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Inscripción Nº
ISBN 978-956-16-XXXX-X
Primera edición,
Diseño
Catalina Zúñiga Führer
Ilustración de portada
Tomás Ives
Prólogo 9
I Notas iniciales 13
II Superstición, hechicería y brujería: modelos y circulaciones 19
2.1 Hispania: el inicio de la persecución 22
2.2 Viejos términos, nuevos usos 27
III La Justicia 39
IV Los casos 51
4.1 Domingo Rojas el maleficiador del monte 53
4.2 Sesos de asno 63
4.3 La bolsita de Joseph 73
4.4 Tomasa, cacica de Malloa 87
4.5 Las tierras de Lorenzo Millacura 93
4.6 Juan de Quiroga y el bestialismo 103
4.7 Las Rojas 111
V Notas sobre los casos 119
5.1 Relatos de brujería 121
5.2 Enfermedad, muerte, maleficio: la causa criminal 125
5.3 El camino a la cueva 129
5.4 Los guardianes de la cueva 135
5.5 Salamanca una paradojal convergencia 143
5.6 Una ausencia relativa 153
VI Matrices de comprensión 159
VII Notas finales 167
Bibliografía 173
Prólogo
determina si doña Juana Codosero los usó o no, sino, que estos no tienen
efecto per se. Este es, quizás, el punto más relevante de todo este relato: si los
vecinos achacan a los sesos de asno la enfermedad de Gutiérrez, es porque existe
una idea previa de su uso. No solo en los términos de ficción de La Celestina.
Gonzalo Correa Iñigo, gramático y lexicógrafo español nacido en 1571, en
su Vocabulario de refranes y frases proverbiales... señala que al ver a un hombre
sujeto a la voluntad de una mujer, era costumbre decir: “Hale dado a comer
sesos de asno”. Junto a ello, apunta al margen “mujeres tratan y trataron tal
hechicería necia”83.
Si doña Juana Codosero usó realmente los sesos de asno, no lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que los vecinos entendieron que los episodios de locura La Bolsita de Joseph
temporal y la paulatina degeneración de las facultades del capitán habían sido A.N.S Fondo Real Audiencia, Vol 1759, Pieza 20
el efecto de un dispositivo mágico conocido, cuya naturaleza no tardaron
en dilucidar. Este estado de alerta ante los más leves indicios de maleficio
operó como una suerte de panóptico de las autoridades, permitiéndoles un
grado importante de control no a partir de agentes encargados de rastrear y
El 8 de junio de 1739, en la ciudad de Santiago, Miguel Zañartu encontró
denunciar estas prácticas, sino de un conjunto de “veedores” anónimos, los
un caballo que avanzaba sin freno por la calle de Santa Clara (actualmente,
vecinos de cada poblado, que vivían atentos a los signos de un maleficio y
Mac Iver). Llovía aquella noche. En su grupa, un indio avanzaba agarrado
dispuestos a su denuncia o combate.
al pescuezo de la bestia, con visibles signos de haber recibido golpes y malos
El origen de toda sospecha radica en la ambigüedad de la praxis mágica. La
tratos. Miguel Zañartu iluminó la escena con un farol, detuvo al caballo, y
superstición “positiva” del modelo medieval temprano ha perdido aplicabilidad
mirando con atención al indio “vio que tenía [en] una de las manos una bolsa
a través de los años. Por el contrario, la superstición —como señalamos—
colorada”84. Como sospechando del contenido de esta, la quitó de las manos
termina siendo el aspecto concreto del ejercicio mágico, incluyendo en este
del indio y lo llevó a la casa del Maestre de Campo Don Francisco de Zañartu.
gran concepto toda práctica que no se atenga al lineamiento de la ortodoxia:
En presencia de las criadas abrió la bolsa sospechosa: “haviendo allado tener
de ahí que puedan ser consideradas prácticas heterodoxas. El que tanto estos
dentro varias inmundicias que le causaron temor como que denotavan ser de
procesos como los que abordaremos a continuación se sustenten en causas
echiserias las metio dentro de dicha bolsa y serro como estava”85.
de tipo criminal (homicidios, daño a terceros, etc) no reduce su naturaleza
Cosas de hechicería. Miguel Zañartu parecía tener una noción de lo
de “crimen de fe”. Por el contrario, muchos de los procesos se inician con
que podía ser considerado propio de la hechicería y, por su peligrosidad, no
sospechas sobre prácticas heterodoxas y llegan —o son conducidos— a
tardó en guardar la bolsa en espera de mostrarla a las autoridades. Quedaba
transformarse en procesos criminales seculares. El motor de dicho proceso
pendiente el indio. Volvió a la calle donde le había dejado, y le condujo a su
puede ser desde la sospecha de algún vecino —como hemos visto— hasta el
casa. Al momento de encaminarlo, el indio “le dio a su voluntad un relicario
contenido incomprensible de una bolsa.
que contenia cierta orasión diziendo leyese aquel papel”. El indio fue encarcelado.
