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DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
EN NAVARRA (1868-1954)
Colección
Temas de Historia de la Medicina
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EL NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN
DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
EN NAVARRA (1868-1954)
Consejo de Redacción
Director: José Javier Viñes Rueda
Secretaría: Olga Díaz de Rada Pardo
Consejeros: - Javier Aztarain Díez
- Pedro Gil Sotres
- Francisco Javier González Echeverría
- Carmen Jusué Simonena
- Pablo Larraz Andía
Presentación ................................................................................. 13
Introducción ................................................................................ 17
9
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Fuentes......................................................................................... 233
Bibliografía................................................................................... 237
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ÍNDICE
NOTA: Los anexos y los textos que aparecen en cursiva, se han copiado fielmente de los
documentos originales, por lo cual, los errores ortográficos que pueden aparecer respecto a
nuestras normas actuales, son debidos al empleo de las tildes o el uso de la “g” y la “j” o la “y”
la “i” y otras letras, que se hacía en la época respectiva.
11
PRESENTACIÓN
Cuadro de T. Robert-Fleury, en el que aparece Pinel retirando las ataduras a las dementes de la Salpê-
trière
El libro que Javier Aztarain Díez me pide que prologue es doble-
mente encomiable: contribuye a elucidar una parte relevante de la lu-
cha contra las enfermedades psiquiátricas en Navarra durante el pasado
siglo y, por otra, muestra su fidelidad a la institución en la que ha tra-
bajado como médico.
La historia de la psiquiatría en Navarra pasa, en gran parte, por el de-
curso del Hospital Psiquiátrico San Francisco Javier a lo largo del siglo XX.
A través de las historias clínicas de esta institución, Javier Aztarain, desen-
reda los hilos de la nosología –el poner nombre a la locura– y de los dife-
rentes tratamientos -desde el tratamiento moral a la aparición de los neu-
rolépticos–. Además, sitúa a los protagonistas de la historia: los enfermos
y los médicos. Los enfermos, provenientes de toda Navarra, apenas se
vislumbran en los trazos gruesos que dibujan las historias clínicas conser-
vadas. Algo que es común a otras instituciones similares.
Entre los médicos destaca la figura de Nicasio Landa, visto aquí ba-
jo un nuevo prisma: el del reformador psiquiátrico. El co-fundador de
la Cruz Roja española, fue autor, en 1868, del “Proyecto de un Mani-
comio agrícola” a la Diputación de Navarra, en la que propone resolver
el problema asistencial que arrastraba Navarra desde siglos atrás, pues
carecía de una institución que acogiera y tratara a los enfermos menta-
les. El Proyecto de Nicasio Landa, como bien señala el autor de este li-
bro, será ampliamente utilizada en 1885, por el médico Luis Martínez
Ubago, cuando la Junta de Beneficencia le solicite que plantee el mo-
do de llevar a cabo el establecimiento de un Manicomio para Navarra
y provincias vascongadas, sufragado con la herencia del bienhechor D.
Fermín Daoiz y Argaiz.
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INTRODUCCIÓN
La asistencia psiquiátrica en el mundo occidental ha pasado por di-
versas etapas, que están relacionadas con las corrientes de pensamiento
imperantes en cada momento, con las diferentes concepciones sobre la
enfermedad mental y con los recursos socioeconómicos que podían
destinarse a este fin.
La psiquiatría moderna nació bajo la Ilustración. Sin embargo, los
cambios que desembocaron en el nacimiento de esta rama de la medi-
cina, se habían iniciado en el siglo XVII, cuando los dementes empeza-
ron a ser valorados como personas enfermas, sólo entonces superaron
la consideración infrahumana que les aproximaba más a las bestias y
que hacía que, en la mayoría de los países, recibieran un trato peor que
el dispensado a los animales domésticos.
Estas ideas facilitaron su inclusión, iniciada en Francia a mediados
del siglo XVII, en los hospitales generales. Tras el de París, fundado por
edicto real en 1656, siguieron otros muchos, y en ellos se produjo el
“gran encierro” de mendigos, dementes, vagabundos y otros grupos
marginales. El objetivo era procurar convertir a los marginados, me-
diante el trabajo y la disciplina, en buenos ciudadanos y trabajadores la-
boriosos. Los reglamentos, que luego tendrían gran importancia en el
ámbito psiquiátrico, fueron la base del cambio.
España seguía a cierta distancia los cambios que provenían de Eu-
ropa y las leyes de reclusión de la población marginal no se populariza-
ron hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Entre 1719 y 1798 se decre-
taron setenta cédulas reales para internar a los vagabundos en diferentes
instituciones. Los miserables representaban un peligro social, como se
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
manuscritas las dos hojas en las que hizo el esquema de lo que podía ser
el estudio, me dio valiosísimas orientaciones y durante la semana que pa-
sé en Valencia se incrementó mi interés por el estudio de la historia y en
concreto sobre mi objetivo: el Manicomio de Navarra.
Gracias al apoyo del director del Manicomio D. Luis Javier Liza-
rraga Larrión, para quien el tema también era de interés, obtuve un
permiso de la Excelentísima Diputación Foral de Navarra para acceder
a las Actas de la Diputación Foral entre los años 1860 y 1960, las últi-
mas redactadas muy pocos años antes del comienzo de mi estudio. Es-
ta actividad me ocupó durante cuatro años. Al mismo tiempo, había
iniciado el examen de todas las historias clínicas – más de cuatro mil –
de los ingresos hospitalarios en el manicomio navarro entre los años
1904 y 1954. En esta labor estuve auxiliado con frecuencia por los psi-
quiatras que hacían sus guardias en el hospital, en especial por la Dra.
Mª Jesús Garrido, la cual me ayudo a clasificar las decenas de docu-
mentos distintos que aparecían en dichas historias.
Transcurridos seis años había conseguido material necesario para
preparar diferentes trabajos, pero un cambio en mi actividad profesio-
nal que me mantuvo ocupado durante siete años, me impidió con-
cluirlo. Tras ese paréntesis, lo retomé, cuando mi amigo Luis Javier Li-
zarraga preparaba la presentación de su libro “La casa del tejado
colorado” en el que habiendo recorrido el mismo camino que yo había
realizado por el Archivo General de Navarra y con un amplio conoci-
miento del hospital –en el que además de ser su director, había traba-
jado varias décadas–, escribió una excelente y exhaustiva historia, que
me obligó a replantearme mi proyecto de tesis.
Con la orientación del profesor Salvador Cervera y el Dr. Manuel
Martín trabajé durante varios años más en el estudio del material acu-
mulado, ampliando la información con nuevas búsquedas en el Archivo
Administrativo de Navarra que me permitieron encontrar un ejemplar
del “Proyecto de un Manicomio agrícola” base sobre la que se diseñó el
manicomio navarro y que ha servido para reconocer el papel de reforma-
dor psiquiátrico que tuvo uno de nuestros médicos más internacionales,
el Dr. Nicasio Landa, miembro fundador de la Cruz Roja Internacional.
Unido a esto y con la inestimable ayuda de Luis J. Lizarraga se hizo
un estudio de una muestra aleatoria de la población asistida en el mani-
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
comio navarro, integrada por 1.959 historias clínicas que produjo una in-
formación muy valiosa, generalizable a la población total del centro.
El problema se planteó en el momento de seleccionar de entre los
más de tres mil folios escritos, aquellos que debían ser empleados para
darlos a conocer, tanto en mi proyecto de tesis, como en otras publica-
ciones. Tuve la fortuna de contar con la orientación del Profesor D. Pe-
dro Gil Sotres, que con su enorme experiencia, me aclaró qué infor-
mación de la recopilada, me permitiría elaborar la memoria para optar
al grado de doctor que presenté en la Universidad de Navarra.
Durante los últimos años, el Profesor José Javier Viñes a quien la vi-
da y obra del Dr. Landa siempre le ha entusiasmado, me ha estimula-
do a dar a conocer esa faceta poco conocida de Landa, que tuvo una in-
fluencia decisiva en la asistencia psiquiátrica de Navarra durante casi
cien años y que tenía, cuando fue presentada, una importancia similar
a las mejores obras de su época. Me facilitó datos que no conocía sobre
la biografía de Landa y me ayudo a reducir mi estudio a la décima par-
te, contenida en este libro.
A todos ellos agradezco su ayuda, apoyo y estímulo, sin los cuales
no hubiera podido dedicar tanto tiempo, ni realizar este trabajo.
El libro que ahora tienen en sus manos, es forzosamente un extracto
del material recopilado y por ello, he tenido que dejar de lado informa-
ción, a favor de otra que creo puede ser de interés para el público en ge-
neral. He mantenido las notas al pié con referencias biográficas, porque
en muchos casos corresponden a personas que influyeron decisivamente
en los cambios en la asistencia psiquiátrica o en la descripción de los tras-
tornos mentales. La Introducción, que se centra en el nacimiento de la
psiquiatría como ciencia, me parece imprescindible para que los lectores
no especialistas tengan una referencia básica de la situación de esta disci-
plina antes de la redacción del Proyecto de Landa y de la importancia del
manicomio Vasconavarro en la asistencia psiquiátrica en nuestro país.
Finalmente, quiero agradecer a los miembros del Consejo de Re-
dacción de la Colección Temas de Historia de la Medicina, del Servicio
de Docencia, Investigación y Desarrollo Sanitarios del Departamento
de Salud del Gobierno de Navarra, presidida por el Profesor José Javier
Viñes, su interés y apoyo para la publicación de este estudio.
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LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA
ANTERIOR AL SIGLO XVIII
Durante el siglo XV se abrieron en las principales capitales estable-
cimientos para acoger a los dementes que, según diversos autores, se-
guían los modos de asistir a estos enfermos que tenían los árabes1,2 y que
convirtieron a España en un país avanzado en el tratamiento de los ena-
jenados. La conversión del reino de España en un imperio, tras el des-
cubrimiento del continente americano, no hizo sino reforzar el papel
de nuestro país en el desarrollo de la asistencia psiquiátrica.
El modo humanitario de tratar a los enfermos mentales se ha reconoci-
do internacionalmente como una de las características de los hospitales pa-
ra dementes fundados en España a partir del siglo XV3,4. El manicomio de
Valencia, cuya fundación se considera debida al padre Juan Gilabert Jofré5
1
Ackerknecht recoge la fundación de los siguientes hospitales para enfermos mentales:
Fez en el año 700; Bagdad, 705; El Cairo, 800; Damasco y Alepo, 1270. Ackerknecht, E. 1964:
17.
2
Zilboorg cita la creación del Hospital de Jerusalem el año 491. Zilboorg, 1968: 562.
3
Alexander y Selesnick citan a Bassoe que confirma la opinión de Ullesperger que dice:
“la cuna de la Psiquiatría estuvo en España, donde se construyeron los primeros edificios con-
venientes y adecuados para hospitalizar a dementes”. Alexander y Selesnick, 1970: 150.
4
Bassoe cita a Antonio Hernández Morejón, que en su “Historia bibliográphica de la me-
dicina española”, publicada en Madrid en 1842, en su volumen II, pag. 245, escribe: “Uno de
los éxitos que pertenece exclusivamente a los españoles es el tratamiento moral para combatir
las afecciones mentales y el establecimiento en el siglo quince de edificios confortables y ade-
cuados para la admisión de esta clase de infortunados”. Bassoe, P. 1945. 101: 731.
5
“Juan Gilabert Jofré, mercedario, nacido en Valencia el 23 de junio de 1364, y dedicado
desde 1391 a la redención de cautivos, para lo que poseía privilegios reales, hombre virtuoso y
culto, indignóse de los espectáculos que desde el año 1408 sorprendíanse por las calles de Va-
lencia. Multitud de desgraciados dementes recorrían las calles, complaciéndose el pueblo en
mortificarles, corriéndoles y haciéndoles sufrir toda clase de burlas y agresiones cruentas. Apro-
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vechando el encargo que tenía para hacer el sermón del Evangelio de la primera Dominica de
Cuaresma del 1409 (24 de febrero), impulsado por el espectáculo sorprendido al entrar en la
Iglesia, de un loco rodeado de un grupo de curiosos, que había sido herido por unos desalma-
dos, lanzó al final del Evangelio, una alocución a los fieles, exhortándoles a recaudar fondos pa-
ra construir “un hospital o casa hon los pobres inocents e furiosos fosen acollits”. La sencilla plática
encendió la caridad del auditorio, y uno de los asistentes, Lorenzo Saloni, reunió a diez ami-
gos, que ofrendaron la ayuda al padre Jofré”. Górriz, 1936. 44: 244.
6
Sempere fija la inauguración oficial del manicomio en 1410 en: Sempere Corbi, J. y Ló-
pez Gómez, L. “Cómo nació, como era, como funcionaba el hospital dels Folls de Sancta Maria dels
Ignoscents”. Valencia, 1959: 17. Citado por Conde, V. 1994.
7
Bassoe recurre a la obra de Ullersperger (1954, original 1871) para considerar a España
como la cuna de la Psiquiatría, término que emplea él mismo en el titulo de su trabajo, (1945)
y el propio Schmitz (Das Irrenwesen in Spanien. Allg. Ztschr. F. Psychiatrie, 1884-85, 41: 366-
378) que escribe: “No fue Pinel sino los psiquiatras españoles en Valencia en 1409 los primeros
en retirar las cadenas e instituir el tratamiento moral. Se utilizaron el ejercicio, juegos, trabajo,
entretenimiento, dieta e higiene”. Bassoe, P. 1945. 101: 731.
8
Isensee, E. “Geschichte der Medizin und ihrer Literatur. Chronologische Uebersicht ei-
ner Geschichte der Irrenheilkunde” Berlín, 1844-45. Citado por M. Górriz, 1936. 44: 235.
9
Conde y cols. han estudiado concienzudamente el origen de la Casa de Orates a través
de tres fuentes: a) el testamento de su fundador Sancho Velázquez de Cuéllar que se encuentra
en el Archivo Catedralicio de la ciudad; b) la memoria de recopilación histórica sobre la Casa
realizada por don Francisco Sisniega Pérez y el trabajo de Elena Maza Zorrilla, “Valladolid: sus
pobres y la respuesta institucional”. Valladolid 1985. Editado por la Junta de Castilla y León y
la Universidad de Valladolid y han concluido que este hospital se fundó el 13 de febrero de
1489, por Sancho Velázquez de Cuéllar, Oidor de los Reyes Católicos. Conde y cols. 1994. 135-
136: 29-34.
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10
Bassoe, P. 1945. 101: 732.
11
El artículo de Bassoe contiene bastantes discrepancias con otras fuentes en relación con
las fechas de fundación de algunos establecimientos, como el de Valladolid, que según Bassoe
basándose en informaciones de Desmaisons, (Des asiles d´aliénés en Espagne. Recherches his-
toriques et médicales. 176 pages. París, 1859.) habría sido fundado en 1436, mientras que Gó-
rriz indica que fue fundado por testamento de don Sancho Velázquez de Cuéllar, otorgado en
13 de febrero de 1489, en el que disponía: “la casa que yo tengo en Valladolid a Trenería, según
que ahora la poseyo o poseyere al tiempo de mi muerte sea hecha hospital, para que en él se re-
cojan las personas que carezcan de seso o juicio natural, pero no para la vejez, que para estos
ya están fundadas otras casas de Misericordia”.(Górriz, 1936: 245.) Véase también Conde y cols.
1994. Sin embargo el error más curioso del articulo de Bassoe es la creación de un nuevo per-
sonaje: “Juan de Dios Huarte y Navarro” híbrido de Juan Ciudad Duarte, fundador de la Or-
den de San Juan de Dios y el navarro de la merindad de Ultrapuertos, Juan Huarte de San Juan.
A este “nuevo” personaje atribuye los méritos fundacionales de Juan Ciudad y la obra escrita
de Juan Huarte de San Juan “Examen de ingenios para las ciencias”. Bassoe, P. 1945. 101: 733.
12
Paniagua, J.A..”La psicoterapia en las obras médicas de Arnau de Vilanova”. En Studia
Arnaldiana. Trabajos en torno a la obra médica de Arnau de Vilanova. C. 1240-1311. Barcelo-
na, 1994: 423-437.
13
Bassoe, 1945. 101: 735.
14
“Horrorizado por las burlas y crueldades de que eran objeto los locos en Granada, se
finge en 1.537 perturbado y logra que le encierren, para conocer mejor sus necesidades. Reci-
be durante cuarenta días los implacables golpes y torturas con que los loqueros pretendían vol-
verle a la razón, justificando el terrible y popular adagio; y, al fin, tras muchas vicisitudes, in-
flamado de caridad cristiana, funda un hospital en Granada, sostenido por limosnas y
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Michel Foucault considera en su Tesis doctoral, (Folie et déraison-Histoire de la folie à
l´âge classique. París. 1961.) que la locura es reducida al silencio mediante el gran encierro que
comenzará con la fundación del Hospital General de París en 1656. Versión española ver Fou-
cault, 1976. En España la misma situación ha sido tratada por Alvarez-Uría en Miserables y lo-
cos. 21-63. Alvarez-Uría. 1983. Foucault trata también sobre este tema en otras obras. Véase
Foucault 1979, 1981 y DEBATE Stone-Foucault. 1984.
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Postel y Quétel, 1993: 106.
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“Atrapados una vez más en la espiral del encierro de los vagabundos, los insanos de los
asilos, más que los de las demás prisiones, cuyas familias deben pagar pensiones frecuentemente
considerables, constituyen el contingente irreductible que la Revolución y el Imperio dejaron
en los asilos, donde los mantuvieron, esperando a que la ley de 1838 pusiera fin por último a
más de dos siglos de confinamiento carcelario”. Postel y Quétel, 1993: 109.
23
William Tuke (1732-1822) fue el primer representante de una dinastía que comprende
cuatro generaciones y durante un siglo desempeñó un importante papel en la psiquiatría in-
glesa, inspirándose en el ideal filantrópico de los cuáqueros. A consecuencia de la muerte de
una mujer en extrañas condiciones en el asilo de alienados de York, el año 1791, decidió hacer
todo lo posible para crear un asilo más humanitario. Fundó en York el 11 de mayo de 1796 un
asilo para treinta enfermos bajo los nuevos patrones asistenciales. Para subrayar su función de
acogida se aceptó el nombre propuesto por la esposa de su hijo mayor Henry de nombre Mary,
que lo denominó York Retreat (Retiro). Su director fue un cuñado de W. Tuke, Timothy Maud,
que falleció poco después y al que sucedió el propio Tuke durante un año, para dejar poste-
riormente su lugar a George Jepson, aunque siguió siendo tesorero hasta la edad de 87 años. Su
primer médico fue Thomas Fowler (1736-1801), clínico de York, que hasta entonces jamás se
había interesado en las enfermedades mentales. El York Retreat alcanzó fama mundial, siendo
la base de su terapéutica el Tratamiento Moral. Aunque el empleo de cadenas estaba proscrito,
no se suprimieron completamente los métodos de contención y se aceptó el uso de los cintu-
rones de cuero y el confinamiento en una habitación para proteger al enfermo y a sus compa-
ñeros.
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Johann Christian Reil nació el 28 de febrero de 1759 en Rhanden, Frisia Oriental. Es-
tudio medicina en Gotinga y en Halle. Obtuvo su título en 1782 y después de cinco años de
ejercicio fue nombrado profesor en la Universidad de Halle. En 1803 publicó “Rapsodias sobre
la aplicación de los métodos de terapéutica psíquica a los trastornos mentales”, en el que pasó
revista a los medios físicos, químicos y psicológicos capaces de corregir los trastornos mentales,
tanto si recurren al placer como al dolor, a la recompensa o al castigo.
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Johann Bernhard Aloy Von Gudden nació en Clèves el 7 de junio de 1824. Estudió en
Bonn, Berlín y Halle en donde presentó su tesis en 1848. En 1869 dirigió la clínica de Burghölz-
li en Zurich en donde enseñó Psiquiatría y posteriormente en 1872 dirigió el asilo de la Alta
Baviera en Gabersee y la cátedra de Psiquiatría de Munich. Le confiaron el cuidado de Luis II
de Baviera y en el castillo de Neuschwanstein su real paciente le mató el 13 de junio de 1886,
suicidándose después. Contribuyó a la publicación de Archivos de Psiquiatría y entre sus dis-
cípulos estuvo Emil Kraepelin, del que uno de sus trece hijos fue mas tarde ayudante.
26
Johann Christian Friedrich August Heinroth nació el 17 de enero de 1773 en Leipzig.
Estudió medicina en Viena, regresando más tarde a su ciudad, en donde fue nombrado profe-
sor de la Universidad en 1.812 y en la cual murió el 16 de febrero de 1843. Escribió varias obras
de psicopatología, antropología y medicina “psicocriminal”. Por su austera formación luterana
utilizó terminología religiosa en sus obras lo que le llevó a ser ridiculizado por algunos. Sin em-
bargo si se sustituye la noción de pecado por culpabilidad sus obras adquieren un aspecto di-
ferente. En sus obras prefigura el super-yo freudiano.
27
Wilhelm Griesinger nació en Stuttgart el 29 de julio de 1817. Estudió medicina en Tubinga
y Zurich, leyendo su tesis sobre la difteria en 1838. Tuvo una actividad itinerante que le llevó a Win-
nenthal, Tubinga, Kiel y El Cairo en 1850, en donde fue director del Consejo de Sanidad y médico
personal del jeque Abbas-Pachá. Volvió a Alemania en 1852, en 1854 obtuvo la cátedra de clínica
médica de Tubinga y se dedicó al hospital de idiotas de Mariaberg. En 1860 aceptó la cátedra de clí-
nica médica de Zurich y la dirección de la clínica psiquiátrica universitaria de Burghölzli, de la que
fue el primer titular. Posteriormente prosiguió con la enseñanza en la cátedra de clínica médica en
la Universidad de Berlín. Murió el 26 de octubre de 1868. Pese a ser considerado un “organicista”
admitió el papel de los conflictos internos y de la represión de las ideas y de los sentimientos. De-
fendió la idea de la analogía entre la ensoñación y los trastornos mentales, que permiten la reapari-
ción de sentimientos reprimidos. Su principal obra “Die Pathologie und Therapie der psychischen
Krankheiten” publicada en 1845 fue traducida a varios idiomas y conoció varias ediciones.
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Jetter, D. 1982.
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29
Earle P. 1851. (1994).
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Brigham A. 1847 y 1849. (1994)
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EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA
DE LA ILUSTRACIÓN
El año 1780 marcó un hito en la historia de la asistencia sanitaria
en Francia con la voluntad por parte del gobierno de hacerse cargo de
la asistencia hospitalaria. Se visitaron e inspeccionaron cárceles y hos-
pitales y se iniciaron diversas reformas. Este movimiento de reforma
dio origen a la redacción por parte de Colombier31 y Doublet32 de la Ins-
tructión sur la manière de gouverner les Insensés, et de travailler à leur gué-
rison dans les Asyles qui leur sont destinés; documento de 44 páginas fe-
chado en 1785, difundido en todos los hospitales del reino, que fue
propuesto por el Gobierno para “aprovechar las luces adquiridas” y
“protegerse contra los abusos y los prejuicios”. Lo esencial de ello era
31
Jean Colombier nació el 2 de diciembre de 1736 en Toul. Hijo del cirujano mayor de
esa guarnición. Estudió en los jesuitas de BesanÇon y fue el cirujano mayor de un regimiento
de caballería. Presentó su tesis en Douai en 1.765 y después en París en 1767. En 1780 Necker
le nombró inspector general de los hospitales civiles y de las prisiones, y en virtud de ello el go-
bierno, a instancias de Luis XVI, le encargó, junto con Francois Doublet, inspector adjunto, re-
dactar la “Instruction” en 1785. En ella Colombier se reservó la primera parte, más breve, que
toca todos los problemas materiales y humanos que plantea la organización de la asistencia a
los alienados y que definió los principios que presidieron la edificación de los asilos “modelo”
que se erigieron en Francia en el siglo XIX. Proclamó que “a los seres más débiles y desdichados
es a quienes debe la sociedad la más acusada protección y el máximo de cuidados”.
32
Francois Doublet nació el 30 de julio de 1751 en Chartres. Acabó sus estudios jurídicos
en 1772 y se dedicó a la medicina. Presentó su tesis en 1778. Trabajó en el hospital Necker, un
hospicio en Vaugirard y se encargó de un servicio de enfermedades venéreas antes de pasar a
ser inspector adjunto de los Hospitales Civiles y de las Prisiones del Reino. En 1794 se le con-
fió la cátedra de patología interna en la École de Santé de París pero murió unos meses más tar-
de. Doublet se encargó de la segunda parte de la “Instruction” aunque jamás tuvo ocasión de
ocuparse de esta clase de enfermos.
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que no bastaba con recluir a los insanos, sino que se les debía dar tra-
tamiento. Para ello, los establecimientos debían dotarse de dos tipos de
locales: unos para el tratamiento y otros para la contención. En el pri-
mer caso era preciso disponer de salas para las diferentes clases de locos.
Aparece la noción de sala de clasificación o departamento, una para los
imbéciles, violentos, tranquilos y otra para los que parecen estar en el
camino de curación. Esta clasificación se fundaba en la noción de “con-
tagio nervioso” que incluso podía alcanzar a los más sanos. Los cuida-
dores parecían tener especial riesgo. Cada departamento constaba de
un conjunto de habitaciones en un solo piso, alrededor de un patio y
con una galería cubierta. En el centro del patio había un edificio para
los baños, así como salas para la administración de las purgas y las san-
grías que eran elementos imprescindibles del tratamiento. En el con-
junto de habitaciones se situaban las salas de día y las celdas individua-
les para la noche. La utilización de mucha agua e higiene y una dieta
alimenticia rigurosamente preparada fueron algunos de los principios
fundamentales de la “Psiquiatría Ilustrada”.
En 1791 Daquin33, en su obra La Philosophie de la Folie34 expuso
en Francia los principios de lo que se convertiría en el Tratamiento
Moral.
En la Instructión y en la Philosophie estaban contenidos los prin-
cipios del asilo terapéutico que sería defendido a comienzos del siglo
XIX por los alienistas más importantes, en especial por Pinel y Es-
quirol.
33
Joseph Daquin, nació el 14 de enero de 1732 en Chambéry y falleció en 1815. Estudió
medicina en Turín graduándose en 1757. Tras pasar por las facultades de Montpellier y París,
volvió de nuevo a su ciudad en 1762. En 1768 fue nombrado médico del hospicio de Cham-
béry y en 1.788 médico del hospital de incurables. Tres años más tarde publicó su Philosophie
de la folie, où l´on prouve que cette maladie doit plutôt être traitée par les secours moraux que par
les secours physiques, et que ceux qui en sont atteints éprouvent d´une manière non équivoque l´in-
fluence de la lune.
34
Versión española, Daquin, 2000.
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EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
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35
Philippe Pinel (1745-1826) ha sido considerado el fundador de la Psiquiatría en Francia
y puede ser el precursor de la reglamentación psiquiátrica, que encontró su expresión definiti-
va en la ley promulgada en Francia en 1838. Nació en Jonquières, cerca de Castres (Tarn) en
una familia de médicos. Estudió medicina en Tolosa, en donde se graduó doctor el 21 de di-
ciembre de 1773 a los 28 años de edad. Después de diferentes vicisitudes en las que ejerció de
periodista, llegando a asumir la dirección de la Gazette de Santé en 1784, comenzó a tratar en-
fermos mentales en 1786 en el manicomio de Belhomme, reservado a pacientes adinerados. Se
hizo nombrar, gracias a su relación con Thouret, médico del hospicio de Bicêtre, en el que per-
maneció desde el 11 de septiembre de 1793 hasta el 29 de abril de 1795. Allí observó el trabajo
del celador Pussin. Pinel, “convencido de las valiosas ventajas del gobierno interior introduci-
do y estrictamente observado entre los insanos de Bicêtre por el ciudadano Pussin” lo llevó con-
sigo a la Salpêtrière y allí fue su más eficaz colaborador desde el 19 de mayo de 1802 hasta la
muerte de Pussin el 7 de abril de 1811, y comprendió la importancia del tratamiento moral en
su dimensión institucional. Profesor adjunto de física médica y de higiene en la nueva Escuela
de Salud de París en 1794, al año siguiente fue catedrático de patología médica y desde el 13 de
mayo de 1795, médico jefe en la Salpêtrière en donde permaneció hasta su muerte. Recibió en-
tre sus primeros poseedores la Legión de Honor creada por Napoleón, que le nombró “Médi-
co consultor del Emperador” en 1805. Fue destituido en 1822 y los años finales de su vida se
vieron ensombrecidos por ello y por los problemas planteados por los despilfarros de sus hijos
Scipión y Charles. Falleció el 25 de octubre de 1826 a causa de una demencia arteriopática.
Pinel destacó como nosógrafo y clínico. Se inspiró en Cullen (1710-1790) para la realiza-
ción de su obra Nosographie philosophique ou Méthode de l´analyse appliqué à la mèdecine, apa-
recida en 1798. Se apoyó en el método analítico aportado por los naturalistas como Linneo y
por anatomistas comparados como Cuvier. En su obra Traité médico-philosophique sur l´aliéna-
tion mentale, cuya primera edición se centró sobre la manía, reconocía que las causas de la en-
fermedad mental eran o bien “predisponentes” –en gran parte hereditarias– o bien “ocasiona-
les”, concediendo importancia a los acontecimientos traumáticos. No creyó sin embargo en la
organogénesis cerebral directa. Consideró que los trastornos mentales eran consecuencia de
afecciones viscerales, provocadas por las emociones y las pasiones.
En la segunda edición de su obra Traité Médico-philosophique de 1809 su clasificación de
las enfermedades mentales se realizó de acuerdo con el comportamiento, desde las perturba-
ciones más ligeras a las más graves.
Ejerció una gran influencia en la organización del tratamiento de los alienados. Desarro-
lló el tratamiento moral y se interesó por la reglamentación psiquiátrica de la institución hos-
pitalaria a la que se denominó “asilo”.
Demostró la importancia de las relaciones en el seno de la familia y el resto de relaciones
interpersonales en el desencadenamiento, la persistencia y el agravamiento de la enfermedad
mental. Hizo hincapié en la disciplina, la regulación de la vida de los enfermos, su clasificación
rigurosa y el aislamiento de los más peligrosos. Insistió en la necesidad de la participación del
médico en la administración de los hospitales psiquiátricos. Concedió una importancia relati-
va a los tratamientos medicamentosos. El médico alienista tenía que ser ante todo un director
y organizador. El fue, con la intermediación de su discípulo Esquirol, el verdadero precursor
de la formalización de la reglamentación psiquiátrica, que encontró su marco legal definitivo
en la ley francesa de 30 de junio de 1838.
46
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
36
Pinel, Ph. “Recherches et Observations sur le traitement moral des aliénés”. Memoria
dedicada a la Société Médicale d´Émulation. p. 228. Citado por Postel, J. y Quétel, C. 1993:
147.
47
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
37
Francois Emmanuel Fodéré nació en Saint-Jean-de Maurienne en febrero de 1764 y fa-
lleció en febrero de 1835. Estudió medicina en Turín en donde se doctoró en 1787. Médico mi-
litar con las tropas francesas en Saboya, fue acuartelado en Marsella. Allí contrajo matrimonio
en 1793 y trabajó como agregado en el hospicio de alienados de la ciudad. Escribió varios li-
bros sobre la enfermedad mental, estando especialmente interesado sobre los problemas de la
responsabilidad de los alienados.
38
Fodéré F. E. Traité du délire appliqué à la médecine, à la morale et à la legislation. 1817:
230-234. Citado por Postel, J. y Quétel, C. 1993: 148.
48
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
La asistencia psiquiátrica
El cambio que supuso la asistencia al enfermo mental por parte de
aquellos psiquiatras “ilustrados” puede concretarse en dos puntos:
a) Consideración del loco como un enfermo que podía ser tratado
para devolverle la salud.
b) Tratamiento “moral”, mediante el aislamiento de su medio habitual,
donde se encontraba el origen de sus conflictos, internándole en el
asilo, concebido en su diseño y funcionamiento como instrumento
terapéutico, con separación de los enfermos en diferentes secciones.
El tratamiento incluía un trato amable y humanitario, empleo del
trabajo como medio educativo y rehabilitador, y disciplina, basada en
los reglamentos de la institución, en la cual el médico era la máxima au-
toridad y los enfermeros tenían un papel importante como agentes del
orden y delegados del poder del médico.
William Tuke, Vicenzo Chiarugi39 y Philippe Pinel, son reconocidos
como los inspiradores de la reforma psiquiátrica a comienzos del siglo XIX,
que produjo importantes modificaciones en el tratamiento de estos enfer-
mos. Una de las más importantes era que el médico convivía con los alie-
nados observando sus reacciones, su evolución y dando las directrices de ac-
tuación que iban a convertir los manicomios en instrumentos terapéuticos,
pasando el facultativo a transformarse, de simple médico, en especialista en
trastornos mentales.
39
Vicenzo Chiarugi nació el 20 de febrero de 1759 en Empoli, cerca de Florencia. Falleció
en 1820. Terminó sus estudios de medicina en Pisa en 1780 y en 1788 recibió la responsabilidad
de la atención a los alienados del hospital de San Bonifacio en Florencia. El reglamento que pro-
puso para el establecimiento contiene los grandes principios del tratamiento moral. En los años
1793-1794 aparecieron los tres tomos de su obra “Tratado de la locura” que fue empleado en Ita-
lia durante muchos años. También destacó en el estudio de la dermatología, siendo nombrado
profesor de dermatología y patología mental en la Escuela de Medicina de Florencia y posterior-
mente catedrático de fisiología, patología y materia médica. Su tratado estudia la enfermedad
mental por medio de un centenar de casos de los que 59 se hicieron con control autópsico. Se es-
forzó en relacionar las lesiones anatómicas y los trastornos intelectuales, considerando la locura
como la falta de equilibrio en la vitalidad de las diferentes porciones de los centros nerviosos, li-
gada a una alteración de la estructura física del cerebro. En lo referente al tratamiento, sus prin-
cipios esenciales fueron: respetar al insano como individuo, evitar el recurso a la fuerza, limitar al
máximo las duraciones de la contención y proscribir el uso de cadenas, estimular la actividad de
los enfermos y exigir en el asilo la presencia médica permanente.
49
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Hospital San Bonifacio de Florencia en el que Vicenzo Chiarugi comenzó en 1788 a poner
en práctica el tratamiento moral. Fotografía del autor.
40
López Piñero, J. Mª. y Morales Meseguer, J. Mª, 1966-67: 478.
50
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
41
Etienne Jean Georget, nació el 9 de agosto de 1795 en Vernou-sur Brenne, (Indre y
Loira). En 1815 fue nombrado interno de los hospitales de París. Trabajó con Esquirol en la
Salpêtrière y en 1819 ganó el premio que este acababa de fundar con una memoria sobre Les
ouvertures de corps des aliénes y en febrero siguiente presentó su tesis Dissertation sur les cau-
ses de la folie. Posteriormente publicó su obra más conocida: De la Folie. Considérations sur
cette maladie; son siège et ses symptômes. aparecida en 1820. Falleció de tuberculosis pulmonar
a los 33 años. Su objetivo fue “tratar de fijar la sede” de la locura y “ascender hasta la fuen-
te de los trastornos producidos”. Insistió en la separación del campo de la locura en dos par-
tes: los trastornos puramente sintomáticos que son secundarios a afecciones orgánicas y los
que pertenecen a la alienación mental de naturaleza todavía desconocida pero “directa y
esencial”.
51
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
42
“El gobierno de los locos debe ser absoluto; todas las cuestiones debe decidirlas sin ape-
lación el médico, que podrá, cuando las exigencias o reclamaciones de los enfermos sean de-
masiado inoportunas, oponerles el reglamento de la casa. Si hubiese varias autoridades rivales,
celosas del poder, rara vez se pondrían de acuerdo y fomentarían la desobediencia de un lado
o del otro. No debe reprenderse públicamente al personal por sus faltas; los enfermos, para re-
sistir mejor, menospreciarían las órdenes de estos empleados. Georget, E. De la Folie, Privat,
1820. Reedición Tolosa, Privat, 1972.
43
John Conolly nació el 27 de mayo de 1794 en Market, Rasen, Lincolnshire y falleció en
1866. Después de varias vicisitudes que le llevaron a vivir en Francia, estudió medicina en
Edimburgo y en 1821 presentó su tesis, “De statu Mentis in insania et melancholia”. Tras va-
rios años de cambios de domicilio y empleo, en los que llegó a ser alcalde de Stratford-on-Avon
donde ejerció durante cinco años, en 1827 se estableció en Londres. Allí fue profesor en el Uni-
versity College y publicó su libro “Indications on insanity”. Trató de convencer a las autorida-
des de Londres para que se incluyeran los estudios de las enfermedades mentales en la ense-
ñanza de la medicina. No tuvo éxito y tres años más tarde trabajó en Warwick de inspector de
los asilos del condado. En esa época participó en la fundación de una sociedad de médicos que
con el tiempo se convertiría en la British Medical Association. En 1838 fue a Birmingham y al
año siguiente lo nombraron médico residente del asilo de Middlesex en Hanwell, próximo a
Londres, el más grande los establecimientos británicos de la época. Cuatro meses más tarde de
su llegada, que tuvo lugar el 1 de junio de 1839, había logrado imponer la supresión de las ca-
misas de fuerza, de los sillones de contención y de diversas trabas. Reconoció honestamente a
sus precursores, en particular el York Retreat. Defendió la idea “de que no haya un solo asilo
en el mundo en el que la contención mecánica no pueda ser abolida, no sólo con plena segu-
ridad sino aun con incalculables ventajas”. Sus ideas al respecto se encuentran en sus libros,
“Sobre la construcción y el gobierno de los asilos para lunáticos” de 1847 y “El tratamiento de
los insanos sin contención mecánica”.
