enfermo en
el momento de su ingreso, quedaba garantizada en el Artículo 98:
“Cuantos objetos se encuentren sobre el asilado, serán entregados al Sr.
Administrador, quién llevará de ellos nota, la que pasará á la familia, á
la que serán entregados cuando dé seguridades de su conservación.
Cuando dichos objetos supongan algún valor, la Excelentísima Dipu-
tación exigirá á los interesados que demuestren el debido derecho á re-
tenerlos, y cuando no quepa duda acerca del mismo, les serán entrega-
dos, mediante garantías que respondan cumplidamente de su
conservación, para ser reintegrados al paciente en el caso de que cure”.
Las altas eran concedidas por acuerdo de la Excelentísima. Diputa-
ción; por ser reclamado por su familia; por orden gubernativa o en el
caso de que consiguiera la curación.
El trato a los pensionistas desde el punto de vista frenopático era
igual al del resto de los asilados, variando el confort de las habitaciones
y las condiciones de la alimentación.
Los deudos ó tutores debían dejar una indicación por escrito de las
personas que podían visitar al orate. También podían obtener información
mensual del estado mental y físico del enfermo mediante el pago de cin-
co ptas. al mes; en caso de causa grave se les informaría gratuitamente.

308
RMN. Artículo 97.

188
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

También en el caso del pago, que debía hacerse por trimestres ade-
lantados y quince días antes de su vencimiento, se advertía a la familia
de la necesidad del pago y si tras nuevos avisos no se resolvía, la Dipu-
tación se reservaba el derecho a despedir al enfermo. La devolución de
este pago solo era posible en el caso del fallecimiento del enfermo pro-
cediéndose a un proporcional prorrateo de lo gastado.
Las visitas estaban reguladas, hasta el punto de que se permitían al-
gunas en las que “el loco no se enterase de la visita”. No se permitía el
paso a las dependencias del manicomio sin autorización del director y
las condiciones de la visita eran muy estrictas: “El visitante se limitará
á permanecer en el sitio que le sea designado por el Hermano, que pre-
cisamente debe presenciar la visita o acompañar al visitante, cuando á
éste le sea permitido penetrar en el interior del edificio”.
La visita médica diaria a las ocho de la mañana, “en todo tiempo”,
siguió realizándose durante todo el periodo de estudio y estaba regula-
da casi como una visita de inspección cuartelaria. A las mujeres se les
dispensaba de ponerse en fila durante la visita, “pues la experiencia a
demostrado ser esto muy difícil”.
El reglamento que fue aprobado el 7 de diciembre de 1904 se man-
tuvo vigente hasta su modificación por el siguiente, que tuvo lugar en
la sesión de la Excelentísima Diputación Foral celebrada el 24 de agos-
to de 1934.
El nuevo reglamento incluía dos amplios artículos completamente
nuevos destinados a los médicos internos y practicantes, especificando
sus obligaciones, forma de acceso al puesto y condiciones que debían
cumplir los solicitantes. Los médicos internos, que tenían la obligación
de vivir en el manicomio, no podían tener más de 30 años y debían ha-
ber finalizado la carrera en los últimos cinco años. Las plazas tenían una
duración improrrogable de cuatro años.

Las personas asistidas


Los usuarios del manicomio han sido en su mayor parte habitantes
de Navarra y ocasionalmente transeúntes, que después de un ingreso
eran dados de alta o bien remitidos a sus provincias o países de origen.

189
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El fundador D. Fermín Daoiz y Argaiz quiso destinar el manicomio


a Navarra y provincias vascongadas, pero ya se ha explicado anterior-
mente que Álava, Guipúzcoa y Vizcaya renunciaron a sus derechos,
porque resolvieron la asistencia a sus enfermos en manicomios más
próximos a los grandes núcleos de población309.
Los pacientes de fuera de Navarra se atendieron en su mayor parte
en la época inicial de D. Federico Soto, ingresando en la zona de pen-
sionistas, probablemente atraídos por la fama de D. Federico.
Con el comienzo del funcionamiento de la “clínica neuropsiquiátrica”
en 1966, cuyos ingresos se regían por criterios asistenciales y no económi-
cos, al aceptar pacientes de beneficencia y pensionistas en ellas, sin que exis-
tiera distinción en el trato, y con la supresión en 1978 de los artículos 34 y
35 del reglamento de 1950, esta modalidad desapareció definitivamente.
Respecto a la procedencia de los pacientes, un tema que siempre ha
producido cierta curiosidad, por el interés que puede tener respecto a
la distribución de la enfermedad mental por áreas geográficas, Lizarra-
ga, en su libro sobre el manicomio310 ha hecho un estudio de la “Tasa
media de admisiones y enfermos, por 1.000 habitantes, procedentes de
los diversos municipios de Navarra de diciembre 1904 a junio 1987”,
que permite una aproximación al conocimiento de este asunto.
Considerando el periodo de tiempo tan dilatado y el elevado nú-
mero de factores de todo tipo que han podido influir en estas cifras du-
rante casi un siglo, no se puede extraer conclusiones precisas respecto a
una posible distribución zonal de la enfermedad mental. Si se puede
decir, que todos los municipios navarros han aportado pacientes al ma-
nicomio de Navarra.
Para aproximarnos al conocimiento de la actividad asistencial, vamos
a presentar en varias gráficas, algunos datos obtenidos de los libros de re-
gistro de la administración del Manicomio, referentes a los enfermos aten-

309
“... la Orden de S. Juan de Dios, que en Guipúzcoa establece un centro psicogeriátri-
co, en el edificio del clausurado Balneario de Santa Águeda de Mondragón; su actividad se ini-
cia en 1898 bajo la dirección facultativa de Rodrigo González Pinto; la sección de mujeres fue
puesta al cuidado de Julio Olarán”. “En Vizcaya fueron los primeros manicomios los de Ber-
meo y Zaldibar”. Granjel L. S. 1983: 204.
310
Lizarraga, 1993: 145-150.

190
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

didos durante los años de nuestro estudio, comenzando por las admisio-
nes con los ingresos y reingresos correspondientes a cada año (Figs. 1 y 2).

Figura 1. Manicomio de Navarra. Admisiones por sexos. Años 1904-


1954.

Hombres Mujeres
300
250
200
Admisiones

150
100
50
0
1.904
1.907
1.910
1.913
1.916
1.919
1.922
1.925
1.928
1.931
1.934
1.937
1.940
1.943
1.946
1.949
1.952
Años

Fuente. Administración del Manicomio.

Figura 2. Manicomio de Navarra. Ingresos y reingresos. Años 1904-


1954.

Ingresos Reingresos

400
Ingresos/reingresos

350
300
250
200
150
100
50
0
1.904

1.908

1.912

1.916

1.920

1.924

1.928

1.932

1.936

1.940

1.944

1.948

1.952

Años

191
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Se aprecia claramente un pico en las figuras 1 y 2, correspondien-


te a los varones, debido a los ingresos que hubo en la clínica psiquiá-
trica militar los años 1938 y 1939, y un incremento considerable, tan-
to en hombres como en mujeres, desde la mitad de la década de los
años 40, coincidiendo no sólo con el aumento de los ingresos, sino
con el espectacular incremento de los reingresos, que tal vez pudo es-
tar influido por el empleo de los tratamientos biológicos. Este fenó-
meno se aprecia más fácilmente si estudiamos la admisión acumula-
da por decenios.

Tabla 8. Admisiones acumuladas cada decenio. Años 1904-1954.


Años Hombres Mujeres Ingresos Reingresos Total
1904-14 545 365 906 4 910
1915-24 591 469 1.079 11 1.090
1925-34 881 707 1.444 144 1.588
1935-44 1.570 1.201 2.437 334 2.771
1945-54 2.342 1.950 3.080 1.212 4.292

Como ya hemos indicado, los reingresos constituyen el 28,24%


del total de admisiones durante la década 1945-54, porcentaje muy
superior al de las décadas anteriores, que probablemente se debiera a
que se pusieron en marcha los tratamientos biológicos, que permití-
an dar más altas y a la influencia del aumento de personal asistencial
(Figs. 3 y 4).

192
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Figura 3. Manicomio de Navarra. Admisiones acumuladas cada


decenio. Años 1904-1954.

Ingresos Reingresos
3500
Nº Ingresos/reingresos

3000
2500
2000
1500
1000
500
0
1.904-14 1.915-24 1.925-34 1.935-44 1.945-54
Años

Fuente: Administración del Manicomio.

Figura 4. Manicomio de Navarra. Admisiones acumuladas cada


decenio, por sexos. Años 1904-1954.

Hombres Mujeres
2500

2000
Admisiones

1500

1000

500

0
1.904-14 1.915-24 1.925-34 1.935-44 1.945-54
Años

Fuente: Administración del Manicomio.

193
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Los ingresos correspondientes a 1904 se produjeron entre el día 9 y


31 de diciembre, ya que el hospital comenzó a funcionar el día 9 de ese
mes y año.
Las estancias han seguido una línea creciente de forma regular y sin
altibajos.

Figura 5. Manicomio de Navarra. Fallecidos y salidas. Años 1904-


1954.

Salidas Fallecidos
600
Nº fallecidos/salidas

500
400
300
200
100
0
1.904
1.907
1.910
1.913
1.916
1.919
1.922
1.925
1.928
1.931
1.934
1.937
1.940
1.943
1.046
1.949
1.952
Años
Fuente: Administración del Manicomio.

La terapéutica psiquiátrica a través de las historias clínicas


Hasta el año 1917 las posibilidades terapéuticas para los enfermos
mentales eran muy limitadas. Ya se han comentado anteriormente las
doctrinas del Tratamiento Moral y el Non restraint, pero en la prácti-
ca eran el aislamiento, junto con el trabajo y la hidroterapia, los mé-
todos utilizados en el manicomio navarro como terapéutica para los
pacientes.
A partir de esa fecha se fueron poniendo en práctica diferentes tra-
tamientos biológicos que tuvieron resultados desiguales, pero que per-

194
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

mitieron ejercer bastantes procedimientos que eran eficaces en algunos


trastornos psiquiátricos y dieron esperanzas a los alienistas y a sus pa-
cientes. Los de más frecuente utilización en el periodo que estudiamos
fueron: la malarioterapia, la insulinoterapia, el alcanfor, el cardiazol, el
electrochoque y los neurolépticos.

La malarioterapia
En 1917, Wagner Von Jauregg311 descubrió la técnica de la impalu-
dización312 en el tratamiento de la parálisis general progresiva, después
de haber trabajado más de quince años para descubrir la enfermedad
infecciosa que resultase más eficaz para producir hipertermia en pa-
cientes psiquiátricos, ya que este estado se había demostrado que pro-
ducía efectos favorables en algunos pacientes con enfermedades psi-
quiátricas313.
La inoculación del germen patógeno del paludismo, el Plasmodium
falciparum tomado de la sangre de un enfermo de malaria le pareció a
Von Jauregg el método menos peligroso ya que la quinina podía con-
trolar sus accesos. Eran suficientes de 10 a 12 accesos hipertérmicos pa-
ra curar algunas parálisis generales en su fase precoz, ya que las lesiones
anatómicas eran todavía limitadas. El tratamiento era ineficaz en otras
psicosis y no parecía ser la hipertermia la causante de la mejoría, ya que
las fiebres artificiales producidas por los abscesos de fijación carecían de
efecto en la parálisis general314.

311
Wagner (Ritter von Jauregg), Julius. (1857-1940) inició sus estudios de medicina en
Viena en 1874 y los finalizó seis años más tarde. Trabajó en el laboratorio de patología experi-
mental de Salomon Stricker, donde hizo amistad con Freud. En 1889 fue nombrado profesor
extraordinario de Psiquiatría en Graz y en 1893 profesor titular en Viena. Su obra se puede
agrupar en tres direcciones: a) reforma de la legislación austriaca en lo concerniente a los en-
fermos mentales; b) administración de yodo en el cretinismo y c) el descubrimiento de la ma-
larioterapia, inoculación de la fiebre terciana benigna a los enfermos afectados de parálisis ge-
neral, variedad de meningoencefalitis sifilítica terciaria muy extendida entonces en Europa.
Después de ensayos infructuosos con el estreptococo y la tuberculina se atrevió el 14 de junio
de 1917 a inocular a tres paralíticos cerebrales con sangre extraída de un militar palúdico. Esta
técnica alcanzó gran éxito hasta que fue sustituida por la penicilina con posterioridad a 1945.
Por ello alcanzó el premio Nobel.
312
Wagner von Jauregg, J. 1928.
313
Wagner von Jauregg, J. 1994 (1946).
314
Postel y Quétel. 1993: 531.

195
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Impaludización en Viena con la supervisión de Julious Wagner-Jauregg (dcha) y Otto Kauders


(izqda.). Fuente: On the History of Psychiatry in Viena. Edited by Helmut Gröger, Eberhard
Gabriel and Siegfried Kasper. Verlag Christian Brandstätter First Edition. Wien. 1997 pág. 56.

196
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

El tratamiento se aplicó en el manicomio de Navarra durante el pe-


ríodo en que fue director Pedro Álvarez Nouvilas, que ya había publi-
cado trabajos sobre los resultados de esta terapia en colaboración con
Vallejo Nágera315 quien tenía amplia experiencia en su utilización316. La
técnica se siguió utilizando hasta 1947 cuando se iniciaron los trata-
mientos de la sífilis con penicilina y desapareció la parálisis general co-
mo patología de relieve. Nouvilas adquirió gran experiencia en este tra-
tamiento y la publicación de “Piretoterapia en las enfermedades del
sistema nervioso”317 le permitió obtener un premio de la Academia de
Medicina de Santa Cruz de Tenerife.

La cura de insulina
La insulinoterapia se empleaba a pequeñas dosis para el tratamien-
to de los adictos al opio y sus derivados. La observación fortuita en al-
gunos enfermos de la mejoría de sus psicosis con posterioridad a la apa-
rición de un coma hipoglucémico, permitió a Sakel318 tratar con altas
dosis de insulina a enfermos esquizofrénicos, hasta la inducción de es-
tados de coma en los pacientes.

315
Vallejo Nágera y Nouvilas 1927 y 1928.
316
Vallejo Nágera 1926; Vallejo Nágera y Bertoloty, 1927; Vallejo Nágera y G. Pinto 1927.
317
Nouvilas, 1932d.
318
Manfred Joshua Sakel, nació en Nadvorna, Austria, el 6 de junio de 1900, y pasó su in-
fancia en Brno. Estudió medicina en Viena, obteniendo el título en 1925. Fue nombrado mé-
dico ayudante en el hospital general de la ciudad y dos años más tarde era psiquiatra jefe de la
clínica Lichterfelde, en las afueras de Berlín, especializada en el tratamiento de toxicómanos.
Allí alcanzó la fama con sus trabajos con la insulina. En 1933 regresó a Viena, continuando sus
investigaciones en el servicio del profesor Pötzl en la clínica universitaria. La insulina se utili-
zaba entonces para el tratamiento contra la morfinomanía, por sus propiedades sedantes y su
acción favorable sobre el apetito. La producción accidental de un coma, seguido de un mejo-
ramiento duradero del estado de algunos de sus pacientes lo estimuló a buscar sistemática-
mente la obtención del coma. En noviembre de 1934 apareció en la Wiener medizinische Wo-
chenschrift el primero de una serie de trece artículos dedicados al tratamiento de la
esquizofrenia mediante choque hipoglicémico obtenido con la aplicación de insulina. Así na-
ció la cura de Sakel, que durante veinte años, hasta la aparición de los neurolépticos en 1952,
constituyó el tratamiento biológico más ampliamente utilizado para esta afección. Emigró a los
EE.UU. en 1938 y falleció allí, en 1957.

197
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Los Hermanos de la Caridad en el Manicomio del Dr. Guislain en Ghent, Bélgica, sacando a
un paciente de un coma insulínico a finales de la decada de los años 40. Fuente: Museo del
Dr. Guislain. Publicada en “Historia de la Psiquiatría” Edward Shorter Ed. Española J&C
Ediciones médicas. Barcelona. 1999: 213.

198
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

La técnica fue descrita definitivamente en 1933. Una vez estableci-


da la dosis necesaria, se realizaban una cuarentena de comas sucesivos
seis días a la semana. Este método producía un proceso de regresión
neurológica y psicológica que obligaba a una vigilancia extrema de los
pacientes para evitar accidentes por fallo en sus constantes y modifica-
ción de la conciencia. Se precisaba de una unidad separada con perso-
nal numeroso y capacitado para controlar al enfermo durante varias se-
manas y se insistía en que el tratamiento fuese aplicado por el mismo
terapeuta319.
Seguramente estas novedades tan significativas: la presencia de per-
sonal técnico capacitado en atención constante a los pacientes y la re-
lación directa y regular con un solo terapeuta responsable, fueron de
gran importancia en la difusión de la técnica y en la revolución que su-
puso en los hospitales psiquiátricos que la emplearon.

Terapias convulsivantes. El aceite de alcanfor. El cardiazol


La rara coexistencia entre epilepsia y esquizofrenia, – en nuestro es-
tudio no hemos encontrado ni un sólo caso en las historias revisadas,
aunque M. Gurría informa de un caso en su Memoria de 1905320– y la
observación de que algunos esquizofrénicos mejoraban después de una
o varias crisis de epilepsia, indujo a Ladislas Joseph Von Meduna321 a
tratar a los enfermos esquizofrénicos con sustancias que produjeran cri-
sis epilépticas. Utilizó primero el aceite de alcanfor, que inyectó a un
paciente con estupor catatónico de cuatro años de evolución el 23 ene-

319
Sakel, M. 1994, (1937)
320
Anexo 3.
321
Ladislas von Meduna nació en Hungría, terminó sus estudios de medicina en Buda-
pest en 1921 y obtuvo el cargo de profesor ayudante en el Instituto Interacadémico para la In-
vestigación Neurológica en 1924. Tres años más tarde se le nombró profesor asociado de Psi-
quiatría. En 1933 fue médico jefe del servicio de hombres del hospital Leopold Field de
Budapest. Poco antes de la entrada de su país en la guerra emigró a los Estados Unidos, termi-
nando su carrera en la Universidad de Illinois. Descubrió la convulsivoterapia con aceite de al-
canfor en 1934, y luego utilizó el metrazol, preludio del electrochoque de Cerletti y Bini que
se comenzó a emplear cuatro años más tarde. Von Meduna llegó a la idea de que si en un es-
quizofrénico se podían provocar crisis comiciales se podía actuar favorablemente sobre los sín-
tomas esquizofrénicos. Su método fue sustituido por el electrochoque, pero con él se había ini-
ciado la convulsoterapia.

199
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ro de 1934322. El alcanfor era de difícil aplicación, tardaba demasiado en


actuar y era inconstante en sus efectos convulsionantes, por ello Von
Meduna cambió el producto por el metrazol, un derivado sintético que
utilizó desde 1935. Este producto, por vía intravenosa, desencadena en
unos segundos una crisis convulsiva generalizada con menos incerti-
dumbres que el alcanfor.

Un paciente en medio de una convulsión por Metrazol, sin sujeción, en un hospital america-
no en 1941. Fuente: American Journal of Psychiatry, 97, 1941:1.052. Publicada en Historia de
la Psiquiatría E. Shorter Ed. Española. J & C. Ediciones Médicas. Barcelona. 1999: 214.

322
Abrams, R. Citado por Vallejo en: Rojo & Vallejo 1994: 1.

200
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Convencido de la especificidad de las indicaciones de su método, que


descansaba sobre hipótesis que luego resultaron ser falsas, publicó su ex-
periencia en una obra aparecida en Halle, en 1937 con el titulo “Die
Konvulsionstherapie der schizophrenie”, mientras otros alienistas lo em-
plearon en pacientes deprimidos con resultados más satisfactorios323.

El electrochoque
En 1938, Cerletti y Bini informaron del primer caso de electrocho-
que aplicado a un ser humano. Cerletti324 desarrolló la técnica después
de estudiar las consecuencias de las crisis epilépticas provocadas experi-
mentalmente por medio de corrientes eléctricas sobre el sistema ner-
vioso de los animales al enterarse de que en el matadero de Roma se da-
ba muerte a los cerdos por este procedimiento. Pronto se dio cuenta
que el motivo de la muerte no era la corriente eléctrica, sino el sangra-
do posterior del animal, durante la fase comatosa posterior al choque
eléctrico. Al evaluar las dosis necesarias de corriente para matar al ani-
mal, que precisaban un tiempo elevado, apreció que una corriente de
125 voltios aplicada durante algunas décimas de segundo era suficiente
para conseguir una crisis epiléptica sin riesgos excesivos. Su colabora-
dor Lucio Bini construyó el primer “sismosterio” y aplicaron el trata-
miento al primer paciente. El suceso tuvo lugar el 15 de abril de 1938
y fue aplicado a un paciente esquizofrénico con alucinaciones325.

323
Postel & Quétel, 1993: 701.
324
Ugo Cerletti nació en Conegliano, Veneto, el 26 de septiembre de 1877. Estudió me-
dicina en Roma y Turín. Perfeccionó sus conocimientos en París con Pierre Marie y Dupré y
en Heidelberg y Munich con Kraepelin, Nissl y Alzheimer. Asumió la dirección del Instituto
de Neurobiología del Asilo de Alienados de Milán. Fue nombrado profesor en Bari, en 1924;
en 1928 en Génova y en 1935 en Roma, ciudad en la que falleció el 25 de julio de 1963.
325
Rojo y Vallejo 1994: 1.

201
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Aplicación de la terapia electroconvulsiva. Fuente: The history of Shock Treatment de Leo-


nard Roy Frank (Ed.) 1978:14. Publicada en Historia de la Psiquiatría E. Shorter Ed. Españo-
la. J & C. Ediciones Médicas. Barcelona. 1999: 217.

Esta técnica, que era menos violenta y menos angustiante para el en-
fermo que el metrazol, acabó por sustituirlo y se sigue utilizando en la ac-
tualidad, aunque más perfeccionada, pese a haber tenido una época du-
rante los años 70 en la que fue criticada, tal vez porque su uso
indiscriminado propiciase algunos abusos y fuera considerada por la co-
rriente antipsiquiátrica como represiva, agresiva y deshumanizadora. Ac-
tualmente se sigue empleando con éxito en estados depresivos y esquizo-
frenia catatónica, además de otras indicaciones, como las psicosis delirantes
agudas, el síndrome neuroléptico maligno, la enfermedad de parkinson, las
psicosis sintomáticas, la epilepsia intratable y otros trastornos326. Los pro-

326
Rojo y Vallejo 1994: 156-158.

202
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

blemas derivados de la tensión muscular que inicialmente se intentaron re-


solver con la curarización327, se han solventado con los modernos relajantes
y la medicación previa de tipo anestésico, evitando en lo posible la ansie-
dad del paciente que antecede al tratamiento.

Los neurolépticos. La clorpromazina


El núcleo fenotiazínico estructural de la molécula de la clorproma-
zina fue descubierto en 1883. No pudo confirmarse la actividad anti-
palúdica que se sospechaba, sin embargo se constataron sus efectos so-
bre el sistema nervioso central, su actividad sedante y, en algunos
compuestos, la actividad antihistamínica.
Laborit observó en su práctica clínica el efecto hipnótico, hipotér-
mico y analgésico de la clorpromazina y la utilizó como ingrediente de
una combinación de sustancias empleada para establecer una hiberna-
ción artificial preventiva del choque operatorio y más tarde en la seda-
ción de pacientes agitados: el “cóctel lítico”328.
Delay y Deniker observaron la eficacia del producto en estados de
excitación y confusionales, comprobaron la remisión de estados esqui-
zofrénicos agudos y estados delirantes y la inexistencia de resultados en
las depresiones. La clorpromazina comenzó a utilizarse en 1952 y en el
manicomio navarro en 1954.
Los tratamientos reflejados con más detalle comienzan a ser registra-
dos en las historias a final de la década de los años treinta y los primeros
años de la década de los cuarenta con la aparición de los tratamientos bio-
lógicos: cardiazol, alcanfor, insulina, terapia electroconvulsiva, etc. man-
teniéndose tratamientos que ya eran administrados antes, como la pire-
toterapia empleada para tratar las complicaciones neuropsiquiátricas de
la sífilis hasta que comenzó a utilizarse la penicilina de cuyo uso tenemos
constancia a partir del año 1947 o de la estreptomicina, que aparece uti-
lizada en historias de 1949.
No hemos encontrado referencias al uso del disulfiram en el trata-
miento de pacientes alcohólicos, pese a que tenemos constancia de su

327
Bennett, A. E. (1941), 1994. 151: 6, 249-258.
328
Incluía clorpromazina, prometazina y levomepromazina.

203
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

utilización en el tratamiento de estos pacientes en el manicomio nava-


rro y a ser conocidos los primeros éxitos con ese producto a partir de
1948329. También existen referencias a algunos casos de pacientes trata-
dos con lobotomía, técnica debida a Egas Moniz330 y de la cual queda
constancia por cartas del neurocirujano que las realizaba, el Dr. Sixto
Obrador que realizaba su trabajo en Madrid.
Vamos a revisar los tratamientos y sus fechas de uso de acuerdo con
los datos encontrados en las historias de las mujeres ingresadas (Tabla 9).

Tabla 9. Tipo de tratamiento.


Tipo de Tratamiento Historia Número Año
Sin tratamiento constatado 1.965 1904-1954
Electroshock 1.959 444 1938
Insulina 50 1941
Cardiazol 1.902 33 1939
Alcanfor 2.321 24 1941
Penicilina 6 1947
Paludismo-Piretoterapia 2.466 5 1946 (*)
Acetilcolina 3.049 3 1946
Reserpina 2.621 BIS 1 1944
Clorpromazina 4.577 1 1954
Canfobismol 2.672 1 1944
Betamican 2.667 1 1944
Calcibronat 3.195 1 1947
Apomorfina 4.533 1 1954
Neopental 2.629 1 1944
Quinina 1.711 1 1936
Estreptomicina 1 1949
Hoja de psicoanálisis 3.773 1 1950
(*) Hay historias anteriores en los años 1929-1930.

329
Barrera, E. (1950), 1994. 151: 6, 263.
330
Moniz, E. (1937), 1994. 151: 6, 237-239.

204
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Tabla 10. Tratamientos empleados en el Manicomio de Navarra.


1904-1954. Sección de mujeres.
Número Porcentaje
Electroshock 444 77,22%
Insulina 50 8,69%
Cardiazol 33 5,74%
Alcanfor 24 4,17%
Penicilina 6 1,04%
Paludismo-Piretoterapia 5 0,87%
Otros 13 2,26%
Total 575 100%

Figura 6. Manicomio de Navarra. Tratamientos empleados. Años


1904-1954. Sección de mujeres.

450
400
350
300
250

200
150
100
50
0
Electroshock

Insulina

Cardiazol

Penicilina

Paludismo-
Piretoterapia
Alcanfor

Otros

Tratamientos

205
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tal vez alguno de estos tratamientos se produjera antes de la fecha


en que lo hemos recogido, debido al sistema de archivo que ya se ha
comentado, pero podemos considerarlas bastante precisas.
Como resumen respecto a los tratamientos empleados en el mani-
comio de Navarra, podemos constatar que se utilizaron los habituales
en aquella época, no quedando reflejados en las historias los de los pri-
meros veinticinco años, probablemente porque el tratamiento aplicado
era el aislamiento y el trabajo, además de alguna cura hidroterápica.
Nouvilas utilizó en bastantes ocasiones la piretoterapia lo cual queda
recogido, con los casos específicos, en las publicaciones que realizó so-
bre el tema que ya han sido mencionadas anteriormente.
Desde la aparición de los tratamientos biológicos, estos se emplea-
ron de forma regular a partir de 1938.
De las 575 historias de mujeres en las que estaba recogido el trata-
miento efectuado de las 2.540 revisadas, más de tres cuartas partes fue-
ron tratadas con E.C.T. que parece ser la terapéutica más asequible y
eficaz en aquella época. La insulinoterapia fue empleada en un núme-
ro considerable de pacientes, pero tal vez debido a las exigencias de per-
sonal especializado y un mayor riesgo, solo se aplicó al 8,69% de las en-
fermas. Otras dos formas de convulsivo terapia inducida por alcanfor y
cardiazol, se aplicaron al 4,17% y 5,74% de las pacientes, abandonán-
dose posteriormente en favor del electroshock.
El resto de los tratamientos tienen porcentajes casi inapreciables
destacando la penicilina con el 1,04% y la piretoterapia con el 0,87%
empleada en el tratamiento de la sífilis, una patología mucho menos
numerosa que los trastornos esquizofrénicos pero que en aquella época
tenía su importancia.
Hay que tener en cuenta que este estudio finaliza en 1954, año en
que empezó a utilizarse la clorpromazina en el Manicomio navarro y es
anterior al empleo de los primeros tratamientos antidepresivos y la apli-
cación regular de las sales de litio, o el disulfiram en el tratamiento del
alcoholismo, medicamentos que luego fueron usados regularmente y
produjeron numerosas remisiones, permitiendo dar altas a pacientes
que de otro modo se hubieran quedado como residentes en el manico-
mio hasta su fallecimiento o hubieran sido candidatos al fenómeno de
la “puerta giratoria”.

206
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Tabla 11. Resumen de los tratamientos empleados más frecuente-


mente en el Manicomio de Navarra en la primera mitad
del siglo XX.
Tratamiento Descubridor Fecha Navarra Enfermedad
Aislamiento Varios (*) s. XVIII 1904 Todas
Laborterapia Varios (*) s. XVIII 1904 Todas
Hidroterapia Varios (*) s. XVIII 1904 Todas
Ludoterapia Varios (*) s. XVIII 1921 Todas
Malarioterapia Von Jauregg 1917 1928 P.G.P.
Cura de Insulina Sakel 1933 1941 Esquizofrenia
Aceite de alcanfor Von Meduna 1934 1941 Esquizofrenia
Metrazol Von Meduna 1934 1939 Esquizofrenia
Electrochoque Cerletti y Bini 1938 1938 Esquizofrenia, PMD, Paran.
Lobotomía Moniz 1937 1949 N. Obsesiva
Penicilina Fleming 1942 1944 Sífilis. P.G.P.
Clorpromazina Delay y Deniker 1952 1954 Psicosis Esq. PMD, Paran.
(*) Pueden considerarse todas las actuaciones, dentro del Tratamiento Moral, que se atribuye
a Pinel, Chiarugi y Tuke entre otros.

A modo de recapitulación en relación con este apartado, debemos


considerar que la terapéutica empleada en los pacientes del manicomio
navarro estuvo a tono con la que se empleaba en otros manicomios eu-
ropeos, siempre con un retraso no excesivo y que probablemente estu-
viera relacionado con las dificultades debidas a la guerra civil, ya que
los tratamientos biológicos se iniciaron en los años 1938 y 1939 y si-
guientes.

207
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Asilo de Marsens. Canton de Fribourg (Suiza). Inaugurado en 1875 (125 camas). Ampliado en
1895 a 245 camas. Su estructura y diseño es muy similar al Manicomio de Navarra, inaugura-
do casi treinta años más tarde.
Fuente: Les archives de la construction moderne Fussinger, C. y Tevalarai, D. Presses Polytech-
niques et Universitaires Romandes. Lausanne 1998.

208
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER

Asilo de Marsens.
Fuente: Les archives de la construction moderne Fussinger, C. y Tevalarai, D. Presses Polytech-
niques et Universitaires Romandes. Lausanne 1998.

209
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
La clínica psiquiátrica militar
El Hospital psiquiátrico atendió durante la guerra civil a los milita-
res que enfermaban con trastornos psíquicos, cualquiera que fuera su
rango. Los enfermos estaban alojados en unos pabellones que se situa-
ron en el extremo noroeste del manicomio, lógicamente en la zona de
hombres, y que años después se convertirían en talleres de laborterapia.
El número de los enfermos que fueron atendidos durante la época
de funcionamiento de la clínica militar fue de 227. El comienzo de su
funcionamiento, o al menos del ingreso de pacientes fue muy precoz,
ya que alguno llegó a los pocos días de comenzado el conflicto331 y la
casi totalidad fueron dados de alta el mismo año de finalización de la
contienda, salvo alguna excepción332.
Los médicos psiquiatras suponemos que fueron los del manicomio,
mientras que los sanitarios eran militares y cuando ya finalizaba su fun-
ción, en 1939, la Diputación aprobó su equiparación en retribución a
los sanitarios del manicomio333.

331
26-07-36, historia nº 80.
332
24-01-40, historia nº 41.
333
“A los que cuidan a los enfermos de la Clínica Militar se acordó que estén en las mis-
mas condiciones que los que están en el Hospital Psiquiátrico,... o sea dándoles comida y ha-
bitación por 1,65 pts. diarias y abonándoles 0,50 pts. diarias a los sanitarios y 1 pts. a los cabos
y sargentos, conforme a lo acordado el 16-11-37. ADFN. L218, 98, 3-1-39.

213
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Previamente se había solicitado al Sr. Intendente General del Ejér-


cito que el pago por las estancias de los militares se satisficieran de
acuerdo con las tarifas de los civiles “... con la bonificación que en ra-
zón a las circunstancias actuales juzgue oportuna”334.
Se ha realizado un estudio de las características de los pacientes in-
gresados en la clínica militar teniendo en cuenta las siguientes variables:
edad, estado civil, graduación, lugar de nacimiento, fecha de ingreso,
fecha de salida, clase de alta, diagnóstico, tratamiento, –si consta– y si
tiene fichas o suficiente información escrita en la historia.
Se hizo una revisión de todas las historias, encontrando que 153
–66,81%– de ellas tenían escrito un párrafo superior a diez líneas,
mientras que 76 –33,19%– tenían una información menor.
Nos hubiera gustado comparar los resultados con otros de clínicas
militares de la época, pero el único encontrado es el de F. J. Buqueras
publicado en 1992 y corresponde a las guerras carlistas.

Distribución por edad


El 72,56% de los militares atendidos –164 personas– tienen edades
comprendidas entre los 18 y los 28 años, ambos inclusive y solo 26 se
encuentran fuera de estos límites de edad, como corresponde a una po-
blación que había sido movilizada por la guerra y en la que predomi-
naba la tropa, como se verá más adelante.

334
ADFN L218, 21/II, 28-10-38.

214
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Figura 7. Clínica militar. Distribución por edad.


40
37

35

30

25
Nº atendidos

22
21
20 17
15 15
15 13
12 12
10
10 9 9
8
6
5 4 4
1 2 2 2 1 11 1 1 1
0
17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 34 35 36 42 44 45 49 54 d
Años de edad

Si los distribuimos por cohortes de edad, se aprecia que el 11% son


menores de 20 años, el 63% están entre los 20 y los 29 años.

Figura 8. Clínica militar. Distribución por cohortes de edades.

20-30 años
63%

<20años
11%
30-40 años
8%
edad
desconocida 40-50 años
16% >50 años 2%
0%

215
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Hay que tener en cuenta que el número podría incrementarse en es-


te grupo ya que la probabilidad de que los 36 de los cuales desconoce-
mos la edad se encuentren también en él, es muy elevada.