La justicia infirió que, por estos antecedentes, debía tratarse de un “echisero
83
CORREA IÑIGO, Gonzalo: Vocabulario de refranes i frases proverbiales y otras formulas
comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia que juntó 84
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, foja 319
el Maestro Gonzalo Korreas. C.1627. Edición Víctor Infantes, Visor Libros, Madrid 1992. 85
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, foja 319
74 Maleficio ∙ Historias de hechicería y brujería en el Chile colonial | Eduardo Valenzuela La Bolsita de Joseph 75
o brujo”, practicante de “maleficios o supersticiones, lo qual es grave delito”. delito. Los indios del sector se compadecieron del cura pensando que con
A diferencia del caso anterior, el proceso se inició sin existir razón criminal toda seguridad el hechicero le mataría. El cura no perdió la oportunidad “para
alguna. En estricto rigor, los dos delitos imputados fueron: portar una bolsa darles a entender el inmenso poder de Dios, y lo poco o nada que el demonio puede
de contenido dudoso y un relicario cristiano con una inscripción en papel. con sus ministros”87. Laura de Mello e Souza, en su estudio de la hechicería y
Ninguno de estos antecedentes implicaba un cargo criminal y, sin embargo, religiosidad popular en Brasil colonial, constata también la presencia de estas
bastaron para su encarcelamiento preventivo ya que “debía” ser brujo o al menos bolsas, las que reciben el nombre de “Bolsas de Mandinga”. Compartimos la
hechicero: debía practicar maleficios, o al menos supersticiones. La posesión opinión de la autora, la cual señala:
de una reliquia sagrada no hacía sino empeorar el escenario, al suponer la
posibilidad de un uso blasfemo de esta y, por tanto, herético. “Las bolsas son tal vez la más sincrética de todas las prácticas
El extraño encuentro en la calle Santa Clara, la bolsa colorada llena de mágicas y de hechicería conocidas entre nosotros: son la resolución
“inmundicias” y el relicario sagrado fueron configurando para la justicia el perfil específica de hábitos culturales europeos, africanos e indígenas;
de un sujeto vinculado a las “malas artes”. El indio fue encarcelado de forma congregan la tradición europea de los amuletos con el fetichismo
preventiva y don Pedro Gregorio de Elsso, alcalde ordinario de Santiago, fue amerindio y las costumbres de las poblaciones de África”88.
llamado a conducir el proceso. Se le acusó de haber maleficiado a un hijo del
gobernador Don Thomas de la Sierra, que había padecido graves dolores. La No es la única mención. En un conocido proceso expuesto por Medina,
resolución del caso estaría determinada por el dispositivo mágico del indio, la una mulata de nombre Juana Castañeda es enviada al Tribunal Inquisitorial
naturaleza de las “inmundicias que contiene dicha bolsa”. del Virreinato del Perú el año 1600 por amenazas y actos supersticiosos para
Miguel Zañartu (24 años) es el primero en ser preguntado sobre el contexto enamorar a los hombres89. Para lograr su cometido utilizaba “ara consagra-
del encuentro. Luego de jurar por Dios en la manera protocolar, corrobora lo da” trocitos de altar cristiano que llevaba en “una bolsilla de tafetán colorado”.
que el juez dejó establecido en la cabeza del proceso, añadiendo que mientras También portaba una bolsita colorada la india Melchora, procesada junto a
el indio era llevado a la cárcel este “le amenaso (...) diziendole lo havia de se- una sociedad de brujos en Chillán 1749. La bolsita, hecha de bayón rojo, fue
pultar, porque le havia cogido”86. A las preguntas de las autoridades sobre si el llevada en presencia de los jueces y analizado su contenido: “en ella se allo una
indio estaba borracho, el testigo no supo responder. Añadió finalmente que piedresita musga dos corales seis chaquiras las tres blancas; y las otras tres negras
luego de aprehender al indio, las criadas aseguraron haber visto a un mula- con mas unas yerbas que al pareser estaban picadas algo menudas”90. Volveremos
tillo deambular la zona “lo que obligo a este testigo a tomar una espada de don a este caso cuando presentemos los procesos por brujería.
Francisco de Ayala para defenderse de el si quisiese embestir”. De la bolsa solo se Santa Cruz (Brasil), Quito (Ecuador), Chillán, Santiago.: resulta a
sabía que era “colorada” y que contenía “inmundicias”, pero el estudio de su todas luces evidente que estos dispositivos mágicos están circulando por
contenido seguía pendiente. la Hispanoamérica colonial, siendo utilizados con diversos propósitos.
El uso de estos dispositivos no era exclusivo de esta región de América. Observar este tipo de interrelaciones entre territorios apartados nos permite
El padre quitense Alonso de Peña (1596-1687), autor del Itinerario para Pá-
rrocos de Indios —un libro de enorme difusión en Hispanoamérica— relata 87
DE LA PEÑA, Alonso: "Itinerario para párrocos de Indios. En que se tratan las materias más
la historia de un cura doctrinero de Quito, el cual había perseguido a un particulares tocantes a ellos para su buena administración". Edición Facsimilar. En: Anuario
Histórico Jurídico Ecuatoriano IX, Quito, 1985. Lib. II, Trat. V. Secc. I.
famoso hechicero, apresándolo, destruyendo una bolsita que contenía “hierbas 88
MELLO E SOUZA, Laura de: El diablo en la tierra de Santa Cruz: hechicería y religiosidad
y otras porquerias” y haciendo auto público para ejemplificar la gravedad del popular en el Brasil colonial. Alianza Editorial, Madrid, 1993. PP. 193
89
MEDINA, José Toribio: Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile.
Fondo histórico y bibliográfico J. T. Medina, Santiago, 1952. PP. 280.
86
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, foja 320. 90
A.N.S. Fondo Real Audiencia, Vol 495, p4a. foja 98v
76 Maleficio ∙ Historias de hechicería y brujería en el Chile colonial | Eduardo Valenzuela La Bolsita de Joseph 77
constatar la existencia de ciertos signos que se articulan y dan lugar a un escritas. Lo que podría ser leído sencillamente como un acto de devoción,
lenguaje común —“mágico”, si se quiere— con un grado de coherencia se transforma en el peligro del sacrilegio, del uso impío de sustancias u
tal que incluso rasgos como el color se repiten en localidades apartadas, y objetos sagrados con fines heterodoxos. No es una idea descabellada de
cuyos agentes directos no tuvieron contacto alguno, sino solo —e hipoté- los jueces. Los objetos que acompañan la praxis religiosa cristiana —espe-
ticamente— por circulación de ideas, conocimientos y saberes. cialmente aquellos vinculados a los sacramentos— no tardaron en ejercer
Dejemos estas ideas macerando y volvamos a nuestro proceso. Tras oír una irresistible tentación en los indígenas, quienes buscaron el innegable
la primera testificación las autoridades no tardaron en perder la paciencia, poder sagrado que contenían. El Sínodo de 1626 celebrado en Santiago
y fue el mismo juez Pedro Gregorio de Elsso quien realizó el procedimiento señala este problema en la constitución octava del primer capítulo, sobre
en presencia de un sujeto de nombre Mathias Vascuñan y de otras personas la costumbre de los indígenas de robar crisma y óleo para fines maléficos,
cuyos nombres no están registrados en el documento. señalándose que sean puestas a buen resguardo para no “temer alguna
indecencia y que usen los indios del óleo y crisma para algunos maleficios”92.
“Se allo un animal ceco como culebra, como de vara y quarta Existían, pues, antecedentes para que los jueces sospecharan de este
o tercia de largo al parecer. Varios pedassos como de sangre ceca, hecho, aun cuando creemos que su percepción fue errada: las Cartas Annuas
rebueltos con hilados de lana (...) un palito raspado como de Jesuitas (años 1609 a 1614) mencionan varias veces la costumbre de los
quilén y otro pedaso de naranjillo todo lo cual bolbió a meter jesuitas de repartir entre los indígenas “hojitas con el nombre de un Santo,
en dicha volsa, y en otra, que parecia relicario, se allo unas ojas cuya fiesta se celebra en el mes que corre” siendo esta una práctica “muy
escripta...”91 popular entre los indios cristianos”93.