Es considerado el padre del Non-restraint, cuyos antecedentes se encuentran en las refor-
mas de Pinel y Tuke y de manera mas clara las aplicadas por Charlesworth y Gardiner-Hill en
el asilo de Lincoln.
44
Postel y Quètel, 1993: 621.
52
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
La nosografía psiquiátrica
Para algunos autores, Pinel habría delimitado el espacio del asilo,
mientras que Esquirol, basándose en la observación y en la clínica des-
cribió de manera admirable las formas principales de locura.
Pinel no enriqueció las cuatro “especies” que había legado la anti-
güedad: manía, melancolía, demencia e idiotismo. A la alienación se la
comenzó denominando manía y Esquirol identificó en la primera par-
te de su carrera, la medicina mental con la medicina de la manía. Algo
que también hizo Pinel al comienzo, aunque luego rectificase ya que su
segunda edición del Traité médico-philosophique sur l´aliénation menta-
le ou la Manie, de 1809, perdió el subtítulo: ou la Manie.
Las primeras clasificaciones de Esquirol debían estar fuertemente
influidas por su formación, en la que el discurso médico estaba orien-
tado por una nosografía botánica, que Esquirol, eminentemente clíni-
co, se encargó de transformar.
45
Varios años más tarde, los efectos positivos del aumento de personal en la recuperación
de los pacientes han podido constatarse de forma precisa en casi todos los manicomios y en
concreto en el Hospital Psiquiátrico de Navarra.
53
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
46
Esquirol, 1991: 295-296, 315, 316, 326, 340, 347, 353.
54
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
47
Gracia Guillén, D. 1971. 10: 310.
48
Wilhelm Griesinger nació en Stuttgart el 29 de julio de 1817. Estudió medicina en Tu-
binga y Zurich, leyendo su tesis sobre la difteria en 1838. Tuvo una actividad itinerante que le
llevó a Winnenthal, Tubinga, Kiel y El Cairo en 1850, en donde fue director del Consejo de
Sanidad y médico personal del jeque Abbas-Pachá. Volvió a Alemania en 1852, en 1854 obtu-
vo la cátedra de clínica médica de Tubinga y se dedicó al hospital de idiotas de Mariaberg. En
1860 aceptó la cátedra de clínica médica de Zurich y la dirección de la clínica psiquiátrica uni-
versitaria de Burghölzli, de la que fue el primer titular. Posteriormente prosiguió con la ense-
ñanza en la cátedra de clínica médica en la Universidad de Berlín. Murió el 26 de octubre de
1868. Pese a ser considerado un “organicista” admitió el papel de los conflictos internos y de la
represión de las ideas y de los sentimientos. Defendió la idea de la analogía entre la ensoñación
y los trastornos mentales, que permiten la reaparición de sentimientos reprimidos. Su princi-
pal obra “Die Pathologie und Therapie der psychischen Krankheiten” publicada en 1.845 fue
traducida a varios idiomas y conoció varias ediciones.
49
Karl Ludwig Kahlbaum nació en Dresde el 28 de diciembre de 1828 y falleció el 15 de
abril de 1899. Estudió en Königsberg, Würzburg y Leipzig. Fue Ayudante en un asilo de Pru-
sia Oriental, Privat-Dozent en la Universidad de Königsberg y luego formó parte del personal
del Sanatorio Psiquiátrico de Görlitz (Silesia) del que llegó a ser director. Describió una enfer-
medad mental que terminaba rápidamente en demencia y que aparecía en la pubertad, a la que
denominó hebefrenia. Su discípulo Edward Hecker precisó el cuadro clínico, explicando que
se manifestaba por una sucesión de accesos de manía y melancolía que avanzaban rápidamen-
te hacia la demencia. Kahlbaum aisló en 1884 una forma benigna pseudopsicopática, la heboi-
dofrenia. Su nombre está ligado también a la catatonía a la que dedicó en 1874 una interesan-
te monografía.
50
Versión española, Kahlbaum, L. 1995.
55
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
51
Emil Kraepelin nació el 15 de febrero de 1856 en Neustrlitz (Mecklemburgo). Comen-
zó sus estudios de medicina en Würzburg. Presentó su tesis en Munich en 1878, sobre: “Lugar
de la psicología en la psiquiatría”, ante un tribunal presidido, por Von Gudden del que fue ayu-
dante durante cuatro años, antes de regresar a Leipzig y al servicio de Flechsig. Nombrado pro-
fesor de Psiquiatría de la Universidad de Dorpat (Estonia), dejó este puesto en 1890 y llegó a
Heidelberg, donde contó entre sus colaboradores a Gustav Aschaffenburg y al histopatólogo
Alöis Alzheimer que lo seguiría a Munich ciudad en la que Kraepelin se encargó en 1903 de la
cátedra de Psiquiatría y asumió la dirección de la nueva clínica universitaria, la Königlische Psy-
chiatrische Klinik, que debido a su impulso adquirió fama internacional.
Kraepelin se formó en la escuela organicista y neuropatológica alemana del siglo XIX, cu-
yo espíritu formalista correspondía a su carácter lógico y riguroso. Su obra esencial está conte-
nida en las ocho ediciones de su Tratado de Psiquiatría que fueron apareciendo entre 1883 y
1915, en las que separándose de los criterios sintomáticos de sus predecesores, propuso clasifi-
caciones sucesivas de las enfermedades mentales, completadas y revisadas permanentemente,
fundadas en las nociones de evolución y estado terminal. A él se debe el concepto de demen-
cia precoz, al agrupar tres tipos clínicos principales: la catatonía descrita por Kahlbaum, la he-
befrenia, cuya descripción se debe a Hecker y una forma delirante a la que calificó de paranoi-
de. Esta entidad nueva preparó el camino al concepto de esquizofrenia de Bleuler. También dio
entidad propia a la psicosis maníaco-depresiva.
En ningún momento se preocupó por las hipótesis psicopatológicas y se contentó con
consideraciones descriptivas y clasificatorias. Su sistema de referencia nosográfico fue rápida-
mente adoptado por las escuelas de psiquiatría occidentales y utilizado ampliamente.
52
Gracia Guillén, D. 1971. 10: 313.
56
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
53
Traducción española de Santos Rubiano, ver Kraepelin, 1905.
54
Conry, Y. 1982: 313.
57
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
55
Mesmer, hijo de un guardabosque del príncipe obispo de Constanza, nació en Iznang
(Suabia) en mayo de 1734. Estudió, debido al apoyo del cura de su aldea, en un colegio de los
jesuitas y más tarde medicina en Viena. Pese a sus muchos detractores y a los rasgos de perso-
nalidad oscilantes entre la postración depresiva y la euforia megalomaníaca, se reconoce que sus
teorías desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la psicología dinámica.
58
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
Los irritantes
En la epilepsia se empleó el “cauterio actual”, es decir, el hierro al ro-
jo vivo que se aplicaba en el hueso temporal, el occipucio o en la colum-
na vertebral, con la intención de resolver el problema de las crisis con-
vulsivas de los pacientes. Las cataplasmas se aplicaban en la cabeza y nuca
con la intención de derivar la sangre acumulada en el cerebro, a la que se
suponía causante de la enajenación. Moxas y sedales, ventosas y vesican-
tes, fricciones e incluso cera de sellar hirviente, también eran aplicados lo
mas cerca del cerebro salvo en las mujeres histéricas, a las que les podía
ser aplicado en el bajo vientre o cara interna de los muslos.
Los tónicos
Empleados en la melancolía, idiocia o demencia. Asociados a un ré-
gimen restaurador integrado por arroz, sémola y huevos frescos, cordia-
les y vinos amargos preparados con quina, ajenjo y genciana. Otros tera-
peutas recurrieron al mercurio o los polvos de cantárida. Más tarde se
usarían los arseniales, estricnina y fósforo, y hasta el yoduro potásico.
La hidroterapia
Alcanzó su máximo apogeo en el siglo siguiente. En el XVIII se utiliza-
ba en la histeria, mediante el uso de desleidores, para devolver la elasticidad
a las fibras nerviosas asociado a tisanas, lavativas y baños prolongados.
59
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
La terapia ocupacional
La actividad física se había propuesto en los hospitales psiquiátricos
españoles como un procedimiento válido para la recuperación de los
enfermos –siempre bajo supervisión médica– desde mucho tiempo an-
tes del siglo XIX, pero fue a partir de esta época cuando comenzó a dar-
se la máxima importancia a la terapia mediante el trabajo, que con su-
cesivas modificaciones, se ha mantenido como un importante recurso
terapéutico hasta nuestros días.
Inicialmente se consideraba conveniente que la actividad supusiera
un gran desgaste físico, ya que esto contribuiría a facilitar el descanso
nocturno del paciente y le ayudaría a relajar su tensión nerviosa, algo que
como se ha podido demostrar años más tarde, es una de las ventajas del
ejercicio físico aeróbico56. El paseo era recomendado con frecuencia57.
56
Aztarain, J. y De Luis, Mª. R. 1994.
57
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
60
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
La dieta alimenticia
Se consideraba importante y como veremos en la mayoría de los re-
glamentos de las instituciones se reflejaba con detalle el régimen ali-
menticio. Esto parece haber quedado en el inconsciente colectivo, ya
que una de las peculiaridades de la vida en los manicomios, ha sido la
58
Baquero habla de la decadencia del Hospital Nuestra Señora de Gracia, indicando que
de más de seiscientas fincas inscritas a nombre del hospital, solo quedaron tres: la Torre del Gá-
llego, la del Abejar y el Campo del Burgo que era donde trabajaban de forma terapéutica los
dementes, aunque lo que hacían en ellas no queda muy claro: “Ahora bien, ¿que hacían en esas
fincas?. No lo dicen las historias clínicas, ni hemos encontrado nada al respecto. Solamente que
salían del departamento para pasar una temporada, que duraba dos, tres o más meses y que mu-
chos dementes venían con fiebres, que en nuestra opinión serían palúdicas, por leptopirosis, o
tal vez fiebres recurrentes, dada la presencia de ganado, como era habitual en estas fincas”. Ro-
dríguez Pérez, E. 1980: 101-103.
59
Para conocer la experiencia de Gheel, véase Earle, P. 1851, (1994). Huertas, R. 1988.
61
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
La hidroterapia
Desde los inicios del siglo XVIII se comenzó a utilizar con mayor fre-
cuencia el tratamiento por medio del agua. Las formas de administra-
ción eran muy variadas e iban desde las duchas y los baños con agua a
diferentes temperaturas, presión y tiempo de administración, hasta in-
fusiones o enemas “para diluir en el interior los humores atascados”60.
El agua se empleaba dentro del Tratamiento Moral como una for-
ma de intimidación para doblegar al enfermo. En el siglo XIX cambió el
sentido de su uso, que además de disciplinario se amplió a la higiene y
la terapéutica. Se utilizaba con éxito en la manía, tanto en los grados
subagudos como en algunos delirantes, manteniendo al enfermo du-
rante varios días en un baño caliente procurando que no tuviera pro-
blemas circulatorios mediante un chorro de agua fría en la cabeza. En
ocasiones: “se añadían al agua del baño sustancias narcóticas como si-
mientes de estramonio, hojas de cicuta o de beleño, etc. con el fin de
acelerar sus propiedades sedativas”61.
El baño de inmersión, que procuraba un intenso shock, las duchas
con agua fría o caliente con chorro a presión sobre la cabeza o bien la
60
Foucault, M. El agua y la Locura Med. e Hig. 85: 7. 1964.
61
Espinosa, 1966b: 24.
62
EL CUERPO TEÓRICO DE LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
afusión que consistía en dejar caer una gran masa de agua sobre la ca-
beza y espalda del enfermo y más comúnmente la ducha fría, como par-
te del tratamiento moral, se utilizaron con profusión hasta los comien-
zos del siglo XX.
Estos remedios no eran empleados sin embargo en el Hospital
Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza en el que según Rodríguez Pé-
rez: “...se empleaban con profusión los baños generales templados, a ve-
ces gelatinosos” y “... con gran frecuencia los pedilubios y capilubios,
los primeros a veces sinapizados”62.
62
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
63
Rodríguez Pérez, indica que en Zaragoza se hacía amplio uso del vinagrillo y del vina-
grillo alcanforado, del oxicrato en forma de fomentos, del yoduro, de la solución de Fuller, que
el cree se refería a Fowler, al que considera una formula magistral de opio, aunque también es
posible que fuera un licor arsenical. También se utilizaron los preparados ferruginosos, el acei-
te de hígado de bacalao y finalmente en 1.878 los bromuros para el tratamiento de la epilepsia.
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
64
Véase anteriormente “Las medicaciones racionales”.
65
Rodríguez Pérez, 1980: 103.
66
López Piñero, J. Mª. y Morales Meseguer, J. Mª, 1966-67: 476.
63
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
67
Para conocer los orígenes de la psicoterapia contemporánea conviene consultar su exce-
lente trabajo “Neurosis y Psicoterapia. Un estudio histórico”. López Piñero, J. Mª y Morales
Meseguer, J. Mª. 1970: 129-258.
64
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA
EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
En España, las ideas de la Ilustración se hicieron públicas a partir
de 1760 y dentro de ellas se encontraba “el empeño de lograr una so-
ciedad ilustrada, utilitaria y eficazmente instruida, sólida y sanamente
cultivada, dichosa y de buen gusto”68.
González Duro69 nos da su visión de la forma en que la Ilustración
afrontó la locura y la marginación en general: “Aquellos ilustrados,
hombres de razón, discretos, desinteresados y fraternales, rechazaban
todo cuanto se presentaba como necio, irracional, erróneo, supersticio-
so, primitivo, desordenado, estúpido o simplemente inútil. Deseaban
eliminar de la circulación social a cuantos fueran idiotas insanos, vagos,
ociosos, criminales o locos, considerados como seres nocivos, como un
estorbo o amenaza para el ordenado funcionamiento de una sociedad
racionalmente organizada, progresiva y eficaz. Por eso contribuyeron a
la segregación de los hombres socialmente envilecidos, humanamente
degradados, inferiores a las bestias, víctimas de su ceguera, de sus pa-
siones desordenadas y de sus vicios, faltos de decencia, de público de-
coro y de honestidad”.
La actuación del estado absolutista durante el siglo XVIII, al igual
que sucediera en Francia un siglo antes, llevó a manicomios, hospitales,
casas de misericordia, cárceles y depósitos, a locos, pobres, vagabundos,
mendigos, niños abandonados o ancianos sin fortuna, prostitutas, de-
lincuentes, criminales, libertinos y otros marginales.
68
González Duro, E. 1995: 105.
69
González Duro, E. 1995: 105-106.
67
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
70
Ponz, A. Viaje por España, tomo XVIII, Aguilar, Madrid. 1988, citado por Gonzalez Du-
ro, E. 1995: 134.
68
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
71
González Duro, E. 1995: 149.
69
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
72
Los procesos por brujería en Navarra tuvieron su apogeo en el siglo XVI. Sobre ellos escri-
be Górriz: “En nuestro país tuvieron lugar varias causas célebres contra brujas y endemoniados.
Parece que la Inquisición de Calahorra sentenció al fuego, en 1507, a más de 30 brujas. En Na-
varra, según se cuenta en la Historia de Carlos V, escrita por Fray Prudencio de Sandoval, Obis-
po de Tuy, se descubrió, en 1527, una numerosa secta de brujas, merced a que dos muchachas de
nueve y once años se delataron, descubriendo la virtud que tenían de conocer a las brujas exami-
nándoles su ojo izquierdo. Con la promesa del perdón lograron la confesión de más de 150 mu-
jeres que gracias a sus declaraciones hicieron conocer multitud de detalles. Al entrar en la secta les
era entregado un apuesto mancebo para cohabitar, y el complicado ceremonial de los aquelarres
terminaba siempre con los más escandalosos adulterios e incestos. La Inquisición de Estella las
condenó a la pena de azotes y encarcelamiento. Es famoso también el proceso de las brujas del
Valle de Baztán, de los pueblos de Vera y Zugarramurdi, que fueron penitenciadas en Logroño en
1610”. Górriz, M. 1936. 44: 238. El tema ha sido tratado por Julio Caro Baroja en varios de sus
libros. Véase Las brujas y su mundo. 1988 (1961): 187-250.
73
Fernández Doctor, A. 1993: 9-10.
74
Bassoe, 1945. Ferrer Hombravella, 1948. Chamberlain, 1966. Pelicier, 1973: 39. Chatel, 1975.
75
Espinosa 1966a: 185.
70
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
76
Comelles, 1988: 37-38.
77
Martín, 1991: 31-32.
78
Espinosa, 1987.
79
Espinosa, 1966a: 208.
80
Martín, 1991: 34.
81
Rey González, 1982a.
71
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
La estadística de dementes
Una nueva generación de médicos alienistas: Peset y Vidal82, en Va-
lencia, Vieta83 en Zaragoza, Villargoitia84 en Madrid y Pí y Molist85y86 en
Barcelona, habrían de influir positivamente para intentar un cambio en
la asistencia psiquiátrica.
82
Juan Bautista Peset y Vidal (1821-1885), organizaba lecciones clínicas llamadas “cursi-
llos frenopáticos” en el Manicomio Padre Jofré, del cual era director. Su orientación era proce-
dente de la psiquiatría francesa. En su obra Patología Psicológica un compendio clínico-empíri-
co de Psiquiatría, realizó una clasificación sintomática de las enfermedades mentales. Fue con
Giné y Partagás uno de los principales introductores de la psiquiatría en la Universidad.
Dieckhöfer, 1976: 116-118.
83
Antonio Vieta y Sala, médico cirujano, nació en Mataró en 1809, obtuvo por oposición
la dirección del manicomio de Zaragoza en abril de 1842 y fue nombrado el 2 de junio de ese
año, siendo suprimida su plaza algunos años después. A partir de ese momento, volvieron a
ocuparse de la visita a los locos, los médicos de las enfermerías comunes. Su marcha debió pro-
ducirse en 1845, ya que en esa fecha renuncia a su plaza de académico. En la Biblioteca Na-
cional se conserva su “Memoria médico-manicómica, o sea, observaciones médicas acerca de
los dementes del Hospital Real y General de la ciudad de Zaragoza”. Madrid. 1843. En ella, po-
ne de manifiesto grandes defectos estructurales del centro, así como la penuria del departa-
mento. Rodríguez Pérez, 1980: 50. Rey González, 1984: 266.
84
Para conocer la biografía de Villargoitia consultar, Rey González, 1984: 264-268. Véase
la nota 140.
85
Para conocer la vida y obra de Pí y Molist véase, Rey González, 1983: 111-121.
86
Emili Pí y Molist nació en 1829 y falleció en 1892. Sarró (1978) confiere a Pí el valor de
ser el psiquiatra español más grande del siglo XIX. Le considera más un “psíquico” o espiri-
tualista, que somático. Como Giné y Partagás, había asimilado la tradición esquiroliana y co-
mo él, era psiquiatra exclusivamente. Considera Sarró, que su vocación y formación humanis-
72
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
ta perjudicó a su obra, ya que “si en vez de consagrar su gran capacidad al análisis psicopato-
lógico de D. Alonso Quijano, la hubiese aplicado como Giné a su clientela, el servicio que ha-
bría prestado a la Psiquiatría habría sido mucho mayor”, refiriéndose a la obra de Pí: “Primo-
res del D. Quijote, en el concepto médico-psicológico y consideraciones generales sobre la
locura para un nuevo comentario de la inmortal novela” publicada en 1886.
87
Esta estadística, con varias disposiciones ministeriales fue publicada en la Gaceta de Ma-
drid en 7 de octubre de 1848. Seguin, S. 1883: 452.
88
Espinosa, 1969: 181.
89
Rodríguez Rubí, T. 1860: 384-385; 399-400.
73
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
74
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
75
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
90
Seguin, S. C. 1883: 457.
91
Para estudiar con detalle la Legislación psiquiátrica y su importancia durante el siglo XX
debe leerse el excelente trabajo de Bercovitz “La marginación de los locos y el Derecho”. Ber-
covitz , R. 1976.
76
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
La revolución de 1868 y los seis años siguientes, con las guerras car-
lista, republicana y de Cuba, no supusieron un cambio significativo, ni
tampoco la época de la Restauración, por lo que “... el último cuarto de
siglo no va a significar nada nuevo en orden a la asistencia benéfica”92.
La ley de Beneficencia de 1849 había concedido al Estado la res-
ponsabilidad de la asistencia, pero los problemas de la Hacienda esta-
tal, y las sucesivas vicisitudes por las que atravesaba la administración
pública, hacían cada vez más difícil que el Estado se hiciera cargo de es-
ta carga, de forma que mediante Reales Decretos de 27 de junio y 19
de diciembre de 1864, se indica a las diputaciones que hasta que el Es-
tado allegase los recursos necesarios para construir los manicomios que
se habían proyectado, se establecieran en las provincias los locales ade-
cuados para asistir a los dementes de ambos sexos o se costease su sos-
tenimiento en los manicomios de Valladolid, Zaragoza o Toledo. La
consecuencia de ello fue que los enfermos se amontonaron en los ma-
nicomios sin que estuviera claro quien iba a pagar sus estancias.
La Orden circular de la Regencia del 27 de julio de 1870 y Real Or-
den de 29 de febrero de 1876 reiteran que corresponde a las provincias
de la naturaleza respectiva de los dementes, hacerse cargo de los gastos
correspondientes. Pero esto no impidió que siguieran los litigios a lo
largo de todo el siglo.
Un nuevo Real Decreto de 19 de abril de 1887 ordena que las di-
putaciones provinciales continúen consignando en sus presupuestos las
cantidades necesarias para el sostenimiento de los dementes pobres, au-
torizándoles para enajenar bienes de beneficencia pública con destino a
la construcción de manicomios y ofreciéndose incluso el gobierno a ha-
cerse cargo de ellos una vez construidos93.
Estas disposiciones, junto con el Decreto de 19 de mayo de 1885,
relativo a la admisión de enfermos en los manicomios, y otras que se
destinaron a la asistencia a los enfermos mentales en el último cuarto
del siglo XIX, fueron impulsadas más por las dificultades administrati-
vas –el pago de las estancias– que por un interés en mejorar las condi-
ciones de los enfermos o un tratamiento mas apropiado para ellos.
92
Espinosa 1966b: 125.
93
Espinosa 1966b: 126.
77
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
94
Espinosa 1966b: 127.
95
Giné y Partagás, J. 1882, 2: 126-132.
96
Dieckhöfer, 1984: 109.
97
Editorial Rev. Med. de Barcelona, 1931, 91: 1-2.
98
“El internamiento de un presunto incapaz requerirá la previa autorización judicial, sal-
vo que razones de urgencia hiciesen necesaria la adopción de tal medida, de la que se dará cuen-
ta al juez y en todo caso dentro del plazo de veinticuatro horas. El juez, tras examinar a la per-
sona y oír el dictamen de un facultativo por el designado, concederá o denegará la autorización
78
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
y pondrá los hechos en conocimiento del Ministerio Fiscal, a los efectos previstos en el artícu-
lo 203. Sin perjuicio de lo previsto en el artículo 269, 4º, el juez, de oficio, recabará informa-
ción sobre la necesidad de proseguir el internamiento, cuando lo crea pertinente y, en todo ca-
so, cada seis meses, en forma igual a la prevista en el párrafo anterior, y acordará lo procedente
sobre la continuación o no del internamiento”.
99
Cabrera Forneiro, J. y Fuertes Rocañín, J. C. 1994: 299.
100
Dieckhöfer, 1984: 107.
101
Médico de la Corte y consejero de Salud Pública. Dieckhöfer, 1984: 107.
102
José Prudencio Rodríguez Villargoitia nació en Larriño, Guipúzcoa, el 24 de enero de
1811. Inició sus estudios de medicina en el Antiguo colegio de San Carlos de Madrid, en clase
de alumno médico-cirujano en 1827, a la edad de 16 años.
79
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80
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
104
Méndez Alvaro, Fco. “Proyecto de informe sobre el establecimiento de un manicomio
modelo”. Anfiteatro Anatómico español, 2, 4, 29-30, 54, 101, 186-187. Citado por Espinosa,
1966b: 103.
81
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105
Espinosa, 1966b: 104.
106
Martín 1994: 66.
82
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
107
Espinosa 1969: 182.
108
Martín, 1991: 39.
109
Comelles, 1988: 46-47.
110
Comelles, 1988: 47.
83
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111
Espinosa, 1966b: 130.
112
Márquez, 1988: 79
84
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
113
Comelles, 1988: 67-68. Dieckhöfer, 1984: 108.
114
Comelles, 1988: 67. Para conocer la historia del hospital psiquiátrico de Salt, véase “El
psiquiàtric de Salt de Gil R. Mª y Boadas J. 1987.
115
Aparicio, 1980: 555.
116
Por orden cronológico, fueron los siguientes: 1) La Torre Llunática de Lloret, fundada
por Francesc Campderá en 1844; 2) El Manicomio de Sant Boi de Pujadas, fundado en 1853;
3) el Manicomio de Nova Betlem de Giné y Partagás que funcionaba desde 1850, pero como
manicomio solo desde 1857; 4) el Instituto Frenopático de Dolsa y Llorach que empezó a ope-
rar entre 1868 y 1874; 5) el manicomio de Reus de Briansó, que cierra la lista de las grandes
fundaciones, construido a partir de 1900 y 1904. A ellos habría que añadir la ampliación de
Sant Boi en 1892. Comelles. 1.988: 68.
85
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
117
Dieckhöfer, 1984: 107-108.
118
Dieckhöfer, 1984: 115.
119
Ullersperger, J. B. 1954: 131-139.
120
Seguin, E. C. 1883.
121
Espinosa 1969: 183.
86
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
122
Espinosa 1966b. Gracia Guillén, 1982. Márquez, 1988: 179. Giné y Partagás: Regla-
mento del Manicomio de Nueva Belén, art. 35. 1874. Galcerán: “El moderno Manicomio, de
San Boi de Llobregat. científicamente considerado”. 1892: 78.
123
Véase también, lo que dice al respecto Nicasio Landa en su Memoria. Anexo 3.
124
Espinosa, 1966b: 100.
125
Márquez, 1988: 77-78.
126
Seguin, E. C. 1883: 48-459.
87
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
neral en sus primeros estadios ó en sus formas especiales. Casi sin ex-
cepción eran incapaces de leer la extensa y valiosa literatura sobre en-
fermedades mentales que hay en alemán o inglés, y fuera de un cono-
cimiento vago y escéptico de la “no sujeción” no sabían nada de la
admirable manera de tratar á los locos en los países más allá de Francia.
Varios de esos caballeros leían francés y conocían regularmente la lite-
ratura psiquiátrica francesa hasta diez años atrás. Nunca había com-
prendido tan claramente como hombres de actividad y talento podían
estrellarse en su obra y parecer mal instruidos por falta de conocimien-
to de las lenguas modernas. Esto es más verdad aun en esta especiali-
dad de la medicina, que desde los días de Pinel ha progresado casi
igualmente por obras escritas en las tres grandes lenguas modernas.
Muchos de los médicos que encontré, no habían estado nunca fue-
ra de España, y por lo tanto no habían visto nunca con sus propios ojos
la practicabilidad de la no sujeción, el influjo maravilloso de la ocupa-
ción, etc. que demuestran tan perfectamente los manicomios de Ingla-
terra y Escocia”.
Posteriormente hacía una referencia a la breve instrucción clínica so-
bre las enfermedades mentales que recibían los estudiantes de medicina
en las universidades y resaltaba que no existía ninguna asociación de alie-
nistas, para que estos tuvieran la ocasión de intercambiar conocimientos,
ignorando lo que hacían sus compañeros españoles y los de otros países.
De esta crítica solo salvaba a Giné: “El Dr. Giné, que es una excep-
ción distinguida de lo que acabo de criticar, ha invitado á los médicos
de los Manicomios y otros que se interesen por la Psiquiátrica, á cele-
brar una reunión en su manicomio de Nueva Belén en el próximo se-
tiembre, ofreciendo premios para memorias sobre ciertos temas, lo cual
sin duda dará lugar á una discusión general. Esto puede ser el principio
de una asociación Médico-psicológica que tal vez indirectamente resul-
taría provechosa y un beneficio permanente á los locos de España”.
En cuanto a las corrientes teóricas imperantes, predominaba la Es-
cuela Francesa; esta situación, respecto a la influencia de la psiquiatría
francesa en nuestro país en el siglo XIX, está refrendada por Rey Gon-
zález127que ha constatado en un estudio de las 79 traducciones publica-
127
Rey González, A. 1982: 10.
88
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
128
Pedro Mata y Fontanet (1811-1877) pasó en su época por filósofo, médico legista, psi-
cólogo, alienista, poeta, dramaturgo, novelista, fundador de revistas, orador elocuente, buen
polemista y propagador incansable de la política liberal. Escribió un Tratado de Medicina Le-
gal y Toxicología que durante muchos años se utilizó como texto en las Universidades españo-
las. Introductor en nuestro país de la medicina positivista europea, concretamente del somati-
cismo psiquiátrico de Griesinger y Parchappe, (Véase Sancho de San Román, 1962) su
orientación tendrá continuación en Giné y Partagás, Rodríguez Morini y Esquerdo, frente a los
Peset, Santero y Pí y Molist que proseguirán fieles al psicologismo psiquiátrico. Puede ser con-
siderado el padre de la Medicina legal en España. Sancho de San Román, R. 1962: 25-31.
129
Viñes, J. J. Anexo 1.
130
Mata, Pedro. 1878.
89
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
90
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
131
Cullen, Pinel, Rush, Burrows, Prichard, José Frank, Guislain, Esquirol, Faubillo, Ge-
orget, Parchappe, Morel, Hoffvauer, Adelon, Orfila y Brierre de Boismont.
132
“ Os perdono el tormento de oir la continuación de ese tiroteo tan estrafalario de pa-
labras científicas tomadas de un idioma que en otros tiempos ha sido el sabio. Se conoce que
el bueno de Guslain es aficionadá las palabras revesadas é ininteligibles, por cuyo abuso nos po-
nen en ridículo, y no les falta razón, nuestros jueces y tribunales, cuando en nuestros dictáme-
nes abundan esa especie de palabrotas. Dando nosotros estas lecciones con aplicación á la prác-
tica del foro, nos bastaría esta consideración para rechazar la clasificación de Guslain; y por lo
mismo que he empezado su crítica diciendo que no la iba á admitir, es ocioso que pierda el
tiempo examinando los demás defectos que esa clasificación contiene independientemente del
estrambótico tecnicismo que la hace sobremanera ridícula”. Mata, P. 1878:293.
91
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
133
“La lectura de las observaciones recogidas por Lallemand no nos deja ninguna duda de
que las poluciones nocturnas y diurnas, ó sea las pérdidas seminales, son muy capaces de alte-
rar la razón de los enfermos y darles el aire de verdaderos locos. Hipocondría, delirio, inclina-
ción al asesinato, suicidio, todo se encuentra en esos preciosos casos que ha recogido aquel pro-
fesor con tanto esmero y tanto a cierto”. Mata, P. 1878:517.
134
Juan Giné nació en Barcelona el 18/11/1836. Se licenció en Medicina en la Universi-
dad catalana en 1858 y se doctoró en Madrid cuatro años más tarde. Posteriormente volvió de
nuevo a Barcelona como Catedrático de Clínica Quirúrgica. En 1892 fue designado decano,
puesto que ocupo hasta su fallecimiento el 27/02/1.903. Sancho de San Román, R. 1960: 9.
135
Una amplia visión de la obra psiquiátrica de Giné y Partagás puede encontrarse en la
Tesis doctoral de Rafael Sancho de San Román, publicada en Ediciones del Seminario de His-
toria de la Medicina Española. Universidad de Salamanca. Sancho de San Román, R. 1960.
136
Cuando Giné se licenciaba en Medicina (1858) Mata ya estaba dictando sus clases en
el Ateneo en Madrid aunque no hiciera referencia a la “psiquiatría” sino a la “rzón humana en
estado de enfermedad”. Mata, P. 1878.
137
Rey González, R. 1982: 101.
92
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
138
Arturo Galcerán Granés nació en Gerona en 1850. Se trasladó pronto a vivir con su fa-
milia a Barcelona en donde se licenció en Medicina en 1875. Estaba interesado en la Cirugía,
pero Giné, Catedrático de Clínica Quirúrgica, le ofreció realizar guardias en el manicomio de
Nueva Belén, del cual era director desde 1864. Allí se despertó su vocación psiquiátrica. Per-
maneció siete años en el centro como único colaborador de Giné y en 1881, con el ingreso co-
mo nuevo médico de Ribas Pujol, pasó a ser consultor. Participó en el núcleo de psiquiatras
que en torno a Giné llevaban a cabo un tipo de asistencia diferente, basada inicialmente en el
Non-restraint y en forma general en el tratamiento moral. Como su maestro, tenía un enfoque
organicista y adquirió gran experiencia clínica y de dirección, lo cual le llevó a ser nombrado
en 1885 director del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de la crisis del centro
tras una epidemia de cólera. Galcerán trabajó intensamente durante 10 años y consiguió recu-
perar el prestigio del centro. Fue el máximo productor de artículos psiquiátricos de todo el si-
glo XIX, más de 75 en poco más de veinte años y fundador al final de su vida profesional, de la
Sociedad de Psiquiatría y Neurología de Cataluña, primera de las sociedades de especialistas en
nuestro país de la que fue presidente. Rey González, A. 1985: 223-226.
139
Galcerán consideraba que el manicomio, tal como se conocía en su tiempo, daría pa-
so a asilos especiales para todo tipo de enfermos, tendrían una sola planta, un funcionalismo
especial y el ingreso se realizaría atendiendo a las condiciones médico-legales del enfermo. Los
cinco tipos de asilos que el esperaba llegasen a funcionar eran: 1) el Sanatorio, para los psico-
neuróticos, 2) el Asilo para los epilépticos, 3) el Asilo-escuela para los agenésicos, 4) el Mani-
comio para locos, y 5) el Reformatorio para degenerados morales y delincuentes. Galcerán Gra-
nés, A. 1907: 213.
140
En febrero de 1865 salió publicado el primer número de La razón de la sinrazón, “Re-
vista de medicina e higiene mental redactada, impresa y litografiada por los señores pensionis-
tas del Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat”. Según Antón esta sería la prime-
ra revista que aborda en España temas psiquiátricos, sin embargo solo se editaron tres
ejemplares y no volvió a reeditarse hasta 1879. Antón, P. 1982: 46. Rey González cita a Méndez
Alvaro, indicando que esta publicación no tuvo apenas trascendencia. Rey González, A. 1982:
102.
141
Giné y Partagás, J. 1881: 126.
93
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
142
Giné en “De la necesidad de popularizar el conocimiento (diagnóstico) de la alienación
mental” (fragmento) Rev. Fren. Barc. 5, 1885: 5-29. transcrito por Rey González, A. 1982.
94
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
143
Parece que quiere referirse a Charlesworth y Gardiner Hill y sus experiencias en el asi-
lo de Lincoln.
144
Sereñana, P. 1883: 263.
145
“Al contemplar un manicomio moderno con sus dilatados horizontes, sus vastas cam-
piñas, sus encantadores jardines, sus frondosos paseos y en el interior del edificio espaciosas ha-
bitaciones anchos corredores, acolchadas celdas fuertes, la suavidad en los medios de sujeción
y la dulzura con que el loco es tratado por sus asistentes. nos horroriza la cárcel de Bicêtre con
sus calabozos, sus rejas, argollas y otros medios de tortura y nos sonroja el espectáculo inhu-
mano de los albergados de Bethlam, con cuyos infelices especulaban sus empresarios como ni
más ni menos suelen hacerlo, hoy, con sus fieras, los domadores. Sereñana, P. 1883: 257.
146
Sereñana, P. 1883: 263.
95
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
147
Sereñana, P. 1883: 263-264.
148
Para conocer la historia de San Boi puede consultarse la Tesis doctoral de Pedro Antón
Fructuoso, publicada con el título de “Almacén de razones perdidas”. Antón, P. 1982.
149
Antonio Pujadas y Mayans nació en Igualada en 1811. Parece que en su juventud fue
novicio en un convento y tal vez el fervor con el que se entregó a su tarea de asistencia al trata-
miento de los dementes, pudiera explicarse por su frustrada vocación religiosa. Estudió medici-
na en Barcelona, Montpellier, París y Londres. Tras la muerte de su padre, regresa a Barcelona y
debe terminar sus estudios para poder ejercer la profesión como medio de subsistencia. Intentó
fundar un balneario con manicomio anejo en la Puda de Monserrat, pero la junta directiva de
la sociedad al enterarse del proyecto de manicomio se opuso. En 1849 alquila una casa en la ca-
lle Canuda nº 31, que se convierte en “casa de curación u hospedaje para enfermos con asisten-
cia médica o sin ella”, para terminar anunciándose, ya en 1852, en la prensa diaria, como “Casa
de locos”. Una queja de los vecinos lleva a su deshaucio el 10 de agosto de 1853, debiendo aban-
donar el local en 24 horas, pero la Providencia viene en su ayuda, ya que el Marqués de Santa
Cruz le cedió las ruinas de un inhabitado convento de Servitas en el pueblo de San Baudilio. Así
nació Sant Boi que sería inaugurado un año más tarde. Antón, P. 1982: 27-30.
96
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
150
Rey González, A. 1985: 230.
151
Rey González, A. 1985: 231.
152
Emilio Pí y Molist nació en Barcelona el 19 de octubre de 1824 y falleció en la misma
ciudad el 29 de junio de 1892. Religioso, culto, independiente y un tanto enciclopédico, culti-
vó la Botánica, las Bellas Artes y llegó a ser considerado el primer cervantista de la época. Nu-
merario del hospital de la Santa Cruz, Médico Mayor del mismo desde el 3 de julio de 1854
con destino en el Departamento de enfermos mentales, hace varios proyectos para el manico-
mio de ese nombre del cual será su primer director a partir de la inauguración en 1889. Giné
y Partagás, irreconciliable enemigo ideológico, respeta a Pí al que no duda en calificar el “Prín-
cipe de la Psiquiatría española”. Sancho de San Román, R. 1959: 231.
