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Capitulo 1

Marco Tulio Cicerón era un hombre de temple amable, cariñoso y bondadoso.


Se encuentra reposando en cama, puesto que se halla enfermo.
Marco Tulio da un respingo y salta cuando el doctor pone el ungüento sobre su pecho.

-¿la señora de la casa sabe de esto?--aun no--es bueno tener a una esposa ahorrativa
supongo-Elvia provenía de buena familia y era de carácter fuerte y dominante, algo
parecido al carácter del padre de Marco.
Se escuchan los pasos del padre de Tulio a lo lejos, su padre, quien se llamaba de igual
forma, Marco Tulio Cicerón, eran un hombre con un vozarrón, de temple robusto y quien
siempre estaba haciendo alarde de las historias familiares, historias que Tulio dudaba que
fueran ciertas.
Su padre cuestiona el por qué sigue en cama a lo que el doctor responde que aún sigue
enfermo y que esta dormido. Marco padre se queja de la debilidad de su hijo en cuanto
a su temple. EL hijo de Tulio esta por nacer y el padre pregunta al doctor sobre cuanto
tardara el bebé en nacer, a lo que el doctor responde que esta próximo.
Tulio se incorpora para dirigirse donde su esposa, por órdenes de su padre.
Elvia al verle le pregunto sobre su estado de salud a lo que el responde que se ha
levantado para verle y estar con ella en esos momentos. Elvia se percibe de el hedor que
se desprende del pecho de Tulio y le pregunta sobre lo que es, a lo que Felón, el doctor
responde que es grasa de buitre y que se la ha puesto para aliviar la congestión de su
garganta.
Elvia comenta sobre el gasto que esto representa y lo anota en su libreta de contaduría.
Elvia provenía de buena familia, y era de temple dura y fría, pero de cierta forma era
cariñosa con Tulio, aunque padre e hijo comentan entre ellos que se encuentran
sometidos a ella.
Lira la vieja que cuida de Elvia saca de la habitación a Tulio y a su padre puesto que el
parto está próximo a iniciar y no es bueno que los hombres estén presentes durante dicho
acto. Lira era de carácter amargado.
Marco Tulio Cicerón nieto nace el 3 de enero del año 648 de la fundación de roma.
Él es la viva imagen de su madre, quien volvió a sus ocupaciones tratando de incorporarse
a la normalidad 4 días más tarde, aunque a petición del doctor se había quedado
reposando sin despegarse de sus libretas de contaduría.
Por esos días los judíos esperaban un héroe, y Lira hace alusión a esto como un simple
comentario, y a esto añada que eso dicen sus profecías.

Capítulo 2

Muchos años después Marco Tulio Cicerón, tercero de este nombre escribiría a un amigo
"No es que mi madre la señora Helvia, de la ilustre familia de los Helvios, fuera avariciosa,
como muchas veces he oído decir con mala intención. Era sencillamente ahorrativa,
como fueron todos los Helvios.
Recordaba a menudo la casa en Arpinum, done nació, de esta comentaba sus más
dulces recuerdos.
Después de que el nació y para evitar confusiones su padre dejo de ser llamado Marco
Tulio pasando a ser simplemente Tulio y el a ser Marco, a lo que el abuelo con su Vozarrón
se quejaba puesto que sentís que a su nombre se le debía respeto y que si por su
nacimiento habría de quedase sin nombre alguno.
Se quejaba amargamente con su hijo eximiéndole la culpa a Helvia. Exige que le llamen
el abuelo.
Helvia explica al abuelo su proceder en cuanto a su familia, y al decir su historia se puede
notar que al igual que ella su madre es de carácter recio, y que al igual que ella, también
se imponía en su casa.
A lo largo de todo el capítulo se narra el proceder de las familias, y de cómo Helvia es
diferente al ser de Tulio, quien siendo más poético piensa que las palabras en sí mismas
son bellas y pueden expresar más de lo que parece. Helvia es de carácter más conciso y
directo.
Tulio empieza a desarrollar cierto cariño hacia su hijo quien empieza a adoptar el carácter
de su padre.
Ofrece si hijo a dios suplicándole piedad para él y que lo mantuviese a salvo del deshonor
y la justicia, la crueldad y la locura, que no evitara el combate pero que solo se dispusiera
a entrar en él en nombre de la justicia y que no temiera jamás a ningún otro hombre ni
nada más que aquel o a aquello que pudiera manchar su alma.

Capítulo 3

Nace el segundo hijo de Tulio, el quinto en llamarse Marco Tulio, un bebé con una voz
ruidosa. Al hijo grande, Marco, era un niño que leía, tenía entre 4 o 5 años, y su papá Tulio
le trajo a un poeta de nombre Arquías, para que le enseñara, y se volviera un hombre
sabio, debido al sueldo que le ofrecieron pagarle acepto, irse a vivir con ellos, en el ala
nueva de la casa. Acompañado de una esclava de 12 años, de nombre Eunice.

Le enseño griego, que lo aprendió muy rápido, y a los 6 años, ya sabía escribir poesía.
Arquías era un hombre que sólo si veía futuro en las personas a quienes enseñaba lo
hacía, ya que no sabía cómo Marco quería enseñarle tantas cosas a su hermanito, incluso
le enseñaba griego. Le enseño que los romanos habían robado muchas cosas de los
griegos, como sus dioses, solo que le pusieron otros nombres.

Al abuelo le gustaba solo cultivar uva, hacían vino con este.

Capítulo 4 y 5

La familia Cicerón llegó a vivir a Roma antes de que las primeras nevadas. Marco fue
inscrito en la escuela de Pilón, él había sido un esclavo, aunque muchas veces lo negaba,
tenía gran conocimiento, aunque Arquías le seguía dando clases por las tardes, se
instalaban en la biblioteca con todos sus libros para estudiar y aumentar el coeficiente
intelectual.
Marco encontraba fascinante y llena de maravillas, cuando iba o venía de regreso de la
escuela trataba de tardarse para poder admirar las maravillas de Roma, se podía
concebir los aromas tanto malos como buenos , también escuchaba los ruidos como eran
los ensayos de los cantantes, el ruido de los relinchidos de los caballos, el tráfico, el
traqueteo de las ruedas entre otras cosas.
Sabía que tenía ser romano al igual que sus padres y vivir en Roma, aunque añoraba
Arpinum le parecía lejano y querido; pero amaba a Roma en donde se sentía como en su
casa, entre el ruido.
Lucio era un muchacho muy guapo, pero sobre todo tenía un coeficiente intelectual muy
alto, tal vez por eso no le gustaba, tanto Julio como Marco sentían una competencia ya
que Marco lo habían pasado a grados mayores por su gran inteligencia.
Marco había hecho grandes amigos en la escuela de Pilón, a pesar de que estaba en un
grado mayor y era muy inteligente a sus compañeros no les importaba y se llevaban muy
bien, pero a quien no le parecía era a Lucio, él no era un hombre virtuoso a comparación
de Marco que era de buena fe, y tenía un gran corazón.
Julio tenía gran ayuda y complacencia por parte de Pilón, quien él lo veía como su hijo
prodigo a pesar de que no lo fuera, también lo admiraba por su gran capacidad pero
más que nada por porque tenía un apellido de una buena familia y anteriormente una
posesión económica aunque por el momento estaba en la ruina.
Capítulo 6

Poco tiempo después ingresaron a la escuela de Pilón dos alumnos más con
características similares a las de Lucio, por la misma razón se hicieron muy amigos de él,
estos eran Cneio Pisón y Quinto Curio. Esto no fue tanta molestia para Marco, porque ellos
solo estuvieron por un tiempo, ya que le padre de Curio decidió que un maestro particular
le enseñar a su hijo y a sus amigos. Un año más tarde un nuevo alumno llegó, llamado Noé
ben Joel, hijo de un rico corredor de comercio judío, esto fue bueno para Marco por que
se hizo amigo de él, Noé trataba de hablarle del mesías ya que por su padre y su religión
era una persona que le importaba que las demás personas aprendieran un poco más
sobre el Mesías, esto era de mucha importancia para Marco, le parecía que esto
abarcaba mucho conocimiento, es por ello que le agradaba e interesaba a Marco.
Un día Marco anunció a sus familia que al ser adolescente bajo la protección de Palas
Atenea, lo cual no les pareció lo conveniente para su hijo, sin embargo tuvieron que
aceptar la voluntad de su hijo Marco, ya que no les gustaba imponer demasiado, aparte
era la decisión de su hijo por lo cual él se sentía a gusto.
Al llegar el día tan esperado Marco iba a quedar inscrito en los registros oficiales de Roma
y entraría en la adolescencia.
El día de la ceremonia se haría una procesión hasta el foro y ahí sería presentado a los
ciudadanos y a Roma; a partir de ese momento sería considerado ciudadano de su
nación y compartiría las responsabilidades de todo el pueblo romano.

Capítulo 7

En este capítulo se narra como la familia fue a pasar el verano a la isla. En este lugar tuvo
conversaciones distintas con cada uno de los miembros adultos de su familia, como con
Helvia, Tulio, su abuelo y con Arquías.
Estando ahí Marco daba un paseo, lugar en el cual él había empezado a escribir poesía y
se frustraba en algún momento al no poder describir con palabras lo maravilloso que era
lo que observaba, además mientras conversa con su maestro Arquías se dice que el
hombre es maravilloso porque es un ser pensante. Además de platicar sobre la poesía, su
maestro afirmo que el todo debe ser equilibrado y por último le comento acerca de la
inmortalidad del pensamiento, ya que él le decía que lo mortal es el cuerpo humano y
que en cambió los pensamientos quedan plasmados para toda la vida.
Al platicar con su abuelo, el tema de conversación fue sobre el patriotismo y el carácter,
le dijo que al hombre se le conoce por su carácter ya que esté era la esencia de su
masculinidad, que siempre debía defender a su patria, Roma, que siempre que tropezara
se levantara con más fuerza y que enfrentara con sabiduría a sus enemigos, todas estas
palabras de su abuelo lo conmovieron tanto que empezaron a hacer ruido en su cabeza
y juro que nunca olvidaría las palabras de su abuelo y mucho menos su orgullo por ser un
ciudadano romano.
Helvia, su madre, le dijo que todas las personas tienen un lugar y un deber el cual deben
cumplir, todo tiene una misión definitiva en la vida y que cumplirla es su deber.
Después, Marco reflexionó acerca de las conversaciones y se dio cuenta que habían sido
diferentes temas los tratados en cada una, pero que a pensar de la discrepancia entre
ellas, en lo esencial todas estaban de acuerdo y daba gracias por tener personas tan
maravillosas en su vida.

Capítulo 8

En este capítulo se narra el momento en que Livia y Marco se conocen y como por esta
experiencia Marco se empezó a sentir diferente, empezó a experimentar una sensación
que nunca había sentido antes.
Una tarde Marco estaba admirando el hermoso paisaje que ofrecía Arpinum, cuando vio
en el puente de la isla a una joven muy guapa, quien correspondía al nombre de Livia
Curio. Esta mujer, dejó enamorado a Marco instantáneamente, ella era prima lejana de
Quinto Curio y era prometida de Lucio Sergio Catilina, (estos dos hombres eran enemigos
de Marco). Dado dicho encuentro, Livia salió corriendo y Marco regresó a su casa a
cenar.
Mientras Marco cenaba se sintió distinto y con la impotencia de no poder decirle a nadie
en la mesa lo que le había sucedido, aunque Quinto su hermano insinuó que lo que le
pasaba era que estaba enamorado pero su abuelo replico que eso no podía ser posible
pues Marco no conocía según él a nadie por quien pudiera sentir aquél sentimiento,
mientras su padre decía que no estaba enamorado de alguna joven sino de la vida. Pero
sólo Marco sabía que pasaba y era que estaba realmente enamorado de Livia Curio.

Capítulo 9

Es en este capítulo donde podemos enterarnos sobre la vida que día con día se vivía en
Roma.
Los pueblos de Italia sometidos bajo el dominio Romano, trataron de poner fin a las
injusticias que se vivían hace muchos años antes de que naciera Marco Tulio. Todos eran
regidos según las leyes de Roma, eran tiempos difíciles a causa de los caprichos del mal
gobierno, se veían sobornos a los recaudadores, y si no se le sobornaba lo suficiente podía
incautarse cualquier clase de mercancía.
Los pueblos dependientes de Roma estaban obligados a proporcionar soldados al
ejército romano con mayor proporción que las familias de la metrópoli.
Por el solo hecho de ser ciudadanos romanos, podía uno sentirse a salvo de los abusos del
ejército, magistrados y cónsules, era solo obteniendo la ciudadanía, como se podía vivir
tranquilo. Sin gozar de esta ciudadanía, las personas eran tratadas peor que perros.
Hubo un tiempo en el que la ciudadanía romana se concedía a todos los itálicos de
mérito sin distinción, pero como en provincias surgió una poderosa clase media y los
romanos se alarmaron por ello.

Capítulo 10,11, 12

Es en este capítulo donde podemos enterarnos sobre la vida que día con día se vivía en
Roma.
Los pueblos de Italia sometidos bajo el dominio Romano, trataron de poner fin a las
injusticias que se vivían hace muchos años antes de que naciera Marco Tulio. Todos eran
regidos según las leyes de Roma, eran tiempos difíciles a causa de los caprichos del mal
gobierno, se veían sobornos a los recaudadores, y si no se le sobornaba lo suficiente podía
incautarse cualquier clase de mercancía.
Los pueblos dependientes de Roma estaban obligados a proporcionar soldados al
ejército romano con mayor proporción que las familias de la metrópoli.
Por el solo hecho de ser ciudadanos romanos, podía uno sentirse a salvo de los abusos del
ejército, magistrados y cónsules, era solo obteniendo la ciudadanía, como se podía vivir
tranquilo. Sin gozar de esta ciudadanía, las personas eran tratadas peor que perros.
Hubo un tiempo en el que la ciudadanía romana se concedía a todos los itálicos de
mérito sin distinción, pero como en provincias surgió una poderosa clase media y los
romanos se alarmaron por ello.

Capítulo 13

«Serán recordados entre los grandes, pero nadie estará completamente seguro de en qué
consistía su grandeza; con los poderosos los César eran atentos, serviciales, sacrificados y
leales. Con sus iguales eran amables y algunos los consideraban como retraídos.» Su
compañía era agradable y entretenida; ocasionalmente entraban en discusiones; por lo
regular se mostraban de acuerdo, aunque en el fondo fuera evidente no lo estaban.
Marco también decía que eran graciosos, hipócritas, y que hablando jamás formulaban
una opinión, también se les era posible considerar como deshonestos, pero al mismo
tiempo encantadores; y totalmente insinceros pero al mismo tiempo flexibles; su ventaja
sin duda alguna era no mostrarse reacios frente a los chismes que pudieran incurrir acerca
de ellos o incluso sobre cualquier otra familia; ya que por lo regular siempre hablaban bien
de sus amigos y vecinos.
Los iguales les estaban agradecidos por su amabilidad y los inferiores-no deseaban otra
cosa que servir a personas tan nobles y excepcionales.
Por otro lado Aurelia, controlaba muy estrechamente al pequeño Julio César; no quería
perderlo de vista ni un momento, así que siempre lo llevaba con ella cuando iba de visita
a casa de los Cicerón, con el pretexto de que su hijo recordaba con cariño a sus antiguos
compañeros de juegos. El calor del verano apareció de manera prematura en la
«agobiada ciudad»; sobre la cual cayeron fuertes tormentas como si reflejaran una
guerra; jamás habían estado las calles tan intransitables y a la vez malolientes. Los colores
parecían exageradamente «vivos», desde el hiriente y penetrante azul del cielo hasta los
rojos y azafranados amarillos y ocres de los altos edificios, de las plazas y los templos

Capítulo 14

Este capítulo comienza cuando Marco le cuenta a Arquías, las enseñanzas que adquiere
de Scaevola; la parte más crucial y emocionante de este capítulo es cuando Arquías le
dice que: «Un abogado honrado que cree honestamente en las leyes se morirá de
hambre, por la falta de clientela.» A lo que posteriormente Marco le contesta «pues yo me
moriré de hambre», respuesta que sin duda muestra uno de los grandes ideales que
poseía el personaje de Marco Tulio.
Este gran abogado pensaba y afirmaba que los jóvenes sinceros estaban locos y no creía
en las virtudes humanas, pensaba que por la nobleza de Marco, este no servía para ser
abogado, idea que resultaba contraria a la que Marco Tulio tenía respecto al tema, quien
si creía sería su vocación, además de confiar en la justicia desinteresada, en las leyes; este
personaje tenía la pasión y el espíritu para llegar a ser un gran abogado, hecho que
muchos dudaban llegaría a suceder.
Scaevola dice que la ley es una «ramera», porque se modifica según los intereses del
hombre que está en el poder, sin embargo Marco creía que las leyes estaban por arriba
de las exigencias y la codicia de los hombres.
Al mismo tiempo de este suceso Marco se encontraba herido por que su amor con Livia
no pudo realizarse, lo que lo lleva a relacionarse de una manera diferente con Eunice, la
esclava de su amigo que después fue liberada.
Posteriormente se entera de la boda de Livia Catilina con Lucio Curio un famoso guardia
de Roma, se encuentran en la escuela de espadachines de Gayo y tiene un duelo en el
cual Marco sale vencedor, pero no lo mata, porque los ojos de lucio le recuerdan a Livia,
la mujer que siempre amo.

Capítulo 15

En este capítulo se narra acerca del problema legal al que se enfrenta Joel ben Salomón.
Comienza cuando Scaevola y Marco Tulio Cicerón están dialogando acerca de la
situación política del país, en la que Cinna dice ser fiel a la democracia, libertad y a la
constitución, pero en realidad no es más que un bribón porque el cada año se reelige sin
consultar al pueblo además prometió reducir impuestos y no ha hecho otra cosas más
que perjudicar a la nación, pero Marco cree que el pueblo desea paz.
Después Scaevola le pregunta que si ya está preparado para presentar su primer caso
ante el Senado, así como también le aclara que él estará presente junto con sus amigos,
pero le advierte que no tiene que apelar a ninguna ley porque no existe ya que su caso se
refiere a un granjero, padre de familia , con una esposa, 2 hijos y 3 esclavos quienes le
ayudaban en sus labores, pero que se encuentra arruinado y no ha podido pagar los
impuestos, por lo tanto fueron embargadas sus propiedades , ellos fueron encarcelados y
ahora van a ser vendidos como esclavos porque así lo determina la ley.
Marco insiste en que esa ley debió ser abolida ya que durante mucho tiempo no se
aplicó, pero como le aclara Scaevola ahora el gobierno necesita dinero pues ha perdido
mucho en las guerras civiles y este es su único medio de obtener dinero, además agrega
que esta ley en un principio fue creada para controlar a los derrochadores e
irresponsables, pero el gobierno la aplica para obtener ingresos urgentes.
Marco un poco desanimado desea remover el corazón de los senadores, pero Scaevola
le advierte que será casi imposible y tiene que preparar algo muy convincente para que
logre su objetivo.

Había sido detenido en la mañana incluso sus hijas en conjunto con sus esposos habían
reunido dinero para sacarlo de prisión, incluso habían acudido con los senadores para
entregarles el dinero pero estos se burlaron, pues ahora les importaba quedar como gente
virtuosa ante el pueblo, Marco le pregunto si tenían documentos acreditativos, Noe
respondió que habían sido presentados a los senadores, pero Scaevola furioso comento
que de nada servían esos papeles pues el gobierno estaba dispuesto a robar y para
demostrar que ellos amaban los leyes y las respetaban hicieron documentos falsos.
Scaevola trato de convencer a Marco para que no fuer ingenuo y se diera cuenta que las
leyes son el capricho de los poderosos y que la Justicia ha sido desechada de Roma y le
dijo que el mundo no era para él.
Luego le dio una llave a Marco ordenándole que trajera unos documentos que estaban
guardados en un cofre y a Noe le pidió que escribiera los nombres de los senadores
deudores de su padre, agrego que todo político tenía secretos por lo que moriría antes de
que fueran revelados, observo la lista de Noe y comenzó: el primer senador era padre de
su nieto, había cometido incesto con su propia hija , su esposa al descubrirlo amenazo
con denunciarlo públicamente , pero este la enveneno, caso a su hija con un gay para
ocultar la verdad y ahora estaba dispuesto a divorciarla para llevársela otra vez a su casa;
el segundo senador asesinó a Druso , si el pueblo italiano supiera la verdad lo asesinarían;
el tercer senador había seducido a 4 jóvenes mujeres cuyos esposos eran sus colegas
senadores y si estos lo supieran lo asesinarían; el cuarto senador había tenido 6 esposas,
pero ninguna le había dado un hijo pues él era impotente, sus primeras 5 esposas eran
damas de alta sociedad y lo callaron por vergüenza, pero sin embargo tenía 2 hijos muy
guapos, cuyas madres y padres fueron sus esclavos asesinados por él, pero el necesitaba
esos hijos para que su apellido patricio prevaleciera, pues son quería que su sobrino se
quedara con su puesto en el Senado no con su fortuna, Marco le pregunto cómo
explicaba la existencia de los 2 hijos, Scaevola le respondió que se casó con una joven
humilde a la que amenazó que si negaba al primer hijo mataría a su padre e hizo lo mismo
cuando nació el segundo, pero termino asesinándola con el nacimiento del segundo,
pues ella no había guardado silencio y argumento que había fallecido a causa de una
hemorragia durante el parto.

Capítulo 16

En este capítulo se narra sobre la primera vez que Marco Tulio Cicerón va actuar como
abogado en el juzgado.
Primeramente se hace alusión a los presentes que le son llevados por parte de sus amigos:
Julio Cesar quien le envía una varita que representa la autoridad y Noe ben Joel que le
envía la toga viril, las sandalias, los brazaletes y el anillo y junto con una nota en la que le
avisa sobre la liberación de su padre, todo para que acudiera dignamente al Senado.
Acto seguido va con su mama Helvia para probarse la toga, pero ella le ayuda a
reflexionar que la vestimenta no hace al abogado, sino más que los conocimientos son los
que le dan esa calidad y le recuerda que ante todo debe de ser humilde.
Al marcharse a los juzgados se encuentra con una grata sorpresa pues su amigo Noe va
por él , ya en el camino van conversando sobre otros temas, era aun así Marco se
encuentra sumamente nervioso, pues el ambiente en el ciudad es muy ruidoso, con
muchedumbre y el clima es caluroso; pero al entran al Senado se encuentra con su
maestro Scaevola, su amigo Julio Cesar ,su hermano Quinto, otros abogados distinguidos,
así como también con los senadores, pero entre ellos están Curio y el senador Servio.
Después comienza la presentación del caso, al edil trata de humillar a Marco pues al
momento de mencionarlo como abogado de la parte acusada lo hace de una manera
despectiva, así como también se describe el caso de la siguiente manera: Persus es un
ciudadano romano dueño de una pequeña granja y 3 esclavos , es casado y tiene 2 hijos,
pero al no pagar impuestos sus bienes fueron incautados y el junto con su familia pasaron
a ser esclavos para poder pagar la deuda, enseguida le preguntan a Marco que tiene
que decir al respecto pues Persus es culpable, pero Marco les dice que desmiente la
acusación, argumentando que la ley que fue aplicada es perversa ya que en un principio
esa ley de pagar impuestos fue creada para poner orden dentro de la sociedad debido a
que era muy notorio que los ciudadanos romanos despilfarraran el dinero, pero gracias a
esa ley se mejoró la vida de los romanos ya que permitió implementar servicios públicos en
la ciudad, pero ahora era mala porque era disfuncional, es decir, la que en un principio se
creó para mejorar ahora era utilizado con fines lucrativos y en perjuicio de los demás.

Capítulo 17

Cicerón hoy es poco conocido.


Poseía cualidades, que en todos los tiempos han sido consideradas: amor a la libertad y
defensa de la justicia. Además, fue un luchador por los derechos y las libertades del
pueblo de Roma. Como político alcanzó los más altos puestos de su nación. Sus pasiones
fueron: la religión, la política y el amor a su país. Sus pensamientos podrían extrapolarse a
la sociedad actual en donde seguirían siendo vigentes.
Sus ideas sobre religión, expresadas en su obra: “Sobre la naturaleza de los dioses”, revela
sus creencias y su apoyo al libre albedrío. Destacan sus opiniones acerca de un Dios único
y la situación con respecto al panteón de la mitología imperante que estaba siendo
cuestionado por el pueblo.
Fue insistentemente buscado por los políticos de su tiempo, que temían sus declaraciones
y deseaban se uniera a ellos. Pero Cicerón siempre permaneció al margen, defendiendo
la verdad por encima de todo. Su pensamiento hacia los malos servidores del Estado-
tema tan actual,-que tanto pululaban por Roma, lo ,manifiesta en una carta a su amigo
Atico, cuando dice: ”Un burócrata es el más despreciable de los hombres, aunque es
necesario, al igual que los buitres son necesarios, pero uno no puede admirar a los buitres,
a los que de modo extraño tanto se parecen los burócratas.
No me he encontrado con un burócrata que no sea mezquino, aburrido, casi necio,
taimado o estúpido, opresor o ladrón…¿Quién podría confiar en semejantes criaturas?.”

Puede decirse que fue un pacifista que odiaba el militarismo de su tiempo. Y por
mantener esta actitud integra y consecuente, sin importarle las consecuencias de su
crítica y defensa de la verdad, obtuvo como respuesta el ser descuartizado por orden de
estos políticos y militares a los que fustigó. Sus manos y su cabeza fueron separadas de su
cuerpo y llevadas a Roma para exponerlas al populacho. Su cabeza fue arrojada al suelo
por un soldadote que con una patada la arrojo al vacío de la historia. Esto quedara como
baldón eterno de esos decadentes militares romanos que así trataban a sus próceres. Su
cuerpo, fue enterrado en el lugar ignoto en donde le mataron. Así acabó la vida de un
gran hombre que siempre lucho por los demás y defendió la verdad y la justicia.
Como conclusión considero a Cicerón un hombre honesto, valiente, equitativo y justo,
considero que nosotros como futuros licenciados en Derecho debemos aprender de él, no
seguir con la falacia que todos piensan sobre los abogados, que roban e interesados,
debemos ser como Cicerón, honestos, prudentes, y también justos ante toda situación.

Capítulo 18

Marco disfrutaba del sol primaveral en su jardín de Arpinum. Apoyado contra el tronco de
un roble, releía una carta de Noë, que ya llevaba un año viviendo en Jerusalén con su
familia.

Noë ben Joel saluda al noble Marco Tulio Cicerón

Con gran satisfacción recibí tu última carta en la que me dabas cuenta de tus continuos
éxitos. Eres afortunado al haberte hecho de clientes que pueden enriquecerte con sus
regalos. Como señal de que no te olvida y en prueba de su eterna gratitud, mi padre te
envía varias jarras de esas pequeñas aceitunas negras de Judea que tanto te gustan y
varios pellejos del mejor aceite, del que ahora no hay en Roma, dadas las presentes
circunstancias, y que vale su peso en oro. Además, te envío muchas varas de lienzo
egipcio blanco y de color, un pergamino del Faedo grabado por un intelectual judío de
mucha fama, dos brazaletes de hilo de plata incrustados de piedras preciosas, un arte en
el cual sobresalen mis paisanos y que es un presente para tu madre, y finalmente un
escudo repujado con las armas de tu familia, destinado a tu hermano. Acepta estos
presentes, querido amigo, como muestra del cariño que os tienen los que ansían veros de
nuevo.
Acabamos de celebrar el primer cumpleaños de mi hijo Joshua en casa de mi padre, que
es, como sabes, donde vivimos todos. Fue una magnífica celebración. Asistió como
invitado de honor el procónsul romano, que es amigo de mis padres y regaló a mi hijo una
bella espada corta romana, con una vaina incrustada de piedras preciosas.

Capítulo 19

Se trata de Marco Tulio Cicerón que es un gran abogado que se guía por el bien sin
desviarse por otras cosas como la riqueza, alguien se quiere deshacer de él y matarlo
pero por suerte llego a su hogar sano y salvo con ayuda de un centurión quien lo ayudo a
llegar a Roma, el nada más lo ayudo porque Marco tenía conocidos en común en
especial su mentor que era Scaevola y era un viejo amigo del centurión, cuando Marco le
conto a Scaevola todo lo que vivió en el tiempo que no estuvo en Roma y en especial
que lo intentaron matar se pusieron a pensar quien pudo ser, Scaevola le regalo un
esclavo para su protección porque él estaba en peligro.
Era un muy buen abogado y tomaba cualquier caso que le llegase y le llego uno que se
veía algo difícil de un señor llamado Casino el cual producía objetos de metal era sueño
de una mina y hacia cucharas y cosas de utilidad para los ciudadanos romanos, el
problema que tenía es que el gobierno de Roma le dijo que si podía producir armas para
la guerra civil que se vivía en esos tiempos, el acepto porque a eso se dedicaba pero
luego el gobierno le dio la orden de parar la producción de sus demás artículos y lo único
que podía producir eran armas, y esa era su inconformidad, estaba harto de la guerra.
Marco Tulio tomo el caso y fue a visitar a su amigo Julio Cesar a su casa muy bonita, él le
pregunto que lo traía a visitarlo y le conto lo que sufrió fuera de Roma cuando lo
intentaron matar, pero que en realidad iba para que le ayudara con el caso de Casino,
que se revelaría contra el gobierno y por eso necesitaba que lo pusiera en contacto con
un magistrado que tenga en mente que es la justicia y no se dejara guiar por otras cosas
corruptas.
Después de días Casino fue a buscar a marco tulio enseñándole un oficio donde el
gobierno le permitía producir de nuevo sus objetos anteriores, él se lo agradeció mucho a
Marco porque lo ayudo, aunque no sabía cómo había pasado eso porque aún no había
hecho nada porque no tenía el nombre del magistrado a quien podía acudir, después
Julio le mandó una carta con el nombre del magistrado y diciéndole que esperaba que
sea de gran ayuda.
Fue a visitarlo después y le conto que ya había terminado con ese caso, brindaron y
pasaron un buen rato en casa de Julio; aunque Marco aun no sabía quién quería terminar
con él.
El libro nos deja muchas enseñanzas, en el curso de romano que vi en la facultad todos los
conceptos que se nos enseñaron, están en el libro envueltos de una forma más entendible
y fácil, me ha gustado el libro, es fascinante en verdad Taylor Caldwell hiso un estupendo
trabajo en esta novela, me han enseñado de una manera más practica todos los
conceptos que se vieron en clase, como las funciones de un abogado, la forma de
gobierno que es muy similar a la de ahora, las funciones de los esclavos de Roma, como
se podían liberar los esclavos, los problemas que se suscitan, etc. Es estupenda esta obra.

Capítulo 20

Este capítulo es muy dramático y pequeño, se me hace muy impactante para Marco Tulio
volverse a encontrar a su viejo amor llamada Livia por casualidad en el templo, le afecto
a Marco porque ya no era quien el conocía ya era una persona fría y perdida su mirada
ya no era la de antes reflejaba frialdad y dolor, él quería ayudarla de alguna forma, pero
ella no la escucho. Ella tenía un hijito el cual le quitaban porque decían que estaba loca,
estaba muy preocupada a la llegada de su esposo y no sabía que hacer, no era feliz,
Marco Tulio le dijo que se divorcie de ese hombre pero tampoco la escucho estaba
perdida en sus pensamientos, como agonizando, luego escucho los llantos de su hijo y
salió corriendo del templo en busca de su hijo, Marco salió detrás de ella pero no logro
alcanzarla y se le perdió, se quedó con un gran dolor y con su esclavo el cual le sugiero
que regresen a casa pero el no quiso, caminaron por la ciudad de Roma hasta que
llegaron a casa de Marco y su mama lo vio extraño, no le conto nada pero su esclavo le
conto lo sucedido, vio que le dolió y no quiso tocar el tema al siguiente día solo se dio
cuenta de que Marco aún no había olvidado a Livia.
Siento que aquí se muestra la parte sentimental de este personaje que es Marco el cual
aparte de los problemas que tiene como abogado también tiene sus problemas
personales.

Capítulo 21

Este capítulo de manera muy personal me permitió conocer un poco de lo que paso en la
época contemporánea de Roma, conocer algunos hechos que pasaron y que tuvieron
gran trascendencia a lo largo de la historia, algunos de los nombres mencionados me
fueron familiares es ahí donde me es posible identificarlos y saber un poco de ellos, saber
quiénes eran, que fue lo que hicieron y como era su forma de vida, cosa que yo
desconocía antes de leer este libro y de tomar el curso de Derecho Romano.
Así mismo me dejo otras enseñanzas que a simple vista pueden parecer muy irrelevantes o
que simplemente no tendrán mayor trascendencia en la vida, pero no fue así, este
capítulo en especial me remarca que muchas de las veces expresar lo que nosotros
pensamos no puede ser del agrado de otras personas y que de este modo nos criticarán
por decir y hacer lo que nosotros pensamos es correcto, aunque yo siempre he dicho que
es más importante decir lo que piensas que darle gusto a los demás, también maneja lo
que es el temor a que por perseguir un interés podamos cambiar radicalmente lo que
somos, lo que hacemos y lo que pensamos.
Otro punto muy esencial es que las personas debemos de dejar de ser tan ingenuas,
debemos dudar de ciertas cosas ya que muchas de las veces las traiciones más grandes
de la vida están hechas por esas personas que juran ser tus amigos y que al final con tal
de conseguir un interés terminan traicionándote y todo gracias a que no sabemos pensar
mal de aquellas personas a las que queremos demasiado, las creemos de un modo
distinto al que son, finalmente pude notar que si nos dejamos llevar por las emociones no
lograremos sacar ese dolor que traemos dentro y solo terminaremos causando mal, lo
mejor que podemos hacer es escuchar la voz de la experiencia.

La Historia continúa cuando Marco se encuentra almorzando con Scaevola y otros


jóvenes abogados, los cuales son muy pobres, durante la comida y de manera muy
atinada se da cuenta que Marco llevaba varios días muy serio, apenas probaba la
comida pero bebía demasiado vino, lo que Scaevola hace es anunciar ante todos que
tiene una buena noticia para Marco, pero este no tuvo ninguna reacción entonces
Scaevola le pregunta a Marco que si este seria ignorado en su propia mesa, a lo que
Marco contesta estaba pensando en otra cosa, los demás presentes rieron, entonces
Scaevola anuncia ante todos que Marco cumpliría un año defendiendo a un viejo muy
rico contra la rapacidad de sus hijos, quienes deseaban despojarle de su fortuna, estos
declaraban que el viejo era incapaz de dirigir sus propios asuntos porque estaba loco,
ellos pensaban esto porque el viejo había publicado un libro polémico lleno de diatribas
contra la corrupción y la banalidad de la Roma moderna, clamaba contra el senado,
criticaba el sistema que permitía a funcionarios de poca categoría el llegar a senadores
gracias al dinero y a las influencias, describía como se había pasado del republicanismo a
la democracia y los resultados que esto produciría, sus hijos aseguraban que su padre
estaba loco pero Marco no estaba de acuerdo con esto, el creía que era un verdadero
romano, veía mal a los hijos e idolatraba al anciano.
Así mismo les dice que el anciano había fallecido ya hace tres días y que le había
confiado a él su testamento y que en este le había dejado cien mil sestercios de oro,
todos debían estar felices porque ahora Marco era rico, a medias Marco intento sonreír, a
esto Scaevola cree que se trata de una mujer y le hace saber a Marco que hay cosas
más importantes de las que deben preocuparse, le habla del asesinato de Cinna, un
cónsul.
Scaevola le hace saber a Marco que tiene miedo, vive sus días preguntándose cuando lo
asesinaran a él, a lo que Marco le hace saber que nadie seria capas de algo así pero
Scaevola sabe que muchos lo harían, le dice que uno de ellos podría ser Carbo, pero ese
no era el tema de interés así que comenzaron a hablar de Sila, Scaevola lo describe
como un hombre genial, que si lograba apoderarse de Roma lograría entonces la plebe
entrar en cintura y que este no perdonaría a sus enemigos, especialmente a Julio Cesar,
amigo de Marco, Scaevola se ha enterado que este se escondió, seguramente por temor,
así mismo le dice a Marco que Carbo lo odia por saber que este favorece a Sila, le dice
que le gustaría que su sucesor fuese Marco, pero este pone cara de incredulidad,
Scaevola le dice que ese es un gran defecto de él, le hace saber que está mal ser
ingenuo, el creer que el mundo dice la verdad, que comete un error al no dejar
convencerse que la gente es embustera, le dice que su amigo Julio es una persona
mentirosa que juega con la verdad de un modo admirable para cumplir sus propósitos,
pero Marco no quiso creer, es claro que cuando hombres como Julio se muestran francos
es motivo para ser precavido, pero claro Marco nunca seria capas de pensar mal de
aquellas personas a las que él quiere, ante el silencio de Marco, Scaevola cambia de
tema diciendo que el hombre nunca aprende de sus lecciones de la historia y que este
sigue su mismo camino hasta la muerte y que al hombre no le importaba si no le cumplían
sus promesas, si no que solo les bastaba con sentirse corrompidos y que Sila pronto se
apoderaría de Roma, lo que hizo que Marco perdiera la calma y los nervios, así que le
confiesa que este ha causado a Livia tanto mal, que este le ha causado tanto mal,
Scaevola espera a que Marco se recupere para no avergonzarlo y le dice eres joven así
que te perdono, le hace saber que aunque decidiera matar a Catilina no lograría
liberarse de los sufrimientos ni hacerse inmune al dolor, le aconseja no dar muerte a un
hombre para que este deje de sufrir, si no que sería más inteligente ponerle obstáculos,
frustrarlo, enseguida se levanta para irse a su litera donde su hijo lo esperaba, Marco se
retira, al instante se escuchan gritos aterrorizados por parte de los esclavos de Scaevola,
arrancaron las cortinas de las ventanillas y a la luz de un farol que alguien sostenía a lo
alto, vio los rostros de sus asesinos y los reconoció, ni siquiera dijo nada cuando una
puñalada en el corazón termino con él, cuando llego la guardia solo hallo un grupo
revuelto de esclavos que lloraban y a Scaevola yaciendo muerto. Marco se enteró a la
mañana siguiente al llegar a casa de Scaevola, le costó trabajo asimilarlo, la pena se
apodero de él y recordó las palabras proféticas que este le había dicho, se preguntaba
¿Quién sería capaz de matar a un hombre tan bueno?, uno de sus hijos le contesto
alguien que no lo consideraba inofensivo, los números amigos y clientes de Scaevola,
habiendo oído el rumor de que había sido asesinado, no quisieron presentarse en su casa
por miedo a exponerse, los asesinos jamás fueron descubiertos, los senadores, tribunos y
cónsules se mostraron horrorizados e indignados, pero pocos asistieron al funeral.
La oración fúnebre fue pronunciada por Marco Tulio Cicerón, quien decía que no era a
Scaevola al que tenían que vengar sino a Roma, la voz de un patriota ha sido silenciada
para siempre y cuando mueren los patriotas, los hombres honrados no deben envainar sus
espadas hasta que estén rojas con la sangre de los traidores, el modo mejor de vengarlo
será no olvidándolo y oponiéndonos a los tiranos.
En aquellos trágicos días, todos los sospechosos de simpatizar con Silia eran
indefectiblemente asesinados, las leyes carecían ya de valor y no de modo disimulado.
Julio Cesar llevaba ya varios días escondido, este pensaba que Scaevola no debió ser
asesinado, pues la gente lo recordaría y difícilmente lo olvidaría, Carbo encogió los
hombros, Cicerón podía quejarse pero nadie le haría caso, pues este era un abogado
heredado por Scaevola y todos los magistrados hablaban bien de él, a lo que Julio
exclamo que si mataban a Marco él lo vengaría, le pidió a Carbo que fuera razonable,
que no era necesario hacer una carnicería por deporte, que Silia se aproximaba a Roma,
ahora tenían una guerra civil entre manos, Silia ya había desembarcado en la península,
los ejércitos de Carbo luchaban contra las fuerzas de Silia, mucho se decía que vencerían
a sus enemigos y eso incluía a Sila. Si Julio sobrevivía eso significaba que Sila y sus ejércitos
serian derrotados, en los días que siguieron, Marco casi se olvidó de sus penas ante las
noticias alarmantes que los correos traían a Roma, las tropas de Silia avanzaban
rápidamente y las fuerzas enviadas contra él se retiraban, si no ocurría nada que lo
impidiera, Sila estaría a las puertas de la ciudad al cabo de unos días, temeroso, Tulio le
dice a su hijo que días difíciles están por venir para el país, le pregunta si cree que su
hermano Quinto pueda estar en Galia, pero Marco le hace saber que ellos no han tenido
nada que ver con ningún asunto, que no son gente de pleitos y lo que deben hacer es
seguir trabajando como siempre, era notorio que Marco estaba agobiado por tantas
cargas y ansiedades. Sentía miedo a menudo no podía dormir pensando en si su hermano
vivía o había muerto, por otra parte, su padre Tulio, una persona invalida a la que él debía
proteger, su madre, hija y cuyos parientes luchaban contra Sila.
En general todos los asuntos familiares lo agobiaban, lo hacían mostrarse indiferente y a
veces enfermo. Pero él sabía que debía soportar todo y disimular para que sus padres
gozaran de una paz que quizá fuera la última, la muerte de Scaevola le había afectado
mucho, en su mente le parecía que su maestro estaba todavía vivo, constantemente
escuchaba su voz la cual le decía que no se preocupara, pronto Roma perecería, pero su
recuerdo sobrevira, al despertarse Marco prefería ser poderoso, ser un romano hasta los
últimos días de su vida, esperaba que su vida fuera larga al servicio de su país.

Capítulo 22

Este capítulo en especial marco un poco mi forma de ver ciertas cosas, cambio la
perspectiva que yo tenía hacia como es que funciona el mundo que nos rodea, por
ejemplo pensé que era un error temer a ciertas cosas que nos pasan, pero este capítulo
me hizo ver que es válido temer, sentir que de repente las cosas no están bien pero que es
mejor tener fe de que pueden cambiar, así mismo note que hay ciertas cosas que para
nosotros pueden ser muy importantes pero para los demás no lo serán, pienso que en
parte esto se debe a que todos tenemos ciertas metas, lo que para ti fue el sueño de tu
vida, para otro era a lo más insignificante, esa idea me encanto puesto que esas cosas
son las que te cambian, las que te hacen diferente, único y no uno más del montón, de
ahí me llevo a otro punto aún más importante es decir que existen algunas cosas
inexplicables, cosas que pasan sin razón alguna pero que nosotros debemos afrontar con
todo el valor del mundo, no es fácil que cuando algo nos pasa simplemente lo veamos
con optimismo puesto que muchas de las veces estos cambios no son precisamente los
mejores, no quiere decir que siempre tengamos que ser optimistas.
Algo que me pareció más que importante, es que nada es seguro y que todo es incierto,
me deje reflexionando sobre si está bien preocuparse por cosas que no sabemos cómo
serán, yo me considero una persona que se preocupa mucho por como serán los días
mañana, hay quienes me dicen que estoy equivocada que debo vivir cada día como
viene pero yo digo que también debemos preocuparnos por lo que pueda pasar en unos
días, este capítulo me hace pensar que aunque no sepamos lo que va a pasar no quiere
decir que tu no hagas nada porque esos días que vendrán sean mejores.
Otro aspecto que se menciona es la confianza en las personas que nosotros queremos,
pienso yo que el que no confía no conoce la amistad.

Roma había caído en el desorden y en el terror, el bochorno agobiante y el sol


implacable de un verano excepcionalmente caluroso parecían confinar la gran ciudad
dentro de sus vigiladas murallas y aprisionar a los habitantes, que no se atrevían ahora a
cruzar las puertas, porque Sila se aproximaba a Roma. Por las calles se iba chillando que
cuando Sila triunfara, habría en Roma mucha más comida gratis y que a la gente ociosa
e incompetente se le distribuiría grano, pan, judías y carne y que hasta el vino seria gratis y
correría abundantemente.
Las facciones alborotaban toda la noche, unos gritando que Carbo era un héroe y otros
insistiendo en que Sila era el liberador, por todas partes se oían las vulgares risotadas de un
populacho ignorante y envidioso. La gente decente atracaba las puertas de sus casas y
ponía esclavos fuertemente armados en guardia permanentemente. El senado se reunió
a puerta cerrada y los asustados senadores discutieron si deberían irse.
Marco Tulio Cicerón siguió ocupado en sus asuntos y en sostener las temblorosas leyes,
mientras contemplaba ceñudo a la plebe romana. Si Sila triunfaba, la gentuza dejaría de
gritar, reír, bailar y vivir a costa del trabajo de sus vecinos, tendrían que trabajar si no
querían morirse de hambre y por primera vez Marco deseaba que Sila triunfara. La
poderosa ciudad de las siete colonias temblaba como asolada por un terremoto en el
curso de aquellos acontecimientos y sus muros rojizos, verdosos y ocres parecían
estremecerse. Sus habitantes estaban excitados bajo el tremendo calor. Por las calles
pasaban soldados preparándose para defender las murallas contra Sila. Todos esperaban
noticias de Carbo y estas al final llegaron, había librado con Sila, lo había derrotado cerca
de Favencia. Carbo se había visto obligado a huir de Italia. La plebe se tranquilizó y la
canalla empezó a darse cuenta con la suerte que la esperaba.
Los que habían vitoreado a Carbo ahora susurraban que Sila tenía grandes virtudes, y los
que habían aclamado a Sila gritaban triunfantes. La muchedumbre corrió por las
callejuelas en dirección al Foro pidiendo a gritos la rendición.
Las personas decentes y trabajadoras seguían ocupándose de los asuntos de la vida
normal y ateniéndose a la ley, tratando dignamente de ignorar a la gentuza que
escandalizaba día y noche.
Julio Cesar se ocultó con su joven esposa en la casa abandonada de un senador amigo,
aunque no dejo de estar en contacto con el mundo exterior, un día recibió un mensaje el
cual leyó a su esposa diciendo he recibido un mensaje de mi amigo Pompeyo quien
como sabes, se ha pasado al bando de Sila, ha sido el mismo quien ha capturado a
Carbo en Cossyra hace una semana y le dio muerte de propia mano, Sila despreciaba y
odiaba este partido como aliado de la plebe de Roma, pero por alguna razón que la
historia nunca ha podido explicar, Julio no estaba alarmado. Procuro consolar a su esposa
por la muerte de su padre y le enjugo las lágrimas. Y le aseguro que, cuando llegara el
momento oportuno, ofrecería cuantiosos sacrificios en honor de Cinna y pagaría a los
sacerdotes para que rezaran por el descanso de su alma. A veces, encapuchado por
precaución, se aventuraba a salir de su escondite para hacer una visita al templo de su
patrón, el dios Júpiter, padre de todos los dioses, el invencible. A menudo se le veía en el
templo intercambiar susurros con otros parecidos a él, y los mensajes pasaban d emano
en mano y eran escondidos bajo las capas para ser enviados a otros destinatarios, a
veces fuera de Roma.
Un día, estando Sila a muy poca distancia de Roma, Julio tropezó con Marco cuando este
salía de la Basílica de la Justicia. Marco vio solo una apresurada y delgada figura oculta
por una capa y capuchón, quedo sorprendido cuando una fina mano morena, saliendo
debajo de los pliegues de la capa, le agarro por la muñeca. Volvió la cabeza y no vio
más que una boca que sonreía débilmente a la sombra de la capucha aunque aquella
sonrisa y la blanca dentadura que recluía tenían algo de familiar.
No pronuncies mi nombre, amigo, le dijo la voz, que el reconoció al instante, vamos,
busquemos un sitio apartado donde podamos hablar, Marco se sintió alarmado, pero
Julio, aun agarrándole la mano por la muñeca, cruzo con la sinuosidad de una serpiente
a través de la multitud y los dos jóvenes caminaron sin aparentar mucha prisa hasta el pie
de la gran escalinata que parecía al Palatino, es entonces cuando Julio le dice que siete
mucho que mataran a Scaevola, porque, sabía que Marco lo quería de verdad,
sinceramente. Pero ha sufrido el destino de todos los hombres libres que viven en una
democracia: morir por la espada o la calumnia, menos mal que la democracia se
acabara en un cuanto Sila se apodere del gobierno, a lo que Julio replico, supongo que
no me traicionarías, aunque tuvieras un león en la garganta, Marco se sentía muy
disgustado, era evidente que Julio no temía a Sila. Eso significaba que o bien era un
traidor a su propio partido y pueblo o era un jactancioso, o quizás las dos cosas.
Julio estaba convencido de que podía contar totalmente con la amistad y buena
voluntad de Marco, entonces Marco le pregunto si sabía algo de su hermano Quinto, se
entera de que está vivo y logra sentirse aliviado y alegre. Las tropas de los cónsules, que
estaban al abrigo de las murallas, se disponían a rendir sus armas. Los oficiales y soldados
de Sila, descansando tras la matanza de aquellos itálicos, pudieron oír el atronador rugido
de la ciudad que tenía a la vista: eran los gritos del populacho que daba vivas al general
triunfador. Sila sonrió enigmáticamente, era un hombre al que llamaban mitad león, mitad
zorro porque, a pesar de su carácter frio, se dejaba llevar por arrebatos de rabia que le
enrojecían la cara. Creía en el poder y había llegado a odiar a los débiles senadores que
aceptaban sobornos y vendían a sus clientes y amigos, era un romano chapado a la
antigua, implacable en sus deseos y ambiciones, ahora estaba determinado a vengarse y
no se conformaría con el título y la posición de cónsul de Roma, si no que se nombraría
dictador.
Fue lo bastante inteligente como para prometer a los itálicos que, si lograba apoderarse
de Roma, no derogaría las franquicias y libertades concedidas a los pueblos de la
península. El declaraba que había venido a instaurar la república, pero no sonrió, entro en
Roma cuando se había desencadenado una tormenta tan terrible que asusto incluso a un
pueblo acostumbrado a tormentas. En el templo se conservaban los famosos libros de la
Sibila, que desaparecieron entre las llamas. Sila a poca distancia, fue testigo del terrible
incendio, que desafío incluso a la lluvia. Los militares de personas que se habían
congregado para aclamar a Sila quedaron enmudecidos por el terror. Aunque Sila era un
hombre inteligente y educado, como buen romano era supersticioso, dijo a los oficiales
que tenía cerca, habéis visto que el mismo Júpiter ha querido encender una antorcha
para guiarme. Pompeyo se irguió en la silla de su caballo, su silueta contra el cielo lluvioso
enrojecido por las llamas y pensó que su posición en Roma hasta hacia bien poco había
sido equivoca. Había fingido ser del partido de Mario para salvar su vida, aunque era del
partido senatorial. Había servido a Sila como espía y oficial de enlace en los que los años
que vivo en Roma y después se incorporó a su ejército en el último periodo de la guerra. El
caso de Pompeyo relucía tanto por los relámpagos como por los reflejos del fuego. Era un
joven con ojos de hombre mayor. Su ancho rostro tenía una expresión impasible y su corta
nariz prominente en sus carnosos contornos.
Los relámpagos continuaron iluminando las blancas columnas y los pórticos de los edificios
del foro, así como las casas que se aglomeraron en las colinas, de modo que pareciera
que se incendiaban tan solo para volver a sumirse en la obscuridad. Entre los oficiales que
contemplaban el horrible espectáculo de aquel crepúsculo con incendio estaba Lucio
Sergio Catilinia que al fin regresaba a casa sin dejar de haber conspirado ni un momento.
Alzando la cabeza pudo ver a Sila en su caballo negro, destacando sobre los otros, como
un dios silencioso indiferente a la furia desatada en torno a él y como si ni siquiera se diera
cuenta de su existencia.
Todo lo que Catilinia odiaba y aborrecía estaba ahora a merced de Sila y sus oficiales, Sila
espoleo su caballo, haciéndole girar. Su casa y todas sus propiedades le había sido
confiscadas cuando huyo de Roma para refugiarse en el este, pero ahora su casa,
adornada con flores, esperaba su regreso.
La tormenta hizo que la gente que se había echado a la calle para darle la bienvenida se
dispersaba, los restos del templo de Júpiter se desplomaron entre ascuas, que se fueron
apagando conforme avanzaba la obscuridad, quedando tan solo en pie algunas
columnas que parecían brazos de gigante suplicantes. Aquella noche ya no había
ninguna Sibila que advirtiera a los romanos que su Republica acababa de morir, solo
quedaron los fantasmas de los muertos para decir lúgubremente Sic transir Roma.

CAPITULO 23
El capítulo 23 de este libro me dejo como enseñanza como un gobierno puede tener la
capacidad de someter a sus habitantes y de cómo estos permiten que este miedo llene
sus vidas. Que el miedo puede causar mucha soledad, temor, tristeza, una profunda
depresión en las personas.
Que la tiranía es mala, que puede llegar a destruir muchas vidas y el uso del poder de una
forma inadecuada o sea abusando de este causa grandes estragos en una comunidad.
Aprendí que el tener poder no significa tener el control, uno puede ser muy poderoso pero
utilizar ese poder para dañar a las personas y perdiendo y olvidando el fin por el que se les
dio ese poder.
Pero también que dentro de la desgracia y la desesperanza, hay personas que o pierden
la fe ni la esperanza de que los tiempos y las circunstancias cambien y mejoren.
Que hay personas que luchan y siguen adelante y que quieren triunfar a pesar de todo;
persona que no tienen de los que lo propagan; personas que creen en el cambio, en el
progreso de su nación, de la sociedad, del mundo.
En el capítulo 24 aprendí que las leyes son las que deben regir al gobierno, y no que l
gobierno haga las leyes a su capricho y solo las que les convenga. Que la ley no puede
ser quebrantada solo porque no todos la ven de la misma manera.
Que muchas personas son hipócritas, falsas, sin moral; pero aún hay otras con dignidad,
principios y buenos sentimientos; personas justas y leales con la justicia.
Que como abogados se debe cumplir la ley d manera justa de acuerdo con lo
establecido, se debe ser honrado y honesto, que debe tener razón, debe obedecer las
leyes justas y no hacer caso de la leyes caprichosas de las personas que son tiranas.
Que la ambición es el origen de las guerras, de la destrucción y de la muerte; que por esto
la ley no debe basarse en ambiciones.
Muestra también que aun cuando una persona es mala, egoísta, tirana, ambiciosa,
también puede llegar a hacer algo bueno, independientemente de los fines con que lo
haga.

CAPITULO 24
El capítulo 24 trata acerca de que Marco Tulio aun no perdía las esperanzas de que todo
cambiara y pedía a Dios para que todo ese miedo, terror, desesperanza, y soledad se
fueran de Roma
De que Sila había tomado el poder de Roma para restaurarla pero no era verdad la tomo
para destruirla había acabado con la tranquilidad de la ciudad, había causado muchas
muertes de civiles inocentes y causado la desgracia de muchos.
Marco repudiaba a Sila por estos hechos tan barberos de su parte.
A pesar de los malos tiempos en roma, Tulio como abogado que era seguía teniendo
clientes no muchos como antes pero aun los tenia, y a pesar de los malos tiempos seguía
creyendo que todo iba a estar bien y seguía las leyes y creía en la justicia.
El poder de Sila sobrepasaba incluso a las leyes y las hacia a su capricho y a su
conveniencia, es por esto que a Marco Tulio no le agradaba mucho.
Marco ahora tenia a un grupo de discípulos a quienes les daba clases y enseñaba acerca
de las leyes; cierto día llego un centurión que veía de parte de Sila pidiéndole que por
favor le acompañase ya que el señor Sila solicitaba su presencia invitándole a desayunar.
Marco trato d evadirse diciendo que tenía un caso urgente que atender ante el ministro,
el centurión se ofreció a llevar le en su carruaje tirado por eslavos al ministro y arreglar su
asunto para después llevarle con su señor.
Marco acepto la invitación y así pues se dirigieron primero ante el ministro y este se dio
cuenta que iba acompañado de un empleado del señor Sila y por este hecho le
concedió el triunfo en el caso por lo cual Marco se sintió asqueado.
Después se dirigieron a la casa de Sila para hacer acto de presencia, al llegar ahí se
presentó ante Sila y este le invito a sentarse, ahí se pusieron a platicar sobre temas
relacionados con Roma y con las leyes; Marco seguía preguntándose por que Sila lo
había invitado y no encontraba respuesta.
Después vio entrar a otro invitado de Sila y se sorprendió mucho al ver que esa persona
era su viejo amigo Julio a quien nunca le creía lo que decía porque era un tipo
embustero.
Marco seguía sin entender que hacía ahí, porque Sila lo había mandado buscar y para
que estaba ahí Julio. Comenzaron a platicar de manera calmada pro a la vez con mucha
tensión.
De repente Sila le dijo a Marco la razón del porque estaba ahí, le conto que muchos
soldados le habían dado la espalda cuando se dio la guerra con China y que a estos los
mando matar, pero que también hubo quienes lo apoyaron y pelearon con el hasta el
final, le cometo que uno deseos guerreros había sido su hermano, que este se encontró
muy mal herido en el campo de batalla pero que Catilina, un enemigo de Marco, había
salvado de morir.
En ese momento Marco sintió algo en el pecho una gran alegría porque hacía ya un año
que ni él ni sus padres sabían algo de él.
Sila le dijo que su hermano estaba al cuidado de Catilina en su casa y que su médico
personal le atendía le dijo que había posibilidades de que viviera.
Marco pidió verle, Julio le acompaño a verlo y lo vio tan demacrado que no podía creer
que fuese su hermano; este abrió los ojos y lo llamo por su nombre y volvió a dormir; Marco
sintió un gran pesar, pero tuvo esperanza de que su hermano se mejorara.

Capítulo 25
* Resumen

Helvia la madre de Marco escuchó atentamente el relato del encuentro entre su hijo con
Sila, le habló también de Quinto y le dijeron a Tulio su padre.
Poco a poco el invierno fue cediendo el paso a la primavera. Marco seguía enfocado a
su carrera, aun con una constitución abolida.
En una ocasión Marco regresó deprimido de los tribunales, un pasante le dijo que una
misteriosa dama lo había ido a buscar con motivo de un testamento, pero no se identificó,
por los datos que se le dieron creyó que se trataba de Livia.
Los rumores aseguraban que Catilina había malgastado su fortuna, así como la de su
esposa. Y si se divorciaba, debería devolver su dote. Aurelia Orestilia era una mujer muy
rica y estaba enamorada de Catilina, se hallaba dispuesta a casarse con él si se
divorciaba de Livia, pero antes el debería devolver su dote.
Marco se dio cuenta que no había podido olvidar a Livia, entonces escribió a Aurelia
César, su antigua amiga para pedirle aclaraciones sobre lo que había sido de Livia, le
contesto diciendo que Livia no se encontraba en Roma. Marco se volvió a deprimir por la
situación de Livia, este hombre era tan terco y persistente en lo que sentía, que hasta lo
vemos traducido hasta su vida amorosa.
Estos pensamientos lo pusieron furioso y aumentaron su emoción. También corrían muchos
rumores sobre Lucio Sergio Catilina, el aristócrata, el amigote de la gentuza más vil de
Roma: los indisciplinados hijos y nietos de esclavos y libertos, actores, gladiadores,
criminales, pugilistas a los que debía una fortuna, apostadores de dados, propietarios de
caballos y carros de carreras y todo el vasto y sucio bajo fondo de Roma. La ley romana
disponía que el hombre pasara a ser propietario de la fortuna de su esposa al casarse con
ella, pudiendo disponer de la misma como quisiera, pero también establecía que en caso
de divorcio el esposo debía devolver la dote de la esposa.
El dolor anímico de Marco parecía extenderse más allá de él: aquel mundo escandaloso y
ruidoso.
¡Debería haber un fin para el poco armonioso estrépito que procede de los seres
humanos! El tigre, el águila, el río, el león, el trueno eran magníficos clamores de la
naturaleza. Sólo el hombre desentonaba, sólo el hombre aportaba la discordia, el laúd
desafinado, el tambor roto, la trompeta agujereada. Se hallaba exiliado en esta tierra,
porque sólo él estaba afligido por el pensamiento y éste puede destruir y matar a un
hombre. Sólo el hombre conoce la verdadera pena. ¿Para qué había sido creado?
Si de veras se ha cometido un asesinato, estaré de tu parte, Marco, pero fue la madre la
que mató al niño y luego se mató ella misma. -Sobre sus ojos cayó como un velo. - Estoy
convencido de eso. Catilina estaba con nosotros cuando tuvieron lugar hechos tan
horribles. Deja que esa joven descanse en paz, entre las cenizas de sus antepasados.
Lanzar acusaciones sin fundamento, que tú serás el primero en lamentar cuando
recuperes, la calma, no le va a servir de nada a Livia. Todos los amigos de Catilina, de
acuerdo con los médicos que la asistieron, hemos declarado hoy que ella y su hijo
murieron accidentalmente por haber ingerido alimentos en malas condiciones. Si te
hemos dicho la verdad, es porque confiamos en tu discreción. Quizá hayamos sido
imprudentes al confiar en ti.
Esta carta dejó a Marco desolado y se sintió como un viejo pellejo de vino, vacío hacía
tiempo y ahora reseco y sin sustancia. Livia no había ido a verle. Y perdió aquel gusto que
de repente le había tomado a la vida y se quedó mirando alrededor, aborreciendo su
existencia, sus muertas esperanzas.
Ya no podía engañarse más. Sin Livia, él no era nada. Y esta revelación constituyó un
durísimo golpe.
¿Era posible que durante todos estos años hubiera vivido con la esperanza de recuperar a
Livia algún día?
Sabía que tenía una herida en el alma, pero había confiado en vivir herido, lo mismo que
habían vivido otros hombres. Hoy había comprendido definitivamente que eso no sería
posible. Durante unas horas había visto la luz y la vida se había convertido en un éxtasis de
rico colorido. ¿Cómo podría soportar ahora una vida incolora, vulgar, ocupado sólo en las
cosas que debía hacer, las palabras bien meditadas que debería decir, los pasos que
debería seguir cuidadosamente hasta la tumba, los aburridos libros que debería leer, los
casos sin interés que debería defender ante los jueces?
Ahora que podía permitirse el lujo de tener una litera con dos porteadores se hizo llevar a
su casa del Carinae. Durante el corto trayecto llevó las cortinas echadas. No quería ver la
ciudad, ni sus gentes ni sus calles. Estaba luchando consigo mismo. No he encontrado mi
existencia tan intolerable hasta hoy, pensó.
Seguro que mañana podré continuar como si tal cosa. Por algo soy hombre.
Quinto estaba en casa, todavía en cama, aunque recuperándose rápidamente. La
fortaleza de su organismo le ayudaba. Como siempre, se hallaba en su aposento rodeado
por varios amigos que jugaban a los dados sobre las mantas. Para Marco, que tenía
pocos amigos, si es que tenía alguno, era un tremendo misterio cómo se las arreglaba
Quinto para tener tantos y cómo disfrutaba de ese modo en su compañía. A
Marco le parecían unos jóvenes inexpertos que aún tenían que aprender mucho de la
vida. Atestaban el aposento, que era el más grande de la casa, como cachorros de oso,
riendo, gritando y maldiciendo mientras arrojaban los dados, soltando puntapiés,
fingiendo ira y bebiendo vino. A Marco lo tenían por un hombre mayor muy serio, aunque
sólo les llevaba cinco años. Él, en cambio, los consideraba unos chiquillos. Hoy quiso evitar
encontrarse con ellos y no oír su alboroto, pero cumplidor de su deber, como siempre, se
detuvo ante su puerta para saludar a Quinto y, como siempre, le invitaron a beber un
cubilete de vino, cosa a la que él se negó amablemente, también como de costumbre.
Vaciló por un momento y se quedó mirando a Quinto, y entonces recordó que éste aún
no le había mencionado ni una sola vez el nombre de Catilina.
El dolor anímico de Marco parecía extenderse más allá de él: aquel mundo escandaloso y
ruidoso.

Capítulo 26

* Opinión:

Yo creo que el hecho de hacer un testamento es muy importante porque los intereses de
la persona se ven velados.
Sin embargo como el caso que se presenta de que muchas veces el testamento se
puede hacer que las personas actúen de una manera indebida, o que se llegue a
presumir de algún acto ilícito cuando la muerte de la persona que dejo una gran herencia
sea de una manera antinatural.
Me llamo mucho la atención de que Marco aun que ya no sentía lo mismo por Livia no
dijera que estaba loca, porque era como degradarla como persona como decir que no
estaba consciente de sus actos aunque fuera un suicidio, yo creo que el decir que estaba
loca era como para encubrir un homicidio.
La enseñanza que me dejo es que debemos ver más allá de las situaciones no cegarnos a
un punto, o como los caballos que al momento de estar en una carrera solamente miran
hacia enfrente y se cierran hacia ciertas ideas, sin embargo si nos quitamos esos conos
que están tapando todo el panorama, que es cierto que
Podemos llegar a distraernos sin embargo nos dará una perspectiva más amplia por
ejemplo podemos ver quien es quien lleva la delantera y quien es quien está ocultando
algo que puede ser de nuestra ayuda.

* Resumen
Los días tristes prosiguieron implacables, un día Lucio visitó a Marco con Catilina, se
saludaron y le agradeció por salvar a su hermano, el mismo se había interesado por el
estado de Quinto.
El asunto de la visita, era para preguntar si Livia había acudido a él como abogado para
redactar su testamento, negó saber algo pero se delató al mencionar la ausencia de
Livia, por lo que los dos presentes se sorprendieron. Catilina comenzó a interrogar si se
conocían, se molestaron, Julio advirtió a Marco que Livia estaba loca, Marco lo negó, le
contaron que ella misma envenenó a su hijo y después se suicidó, por eso averiguaban si
hizo testamento, en un arrebato, Marco acusó Catilina de haberla asesinado y a Julio de
cómplice, pero también lo negó. Indignado Marco le pidió apoyo para demandar
asesinato, al final se marcharon.
Aquella noche pidió a su madre y su hermano que fueran a verlo. Se sentó tras una mesa
como si fuera un juez y no un hijo y un hermano. Les contó la muerte de Livia y su hijo.
Habló tranquilamente, aunque su rostro estuviera ojeroso y macilento por el sufrimiento.
Entonces alzó los ojos hacia Quinto y dijo:
-Eres mi hermano y te quiero más que a mi vida. No has pronunciado el nombre de
Catilina ante mí porque sabías el odio que sentía hacia él y mi amor por Livia. Y ahora te
digo, Quinto, aunque te quiero más que a mis padres, que habría preferido que hubieses
muerto en el campo de batalla antes que deberle la vida a ese hombre.
Después, acostado en su cama sin poder conciliar el sueño, recordó las juiciosas palabras
de Scaevola aconsejándole que no matara a Catilina, pues eso no era suficiente. Sólo
podría vengarse de Catilina de una manera: destruyendo lo que él más deseara.
Y lo descubriré, aunque me lleve todos los años de mi vida, se juró solemnemente a sí
mismo. miraron sonrientes al abogado.
Entonces Marco vio a Catilina por encima del hombro de Julio. Iba vestido de capitán,
con armadura y un casco que brillaba como el sol, cincelado e incrustado de coloridos
esmaltes. Su espada corta le colgaba a un lado. Tan guapo y majestuoso como un joven
dios Marte sin barba, sus extraordinarios ojos azules eran joyas relucientes. Sus miembros
magníficamente formados parecían los de una estatua.
Hombros anchos, cuello perfecto. Sobre la armadura llevaba una corta capa roja,
brazaletes de oro en los brazos y anillos en los dedos. Causaba una impresión de poder,
esplendor y disoluta indiferencia. Se mantuvo en silencio, observando a Marco. Si sentía
enemistad o desprecio, no lo demostró.
Marco no supo qué decir y entonces Catilina, que era más perspicaz, sonrió. Y con aire
candoroso le tendió su mano de soldado. Con gesto reflejo, Marco tendió también la
suya, pero un instante antes de estrecharse, se detuvieron y no se tocaron. Los dos las
dejaron caer, como si entre ambas manos se hubiera alzado una espada amenazadora.
Marco se sentó con brusquedad. El rostro de Catilina se animó por el interés. Julio se lamió
unas gotitas de virgo que habían quedado en sus labios y siguió mirando a Marco.
- ¿Estabas enterado de tal testamento? -le preguntó con su voz más amable.
Marco se quedó sin habla por un instante. Sabía que lo estaban observando al acecho y
que sospechaban algo. Con mano temblorosa tomó su cubilete y se esforzó por tomar un
trago de vino. Al final, rompiendo el ominoso silencio que reinaba en la habitación, dijo:
-No sé nada de tal testamento.
Pero los dos seguían mirándolo fijamente. Julio con su característica amabilidad y Catilina
como un soldado mirarían a un enemigo que se le apareciera de repente.
- ¡Ay! -exclamó Julio-. Jamás has sido embustero. Por lo tanto, debo creerte. -Miró a
Catilina y de nuevo aquella expresión de advertencia brilló en sus ojos. - ¿Verdad que es
increíble, Catilina, que haya un abogado que no sea embustero ni ladrón? Mira a nuestro
Marco, es la personificación de la probidad y sería incapaz de mentirnos.
- ¿Y por qué había de mentiros? -contestó Marco-. De haber estado encargado de tal
testamento no habría dicho «no sé nada de tal testamento», sino «los asuntos de mis
clientes son confidenciales y yo no puedo hablar de ellos». -Se sintió un poco torpe y
ridículo.
-Claro -dijo Julio, tomando, otro documento al azar y examinándolo. Entonces soltó una
carcajada-.
¡Conque una dama desea divorciarse de su marido porque éste abusó de su hija! Debe
tratarse de una mujer de mentalidad estrecha. ¡Qué trivialidad! Al fin y al cabo, todo
queda en familia.
- ¡Suelta mis documentos! -le gritó Marco repentinamente furioso. Julio lo miró, fingiendo
sorpresa.
-Te presento mis excusas, Marco -le dijo-. Siempre he sido curioso. Es un antiguo vicio mío.
-Los vicios antiguos a menudo matan -contestó Marco.
Julio cruzó los brazos y se relajó en la silla, pero siguió mirando a Marco con expresión de
dureza.
-Liviano visitó a ninguno de los otros abogados. ¿Acaso te visitó a ti? La pregunta era
directa y feroz,
a pesar del tono tranquilo con que fue formulada. Y Marco replicó con brusquedad, sin
poder contenerse:
- ¿Cómo iba a venir la señora Livia a visitarme si no está en Roma? -Inmediatamente se
arrepintió de esas palabras.

Capítulo 27

Empieza con una descripción de una isla la cual según el relato es sumamente hermosa y
cálida ya que es otoño además de que era reinado por la paz y que solo era perturbada
por el ruido de los animales de granja, la persona que estaba reflexionando todo esto era
Noë ben Joel mientras se deleitaba con la puesta de sol, pero añoraba la ciudad donde
se hacía creer que era importante, también andaba meditabundo pensando en él la
obra de Jehová sobre si los seres humanos son dignos del ser supremo ya que para él no
somos más que adúlteros, embusteros y ladrones.
Al verse solo decidió buscar compañía, como Tulio estaba en la biblioteca y Marco
estaba meditando cerca del rio, después Noë hallo a Helvia que estaba tejiendo junto
con las demás mujeres así que decidió acompañarlas le vino a la mente que
antiguamente las mujeres romanas eran más virtuosas, sencillas y amables, Helvia lo llamo
y él se sentó junto ella tomo una manzana y estaba adormecido por el sonido de las
ruedas de los telares, observándolas recordó a las mujeres de la muerta república, al
recordar eso se sintió deprimido, dialogo con Helvia por un tiempo

Capítulo 28

La Obra de Noë llamada “El portador de fuego” la cual tuvo un éxito rotundo en Roma, el
actor Roscio creó una moda en esa época ya que tanto sus acciones, su forma de
vestirse y las joyas que utilizaba, causaba mucha impresión a las mujeres las cuales le
dedicaban poemas y suspiros.
Los actores en roma no eran tan elogiados como a los deportistas los cuales eran en su
mayoría gladiadores los cuales en sus victorias podían pedir lo que quisieran, El portador
de fuego era una obra que se basaba en el legendario Prometeo el cual robo el fuego
del carro de Apolo y lo trajo a la tierra para que lo usaran los hombres y eso desato la furia
de los dioses y castigaron a Prometeo lo ataron a una roca y unos cuervos devoraban su
hígado que era renovado constantemente, con esa obra tuvieron un gran éxito, Marco
fue a charlar con Atico sobre los problemas que tenía con la ley y ver si se podían
solucionar.

Capítulo 29
Marco y Julio se dirigieron a casa de Sila, acompañados por tres oficiales. Todo en la
ciudad se veía mal y se podía escuchar el murmullo de la muchedumbre.
Marco recordaba cuando Arquias le dijo que él tenía sangre de político, algo que Marco
odiaba, pero se puso a reflexionar sobre la grandeza de las leyes de Roma.
Llegando a la casa de Sila, se dio cuenta que era un buen ambiente, con buen olor y
armonía, Sila salió a recibirlo con gran jubilo y agradeciendo que haya aceptado la
invitación a cenar.
Le informo que serían pocos invitados, que irían Julio, Pompeyo, Craso, Pisón, Curio y
algunas actrices y cantantes.
Marco se vio un poco incomodo, pues expreso que la ropa que llevaba no era para la
ocasión, observaron que la mesa donde seria la cena estaba bien acomodada con
encajes y cubiertos finos, saludaron a los demás invitados.
Todos los invitados platicaban mientras ignoraban a Marco, y se inició una conversación
acerca de Catilina y mostro que tenía los argumentos para ser un buen abogado.
Exclamo a todos su propósito de modificar las leyes de la antigua Roma, Sila se mostró
molesta por los argumentos de Marco, él se sintió avergonzado por la postura que Sila
mostro.

Opinión:
Este capítulo de la columna de hierro me pareció demasiado interesante, pues la forma
en como Marco se hace resaltar entre tanta gente egoísta y la postura que el adopta
mientras están en la cena.
Mas aun cuando uno de los invitados le pide a Marco que siga hablando y él le da a
entender que no trabaja gratis.

Capítulo 30

Después de la cena que tuvo con Sila y sus amigos, Marco se dirige a casa de Arquias y se
ve preocupado por preparar una buena defensa para Servio, visito a sus trabajadores,
amigos y familia.
Preparo una buena defensa y se la hizo saber a su defendido, Servio no se mostró
conforme y le dije que era demasiado arriesgado lo que planeaba argumentando que él
siempre ha sido una persona precavida.
Marco le hizo saber que las naciones precavidas siempre terminan siendo esclavas y le
repitió muchas veces lo que iba a argumentar ante el Senado y que no le pedía nada
malo ni deshonroso le puso el ejemplo: Si un hombre trepa hasta un pilar muy alto y luego
se tira estúpidamente creyendo que los dioses lo sostendrán con sus brazos y sus alas,
¿van a sujetarle éstos? No. Lo lógico es que los hombres empleen la inteligencia y
prudencia de que están dotados y que no tienten a los dioses. ¿De qué le sirvió a Ícaro su
imprudencia? Apolo derritió la cera de sus alas presuntuosas y le dejó morir en el mar.
Después de tanto alegar, Marco convenció a Servio de presentar tal defensa.

Opinión:
La frase que me llamo mucho la atención en este capítulo fue: “Las naciones que son
precavidas siempre terminan siendo esclavas”.

Capítulo 33

* Sensación

En este capítulo me sentí capaz de identificar varias instituciones a lo largo del mismo,
como la familia, las creencias politeístas y la política. En diversas partes me consideré
identificada con el narrador cuando hace referencia a través de los personajes sobre
formas de pensar acerca de sucesos cotidianos, un claro ejemplo es la parte en la que se
encuentran en un dialogo directo Julio y Lucio; y el primero alude a la edad y la
experiencia usando a unos pavorreales como ejemplo.

* ¿Qué Aprendí?

Principalmente, la parte de las creencias Romanas y de las deidades en las cuales


depositaban su fe, de igual manera en el ámbito político, las críticas de Julio y Lucio sobre
el Gobierno Romano.

* Resumen

Marco permanece enfermo en su casa y Julio y Lucio critican la situación del gobierno de
Roma y las supuestas incoherencias que decía Marco en su lecho de enfermedad, en
donde mencionaba que Julio seria traicionado por su propia sangre, a lo cual Julio
exclamo que no tenía hijos sin embargo recordó a su hijo adoptivo Brutus, lo cual lleno a
Julio de ansiedad. Con el paso del tiempo Marco mejoro poco a poco por lo cual tuvo
que mudarse a Grecia.

Capítulo 34

* Sensación

En este capítulo, me sentí identificada a futuro con los discursos, de Marco Tulio en Grecia,
ya que, en muchas partes de estos, compartía las mismas opiniones.

* ¿Qué Aprendí?

Aprendí, que lo que el abogado ofrece, es un discurso y que el poder de este recae en el
lenguaje esencialmente. El discurso fundamentado, es el arma que requiere un buen
abogado, para poder persuadir a un auditorio y así generar una idea, que culmina en
una forma de pensar que se acepte como verdadera, aunque esta no lo sea.

* Resumen

La actuación de marco en Grecia es similar a ala de un evangelizador este llega a una


nueva ciudad y llega hablando de dios y esclareciendo que dios no es solo para los judíos
si no para todo aquel que recurra a él, después de esto Marco partió con sirio y quinto
hacia Atenas.

Capítulo 35

Al día siguiente partió con Quinto y Sirio de nuevo para Atenas. ¡Tierra luminosa!, pensó
marco mientras iba sentado en el coche conducido por su hermano. Llegaron a Nauplia
al medio día y descansaron en una tranquila posada con vistas al mar, Marco se sentó en
la terraza mirando los vivos colores y tomo un sencillo almuerzo consistente en miel,
cordero frío, ensalada con especias, pan moreno y blanco y queso. Mientras comía no
ceso de mirar el cielo color zafiro de Grecia. Era fácil comprender por qué este cielo, este
fuerte, aunque estimulante calor, estas colinas aromáticas, este resplandor del mar color
ciruela, pudo dar nacimiento a la más noble sabiduría que hasta entonces había
concebido el hombre.
Pensar en Roma era un fondo vehemente para las reflexiones de Marco. Pero ahora, solo
podía pensar en su ciudad de un modo objetivo. Ya no constituía una presión feroz sobre
su mente. Debía retornar a ella porque era suya; pero debía regresar aliviado y con
mayores animados.
Marco almorzó solo. Para Quinto, la presencia de otros era necesaria para su alma
bulliciosa. Le gustaban las risas, las conversaciones alegres y los chistes fuertes. Adoraba a
su hermano, ante el que se sentía un poco atemorizado y había llegado a pensar que
Marco estaba agotado, pálido de tanto pensar. Se sintió ofendido porque a Marco no le
hubiera gustado su corta experiencia militar. Los que preferían los libros y las profesiones
eran tipos rancios, siempre quejándose de que los soldados nos comprendían las artes de
la civilización. Quinto movía su cabeza, desconcertado. Sin embargo, Marco merecía su
respeto, su lealtad y su devoción.
En la posada, todos querían a Quinto, con su rizado pelo negro, sus mejillas cloratadas y
sus fanfarrones modales romanos. Hasta los griegos le perdonaban que fuera romano.
-Mi hermano -explicaba Quinto- sabe mucho de leyes; pero no entiende nada de política.
Y no tengo más remedio que darle lecciones. Las carreteras estaban polvorientas y
aunque eran estrechas, se les podía considerar buenas. Marco sonrió somnolientamente
al oír las obscenas cantinelas de su hermano y levanto un poco el brazo para proteger sus
ojos del sol. A la puesta de sol, Marco se incorporó en los almohadones y bostezo
satisfecho.
Oyó un ruido de cascos detrás de él, y vio a dos hombres encapuchados que se
acercaban rápidamente al coche. ¡Qué caballitos tan magníficos! Pensó, al ver sus
blancos cuerpos relucientes. Entonces Marco sintió un poco de ansiedad. La carretera era
aquí muy estrecha y el terraplén que bajaba hasta el mar era muy empinado y lleno de
grandes piedras agudas. Si los jinetes intentaban adelantarse al coche, tenían que
hacerlo en fila de a uno y no en fila de dos como iban ahora.
-Están locos –dijo Quinto mirando por encima del hombro. Sirio se quedó un poco atrás,
para dejar más sitio al coche. Marco se incorporó alarmado y se agarró a un lado del
coche. Sirio grito y Quinto tiro de las riendas, en el último instante, el segundo jinete se
alineo detrás del primero. Volvieron a juntarse una vez hubieron pasado el coche, pero
entonces aflojaron la carrera. El aire estaba lleno de un brillante polvo asfixiante y Quinto,
Marco y sirio quedaron momentáneamente cegados y tosieron.
De repente, uno de los jinetes se volvió para mirar el coche, de pronto una espada larga
brillo en su mano, o quizá fuera una lanza, fue lanzada contra el coche. Se oyó un sordo
sonido cuando el arma se clavó contra el pecho de uno de los caballos. El coche volcó
hacia atrás chocando con el cadáver del primer caballo y Quinto salió por los aires como
Ícaro, cayendo pesadamente en la carretera, donde se quedó inmóvil. Marco fue
lanzado al suelo del coche volcado, donde rodo hacia atrás yendo a parar también a la
carretera, golpeándose la frente con las piedras. Sirio tuvo más suerte, iba cabalgando a
la derecha del coche y casi a su lado, comprendió instintivamente, frenando su caballo y
sujetando riendas, aunque su caballo tropezó con el coche y casi fue lanzado de él, pudo
dominar al animal y hacerlo girar sobre sobre patas traseras. Pero la suerte le duro poco,
ya que logrando detener su caballo, sintió un terrible dolor en el pecho y quedo mirando
la lanza que se había clavado en él. La oscuridad cubrió sus ojos y cayó muerto de su
caballo, desplomándose al lado de Marco. Los jinetes hicieron un alto a cierta distancia y
miraron hacia atrás.
-Asegurémonos –Dijo uno disponiéndose a desmontar. El otro jinete vacilo
- ¡No! – ¡Sin duda han muerto todos! Crucemos corriendo por este campo de modo que
no nos vean los que vienen. Llegaran aquí enseguida –jadeo y sonriendo se enjugo su
rostro sudoroso-. Nadie habría sobrevivido a eso, ni siquiera Quinto con su armadura de
cuero y su dura cabezota.
Quinto no estaba muerto, aunque si aturdido por el golpe. Su atavió militar lo había
salvado. El casco le había protegido la cabeza. Y oyó lo que decían aquellos hombres. Se
puso de rodillas sacudiendo su cabeza y escupiendo sangre por la boca. Vio que el
caballo de sirio estaba temblando junto al cadáver de su amo. Aunque a Quinto le
temblaban sus piernas, hecho a correr hacia el caballo y en un instante estuvo montado
en su silla. Hecho un vistazo a su hermano y a sirio que yacían en el polvo, volvió a su
caballo y hecho a correr tras los atacantes, que ya eran pequeñas Figueras huyendo a lo
lejos. Los persiguió, esgrimiendo su espada militar. Él no tenía más que un solo
pensamiento: darles alcance y matarlos.
Un grupo de comerciantes con sus sirvientes los que habían llegado al sitio donde
ocurrieron los hechos, vieron que sirio fiel sirviente negro, estaba muerto. Reconocieron a
Marco, le sangraba la cara y cuyo brazo izquierdo estaba evidentemente roto, aun
respiraba.
- ¡Fueron ladrones!
- ¡Que suerte que hayamos llegado antes de que les robaran y acabaran por matar a
todos! –exclamo otro.
- ¿Pero ¿quién es ese que persigue a los asesinos? –pregunto un tercero señalando con el
dedo-. ¡Miren! ¡Los ha alcanzado! ¡Y está luchando con ellos!
Entonces mientras observaban fascinados, vieron que un jinete huía para salvar la vida. Un
instante después Quinto clavo su espada en el costado del jinete que quedo y el hombre
se desplomo en el suelo. Luego se inclinó sobre él. Después miro después miro al jinete que
había huido y que ya estaba demasiado lejos para que pudiera ser perseguido.
- ¡Que valiente! –ha luchado contra dos, matando uno y haciendo huir al otro. ¡Miren!
Vuelve a montar y ya regresa.
Marco se despertó adolorido a la luz de una lampara, a su lado el magullado y herido
Quinto. por un momento se quedó mirando cómo sin ver al rostro amodorrado y
descolorido de su hermano y a su labio del cual emanaba aun un poco de sangre.
¡Ladrones! Pensó. Pero allí, en la mesa cercana junto a la vacilante lampara, estaba sus
bolsas con el dinero y su daga alejandrina incrustada de piedras preciosas.
Quinto, el soldado que podía estar durmiendo profundamente en un momento, para
estar completamente despierto al siguiente, dio un respingo en la ancha silla de roble, en
la cual había estado dormitando.
- ¡Hola! –Exclamo Quinto-. Estamos vivos y eso es todo lo que importa
- ¿Fueron ladrones? -Pregunto Marco.
-No –respondió Quinto. Su rostro lesionado adopto un gesto grave y cansado. Respiro
profundamente. –Debo hacer un sacrificio especial a Marte, que nos ha salvado. Han
querido matarnos. –Conto a Marco lo ocurrido. Marco empezó a llorar.
- ¡Pobre sirio! –exclamó
-Nuestra muerte fue cuidadosamente planeada –dijo Quinto. De no haberse acercado las
mercedes por casualidad, nosotros estaríamos en el palacio de las sombras, porque los
jinetes se habrían asegurado de que estamos muertos. –Quinto hizo una pausa-. También
entendieron que habíamos sido atacados por unos asesinos, no por ladrones.
- ¿Entonces quiénes eran? –pregunto Marco
Quinto rebusco en su bolsa y saco un objeto de ella y mostro a Marco algo pequeño y
reluciente.
- ¿Reconoces esto? Lo quite de la mano de uno de los que quisieron asesinarnos.
Marco parpadeo el enjoyado anillo en forma de serpientes que sostenía Quinto en su
mano y su temor se le hizo algo insoportable, hasta el punto de que no pudo hablar.
Quinto, con un gesto de disgusto, lo arrojo sobre la mesa y dijo: Era a ti a quien querían
matar.
- ¿No reconociste a ninguno de ellos, Quinto?
-No. No los había visto nunca; pero eran soldados romanos. Y por el modo como luchaba,
eran soldados, hábiles y bien entrenados
-Es evidente que tu muerte es bien deseada –dijo Quinto.
A salvo en casa de Atico, su edito, Marco escribió a Julio Cesar en Roma. “Te devuelvo un
anillo con el que creo estas familiarizado. Fue tomado de la mano de un muerto, de los
dos jinetes que nos atacaron a mí y a mi hermano Quinto en la carretera de Epidauro
Atenas, ya había visto un anillo de esta clase cuando intentaron matarme en Arpino, no
pude llegar a otra conclusión sino a la de que los mismos hombres vuelven a desear de
nuevo mi muerte”.
Siempre te he querido como si fueras un hermano menos y no puedo creer que tú
también seas responsable de este segundo ataque, ni que fueras responsable del anterior.
Sé que tú conoces quienes son las personas que desean mi muerte y que hasta es posible
que tú seas parte de su grupo. Estoy entristecido por la muerte de mi fiel sirio. Nunca
perdonare a los que dieron muerte a ese inocente. Un día lo vengare.
“Devuelve este anillo a tu amigo, Julio, e infórmale que lo recordare siempre y que su
sangre enjugara la sangre de un esclavo”. Sello la carta con el aniño que su abuelo le
lego y que llevaba el sello de los Tulios.
Julio estaba sentado en la mesa rodeado de sus amigos. Julio miro despacio a los rostros
de los hombres que lo rodeaban, - ya se los he dicho s todos -dijo Julio- Cicerón está bajo
mi protección. Y continúo en la mesa preguntando a cada uno de sus acompañantes
sobre la ausencia de sus anillos y su extraño comportamiento.
“Estoy perplejo, querido a migo al comprender porque me has enviado ese curioso anillo,
cuyo diseño jamás había visto. Lo he hecho reducir de tamaño para regalárselo a una
dama a la que admiro grandemente y que es muy aficionada a las joyas de origen
egipcio. Es posible que alguno de esos bandidos hubiera robado el anillo y presumiera
con él, acepta mis expresiones de preocupación y mi condolecía porque resultaras
afligido. Me alegra que tú y tu hermano sobrevivieran.
Las duras expresiones de tu carta han herido el corazón de uno que te quiere
profundamente y tus insinuaciones me han sorprendido. ¿Quién va a poder desear tu
muerte, tu, que eres un abogado integro que no tiene enemigos y que inspira admiración
a las multitudes?
Hace poco he visitado a tu querida madre, que es como otra madre para mí. Se
encuentra disfrutando de buena salud. Tu padre habla de ti con orgullo y alegría. Mi
querido amigo mis ojos se animarán el día que te vean de nuevo. Oro por tu retorno. Te
abrazo y te beso en la mejilla.
Marco se el mostro haciendo una mueca a su hermano. –Me temo que has ofendido a
Julio –dijo Quinto. Marco soltó una carcajada que dejo desconcertado a su hermano.

Capítulo 36

El procónsul romano estaba disgustado con Marco. Marco a su vez estaba


particularmente disgustado con su hermano Quinto, por irse de la lengua en las tabernas,
había sido la causa de que el procónsul fuera de visita a la encantadora casa de Atico.
Quinto permanecía un poco avergonzado al lado de Marco, mientras el procónsul
tomaba sobos de vino y miraba enfadado a ambos hermanos.
-No creo que fueran romanos los que atacaron al noble Cicerón
-No vi sus rostros .contesto Marco-; sin embargo Quinto que lucho contra ellos y oyó sus
voces, dice que eran romanos.
-soy soldado –replico Quinto-, y por tanto estoy acostumbrado a recibir golpes sin perder
el conocimiento.
–No eran griegos eran romanos –insistió Quinto
El procónsul tosió
-Los griegos admiran a su hermano, capitán; pero por otra parte no quieren a los romanos.
Una de las estrofas menos ofensivas de una nueva canción, nos tacha de caníbales y de
barbaros.
-Si usted hubiera examinado el cadáver el hombre al que mate, habría descubierto que
era romano – dijo Quinto
-Ya se lo he dicho. Cuando llego la compañía que mande desde Atenas, el cadáver
había desaparecido. ¿Quién se lo llevo?
-Desearía que las autoridades no se ocuparan más de este asunto –dijo Marco.
-Usted olvida, noble Cicerón, que nosotros somos pueblos amantes de las leyes. Si
hacemos caso omiso de este ataque, daremos vuelo al rumor de que sus atacantes eran
romanos y los atenienses se sentirán encantados.
-Mi experiencia me dice –replico Marco- que cuando más se manosea una herida más se
infama.
El procónsul se voltio displicente.
-Pero si hago caso omiso de esto, todo el mundo despreciara las leyes. Tenía mejor
opinión de usted, Cicerón, siendo abogado.
-Me hubiera gustado ver ese famoso anillo que el noble Quinto Cicerón quito de la mano
al… bandido.
-Marco fingiendo asombro pregunto-. ¡No sé nada de ningún anillo!
-Entonces ¿por qué han llegado hasta mí rumores de que quito uno de la mano del
muerto?
-Los rumores no tiene piernas, por lo tanto, no pueden andar; pero tiene alas asi que
pueden volar–fue la respuesta de Marco.
-Sin embargo, queda una cosa que confió me pueda explicar, noble Cicerón.
Considerando que por poco los matan, ¿Por qué protege usted a los que quisieron
matarlo? ¿quizá conoce usted su identidad o sospecha de alguien?
-No conozco su identidad
- ¿Ha olvidado que como romano y como abogado es un deber apoyar a la ley?
-Mi intención es enfrentarme a esos asesinos algún día, por mi cuenta
-Muy bien, no creo que tenga objeciones que oponer, si hago correr el rumor de que fue
atacado por bandidos que eran extranjeros.
Se despidió con mucha ceremonia, expresando la esperanza de que a Marco le gustara
el viaje por Grecia. Marco dijo a su hermano con ira:
- ¿Por qué siempre te has de ir de lengua cuando bebes?
-Lamento haberte puesto en un aprieto –dijo Quinto con cierta impertinencia. – ¿Por qué
quieres defender a esos asesinos, aunque sean romanos?
-No sabemos quiénes son.
-Pero reconociste el anillo-
-Cierto. Pero solo he visto a un hombre que lo llevara puesto. Es un conocido mío. Y dudo
que fuera Pompeyo quien nos atacó.
Salió al bellísimo jardín de la casa de Atico y alzo sus ojos hacia la distante Acrópolis,
parecía estar al alcance de las manos, distinguiéndose perfectamente en todos sus
detalles, confundiendo los sentidos.
Era extraño que los hombres hubieran exaltado, hacia siglos, a los dioses erigiéndoles este
esplendor. La pugna entre los dioses y los hombres jamás terminaría, hasta que los dioses
dejaran de estar disgustados con los hombres y cesaran de odiarlos y los hombres se
arrepintieran de sus bestiales enormidades. ¡A veces los dioses eran más malignos que los
hombres con toda su petulancia! Porque los hombres en ocasiones tenían piedad.
Marco miro hacia la maciza ciudad, cuyas fachadas relucían con una cegadora luz
amarilla. Vio la gente que apresuraba por las numerosas calles, a los que ya dejaban sus
tiendas y el Agora. Marco volvió a alzar la vista hacia la dominante acrópolis. Y allá la
colina, bajo las murallas, estaba el círculo blanco y elevando del teatro de Dionisos,
donde se representaban diariamente las inmortales obras de teatro griegas para la delicia
de los atenienses. Aquí era donde Antígona había defendido que los derechos de los
individuos estaban por encima de los derecho del Estado, y que la libertad nunca
deberías de ser amenazada por leyes perversas u hombre orgullosos que quisieran
afianzar su poder o satisfacer sus ambiciones, silenciando el grito de la libertad.
El dictador en infame exilio y la llamada de Antígona, aun recorría el mundo moderno que
incesantemente luchaba contra el ansia de poder de los hombres malvados.
Era dentro de aquellos resplandecientes muros donde el hombre adoraba y a la vez
desafiaba a los dioses, intentando aplacarlos glorificándolos. El antagonista continuaba
esculpido en piedras que no daban ninguna respuesta, pintando en los fríos de los
frontones, incrustados por el mármol. La cuestión seguía siendo insoluble.
Los hombres paseaban por las columnatas en las cuales había meditado Sócrates, Platón
y Aristóteles, así como todos los poetas y los maravillosos dramaturgos de la grandeza de
Grecia. El Partenón, la estatua de Atenea Partenos, las muchas otras estatuas y pequeños
santuarios, las estructuras de las edificaciones del saber y de la música, los blancos
senderos, la escalera ascendente, el centelleo de los blancos tejados: todo eso cabía
dentro de sus muros, y todo afirmaba que era el hombre y no los dioses, los que habían
creado esta titánica maravilla.
No era de extrañar, pensó Marco, que hombres de todas las partes del mundo vinieran a
ver esta Acrópolis. Que los hombres del futuro admirarían su propia ciencia y sabiduría, sus
propias leyes y filosofías. El hombre había alcanzado su ápice de encanto y sabiduría en
esta Acrópolis. Marco invariablemente, se sentía a la vez deprimido y exaltado ante esta
panorámica; deprimido porque el hombre fuera tan poca cosa y exaltado por que el
hombre hubiera sido alguna vez tan grande. Dios y el demonio: el hombre era un misterio
mucho más grande que la Acrópolis de Atenas.
Marco no sintió que el crepúsculo había refrescado, se sobresaltó cuando Quinto se
acercó para traerle unas cartas recién recibidas.
- ¡Voy a ser padre! –Grito, golpeándose el pecho con el puño a la manera militar-.
¡Alégrate conmigo, Marco!
Marco lo abrazo, besándolo en la mejilla.
- ¿Ya se lo has dicho a Atico? –le pregunto
-No –respondió Quinto-, aún no ha vuelto de la ciudad y de sus negocios
-Recemos para que tengas un hijo muy guapo –propuso Marco
Quinto respiro profundamente y luego dijo:
-Mi hijo será un valiente. Un romano. Yo lo enseñare bien. Marco por un momento sintió
envidia de su hermano. Pomponia, su joven esposa, podía ser madona y descarada, pero
amaba a su esposo y él correspondía ese amor, aunque le tuviera miedo. Helvia, que ya
tenía un hijo favorito, pronto seria abuela. Ella también tenía un esposo, aunque fuera
como un chiquillo. Por primera vez Marco pensó seriamente en el matrimonio. Seguro que
en Roma encontraría una mujer que lo quisiera más que a nadie, cuidaría de su nuevo
hogar, vigilara a los criados y le diera hijos, una mujer que fuera de tierra, donde Livia ya
no moraba.
Un hombre necesita una mujer que no quiera más que a él, cuyos brazos sean un refugio
para su desaliento, cuya sonrisa proporciones un remedio para su melancolía, cuyos ojos
se ensombrezcan de compasión ante sus dolores.
-Aún no has leído tus cartas –le recordó Quinto-. Una es de nuestra madre y tienes muchas
más.
Marco abro la carta de su madre. Todo en ella era sentido común, como siempre. Helvia
había visitado todas las diferentes villas propiedades de Marco y hasta había ido a Sicilia a
ver su granja y a ponerla en orden. Había pasado con Tulio unos días en la isla. Echaba
mucho de menos a sus hijos. Se encargaba, sagazmente, de que la esposa de Quinto
fuera a darle al fin un hijo. Los olivares y viñedos propiedad de Marco prometían una
buena cosecha. En resumen, que todo iba bien.
“ya hace mucho tiempo que estoy interesada en que pienses en Terencia como tu futura
esposa, pues no solo es de origen patricio, sino también la hermana de Fabia, la virgen
vestal, que ha augurado toda clase de bendiciones al matrimonio de su hermana y a su
futuro esposo. Es dueña de varias casas en Roma, de las cuales obtiene una estimable
renta, así como de una granja cerca de Arpino. Es muy virtuosa y no tiene una lengua
viperina como mi nuera Pomponia.
Marco pregunto a su hermano:
- ¿Tú conoces a Terencia?
- ¡Ah! -exclamó Quinto, que había estado mirando a la Acrópolis. Se volvió girando sobre sí
mismo y se quedó contemplando a Marco-. Su hermana Fabia, la virgen vestal, es una
mujer de belleza extraordinaria.
-Pero no estamos hablando de Fabia, te mencione a Terencia. Deduzco que no es tan
hermosa como Fabia.
-Es amiga de mi mujer – contesto-, y ha venido a visitarnos a casa. No recuerdo muy bien,
aunque creo que su voz era amable, pero de tono firme,; su porte recatado, como el de
una romana chapada a la antigua. ¡Ah! Espera. ahora la recuerdo más claramente. Tiene
el cabello y los ojos castaños y es de tez pálida. La creí enferma; pero Pomponia me
aseguro de que goza de excelente salud. Habla con voz suave. Creo que Terencia es muy
virtuosa. ¿Cómo podría ser de otro modo teniendo una hermana que es virgen vestal?
¡esa deliciosa Fabia…!
-No es con Fabia que pienso casarme –dijo Marco-. A mi madre le complacería mucho
que me casara con Terencia.
-Uno no se casa por que sí. Una vez casado toda su vida cambia y queda coartada y
ordenada. Se diría que uno ha caído en una trampa.
Marco se aguantó las ganas de reír.
-Se ve que no consideras el matrimonio como un estado feliz, ni lo recomiendas.
- ¡No hay ningún esposo, que, aunque posea una esposa bella y virtuosa, no lamente en
ocasiones haber puesto los ojos una vez en ella!
-Mi nueva casa del Palatino necesita una dueña.
-Nuestra madre aun no es muy vieja –dijo Quinto, en un último esfuerzo heroico para salvar
a su hermano del desastre-. No tiene más de cuarenta y cuatro o cuarenta y cinco años.
A esa edad hay señoras en Roma que ya han tenido cuatro o hasta seis esposos y siguen
alegres y apetecibles. Nuestra madre podría ser la dueña de tu casa.
-No he olvidado a Livia. No podre darle a una mujer lo que le di a ella. Mi corazón sigue
estando en las manos muertas de Livia.
-Hablas como hablaría un hombre que se sintiera desgraciado. Capítulo 39
Los esponsales se celebraron del modo más razonable y sin ninguna ilusión. De acuerdo
con la costumbre, hizo en un último y triste esfuerzo por infundir cierto romanticismo a la
situación, pero teresa le contesto que prefería regalos que fueran útiles en su nueva casa
de palatino. - Ella prefería el dinero al cariño.
Marco, que era tan psicólogo adivino enseguida todo lo que ella trataba de ocultarle,
pero Terenciana tenía tantas virtudes que el creyó que dichas virtudes compensarían sus
defectos. Marco trato de besar a su esposa, pero ella pronto salto ultrajada. Marco quizá
pensaría que le había causado repugnancia. – Él no sabía que pasaba con ella, pero aun
asi le tenía cariño.
El casamiento se celebró al estilo romano antiguo. A marco le parecía que terencia lucia
horrible a comparación de bodas alegres a las que anteriormente había asistido. Tulio que
había demostrado gran indiferencia por la boda de su hijo, creyendo vagamente que
alguien del Olimpo intervendría para salvar a marco de tan horrible destino, se sintió
abatido Los testigos, amigos y parientes soltaron exclamaciones de júbilo y bendijeron y
felicitaron a los novios. Marco bebió hasta que los oídos le zumbaron.

Capítulo 40

Marco durmió junto con su esposa, aunque él no sabía si ella lo amaba. Ella lo miraba de
un modo amable y por lo menos estaba seguro de que era su amiga.
“Ya se ha metido en política y eso que tú siempre has dicho que era inofensivo. ¿Es que
hay algún político inofensivo? ¿Quién sabe a dónde le llevara su carrera si no lo
impedimos? Desde niño he sabido que es una amenaza para lo que somos y
ambicionamos.” Catilina. – Estas son aún frases de la actualidad que de una u otra forma
tratan de dar a conocer la corrupción en el ámbito político.
Cicerón esperaba un hijo, pero terencia le da una hija. Parecía que terencia no retomaba
bien el papel de respeto que tenía hacia marco y eso a él le empezaba a disgustar.
Cicerón y terencia hablaban ¿sobre sus conocimientos y terencia le comentaba el elegir
a mejores amistades para subir de cargo político. “La vida es demasiado corta como
para darse gustos de cenas con amigos” “Todos los políticos compran cargos” decía
terencia. – Esta me parece una frase muy material que hasta en la antigua roma la
practicaban, el hacer dinero y no amistades, el preocuparse por cosas sin sentido y menos
por el amor, la amistad y el cariño.
Un párrafo en el que marco le dice a terencia que la ley prohíbe que los abogados
acepten honorarios, solo pueden recibir regalos y legados.- Cosa que hoy en día no se
toma en cuenta, ni se sigue tal y como lo hace Marco.

CAPITULO 41

Julio alza nada-contesto-de que haya una conspiración contra ti y los cónsules. Y si la hay,
yo nada tengo que ver con ella ni he oído lo más mínimo.
Embustero - replico Marco muy calmoso. Sabes que mientes y no te da vergüenza. Podría
destruirte en todo momento, julio. Si Quito clavara su espada en tu cuerpo ¿quién se
atrevería a juzgarlo o a reprochártelo? Los militares son más poderosos que vosotros
incluyendo a Craso.
Si hay tal complot, y yo lo niego me rio de él, repito que no sé nada ¿quién hace caso a
catalina, que está loco? Es posible que haya tramado algo en su locura y tú has oído
algunos ridículos rumores.
Julio se quedó mirando a Craso, Pompeyo, Curio, Pison y Catilina.
-Ya os dije desde el principio que era un complot muy precipitado y como Pompeyo nos
advirtió, una conspiración muy mal fraguada.
Un dictador, querido señor- dijo Julio-, siempre tiene que cargar a cuestas con todos los
réprobos. Los recoge, lo mismo que la quilla de un buque va recogiendo percebes.
Cuando nació su hija Tulia, la luminosidad de Grecia Iluminaba todavía los pensamientos
de Marco, así que, a pensar de sus profundas convicciones, le parecía que había
esperanzas en el futuro y que él y su país podrían lograr muchas cosas de provecho.

Capítulo 42
Antonio, el patricio, apreciaba a cicerón a pesar de que este fuera un hombre nuevo. De
familia poco distinguida, exceptuando a los Elvio por la parte de su madre.
Sus ojos se empezaron a relucir con una fría amarillez. Al final hablo; pero fue para dirigirse
a Antonio. - Soy cónsul de Roma, Antonio y tú no eres mi colega. Aquello no era el fino,
como Cicerón sabía muy bien que no seria. El individuo rubio, menudo y delgado, el viejo
amigo de Catalina, había sido nombrado gobernador de Hispania un año antes del
proceso de Catilina ante el senado.
Mientras tanto Quinto Curio, que habido estado asechando en Roma, cayó en desgracia
y tuvo que esconderse, Apenas si había transcurrido una semana de la derrota de
Cataiina, cuando apareció una mañana asesinado. Como muchos hombres de buen
humor, cometió el error de creer de que todos los hombres lo tenían, así cuando se
permitía alguna observación jocosa a algún conocido. Cicerón llego a descubrir a costa
de sí mismo, que una de las peores calamidades que afligen a un alto funcionarios, es la
necesidad de estar constantemente guardado contra las tendencias homicidas de
aquello a quienes sirve. Cicerón no permitía que nadie se entrometiera en su biblioteca,
donde se pasaba horas escribiendo libros y ensayos para su editor,. Era muy cierto las
aldeas y el campo daban origen a los Cinnatos. Roma producía hombres como Craso,
Catalina y los César.
Ciceròn decidió unirse a Pompeyo, él estaba a favor de La Ley y La Constitución.
Ciceròn cayó enfermo por lo que Pompeyo tuvo que irse a luchar contra Cesar.
Mientras tanto Ciceròn tenía alucinaciones y pesadillas y en una de esas soñó que
Pompeyo estaba muerto, al despertar, le ocultaron la verdad porque aún no se
encontraba bien de salud pero el comenzaba a sospechar que algo no estaba bien,
después ya no se podía ocultar más la verdad, Cesar había obtenido la victoria en
Farsalia y Pompeyo había huido a Egipto, allí le fue asesinado por un soldado sin
importancia.

Capitulo43

En este capítulo marco ignoraba que él era la fachada de mármol blanco detrás de la
cual se escondían se escondían las actividades de Craso, Julio César, Pompeyo el Magno,
Catilina y otros. Pues como marco era íntegro, los amigos que le rodeaban, también
deberían de serlo, así es como lo pensaba el pueblo.
Craso y Julio protagonizan una charla en la que se dice que Marco había estado un tanto
inquieto acerca de lo que pasaba con Catilina, las actividades que realizaba, dijeron que
más convenía ser cuidadosos en lo tocante a Catilina y que Marco no se enterara de las
actividades.
Marco platicaba con Noë y éste último le decía que algo sospechaba que algo se estaba
tramando en la ciudad y que se retiraría a Jerusalén, dando como consejo a Marco que
se retirara a Arpinum, Marco dijo que aún era muy joven para retirarse y que debía servir a
la ciudad.
Marco escribe a Atico haciendo una analogía entre los burócratas y los buitres.
Marco asistía a eventos como edil curul, era agasajado por Pompeyo, Craso, Julio. Esto
era una ofensa a su rectitud, pues algunas veces pensaba que eran más amistosos que
otras personas que le rodeaban. Para él, éstos deberían ser repulsivos.

Capítulo 44

Marco se sentía con un peso tan grande, se sentía afligido se preguntaba con qué sentido
venimos al mundo, qué es lo que nos espera al final, por qué debía ocuparse mañana de
lo que abandonó hoy, él decía que servía a Dios y con esto se sentía aliviado.
Entre sus reflexiones llegó Julio y preguntó por qué tan serio a lo cual Marco sonrío y
estrechó la mano de su amigo que julio sorprendido mirando inquisitivamente. Julio dijo
que había apenas regresado de la Hispania Ulterior. Marco dijo que Julio ya había
envejecido, habían pasado años sin verse. Charlaron acerca de lo que entre el lapso sin
verse había sucedido. Entre la plática Marco dijo que él tenía principios que no lo dejaban
alcanzar todo, que se conformaba con sólo alcanzar una parte, a esto Julio respondió
que ese era su tigre.
Julio dijo que su tigre eran las mujeres, de lo comentado platicaron acerca de una chica,
una bella chica. Esta chica prefería los honrados.
Terencia apareció sin percatarse de que su esposo tenía visita llevando a Tulia, el amor de
los amores de su padre. Julio dijo Terencia que fuese con Craso a cenar, ella dijo que
mañana y Marco aun siendo cortés aguantaba las ganas de reír.
Julio se marchó y marco pidió a Tulia que se retirase. Terencia se quedó diciendo que su
grosería era imperdonable, a lo cual marco contestó que Julio lo fastidiaba. Terencia dijo
que muchas cosas eran las que últimamente le fastidiaban a Marco, que ni a su padre le
hablaba ya casi. Inició una discusión en la que finalmente Marco, con un tono satírico,
dijo a Terencia que tenía una amante.
Marco se encontraba en su isla ancestral, en pleno otoño. Entre sus inquietudes, Marco
pensaba que se estaba haciendo viejo, que había oscuridad en sus pensamientos, nada
le consolaba.
El medico de Arpinum le dijo que algún día pasaría su malestar, que él había pasado por
lo mismo. Marco dijo que no creía.
Recibió una carta de que Sergio Catilina había sido nombrado por Craso pretor de Roma,
en lo cual, Terencia decía que ese cargo era el que correspondía a Marco. Marco lleno
de rabia, odio y pasión cabalgó hacia Roma.
Capítulo 47

Clodio se dijo de acuerdo con que la República estaba perdida y que el futuro de Roma
pertenecía a los Cesares. Marco dijo que la nación estaba corrompida y desmoralizada
que Roma ya no tenía remedio. Describen a Clodio como un joven como: vivo,
inteligente, delgado, no muy alto, moreno y de ojos negros muy brillantes. Marco le
pregunto a Clodio que, si en caso de enfrentamiento a quien apoyaría, Clodio le dijo que
apreciaba mucho a Marco pero que la causa a la que defendía estaba perdida.
Entonces Marco pregunto a Clodio que, si tenía ambiciones y este contesto que sí, pero
solo para su país y su honor. Clodio dijo que cada vez que se está en una nueva era
pasaban cosas similares a las que ya habían sucedido anteriormente porque el hombre
no cambia.

Cuando Clodio visito a Julio Cesar le dijo que los hombres honrados pertenecían a una
categoría que ellos ya no podían dominar, entonces Cesar contesto que le daban lastima
esos pobres hombres honrados que creen que la honestidad acabara por ser admirada
por a nación. Marco le expreso a Quinto su hermano todo lo que él había hecho por él y
que gracias a eso él era rico, y este le contesto que quería más a Marco que a su esposa
y a su propio hijo y que lo único que buscaba era protegerlo.

Marco le dijo que las cosas en Roma cada día eran más caóticas y nada sencillas, y
Quinto le dijo a Marco que aceptaba demasiados compromisos y debía ser como su
padre, ya que él nunca tuvo que comprometerse porque nunca adopto una actitud. El
hermano mayor, ósea Marco le dijo que no era nada fácil estar aguantando a Cesar,
Pompeyo, Craso y a todos sus amigos. Después Quinto le menciono que le preocupaba su
hijo, pues temía que le resultara astuto y ambicioso. Dentro de esa conversación Marco le
comento a su hermano que quizá pronto lo harían cónsul de Roma, pero este al
escucharlo le pregunto que, si no había escuchado los rumores de que a Catilina lo
nombrarían cónsul de Roma, pues tenía a la plebe en el puño.

Capítulo 47

Clodio se dijo de acuerdo con que la República estaba perdida y que el futuro de Roma
pertenecía a los Cesares. Marco dijo que la nación estaba corrompida y desmoralizada
que Roma ya no tenía remedio. Describen a Clodio como un joven como: vivo,
inteligente, delgado, no muy alto, moreno y de ojos negros muy brillantes. Marco le
pregunto a Clodio que, si en caso de enfrentamiento a quien apoyaría, Clodio le dijo que
apreciaba mucho a Marco pero que la causa a la que defendía estaba perdida.
Entonces Marco pregunto a Clodio que, si tenía ambiciones y este contesto que sí, pero
solo para su país y su honor. Clodio dijo que cada vez que se está en una nueva era
pasaban cosas similares a las que ya habían sucedido anteriormente porque el hombre
no cambia.

Cuando Clodio visito a Julio Cesar le dijo que los hombres honrados pertenecían a una
categoría que ellos ya no podían dominar, entonces Cesar contesto que le daban lastima
esos pobres hombres honrados que creen que la honestidad acabara por ser admirada
por a nación. Marco le expreso a Quinto su hermano todo lo que él había hecho por él y
que gracias a eso él era rico, y este le contesto que quería más a Marco que a su esposa
y a su propio hijo y que lo único que buscaba era protegerlo.

Marco le dijo que las cosas en Roma cada día eran más caóticas y nada sencillas, y
Quinto le dijo a Marco que aceptaba demasiados compromisos y debía ser como su
padre, ya que él nunca tuvo que comprometerse porque nunca adopto una actitud. El
hermano mayor, ósea Marco le dijo que no era nada fácil estar aguantando a Cesar,
Pompeyo, Craso y a todos sus amigos. Después Quinto le menciono que le preocupaba su
hijo, pues temía que le resultara astuto y ambicioso. Dentro de esa conversación Marco le
comento a su hermano que quizá pronto lo harían cónsul de Roma, pero este al
escucharlo le pregunto que, si no había escuchado los rumores de que a Catilina lo
nombrarían cónsul de Roma, pues tenía a la plebe en el puño.
Capítulo 48

Los Romanos siempre tan realistas y de pragmático pensamiento, sospechaban de los


intelectuales. Simpatizaban con Marco por espíritu justiciero, pero no le podía perdonar
sus libros de ensayos y poesías.
Algunos creían que porque Marco provenía de una clase media no era capaz de pensar
en abstracto. En los tribunales y el foro Lucio exige a las autoridades que lo nombraran
como cónsul de Roma, y así poder lograr lo que siempre ha querido, acabar con Marco.
Clodio es advertido de los malvados planes de Lucio por medio de su hermana Clodia,
pero este no puede avisarles porque sería acusado de traición por lo cual decide avisarle
por medio de un anónimo.

Capítulo 51
Noë ben Joel escribió a su amigo desde Jerusalén diciéndole que lo habían nombrado
cónsul de Roma, el cual era el cargo más importante de la nación más importante del
mundo. Y recordando que tiempo atrás uno de estos no tenía ni la más mínima duda de
que algún día este llegaría a ocupar ese cargo tan importante, y comentan en la forma
en la que el llego a ocupar ese cargo, ya que había muchos otros que también peleaban
por ser el cónsul de Roma, pero que el pueblo lo eligió a él, por sobre todas las cosas, y
comentan que el pueblo prefiere bribones que lo adulen y compren sus votos, a un
hombre que sólo les promete intentar restaurar la grandeza republicana y el honor de su
nación. Pero que sin embargo todo ese pueblo del que el desconfiaba le había dado su
confianza para ocupar tan grande cargo, también le comenta que a pesar de no verlo
tan seguido él tiene unos informantes que le contaban todo lo que pasaba con él, lo cual
le agradaba ya que sabía que él era muy querido. Cuando cambiaron de tema
hablaban que hacía tiempo atrás le había mandado una carta escribiéndole como si su
vida estuviese llegando al final, y que se sentía entre la espada y la pared, y para hacerlo
entrar en razón utilizo el ejemplo de Moisés, el cual era un desconocido pastor que salvo a
pueblo de Egipto de la opresión del faraón, todo esto se lo decía para que no desistiera
en sus actos como cónsul de Roma, y que no menospreciara o no fuera tan modesto con
su actitud ya que este no se sentía merecedor de ocupar tal cargo.
Finalmente llegó a la conclusión de que él le debía todo a ella, porque, ¿quién lo había
estimulado a alcanzar los más altos cargos? ¿No había sido incansable en su insistencia y
no era su familia muy distinguida? Su genio innato se manifestaba en el hecho de que
hubiera podido asegurar un esposo para su hija, de una de las mejores familias Sin ella,
Cicerón seguiría siendo un oscuro abogado dependiendo de la buena voluntad e
indulgencia de insignificantes magistrados.
Antonio hizo observar entonces que tenía una cita concertada en su librería favorita,
donde se iba a poner a la venta un manuscrito que se decía original de Aristóteles, y
colocándose su blanquísima toga, se apresuró a marcharse, dejando a Cicerón ocupado
en resolver lo irresoluble. Cicerón comprendía que su colega había quedado en segundo
lugar en las votaciones debido a su afabilidad y a su preocupación y amor por el pueblo
de Roma. Pero Antonio, que jamás se había encarado con los hechos, tenía que
encararse con ellos ahora y los hechos eran para los idealistas como encararse con
terribles Gorgonas y siempre esperaban que se convirtieran en piedras o que ocurriera
otro milagro. —Dos y dos son cuatro —decía Cicerón en voz alta—, y eso es irrefutable;
pero los hombres como mi querido Antonio creen que, por alguna taumaturgia misteriosa
y oculta, dos y dos pueden llegar a ser veinte.

Capítulo 52
Antonio se dispuso a pasar una velada agradable. Ambos se sentaron en la biblioteca de
éste (al final no había comprado el manuscrito de Aristóteles, adivinando que se trataba
de una falsificación), y bebieron vino y comieron frutas y dulces, haciendo comentarios
sobre el frío invernal que imperaba, contándose chistes y riendo y diciéndose el uno al
otro los últimos chismes que corrían por la ciudad. Antonio disfrutaba con todo esto, pues
le gustaba pensar que la vida sería mucho más feliz si los hombres dejaban de sentirse
preocupados, cesando de señalar con un dedo manchado de tinta a libros y
documentos y de hablar de economías, uno de los tópicos de conversación más
propicios a causar desanimo. Hasta el cabo de un rato, Antonio no se dio cuenta de la
terrible fijeza y de la intensa luz que mostraban los magníficos ojos azules de Catilina, y que
todo el poder de su personalidad había empezado a centrarse sobre él. Catilina estaba
extraordinariamente pálido, en su boca había una sombra azulada y las ventanillas de su
nariz aparecían blanquecinas y distendidas por la tensión. Antonio, siempre solícito, le
preguntó que, si no se sentía frustrado por no haber sido elegido cónsul de Roma, pero
este no hizo caso a sus preguntas que intentaban mostrar su rabia y enojo con los demás
ya que este también quería ser elegido cónsul. Y aprovechando la confusión de la plática
este le explico que tenía un plan para salvar a Roma de aquellos hombres que la habían
llevado a un estado de conflictos entre ellos mismos, diciendo que los ¨hombres nuevos¨
serían los que llevarían a Roma a la destrucción ya que estos explotaban a la gente
pobre, a la clase trabajadora, aprovechando su poder para hacer mal uso de los recursos
que tenían para así controlar al cónsul y al senado.
César, a Craso, Clodio y Pompeyo que sienten ambiciones, no por servir a Roma, sino de
obtener botín y poder. ¿Y en qué acabara todo? Se preguntaban. En el caos, en la
infamia, la destrucción y la decadencia. En la caída de Roma. Es inevitable, a menos que
nosotros nos adelantemos a dar el golpe, los echemos del poder y restauremos la
República, con todo su orgullo, fuerza y virtud. Él lo que quería era formar un grupo de
personas que no tuvieran ambición de poder ya que esta estaba acabando con la
república, todos aquellos banqueros, comerciantes e incluso representantes del senado
que eran los ¨hombres nuevos¨, todos estos eran los que consideraba un mal para Roma y
para la república.

Capítulo 53

Cicerón fue un hombre de la clase despreciada por los aristócratas, de los comerciantes,
los fabricantes, prestamistas, de los negociantes y granjeros ricos. Pero para Cicerón, el
odio estaba en aquellos traidores del honor, de los principios, traidores de la buena
voluntad, del coraje, de la virtud y del valor. En el capítulo 53 estuvo ante él el más
maligno traidor de Roma, Lucio Sergio Catilina, asesino de Livia y de su hijo, el patricio más
bajo y despreciable. Cito a Cicerón al enfrentar Catilina como traidor de Roma, lo cito
porque su valentía me asombra, porque su entereza y seguridad son adquisición de
hombres de rectitud inquebrantable que no temen de nada, porque nada en contra de
su patria y de su pueblo han hecho:
“¡Lucio Sergio Catilina! ¡Se te ha ordenado comparecer ante esta augusta cámara, ante
mí, cónsul de Roma, ante C. Antonio Hybrida, mi colega, ante Licinio Craso, dictador de
Roma, ante Julio César, Pontífice máximo y Magno, ante Pompeyo el Magno y ante la
propia Roma, para responder al cargo de traición y conspiración contra tu país!”
Las palabras que Cicerón dirige al pueblo Romano en contra de Citilina son absorbentes,
fuertes, son rigidez en voz del cónsul de Roma.
Cicerón fue un gran personaje capaz de guiar voluntariamente mares de gentes que le
creían. Este decía que de la Ley de Dios procedían todas las leyes equitativas de los
hombres y a la cual deben éstos ajustarse si no quieren morir en la opresión, el caos y la
desesperación; así, como que el hombre es perverso, no importa con qué nobles palabras
sea empleado o los motivos cuales se impongan.

Capítulo 54

La historia de Cicerón es la historia de un hombre que fue instrumento de Dios para hacer
conciencia a las personas que habitamos en este inmenso mundo. Somos una especia
que día con día se vuelve menos humana, con preocupaciones individualistas y pocas
nociones de los alcances que los valores y las virtudes puras pueden tener.
Guardo conmigo la intención de hacer desde mi alcance, lo imposible para cumplir con
lo que la razón del alma, en beneficio general, engloba mi vida. Me inquieta la forma en
la que se van escapando las virtudes del ser humano de crear y evolucionar
conjuntamente. “Con el brillo de los demás, brillamos nosotros más, porque el reflejo de la
alegría y de la plenitud es un sol que todos deberíamos de aceptar y celebrar”
La vida de Marco Tulio Cicerón, lo que he podido leer de ella, me ha dejado una
renovación del panorama de la vida y de la entereza como ser humano.
La guerra y la traición es acto de aquellos que no conformes con el éxito de alguien más,
buscan entorpecer y denigrar la vida de muchos más. El poder es una enfermedad de la
que nadie está exento.
“Durante mucho tiempo nos hemos estado diciendo a nosotros mismos: la intolerancia
para con las convicciones políticas de otros es un procedimiento barbaro que no debe
ser tolerado en un país civilizado. ¿No somos un país libre? ¿Es que se le va a negar a un
hombre el derecho de hablar cuando las leyes garantizan ese derecho ¡Pero yo os digo
que la libertad no significa la libertad para aprovecharse de las leyes con intención de
destruirlas! No es libertad la que permite que el caballo de Troya sea metido dentro de
nuestros muros y que los que vienen dentro sean oídos con el pretexto de la tolerancia
hacia los puntos de vista de los demás. El que no está con Roma, sus leyes y sus libertades,
esta contra Roma. El que hace suya la causa de la tiranía, la opresión y el viejo
despotismo esta contra Roma. El que conspira contra las autoridades establecidas e incita
al populacho a la violencia esta contra Roma. No puede montar en dos caballos al
mismo tiempo: no puede vivir dentro de la legalidad y a la vez conspirar. Uno es romano,
o no lo es.”
Así es como Cicerón brinda el segundo discurso en contra de Citilia, este no presente.
Roma debería de ser todo el mundo para mis ojos, porque todo el mundo debe ser cuan
grande para garantizar la intención de la ley en beneficio de la humanidad, en contra de
los que destruyen y son sanguinarios, en contra del absolutismo. Un solo hombre no puede
ser acreedor de la sabiduría que necesita el mundo para un correcto camino, pero sí de
ideales “utópicos” corrieran las ideas en voz de muchos en imagen de un poder supremo,
las cosas en nuestros días serían diferentes y mejor para cada uno de nosotros.

Capítulo 59

El capítulo 59 de esta concreta obra que narra cómo Roma alcanza la cúspide en un
momento y en otro momento se desploma; habla del destierro a Cicerón y como de
acuerdo al acontecimiento de alguno hechos hilados, los protagonistas de este tan fugaz
hecho se ven en apuros; esto por supuesto les causa incertidumbre al no saber si la
decisión que tomaron fue la correcta o no ya que ellos sin influencia de nadie cayeron en
cabeza que lo que habían hecho era haber desterrado a uno de los héroes de Roma;
quizá no fue así reconocido en la historia pero si en el contexto de la época que
protagonizo que si bien no necesitamos recordar ya que cotidianamente estamos en
contacto con mucho de lo que le dejo a la historia desde nombres de parques, avenidas,
editoriales hasta libros completos escritos en su memoria. Si bien recordamos
observaremos que su imperio fue uno de los más fructíferos para Roma y por tanto la
decisión que toman; algunos de ellos se encuentran inconformes. No dejemos de lado
que otro de los factores determinantes en este capítulo fue la renovación innecesaria
pero completa de la estructura que conformaba el estado romano con el Cónsul que era
un viejo amigo del ya mencionado desterrado además de ser un estudioso de su labor, el
Pretor que aquellos momentos nadie estaba en la postura de ellos, el Consejo que de
igual modo no se encontraba del todo en congruencia con el actuar de los influyentes
del momento y el Senado que a su antojo manipulaba a Roma. En tanto buscando una
rápida y desesperada solución de este conflicto que ellos mismos originan, toman la
postura que nadie imaginaria cuando se intenta solucionar un problema y con esto me
refiero a declararse “competentes para hacerlo pero incompetentes para explicarlo”,
con esto no tengo más a que referirme ya que con lo siguiente comprenderán a que
ataño mi dicho: Pompeyo escribe a Cicerón una carta con objeto de demostrarle que él
estaba de su lado y que hacía todo lo posible para reconvenir su destierro, Ninnio buscó a
Julio César para ver qué opinaba del asunto y con objeto de conseguir que abogara por
Cicerón en el Senado. Y viene un intento más de Ninnio con una iniciativa de ley que
presento ante el Senado para anular el destierro de nuestro protagonista y aunque una
vez de nuevo fue rechazada esta vez tuvo un numero ya contable en el Senado a su
favor; hubo algo que fortaleció la iniciativa que aunque fallo en contra de la anulación,
se logró restituir el cargo y los derechos civiles pero el soberbio pero astuto se negó a
regresar a Roma sin que se le devolvieran las propiedades que se le confiscaron al partir.
Uno más con afán de demostrarle que estaba a favor de su regreso acudió a verlo el
buen Atico a la biblioteca del nuevo lugar al que se había mudado Cicerón. El principal
acontecimiento siguiente es cuando Pompeyo declara que solo un edicto del pueblo o
“lex” es el posibilitado para fragmentar el destierro de Marco Tulio con ello desde Julio
Cesar hasta el mendigo más mendigo a favor comparece ante el Senado para el regreso
del soberbio de Cicerón, pero esta no fue la victoria ya que Publio Clodio era un hombre
muy poderoso y esto atañía a que odiaba a Cicerón así que no procedió nuevamente.
Por última ocasión viene Pompeyo, pero esta vez lo logra, logra lo que el pueblo le
prometió votar por la anulación del destierro de Cicerón y esta vez sin dificultad alguna
logra la restitución de sus propiedades, derechos civiles, cargo y honores que tenía en
aquel suelo de Italia que el bajo su soberbia anhelaba volver a pisar; así fue como Tulia
fue a recibir a su padre a la costa de la patria donde se le abalanzo a sus brazos
buscando un abrazo que desde hace tiempo añoraba recibir. Los jueces le llamaban el
pilar de la ley, el fundamento de la constitución y sus colegas los abogados honraban sus
tierras con banquetes en su nombre; pese a todo el sufrimiento y lo que tuvo que soportar
Tulio estaba de vuelta en suelo italiano; ya habían pasado veintitrés noches de su
cansado y largo viaje, pero al fin a la mañana siguiente llegaría a donde con tanto
entusiasmo inicio su travesía de vuelta a Roma, Italia. A la mañana siguiente cuando ya
en Italia estaba en casa donde Tulia lo acompaño a cada momento y al final del día
cuando iba a tomar su lugar en su cuarto noto que su hija estaba mucho más demacrada
que antes y exaltado pregunto Tulia que ha pasado, a ti te afecto todo esto mucho más
de lo que a mí; ella intento sostenerse pero en consecuencia dejo caer sus brazos en su
padre y le conto todo, del fallecimiento de su yerno, de las terribles cosas que tuvo que
soportar en su ausencia.
Capítulo 60

Este capítulo nos habla de cómo cicerón recupera sus pertenencias después del exilio el
hablo con los pontífices para que le regresaran el terreno donde Clodio había mandado
a hacer el templo de la libertad y si los pontífices le regresaron el terreno pero Clodio logro
difamar a Cicerón diciendo que este despreciaba a la religión y que iba apoderarse del
terreno de su casa por la fuerza. En esta época sobresalieron los antivalores siguientes
Codicia, Traición, Deslealtad, Envidia, Rencor, Resentimiento, Egocentrista, Siniquismo,
Despotismo, Desinterés, Irresponsabilidad, Mediocridad. En la actualidad la codicia es la
base de tantas guerras de las que somos víctimas debido a la incapacidad que tiene los
países para lograr acuerdos que los lleven al desarrollo sostenible y mejor calidad de vida.
La traición en los empleos se va poniendo trabas unos a otros porque nadie está contento
con lo que tiene y va poniendo trampas a sus compañeros. A los abogados no se les
pagaba, solo sus clientes podían darles regalos de generosidad. Al morir el amo todos sus
sirvientes quedarían en libertad para hacer lo que desearan en Roma y recibían una
cantidad de dinero que el amo en vida había destinado a los sirvientes. Después Marco
hizo todo lo posible por vengarse de Lucio hasta que lo logro. Poco después de eso
recibió una carta de su hermano Quinto donde decía que su padre estaba a punto de
morir. Marco fue a verlo, pero desafortunadamente llego cuando acababa de morir.
Pronto llegaron Herenio el centurión y Pompilio el tribuno que habían sido enviados para
asesinar a Cicerón él no había tenido noticias de Quinto y su hijo porque Quinto cayó en
manos de los esbirros y murió asesinado por órdenes de Octavio, y quinto hijo, había
escondido a su padre, lo sometieron a tortura para que revelara donde se encontraba,
pero se negó y los dos fueron asesinados. Con esto último que Cicerón fue engañado y
Clodio convenció que estaba contraponiéndose a la religión y su administración en Roma
todo se le viene debajo de nuevo a Cicerón pierde todo y hasta de su muerte se habla.

Capítulo 61
Cicerón fue nombrado para ocupar un cargo en el Consejo de Augures de Roma, cargo
que no solo confería dignidad, sino que estaba muy bien remunerado, aunque se sintió
escéptico, claro sin dejar de estar complacido. El Consejo estaba integrado por
agnósticos que discutían con el Colegio de Pontífices sobre religión, cosa que le causaba
controversia, ya que recordaba que en el Colegio de Pontífices se había distinguido en
todo momento por mostrarse devotamente religioso.
Después de pensarlo mucho, y consultarlo con Julio aceptó el puesto, se tomó con
mucha seriedad los deberes de su cargo, aunque en privado consideraba muchas de las
profecías y adivinaciones de los augures como cosa absurda, pero era lo bastante místico
como para creer que dios podría dar indicaciones del futuro a ciertas personas.
Llego el día de su primera profecía, y la haría ante un magistrado, el cual eligió una colina
desierta para saber que pasaría. Estando ahí Cicerón seguía dudando si de verdad podría
ver cosas, y repentinamente empezó a ver buques de guerra, personas peleando, aves
de mal agüero, y después de tantas cosas malas vio algo peor, Roma estaba siendo
destruida y a lo lejos se escuchaba a personas gritando ¡ay de Roma! Y al final de todo
Cicerón cayó desmayado.

Capítulo 62
Después de varios días, Cicerón se recobró y pensó que debía adquirir un poco de paz,
ignorar lo que veía, aunque en su interior sabía que eso era imposible. Le platico a su
amigo Cesar que él había aparecido en su profecía, primero triunfando, pero después
moriría, cosa que a julio no le pareció importante y lo ignoro.
Dentro de si creía que tanto Pompeyo como Cesar estaban conspirando para su muerte y
supo que debía estar alerta. Pero esto pasó a segundo término cuando se enteró de una
trágica noticia; le había llegado una carta diciendo que su amigo, el dramaturgo Noë
ben Joel había muerto a lo que Cicerón respondió: la Tierra se ha empobrecido. Ha
perdido a un hombre bueno y eso es algo que no nos podemos permitir.

Capítulo 63

Cicerón decidió unirse a Pompeyo, él estaba a favor de La Ley y La Constitución.


Cicerón cayó enfermo por lo que Pompeyo tuvo que irse a luchar contra Cesar.
Mientras tanto Cicerón tenía alucinaciones y pesadillas y en una de esas soñó que
Pompeyo estaba muerto, al despertar, le ocultaron la verdad porque aún no se
encontraba bien de salud pero el comenzaba a sospechar que algo no estaba bien,
después ya no se podía ocultar más la verdad, Cesar había obtenido la victoria en
Farsalia y Pompeyo había huido a Egipto, allí le fue asesinado por un soldado sin
importancia.
Tras todos los problemas que se veían venir Cicerón cayó enfermo de nuevo, fue cuando
su hija Tulia fue a visitarlo pero ella también cayó enferma, Cicerón decidió salvar a su hija
sin importar lo que a él pudiera pasarle así que se la llevo a Toscaza un lugar donde la
atmosfera era saludable, en ese lugar él y su hija pudieron encontrar la salud y fue ahí
donde Cicerón decidió divorciarse de Terencia.
Mientras tanto Tulia había caído gravemente enferma y Cicerón se dio cuenta que en
Toscana Tulia no sanaría.
Pero al final Tulia murió.
Cicerón se encontraba muy triste y solo para él su vida ya no tenía sentido pero decidió
regresar a Roma.
El Senado le había ofrecido a Julio Cesar la corona pero la rechazo, después el Senado
ofrecería una reunión para ofrecer de nueva cuenta la corona.
Quinto, hermano de Cicerón lo invito a ir con él al Senado y Cicerón acepto.
Pero al ir llegando ahí fueron testigos de cómo el Senado terminaba con la vida de Cesar.
Se declaro que no se sabía quién era el asesino de Cesar cuando la realidad era que la
mayoría sabía que había sido Bruto pero no decían nada por temor.
Cicerón pronuncio ante el Senado que estaba en contra de Marco Antonio.
Quinto decía que Octavio era quien provocaría la guerra civil.
Antonio sobrino de Julio Cesar deseaba recoger el poder de su tío, pero Marco Antonio
no hacía más que tratar de impedírselo.
Marco Tulio Cicerón no soportaba la idea de morir lejos de Roma por eso decidió regresar
aunque esto significara su muerte, solo esperaba la llegada de Quinto y su sobrino.
Pronto llegaron Herenio el centurión y Pompilio el tribuno que habían sido enviados para
asesinar a Cicerón él no había tenido noticias de Quinto y su hijo porque Quinto cayó en
manos de los esbirros y murió asesinado por órdenes de Octavio, y quinto hijo, había
escondido a su padre, lo sometieron a tortura para que revelara donde se encontraba
pero se negó y los dos fueron asesinados.
Cicerón no llego muy lejos puesto que en su huida Helenio le corto la cabeza y las manos,
las cuales fueron llevadas a Roma con Marco Antonio.

Capítulo 64

La lectura de los capítulos que leí de la columna de hierro me gustaron mucho porque me
dejo bastantes mensajes respecto a la profesión que quiero desempeñar, pero lo que más
me gusto, es que los mensajes y reflexiones que me deja esta lectura no solo los relacione
aplicándolos cuando ya sea un abogado, sino que lo que me deja la lectura lo voy a
aplicar día a día toda mi vida, porque el ser un buen abogado no solamente implica
defender una cosa o cobrar por sacar a alguien de la cárcel o recuperar a alguien sus
bienes, el que yo sea un abogado implica que yo sea una persona completamente
correcta, justa, con principios y valores.
La satisfacción es el mejor pago o recompensa que yo podría recibir después de haber
realizado esfuerzo por conseguir algo, y el esfuerzo es lo que al final de todo proceso te
hace sentir satisfecho, el esfuerzo te hace sentir así porque si te esfuerzas en conseguir
algo, lo valoras, y si en todo acto de mi vida me esfuerzo por hacerlo en excelencia, al
final del día lo voy a valorar demasiado y lo mejor es que me voy a sentir satisfecho
conmigo mismo. En resumen, puedo decir que todo logro que realice en mi vida debe ser
a base de mi esfuerzo. No debo tener miedo al presentarme ante cualquier persona, me
voy a encontrar en muchas ocasiones a determinadas personas que me quieran poner
obstáculos o querer frenar mi camino al éxito, lo que debo hacer es estar seguro de mí
mismo, hacer caso omiso de los comentarios de personas negativas o que estén mi contra
y estar completamente preparado para defender mis ideales. No tengo mejor forma de
defenderme que mi propio conocimiento, el conocimiento que tengo es mi mejor arma y
la más fuerte que tengo, para poder enfrentar un juicio o enfrentar a cualquier otra
persona debo estar seguro de lo que digo para que las demás personas se den cuenta de
que conozco sobre el tema y que hablo con razón y lógica.
No debo llevar los problemas que haya tenido con una persona a mi desempeño laboral,
es decir, como algún día me lo dijo mi padre, no llevare los problemas de la casa a mi
trabajo no los problemas del trabajo los voy a hacer llegar a la casa. No es ético que por
el simple hecho de que una persona me caiga mal o le tenga coraje o rencor, tratar de
afectarlo en algún trabajo o acción de su profesión, al contrario como colegas siempre es
bueno que yo esté dispuesto a apoyar, para que si algún día yo lo necesito ellos me
apoyen, la ética para mi es también un punto muy importante dentro de mi desempeño
como abogado, principalmente porque si tengo ética no me voy a prestar para hacer
actos de corrupción o apoyar a personas que hayan obrado mal, porque el ser abogado
no significa hacer que tu cliente no valla a la cárcel, el buen abogado debe hablar con
su cliente y hacerle saber que es responsable de sus propios actos y que si realizo algo
malo debe de pagar por ello.
Sobre defender los ideales hubo un mensaje que me dejo, pero no esta lectura, el
mensaje lo encontré en una lectura de la dignidad, en una hoja de periódico que llevo el
profesor, me dejo que no debo abandonar mis ideales solo porque otras personas estén
en desacuerdo o les parezcan absurdas, pero el defender nuestros ideales no solo se trata
de decir que nosotros estamos bien y los demás están mal, se trata de estar bien
preparado y saber cómo vamos a defender nuestros ideales.
Por último el mensaje que me dejo la parte final del capítulo fue la que más me gusto,
porque aunque fue solo un capítulo de todo el libro pareció que fue toda una historia de
un abogado, el final del capítulo me dejo algo muy significativo en mi vida, porque nos
habla sobre el sentirse satisfecho, porque después de todo lo que paso y todo lo que tuvo
que hacer logro triunfar, y triunfo a base de su esfuerzo, lo que te hace sentir satisfecho
después de hacer algo, no es el hecho de que te hayan salido bien las cosas o de que si
a los demás les gusto, sentirme satisfecho se trata de que cuando termine un
acontecimiento de mi vida me sienta bien conmigo mismo por dentro, pero me voy a
sentir bien porque lo que lo logre, lo logre con mi esfuerzo, y todos mis logros lo voy a
realizar sin ayuda de los demás yo mismo me voy a generar todo, eso es lo me va a hacer
sentir satisfecho.

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