El contenido de las ya citadas “bolsas de mandinga” expuestas por
La bolsa contenía, en efecto, un conjunto de elementos que están Laura de Mello e Souza para el caso de Brasil incluyen también “papeles
relacionados con un uso mágico o ritual. El orden en que las autoridades llenos de letras y figuras escritas con sangre de pollo (...) palabras en honor
nombran los elementos que encuentran en su interior no responde a un de santos y otras cosas sagradas”94. En nuestro caso las hojas sagradas no
criterio de “aparición” sino de interés. Dicho de otra manera, nombran se mezclan con otras sustancias, sino que van en una bolsa distinta “que
primero aquello que primero ven. Y entre estos componentes, resulta parecía relicario”. Más allá de la lectura realizada por la justicia, tenemos
particularmente sospechosa la serpiente seca —primer elemento nombra- la certeza que el indio Joseph —así como los hechiceros señalados en los
do— por tratarse de un signo animal de larga presencia en el ejercicio de otros casos— reconocía en estas hojas un poder concreto que le permitiría
la heterodoxia del viejo mundo. potenciar su dispositivo mágico para ganar efectividad en su propósito. A
El segundo elemento es la sangre seca, cuya forma nos resulta difícil ojos de la justicia, el maleficio.
de imaginar pero que posee una innegable carga negativa en el ejercicio El análisis del resto de los elementos contenidos en la bolsita colorada
del maleficium. Esta no se encontraba sola, sino junto a hilados de lana —un pedazo de naranjillo y un palito de quilén o culén— nos puede otorgar
presentes tanto en los procesos americanos como en los europeos vincula- algunos datos para componer la escena. El naranjillo o (citronella mucronata)
dos al uso de encantamientos, filacterias que sirven generalmente para atar
personas y someter voluntades, como apuntamos en uno de los capítulos 92
Sínodo Diocesano de Santiago de Chile. Celebrado en 1626 por el ilustrísimo señor Francisco
anteriores. De manera especialmente notable, junto a esta bolsa llena de González de Salcedo. Transcripción, introducción y notas de Fr. Carlos Oviedo Cavada. En:
“inmundicias” había otra similar a un relicario que, además, contenía hojas Revista Historia, N° 3, Pontificia Universidad Católica de Chile., 1964. pp. 334.
93
Facultad de Filosofía y Letras Instituto de Investigaciones Históricas: Documentos para la
historia de Argentina. Tomo XIX . Talleres Casa Jacobo Peuser, Bs Aires, 1982. Nota Nº9, pp 434
91
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 320. 94
MELLO E SOUZA, Laura de: El diablo en la tierra de Santa Cruz... pp. 200
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planta nativa chilena de discretas propiedades medicinales, parece haber sido Desde la biología moderna, un “animalillo como ylo” es un vermiforme.
incluida justamente por constituir una especie local y con nombre nativo: hui- El término, construido a partir de la voz latina vermis (gusano), permite
llipatagua. El caso del quilén-culén (otholobium glandulosum) es algo distinto. agrupar animales que poseen características similares (forma alargada y si-
Como observamos en el caso del mulato Domingo Rojas —y como veremos nuosa) dentro de un gran conjunto indeterminado. La clasificación científica
también en otros procesos— la dramática y simbólica expulsión de las vermi moderna excluye de este conjunto a las serpientes, pero con toda seguridad
(“culebras” o “animalillos como ylos”) son rasgos sintomáticos del maleficio, tal división poseía escasa operatividad para los contemporáneos a los proce-
el que es combatido por el sanador por medio de distintos procedimientos, sos. La diferencia entre una serpiente pequeña y un vermis de mayor tamaño
entre ellos, el uso de hierbas. El quilén-culén, junto al Cachanlahuen (cen- resultaba, pues, mínima.
taurium cachanlahuen) posee propiedades vermífugas o vermicidas, es decir, Seguiremos viendo estos signos en otros casos. Por lo pronto, retenga-
que permiten la expulsión del piru o lombriz intestinal, algunas de las cuales mos estos datos y volvamos a nuestro proceso. El problema de la justicia al
alcanzan dimensiones de hasta doce metros —como la taenia solium— y enfrentar el contenido de la bolsita era casi una cuestión de lenguaje. Lana,
envergaduras mayores a las de serpientes menores95. Ese era —y es aún en la sangre, serpiente seca, ramas de quilén-culén y naranjillos eran signos cargados
actualidad— uno de sus usos en la medicina tradicional mapuche. de sentido, pero cuyo significado global escapaba al juez Pedro Gregorio de
El combate de las vermis es, simbólicamente el combate de las fuerzas Elsso. Era necesaria la presencia de un especialista.
maléficas. Como señala Gonzalo Aguirre Beltrán, la lógica atrás de estos ritos El 16 de junio de 1739 fue llamado a comparecer don Juan de León,
es la extracción de un cuerpo extraño. Así como espinas, flechas y venenos cacique del pueblo de Lluquen y “persona que notoriamente cura enfermedades
proceden del mundo exterior y colapsan la salud del sujeto, determinadas de maleficio y que tiene conosimiento de los efectos e ynmundicias”99. El cacique
artes —como el maleficio— podían enfermar a un sujeto “desde afuera”96. se persignó a la manera cristiana y procedió a contestar las consultas que
La solución era, por tanto, desalojar la materialización de esa enfermedad. En las justicias le hicieron. Decir que acudía en calidad de testigo resultaría
este caso, bajo la forma de la vermis (animales reptantes, de cuerpo sinuoso), incorrecto, ya que no presenció acto alguno involucrado con el proceso
la manifestación física y tangible de maleficio ocasionado. del indio Joseph. Fue en calidad de “especialista”, cuyo conocimiento era
En el ya citado proceso al mulato Domingo Rojas (Talca, 1765) encon- requerido para aportar antecedentes al proceso, como el médico licenciado
tramos nuevamente, el modelo general del maleficio97. Una mujer de nombre Joseph Dávalos que expusimos en el primer capítulo. Las autoridades le
Juana Romero es víctima de las malas artes del mulato, quien le ofrece sana- mostraron el contenido de la bolsa, esperando que este la analizase y diese
ción a cambio de pasar una noche con él. Existe una variación en el relato, su veredicto. El cacique ratificó las sospechas, señalando que el contenido
que puede entregarnos interesantes pistas: “[preguntado] que como la abia era “para hacer maleficios y no para curarlos” ya que todos los elementos
curado y rresponde que con una bebida que le dio la yso bomitar un animalillo presentes en las bolsitas eran expelidos de los cuerpos de quienes el cacique
como un ylo colorado...” 98. había curado. De manera especialmente significativa, corrigió a los jueces
señalando que lo que parecía una culebra era en realidad partes de un pá-
95
CITARELLA, Luca (comp.): Medicinas y culturas en La Araucanía. Programa de atención jaro, aclarando el primer impulso de los jueces por incorporar un elemento
primaria en salud, cooperación italiana. Editorial Sudamericana, Santiago, 1995. PP. 149 recurrente en el ejercicio de la heterodoxia, como es la serpiente. Sobre la
96
AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo: Medicina y Magia: el proceso de aculturación en la estruc- acusación de haber maleficiado al hijo de Thomas de la Sierra, el cacique
tura colonial. Instituto Nacional Indigenista, Secretaria de Educación Pública, México D.F,
1973 [1963] aportó un dato enormemente significativo, señalando que mientras él
97
La transcripción completa de este proceso puede consultarse en: VALENZUELA, Eduardo:
Rei de los brujos: Introducción y transcripción del documento: Proceso a Domingo Rojas, mulato,
por hechicero y vago. 1765. Revista Universum, Nº26 Vol.1, I Sem. 2011, pp. 7-9.
98
A.N.S. Archivo Judicial de Talca. Legajo 233, p.31, foja 5. 99
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20. Foja 322 R
80 Maleficio ∙ Historias de hechicería y brujería en el Chile colonial | Eduardo Valenzuela La Bolsita de Joseph 81
cuidaba a dicho muchacho había visto “pajaros y un perro medio mulato”100 “Item ordenamos y mandamos que en delante no permitan los que
rondando el sector. Esta idea había sido sugerida por otro testigo, Francisco tienen cuidado de las almas de los indios que (...) llamaren machis
de Ayala, quien aseguró que tan pronto como el apresado indio fue bajado para curarse con ellas por medio de invenciones del demonio o con
del caballo —en casa de Zañartu— comenzó a correr descontroladamente “y hierbas que ofrecen al demonio con señales o gestos supersticiosos,
a gritar como unos pajaros que llaman huco”101. La metamorfosis en animal, los punimos y castigamos con la dicha excomunión mayor dicha en
tópico largamente presente en el estereotipo de la brujería europea y en la la constitución antecedentes, y a los indios o indias, negros o negras
práctica ritual indígena, hace su aparición en el proceso, certificando desde que hicieren las cosas sobredichas así mismo sean castigados con las
una doble óptica el ejercicio de la magia. Desarrollaremos la cuestión de penas puestas en la primera constitución”.103
la metamorfosis más adelante. Siéndole leída toda la declaración, el machi
don Juan de León confirmó lo dicho en base a experiencia. Mal que mal, Decir que la figura de los machi carecía de legitimidad para la legislación
era “de hedad de ciento y nuebe años”. eclesiástica es poco decir. Se castigaba la vinculación con estos sanadores con
¿Cómo se explica que un machi —figura central de los ritos supers- excomunión mayor, la desvinculación del sujeto con la comunidad de fieles.
ticiosos locales— haya sido convocado por la Justicia Real para actuar Para los indios y negros existían penas menos espirituales:
como especialista? ¿Un machi siendo considerado asesor legítimo por el
propio alcalde de Santiago? La información que Ana Mariela Bacigalupo “Por la primera vez que esto hicieren les manden estar de ro-
nos presenta sobre la imagen del mundo colonial hispano frente a la machi dillas un domingo con una soga a la garganta en presencia de los
no hace sino acentuar la extrañeza de estas disposiciones102. La autora, demás que acudieren a misa todo el tiempo que durare, y se les de
a partir de la revisión de las crónicas, sintetiza la visión hispana de los una gran reprensión; exhortando a todos los demás que acudieren
machi hombres (weye) bajo los apelativos de “putos” o “sodomitas”, y el a misa a que se aparten de tales pecados y delitos. Y por la segunda
estereotipo de su imagen puede verse en la descripción que hace Nuñez vez les mandaran dar veinte o treinta azotes, despues de acabada
de Pineda y Bascuñán resulta esclarecedora: “llegó un indio de tan mal la misa, habiendo estado como dicho es en presencia de los demás
figura, que su traje, perverso rostro y talle (...) parecía un Lucifer en sus de rodillas. Y si perserveraren en su delito y les cometieren otra vez,
facciones, talle y traje”, mientras el padre Luis de Valdivia, traduce el nos lo remitan para que le mandemos castigar...”104
término weye como “sodomita” y weyun como “pecado nefando”. Para el
caso de las machi, la autora señala que la asociación con el ejercicio de Apenas cinco años después del proceso del indio Joseph, la Iglesia volvía
la brujería —“hechicería” diremos nosotros— es inmediata. a recordar los anatemas establecidos con la vinculación a estos sanadores. El
La justicia eclesiástica se había pronunciado al respecto, ciento trece Sínodo de 1744:
años antes que el indio Joseph fuese encontrado vagando por la calle de
Santa Clara, en Santiago. El Sínodo Diocesano de 1626 dedica una de “Es jeneral abuso en este obispado, no solo en la campaña,
sus constituciones a este problemática, señalando: sino en las ciudades, atribuir cualquier accidente no conocido por
falta de médicos, a maleficio, i a valerse de curanderos machis, con
varias superstriciones diabolicas, que usa su ignorancia; i siendo lo
100
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20. Foja 322 R.
101
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 321 103
Sínodo Diocesano de Santiago de Chile celebrado en 1626, por el ilustrísimo señor Francisco
102
BACIGALUPO, Mariela: “La lucha por la masculinidad del machi: políticas coloniales de González de Salcedo. Constitución Tercera. Transcripción y notas por OVIEDO CAVADA,
género, sexualidad y poder en el sur de Chile”. En Revista de Historia Indígena N°6. Departa- Carlos: Revista Historia, (3): 313-360, 1964.
mento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile. 2003 104
Constitución primera, Ibidem
82 Maleficio ∙ Historias de hechicería y brujería en el Chile colonial | Eduardo Valenzuela La Bolsita de Joseph 83
referido gravisimo pecado, asi en el que cura, como en el enfermo identifica a un primer tipo de sujeto —y de práctica— en los ya mencionados
(...) se manda a toda la feligresia, se abstengan de tales curaciones, “adivinos”, distinguiendo aquellos que logran sus fines lícitamente a través de
so cargo de dicha culpa reservada, i que se procederá en lo judicial “arte de astronomía” de los otros: “agoreros y sorteros” que consultan objetos
por todo rigor de derecho”105 o animales para vaticinar el futuro. Apartándose de la superstitio, el código
menciona también la hechicería y nigromancia como ciencias “para encantar
Podríamos continuar citando disposiciones, relatos u otros documentos a los demonios” y lograr con ello fines ilícitos tales como encantar hombres y
similares, pero creemos que es evidente la posición ilegítima que los machi mujeres —ligaduras— o encontrar “cosas temporales que codician”. Las prácticas
tenían para las autoridades. Si a eso sumamos que el propio machi don Juan de son consideradas pecados o delitos indistintamente, salvo una excepción. En el
León deslizó haber sanado al hijo de un gobernador —Thomas de la Sierra— Título XXIII, Ley 3ra, el código señala:
el cuadro empeora. Y a pesar de todo, fue convocado a participar del proceso
contra el indio Joseph, no solo en calidad de testigo sino de “especialista”. ¿De “los que hizieren encantamientos o otras cosas con entencion
dónde proviene su legitimidad para participar del proceso? Creemos que hay dos buena asi como sacar demonios de los cuerpos de los onbres o para
posibles respuestas, las cuales no son excluyentes entre sí. La primera respuesta deflegar a los que fuesen marido o muger que no pudiesen convenir o
es política. Juan de León es “cacique de Lluquen”, una autoridad local con la que para delatar nuve que traxiese granizo o niebla porque no conociese
la administración local está habituada a relacionarse. Los caciques operan como los frutos o para matar langosta o pulgo que daña el pan o el vino
“bisagra” entre las comunidades locales y la elite de las ciudades, encarnadas o por alguna otra razon o echo semejante destas no debe aver pena
en el aparato estatal. También posee un vínculo más cercano, por su relación antes dezimos han que de recebir galardon por ello”107.
con el gobernador Thomas de la Sierra quien, contra todas las disposiciones
eclesiásticas, lo llamó para sanar a su hijo maleficiado. Aunque no sabemos si De acuerdo a la legislación del período, no hay delito propiamente en el
hubo retribución económica o de favores, la complicidad entre ambas figuras actuar de los sanadores. También lo sabe Alonso de Peña, el ya citado autor
es evidente. Fruto de todo lo anteriormente señalado, no es de extrañar que el del Itinerario para Párrocos de Indios en 1668. Alonso de Peña, conciente de la
machi no sea llamado “indio” Juan de León, sino “don” Juan de León. disposición del código alfonsí, señala:
Existe un segundo antecedente para comprender la actitud de la justicia
sobre los machi. Aunque la legislación eclesiástica, como vimos, está llena de “aunque hay en el Codigo algunos textos, y otros en las Partidas,
disposiciones para prohibir la vinculación a estos sanadores —y general, a todo que excusan a los hechiceros, que con buena Fe usan de sus hechizos
aspecto de religiosidad indígena— las leyes civiles no eran tan claras a este respecto. (...) estos textos los entienden los Doctores, en quanto a las penas del
En su estudio del delito de hechicería en el derecho indiano, Dougnac nos fuero exterior, pero no en cuanto al pecado y fuero interior, que tanto
recuerda que las fuentes de información a la que los jueces podían echar mano aborrece este abominable pecado”108
fueron esencialmente las Leyes de Indias, las cuales se nutrían esencialmente de
las Siete Partidas elaboradas durante el gobierno de Alfonso X el Sabio en la
Edad Media (S.XIII), donde, como señalamos, se abordan cuestiones de hete- Historia del Derecho, (8): 93-107,1981.
rodoxia106. Las noticias, sin embargo, son más bien escuetas. El Código Alfonsí
107
ALFONSO X: Las siete partidas que mando collegir el Catholico Rey Don Alfonso el nono, Rey
de Castilla y León. Edic. Paulo de Colonia e Johánes Pegniczer de Nuberga e Magno e Thomas,
24 de diciembre 1491. Título XXIII, Ley 3ra En: Sala Medina SM 390.
105
Colección Sínodos Americanos. Sínodo de Concepción (Chile) 1744. Capítulo XV, Consti- 108
DE LA PEÑA, Alonso: “Itinerario para Párrocos...” Lib. II, Trat. V. Secc. VI. En: Anuario
tución I. Instituto Francisco Suárez del Csic. Instituto de Historia de la Teología Española de Histórico Jurídico Ecuatoriano IX, Quito, 1985. Lib. II, Trat. V. Prólogo. Ofrece como solu-
la UPS. Salamanca 1984. pp 141. ciones alternativas y piadosas encomendarse a Dios, solicitar los Exorcismos, la invocación de
106
DOUGNAC, Antonio. “El delito de hechicería en Chile Indiano”, Revista Chilena de Jesucristo, el ayuno y el uso y porte de signos sagrados.
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Este es, creemos, el punto esencial. Las machi, en tanto sanadoras, no hechicerías. El informe entregado por el cacique don Juan de León dio las
pueden ser criminalizadas por la Justicia Real. El ejercicio de sus hierbas es herramientas a las autoridades para rechazar este argumento, señalando “que
positivo, homologable desde todo punto de vista al de la medicina hispana dichas inmundicias no son contra venenos antes si para hacer daño con ellas” tal
e incluso los aspectos más sobrenaturales de su curación poseen un fuero y como lo habría confirmado el reconocimiento de Juan de León, “un machi
en las Siete Partidas, aspecto del que están concientes tanto jueces civiles que cura de maleficios”. El indio continúa firme en su postura, explicando el
y eclesiásticos, y que explicarían que sus prácticas sean solo punibles en el contenido benéfico de la bolsita colorada. Además del quilén y naranjillo,
terreno de los delitos de “fuero interior”, al considerarse que todo rito que menciona el quilmay, cuya función sería combatir “dolores de cavesa”. Señala
implique la invocatio de una fuerza distinta a la de Dios es considerado un que lo que parece culebra es “el guerguero y corazón de huco”, lo mismo que la
pecado, desde la ridícula “superstición” hasta la herejía demonólatra de la sangre encontrada, la que provenía del corazón de dicho pájaro, un ave rapaz
“brujería”. similar a la lechuza, cuyo nombre asemeja a su grito. La justicia insistió que
Nos quedamos en la testificación del machi Juan de León. Mientras ha “faltado a la verdad y a la religión del juramento” al continuar negando los
cuidaba del hijo de Thomas de la Sierra, aseguró haber visto pájaros y un cargos imputados, y que si no se trataba de un hechicero, que explicara los
perro mulato. Esta idea fue ratificada por testificaciones de dos esclavas de gritos de huco que los testigos habían señalado. Contestó que se encontraba
Francisco de Ayala: María del Carmen (19 años) y Barthola (14 años). Am- “privado de juicio” y no podía responder por tales actos. Añadió también que
bas testificaron con mucha similitud la inquietante y sospechosa presencia no conocía al mulatillo Miguel Sierra. El juez de Elsso comenzó a perder la
de animales en el sector, mencionando los gritos de un pájaro y señalando paciencia y exigió al indio explicase que, si no estaba involucrado en ningún
haber visto “una zorra” donde anteriormente se había mencionado un “perro ilícito, entonces por que razón mudaba de nombre. El indio “dixo que no se
mulato”. Después de días de pesquisas, el mulatillo —en forma humana— ha mudado el nombre por que en la realidad se llama Joseph Thomas usando de
fue aprehendido. Dijo llamarse Miguel Sierra, y aseguró que conocía al indio los dos nombres”111. Firmó finalmente su declaración el coadjutor de indios,
Joseph, aunque aclaraba que este en realidad “se llamaba Thomas”109, siendo quien presenció la defensa de Joseph Thomas. El proceso no quedó ahí. Dado
claro para las autoridades que el uso de dos nombres encubría alguna práctica que las testificaciones concordaban, se asumió que el reo estaba mintiendo y
ilegal. Desconocemos la razón de por qué el juez no continuó sus preguntas, se negaba a contestar con la verdad, y que era sujeto a recibir “qualquiera de
pero la testificación cierra abruptamente con muchas interrogantes abiertas. las torturas prevenidas en Derecho”112. En efecto, la aplicación de tortura en los
Finalmente, el 28 de junio el indio Joseph (o Thomas) es llevado ante el juez, procesos constituía una práctica legal, tan ampliamente utilizada por la justicia
en presencia de su defensor, el coadjutor de indios Jospeh García. El indio: civil que las comunidades indígenas habían encontrado formas de soportar los
tormentos, como veremos en otro de los casos expuestos.
“Dixo llamarse Joseph Acosta natural de la villa de Quillota, Ante este escenario, el defensor pidió al Real Fisco la anulación de la orden
que es de edad de treinta y ocho años mas o menos que su exercicio de tormento ya que esta solo se debe realizar “quando el delito no esta probado
es de peon (...) es soltero y que no save la causa de su pricion”110 plenamente sino semi plenamente ni aun esta probansa ay en la causa”113. Inespe-
radamente, el juez don Pedro Gregorio de Elsso habría acogido esta apelación,
Las justicia se mostró escéptica, recordándole las sospechas públicas “de y emite un comunicado “declarando como declaro no haver lugar a la tortura
que es brujo y hechicero” y que portaba una bolsa “llena de inmundicias” . El pedida por el Agente del Real Fisco; y que sea suelto de la prision en que se alla;
indio insistió en su inocencia, señalando que esa bolsa era para combatir las
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A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 325
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A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 324 112
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 327
110
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 325 113
A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 330
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AMESTI, Luis: San Antonio de Malloa. Boletín de la Academia Chilena de la Historia.
N°13, Año VII, 1940. pp.94.
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A.N.S. R.A Vol 1759, Pieza 20, Foja 331 116
A.N.S. Fondo Real Audiencia Vol. 2576, p 3 y 6. Foja 22