153
Pí y Molist, E. 1860.
97
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
154
Comelles, J. M. 1988: 55.
155
Pí y Molist, E. 1860: 19.
98
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
156
Comelles, J. M. 1988: 59.
157
Comelles, J. M. 1988: 60.
158
Pí y Molist, E. 1860: 16.
99
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
159
Sobre la importancia del personal auxiliar puede encontrarse amplia información en las
Memorias de diferentes autores de esta época. Algunas precisiones respecto a la conveniencia
de que sean seglares o laicos se hacen en la Memoria de Nicasio Landa. Apéndice 2. Tal vez las
descripciones más conocidas se encuentran en “Internados”. Goffman, E. 1988.
160
Comelles, J. M. 1988: 61.
161
Comelles, J. M. 1988: 60.
162
Pí y Molist, E. 1860: 301.
100
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
163
Pí y Molist, E. 1860: 348.
164
Pí y Molist, E. 1860: 62.
165
Comelles, J. M. 1988: 66.
101
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
166
Los aspectos sociológicos de la enfermedad mental, el encierro en los manicomios, el
orden manicomial y los efectos de la estancia prolongada en estas instituciones, se estudiaron
de forma exhaustiva durante los años sesenta. Véase: Barton, R. 1974. Bastide, R. 1978: 89-120.
Castel, R. 1980: 239-266. Dörner, K. 1974. Goffman, E. 1988. Levinson y Gallagher, 1971: 30-
61. Rosen, G. 1974: 15-34; 203-227.
167
José Mª Esquerdo y Zaragoza nació en Villajoyosa (Alicante) el 2 de febrero de 1.842.
Hijo de humildes labradores y huérfano desde el primer año de vida, fue educado junto con
sus siete hermanos por el presbitero Juan Zaragoza, tío materno. Estudió el bachillerato en Va-
lencia, al parecer con grandes privaciones económicas que le impidieron incluso tener libros de
texto. No se sabe con exactitud donde comenzó a estudiar medicina pero si que hubo de tra-
bajar como copista en una notaría, para financiarse sus estudios.
Asistió al Hospital de San Carlos, siendo alumno de Mata y colaborando como ayudante en
sus clases. Obtuvo el grado de licenciado con sobresaliente el 14 de junio de 1.865. Ingresó por opo-
sición como cirujano en el hospital provincial. Con el triunfo de la revolución, en 1.868, se crea una
Escuela libre y Esquerdo es encargado de un curso de Patología General. Dio un sentido muy prác-
tico a la enseñanza y con él se formaron prestigiosos médicos. No está claro de donde procede su in-
terés por la frenología que unos relacionan con un viaje a Valencia y el haber presenciado el castigo
que se infligía a un demente y otros, por sus propios problemas psicológicos aparecidos tras la muer-
te de su esposa, en 1867, tras cuatro años de matrimonio. El propio Esquerdo pidió ser destinado a
la enfermería de alienados del hospital, en donde permaneció trabajando muchos años. De ese in-
terés por la frenología surgió la idea de fundar un manicomio para 18 pensionistas que se inauguró
en Carabanchel Bajo el 20 de mayo de 1877 y constituyó un acontecimiento social destacado. Ade-
más de este y dependiente de él, fundó otro más pequeño denominado “El Paradis” en su pueblo
natal, Villajoyosa, con la intención de que fuera una colonia agrícola. Rey González, A. 1983.
168
Seguin, E. C. 1883: 431.
169
“En nuestra mesa todos se comportaban perfectamente y fueron tan corteses como son
siempre los españoles de buena educación. Me gustó mucho ver lo confortables que los pa-
cientes estaban cada uno en su clase, y la amistosa relación que tenían con los empleados y mé-
dicos. Seguin, E. C. 1883: 433.
102
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
170
Seguin, E. C. 1883: 432-433.
103
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
171
Probablemente se refiere al famoso caso de Garayo “el sacamantecas” que Esquerdo pu-
blicó en varias entregas: Esquerdo, J. M. 1881”. Locos que no lo parecen. Garayo “El Saca-
mantecas”. Rev. Méd. Cir. Práct., 8, 101-109; 211-217; 303-312; 358-365; 402-409.
172
Seguin, E. C. 1883: 433.
173
Citado por Espinosa, J. 1966: 117.
104
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
La situación en Navarra hasta el final del siglo XIX
Navarra no ha tenido una tradición psiquiátrica como otras regio-
nes españolas y la figura histórica más conocida en la psiquiatría de
nuestra comunidad, sigue siendo Juan Huarte de San Juan, que nació
en S. Juan de Pie de Puerto hacia 1530, cuando esta pequeña villa aún
pertenecía a la corona de Castilla. Pero en este mismo año, el rey Car-
los I mandó desmantelar su castillo y sus fortificaciones por la dificul-
tad que tenía para defender esta posición al otro lado de los Pirineos.
Estos territorios pasaron a depender definitivamente de la Corona de
Francia en 1660, en virtud de la Paz de los Pirineos.
La familia de Huarte de San Juan174 debió de emigrar, como otras
familias de linaje de aquella época, hacia el centro y sur de España y es
allí, en Baeza, en 1575, donde se publica su famoso libro: Examen de
ingenios para las ciencias. Un excelente ensayo sobre la naturaleza hu-
mana, que aun tiene interés pese a los cuatro siglos transcurridos desde
su primera edición175.
174
Ullersperger considera a Huarte una de las figuras históricas más importantes de la Psi-
quiatría en nuestro país. Ullersperger, J. B. 1954: 72-76. En los apéndices de este libro V. Peset
amplía la información sobre su figura. Ullersperger, J. B. 1954: 166-178.
175
Huarte de San Juan, J. 1977.
107
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Examen de ingenios para las ciencias Juan Huarte de San Juan. Baeza año 1575. Fuente: Edi-
ción preparada por Esteban Torre. Madrid Editora Nacional 1977: 55 y 374.
176
Ramos, J. 1989: 315.
108
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
177
Ramos, J. 1989: 316.
178
Martín 1994: 320.
179
Este Hospital acogió a la mayor parte de los dementes de Navarra, hasta la inaugura-
ción del Manicomio “Vasco-Navarro”. Para conocer la historia de ésta famosa institución ara-
gonesa puede revisarse la Tesis doctoral de la Doctora Asunción Fernández Doctor, “El Hospi-
tal Real y General de Ntra. Sra. De Gracia de Zaragoza en el S. XVIII”, recientemente
reimpresa por la Institución Fernando El Católico. Fernández Doctor, A. 2000.
180
Sanidad y Beneficencia, “Estancias de dementes 1880-1891”. Arch. Adm. de Navarra.
109
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
181
ADFN. L145, 162-2.
182
González Duro, E. 1995: 248.
183
Gurría, M. Memoria del año 1905.
110
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
184
Gurría, M. Op. cit. 55.
185
Martínez de Ubago, L. 1885: 1.
186
Martínez de Ubago, L. Op. cit. 1.
187
Navarros ilustres: Nicasio Landa. Archivo de la Cruz Roja de Navarra. Polaino Loren-
te A. y Ávila de Encío, Mª. C. 1992: 60. Granjel, L.S. 1983:229-237. Granjel, L.S. 1987. Gran-
jel, L.S. 1993:107-110. Otro estudio sobre la obra de Landa frecuentemente citado se debe a J.
Garcia del Moral. “Estudio bio-bibliográfico del coronel de Sanidad Dr. D. Nicasio Landa.
Santander, 1908. La biografía más actual ha sido publicada por J. J. Viñes Rueda. “El Doctor
Nicasio Landa. Médico y escritor, 1830-1891. Pamplona: Gobierno de Navarra, 2001.
111
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
188
Rufino Landa y Arbizu nació en Pamplona el 17 de noviembre de 1801. Obtuvo el ba-
chillerato en Zaragoza en Artes y Medicina y tras cursar asignaturas de cirugía fue autorizado pa-
ra el ejercicio médico y quirúrgico en 1832. Es nombrado profesor en el Real Colegio de Medi-
cina, Cirugía y Farmacia de Pamplona en 1833 y posteriormente se gradúa como doctor. Ocupó
puestos políticos y desde 1847 presidió la Junta de Sanidad. Destacó por su celo profesional en las
epidemias de cólera de 1834 y 1854. Murió el 20 de enero de 1862. Granjel, L.S. 1993:105-106.
112
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
189
Granjel, L.S. 1993:110.
113
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
190
Landa extendió, el 10 de septiembre de 1876,como Inspector General de la Cruz Roja
en España un certificado al padre Menni en el que constataba que durante la guerra se había
“... consagrado a prestar continuamente en los Hospitales el socorro espiritual y corporal a los
heridos, sin distinción de procedencia, y con igual amor y cristiana caridad para los de uno y
otro campo, con lo que se ha ganado la bendición de muchos desgraciados y ha merecido bien
de la humanidad”. Martín, 1994:334.
191
Martín ha encontrado pruebas documentales que lo atestiguan, a) una carta de Landa
que participaba en el bando liberal, a la duquesa de Medinaceli, en el que constata el traslado
de 200 heridos liberales del hospital de Irache que habían sido atendidos tras el combate en
Abárzuza. b) Un certificado de Landa expedido a instancias de Menni sobre su neutralidad y
b) la respuesta de Ugarte, ministro de la Gobernación de Alfonso XIII, diciéndole que nada
tiene que agradecerle, por haber dicho que la Orden no había tomado parte en el movimiento
carlista. Martín, 1994:93.
192
J.J. Viñes, texto citado.
193
Iturralde y Suit, J. (1907). García del Moral, J. (1908). Ibarra, J. (1953). Granjel, L.
(1987). Viñes, J.J. (2001).
114
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
194
Sánchez Vicente, C. J. 1993:123-125.
195
Comelles, J.M. 1988:54.
196
Bernardo, M. y Casas, R. 1983: 109-116.
115
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
197
Viñes. Anexo 1.
198
En 1868 se produce la revolución de Cádiz, que en Navarra se traduce por una reno-
vación de la Diputación, sustituyéndose la anterior por otra de marcada tendencia progresista.
199
Para conocer con más detalle la amplia biografía de Landa es necesario consultar el li-
bro de J. J. Viñes. Viñes 2001. Un breve resumen de éste estudio, se refleja en el Apéndice 1.
200
El legajo en la que estaba incluido cuando la encontramos llevaba por simple inscrip-
ción “Manicomio” sin otra identificación probablemente debido al traslado que sufrieron los
expedientes al ubicarse en un lugar diferente del que estaban el año anterior a la fecha de con-
sulta.
116
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
117
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
118
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
201
El apéndice documental nº 1 de la Memoria de N. Landa incluye un resumen de la ca-
sa modelo, sin que la copia que hemos consultado incluyera los planos.
119
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
202
Medida utilizada en Navarra para las superficies terrestres, equivalente a 8 áreas y 98
centiáreas.
120
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
Los capítulos VII y VIII son bastante extensos. El VII está destinado
a los edificios y las características que deben tener y en el VIII se habla
de su interior, los baños, las habitaciones, el mobiliario, etc. Ambos son
quizá, los más interesantes para aproximarnos al sistema de tratamien-
to que se proponía y que se ajusta fielmente a las teorías de los alienis-
tas franceses en cuanto a la distribución de enfermos según el sexo, con-
ducta, distribución simétrica de los edificios, unión por galerías,
ubicación de los edificios principales –dirección, administración, capi-
lla– en el centro del establecimiento, patio separado para cada uno de
los pabellones, servicios generales en un edificio separado o formando
ala detrás del centro.
Pese a que se refiere a las diferentes formas de la planta de estos edi-
ficios experimentada en varios países: cuadrados, rectangulares, en una
sola línea como en Inglaterra, trazando una H como muchos de Fran-
cia, otros con un núcleo central de cuyos ángulos irradian cuatro pabe-
llones formando X situados en Glasgow, Génova y Noruega, o circula-
res como en Viena, cuyos pabellones salen a modo de radios de un
torreón situado en el centro, prefiere que el edificio se extienda for-
mando una sola línea como lo propone Connolly siendo su modelo a
seguir, el asilo de Yllenau en Baden, Alemania, y el Asilo de Derby en
Jamaica, Inglaterra, que le parece el mejor.
Este último no obstante, debía ser convenientemente modificado
de forma que se situasen las secciones de distinguidos y las dependen-
cias generales en el edificio central, construyendo inicialmente solo dos
pabellones a cada lado, con dormitorios en el piso bajo y en el princi-
pal, que permitirían colocar a más de doscientos enfermos, pudiendo
ampliarse el edificio con la construcción de nuevos pabellones en fun-
ción de la demanda existente en el futuro.
Era de sobra conocido que había que hacer la previsión de uso con
un número mayor de los enfermos que estaban censados, ya que la fa-
cilidad y proximidad de un asilo, hacía que aparecieran nuevos casos.
Aconseja, según el criterio de Esquirol, que los edificios tengan so-
lo planta baja y principal, con sus correspondientes bodegas y se ex-
tiende sobre la necesidad de que sean sencillos y funcionales evitando
el lujo y se apoya en los escritos de Scipión Pinel, Girard de Cailleux,
Parchappe, Berthier y otros, para reforzar sus ideas, confirmando que
121
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
122
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
123
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
203
Landa, N. Apéndice 2. Cap. XI.
124
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
125
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204
“En esta iglesia Parroquial de San Juan Evangelista de esta Villa de Peralta, Obispado
de Pamplona, a 19 de septiembre de 1823, bauticé a Fermín, Tomás, Ramón, Francisco Javier,
hijo legitimo de D. Policarpo Daoiz, de Exercicio Caballero Azendado, natural de la Villa y
Corte de Madrid y de Dña. Teresa Argaiz, natural y vecina de la ciudad de Pamplona.
Abuelos paternos: Fernando Daoiz, natural de la ciudad de Pamplona y de Dña. Josefa Ja-
viera Sala, natural de Cartagena de Indias.
Abuelos maternos: D. Francisco Javier Argaiz, natural de esta villa de Peralta y Dña. Mª
Jesús Aranguren, natural de Mondragón.
Fué su madrina Dña. Epifania Argaiz, natural de la ciudad de San Sebastián.
Nació en esta Villa entre seis y siete de la mañana del día antecedente.
Y en fé de ello firmo. Dn. Miguel María Nasa. Vicario”.
126
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
205
Copia del testamento de D. Fermín Daoiz y Argaiz. Archivo Administrativo de Navarra.
206
La relación de fincas rústicas, urbanas y valores están detalladas en la “Memoria gene-
ral del Manicomio de Navarra” de D. Luis Javier Lizarraga Larrión. 1991: 29-31.
127
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
207
“Memoria relativa al establecimiento de un Manicomio para Navarra y las provincias
vascongadas, instituido por D. Fermín Daoiz y Argaiz “.
208
Granjel cita el “Informe” para la creación de un manicomio vasconavarro, escrito por
F. Cubas y publicado en 1887, el “Manicomio vasco navarro” de A. Cayuela Pellizari, publica-
da en Pamplona en 1889 y el trabajo del mismo título, publicado en 1888 por F. Henriquez.
Todos los cuales son contemporáneos del inicio de las obras, que comenzaron el 13 de julio de
1888 y posiblemente se dedicasen a alabar la magnificencia del nuevo establecimiento.
209
Girard de Cailleux, Jacques Henri, nació en Lyon el 9 de marzo de 1814. Realizó en esa
ciudad sus estudios de medicina y presentó su tesis en París en 1836. El 20 de junio de 1840 fue
nombrado médico jefe y director del asilo de alienados de Auxerre y se quedó en el cargo du-
rante 20 años. Convencido de las concepciones de Pinel, Esquirol y Ferrus se esforzó por im-
poner las nuevas ideas a los poderes políticos para conseguir la transformación del antiguo hos-
picio general para alienados de Yonne y poder practicar el aislamiento, la clasificación
metódica, la vida en común y la dedicación al trabajo de los alienados, conforme a los princi-
pios del tratamiento moral, que fue el predominante en la primera mitad del siglo XIX. Deta-
lló sus proyectos en varias publicaciones, referidas a las condiciones que deben cumplir los es-
tablecimientos de alienados.
128
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
129
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
130
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
131
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
que no son sino una inmensa camisola de fuerza; esos santuosos edifi-
cios que Bourgraeve motejaba de palacios por fuera y cárceles por den-
tro, son indispensables y subsistirán como hospitales para los peligro-
sos y para los que necesitan especial tratamiento”.
Nuevamente se buscan argumentos para apoyar el ingreso de los en-
fermos en instituciones, como forma de protección para ellos mismos
y para los demás. Realmente no resultaba desacertado, ya que durante
casi cien años y pese a la aparición de los neurolépticos, los manicomios
fueron casi el único recurso con el que se contó para poder atender a
estos enfermos.
Respecto a la permanencia de los locos en sus propias familias, cita
de nuevo al Dr. Pain, que apoya el aislamiento como un procedimien-
to para resolver la agitación del enfermo, fuera de su ambiente habitual,
que sería el que le provoca tensiones. Hace también referencia a una
frase que atribuye a Esquirol “un asilo de locos es ya un instrumento de
curación” y cita a M. A. Lemoine: “Se equivocan de una manera extra-
ña los que creen que la permanencia en el hogar doméstico sea saluda-
ble para el enagenado; que la vida y los cuidados de la familia sean me-
jores para él que los agenos cuidados. Dejar al loco en su casa, rodeado
de los suyos y cuantas cosas tiene costumbre de manejar, es dejarlo en
el terreno mismo en que la locura ha nacido, en donde se hace más
fuerte cada día, en donde tiene ménos probabilidades de ser curada;
apresuraos en alejarlo de ese lugar funesto, cuesteos cuanto quiera, y co-
locadle en un asilo”.
Se extiende en consideraciones sobre la aplicación de esta medida
solo a los locos inofensivos, pero considera con Pain lo difícil que es cla-
sificar a los enajenados en peligrosos e inofensivos, incluso para el mé-
dico que vive entre estos enfermos, y concluye: “La permanencia de los
enagenados en sus propias familias no puede constituir un método ge-
neral de asistencia; al lado de las ventajas morales que pudiera ofrecer,
bajo el punto de vista de las afecciones de familia, surgen graves difi-
cultades para la clasificación del enfermo; peligros que no es posible
prever, peligros que una inspección minuciosa y activa apenas podría
evitar”.
El tercer procedimiento analizado, el aislamiento de ciertos enaje-
nados en familias, cerca del asilo, tampoco es admitido como método
132
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
133
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
210
“Por cierto que es grande lástima que no sea verdad tanta belleza! No nos dejemos se-
ducir por esta; ese cuadro tan hermoso y acabado, de tan brillante colorido y deleitosísimas en-
tonaciones, hecho para satisfacer plenamente nuestro dolorido anhelo, ni es verdad, ni carece
de negros borrones. ¿Cómo se concibe que á quien de razón y sentido moral carece pueda de-
tener en su huida la devoción á la virgen? Quien lo detiene es la fuerza de sus perseguidores.
¿Y qué denuncian esos atentados que han llegado hasta ocasionar muertes violentas? ¿esos sui-
cidios ocurridos? No al criminal que no existe; pero sí esa ilimitada y excesiva libertad de que
el loco no puede hacer buen uso. Mtz. Ubago, 1885: 14-15.
211
“Acordaros bien de Gheel, exclama Pain, de sus cadenas en las calles y de la enfermería
en su centro! Se ha invocado el respeto debido á la libertad individual; como si la ley pudiera
tratar al igual de los demás hombres, á aquel que por razón de su enfermedad ha perdido la li-
bertad de sus actos, y no puede ser por lo mismo responsable. Los enagenados se hallan afec-
tos de una enfermedad cuyo necesario efecto es disminuir cuando no romper completamente
la fuerza de su voluntad; la libertad que se les conceda, debe ser una libertad reglamentada, y
su trabajo debe ser sabiamente dirigido. ¿Por qué pues entónces dejarlos en manos de paisanos
no inteligentes? ¿Es acaso que la tutelar protección de la ley aplicada en un asilo y por hombres
134
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
dedicados á esa especialidad, no sea mil veces preferible? ¡Qué de abusos han de surgir! ¿Cómo
hacer aceptar por las familias de los paisanos á los idiotas, á los paralíticos, á los epilépticos?
¿Cómo distribuirlos? ¿Cómo hacer constar todos los días la calidad y cantidad de sus alimen-
tos, la posibilidad del trabajo ó la necesidad del reposo? ¿Es fácil acaso descender á cada mo-
mento hasta estos detalles de la vida íntima? ¿No es evidente que esas mismas investigaciones
habrían de encontrar á cada paso dificultades que podrían comprometer gravemente la seguri-
dad y el bienestar de los desgraciados que se quiere proteger?
Si se piensa también en que los reglamentos que rigen en la colonia belga mandan que se
envíen á los demás asilos de Bélgica los enagenados suicidas, homicidas ó incendiarios; á los
que por sus maneras o costumbres atenten contra la moral; á los que, teniendo la monomanía
evasiva necesitan con demasiada frecuencia el empleo de medios coercitivos; se vé que la per-
manencia en la colonia queda reducida no más que a cierta porción de enfermos incurables
inofensivos; que la institución sería en consecuencia insuficiente para subvenir á todas las ne-
cesidades del país y no puede llegar á ser un método exclusivo de asistencia para los enagena-
dos. Mtz. de Ubago 1885: 16.
212
Estos “movimientos”, si bien resultaron “movilizadores”, especialmente para el perso-
nal asistencial, empleaban la misma táctica de “negar” la existencia de pacientes de difícil ma-
nejo por el simple y expeditivo procedimiento de “aparcarlos” en el pabellón de “agitados” del
manicomio correspondiente.
213
Mtz. Ubago 1885: 16.
135
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
214
“...médicos eminentes han sabido proporcionar á sus enfermos, con las explotaciones
agrícolas situadas cerca de los asilos, las salutiferas influencias de las ocupaciones campestres
aumentando á la vez con sus productos los recursos al asilo necesarios”. Martínez de Ubago
1885: 16.
215
Alexandre-Jacques-François Brierre de Boismont nació el 18 de octubre de 1797 en Rú-
an donde comenzó sus estudios de medicina que terminó en París en 1825, debido a su matri-
monio en contra de la opinión familiar su familia le retiró la ayuda económica y aceptó un car-
go de médico en el manicomio de Saint-Marcel-Sainte Colombe. Mas tarde se le envió en
misión a Polonia para investigar sobre el cólera. En 1838 se hizo cargo del manicomio de la ca-
lle Nueva de Sainte-Geneviève. Foville fue preferido a él para ocupar el cargo de sucesor de Es-
quirol en Charenton. En 1847 compró el manicomio del doctor Pressat dejando a su hija el de
la calle de Sainte-Geneviève. Falleció el 25 de diciembre de 1881. Colaboró desde su creación,
en 1843 en los Annales Médico-Psychologiques publicó trabajos sobre la monomanía homici-
da, las congestiones epileptiformes, botánica, antropometría, clínica quirúrgica, las alucinacio-
nes y el suicidio.
136
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
216
Mtz. Ubago, 1885: 19.
217
Mtz. Ubago, 1885: 19-20.
137
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138
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
139
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
monia de todas las partes del servicio, en la buena calidad de los ali-
mentos, en la dulzura y firmeza de los cuidados, y sobre todo en la bue-
na elección del médico que lo ha de dirigir”.
Termina con sus propias ideas respecto a como debe ser el futuro
manicomio, destacando todos los aspectos que considera de interés,
respecto a la localización, construcción, características de los diferentes
pabellones de acuerdo con los enfermos que tendrán que albergar y que
diferencia en: tranquilos idiotas, epilépticos, gritadores, furiosos, agita-
dos, sucios, peligrosos y enfermos contagiosos. En cada caso, da el por-
centaje esperable de cada grupo, para poder destinar el espacio corres-
pondiente. Destaca las condiciones higiénicas que deben tener las
instalaciones, calculando los volúmenes de aire y agua, ventilación y
vestuario de los asilados, así como la conveniencia de acoger a pensio-
nistas218.
La extensión que propone para el manicomio es de al menos 150
hectáreas, si no pudieran lograrse las 200. Y en cuanto a la situación,
según la voluntad del bienhechor D. Fermín Daoiz, ha de ser en el
punto que se considere más oportuno de Navarra, y que según el Dr.
Pain, debe ser una campiña poco distante de una ciudad importante,
obviamente se inclina por Pamplona y para ello se apoya en las co-
municaciones, los recursos disponibles y sus condiciones climatológi-
cas. “Las inmediaciones de Pamplona reunen á esas circunstancias
otras climatológicas muy dignas de tenerse en cuenta y muy reco-
mendadas por los especialistas. Estos codician no un clima cálido y
un terreno árido en donde el eretismo nervioso y la exaltación del ma-
níaco aumenten, ó la languidez y debilidad del demente y el paralíti-
co se acrecienten; sino un aire puro y oxigenado, una temperatura ti-
bia ó fresca, vientos á veces agitados y vivificadores, terrenos
frondosos, pero no anegados por las aguas, ni calcinados por su esca-
sez; no un clima brumoso que aumente el tedio de los melancólicos,
y que por sus abundantes y repetidas lluvias no permitan la mayor
parte del año vagar por los campos, ni el tórrido ó abrasador que oca-
sione el furor y tenga tambien en clausura á sus habitantes en las me-
jores horas de no pocos días en que las labores del campo han de ve-
218
Mtz. Ubago 1885: 32-39.
140
EL NACIMIENTO DE LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
rificarse; sino aquel cuyos estivales calores son moderados por refres-
cantes lluvias, y estas no sean tan excesivas que en las buenas estacio-
nes del año no permitan las faenas campestres. Pues esas condiciones
todas son las que se vén reunidas en este clima.
Las morigeradas costumbres y los humanitarios sentimientos de sus
habitantes también son para tenidos muy en cuenta si los enagenados
han de poder disfrutar, sin inconveniente ni peligro alguno, de toda la
libertad que su excepcional estado permite”219.
Aunque parece razonable pensar que las condiciones climatológicas
de la comarca de Pamplona han cambiado considerablemente en estos
más de cien años transcurridos, parece bastante evidente, cuales eran las
preferencias de D. Luis Martínez de Ubago en cuanto a la ubicación del
manicomio.
En cuanto al presupuesto lo estima en 1.500.000 pts. distribuidas
como sigue:
Todo esto para un proyecto de edificios que, “... debieran ser cons-
truidos con toda la mayor sencillez, de piedra en la cantidad única-
mente indispensable, de ladrillo y hierro en lo demás, ladrillo limpio al
exterior y blanqueado en su interior, á excepción tan solo de las habi-
taciones del director y distinguidos de 1ª y 2ª Clase”.
Los presupuestos de gastos también eran optimistas, ya que basán-
dose en el gasto que producían los 204 asilados de las cuatro provincias,
residentes en el Manicomio de Zaragoza y los ingresos que esperaban
obtener de los pensionistas que acudirían al manicomio, más la pro-
ducción esperada de la colonia agrícola, que estimaban en 12.000 pts.
219
Mtz. Ubago 1885: 40.
141
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
220
Carlan, D. 1887.
142
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA
MITAD DEL SIGLO XX
El inicio del siglo, como tendremos ocasión de ver, supuso la inau-
guración del manicomio de Navarra en 1904, mientras que en otros
países iban tomando nuevos derroteros en la asistencia a los enfermos
mentales. En 1909 nacía el movimiento de higiene mental en los
EE.UU. mientras que en Alemania, la Psiquiatría alcanzaba las aulas,
las clínicas y los laboratorios de las universidades.
En España un buen número de psiquiatras y neurólogos habían
comenzado a trabajar de un modo más científico, con una sólida base
anatomopatológica, que seguía el poderoso influjo de la Escuela de Ca-
jal y, especialmente, por la ampliación de su formación en el extranje-
ro, gracias a las becas de la Junta de Ampliación de Estudios. Esto per-
mitió que hasta la diáspora debida a la guerra civil, la Neurología y la
Psiquiatría españolas contasen con un elevado número de especialistas
que hubieran podido dar un impulso considerable a ambas disciplinas.
Sin embargo, la contienda torció ese panorama alentador, produciendo
un frenazo importante, y los años siguientes, con la guerra mundial y
las dificultades económicas y el aislamiento que sufrió nuestro país has-
ta la segunda mitad de los años cincuenta, tampoco facilitaron las co-
sas. Gonzalo Moya221atribuye a un artículo publicado por Sacristán en
la revista Archivos de Neurobiología en 1921 la primera propuesta pa-
ra la creación de la Liga de Higiene Mental en España, a la que se unie-
ron los principales psiquiatras españoles de la época y cita a Fernández
221
Moya, G. 1986:217.
145
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Sanz, Lafora, Mira y López, Juarros, Sanchís Banús, López Albo y Ro-
dríguez Arias.
La Liga debía inspirar las reformas psiquiátricas y vigilar su realiza-
ción. La Liga inició su andadura en 1927 pero no fue hasta la procla-
mación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931 cuando se co-
menzaron a ver algunos resultados, como el Decreto de 3 de julio de
1931 y otras disposiciones acerca del ingreso de los enfermos en los ma-
nicomios. Gonzalo Lafora, liberal y republicano relacionado con mu-
chas de las personas que detentaban el poder en aquella época, tuvo una
influencia considerable en ellas.
Sin embargo, pese a que se modificó la forma de internamiento en
un intento de proteger a los enfermos mentales, generalmente de sus
propios parientes y otras medidas como la creación del Consejo Supe-
rior Psiquiátrico222 y el nombramiento de Gonzalo Lafora como presi-
dente del mismo223, que condujeron a la inspección de manicomios, a
la creación del primer Dispensario de Higiene Mental en Madrid y se
volvieron a establecer las “primeras”224 estadísticas de acuerdo con la cla-
sificación de Kraepelin, sin embargo, Lafora seguía centrado en plante-
amientos organizativos de más de un siglo antes, según las necesidades
que consideraba necesarias para una población de un millón de habi-
tantes: “Por dicha razón, toda provincia de más de un millón de habi-
tantes debería contar con un centro para 2.500 enfermos repartidos en
dos establecimientos, uno urbano, para unos 1.200 pacientes, otro ru-
ral, (tipo asilo-colonia) con destino a 1.500 ó 2.000 enfermos crónicos.
Según D. Gonzalo, los centros dedicados a enfermos psiquiátricos
deberían hallarse situados algo alejados de las poblaciones, pero bien
comunicados con ellas y dotados de jardín, granja avícola y talleres. Por
el contrario, los establecimientos agrícolas (asilos-colonias) deberían es-
tar alejados de la ciudad (de 30 a 50 kilómetros) y próximos a una vía
férrea para facilitar los desplazamientos de los familiares de los pacien-
tes. Habrían de poseer una extensa granja organizada industrialmente,
esto es rentable desde el punto de vista económico.
222
Decreto del 10 de noviembre de 1931.
223
Orden Ministerial del 10 de noviembre de 1931.
224
Moya, G. 1986:225.
146
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
225
Moya, G. 1986:228-229.
226
Moya, G. 1986:231-232.
147
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
227
Moya, G. 1986:240.
148
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
la colocación de la primera piedra, acto que fue presidido por los reyes
de España D. Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia228.
Las obras se interrumpieron a los pocos meses de comenzadas,
cuando se habían hecho solamente el allanamiento de los terrenos y la
cimentación de los pabellones al terminarse los recursos económicos
existentes y no se reanudaron hasta el 30 de noviembre de 1926 después
de que el Marqués hubiera aportado dos millones de pesetas y él deci-
diera otros cambios en la organización y los arquitectos229.
El Marqués aportó tres millones más en 1927, tras una visita que re-
alizó a las obras, ante la necesidad imperiosa de nuevos fondos para fi-
nalizar la construcción. Los obreros que se ocupaban en la edificación
del nuevo centro hospitalario fueron en masa a agradecer al indiano su
generosidad, que garantizaba la continuidad de sus puestos de trabajo,
ya que el importe total entregado por el Marqués cubría el presupues-
to inicial de la obra230.
La burguesía y la aristocracia financiera cántabra no se identificaron
con el proyecto, no sólo negando sus aportaciones económicas, más bien
manifestaron una clara hostilidad, que se acentuó con la elección del pri-
mer director D. Wenceslao López Albo231 en abril de 1928 “... y las me-
228
Izquierdo Rojo, José Mª. 70 años de Valdecilla. 1999:19.
229
Las diferentes vicisitudes de la creación del hospital están ampliamente descritas en: La
Casa de Salud Valdecilla. La introducción del Hospital Contemporáneo en España de Salmón,
F. Ballester, L. G. y Arrizabalaga, J. Santander 1991(2ª Ed.) II. El Nacimiento de un nuevo hos-
pital 1915-1928. Pág. 41-96.
230
Díaz Manrique, J. F. En: 70 años de Valdecilla. Izquierdo Rojo, José Mª (Ed.) 1999:149
231
Wenceslao López Albo nació en Santander en 1889, de familia oriunda de Colindres,
pueblo marinero próximo a Vizcaya. Estudió Medicina en Madrid y se doctoró en 1914, después
de estudiar con Achúcarro en el Hospital General de Madrid y con Gayarre en el manicomio de
Ciempozuelos. Amplió estudios en Berlín y en Francia. En 1915 abrió consulta en Bilbao y ad-
quirió gran reputación. En 1925 es nombrado director del manicomio de mujeres de Zaldíbar y
jefe de la consulta de neuropsiquiatría del Hospital civil de Bilbao. Allí trabajó hasta 1928 en que
el Marqués de Valdecilla –por consejo de Marañón– le encarga la organización de la futura Casa
de Salud Valdecilla. La organización de ese hospital ha sido resaltada como excelente y difícil-
mente superable. Su rectitud y honradez le hicieron tener problemas con algunos médicos de la
ciudad que en los inicios, reclamaban trabajar en el hospital, al que se calificaba como “uno de
los mejores de Europa”. Era jefe del Servicio de Neuropsiquiatría, gozaba de la confianza del Mar-
qués y todo parecía marchar bien en su vida, hasta que el 9 de septiembre de 1930 dimitió de for-
ma inesperada. A pesar de ser considerado el “capitán del navío” por sus propios compañeros, el
intento de introducir en el hospital enfermeras seglares relegando a las monjas a tareas religiosas
149
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
150
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
235
La estructura y funcionamiento del Departamento de Neuropsiquiatría propuesto por
López Albo para Valdecilla está descrita ampliamente en “ Un ejemplo de los servicios de hos-
pitalización: el departamento neuropsiquiátrico en el hospital general”, Salmón, F. Ballester, L.
G. y Arrizabalaga, J. 1991: 161-177.
236
Sacristán, J. Germain, J y Rodríguez Arias, B. Psiquiatría práctica e Higiene Mental.
1930:372.
237
Granjel, L. S. 1983: 263.
238
Miembro de una saga de psiquiatras que llega hasta nuestros días. Un González Pinto
aparece en 1898 como primer director del manicomio de Santa Águeda de Mondragón. Gran-
jel, L. S. 1983:204. El que aquí se menciona, probablemente sería su hijo, que fue el primer pro-
fesor – director del Departamento de Psicología Médica y Psiquiatría de la Facultad de Medi-
cina de Euzkadi, ubicada en el Hospital de Basurto, nombrado por Orden del Consejero de
Justicia y Cultura del Gobierno de Euzkadi el 15 de diciembre de 1936. Granjel, L. S. 1983:
270-271.
151
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
239
José Mª Aldama Truchuelo nació en Madrid en noviembre de 1902. Estudió en esa ciu-
dad licenciándose en 1923. Pasó al Hospital General trabajando en el Servicio de Neurología
que dirigía Sanchís Banús, llegando a ser Jefe de Clínica de ese Servicio. Se formó en histolo-
152
LA PSIQUIATRÍA ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
gía con Del Río Ortega en el laboratorio de Histopatología de la Junta de Ampliación de Es-
tudios, que más tarde le pensionó en Viena, donde amplió estudios con Wagner Von Jauregg
y Von Economo, con el que realizó su tesis doctoral sobre citoarquitectonia de la corteza cere-
bral en el niño. A su vuelta a España ganó por oposición la plaza de director del manicomio de
Cádiz, pasando a dirigir tras la dimisión de López Albo el servicio de neurología y psiquiatría
de la Casa de Salud Valdecilla. Según algunos de sus colaboradores, Aldama fue hombre tra-
bajador, meticuloso, algo introvertido y dedicado a sus enfermos. Pese a no ser un apasionado
de la profesión estudió miles de enfermos de forma minuciosa, formó a muchos neurólogos y
psiquiatras, publicó trabajos y realizó algunas intervenciones neuroquirúrgicas. Izquierdo,
1978: 234-238. López Albo dijo de él cuando le pidieron su opinión respecto a la posibilidad
de ocupar la plaza de Jefe de Servicio que él dejaba vacante por la dimisión “Respecto al Dr.
Aldama que propone el Dr. Del Río Hortega, he de manifestarle que tengo de él un concepto
excelente, tanto por sus dotes personales como por sus aptitudes profesionales. Estoy seguro
que llevaría a cabo una labor meritoria al frente de los servicios de Neurología y Psiquiatría de
esa Institución. ... dudo encuentre Ud. colega tan bien preparado, con gran base clínica y per-
fectamente orientado en las normas modernas de la especialidad”. Izquierdo Rojo, J. Mª.
2000:152.
240
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000: 53.
241
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000: 54-55.
153
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
242
Izquierdo Rojo, J. Mª. 2000:152.
243
Domínguez Borreguero, S. A. Inició su formación neuropsiquiátrica en la Casa de Sa-
lud Valdecilla con Federico Soto Yárritu, José Mª Aldama Jr. Emilio Pelaz y otros. Fue discí-
pulo de Lafora y de Sanchís Banús y publicó varios trabajos, entre ellos su tesis: Contribución
al conocimiento de la esclerosis en placas, que es un compendio sobre la esclerosis múltiple con
buen sentido clínico y tratado de forma exhaustiva (Domínguez Borreguero, S. A. 1932). Ejer-
ció su actividad neurológica en Salamanca. Izquierdo Rojo, 1978: 97, 127, 235-238, 251.
154
LA CONSOLIDACIÓN.
EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO “SAN FRANCISCO JAVIER”
Las primeras opiniones sobre el manicomio de Pamplona
El director del Manicomio de San Baudilio de Llobregat D. Anto-
nio Rodríguez Morini, elogia ampliamente al nuevo manicomio, pero
emite algunas criticas sobre deficiencias que en algunos casos son fácil-
mente corregibles aunque otras no son de tan satisfactoria enmienda,
lo cual no le impide afirmar que “será dicho Manicomio el mejor de los
que funcionan en España con carácter oficial”244.
Rodríguez-Morini no culpa de esas deficiencias al arquitecto, “... si-
no más bien al tiempo que se ha tardado en llevar a efecto la disposi-
ción testamentaria del ilustre patricio D. Fermín Daoiz y Argaiz”
Y en el amplio resumen sobre el manicomio, publicado en la Re-
vista Frenopática Española, amplía su opinión sobre ello: “La labor en-
comendada al albaceazgo del insigne filántropo, ha sido muy larga y ac-
cidentada. Particularismos, intransigencias y rivalidades profesionales
por un lado, desconocimiento del asunto y errores técnicos y adminis-
trativos por otro, se conjuraron para retardar la ejecución de una ad-
mirable obra que pudo, con buena voluntad, ser llevada á cabo en un
corto número de años, evitándose de este modo las imperfecciones y
defectos de que ahora adolece”.
Como se puede apreciar, una diferencia de consideración bastante
alejada de la Academia de Medicina, que se ha descrito anteriormente
244
Rodríguez Morini, 1904.
157
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
245
Este cambio se produjo años más tarde, ocupando esos espacios la ampliación del ma-
nicomio con los pabellones denominados “San Fermín”, tanto en la zona de hombres como en
la de mujeres, que sirvieron para acoger al elevado número de pacientes que ingresaron después
de la guerra civil y que incrementaron espectacularmente, el número de asilados en los años
cuarenta.
158
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
159
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
246
ADFN. L145, 120-I.
247
Lizarraga, L. J. 1992.
160
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
248
ADFN. L145, 162-2.
249
ADFN. L146, 100-2.
250
ADFN. L147; 131, 1-2.
251
ADFN. L147; 139-1-2, 140-1.
161
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
252
Archivo Administrativo de Navarra; “Hospital Psiquiátrico”. Anexo 3.
162
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
cos son individuos que han nacido predispuestos, es seguro que si se in-
fluyese debidamente, sobre las costumbres é impusiesen las practicas
higienicas, disminuiria el numero de afectados de locura, por cuanto se
remediarían las causas de degeneración”.
De nuevo aparecen algunos elementos que ya se han considerado
respecto a la enfermedad mental: 1) predisposición genética; 2) in-
fluencia de lo social e higiénico; 3) la enfermedad como degenera-
ción253, 254.
Como dato significativo de la necesidad del Manicomio, refiere,
que en el mes de diciembre de 1904, la población era de 150 personas
–152, menos dos altas– que salvo seis de ellos, procedían de otros ma-
nicomios en los que se encontraban recluidos, mientras que durante
1.905, el número de ingresos había ascendido a 99, procediendo 75 de
ellos de sus domicilios.
También hace un estudio detallado de los pacientes con respecto a
la población de procedencia. La tasa de enfermos ingresados por 10.000
habitantes, para una población de 310.355 habitantes que era la que te-
nía Navarra en 1904, la estimaba en el 7,636, correspondientes a los 237
alienados navarros ingresados. Es interesante reflejar la profesión de los
asilados –suponemos que se refiere a varones– para constatar que la en-
fermedad parecía encontrarse en todas las clases sociales:
253
El término degenerar fue utilizado ampliamente por griegos y latinos en el sentido de
pérdida de las cualidades de la raza. Morel lo entendía como la “desviación malsana de la es-
pecie”.
254
A Magnan se debe la sistematización definitiva de la teoría, así como a sus discípu-
los M. Legrain y H. Saury, que hicieron su exposición metódica. Magnan consideró la de-
generación como un conjunto de transformaciones y formuló la siguiente definición en
1895: “la degeneración es el estado patológico del ser, que, en comparación con sus genera-
dores más inmediatos, en su constitución está menoscabada su resistencia psicofísica, y sólo
parcialmente, propicia las condiciones biológicas de la lucha hereditaria por la vida. Este me-
noscabo se traduce en estigmas permanentes y en esencia, es progresivo, salvo en caso de re-
generación interrecurrente; cuando falta ésta, desemboca más o menos rápidamente en la
aniquilación de la especie”.
163
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
255
Esquirol, 1991: 49-58.
256
Anexo 4. Idem.
257
Martín Carrasco, 1991: 45.
164
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
165
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
258
Extracto de la Memoria. Anexo 3.
166
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
259
Lizarraga, 1993: 86.
260
Esta clasificación se ha mantenido casi igual hasta la reforma del hospital psiquiátrico,
que se inició por iniciativa del Dr. Lizarraga el año 1978. La aparición de los nuevos medica-
mentos a partir de 1954 y el importante aumento del personal, modificó significativamente la
asistencia a comienzos de los años ochenta, mejorando la calidad de los servicios y facilitando
la rehabilitación de muchos enfermos.
167
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
168
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
261
Probablemente, por la misma razón que no se utilizan las instalaciones deportivas en
general, por la falta del personal adecuado para dinamizar el uso, mediante los oportunos pro-
gramas. A comienzos de los años ochenta, se empezaron a hacer campeonatos en los que par-
ticiparon los pacientes, demostrando que puede ser útil en su rehabilitación.
262
Gurría, M. Informe de incidencias de 1/9/1905. Manicomio. Asuntos varios. Arch.
Adm. de Navarra.
263
Gurría, M. Informe 9/10/1926. Manicomio, Memorias 1906-1926. Arch. Adm. de Na-
varra.
169
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
170
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
264
Vallejo Nágera y Nouvilas, 1927 y 1928.
265
El 15 de noviembre de ese mismo año la Diputación acordó concederle un mes de pla-
zo para que eligiera entre una de las dos plazas. Su renuncia se produjo casi tres años más tarde.
171
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
266
Nouvilas, 1934c; 1934d; 1935b.
267
Nouvilas, 1931a; 1932c; 1933c; 1934b; 1934c; 1934d; 1935b.
268
Nouvilas, 1929c; 1930a; 1930c; 1931c; 1932d.
269
Nouvilas, 1932d.
270
Nouvilas, 1928a; 1934a.
271
Nouvilas, 1929a; 1932b.
272
Nouvilas, 1928b; 1930; 1933b.
273
Nouvilas, 1931b; 1932a; 1932c; 1932f.
274
Nouvilas, 1935a.
275
Lizarraga, 1993: 98.
172
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
276
Lizarraga, L. J. 1993:94-97.
277
Médico navarro que pese a ser cirujano, según testimonios familiares, se interesaba por
la psiquiatría como prueban sus publicaciones en la Revista Navarra de Medicina y Cirugía, so-
bre psicoanálisis, la personalidad y la histeria. Garbayo, 1928a; 1928b; 1928c; 1929.
278
Discípulo de Sanchís Banús en el Servicio de neuropsiquiatría del Hospital Provincial
de Madrid. Izquierdo Rojo, 1978: 126.
173
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
174
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
279
Joaquín Gimeno Riera nació en Zaragoza el 5 de noviembre de 1877, hijo y nieto de
médicos. Fue discípulo de Cimarrón y Galcerán en España y de Brisaud, Dejerine, Babinski y
Stewart en Francia e Inglaterra. De gran curiosidad científica, inquieto, culto y trabajador. De-
jó una extensa obra escrita pero muy poca dedicada a la neurología. Es muy conocida su obra:
La casa de Locos y el Hospital de Nuestra Señora de Gracia. Apuntes históricos 1425-1808-1908. Pu-
blicada en Zaragoza en 1908. Fundó la Revista Anales de Psiquiatría y Neurología, que dirigió
durante los años 1912-1913. También escribió sobre cuestiones de actualidad en neurología y
psiquiatría como el psicoanálisis. (Gimeno Riera 1932 y 1935). Falleció en enero de 1945. Iz-
quierdo Rojo, 1978: 242.
280
Antonio Vallejo Nágera nació en Paredes de Nava (Palencia), hijo de militar, estudió
medicina en Valladolid y después en Austria y Alemania, participando en la guerra del 14 al 18
como médico militar. En Viena, visitó la clínica de Julius Wagner Von Jauregg siendo junto
con Lafora el iniciador e introductor de la malarioterapia y la piretoterapia para el tratamien-
to de la neurosífilis en nuestro país. Publicó diferentes trabajos sobre ese tema (Vallejo Náge-
ra: 1926; 1927. Vallejo Nágera y Bertoloty: 1927. Vallejo Nágera y G. Pinto: 1927) y algunos de
ellos con Pedro Álvarez Nouvilas, médico militar, con el que coincidió en el manicomio de
Ciempozuelos y que luego obtendría la plaza de director del manicomio de Navarra. (Vallejo
Nágera y Nouvilas: 1927; 1928.). Otros trabajos fueron sobre el tratamiento de la esquizofre-
nia. (Vallejo Nájera 1927b)
175
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
281
Hizo sus estudios en la Casa de Salud Valdecilla, con Soto, Borreguero y Aldama Jr.
Publicó trabajos sobre la epilepsia. Izquierdo Rojo, 1978: 235-237.
282
Ejerció la neuropsiquiatría en Zaragoza. Rodríguez Arias lo describe como: “hombre
gracioso, diligente, agitado que sus pinitos en política y sus viajes a ultramar le granjearon es-
tima...”. Izquierdo Rojo, 1978: 243.
283
Discípulo de Lafora y de Sanchís Banús. Izquierdo Rojo, 1978: 97, 126.
284
Discípulo de Sanchís Banús publicó diferentes artículos sobre malformaciones verte-
brales y trastornos extrapiramidales. Izquierdo Rojo, 1978: 147.
285
Aldama, Borreguero y Soto; 1931.
286
Citado por Lizarraga, 1993: 103.
287
Soto Yárritu, 1933.
176
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
El Dr. Federico Soto. Fuente: “La Casa del tejado dolorado”. L. J. Lizarraga 1991:100.
288
Lange, J. 1942.
177
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
289
Cervera Enguix, S. 1989: 178.
290
Lizarraga, 1993: 105.
291
Tournier, 1960.
292
Szondi, L. 1975.
293
Soto Yárritu, 1953.
294
Cervera Enguix, S. 1989: 178.
295
Soto Yárritu, 1997.
178
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
296
Lizarraga, 1993: 100-133.
179
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
180
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
297
Esta situación de marginación del personal, ha persistido de una u otra forma hasta ha-
ce pocos años, como ejemplo, puede servir la negación a retribuir a los médicos psiquiatras el
concepto de “asistencia continuada” en 1982. Con posterioridad a la fecha final de este estudio,
y en especial a partir de 1977, se incrementó la plantilla con nuevos técnicos: asistentes socia-
les, psicólogos, se multiplicó el personal auxiliar y se inició la reforma estructural del hospital,
modificando y mejorando su funcionamiento, cambios propiciados por su último director, D.
Luis Javier Lizarraga Larrión que mejoraron sensiblemente la calidad asistencial.
181
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
298
Martínez Ubago, 1885: 38.
182
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
299
Rodríguez Morini, 1904: 50.
183
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
300
Lizarraga, 1993: 106.
184
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
185
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
301
Reglamento Manicomio. Navarra, 1904. Artículo 55.
302
RMN. Artículo 56.
303
RMN. Artículo 60.
304
RMN. Artículo 61.
305
RMN. Artículo 63.
186
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
306
RMN. Artículo 90.
307
RMN. Artículo 91.
187
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
308
RMN. Artículo 97.
188
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
También en el caso del pago, que debía hacerse por trimestres ade-
lantados y quince días antes de su vencimiento, se advertía a la familia
de la necesidad del pago y si tras nuevos avisos no se resolvía, la Dipu-
tación se reservaba el derecho a despedir al enfermo. La devolución de
este pago solo era posible en el caso del fallecimiento del enfermo pro-
cediéndose a un proporcional prorrateo de lo gastado.
Las visitas estaban reguladas, hasta el punto de que se permitían al-
gunas en las que “el loco no se enterase de la visita”. No se permitía el
paso a las dependencias del manicomio sin autorización del director y
las condiciones de la visita eran muy estrictas: “El visitante se limitará
á permanecer en el sitio que le sea designado por el Hermano, que pre-
cisamente debe presenciar la visita o acompañar al visitante, cuando á
éste le sea permitido penetrar en el interior del edificio”.
La visita médica diaria a las ocho de la mañana, “en todo tiempo”,
siguió realizándose durante todo el periodo de estudio y estaba regula-
da casi como una visita de inspección cuartelaria. A las mujeres se les
dispensaba de ponerse en fila durante la visita, “pues la experiencia a
demostrado ser esto muy difícil”.
El reglamento que fue aprobado el 7 de diciembre de 1904 se man-
tuvo vigente hasta su modificación por el siguiente, que tuvo lugar en
la sesión de la Excelentísima Diputación Foral celebrada el 24 de agos-
to de 1934.
El nuevo reglamento incluía dos amplios artículos completamente
nuevos destinados a los médicos internos y practicantes, especificando
sus obligaciones, forma de acceso al puesto y condiciones que debían
cumplir los solicitantes. Los médicos internos, que tenían la obligación
de vivir en el manicomio, no podían tener más de 30 años y debían ha-
ber finalizado la carrera en los últimos cinco años. Las plazas tenían una
duración improrrogable de cuatro años.
189
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
309
“... la Orden de S. Juan de Dios, que en Guipúzcoa establece un centro psicogeriátri-
co, en el edificio del clausurado Balneario de Santa Águeda de Mondragón; su actividad se ini-
cia en 1898 bajo la dirección facultativa de Rodrigo González Pinto; la sección de mujeres fue
puesta al cuidado de Julio Olarán”. “En Vizcaya fueron los primeros manicomios los de Ber-
meo y Zaldibar”. Granjel L. S. 1983: 204.
310
Lizarraga, 1993: 145-150.
190
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
didos durante los años de nuestro estudio, comenzando por las admisio-
nes con los ingresos y reingresos correspondientes a cada año (Figs. 1 y 2).
Hombres Mujeres
300
250
200
Admisiones
150
100
50
0
1.904
1.907
1.910
1.913
1.916
1.919
1.922
1.925
1.928
1.931
1.934
1.937
1.940
1.943
1.946
1.949
1.952
Años
Ingresos Reingresos
400
Ingresos/reingresos
350
300
250
200
150
100
50
0
1.904
1.908
1.912
1.916
1.920
1.924
1.928
1.932
1.936
1.940
1.944
1.948
1.952
Años
191
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
192
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
Ingresos Reingresos
3500
Nº Ingresos/reingresos
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
1.904-14 1.915-24 1.925-34 1.935-44 1.945-54
Años
Hombres Mujeres
2500
2000
Admisiones
1500
1000
500
0
1.904-14 1.915-24 1.925-34 1.935-44 1.945-54
Años
193
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Salidas Fallecidos
600
Nº fallecidos/salidas
500
400
300
200
100
0
1.904
1.907
1.910
1.913
1.916
1.919
1.922
1.925
1.928
1.931
1.934
1.937
1.940
1.943
1.046
1.949
1.952
Años
Fuente: Administración del Manicomio.
194
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
La malarioterapia
En 1917, Wagner Von Jauregg311 descubrió la técnica de la impalu-
dización312 en el tratamiento de la parálisis general progresiva, después
de haber trabajado más de quince años para descubrir la enfermedad
infecciosa que resultase más eficaz para producir hipertermia en pa-
cientes psiquiátricos, ya que este estado se había demostrado que pro-
ducía efectos favorables en algunos pacientes con enfermedades psi-
quiátricas313.
La inoculación del germen patógeno del paludismo, el Plasmodium
falciparum tomado de la sangre de un enfermo de malaria le pareció a
Von Jauregg el método menos peligroso ya que la quinina podía con-
trolar sus accesos. Eran suficientes de 10 a 12 accesos hipertérmicos pa-
ra curar algunas parálisis generales en su fase precoz, ya que las lesiones
anatómicas eran todavía limitadas. El tratamiento era ineficaz en otras
psicosis y no parecía ser la hipertermia la causante de la mejoría, ya que
las fiebres artificiales producidas por los abscesos de fijación carecían de
efecto en la parálisis general314.
311
Wagner (Ritter von Jauregg), Julius. (1857-1940) inició sus estudios de medicina en
Viena en 1874 y los finalizó seis años más tarde. Trabajó en el laboratorio de patología experi-
mental de Salomon Stricker, donde hizo amistad con Freud. En 1889 fue nombrado profesor
extraordinario de Psiquiatría en Graz y en 1893 profesor titular en Viena. Su obra se puede
agrupar en tres direcciones: a) reforma de la legislación austriaca en lo concerniente a los en-
fermos mentales; b) administración de yodo en el cretinismo y c) el descubrimiento de la ma-
larioterapia, inoculación de la fiebre terciana benigna a los enfermos afectados de parálisis ge-
neral, variedad de meningoencefalitis sifilítica terciaria muy extendida entonces en Europa.
Después de ensayos infructuosos con el estreptococo y la tuberculina se atrevió el 14 de junio
de 1917 a inocular a tres paralíticos cerebrales con sangre extraída de un militar palúdico. Esta
técnica alcanzó gran éxito hasta que fue sustituida por la penicilina con posterioridad a 1945.
Por ello alcanzó el premio Nobel.
312
Wagner von Jauregg, J. 1928.
313
Wagner von Jauregg, J. 1994 (1946).
314
Postel y Quétel. 1993: 531.
195
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
196
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
La cura de insulina
La insulinoterapia se empleaba a pequeñas dosis para el tratamien-
to de los adictos al opio y sus derivados. La observación fortuita en al-
gunos enfermos de la mejoría de sus psicosis con posterioridad a la apa-
rición de un coma hipoglucémico, permitió a Sakel318 tratar con altas
dosis de insulina a enfermos esquizofrénicos, hasta la inducción de es-
tados de coma en los pacientes.
315
Vallejo Nágera y Nouvilas 1927 y 1928.
316
Vallejo Nágera 1926; Vallejo Nágera y Bertoloty, 1927; Vallejo Nágera y G. Pinto 1927.
317
Nouvilas, 1932d.
318
Manfred Joshua Sakel, nació en Nadvorna, Austria, el 6 de junio de 1900, y pasó su in-
fancia en Brno. Estudió medicina en Viena, obteniendo el título en 1925. Fue nombrado mé-
dico ayudante en el hospital general de la ciudad y dos años más tarde era psiquiatra jefe de la
clínica Lichterfelde, en las afueras de Berlín, especializada en el tratamiento de toxicómanos.
Allí alcanzó la fama con sus trabajos con la insulina. En 1933 regresó a Viena, continuando sus
investigaciones en el servicio del profesor Pötzl en la clínica universitaria. La insulina se utili-
zaba entonces para el tratamiento contra la morfinomanía, por sus propiedades sedantes y su
acción favorable sobre el apetito. La producción accidental de un coma, seguido de un mejo-
ramiento duradero del estado de algunos de sus pacientes lo estimuló a buscar sistemática-
mente la obtención del coma. En noviembre de 1934 apareció en la Wiener medizinische Wo-
chenschrift el primero de una serie de trece artículos dedicados al tratamiento de la
esquizofrenia mediante choque hipoglicémico obtenido con la aplicación de insulina. Así na-
ció la cura de Sakel, que durante veinte años, hasta la aparición de los neurolépticos en 1952,
constituyó el tratamiento biológico más ampliamente utilizado para esta afección. Emigró a los
EE.UU. en 1938 y falleció allí, en 1957.
197
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Los Hermanos de la Caridad en el Manicomio del Dr. Guislain en Ghent, Bélgica, sacando a
un paciente de un coma insulínico a finales de la decada de los años 40. Fuente: Museo del
Dr. Guislain. Publicada en “Historia de la Psiquiatría” Edward Shorter Ed. Española J&C
Ediciones médicas. Barcelona. 1999: 213.
198
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
319
Sakel, M. 1994, (1937)
320
Anexo 3.
321
Ladislas von Meduna nació en Hungría, terminó sus estudios de medicina en Buda-
pest en 1921 y obtuvo el cargo de profesor ayudante en el Instituto Interacadémico para la In-
vestigación Neurológica en 1924. Tres años más tarde se le nombró profesor asociado de Psi-
quiatría. En 1933 fue médico jefe del servicio de hombres del hospital Leopold Field de
Budapest. Poco antes de la entrada de su país en la guerra emigró a los Estados Unidos, termi-
nando su carrera en la Universidad de Illinois. Descubrió la convulsivoterapia con aceite de al-
canfor en 1934, y luego utilizó el metrazol, preludio del electrochoque de Cerletti y Bini que
se comenzó a emplear cuatro años más tarde. Von Meduna llegó a la idea de que si en un es-
quizofrénico se podían provocar crisis comiciales se podía actuar favorablemente sobre los sín-
tomas esquizofrénicos. Su método fue sustituido por el electrochoque, pero con él se había ini-
ciado la convulsoterapia.
199
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Un paciente en medio de una convulsión por Metrazol, sin sujeción, en un hospital america-
no en 1941. Fuente: American Journal of Psychiatry, 97, 1941:1.052. Publicada en Historia de
la Psiquiatría E. Shorter Ed. Española. J & C. Ediciones Médicas. Barcelona. 1999: 214.
322
Abrams, R. Citado por Vallejo en: Rojo & Vallejo 1994: 1.
200
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
El electrochoque
En 1938, Cerletti y Bini informaron del primer caso de electrocho-
que aplicado a un ser humano. Cerletti324 desarrolló la técnica después
de estudiar las consecuencias de las crisis epilépticas provocadas experi-
mentalmente por medio de corrientes eléctricas sobre el sistema ner-
vioso de los animales al enterarse de que en el matadero de Roma se da-
ba muerte a los cerdos por este procedimiento. Pronto se dio cuenta
que el motivo de la muerte no era la corriente eléctrica, sino el sangra-
do posterior del animal, durante la fase comatosa posterior al choque
eléctrico. Al evaluar las dosis necesarias de corriente para matar al ani-
mal, que precisaban un tiempo elevado, apreció que una corriente de
125 voltios aplicada durante algunas décimas de segundo era suficiente
para conseguir una crisis epiléptica sin riesgos excesivos. Su colabora-
dor Lucio Bini construyó el primer “sismosterio” y aplicaron el trata-
miento al primer paciente. El suceso tuvo lugar el 15 de abril de 1938
y fue aplicado a un paciente esquizofrénico con alucinaciones325.
323
Postel & Quétel, 1993: 701.
324
Ugo Cerletti nació en Conegliano, Veneto, el 26 de septiembre de 1877. Estudió me-
dicina en Roma y Turín. Perfeccionó sus conocimientos en París con Pierre Marie y Dupré y
en Heidelberg y Munich con Kraepelin, Nissl y Alzheimer. Asumió la dirección del Instituto
de Neurobiología del Asilo de Alienados de Milán. Fue nombrado profesor en Bari, en 1924;
en 1928 en Génova y en 1935 en Roma, ciudad en la que falleció el 25 de julio de 1963.
325
Rojo y Vallejo 1994: 1.
201
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Esta técnica, que era menos violenta y menos angustiante para el en-
fermo que el metrazol, acabó por sustituirlo y se sigue utilizando en la ac-
tualidad, aunque más perfeccionada, pese a haber tenido una época du-
rante los años 70 en la que fue criticada, tal vez porque su uso
indiscriminado propiciase algunos abusos y fuera considerada por la co-
rriente antipsiquiátrica como represiva, agresiva y deshumanizadora. Ac-
tualmente se sigue empleando con éxito en estados depresivos y esquizo-
frenia catatónica, además de otras indicaciones, como las psicosis delirantes
agudas, el síndrome neuroléptico maligno, la enfermedad de parkinson, las
psicosis sintomáticas, la epilepsia intratable y otros trastornos326. Los pro-
326
Rojo y Vallejo 1994: 156-158.
202
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
327
Bennett, A. E. (1941), 1994. 151: 6, 249-258.
328
Incluía clorpromazina, prometazina y levomepromazina.
203
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
329
Barrera, E. (1950), 1994. 151: 6, 263.
330
Moniz, E. (1937), 1994. 151: 6, 237-239.
204
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
450
400
350
300
250
Nº
200
150
100
50
0
Electroshock
Insulina
Cardiazol
Penicilina
Paludismo-
Piretoterapia
Alcanfor
Otros
Tratamientos
205
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
206
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
207
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Asilo de Marsens. Canton de Fribourg (Suiza). Inaugurado en 1875 (125 camas). Ampliado en
1895 a 245 camas. Su estructura y diseño es muy similar al Manicomio de Navarra, inaugura-
do casi treinta años más tarde.
Fuente: Les archives de la construction moderne Fussinger, C. y Tevalarai, D. Presses Polytech-
niques et Universitaires Romandes. Lausanne 1998.
208
LA CONSOLIDACIÓN. EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO SAN FRANCISCO JAVIER
Asilo de Marsens.
Fuente: Les archives de la construction moderne Fussinger, C. y Tevalarai, D. Presses Polytech-
niques et Universitaires Romandes. Lausanne 1998.
209
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
La clínica psiquiátrica militar
El Hospital psiquiátrico atendió durante la guerra civil a los milita-
res que enfermaban con trastornos psíquicos, cualquiera que fuera su
rango. Los enfermos estaban alojados en unos pabellones que se situa-
ron en el extremo noroeste del manicomio, lógicamente en la zona de
hombres, y que años después se convertirían en talleres de laborterapia.
El número de los enfermos que fueron atendidos durante la época
de funcionamiento de la clínica militar fue de 227. El comienzo de su
funcionamiento, o al menos del ingreso de pacientes fue muy precoz,
ya que alguno llegó a los pocos días de comenzado el conflicto331 y la
casi totalidad fueron dados de alta el mismo año de finalización de la
contienda, salvo alguna excepción332.
Los médicos psiquiatras suponemos que fueron los del manicomio,
mientras que los sanitarios eran militares y cuando ya finalizaba su fun-
ción, en 1939, la Diputación aprobó su equiparación en retribución a
los sanitarios del manicomio333.
331
26-07-36, historia nº 80.
332
24-01-40, historia nº 41.
333
“A los que cuidan a los enfermos de la Clínica Militar se acordó que estén en las mis-
mas condiciones que los que están en el Hospital Psiquiátrico,... o sea dándoles comida y ha-
bitación por 1,65 pts. diarias y abonándoles 0,50 pts. diarias a los sanitarios y 1 pts. a los cabos
y sargentos, conforme a lo acordado el 16-11-37. ADFN. L218, 98, 3-1-39.
213
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
334
ADFN L218, 21/II, 28-10-38.
214
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
35
30
25
Nº atendidos
22
21
20 17
15 15
15 13
12 12
10
10 9 9
8
6
5 4 4
1 2 2 2 1 11 1 1 1
0
17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 34 35 36 42 44 45 49 54 d
Años de edad
20-30 años
63%
<20años
11%
30-40 años
8%
edad
desconocida 40-50 años
16% >50 años 2%
0%
215
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
d 293
317 7% 7%
7% 294
316 10%
7%
295
315 7%
6%
296
308 6%
7%
307 298
6% 305 300 7%
9% 301 7%
7%
216
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
Estado civil
Como era esperable, por la edad, la situación de guerra y las carac-
terísticas de los pacientes, más del 75% eran solteros, el 8% casados y
en el 14% de los casos no se conocía su estado. Había un caso de viu-
dedad.
Soltero
78%
Desconocido
14%
Casado Viudo
0% 0%
Graduación
La tropa, con el 82% de la muestra, corresponde al grupo más nu-
meroso. Los oficiales con el 5%, suboficiales con el mismo porcentaje
y el 2% de prisioneros, integran el resto de los grupos, que incluyen un
6% de pacientes de graduación desconocida.
217
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Oficial
Desconocido 5% Prisonero
6% 2%
Suboficial
5%
Tropa
82%
Procedencia
Se ha distribuido entre rural y urbana, considerando si su lugar de
nacimiento, que es el dato que hemos utilizado, correspondiendo a ca-
pitales de provincia o poblaciones pequeñas.
El 77% habían nacido en zonas rurales, el 16% en capitales y en el
7% no se conocía ese dato.
Rural
77%
Desconocido Urbana
7% 16%
218
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
Andalucía
1 1 1 15 11 Aragón
3 12 Asturias
9 Canarias
5 Cantabria
Castilla-La Mancha
20 10
Castilla-León
Cataluña
9 Extremadura
Galicia
1 Madrid
Murcia
Navarra
39 País Vasco
34 Rioja (La)
Valencia
Argentina
Francia
2
Filipinas
2 17 Desconocido
31 3
Diagnósticos
Los diagnósticos originales se han agrupado utilizando la C.I.E. 9.
El diagnóstico más frecuente es el 295, psicosis esquizofrénica, seguido
del 317, retraso mental discreto, que como veremos más adelante, tení-
an una participación muy elevada en la clasificación de inútiles para el
servicio.
219
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
293
294 27 16
8
295
296 34
298 56
300
301
305
307
30
308 3
315 11
316 1 11
317 5
d 3 7 8
Tiempos de estancia
Se han dividido los tiempos de estancia en cinco bloques. La máxi-
ma frecuencia se encuentra entre uno y tres meses con 85 casos, segui-
do de 45 casos con menos de un mes de estancia y 38 casos entre 3 y 6
meses (Figura 15).
18 5 35 0-31
38
32-92
93-184
185-365
46
>365
Desconocido
85
220
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
Altas
Como ya se ha indicado, la clínica militar era fundamentalmen-
te un centro de estudio y clasificación más que de tratamiento, ya
que a los cortos tiempos de estancia, se añade que en 80 casos,
35,39% de la muestra, el diagnóstico al alta fue “inútil”. En 44 casos
no consta el motivo del alta, que corresponde casi a la quinta parte
del total.
24
44
29 Curado
Convaleciente
4 Desconocida
Fallece
2 Fuga
7
Hospital
11 Hospital militar
8 Inútil
Juzgado militar
3 Prisión
13 Traslado
1 Útil
80
221
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Tratamientos
Los tratamientos que se han podido constatar también refuerzan lo
indicado respecto a la función de la clínica, ya que solo aparecen en 33
casos, o 29 si descontamos cuatro ventriculografías, que son más una
técnica diagnóstica que curativa.
No tratamiento Tratamiento
33
93
335
La historia de Ciempozuelos puede conocerse consultando la obra de López de Lerma
y Díaz sobre ese hospital publicada en 1991.
222
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
336
Para conocer la actividad actual de la orden en América véase Gutiérrez de Guzmán,
Mª. T. y Gutiérrez, J. L. 1994.
337
Según los datos de 1.981 presentados por Gracia Guillén, en Europa 69 casas, 1.279 re-
ligiosas y 36.997 enfermos, distribuidos en España, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Alema-
nia e Irlanda. En América, 126 religiosas, 18 hospitales y 9.388 enfermos, distribuidos en Co-
lombia, México, Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Argentina y Chile y en Africa, con 14
religiosas, 3 hospitales y 88.483 enfermos. Gracia Guillén, D. 1982. 87-88: 5.
223
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
224
OTROS CENTROS DE ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN NAVARRA
Actividad asistencial
Desde su inauguración hasta el 31 de diciembre de 1954, la clínica
atendió a 279 pacientes femeninas, cuya procedencia fue la siguiente:
225
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Historias clínicas
Se ha hecho una revisión de las historias clínicas de los pacientes
atendidos entre 1938 y 1954. Los documentos son muy similares a los
existentes en esa misma época en el hospital psiquiátrico de Navarra, lo
cual era esperable, teniendo en cuenta que el director médico era la
misma persona.
La información contenida en las historias es también similar a la del
hospital psiquiátrico en aquel tiempo; en su mayor parte se reduce a un
párrafo de no más de 10 líneas escrito, suponemos, por el médico in-
terno en el momento del ingreso de la paciente y unas breves notas pa-
ra reflejar su evolución y tratamiento. En gran parte de ellas está escri-
to el diagnóstico, con la letra inconfundible de D. Federico Soto.
Los tratamientos eran similares a los del hospital psiquiátrico de
Pamplona.
No se puede obtener mucha información de las historias porque co-
mo sucede con las del manicomio, están muy incompletas. Los únicos
datos que parecen estar contenidos en la mayor parte de ellas, son la fe-
cha de entrada y la de alta, y la procedencia de la enferma.
La asistencia suponemos que sería de mejor calidad, al mejorar la
ratio personal-cama, ya que el número de camas era reducido. En el as-
pecto médico-psiquiátrico, de acuerdo con lo que podemos deducir por
las historias de ese periodo, la atención médica no difería de la que re-
cibían las pacientes en el manicomio de Navarra.
226
CONSIDERACIONES FINALES
Manicomio Navarro al inicio del siglo XX. Obsérvese al fondo los terrenos que corresponden al Par-
que de la Media Luna y el Seminario Diocesano. Delante del establecimiento, los campos que aho-
ra están ocupados por las viviendas del barrio de La Chantrea. Como se puede apreciar, el manico-
mio se construyó siguiendo los principios de los alienistas franceses que recomendaban que estuviera
en una loma, en las afueras de las ciudades y con terreno cultivable a su alrededor. Fuente: Archivo
del Dr. Arazuri, publicada por L. J. Lizarraga Larrión en su libro “La casa del tejado colorado” Pam-
plona 1991:29.
El manicomio navarro fue el marco en el que se produjo la renova-
ción de la asistencia psiquiátrica en Navarra en la primera mitad del si-
glo XX.
Fue proyectado bajo la influencia de las ideas de los grandes psi-
quiatras franceses del siglo XIX, recogidas en la “Memoria para la cons-
trucción de una colonia agrícola” escrita por el médico militar navarro
Nicasio Landa y entregada a la Diputación de Navarra en 1868, que
constituye un documento pionero de gran interés para la reforma de la
asistencia psiquiátrica, comparable a otros más conocidos que sirvieron
de modelo para la construcción de los más importantes establecimien-
tos españoles de la época.
La imposibilidad de financiar la construcción obligó a esperar has-
ta la donación testamentaria de D. Fermín Daoiz y Argaiz, que falleció
el año 1873. Estos recursos facilitaron la realización de la Memoria de
Martínez de Ubago que retomó la propuesta de N. Landa y que final-
mente se materializó en el manicomio vasconavarro.
Esta instalación dio respuesta a las necesidades planteadas por los
enfermos mentales de nuestra comunidad, dentro del contexto en el
que se desarrollaba la asistencia a estos enfermos en nuestro país, en la
fecha en que fue inaugurado, que estaba mediatizada por las disposi-
ciones legales que se habían promulgado en el último tercio de siglo.
Estas medidas legales estaban orientadas a resolver un problema
fundamentalmente económico-administrativo: solucionar los costes de
la atención a estos enfermos. Este objetivo era más prioritario que pro-
curar una alternativa desde el ámbito de la medicina a un asunto para
229
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
230
CONSIDERACIONES FINALES
cios de un piso, que rodeaban al patio por tres lados, mientras que el
cuarto quedaba abierto con vistas al exterior. Los aspectos referentes a
su ubicación, sobre una loma en las afueras de las ciudades y con terre-
no cultivable a su alrededor, también se cumplieron fielmente en el
manicomio navarro.
231
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
232
FUENTES
ACTAS de Sesiones de la Excelentísima Diputación Foral de Navarra, entre los años
1860 hasta 1960. Se encuentran en el Archivo General de Navarra.
LIBROS de Entradas y Salidas. Se encuentran en su totalidad en el archivo de historias
clínicas del hospital psiquiátrico San Francisco Javier de Pamplona.
EXPEDIENTES de ingreso de los enfermos. Incluyen informes médicos, del subdelega-
do de Medicina, alcaldes, eclesiásticos y otras autoridades. Se encuentran en el ar-
chivo de la administración del hospital psiquiátrico San Francisco Javier.
HISTORIAS CLÍNICAS de los pacientes. Se encuentran archivadas en el archivo de his-
torias clínicas del hospital psiquiátrico San Francisco Javier de Pamplona.
REGLAMENTOS de funcionamiento del manicomio. Se conservan en el Archivo Ad-
ministrativo del hospital Psiquiátrico y Archivo Administrativo de Navarra.
Proyecto de una Colonia Agrícola por Nicasio Landa. Se encuentra en el Archivo Ad-
ministrativo de Navarra.
MEMORIA relativa al establecimiento de un manicomio para Navarra y las provincias
vascongadas, instituido por D. Fermín Daoiz y Argaiz y presentada a la M.I. Jun-
ta de Beneficencia por D. Luis Martínez de Ubago y Michelena, Doctor en Me-
dicina y Cirugía, Vocal de dicha corporación e individuo de la comisión especial,
nombrada para la resolución del expresado asunto. Archivo administrativo del
hospital Psiquiátrico San Francisco Javier.
MEMORIA de funcionamiento del manicomio de los diferentes directores. Están de-
positadas en el Archivo Administrativo de Navarra.
HISTORIAS de la clínica militar. Archivo de historias clínicas del hospital psiquiátrico
San Francisco Javier.
HISTORIAS clínicas de la clínica Nuestra Señora del Pilar. Archivo de la clínica en Eli-
zondo. Navarra.
235
BIBLIOGRAFÍA
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ALDAMA, J., BORREGUERO, A. y SOTO, F. Quiste cerebral. Anales de la Casa de Salud
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lona. Ed. Científico-médica. 216. 1982.