Promedio de edad y diagnóstico


El promedio de edad, considerando los diagnósticos agrupados apa-
rece en la figura 9. El promedio de todos los casos en cada grupo diag-
nóstico de edad conocida, atribuye el promedio más elevado con 38,2
años al código 294, que corresponde a psicosis orgánicas, y en segundo
lugar, con 31,83 años al código 305 que fundamentalmente engloba los
trastornos por abuso de alcohol.
En el extremo inferior se encuentran con 20,5 años los trastornos
no clasificados en otra parte, que incluyen los trastornos psicógenos de
la expresión verbal probablemente reactivos a la situación bélica y con
22,8 años de media los trastornos neuróticos, que también pueden es-
tar relacionados con esta causa. Existe además un solo caso con el có-
digo 315, de 21 años de edad y trastorno en el desarrollo del lenguaje,
que no considero significativo.

Figura 9. Clínica militar. Porcentaje por diagnóstico.

d 293
317 7% 7%
7% 294
316 10%
7%
295
315 7%
6%
296
308 6%
7%
307 298
6% 305 300 7%
9% 301 7%
7%

216
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Estado civil
Como era esperable, por la edad, la situación de guerra y las carac-
terísticas de los pacientes, más del 75% eran solteros, el 8% casados y
en el 14% de los casos no se conocía su estado. Había un caso de viu-
dedad.

Figura 10. Clínica militar. Porcentaje por estado civil.

Soltero
78%

Desconocido
14%

Casado Viudo
0% 0%

Graduación
La tropa, con el 82% de la muestra, corresponde al grupo más nu-
meroso. Los oficiales con el 5%, suboficiales con el mismo porcentaje
y el 2% de prisioneros, integran el resto de los grupos, que incluyen un
6% de pacientes de graduación desconocida.

217
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Figura 11. Clínica militar. Distribución por graduación.

Oficial
Desconocido 5% Prisonero
6% 2%
Suboficial
5%

Tropa
82%

Procedencia
Se ha distribuido entre rural y urbana, considerando si su lugar de
nacimiento, que es el dato que hemos utilizado, correspondiendo a ca-
pitales de provincia o poblaciones pequeñas.
El 77% habían nacido en zonas rurales, el 16% en capitales y en el
7% no se conocía ese dato.

Figura 12. Clínica militar. Procedencia.

Rural
77%

Desconocido Urbana
7% 16%

218
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Distribución por Comunidades Autónomas


Acomodando la distribución de procedencia a las actuales comuni-
dades autónomas, los resultados obtenidos que podemos apreciar en la
figura 20 adjudican el mayor número de ingresos a Navarra con 39 ca-
sos, seguida por Castilla – León con 34 y Galicia con 31.
No existía ningún ingreso procedente de Baleares y tres habían na-
cido en el extranjero, correspondiendo a Argentina, Francia y Filipinas.
En 15 casos el lugar de nacimiento era desconocido.

Figura 13. Clínica militar. Distribución por Comunidades Autóno-


mas.

Andalucía
1 1 1 15 11 Aragón
3 12 Asturias
9 Canarias
5 Cantabria
Castilla-La Mancha
20 10
Castilla-León
Cataluña
9 Extremadura
Galicia
1 Madrid
Murcia
Navarra
39 País Vasco
34 Rioja (La)
Valencia
Argentina
Francia
2
Filipinas
2 17 Desconocido
31 3

Diagnósticos
Los diagnósticos originales se han agrupado utilizando la C.I.E. 9.
El diagnóstico más frecuente es el 295, psicosis esquizofrénica, seguido
del 317, retraso mental discreto, que como veremos más adelante, tení-
an una participación muy elevada en la clasificación de inútiles para el
servicio.

219
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Figura 14. Clínica militar. Diagnósticos agrupados.

293
294 27 16
8
295
296 34
298 56
300
301
305
307
30
308 3
315 11
316 1 11
317 5
d 3 7 8

Tiempos de estancia
Se han dividido los tiempos de estancia en cinco bloques. La máxi-
ma frecuencia se encuentra entre uno y tres meses con 85 casos, segui-
do de 45 casos con menos de un mes de estancia y 38 casos entre 3 y 6
meses (Figura 15).

Figura 15. Clínica militar. Tiempos de estancia agrupados.

18 5 35 0-31
38
32-92
93-184
185-365
46
>365
Desconocido
85

220
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Estos resultados parecen indicar que la clínica era fundamental-


mente un centro de diagnóstico y clasificación para determinar la uti-
lidad o inutilidad para el servicio activo o auxiliar en el ejército, lo cual
se refuerza cuando consideremos los diferentes tipos de altas.

Altas
Como ya se ha indicado, la clínica militar era fundamentalmen-
te un centro de estudio y clasificación más que de tratamiento, ya
que a los cortos tiempos de estancia, se añade que en 80 casos,
35,39% de la muestra, el diagnóstico al alta fue “inútil”. En 44 casos
no consta el motivo del alta, que corresponde casi a la quinta parte
del total.

Figura 16. Clínica militar.Tipos de altas.

24
44

29 Curado
Convaleciente
4 Desconocida
Fallece
2 Fuga
7
Hospital
11 Hospital militar
8 Inútil
Juzgado militar
3 Prisión
13 Traslado
1 Útil

80

Se reparten equitativamente los curados, 29 casos, (12,83%); con-


valecientes, 24 casos, (10,62%) y traslados a hospitales generales con
idéntica cifra (10,62%)

221
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tratamientos
Los tratamientos que se han podido constatar también refuerzan lo
indicado respecto a la función de la clínica, ya que solo aparecen en 33
casos, o 29 si descontamos cuatro ventriculografías, que son más una
técnica diagnóstica que curativa.

Figura 17. Clínica militar. Casos con tratamiento.

No tratamiento Tratamiento

33

93

La clínica Nuestra Señora del Pilar de Elizondo


El padre Benito Menni, perteneciente a la Orden de San Juan de
Dios, fue el fundador de la Congregación Hospitalaria de las Hijas de
Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de mayo de 1881
inició su noviciado en Ciempozuelos335 María Josefa Recio y sus prime-
ras nueve compañeras.

335
La historia de Ciempozuelos puede conocerse consultando la obra de López de Lerma
y Díaz sobre ese hospital publicada en 1991.

222
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Clínica Ntra. Sra. Del Pilar.

Desde esta fecha la Orden se ha extendido por Europa, América336


y África, con casi un centenar de casas y hospitales, más de millar y me-
dio de religiosas y varias decenas de miles de enfermos atendidos337 te-
niendo un peso especifico considerable en la asistencia psiquiátrica en
nuestro país.
La clínica Nuestra Señora del Pilar, perteneciente a la Orden de las
Hermanas Hospitalarias se inauguró oficialmente el 16 de junio de
1938, festividad del Corpus Christi.

336
Para conocer la actividad actual de la orden en América véase Gutiérrez de Guzmán,
Mª. T. y Gutiérrez, J. L. 1994.
337
Según los datos de 1.981 presentados por Gracia Guillén, en Europa 69 casas, 1.279 re-
ligiosas y 36.997 enfermos, distribuidos en España, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Alema-
nia e Irlanda. En América, 126 religiosas, 18 hospitales y 9.388 enfermos, distribuidos en Co-
lombia, México, Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Argentina y Chile y en Africa, con 14
religiosas, 3 hospitales y 88.483 enfermos. Gracia Guillén, D. 1982. 87-88: 5.

223
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Previamente, la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del


Sagrado Corazón de Jesús, había adquirido, en Elizondo, la casa “Villa
Felisa” denominada también “Palacio Iturrioz” y sus anexos, que in-
cluían la casa del colono, parque, huerta y otras instalaciones.
La casa del colono fue adaptada para convertirse en vivienda para
la Comunidad de las Hermanas Hospitalarias, mientras que el pala-
cio, fue acondicionado para acoger a las primeras enfermas, ya que
desde su inauguración y hasta el 18 de mayo de 1973, la clínica solo
acogía a las mujeres. A partir de esa fecha también se admitió a los
hombres.
La dirección médica del centro fue encomendada a D. Federico So-
to Yárritu, que en aquella fecha era director del manicomio de Pam-
plona, puesto que había obtenido por oposición, cuatro años antes.
Como médico interno se nombró al Dr. Asirón.
La primera Comunidad que se encargó del cuidado de las enfermas,
tuvo como superiora a Sor María Maximina Zabalza y estaba integra-
da por seis religiosas.
Durante los años que hemos incluido en nuestro estudio, que fina-
liza en 1954, apenas se modificaron los puestos directivos, ya que el Dr.
Soto se mantuvo como director hasta 1963 y la Superiora del Centro
Sor Mª Maximina Zabalza también estuvo de Superiora de la Comu-
nidad la mayoría de estos años, como se puede apreciar en la relación
siguiente:

Tabla 12. Fechas y directoras de la clínica Nuestra Señora del Pilar.


Fechas Superioras
21-03-1938 Sor Mª Maximina Zabalza
19-03-1939 Reelegida Sor Maximina Zabalza
12-10-1942 Sor Florentina Goñi
14-10-1946 Sor Mª Maximina Zabalza
30-10-1949 Reelegida Sor Mª Maximina Zabalza
18-12-1952 Sor Virtudes del Corazón de Jesús Galar.

224
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA

Actividad asistencial
Desde su inauguración hasta el 31 de diciembre de 1954, la clínica
atendió a 279 pacientes femeninas, cuya procedencia fue la siguiente:

Tabla 13. Procedencia de los pacientes ingresados en la clínica Nª


Señora del Pilar.

Procedencia Número Frecuencia


Navarra 96 34,41%
Fuera de Navarra 169 60,58%
Desconocida 14 5,02%

En la cifra global de admisiones de mujeres que se produjeron en


Navarra entre 1938 y 1954 –3.327 en el manicomio y 279 en la clíni-
ca– las correspondientes a la clínica fueron el 7,73%. Por consi-
guiente, pese a ser un número considerable, su incidencia en la asis-
tencia psiquiátrica global de la provincia era reducida, si nos
referimos al ingreso de pacientes navarras, estimándose en el 2,88%
respecto del total de las admisiones de mujeres que tenían lugar en el
manicomio de Pamplona.
El nº de reingresos fueron 18, que corresponden al 6,45% y los
fallecimientos en el centro han sido también 18, con idéntico por-
centaje. Este número debe corregirse, ya que corresponde a todos los
fallecidos en el centro que ingresaron antes de 1955 y expiraron más
tarde de esa fecha, que son 12 personas y tres más superaron los 18
meses de estancia, por lo que pueden considerarse de larga estancia o
“residenciales”. Teniendo esto en cuenta, la mortalidad “real” serían
seis personas en el periodo estudiado, que corresponden al 2,15% de
los ingresos.
Este porcentaje no es comparable con el del hospital psiquiátrico,
que ascendía al 21,29% de los ingresos en esos años, ya que en el ma-
nicomio estaba ingresada mucha población residual de años anterio-
res.

225
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Historias clínicas
Se ha hecho una revisión de las historias clínicas de los pacientes
atendidos entre 1938 y 1954. Los documentos son muy similares a los
existentes en esa misma época en el hospital psiquiátrico de Navarra, lo
cual era esperable, teniendo en cuenta que el director médico era la
misma persona.
La información contenida en las historias es también similar a la del
hospital psiquiátrico en aquel tiempo; en su mayor parte se reduce a un
párrafo de no más de 10 líneas escrito, suponemos, por el médico in-
terno en el momento del ingreso de la paciente y unas breves notas pa-
ra reflejar su evolución y tratamiento. En gran parte de ellas está escri-
to el diagnóstico, con la letra inconfundible de D. Federico Soto.
Los tratamientos eran similares a los del hospital psiquiátrico de
Pamplona.
No se puede obtener mucha información de las historias porque co-
mo sucede con las del manicomio, están muy incompletas. Los únicos
datos que parecen estar contenidos en la mayor parte de ellas, son la fe-
cha de entrada y la de alta, y la procedencia de la enferma.
La asistencia suponemos que sería de mejor calidad, al mejorar la
ratio personal-cama, ya que el número de camas era reducido. En el as-
pecto médico-psiquiátrico, de acuerdo con lo que podemos deducir por
las historias de ese periodo, la atención médica no difería de la que re-
cibían las pacientes en el manicomio de Navarra.

226
CONSIDERACIONES FINALES

Manicomio Navarro al inicio del siglo XX. Obsérvese al fondo los terrenos que corresponden al Par-
que de la Media Luna y el Seminario Diocesano. Delante del establecimiento, los campos que aho-
ra están ocupados por las viviendas del barrio de La Chantrea. Como se puede apreciar, el manico-
mio se construyó siguiendo los principios de los alienistas franceses que recomendaban que estuviera
en una loma, en las afueras de las ciudades y con terreno cultivable a su alrededor. Fuente: Archivo
del Dr. Arazuri, publicada por L. J. Lizarraga Larrión en su libro “La casa del tejado colorado” Pam-
plona 1991:29.
El manicomio navarro fue el marco en el que se produjo la renova-
ción de la asistencia psiquiátrica en Navarra en la primera mitad del si-
glo XX.
Fue proyectado bajo la influencia de las ideas de los grandes psi-
quiatras franceses del siglo XIX, recogidas en la “Memoria para la cons-
trucción de una colonia agrícola” escrita por el médico militar navarro
Nicasio Landa y entregada a la Diputación de Navarra en 1868, que
constituye un documento pionero de gran interés para la reforma de la
asistencia psiquiátrica, comparable a otros más conocidos que sirvieron
de modelo para la construcción de los más importantes establecimien-
tos españoles de la época.
La imposibilidad de financiar la construcción obligó a esperar has-
ta la donación testamentaria de D. Fermín Daoiz y Argaiz, que falleció
el año 1873. Estos recursos facilitaron la realización de la Memoria de
Martínez de Ubago que retomó la propuesta de N. Landa y que final-
mente se materializó en el manicomio vasconavarro.
Esta instalación dio respuesta a las necesidades planteadas por los
enfermos mentales de nuestra comunidad, dentro del contexto en el
que se desarrollaba la asistencia a estos enfermos en nuestro país, en la
fecha en que fue inaugurado, que estaba mediatizada por las disposi-
ciones legales que se habían promulgado en el último tercio de siglo.
Estas medidas legales estaban orientadas a resolver un problema
fundamentalmente económico-administrativo: solucionar los costes de
la atención a estos enfermos. Este objetivo era más prioritario que pro-
curar una alternativa desde el ámbito de la medicina a un asunto para

229
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

el cual no existían soluciones eficaces y que hasta ese momento se en-


contraba dentro del campo de la beneficencia provincial, cuando no
afectaba al orden público o a la Justicia.
La suerte de haber podido contar con el legado de un noble bene-
factor, permitió que Navarra tuviera una instalación que cubrió sus ne-
cesidades de asistencia sin la exigencia de ampliaciones o modificacio-
nes de la estructura, hasta un tercio de siglo mas tarde. No es necesario
recordar las vicisitudes por las que atravesó el plan de manicomios mo-
delo, planteado por la administración central, durante el siglo XIX y el
escaso éxito que tuvo, mientras que otras iniciativas fueron debidas al
impulso de las órdenes religiosas, especialmente la Orden de San Juan
de Dios, cuya restauración en España fue encargada al Padre Menni,
por el superior general de la Orden, el sacerdote italiano Giovanni Ma-
ria Alfieri, que en octubre de 1872 le nombró Comisario General de la
Orden para España. Menni fundó en 1880 un instituto religioso feme-
nino, con idéntico objetivo que la Orden Hospitalaria, para atender a
las mujeres enfermas y satisfacer la demanda de las Diputaciones, que
deseaba que se atendiera a ambos sexos en el manicomio de Ciempo-
zuelos y creó la primera red de establecimientos de asistencia psiquiá-
trica en España. Se instituyeron también otros establecimientos de tipo
privado, especialmente en Cataluña, y con dimensiones mas reducidas
que el manicomio de Navarra.
El diseño del establecimiento era elogiado en unos casos y criticado
por los más progresistas, que consideraban había quedado desfasado
por su carácter excesivamente custodial, pese a contar con gran núme-
ro de patios y espacio suficiente para los enfermos y un terreno consi-
derable para que los pacientes trabajasen en actividades agrícolas de ti-
po rehabilitador.
Su estructuración respondía a los criterios que inicialmente expresó
Colombier y mas tarde Pinel y principalmente Esquirol, propondrían
para la asistencia a los alienados y que influiría en toda la asistencia psi-
quiátrica basada en el manicomio. Estos principios se resumían en tres
puntos: a) separación de los enfermos por el tipo de trastornos en sec-
ciones distintas y en alas diferentes reservadas a cada sexo; b) existencia
de una galería que unía al conjunto de las secciones y daba al asilo uni-
dad y funcionalidad, y c) disposición original de la sección con edifi-

230
CONSIDERACIONES FINALES

cios de un piso, que rodeaban al patio por tres lados, mientras que el
cuarto quedaba abierto con vistas al exterior. Los aspectos referentes a
su ubicación, sobre una loma en las afueras de las ciudades y con terre-
no cultivable a su alrededor, también se cumplieron fielmente en el
manicomio navarro.

Galerías del Manicomio de Navarra en 1937.


Fuente: L.J. Lizarraga Larrión La casa del tejado colorado. 1991:108.

Durante los primeros años de funcionamiento del centro, la tera-


péutica se basaba en el tratamiento moral, siendo el aislamiento el prin-
cipal agente en la curación de la locura. Se procuraba emplear al míni-
mo los procedimientos de contención y se utilizaba el trabajo como un
remedio eficaz en aquellos pacientes que podían realizarlo. La clasifica-
ción de los enfermos de acuerdo con su conducta facilitaba la aplica-
ción de esta terapia y se recomendaba la ludoterapia para los que no pu-
dieran incorporarse al trabajo.

231
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La Diputación atendió, en líneas generales, las solicitudes de los di-


rectores para mejorar las prestaciones del manicomio y las terapias más
novedosas se pusieron siempre en práctica con relativa rapidez.
Estas mejoras no se referían solamente a material, sino también al
personal, de todos los niveles, que se fue incrementando a la vez que
crecía el número de la población asistida.
Los reglamentos de funcionamiento del centro marcan claramente
la política asistencial que, especialmente en los primeros años, tenía un
matiz claramente custodial recordando más a las prisiones que a un es-
tablecimiento hospitalario.
Este estudio finaliza en 1954. Ese año comenzaron a utilizarse en el
manicomio los antipsicóticos, concretamente la clorpromazina, produ-
ciéndose una revolución en la asistencia, que hizo descender drástica-
mente el número de personas ingresadas, hasta su cambio de denomi-
nación y nuevas funciones como psicogeriátrico, que se iniciaron el año
1986.

232
FUENTES
ACTAS de Sesiones de la Excelentísima Diputación Foral de Navarra, entre los años
1860 hasta 1960. Se encuentran en el Archivo General de Navarra.
LIBROS de Entradas y Salidas. Se encuentran en su totalidad en el archivo de historias
clínicas del hospital psiquiátrico San Francisco Javier de Pamplona.
EXPEDIENTES de ingreso de los enfermos. Incluyen informes médicos, del subdelega-
do de Medicina, alcaldes, eclesiásticos y otras autoridades. Se encuentran en el ar-
chivo de la administración del hospital psiquiátrico San Francisco Javier.
HISTORIAS CLÍNICAS de los pacientes. Se encuentran archivadas en el archivo de his-
torias clínicas del hospital psiquiátrico San Francisco Javier de Pamplona.
REGLAMENTOS de funcionamiento del manicomio. Se conservan en el Archivo Ad-
ministrativo del hospital Psiquiátrico y Archivo Administrativo de Navarra.
Proyecto de una Colonia Agrícola por Nicasio Landa. Se encuentra en el Archivo Ad-
ministrativo de Navarra.
MEMORIA relativa al establecimiento de un manicomio para Navarra y las provincias
vascongadas, instituido por D. Fermín Daoiz y Argaiz y presentada a la M.I. Jun-
ta de Beneficencia por D. Luis Martínez de Ubago y Michelena, Doctor en Me-
dicina y Cirugía, Vocal de dicha corporación e individuo de la comisión especial,
nombrada para la resolución del expresado asunto. Archivo administrativo del
hospital Psiquiátrico San Francisco Javier.
MEMORIA de funcionamiento del manicomio de los diferentes directores. Están de-
positadas en el Archivo Administrativo de Navarra.
HISTORIAS de la clínica militar. Archivo de historias clínicas del hospital psiquiátrico
San Francisco Javier.
HISTORIAS clínicas de la clínica Nuestra Señora del Pilar. Archivo de la clínica en Eli-
zondo. Navarra.

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Cap.: Capítulo
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C. I. E.-10: Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª edición
M. I.: Muy Ilustre
O. M. S.: Organización Mundial de la Salud
R. M. N.: Reglamento del Manicomio de Navarra

253
ANEXOS
ANEXO 1

BIOGRAFÍA DEL DR. D. NICASIO LANDA ÁLVAREZ DE CARBALLO*


D. Nicasio Landa nace en Pamplona (Reino de Navarra) el día 11 de Octubre de
1830 el mismo día que Dª Isabel II y fallece en la misma ciudad el 11 de Abril de 1891.
Hijo del Dr. D. Rufino Landa y Alvizu y de Dª Joaquina Alvárez Goyzueta ambos
naturales de Pamplona. Su abuelo paterno D. Isidro de Landa natural de Gastiain, ca-
sado con Dª Xaviera Alvizu de Pamplona y el materno D. Rosendo Álvarez natural
de Berlaga (Castilla) que esposó a Dª Angela Goyzueta de Ichaso.
Su padre fue médico titular de las villas de Lesaca y Gazolaz y luego entre 1829 y
1839 profesor latinista de Anatomía, Cirugía, Higiene y Afectos Externos en el Real
Colegio de Medicina, Cirugía y Farmacia de Pamplona adscrito al Hospital Civil y
General de Pamplona, donde continuó ejerciendo la medicina y cirugía.
Realizó los estudios secundarios de Bachiller en Filosofía, en el Instituto de Se-
gunda Enseñanza en Pamplona, matriculándose en la Facultad de Medicina y Ciru-
gía de Madrid en 1846 donde se licencia el 9 de Julio de 1854 habiendo perdido un
curso por una grave ”pleuroneumonía” (¿tuberculosis?). Se incorpora al ejercicio pro-
fesional ante el Gobernador Civil de Navarra en Septiembre del mismo año, mar-
chando de inmediato como voluntario para combatir la epidemia de cólera siendo en-
viado a varios pueblos de la Ribera de Navarra. En Octubre de 1856 se doctora en
Medicina en la Universidad de Madrid siendo su padrino D. Pedro Mata y Fontanet
Catedrático de Medicina Legal. En el mismo año oposita a médico de balnearios sien-
do aprobado sin plaza, y a médico militar, ingresando en el cuerpo en el mes de Oc-
tubre y tomando posesión como Médico de Entrada con destino en el Hospital Mi-
litar de Pamplona el 1º de Enero de 1857.

* Resumen biográfico de J.J. Viñes. 11 de agosto de 2005.

257
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Solicita destino voluntario en el Ejército de África que había entrado en comba-


te incorporándose en Noviembre 1859 en el Cuartel General al Servicio del Estado
Mayor del General Echagüe. Su espíritu romántico y juvenil de sus 29 años le con-
ducen ardorosamente como sus antepasados lo hicieron contra los moros en las ges-
tas heroicas del Reino de Navarra en defensa de la patria y de la Cruz: ”yo escuché aquel
grito de guerra”, “la ira de las severas facciones del fiero euskaldun descendiente de los ven-
cedores de Miramamolin”. “Pocos días después alcanzaba la deseada honra de formar par-
te del Ejercito de África”. Sin embargo los horrores de la guerra forjan y transforman
definitivamente su espíritu y personalidad. Se encuentra frente a la realidad de la gue-
rra, los heridos y mutilaciones y ante el cólera morbo asiático; actúa en primera línea
de combate amputando piernas con riesgo personal, y organizando hospitales de co-
léricos que produjo mas muertos que el plomo y la metralla, pero obtiene una victo-
ria personal surgiendo el Landa humanista, pacifista, forjándose el espíritu de la neu-
tralidad, haciendo suyo el lema de su vida: “hostes, dum vulnerati fratres”.
Su preparación médico quirúrgica, y su formación humanista, con el conocimien-
to del latín, griego, francés, inglés y alemán, hacen de él un médico militar privilegiado
e imprescindible para la Sanidad Militar, siendo designado para cuantas empresas euro-
peas lo requerían las circunstancias, lo que aprovecha para estar al tanto de los movi-
mientos científicos y organizativos de la sanidad militar y de las tendencias médicas y
sanitarias civiles, en sus frecuentes viajes por Europa, desarrollando toda su actividad,
hasta su fallecimiento, desde sus destinos en la Sanidad Militar de Pamplona.
Diferentes facetas le distinguen de sus compañeros médicos como valor añadido:
buen cirujano en campaña requerido por los oficiales y generales jefes del ejercito asis-
tiendo por ello a la muerte del General Concha en la batalla de Abárzuza, acción de
Monte Muru en la guerra carlista; valeroso en la asistencia a los heridos en el frente, y
estratega en organización de hospitales; respetado por los enemigos en la negociación y
evacuación de heridos; necesitado de escribir y comunicar sus conocimientos, observa-
dor e innovador; conocedor de varios idiomas; altruista, filántropo, y caritativo por sus
profundas convicciones religiosas familiares. Con estas cualidades y experiencia, se for-
ja el elemento diferencial que lo caracteriza: su fraternidad, su altruismo, su espíritu ca-
ritativo debido a sus profundas convicciones religiosa cristianas que le llevaron a la gran
empresa de su vida: LA NEUTRALIDAD HUMANITARIA CON LOS HERIDOS
EN LA GUERRA que va a orientar su trayectoria pública y privada.
Entre las actividades sanitarias más relevantes del Dr. Landa es la de reseñar el
primer estudio epidemiológico del cólera morbo realizado en España presentado a la
Real Academia de Medicina de Madrid en 1861 “Memoria sobre la relación que ha exis-
tido entre la constitución geológica del terreno y el desarrollo del cólera morbo en España”;
publicando el mismo año el resultado de los primeros análisis volumétricos en Espa-
ña: “Memoria y análisis de las aguas minero-medicinales sulfurosas de Betelu (Navarra)”;
más tarde lo hizo de las aguas del balneario de Burlada.
Fue el representante delegado del Gobierno de España junto al Conde de Ripal-
da en la Conferencia de Ginebra, estando convocados los países europeos el 26 de Oc-

258
ANEXOS

tubre de 1863 para crear la “Sociedad de Socorro a Militares heridos en campaña” que
constituiría en el inmediato futuro la Cruz Roja Internacional, como coordinación de
las sucesivas asambleas nacionales. Fue fundador de la Comisión Provisional consti-
tuida al efecto en España y Fundador de la primera Comisión en España en Pamplo-
na el día 5 de Julio de 1864, asumiendo el cargo de primer Inspector General de la
Entidad, en 1867, dando a la estampa la primera revista periódica de la Cruz Roja Es-
pañola, bajo el titulo de “La Caridad en la Guerra” en Abril de 1870.
Considerado como una eminencia, es encomendado por la Diputación Provin-
cial y Foral le presente un informe para la creación de un Manicomio, del que carece
Navarra, lo que cumple con una propuesta innovadora en su “Proyecto de un MANI-
COMIO AGRÍCOLA redactado de orden de la Exma. Diputación de Navarra” con fe-
cha de 25 de Abril de 1868 si bien no se va a materializar hasta 1905.
Es el primer médico militar que interviene con brazal de la Cruz Roja en com-
bate el 25 de Abril de 1872 al inicio de la 3ª Guerra Carlista, y un mes después, con-
duce a la Comisión de Pamplona formada por la primera Ambulancia al bautismo de
sangre de la Cruz Roja Española en la Batalla de Oroquieta el día 12 de mayo de 1872,
en la que formaban parte sanitarios (Palacios y Osquia cirujanos; Borra farmacéutico;
Moratel practicante) y ciudadanos notables de la ciudad (Lagarde, Iturralde y Suit,
Egozcue, Landa Bonifacio y Aguinaga) secundados por 118 camilleros todos ellos vo-
luntarios, realizando desde Pamplona largas marchas a pie, ensayando por primera vez
en las contiendas españolas la neutralidad de los combatientes heridos y la actuación
de ambulancias formadas por voluntarios para la asistencia de heridos en campaña.
Organizador de la Sanidad Militar del ejército liberal es retenido al lado de los
jefes superiores como médico personal, lo que le permite la organización de la asis-
tencia y establecer innovaciones en el traslado de heridos a mano (Mandil Landa); en
carruajes mejorando la suspensión (herrería de Pinaqui); por barco o por ferrocarril.
Interviene en el canje de prisioneros y evacuación de heridos; manteniendo relación
amistosa con lealtad a la neutralidad, con la sanidad carlista “Asociación Católica para
Socorro de heridos, LA CARIDAD”, fundada por Dª Margarita de Borbón Parma es-
posa del pretendiente D. Carlos. Reclamado por la Presidenta de la Asamblea de Da-
mas de la Cruz Roja, Marquesa viuda de Medinaceli, le encarga la organización del
primer hospital estable de retaguardia en Miranda de Ebro.
Fue destacada su actividad escritora y publicista con un balance de mas de 20
obras de carácter sanitario, y 6 más entre las conocidas de carácter literario y etno-
gráfico, además de manuscritos que están siendo sacados a la luz recientemente, so-
bre epidemiología, arqueología y organización sanitaria.

Personalidad social
Finalizada la guerra, se incorpora a sus destinos de Pamplona donde desarrolla su
actividad profesional, correspondiéndole desempeñar la dirección del Hospital y la je-
fatura de la Sanidad Militar de Navarra participando por motivo de su cargo de ma-
nera activa en la Junta Provincial de Sanidad.

259
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Pero su relevancia intelectual y social le lleva a desarrollar actividades culturales y


literarias relevantes en su entorno ciudadano. Junto a otras personas relevantes de la
Ciudad participa en la recuperación de la propia historia e identidad colectiva de Na-
varra, (que teniendo él 9 años había pasado de Reino independiente a Provincia Fo-
ral, perdiendo sus instituciones), incorporándose a tales movimientos junto a otros
ilustres conciudadanos de diversa trayectoria política como Navarro Villoslada, Cam-
pión, Iturralde y Suit, Ansoleaga, Oloriz colaborando con la “Comisión de Monu-
mentos Históricos y Artísticos de Navarra”; con la revista “Euskara” que dirige en
1878, y en otras como “La ilustración en Navarra”, “La Revista del Antiguo Reino de
Navarra” o en “Euskal-herria”.
En su actividad cultural su obra mas destacada fue el descubrimiento y descrip-
ción de las lápidas romanas de Gastiain que informó con fecha 10 de Diciembre de
1868, con dibujos a mano alzada a la Real Academia de la Historia (CA-
NA/9/7968/10): “Descripción de las lápidas Romanas que existen en la hermita de San
Sebastián del lugar de Gastiain-Valle de Lana” lugar del que era oriundo su abuelo y
conocía desde niño a pesar de habérsele concedido la autoría a Fita en 1913 y Altadill
en 1918. En el terreno literario fue destacada la obra de historia ficción sobre la con-
versión al cristianismo de los pamploneses, pieza dedicada a su esposa Dª Dolores de
León “Los primeros cristianos de Pompeiopolis” en 1882.
En 1881 casó con Dª Dolores de León y de Gregorio, viuda por dos veces, em-
parentada con la aristocracia del Reino ya que era hija de D. Carlos de León Capitán
General en Cuba y Dª Pilar de Gregorio y Ayanz de Ureta de Sangüesa que ostenta-
ba los títulos heredados de su bisabuelo D. Leopoldo De Gregorio, de Marquesa de
Esquilache y Marquesa de Vallesantoro. Dª Dolores era sobrina del general D. Diego
de León, conde de Belascoain.
El propio D. Nicasio ingresó como “Caballero de la Orden Militar de San Juan
de Jerusalén” por la “Lengua de Inglaterra”, ya que en ésta no se exigía tener título
nobiliario para su ingreso. Debe recordarse sus relaciones con Inglaterra ya que con-
tribuyo en el Congreso de Derecho Internacional de Oxford de 1880 en la redacción
del “Manual de Leyes de Guerra”
La posición de D Nicasio Landa respecto a las corrientes políticas de la época no
está manifestada en su obra, salvo su lealtad a la situación constitucional de cada
momento. La definición del pensamiento político lo encontramos en su primer bió-
grafo D. Juan Iturralde y Suit que en la semblanza que realiza en ”La Avalancha” ex-
presa: “Su profundo amor a España, tantas veces probado, no le impedía amar con exal-
tación filial a Navarra”; “Su inteligencia era demasiado elevada par confundir la unidad
que engrandece con la uniformidad que humilla” (La Avalancha, 1907, 110-111).

Su Obra fundamental de pensamiento


Todo su esfuerzo intelectual y físico lo dedicó a convencer e implantar la neutra-
lidad; la caridad en la guerra con los hermanos heridos. Esta fue su acción como mé-
dico y como militar en sus acciones profesionales y sociales de cada día. Su obra in-

260
ANEXOS

telectual queda plasmada en “El Derecho a la guerra conforme a la moral” que da a la


Imprenta provincial en 1867, compendio de reglas de moral en la contienda y al res-
peto de los derechos humanos individuales y colectivos, de personas derrotadas y pue-
blos invadidos. Quiso que la “obra de su vida” la que constituye su filosofía vital se
implantase como texto oficial en las academias militares de las diferentes armas. Así
lo solicita en 1877 a S. M. el Rey. como libro de texto. Después de cinco años la res-
puesta fue desfavorable: “que continúe el Riquelme”, teniéndose solo como libro de
consulta en las bibliotecas de las academias.
Alcanzó el máximo grado posible en la sanidad militar, de Subinspector de 1ª cla-
se (asimilado a coronel) pero no consiguió su pretensión de alcanzar el grado de Su-
binspector Medico de 2ª clase (asimilado a Brigadier-General), no pudiendo lucir una
estrella de cuatro puntas en la bocamanga, honores que buscaba y agradecía, estando
en posesión de múltiples condecoraciones nacionales y extranjeras.
Murió inesperadamente el 11 de abril de 1891, tras una larga “pulmonía” de 3
meses (¿tuberculosis?), siendo una conmoción social y popular: portado a hombros
desde la Iglesia de San Nicolás hasta el Portal de la Taconera seguido por un “gentío
numeroso” siendo presidido el entierro por todas las autoridades, prueba del afecto y
reconocimiento a su trayectoria profesional y a su entrega humanitaria .

Biografías de D. Nicasio Landa por orden cronológico


ITURRALDE Y SUIT, Juan “D. Nicasio Landa” La Avalancha 1907, 98-100 y 110-111.
GARCIA DEL MORAL, J. “Estudio Bio-Bibliográfico del Coronel de Sanidad Dr. D. Ni-
casio Landa”. Santander. Impr. José Lito y Enc. Vda. De F. Pons, 1908.
IBARRA, Javier. “Nicasio Landa” En: Biografías de los Ilustres Navarros del Siglo XIX.
(Tomo IV). Pamplona: Imp. Jesús García, 1953.
GRANJEL, Luis S. “Nicasio Landa, médico militar ochocentista”. Medicina e Historia,
1987, 16: 4-25.
VIÑES, José Javier. “El doctor Nicasio Landa. Médico y escritor. Pamplona 1830-
1891”. Pamplona: Gobierno de Navarra, Serie Historia, número 103, 2001.

