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CAPÍTULO 1:
CAPÍTULO 2:
Margarito Duarte tuvo que desenterrar a sus difuntos ya que el cementerio
desaparecería por la construcción de una represa. Tuvo que exhumar de
allí a su mujer y a su hija. La sorpresa fue tremenda al comprobar que su
hija estaba intacta. Con la ayuda de todo el pueblo se trasladó desde
Tolima , hasta Roma.
Sin embargo él, aunque viejo y cansado, seguía con el empeño de conseguir
lo que le llevó a Roma.
CAPÍTULO 3:
Esta historia comienza en un día con nieve, vi la mujer más bella que
jamás había visto. Nunca me lo habría creído, pero era realidad. Para mi
desgracia, estuvo todo el viaje durmiendo, aunque eso no me impidió poder
observarla y pensar en lo maravillosa que era. Ella sólo se maquilló un
poco y se disculpó discretamente cuando me sobrepasaba para salir.
CAPÍTULO 4:
Dentro del mismo encontraron el cadáver de una mujer, que tenía un anillo
en forma de serpiente con los ojos de esmeralda. Esto le recordó a una
enigmática mujer que conoció en Viena muchos años atrás. En ésta, la
mujer volvió a soñar y, casualidad o no, acertó en su sueño al coincidir
con el sueño que a su vez tuvo el poeta.
CAPÍTULO 5:
Una vez en el autobús, explicó a una señora que acompañaba al conductor,
que necesitaba hablar por teléfono con su marido para avisarle que
tardaría en llegar más de lo previsto. Cuando el autobús llegó a su
destino, se bajó junto a las demás e inmediatamente se interesó por un
teléfono. Su marido era mago y durante los dos últimos años, ella había
compartido las actuaciones de magia que éste realizaba. En una ocasión, y
por casualidad, consiguió acceder al teléfono y llamó a su casa. Su
marido fue a visitarla, pero antes habló con el médico quien le explicó
que su mujer estaba realmente loca y con una extraña obsesión por el
teléfono. Le explicó lo horrible de aquel lugar, y su marido, hablándole
suavemente, le dijo que cuando estuviese totalmente curada se podría ir
con él.
CAPÍTULO 6:
Aquel día íbamos a almorzar al castillo de Miguel Otero Silva. Ya allí,
Miguel nos enseñó todo el castillo, incluyendo la habitación de un tal
Ludovico, que era el que construyó el castillo.
CAPÍTULO 7:
María dos Prazeres había tenido un sueño premonitorio en el que vio que
en breve la muerte le llegaría. María dos Prazeres se enfadó y nuca más
volvieron a verse. Un día que María salía del cementerio, había una
increíble tormenta y no tenía quien llevarla.
CAPÍTULO 8:
La señora Prudencia Linero venía de Buenos Aires a ver al Papa a Roma. Al
desembarcar en Nápoles, esperaba al cónsul, que era amigo de su hijo
mayor y debía recogerla en el puerto. Allí la intentaron hospedar en el
tercer piso, pero ella no quiso porque había visto a diecisiete turistas
ingleses que no le habían gustado. Así que se hospedó en el quinto, que
no tenía comedor. Por la noche comió con un cura yugoslavo, con el que
mantuvo una interesante conversación. Al salir a la calle y al ver el
ambiente que había, volvió al hotel.
CAPÍTULO 9:
Comprendí muy bien a aquel chico cuando decía que no quería que los
suecos se lo llevaran a Cadaqués. Allí llegaría la tramontana. Sí, la
tramontana era un viento muy fuerte y temido por los habitantes de
Cadaqués. Al fin la tramontana se fue, pero dejando a su paso como
víctima a nuestro querido portero.
CAPÍTULO 10:
Mi padre era de origen caribeño y sentía una especial atracción por todo
lo que tuviera que ver con Europa y sólo a él se le podía ocurrir
contratar a una institutriz alemana. Nosotros acostumbrábamos a hacer
excursiones con mi padre y no había horarios ni disciplina. Cuando creía
que dormíamos, se sentaba a ver en televisión las películas de mayores y
se bebía el vino que mi padre guardaba para las ocasiones especiales.
Para ello, pusimos en una botella de vino de mi padre otro líquido que
tenía veneno.
CAPÍTULO 11:
Los niños, Totó y Joel, pidieron un bote de remos a cambio de las buenas
notas que habían sacado. Sus padres, para no romper su promesa, se lo
compraron. Sin embargo, ellos pensaron que para qué querían sus hijos el
bote si viven en un piso en Madrid. La respuesta estaba en que los niños
aprovechaban la noche en la que sus padres iban al cine para «abrir el
chorro de luz» y navegar con el bote en el piso.
Al final de curso, los niños obtuvieron sendos diplomas de excelencia,
por lo que sus padres les dejaron hacer una fiesta en casa con sus
amigos.
CAPÍTULO 12:
Nena Daconte y Billy Sánchez se conocían desde muy pequeños. El viaje no
cansaba a Billy, pues todo el tiempo iba disfrutando del maravilloso
coche. Entonces, Billy, en vez de ir a la habitación que tenía reservada
en París, se quedó en un hotel un poco cutre que estaba cerca del
hospital. Cuando por fin llegó el martes, Billy fue a ver a Nena, y
consiguió ver al médico que le atendió en urgencias la semana pasada.