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pp. 553-565, en GONZALEZ DE CHAVES. Transformación de la Asistencia Psiquiá-
trica. Ed. Mayoría. Madrid. 1980.
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253
ANEXOS
ANEXO 1
257
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
258
ANEXOS
tubre de 1863 para crear la “Sociedad de Socorro a Militares heridos en campaña” que
constituiría en el inmediato futuro la Cruz Roja Internacional, como coordinación de
las sucesivas asambleas nacionales. Fue fundador de la Comisión Provisional consti-
tuida al efecto en España y Fundador de la primera Comisión en España en Pamplo-
na el día 5 de Julio de 1864, asumiendo el cargo de primer Inspector General de la
Entidad, en 1867, dando a la estampa la primera revista periódica de la Cruz Roja Es-
pañola, bajo el titulo de “La Caridad en la Guerra” en Abril de 1870.
Considerado como una eminencia, es encomendado por la Diputación Provin-
cial y Foral le presente un informe para la creación de un Manicomio, del que carece
Navarra, lo que cumple con una propuesta innovadora en su “Proyecto de un MANI-
COMIO AGRÍCOLA redactado de orden de la Exma. Diputación de Navarra” con fe-
cha de 25 de Abril de 1868 si bien no se va a materializar hasta 1905.
Es el primer médico militar que interviene con brazal de la Cruz Roja en com-
bate el 25 de Abril de 1872 al inicio de la 3ª Guerra Carlista, y un mes después, con-
duce a la Comisión de Pamplona formada por la primera Ambulancia al bautismo de
sangre de la Cruz Roja Española en la Batalla de Oroquieta el día 12 de mayo de 1872,
en la que formaban parte sanitarios (Palacios y Osquia cirujanos; Borra farmacéutico;
Moratel practicante) y ciudadanos notables de la ciudad (Lagarde, Iturralde y Suit,
Egozcue, Landa Bonifacio y Aguinaga) secundados por 118 camilleros todos ellos vo-
luntarios, realizando desde Pamplona largas marchas a pie, ensayando por primera vez
en las contiendas españolas la neutralidad de los combatientes heridos y la actuación
de ambulancias formadas por voluntarios para la asistencia de heridos en campaña.
Organizador de la Sanidad Militar del ejército liberal es retenido al lado de los
jefes superiores como médico personal, lo que le permite la organización de la asis-
tencia y establecer innovaciones en el traslado de heridos a mano (Mandil Landa); en
carruajes mejorando la suspensión (herrería de Pinaqui); por barco o por ferrocarril.
Interviene en el canje de prisioneros y evacuación de heridos; manteniendo relación
amistosa con lealtad a la neutralidad, con la sanidad carlista “Asociación Católica para
Socorro de heridos, LA CARIDAD”, fundada por Dª Margarita de Borbón Parma es-
posa del pretendiente D. Carlos. Reclamado por la Presidenta de la Asamblea de Da-
mas de la Cruz Roja, Marquesa viuda de Medinaceli, le encarga la organización del
primer hospital estable de retaguardia en Miranda de Ebro.
Fue destacada su actividad escritora y publicista con un balance de mas de 20
obras de carácter sanitario, y 6 más entre las conocidas de carácter literario y etno-
gráfico, además de manuscritos que están siendo sacados a la luz recientemente, so-
bre epidemiología, arqueología y organización sanitaria.
Personalidad social
Finalizada la guerra, se incorpora a sus destinos de Pamplona donde desarrolla su
actividad profesional, correspondiéndole desempeñar la dirección del Hospital y la je-
fatura de la Sanidad Militar de Navarra participando por motivo de su cargo de ma-
nera activa en la Junta Provincial de Sanidad.
259
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
260
ANEXOS
261
ANEXO 2
Exmo. Señor
Entre las varias empresas que para el fomento y utilidad pública de este antiguo Reino de
Navarra, ha emprendido su celosa Autoridad foral, ninguno más benéfico y humanitario que
el de instaurar un Asilo para aquellos de sus hijos en quienes un mal terrible eclipsa o apaga
la luz de la razón: porque nadie más digno de compasión que esos infelices privados del mas
glorioso distintivo de nuestra especie, reducidos a una condición inferior de la del niño, próxi-
ma a la del bruto, sin más guía que un instinto menos fiel que el de estos todavía. Ante ese te-
rrible mal que los antiguos llamaron sagrado, que los orientales consideran como visita de un
espíritu sobrenatural, que todos los pueblos miran con mezcla de terror y de veneración: ante
esa muestra de la Inteligencia, ante esa mirada del alma, no pueden menos de escitarse las fi-
bras mas sensibles en todo corazón cristiano, y más si se considera que nadie esta á cubierto de
tamaña desgracia, que las inteligencias más cultivadas, que los espíritus más vehementes que
las almas más apasionadas son precisamente las que más próximas se hallan á ese último; y que
el Genio ese don supremo del Ciclo es el que frisa mas cerca los confines de la Locura.
Hubo un tiempo, sobrado largo, en que la Sociedad al encontrar un demente, escu-
chó mas que a la compasión al egoísmo; mas que á la caridad al miedo. Vió un peligro pa-
ra ella en todo hombre irresponsable y cuidó más de encontrarle que de curarlo. En toda
Europa hubo por manicomios, cárceles hediondas, jaulas, calabozos ó gavias, donde el pro-
greso consistía en perfeccionar los medios de represión y sujeción llegando las cadenas, los
grilletes y los cepos a adquirir allí la perfección horrible que como monumento de igno-
minia se conserva con el aparato con que por espacio de nueve años permaneció aherroja-
do en Bedlam el Oficial W. Morris.
A fines de 1792 el gran Pinel rompió en Bicêtre las cadenas de los pobres dementes ele-
vándolos así, según una frase célebre, a la dignidad de Enfermos, y desde entonces los asi-
los de estos infelices no han cesado de aumentar y perfeccionarse llegando a constituir hoy
265
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
uno de los signos que permiten juzgar del estado de cultura de un pueblo. Así Inglaterra
tiene un Asilo en cada Condado y Francia uno en cada Departamento. Si en España no
estamos todavía á igual cultura, tanto mayor es la conveniencia de que Navarra trate de
remediar por su parte un vacío tan sensible.
No solo militan en favor de este progreso los motivos del orden moral que esa Exma
Diputación comunicaba al decir un 18 de Agosto de 1866. “Triste es ver á los desgracia-
dos que sufren tan grave dolencia convertirse en pupilos de hospitales sin que su autoridad
provincial vele directamente por su suerte. Triste es verlos salir de la tierra natal para tras-
ladarse a otra tierra cuyo clima, cuya alimentación, cuyo lenguaje, cuyos usos y costumbres
difieren tanto de los suyos propios. Triste es encomendarlos a manos mercenarias sin ejer-
cer sobre ellos una tutela solícita y cariñosa”. sino que también hay poderosas razones fi-
siológicas y terapéuticas que corroboran la misma idea.
En efecto, la discriminación, la multiplicidad de los Asilos, reúne á las ventajas in-
herentes á toda descentralización, otras peculiares de valor considerable para en pocas en-
fermedades es tan importante como en esta el acudir al remedio con presteza, y mal se lo-
grara esta, si está alejado al lugar donde aquel pueda dispensarse.
El Dr. Arlidge (On the State of Lunacy –London– 1859) afirma que la locura es un
desorden muy curable, pero á condición de empezar pronto el tratamiento. Los médicos
Americanos van tan lejos en la misma idea que aseguran ser curable el 90 por cien de los
dementes y apelan á la estadística de sus asilos en demostración de este aserto. La Lunacy
Commission del Estado de Massachusetts dice. “En los casos recientes la proporción de cu-
rados es de 75 a 90 por ciento del total de los sometidos á tratamiento. También es un he-
cho comprobado que esos desórdenes cerebrales tienden a fijarse por si mismos de un modo
permanente, de modo que en proporción que el siempre pasa, se hace mayor la dificultad
de removerlos. De unas tres cuartas a nueve décimas partes es la proporción de los que se
curan si se toman dentro del año en que se verificó la primera manifestación de mal: pe-
ro si se retarda otro año, abandonando el mal por uno ó dos años, la proporción de cura-
ciones se reduce á la mitad de la expresada aun cuando se empleen los mismos remedios:
otro tercer año de abandono disminuye mucho mas todavía las posibilidades de remedio y
en el quinto puede ya decirse que no queda ninguna”.
El Dr. Kirkbride médico del asilo de dementes de Pennsylvania en su libro “on the
construction and organization of hospitals for the Insane” dice: De los casos recientes de lo-
cura, bien tratados se curan de 80 a 90 por ciento de los abandonados o mal tratados po-
cos salen bien.
Sin embargo el Dr. Arlidge hace notar que en la escelencia de estos resultados tiene que
entrar por mucho, la mayor facilidad con que en los Estados Unidos se ingresa en los asilos
públicos sin percepción de ningún genero, y la admisión de ciertos casos de delirio temporal
producido por el abuso de bebidas, por el trabajo excesivo ó la excitación intelectual.
En Inglaterra, los resultados más favorables son los que se obtienen en el Hospital de
San Lucas de Londres, donde en los diez últimos años la proporción de curados ha sido el
62 por cien de los admitidos. Bien es verdad que así en este hospital como en el de Bethle-
em, exigen los reglamentos que la enfermedad no lleve más de un año de fecha al preten-
266
ANEXOS
derse la admisión y que no esté complicada con epilepsia ó parálisis enfermedades que tan-
to afectan á la curabilidad, pero también hay algunos casos que eluden esta regla y varias
condiciones desfavorables en el edificio de St. Luck.
El Dr. Hitchman Director del Asilo del Condado de Derby dice en su 1er Informe.
“Nunca se repetirá demasiado que el tiempo que el paciente lleve de enfermedad al ser ad-
mitido, es la circunstancia que determina si se han de curar 4 por ciento ó 70 por 100. De
los 151 casos admitidos en el año anterior en este asilo, solo once vinieron dentro de la se-
mana en que habían enfermado, y diez de ellos salieron curados y el otro no lleva aun su-
ficiente tiempo de tratamiento”. En su 6.º Informe dice: Las curaciones en el año pasado
han llegado al 60 por cien de los admitidos pero el hecho más alhagüeño ha sido el de que
veinte pacientes no afectados de parálisis y que vinieron dentro del mes de su primer ata-
que; diez y seis han salido curados, tres están convalecientes siendo probable su curación y
el otro que vino padeciendo tisis sucumbió á ella á las tres semanas de haber entrado”.
Después de esto, es desconsolador el escaso guarismo de curaciones que registran los asi-
los ordinarios. En la estadística que de todos los del Reino Unido pone el Dr. Connolly
(Construction and government of Lunatic Asylums) y que abarcan un periodo de diez
años, resulta que la proporción media de curación fué el 21 por ciento y la de mortalidad
el 9 por ciento. También hace notar que la favorable cifra de curación que presentan al-
gunos (Bethleem el 40% – Liverpool el 63% – St. Luck el 44%) es debido á que no ad-
miten casos inveterados, los cuales refluyen en otros causando su exigua proporción de cu-
raciones (Hanwell el 5,75%, Surrey el 7,63%, Kent 8%, Chattam 3,38%) Dice también
que la favorable estadística de los Asilos de Irlanda, (Cork 32%, Belfast 28%, Waterford
29%, Armagh 25%) se esplica por el carácter peculiar de los habitantes del país, que ha-
ce depender á veces la enagenación mental tan solo de la intemperancia. Indica asimismo
este distinguido alienista, que no hay uniformidad en el modo de llevar la estadística.
En Francia durante el año 1865 (Rapport sur le service des Alienés du Depart. de la
Seine, París 1866) la proporción de curaciones fué en Bicêtre y la Salpètrière el 11,87 por
cien en los asilos departamentales el 1,61 por cien, o por término medio de unos y otros el
6,75 por cien. Las defunciones en el mismo año fueron en Bicêtre y la Salpètrière 19,66
por ciento, en los Departamentos 8,43 por ciento, ó sea por término medio el 14,05 por
ciento.
Esta unanimidad en la opinión de los prácticos mas eminentes y sobre todo esos datos
inescusables que llevan en sí mismos la lógica inflexible de los números, no dejan duda de
la misma importancia que para los atacados de locura tiene la pronta aplicación del re-
medio, ni de la imperiosa necesidad de facilitarla á los habitantes de Navarra, estable-
ciendo un asilo dentro de su propio país, en vez de no contar más que con los de Zarago-
za, Barcelona o Valladolid. Tanto tiempo pierden generalmente las familias de los
enagenados desconociendo los primeros síntomas de la locura ó haciéndose ilusiones sobre
su duración; cumpliendo después por vía de tanteo algunos remedios ineficaces esforzán-
dose todo lo posible, en virtud de un amor propio con la caridad reñido, en que no se di-
vulgue el nombre de esa enfermedad que consideran degradante, y no resolviéndose á lle-
267
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
var á un asilo al pobre enfermo, sino cuando tal vez sus probabilidades de curación han
menguado mucho si es que no han desaparecido del todo.
Dejando á la ilustración de las familias el enmendar este procedimiento lamentable,
á la Autoridad toca por su parte, simplificar el expediente de admisión cuanto sea com-
patible con la seguridad individual, y poner el Asilo, que es el principal medio de cura-
ción á corta distancia del domicilio de los pacientes para que no tengan que ir hasta Za-
ragoza ó hasta Llobregat haciendo etapas en hospitales donde solo hay dispuestas algunas
jaulas para sujetarlos, pero ningún remedio para curarlos.
Al llenar la Exma. Diputación Foral de Navarra vacío tan sensible, puede tener la
satisfacción de pensar que acrecienta para los desgraciados dementes de su país. Las pro-
babilidades de curación y que más de un 25 por cien de los que en el actual estado de co-
sas no tienen esperanza de remedio, la deberán el inefable consuelo de recobrar su razón y
de volver á sus afecciones y sus trabajos, volviendo á ser miembros útiles de la Sociedad;
Grandioso resultado, digno de una administración paternal, y ante cuya fundada espe-
ranza no pueden menos de allanarse cuantas dificultades se presenten en tan hermosa em-
presa!.
II
Pero, admitida la necesidad de acoger a los dementes, ¿debe construirse para ello un
Manicomio?
Cuestión es esta que precisamente debemos dilucidar, pues si hasta hace poco tiempo
podía parecer no solo ociosa y acusada sino hasta extravagante, precisamente ahora cons-
tituye uno de los debates más ardientes en el terreno de la Psychiatría y de la Beneficencia
pública, sostenido de una y otra parte por brillantes campeones, eminentes de la Ciencia,
ilustres por su filantropía.
Desde que el virtuoso Dr. Connolly se hizo el apóstol de la doctrina del Non-restraint,
de no emplear la agresión en el tratamiento de los enagenados, supliéndola en cuanto á en
cuanto a sus efectos útiles con el aumento de la vigilancia y las esmeradas condiciones del
local, ha llegado la construcción de los manicomios á alcanzar en su conjunto y sus deta-
lles la perfección que acreditan los más modernos de Europa y de que es hermoso ejemplo
el grandioso Asilo del Condado de Middlessex en Colney Hatch.
Pero he aquí que ahora surge una nueva escuela que reprueba por completo la erec-
ción de esos costosos monumentos, que no contenta con la aplicación en ellos del Non-res-
traint, pide la libertad casi completa para los enagenados. “Esos manicomios, dicen, no son
sino una vasta camisola de piedra. Es verdad que Pinel elevó á esos desgraciados á la dig-
nidad de enfermos, pero todavía son enfermos prisioneros y es preciso que su prisión se
abra. En la erección de todo manicomio entran por tanto el miedo y la rutina como la Ca-
ridad. No, no hay derecho para encerrar á un loco secuestrándolo de la Sociedad; si que-
réis curarlo dejadle al aire libre y rodeado de una familia de cuerdos, no de una turba de
dementes”.
268
ANEXOS
Tal es el sistema que con el título de Sistema familiar preconizan con elocuentes acen-
tos y celo infatigable muchos médicos y filántropos á cuya cabeza marchan el Barón
Mundy de Moravia y Mr. Jules Duval en Francia.
Doctrina es esta que contrasta tanto con todas las nociones generalmente admitidas,
no solo del vulgo, sino de los Médicos respecto del carácter y tratamiento de los enagena-
dos, que de seguro hubiera quedado aniquilada en su discusión teórica, si no hubiera en-
contrado su más firme apoyo, su argumento más convincente, su atractivo más poderoso,
en una experiencia práctica que con los más brillantes resultados, viene haciéndose en un
rincón de Europa, no de ahora sino desde tiempo inmemorial.
Hay, en efecto, en los confines de Bélgica con Holanda, una comarca con varias alde-
as cuyo centro es Gheel y entre cuya población de diez mil habitantes vive en libertad un
millar de dementes traídos de diversas partes de Bélgica, de Holanda y aun de Francia y
acojidos allí como individuos de la familia.
Este único ejemplar de un asilo donde los dementes no se hallan secuestrados de la So-
ciedad, es resultado de una creencia piadosa y del transcurso de los tiempos. Las reliquias
de Santa Dimphnea virgen y mártir del siglo VII y abogada especial de la locura, atraje-
ron á Gheel el concurso de todos los que teniendo algún individuo de su familia con ese
mal, procuraban libertarlo de él, haciéndole practicar una novena con otras piadosas ce-
remonias sobre el sepulcro de la Santa mártir. Esta continua peregrinación de dementes y
su hospedaje durante la novena familiarizaron á los habitantes de Gheel con el trato de
tales enfermos y naturalmente debió surgir en muchas familias la idea de dejar confiado
el enfermo á sus patronos, cuando en la primera novena no se hubiere obtenido el alivio.
Resultado forzoso de este continuo trato con locos ha sido el de familiarizarse con ellos
desde la infancia, y no tenerles por consiguiente el infundado temor que induce á mirar-
los como animales dañinos á quienes hay que enseñar á sujetar á toda costa.
En una comarca pobre como es la Campine de Flandes, cada vecino tenía interés en
tomar huéspedes dementes, por ayudarse con la pequeña pensión que pagaban sus fami-
lias, y falto de medios de coerción, no halló mejor arbitrio que el de tenerlo como un in-
dividuo de la familia, comiendo á la misma mesa, sentándolo á su hogar y llevándolo con-
sigo á las labores del campo. Interesado por otra parte todo el vecindario en no perder ese
elemento de bienestar; lo estuvo también en ejercer una vigilancia mutua, tan fácil en las
aldeas, para que ninguno de sus huéspedes fuese maltratado, y así resultó, poco á poco esa
colonia escepcional que unos por ironía y otros por elogio califican de paraíso de los locos.
“Allí, dice Mr. Duval, ese mismo hombre que en cualquier otra parte estaría ence-
rrado como peligroso, cuya sola presencia escitaria el terror de las mujeres y de los espíritus
tímidos, así como las precauciones de la policía, circula libremente por las casas, las calles,
los caminos, á través de las huertas y de los campos. Al no haber inconvenientes particu-
lares entra también en los lugares públicos, va al café, á fumar en pipa, á jugar su parti-
da, á leer los periódicos, á beber un vaso de cerveza con sus vecinos y compañeros. Solo el
vino y los licores le están prohibidos, bajo pena de multa al tabernero que se los sirviere...
Es hombre, y se le trata como tal bajo el mismo pié que todos sus hermanos en Jesucristo.
269
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
La libertad bajo todas sus formas tal es el genio benéfico de Gheel, el que ha inspira-
do esa colonia, la proteje y la conserva. La libertad de ir y venir, puede provocar la sonri-
sa, cuando se ostenta en el frontispicio de una Constitución, pero para un pobre loco es la
más preciosa de todas: la libertad de dormir o de levantarse, de trabajar ó de descansar, de
leer, de escribir, de hablar cuando se quiera y aun la de seguir correspondencia con el ex-
terior. No contrariar al demente, permitirle todos sus caprichos en tanto que no perjudi-
quen ni á el ni á los demás; no imponerle nada por la fuerza, obtenerlo todo por el cari-
ño, tal es la gran ciencia con que se gobierna á los locos en Gheel”. (Gheel ou une Colonie
d´Alienés – París 1867).
El trabajo es otro de los medios que en Gheel favorecen mas la curación de los de-
mentes: procediendo la mayor parte de estos de las clases pobres, naturalmente propenden
la mayor parte de sus días lúcidos á acompañar a sus patrones y á ayudarles en aquellas
labores á que están acostumbrados. Esta vida al aire libre, este ejercicio muscular contra-
peso á la exaltación nerviosa, son uno de los mas poderosos elementos de curación o alivio.
Todavía se estimula esa tendencia dando una pequeña gratificación dominical al trabajo
del enajenado, pero nunca se les impone por la fuerza. Por otra parte el trabajo se puede
ejercer allí en la forma que mas grata sea para el enagenado y algunos de estos han llega-
do á obtener resultados que los convierten en miembros útiles de la sociedad: un loco fun-
dó en Gheel la sociedad coral de la Harmonia, un loco ha obtenido medallas en la Expo-
siciones agrícolas.
La confianza de los patrones con estos huéspedes llega á ser completa y no temen con-
fiarles el cuidado de sus hijos; bien es verdad que no se admite á los que padecen mono-
manía homicida ó incendiaria ni á los que ofenden al pudor público, pero se prefiere á los
agitados, pues se sabe que á vuelta de algunas horas de furor; tanto mas raras cuanto me-
nos se le contraríe, gozan en lo demás de mayores facultades para el trabajo que los enfer-
mos de otra clase. Si el arrebato de furor se prolonga recurren los patrones á la camisola, ó
a una cadenilla en las piernas que no les impide andar ni les hace daño.
El mismo Mr. Duval asegura que las reyertas y riñas se aplacan fácilmente por el pa-
trón auxiliado de sus vecinos, y que ocurren pocas veces pues los locos tienden á aislarse.
Los suicidios y muertes violentas son rarisimas, pues solo han ocurrido dos, una el año 50
y otra el 51. En medio siglo solo se registran dos atentados graves contra las personas: así
que “la seguridad es completa y el encuentro con un loco tan indiferente como el de cual-
quier otra persona. Tampoco las evasiones son frecuentes á pesar de la facilidad con que
parece pudieran verificarse. En primer lugar detiene á los locos su devoción a Sta. Dimph-
nea y luego como todos los habitantes los conocen aunque no llevan distintivo alguno, re-
cojen al que va herido y lo devuelven al Ayuntamiento que les abona un franco por legua”.
Los resultados estadísticos hablan también en favor de ese sistema: Aunque la mayor
parte de los dementes que se llevan á Gheel son crónicos y casi incurables, la mortalidad
no ha pasado en los años 56 al 60, del 7 por cien, mientras que en los Establecimientos de
Francia fué en los años 52 y 53 el 13 por cien. En dichos años 56 á 60 el termino medio
de curados por admitidos fue el 18 por cien, proporción superior á la obtenida en Francia
que fué en 1865 el 6,75 por cien.
270
ANEXOS
La colonia de Gheel se había formado por la tradición piadosa y la costumbre sin que
ni la ciencia ni la administración hubieran intervenido para nada; pero últimamente se
ha completado esta extraordinaria institución por el establecimiento de una Enfermería
central donde todos los locos son observados por unos días cuando entran en la colonia, y
donde se administran los socorros de la medicina activa á los que después los necesitan; hay
médicos especiales que visitan con frecuencia á los enagenados pensionistas y Gheel ha te-
nido la fortuna de que al frente de este servicio sanitario se colocara un profesor tan emi-
nente como el Dr. Parigot, reemplazado ahora por el Dr. Bulkens, á quien últimamente
confió la Familia Real de Bélgica la curación de la augusta é infortunada Emperatriz de
Méjico.
Cuando en 1862 llamó Mr. Duval la atención de los sabios y del público hacia ese es-
tablecimiento fenomenal, pidiendo que el Sistema Familiar sustituyera á los manicomios
cerrados, fué grande la oposición que encontró en las Corporaciones científicas, donde se
alzaron contra él, voces tan autorizadas en Psychiatría como las de Parchappe, Briere, Fal-
ret, Dumesnil y Ferrus. Este último llegó á calificar de detestable el sistema de Gheel, ne-
gó que pudiera curarse ningún demente abandonado á manos de labriegos ignorantes y ter-
minó diciendo que si se trataba de dar la libertad á los locos era preciso borrar del Código
su irresponsabilidad. A todo respondían los defensores del sistema familiar con la demos-
tración práctica de los hechos, convidando á los incrédulos á que fueran á convencerse á
Gheel. La opinión pública llegó Tambien á preocuparse de este asunto; elevaronse algunas
peticiones al Senado de Francia, en especial por el Dr. Turk pidiendo la libertad para los
dementes; y por último la Exposición Universal de París ha contribuido Tambien á la pro-
pagación de esa doctrina, pues el Dr. Barón Mundy (de Moravia) presentó en el Parque
una casita modelo con los planos de una Colonia para dementes. (Véase el Apéndice nº 1).
Está pues, muy cerca de su triunfo este sistema y es indudable que prevalecerá mas ca-
da día. Ya lo dijo el Dr. Burgraeve en 1863 en el Congreso Médicos de Gante. “Cuando
entro en un establecimiento de enagenados por mas hermoso que sea digo para mí; eres pa-
lacio por fuera y cárcel por dentro así por mas que quiera rechazarse el sistema colonial,
ese es el que en ultimo resultado prevalecerá, y antes de mucho, veréis establecerse para los
enagenados, no esos grandes edificios que tan caros cuestan y que absorven lo mejor de la
renta de las familias, sino cabañas que no cuestan nada y donde el demente gozará del ai-
re y de la libertad”.
Tambien Mr. Moreau, médico del manicomio de Bicêtre se convirtió a este sistema
después de haber visitado á Gheel. “Es evidente, decía, que el sistema de colonización rea-
liza con creces, las mas atrevidas teorías de hombres célebres cuyo nombre forma opinión
en asuntos de medicina mental. Bajo el punto de vista económico no son menores sus ven-
tajas: la colonización no trae consigo esos enormes gastos de compra de terrenos, de cons-
trucción, de administración, de empleados, etc”.
El Dr. Moreau de Tours, decía en 1860: “digo y repito lo que dije hace quince años:
no hay asilo que valga lo que una buena colonia, y en todos los países pueden colonizarse
los dementes”.
271
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
III
Después de haber procurado estudiar desapasionadamente esta cuestión en mi último
viaje al extranjero; después de haber leído mucho de lo que sobre ella se ha escrito, después
de haber escuchado la autorizada opinión de algunos Médicos de Asilos en Inglaterra y en
Francia, así como también al Barón Mundy propagador del sistema familiar, he llegado
á convencerme de que la idea fundamental de este sistema ó sea el empleo de la libertad y
el trabajo campestre en el tratamiento de los enagenados, es la que ha de prevalecer como
mas eficaz y provechosa.
Muy inclinado me he visto, á que el dictamen que tengo el honor de someter á la Ex-
ma. Diputación de Navarra, fuera en el sentido de reproducir aquí otro Gheel. Hubieran
podido repartirse los dementes en las casa de las aldeas de algún valle naturalmente cerra-
do como el de Lana. Hubieran podido edificarse casitas como propone el Barón Mundy,
en alguna comarca árida y asilada como por ejemplo en las Bardenas Reales, á donde por
ahora, solo se llevarían los dementes inofensivos; la erección de una pequeña enfermería
central, el sueldo de un médico y la pensión á los patrones de los locos, pequeña como es en
Gheel, hubieran sido los únicos gastos que tenía que imponerse a la provincia para soste-
ner ese establecimiento, que creciendo con el tiempo llegaría á constituir la riqueza y fer-
tilidad de una comarca hoy improductiva que atraería por su novedad, considerable nú-
mero de pensionistas forasteros, y que por ser la primera copia de ese célebre modelo,
obtendría la más entusiasta aprobación en toda Europa, realzando el nombre del país que
hubiera tomado tan noble iniciativa.
Pero por mas brillante que el resultado de este plan aparezca, no puedo en conciencia
proponerlo á esa Ilustre Corporación, sino cuando tuviere en su favor todas las probabili-
dades del éxito, y es preciso reconocer que le faltan algunas haciéndole dudoso o aleatorio.
Es indudable que lo que ha constituido la fortuna de Gheel es que todos sus habitantes tie-
nen de nacimiento las raras y difíciles cualidades que constituyen un buen enfermero de
locos. Ellos no tienen miedo al demente, condición que solo se obtiene con el hábito de tra-
tarlos; ellos tienen confianza en si mismos para dominarle en todas ocasiones; como dice
Mr. Duval: “los gheeleses tienen fé en su misión providencial, fé en los antiguos milagros
que han predestinado su país para la curación de la locura; fé en su propio poder. El gran
alienista Esquirol espresaba un día á uno de esos aldeanos sus temores para los casos de fu-
ror, y este le contestó riendo, “no sabéis lo que son los locos; yo no soy fuerte y sin embargo
me atrevo con el mas furioso”; esta es la convicción de todos los habitantes, porque el ejem-
plo y la tradición han insinuado en su alma desde la niñez la creencia en un poder privi-
legiado é ilimitado”.
272
ANEXOS
¡Donde encontrar otra población así preparada á desempeñar esta misión humanita-
ria!. Mr. Cochin lo ha dicho muy bien al juzgar el libro de Mr. Duval: “si así son los be-
neficios de la colonia de Gheel, muy de desear es que se la imite, pero si tal es su historia
muy difícil es reproducirla; su éxito se debe á circunstancias que los creyentes llaman mi-
lagrosas y que los sabios juzgan por lo menos excepcionales.
El Dr. Arlidge dice: “la mayor dificultad es encontrar colonos a los que pueda con-
fiarse el cuidado de los dementes; no es posible contar desde luego con una clase á propósi-
to, pero seria cuestión de tiempo el formarla por medio del estimulo, pues ofrece grande
ventaja a un labrador tener un huésped constante que además de producirle una pensión
le ayuda algo en el campo ó en casa”.
Todos convienen pues, en que no hay colonos que reúnan las especiales condiciones de
los gheeleses, y si bien podrían formarse con el tiempo, mientras esto sucede hay que pro-
veer de otro modo á la seguridad de los dementes. Tratar de improvisar otro Gheel en me-
dio de una población no preparada para ello, seria desacreditar el sistema, pues bastaría
un suicidio ó un ataque á las personas para que se reprobara la libertad de los enagena-
dos: bastaría el temor infundado de un colono para que se aplicaran al pobre huésped los
medios de coerción que ya solo se admiten rarísimas veces y por poco tiempo. De uno ú otro
modo el sistema quedaba falseado ó desacreditado y la crítica hallaría ancho campo en que
ejercitarse, cuando no fuere la maledicencia.
IV
Pero si no me atrevo á proponer pura y simplemente la reproducción de Gheel; menos
aun lo haré para la erección de uno de esos grandes manicomios cerrados, monstruos de pa-
lacio y cárcel, que hasta ahora constituían el orgullo de un Condado ó de un departamento
y que ya se ven perseguidos por el descrédito que sobre ellos arroja la nueva doctrina que
hemos explanado.
Copiar uno de los grandes Manicomios de Inglaterra ó de Francia, seria dar prueba
de atraso científico, y tal vez ahogar el proyecto ante lo costoso de su ejecución.
Todas las razones, todas las autoridades, todas las opiniones que en favor del sistema
de Gheel hemos presentado, se vuelven por pasiva contra los manicomios cerrados; no ne-
cesitamos, pues, aducir contra ellos mas objeciones del orden moral; solo indicaremos las de
orden económico, que si bien en segundo lugar también deben de tomarse en cuenta.
Los nuevos establecimientos de Santa Ana que se acaban de construir en París, des-
pués de desechar por inútiles los costosos establecimientos de Bicêtre y la Salpètrière, se cal-
cula que costaron 18 millones de francos y alojaron 1.800 pacientes; de modo que salen a
10 mil francos por cada uno ó sea un interés perpetuo de 500 francos anuales sin contar
los gatos de manutención y asistencia.
El Dr. Connolly inserta en su citada obra, una lista del coste de varios asilos de In-
glaterra que reproducimos en el Apéndice nº2 y de la cual resulta que su precio por termi-
no medio es de 15.400 libras por cama.
273
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
El Dr. Alridge propone un sistema de construcción por medio del cual cree que podría
hacerse un edificio para 220 locos por 19.000 libras esterlinas ó sea 9.000 libras por cama.
Como esta evaluación no esta confirmada por la esperiencia es preferible atenerse á
los del Dr. Connolly, según los cuales nuestro manicomio para 300 dementes costaría cua-
tro millones y medio de reales. Si hiciéramos el calculo á proporción de los nuevos estable-
cimientos de París, llegaría á la enorme suma de doce millones.
V
No propongo pues, ni la dispersión de los dementes por las casas particulares, ni la
construcción de un manicomio cerrado pero hay felizmente un termino medio entre esos
dos estremos que concilia bastante la libertad de los enfermos con la seguridad del públi-
co, las exigencias de la Caridad con las de la economía la tradición científica con los pro-
gresos que el porvenir nos muestra próximos.
Este termino medio es la creación de una Colonia agrícola de enagenados, constitui-
da por una manicomio colocado en el centro de una grande explotación agrícola. Esta es
la solución que hoy se admite así por los sostenedores de lo pasado como por los precursores
de lo futuro, y al adoptarla ni se corren las aventuras de un ensayo prematuro, ni se incu-
rre en un anacronismo retrogrado. Esta es la solución que hoy apadrina la ciencia, la que
fija su estado actual y la que tengo el honor de proponer a V.E.
Mr. Giraud decía en 1861 en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de París
“Tambien en Francia hay tendencia á convertir en colonias agrícolas los establecimientos
de enagenados. En Dijon se vé á los locos emplearse en las labores campestres, lo mismo su-
cede en Clermont, en Auxerre, en Chalons”.
Mr. Juin en su informe al Senado Francés (1867) aunque poco favorable al sistema
de Gheel, hace notar que el asilo de Evreux, recientemente instalado, tiene anejas sesenta
hectáreas de tierra, 47 de ellas de bosque; el de Bon (Loir et Cher) situado en el antiguo
castillo de San Lázaro ha estendido su perímetro hasta 24 hectáreas en vez de las seis que
tenia. El de St. Alban (Gers) se ha agrandado con cuatro hectáreas. El de Clermont tiene
200 hectáreas, 20 el de St. Luc (Bass Pirennées); 40 el de Quatre Mares (Rouen) y los nue-
vos del Sena tendrán mas de 400. Este informe concluye proponiendo “que en lo sucesivo
no se autorice la construcción de ningún establecimiento publico para dementes, si no es
en terreno bastante para que haya aire y espacio, y permita cierta suma ó apariencia de li-
bertad, y que en cuanto sea posible tenga aneja una granja ó explotación agrícola”.
Mr. Evrat (Etude sur l´asile de l´Ysere) ha dicho: “para alcanzar el objeto que se pro-
ponen la ley de 1.838, la ciencia médica y la cura de la enagenacion, los asilos de demen-
tes deben transformarse en establecimientos agrícolas”.
Pues bien esta transformación en que van entrando todos los asilos de Europa, se ha-
lla establecida en el de Clermont (Oise) desde que en 1.847 se le agrego la colonia agríco-
la de Fitz-James, y sus resultados han sido tales que Mr. Berthier al estudiar todos los asi-
los de Francia (Excursions dans les asiles des alienés – París 1.865) señala á este como el
grado mas avanzado de nuestra escala científica. “Después de haberme convencido por mi
274
ANEXOS
mismo de la justicia de esta apreciación, ese es el modelo que propongo como mas digno de
imitarse en el que proyecta Navarra”. (Ver su descripción y planos en el Apéndice nº3).
La asociación del asilo con la colonia es la que produce mas admirables resultados que
en Clermont y Fitz-James se obtienen, aquel aislado no podría proporcionar la libertad á
los que son aptos para ella esta no permitiría el sostenido tratamiento medico que algunos
dementes requieren yá de continuo, yá en épocas determinadas; la proximidad de ambos
establecimientos, su unión bajo un mismo director, hacen que el paso de los acojidos del
uno al otro, se verifique normal y continuamente. Estas mismas ventajas se han obtenido
en Gheel con establecer una Enfermería Central, y estas mismas podemos proponernos al
fundar una Colonia agrícola con un edificio para acoger á los dementes.
VI
Al resolver en que sitio haya de establecerse la Colonia de enagenados, es preciso aten-
der así á las condiciones higiénicas como á las administrativas. Estas pueden marcarnos la
región y aquellas la localidad. Así para facilitar la pronta llegada de los dementes al asi-
lo, conviene poner este en un sitio céntrico y al cual confluyan varios caminos. Si se trata-
ra de no recibir mas dementes que los de Navarra las cercanías de Pamplona serian el lu-
gar mas adecuado; si desde luego se cuenta, como conviene, con la clientela de las
Provincias Vascongadas, nuestras Hermanas, debería situarse el asilo cerca de Alsasua, por
ser ese punto casi céntrico de todo el País Vasco-Navarro ó Euskariano, por estar unido por
ferrocarriles á casi todos los extremos de este, y por hallarse en la región donde todavía se
conserva el idioma euskaro. Si todavía se quisiera hacerlo asequible al mismo tiempo que
á las Vascongadas y Navarra á las Provincias de Soria y Logroño, debería situarse el asilo
en la orilla del Ebro sobre Viana, donde por el ferrocarril de Bilbao y el del Norte por una
parte y el de Zaragoza á Pamplona y Alsasua por otra, se facilitaría á todos su acceso. Creo,
sin embargo que esta última hipótesis ofrece ya bastantes desventajas en especial para los
habitantes de la Montaña de Navarra, y que conviene limitar la elección entre las dos pri-
meras.
No debe la colonia establecerse en una Capital ó población considerable, pues como
decía Esquirol, en las ciudades hay una agitación que trasciende al establecimiento por el
aumento de visitas inútiles ó perjudiciales y por la distracción de todos los empleados; las
evasiones son mas fáciles, los terrenos y los artículos de consumo mas caros. Tampoco con-
viene estar demasiado lejos de alguna población importante donde puedan hallarse fácil-
mente mayores comodidades; esto se logra, situando el establecimiento junto á una carre-
tera general ó una vía férrea para que así sea mas rápida y cómoda la translación de los
pacientes y de sus interesados, así como el aprovisionamiento de la Colonia.
Adoptada para nuestro manicomio la forma de Colonia agrícola, es preciso contar con
el espacio de terreno que requiere el cultivo en grande escala, y conviene que sea un coto
redondo, porque además de las ventajas agronómicas ofrece las de facilidad para vigilar á
los colonos y evita que estos hayan de alejarse ó pasar al través de sembrados agenos. Ha-
brá que elegir en el sitio donde haya de fundarse la Colonia un coto redondo de dos mil
robadas de las cuales 1.200 sean para el cultivo, 200 para viña 10 para huerta y el resto
275
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
VII
Elegido yá el terreno para la Colonia, hay que pensar en el edificio ó edificios que sus
moradores necesitan. Ocurre desde luego la idea de sí se ha de hacer de una planta ó apro-
vechar los que acaso hubiere tales como algún antiguo Convento. Muy contrarios á esta úl-
tima idea se hallan los principales autores pues todos repiten con Esquirol que “la peor de
las medidas administrativas es crear nuevos establecimientos para dementes en edificios an-
tiguos, porque se concluye por gastar tanto para hacerlo mal, como se hubiera necesitado
para hacer una obra nueva y perfecta. “Dejando á un lado esta cuestión, me limitaré a in-
dicar cuales son las condiciones que debe reunir el edificio, como si hubiere de hacerse de
nueva planta, y obligación será después para el Arquitecto el decidir si puede encontrarlas
aprovechando alguna construcción antigua.
276
ANEXOS
Muy diversas formas se han ensayado en la planta de los manicomios: cuadrados al-
gunos, rectangulares muchos, estendidos en una sola línea como los de Inglaterra; trazan-
do una H como muchos de los de Francia, otros como los de Glasgow, Génova y Noruega
tienen un edificio central de cuyos angulos irradian cuatro pabellones formando X, y en
Viena se hizo uno circular cuyos pabellones parten á modo de radios, de un torreón situa-
do en el centro. El Dr. Connolly no aprueba estas últimas formas ni aún la cuadrangular
si no es muy prolongada y prefiere que el edificio se estienda en una sola linea.
Las condiciones á que ha de responder el plano son la separación de los sexos, para lo
que ha de haber un departamento de hombres y otro de mujeres. En cada uno de estos de-
partamentos hay que establecer separación para cada una de las secciones en que se divi-
den los dementes que son las de Tranquilos – Agitados – Sucios; conviene además otra pe-
queña sección de Furiosos; algunos la recomiendan también para los Gritadores. En un
establecimiento general como ha de ser el que se proyecta ha de haber sección de Idiotas y
de Epilépticos aun cuando pudieran estar con los Tranquilos. Cada Sección necesita tener
su patio separado. Ha de haber una pequeña Enfermería en cada Departamento y en el
centro se establecen las Dependencias generales.
Suponiendo en el centro el edificio, la casa de la Dirección, Administración, habita-
ciones de empleados, Capilla etc. á cada lado se estienden simétricamente uno de los de-
partamentos y en esos se agrupan las secciones en número de cuatro o seis. En el piso bajo
de las dependencias generales ó en edificio separado formando ala detrás del centro se es-
tablecen las cocinas, lavadero, despensa, bodega, etc.
Los planos detallados del hermoso asilo de Yllenau, (Baden) que como anejo á este Yn-
forme tengo el honor de ofrecer a V.E. así como los planos de los asilos de Derby Jamaica
y el plano modelo del Dr. Connolly, demuestran mejor que toda explicación cual es la dis-
posición que con preferencia se adopta.
La preferencia que para la construcción de hospitales se dá hoy al sistema de pabello-
nes separados, me impulsa á recomendar la planta del de Jamaica convenientemente mo-
dificada. Así las secciones de Distinguidos y las dependencias generales podrían situarse en
el pabellón central, y construyendo por ahora solo dos pabellones á cada lado, con dormi-
torios en el piso bajo y en el principal, habría comodidad para colocar más de doscientos
enfermos de todas clases.
Este plan consiente el aumento sucesivo del edificio por la agregación de nuevos pa-
bellones; está recomendado que al construir un manicomio se calculen sus dimensiones pa-
ra doble número de acogidos del que á la sazón hubiere, porque el aumento de la pobla-
ción y principalmente el mayor número de individuos á quienes la facilidad y la
proximidad del socorro induce á demandarlo harían insuficiente el establecimiento cuyas
dimensiones se ajustaran estrictamente al número de dolientes que hoy reclaman la asis-
tencia pública. Esto sucedió en el Condado de Midlessex que teniendo á su cargo en 1.831
trescientos locos, construyó para mil el asilo de Hanwell y lleno este tuvo que levantar des-
pués el de Colney Hatch donde ya se albergan 2.200.
En el adjunto plano de la Colonia de Fitz-James se vé que están separados y distan-
tes los edificios destinados á cada clase y á cada sexo, pero hay que tener en cuenta que esa
277
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
colonia es sucursal del asilo de Clermont á donde pasan todos los dementes que requieren
tratamiento médico. No convendría pues adoptar esa separación que dificulta el servicio
de alimentos, la asistencia médica y la vigilancia: solo deberán quedar separadas algunas
dependencias tales como el lavadero y el molino, y las dependencias especiales de la Gran-
ja, como están en Yllenau.
Después de haber examinado la planta del edificio, pasemos á considerar su elevación.
En los asilos de Ynglaterra se ven tres y aún cuatro pisos, pero no conviene que haya mas
que el bajo y el principal. Esquirol dice: “los enagenados á quienes se coloca en los pisos al-
tos no quieren salir á paseo por no tomarse el trabajo de subir y bajar escaleras; los criados
pierden mucho tiempo y se fatigan mas; una vez cerradas las puertas de las galerias y co-
rredores, los enfermeros quedan solos y lejos de todo auxilio, teniendo que luchar con cual-
quiera de los que entren en furor; cuesta mil trabajos y solo a viva fuerza se consigue lle-
var un enfermo al baño; mientras que si las habitaciones están á piso llano, los acojidos
salen espontáneamente de sus celdas ó dormitorios, solicitados por la vista de sus compa-
ñeros que se pasean; se creen más libres porque la vigilancia es menos ostensible, no oyen
ruido de cerrojos, ni necesitan para salir que vayan á abrirles la puerta. Se observa con
más facilidad á los dementes y los enfermeros están más próximos unos de otros. En las ca-
sas de muchos pisos no hay vigilancia posible, mientras que es fácil y segura donde solo hay
un piso; aquí el Director sin más que pasearse está viendo á todos sus dependientes y estos
tienen así más cuidado de no abusar de la triste situación de los desdichados que se les con-
fían. De cuantos abusos son víctimas los dementes cuando están entregados á manos de sir-
vientes! yo considero á la multitud de pisos como causa de muchos de los suicidios que ocu-
rren en los manicomios”. (Des Maladies Mentales – París, 1.838).
No debemos pues admitir más pisos que el bajo y el principal; y como el primero pu-
diera pecar de húmedo convendrá alzarlo de manera que tenga cuatro ó seis escalones so-
bre el suelo, y descanse sobre bóvedas en las cuales puedan colocarse bodegas, almacenes y
aún la cocina etc. En el piso bajo podrán estar las salas de reunión y comedores, aunque
también habrá que poner algunos dormitorios, principalmente para los epilépticos, los an-
cianos y demás que no puedan subir escaleras.
Es preciso que el aspecto esterior del edificio no sea el de una cárcel ni aún el de un
hospital en la común acepción de esta idea; para alejarla del ánimo de los acojidos, en-
carga el Dr. Connolly que no se rotulen y numeren las salas y patios. El aspecto esterior de-
be ser todo lo más alegre y risueño posible y para eso se combinan en Inglaterra el color ro-
jo del ladrillo de las paredes, con el blanco de las ventanas y el azul de las pizarras que
cubren el edificio, y se cuida de rodearlo de jardines y bosquecillos de flores y arbustos, ser-
penteando los senderos enarenados por entre alfombras de verde césped.
Sin embargo, al recomendar este aspecto alhagüeño, queremos que se obtenga por me-
dios sencillos y nó prodigando inútiles primores en la decoración esterior ó interior del Asi-
lo, pues esto más irrita que alhaga a los pacientes y todos los Autores están conformes en re-
probarlo. Veamos lo que dicen los franceses.
“No sienta bien el lujo en estos asilos del dolor; todo debe estar bien, pero debe de ser
severo; el verdadero lujo ha de consistir en la limpieza, el orden y la salubridad del edifi-
278
ANEXOS
cio, en la harmonia de todas las partes del servicio, en la buena calidad de los alimentos,
en la dulzura y firmeza de los cuidados y sobre todo en la buena elección del Médico que
lo ha de dirigir”. (Scipión Pinel –Regime sanitaire des Alienès– París, 1.836).
“Cualquiera que sea el destino de un asilo, es preciso que en todo él reine la sencillez;
nada de adornos inútiles, nada de complicaciones que exciten la imaginación enfermiza
de los acojidos. Lineas puras y simétricas, muros limpios y anualmente blanqueados, esto
es lo necesario”. (Girard –De la construction des asiles des Alienès– 1.848).
“Estoy muy lejos de pensar que sea indispensable hacer de los asilos de dementes mo-
numentos que hayan de escitar la admiración por la riqueza de su arquitectura, y que de-
ba imitarse á Inglaterra en la elección de un estilo que solo conviene para los Palacios de
los Principes”. (Parchappe –Des principes á suivre dans la construction des Asiles des
Alienès– París, 1.853).
“Conformes con Mr. Mundy deploramos esos sistemas que se proponen un ideal tan
costoso como inútil; al fin se comprenderá que lo primero es satisfacer á las necesidades mo-
rales de los enfermos para quienes se edifican estas casas después de haber satisfecho á las
exigencias de una severa higiene. La riqueza de los materiales no ha de ayudar á la cura-
ción de los dementes; uno de estos, me decía al elogiarle yo la magnificencia del estilo don-
de estaba: “¿y qué me importa ese lujo? preferiría tener un bocado más en la mesa ó ma-
yor abrigo en la cama; los palacios son para los reyes y nó para los locos”. (Berthier.
Excursions dans les asiles des Alienés – París 1.865).
Pero si todos los autores reprueban el lujo arquitectónico en estos asilos, en cambio re-
comiendan que se les construya á prueba de fuego, pues horroriza el pensar lo que sería un
incendio, en establecimiento donde todo se ha dispuesto para impedir la evasión de sus mo-
radores.
Entremos ya a considerar la disposición interior del edificio, advirtiendo desde luego
que sus puertas deben ser anchas, y la escalera tál que no deje hueco por el que pueda pre-
cipitarse algún demente, ancha, cómoda de subir por la poca elevación de sus escaleras y
redondeados estos en sus aristas.
Casi todos los asilos de Inglaterra y especialmente los suntuosos de Hanwell y Colney
Hatch ofrecen en su interior una serie de galerías, en uno de cuyos lados se abren las puer-
tas de las celdas, y en otro las ventanas ó puertas sobre los patios ó jardines; algunos sa-
lientes de la fachada ensanchan de trecho en trecho, la galería formando una salita que
sirve de salón para los acojidos. Estos saloncitos alfombrados, con cuadros en las paredes
con búcaros de flores, jaulas de pájaros y verdes persianas en las ventanas, con sillones, me-
sas de labor, periódicos, piano en la sección de mujeres, mesita de billar (bagatelle) en la
de hombres, ofrecen distracción á los dementes que quieran sentarse allí en vez de pasear
por la galería ó de quedarse en la celda como pueden hacerlo.
En algunos asilos la escasez de terreno ha obligado á poner celdas á ambos lados de la
galería, disposición sumamente desventajosa, porque reduce la galería á un angosto corre-
dor sin otras luces que las de sus estremos, como se vé en el plano del asilo de Jamaica.
279
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Siendo las galerías tan espaciosas y alegres como las que hemos descrito no hay necesi-
dad de otros salones de reunión, sino es para casos especiales, y tienen la ventaja de que dos
enfermeros bastan para vigilar así á los enfermos que han salido de sus celdas como á los
que se han quedado en ellas.
Este sistema de galerías celulares recomendado por el Dr. Connolly y planteado en los
mejores asilos de Inglaterra, se conoce allí con el nombre de ward sistem y puede estudiar-
se su disposición en los adjuntos planos del asilo de Derby y del modelo del Dr. Connolly,
pero también ha encontrado críticos allí mismo.
El Dr. Arlidge (On the State of Lunacy – London, 1.859) dice: “Estos edificios pare-
cen conventos de frailes; ahora que ya no se considera á los dementes como á seres feroces,
es una anomalía y un desastroso error el perpetuar ese ward sistem. Lo que se debe procu-
rar al alojar dementes es colocarlos en las circunstancias que más se asemejen á las de su
vida ordinaria; y aunque no es posible copiar las casas de la clase media y pobre (que son
las que van á los asilos) cuando se han de reunir en comunidad, podemos decir, sin em-
bargo, que el ward sistem es lo que más se aleja de esas condiciones; es todo lo contrario de
aquello á que el pueblo inglés está habituado”. Cree este autor que ha de ser peligrosa pa-
ra muchos dementes la facultad de permanecer día y noche dentro de sus celdas, y muy in-
cómodo el ruido que constantemente habrá en las galerías, puesto que sirven de paseo; en-
cuentra más dificil la vigilancia y concluye proponiendo que los pisos principales se habiten
tan solo durante la noche, trasladándose durante el día los dementes á los salones del piso
bajo, asegurando así la ventilación y contando la monotonía de la existencia.
Sin embargo el Dr. Alridge no ataca á lo esencial del sistema inglés que á mi modo
de ver consiste, en que casi todos los enfermos tengan su celda particular, en vez de hacer
vida común en un dormitorio.
Así pues al resolver acerca de la distribución interior del Asilo de Navarra, hay que
decidirse entre el sistema de celdas particulares ó el de dormitorios generales. Los autores
ingleses sostienen lo primero, tal vez por ser más adecuado al particularismo propio de su
raza, mientras que los franceses defienden el segundo.
El Dr. Connolly en su obra citada, recomienda á los arquitectos que dispongan celdas
de una sola cama, para las dos terceras partes por lo menos, del número de acojidos que ha
de contener el asilo; y unos pocos dormitorios de cuatro á cinco camas para colocar á los tí-
midos, á los melancólicos y á alguno que sufra manía suicida entre otros que puedan opo-
nerse á ella. No acepta los grandes dormitorios porque cree que en ellos, un solo agitado
puede estorbar el sueño á 40 ó 50, y siempre hay en este número algún alborotado; y que
si uno entra en furor puede herir á muchos. “Es verdad, añade, que estos accidentes son
raros en los asilos que tienen grandes dormitorios, pero sospecho que en ellos se ata á la ca-
ma á los agitados”. “De todos modos, continúa, á los violentos hay que dejarlos en su cel-
da; si se reune á los sucios, pronto se hace nauseabundo su dormitorio, y aun para los lim-
pios y tranquilos, aun para los convalecientes es desagradable no tener una habitación
propia donde siquiera puedan hacer sus oraciones sin que nadie les interrumpa.
En mi visita al asilo de Colney Hatch pude observar la afección que algunos demen-
tes tienen para su celda; algunas estaban adornadas con pinturas notables mas que todo
280
ANEXOS
por el tiempo y paciencia que habrían exijido; dos mugeres católicas tenían en sus celdas
curiosos altares donde se hacían la ilusión de oir misa; conservo también la sentida y bas-
tante correcta poesía en que una joven loca (J.Price) describe las dulzuras que encuentra
en su pequeña sala, My little room, y agradece al doctor que le permite exornarla con nu-
merosas estampas.
Pero por otra parte el Dr. Ferrus (Des Alienès etc.) dice que el número de celdas se ha
de calcular por el de enfermos que exigen tratamiento médico y principalmente por el de
manías agudas. Así en los establecimientos donde solo se admitan casos agudos se harán
celdas para la cuarta parte; para la décima si se admiten también los incurables ó cróni-
cos, y para la decimocuarta parte si entran además los epilépticos.
Mr. Parchappe (Principes a suivre etc.) calcula que en un asilo misto de curables é in-
curables, basta que las celdas esten en proporción de 7,5 por 100 en el departamento de
hombres, y de 8,6 por cien en el de mugeres.
Mr. Girard de Cailleux (Annales médico psicologiques. 1.852) reduce esa proporción
á 6 por cien; igual para ambos sexos.
Mr. Berthier (excursion aux asiles etc.) propone el término medio de 7 por cien. En
el notable asilo de Quatre Mares (Rouen) hay once celdas situadas en los estremos de los
pabellones de suerte que el ruido que en ella se haga se pierda en los campos; estas celdas
son de tres clases, de aislamiento, de fuerza y de secuestración. También el célebre alienis-
ta de Bélgica Dr. Guislain quería tres clases de celdas, ordinarias, de aislamiento y mistas.
En el asilo de Dijon, el Dr. Renaudin suprimió todas las celdas, pero hubo de suplir-
las con la camisola de fuerza, o atando á la cama á los agitados y aún secuestrando tem-
poralmente a los furiosos. Dicho Señor hizo lo mismo en el asilo de Mareville (Nancy) pe-
ro Mr. Morel que era director de este establecimiento dice: “He podido ceder á una
inspiración administrativa desgraciada é irracional, prestándome á que se destruyeran por
completo todas las celdas que existían; pero confieso mi error: hay dementes chillones, al-
borotadores, insociables; los hay demasiado agitados para ponerlos en su dormitorio con
otros; así es que el esperimento de que hablo, la destrucción de las celdas, coincidió con un
aumento de gritos y agitación en ciertos dormitorios y con un despliegue mayor de medios
coercitivos para mantener en sus camas a los agitados”. (Du non – restraint).
Resulta, pues, que hoy día está reprobado el sistema celular en los asilos de dementes
y se considera como una prueba de atraso al ver muchas celdas en uno de estos; pero que
tampoco conviene suprimirlas por completo. Ateniéndonos pues á un término medio pru-
dente y siguiendo la autorizada opinión de Mr. Parchappe distribuiremos el asilo de Na-
varra en dormitorios de 12 á 20 camas, y pondremos celdas para el 8 por cien de su po-
blación, colocando cuatro de éstas en el estremo posterior de cada uno de los pabellones,
para que el ruido vaya á perderse en el campo y no perturbe la tranquilidad del resto del
establecimiento. Estas celdas solo serán ocupadas de un modo transitorio por los furiosos.
Una de las celdas de cada Sección deberá ser de las acolchadas padded room, como las hay
en Colney Hatch que tienen el suelo y las paredes revestidas de un espeso almohadillado re-
vestido de goma elástica, contra el cual pueden impunemente sacudir su cabeza los furio-
281
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
sos. Las demás celdas deberán construirse según los adjuntos planos en que se detallan las
del asilo de Yllenau.
La Sección de distinguidos deberá constar de gabinetes con alcobas separadas entre sí
por los cuartos de los criados, colocados estos de modo que comuniquen unos con otros, co-
mo se hace en Fitz James; para que si de noche ataca á alguno de los dementes un acceso
de furor puedan acudir en su auxilio dos criados en vez de uno.
Para cada Sección de agitados ha de haber también un patio con árboles donde pue-
dan pasear durante el día.
Respecto a las ventanas, se ha estudiado el modo de combinar la seguridad de los pa-
cientes con la necesidad de admitir aire y luz en abundancia. Al principio se abrían á una
altura que no pudiera alcanzar el enfermo y todavía pueden verse así en algunos asilos de
Inglaterra; las de las galerías de Hanwell y Colney Hatch están á la altura proporcionada
para que los enfermos puedan espaciar la vista por el campo, aún estando sentados; están
á dos pies y 6 pulgadas (inglesas) del suelo, y sus dimensiones son de 6 pies 6 pulgadas de
alto por 3 pies 6 pulgadas de ancho, sus cristales miden 10 pulgadas por 6 los unos y 8 por
5 los otros, hallándose engarzados en una armadura de hierro ó verja plana que pintada
de blanco y no presentando de frente sino su canto delgado, disimula su verdadera condi-
ción y aparenta una ventana sin rejas. Cada ventana termina por su parte superior en un
semicirculo que tiene doble armadura cuyos huecos alternan en tener ó nó cristal, de mo-
do que moviendo la una sobre la otra se puede abrir ó cerrar el paso al aire esterior. En St.
Luck (Londres) pueden abrirse longitudinalmente algunos de los hierros encristalados de
las ventanas, cuya anchura es tal que no deja paso a la cabeza de un hombre.
Estas precauciones son necesarias en los pisos altos, pero no habiendo en el asilo de Na-
varra más que el bajo y el principal, podremos sin inconveniente prescindir de ellos, reser-
vándolas únicamente para las ventanas de las celdas. En Fitz-James no hay rejas ni osten-
sibles ni disimuladas y su Director me aseguró que ninguno de los dementes ha tratado de
aprovechar esa disposición para procurar el suicidio que de otros modos han intentado.
Con el moderno sistema de tratamiento, no ha de ser la reja lo que impide á un loco ti-
rarse por la ventana, sino la asidua vigilancia que sobre él se ejerza.
Tampoco ha de haber grandes cerrojos, ni se ha de oir en el asilo de Navarra el ruido
carcelario de los manojos de llaves ni el golpear de las puertas; estas deben girar sin ruido
sobre sus goznes y cerrarse con un botón de resorte de los llamados “á vuelta y media”. En
las celdas se cuidará de que sus puertas se abran hacia fuera, para que el furioso no pue-
da atrancarlas con solo apoyarse en ellas.
El suelo debe ser entarimado en los dormitorios y salones algunos creen que esto solo
es aplicable para los limpios y tranquilos, pero según Esquirol, el ladrillo es el peor pavi-
mento así por su frialdad como por lo que retiene los olores; la piedra es peligrosa para los
débiles y epilépticos además de ser muy fría; el asfalto y otros betunes tampoco satisfacen
del todo al Dr. Connolly, así que este se limita a aconsejar que el pavimento sea llano y no
retenga la humedad. Tampoco aprueba que se coloquen los pisos inclinados como los de las
caballerizas para que corran las aguas, pues su limpieza se ha de confiar al trabajo de los
encargados de ella.
282
ANEXOS
Algunos aconsejan que también las paredes se forren de madera hasta cierta altura,
pero basta con pintar al óleo un friso elevado y blanquear el resto.
Importa mucho asegurar en estos asilos la ventilación y la calefacción, pero respec-
to de la primera nos bastarán las ventanas puesto que los dormitorios se han de desalo-
jar durante el día. Tampoco en el asilo de Hanwell hay ningún aparato especial para
ventilar, fuera de algunos tubos abiertos para dar entrada al aire y otros que van al te-
jado; las ventanas y las chimeneas bastan para el objeto. La calefacción se verifica en es-
te Asilo por medio del vapor recibido en tubos de hierro que en las salas antiguas corren
á siete pies sobre el suelo, y por debajo del pavimento en las nuevas; pero el calor que así
se obtiene no es uniforme, sino que es excesivo en las salas próximas á las calderas y es-
caso en las lejanas, variando también en cada piso del edificio; este defecto es menos per-
ceptible en las salas que tienen su cañería bajo el pavimento. El Dr. Connolly cree pre-
ferible que por todas partes se reciba el aire haciéndolo pasar sobre tubos de agua
caliente, dejando salir el aire viciado por las chimeneas cuyo fuego establece el tiro y con-
sume los miasmas; este sistema de “drainage de aire”, se adoptó para el asilo de Derby y
según los cálculos de Mr. Duesbury alcanza á renovar de sesenta á 100 pies cúbicos de
aire por individuo y por minuto.
Pero como dice el mismo autor, sea cualquiera el sistema de ventilación y calefacción
que se adopte, no impide recibir aire fresco abriendo las ventanas siempre que el tiempo lo
permita, y tener chimeneas en los dormitorios salones y talleres. Estas chimeneas, cuyo lu-
gar estará protegido por una verja metálica cerrada con llave, son muy útiles para los en-
fermeros que se complacen en sentarse delante de ellas alegrándose con su calor.
VIII
En cada Sección debe haber una sala de baños. El modo de aprovecharlas mejor es po-
nerlas entre los términos de dos Secciones para que así los dementes de una y de otra pue-
dan utilizarla en distintas horas; así están en el asilo de Yllenau y otros. En el de Nava-
rra podría colocarse una sala de baños en el piso bajo de la unión de los pabellones y otra
en el edificio central, de manera que tres bastaran para todo el Establecimiento.
Las pilas ó bañeras se ponen enterradas al nivel del suelo y no se hacen muy profun-
das para economizar el agua una vez que se han de prodigar los baños; en Inglaterra to-
dos los acojidos se bañan una vez por semana y diariamente los sucios. En el asilo de Sieg-
burg tienen las pilas 1 pié 5 pulgadas inglesas de profundidad por 5 piés de largo y 2 de
ancho. El mejor material para ellas es la piedra pintada ó la argamasa hidráulica (ce-
mento romano); se ha de cuidar de que sus bordes no estén constantes sino romos, y la tes-
tera de la pila ha de corresponder á la pared quedando libres los costados y el pié, para que
el enfermero pueda circular en derredor. El agua fría y la caliente deben salir reunidas por
una misma espita, para evitar que se escalde el paciente.
Se hace tanto uso de los baños de chorro para los locos, que sobre cada bañera debe
haber un aparato á propósito para administrarlos. Para que el chorro ó ducha sea más efi-
caz debe estar alimentado por un gran depósito de agua suficiente para que no haya de in-
283
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
284
ANEXOS
IX
Después de haber estudiado los detalles de la distribución del edificio, nos falta decir
algo del utensilio con que se ha de alhajar, pues también requiere algunas disposiciones es-
peciales el que al uso de los dementes se destina.
Las camas ordinarias de hierro bastan para la mayor parte de los enagenados pero las
de los turbulentos y los sucios requieren algunas modificaciones sobre las cuales se ha estu-
diado mucho.
Tampoco es indiferente el modo de colocar las camas de los agitados y furiosos; Esqui-
rol dice “por lo general se ponen estas camas en un angulo de la habitación de manera que
dos de sus lados están tocando á dos paredes; esto, además de que entre la pared y la cama
se reune inmundicia, ofrece serio peligro; así al acostar por fuerza al furioso hay riesgo de
herirle contra las paredes, y si esto no sucede él las aprovecha para resistir mejor á los en-
fermeros con la espalda guardada”.
Algunos aconsejan que las camas de los agitados tengan los pies atornillados al suelo;
las antiguas camas que todavía se ven en ST. Luck y algunos otros asilos de Inglaterra, eran
de madera y con su mucho peso se obtenía su inmovilidad. La cama que para estos enfer-
mos recomienda el Dr. Connolly es de madera de pino en forma de cuna de seis á doce pul-
gadas de profundidad, poco elevada del suelo y cuyo fondo de plomo está surcado de ca-
nales que confluyen á un agujero central. Por medio de un lienzo estirado en un marco de
madera se puede hacer la cama sin dificultad, teniendo dos ó tres de estos lienzos para cam-
biarlos cuando estén manchados.
En el asilo de Chalons (sur Marne) la cama para los turbulentos consiste en un cua-
dro hecho con cuatro tablones bien sujetos al suelo; sobre ese cuadro se adapta un fondo en
plano inclinado de modo que la cama no viene á tener más que 60 á 80 cms. de altura;
en los tercios superior medio é inferior de cada lado hay tres poleas embebidas en la tabla
y en las cuales se arrollan las correas de sujeción. Un colchón de tela fuerte completa esta
cama que según el Dr. Berthier, aunque poco graciosa evita toda probabilidad de suicidio.
En el asilo de Auxerre las camas son de hierro y tienen un lienzo fuerte estendido en-
tre dos barras horizontales una colocada a la cabecera y otra a los piés hallándose esta 10
centimetros más baja que aquella para que resulte con el lienzo un plano inclinado. De-
bajo del fondo de la cama hay una plancha de zinc que formando embudo en su centro
conduce las orinas á un vaso también de zinc sujeto al suelo por un mecanismo cuya lla-
ve guarda el Enfermero.
Como los sucios pudren todas las ropas de su cama en muchos asilos de Francia no les
ponen ninguna, y su cama de madera con fondo de plomo agujereado se rellena con ave-
na, con paja ó con zostera; alguna vez se pone sobre la paja un encerado. Por más que mu-
chos médicos aprueben este sistema, pronto se llagan los pobres enfermos si no se muda la
paja todos los días.
En el asilo de Chambery y otros, se divide en tres partes la cama de los sucios; ponen-
se en la superior y la inferior colchocillos donde descansan la espalda y las piernas, y la del
centro que es la que se ha de manchar se rellena de paja.
285
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
286
ANEXOS
llados del asilo de Yllenau que son modelo de las de su clase y bastan para que el Arqui-
tecto pueda reproducirlas en las convenientes dimensiones. También se encuentra entre esos
planos el de los edificios necesarios para la Granja con sus corrales, pajares, cuadras y de-
más dependencias de las cuales puede tomarse lo que parezca necesario. Creo haber indi-
cado á V.E, todas las particularidades que en la construcción del edificio, compete señalar
a la ciencia médica; todo lo demás que dijera sería penetrar en el terreno que corresponde
al noble arte de la Arquitectura.
X
Llegamos á la parte más delicada del proyecto y de cuya acertada solución depende la
viabilidad de la Colonia proyectada. El gasto de fábrica é instalación es de aquellos que
solo imponen un sacrificio pasajero que puede sufragarse sin mucho detrimento, pero si el
presupuesto del establecimiento fuese tál que cada año arrojara un déficit considerable, por
más lisonjeros que los resultados curativos y morales fueren, llegaría tiempo en que por evi-
tar tan constante carga se pensara en confiar los dementes á otra Provincia cerrando el Ma-
nicomio que hoy se abriera.
Es, pues, preciso calcular de modo que el presupuesto del establecimiento nivele por lo
menos sus ingresos con sus gastos; y no solo es posible este equilibrio sino también algún so-
brante, una vez aceptada la idea de crear no un manicomio cerrado, sino una Colonia
agrícola de dementes. La prueba práctica de esta posiblidad la tenemos en la Colonia de
Fitz James que por modelo he propuesto; su demostración numérica en el presupuesto que
publicó el Dr. Girard hoy Director del soberbio asilo de Santa Ana de París, que compen-
diado presento entre los comprobantes de este informe. (Véase el Apéndice nº4).
Pero tan beneficioso resultado solo puede obtenerse por el concurso de diversas condi-
ciones, cuya falta le haría inasequible. Es la primera como ya hemos dicho, la de que el
asilo constituya una explotación agrícola para la cual se aprovecha el trabajo de los ena-
genados; trabajo limitado á la medida que el médico juzgue no solo compatible sino con-
ducente á la curación, asegura al establecimiento una fuente de ingresos cuyo sobrante lí-
quido puede estimarse en cerca de 50.000 libras, según se vé en el avance hecho por mi
hermano Don Bonifacio Landa, que acompaño como comprobante. (V. el apéndice nº5).
Mr. Giraud los evalúa en 14.000 francos contando además de los productos agrícolas de la
Colonia, los artefactos que en sus talleres de diversos oficios se han de elaborar.
Otra de las condiciones necesarias bajo el punto de vista económico, es la de procurar
el aumento de los ingresos, procurando que en la Colonia de Navarra vengan á acojerse
los dementes pobres de otras provincias y algunos de la clase acomodada. Si para los pri-
meros se fija un tipo módico de pensión, con el cual no puedan competir los estableci-
mientos públicos que hoy existen en España y si al mismo tiempo, la perfección de su ins-
talación y la novedad del sistema, ofrecen como es regular mayores probabilidades de
curación, debe esperarse que este doble interés moral y económico haga que las Diputacio-
nes de las Provinicas limítrofes contraten con la de Navarra la asistencia de sus enagena-
dos.
287
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
De este modo podrá obtenerse el número de 200 acojidos que es el mínimo con que
debe contarse para la creación de una Colonia, si ha de ser provechosa. Puede fundada-
mente esperarse que aún se acreciente esa cifra y desde que lleguen á reunirse de 300 á 500
acojidos será mucho más espedita la marcha económica del establecimiento. Tampoco con-
vendría pasarse este número que es el que es el que por término medio recomiendan los
principales profesores alienistas.
El Dr. Jacobi, uno de los padres de esta especialidad en Alemania, opina porque el
maximun se fije en 200 (Ueber die Anlengung und Errichtung von Yrren Heil-anstalten).
El Dr. Roller (Grundsänze für Errichtung neuer Yrren-anstalten) distingue entre los
establecimientos para el tratamiento de casos agudos, (Heil anstalt) y los que son para cró-
nicos (Pflege-anstalt); el maximun en aquellos será de 200 y en estos de 250 á 300, de mo-
do que reunidos ambos bajo una misma dirección dan un total de 450 á 500. A esta opi-
nión se adhieren Damerow en Alemania y Alridge en Inglaterra.
Según el informe (1.844) de los Metropolitan Commissioners of Lunacy, no debe ha-
ber en cada asilo más de 250 pacientes y aún opina que 200 es el máximun de los que pue-
den gobernarse en cada uno con utilidad propia y del público.
El mismo número fijó la Comisión Americana de Directores de Asilos, pues al reco-
mendar que el de Massachussets no tuviera más de 250 camas, se fundaba en que el Mé-
dico principal es el responsable de cada caso y necesita estar enterado del carácter y condi-
ción de cada enfermo para prescribirle lo más conveniente.
El Dr. Kirkbride en su tratado sobre la construcción y organización de estos asilos di-
ce “las más autorizadas opiniones conforman en que no debe pasar de 250 el número de
acojidos en cada asilo, pero no puede fijarse la cifra categórica porque es variable según la
proporción de casos agudos que son los que exigen mayor atención del Médico Jefe. En los
asilos del Estado donde por lo regular son yá crónicos la mitad de los casos, puede decirse
que son 250 los que un superintendente Médico puede atender sin perjuicio de las demás
obligaciones de su cargo. Pero así como no conviene admitir más de los que diariamente
pueda visitar el Médico jefe, tampoco es de desear que lo reducido de su número, no pro-
porcione á los enfermos agradable compañía en las secciones, ni permite la variedad en los
trabajos y en las diversiones.
Mr Ferrus Inspector de los asilos de Francia, cree que en estos no debe haber menos de
150 enfermos ni más de 250; pero que si se hallan por mitad los casos agudos con los in-
curables é idiotas se podrán admitir de 400 á 500.
Mr. Guislain el eminente alienista Belga dice: “si se acumulan muchos dementes, su
escitación aumenta, el tratamiento se hace dificil ó imposible, se destruye la unidad de
plan y se neutraliza todo esfuerzo científico; el maximun a de ser de 300 á 350 dementes
y no se puede pasar sin detrimento de los enfermos aunque favorezca los cálculos económi-
cos.
El célebre Dr. Parchappe en su obra antes citada dice: “Bien considerado todo, creo
que el mínimum de enfermos en cada Asilo debe ser el de 200 y el máximun 400; bajan-
288
ANEXOS
289
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
XI
De poco serviría levantar un costoso edificio para el asilo de los dementes si no se or-
ganizara bien su servicio interior; inútiles serían todos sus adelantos materiales, si el per-
sonal que ha de emplearlos no supiera sacar partido de ellos; ilusorias fueran las ventajas
290
ANEXOS
económicas que el plan encierra, si por falta de orden se contrariaran; semejante entonces
esta bella Colonia á un cuerpo sin alma, pronto podría aplicarsele la fábula del Busto. De
la buena organización del servicio, de la acertada elección del personal depende que el fu-
turo Establecimiento corresponda ó no á los levantados propósitos de la Exma. Diputación
Foral de Navarra. Más importante es el acierto en esta parte que en la de construcción del
edificio, pues más fáciles son de remediar los defectos en esta que en aquella; en el primer
caso el error no afectaría más que al tesoro, en el otro á la salud tal vez á la vida de los
pacientes y siempre al crédito y buen nombre de la Corporación fundadora. Hay muchos
asilos de dementes que en edificios de malas condiciones obtienen resultados que honran á
su personal y organización, mientras que en otros muy lujosos sucede lo contrario. Debo
pues consignar, siquiera sea á grandes rasgos, los principios generales á que debe sujetarse
el Reglamento de la Colonia proyectada y las condiciones de su personal activo.
En primer lugar es preciso que haya un solo jefe, una sola autoridad en la Colonia, y
la persona encargada de ejercerla no puede ser otra que el Médico porque tratándose de en-
fermos nada puede hacerse sin el dictámen del Médico y si el Director no reúne este ca-
rácter tiene que hacer depender todas las disposiciones de la aprobación de aquel ó escitar
reclamaciones incesantes; en uno ú otro caso la autoridad queda repartida ó amenguada,
cuando debe ser única y valedera.
Así lo han comprendido en casi todos los paises extranjeros y por eso vemos al frente
de casi todos sus Asilos un Director Médico. Este es el que debe haber al frente de la Co-
lonia, y solo dará cuenta de su gestión á la Exma. Diputación que ya en su totalidad ya
por medio de una Comisión especial de su seno, ejercerá la alta inspección que en Inglate-
rra desempeña la Lunacy Commission y en Francia los Prefectos.
Grandes cualidades necesita reunir este Médico-Director: además de sus conocimientos en
la especialidad de la Psychiatría ó tratamiento de la locura, es preciso que tenga la energía de
carácter necesaria para el mando; unida á la bondad que le ha de hacer amado de los enfer-
mos; la perspicacia necesaria para vigilar la gestión de todos los empleados y el buen cálculo
que una vasta administración requiere. Un hombre de tales coindiciones, que necesita consa-
grarse por completo al establecimiento renunciando al ejercicio privado de su profesión que ha
menester conservarse a la altura de todos los adelantos de la especialidad por la lectura de los
autores y visitando cada año algunos de los mejores establecimientos del extrangero, debe de ser
bien retribuido, de suerte que ninguna otra posición médica oficial pueda arrebatarle al esta-
blecimiento, á cuyo frente convendría que permaneciera toda su vida.
Aún además de su muy decoroso sueldo, sería bueno asignarle una parte proporcional
en las ganancias de la casa, según el aumento de pensionistas de todas clases, para que así
este aumento debido al buen nombre y forma de la Colonia, no representara solo para su
jefe un aumento de trabajo y no de retribución.
Bajo las inmediatas órdenes de este Director habrá un Jefe de cada ramo, que serán
un 2º Médico Jefe del servicio sanitario; un Administrador que correrá con todo lo relati-
vo a la gestión económica de la Colonia, y un Jefe de cultivo, encargado de la explotación
agrícola. Habrá también un Eclesiástico para desempeñar las funciones de capellán pá-
rroco de la Colonia.
291
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Cada Jefe de Sección tendrá a sus órdenes los empleados necesarios; así del 2º Médico
dependerán 1 practicante de Medicina, otro de Farmacia, los Cabos de enfermeros y los
Enfermeros. Del Administrador que será también Cajero, dependerán: 1 jefe de cocina, 1
despensero, 1 Guarda almacén, 1 portero y los Maestros de los diversos talleres. El Jefe de
cultivo tendrá a sus órdenes 1 hortelano y tres zagales. El Director y Administrador ten-
drán sus escribientes.
No debe estrañar que además del Médico Director pongamos otro Médico que bajo la
dirección de aquel se encargue de la visita y asistencia de los enfermos, pues así lo reco-
miendan los principales autores. El Dr. Kirkbride establece por regla que en un asilo de
250 pacientes y especialmente si hay muchos casos agudos, se necesitan además del Médico
Director, dos Médicos de visita, uno de los cuáles se encargue de la Farmacia.
El Dr. Jacobi prescribe que para 150 á 200 locos haya un Médico Jefe, un 2º Médico
y un Ayudante médico además del Farmacéutico.
Roller director del asilo de Yllenau es de la misma opinión, así que para 414 enfer-
mos hay allí tres Médicos y dos alumnos internos. En Leubus (Silesia) hay tres Médicos pa-
ra 150 dementes y la regla general en Alemania es que por 100 enfermos haya dos Médi-
cos, dos alumnos internos y un Farmacéutico.
El Dr. Parchappe establece como regla, que en un asilo de 200 á 250 enfermos haya
un Médico Jefe con un Médico auxiliar y un alumno de Farmacia si hay de 300 á 360 el
Médico Jefe ha de tener dos Médicos auxiliares y un Profesor de Farmacia.
El Dr. Arlidge cree que para un asilo que tenga de 150 á 200 enfermos, agudos y cró-
nicos, debe haber un Médico Director y un Médico ayudante; este personal bastaría tam-
bién para 300 á 350 locos si todos fueran crónicos, pero pasando de 450 á 600 sería me-
nester otro ayudante Médico y un Profesor de Farmacia.
No hay para que indicar las facultades que deben adornar á cada uno de los funcio-
narios que hemos nombrado, así que solo diremos algo de los Asistentes ó Enfermeros por
ser especiales las dotes que su cargo exige, y este de la mayor importancia.
Para suplir por medio de la vigilancia al reprobado uno de los medios de coerción con
los pobres dementes, es preciso contar con un número suficiente de hábiles y celosos enfer-
meros. En los asilos para pobres de Inglaterra hay un asistente (attendant) por 17 locos,
distribuyéndolos de modo que haya 1 por 13 en las secciones de agitados y 1 por 20 en las
de tranquilos. En Francia suele haber 1 enfermero por 10 locos: En los asilos privados hay
un asistente por cada 5 y á veces por tres enfermos. En Fitz James cada pensionista distin-
guido tiene un criado. En el de Navarra deberá haber 1 asistente por 10 enfermos pobres
y 1 por 2 distinguidos.
El Dr. Connolly encarece la importancia de la elección de Enfermeros y lamente que
a lo largo de dirigir y cuidar á personas faltas de razón vigilando su excitación, repri-
miendo su malicia y estimulando su atonía mental, se confíe á personas de educación muy
escasa que se les tome sin garantías de aptitud, se les ponga en funciones sin preparación
alguna, y se les trate como á criados dándoles ejemplo de injusta severidad que podrán imi-
tar con los infelices que se entregan á su poder. Así se observa que el carácter de los locos se
292
ANEXOS
resiente del de sus enfermeros, y que de la bondad y celo de estos depende el aumento de
curaciones, y el evitar temibles accidentes, incalculables sufrimientos y algunos suicidios.
El Dr. Lalor dice: (The Journal of Mental Science) “por más experiencia y capacidad
que el Médico alienista tenga, influirán mucho en el resultado de sus preocupaciones, las
cualidades de los sirvientes que han de ejecutarlas: vanos serán sus esfuerzos si el personal
de enfermeros no le ayuda”.
Siendo de tanta importancia el oficio de enfermero, y tan penoso y repugnante su tra-
bajo, ¿como podemos conseguir hombres capaces de desempeñarlo dignamente?. Cuestión
de dinero, responde el autor inglés que acabo de citar, ofrézcanse salarios decorosos y ha-
brá buenos enfermeros. Cuestión de abnegación dicen otros, tomad enfermeros entre los
que se han consagrado a Dios, llamad á las Ordenes religiosas y aquí entra la importante
cuestión de si sería bueno confiar á alguna de ellas la asistencia inmediata de los demen-
tes en el asilo de Navarra.
Nadie puede poner en duda la abnegación heroica que con sencilla humildad están
demostrando á todas horas en los hospitales las Hijas de San Vicente de Paúl, en la espe-
cial dulzura con que saben tratar á los pobres enfermos, viendo en el más miserable y re-
pugnante de ellos una viva imagen de Nuestro Señor Jesu Cristo. Iguales prendas de bon-
dad y abnegación creemos se hallarían en los religiosos de Ordenes hospitalarias como la
de San Juan de Dios. Pero, siendo esto así, ¿cómo no está unánime la opinión en su favor?,
¿como la mayor parte de los Médicos Directores de Asilos prefieren la asistencia asalaria-
da de agentes del estado lego?. Si esto sucede, no es porque se ponga en duda la acendrada
caridad de las órdenes religiosas sino porque se teme que su misma organización lleve á sus
individuos á no reconocer otra autoridad que la de su propio Superior y no las del Jefe del
Establecimiento, constituyéndose así un dualismo, fuente perpetua de pequeñas contrarie-
dades que incesantemente y en todo género de asuntos suscitados, llegan á dificultar sobre-
manera el juego espédito del servicio, con perjuicio de los pobres dolientes.
Mr. Bouchet Director Médico del asilo de Nantes dice: (Annales medico –psychologi-
ques– 1.846). Muchas veces se ha puesto en duda que haya ventajas en los servicios de las
Congregaciones religiosas, para el cuidado directo de los dementes; pero hay que reconocer
que el hábito religioso llega a ser un objeto respetable para los locos, cuando bajo él se en-
cuentra una caridad dulce y un celo inteligentes. Para que una congregación pueda hacer
todo el bien posible en un asilo de dementes, es preciso que no se halle constituida de un
modo independiente, que obedezca en su conjunto á las inspiraciones de la administración
emanada del Gobierno, y en particular se subordinen á los Médicos aquellos individuos
que se destinan á ayudarlos. Con estas condiciones el empleo de las Hermanas ofrece ven-
tajas positivas sobre el servicio laico y no vacilo en proclamarlo así”:
Mr. Renaudin dice: “las Comunidades son buenas ó malas según que están bien ó mal
dirijidas, y principalmente según se aparten de las intrigas que generalmente buscan su in-
tervención. Por más qué sean religiosas, siempre las Hermanas son mugeres: así hay que
aprovechar sus escelentes cualidades precaviéndose de sus defectos inherentes a su sexo.
Nuestros enfermos aman y respetan á las Hermanas; las Familias confían mucho en sus
cuidados inteligentes, y bajo cierto aspecto presentan las más sólidas garantías; así que
293
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
cuando hay abusos entre ellas, son debidos á nuestro entender ó á la debilidad de los que
las dirigen, ó á la adulación por otros que las prodigan”.
Mr. Berthier Médico del asilo de Bicêtre dice á propósito de este asunto: “Delicado es
el problema; una administración congreganista no podrá menos de alarmarse si el Médi-
co toma una ascendiente que pueda hacerla sombra ó eclipsarla; el Médico por su parte te-
me con razón irritar el amor propio ó herir la autoridad de la comunidad; esta teme por
su poder, aquel por su destino. Pero aún teniendo en cuenta las dificultades de la vida
práctica, ¿no habrá un termino medio para que se equilibren esas dos tendencias, y para
que los Médicos y las Religiosas pudieran marchar de consuno por las vías del progreso, que
no pueden ser sino las del Evangelio?. Bastaría para eso que los primeros, no olvidando las
debilidades inherentes á nuestra especie, supieran introducir las reformas y dirigir los mé-
todos en estos Institutos de que tácitamente han de ser directores; que despejandose de un
orgullo ó ambición mal entendidos, los cifren tan solo en aliviar ó curar el mayor núme-
ro posible de males, por medios que no desdigan de las costumbres y espíritu de la Con-
gregación...”.
He citado opiniones de los testigos más imparciales, para que se vea que este asunto
no es sencillo, sino que entraña dificultades que deben considerarse maduramente antes de
resolverlo. Es de advertir sin embargo que la Comunidad religiosa puede entrar en un Asi-
lo bajo dos conceptos diversos: bien encargándose de toda la administración y gerencia del
Establecimiento; bien limitándose á prestar la asistencia á los enfermos: En el primer ca-
so, que es el de muchos asilos de Francia (Clermont-Ferrand, Puy Privas, Bourg, etc.) es
cuando necesariamente se suscitan esas graves competencias, esos conflictos de atribuciones
que redundan en daño de los dolientes y descrédito de la casa; en el segundo es cuando de-
corosamente retribuida la Comunidad por sus servicios, considerada por todos a la altura
que merece el hábito religioso, exenta de toda mira económica y de toda preocupación pe-
cuniaria puede desplegar más los tesoros de la Caridad que profesan sus individuos. Esta
es pues la forma en que desearíamos entrara el elemento religioso en el futuro Asilo.
Aún cuando las Hijas de la Caridad entraran en él á desempeñar las funciones de
preparación y distribución de alimentos, y el servicio de enfermeras en el Departamento de
mugeres, en cuyo caso tendría la Superiora el carácter de la Matrona de los asilos Ingleses
ó de la Inspectora de los Franceses, siempre necesitaremos Asistentes ó Enfermeros para el
Departamento de Hombres, que á falta de órdenes religiosas será preciso buscar en la cla-
se civil. El Dr. Conolly aconseja que sean de edad de 25 á 30 años al entrar en el servicio
y prefiere á los licenciados del ejército por sus hábitos de subordinación y disciplina; aquí
podrían preferirse los cumplidos de las Compañías Sanitarias que reunen á aquellas dotes
la instrucción y costumbre del servicio de hospitales. Pero la primera cualidad que reco-
mienda se exiga en ellos, es, después de una mediana instrucción, la benevolencia, la dul-
zura de carácter tan necesaria para dirigir sin castigos brutales á los pobres locos.
El detalle de las obligaciones de los asistentes, del servicio de guardias, de la vigilan-
cia nocturna, de las penas de retención de sueldo y pérdida de empleo en que incurrirán
los asistentes siempre que ocurra la evasión ú otro accidente de alguno de los dementes que
294
ANEXOS
tiene á su cargo, todo esto constituye uno de los más importantes Capitulos del Reglamen-
to interior de la Colonia, pero tengo por prematuro el entrar ahora en tantos detalles.
Tales son, Exmo. Señor, las condiciones que deben desearse para el Asilo destinado á
los dementes que se exija en este antiguo Reyno. Al proponer sus bases generales, sus dispo-
siciones especiales, sus condiciones financieras y las de su personal, he procurado condensar
todo lo que respecto de esos puntos prescribe el estado actual de la ciencia médica y de la
asistencia pública; para ello he procurado que mi opinión desprovista por si propia de au-
toridad, la adquiriese al apoyarse en la de los más célebres Profesores que en Francia y Bél-
gica, en Inglatera y Alemania se han consagrado a la especialidad de la Psychiatría, ro-
busteciendo su lectura con la inspección de los mejores asilos de Francia é Inglaterra.
De mucha estensión es susceptible cada uno de los capítulos de este Informe, si se hu-
biere de entrar en el detallado exámen de los puntos concretos de que tratan pero temien-
do pecar de difuso y dispuesto á explanar cuanto quedase dudoso, su preferido huir de la
nota de pesado.
Ojalá que mis fuerzas hubieran sido tantas como mi deseo; ojalá que mis facultades
hubieran estado en proporción de mis intentos, pues así hubiera tenido la fortuna de co-
rresponder debidamente á la señalada honra que V.E. me hizo, al confiar á mis luces la
realización del proyecto generoso y humanitario de fundar en Navarra un Asilo para los
infelices enagenados.
Dios guíe á V.E. muchos años. Pamplona 25 de abril del 1868. Exmo. Sr. Dr. Nica-
sio Landa. Exma. Diputación Foral y Provincial de Navarra.
295
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
DOCUMENTOS COMPROBANTES.
N. 1.
CASA MODELO PARA EL TRATAMIENTO DE LOS ENAGENADOS EN
FAMILIA PRESENTADA EN LA EXPOSICION UNIVERSAL DE PARIS (1.867)
por el Barón Jaromiro Mundy (de Moravia).
La casa levantada en el parque de la Exposición representa la de un guarda de la Co-
lonia que el autor propone como modelo. Su altura es de 5,14 metros, su anchura de 9,30,
su longitud 10, 10 y el total de superficie 93,93. Tiene esta casita una puerta en cada es-
tremo á las cuales se sube por cuatro escalones, y están protegidas por un tejadillo sosteni-
do por dos columnas. De una á otra de estas puertas vá por dentro un pasillo de 1 metro
10 de ancho, que divide longitudinalmente la casa en dos partes; a un lado habita el en-
fermo y al otro el patrón con su familia; así la bohardilla ó desván como la bodega podrán
ser utilizados por el patrón.
La habitación del loco se compone de tres piezas (una salita con alcoba, un gabinete
de baño y una celda almohadillada). La entrada de la sala tiene además de su puerta de
madera, otra de verja metálica que por una corredera penetra por lo alto en el espesor de
la pared, o puede bajarse hasta el suelo en caso de violencia. Las ventanas de la sala y de
la alcoba tienen además de sus ventanillas de madera y cristal: 1º por dentro, una verja
metálica que puede ocultarse en la pared lateralmente, ó avanzar por una ranura fiján-
dose en un resorte. 2º una persiana que se sube ó baja á voluntad; 3º por el esterior otra
verja metálica como la de la puerta y con el mismo objeto.
La estufa de la sala, esta puerta de modo que solo por el pasillo puede abrirse su por-
tezuela. La celda acolchada de 3 m. 75, de largo por 2,35 de ancho y 3,30 de alto, tiene
el suelo y las paredes revestidos de un colchón de cautchouc; recibe la luz por el techo á tra-
vés de una ventana con cristales sujetos entre sí por barras de plomo. El gabinete de baño
cuyas dimensiones son 3m, 44 por 1,88, tiene su bañera enterrada en el piso y sobre ella
un aparato de ahorro; tiene también una ventana. Al estremo del pasillo está el retrete con
un sillón en el cual hay un vaso de cautchouc vulcanizado. Las ventanas son de 1m 87 de
alto por 1,37 y su vidriera sube y baja á la inglesa (forma de guillotina) para que pueda
tenerse abierta solo en su mitad. Un llavin pequeño, fácil de ocultar al loco, abre todas las
puertas y ventanas. Alrededor de la casa hay jardines.
Esta casa ha sido dirigida en su construcción por el arquitecto de Viena Mr. Weber, y
se calcula su precio en 1.500 francos.
En esta casa ha espuesto el Barón Mundy dos grandes planos en perspectiva de Colo-
nias erigidas con arreglo á su sistema. La primera es para 300 enfermos (agudos y cróni-
cos) y comprende un terreno de cien hectáreas. En su centro se eleva una enfermería para
alojar 150 dementes; al lado están los edificios de administración, la casa del Médico Jefe
dispuesta para recibir 40 pensionistas; la capilla con el cementerio, los baños, estanque de
natación, gimnasio etc. Un poco más lejos y separadas se ven las casas de los tres Médicos
adjuntos, y esparcidas por todo el campo las casas de guardas jefes (como en el modelo des-
crito) y otras más sencillas para guardas ordinarios, en todas las cuales se alojan 150 en-
296
ANEXOS
fermos. En cada casita de guarda se albergan 5 dementes y por cada cinco casas hay una
de guarda jefe; un Médico por 10 casas ó sean 50 enfermos: total 3 Médicos, 6 Guardas
Jefes y 30 guardas. Las 30 casitas se distribuyen por oficios del siguiente modo: 9 para la-
bradores; 4 para sastres; 4 para zapateros; 2 para cerrajeros; 1 vidriero; 1 lechero; 1 en-
cuadernador; 1 herrador; 1 molinero; 1 tonelero; 1 cartero; 1 panadero; 1 ebanista; 1 ca-
rretero: 1 carpintero.
Al precio de 2.000 francos la hectárea y 2.000 cada casita, bastaría 1 millón de fran-
cos para realizar esta Colonia.
La segunda es otra Colonia rural para 1.500 enagenados (casos crónicos); ocuparía un
terreno de 300 hectáreas; tiene una enfermería central para 354 dementes; 15 casas de
guardas principales para 2 enfermos cada una; 279 de guardas ordinarios para 4 cada
una, y hay edificios para la Administración, para el Médico Jefe, sus Médicos adjuntos,
para baños, Capilla, cementerio, etc.
Uno y otro plano están firmados por los Ss.Weber y Linzbäuer, Arquitectos de Viena.
297
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
N. 2.
COSTE DE CONSTRUCCIÓN DE VARIOS ASILOS DE INGLATERRA SEGÚN
EL DR. CONNOLLY
Nº
Asilo Coste Total Coste Enfermo
de enf.
Libras Sh. p. Reales Vn. Libras Sh. p. Reales Vn.
Bedford 180 20.500 - - 2.050.000 113 17 9 11.387
Cheshire 152 28.000 - - 2.800.000 184 - - 18.420
Cornwall 172 18.780 - - 1.878.000 109 3 8 10.917
Dorsetshire 113 14.717 - - 1.471.700 130 4 9 13.023
Gloucester 274 51.360 - - 5.136.000 187 8 11 18.744
Kent 300 64.056 - - 6.405.600 213 10 5 21.352
Lancaster 655 100.695 16 9 10.069.582 153 14 8 15.372
Leicester 152 27.630 13 3 2.763.061 181 15 6 18.177
Hanwell 1000 202.000 - - 20.200.000 202 - - 20.200
Norfolk 220 50.000 - - 5.000.000 227 5 5 22.727
Nottingham 200 36.800 - - 3.680.000 184 - - 18.400
Suffolk 228 32.000 - - 3.200.000 140 7 - 14.035
Surrey 403 85.366 19 1 8.536.695 211 16 7 21.182
Yorkshire 420 46.846 - - 4.684.600 111 10 7 11.152
Glasgow 350 46.000 - - 4.600.000 131 8 6 13.142
Armagh 134 20.970 4 5 2.097.021 156 9 10 15.648
Carlow 180 22.577 16 4 2.257.782 125 8 8 12.542
Clonmel 120 16.677 19 3 1.667.791 138 19 7 13.892
Connaught 316 27.130 4 6 2.713.022 86 17 1 8.685
Londonderry 212 26.282 8 3 2.628.241 123 19 3 12.391
Marlborough 170 24.442 19 - 2.444.290 143 15 7 14.377
Waterford 127 16.964 12 1 1.696.460 133 11 7 13.357
298
ANEXOS
N. 3.
LA COLONIA DE FITZ JAMES
Estracto de su descripción por el Dr. Labitte – 1.861
I. Descripción.
La colonia de Fitz James situada á dos Kilometros de Clermont en el territorio de la
aldea de Fitz James ocupa una superficie de 40 hectáreas, rodeada por el riachuelo Bero-
nelle de una parte y con un muro por otra, en la cual se hallan todos los edificios de ha-
bitación y esplotación; la hacienda agrícola consta de 200 hectáreas de tierra reunidas.
La colonia se divide en 4 secciones. 1ª. La Dirección donde habitan el director y los pen-
sionistas. 2ª. La Granja donde viven los Colonos. 3ª. El Castillejo habitado por las señoras pen-
sionistas y 4ª. Becrel ocupado por las lavanderas. La población total de estas Secciones es de 306
enfermos á saber 170 Colonos varones y 87 mujeres; 21 pensionistas varones y 28 señoras.
La 1ª Sección tiene un edificio en cuyo piso bajo hay una sala de villar y reunión, un
locutorio, un comedor y una habitación; en el principal hay 20 aposentos; los enfermos de
esta sección son incurables tranquilos, y convalecientes.
En la Granja hay un edificio para los Colonos, en cuya planta baja está la habita-
ción del Médico, la cocina y tres salas que sirven de refectorio y para reunión en los pisos
principal y segundo hay cinco dormitorios. Este edificio tiene su patio espacioso con árbo-
les y flores. Los edificios de explotación de la granja separados del anterior, ocupan una su-
perficie de 2 hectáreas, y son una cuadra para 20 caballos, una granja con su máquina de
trillar y Establos para 100 cerdos; otro para 30 vacas, otro para los bueyes que se engordan
para el matadero; corrales para 300 ovejas; grandes cobertizos para los carruajes y aperos
de labranza; talleres de carpintería, herrería, etc. En medio del patio está el pozo de es-
tiércol y á él afluyen todas las aguas sucias.
En una casita suiza (chalet) construida sobre el riachuelo, hay una máquina hi-
dráulica que distribuye el agua á todas las dependencias y mueve un molino para fabri-
car sidra.
Cerca de la máquina de vapor hay dos salas de baño para los pensionistas y los colo-
nos, con tres bañeras y aparatos especiales.
3ª La Sección del Castillejo (Petit Chateau) es una casa de campo separada de la
Granja por el arroyo Beronelle; tiene cinco hectáreas de césped y parque; un edificio en cu-
ya planta está el comedor, el salón y tres aposentos; cinco de estos ocupan el piso principal
y en construcciones adyacentes se encuentran la cocina, la sala de baños y la leñera. Las se-
ñoras que habitan esta Sección son incurables tranquilas o convalecientes.
4ª Becrel esta situado á un estremo de la Colonia y habitado por 47 mugeres que se
emplean en el lavado de ropa. El edificio donde viven las acojidas tiene en el piso bajo ha-
bitación para la Inspectora, un paseo cubierto, un refectorio para 87 indigentes y un salón
y comedor para 20 pensionistas. En el piso principal hay tres dormitorios.
En frente de este edificio está el lavadero, en cuyo piso bajo hay un taller de plegar;
dos piezas para depósito de la ropa sucia, una sala de baño con dos bañeras; un coladero
299
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
300
ANEXOS
ellos tienen sus criados con quienes se pasean por fuera; á algunos se les permite ir solos y
todos ellos pueden, sin salir de la Colonia, encontrar motivos de distracción en el incesan-
te movimiento que produce una explotación agrícola.
La Colonia debe ofrecer á los convalecientes y curables del Asilo, los medios más rápi-
dos de acelerar su mejoría; debe dar una actividad saludable a sus fuerzas físicas, por la
prudente aplicación del trabajo; producir por el atractivo de este una felíz modificación
en el carácter de su afección mental, al paso que la gran libertad de que allí disfrutan les
haga entrar paulatinamente en las costumbres de la vida ordinaria. Así es que todos los
enfermos del Asilo que al cabo de algún tiempo de observación y tratamiento nos parece
que han de aprovechar estas felices condiciones, son trasladados a la Colonia de Fitz Ja-
mes. Los incurables por su parte, adquieren en ellas la regularidad de la vida, hábitos de
orden y trabajo que los convierten en obreros dóciles y laboriosos.
En Becrel se lava toda la ropa del Asilo, trabajo que requiere cierta atención y una
actividad física constante; así las mujeres que en él se emplean se escojen en su mayor par-
te entre las locas agitadas del asilo de Clermont. Las que están en el lavadero y en la má-
quina de colar son las que padecen delirio bullicioso y no podrían sujetarse a la calma de
los talleres; estas enfermas se escogen entre las más robustas y más propias para su género
de ocupación. Las que se emplean en tender la ropa son melancólicas á las cuales pude de-
volver este trabajo la actividad vital que casi siempre les falta. Las imbéciles ó idiotas es-
tán encargadas de llevar la ropa del lavadero al tendedero. Los talleres de separación y ple-
gado de las ropas están confiados á las monomaníacas tranquilas cuyas ideas fijas ó
alucinaciones les consienten una atención algo sostenida. Muchas convalecientes y algunas
pensionistas se emplean en esta labor así como en la costura.
El número y distribución de las enfermas en esta Sección es como sigue: 50 en el la-
vadero, 4 en la colada; 8 en el plegado, 8 en los secaderos, 6 en el transporte, 6 en los ser-
vicios generales y 25 en la costura: total 107.
En la Granja donde los trabajos son tan variados, se encuentran todas las formas de
enagenación mental porque allí todos pueden ser útiles desde el que barre las cuadras y los
caminos hasta el que guía el ganado y maneja los instrumentos de labranza, todos pueden
encontrar ocupación provechosa y atractiva.
Todos los colonos están organizados por escuadras, y cada una representa por decirlo
así la aptitud intelectual de los individuos que la componen. Ciertos talleres indispensa-
bles en toda esplotación agrícola, tales como el de carretería, cerrajería, carpintería, pin-
tura etc. existen tambien dentro de la Granja y en ellos se ocupan algunos enfermos bajo
la vigilancia del Jefe maquinista.
Los trabajos de campo y de taller, el cuidado y conducción del ganado y de los aperos
están en las atribuciones de los maníacos, monomaníacos y dementes. Los imbéciles é idió-
tas estan encargados de la limpieza de los patios y establos, así como de los transportes ne-
cesarios para el servicio. He aquí el número de enfermos que en cada clase se emplean.
En el gran cultivo 60; en el gallinero 15; en el establo de Vacas 8; en el de Caballos 6;
en el de Cerdos 8; en el de Ovejas 4; En la conducción de caballos é instrumentos arato-
rios 5; como Mozos de carga 10; en el Servicio interior 20; en la Cocina 3; en la Panade-
301
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
302
ANEXOS
Esta libertad lo más lata posible, este sistema de ocupación conforme á las facultades
de cada individuo, hace que los enfermos se habituen pronto á vivir en la Colonia; así las
evasiones son muy raras pues apenas ocurren cinco ó seis al año. Tampoco ha habido to-
davía que lamentar ningún suicidio á pesar de que los que se envían a la Colonia son ca-
si todos los melancólicos, aún los que tienen tendencia suicida; puesto que allí es donde me-
jor podrán distraerse de esta fatal idea. Bien es verdad que se les somete á una vigilancia
especial de que se encargan otros dos enfermos de los más tranquilos de su escuadra. Esta
protección mutua de los Colonos engendra en ellos una afección recíproca que influye fa-
vorablemente en su estado mental.
Respecto de las ventajas administrativas, las dificiles circunstancias que con toda feli-
cidad ha atravesado el asilo de Clermont, bastan para demostrar la necesidad de agregar
una Colonia agrícola á cada asilo de enagenados.
A pesar de siete años de carestía de granos, á pesar de las convulsiones políticas y de
dos epidemias de cólera, el Asilo de Clermont ha podido conservar inalterable el tipo de la
pensión para los pobres de los Departamentos (1 franco por estancia para los hombres y 96
céntimos para las mugeres). El establecimiento ha ido siempre prosperando y su población
que solo era de 735 locos cuando nos encargamos de su dirección, sería hoy de 1.300 si una
Orden del Ministerio no la hubiera limitado á 1.200; hoy existen 1.227, esto es 561 hom-
bres y 666 mujeres, de los cuales son indigentes 1.012 y pensionistas 215.
En Clermont están los talleres que subvienen a todas las necesidades del Asilo, escep-
to la limpieza de ropa y la alimentación que se hacen en la Colonia. Lo considerable del
número de enfermos en este asilo ha permitido encontrar entre ellos obreros de cada uno
de los oficios necesarios; así hay talleres de costura, de remiendo, de sastrería, zapatería, pa-
nadería, carpintería, calderería, pintura, tonelería, colchonería, ebanistería, etc. Los ena-
genados cultivan en Clermont una huerta de 15 hectáreas, cuyos productos sirven para las
necesidades del asilo.
En la Colonia de Fitz James, la hacienda produce el trigo necesario para el consumo
de tres meses, legumbres para todo el año, y con su ganado y volatería proporciona la car-
ne á un precio muy inferior al del mercado; es en fin, una fuente de producción de las pri-
meras materias alimenticias para el asilo, así como este proporciona por sus sobrantes y por
sus estiércoles un poderoso recurso para el alimento del ganado y para la fecundidad de la
tierra. El lavado de ropas hecho en Becrel proporciona grande economía al asilo y permi-
te que se muden con frecuencia.
303
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
N. 4
PRESUPUESTO DE UN ASILO DE ENAGENADOS.
Por Mr. H. Girard de Cailleaux. París – 1.855.
Titulo Primero – Yngresos.
CAPITULO I. – INGRESOS ORDINARIOS
Sección I – Yngresos en metálico.
Art. 1º.- Por rentas sobre el Estado ó particulares..................................................—
Art. 2º.- Por interés de 10.000 francos depositados en el Tesoro.............................350
Art. 3º.- Por pensión de 180 pobres pagada por el Dpto. a 1 Fr. 15/día............75.555
Art. 4º.- Por pensión de 120 distinguidos á 420 francos...................................50.370
Por pensión de 34 distinguidos a 1.200 francos..................................40.800
Por pensión de 16 disntinguidos a 2.400 francos................................38.400
Art. 5º.- Por producto de la venta de huevos y desperdicios ..................................100
Art. 6º.- Por venta de productos del Establecimiento.........................................5.000
Art. 7º.- Por ingresos accidentales.........................................................................50
Art. 8º.- Por los productos del estbº. consumidos en el mismo ............................9.000
Total del Capítulo I ...............................219.625
Capítulo II – Ingresos extraordinarios........——-
Total de Ingresos ...................................219.625
Titulo II – Gastos.
CAPITULO I – GASTOS ORDINARIOS.
Sección I – Gastos en metálico.
Sueldo 1 Médico Director..........................................................................6.000.
“ 1 Médico segundo .............................................................................800.
“ 2 Alumnos Internos uno de Medicina y otro de Farmacia .................1.200.
“ 1 Administrador.............................................................................1.800.
“ 1 Capellán.....................................................................................1.200.
“ 1 Receptor......................................................................................1.000.
“ 1 Secretario de la Dirección ...............................................................600.
“ 1 Guarda Ropa.................................................................................400.
“ 1 Despensero.....................................................................................400.
304
ANEXOS
“ 1 Jefe de Música................................................................................400.
“ 1 Jardinero .......................................................................................300.
“ 1 Portero y su muger .........................................................................300.
“ 1 Maestra Costurera..........................................................................250.
“ 1 Lavandera .....................................................................................150.
“ 1 Cocinera jefe..................................................................................250.
“ 1 Ayudante de cocina ........................................................................150.
“ 1 Pinche de cocina ............................................................................120.
“ 1 Bañero ..........................................................................................280.
“ 1 Bañera ..........................................................................................150.
“ 1 Zapatero de viejo ...........................................................................280.
“ 1 Peluquero ......................................................................................200.
“ 1 Inspector de la división de hombres .................................................350.
“ 6 Vigilantes jefes de cuarto á 280 fr.................................................1.680.
“ 4 Vigilantes subjefes de cuarto á 250 fr ............................................1.000.
“ 2 Vigilantes supernumerarios á 100 fr ................................................200.
“ 8 Criados de los distinguidos por cuenta de sus familias ....................2.000.
“ 1 Inspectora de la división de mugeres ................................................250.
“ 6 Vigilantes jefes de cuarto á 150 fr....................................................900.
“ 4 Vigilantes subjefes á 120 fr .............................................................480.
“ 2 Vigilantes supernumerarios á 60 fr ..................................................120.
“ 8 Criadas de pensionistas por cuenta de sus familias .........................1.200.
305
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
306
ANEXOS
RECAPITULACION
INGRESOS ...................................................................219.625, Francos.
GASTOS ..................................................................163.846, 47 Francos.
SOBRANTE ...............................................................55.778,53 Francos.
307
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
N. 5
PLAN Y PRESUPUESTO PARA EL CULTIVO DE UNA FINCA DE 2.000 ROBA-
DAS, ANEJA A UN ASILO DE LOCOS.
Por D. Bonifacio Landa – Períto Agrónomo.
Por regla general, en toda posesión de alguna importancia no pueden dedicarse con
economía al cultívo, más de sus dos terceras partes, aprovechando el resto, para viñedos,
arboledas, prados, caminos, etc. Partiendo pues, de este dato, con una finca de unas 2.000
robadas podremos poner en cultívo 1.200, las que dividiremos en tres hojas estableciendo
así una rotación de tres años, siendo el cultívo de cada una de ellas el siguiente: primer
año, labor de laya, estercolar y siembra de habas, maíz, patatas y menuceles – 2º año, la-
bra y siembra de trigo.– 3º año, descanso. Hecho esto alternativamente en las tres hojas,
resultará que todos los años tendremos 400 robadas con trigo, 400 con menuceles y 400 en
descanso; cultívo cómodo sencillo y económico.
El cultívo de estos terrenos, más el de una viña de 200 peonadas y una huerta de 10
robadas, que darán el vino verdura y legumbres necesarias para el consumo de la Colonia,
puede hacerse con mucho descanso por 30 ó 40 locos dirigidos por un capataz; tres yuntas
de bueyes con sus zagales y un buen hortelano. Los gastos para plantear el cultívo de una
posesión de 2.000 robadas serían.
Compra de tres yuntas de bueyes .................................................8.000 R.V.
Compra de tres mulas.................................................................3.000 id.
Compra de atalajes ....................................................................2.000 id.
Compra de aperos é instrumentos ..............................................14.000 id.
Total................................................27.000 R.V.
308
ANEXOS
TOTAL DE GASTOS
Por los sueldos del personal .............................................................17.000 R.V.
Por interés de valor del ganado y material fijándolo al 10% para
incluir la amortización ....................................................................2.500 id.
Simiente para las 800 robadas ........................................................12.000 id.
Renta anual de la finca..................................................................20.000 id.
Total gastos ..................................... 51.500 R.V.
PRODUCTOS
Las 400 robadas de trigo darán 2.000 robos ....................................40.000
Las 400 id. de menucel darán igual valor .......................................40.000
Las 200 peonadas de viñedo darán 1.500 cántaros a 6 reales cántaro ..9.000
La huerta producirá por valor de......................................................8.000
Total de productos ............................97.000 R.V.
Dejamos de incluir los productos de la ganadería, á la cual se podrá dar toda la ex-
tensión que se desee, pero aconsejamos que se limite á subvenir á las necesidades de la Co-
lonia.
RECAPITULACIÓN
GASTOS ................................................................................51.500 R.V.
PRODUCTOS .......................................................................97.000 R.V.
Sobrante .................................................................................45.500 R.V.
309
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
N. 6
PRECIO DE LA ESTANCIA EN VARIOS ASILOS DE ENAGENADOS
Total......................................................1.646.744
Que partido entre 398 hace para cada uno 4.138 Reales al año ó sea 11 Reales y 33 cents.
al día.
310
ANEXOS
Gastos divididos entre 447 acojidos representan por cada uno 3.047 Reales al año ó 8
R. 3 cent. al día.
311
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Que repartidos entre los 740 acojidos representa por cada uno el gasto diario de 2
francos 30 céntimos.
Que repartido entre 1.341 acojidas representa para cada una el gasto de 1 franco 90
cent. al día
Sin embargo, dicha memoria, pone como precio de cada estancia en Bicêtre 1 fr. 85 y
en la Salpêtrière 1 fr. 50, pero es por no contar los gastos del personal. Por los enagenados
que el Depart. del Sena envía á los asilos de otros departamentos abona sus estancias á ra-
zón de 1,30 á 1,05 para los hombres y 1 fr. 25 á 1 fr. o 5 para las mujeres.
312
ANEXO 3
– CAPITULO PRIMERO –
INAUGURACION DEL MANICOMIO DE NAVARRA.
El Manicomio de Navarra se inaguró de hecho, el 9 de diciembre de 1904, en cuya
fecha, ingresaron los alienados que interinamente se hallaban en el hospital provincial, es-
perando la próxima apertura del establecimiento.
*
Archivo Administrativo de Navarra. Gobierno de Navarra.
313
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
El 16 del propio mes, ingresaron 111, orates navarros, cuya estancia en el Manicomio
provincial de Zaragoza, costeaba esta Excma. Diputación Foral.
El traslado se efectuó con la mayor felicidad, sin que durante el viaje hubiese que
lamentar, como era de temer, dada la cantidad y calidad del pasaje, ningún incidente
desagradable, que perturbase la marcha feliz de la expedición. Ingresaron los alienados
en el establecimiento á las 8 de la noche, siendo presidido por algunos señores diputados
forales y gracias á las notas y antecedentes que de los enfermos se tomaron en Zaragoza,
se consiguió que á las dos horas de haber llegado, estuviesen los referidos orates, distri-
buidos en sus respectivos pabellones, y descansando en los dormitorios que les correspon-
día, después de haber cenado convenientemente.
Considero un deber el manifestar, que facilitaron los trámites del viaje y demás
complicadas operaciones, el concurso del personal religioso y las previsoras medidas to-
madas por el personal administrativo, gracias á las cuales la instalación de los enfermos
pudo efectuarse rápidamente.
Al siguiente día, ingresaron los locos que á costa de esta Excma. Diputación, esta-
ban recluidos en el Manicomio provincial de Valladolid; los trámites de su viaje é in-
greso, fueron coronados del mismo afortunado resultado, que el de los anteriores.
Durante el transcurso del mencionado mes de Diciembre de 1904, ingresaron por
diferentes conceptos y distintas procedencias 10 alienados, de modo que, el día 31 del
propio mes y año, habían sido admitidos 152 asilados, quedando solo causando estan-
cia en la referida fecha, 150 individuos, pues 2 fueron dados de alta por estar curados y
haberlos reclamado su familia.
En el estado nº 1 del capitulo Estadística se sintetizan los incidentes descritos.
Durante todo el año 1905, han sido admitidos 99 alienados, de ellos 70 son varo-
nes y 29 hembras; unos han sido admitidos en concepto de observación y otros proce-
dentes de varios manicomios, resultando haber ingresado en este, desde la fecha de su
inaguración en 9 de diciembre de 1904 hasta el 31 de diciembre de 1905 inclusives, un
total de 251 alienados, de los cuales 182 son varones y 69 hembras, quedando existentes
en 1º de Enero de 1.906 un total de 220 asilados 161 varones y 59 hembras.
Como que el mayor numero de alienados se refiere á individuos afectados de vesa-
nia crónica, procedentes de otros manicomios y en su mayoría en estado demencial, se
esplica el poco movimiento habido en el personal asilado. Confirma lo dicho, el que ca-
si todos los locos curados ó mejorados dados de alta, pertenecen al grupo de los ingresa-
dos durante el año 1905 y de igual procedencia.
– CAPITULO SEGUNDO –
ESTADÍSTICA DEMOGRAFICO-SANITARIA.
Del propio modo que no es posible hacer una estadistica de la morbosidad de un
país, basándola en el numero de enfermos que ingresan en los hospitales, tampoco pue-
de formarse una estadistica de locos, por la cifra de los que causan estancia en los ma-
nicomios. Los datos que tales fuentes suministren, solo tendrán un valor aproximado y
314
ANEXOS
315
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
La comparación del anterior estado con el que sigue, pone de manifiesto varios hechos,
para cuya revelación es la estadistica de insustituible valor; y sin haber habido en solo un
año, el de 1.905, nada menos que 99 ingresos en este Manicomio lo cual demuestra, la re-
sistencia que tenían antes las familias, á mandar sus locos á ser cuidados á otras provin-
cias, la gran falta que hacía la inaguración del manicomio y que la opinión no solo ha
cambiado respecto al concepto en que es tenido el loco, si que también, al trato que este re-
cibe en los manicomios, por eso, ahora que comprenden las familias, la necesidad y conve-
niencia de la reclusión acuden á ella.
Procedencia de los locos y mes del año 1.905 de su ingreso. (No la copio entera por ca-
recer de interés.)
PROCEDENCIA TOTAL
Manicomio de Zaragoza 6
“ de Ciempozuleos 2
“ de Santa Agueda 4
“ de Bermeo 1
Hospital provincial 1
“ de Vitoria 1
“ de Sangüesa 1
Casa de Misericordia 2
Convento Capuchinos 1
Orden Gubernativa 4
Cárcel de Pamplona 1
Domicilio 75
Total 99
316
ANEXOS
Todas las épocas fisiológicas y en especial las de transición, poseen una particular psi-
copatología y una diferente predisposición por la locura, lo que influye decididamente en
la aparición y curso de la misma. Como puede observarse en el anterior estado, es en los
extremos de la vida, relativamente escasa la cifra de enagenados, y las vesanias, indican en
general, anomalías en el desarrollo frénico ó debilitación en las facultades mentales según
se trate de la infancia y pubertad ó de la vejez. En la juventud y madurez es mayor el nu-
mero de locos y estos suelen serlo por trastornos producidos, por causas determinantes que
han despertado predisposiciones congénitas o adquiridas. Respecto á este punto concreto,
nada presentan de particular los asilados del Manicomio.
La profesión de los asilados es la siguiente. 6 rentistas, 3 abogados, 3 religiosos, 6 es-
tudiantes, 1 profesor de instrucción, 2 músicos, 6 pastores, 6 molineros, 4 carboneros, 2
canteros, 1 relojero, 3 carpinteros, 3 sastres, 3 barberos, 2 panaderos y el resto labradores,
siendo de notar que apesar de la procedencia humilde de la mayoría, es muy reducido el
numero de analfabetos.
317
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
– CAPITULO TERCERO –
DISTRIBUCION Y MARCHA DE LOS SERVICIOS.
La marcha y distribución de los servicios en este Manicomio, responde á todas las exi-
gencias de los sistemas frenopáticos modernos, en los que se parte de la premisa de que, los
manicomios son hospitales de locos y estos, enfermos á quienes debe prestarse la mayor su-
ma de cuidados en atención al curso siempre lento del proceso, á la especial índole aflicti-
va del mismo y á que descartar como factor auxiliar de la curación, el concurso del pa-
ciente, quien por su inconciencia suele frecuentemente contrariar y oponerse, á los cuidados
que en su beneficio se le prodigan.
Lo primero que se hace cuando ingresa un presunto alienado es quitarle cuantas li-
gaduras y medios contentivos, se han empleado contra el; este acto suele bastar por si solo,
para inspirarle confianza y cierto grado de reconocimiento hacia los que tal proceder em-
plean: esta práctica se usa con todos, sea cual sea cualquiera el grado de agitación que pre-
senten, y sus beneficios, suelen ser tan inmediatos, que frecuentemente se observa que in-
dividuos que llevan larga fecha entregados á trasportes de furor, se apaciguan prontamente
y se prestan voluntarios á las practicas de ingreso, tales como, medición, vacunación, poli-
cía personal, fotografía y otras aun mas complicadas.
En virtud de los antecedentes recogidos por el expediente de reclusión y los que por re-
ferencia pueden obtenerse del interrogatorio de los acompañantes ó familia, se procede á
318
ANEXOS
asignar al recién llegado, el pabellón en que debe hacer estancia provisional, pues hasta pa-
sados algunos días de observación, no se determina su residencia definitiva.
Teniendo presente que es de capital importancia, establecer en los manicomios una
conveniente distribución de los alienados, se ha procedido á ella formando reuniones en
cuya constitución se ha prescindido de las clasificaciones nosológicas, pues de admitirlas, se
motivarían causas de perturbacion, por eso la norma seguida en la selección de los enfer-
mos, la basamos en el estado de tranquilidad, excitación, impulsividad o invalidez, es de-
cir, que se atiende mas á las fases ó estados episodicos del proceso, que á la naturaleza ó es-
pecie de vesania; procediendo de este modo, se tienen agrupado formando núcleo, aquellos
locos que requieren iguales cuidados y con ello se consigue facilitar su vigilancia y asisten-
cia y de paso, simplificar los servicios. Las condiciones higiénico-constructivas y disposición
del Manicomio, se prestan á tan conveniente distribución, por contar cada departamento
(hombres y mujeres) con nueve pabellones, de los que uno se destina á los locos pensionis-
tas, otro á enfermerías y los siete restantes á estancias de beneficencia.
La distribución de los asilados es la siguiente. Ocupan el 1er. pabellón lateral, los de
beneficencia, cuyo estado constante de sosiego y hábitos de laboriosidad, permite ocuparlos
en la explotación agrícola; estos enfermos gozan de una gran libertad, discurren por todo
el departamento y terrenos anejos al Manicomio, pero sin salir del muro exterior del mis-
mo, ni penetrar en el departamento de mujeres, pues cuando esto ocurre, son acompaña-
dos por un Hermano.
Prestan dichos asilados valiosos servicios cultivando la finca y atendiendo a la gran-
ja, bajo la Dirección del Sr. Administrador y cuidado de un Hermano, y el trabajo que
rinden, proporciona el doble beneficio, de ser útil á la Casa y refluir en bien del loco, cu-
yo delirio experimenta una útil derivación, bajo la regeneradora influencia del trabajo. En
compensación al servicio que prestan, disfrutan un mejoramiento en la alimentación, con
ración de vino, bebida que en atención á los muchos casos de alcoholismo que hay entre los
asilados ha sido suprimida para el resto ó sea los no trabajadores. Las tardes de los días de
visita, los días de precepto y otras muchas ocasiones, no trabajan. En ellos, cuando el tiem-
po lo permite, se les saca de paseo, debidamente acompañados.
En el 2º pabellón lateral, hacen estancia los agitados, epilépticos y cuantos por su im-
pulsividad pudieran cometer agresiones: la vigilancia en esta sección es continua, día y no-
che.
Los suicidas, cliniquesas, imbéciles y molestos, también ocupan esta sección, pero solo
de día, pues por la noche ocupan el tercer pabellón.
En el 1º longitudinal, se han colocado aquellos enfermos cuyo estado ordinario es de
tranquilidad inestable; cuando alguno de estos presenta una mejoría duradera y revela dis-
posición para el trabajo, es trasladado al pabellón de trabajadores, pero si su estado sufre
alguna agravación y esta se acompaña de excitación, es llevado á la sección de agitados y
los tranquilos, cuyas secciones nutre; según el estado de excitación o sosiego de los asilados.
En el extremo del corredor de servicio, se han instalado dos enfermerías, una para las
afecciones intercurrentes y otra para los que sufren agravación aguda en su vesania, en la
primera se colocan los locos tranquilos ó semitranquilos, los que están muy débiles y los en-
319
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
fermos intercurrentes cuya infección sea poco difusible, pues de serlo, se aísla completa-
mente al enfermo.
Es argumento en pro de las buenas condiciones higiénicas del Manicomio, el escaso
número de enfermedades intercurrentes que se padecen, habiendo ocasionado la mayor
parte de los óbitos, procesos relacionados orgánicamente con la psicosis padecida por los asi-
lados.
Cuanto se ha dicho hace referencia al departamento de hombres; pero en el de las mu-
jeres se sigue en el cumplimiento de los servicios una marcha parecida, teniendo en cuen-
ta la menor cifra de asiladas, se ha precedido á una modificación en la distribución de las
mismas, pues se ha considerado más práctico, no establecer tantas divisiones, pues hubiera
resultado una complicación habilitar para un reducido número de agitadas, unas pocas
epilépticas y unas cuantas clinequesas, un pabellón para cada especie de locura; por esta
razón, se ha colocado en el 1er. lateral á las trabajadoras tranquilas y en el 2º las agitadas,
epilépticas, suicidas, molestas y cuantas por su estado requieran vigilancia continua. En es-
te pabellón se ha habilitado un dormitorio independiente para enfermería.
– CAPITULO CUARTO –
GENERO DE VIDA QUE LLEVAN LOS ASILADOS.
El genero de vida que llevan los asilados, es el que se tiene prescrito en el Reglamento
Orgánico del Establecimiento.
Todos los locos, no afectados de enfermedad intercurrente ó agravación vesánica, de-
jan el lecho á las 5 de la mañana en verano y á las 7 en invierno; á los inválidos, achaco-
so y ancianos, se les permite mayor permanencia en la cama, especialmente en los días cru-
dos de invierno. Una vez levantados, se obliga á todos, al cumplimiento del aseo personal,
terminado el cual, pasan al refectorio donde se les sirve el desayuno, y luego a las salas de
reunión ó patios, según aconseje la estación.
A las 10 es la comida y á las 5 en invierno y algo mas tarde en verano la cena; final-
mente habiendo trascurrido un par de horas después de esta y dedicando previamente al-
gunos instantes al rezo, se acuestan y así siguen tan metódica vida.
Los trabajadores de ambos sexos, madrugan un poco mas; comenzando el trabajo a
las 7 y 1/2 por la mañana, después del desayuno, á las 10 se les da un ligero refrigerio y la
comida á las 12, á las 2 vuelven al trabajo, á las 4 meriendan y cenan á las 6.
Diariamente y sin distinción de clases son visitados por el que suscribe todos los asila-
dos uno por uno, con el objeto de estar al tanto de su estado. Cuantos enfermos ofrecen es-
peranza de curación ó alivio son sometidos á tratamiento ya sea físico, moral ó farmaco-
lógico, según requiera su estado, lo propio se hace con aquellos que sin probabilidad de
mejoría necesitan especiales cuidados, con el fin de cortar una agravación en su dolencia,
como sucede con los epilépticos, a los cuales tenemos continuamente en tratamiento; esto
explica que a pesar de tener unos 40 afectados de esta neuropatía, sean relativamente es-
casos los accesos convulsivos.
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ANEXOS
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
placeres solitarios, ó ideando y hasta poniendo en práctica los medios de fugarse y arras-
trando todos, el tedio que les consume y el aburrimiento nacido de su forzada inacción y
falta de la suspirada libertad. Para estos desgraciados sería un beneficio positivo, propor-
cionarles ya que no ocupaciones provechosas, para las que carecen de aptitud, al menos al-
guna distracción, que teniendo en cuenta las aficiones de esta comarca, y costumbres de la
mayoría, pudiera ser la construcción de un frontón, donde jugando unos y comentando
otros, les resultaría menos monótona su existencia, y no tardaría en traducirse su benefi-
cio influjo en la salud psico-física de la mayoría.
Los locos del tercer grupo, ó sean los agitados, epilépticos, peligrosos, todos ellos terri-
bles por los impulsos, delirios y acometividad, son los que por su doble lastimoso estado, no
hay que pensar en proporcionarles ocupación ni distracción, pues para la primera no sir-
ven y beneficiar la segunda no pueden pues bastante ocupados se hallan, cultivando sus de-
lirios; pero aun en estos casos, hay que tener en cuenta, que en el curso de la locura son fre-
cuentes los intervalos de lucidez, cuyos claros hay que aprovechar, para proporcionar algún
alivio al enajenado y eso se consigue mediante distracciones, juegos.
– CAPITULO QUINTO –
CONSIDERACIONES SOCIALES Y CLINICAS A QUE SE PRESTA EL
ESTUDIO DE LA LOCURA EN GENERAL, CON APLICACION A LAS
ESPECIES MAS DOMINANTES EN ESTE MANICOMIO Y SU
INTERPRETACION EN LO QUE HACE REFERENCIA A LA
PSICOPATOLOGIA DE LA PROVINCIA
Mal podemos definir la esencia de locura, cuando no conocemos, ni nunca conocere-
mos la de la razón y lo que es mas sensible, todavía nos queda mucho que averiguar res-
pecto á la fisiología del sistema nervioso central, sitio que fundadamente podemos estudiar
como órgano único, en que tiene asiento y manifestación el psiquismo.
Razón y locura son modalidades del alma, que por intuición comprenderemos pero
que los limites de nuestra inteligencia no veda adquirir de ellas, un conocimiento intimo,
insondables arcanos en cuya exploración se estrella el espíritu mas tenaz en la investiga-
ción que ha de confesarse vencido, al no hallar explicación material del porque, un con-
junto de elementos que el análisis químico, nos sintetiza demostrándonos, que son una sa-
bia asociación de cuerpos simples, tales como carbono, fósforo, oxigeno, hidrógeno, que en
determinadas combinaciones previa estructura y oportuna agregación, constituyen tejidos,
órganos, aparatos y sistemas, cuyo funcionalismo orgánico, podemos vislumbrar y quizás
sorprender sus leyes fisiológicas; pero que al querer descorrer el velo que oculta su génesis
metafísica, resulta inválida nuestra percepción y ciega, se ve sumida en un caos de tinie-
blas que nos oculta el admirable artificio en virtud del cual, se elabora la ideación de un
yo conciente absoluto, que es la razón ó inconciente relativo, que es la locura.
Ante la dificultad de descifrar el arduo enigma de la ideación y mucho menos acep-
tar que sea el producto de una reacción de química biológica, lo que sería la mas descon-
soladora interpretación, debemos abatir el vuelo, pues fuera torpe soberbia en un ser de
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ANEXOS
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ANEXOS
que esté un país, si la cifra de locos fuese grande, su mucho número se impondría al mis-
mo, obligando por espíritu de conservación á tomar medidas de defensa; particulares ó ge-
nerales; por otra parte, la Medicina conoce de muy antiguo la patología propia de cada
comarca, mucho antes que la Estadística, ciencia de relativa moderna aplicación, lo indi-
case, por eso y sin dejar de reconocer la importancia de esta rama de la Economía politi-
ca en el esclarecimiento y revelación de muchos hechos sociales entrevido, que su impor-
tancia hace mas bien referencia al valor cuantitativo de los mismos que al cualitativo; sin
estadística, se ha sabido la abundancia de locos en un país, lo que sin ella no ha sido po-
sible el conocer el número.
Del propio modo que hay impulsos individuales, los hay también colectivos y uno de
los que mas dominan en esta época en muchos países extranjeros es el que impele al abuso
de las bebidas fermentadas, son muchas las naciones en que el estrago que produce el al-
cohol, constituye un verdadero azote; del cual por desgracia nuestra, algunas regiones de
España tienden á contaminarse. Esta plaga social, motivo poderoso de degeneración hu-
mana, ha invadido todas las clases sociales, todas sufren su letal influjo variando la for-
ma, según los recursos del consumidor, que le permite la elección entre los licores fermen-
tados, con que envenenarse. Antes, los abusos alcohólicos no daban margen á tan
desastrosos efectos, esto era debido á dos causas, la primera, á que los organismos estaban
en posesión de mayor energía, por no haber sufrido la degeneración hija del abuso que la-
mentábamos, vigor que ha ido debilitándose por tal causa y por la trasmisión que por he-
rencia ha perjudicado á las generaciones y la segunda, que la escasez y carestía del alcohol
etílico ó vínico, ha sido causa que la industria proporcione bebidas encabezadas con alco-
holes industriales, generalmente amilicos, con los que se fabrican licores muy baratos pero
muy tóxicos, cuya acción es tanto mas deletérea, cuanto que encuentra organismos tarados
por determinismos anatómicos y funcionales, debidos á herencia morbosa. La epilépsia, el
idiotismo, la imbecilidad, debilidades psíquicas, predisposiciones neuropáticas, parálisis
general; y gran parte de psicosis, reconocen como génesis en muchisimos casos, los hábitos
alcohólicos en los antecesores.
Es en psiquiatría un axioma, que de padres alcohólicos nacen hijos degenerados, de
preferencia epilépticos e idiotas, habiéndose comprobado, que en padres que carecían de
hábitos alcohólicos, ha bastado que en acto de la procreación, se hallasen en estado de
ebriez, para que la prole naciera con estigmas degenerativos.
La locura y la criminalidad vesánica son hijas predilectas del alcoholismo. El estudio
etiológico de algunos vesánicos de este Manicomio, confirma las previsiones de la frenopatía.
La intoxicación alcohólica, puede producirse de dos maneras: rápida y lenta, ambas
por caminos mas ó menos directos suelen conducir al mismo término. Los individuos da-
dos á la embriaguez, sufren la intoxicación de un modo rápido e intensivo, que trastor-
nando su ya resentido sistema nervioso, determina cerebropatías y alienaciones con predo-
minio de impulsos dipsomaníacos, lo que hace suponer fundadamente la anterior
existencia de estados abúlicos o paralíticos de la voluntad, la cual ha perdido el poder de
refrenar las impulsiones de referencia; estos individuos son verdaderos degenerados y surten
gran parte de la población de los hospitales manicomios y presidios.
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
326
ANEXOS
tación persistente; esto depende del régimen que con ellos seguimos, pues se ha prescindido
de cuartos fuertes y cuando se hace preciso aislar un enfermo, nunca se le encierra por sis-
tema, pues solo se le recluye los momentos precisos para que pueda comprender su falta,
cuando se trata de vesánicos que de ella pueda darse cuenta; pero cuando el que comete el
desafuero, lo ha efectuado en estado de inconciencia, como que en tal estado el loco nun-
ca falta por no haber habido voluntad responsable, no hay delito, en cuyo caso, la falta es-
taría en la corrección, por cuanto sería injusta. Hay locos tan irreductibles y de tan peli-
grosa impulsividad, que se hace preciso separarlos, de la sección de los pacíficos; cuando hay
algún caso de estos, no los encerramos en cuartos individuales, por que la reclusión celular
siempre exaspera el delirio, lo que en tal caso se hace, es trasladarlos al pabellón de agita-
dos, en el cual, como entre sí se temen, se respetan mutuamente; pudiéndose observar, que
suelen ser mas frecuentes las riñas entre los tranquilos, que entre los agitados inconcientes.
A los locos agitados por excitación vesánica, el medio mas práctico para calmarlos, con-
siste en la balneación prolongada y la permanencia en cama. Donde puede en casos de ex-
trema furia, sujetárseles; teniendo siempre presente, que la sujección ha de ser la menor po-
sible y la vigilancia la mayor que sea dable, para soltarlos, en cuanto se inicia el sosiego.
En contadas ocasiones, se ha tenido necesidad de acudir á la camisa de fuerza y cuan-
do se ha usado ha sido por pocos momentos complaciéndome en manifestar á V.E. que se
pasan muchos meses sin utilizarla.
El agrado con que son tratados los locos por todo el personal del manicomio, la abso-
luta prohibición de castigos, la sistemática costumbre de disimular sus faltas, cuando no
afectan al orden moral y disciplina del Establecimiento, el procurar que no carezcan de los
cuidados que su estado requiere, la buena alimentación, cama y vestido de que disfrutan
y el sosiego en que se les deja, explica los pocos casos de exasperación y que circule por el
Manicomio un ambiente de cordialidad y confianza, que calma la tensión de los espíritus
y evita la agitación.
– CAPITULO SEXTO –
RESUMEN DE LAS HISTORIAS CLINICAS
En la relación de las especies de locura que mas dominan en este Manicomio no se
utiliza ninguna de las clasificaciones conocidas en Psiquiatría, pues no la hay que satisfa-
ga por completo las necesidades de esta especialidad. Las clasificaciones facilitan y ordenan
la exposición de datos, hechos conocimientos y cuanto constituye la parte analítica de una
ciencia, constituyen la filosofía de los organismos científicos, pues son la síntesis metódica,
que reuniendo sus diversos elementos, permite divulgar y generalizar las relaciones exis-
tentes, entre los detalles y el conjunto; de ahí, nacen las dificultades con que se tropieza,
cuando se intenta dotar a una ciencia que solo se halla en estado constituyente, de un re-
sumen taxonomónico, que reúna los diversos elementos que han de constituirlo en cuerpo
de doctrina, por eso, las ciencias que como la Psiquiatría, no están hechas, no pueden con-
tar con una clasificación consistente y estable, por faltar la resolución de importantes pro-
blemas, cuyo conocimiento es indispensable, para el establecimiento de una clasificación
capaz de llenar las necesidades de esta especialidad médica.
327
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Por lo dicho es por lo que en vez de clasificación, se presenta una relación ó lista de
los diferentes estados psicopáticos que hay en este Manicomio, los que han sido agrupados
según afinidad clínica y según son entendidos modernamente.
Al establecer estos grupos, he tenido especial cuidado, en seleccionar los casos en que se
manifiestan, bien distintivos los sintomas característicos de cada vesania, sea cualquiera la
fase de su desarrollo incluso en aquellos en que es evidente la demencia terminal, pues
mientras subsistan manifestaciones de la vesania primitiva, deben comprenderse en el gru-
po de ella. Se hace esta advertencia por que nada fuera mas fácil, sin faltar á la verdad
científica, incluir como casos de demencia consecutiva á casi la mitad de los asilados, pe-
ro, que como los estados demenciales, no deben ser considerados como una psicosis idiopá-
tica (excepto, según algunos la demencia precoz) y sí, el resultado de repetidos traumatis-
mos morales que han ido desquiciando el sistema nervioso y determinado la agonía del
psiquismo, cuyo substrato intelectual ya cuarteado, acaba por desmoronarse.
Como quiera que antes que la personalidad llegue al ocaso de sus facultades, trascu-
rre un largo periodo para la vida psíquica, en la que los dementes siguen bajo la influen-
cia de la vesania primitiva y por lo tanto no deben ser incluidos en el grupo de dementes
terminales, aquellos casos en que los progresos demenciales, no han borrado los primeros
rasgos de vesania inicial. Por lo dicho se comprende que sea relativamente escaso el nume-
ro de demencias terminales en este Manicomio, si bien hay multitud de asilados en esta-
do demencial.
328
ANEXOS
329
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
se de procesos, todos han mejorado y algunos hasta se han curado; ha habido un caso, en
que después de haber entrado el enfermo en franca convalescencia, murió repentinamente
por colapso cardíaco.
Absolutamente en todos los casos, tratados en este Manicomio, se ha podido probar en
los maníacos antecedentes alcohólicos.
FORMAS ALTERNAS
Algunas psicopatías presentan un curso intermitente regular, lo que es atribuido á
condiciones individuales ó especiales del paciente, pero atendiendo á la regularidad que
330
ANEXOS
afecta al proceso, cuyas crisis aparecen con un tipo clínico siempre igual, ha motivado la
creación de un grupo de psicopatías, conocidas con el nombre de locuras alternas. Suelen
ser estas formas poco frecuentes; pero en este Manicomio tenemos un hombre y una mujer
que la presentan; padece el primero crisis de excitación maníaca, seguidas de un largo pe-
riodo de estupor que poco a poco va alternándose volviendo regularmente la excitación ma-
níaca y siguiendo así de indefinidamente este ciclo periódico, la segunda presenta el tipo
de doble forma, separadas las crisis por un estado demencial.
PARANOIA
En este Manicomio (como en todos) son numerosos los casos de paranoia, lo cual se com-
prende al considerar, que en tal grupo son incluidas infinidad de psicopatías, que la obser-
vación clínica ha demostrado que son idénticas, apesar de presentarse con cuadros clínicos de-
semejantes, las monomanías de antes, los episodios delirantes de muchos degenerados,
multitud de delirios polimorfos, aun que carezcan de evolución determinada, con tal de ser
durables, casi todos los delirios sistematizados y en especial cuando son con tendencia evolu-
tiva, la mayoría de delirios de persecución y lipemanías hipocondríacas, y otras formas caben
según las corrientes modernas en el grupo de las paranoias, esto ha motivado nueva confu-
sión, de ahí la necesidad de dividir este proceso en varios grupos secundarios y admitir la pa-
ranoia originaria, la tardía y la abortiva; pero de todas ellas la que presenta caracteres clí-
nicos más bien determinados, es la paranoia á evolución sistematizada.
Los caracteres psíquicos principales que ha de presentar el paranoico, son: tener en
buen estado la facultad de razonar, asociar las ideas y conservar regular la memoria, su-
frir un sistema delirante permanente, único y con desarrollo progresivo, con carácter do-
minante sobre todos los actos del paciente, siendo la condición específica de este delirio, el
fijarse en un solo orden de conceptos, en los que la idea eje, evoluciona aisladamente, pe-
ro se irradia á los pensamientos y actos todos, porque en la formación del tema delirante,
que es producto de una operación psíquica, han de tomar parte todas las facultades, si bien
cada una, con la actividad normal ó anómala que integre sus energías y contribuir al
error, del que todas resultan cómplices, poniendo con ello de manifiesto, su propio trastor-
no, de ahí que aunque el delirio paranoide sea único y aislado supone un trastorno gene-
ral. El enfermo, no puede rectificar los errores de su imaginación, pues su percepción que
parece sana, no lo está, lo que le imposibilita de comprender, la falsedad de la base en que
está cimentado todo su artificio delirante. Tenemos en este Manicomio varios casos de pa-
ranoia, tardía originaria y abortiva; entre los hombres, los hay millonarios, reyes, santos,
hijos de emperadores, como casos notables de teomanía, tenemos el Cristo de Lerga y el Pa-
dre Eterno, en el departamento de mujeres no hay casos tan característicos, pero hay una
señora que se cree ser una santa, en otras ocasiones reina, etc.
331
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Considerando que las dos terceras partes del personal asilado procede de otros mani-
comios, huelga decir, que es numerosa la cifra de casos de demencia consecutiva, habien-
do mas de 50 asilados de ambos sexos que la padecen.
Es la demencia a donde van a emerger todas las locuras, siendo la única, que parece es-
capar á ella, la paranoia á evolución sistemática. Cuando aparece la demencia prematura-
mente y constituye por si sola la vesania, se llama precoz; cuando es el término de una per-
sonalidad perfectamente desarrollada, que ha llegado á una avanzada edad, se llama senil,
que es la expresión del natural desgaste orgánico y dinámico de toda economía, que ha dado
todo el caudal de energías que poseía, siquiera particulares predisposiciones pueden acelerar
su aparición en ciertos individuos, finalmente se llama secundaria á la demencia que resul-
tado del saldo que ha dejado una personalidad perturbada por estados psicopáticos.
Es la demencia, prescindiendo de la forma y época de su aparición, un proceso de di-
solución de la personalidad que puede llegar al total obscurecimiento de la conciencia es la
ruina mas o menos graduada de las facultades intelectuales, afectivas y morales, acompa-
ñándose con frecuencia de trastornos orgánicos de preferencia de orden motor.
Casos de demencia precoz tenemos muchos en este manicomio, entre ellos uno que po-
ne de manifiesto lo compleja que es la sintomatología de esta enfermedad; se trata de un
joven de 26 años, que padece crisis catalépticas, con aura motriz, de aspecto epileptiforme
con estados crepusculares de la conciencia, en los que recobrando su alternante personali-
dad morbosa, realiza actos de la mas complicada coordinación, en los que dominan, los
impulsos a fugarse, habiendo logrado dos veces escapar del establecimiento.
En Psiquiatría, solo la demencia precoz y la terminal se consideran como vesanias, no
así la senil, por eso con muy buen acuerdo ha sido negado por V.E. el ingreso en este Ma-
nicomio á algunos ancianos, que padecían este estado psíquico, que si bien supone una in-
validez mental, no son casos de enagenación.
332
ANEXOS
CONFUSION MENTAL
Enfermedad de aparición, casi siempre brusca, ocasionada por desgastes organicos
producidos rápidamente, ya sea por pérdidas de sangre, polintoxicaciones agudas por tras-
tornos nutritivos etc. Los enfermos presentan incoherencia é incordinación de todos los ac-
tos mentales, su delirio carece de orientación y rumbo, suele decirse que la inteligencia ha
perdido la brújula que señalaba su derroteros. Proceso poco frecuente en los manicomios,
aquí solo tenemos dos casos.
EPILEPSIA
Es la neuropatía dominante en este Manicomio, pues descontando los casos larvados,
tenemos 38 de esta enfermedad, de ella hay casi todas las formas y variedades, desde los
epilépticos que solo padecen accesos nocturnos y fracmentados, de los que ni ellos mismos
tienen conocimiento hasta las formas aparatosas que ponen por su gravedad en peligro la
vida del paciente.
Todos los epilépticos, sin excepción, están en tratamiento, con lo que se consigue, ya
que no curar la dolencia, cuanto menos atenuarla en lo posible.
Tenemos epilépticos, en los que el mal se acompaña de asociaciones neuropáticas ó sea
aparición simultánea ó consecutiva de otros procesos psicopáticos, tales como crisis manía-
cas o hipomaníacas, demencia precoz estuporosa ó alucinatoria, etc. Algunos han llegado
á la demencia terminal, otros padecen accesos de locura furiosa, que en ocasiones reem-
plaza los accesos convulsivos, siendo fenómeno consecutivo en otras, siendo notable el que,
en la mayoría de estos casos, suelen recobrar una vez terminada esta complicación su per-
sonalidad, con todos los atributos de la razón.
De estos tenemos tres casos muy notables en los que después de unos pocos días de exal-
tación del carácter epiléptico, con aparición de algún accidente comicial, que en general es
de poca intensidad, estalla bruscamente un delirio furioso, con impulsividad agresiva,
(siendo el citado delirio siempre igual) y desapareciendo todo de un modo brusco, después
de una ó dos semanas, de duración, restableciéndose en el enfermo la mas perfecta lucidez.
Tenemos un epiléptico que presenta estados crepusculares de la conciencia, en los que
perdiendo su normal personalidad, la que es substituida por la morbosa, reanuda el cur-
so de su vida accesional, recordando los incidentes que constituyen esta y siguiendo los im-
pulsos de un alternante estado cenestésico, cuya personalidad con todos sus atributos y re-
cuerdos, desaparece en absoluto en cuanto recobra su psiquismo normal. Hay otros
epilépticos, en que los accesos les dejan sumidos en un profundo estado confusional, pre-
sentando todo el aspecto de idiotas; esta complicación la presentan algunos adolescentes, es-
pecialmente dos de 18 y 19 años respectivamente.
En completo estado demencial tenemos muchos, estos ofrecen pocas esperanzas de ali-
vio, siendo ademas casi todos, clinequesas y paralíticos.
Hay uno, cuyos accesos aparecen de tarde en tarde, yendo acompañados de excitación
maníaca furiosa, este recupera pronto su personalidad, siendo este enfermo notable por pa-
decer gangrena simétrica de las dos extremidades inferiores, habiendo perdido por esta cau-
333
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
sa, los dos metatarsos, dicha lesión neurotrófica, permanece estacionaria durante los pe-
riodos intercomiciales y adelanta durante los accesionales.
Abundan en esta sección, los mutilados resultado de las violencias, traumatismos, que-
maduras y demás contingencias debidas á las inevitables caídas.
He podido comprobar, que el alcoholismo en los enfermos ó en sus antecesores y la he-
rencia neuropática, constituyen los principales conmemorativos patológicos de estos enfer-
mos.
HISTERISMO
Es poco frecuente el histerismo en este manicomio, toda la variedad de manifestacio-
nes psicopáticas y la inestabilidad, en ellas caracterizan esta enfermedad.
Tenemos aquí tres histéricos, dos mujeres y un hombre; una de las enfermas presenta
un estado de conciencia, en que las ideas concernientes al yo, se acompañan de un senti-
miento cenestésico sumamente vivo, su conversación es una mezcla chocante de conceptos
morales y libres, un constante é inconciente disimulo en el estigma psíquico que mas lla-
ma la atención, jamás responde directamente, y al contestar lo hace anteponiendo á cada
frase un sonsonete sempiterno, verdadero fenómeno de paralogia temática; padece de im-
pulsos ó síntomas de eco, tiene que imitar todo lo que ve y oye, así es que su cara es un es-
pejo en el que se reflejan las impresiones de los demás, tan pronto llora, como ríe, salta, es-
tá inmóvil, viendo un contraste constante sus palabras y actos – aunque muy sugestibles
debido á la rapidez de sus impresiones y contrastes de su espíritu, las sugestiones son poco
duraderas, la otra enferma presenta también los fenómenos de contraste, es alucinada y pa-
dece crisis violentas de excitación maníaca y accesos convulsivos polimorfos. Habiendo me-
jorado y creyendo la familia que estaba curada, la restituyó á su domicilio.
Tratándose de un sencillo resumen del historial clínico y debiéndose limitar este tra-
bajo á dar cuenta de lo mas esencial creo no sería pertinente insistir en más detalles.
– CAPITULO SEPTIMO –
LIGERAS INNOVACIONES QUE A ESTA EXCMA. DIPUTACION FORAL, SE
PROPONEN, POR SI TIENE A BIEN SE PLANTEEN PARA LA MEJOR
MARCHA DE LOS SERVICIOS, DURANTE EL AÑO 1906
En las notas mensuales, que he tenido el gusto de remitir á V.E. he puesto en su co-
nocimiento que algunos alienados habían conseguido fugarse, este es un hecho frecuente en
todos los manicomios y al que no debe dársele una desmedida importancia; de todos mo-
dos, hay que admitir que la sociedad y las familias tienen derecho á que esté garantizada
la custodia y vigilancia de los asilados, especialmente tratándose de procesados.
Las indicadas fugas demuestran que en la disposición del Manicomio, se ha atendido
de preferencia, á las condiciones de bienestar é higiene, relegando á segundo termino las
que extreman la reclusión y aislamiento; de lamentar son las fugas y conviene evitarlas,
buscando medios, que no agraven la situación de los demás asilados.
334
ANEXOS
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
que todas las dificultades se vencen, cuando al concurso de una buena voluntad, acompa-
ña un apoyo tan valioso como el que nos ha dispensado V. E. que unido á la acertada in-
tervención de los personales Administrativo y Religioso, han hecho fácil y agradable tan de-
licada misión.
Manicomio de Navarra– 31 de diciembre de 1905. El Director Facultativo: Manuel
Gurría.
336
ANEXOS
ANEXO 4
MANICOMIO DE NAVARRA. PLANTA TOPOGRÁFICA – 1. ESCALA 1:
1.000. AÑO 1904.
337
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
ANEXO 5
MANICOMIO DE NAVARRA. PLANTA TOPOGRÁFICA – 2. DESCRIPCIÓN
DE LOS EDIFICIOS. ESCALA 1: 1.000. AÑO 1904.
338
ANEXOS
ANEXO 6
HOJAS DE INGRESO EN EL MANICOMIO UTILIZADAS POR LOS DIFE-
RENTES DIRECTORES ENTRE 1904 Y 1954.
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
ANEXO 7
IMPRESOS DE TRATAMIENTO
340
ANEXOS
341
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
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ANEXOS
343
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
ANEXO 8
IMPRESOS DE EVOLUCIÓN CLÍNICA.
344
ANEXOS
345
JAVIER AZTARAIN DÍEZ
346
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS
ÍNDICE DE TABLAS
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JAVIER AZTARAIN DÍEZ
Tabla 12. Fechas y directoras de la clínica Nuestra Señora del Pilar. 224
Tabla 13. Procedencia de los pacientes ingresados en la clínica
Nª Señora del Pilar........................................................ 225
350
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS
ÍNDICE DE FIGURAS
351
ÍNDICE DE TABLAS, FIGURAS Y ANEXOS
ÍNDICE DE ANEXOS
353