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THE POWER OF IMAGINATION

UNLOCKING YOUR ABILITY TO RECEIVE FROM GOD

ANDREW WOMMACK
INTRODUCCIÓN

La imaginación es el dinamo, la fuente de energía de la vida. Pero la mayoría de la


gente no comprende su importancia. No entienden que Dios incorporó la
imaginación en nuestra constitución. El Salmo 103:14 dice:
Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.
La misma palabra hebrea que se traduce "condición" en este versículo se traduce
"imaginación" o "imaginaciones" cinco veces en el Antiguo Testamento (Génesis 6:5,
8:21; Deuteronomio 31:21; 1 Crónicas 28:9 y 29:18). Nuestra imaginación es el
marco o la columna vertebral de nuestra existencia. Es la puerta de entrada a nuestro
potencial y afecta a nuestra forma de ver la vida (Prov. 23:7). Pero la gente relega la
imaginación al reino de la fantasía infantil. Subestiman su influencia en sus vidas e
intentan recibir de Dios sin activar primero su imaginación.
Cuando Jamie y yo comenzamos en el ministerio, el Señor nos dio la visión de
alcanzar multitudes, de tocar a personas en todo el mundo. Y aunque sabíamos que
esta era la voluntad de Dios para nuestras vidas, había muy poca evidencia que
sugiriera que se haría realidad. Miles de personas se alejaban de nuestras reuniones.
Luchábamos por encontrar tracción. Era frustrante. Entonces, en 2002, el Señor me
habló desde el Salmo 78 y me dijo que lo estaba limitando por mi pequeño
pensamiento. Verás, aunque conocía la voluntad de Dios para mi vida, no podía
verme haciéndola. No podía verme parado frente a miles de personas o influenciando
a millones en la televisión. No podía imaginarme a la gente pronunciando mi
nombre en el mismo aliento que otros ministros que habían impactado al mundo. Y
porque no podía verlo, no lo hice. El Señor me mostró que para cumplir Su voluntad
para mi vida, tenía que cambiar mi manera de pensar. Tenía que empezar a usar mi
imaginación.
Tu imaginación es como tu vientre espiritual. Es tu centro creativo. Génesis 11
registra el relato de la torre de Babel. A medida que la población antigua crecía y
comenzaba a extenderse por la tierra, la gente se reunió en las llanuras de Babilonia.
Allí idearon un plan para hacerse un nombre (Génesis 11:4) y alcanzar el cielo.
Y descendió Yahveh para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los
hombres. Y dijo Jehová: He aquí que el pueblo es uno, y todos tienen una misma

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lengua; y esto comienzan a hacer; y ahora nada les será impedido de lo que han
pensado hacer.
Génesis 11:5-6, énfasis añadido
¡Es asombroso! La imaginación de este pueblo no regenerado amenazaba de tal
manera el plan de Dios para la humanidad, que Él tuvo que poner una piedra de
tropiezo frente a ellos -dividiendo su lengua- para frenarlos y darle tiempo a Su plan
para que funcionara. Dios vio su imaginación como una amenaza a Su plan para el
hombre. ¡Vaya!
La imaginación es poderosa. Es el primer paso para hacer. Si puedes imaginar algo,
puedes hacerlo. Sin embargo, muchos cristianos no entienden esto. Creyentes de
todo el mundo oran por sanidad y nunca la experimentan. Ellos oran por
prosperidad pero nunca la reciben. ¿Por qué? Porque no saben cómo usar una
imaginación piadosa y positiva. Ellos no se ven sanados. No se ven prósperos.
Si quieres ver cumplida la voluntad de Dios para tu vida, si quieres alcanzar todo tu
potencial, necesitas entender tanto el poder de tu imaginación como la manera
correcta de usarla.

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Capítulo 1

¿Qué es la imaginación?

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Capítulo 1 ¿Qué es la imaginación?

Según el Diccionario Electrónico Houghton Mifflin American Heritage, la palabra


imaginación significa "el proceso o poder de formar una imagen mental de algo no real o
presente". Mucha gente confunde imaginación con visión. Pero la visión es "una imagen
mental producida por la imaginación" (DEHMAH). No se puede tener visión sin
imaginación. Y aunque a veces estas palabras se usan indistintamente, quiero centrarme en
la imaginación: la capacidad de ver lo que no está presente.
La mayoría de los adultos asocian la imaginación con el infantilismo. Les han enseñado que
usar la imaginación o creer en algo que no pueden ver es fantasía. Este mismo diccionario
llama fantasía a una "ilusión" o "un engaño", una "noción caprichosa" o "un sueño
despierto". Basta con mirar la definición de la palabra ilusión: "una creencia falsa que se
mantiene a pesar de las pruebas que la invalidan". La fantasía no es real. No se basa en
validar la evidencia. Pero la imaginación es real.
La imaginación es la capacidad de ver con la mente lo que no se puede ver con los ojos. Si te
preguntara cuántas ventanas había en la casa de tu infancia, apuesto a que lo sabrías,
aunque probablemente nunca las hayas contado. Gracias a tu imaginación, el ojo de tu
mente puede recrear la casa de tu infancia y recorrerla habitación por habitación.
Te des cuenta o no, utilizas la imaginación todos los días. La utilizas para recordar dónde has
aparcado el coche o para dar indicaciones a alguien. No puedes vivir sin imaginación. Si te
dijera la palabra perro, no te vendrían a la cabeza las letras P-E-R-R-O. En lugar de eso, tu
mente imaginaría un perro. Si tuvieras un perrito blanco, probablemente verías esa imagen.
Pero yo podría cambiar tu imagen con mis palabras. Si dijera "perro grande y negro", tu
imagen cambiaría.
La imaginación ayuda a "ver" lo que no se ve. Crea las imágenes en tu mente que te ayudan a
recordar, leer y planificar. Pero la imaginación sólo puede funcionar con la información que
tú le das: buena o mala, correcta o incorrecta (Lucas 6:45). Si llenas tu imaginación con la
basura de este mundo, eso es lo que producirá. Pero si renuevas tu mente a la verdad de la
Palabra, tu imaginación te ayudará a recibir de Dios (Rom. 12:2).
Si tuviera espacio, podría repasar casi todos los personajes principales de la Biblia y mostrar
cómo cada uno usó su imaginación para recibir de Dios. Cuando el Señor habló con Abram
(antes de que su nombre cambiara a Abraham) en el Génesis, Dios le dijo que dejara la casa
de su padre y se dirigiera a una tierra que más tarde heredaría (Gn. 12:1). Abram no podía
ver la tierra de la que Dios hablaba; no sabía por experiencia que sería una buena tierra. Por
lo que sabemos, nunca había viajado más allá de Harán (Gn. 11:31). Entonces, ¿por qué
dejó Abram todo lo que conocía? Creo que fue porque las palabras del Señor despertaron
su imaginación.

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Capítulo 1 ¿Qué es la imaginación?

La imaginación de Abram fue esencial en su capacidad de recibir de Dios - y así convertirse


en Abraham. Y lo mismo ocurre con la tuya. No puedes cumplir accidentalmente la
voluntad de Dios para tu vida. Hace un tiempo, recibí un correo electrónico de una señora
que trabaja en uno de nuestros campus del Instituto Bíblico. Ella alababa al Señor y me
agradecía, diciendo: "Fui hecha para lo que estoy haciendo. Aquí es exactamente donde
Dios quiere que esté". Tristemente, la mayoría de la gente no puede decir eso. No conocen la
voluntad de Dios para sus vidas. No tienen una visión -una imagen mental- de su futuro.
Son como el agua, se dejan llevar por la corriente, siguen el camino de menor resistencia.
Pero cualquier pez, aunque esté muerto, puede flotar río abajo.
Cuando el Señor habló a Abram y le dijo que se fuera, Abram no sabía adónde iba. No
sabía cómo sería su vida fuera de Harán, pero partió de todos modos. Abram tuvo la visión
de una herencia mejor que la que Ur o Harán podían proporcionarle, y mientras buscaba al
Señor, la imaginación de Abram comenzó a funcionar. Mientras recorría la tierra, Abram se
vio a sí mismo poseyéndola. Vio a sus descendientes viviendo allí. Su imaginación produjo
una visión que se hacía cada vez más clara cuanto más se alejaba de Ur.
Creo que por eso el Señor le dio a Abraham la promesa de que su descendencia sería tan
numerosa como "el polvo de la tierra" (Gn. 13:16) y "las estrellas" (Gn. 15:5). Todos los días
Abraham tenía polvo en los pies, y todas las noches miraba las estrellas. Estas cosas
mantenían la promesa de Dios constantemente frente a él y ayudaban a avivar su
imaginación.
La visión de Abraham era como una hoja de ruta para su vida. Piénsalo. Si tu viajaras de
Colorado a Nueva York, querrías un mapa, una idea o imagen de adónde te diriges. Sin un
mapa, cualquier camino sería bueno. Pero no cualquier camino te llevará a donde quieres ir
en la vida.
La mayoría de los cristianos no tienen una visión clara de sus vidas. No pueden ver la
voluntad de Dios. Pero en vez de buscar al Señor y usar su imaginación como lo hizo
Abraham, dejan que las circunstancias de la vida los empujen. Dejan una buena iglesia y el
sistema de apoyo de amigos y familiares para mudarse al otro lado del país por un aumento
de cien dólares. Gastan miles de dólares en medicinas que les ayudan a sobrellevar
enfermedades. Hipotecan su futuro para comprar barcos que no van a utilizar y televisores
que no necesitan. Se conforman con menos de lo mejor de Dios.
Proverbios 29:18 dice: "Donde no hay visión, el pueblo perece". La visión, o la imagen
producida en tu imaginación, te da esperanza para el futuro. Sin ella, nunca cumplirás el
plan de Dios para tu vida. Las circunstancias te desviarán, las dificultades te robarán y
renunciarás. En los cincuenta años desde que Dios nos llamó a Jamie y a mí al ministerio,

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Capítulo 1 ¿Qué es la imaginación?

hemos tenido muchas oportunidades de renunciar. Hemos lidiado con la pobreza y la


calumnia y hemos perdido relaciones, pero la visión nos mantuvo en marcha. Cuando me
escupieron y amenazaron a punta de pistola, cuando la gente mintió sobre mí, cuando la
gente llamó al ministerio una secta, habría sido fácil decir: "Esto no vale la pena". En
cambio, dejé que mi visión me motivara. Me animé a mí mismo centrándome en lo que
Dios me dijo que hiciera, ¡y ahora está dando sus frutos!
La visión de una persona la sostendrá cuando todo a su alrededor parezca contrario.
¿Tienes una visión, una imagen del futuro llena de esperanza? ¿Coincide esa imagen con la
imagen que Dios tiene de ti? La buena noticia es que, independientemente de las decisiones
que hayas tomado o de lo desviado que te encuentres, Dios es mejor que cualquier sistema
de GPS. Si te has equivocado de camino o te has desviado de la ruta, Él puede hacer que
vuelvas a ella. Pero necesitarás el poder de tu imaginación.

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Capítulo 2

El eslabón perdido
Capítulo 2 El eslabón perdido

Tu imaginación es la responsable de crear la hoja de ruta que sigue tu vida. Te des cuenta o
no, tu vida es exactamente como la has imaginado. Proverbios 23:7 dice que como un
hombre "piensa en su corazón, así es él". Si te ves pobre, no importa cuántos ceros haya en
tu cheque de pago, tu cartera siempre experimentará más meses que dinero. Si te sientes
víctima u oprimido, siempre habrá alguna persona o circunstancia que te impida alcanzar
tus metas. Puede que sepas que Dios te quiere bien y próspero (3 Juan 2). Puede que
incluso ores por ello. Pero si no puedes verte como Dios te ve, nunca experimentarás lo
mejor de Él.
Hace años, vino a trabajar con nosotros una mujer que había sido maltratada por su marido.
Aunque había salido de esa situación, temía a los hombres, a todos los hombres. En su
mente, los hombres eran malos y no se podía confiar en ellos. Para ella, todo lo que hacían
los hombres era un intento de controlarla o manipularla. Esta mujer dejó que las
circunstancias de su pasado le pintaran una imagen distorsionada de la realidad y filtraba
cada interacción a través de esa imagen. Su imaginación estaba fuera de control, y le costó
muy caro.
Tu imaginación es el factor de control dominante en tu vida. Funciona como el regulador
de un coche. Algunos vehículos llevan incorporados unos dispositivos de seguridad
llamados reguladores. Un regulador controla la velocidad del coche. Una vez que el
conductor alcanza el límite de velocidad establecido en su coche, el regulador entra en
acción para restringir la cantidad de aire y combustible que recibe el motor. Haga lo que
haga, el conductor no puede superar ese límite. Tu imaginación funciona de la misma
manera. Pero a diferencia de un coche, el fabricante no establece los límites de tu
imaginación. Los pones tú.
Un buen amigo mío creció con un padre mezquino y enfadado. Vivir bajo el techo de su
padre era opresivo. Una vez me contó que su padre utilizaba los coches como piezas de
recambio. Probablemente tenían cincuenta coches chatarra aparcados en su granja en
cualquier momento dado, y su padre sacaba piezas de uno para reparar otra cosa. Cada vez
que mi amigo le ayudaba a reparar los coches, su padre le decía: "¡Qué tonto eres! No puedes
atornillar una tuerca a un tornillo".
Tras años escuchando ese mensaje, se convirtió en una profecía autocumplida en la vida de
mi amigo. Recuerdo haber trabajado con él en un coche años después. Y a pesar de lo
inteligente y capaz que era mi amigo, lo veía temblar cada vez que tenía que poner una
tuerca en un tornillo, aterrorizado de que se le cruzara la rosca. Una vez, este amigo había
puesto la tuerca sin problemas, pero tenía tanto miedo de que se le hubiera cruzado, que
quitó la tuerca y la volvió a poner. Siguió haciéndolo hasta que al final se le cruzó el tornillo.

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Capítulo 2 El eslabón perdido

Hasta el día de hoy, nunca lo he visto poner una tuerca en un tornillo que no tuviera rosca
cruzada. Las palabras de su padre pintaron una imagen en su mente que limitaba lo que
podía hacer.
Puede que no te des cuenta, pero lo filtras todo -quién eres, lo que puedes hacer, tus
circunstancias, incluso el modo en que te han tratado- a través de tu imaginación. Y esa
imaginación, si no está bien dirigida, limita lo que Dios puede hacer en tu vida.
Mi madre era maestra de escuela. Le encantaba la educación y siempre daba mucha
importancia a nuestros logros académicos. Cuando yo estaba en sexto curso, mi hermano se
sometió a un test que calificaba su coeficiente intelectual como de genio. Cuando oí a mi
madre hablar de sus resultados, le pregunté por mi puntuación. Me dijo que estaba "dos
puntos por encima de un idiota". Años después se reía de aquel día y decía: "Eso no es
cierto, Andy. Debía de estar bromeando contigo". Pero nunca supe que era una broma. Sus
palabras, dichas en broma, pintaron una imagen de poco mérito en mi mente con la que
luché durante años. No fue hasta que el Señor me reveló el espíritu, el alma y el cuerpo que
mi imaginación empezó a cambiar.
Antes de entender el concepto de espíritu, alma y cuerpo, mi reflejo en el espejo era el único
"yo" que conocía. Las opiniones de los demás y mis propios sentimientos dirigían mi vida.
No me daba cuenta de que el verdadero yo -mi espíritu- era la parte de mí creada a imagen
de Dios (Gn. 1:26).
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y
cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 5:23
No podemos ver, oír ni sentir nuestros espíritus con nuestros cinco sentidos (1 Cor. 2:14).
Sólo hay una manera de entender lo que es el espíritu: mirar en la Palabra de Dios.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12
La Palabra de Dios nos muestra la verdad espiritual. Jesús dijo: "El espíritu es el que da vida;
la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os hablo son espíritu y son vida" (Juan
6:63).
Cuando empecé a profundizar en la Palabra siendo joven, descubrí que "el que está unido al
Señor es un solo espíritu con él" (1 Cor. 6:17) y "como [Jesús] es, así somos nosotros en este
mundo" (1 Juan 4:17, paréntesis añadido). Comencé a darme cuenta de que mi espíritu era
idéntico al espíritu de Jesús y que podía hacer las mismas cosas que Él hizo (Juan 14:12). La

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Capítulo 2 El eslabón perdido

Palabra de Dios comenzó a cambiar mi imagen interna, y a medida que esa imagen
cambiaba, también lo hacía yo. En lugar de ver a un introvertido en el espejo, vi a Jesús
viviendo en mí. No vi a un hombre con un poco de la naturaleza de Jesús y un poco de la
mía. Vi a un hombre poseído por Dios, alguien completo y poderoso, capaz de curar a los
enfermos, resucitar a los muertos y usar la autoridad que Cristo le había dado (Marcos
16:17-18).
Una vez que vi esas cosas en mi imaginación, fue sólo cuestión de tiempo que empezara a
verlas en mi vida. Desde entonces, he visto resucitar a muertos, abrir ojos ciegos y oídos
sordos, sanar a personas de cánceres y a otras salir de sillas de ruedas. He visto todo tipo de
milagros. Mi propio hijo resucitó de entre los muertos. Todas estas cosas sucedieron porque
la Palabra de Dios pintó un cuadro diferente en mi imaginación.
Muchas personas quieren ver lo milagroso. Quieren experimentar lo mejor de Dios y verlo
obrar en sus vidas, pero no se ven a sí mismos como Dios los ve. En sus mentes, se limitan a
ser solamente humanos. Se pasan la vida lidiando con alergias, preocupándose por la bolsa
de valores y temiendo cada informe que ven en la red de los "diez espías". Esperan enfermar.
Esperan envejecer y perder la vista.
Pero como creyentes, ