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Al final…

(Traducción de Adolfo Montejo Navas)

Al final, la mejor manera de viajar es sentir. 


Sentir todo de todas las maneras. 
sentir todo excesivamente, 
porque todas las cosas son, en verdad, excesivas 
y toda la realidad es un exceso, una violencia, 
una alucinación extraordinariamente nítida 
que vivimos todos en común con la furia de las
almas, el centro hacia el cual tienden las extrañas
fuerzas centrífugas 
que son las psiques humanas en su acuerdo de
sentidos. 

Cuanto más sienta, cuanto más sienta como varias


personas, 
cuanto más personalidades tenga, 
cuanto más intensamente, estridentemente las
tenga, 
cuanto más simultáneamente sienta con todas
ellas, 
cuanto más unificadamente diverso, dispersamente
atento, 
esté, sienta, viva, sea, 
más poseeré la existencia total del universo, 
más completo seré por el espacio entero afuera. 
más análogo seré a Dios, sea él quien sea, 
porque, sea él quien sea, con certeza es Todo, 
y fuera de Él sólo hay Él, y Todo para Él es poco. 

Cada alma es una escalera hacia Dios, 


cada alma es un pasillo-Universo hacia Dios, 
cada alma es un río corriendo por márgenes de lo
Externo 
hacia Dios y en Dios con un susurro taciturno. 

¡Sursum corda! ¡Erguid las almas! ¡Toda la Materia


es Espíritu, 
porque Materia y Espíritu son apenas nombres
confusos 
dados a la gran sombra que empapa lo exterior en
sueño 
y funde en Noche y Misterio el Universo Excesivo! 

¡Sursum corda! En la noche me despierto, el


silencio es grande, 
las cosas, de brazos cruzados sobre el pecho,
observan 
con una tristeza noble mis ojos abiertos 
que las ven como vagos bultos nocturnos en la
noche negra. 
¡Sursum corda! Despierto en la noche y me siento
diverso. 
todo el Mundo con su forma visible de costumbre 
yace en el fondo de un pozo y hace un ruido
confuso, 
lo escucho, y en mi corazón un gran pasmo
solloza. 

¡Sursum corda! ¡Oh Tierra, jardín suspendido, cuna 


que mece el Alma dispersa de la humanidad
excesiva! 
Madre verde y florida todos los años reciente, 
todos los años vernal, estival, otoñal, hiemal, 
todos los años celebrando a manos llenas las
fiestas de Adonis 
en un rito anterior a todas las significaciones, 
en un gran culto en tumulto por las montañas y los
valles! 
¡Gran corazón latiendo en el pecho desnudo de los
volcanes, 
gran voz despertando en cataratas y mares, 
gran bacante ebria del Movimiento y de la
Mudanza, 
en celo de vegetación y florescencia rompiendo tu
propio cuerpo de tierra y rocas, tu cuerpo sumiso 
tu propia voluntad trastornadora y eterna! 
Madre cariñosa y unánime de los vientos, de los
mares, de los prados, 
vertiginosa madre de los vendavales y ciclones, 
madre caprichosa que hace vegetar y secar, 
que perturba las propias estaciones y confunde 
en un beso inmaterial los soles y las lluvias y los
vientos! 

¡Sursum corda! ¡Te observo y todo yo soy un


himno! 
Todo en mí como un satélite de tu dinámica intima 
gira serpenteando, quedando como un anillo 
nebuloso, de sensaciones remanescidas y vagas, 
alrededor de tu figura interna, túrgida y fervorosa. 

¡Ocupa con toda tu fuerza y todo tu poder ardiente 


mi corazón a ti abierto! 
Como una espada, traspasando mi ser erguido y
extático, 
intersecciona con mi sangre, con mi piel y mis
nervios, 
tu movimiento continuo, contiguo a ti misma
siempre.

Soy un monte confuso de fuerzas llenas de infinito 


tendiendo en todas las direcciones a todos los lados
del espacio, 
la Vida, esa cosa enorme, es la que prende todo y
todo une 
y hace que todas las fuerzas que pugnan dentro de
mí 
no pasen de mí, no quiebren mi ser, no partan mi
cuerpo, 
no me arrojen, como una bomba de Espíritu que
estalla 
en sangre y carne y alma espiritualizados hacia las
estrellas, 
más allá de los soles de otros sistemas y hacia los
astros remotos. 

Todo lo que hay dentro de mí tiende a volver a ser


todo. 
Todo lo que hay dentro de mí tiende a deshacerme
en el suelo, 
en el vasto suelo supremo que no está arriba ni
abajo 
sino bajo las estrellas y los soles, bajo las almas y
los cuerpos 
por una oblicua posesión de nuestros sentidos
intelectuales. 
Soy una llama ascendiendo, mas asciendo hacia
abajo y hacia arriba, 
asciendo para todos los lados al mismo tiempo, soy
un globo 
de llamas explosivas buscando a Dios y quemando 
la corteza de mis sentidos, el muro de mi lógica, 
mi inteligencia limitadora y helada. 

Soy una gran máquina movida por grandes correas 


de la que sólo veo la parte unida a mis cilindros, 
el resto va más allá de los astros, pasa más allá de
los soles, 
y nunca parece llegar al cilindro de donde parte ... 

Mi cuerpo es un centro de un volante estupendo e


infinito 
en marcha siempre vertiginosamente en torno de
sí, 
cruzándose en todas las direcciones con otros
volantes, 
que se interpenetran y mezclan, porque esto no es
en el espacio 
sino en no sé qué dónde espacial de otra manera-
Dios. 

Dentro de mí están presos y atados al suelo 


todos los movimientos que componen el universo, 
la furia minuciosa… de los átomos, 
la furia de todas las llamas, la ira de todos los
vientos, 
la espuma furiosa de todos los ríos, que se
precipitan, 
la lluvia como piedras arrojadas por catapultas 
de enormes ejércitos de enanos escondidos en el
cielo. 

Soy un formidable dinamismo obligado al equilibrio 


de estar dentro de mi cuerpo, de no rebasar mi
alma. 
¡Ruge, estalla, vence, quiebra, estruenda, sacude, 
brama, tiembla, espumea, sopla, viola, explota, 
piérdete, trasciéndete, circúndate, vívete, rompe y
huye, 
sé con todo mi cuerpo todo el universo y la vida, 
arde con todo mi ser todos las lumbres y luces, 
marca con toda mi alma todos los relámpagos y
fuegos, 
sobrevíveme en mi vida en todas las direcciones! 

Hoy estoy triste como un barco negro al sol.


Mi alegría se marchó con las maletas.
Mi corazón anda por la casa del silencio
abriendo puertas y acechando hacia los
cuartos
y todo esto, que no tiene ningún sentido, es el
sentido esencial de mi vida.
Me acuerdo bien de su mirada,
ella atravesaba aun mi alma
como un peligro de fuego en la noche.
Me acuerdo bien de su mirada, el resto…
Si, el resto se parece únicamente a la vida.
Ayer pasee por las calles como cualquier
persona.
Mire a los estantes despreocupadamente y no
encontré amigos con quienes hablar.
De repente vi qué estaba triste, mortalmente
triste,
Tan triste que me pareció que era imposible
vivir mañana,
no porque me muriese o me matase, sino
porque
sería imposible vivir mañana y nada más.
Fumo, sueño recostado en el sillón.
Me duele vivir como una posición incómoda.
Debe haber islas allá hacia el sur de las cosas,
donde sufrir sea una cosa más suave,
donde vivir cueste menos al pensamiento
y donde la gente pueda cerrar los ojos y
adormecerse al sol
y despertar sin tener que pensar en
obligaciones sociales
ni en el día del mes o de la semana que es
hoy.
Abrigo en mi pecho, como a un enemigo al que
temo ofender,
un corazón exageradamente espontaneo,
que siente todo lo que yo sueño como si fuese
real,
que golpea con el pie la melodía de las
canciones que mi pensamiento canta,
canciones tristes, como las calles estrechas
cuando llueve.
Dame rosas y lirios,
dame flores, muchas flores,
flores cualesquiera, con tal que sean
muchas…
no, ni siquiera muchas flores, apenas háblame
de darme muchas flores.
Ni eso…escúchame solo pacientemente
cuando te pido que me des flores….
Que sean esas las flores que me das.
¡Ah, mi tristeza de los barcos que pasan por el
rio
bajo el cielo lleno de sol¡
¡Mi agonía de la realidad lúcida ¡
Deseo de llorar absolutamente como un niño
con la cabeza apoyada en los brazos cruzados
encima de la mesa,
y la vida sentida como una brisa que me roza
el cuello, estando en aquella posición para
llorar.
El hombre que afila el lápiz en la ventana de la
oficina
llama mi atención con el gesto banal de sus
manos.
¡Que exista el lápiz, y el afilar el lápiz y
personas que los afilan en la ventana es tan
extraño!
¡Es tan fantástico que estas cosas sean reales!
Miro hacia él hasta olvidar el sol y el cielo.
Y la realidad del mundo me da dolor de
cabeza.
La flor caída en el suelo.
La flor mustia (rosa blanca amarilleando) caída
en el suelo…
¿Cuál es el sentido de la vida?
(¿Qué sentido tiene la vida?)

Lisboa revisitada (1923)

No: no quiero nada.


Ya dije que no quiero nada.

¡No me vengan con conclusiones!


La única conclusión es morir.
¡No me traigan estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Sáquenme de aquí la metafísica!
No me pregonen sistemas completos, no me
pongan en fila conquistas de
las ciencias (de las ciencias, Dios mío, ¡de las
ciencias!)
de las ciencias, de las artes, ¡de la civilización
moderna!
¿Qué mal hice a todos los dioses?

Si tienen la verdad, ¡guárdensela!


Soy un técnico, pero tengo técnica solo dentro
de la técnica.
Fuera de eso estoy loco, con todo el derecho a
serlo.
Con todo el derecho a serlo, ¿oyeron?

¡No me fastidien, por el amor de Dios!


¿Me querían casado, fútil, cotidiano y
tributable?
¿Me querían lo contrario de esto? ¿lo contrario
de cualquier cosa?
Si fuese otra persona, complacería a todos con
gusto.
Así, como soy, ¡tengan paciencia!

¡Váyanse al diablo sin mí,


o déjenme ir solo al diablo!
¿Por qué tendríamos que ir juntos?
¡No me cojan del brazo!
No me gusta que me cojan del brazo. ¡Quiero
ser solitario
¡Ya dije que sólo soy solo!
Ah, ¡qué pesadez querer que sea de
compañía!

Oh, cielo azul —el mismo de mi infancia—


¡Eterna verdad vacía y perfecta!
Oh, suave Tajo ancestral y mudo,
¡Pequeña verdad donde el cielo se refleja!
¡Oh pesar revisitado, Lisboa de antaño, de
hoy!
Nada me dais, nada me quitáis, nada sois que
yo me sienta.
¡Déjenme en paz! No tardo, que yo nunca
tardo...
Y mientras tarda el Abismo y el Silencio
¡quiero estar solo!

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