261
ANEXO 2

PROYECTO DE UN MANICOMIO AGRICOLA

Exmo. Señor
Entre las varias empresas que para el fomento y utilidad pública de este antiguo Reino de
Navarra, ha emprendido su celosa Autoridad foral, ninguno más benéfico y humanitario que
el de instaurar un Asilo para aquellos de sus hijos en quienes un mal terrible eclipsa o apaga
la luz de la razón: porque nadie más digno de compasión que esos infelices privados del mas
glorioso distintivo de nuestra especie, reducidos a una condición inferior de la del niño, próxi-
ma a la del bruto, sin más guía que un instinto menos fiel que el de estos todavía. Ante ese te-
rrible mal que los antiguos llamaron sagrado, que los orientales consideran como visita de un
espíritu sobrenatural, que todos los pueblos miran con mezcla de terror y de veneración: ante
esa muestra de la Inteligencia, ante esa mirada del alma, no pueden menos de escitarse las fi-
bras mas sensibles en todo corazón cristiano, y más si se considera que nadie esta á cubierto de
tamaña desgracia, que las inteligencias más cultivadas, que los espíritus más vehementes que
las almas más apasionadas son precisamente las que más próximas se hallan á ese último; y que
el Genio ese don supremo del Ciclo es el que frisa mas cerca los confines de la Locura.
Hubo un tiempo, sobrado largo, en que la Sociedad al encontrar un demente, escu-
chó mas que a la compasión al egoísmo; mas que á la caridad al miedo. Vió un peligro pa-
ra ella en todo hombre irresponsable y cuidó más de encontrarle que de curarlo. En toda
Europa hubo por manicomios, cárceles hediondas, jaulas, calabozos ó gavias, donde el pro-
greso consistía en perfeccionar los medios de represión y sujeción llegando las cadenas, los
grilletes y los cepos a adquirir allí la perfección horrible que como monumento de igno-
minia se conserva con el aparato con que por espacio de nueve años permaneció aherroja-
do en Bedlam el Oficial W. Morris.
A fines de 1792 el gran Pinel rompió en Bicêtre las cadenas de los pobres dementes ele-
vándolos así, según una frase célebre, a la dignidad de Enfermos, y desde entonces los asi-
los de estos infelices no han cesado de aumentar y perfeccionarse llegando a constituir hoy

265
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

uno de los signos que permiten juzgar del estado de cultura de un pueblo. Así Inglaterra
tiene un Asilo en cada Condado y Francia uno en cada Departamento. Si en España no
estamos todavía á igual cultura, tanto mayor es la conveniencia de que Navarra trate de
remediar por su parte un vacío tan sensible.
No solo militan en favor de este progreso los motivos del orden moral que esa Exma
Diputación comunicaba al decir un 18 de Agosto de 1866. “Triste es ver á los desgracia-
dos que sufren tan grave dolencia convertirse en pupilos de hospitales sin que su autoridad
provincial vele directamente por su suerte. Triste es verlos salir de la tierra natal para tras-
ladarse a otra tierra cuyo clima, cuya alimentación, cuyo lenguaje, cuyos usos y costumbres
difieren tanto de los suyos propios. Triste es encomendarlos a manos mercenarias sin ejer-
cer sobre ellos una tutela solícita y cariñosa”. sino que también hay poderosas razones fi-
siológicas y terapéuticas que corroboran la misma idea.
En efecto, la discriminación, la multiplicidad de los Asilos, reúne á las ventajas in-
herentes á toda descentralización, otras peculiares de valor considerable para en pocas en-
fermedades es tan importante como en esta el acudir al remedio con presteza, y mal se lo-
grara esta, si está alejado al lugar donde aquel pueda dispensarse.
El Dr. Arlidge (On the State of Lunacy –London– 1859) afirma que la locura es un
desorden muy curable, pero á condición de empezar pronto el tratamiento. Los médicos
Americanos van tan lejos en la misma idea que aseguran ser curable el 90 por cien de los
dementes y apelan á la estadística de sus asilos en demostración de este aserto. La Lunacy
Commission del Estado de Massachusetts dice. “En los casos recientes la proporción de cu-
rados es de 75 a 90 por ciento del total de los sometidos á tratamiento. También es un he-
cho comprobado que esos desórdenes cerebrales tienden a fijarse por si mismos de un modo
permanente, de modo que en proporción que el siempre pasa, se hace mayor la dificultad
de removerlos. De unas tres cuartas a nueve décimas partes es la proporción de los que se
curan si se toman dentro del año en que se verificó la primera manifestación de mal: pe-
ro si se retarda otro año, abandonando el mal por uno ó dos años, la proporción de cura-
ciones se reduce á la mitad de la expresada aun cuando se empleen los mismos remedios:
otro tercer año de abandono disminuye mucho mas todavía las posibilidades de remedio y
en el quinto puede ya decirse que no queda ninguna”.
El Dr. Kirkbride médico del asilo de dementes de Pennsylvania en su libro “on the
construction and organization of hospitals for the Insane” dice: De los casos recientes de lo-
cura, bien tratados se curan de 80 a 90 por ciento de los abandonados o mal tratados po-
cos salen bien.
Sin embargo el Dr. Arlidge hace notar que en la escelencia de estos resultados tiene que
entrar por mucho, la mayor facilidad con que en los Estados Unidos se ingresa en los asilos
públicos sin percepción de ningún genero, y la admisión de ciertos casos de delirio temporal
producido por el abuso de bebidas, por el trabajo excesivo ó la excitación intelectual.
En Inglaterra, los resultados más favorables son los que se obtienen en el Hospital de
San Lucas de Londres, donde en los diez últimos años la proporción de curados ha sido el
62 por cien de los admitidos. Bien es verdad que así en este hospital como en el de Bethle-
em, exigen los reglamentos que la enfermedad no lleve más de un año de fecha al preten-

266
ANEXOS

derse la admisión y que no esté complicada con epilepsia ó parálisis enfermedades que tan-
to afectan á la curabilidad, pero también hay algunos casos que eluden esta regla y varias
condiciones desfavorables en el edificio de St. Luck.
El Dr. Hitchman Director del Asilo del Condado de Derby dice en su 1er Informe.
“Nunca se repetirá demasiado que el tiempo que el paciente lleve de enfermedad al ser ad-
mitido, es la circunstancia que determina si se han de curar 4 por ciento ó 70 por 100. De
los 151 casos admitidos en el año anterior en este asilo, solo once vinieron dentro de la se-
mana en que habían enfermado, y diez de ellos salieron curados y el otro no lleva aun su-
ficiente tiempo de tratamiento”. En su 6.º Informe dice: Las curaciones en el año pasado
han llegado al 60 por cien de los admitidos pero el hecho más alhagüeño ha sido el de que
veinte pacientes no afectados de parálisis y que vinieron dentro del mes de su primer ata-
que; diez y seis han salido curados, tres están convalecientes siendo probable su curación y
el otro que vino padeciendo tisis sucumbió á ella á las tres semanas de haber entrado”.
Después de esto, es desconsolador el escaso guarismo de curaciones que registran los asi-
los ordinarios. En la estadística que de todos los del Reino Unido pone el Dr. Connolly
(Construction and government of Lunatic Asylums) y que abarcan un periodo de diez
años, resulta que la proporción media de curación fué el 21 por ciento y la de mortalidad
el 9 por ciento. También hace notar que la favorable cifra de curación que presentan al-
gunos (Bethleem el 40% – Liverpool el 63% – St. Luck el 44%) es debido á que no ad-
miten casos inveterados, los cuales refluyen en otros causando su exigua proporción de cu-
raciones (Hanwell el 5,75%, Surrey el 7,63%, Kent 8%, Chattam 3,38%) Dice también
que la favorable estadística de los Asilos de Irlanda, (Cork 32%, Belfast 28%, Waterford
29%, Armagh 25%) se esplica por el carácter peculiar de los habitantes del país, que ha-
ce depender á veces la enagenación mental tan solo de la intemperancia. Indica asimismo
este distinguido alienista, que no hay uniformidad en el modo de llevar la estadística.
En Francia durante el año 1865 (Rapport sur le service des Alienés du Depart. de la
Seine, París 1866) la proporción de curaciones fué en Bicêtre y la Salpètrière el 11,87 por
cien en los asilos departamentales el 1,61 por cien, o por término medio de unos y otros el
6,75 por cien. Las defunciones en el mismo año fueron en Bicêtre y la Salpètrière 19,66
por ciento, en los Departamentos 8,43 por ciento, ó sea por término medio el 14,05 por
ciento.
Esta unanimidad en la opinión de los prácticos mas eminentes y sobre todo esos datos
inescusables que llevan en sí mismos la lógica inflexible de los números, no dejan duda de
la misma importancia que para los atacados de locura tiene la pronta aplicación del re-
medio, ni de la imperiosa necesidad de facilitarla á los habitantes de Navarra, estable-
ciendo un asilo dentro de su propio país, en vez de no contar más que con los de Zarago-
za, Barcelona o Valladolid. Tanto tiempo pierden generalmente las familias de los
enagenados desconociendo los primeros síntomas de la locura ó haciéndose ilusiones sobre
su duración; cumpliendo después por vía de tanteo algunos remedios ineficaces esforzán-
dose todo lo posible, en virtud de un amor propio con la caridad reñido, en que no se di-
vulgue el nombre de esa enfermedad que consideran degradante, y no resolviéndose á lle-

267
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

var á un asilo al pobre enfermo, sino cuando tal vez sus probabilidades de curación han
menguado mucho si es que no han desaparecido del todo.
Dejando á la ilustración de las familias el enmendar este procedimiento lamentable,
á la Autoridad toca por su parte, simplificar el expediente de admisión cuanto sea com-
patible con la seguridad individual, y poner el Asilo, que es el principal medio de cura-
ción á corta distancia del domicilio de los pacientes para que no tengan que ir hasta Za-
ragoza ó hasta Llobregat haciendo etapas en hospitales donde solo hay dispuestas algunas
jaulas para sujetarlos, pero ningún remedio para curarlos.
Al llenar la Exma. Diputación Foral de Navarra vacío tan sensible, puede tener la
satisfacción de pensar que acrecienta para los desgraciados dementes de su país. Las pro-
babilidades de curación y que más de un 25 por cien de los que en el actual estado de co-
sas no tienen esperanza de remedio, la deberán el inefable consuelo de recobrar su razón y
de volver á sus afecciones y sus trabajos, volviendo á ser miembros útiles de la Sociedad;
Grandioso resultado, digno de una administración paternal, y ante cuya fundada espe-
ranza no pueden menos de allanarse cuantas dificultades se presenten en tan hermosa em-
presa!.

II
Pero, admitida la necesidad de acoger a los dementes, ¿debe construirse para ello un
Manicomio?
Cuestión es esta que precisamente debemos dilucidar, pues si hasta hace poco tiempo
podía parecer no solo ociosa y acusada sino hasta extravagante, precisamente ahora cons-
tituye uno de los debates más ardientes en el terreno de la Psychiatría y de la Beneficencia
pública, sostenido de una y otra parte por brillantes campeones, eminentes de la Ciencia,
ilustres por su filantropía.
Desde que el virtuoso Dr. Connolly se hizo el apóstol de la doctrina del Non-restraint,
de no emplear la agresión en el tratamiento de los enagenados, supliéndola en cuanto á en
cuanto a sus efectos útiles con el aumento de la vigilancia y las esmeradas condiciones del
local, ha llegado la construcción de los manicomios á alcanzar en su conjunto y sus deta-
lles la perfección que acreditan los más modernos de Europa y de que es hermoso ejemplo
el grandioso Asilo del Condado de Middlessex en Colney Hatch.
Pero he aquí que ahora surge una nueva escuela que reprueba por completo la erec-
ción de esos costosos monumentos, que no contenta con la aplicación en ellos del Non-res-
traint, pide la libertad casi completa para los enagenados. “Esos manicomios, dicen, no son
sino una vasta camisola de piedra. Es verdad que Pinel elevó á esos desgraciados á la dig-
nidad de enfermos, pero todavía son enfermos prisioneros y es preciso que su prisión se
abra. En la erección de todo manicomio entran por tanto el miedo y la rutina como la Ca-
ridad. No, no hay derecho para encerrar á un loco secuestrándolo de la Sociedad; si que-
réis curarlo dejadle al aire libre y rodeado de una familia de cuerdos, no de una turba de
dementes”.

268
ANEXOS

Tal es el sistema que con el título de Sistema familiar preconizan con elocuentes acen-
tos y celo infatigable muchos médicos y filántropos á cuya cabeza marchan el Barón
Mundy de Moravia y Mr. Jules Duval en Francia.
Doctrina es esta que contrasta tanto con todas las nociones generalmente admitidas,
no solo del vulgo, sino de los Médicos respecto del carácter y tratamiento de los enagena-
dos, que de seguro hubiera quedado aniquilada en su discusión teórica, si no hubiera en-
contrado su más firme apoyo, su argumento más convincente, su atractivo más poderoso,
en una experiencia práctica que con los más brillantes resultados, viene haciéndose en un
rincón de Europa, no de ahora sino desde tiempo inmemorial.
Hay, en efecto, en los confines de Bélgica con Holanda, una comarca con varias alde-
as cuyo centro es Gheel y entre cuya población de diez mil habitantes vive en libertad un
millar de dementes traídos de diversas partes de Bélgica, de Holanda y aun de Francia y
acojidos allí como individuos de la familia.
Este único ejemplar de un asilo donde los dementes no se hallan secuestrados de la So-
ciedad, es resultado de una creencia piadosa y del transcurso de los tiempos. Las reliquias
de Santa Dimphnea virgen y mártir del siglo VII y abogada especial de la locura, atraje-
ron á Gheel el concurso de todos los que teniendo algún individuo de su familia con ese
mal, procuraban libertarlo de él, haciéndole practicar una novena con otras piadosas ce-
remonias sobre el sepulcro de la Santa mártir. Esta continua peregrinación de dementes y
su hospedaje durante la novena familiarizaron á los habitantes de Gheel con el trato de
tales enfermos y naturalmente debió surgir en muchas familias la idea de dejar confiado
el enfermo á sus patronos, cuando en la primera novena no se hubiere obtenido el alivio.
Resultado forzoso de este continuo trato con locos ha sido el de familiarizarse con ellos
desde la infancia, y no tenerles por consiguiente el infundado temor que induce á mirar-
los como animales dañinos á quienes hay que enseñar á sujetar á toda costa.
En una comarca pobre como es la Campine de Flandes, cada vecino tenía interés en
tomar huéspedes dementes, por ayudarse con la pequeña pensión que pagaban sus fami-
lias, y falto de medios de coerción, no halló mejor arbitrio que el de tenerlo como un in-
dividuo de la familia, comiendo á la misma mesa, sentándolo á su hogar y llevándolo con-
sigo á las labores del campo. Interesado por otra parte todo el vecindario en no perder ese
elemento de bienestar; lo estuvo también en ejercer una vigilancia mutua, tan fácil en las
aldeas, para que ninguno de sus huéspedes fuese maltratado, y así resultó, poco á poco esa
colonia escepcional que unos por ironía y otros por elogio califican de paraíso de los locos.
“Allí, dice Mr. Duval, ese mismo hombre que en cualquier otra parte estaría ence-
rrado como peligroso, cuya sola presencia escitaria el terror de las mujeres y de los espíritus
tímidos, así como las precauciones de la policía, circula libremente por las casas, las calles,
los caminos, á través de las huertas y de los campos. Al no haber inconvenientes particu-
lares entra también en los lugares públicos, va al café, á fumar en pipa, á jugar su parti-
da, á leer los periódicos, á beber un vaso de cerveza con sus vecinos y compañeros. Solo el
vino y los licores le están prohibidos, bajo pena de multa al tabernero que se los sirviere...
Es hombre, y se le trata como tal bajo el mismo pié que todos sus hermanos en Jesucristo.

269
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La libertad bajo todas sus formas tal es el genio benéfico de Gheel, el que ha inspira-
do esa colonia, la proteje y la conserva. La libertad de ir y venir, puede provocar la sonri-
sa, cuando se ostenta en el frontispicio de una Constitución, pero para un pobre loco es la
más preciosa de todas: la libertad de dormir o de levantarse, de trabajar ó de descansar, de
leer, de escribir, de hablar cuando se quiera y aun la de seguir correspondencia con el ex-
terior. No contrariar al demente, permitirle todos sus caprichos en tanto que no perjudi-
quen ni á el ni á los demás; no imponerle nada por la fuerza, obtenerlo todo por el cari-
ño, tal es la gran ciencia con que se gobierna á los locos en Gheel”. (Gheel ou une Colonie
d´Alienés – París 1867).
El trabajo es otro de los medios que en Gheel favorecen mas la curación de los de-
mentes: procediendo la mayor parte de estos de las clases pobres, naturalmente propenden
la mayor parte de sus días lúcidos á acompañar a sus patrones y á ayudarles en aquellas
labores á que están acostumbrados. Esta vida al aire libre, este ejercicio muscular contra-
peso á la exaltación nerviosa, son uno de los mas poderosos elementos de curación o alivio.
Todavía se estimula esa tendencia dando una pequeña gratificación dominical al trabajo
del enajenado, pero nunca se les impone por la fuerza. Por otra parte el trabajo se puede
ejercer allí en la forma que mas grata sea para el enagenado y algunos de estos han llega-
do á obtener resultados que los convierten en miembros útiles de la sociedad: un loco fun-
dó en Gheel la sociedad coral de la Harmonia, un loco ha obtenido medallas en la Expo-
siciones agrícolas.
La confianza de los patrones con estos huéspedes llega á ser completa y no temen con-
fiarles el cuidado de sus hijos; bien es verdad que no se admite á los que padecen mono-
manía homicida ó incendiaria ni á los que ofenden al pudor público, pero se prefiere á los
agitados, pues se sabe que á vuelta de algunas horas de furor; tanto mas raras cuanto me-
nos se le contraríe, gozan en lo demás de mayores facultades para el trabajo que los enfer-
mos de otra clase. Si el arrebato de furor se prolonga recurren los patrones á la camisola, ó
a una cadenilla en las piernas que no les impide andar ni les hace daño.
El mismo Mr. Duval asegura que las reyertas y riñas se aplacan fácilmente por el pa-
trón auxiliado de sus vecinos, y que ocurren pocas veces pues los locos tienden á aislarse.
Los suicidios y muertes violentas son rarisimas, pues solo han ocurrido dos, una el año 50
y otra el 51. En medio siglo solo se registran dos atentados graves contra las personas: así
que “la seguridad es completa y el encuentro con un loco tan indiferente como el de cual-
quier otra persona. Tampoco las evasiones son frecuentes á pesar de la facilidad con que
parece pudieran verificarse. En primer lugar detiene á los locos su devoción a Sta. Dimph-
nea y luego como todos los habitantes los conocen aunque no llevan distintivo alguno, re-
cojen al que va herido y lo devuelven al Ayuntamiento que les abona un franco por legua”.
Los resultados estadísticos hablan también en favor de ese sistema: Aunque la mayor
parte de los dementes que se llevan á Gheel son crónicos y casi incurables, la mortalidad
no ha pasado en los años 56 al 60, del 7 por cien, mientras que en los Establecimientos de
Francia fué en los años 52 y 53 el 13 por cien. En dichos años 56 á 60 el termino medio
de curados por admitidos fue el 18 por cien, proporción superior á la obtenida en Francia
que fué en 1865 el 6,75 por cien.

270
ANEXOS

La colonia de Gheel se había formado por la tradición piadosa y la costumbre sin que
ni la ciencia ni la administración hubieran intervenido para nada; pero últimamente se
ha completado esta extraordinaria institución por el establecimiento de una Enfermería
central donde todos los locos son observados por unos días cuando entran en la colonia, y
donde se administran los socorros de la medicina activa á los que después los necesitan; hay
médicos especiales que visitan con frecuencia á los enagenados pensionistas y Gheel ha te-
nido la fortuna de que al frente de este servicio sanitario se colocara un profesor tan emi-
nente como el Dr. Parigot, reemplazado ahora por el Dr. Bulkens, á quien últimamente
confió la Familia Real de Bélgica la curación de la augusta é infortunada Emperatriz de
Méjico.
Cuando en 1862 llamó Mr. Duval la atención de los sabios y del público hacia ese es-
tablecimiento fenomenal, pidiendo que el Sistema Familiar sustituyera á los manicomios
cerrados, fué grande la oposición que encontró en las Corporaciones científicas, donde se
alzaron contra él, voces tan autorizadas en Psychiatría como las de Parchappe, Briere, Fal-
ret, Dumesnil y Ferrus. Este último llegó á calificar de detestable el sistema de Gheel, ne-
gó que pudiera curarse ningún demente abandonado á manos de labriegos ignorantes y ter-
minó diciendo que si se trataba de dar la libertad á los locos era preciso borrar del Código
su irresponsabilidad. A todo respondían los defensores del sistema familiar con la demos-
tración práctica de los hechos, convidando á los incrédulos á que fueran á convencerse á
Gheel. La opinión pública llegó Tambien á preocuparse de este asunto; elevaronse algunas
peticiones al Senado de Francia, en especial por el Dr. Turk pidiendo la libertad para los
dementes; y por último la Exposición Universal de París ha contribuido Tambien á la pro-
pagación de esa doctrina, pues el Dr. Barón Mundy (de Moravia) presentó en el Parque
una casita modelo con los planos de una Colonia para dementes. (Véase el Apéndice nº 1).
Está pues, muy cerca de su triunfo este sistema y es indudable que prevalecerá mas ca-
da día. Ya lo dijo el Dr. Burgraeve en 1863 en el Congreso Médicos de Gante. “Cuando
entro en un establecimiento de enagenados por mas hermoso que sea digo para mí; eres pa-
lacio por fuera y cárcel por dentro así por mas que quiera rechazarse el sistema colonial,
ese es el que en ultimo resultado prevalecerá, y antes de mucho, veréis establecerse para los
enagenados, no esos grandes edificios que tan caros cuestan y que absorven lo mejor de la
renta de las familias, sino cabañas que no cuestan nada y donde el demente gozará del ai-
re y de la libertad”.
Tambien Mr. Moreau, médico del manicomio de Bicêtre se convirtió a este sistema
después de haber visitado á Gheel. “Es evidente, decía, que el sistema de colonización rea-
liza con creces, las mas atrevidas teorías de hombres célebres cuyo nombre forma opinión
en asuntos de medicina mental. Bajo el punto de vista económico no son menores sus ven-
tajas: la colonización no trae consigo esos enormes gastos de compra de terrenos, de cons-
trucción, de administración, de empleados, etc”.
El Dr. Moreau de Tours, decía en 1860: “digo y repito lo que dije hace quince años:
no hay asilo que valga lo que una buena colonia, y en todos los países pueden colonizarse
los dementes”.

271
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El Dr. Griesinger de Berlín dice: “El sistema de tratamiento que en adelante se ha de


emplear para los locos, es indudablemente el sistema familiar”.
Otras muchas aprobaciones no menos esplícitas, pudiéramos trasladar de las que enu-
meran Mr. Duval en su citado libro sobre Gheel y el Barón Mundy en su Kleiner Kate-
chismus über einen radikalen reform des Yrrenwesens – 1864.

III
Después de haber procurado estudiar desapasionadamente esta cuestión en mi último
viaje al extranjero; después de haber leído mucho de lo que sobre ella se ha escrito, después
de haber escuchado la autorizada opinión de algunos Médicos de Asilos en Inglaterra y en
Francia, así como también al Barón Mundy propagador del sistema familiar, he llegado
á convencerme de que la idea fundamental de este sistema ó sea el empleo de la libertad y
el trabajo campestre en el tratamiento de los enagenados, es la que ha de prevalecer como
mas eficaz y provechosa.
Muy inclinado me he visto, á que el dictamen que tengo el honor de someter á la Ex-
ma. Diputación de Navarra, fuera en el sentido de reproducir aquí otro Gheel. Hubieran
podido repartirse los dementes en las casa de las aldeas de algún valle naturalmente cerra-
do como el de Lana. Hubieran podido edificarse casitas como propone el Barón Mundy,
en alguna comarca árida y asilada como por ejemplo en las Bardenas Reales, á donde por
ahora, solo se llevarían los dementes inofensivos; la erección de una pequeña enfermería
central, el sueldo de un médico y la pensión á los patrones de los locos, pequeña como es en
Gheel, hubieran sido los únicos gastos que tenía que imponerse a la provincia para soste-
ner ese establecimiento, que creciendo con el tiempo llegaría á constituir la riqueza y fer-
tilidad de una comarca hoy improductiva que atraería por su novedad, considerable nú-
mero de pensionistas forasteros, y que por ser la primera copia de ese célebre modelo,
obtendría la más entusiasta aprobación en toda Europa, realzando el nombre del país que
hubiera tomado tan noble iniciativa.
Pero por mas brillante que el resultado de este plan aparezca, no puedo en conciencia
proponerlo á esa Ilustre Corporación, sino cuando tuviere en su favor todas las probabili-
dades del éxito, y es preciso reconocer que le faltan algunas haciéndole dudoso o aleatorio.
Es indudable que lo que ha constituido la fortuna de Gheel es que todos sus habitantes tie-
nen de nacimiento las raras y difíciles cualidades que constituyen un buen enfermero de
locos. Ellos no tienen miedo al demente, condición que solo se obtiene con el hábito de tra-
tarlos; ellos tienen confianza en si mismos para dominarle en todas ocasiones; como dice
Mr. Duval: “los gheeleses tienen fé en su misión providencial, fé en los antiguos milagros
que han predestinado su país para la curación de la locura; fé en su propio poder. El gran
alienista Esquirol espresaba un día á uno de esos aldeanos sus temores para los casos de fu-
ror, y este le contestó riendo, “no sabéis lo que son los locos; yo no soy fuerte y sin embargo
me atrevo con el mas furioso”; esta es la convicción de todos los habitantes, porque el ejem-
plo y la tradición han insinuado en su alma desde la niñez la creencia en un poder privi-
legiado é ilimitado”.

272
ANEXOS

¡Donde encontrar otra población así preparada á desempeñar esta misión humanita-
ria!. Mr. Cochin lo ha dicho muy bien al juzgar el libro de Mr. Duval: “si así son los be-
neficios de la colonia de Gheel, muy de desear es que se la imite, pero si tal es su historia
muy difícil es reproducirla; su éxito se debe á circunstancias que los creyentes llaman mi-
lagrosas y que los sabios juzgan por lo menos excepcionales.
El Dr. Arlidge dice: “la mayor dificultad es encontrar colonos a los que pueda con-
fiarse el cuidado de los dementes; no es posible contar desde luego con una clase á propósi-
to, pero seria cuestión de tiempo el formarla por medio del estimulo, pues ofrece grande
ventaja a un labrador tener un huésped constante que además de producirle una pensión
le ayuda algo en el campo ó en casa”.
Todos convienen pues, en que no hay colonos que reúnan las especiales condiciones de
los gheeleses, y si bien podrían formarse con el tiempo, mientras esto sucede hay que pro-
veer de otro modo á la seguridad de los dementes. Tratar de improvisar otro Gheel en me-
dio de una población no preparada para ello, seria desacreditar el sistema, pues bastaría
un suicidio ó un ataque á las personas para que se reprobara la libertad de los enagena-
dos: bastaría el temor infundado de un colono para que se aplicaran al pobre huésped los
medios de coerción que ya solo se admiten rarísimas veces y por poco tiempo. De uno ú otro
modo el sistema quedaba falseado ó desacreditado y la crítica hallaría ancho campo en que
ejercitarse, cuando no fuere la maledicencia.

IV
Pero si no me atrevo á proponer pura y simplemente la reproducción de Gheel; menos
aun lo haré para la erección de uno de esos grandes manicomios cerrados, monstruos de pa-
lacio y cárcel, que hasta ahora constituían el orgullo de un Condado ó de un departamento
y que ya se ven perseguidos por el descrédito que sobre ellos arroja la nueva doctrina que
hemos explanado.
Copiar uno de los grandes Manicomios de Inglaterra ó de Francia, seria dar prueba
de atraso científico, y tal vez ahogar el proyecto ante lo costoso de su ejecución.
Todas las razones, todas las autoridades, todas las opiniones que en favor del sistema
de Gheel hemos presentado, se vuelven por pasiva contra los manicomios cerrados; no ne-
cesitamos, pues, aducir contra ellos mas objeciones del orden moral; solo indicaremos las de
orden económico, que si bien en segundo lugar también deben de tomarse en cuenta.
Los nuevos establecimientos de Santa Ana que se acaban de construir en París, des-
pués de desechar por inútiles los costosos establecimientos de Bicêtre y la Salpètrière, se cal-
cula que costaron 18 millones de francos y alojaron 1.800 pacientes; de modo que salen a
10 mil francos por cada uno ó sea un interés perpetuo de 500 francos anuales sin contar
los gatos de manutención y asistencia.
El Dr. Connolly inserta en su citada obra, una lista del coste de varios asilos de In-
glaterra que reproducimos en el Apéndice nº2 y de la cual resulta que su precio por termi-
no medio es de 15.400 libras por cama.

273
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El Dr. Alridge propone un sistema de construcción por medio del cual cree que podría
hacerse un edificio para 220 locos por 19.000 libras esterlinas ó sea 9.000 libras por cama.
Como esta evaluación no esta confirmada por la esperiencia es preferible atenerse á
los del Dr. Connolly, según los cuales nuestro manicomio para 300 dementes costaría cua-
tro millones y medio de reales. Si hiciéramos el calculo á proporción de los nuevos estable-
cimientos de París, llegaría á la enorme suma de doce millones.

V
No propongo pues, ni la dispersión de los dementes por las casas particulares, ni la
construcción de un manicomio cerrado pero hay felizmente un termino medio entre esos
dos estremos que concilia bastante la libertad de los enfermos con la seguridad del públi-
co, las exigencias de la Caridad con las de la economía la tradición científica con los pro-
gresos que el porvenir nos muestra próximos.
Este termino medio es la creación de una Colonia agrícola de enagenados, constitui-
da por una manicomio colocado en el centro de una grande explotación agrícola. Esta es
la solución que hoy se admite así por los sostenedores de lo pasado como por los precursores
de lo futuro, y al adoptarla ni se corren las aventuras de un ensayo prematuro, ni se incu-
rre en un anacronismo retrogrado. Esta es la solución que hoy apadrina la ciencia, la que
fija su estado actual y la que tengo el honor de proponer a V.E.
Mr. Giraud decía en 1861 en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de París
“Tambien en Francia hay tendencia á convertir en colonias agrícolas los establecimientos
de enagenados. En Dijon se vé á los locos emplearse en las labores campestres, lo mismo su-
cede en Clermont, en Auxerre, en Chalons”.
Mr. Juin en su informe al Senado Francés (1867) aunque poco favorable al sistema
de Gheel, hace notar que el asilo de Evreux, recientemente instalado, tiene anejas sesenta
hectáreas de tierra, 47 de ellas de bosque; el de Bon (Loir et Cher) situado en el antiguo
castillo de San Lázaro ha estendido su perímetro hasta 24 hectáreas en vez de las seis que
tenia. El de St. Alban (Gers) se ha agrandado con cuatro hectáreas. El de Clermont tiene
200 hectáreas, 20 el de St. Luc (Bass Pirennées); 40 el de Quatre Mares (Rouen) y los nue-
vos del Sena tendrán mas de 400. Este informe concluye proponiendo “que en lo sucesivo
no se autorice la construcción de ningún establecimiento publico para dementes, si no es
en terreno bastante para que haya aire y espacio, y permita cierta suma ó apariencia de li-
bertad, y que en cuanto sea posible tenga aneja una granja ó explotación agrícola”.
Mr. Evrat (Etude sur l´asile de l´Ysere) ha dicho: “para alcanzar el objeto que se pro-
ponen la ley de 1.838, la ciencia médica y la cura de la enagenacion, los asilos de demen-
tes deben transformarse en establecimientos agrícolas”.
Pues bien esta transformación en que van entrando todos los asilos de Europa, se ha-
lla establecida en el de Clermont (Oise) desde que en 1.847 se le agrego la colonia agríco-
la de Fitz-James, y sus resultados han sido tales que Mr. Berthier al estudiar todos los asi-
los de Francia (Excursions dans les asiles des alienés – París 1.865) señala á este como el
grado mas avanzado de nuestra escala científica. “Después de haberme convencido por mi

274
ANEXOS

mismo de la justicia de esta apreciación, ese es el modelo que propongo como mas digno de
imitarse en el que proyecta Navarra”. (Ver su descripción y planos en el Apéndice nº3).
La asociación del asilo con la colonia es la que produce mas admirables resultados que
en Clermont y Fitz-James se obtienen, aquel aislado no podría proporcionar la libertad á
los que son aptos para ella esta no permitiría el sostenido tratamiento medico que algunos
dementes requieren yá de continuo, yá en épocas determinadas; la proximidad de ambos
establecimientos, su unión bajo un mismo director, hacen que el paso de los acojidos del
uno al otro, se verifique normal y continuamente. Estas mismas ventajas se han obtenido
en Gheel con establecer una Enfermería Central, y estas mismas podemos proponernos al
fundar una Colonia agrícola con un edificio para acoger á los dementes.

VI
Al resolver en que sitio haya de establecerse la Colonia de enagenados, es preciso aten-
der así á las condiciones higiénicas como á las administrativas. Estas pueden marcarnos la
región y aquellas la localidad. Así para facilitar la pronta llegada de los dementes al asi-
lo, conviene poner este en un sitio céntrico y al cual confluyan varios caminos. Si se trata-
ra de no recibir mas dementes que los de Navarra las cercanías de Pamplona serian el lu-
gar mas adecuado; si desde luego se cuenta, como conviene, con la clientela de las
Provincias Vascongadas, nuestras Hermanas, debería situarse el asilo cerca de Alsasua, por
ser ese punto casi céntrico de todo el País Vasco-Navarro ó Euskariano, por estar unido por
ferrocarriles á casi todos los extremos de este, y por hallarse en la región donde todavía se
conserva el idioma euskaro. Si todavía se quisiera hacerlo asequible al mismo tiempo que
á las Vascongadas y Navarra á las Provincias de Soria y Logroño, debería situarse el asilo
en la orilla del Ebro sobre Viana, donde por el ferrocarril de Bilbao y el del Norte por una
parte y el de Zaragoza á Pamplona y Alsasua por otra, se facilitaría á todos su acceso. Creo,
sin embargo que esta última hipótesis ofrece ya bastantes desventajas en especial para los
habitantes de la Montaña de Navarra, y que conviene limitar la elección entre las dos pri-
meras.
No debe la colonia establecerse en una Capital ó población considerable, pues como
decía Esquirol, en las ciudades hay una agitación que trasciende al establecimiento por el
aumento de visitas inútiles ó perjudiciales y por la distracción de todos los empleados; las
evasiones son mas fáciles, los terrenos y los artículos de consumo mas caros. Tampoco con-
viene estar demasiado lejos de alguna población importante donde puedan hallarse fácil-
mente mayores comodidades; esto se logra, situando el establecimiento junto á una carre-
tera general ó una vía férrea para que así sea mas rápida y cómoda la translación de los
pacientes y de sus interesados, así como el aprovisionamiento de la Colonia.
Adoptada para nuestro manicomio la forma de Colonia agrícola, es preciso contar con
el espacio de terreno que requiere el cultivo en grande escala, y conviene que sea un coto
redondo, porque además de las ventajas agronómicas ofrece las de facilidad para vigilar á
los colonos y evita que estos hayan de alejarse ó pasar al través de sembrados agenos. Ha-
brá que elegir en el sitio donde haya de fundarse la Colonia un coto redondo de dos mil
robadas de las cuales 1.200 sean para el cultivo, 200 para viña 10 para huerta y el resto

275
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

para prados y edificios. Si no es posible ó conveniente adquirir la propiedad de esta esten-


sión de terreno, puede asegurarse su usufructo por medio del arriendo de todas las piezas
necesarias para constituirlo.
Prescribe la higiene para toda clase de hospitales que se situen en terreno algo eleva-
do, en una meseta y nó en cañadas; que alguna montaña ó bosque los abrigue de los vien-
tos mas terribles que aquí son los del N. y que no haya en su proximidad pantanos ó la-
gunas. Para los hospitales de dementes se procura reunir á esas condiciones generales de
salubridad, las de una situación amena y pintoresca, porque la belleza del paisaje influye
de un modo muy favorable en el ánimo de los dementes, siendo así un elemento de cura-
ción. No es dificil hallar en Navarra fértiles valles donde la proximidad de las montañas,
sin ser tanta que llegue á cerrar el horizonte, le amenice con lo grandioso del aspecto de sus
cumbres y la frondosidad de sus bosques.
Conviene que corra á través de la Colonia ó por sus linderos algún riachuelo ó arro-
yo, sin que su cauce sea tan profundo que pueda temerse se ahogue algún demente por
inadvertencia ó de intento.
Es condición precisa la de tener buenas aguas y como el consumo que de ellas se ha de
hacer en el establecimiento para su limpieza y para los baños es grande, debe procurarse su
abundancia. En Siegburg según el Dr. Jacobi se consumen diariamente para 200 acojidos
4.014 gallones de agua (18.223 litros). En Hanwell según el Dr. Connolly se gastan para
1.000 pacientes 40.000 gallones al día (181.600 litros). Así es que en este Asilo han gasta-
do cien mil reales en hacer un profundo pozo que da 100 gallones de agua por minuto en
la superficie (454 litros) y 20 (90 litros) á 26 pies sobre esta. Con el mismo objeto reco-
mienda el Dr. Oppert (Hospitals Ynfirmaries and Dispensaries – London 1.867) que al
construir un asilo de dementes se cuide de hacer que las aguas llovedizas se recojan en al-
gibes.
Calculando al respecto del asilo de Hanwell donde se gasta por cada acogido 181 li-
tros de agua al día, necesitaría el de Navarra 36.000 litros para 200 huéspedes ó 54.000
para 300.

VII

Elegido yá el terreno para la Colonia, hay que pensar en el edificio ó edificios que sus
moradores necesitan. Ocurre desde luego la idea de sí se ha de hacer de una planta ó apro-
vechar los que acaso hubiere tales como algún antiguo Convento. Muy contrarios á esta úl-
tima idea se hallan los principales autores pues todos repiten con Esquirol que “la peor de
las medidas administrativas es crear nuevos establecimientos para dementes en edificios an-
tiguos, porque se concluye por gastar tanto para hacerlo mal, como se hubiera necesitado
para hacer una obra nueva y perfecta. “Dejando á un lado esta cuestión, me limitaré a in-
dicar cuales son las condiciones que debe reunir el edificio, como si hubiere de hacerse de
nueva planta, y obligación será después para el Arquitecto el decidir si puede encontrarlas
aprovechando alguna construcción antigua.

276
ANEXOS

Muy diversas formas se han ensayado en la planta de los manicomios: cuadrados al-
gunos, rectangulares muchos, estendidos en una sola línea como los de Inglaterra; trazan-
do una H como muchos de los de Francia, otros como los de Glasgow, Génova y Noruega
tienen un edificio central de cuyos angulos irradian cuatro pabellones formando X, y en
Viena se hizo uno circular cuyos pabellones parten á modo de radios, de un torreón situa-
do en el centro. El Dr. Connolly no aprueba estas últimas formas ni aún la cuadrangular
si no es muy prolongada y prefiere que el edificio se estienda en una sola linea.
Las condiciones á que ha de responder el plano son la separación de los sexos, para lo
que ha de haber un departamento de hombres y otro de mujeres. En cada uno de estos de-
partamentos hay que establecer separación para cada una de las secciones en que se divi-
den los dementes que son las de Tranquilos – Agitados – Sucios; conviene además otra pe-
queña sección de Furiosos; algunos la recomiendan también para los Gritadores. En un
establecimiento general como ha de ser el que se proyecta ha de haber sección de Idiotas y
de Epilépticos aun cuando pudieran estar con los Tranquilos. Cada Sección necesita tener
su patio separado. Ha de haber una pequeña Enfermería en cada Departamento y en el
centro se establecen las Dependencias generales.
Suponiendo en el centro el edificio, la casa de la Dirección, Administración, habita-
ciones de empleados, Capilla etc. á cada lado se estienden simétricamente uno de los de-
partamentos y en esos se agrupan las secciones en número de cuatro o seis. En el piso bajo
de las dependencias generales ó en edificio separado formando ala detrás del centro se es-
tablecen las cocinas, lavadero, despensa, bodega, etc.
Los planos detallados del hermoso asilo de Yllenau, (Baden) que como anejo á este Yn-
forme tengo el honor de ofrecer a V.E. así como los planos de los asilos de Derby Jamaica
y el plano modelo del Dr. Connolly, demuestran mejor que toda explicación cual es la dis-
posición que con preferencia se adopta.
La preferencia que para la construcción de hospitales se dá hoy al sistema de pabello-
nes separados, me impulsa á recomendar la planta del de Jamaica convenientemente mo-
dificada. Así las secciones de Distinguidos y las dependencias generales podrían situarse en
el pabellón central, y construyendo por ahora solo dos pabellones á cada lado, con dormi-
torios en el piso bajo y en el principal, habría comodidad para colocar más de doscientos
enfermos de todas clases.
Este plan consiente el aumento sucesivo del edificio por la agregación de nuevos pa-
bellones; está recomendado que al construir un manicomio se calculen sus dimensiones pa-
ra doble número de acogidos del que á la sazón hubiere, porque el aumento de la pobla-
ción y principalmente el mayor número de individuos á quienes la facilidad y la
proximidad del socorro induce á demandarlo harían insuficiente el establecimiento cuyas
dimensiones se ajustaran estrictamente al número de dolientes que hoy reclaman la asis-
tencia pública. Esto sucedió en el Condado de Midlessex que teniendo á su cargo en 1.831
trescientos locos, construyó para mil el asilo de Hanwell y lleno este tuvo que levantar des-
pués el de Colney Hatch donde ya se albergan 2.200.
En el adjunto plano de la Colonia de Fitz-James se vé que están separados y distan-
tes los edificios destinados á cada clase y á cada sexo, pero hay que tener en cuenta que esa

277
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

colonia es sucursal del asilo de Clermont á donde pasan todos los dementes que requieren
tratamiento médico. No convendría pues adoptar esa separación que dificulta el servicio
de alimentos, la asistencia médica y la vigilancia: solo deberán quedar separadas algunas
dependencias tales como el lavadero y el molino, y las dependencias especiales de la Gran-
ja, como están en Yllenau.
Después de haber examinado la planta del edificio, pasemos á considerar su elevación.
En los asilos de Ynglaterra se ven tres y aún cuatro pisos, pero no conviene que haya mas
que el bajo y el principal. Esquirol dice: “los enagenados á quienes se coloca en los pisos al-
tos no quieren salir á paseo por no tomarse el trabajo de subir y bajar escaleras; los criados
pierden mucho tiempo y se fatigan mas; una vez cerradas las puertas de las galerias y co-
rredores, los enfermeros quedan solos y lejos de todo auxilio, teniendo que luchar con cual-
quiera de los que entren en furor; cuesta mil trabajos y solo a viva fuerza se consigue lle-
var un enfermo al baño; mientras que si las habitaciones están á piso llano, los acojidos
salen espontáneamente de sus celdas ó dormitorios, solicitados por la vista de sus compa-
ñeros que se pasean; se creen más libres porque la vigilancia es menos ostensible, no oyen
ruido de cerrojos, ni necesitan para salir que vayan á abrirles la puerta. Se observa con
más facilidad á los dementes y los enfermeros están más próximos unos de otros. En las ca-
sas de muchos pisos no hay vigilancia posible, mientras que es fácil y segura donde solo hay
un piso; aquí el Director sin más que pasearse está viendo á todos sus dependientes y estos
tienen así más cuidado de no abusar de la triste situación de los desdichados que se les con-
fían. De cuantos abusos son víctimas los dementes cuando están entregados á manos de sir-
vientes! yo considero á la multitud de pisos como causa de muchos de los suicidios que ocu-
rren en los manicomios”. (Des Maladies Mentales – París, 1.838).
No debemos pues admitir más pisos que el bajo y el principal; y como el primero pu-
diera pecar de húmedo convendrá alzarlo de manera que tenga cuatro ó seis escalones so-
bre el suelo, y descanse sobre bóvedas en las cuales puedan colocarse bodegas, almacenes y
aún la cocina etc. En el piso bajo podrán estar las salas de reunión y comedores, aunque
también habrá que poner algunos dormitorios, principalmente para los epilépticos, los an-
cianos y demás que no puedan subir escaleras.
Es preciso que el aspecto esterior del edificio no sea el de una cárcel ni aún el de un
hospital en la común acepción de esta idea; para alejarla del ánimo de los acojidos, en-
carga el Dr. Connolly que no se rotulen y numeren las salas y patios. El aspecto esterior de-
be ser todo lo más alegre y risueño posible y para eso se combinan en Inglaterra el color ro-
jo del ladrillo de las paredes, con el blanco de las ventanas y el azul de las pizarras que
cubren el edificio, y se cuida de rodearlo de jardines y bosquecillos de flores y arbustos, ser-
penteando los senderos enarenados por entre alfombras de verde césped.
Sin embargo, al recomendar este aspecto alhagüeño, queremos que se obtenga por me-
dios sencillos y nó prodigando inútiles primores en la decoración esterior ó interior del Asi-
lo, pues esto más irrita que alhaga a los pacientes y todos los Autores están conformes en re-
probarlo. Veamos lo que dicen los franceses.
“No sienta bien el lujo en estos asilos del dolor; todo debe estar bien, pero debe de ser
severo; el verdadero lujo ha de consistir en la limpieza, el orden y la salubridad del edifi-

278
ANEXOS

cio, en la harmonia de todas las partes del servicio, en la buena calidad de los alimentos,
en la dulzura y firmeza de los cuidados y sobre todo en la buena elección del Médico que
lo ha de dirigir”. (Scipión Pinel –Regime sanitaire des Alienès– París, 1.836).
“Cualquiera que sea el destino de un asilo, es preciso que en todo él reine la sencillez;
nada de adornos inútiles, nada de complicaciones que exciten la imaginación enfermiza
de los acojidos. Lineas puras y simétricas, muros limpios y anualmente blanqueados, esto
es lo necesario”. (Girard –De la construction des asiles des Alienès– 1.848).
“Estoy muy lejos de pensar que sea indispensable hacer de los asilos de dementes mo-
numentos que hayan de escitar la admiración por la riqueza de su arquitectura, y que de-
ba imitarse á Inglaterra en la elección de un estilo que solo conviene para los Palacios de
los Principes”. (Parchappe –Des principes á suivre dans la construction des Asiles des
Alienès– París, 1.853).
“Conformes con Mr. Mundy deploramos esos sistemas que se proponen un ideal tan
costoso como inútil; al fin se comprenderá que lo primero es satisfacer á las necesidades mo-
rales de los enfermos para quienes se edifican estas casas después de haber satisfecho á las
exigencias de una severa higiene. La riqueza de los materiales no ha de ayudar á la cura-
ción de los dementes; uno de estos, me decía al elogiarle yo la magnificencia del estilo don-
de estaba: “¿y qué me importa ese lujo? preferiría tener un bocado más en la mesa ó ma-
yor abrigo en la cama; los palacios son para los reyes y nó para los locos”. (Berthier.
Excursions dans les asiles des Alienés – París 1.865).
Pero si todos los autores reprueban el lujo arquitectónico en estos asilos, en cambio re-
comiendan que se les construya á prueba de fuego, pues horroriza el pensar lo que sería un
incendio, en establecimiento donde todo se ha dispuesto para impedir la evasión de sus mo-
radores.
Entremos ya a considerar la disposición interior del edificio, advirtiendo desde luego
que sus puertas deben ser anchas, y la escalera tál que no deje hueco por el que pueda pre-
cipitarse algún demente, ancha, cómoda de subir por la poca elevación de sus escaleras y
redondeados estos en sus aristas.
Casi todos los asilos de Inglaterra y especialmente los suntuosos de Hanwell y Colney
Hatch ofrecen en su interior una serie de galerías, en uno de cuyos lados se abren las puer-
tas de las celdas, y en otro las ventanas ó puertas sobre los patios ó jardines; algunos sa-
lientes de la fachada ensanchan de trecho en trecho, la galería formando una salita que
sirve de salón para los acojidos. Estos saloncitos alfombrados, con cuadros en las paredes
con búcaros de flores, jaulas de pájaros y verdes persianas en las ventanas, con sillones, me-
sas de labor, periódicos, piano en la sección de mujeres, mesita de billar (bagatelle) en la
de hombres, ofrecen distracción á los dementes que quieran sentarse allí en vez de pasear
por la galería ó de quedarse en la celda como pueden hacerlo.
En algunos asilos la escasez de terreno ha obligado á poner celdas á ambos lados de la
galería, disposición sumamente desventajosa, porque reduce la galería á un angosto corre-
dor sin otras luces que las de sus estremos, como se vé en el plano del asilo de Jamaica.

279
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Siendo las galerías tan espaciosas y alegres como las que hemos descrito no hay necesi-
dad de otros salones de reunión, sino es para casos especiales, y tienen la ventaja de que dos
enfermeros bastan para vigilar así á los enfermos que han salido de sus celdas como á los
que se han quedado en ellas.
Este sistema de galerías celulares recomendado por el Dr. Connolly y planteado en los
mejores asilos de Inglaterra, se conoce allí con el nombre de ward sistem y puede estudiar-
se su disposición en los adjuntos planos del asilo de Derby y del modelo del Dr. Connolly,
pero también ha encontrado críticos allí mismo.
El Dr. Arlidge (On the State of Lunacy – London, 1.859) dice: “Estos edificios pare-
cen conventos de frailes; ahora que ya no se considera á los dementes como á seres feroces,
es una anomalía y un desastroso error el perpetuar ese ward sistem. Lo que se debe procu-
rar al alojar dementes es colocarlos en las circunstancias que más se asemejen á las de su
vida ordinaria; y aunque no es posible copiar las casas de la clase media y pobre (que son
las que van á los asilos) cuando se han de reunir en comunidad, podemos decir, sin em-
bargo, que el ward sistem es lo que más se aleja de esas condiciones; es todo lo contrario de
aquello á que el pueblo inglés está habituado”. Cree este autor que ha de ser peligrosa pa-
ra muchos dementes la facultad de permanecer día y noche dentro de sus celdas, y muy in-
cómodo el ruido que constantemente habrá en las galerías, puesto que sirven de paseo; en-
cuentra más dificil la vigilancia y concluye proponiendo que los pisos principales se habiten
tan solo durante la noche, trasladándose durante el día los dementes á los salones del piso
bajo, asegurando así la ventilación y contando la monotonía de la existencia.
Sin embargo el Dr. Alridge no ataca á lo esencial del sistema inglés que á mi modo
de ver consiste, en que casi todos los enfermos tengan su celda particular, en vez de hacer
vida común en un dormitorio.
Así pues al resolver acerca de la distribución interior del Asilo de Navarra, hay que
decidirse entre el sistema de celdas particulares ó el de dormitorios generales. Los autores
ingleses sostienen lo primero, tal vez por ser más adecuado al particularismo propio de su
raza, mientras que los franceses defienden el segundo.
El Dr. Connolly en su obra citada, recomienda á los arquitectos que dispongan celdas
de una sola cama, para las dos terceras partes por lo menos, del número de acojidos que ha
de contener el asilo; y unos pocos dormitorios de cuatro á cinco camas para colocar á los tí-
midos, á los melancólicos y á alguno que sufra manía suicida entre otros que puedan opo-
nerse á ella. No acepta los grandes dormitorios porque cree que en ellos, un solo agitado
puede estorbar el sueño á 40 ó 50, y siempre hay en este número algún alborotado; y que
si uno entra en furor puede herir á muchos. “Es verdad, añade, que estos accidentes son
raros en los asilos que tienen grandes dormitorios, pero sospecho que en ellos se ata á la ca-
ma á los agitados”. “De todos modos, continúa, á los violentos hay que dejarlos en su cel-
da; si se reune á los sucios, pronto se hace nauseabundo su dormitorio, y aun para los lim-
pios y tranquilos, aun para los convalecientes es desagradable no tener una habitación
propia donde siquiera puedan hacer sus oraciones sin que nadie les interrumpa.
En mi visita al asilo de Colney Hatch pude observar la afección que algunos demen-
tes tienen para su celda; algunas estaban adornadas con pinturas notables mas que todo

280
ANEXOS

por el tiempo y paciencia que habrían exijido; dos mugeres católicas tenían en sus celdas
curiosos altares donde se hacían la ilusión de oir misa; conservo también la sentida y bas-
tante correcta poesía en que una joven loca (J.Price) describe las dulzuras que encuentra
en su pequeña sala, My little room, y agradece al doctor que le permite exornarla con nu-
merosas estampas.
Pero por otra parte el Dr. Ferrus (Des Alienès etc.) dice que el número de celdas se ha
de calcular por el de enfermos que exigen tratamiento médico y principalmente por el de
manías agudas. Así en los establecimientos donde solo se admitan casos agudos se harán
celdas para la cuarta parte; para la décima si se admiten también los incurables ó cróni-
cos, y para la decimocuarta parte si entran además los epilépticos.
Mr. Parchappe (Principes a suivre etc.) calcula que en un asilo misto de curables é in-
curables, basta que las celdas esten en proporción de 7,5 por 100 en el departamento de
hombres, y de 8,6 por cien en el de mugeres.
Mr. Girard de Cailleux (Annales médico psicologiques. 1.852) reduce esa proporción
á 6 por cien; igual para ambos sexos.
Mr. Berthier (excursion aux asiles etc.) propone el término medio de 7 por cien. En
el notable asilo de Quatre Mares (Rouen) hay once celdas situadas en los estremos de los
pabellones de suerte que el ruido que en ella se haga se pierda en los campos; estas celdas
son de tres clases, de aislamiento, de fuerza y de secuestración. También el célebre alienis-
ta de Bélgica Dr. Guislain quería tres clases de celdas, ordinarias, de aislamiento y mistas.
En el asilo de Dijon, el Dr. Renaudin suprimió todas las celdas, pero hubo de suplir-
las con la camisola de fuerza, o atando á la cama á los agitados y aún secuestrando tem-
poralmente a los furiosos. Dicho Señor hizo lo mismo en el asilo de Mareville (Nancy) pe-
ro Mr. Morel que era director de este establecimiento dice: “He podido ceder á una
inspiración administrativa desgraciada é irracional, prestándome á que se destruyeran por
completo todas las celdas que existían; pero confieso mi error: hay dementes chillones, al-
borotadores, insociables; los hay demasiado agitados para ponerlos en su dormitorio con
otros; así es que el esperimento de que hablo, la destrucción de las celdas, coincidió con un
aumento de gritos y agitación en ciertos dormitorios y con un despliegue mayor de medios
coercitivos para mantener en sus camas a los agitados”. (Du non – restraint).
Resulta, pues, que hoy día está reprobado el sistema celular en los asilos de dementes
y se considera como una prueba de atraso al ver muchas celdas en uno de estos; pero que
tampoco conviene suprimirlas por completo. Ateniéndonos pues á un término medio pru-
dente y siguiendo la autorizada opinión de Mr. Parchappe distribuiremos el asilo de Na-
varra en dormitorios de 12 á 20 camas, y pondremos celdas para el 8 por cien de su po-
blación, colocando cuatro de éstas en el estremo posterior de cada uno de los pabellones,
para que el ruido vaya á perderse en el campo y no perturbe la tranquilidad del resto del
establecimiento. Estas celdas solo serán ocupadas de un modo transitorio por los furiosos.
Una de las celdas de cada Sección deberá ser de las acolchadas padded room, como las hay
en Colney Hatch que tienen el suelo y las paredes revestidas de un espeso almohadillado re-
vestido de goma elástica, contra el cual pueden impunemente sacudir su cabeza los furio-

281
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sos. Las demás celdas deberán construirse según los adjuntos planos en que se detallan las
del asilo de Yllenau.
La Sección de distinguidos deberá constar de gabinetes con alcobas separadas entre sí
por los cuartos de los criados, colocados estos de modo que comuniquen unos con otros, co-
mo se hace en Fitz James; para que si de noche ataca á alguno de los dementes un acceso
de furor puedan acudir en su auxilio dos criados en vez de uno.
Para cada Sección de agitados ha de haber también un patio con árboles donde pue-
dan pasear durante el día.
Respecto a las ventanas, se ha estudiado el modo de combinar la seguridad de los pa-
cientes con la necesidad de admitir aire y luz en abundancia. Al principio se abrían á una
altura que no pudiera alcanzar el enfermo y todavía pueden verse así en algunos asilos de
Inglaterra; las de las galerías de Hanwell y Colney Hatch están á la altura proporcionada
para que los enfermos puedan espaciar la vista por el campo, aún estando sentados; están
á dos pies y 6 pulgadas (inglesas) del suelo, y sus dimensiones son de 6 pies 6 pulgadas de
alto por 3 pies 6 pulgadas de ancho, sus cristales miden 10 pulgadas por 6 los unos y 8 por
5 los otros, hallándose engarzados en una armadura de hierro ó verja plana que pintada
de blanco y no presentando de frente sino su canto delgado, disimula su verdadera condi-
ción y aparenta una ventana sin rejas. Cada ventana termina por su parte superior en un
semicirculo que tiene doble armadura cuyos huecos alternan en tener ó nó cristal, de mo-
do que moviendo la una sobre la otra se puede abrir ó cerrar el paso al aire esterior. En St.
Luck (Londres) pueden abrirse longitudinalmente algunos de los hierros encristalados de
las ventanas, cuya anchura es tal que no deja paso a la cabeza de un hombre.
Estas precauciones son necesarias en los pisos altos, pero no habiendo en el asilo de Na-
varra más que el bajo y el principal, podremos sin inconveniente prescindir de ellos, reser-
vándolas únicamente para las ventanas de las celdas. En Fitz-James no hay rejas ni osten-
sibles ni disimuladas y su Director me aseguró que ninguno de los dementes ha tratado de
aprovechar esa disposición para procurar el suicidio que de otros modos han intentado.
Con el moderno sistema de tratamiento, no ha de ser la reja lo que impide á un loco ti-
rarse por la ventana, sino la asidua vigilancia que sobre él se ejerza.
Tampoco ha de haber grandes cerrojos, ni se ha de oir en el asilo de Navarra el ruido
carcelario de los manojos de llaves ni el golpear de las puertas; estas deben girar sin ruido
sobre sus goznes y cerrarse con un botón de resorte de los llamados “á vuelta y media”. En
las celdas se cuidará de que sus puertas se abran hacia fuera, para que el furioso no pue-
da atrancarlas con solo apoyarse en ellas.
El suelo debe ser entarimado en los dormitorios y salones algunos creen que esto solo
es aplicable para los limpios y tranquilos, pero según Esquirol, el ladrillo es el peor pavi-
mento así por su frialdad como por lo que retiene los olores; la piedra es peligrosa para los
débiles y epilépticos además de ser muy fría; el asfalto y otros betunes tampoco satisfacen
del todo al Dr. Connolly, así que este se limita a aconsejar que el pavimento sea llano y no
retenga la humedad. Tampoco aprueba que se coloquen los pisos inclinados como los de las
caballerizas para que corran las aguas, pues su limpieza se ha de confiar al trabajo de los
encargados de ella.

282
ANEXOS

Algunos aconsejan que también las paredes se forren de madera hasta cierta altura,
pero basta con pintar al óleo un friso elevado y blanquear el resto.
Importa mucho asegurar en estos asilos la ventilación y la calefacción, pero respec-
to de la primera nos bastarán las ventanas puesto que los dormitorios se han de desalo-
jar durante el día. Tampoco en el asilo de Hanwell hay ningún aparato especial para
ventilar, fuera de algunos tubos abiertos para dar entrada al aire y otros que van al te-
jado; las ventanas y las chimeneas bastan para el objeto. La calefacción se verifica en es-
te Asilo por medio del vapor recibido en tubos de hierro que en las salas antiguas corren
á siete pies sobre el suelo, y por debajo del pavimento en las nuevas; pero el calor que así
se obtiene no es uniforme, sino que es excesivo en las salas próximas á las calderas y es-
caso en las lejanas, variando también en cada piso del edificio; este defecto es menos per-
ceptible en las salas que tienen su cañería bajo el pavimento. El Dr. Connolly cree pre-
ferible que por todas partes se reciba el aire haciéndolo pasar sobre tubos de agua
caliente, dejando salir el aire viciado por las chimeneas cuyo fuego establece el tiro y con-
sume los miasmas; este sistema de “drainage de aire”, se adoptó para el asilo de Derby y
según los cálculos de Mr. Duesbury alcanza á renovar de sesenta á 100 pies cúbicos de
aire por individuo y por minuto.
Pero como dice el mismo autor, sea cualquiera el sistema de ventilación y calefacción
que se adopte, no impide recibir aire fresco abriendo las ventanas siempre que el tiempo lo
permita, y tener chimeneas en los dormitorios salones y talleres. Estas chimeneas, cuyo lu-
gar estará protegido por una verja metálica cerrada con llave, son muy útiles para los en-
fermeros que se complacen en sentarse delante de ellas alegrándose con su calor.

VIII
En cada Sección debe haber una sala de baños. El modo de aprovecharlas mejor es po-
nerlas entre los términos de dos Secciones para que así los dementes de una y de otra pue-
dan utilizarla en distintas horas; así están en el asilo de Yllenau y otros. En el de Nava-
rra podría colocarse una sala de baños en el piso bajo de la unión de los pabellones y otra
en el edificio central, de manera que tres bastaran para todo el Establecimiento.
Las pilas ó bañeras se ponen enterradas al nivel del suelo y no se hacen muy profun-
das para economizar el agua una vez que se han de prodigar los baños; en Inglaterra to-
dos los acojidos se bañan una vez por semana y diariamente los sucios. En el asilo de Sieg-
burg tienen las pilas 1 pié 5 pulgadas inglesas de profundidad por 5 piés de largo y 2 de
ancho. El mejor material para ellas es la piedra pintada ó la argamasa hidráulica (ce-
mento romano); se ha de cuidar de que sus bordes no estén constantes sino romos, y la tes-
tera de la pila ha de corresponder á la pared quedando libres los costados y el pié, para que
el enfermero pueda circular en derredor. El agua fría y la caliente deben salir reunidas por
una misma espita, para evitar que se escalde el paciente.
Se hace tanto uso de los baños de chorro para los locos, que sobre cada bañera debe
haber un aparato á propósito para administrarlos. Para que el chorro ó ducha sea más efi-
caz debe estar alimentado por un gran depósito de agua suficiente para que no haya de in-

283
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

terrumpirse la corriente. En Inglaterra se emplea ordinariamente para cada chorro 7 á 10


gallones (31 á 45 litros) de agua.
Para los casos en que un enfermo se resista á permanecer recibiendo el chorro, hay
una caja cuadrada por cuya parte superior penetra el agua sobre la cabeza del paciente
encerrado en ella. En Hanwell corre por el techo de las salas de baños un tubo de plo-
mo, al cual se adaptan otros tubos elásticos para administrar chorros de distintas clases.
En Colney Hatch tienen además, un pabellón separado para los baños rusos (turkish
bath).
En cada Sección ó dormitorio conviene instalar también un cuarto de aseo con me-
dia docena de jofainas de metal enclavadas en una mesa de madera, sobre las cuáles ha-
brá depósitos de agua con grifo ó espíta. Con esto y un par de toallas puestas sobre rodillos
se favorece mucho la limpieza de los acojidos y se evita el mal olor.
Cuestión muy importante en estas casas es la de las letrinas. Esquirol dice: “en toda
comunidad de hombres es dificil conservarlas aseadas é imposible entre los dementes; todos
los ensayos que he visto hacer o he hecho me han convencido de que las letrinas deben es-
tar fuera del edificio; solo así se evita el hedor; los locos deben pasar a ellas por corredores
abiertos, y habiendo buena vigilancia se les hace ir a todos”.
En algunos establecimientos ingleses al abrirse la puerta de la letrina se abre el cho-
rro de agua que limpia la vasija, disposición que se adoptó también en el hospital Militar
de Lisboa. En otros como en Florencia, al poner el pié sobre el escalón del escusado se ba-
ja la válvula inferior de la vasija, que vuelve á cerrarse cuando nuevamente se pisa el es-
calón al bajar.
El Dr. Connolly cree que mejor que estos artificios es una corriente constante de agua,
y el situar las letrinas fuera del edificio.
En el asilo de Quatre Mares (Nancy) las letrinas son unas cornetas de hierro colado
con la boca hacia arriba, disposición que no permite a los locos subirse en ellas ni man-
charlas. En el de Lommelet (Lila) hay en las letrinas una correa en la que el loco apoya su
espalda, ingenioso medio, dice el Dr. Berthier, de obligarle á sentarse sobre la abertura y
no ensuciar la tabla. En la sección de distinguidos de Charenton las letrinas eran tubos de
hierro de 50 centimetros de altura que terminaban en una cubeta circular. Este sistema
como el de Quatre Mares es el mejor para obligar á sentarse.
En el nuevo asilo de Santa Ana (París) las letrinas de la sección de agitados comuni-
can con un timbre que suena en el momento que cae peso sobre ellas, advirtiendo así al
enfermero para que vaya a limpiarlas. Para los demás acojidos, las letrinas están fuera del
edificio sobre los fosos, bastante lejos para que no llegue el olor y no tanto que en días de
lluvia hayan de mojarse mucho los pacientes. El Dr. Berthier, cree que es preferible sufrir
de vez en cuando algunas gotas de agua ó copos de nieve que estar constantemente respi-
rando las emanaciones más pestilentes.
Estas disposiciones del asilo de Santa Ana son las que recomiendo para el de Navarra,
debiendo hacerse de modo que el producto de las letrinas pueda utilizarse como abono en
la explotación agrícola.

284
ANEXOS

IX
Después de haber estudiado los detalles de la distribución del edificio, nos falta decir
algo del utensilio con que se ha de alhajar, pues también requiere algunas disposiciones es-
peciales el que al uso de los dementes se destina.
Las camas ordinarias de hierro bastan para la mayor parte de los enagenados pero las
de los turbulentos y los sucios requieren algunas modificaciones sobre las cuales se ha estu-
diado mucho.
Tampoco es indiferente el modo de colocar las camas de los agitados y furiosos; Esqui-
rol dice “por lo general se ponen estas camas en un angulo de la habitación de manera que
dos de sus lados están tocando á dos paredes; esto, además de que entre la pared y la cama
se reune inmundicia, ofrece serio peligro; así al acostar por fuerza al furioso hay riesgo de
herirle contra las paredes, y si esto no sucede él las aprovecha para resistir mejor á los en-
fermeros con la espalda guardada”.
Algunos aconsejan que las camas de los agitados tengan los pies atornillados al suelo;
las antiguas camas que todavía se ven en ST. Luck y algunos otros asilos de Inglaterra, eran
de madera y con su mucho peso se obtenía su inmovilidad. La cama que para estos enfer-
mos recomienda el Dr. Connolly es de madera de pino en forma de cuna de seis á doce pul-
gadas de profundidad, poco elevada del suelo y cuyo fondo de plomo está surcado de ca-
nales que confluyen á un agujero central. Por medio de un lienzo estirado en un marco de
madera se puede hacer la cama sin dificultad, teniendo dos ó tres de estos lienzos para cam-
biarlos cuando estén manchados.
En el asilo de Chalons (sur Marne) la cama para los turbulentos consiste en un cua-
dro hecho con cuatro tablones bien sujetos al suelo; sobre ese cuadro se adapta un fondo en
plano inclinado de modo que la cama no viene á tener más que 60 á 80 cms. de altura;
en los tercios superior medio é inferior de cada lado hay tres poleas embebidas en la tabla
y en las cuales se arrollan las correas de sujeción. Un colchón de tela fuerte completa esta
cama que según el Dr. Berthier, aunque poco graciosa evita toda probabilidad de suicidio.
En el asilo de Auxerre las camas son de hierro y tienen un lienzo fuerte estendido en-
tre dos barras horizontales una colocada a la cabecera y otra a los piés hallándose esta 10
centimetros más baja que aquella para que resulte con el lienzo un plano inclinado. De-
bajo del fondo de la cama hay una plancha de zinc que formando embudo en su centro
conduce las orinas á un vaso también de zinc sujeto al suelo por un mecanismo cuya lla-
ve guarda el Enfermero.
Como los sucios pudren todas las ropas de su cama en muchos asilos de Francia no les
ponen ninguna, y su cama de madera con fondo de plomo agujereado se rellena con ave-
na, con paja ó con zostera; alguna vez se pone sobre la paja un encerado. Por más que mu-
chos médicos aprueben este sistema, pronto se llagan los pobres enfermos si no se muda la
paja todos los días.
En el asilo de Chambery y otros, se divide en tres partes la cama de los sucios; ponen-
se en la superior y la inferior colchocillos donde descansan la espalda y las piernas, y la del
centro que es la que se ha de manchar se rellena de paja.

285
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

En el magnífico asilo de Szephansfeld (Estrasburgo) se ha adoptado otra disposición


mucho mejor inventada por Mr. Dagonet, para la cama de los sucios; esta cama es como
todas las demás pero debajo de su sábana inferior se tiende un lienzo barnizado de caut-
chouc con un agujero en su centro, el cual corresponde á un tubo que atravesando por el
colchón y el gergón lleva las orinas a un vaso inodoro colocado debajo de la cama. Todas
las mañanas se muda la sábana y se lava el lienzo impermeable con lo cual se evita así el
mal olor como la frialdad y las ulceras en las posaderas. Esta disposición es la que tengo
como más recomendable para el asilo de Navarra.
Para los ancianos y débiles se emplean en Inglaterra los colchones de plasma y en Col-
ney Hatch tienen los paralíticos sus colchones de cautchouc enchidos de viento ó de agua;
gracias á esta lujosa disposición, pude cerciorarme personalmente que esos infelices no tie-
nen ni una úlcera por decúbito ni una escoriación. También aquí deberemos tener media
docena de camas provistas de estos colchones de viento ó de agua.
El Dr. Connolly recomienda se tengan muchas almohadas de pluma y que para los
epilépticos ó los propensos a apoplejía haya almohadas armadas en forma de pupitre; y di-
ce: “cualquiera que sea la clase de cama que se adopte, lo importante es conservarla lim-
pia mudando á todos las sábanas con frecuencia y diariamente á los sucios: los colchones
se han de deshacer y lavar a menudo para que no se endurezcan; muchas veces depende el
insomnio de que la colcha es vieja ó dura y está penetrada de emanaciones de la piel. A los
enfermos que rasgan la ropa, se les cubre con una manta suave y abrigada pero metida en
una funda de (ilegible) fuerte”.
El ajuar de las celdas en Inglaterra se reduce á la cama, á una silla de madera ó ban-
quillo y una mesa fijos á la pared ó al suelo; á los más tranquilos se les concede un lava-
bo, un espejo, una arca ó una pequeña cómoda. En el asilo que proyectamos no necesitan
las celdas más que un sillón y una cama pues solo provisionalmente han de permanecer en
ellas los agitados.
En los dormitorios convendría poner sobre las camas una tabla adherida a la pared,
para que cada acojido pueda colocar allí los objetos de su pertenencia como están en los
cuarteles.
El Dr, Connolly recomienda que las mesas de los comedores estén aplicadas á las pa-
redes, para que así los dementes no se esciten con la vista de sus vecinos de enfrente, y pa-
ra vigilarlos mejor por la espalda sin que ellos a su vez vean donde está el enfermero.
La vajilla suele ser de zinc o de hojalata para que no se quiebre; los cuchillos tienen
en Colney Hatch una forma especial que los inutiliza como armas y consiste en que la par-
te del filo sea obtusa sin más cortante que una pulgada de longitud en su mitad, y aún es-
te corte situado á una linea más profundo que el resto; demás está decir que también la
punta es roma.
Los vasos de noche son en Inglaterra de cautchouc vulcanizada para que ni se quie-
bren ni sirvan como armas arrojadizas. Los vasos de beber son de hojalata ó de estaño.
Sería muy difuso y puramente técnico el describir las condiciones que deben tener las
dependencias generales del Establecimiento. Para todas ellas, me remito á los planos deta-

286
ANEXOS

llados del asilo de Yllenau que son modelo de las de su clase y bastan para que el Arqui-
tecto pueda reproducirlas en las convenientes dimensiones. También se encuentra entre esos
planos el de los edificios necesarios para la Granja con sus corrales, pajares, cuadras y de-
más dependencias de las cuales puede tomarse lo que parezca necesario. Creo haber indi-
cado á V.E, todas las particularidades que en la construcción del edificio, compete señalar
a la ciencia médica; todo lo demás que dijera sería penetrar en el terreno que corresponde
al noble arte de la Arquitectura.

X
Llegamos á la parte más delicada del proyecto y de cuya acertada solución depende la
viabilidad de la Colonia proyectada. El gasto de fábrica é instalación es de aquellos que
solo imponen un sacrificio pasajero que puede sufragarse sin mucho detrimento, pero si el
presupuesto del establecimiento fuese tál que cada año arrojara un déficit considerable, por
más lisonjeros que los resultados curativos y morales fueren, llegaría tiempo en que por evi-
tar tan constante carga se pensara en confiar los dementes á otra Provincia cerrando el Ma-
nicomio que hoy se abriera.
Es, pues, preciso calcular de modo que el presupuesto del establecimiento nivele por lo
menos sus ingresos con sus gastos; y no solo es posible este equilibrio sino también algún so-
brante, una vez aceptada la idea de crear no un manicomio cerrado, sino una Colonia
agrícola de dementes. La prueba práctica de esta posiblidad la tenemos en la Colonia de
Fitz James que por modelo he propuesto; su demostración numérica en el presupuesto que
publicó el Dr. Girard hoy Director del soberbio asilo de Santa Ana de París, que compen-
diado presento entre los comprobantes de este informe. (Véase el Apéndice nº4).
Pero tan beneficioso resultado solo puede obtenerse por el concurso de diversas condi-
ciones, cuya falta le haría inasequible. Es la primera como ya hemos dicho, la de que el
asilo constituya una explotación agrícola para la cual se aprovecha el trabajo de los ena-
genados; trabajo limitado á la medida que el médico juzgue no solo compatible sino con-
ducente á la curación, asegura al establecimiento una fuente de ingresos cuyo sobrante lí-
quido puede estimarse en cerca de 50.000 libras, según se vé en el avance hecho por mi
hermano Don Bonifacio Landa, que acompaño como comprobante. (V. el apéndice nº5).
Mr. Giraud los evalúa en 14.000 francos contando además de los productos agrícolas de la
Colonia, los artefactos que en sus talleres de diversos oficios se han de elaborar.
Otra de las condiciones necesarias bajo el punto de vista económico, es la de procurar
el aumento de los ingresos, procurando que en la Colonia de Navarra vengan á acojerse
los dementes pobres de otras provincias y algunos de la clase acomodada. Si para los pri-
meros se fija un tipo módico de pensión, con el cual no puedan competir los estableci-
mientos públicos que hoy existen en España y si al mismo tiempo, la perfección de su ins-
talación y la novedad del sistema, ofrecen como es regular mayores probabilidades de
curación, debe esperarse que este doble interés moral y económico haga que las Diputacio-
nes de las Provinicas limítrofes contraten con la de Navarra la asistencia de sus enagena-
dos.

287
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

De este modo podrá obtenerse el número de 200 acojidos que es el mínimo con que
debe contarse para la creación de una Colonia, si ha de ser provechosa. Puede fundada-
mente esperarse que aún se acreciente esa cifra y desde que lleguen á reunirse de 300 á 500
acojidos será mucho más espedita la marcha económica del establecimiento. Tampoco con-
vendría pasarse este número que es el que es el que por término medio recomiendan los
principales profesores alienistas.
El Dr. Jacobi, uno de los padres de esta especialidad en Alemania, opina porque el
maximun se fije en 200 (Ueber die Anlengung und Errichtung von Yrren Heil-anstalten).
El Dr. Roller (Grundsänze für Errichtung neuer Yrren-anstalten) distingue entre los
establecimientos para el tratamiento de casos agudos, (Heil anstalt) y los que son para cró-
nicos (Pflege-anstalt); el maximun en aquellos será de 200 y en estos de 250 á 300, de mo-
do que reunidos ambos bajo una misma dirección dan un total de 450 á 500. A esta opi-
nión se adhieren Damerow en Alemania y Alridge en Inglaterra.
Según el informe (1.844) de los Metropolitan Commissioners of Lunacy, no debe ha-
ber en cada asilo más de 250 pacientes y aún opina que 200 es el máximun de los que pue-
den gobernarse en cada uno con utilidad propia y del público.
El mismo número fijó la Comisión Americana de Directores de Asilos, pues al reco-
mendar que el de Massachussets no tuviera más de 250 camas, se fundaba en que el Mé-
dico principal es el responsable de cada caso y necesita estar enterado del carácter y condi-
ción de cada enfermo para prescribirle lo más conveniente.
El Dr. Kirkbride en su tratado sobre la construcción y organización de estos asilos di-
ce “las más autorizadas opiniones conforman en que no debe pasar de 250 el número de
acojidos en cada asilo, pero no puede fijarse la cifra categórica porque es variable según la
proporción de casos agudos que son los que exigen mayor atención del Médico Jefe. En los
asilos del Estado donde por lo regular son yá crónicos la mitad de los casos, puede decirse
que son 250 los que un superintendente Médico puede atender sin perjuicio de las demás
obligaciones de su cargo. Pero así como no conviene admitir más de los que diariamente
pueda visitar el Médico jefe, tampoco es de desear que lo reducido de su número, no pro-
porcione á los enfermos agradable compañía en las secciones, ni permite la variedad en los
trabajos y en las diversiones.
Mr Ferrus Inspector de los asilos de Francia, cree que en estos no debe haber menos de
150 enfermos ni más de 250; pero que si se hallan por mitad los casos agudos con los in-
curables é idiotas se podrán admitir de 400 á 500.
Mr. Guislain el eminente alienista Belga dice: “si se acumulan muchos dementes, su
escitación aumenta, el tratamiento se hace dificil ó imposible, se destruye la unidad de
plan y se neutraliza todo esfuerzo científico; el maximun a de ser de 300 á 350 dementes
y no se puede pasar sin detrimento de los enfermos aunque favorezca los cálculos económi-
cos.
El célebre Dr. Parchappe en su obra antes citada dice: “Bien considerado todo, creo
que el mínimum de enfermos en cada Asilo debe ser el de 200 y el máximun 400; bajan-

288
ANEXOS

do de 200 las ventajas económicas declinan rápidamente y no hay beneficio; pasando de


400 es verdad que aumenta la ganancia, pero es á costa de la utilidad terapéutica”.
En efecto, como puede verse en el presupuesto adjunto, los gastos se dividen en gastos
generales para el personal de empleados y casa, y gastos personales para la manutención y
entretenimiento de los acojidos; estos varían según el número de dementes pero aquellos nó,
y fuera de la corta cantidad á que asciende el aumento ó disminución de asistentes los mis-
mos gastos generales hay que hacer para 50 dementes que para 200.
Así no vacilo en decir que si únicamente se tratara de acojer á los marginados que en
número menor de cien tiene hoy a su cargo Navarra, el establecimiento que se proyecta ha-
bría de ser más gravoso para su tesoro, que el colocar á esos desgraciados en el mejor asilo
de España o del extranjero. Para no formarse ilusiones respecto á este punto basta exami-
nar el coste de cada enfermo en los principales asilos de Inglaterra, Francia y Alemania.
En Hanwell (Midlessex) sale cada estancia á 6 reales, 4 décimas. En Earlswood (Con-
dado de Surrey) el año 1.866 pasó de 11 reales y 33 céntimos. En Yllenau (Baden) llegó á
8 reales y 3 décimas. En Bicêtre (París) 10 reales y en la Salpètrière (París) 7 y 1/2. (V. el
Apéndice nº 6). Mientras el Departamento del Sena gasta 10 reales diarios por cada uno
de los enagenados que conserva en sus propios Asilos, no tiene que abonar más que la mi-
tad por los que envía á los asilos de otros departamentos.
Debe pues, procurarse el subsidio de las provincias limítrofes colocándolo en condi-
ciones de fácil acceso para todas ellas como ya se indicó al tratar de la elección de sitio, y
fijando un tipo módico que podrá ser de 4 reales, para la pensión de los indigentes.
También conviene atraer algunos pensionistas de clase acomodada. No cuesta mucho
el establecer localidad adecuada para recibirlos, y como el servicio facultativo para ellos se-
rá el mismo que de todos modos exige la colonia, no hay otro aumento en los gastos sino el
de criados y el de los alimentos más escojidos que necesita una primera mesa. En cambio
aumentan muy considerablemente los ingresos del establecimiento aún cuando la pensión
sea módica, 12 reales diarios por ejemplo. Es de esperar que no falte un número regular de
clientes de esta clase, pues además de los naturales del país Euskaro que le han de preferir
por muchos conceptos, como no hay en España otro bueno de esta especie que el de San
Baudilio situado casi á un estremo de la Peninsula, nuestra Colonia se ofrecería más ase-
quible á la clientela de las provincias del Norte y de Castilla.
Tendríamos, pues, como capítulos de ingresos:
1º. La suma que hoy paga Navarra al asilo de Zaragoza por la pensión
de ochenta dementes pobres y que a razón de 5 reales por estancia
hace al año.........................................................................................46.000 reales.
2º. Por pensión que abonarán las provincias limítrofes por 120 demen-
tes á 4 reales diarios ............................................................................75.000 reales.
3º. Por productos de la Granja agrícola .....................................................45.000 reales.
4º.Por pensión de 12 distinguidos á 12 reales día ......................................52.560 reales.
Total de Ingresos.......................418.560 reales.

289
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Los gastos calculados aproximativamente con arreglo al presupuesto de Mr. Girard,


deducción hecha de la 3ª parte en atención á que aquel es para 300 y ese solo para 200,
nos representan,
Sueldos del personal ....................................................86.000 reales Vn.
Manutención y vestuario de empleados ........................56.000 “
Gastos de Administración y de Culto .............................4.000 “
Manutención de los acojidos pobres............................147.000 “
Manutención de los distinguidos..................................20.000 “
Farmacia.....................................................................3.000 “
Compra de primeras materias para los talleres................6.000 “
Vestuario y ropa blanca...............................................20.000 “
Ropas de cama .............................................................6.000 “
Entretenimiento y renovación del utensilio.....................4.000 “
Lavado de ropas (hecho en casa)....................................4.000 “
Leña y carbón ............................................................20.000 “
Alumbrado ..................................................................6.000 “
Entretenimiento del edificio ..........................................4.000 “
Gratificaciones a los que trabajan .................................4.000 “
Menudos gastos ............................................................8.000 “
Total de Gastos...............................................................398.000 reales
Total de Ingresos.............................................................418.560 reales
Sobrante..........................................................................20.560 reales Vn.
Estoy persuadido de que un verdadero presupuesto hecho conforme al precio de los ar-
tículos en España, habría de ser menor aún que este avance aproximativo sacado al res-
pecto de Francia; pero si aún con este resulta un sobrante basta por ahora para demostrar
que un Establecimiento como el que se proyecta montado con las condiciones expresadas y
cuidadosamente administrado, lejos de ser una carga perpetua en el presupuesto de Nava-
rra, habría de dejar un sobrante que permitiera amortizar los gastos que para su instala-
ción se hicieran, y los sucesivos de enganche y mejoras.
En el caso de que no pudiera contarse con la subvención de las provincias limítrofes,
también podría vivir la Colonia si á los indigentes de Navarra, se agregaban algunos vein-
te ó veinteycinco pensionistas de la clase de distinguidos.

XI
De poco serviría levantar un costoso edificio para el asilo de los dementes si no se or-
ganizara bien su servicio interior; inútiles serían todos sus adelantos materiales, si el per-
sonal que ha de emplearlos no supiera sacar partido de ellos; ilusorias fueran las ventajas

290
ANEXOS

económicas que el plan encierra, si por falta de orden se contrariaran; semejante entonces
esta bella Colonia á un cuerpo sin alma, pronto podría aplicarsele la fábula del Busto. De
la buena organización del servicio, de la acertada elección del personal depende que el fu-
turo Establecimiento corresponda ó no á los levantados propósitos de la Exma. Diputación
Foral de Navarra. Más importante es el acierto en esta parte que en la de construcción del
edificio, pues más fáciles son de remediar los defectos en esta que en aquella; en el primer
caso el error no afectaría más que al tesoro, en el otro á la salud tal vez á la vida de los
pacientes y siempre al crédito y buen nombre de la Corporación fundadora. Hay muchos
asilos de dementes que en edificios de malas condiciones obtienen resultados que honran á
su personal y organización, mientras que en otros muy lujosos sucede lo contrario. Debo
pues consignar, siquiera sea á grandes rasgos, los principios generales á que debe sujetarse
el Reglamento de la Colonia proyectada y las condiciones de su personal activo.
En primer lugar es preciso que haya un solo jefe, una sola autoridad en la Colonia, y
la persona encargada de ejercerla no puede ser otra que el Médico porque tratándose de en-
fermos nada puede hacerse sin el dictámen del Médico y si el Director no reúne este ca-
rácter tiene que hacer depender todas las disposiciones de la aprobación de aquel ó escitar
reclamaciones incesantes; en uno ú otro caso la autoridad queda repartida ó amenguada,
cuando debe ser única y valedera.
Así lo han comprendido en casi todos los paises extranjeros y por eso vemos al frente
de casi todos sus Asilos un Director Médico. Este es el que debe haber al frente de la Co-
lonia, y solo dará cuenta de su gestión á la Exma. Diputación que ya en su totalidad ya
por medio de una Comisión especial de su seno, ejercerá la alta inspección que en Inglate-
rra desempeña la Lunacy Commission y en Francia los Prefectos.
Grandes cualidades necesita reunir este Médico-Director: además de sus conocimientos en
la especialidad de la Psychiatría ó tratamiento de la locura, es preciso que tenga la energía de
carácter necesaria para el mando; unida á la bondad que le ha de hacer amado de los enfer-
mos; la perspicacia necesaria para vigilar la gestión de todos los empleados y el buen cálculo
que una vasta administración requiere. Un hombre de tales coindiciones, que necesita consa-
grarse por completo al establecimiento renunciando al ejercicio privado de su profesión que ha
menester conservarse a la altura de todos los adelantos de la especialidad por la lectura de los
autores y visitando cada año algunos de los mejores establecimientos del extrangero, debe de ser
bien retribuido, de suerte que ninguna otra posición médica oficial pueda arrebatarle al esta-
blecimiento, á cuyo frente convendría que permaneciera toda su vida.
Aún además de su muy decoroso sueldo, sería bueno asignarle una parte proporcional
en las ganancias de la casa, según el aumento de pensionistas de todas clases, para que así
este aumento debido al buen nombre y forma de la Colonia, no representara solo para su
jefe un aumento de trabajo y no de retribución.
Bajo las inmediatas órdenes de este Director habrá un Jefe de cada ramo, que serán
un 2º Médico Jefe del servicio sanitario; un Administrador que correrá con todo lo relati-
vo a la gestión económica de la Colonia, y un Jefe de cultivo, encargado de la explotación
agrícola. Habrá también un Eclesiástico para desempeñar las funciones de capellán pá-
rroco de la Colonia.

291
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Cada Jefe de Sección tendrá a sus órdenes los empleados necesarios; así del 2º Médico
dependerán 1 practicante de Medicina, otro de Farmacia, los Cabos de enfermeros y los
Enfermeros. Del Administrador que será también Cajero, dependerán: 1 jefe de cocina, 1
despensero, 1 Guarda almacén, 1 portero y los Maestros de los diversos talleres. El Jefe de
cultivo tendrá a sus órdenes 1 hortelano y tres zagales. El Director y Administrador ten-
drán sus escribientes.
No debe estrañar que además del Médico Director pongamos otro Médico que bajo la
dirección de aquel se encargue de la visita y asistencia de los enfermos, pues así lo reco-
miendan los principales autores. El Dr. Kirkbride establece por regla que en un asilo de
250 pacientes y especialmente si hay muchos casos agudos, se necesitan además del Médico
Director, dos Médicos de visita, uno de los cuáles se encargue de la Farmacia.
El Dr. Jacobi prescribe que para 150 á 200 locos haya un Médico Jefe, un 2º Médico
y un Ayudante médico además del Farmacéutico.
Roller director del asilo de Yllenau es de la misma opinión, así que para 414 enfer-
mos hay allí tres Médicos y dos alumnos internos. En Leubus (Silesia) hay tres Médicos pa-
ra 150 dementes y la regla general en Alemania es que por 100 enfermos haya dos Médi-
cos, dos alumnos internos y un Farmacéutico.
El Dr. Parchappe establece como regla, que en un asilo de 200 á 250 enfermos haya
un Médico Jefe con un Médico auxiliar y un alumno de Farmacia si hay de 300 á 360 el
Médico Jefe ha de tener dos Médicos auxiliares y un Profesor de Farmacia.
El Dr. Arlidge cree que para un asilo que tenga de 150 á 200 enfermos, agudos y cró-
nicos, debe haber un Médico Director y un Médico ayudante; este personal bastaría tam-
bién para 300 á 350 locos si todos fueran crónicos, pero pasando de 450 á 600 sería me-
nester otro ayudante Médico y un Profesor de Farmacia.
No hay para que indicar las facultades que deben adornar á cada uno de los funcio-
narios que hemos nombrado, así que solo diremos algo de los Asistentes ó Enfermeros por
ser especiales las dotes que su cargo exige, y este de la mayor importancia.
Para suplir por medio de la vigilancia al reprobado uno de los medios de coerción con
los pobres dementes, es preciso contar con un número suficiente de hábiles y celosos enfer-
meros. En los asilos para pobres de Inglaterra hay un asistente (attendant) por 17 locos,
distribuyéndolos de modo que haya 1 por 13 en las secciones de agitados y 1 por 20 en las
de tranquilos. En Francia suele haber 1 enfermero por 10 locos: En los asilos privados hay
un asistente por cada 5 y á veces por tres enfermos. En Fitz James cada pensionista distin-
guido tiene un criado. En el de Navarra deberá haber 1 asistente por 10 enfermos pobres
y 1 por 2 distinguidos.
El Dr. Connolly encarece la importancia de la elección de Enfermeros y lamente que
a lo largo de dirigir y cuidar á personas faltas de razón vigilando su excitación, repri-
miendo su malicia y estimulando su atonía mental, se confíe á personas de educación muy
escasa que se les tome sin garantías de aptitud, se les ponga en funciones sin preparación
alguna, y se les trate como á criados dándoles ejemplo de injusta severidad que podrán imi-
tar con los infelices que se entregan á su poder. Así se observa que el carácter de los locos se

292
ANEXOS

resiente del de sus enfermeros, y que de la bondad y celo de estos depende el aumento de
curaciones, y el evitar temibles accidentes, incalculables sufrimientos y algunos suicidios.
El Dr. Lalor dice: (The Journal of Mental Science) “por más experiencia y capacidad
que el Médico alienista tenga, influirán mucho en el resultado de sus preocupaciones, las
cualidades de los sirvientes que han de ejecutarlas: vanos serán sus esfuerzos si el personal
de enfermeros no le ayuda”.
Siendo de tanta importancia el oficio de enfermero, y tan penoso y repugnante su tra-
bajo, ¿como podemos conseguir hombres capaces de desempeñarlo dignamente?. Cuestión
de dinero, responde el autor inglés que acabo de citar, ofrézcanse salarios decorosos y ha-
brá buenos enfermeros. Cuestión de abnegación dicen otros, tomad enfermeros entre los
que se han consagrado a Dios, llamad á las Ordenes religiosas y aquí entra la importante
cuestión de si sería bueno confiar á alguna de ellas la asistencia inmediata de los demen-
tes en el asilo de Navarra.
Nadie puede poner en duda la abnegación heroica que con sencilla humildad están
demostrando á todas horas en los hospitales las Hijas de San Vicente de Paúl, en la espe-
cial dulzura con que saben tratar á los pobres enfermos, viendo en el más miserable y re-
pugnante de ellos una viva imagen de Nuestro Señor Jesu Cristo. Iguales prendas de bon-
dad y abnegación creemos se hallarían en los religiosos de Ordenes hospitalarias como la
de San Juan de Dios. Pero, siendo esto así, ¿cómo no está unánime la opinión en su favor?,
¿como la mayor parte de los Médicos Directores de Asilos prefieren la asistencia asalaria-
da de agentes del estado lego?. Si esto sucede, no es porque se ponga en duda la acendrada
caridad de las órdenes religiosas sino porque se teme que su misma organización lleve á sus
individuos á no reconocer otra autoridad que la de su propio Superior y no las del Jefe del
Establecimiento, constituyéndose así un dualismo, fuente perpetua de pequeñas contrarie-
dades que incesantemente y en todo género de asuntos suscitados, llegan á dificultar sobre-
manera el juego espédito del servicio, con perjuicio de los pobres dolientes.
Mr. Bouchet Director Médico del asilo de Nantes dice: (Annales medico –psychologi-
ques– 1.846). Muchas veces se ha puesto en duda que haya ventajas en los servicios de las
Congregaciones religiosas, para el cuidado directo de los dementes; pero hay que reconocer
que el hábito religioso llega a ser un objeto respetable para los locos, cuando bajo él se en-
cuentra una caridad dulce y un celo inteligentes. Para que una congregación pueda hacer
todo el bien posible en un asilo de dementes, es preciso que no se halle constituida de un
modo independiente, que obedezca en su conjunto á las inspiraciones de la administración
emanada del Gobierno, y en particular se subordinen á los Médicos aquellos individuos
que se destinan á ayudarlos. Con estas condiciones el empleo de las Hermanas ofrece ven-
tajas positivas sobre el servicio laico y no vacilo en proclamarlo así”:
Mr. Renaudin dice: “las Comunidades son buenas ó malas según que están bien ó mal
dirijidas, y principalmente según se aparten de las intrigas que generalmente buscan su in-
tervención. Por más qué sean religiosas, siempre las Hermanas son mugeres: así hay que
aprovechar sus escelentes cualidades precaviéndose de sus defectos inherentes a su sexo.
Nuestros enfermos aman y respetan á las Hermanas; las Familias confían mucho en sus
cuidados inteligentes, y bajo cierto aspecto presentan las más sólidas garantías; así que

293
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

cuando hay abusos entre ellas, son debidos á nuestro entender ó á la debilidad de los que
las dirigen, ó á la adulación por otros que las prodigan”.
Mr. Berthier Médico del asilo de Bicêtre dice á propósito de este asunto: “Delicado es
el problema; una administración congreganista no podrá menos de alarmarse si el Médi-
co toma una ascendiente que pueda hacerla sombra ó eclipsarla; el Médico por su parte te-
me con razón irritar el amor propio ó herir la autoridad de la comunidad; esta teme por
su poder, aquel por su destino. Pero aún teniendo en cuenta las dificultades de la vida
práctica, ¿no habrá un termino medio para que se equilibren esas dos tendencias, y para
que los Médicos y las Religiosas pudieran marchar de consuno por las vías del progreso, que
no pueden ser sino las del Evangelio?. Bastaría para eso que los primeros, no olvidando las
debilidades inherentes á nuestra especie, supieran introducir las reformas y dirigir los mé-
todos en estos Institutos de que tácitamente han de ser directores; que despejandose de un
orgullo ó ambición mal entendidos, los cifren tan solo en aliviar ó curar el mayor núme-
ro posible de males, por medios que no desdigan de las costumbres y espíritu de la Con-
gregación...”.
He citado opiniones de los testigos más imparciales, para que se vea que este asunto
no es sencillo, sino que entraña dificultades que deben considerarse maduramente antes de
resolverlo. Es de advertir sin embargo que la Comunidad religiosa puede entrar en un Asi-
lo bajo dos conceptos diversos: bien encargándose de toda la administración y gerencia del
Establecimiento; bien limitándose á prestar la asistencia á los enfermos: En el primer ca-
so, que es el de muchos asilos de Francia (Clermont-Ferrand, Puy Privas, Bourg, etc.) es
cuando necesariamente se suscitan esas graves competencias, esos conflictos de atribuciones
que redundan en daño de los dolientes y descrédito de la casa; en el segundo es cuando de-
corosamente retribuida la Comunidad por sus servicios, considerada por todos a la altura
que merece el hábito religioso, exenta de toda mira económica y de toda preocupación pe-
cuniaria puede desplegar más los tesoros de la Caridad que profesan sus individuos. Esta
es pues la forma en que desearíamos entrara el elemento religioso en el futuro Asilo.
Aún cuando las Hijas de la Caridad entraran en él á desempeñar las funciones de
preparación y distribución de alimentos, y el servicio de enfermeras en el Departamento de
mugeres, en cuyo caso tendría la Superiora el carácter de la Matrona de los asilos Ingleses
ó de la Inspectora de los Franceses, siempre necesitaremos Asistentes ó Enfermeros para el
Departamento de Hombres, que á falta de órdenes religiosas será preciso buscar en la cla-
se civil. El Dr. Conolly aconseja que sean de edad de 25 á 30 años al entrar en el servicio
y prefiere á los licenciados del ejército por sus hábitos de subordinación y disciplina; aquí
podrían preferirse los cumplidos de las Compañías Sanitarias que reunen á aquellas dotes
la instrucción y costumbre del servicio de hospitales. Pero la primera cualidad que reco-
mienda se exiga en ellos, es, después de una mediana instrucción, la benevolencia, la dul-
zura de carácter tan necesaria para dirigir sin castigos brutales á los pobres locos.
El detalle de las obligaciones de los asistentes, del servicio de guardias, de la vigilan-
cia nocturna, de las penas de retención de sueldo y pérdida de empleo en que incurrirán
los asistentes siempre que ocurra la evasión ú otro accidente de alguno de los dementes que

294
ANEXOS

tiene á su cargo, todo esto constituye uno de los más importantes Capitulos del Reglamen-
to interior de la Colonia, pero tengo por prematuro el entrar ahora en tantos detalles.
Tales son, Exmo. Señor, las condiciones que deben desearse para el Asilo destinado á
los dementes que se exija en este antiguo Reyno. Al proponer sus bases generales, sus dispo-
siciones especiales, sus condiciones financieras y las de su personal, he procurado condensar
todo lo que respecto de esos puntos prescribe el estado actual de la ciencia médica y de la
asistencia pública; para ello he procurado que mi opinión desprovista por si propia de au-
toridad, la adquiriese al apoyarse en la de los más célebres Profesores que en Francia y Bél-
gica, en Inglatera y Alemania se han consagrado a la especialidad de la Psychiatría, ro-
busteciendo su lectura con la inspección de los mejores asilos de Francia é Inglaterra.
De mucha estensión es susceptible cada uno de los capítulos de este Informe, si se hu-
biere de entrar en el detallado exámen de los puntos concretos de que tratan pero temien-
do pecar de difuso y dispuesto á explanar cuanto quedase dudoso, su preferido huir de la
nota de pesado.
Ojalá que mis fuerzas hubieran sido tantas como mi deseo; ojalá que mis facultades
hubieran estado en proporción de mis intentos, pues así hubiera tenido la fortuna de co-
rresponder debidamente á la señalada honra que V.E. me hizo, al confiar á mis luces la
realización del proyecto generoso y humanitario de fundar en Navarra un Asilo para los
infelices enagenados.
Dios guíe á V.E. muchos años. Pamplona 25 de abril del 1868. Exmo. Sr. Dr. Nica-
sio Landa. Exma. Diputación Foral y Provincial de Navarra.

295
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

DOCUMENTOS COMPROBANTES.
N. 1.
CASA MODELO PARA EL TRATAMIENTO DE LOS ENAGENADOS EN
FAMILIA PRESENTADA EN LA EXPOSICION UNIVERSAL DE PARIS (1.867)
por el Barón Jaromiro Mundy (de Moravia).
La casa levantada en el parque de la Exposición representa la de un guarda de la Co-
lonia que el autor propone como modelo. Su altura es de 5,14 metros, su anchura de 9,30,
su longitud 10, 10 y el total de superficie 93,93. Tiene esta casita una puerta en cada es-
tremo á las cuales se sube por cuatro escalones, y están protegidas por un tejadillo sosteni-
do por dos columnas. De una á otra de estas puertas vá por dentro un pasillo de 1 metro
10 de ancho, que divide longitudinalmente la casa en dos partes; a un lado habita el en-
fermo y al otro el patrón con su familia; así la bohardilla ó desván como la bodega podrán
ser utilizados por el patrón.
La habitación del loco se compone de tres piezas (una salita con alcoba, un gabinete
de baño y una celda almohadillada). La entrada de la sala tiene además de su puerta de
madera, otra de verja metálica que por una corredera penetra por lo alto en el espesor de
la pared, o puede bajarse hasta el suelo en caso de violencia. Las ventanas de la sala y de
la alcoba tienen además de sus ventanillas de madera y cristal: 1º por dentro, una verja
metálica que puede ocultarse en la pared lateralmente, ó avanzar por una ranura fiján-
dose en un resorte. 2º una persiana que se sube ó baja á voluntad; 3º por el esterior otra
verja metálica como la de la puerta y con el mismo objeto.
La estufa de la sala, esta puerta de modo que solo por el pasillo puede abrirse su por-
tezuela. La celda acolchada de 3 m. 75, de largo por 2,35 de ancho y 3,30 de alto, tiene
el suelo y las paredes revestidos de un colchón de cautchouc; recibe la luz por el techo á tra-
vés de una ventana con cristales sujetos entre sí por barras de plomo. El gabinete de baño
cuyas dimensiones son 3m, 44 por 1,88, tiene su bañera enterrada en el piso y sobre ella
un aparato de ahorro; tiene también una ventana. Al estremo del pasillo está el retrete con
un sillón en el cual hay un vaso de cautchouc vulcanizado. Las ventanas son de 1m 87 de
alto por 1,37 y su vidriera sube y baja á la inglesa (forma de guillotina) para que pueda
tenerse abierta solo en su mitad. Un llavin pequeño, fácil de ocultar al loco, abre todas las
puertas y ventanas. Alrededor de la casa hay jardines.
Esta casa ha sido dirigida en su construcción por el arquitecto de Viena Mr. Weber, y
se calcula su precio en 1.500 francos.
En esta casa ha espuesto el Barón Mundy dos grandes planos en perspectiva de Colo-
nias erigidas con arreglo á su sistema. La primera es para 300 enfermos (agudos y cróni-
cos) y comprende un terreno de cien hectáreas. En su centro se eleva una enfermería para
alojar 150 dementes; al lado están los edificios de administración, la casa del Médico Jefe
dispuesta para recibir 40 pensionistas; la capilla con el cementerio, los baños, estanque de
natación, gimnasio etc. Un poco más lejos y separadas se ven las casas de los tres Médicos
adjuntos, y esparcidas por todo el campo las casas de guardas jefes (como en el modelo des-
crito) y otras más sencillas para guardas ordinarios, en todas las cuales se alojan 150 en-

296
ANEXOS

fermos. En cada casita de guarda se albergan 5 dementes y por cada cinco casas hay una
de guarda jefe; un Médico por 10 casas ó sean 50 enfermos: total 3 Médicos, 6 Guardas
Jefes y 30 guardas. Las 30 casitas se distribuyen por oficios del siguiente modo: 9 para la-
bradores; 4 para sastres; 4 para zapateros; 2 para cerrajeros; 1 vidriero; 1 lechero; 1 en-
cuadernador; 1 herrador; 1 molinero; 1 tonelero; 1 cartero; 1 panadero; 1 ebanista; 1 ca-
rretero: 1 carpintero.
Al precio de 2.000 francos la hectárea y 2.000 cada casita, bastaría 1 millón de fran-
cos para realizar esta Colonia.
La segunda es otra Colonia rural para 1.500 enagenados (casos crónicos); ocuparía un
terreno de 300 hectáreas; tiene una enfermería central para 354 dementes; 15 casas de
guardas principales para 2 enfermos cada una; 279 de guardas ordinarios para 4 cada
una, y hay edificios para la Administración, para el Médico Jefe, sus Médicos adjuntos,
para baños, Capilla, cementerio, etc.
Uno y otro plano están firmados por los Ss.Weber y Linzbäuer, Arquitectos de Viena.

297
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

N. 2.
COSTE DE CONSTRUCCIÓN DE VARIOS ASILOS DE INGLATERRA SEGÚN
EL DR. CONNOLLY


Asilo Coste Total Coste Enfermo
de enf.
Libras Sh. p. Reales Vn. Libras Sh. p. Reales Vn.
Bedford 180 20.500 - - 2.050.000 113 17 9 11.387
Cheshire 152 28.000 - - 2.800.000 184 - - 18.420
Cornwall 172 18.780 - - 1.878.000 109 3 8 10.917
Dorsetshire 113 14.717 - - 1.471.700 130 4 9 13.023
Gloucester 274 51.360 - - 5.136.000 187 8 11 18.744
Kent 300 64.056 - - 6.405.600 213 10 5 21.352
Lancaster 655 100.695 16 9 10.069.582 153 14 8 15.372
Leicester 152 27.630 13 3 2.763.061 181 15 6 18.177
Hanwell 1000 202.000 - - 20.200.000 202 - - 20.200
Norfolk 220 50.000 - - 5.000.000 227 5 5 22.727
Nottingham 200 36.800 - - 3.680.000 184 - - 18.400
Suffolk 228 32.000 - - 3.200.000 140 7 - 14.035
Surrey 403 85.366 19 1 8.536.695 211 16 7 21.182
Yorkshire 420 46.846 - - 4.684.600 111 10 7 11.152
Glasgow 350 46.000 - - 4.600.000 131 8 6 13.142
Armagh 134 20.970 4 5 2.097.021 156 9 10 15.648
Carlow 180 22.577 16 4 2.257.782 125 8 8 12.542
Clonmel 120 16.677 19 3 1.667.791 138 19 7 13.892
Connaught 316 27.130 4 6 2.713.022 86 17 1 8.685
Londonderry 212 26.282 8 3 2.628.241 123 19 3 12.391
Marlborough 170 24.442 19 - 2.444.290 143 15 7 14.377
Waterford 127 16.964 12 1 1.696.460 133 11 7 13.357

298
ANEXOS

N. 3.
LA COLONIA DE FITZ JAMES
Estracto de su descripción por el Dr. Labitte – 1.861
I. Descripción.
La colonia de Fitz James situada á dos Kilometros de Clermont en el territorio de la
aldea de Fitz James ocupa una superficie de 40 hectáreas, rodeada por el riachuelo Bero-
nelle de una parte y con un muro por otra, en la cual se hallan todos los edificios de ha-
bitación y esplotación; la hacienda agrícola consta de 200 hectáreas de tierra reunidas.
La colonia se divide en 4 secciones. 1ª. La Dirección donde habitan el director y los pen-
sionistas. 2ª. La Granja donde viven los Colonos. 3ª. El Castillejo habitado por las señoras pen-
sionistas y 4ª. Becrel ocupado por las lavanderas. La población total de estas Secciones es de 306
enfermos á saber 170 Colonos varones y 87 mujeres; 21 pensionistas varones y 28 señoras.
La 1ª Sección tiene un edificio en cuyo piso bajo hay una sala de villar y reunión, un
locutorio, un comedor y una habitación; en el principal hay 20 aposentos; los enfermos de
esta sección son incurables tranquilos, y convalecientes.
En la Granja hay un edificio para los Colonos, en cuya planta baja está la habita-
ción del Médico, la cocina y tres salas que sirven de refectorio y para reunión en los pisos
principal y segundo hay cinco dormitorios. Este edificio tiene su patio espacioso con árbo-
les y flores. Los edificios de explotación de la granja separados del anterior, ocupan una su-
perficie de 2 hectáreas, y son una cuadra para 20 caballos, una granja con su máquina de
trillar y Establos para 100 cerdos; otro para 30 vacas, otro para los bueyes que se engordan
para el matadero; corrales para 300 ovejas; grandes cobertizos para los carruajes y aperos
de labranza; talleres de carpintería, herrería, etc. En medio del patio está el pozo de es-
tiércol y á él afluyen todas las aguas sucias.
En una casita suiza (chalet) construida sobre el riachuelo, hay una máquina hi-
dráulica que distribuye el agua á todas las dependencias y mueve un molino para fabri-
car sidra.
Cerca de la máquina de vapor hay dos salas de baño para los pensionistas y los colo-
nos, con tres bañeras y aparatos especiales.
3ª La Sección del Castillejo (Petit Chateau) es una casa de campo separada de la
Granja por el arroyo Beronelle; tiene cinco hectáreas de césped y parque; un edificio en cu-
ya planta está el comedor, el salón y tres aposentos; cinco de estos ocupan el piso principal
y en construcciones adyacentes se encuentran la cocina, la sala de baños y la leñera. Las se-
ñoras que habitan esta Sección son incurables tranquilas o convalecientes.
4ª Becrel esta situado á un estremo de la Colonia y habitado por 47 mugeres que se
emplean en el lavado de ropa. El edificio donde viven las acojidas tiene en el piso bajo ha-
bitación para la Inspectora, un paseo cubierto, un refectorio para 87 indigentes y un salón
y comedor para 20 pensionistas. En el piso principal hay tres dormitorios.
En frente de este edificio está el lavadero, en cuyo piso bajo hay un taller de plegar;
dos piezas para depósito de la ropa sucia, una sala de baño con dos bañeras; un coladero

299
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

á máquina y un lavadero cubierto por el cual atraviesa la Beornelle y dispuesto de modo


que las lavanderas trabajan de pié. En el piso principal hay dos secaderos de aire caliente
y en el segundo un tendedero al aire libre. Esos edificios dejan entre si un patio de una hec-
tárea, plantado de árboles césped y flores.

II. Organización administrativa.


La administración de la Colonia depende de la del asilo de Clermont, encomendada
á Mr. Augusto Labitte. El Subdirector Mr. Alejandro Labitte está al frente de los servicios
administrativos y dirige por si los trabajos agrícolas; tiene bajo sus órdenes: un Controla-
dor, un Vigilante Jefe para las Secciones de hombres, una inspectora para las de mugeres y
todo el personal de empleados de la Colonia que son 32 hombres y 13 mujeres con los si-
guientes cargos. Para el servicio de la 1ª Sección – 8 criados. Para la 2ª ó Granja – 7 Je-
fes de escuadra – 4 Guardas – 7 Carreteros – 2 Vaqueros – 1 Pastor – 1 Molinero – 1 Car-
nicero – 1 Maquinista – 1 Cocinera. Para la 3ª ó Castillejo 4 Criadas y para la 4ª.– 3
Guardianas y 5 Maestras de taller. El Sr. Cura de Fitz James es Capellán de la Colonia y
los acojidos oyen misa en la iglesia del pueblo.

III. Organización médica.


Reside en la Colonia un Médico Interno que cuida de que se ejecuten las prescripcio-
nes médicas. El Médico Jefe pasa todos los días una visita de 12 á 2 de la tarde: á él co-
rresponde disponer todas las translaciones de la Colonia al Asilo de Clermont y viceversa;
fija la clase de trabajo á que puede dedicarse cada enfermo y tiene en fin la dirección mo-
ral y disciplinaria de toda la Colonia.
Desde que un colono padece una enfermedad incidental ó que su demencia exije un
tratamiento continuado y una vigilancia especial se le traslada al Asilo de Clermont.
Como el objeto de la Colonia es el de colocar á los dementes en las condiciones de la
vida social alejando de su espíritu toda idea de secuestración y represión, no se ha estable-
cido allí ningún medio de coerción; al colono indócil se le traslada al Asilo de Clermont y
esto solo es para todos ellos un castigo sensible.
Los Colonos pasean por fuera todos los domingos en grupos de veinte ó treinta algu-
nos tienen permiso para ir solos y nunca ha habido que sentir por esta tolerancia.

IV. Aplicación del trabajo a los enagenados.


Así en esta Colonia como en el Asilo de Clermont, la organización del servicio forma
parte integrante del tratamiento de los dementes. La regularidad de la vida, el orden dis-
ciplinario á que se somete todo trabajo, el grueso de ocupaciones que según su aptitud se
encarga á cada individuo ayudan en gran manera á ejercitar y distraer las inteligencias
debilitadas ó pervertidas. Cada colono ha de encontrar en la diversidad de los trabajos que
cada día se le ofrecen, todos los elementos favorables para el desarrollo y ejercicio de su ac-
tividad física é intelectual.
Los pensionistas encuentran condiciones de libertad y de vida de familia, además de
las ocupaciones á que pueden entregarse. Con ese objeto su número es reducido muchos de

300
ANEXOS

ellos tienen sus criados con quienes se pasean por fuera; á algunos se les permite ir solos y
todos ellos pueden, sin salir de la Colonia, encontrar motivos de distracción en el incesan-
te movimiento que produce una explotación agrícola.
La Colonia debe ofrecer á los convalecientes y curables del Asilo, los medios más rápi-
dos de acelerar su mejoría; debe dar una actividad saludable a sus fuerzas físicas, por la
prudente aplicación del trabajo; producir por el atractivo de este una felíz modificación
en el carácter de su afección mental, al paso que la gran libertad de que allí disfrutan les
haga entrar paulatinamente en las costumbres de la vida ordinaria. Así es que todos los
enfermos del Asilo que al cabo de algún tiempo de observación y tratamiento nos parece
que han de aprovechar estas felices condiciones, son trasladados a la Colonia de Fitz Ja-
mes. Los incurables por su parte, adquieren en ellas la regularidad de la vida, hábitos de
orden y trabajo que los convierten en obreros dóciles y laboriosos.
En Becrel se lava toda la ropa del Asilo, trabajo que requiere cierta atención y una
actividad física constante; así las mujeres que en él se emplean se escojen en su mayor par-
te entre las locas agitadas del asilo de Clermont. Las que están en el lavadero y en la má-
quina de colar son las que padecen delirio bullicioso y no podrían sujetarse a la calma de
los talleres; estas enfermas se escogen entre las más robustas y más propias para su género
de ocupación. Las que se emplean en tender la ropa son melancólicas á las cuales pude de-
volver este trabajo la actividad vital que casi siempre les falta. Las imbéciles ó idiotas es-
tán encargadas de llevar la ropa del lavadero al tendedero. Los talleres de separación y ple-
gado de las ropas están confiados á las monomaníacas tranquilas cuyas ideas fijas ó
alucinaciones les consienten una atención algo sostenida. Muchas convalecientes y algunas
pensionistas se emplean en esta labor así como en la costura.
El número y distribución de las enfermas en esta Sección es como sigue: 50 en el la-
vadero, 4 en la colada; 8 en el plegado, 8 en los secaderos, 6 en el transporte, 6 en los ser-
vicios generales y 25 en la costura: total 107.
En la Granja donde los trabajos son tan variados, se encuentran todas las formas de
enagenación mental porque allí todos pueden ser útiles desde el que barre las cuadras y los
caminos hasta el que guía el ganado y maneja los instrumentos de labranza, todos pueden
encontrar ocupación provechosa y atractiva.
Todos los colonos están organizados por escuadras, y cada una representa por decirlo
así la aptitud intelectual de los individuos que la componen. Ciertos talleres indispensa-
bles en toda esplotación agrícola, tales como el de carretería, cerrajería, carpintería, pin-
tura etc. existen tambien dentro de la Granja y en ellos se ocupan algunos enfermos bajo
la vigilancia del Jefe maquinista.
Los trabajos de campo y de taller, el cuidado y conducción del ganado y de los aperos
están en las atribuciones de los maníacos, monomaníacos y dementes. Los imbéciles é idió-
tas estan encargados de la limpieza de los patios y establos, así como de los transportes ne-
cesarios para el servicio. He aquí el número de enfermos que en cada clase se emplean.
En el gran cultivo 60; en el gallinero 15; en el establo de Vacas 8; en el de Caballos 6;
en el de Cerdos 8; en el de Ovejas 4; En la conducción de caballos é instrumentos arato-
rios 5; como Mozos de carga 10; en el Servicio interior 20; en la Cocina 3; en la Panade-

301
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ría 2; en la Máquina de vapor 1; de Herrador 1; de Tornero 1; de Carretero 1; de Pintor


1; en el Matadero 2; Niños empleados en varias ocupaciones 22: total 170.
El Director dispone los trabajos del día y da al vigilante ó guarda jefe y á la Ynspec-
tora, quienes las transmiten á los guardas de ambos sexos, cabos de escuadra y maestros de
taller. Los enagenados que trabajan en el campo van por escuadras de doce á quince indi-
viduos, con su cabo encargado de dirigirlos y vigilarlos. A veces se reunen varias escuadras
para un mismo trabajo pero cada una de ellas continúa bajo la vigilancia de su respecti-
vo jefe.
La repartición del tiempo varía según las estaciones. En verano los Colonos se levan-
tan á las cinco, hacen su cama y salen al trabajo á las 6. Vuelven á las 8 para almorzar y
otra vez trabajan de 9 á 11; entonces tienen descanso y segundo almuerzo hasta las 2 que
se renueva el trabajo hasta las 4; que toman un bocado; de 5 a 6 concluye el trabajo, se
vuelve á casa, se cena y se acuestan á las 8. Los que tienen que trabajar lejos hacen en el
campo su primer desayuno y la merienda evitando idas y venidas; aunque las piezas más
distantes de la casa no lo están más de un Kilómetro.
En invierno los colonos se levantan á las 6; desayunan; trabajan de 7 á 8 sin salir de
la Granja; después del primer almuerzo salen al trabajo á las 9 hasta las 12; de 12 á 2 se-
gundo almuerzo y descanso; de 2 á 4 ó á 5 trabajo; cena a las 6 y á las 7 y media á la ca-
ma. La duración del trabajo viene a ser de unas seis horas diarias. Cada uno de los que
trabajan tiene una pequeña retribución y un suplemento en la comida.
Hemos reunido á la Granja una Sección de niños idiotas ó imbéciles; estos niños ocu-
pan una sala de reunión, una escuela y un dormitorio, con separación completa de los de-
más enfermos. Hay cuatro horas diarias de escuela y en el resto del tiempo se ocupan de la
Granja ó van á paseo. Cuando estos muchachos llegan a cierta edad y son susceptibles de
la menor educación se les envía á los talleres del asilo de Clermont donde aprenden un ofi-
cio. Ya han salido de entre ellos dos sastres, un zapatero, un carpintero y un cerrajero que
se emplean con utilidad.
V. Resultados médicos y administrativos.
Los resultados de esta Colonia son una serie de triunfos así en el tratamiento de los
enfermos como en la parte administrativa. Es la realización más completa de todo lo que
en ambos conceptos pudiera desearse.
Imbéciles, idiótas, dementes, agitados peligrosos é incapaces, han llegado á ser obreros
dóciles, laboriosos y hasta inteligentes. Desdichados incurables que solo eran una causa de
escándalo y peligro para el país y una carga para su familia, han podido salir del asilo y
por los hábitos de laboriosidad y disciplina adquiridos en el establecimiento, han llegado
á ser personas sumisas y capaces de ocupaciones lucrativas.
Los convalecientes y curables de la Colonia permanecen en ella poco tiempo, porque
los unos adelantan rápidamente en su curación y los otros son devueltos á su familia po-
bre, desde que pueden ser útiles para ella. La mayor parte de los enagenados han sido la-
bradores; la vida de campo es para ellos la más saludable y les hace olvidar su secuestra-
ción temporal, volviéndoles a sus antiguas ocupaciones.

302
ANEXOS

Esta libertad lo más lata posible, este sistema de ocupación conforme á las facultades
de cada individuo, hace que los enfermos se habituen pronto á vivir en la Colonia; así las
evasiones son muy raras pues apenas ocurren cinco ó seis al año. Tampoco ha habido to-
davía que lamentar ningún suicidio á pesar de que los que se envían a la Colonia son ca-
si todos los melancólicos, aún los que tienen tendencia suicida; puesto que allí es donde me-
jor podrán distraerse de esta fatal idea. Bien es verdad que se les somete á una vigilancia
especial de que se encargan otros dos enfermos de los más tranquilos de su escuadra. Esta
protección mutua de los Colonos engendra en ellos una afección recíproca que influye fa-
vorablemente en su estado mental.
Respecto de las ventajas administrativas, las dificiles circunstancias que con toda feli-
cidad ha atravesado el asilo de Clermont, bastan para demostrar la necesidad de agregar
una Colonia agrícola á cada asilo de enagenados.
A pesar de siete años de carestía de granos, á pesar de las convulsiones políticas y de
dos epidemias de cólera, el Asilo de Clermont ha podido conservar inalterable el tipo de la
pensión para los pobres de los Departamentos (1 franco por estancia para los hombres y 96
céntimos para las mugeres). El establecimiento ha ido siempre prosperando y su población
que solo era de 735 locos cuando nos encargamos de su dirección, sería hoy de 1.300 si una
Orden del Ministerio no la hubiera limitado á 1.200; hoy existen 1.227, esto es 561 hom-
bres y 666 mujeres, de los cuales son indigentes 1.012 y pensionistas 215.
En Clermont están los talleres que subvienen a todas las necesidades del Asilo, escep-
to la limpieza de ropa y la alimentación que se hacen en la Colonia. Lo considerable del
número de enfermos en este asilo ha permitido encontrar entre ellos obreros de cada uno
de los oficios necesarios; así hay talleres de costura, de remiendo, de sastrería, zapatería, pa-
nadería, carpintería, calderería, pintura, tonelería, colchonería, ebanistería, etc. Los ena-
genados cultivan en Clermont una huerta de 15 hectáreas, cuyos productos sirven para las
necesidades del asilo.
En la Colonia de Fitz James, la hacienda produce el trigo necesario para el consumo
de tres meses, legumbres para todo el año, y con su ganado y volatería proporciona la car-
ne á un precio muy inferior al del mercado; es en fin, una fuente de producción de las pri-
meras materias alimenticias para el asilo, así como este proporciona por sus sobrantes y por
sus estiércoles un poderoso recurso para el alimento del ganado y para la fecundidad de la
tierra. El lavado de ropas hecho en Becrel proporciona grande economía al asilo y permi-
te que se muden con frecuencia.

303
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

N. 4
PRESUPUESTO DE UN ASILO DE ENAGENADOS.
Por Mr. H. Girard de Cailleaux. París – 1.855.
Titulo Primero – Yngresos.
CAPITULO I. – INGRESOS ORDINARIOS
Sección I – Yngresos en metálico.
Art. 1º.- Por rentas sobre el Estado ó particulares..................................................—
Art. 2º.- Por interés de 10.000 francos depositados en el Tesoro.............................350
Art. 3º.- Por pensión de 180 pobres pagada por el Dpto. a 1 Fr. 15/día............75.555
Art. 4º.- Por pensión de 120 distinguidos á 420 francos...................................50.370
Por pensión de 34 distinguidos a 1.200 francos..................................40.800
Por pensión de 16 disntinguidos a 2.400 francos................................38.400
Art. 5º.- Por producto de la venta de huevos y desperdicios ..................................100
Art. 6º.- Por venta de productos del Establecimiento.........................................5.000
Art. 7º.- Por ingresos accidentales.........................................................................50
Art. 8º.- Por los productos del estbº. consumidos en el mismo ............................9.000
Total del Capítulo I ...............................219.625
Capítulo II – Ingresos extraordinarios........——-
Total de Ingresos ...................................219.625

Titulo II – Gastos.
CAPITULO I – GASTOS ORDINARIOS.
Sección I – Gastos en metálico.
Sueldo 1 Médico Director..........................................................................6.000.
“ 1 Médico segundo .............................................................................800.
“ 2 Alumnos Internos uno de Medicina y otro de Farmacia .................1.200.
“ 1 Administrador.............................................................................1.800.
“ 1 Capellán.....................................................................................1.200.
“ 1 Receptor......................................................................................1.000.
“ 1 Secretario de la Dirección ...............................................................600.
“ 1 Guarda Ropa.................................................................................400.
“ 1 Despensero.....................................................................................400.

304
ANEXOS

“ 1 Jefe de Música................................................................................400.
“ 1 Jardinero .......................................................................................300.
“ 1 Portero y su muger .........................................................................300.
“ 1 Maestra Costurera..........................................................................250.
“ 1 Lavandera .....................................................................................150.
“ 1 Cocinera jefe..................................................................................250.
“ 1 Ayudante de cocina ........................................................................150.
“ 1 Pinche de cocina ............................................................................120.
“ 1 Bañero ..........................................................................................280.
“ 1 Bañera ..........................................................................................150.
“ 1 Zapatero de viejo ...........................................................................280.
“ 1 Peluquero ......................................................................................200.
“ 1 Inspector de la división de hombres .................................................350.
“ 6 Vigilantes jefes de cuarto á 280 fr.................................................1.680.
“ 4 Vigilantes subjefes de cuarto á 250 fr ............................................1.000.
“ 2 Vigilantes supernumerarios á 100 fr ................................................200.
“ 8 Criados de los distinguidos por cuenta de sus familias ....................2.000.
“ 1 Inspectora de la división de mugeres ................................................250.
“ 6 Vigilantes jefes de cuarto á 150 fr....................................................900.
“ 4 Vigilantes subjefes á 120 fr .............................................................480.
“ 2 Vigilantes supernumerarios á 60 fr ..................................................120.
“ 8 Criadas de pensionistas por cuenta de sus familias .........................1.200.

Total de sueldos ..................................24.410 Fr.

Para la manutención de los empleados en tres mesas,


calculando que gasta cada uno en 1ª mesa 48 fr. 73 c.
en 2ª 36 fr. 90 cs. y en 3ª 22 fr. 96. .............................................16.363,91
Para el vestuario de empleados y criados ........................................3.666,70
Para carbón y leña para los mismos .....................................................850,
Alumbrado para los mismos .............................................................191,25
Cepillos para los mismos....................................................................17,10
Betún para zapatos para los mismos ...................................................43,20
Para las camas de los mismos ...........................................................366,10
Entretenimiento de muebles y utensilio de los mismos............................100,
Lavado de ropa de los mismos..........................................................433,06

Gasto de empleados ..............................46.441,32

305
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Gastos generales invariables ocasionados en los diversos servicios del Establecimiento.


Carbón y leña.................................................................................746,25
Alumbrado. Velas..............................................................................49,50
Alumbrado. Aceite ..........................................................................839,98
Alumbrado. Mariposas para lamparillas.............................................15,60
Alumbrado. Fósforos .........................................................................14,38
Limpieza. Escobas de palma ..............................................................33,12
Limpieza. Escobillones de crin ...........................................................94,50
Limpieza. Cepillos para el suelo ............................................................80,
Limpieza. Cera amarilla para el suelo..............................................103,50
Limpieza. Esponjas...............................................................................42,
Limpieza. Encáustica y colores...........................................................50,40
Gastos del culto divino ........................................................................300,
Gastos de oficina, impresos, etc. ...........................................................750,
Manutención de una caballería .......................................................419,55
Entretenimiento de los edificios.........................................................1.450,
Total de Gastos generales invariables .....51.430,10

Gastos individuales para los locos.


Papel para las Escuelas............................................................................................50,
Pan (la ración de 750 gramos para los hombres y 650 para las mujeres; el pan
se hace en casa y así se necesita para cada uno 530 gr. de harina al día ó sea
193 kilos 450 al año, que poniendo mezclada de 1ª y 2ª clase) ........................18.929,08
Carne ..........................................................................................................17.693,82
Vino ..............................................................................................................8.963,39
Comestibles ..................................................................................................22.855,28
Gastos de Farmacia............................................................................................1.000,
Compra de primeras materias para los talleres ..................................................2.316,75
Ropa de vestir para todos los acojidos ...............................................................7.333,75
Ropa de mesa y de cocina ......................................................................................652,
Ropa de cama ................................................................................................1.891,75
Entretenimiento de muebles y utensilios...............................................................1.725,
Colada ..............................................................................................................1.067,
Leña y carbón ..............................................................................................10.084,25

306
ANEXOS

Alumbrado. Velas y aceite................................................................................1.339,96


Gratificaciones para los locos que trabajan...........................................................1.700,
Gastos imprevistos .............................................................................................561,31
Menudos gastos ..............................................................................................3.506,09
Total de la Sección 1ª.........................153.100,47

Seccion II – Gastos en especie.


Rentas en especie: la parte que se consume en casa................................................9.000,
Total del Capítulo I ..........................162.100, 47

CAPITULO II – GASTOS EXTRAORDINARIOS.


Cerrado y cultivo de 6 hectáreas, 15 áreas de viñedo ...............................................750,
Plantación de viñedo ..............................................................................................96,
Compra de aperos y sus composturas.......................................................................160,
Compra de perchas y alambre para cerrados ...........................................................180,
Compra de arbolitos y de simientes ..........................................................................70,
Compra de 49 carretadas de estiércol......................................................................490,
Total del Capítulo II .................................1.746,
Total del Título II ó total general de gastos ..........163.846, 47

RECAPITULACION
INGRESOS ...................................................................219.625, Francos.
GASTOS ..................................................................163.846, 47 Francos.
SOBRANTE ...............................................................55.778,53 Francos.

307
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

N. 5
PLAN Y PRESUPUESTO PARA EL CULTIVO DE UNA FINCA DE 2.000 ROBA-
DAS, ANEJA A UN ASILO DE LOCOS.
Por D. Bonifacio Landa – Períto Agrónomo.
Por regla general, en toda posesión de alguna importancia no pueden dedicarse con
economía al cultívo, más de sus dos terceras partes, aprovechando el resto, para viñedos,
arboledas, prados, caminos, etc. Partiendo pues, de este dato, con una finca de unas 2.000
robadas podremos poner en cultívo 1.200, las que dividiremos en tres hojas estableciendo
así una rotación de tres años, siendo el cultívo de cada una de ellas el siguiente: primer
año, labor de laya, estercolar y siembra de habas, maíz, patatas y menuceles – 2º año, la-
bra y siembra de trigo.– 3º año, descanso. Hecho esto alternativamente en las tres hojas,
resultará que todos los años tendremos 400 robadas con trigo, 400 con menuceles y 400 en
descanso; cultívo cómodo sencillo y económico.
El cultívo de estos terrenos, más el de una viña de 200 peonadas y una huerta de 10
robadas, que darán el vino verdura y legumbres necesarias para el consumo de la Colonia,
puede hacerse con mucho descanso por 30 ó 40 locos dirigidos por un capataz; tres yuntas
de bueyes con sus zagales y un buen hortelano. Los gastos para plantear el cultívo de una
posesión de 2.000 robadas serían.
Compra de tres yuntas de bueyes .................................................8.000 R.V.
Compra de tres mulas.................................................................3.000 id.
Compra de atalajes ....................................................................2.000 id.
Compra de aperos é instrumentos ..............................................14.000 id.
Total................................................27.000 R.V.

Pago de la renta anual de la finca.............................................20.000


Personal. Sueldo de 1 capataz.................................................4.000
Sueldo de 3 zagales ..................................................9.000
Sueldo de 1 hortelano ..............................................4.000
Total del personal .............................17.000

308
ANEXOS

TOTAL DE GASTOS
Por los sueldos del personal .............................................................17.000 R.V.
Por interés de valor del ganado y material fijándolo al 10% para
incluir la amortización ....................................................................2.500 id.
Simiente para las 800 robadas ........................................................12.000 id.
Renta anual de la finca..................................................................20.000 id.
Total gastos ..................................... 51.500 R.V.

PRODUCTOS
Las 400 robadas de trigo darán 2.000 robos ....................................40.000
Las 400 id. de menucel darán igual valor .......................................40.000
Las 200 peonadas de viñedo darán 1.500 cántaros a 6 reales cántaro ..9.000
La huerta producirá por valor de......................................................8.000
Total de productos ............................97.000 R.V.

Dejamos de incluir los productos de la ganadería, á la cual se podrá dar toda la ex-
tensión que se desee, pero aconsejamos que se limite á subvenir á las necesidades de la Co-
lonia.

RECAPITULACIÓN
GASTOS ................................................................................51.500 R.V.
PRODUCTOS .......................................................................97.000 R.V.
Sobrante .................................................................................45.500 R.V.

309
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

N. 6
PRECIO DE LA ESTANCIA EN VARIOS ASILOS DE ENAGENADOS

INGLATERRA – CONDADO DE MIDLESSEX – HANWELL.


Segun el Dr. Connolly el coste de cada enfermo en este asilo fué en el año 1.846 por se-
mana:
Por alimento......................................4 sch. 8,5 penny
Por gastos de cama y casa ...................1 sch. 8, p.
Por sueldos de empleados ....................1 sch. 8, p.
Por medicinas y otros gastos .................. 3,5 p.
Total ................................9 sch. 4, p. ó sea 45,5 reales por semana.

INGLATERRA – CONDADO DE SURREY – ASILO DE EARLSWOOD.


Según las cuentas del año 1.866, tenía al fin de ese año 398 acojidos idiotas (273
hombres y 125 mujeres); cuyos gastos fueron:
Libras Sch. P. Reales Vellón
Por alimentos, vestuario, leña, lavado, botica ....11.368 17 6 1.136.885
Sueldos de empleados y gastos de oficina ..............2.559 11 10 255.957
Salarios de vigilantes, Maestros de taller y criados 1.015 0 8 101.503
Mueblaje (incluyendo camas, ropa, vajilla, etc.) ..1.137 16 4 113.782
Reparaciones del edificio pintura,etc. .....................386 3 11 38.617

Total......................................................1.646.744
Que partido entre 398 hace para cada uno 4.138 Reales al año ó sea 11 Reales y 33 cents.
al día.

310
ANEXOS

ALEMANIA – GRAN DUCADO DE BADEN – ASILO DE YLLENAU


Según la memoria sobre dicho asilo, publicada en Karslruhe en 1.865 por su Direc-
ción, resulta que en el año 1.861 y teniendo 447 enfermos, se gastó:
Gastos individuales.
Alimentación ...............................................................................643.239 R.V.
Medicinas .....................................................................................52.458 id.
Vestuario y ropa blanca..................................................................60.504 id.
Cama y sus ropas ...........................................................................80.294 id.
Aposentos, cocina y utensilios ..........................................................14.357 id.
Calefacción....................................................................................96.512 id.
Alumbrado....................................................................................38.449 id.
Limpieza.......................................................................................39.137 id.
Regalos á los enfermos ....................................................................10.074 id.
Gastos varios ...................................................................................6.221 id.
Total individual ..........................1.041.245 R.V.
Gastos generales
En el edificio y fincas rústicas .........................................................33.542 R.V.
Sueldos de Médico Director y Capellán .........................................101.732 id.
Sueldos del Admor. y empleados......................................................33.784 id.
Salario de los guardas ó Enfermeros ..............................................148.044 id.
Gastos de escritorio ..........................................................................4.528 id.
Total gastos generales ....................................................................321.630 id.
Total gastos generales ....................................................................321.630
Total de gastos .............................1.362.875 R.V.

Gastos divididos entre 447 acojidos representan por cada uno 3.047 Reales al año ó 8
R. 3 cent. al día.

311
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

FRANCIA – DEPARTAMENTO DEL SENA – ASILO DE BICETRE.


De la Memoria presentada al Prefecto del Sena correspondiente al año 1.865 resulta
que este asilo tuvo 740 enfermos y gastó:
En sueldos del personal facultativo. 3 Médicos – 3 Ynternos – 3 Int. pro...11.900
En sueldos de 2 empleados de Admón. y un Escribiente .........................6.600
En sueldos de 2 Maestros, 1 Organista y 1 Barbero ...............................7.502,6
En salarios y manutención de 95 sirvientes .........................................78.504
Total del personal............................................................................104.506,16
Para la manutención y entretenimiento de los locos ...........................517.942,65
Total general................................622.448, 81

Que repartidos entre los 740 acojidos representa por cada uno el gasto diario de 2
francos 30 céntimos.

FRANCIA – DPTº. DEL SENA – ASILO DE LA SALPETRIERE.


De la misma Memoria aparece que en este Asilo hubo en el año 1.865 una población
de 1.341 mujeres enagenadas y se gastó:
En la manutención y entrettº. de las enfermas .......................................808.147
fr. 50 ct.
En sueldo de 5 Médicos con 5 internos y 5 int. Supernum ..................14.000
En sueldo de 3 empleados de Admón ...................................................6.000
En sueldo de 2 del servicio profesional .................................................1.283
Salario de 151 enfermeras y sirvientes ..............................................105.413
Total del personal ...........................................................................126.696,50
Total general ..................................934.843 fr.50ct.

Que repartido entre 1.341 acojidas representa para cada una el gasto de 1 franco 90
cent. al día
Sin embargo, dicha memoria, pone como precio de cada estancia en Bicêtre 1 fr. 85 y
en la Salpêtrière 1 fr. 50, pero es por no contar los gastos del personal. Por los enagenados
que el Depart. del Sena envía á los asilos de otros departamentos abona sus estancias á ra-
zón de 1,30 á 1,05 para los hombres y 1 fr. 25 á 1 fr. o 5 para las mujeres.

312
ANEXO 3

EXTRACTO DE LA PRIMERA MEMORIA DE ACTIVIDAD DEL MANICO-


MIO DE NAVARRA, CORRESPONDIENTE A 1905 POR D. MANUEL
GURRÍA Y ESTAPÉ*
Con el fin de facilitar y ordenar la exposición de la presente memoria, trataré los di-
versos asuntos que ha de comprender, según el orden siguiente:
– Inauguración del Manicomio de Navarra.
– Estadística demográfico – sanitaria.
– Marcha seguida en los servicios.
– Género de vida que llevan los asilados.
– Consideraciones sociales y clínicas á que se presta, la génesis de la locura en general,
con aplicación a las especies más dominantes en este manicomio, é interpretación de las
mismas, en lo que hace referencia á la psicopatología de la provincia.
– Resumen del historial clínico.
– Ligeras innovaciones, que á la Excma. Diputación Foral, me permito proponer, por
si tiene á bien se planteen, para la mejor marcha de los servicios durante el año 1906.

– CAPITULO PRIMERO –
INAUGURACION DEL MANICOMIO DE NAVARRA.
El Manicomio de Navarra se inaguró de hecho, el 9 de diciembre de 1904, en cuya
fecha, ingresaron los alienados que interinamente se hallaban en el hospital provincial, es-
perando la próxima apertura del establecimiento.

*
Archivo Administrativo de Navarra. Gobierno de Navarra.

313
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El 16 del propio mes, ingresaron 111, orates navarros, cuya estancia en el Manicomio
provincial de Zaragoza, costeaba esta Excma. Diputación Foral.
El traslado se efectuó con la mayor felicidad, sin que durante el viaje hubiese que
lamentar, como era de temer, dada la cantidad y calidad del pasaje, ningún incidente
desagradable, que perturbase la marcha feliz de la expedición. Ingresaron los alienados
en el establecimiento á las 8 de la noche, siendo presidido por algunos señores diputados
forales y gracias á las notas y antecedentes que de los enfermos se tomaron en Zaragoza,
se consiguió que á las dos horas de haber llegado, estuviesen los referidos orates, distri-
buidos en sus respectivos pabellones, y descansando en los dormitorios que les correspon-
día, después de haber cenado convenientemente.
Considero un deber el manifestar, que facilitaron los trámites del viaje y demás
complicadas operaciones, el concurso del personal religioso y las previsoras medidas to-
madas por el personal administrativo, gracias á las cuales la instalación de los enfermos
pudo efectuarse rápidamente.
Al siguiente día, ingresaron los locos que á costa de esta Excma. Diputación, esta-
ban recluidos en el Manicomio provincial de Valladolid; los trámites de su viaje é in-
greso, fueron coronados del mismo afortunado resultado, que el de los anteriores.
Durante el transcurso del mencionado mes de Diciembre de 1904, ingresaron por
diferentes conceptos y distintas procedencias 10 alienados, de modo que, el día 31 del
propio mes y año, habían sido admitidos 152 asilados, quedando solo causando estan-
cia en la referida fecha, 150 individuos, pues 2 fueron dados de alta por estar curados y
haberlos reclamado su familia.
En el estado nº 1 del capitulo Estadística se sintetizan los incidentes descritos.
Durante todo el año 1905, han sido admitidos 99 alienados, de ellos 70 son varo-
nes y 29 hembras; unos han sido admitidos en concepto de observación y otros proce-
dentes de varios manicomios, resultando haber ingresado en este, desde la fecha de su
inaguración en 9 de diciembre de 1904 hasta el 31 de diciembre de 1905 inclusives, un
total de 251 alienados, de los cuales 182 son varones y 69 hembras, quedando existentes
en 1º de Enero de 1.906 un total de 220 asilados 161 varones y 59 hembras.
Como que el mayor numero de alienados se refiere á individuos afectados de vesa-
nia crónica, procedentes de otros manicomios y en su mayoría en estado demencial, se
esplica el poco movimiento habido en el personal asilado. Confirma lo dicho, el que ca-
si todos los locos curados ó mejorados dados de alta, pertenecen al grupo de los ingresa-
dos durante el año 1905 y de igual procedencia.

– CAPITULO SEGUNDO –
ESTADÍSTICA DEMOGRAFICO-SANITARIA.
Del propio modo que no es posible hacer una estadistica de la morbosidad de un
país, basándola en el numero de enfermos que ingresan en los hospitales, tampoco pue-
de formarse una estadistica de locos, por la cifra de los que causan estancia en los ma-
nicomios. Los datos que tales fuentes suministren, solo tendrán un valor aproximado y

314
ANEXOS

podrán á lo mas, indicarnos el factor psicopático dominante, pero en modo alguno, la


cifra exacta de los afectados de vesania.
Según una estadistica reciente, en los manicomios de España hay recluidos 8.500
orates; cifra que entiendo muy inferior a la realidad, pues en nuestro país solo son re-
cluidos, los locos peligrosos, contribuyendo a ello, la poca confianza que se tiene en la
curación de la locura, el falso concepto formado del trato que se da á los locos en los ma-
nicomios y las pésimas condiciones de estos; por desgracia, esta ultima prevención, se ha-
lla plenamente justificada, pues salvo los manicomios de las provincias de Barcelona,
Tarragona, Sevilla, Málaga, Guipúzcoa, Santiago y el de Navarra, que como de nueva
construcción, puede colocarse en primer término, hallase España huérfana de estableci-
mientos de esta clase, (me refiero a los oficiales) que reúnan las condiciones que la cien-
cia y la humanidad tienen derecho a exigir.
Como quiera que la mayoría de los asilados del Manicomio de Navarra, son natu-
rales de la provincia, se pueden sacar algunas deducciones del estudio de la especie de lo-
cura dominante, aplicables al conocimiento de la psicopatología de esta región, estas de-
ducciones podrán resultar no rigurosamente exactas, pues el numero de asilados no
corresponde a la verdadera cifra de locos de la provincia, por cuanto apenas hay reclui-
dos un 60% de los varones y un 40% de las hembras, pero estos antecedentes permiten
calcular, que la cifra de enfermos de la mente que hay en Navarra, debe oscilar de 400
a 500; cifra realmente desconsoladora, por lo elevada y por la convicción que tengo, de
que muchas de las causas determinantes del mal son evitables, pues aun contando con
que la mayoría de los locos, son individuos que han nacido predispuestos, es seguro que
si se influyese debidamente, sobre las costumbres é impusiesen las prácticas higiénicas,
disminuiría el numero de afectado de locura, por cuanto se remediarían las causas de la
degeneración.
Por el estado siguiente, se viene en conocimiento del numero y procedencia de los
individuos ingresados en este manicomio durante todo el mes de diciembre de 1904.
31-12-04

Procedencia Ingresos Total Altas Existencias Total


H M H M
Hospital provincial de Pamplona 4 7 11 4 7 11
Manicomio de Zaragoza 87 24 111 1 87 23 110
Manicomio de Valladolid 16 4 20 1 15 4 19
Manicomio de Sta. Águeda 2 1 3 2 1 3
Manicomio de Ciempozuelos 1 1 1 1
Domicilio particular del orate 2 4 6 2 4 6
Total 112 40 152 11 111 39 150

315
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La comparación del anterior estado con el que sigue, pone de manifiesto varios hechos,
para cuya revelación es la estadistica de insustituible valor; y sin haber habido en solo un
año, el de 1.905, nada menos que 99 ingresos en este Manicomio lo cual demuestra, la re-
sistencia que tenían antes las familias, á mandar sus locos á ser cuidados á otras provin-
cias, la gran falta que hacía la inaguración del manicomio y que la opinión no solo ha
cambiado respecto al concepto en que es tenido el loco, si que también, al trato que este re-
cibe en los manicomios, por eso, ahora que comprenden las familias, la necesidad y conve-
niencia de la reclusión acuden á ella.
Procedencia de los locos y mes del año 1.905 de su ingreso. (No la copio entera por ca-
recer de interés.)
PROCEDENCIA TOTAL
Manicomio de Zaragoza 6
“ de Ciempozuleos 2
“ de Santa Agueda 4
“ de Bermeo 1
Hospital provincial 1
“ de Vitoria 1
“ de Sangüesa 1
Casa de Misericordia 2
Convento Capuchinos 1
Orden Gubernativa 4
Cárcel de Pamplona 1
Domicilio 75
Total 99

Edad de los locos en la fecha de su admisión y proporción numérica en relación con


las épocas fisiológicas.
Epoca fisiológica y proporción

316
ANEXOS

Epoca fisiológica y proporción


Edad Hombres Mujeres Total
correspondiente cada época
Pubertad, virilidad creciente: 15 3 1 4
14 casos 16 1 1
17 2 2
18 2 1 3
19 4 4
Juventud, virilidad estacionaria: 20 a 25 18 5 23
103 casos 25 a 30 17 7 24
30a 35 24 6 30
35 a 40 21 5 26
40 a 45 25 12 37
Madured, virilidad decreciente: 98 45 a 50 14 8 22
casos 50 a 55 18 7 25
55 a 60 12 2 14
60 a 65 9 3 12
Vejez: 49 casos. 65 a 70 4 2 6
70 a 75 7 7 14
75 a 80 2 1 3
Decrepitud: un caso 80 y más 1 1
TOTAL 182 69 251

Todas las épocas fisiológicas y en especial las de transición, poseen una particular psi-
copatología y una diferente predisposición por la locura, lo que influye decididamente en
la aparición y curso de la misma. Como puede observarse en el anterior estado, es en los
extremos de la vida, relativamente escasa la cifra de enagenados, y las vesanias, indican en
general, anomalías en el desarrollo frénico ó debilitación en las facultades mentales según
se trate de la infancia y pubertad ó de la vejez. En la juventud y madurez es mayor el nu-
mero de locos y estos suelen serlo por trastornos producidos, por causas determinantes que
han despertado predisposiciones congénitas o adquiridas. Respecto á este punto concreto,
nada presentan de particular los asilados del Manicomio.
La profesión de los asilados es la siguiente. 6 rentistas, 3 abogados, 3 religiosos, 6 es-
tudiantes, 1 profesor de instrucción, 2 músicos, 6 pastores, 6 molineros, 4 carboneros, 2
canteros, 1 relojero, 3 carpinteros, 3 sastres, 3 barberos, 2 panaderos y el resto labradores,
siendo de notar que apesar de la procedencia humilde de la mayoría, es muy reducido el
numero de analfabetos.

317
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

El estado social de los asilados en la época de su admisión era la siguiente: varones.


casados 49; viudos, 6; solteros, 127. Hembras. Casadas, 19; viudas, 12; solteras 38.
A partir de la fecha de inaguración hasta el 31 de diciembre de 1.905, han ingresa-
do en este manicomio 251 alienados, descontando de ellos 14 que son de otras provincias,
resultan 237 navarros, de estos 175 son varones y 62 hembras.
A los naturales de esta provincia es á los que solo se referirá el coeficiente proporcio-
nal de locos de la región.
Según el Nomenclator de la Comisión del Instituto Geográfico y Estadístico del año
1.904, la población de Navarra es de 310.355 habitantes, por lo tanto, siendo la cifra ab-
soluta de locos recluidos hasta la fecha referida de 237, corresponde una cifra relativa por
cada 10.000 almas; de 7,636; si desdoblamos esta cifra y la referimos á cada uno de los 5
partidos judiciales de la provincia, nos dará el siguiente resultado. (No copiamos la tabla
por no aparecer resultados de interés).
El anterior estado pone de manifiesto que el contingente relativo de locura, de mayor
á menor debe referirse según orden siguiente: Tudela – Tafalla – Estella – Pamplona –
Aoiz y que los partidos judiciales mas castigados, son aquellos en que es mas acentuada, la
desproporción entre los asilados de ambos sexos; desproporción que sospecho no existe fuera
del Manicomio, pues lo que debe ocurrir, es que por causas mas adelante indicadas, las
familias dejan de recluir de preferencia á las alienadas, excepto en Pamplona, en que la
proximidad al Manicomio, les permite tenerlas mas a la vista. (No copiamos la tabla con
población de origen por no recoger resultados significativos).

– CAPITULO TERCERO –
DISTRIBUCION Y MARCHA DE LOS SERVICIOS.
La marcha y distribución de los servicios en este Manicomio, responde á todas las exi-
gencias de los sistemas frenopáticos modernos, en los que se parte de la premisa de que, los
manicomios son hospitales de locos y estos, enfermos á quienes debe prestarse la mayor su-
ma de cuidados en atención al curso siempre lento del proceso, á la especial índole aflicti-
va del mismo y á que descartar como factor auxiliar de la curación, el concurso del pa-
ciente, quien por su inconciencia suele frecuentemente contrariar y oponerse, á los cuidados
que en su beneficio se le prodigan.
Lo primero que se hace cuando ingresa un presunto alienado es quitarle cuantas li-
gaduras y medios contentivos, se han empleado contra el; este acto suele bastar por si solo,
para inspirarle confianza y cierto grado de reconocimiento hacia los que tal proceder em-
plean: esta práctica se usa con todos, sea cual sea cualquiera el grado de agitación que pre-
senten, y sus beneficios, suelen ser tan inmediatos, que frecuentemente se observa que in-
dividuos que llevan larga fecha entregados á trasportes de furor, se apaciguan prontamente
y se prestan voluntarios á las practicas de ingreso, tales como, medición, vacunación, poli-
cía personal, fotografía y otras aun mas complicadas.
En virtud de los antecedentes recogidos por el expediente de reclusión y los que por re-
ferencia pueden obtenerse del interrogatorio de los acompañantes ó familia, se procede á

318
ANEXOS

asignar al recién llegado, el pabellón en que debe hacer estancia provisional, pues hasta pa-
sados algunos días de observación, no se determina su residencia definitiva.
Teniendo presente que es de capital importancia, establecer en los manicomios una
conveniente distribución de los alienados, se ha procedido á ella formando reuniones en
cuya constitución se ha prescindido de las clasificaciones nosológicas, pues de admitirlas, se
motivarían causas de perturbacion, por eso la norma seguida en la selección de los enfer-
mos, la basamos en el estado de tranquilidad, excitación, impulsividad o invalidez, es de-
cir, que se atiende mas á las fases ó estados episodicos del proceso, que á la naturaleza ó es-
pecie de vesania; procediendo de este modo, se tienen agrupado formando núcleo, aquellos
locos que requieren iguales cuidados y con ello se consigue facilitar su vigilancia y asisten-
cia y de paso, simplificar los servicios. Las condiciones higiénico-constructivas y disposición
del Manicomio, se prestan á tan conveniente distribución, por contar cada departamento
(hombres y mujeres) con nueve pabellones, de los que uno se destina á los locos pensionis-
tas, otro á enfermerías y los siete restantes á estancias de beneficencia.
La distribución de los asilados es la siguiente. Ocupan el 1er. pabellón lateral, los de
beneficencia, cuyo estado constante de sosiego y hábitos de laboriosidad, permite ocuparlos
en la explotación agrícola; estos enfermos gozan de una gran libertad, discurren por todo
el departamento y terrenos anejos al Manicomio, pero sin salir del muro exterior del mis-
mo, ni penetrar en el departamento de mujeres, pues cuando esto ocurre, son acompaña-
dos por un Hermano.
Prestan dichos asilados valiosos servicios cultivando la finca y atendiendo a la gran-
ja, bajo la Dirección del Sr. Administrador y cuidado de un Hermano, y el trabajo que
rinden, proporciona el doble beneficio, de ser útil á la Casa y refluir en bien del loco, cu-
yo delirio experimenta una útil derivación, bajo la regeneradora influencia del trabajo. En
compensación al servicio que prestan, disfrutan un mejoramiento en la alimentación, con
ración de vino, bebida que en atención á los muchos casos de alcoholismo que hay entre los
asilados ha sido suprimida para el resto ó sea los no trabajadores. Las tardes de los días de
visita, los días de precepto y otras muchas ocasiones, no trabajan. En ellos, cuando el tiem-
po lo permite, se les saca de paseo, debidamente acompañados.
En el 2º pabellón lateral, hacen estancia los agitados, epilépticos y cuantos por su im-
pulsividad pudieran cometer agresiones: la vigilancia en esta sección es continua, día y no-
che.
Los suicidas, cliniquesas, imbéciles y molestos, también ocupan esta sección, pero solo
de día, pues por la noche ocupan el tercer pabellón.
En el 1º longitudinal, se han colocado aquellos enfermos cuyo estado ordinario es de
tranquilidad inestable; cuando alguno de estos presenta una mejoría duradera y revela dis-
posición para el trabajo, es trasladado al pabellón de trabajadores, pero si su estado sufre
alguna agravación y esta se acompaña de excitación, es llevado á la sección de agitados y
los tranquilos, cuyas secciones nutre; según el estado de excitación o sosiego de los asilados.
En el extremo del corredor de servicio, se han instalado dos enfermerías, una para las
afecciones intercurrentes y otra para los que sufren agravación aguda en su vesania, en la
primera se colocan los locos tranquilos ó semitranquilos, los que están muy débiles y los en-

319
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

fermos intercurrentes cuya infección sea poco difusible, pues de serlo, se aísla completa-
mente al enfermo.
Es argumento en pro de las buenas condiciones higiénicas del Manicomio, el escaso
número de enfermedades intercurrentes que se padecen, habiendo ocasionado la mayor
parte de los óbitos, procesos relacionados orgánicamente con la psicosis padecida por los asi-
lados.
Cuanto se ha dicho hace referencia al departamento de hombres; pero en el de las mu-
jeres se sigue en el cumplimiento de los servicios una marcha parecida, teniendo en cuen-
ta la menor cifra de asiladas, se ha precedido á una modificación en la distribución de las
mismas, pues se ha considerado más práctico, no establecer tantas divisiones, pues hubiera
resultado una complicación habilitar para un reducido número de agitadas, unas pocas
epilépticas y unas cuantas clinequesas, un pabellón para cada especie de locura; por esta
razón, se ha colocado en el 1er. lateral á las trabajadoras tranquilas y en el 2º las agitadas,
epilépticas, suicidas, molestas y cuantas por su estado requieran vigilancia continua. En es-
te pabellón se ha habilitado un dormitorio independiente para enfermería.

– CAPITULO CUARTO –
GENERO DE VIDA QUE LLEVAN LOS ASILADOS.
El genero de vida que llevan los asilados, es el que se tiene prescrito en el Reglamento
Orgánico del Establecimiento.
Todos los locos, no afectados de enfermedad intercurrente ó agravación vesánica, de-
jan el lecho á las 5 de la mañana en verano y á las 7 en invierno; á los inválidos, achaco-
so y ancianos, se les permite mayor permanencia en la cama, especialmente en los días cru-
dos de invierno. Una vez levantados, se obliga á todos, al cumplimiento del aseo personal,
terminado el cual, pasan al refectorio donde se les sirve el desayuno, y luego a las salas de
reunión ó patios, según aconseje la estación.
A las 10 es la comida y á las 5 en invierno y algo mas tarde en verano la cena; final-
mente habiendo trascurrido un par de horas después de esta y dedicando previamente al-
gunos instantes al rezo, se acuestan y así siguen tan metódica vida.
Los trabajadores de ambos sexos, madrugan un poco mas; comenzando el trabajo a
las 7 y 1/2 por la mañana, después del desayuno, á las 10 se les da un ligero refrigerio y la
comida á las 12, á las 2 vuelven al trabajo, á las 4 meriendan y cenan á las 6.
Diariamente y sin distinción de clases son visitados por el que suscribe todos los asila-
dos uno por uno, con el objeto de estar al tanto de su estado. Cuantos enfermos ofrecen es-
peranza de curación ó alivio son sometidos á tratamiento ya sea físico, moral ó farmaco-
lógico, según requiera su estado, lo propio se hace con aquellos que sin probabilidad de
mejoría necesitan especiales cuidados, con el fin de cortar una agravación en su dolencia,
como sucede con los epilépticos, a los cuales tenemos continuamente en tratamiento; esto
explica que a pesar de tener unos 40 afectados de esta neuropatía, sean relativamente es-
casos los accesos convulsivos.

320
ANEXOS

El principal agente de curación de la locura, es el aislamiento, base indispensable de


la dieta moral. La permanencia del loco en el Manicomio, reúne por si sola, un conjunto
de circunstancias curativas de valor inestimable, pues establece una separación completa
entre el enfermo y los medios sociales que pueden haber fomentado el mal, ó cuando me-
nos haberlo entretenido, aislado el loco deja de sufrir los estímulos de los excitantes físicos
y morales que han mantenido en estado de tensión su espíritu y caldeado sus delirios, ha-
llase imposibilitado de entregarse á los impulsos pasionales, instintivos y demás actos de na-
turaleza incoercible, que son consecuencia del desbarajuste que en su psiquismo determi-
nan los estímulos morbosos.
El conveniente orden y saludable disciplina que reina en los manicomios, contrastan-
do con el frecuente desconcierto que suele haber en el domicilio particular del loco, influ-
ye de un modo poderoso sobre la moral del mismo, el cual como en los casos de gran in-
conciencia, suele darse cuenta de modo mas o menos confuso, de que el medio que le rodea,
no es tan amoldable a la realización de sus desafueros y espontáneamente abdica, del pa-
pel de inconsiderada imposición, que en su sinrazón se había abjudicado y que de nada le
sirve en el Manicomio, ante la metódica resistencia pasiva que para dominarle se le opo-
ne. Este cambio de carácter que se opera en el loco, á poco de su reclusión, es uno de los fe-
nómenos mas admirables, y lo es mas, si se considera que para conseguirlo, no hay que em-
plear ninguna violenta oposición, ningún acto de fuerza, ni castigo, ni acudir á medios de
contención física, quizás en estos casos ocurre con los locos, cosa parecida á lo que sucede
con algunos cuerdos, que proceden según las circunstancias y según el caso que se les hace.
¿Cuantos individuos gozan fama de esforzados y su valor solo está cimentado en la indi-
ferencia, engreimiento personal, es muy frecuente entre los locos, los cuales fuera del Ma-
nicomio, se dan cuenta instintiva de que son temidos é intentan imponerse á cuanto les
rodea. También hay casos, en que á consecuencia de los malos tratos de que son objeto, se
hacen recelosos, desconfiados y peligrosos; pero, sea cualquiera el estado que ofrezcan a su
ingreso, como observan que aquí, ni son temidos ni maltratados, suelen deponer pronta-
mente su hostilidad y convertirse en seres sociables e inofensivos.
Teniendo en consideración el genero de vida, que llevan aquí los asilados, se les pue-
de dividir en tres grupos, que son, primero trabajadores, segundo tranquilos inestables, ter-
cero agitados.
Los dos primeros grupos, por su estado habitual de sosiego y ocupación constante, pue-
de considerárseles como convalecientes y tienen perfectamente definido su genero de vida.
Los segundos ó tranquilos inestables cuyo sosiego es solo provisional, son los que peor
conllevan el aislamiento, para estos que amenudo razonan y en ocasiones comprenden la
magnitud de su desgracia, es la reclusión un verdadero cautiverio; muchos de ellos en la
flor de la edad, dotados de recomendable constitución física, pletóricos los mas, gracias á
la buena alimentación que disfrutan y a la vida sedentaria que llevan, para los que en-
carecidamente suplico a V.E. se arbitren, medios conducentes á proporcionarles elementos
de distracción, cuyo planteamiento, sería de resultados terapéuticos, pues se cortarían los
perniciosos efectos de la ociosidad. Lástima da ver, los enfermos de este grupo, pasar todo
el día tumbados por los bancos ó por el suelo, buscando apartados rincones tras satisfacer

321
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

placeres solitarios, ó ideando y hasta poniendo en práctica los medios de fugarse y arras-
trando todos, el tedio que les consume y el aburrimiento nacido de su forzada inacción y
falta de la suspirada libertad. Para estos desgraciados sería un beneficio positivo, propor-
cionarles ya que no ocupaciones provechosas, para las que carecen de aptitud, al menos al-
guna distracción, que teniendo en cuenta las aficiones de esta comarca, y costumbres de la
mayoría, pudiera ser la construcción de un frontón, donde jugando unos y comentando
otros, les resultaría menos monótona su existencia, y no tardaría en traducirse su benefi-
cio influjo en la salud psico-física de la mayoría.
Los locos del tercer grupo, ó sean los agitados, epilépticos, peligrosos, todos ellos terri-
bles por los impulsos, delirios y acometividad, son los que por su doble lastimoso estado, no
hay que pensar en proporcionarles ocupación ni distracción, pues para la primera no sir-
ven y beneficiar la segunda no pueden pues bastante ocupados se hallan, cultivando sus de-
lirios; pero aun en estos casos, hay que tener en cuenta, que en el curso de la locura son fre-
cuentes los intervalos de lucidez, cuyos claros hay que aprovechar, para proporcionar algún
alivio al enajenado y eso se consigue mediante distracciones, juegos.

– CAPITULO QUINTO –
CONSIDERACIONES SOCIALES Y CLINICAS A QUE SE PRESTA EL
ESTUDIO DE LA LOCURA EN GENERAL, CON APLICACION A LAS
ESPECIES MAS DOMINANTES EN ESTE MANICOMIO Y SU
INTERPRETACION EN LO QUE HACE REFERENCIA A LA
PSICOPATOLOGIA DE LA PROVINCIA
Mal podemos definir la esencia de locura, cuando no conocemos, ni nunca conocere-
mos la de la razón y lo que es mas sensible, todavía nos queda mucho que averiguar res-
pecto á la fisiología del sistema nervioso central, sitio que fundadamente podemos estudiar
como órgano único, en que tiene asiento y manifestación el psiquismo.
Razón y locura son modalidades del alma, que por intuición comprenderemos pero
que los limites de nuestra inteligencia no veda adquirir de ellas, un conocimiento intimo,
insondables arcanos en cuya exploración se estrella el espíritu mas tenaz en la investiga-
ción que ha de confesarse vencido, al no hallar explicación material del porque, un con-
junto de elementos que el análisis químico, nos sintetiza demostrándonos, que son una sa-
bia asociación de cuerpos simples, tales como carbono, fósforo, oxigeno, hidrógeno, que en
determinadas combinaciones previa estructura y oportuna agregación, constituyen tejidos,
órganos, aparatos y sistemas, cuyo funcionalismo orgánico, podemos vislumbrar y quizás
sorprender sus leyes fisiológicas; pero que al querer descorrer el velo que oculta su génesis
metafísica, resulta inválida nuestra percepción y ciega, se ve sumida en un caos de tinie-
blas que nos oculta el admirable artificio en virtud del cual, se elabora la ideación de un
yo conciente absoluto, que es la razón ó inconciente relativo, que es la locura.
Ante la dificultad de descifrar el arduo enigma de la ideación y mucho menos acep-
tar que sea el producto de una reacción de química biológica, lo que sería la mas descon-
soladora interpretación, debemos abatir el vuelo, pues fuera torpe soberbia en un ser de

322
ANEXOS

perfección condicional, pretender alcanzar la sabiduría absoluta, que solo se integra en la


naturaleza del Supremo Hacedor.
Descendiendo al terreno de las ciencias antropológicas, se encuentran en ellas datos,
que nos permiten conocer las causas determinantes de la locura y el curso seguido por los
organismos en su degeneración material; pero siempre quedaría en la oscuridad, el in-
comprensible camino en virtud del cual, un alma correspondiente, traspone los umbrales
de la locura.
Las manifestaciones evolutivas que en el proceso biológico de una colectividad huma-
na se desarrollan, dependen de sus condiciones étnicas de origen, y de la influencia ejerci-
da por el medio en que habita, siempre que su residencia en el, sea sostenida por algunas
generaciones. Ambas condiciones, dan nacimiento á modificaciones fisio-patológicas, que
especializan cada raza, siendo efecto y causa de sus caracteres, hábitos, costumbres, virtu-
des, vicios, aptitudes y cuantos atributos psíquicos le son propios y á la par distintivos de
los demás.
Siendo el sistema nervioso central, en su funcionalismo psíquico, uno de los mas pro-
pensos de nuestra economía, a reflejar las modificaciones de referencia, es también el mas
susceptible á las influencias del medio ambiente, el que obra sobre los individuos, desper-
tando reacciones que varían hasta el infinito, según la naturaleza de los factores citados,
dando como resultado final, la adaptación del individuo al país previas las necesarias mo-
dificaciones de aclimatación ó la desaparición de la raza cuando este trabajo, determina
alteraciones incompatibles con la existencia.
Ningún ser puede eludir la acción de estas leyes naturales, pues es condición esencial
de la vida, la armonía entre el individuo y el lugar que habita, y esto explica, que el hom-
bre al exteriorizar su doble naturaleza físico-moral, ponga de manifiesto el conflicto que
ha sido preciso, entre la raza y el país; que el individuo revela en sus caracteres psico – fí-
sicos como resultados de la acción combinada de ambas causas y cada comarca ofrezca ele-
mentos de vida ya normales ya patológicos (pues la morbosidad es fuente de transforma-
ciones biológicas) propios y peculiares de ella.
Al hombre debe considerársele cuerdo, cuando su psiquismo se amolda de un modo
perfecto y riguroso al medio ambiente y á las leyes de la vida social del sitio y época, pues
todo desacuerdo entre ambos factores, acarreará en plazo mas ó menos breve, perturbacio-
nes que han de afectar al libre y normal desarrollo frénico.
Siendo la razón el distintivo esencial de los seres humanos, hay que admitir que la
completa posesión de tan especifico atributo, debió caracterizar la personalidad de los pri-
meros ejemplares de nuestra especie. Múltiples y complejas han sido las causas que han ido
desintegrando la razón humana y favorecido la disolución de la pureza de los tipos primi-
tivos, cuya degeneración, pudiera haber evitado, la fiel observancia de los preceptos mora-
les, garantía de la integridad psíquica y la adopción de los consejos higiénicos, que lo son
de la salud física.
Son causas de la degeneración, cuantas circunstancias restan energías psico – físicas,
tales como la miseria que coarta el libre desenvolvimiento orgánico y hace á la economía
mas vulnerable á los agentes patógenos, las fatigas y trabajos intensivos que determinan un

323
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

exagerado desgaste de fuerzas; el predominio de las pasiones elemento perturbador de las


facultades morales, la egoísta rutina de persistir en los enlaces entre familias y razas de
igual procedencia étnica y consanguínea, hecho que la religión reprueba y la naturaleza
castiga; la indiferencia y censurable aplauso con que son juzgados los hábitos de intempe-
rancia, la miserable vida que por falta de recursos arrastra el proletariado, las toxemias de-
bidas al ejercicio de industrias insalubres, la intoxicación mas ó menos lenta causada por
el uso de alimentos y bebidas adulteradas ó de insuficiencia nutritiva, el terrible azote del
alcoholismo y en menor escala (por ahora) del morfinismo, cocainismo, eterismo de el en-
lace entre individuos que sin ser locos, están cargados de estigmas de degeneración, lo cual
trasmite fatalmente á la prole, una herencia neuropática por acumulación; finalmente
otras muchas causas que han hecho de muy antiguo, retrogradar los atributos psíquicos que
poseían nuestros antecesores.
La fatal y persistente acción de muchas de las citadas causas, comenzaron en épocas
remotas, por esbozar los primeros estigmas degenerativos, tipos primitivos de desmejora-
miento de la especie, que crearon fallas orgánicas y determinismos anatómicos desviados
del modelo inicial y que han ido perpetuándose en virtud de las leyes de atavismo patoló-
gico, que dieron lugar al nacimiento de las primeras entidades psicopáticas, las que por
inercia de la sociedad, tienden a inveterarse, pues resulta inextinguible el número de casos
foco, de insania psíquica.
La sana labor de combatir esta locura que podríamos llamar social, es tan necesaria,
como la que combatimos ó mejor dicho aliviamos en los manicomios, pues en estos solo tra-
tamos los casos individuales; pero hace falta otra labor mas honda y eficaz, que es, la re-
moción de cuanto tiende á perpetuar los estigmas degenerativos.
Labor es esta de mucho empeño, en la que es preciso el concurso de todos, el Estado,
los legisladores, higienistas religiosos y cuantos puedan con su valía, plantear sabias leyes
que pongan dique á toda causa de desmejoramiento físico-moral.
El estudio clínico de la población alienada que habita este Manicomio, se presta á
particulares consideraciones, siendo entre ellas verdaderamente notables las siguientes; la
gran desproporción existente entre ambos sexos; los muchos casos de epilépsia; el gran nú-
mero de vesanias por anomalías en el desarrollo frénico, el escaso contingente de agitados,
la elevada cifra de locos tranquilos trabajadores y la triste nota de la abundancia de alie-
nados, por intoxicación alcohólica.
Higienistas y mentalistas, están conformes en estimar el alcoholismo, como factor res-
ponsable de muchos casos de locura, especialmente las que se desarrollan á base de degene-
ración: Grandes perjuicios se irrogarían á la naturaleza orgánica, si no existiera la fer-
mentación alcohólica, pero á ser esto posible, es seguro, que quedarían los casos de
alienación mental reducidos a una mitad. Confirma lo dicho, lo rara que es la locura en
los países, en que por dogma, hábito ó leyes, está prohibido el uso de bebidas fermentadas,
al paso que es un hecho comprobado, que los casos de alienación aumentan á la par que
el alcoholismo. Se ha objetado, que en los países en que no se usa el alcohol, si no se saben
casos de locura, es por falta de estadísticas que las revelen y que por atraso de civilización,
hasta carecen de manicomios, argumentos son estos poco convincentes, pues por atrasado

324
ANEXOS

que esté un país, si la cifra de locos fuese grande, su mucho número se impondría al mis-
mo, obligando por espíritu de conservación á tomar medidas de defensa; particulares ó ge-
nerales; por otra parte, la Medicina conoce de muy antiguo la patología propia de cada
comarca, mucho antes que la Estadística, ciencia de relativa moderna aplicación, lo indi-
case, por eso y sin dejar de reconocer la importancia de esta rama de la Economía politi-
ca en el esclarecimiento y revelación de muchos hechos sociales entrevido, que su impor-
tancia hace mas bien referencia al valor cuantitativo de los mismos que al cualitativo; sin
estadística, se ha sabido la abundancia de locos en un país, lo que sin ella no ha sido po-
sible el conocer el número.
Del propio modo que hay impulsos individuales, los hay también colectivos y uno de
los que mas dominan en esta época en muchos países extranjeros es el que impele al abuso
de las bebidas fermentadas, son muchas las naciones en que el estrago que produce el al-
cohol, constituye un verdadero azote; del cual por desgracia nuestra, algunas regiones de
España tienden á contaminarse. Esta plaga social, motivo poderoso de degeneración hu-
mana, ha invadido todas las clases sociales, todas sufren su letal influjo variando la for-
ma, según los recursos del consumidor, que le permite la elección entre los licores fermen-
tados, con que envenenarse. Antes, los abusos alcohólicos no daban margen á tan
desastrosos efectos, esto era debido á dos causas, la primera, á que los organismos estaban
en posesión de mayor energía, por no haber sufrido la degeneración hija del abuso que la-
mentábamos, vigor que ha ido debilitándose por tal causa y por la trasmisión que por he-
rencia ha perjudicado á las generaciones y la segunda, que la escasez y carestía del alcohol
etílico ó vínico, ha sido causa que la industria proporcione bebidas encabezadas con alco-
holes industriales, generalmente amilicos, con los que se fabrican licores muy baratos pero
muy tóxicos, cuya acción es tanto mas deletérea, cuanto que encuentra organismos tarados
por determinismos anatómicos y funcionales, debidos á herencia morbosa. La epilépsia, el
idiotismo, la imbecilidad, debilidades psíquicas, predisposiciones neuropáticas, parálisis
general; y gran parte de psicosis, reconocen como génesis en muchisimos casos, los hábitos
alcohólicos en los antecesores.
Es en psiquiatría un axioma, que de padres alcohólicos nacen hijos degenerados, de
preferencia epilépticos e idiotas, habiéndose comprobado, que en padres que carecían de
hábitos alcohólicos, ha bastado que en acto de la procreación, se hallasen en estado de
ebriez, para que la prole naciera con estigmas degenerativos.
La locura y la criminalidad vesánica son hijas predilectas del alcoholismo. El estudio
etiológico de algunos vesánicos de este Manicomio, confirma las previsiones de la frenopatía.
La intoxicación alcohólica, puede producirse de dos maneras: rápida y lenta, ambas
por caminos mas ó menos directos suelen conducir al mismo término. Los individuos da-
dos á la embriaguez, sufren la intoxicación de un modo rápido e intensivo, que trastor-
nando su ya resentido sistema nervioso, determina cerebropatías y alienaciones con predo-
minio de impulsos dipsomaníacos, lo que hace suponer fundadamente la anterior
existencia de estados abúlicos o paralíticos de la voluntad, la cual ha perdido el poder de
refrenar las impulsiones de referencia; estos individuos son verdaderos degenerados y surten
gran parte de la población de los hospitales manicomios y presidios.

325
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

La intoxicación alcohólica crónica, puede afectar á individuos poseedores de un psi-


quismo en perfecto estado de integridad, pero, que hábitos adquiridos por moda, costumbre,
compromisos, invocadas necesidades de la profesión ú otras causas, les inducen al uso prime-
ro moderado, y repetido y constante después, de las bebidas alcohólicas; las que emplean sin
llegar á embriagarse, pues dichos sujetos conocen como vulgarmente se dice, cuando tienen
bastante y creen de esta manera, estar libres de los efectos del tóxico, pero sufren también sus
consecuencias, que se manifiestan por infinidad de trastornos en la salud.
El carácter peculiar que en su curso presentan los afectos producidos por el alcohol, es
una gran tenacidad y rebeldía en ceder, aunque para conseguirlo se empleen, las medica-
ciones mejor indicadas. Muchas neuralgias pertinaces, dispepsias incurables, estados cata-
rrales del aparato respiratorio, cardiopatías y trastornos vasculares, con sus múltiples com-
plicaciones, ciertos procesos hepáticos, erupciones cutáneas que nunca se resuelven, vértigos
y otros muchos estados páticos, cuya tenacidad en persistir es atribuida á indole peculiar
del mal, cederían seguramente, suprimiendo en absoluto el uso de las bebidas fermenta-
das. Debe tenerse presente, que el uso moderado pero constante de los alcohólicos, engen-
dra afición, este hábito que puede evolucionar en vicio y finalmente en enfermedad tras-
mitible a la prole.
La afición que hay, especialmente entre el proletariado, al uso de los alcohólicos, has-
ta el punto que no hay acontecimiento sea alegre ó triste, que no haya de ser comentado
con repetidas libaciones, es uno de los principales motivos cuando ha degenerado en vicio,
que explica la gran desproporción numérica que se observa en este manicomio entre la po-
blación masculina y la femenina.
Otra causa puede explicar también esta desproporción, y es debida á la especial cons-
titución de la familia Navarra, en el seno de la cual ocupa la mujer un lugar preeminen-
te, estando todos celosos de sus prestigios, lo cual unido á que sus alteraciones mentales, no
refluyen de un modo tan directo en el sostenimiento y paz del hogar, como sucede cuando
el afectado es varón; explica, que solo en casos extremos, se decidan á internarlas en un ma-
nicomio.
La mayor rudeza del trabajo á que se dedican los hombres, sea cualquiera la clase de
aquel y las condiciones sociales de estos obliga á un mayor desgaste psico-físico que traspa-
sando ciertos límites, puede degenerar en locura, cuando hay una base de degeneración; é
ahí otro motivo para que sea mayor el número de alienados varones.
Otra particularidad de la población de este Manicomio, es el considerable número de
locos trabajadores habitualmente pacíficos, entre ellos, los hay maníacos, lipemaníacos, de-
mentes precoces, imbéciles, paranoicos, dementes terminales; siendo notable, lo perfectamen-
te que desempeñan su cometido, hasta el extremo, que se hace preciso en muchos casos, el te-
ner que poner coto á un exceso de celo. Esta abundancia de personal útil, quizás dependa de
reminiscencias de antiguos hábitos de laboriosidad, puede indicar mejoría en el proceso psí-
quico, lo que unido a la supresión del alcohol y buen régimen alimenticio que disfrutan, for-
man un conjunto de circunstancias, que puedan conducir al indicado objeto.
Las personas peritas, que visitan el Manicomio, se admiran de que no tengamos agi-
tados, pues realmente son aquí raros, los locos que experimentan trastornos de furor y agi-

326
ANEXOS

tación persistente; esto depende del régimen que con ellos seguimos, pues se ha prescindido
de cuartos fuertes y cuando se hace preciso aislar un enfermo, nunca se le encierra por sis-
tema, pues solo se le recluye los momentos precisos para que pueda comprender su falta,
cuando se trata de vesánicos que de ella pueda darse cuenta; pero cuando el que comete el
desafuero, lo ha efectuado en estado de inconciencia, como que en tal estado el loco nun-
ca falta por no haber habido voluntad responsable, no hay delito, en cuyo caso, la falta es-
taría en la corrección, por cuanto sería injusta. Hay locos tan irreductibles y de tan peli-
grosa impulsividad, que se hace preciso separarlos, de la sección de los pacíficos; cuando hay
algún caso de estos, no los encerramos en cuartos individuales, por que la reclusión celular
siempre exaspera el delirio, lo que en tal caso se hace, es trasladarlos al pabellón de agita-
dos, en el cual, como entre sí se temen, se respetan mutuamente; pudiéndose observar, que
suelen ser mas frecuentes las riñas entre los tranquilos, que entre los agitados inconcientes.
A los locos agitados por excitación vesánica, el medio mas práctico para calmarlos, con-
siste en la balneación prolongada y la permanencia en cama. Donde puede en casos de ex-
trema furia, sujetárseles; teniendo siempre presente, que la sujección ha de ser la menor po-
sible y la vigilancia la mayor que sea dable, para soltarlos, en cuanto se inicia el sosiego.
En contadas ocasiones, se ha tenido necesidad de acudir á la camisa de fuerza y cuan-
do se ha usado ha sido por pocos momentos complaciéndome en manifestar á V.E. que se
pasan muchos meses sin utilizarla.
El agrado con que son tratados los locos por todo el personal del manicomio, la abso-
luta prohibición de castigos, la sistemática costumbre de disimular sus faltas, cuando no
afectan al orden moral y disciplina del Establecimiento, el procurar que no carezcan de los
cuidados que su estado requiere, la buena alimentación, cama y vestido de que disfrutan
y el sosiego en que se les deja, explica los pocos casos de exasperación y que circule por el
Manicomio un ambiente de cordialidad y confianza, que calma la tensión de los espíritus
y evita la agitación.

– CAPITULO SEXTO –
RESUMEN DE LAS HISTORIAS CLINICAS
En la relación de las especies de locura que mas dominan en este Manicomio no se
utiliza ninguna de las clasificaciones conocidas en Psiquiatría, pues no la hay que satisfa-
ga por completo las necesidades de esta especialidad. Las clasificaciones facilitan y ordenan
la exposición de datos, hechos conocimientos y cuanto constituye la parte analítica de una
ciencia, constituyen la filosofía de los organismos científicos, pues son la síntesis metódica,
que reuniendo sus diversos elementos, permite divulgar y generalizar las relaciones exis-
tentes, entre los detalles y el conjunto; de ahí, nacen las dificultades con que se tropieza,
cuando se intenta dotar a una ciencia que solo se halla en estado constituyente, de un re-
sumen taxonomónico, que reúna los diversos elementos que han de constituirlo en cuerpo
de doctrina, por eso, las ciencias que como la Psiquiatría, no están hechas, no pueden con-
tar con una clasificación consistente y estable, por faltar la resolución de importantes pro-
blemas, cuyo conocimiento es indispensable, para el establecimiento de una clasificación
capaz de llenar las necesidades de esta especialidad médica.

327
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Por lo dicho es por lo que en vez de clasificación, se presenta una relación ó lista de
los diferentes estados psicopáticos que hay en este Manicomio, los que han sido agrupados
según afinidad clínica y según son entendidos modernamente.

RELACION SEGÚN MODALIDAD CLINICA DE LAS


DIVERSAS FORMAS DE LOCURA QUE SE PUEDEN
APRECIAR EN ESTE MANICOMIO
Anomalía congénita ó adq. En el desarrollo frénico V M T
Agenesias y disgenesias 38 13 51
Manía y estados maníacos 8 8 16
Lipemania y estados melancólicos 140 15 29
Locuras de forma alterna 1 1 2
Demencia precoz 22 6 28
Demencia terminal y estados demenciales 40 12 52
Paranoia originaria, tardía y abortiva 13 4 17
Parálisis general 12 - 12
Epilépsia vesánica 31 7 38
Confusión mental 2 2 4
Histerismo 1 1 2
TOTAL 182 69 251

Al establecer estos grupos, he tenido especial cuidado, en seleccionar los casos en que se
manifiestan, bien distintivos los sintomas característicos de cada vesania, sea cualquiera la
fase de su desarrollo incluso en aquellos en que es evidente la demencia terminal, pues
mientras subsistan manifestaciones de la vesania primitiva, deben comprenderse en el gru-
po de ella. Se hace esta advertencia por que nada fuera mas fácil, sin faltar á la verdad
científica, incluir como casos de demencia consecutiva á casi la mitad de los asilados, pe-
ro, que como los estados demenciales, no deben ser considerados como una psicosis idiopá-
tica (excepto, según algunos la demencia precoz) y sí, el resultado de repetidos traumatis-
mos morales que han ido desquiciando el sistema nervioso y determinado la agonía del
psiquismo, cuyo substrato intelectual ya cuarteado, acaba por desmoronarse.
Como quiera que antes que la personalidad llegue al ocaso de sus facultades, trascu-
rre un largo periodo para la vida psíquica, en la que los dementes siguen bajo la influen-
cia de la vesania primitiva y por lo tanto no deben ser incluidos en el grupo de dementes
terminales, aquellos casos en que los progresos demenciales, no han borrado los primeros
rasgos de vesania inicial. Por lo dicho se comprende que sea relativamente escaso el nume-
ro de demencias terminales en este Manicomio, si bien hay multitud de asilados en esta-
do demencial.

328
ANEXOS

Abundan las vesanias por anomalías congénita o adquirida en el desarrollo frénico


pero para interpretar su elevada cifra, hay que tener presente que no todos los casos son de
verdadera enajenación mental, pues tenemos casos poseedores de una personalidad cuyo de-
ficiente psiquismo, pobrísimo en concepto mental, afectivo y moral, apesar de tanta esca-
sez amolda sus actos, á lo que las leyes de relación social tiene previsto, si bien necesitando
una constante tutela, dada la exigüidad del radio de acción de su esfera intelectual, por
eso considero no es esta vesania la que mas abunda en este Manicomio, debiendo adjudi-
carse tan triste privilegio a la epilépsia.
Anomalías del desarrollo frénico,– Desde el hombre colocado en el último escalón de
la vida social, hasta aquellos que solo poseen rudimentarios instintos, hay una escala de la
mas variada y abundante gradación lo que ha obligado á establecer categorías, basadas en
la magnitud del daño, siendo este, de mayor á menor gravedad, la idiocia moral é inte-
lectual, la imbecilidad y debilidades mentales, y ciertas psicosis degenerativas de naturale-
za tóxica; debidas á trastornos funcionales de órganos cuyo papel es esencial en la vida de
nutrición: solo un caso tenemos de esta clase, diagnosticado de idiocia estruminosa por in-
suficiencia tiroidea. A 51 asciende la cifra de estas agenesias, unos afectados de debilidad
mental, con o sin obsesiones é impulso, hay otros delirantes, alucinados y muchos convul-
sivos; otros con su caudal psíquico tan precario que casi esta suprimida su personalidad.
Finalmente los hay que apenas pueden cumplimentar los mas sencillos actos de asociación
de ideas y no hay que decir que todos ellos están recargados de estigmas de degeneración.

MANÍA Y ESTADO MANIACOS


Pocos son los casos de manía que hay registrados en este Manicomio, quizás dependa
esto, del concepto moderno que se ha formado de esta enfermedad. Hasta hace poco ha si-
do considerable la manía, como una enfermedad autónoma, pero hoy hay tendencia á cer-
cenarte ese carácter, asignándole solo el de estado vesánico sintomático, mas ó menos defi-
nido, en el que hay predominio de euforia y expansiones, sin mas valor nosológico que el
que tienen otros síntomas, tales como el estupor, las alucinaciones, convulsiones y otros ele-
mentos psicopáticos, que no son realmente entidades nosológicas, sino episodios, que acom-
pañan ya exclusiva, ya accidentalmente á ciertas vesanias.
En espera de ulteriores progresos, hemos de considerar como casos de manía, aquellas
psicopatías en que hay predominio de hiperpsiquismo, con incoherencia de actos y pala-
bras, impulsos motrices parciales o generales, estremecimiento vibratorio de todo el orga-
nismo con inhibición de la voluntad directriz, inestabilidad de la atención, predominio
del automatismo cerebral, que tiene supeditado al pensamiento, marchando este errante y
á la ventura y generalmente movido por estímulos de una fugaz asociación de ideas, hay
hipertensión imaginativa é hipertrofia del Yo; en resumen, manifestación eufórica y tu-
multuosa de todas las actividades psicofísica del organismo, que se exteriorizan aparatosa-
mente con la mas desacorde ilación.
Una natural reserva se impone en la apreciación diagnóstica de los casos que parecen
de manía, y solo después de detenida observación, se han diagnosticado de tal, á unos 10
asilados. 5 de cada sexo, en los cuales el curso de la vesania ha sido la normal de esta cla-

329
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

se de procesos, todos han mejorado y algunos hasta se han curado; ha habido un caso, en
que después de haber entrado el enfermo en franca convalescencia, murió repentinamente
por colapso cardíaco.
Absolutamente en todos los casos, tratados en este Manicomio, se ha podido probar en
los maníacos antecedentes alcohólicos.

LIPEMANIA Y ESTADOS MELANCOLICOS


Muchas psicopatías se diagnostican de melancolía, por el sello de depresión y tristeza
que ofrece el paciente, pero, no siempre el síntoma mas aparente, es el mas esencial para
formar el diagnóstico. En muchos de nuestros asilados, se observa en ocasiones, un estado
emocional triste y apesar de ello, presentan claras manifestaciones sintomáticas, caracterís-
ticas de vesanias que nada tienen que ver con la lipemanía; depresión y tristeza son fre-
cuentemente episodios que se presentan en las paranoias, histerismo, alcoholismo, prodro-
mos maníacos.
Si bien la tendencia actual, es á limitar los diagnósticos de lipemanía, existen ciertas
psicosis que hay que considerarlas como tales, de ahí que siga admitiéndose esta enferme-
dad, como entidad nosológica; especialmente la llamada de involución.
Hay en este Manicomio 29 casos de lipemanía, 14 varones y 15 hembras, no siendo
de extrañar el mayor número de estas, apesar de la desproporción de sexos pues esta psico-
patía afecta de preferencia a la mujer. Entre los melancólicos son frecuentes los suicidios;
aquí tenemos una mujer, que se ha curado y que en un rapto de dolor morál intentó sui-
cidarse, lo que pudo cortarse. Tenemos 3 mujeres afectadas de la forma angustiosa, ha-
biéndose curado una, mejorado otra y siguiendo el mal su curso en la tercera.
El elemento morboso esencial de la melancolía es un constante dolor moral y una su-
ma tristeza, con depresión orgánica, que puede llegar al marasmo. En estos enfermos, to-
da excitación exterior al llegar á la conciencia, modifican su naturaleza y por mas alegres
que sean, se convierten en motivos de pena, este estado cenestésico triste, domina en el pa-
ciente, quien comprende el cambio que sufre, lo que aumenta su pesar, al hacerse cargo de
su propia invalidez en la lucha contra el desquiciamiento de su personalidad de la que es
forzado testigo, esto le sume en un estado tal de desesperación, que puede llegar al suicidio,
con tanta mas facilidad, cuanto que el melancólico se considera indigno de vivir, y consi-
dera justo todo castigo pues está convencido de su culpabilidad.
Entre los asilados, los hay que presentan la forma hipocondríaca con episodios de fuer-
te ansiedad, otros hay con tal reconcentración egocéntrica, que hasta carecen de reacción á
los estímulos exteriores, hallándose sumidos en un profundo estupor, en el cual y con apa-
riencia de calma completa, sufren horriblemente, al presenciar, las imaginarias y espanto-
sas escenas producto de su desviado intelecto.

FORMAS ALTERNAS
Algunas psicopatías presentan un curso intermitente regular, lo que es atribuido á
condiciones individuales ó especiales del paciente, pero atendiendo á la regularidad que

330
ANEXOS

afecta al proceso, cuyas crisis aparecen con un tipo clínico siempre igual, ha motivado la
creación de un grupo de psicopatías, conocidas con el nombre de locuras alternas. Suelen
ser estas formas poco frecuentes; pero en este Manicomio tenemos un hombre y una mujer
que la presentan; padece el primero crisis de excitación maníaca, seguidas de un largo pe-
riodo de estupor que poco a poco va alternándose volviendo regularmente la excitación ma-
níaca y siguiendo así de indefinidamente este ciclo periódico, la segunda presenta el tipo
de doble forma, separadas las crisis por un estado demencial.

PARANOIA
En este Manicomio (como en todos) son numerosos los casos de paranoia, lo cual se com-
prende al considerar, que en tal grupo son incluidas infinidad de psicopatías, que la obser-
vación clínica ha demostrado que son idénticas, apesar de presentarse con cuadros clínicos de-
semejantes, las monomanías de antes, los episodios delirantes de muchos degenerados,
multitud de delirios polimorfos, aun que carezcan de evolución determinada, con tal de ser
durables, casi todos los delirios sistematizados y en especial cuando son con tendencia evolu-
tiva, la mayoría de delirios de persecución y lipemanías hipocondríacas, y otras formas caben
según las corrientes modernas en el grupo de las paranoias, esto ha motivado nueva confu-
sión, de ahí la necesidad de dividir este proceso en varios grupos secundarios y admitir la pa-
ranoia originaria, la tardía y la abortiva; pero de todas ellas la que presenta caracteres clí-
nicos más bien determinados, es la paranoia á evolución sistematizada.
Los caracteres psíquicos principales que ha de presentar el paranoico, son: tener en
buen estado la facultad de razonar, asociar las ideas y conservar regular la memoria, su-
frir un sistema delirante permanente, único y con desarrollo progresivo, con carácter do-
minante sobre todos los actos del paciente, siendo la condición específica de este delirio, el
fijarse en un solo orden de conceptos, en los que la idea eje, evoluciona aisladamente, pe-
ro se irradia á los pensamientos y actos todos, porque en la formación del tema delirante,
que es producto de una operación psíquica, han de tomar parte todas las facultades, si bien
cada una, con la actividad normal ó anómala que integre sus energías y contribuir al
error, del que todas resultan cómplices, poniendo con ello de manifiesto, su propio trastor-
no, de ahí que aunque el delirio paranoide sea único y aislado supone un trastorno gene-
ral. El enfermo, no puede rectificar los errores de su imaginación, pues su percepción que
parece sana, no lo está, lo que le imposibilita de comprender, la falsedad de la base en que
está cimentado todo su artificio delirante. Tenemos en este Manicomio varios casos de pa-
ranoia, tardía originaria y abortiva; entre los hombres, los hay millonarios, reyes, santos,
hijos de emperadores, como casos notables de teomanía, tenemos el Cristo de Lerga y el Pa-
dre Eterno, en el departamento de mujeres no hay casos tan característicos, pero hay una
señora que se cree ser una santa, en otras ocasiones reina, etc.

DEMENCIA Y ESTADOS DEMENCIALES


Las mas notables variedades de demencia, se encuentran en las clínicas de este Esta-
blecimiento, hay formas hebefrénicas, con ó sin alucinaciones, estados de estupor demen-
cial, abundantes casos de demencia precoz, forma simple ó compleja, etc.

331
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Considerando que las dos terceras partes del personal asilado procede de otros mani-
comios, huelga decir, que es numerosa la cifra de casos de demencia consecutiva, habien-
do mas de 50 asilados de ambos sexos que la padecen.
Es la demencia a donde van a emerger todas las locuras, siendo la única, que parece es-
capar á ella, la paranoia á evolución sistemática. Cuando aparece la demencia prematura-
mente y constituye por si sola la vesania, se llama precoz; cuando es el término de una per-
sonalidad perfectamente desarrollada, que ha llegado á una avanzada edad, se llama senil,
que es la expresión del natural desgaste orgánico y dinámico de toda economía, que ha dado
todo el caudal de energías que poseía, siquiera particulares predisposiciones pueden acelerar
su aparición en ciertos individuos, finalmente se llama secundaria á la demencia que resul-
tado del saldo que ha dejado una personalidad perturbada por estados psicopáticos.
Es la demencia, prescindiendo de la forma y época de su aparición, un proceso de di-
solución de la personalidad que puede llegar al total obscurecimiento de la conciencia es la
ruina mas o menos graduada de las facultades intelectuales, afectivas y morales, acompa-
ñándose con frecuencia de trastornos orgánicos de preferencia de orden motor.
Casos de demencia precoz tenemos muchos en este manicomio, entre ellos uno que po-
ne de manifiesto lo compleja que es la sintomatología de esta enfermedad; se trata de un
joven de 26 años, que padece crisis catalépticas, con aura motriz, de aspecto epileptiforme
con estados crepusculares de la conciencia, en los que recobrando su alternante personali-
dad morbosa, realiza actos de la mas complicada coordinación, en los que dominan, los
impulsos a fugarse, habiendo logrado dos veces escapar del establecimiento.
En Psiquiatría, solo la demencia precoz y la terminal se consideran como vesanias, no
así la senil, por eso con muy buen acuerdo ha sido negado por V.E. el ingreso en este Ma-
nicomio á algunos ancianos, que padecían este estado psíquico, que si bien supone una in-
validez mental, no son casos de enagenación.

PARALISIS GENERAL PROGRESIVA DE LOS ALIENADOS


Unos 12 alienados, todos varones padecen esta enfermedad la que afecta raramente á
la mujer.
En los manicomios de los grandes centros y especialmente en los de los puestos comer-
ciales de mucha importancia, es frecuentísima esta forma de locura, cuya causa principal
es atribuida a la sífilis, enfermedad que apenas se padece en esta comarca, y quizás esto
explique los pocos paralíticos que tenemos.
Los caracteres mas salientes de esta psicopatía, consisten en presentar el enfermo un
constante estado de excitación, con delirios eufóricos, dominando los conceptos de grande-
za acompañados de trastornos de la motilidad de pronóstico gravísimo y marcha fatal-
mente progresiva, asociándose á este estado una demencia profunda y terminando el pro-
ceso en el término de breves años.
Entre los paralíticos de este Establecimiento, hay algunos casos de forma lenta, en los
que la marcha progresiva del mal, se ha podido detener con el tratamiento mercurial, cu-
ya terapéutica es de rigor emplear, teniendo en cuenta la génesis del mal.

332
ANEXOS

CONFUSION MENTAL
Enfermedad de aparición, casi siempre brusca, ocasionada por desgastes organicos
producidos rápidamente, ya sea por pérdidas de sangre, polintoxicaciones agudas por tras-
tornos nutritivos etc. Los enfermos presentan incoherencia é incordinación de todos los ac-
tos mentales, su delirio carece de orientación y rumbo, suele decirse que la inteligencia ha
perdido la brújula que señalaba su derroteros. Proceso poco frecuente en los manicomios,
aquí solo tenemos dos casos.

EPILEPSIA
Es la neuropatía dominante en este Manicomio, pues descontando los casos larvados,
tenemos 38 de esta enfermedad, de ella hay casi todas las formas y variedades, desde los
epilépticos que solo padecen accesos nocturnos y fracmentados, de los que ni ellos mismos
tienen conocimiento hasta las formas aparatosas que ponen por su gravedad en peligro la
vida del paciente.
Todos los epilépticos, sin excepción, están en tratamiento, con lo que se consigue, ya
que no curar la dolencia, cuanto menos atenuarla en lo posible.
Tenemos epilépticos, en los que el mal se acompaña de asociaciones neuropáticas ó sea
aparición simultánea ó consecutiva de otros procesos psicopáticos, tales como crisis manía-
cas o hipomaníacas, demencia precoz estuporosa ó alucinatoria, etc. Algunos han llegado
á la demencia terminal, otros padecen accesos de locura furiosa, que en ocasiones reem-
plaza los accesos convulsivos, siendo fenómeno consecutivo en otras, siendo notable el que,
en la mayoría de estos casos, suelen recobrar una vez terminada esta complicación su per-
sonalidad, con todos los atributos de la razón.
De estos tenemos tres casos muy notables en los que después de unos pocos días de exal-
tación del carácter epiléptico, con aparición de algún accidente comicial, que en general es
de poca intensidad, estalla bruscamente un delirio furioso, con impulsividad agresiva,
(siendo el citado delirio siempre igual) y desapareciendo todo de un modo brusco, después
de una ó dos semanas, de duración, restableciéndose en el enfermo la mas perfecta lucidez.
Tenemos un epiléptico que presenta estados crepusculares de la conciencia, en los que
perdiendo su normal personalidad, la que es substituida por la morbosa, reanuda el cur-
so de su vida accesional, recordando los incidentes que constituyen esta y siguiendo los im-
pulsos de un alternante estado cenestésico, cuya personalidad con todos sus atributos y re-
cuerdos, desaparece en absoluto en cuanto recobra su psiquismo normal. Hay otros
epilépticos, en que los accesos les dejan sumidos en un profundo estado confusional, pre-
sentando todo el aspecto de idiotas; esta complicación la presentan algunos adolescentes, es-
pecialmente dos de 18 y 19 años respectivamente.
En completo estado demencial tenemos muchos, estos ofrecen pocas esperanzas de ali-
vio, siendo ademas casi todos, clinequesas y paralíticos.
Hay uno, cuyos accesos aparecen de tarde en tarde, yendo acompañados de excitación
maníaca furiosa, este recupera pronto su personalidad, siendo este enfermo notable por pa-
decer gangrena simétrica de las dos extremidades inferiores, habiendo perdido por esta cau-

333
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

sa, los dos metatarsos, dicha lesión neurotrófica, permanece estacionaria durante los pe-
riodos intercomiciales y adelanta durante los accesionales.
Abundan en esta sección, los mutilados resultado de las violencias, traumatismos, que-
maduras y demás contingencias debidas á las inevitables caídas.
He podido comprobar, que el alcoholismo en los enfermos ó en sus antecesores y la he-
rencia neuropática, constituyen los principales conmemorativos patológicos de estos enfer-
mos.

HISTERISMO
Es poco frecuente el histerismo en este manicomio, toda la variedad de manifestacio-
nes psicopáticas y la inestabilidad, en ellas caracterizan esta enfermedad.
Tenemos aquí tres histéricos, dos mujeres y un hombre; una de las enfermas presenta
un estado de conciencia, en que las ideas concernientes al yo, se acompañan de un senti-
miento cenestésico sumamente vivo, su conversación es una mezcla chocante de conceptos
morales y libres, un constante é inconciente disimulo en el estigma psíquico que mas lla-
ma la atención, jamás responde directamente, y al contestar lo hace anteponiendo á cada
frase un sonsonete sempiterno, verdadero fenómeno de paralogia temática; padece de im-
pulsos ó síntomas de eco, tiene que imitar todo lo que ve y oye, así es que su cara es un es-
pejo en el que se reflejan las impresiones de los demás, tan pronto llora, como ríe, salta, es-
tá inmóvil, viendo un contraste constante sus palabras y actos – aunque muy sugestibles
debido á la rapidez de sus impresiones y contrastes de su espíritu, las sugestiones son poco
duraderas, la otra enferma presenta también los fenómenos de contraste, es alucinada y pa-
dece crisis violentas de excitación maníaca y accesos convulsivos polimorfos. Habiendo me-
jorado y creyendo la familia que estaba curada, la restituyó á su domicilio.
Tratándose de un sencillo resumen del historial clínico y debiéndose limitar este tra-
bajo á dar cuenta de lo mas esencial creo no sería pertinente insistir en más detalles.

– CAPITULO SEPTIMO –
LIGERAS INNOVACIONES QUE A ESTA EXCMA. DIPUTACION FORAL, SE
PROPONEN, POR SI TIENE A BIEN SE PLANTEEN PARA LA MEJOR
MARCHA DE LOS SERVICIOS, DURANTE EL AÑO 1906
En las notas mensuales, que he tenido el gusto de remitir á V.E. he puesto en su co-
nocimiento que algunos alienados habían conseguido fugarse, este es un hecho frecuente en
todos los manicomios y al que no debe dársele una desmedida importancia; de todos mo-
dos, hay que admitir que la sociedad y las familias tienen derecho á que esté garantizada
la custodia y vigilancia de los asilados, especialmente tratándose de procesados.
Las indicadas fugas demuestran que en la disposición del Manicomio, se ha atendido
de preferencia, á las condiciones de bienestar é higiene, relegando á segundo termino las
que extreman la reclusión y aislamiento; de lamentar son las fugas y conviene evitarlas,
buscando medios, que no agraven la situación de los demás asilados.

334
ANEXOS

En Inglaterra, en el tratamiento de los locos, se sigue el científico y humanitario sis-


tema non restrain, (nada de castigo ni encierro) y el open door (puerta abierta) y son ra-
rísimas las fugas.
La gran mayoría de los locos, no piensan en salir, y menos en evadirse, si fuese lo con-
trario, en nuestro Manicomio, conseguirían escapar todos los que lo intentaran, por las
grandes facilidades que hay, lo cual hace difícil el trabajo de vigilancia.
Cuatro han sido los locos fugados durante el año 1905, con la particularidad, que uno
reingresó espontáneamente, después de haber estado en Francia y en la Ribera, otro que go-
zaba libertad, pues se le concedió permiso quincenal para ver a su familia, se fugó, cuan-
do se le retiró aquel y emigró, según referencias, á la República Argentina, hay fundadas
sospechas, que en esta fuga debió haber complicidad con la familia, pues se trataba de un
procesado.
De los dos restantes fugados, el uno marchó á Francia y el otro á su domicilio, siendo
preciso ir en su busca; lo que ocasionó los consiguientes gastos é incomodidades.
Con el fin de evitar las fugas y las responsabilidades consiguientes, especialmente tra-
tándose de procesados, pudiera, salvo el mejor parecer de V.E. habilitarse, conveniente-
mente dispuesto, un pabellón interior; estudiando el asunto sobre el terreno, me permito
indicar, para el referido objeto, el segundo pabellón longitudinal, en el cual, elevando las
tapias del patio y aceptando insignificantes modificaciones, quedaría en condiciones, que
harían imposible la huida. Si después de tomadas estas medidas de precaución, siguiesen
las fugas, sería debido á la falta de vigilancia, de la cual hoy en conciencia, no puede acu-
sarse a los vigilantes, pues se les exige el cumplimiento de una difícil misión, careciendo el
manicomio de condiciones que garanticen la reclusión, lo cual habla muy en favor de sus
condiciones higiénicas y humanitarias.
Como antes he tenido el gusto de manifestar á V. E. durante el año 1.905 han hecho
estancia 251 orates, si bien actualmente, solo hay 220, debido á fallecimientos y altas, y
hay que pensar que solo poseemos 250 camas, observándose una marcada tendencia en ir
en aumento las admisiones.
Hace falta terminar la gran instalación Hidroterápica, esta instalación que es de gran
importancia, permite espera, puesto que cada departamento, posee un cuarto de balneote-
rapia.
El gabinete electroterápico, no funciona por faltar un detalle de poca importancia, pe-
ro que es esencial para poder utilizarlo.
Poseemos un botiquín completísimo, pero hace falta una frasquería adecuada, para
que no se echen á perder los medicamentos.
Cuanto en la presente memoria, he tenido el gusto de someter á la consideración de V.
E., ha sido relación imparcial de los hechos ocurridos, lo que permite deducir, que la mar-
cha del Manicomio, en todo cuanto integra su mecanismo, ha sido la normal de esta cla-
se de establecimientos y si se ha de dar fe á lo que de voz pública, se dice, el concepto que
de el se ha formado es en extremo favorable. Motivos de delicadeza, me vedan insistir en
la apreciación de los hechos, en lo que he intervenido, por lo que solo me resta manifestar,

335
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

que todas las dificultades se vencen, cuando al concurso de una buena voluntad, acompa-
ña un apoyo tan valioso como el que nos ha dispensado V. E. que unido á la acertada in-
tervención de los personales Administrativo y Religioso, han hecho fácil y agradable tan de-
licada misión.
Manicomio de Navarra– 31 de diciembre de 1905. El Director Facultativo: Manuel
Gurría.

336
ANEXOS

ANEXO 4
MANICOMIO DE NAVARRA. PLANTA TOPOGRÁFICA – 1. ESCALA 1:
1.000. AÑO 1904.

337
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ANEXO 5
MANICOMIO DE NAVARRA. PLANTA TOPOGRÁFICA – 2. DESCRIPCIÓN
DE LOS EDIFICIOS. ESCALA 1: 1.000. AÑO 1904.

338
ANEXOS

ANEXO 6
HOJAS DE INGRESO EN EL MANICOMIO UTILIZADAS POR LOS DIFE-
RENTES DIRECTORES ENTRE 1904 Y 1954.

339
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ANEXO 7
IMPRESOS DE TRATAMIENTO

340
ANEXOS

341
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342
ANEXOS

343
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

ANEXO 8
IMPRESOS DE EVOLUCIÓN CLÍNICA.

344
ANEXOS

345
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

346
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS
ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1. Localización de los enfermos en la Estadística de


Dementes del Dr. Rubio ............................................... 74
Tabla 2. Estadística de los dementes ingresados en los manicomios
españoles. 1880 .............................................................. 75
Tabla 3. Clasificación de los tipos de enfermos asilados según
Seguin........................................................................... 76
Tabla 4. Gastos de las estancias de los dementes de Navarra en el
Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza ....... 110
Tabla 5. Profesiones de los varones ingresados en el Manicomio de
Navarra en 1905 según M. Gurría ................................. 164
Tabla 6. Cuadro de las profesiones y de las formas de vida. Datos
de la Salpêtrière.............................................................. 165
Tabla 7. Datos de mi establecimiento .......................................... 165
Tabla 8. Admisiones acumuladas cada decenio. Años 1904-1954 . 192
Tabla 9. Tipo de tratamiento ...................................................... 204
Tabla 10. Tratamientos empleados en el Manicomio de Navarra.
1904-1954. Sección de mujeres ...................................... 205
Tabla 11. Resumen de los tratamientos empleados más frecuente-
mente en el Manicomio de Navarra en la primera mitad
del siglo XX .................................................................... 207

349
JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tabla 12. Fechas y directoras de la clínica Nuestra Señora del Pilar. 224
Tabla 13. Procedencia de los pacientes ingresados en la clínica
Nª Señora del Pilar........................................................ 225

350
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1. Manicomio de Navarra. Admisiones por sexos.


Años 1904-1954 .......................................................... 191
Figura 2. Manicomio de Navarra. Ingresos y reingresos.
Años 1904-1954 .......................................................... 191
Figura 3. Manicomio de Navarra. Admisiones acumuladas cada
decenio. Años 1904-1954 ............................................. 193
Figura 4. Manicomio de Navarra. Admisiones acumuladas cada
decenio, por sexos. Años 1904-1954 ........................... 193
Figura 5. Manicomio de Navarra. Fallecidos y salidas.
Años 1904-1954 .......................................................... 194
Figura 6. Manicomio de Navarra. Tratamientos empleados.
Años 1904-1954. Sección de mujeres .......................... 205
Figura 7. Clínica militar. Distribución por edad........................ 215
Figura 8. Clínica militar. Distribución por cohortes de edad ..... 215
Figura 9. Clínica militar. Porcentaje por diagnóstico ................. 216
Figura 10. Clínica militar. Porcentaje por estado civil.................. 217
Figura 11. Clínica militar. Distribución por graduación .............. 218
Figura 12. Clínica militar. Procedencia........................................ 218
Figura 13. Clínica militar. Distribución por Comunidades Autó-
nomas......................................................................... 219
Figura 14. Clínica militar. Diagnósticos agrupados ..................... 220
Figura 15. Clínica militar. Tiempos de estancia agrupados .......... 220
Figura 16. Clínica militar. Tipos de altas ..................................... 221
Figura 17. Clínica militar. Casos con tratamiento ....................... 222

351
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS

ÍNDICE DE ANEXOS

Anexo 1 Biografía del Dr. D. Nicasio Landa Álvarez de Carballo.. 257


Anexo 2 Proyecto de un manicomio agrícola. Por Don Nicasio
Landa .......................................................................... 263
Anexo 3 Extracto de la Primera Memoria de actividad del
Manicomio de Navarra correspondiente a 1905
por D. Manuel Gurria y Estapé................................... 313
Anexo 4 Manicomio de Navarra. Planta topográfica – 1.
Escala 1: 1.000. Año 1904 ............................................ 337
Anexo 5 Manicomio de Navarra. Planta topográfica – 2.
Descripción de los edificios. Escala 1: 1.000. Año 1904 .. 338
Anexo 6 Hojas de ingreso en el Manicomio utilizadas por los
diferentes directores entre 1904 y 1954 ........................ 339
Anexo 7 Impresos de tratamiento.............................................. 340
Anexo 8 Impresos de evolución clínica ...................................... 344

353

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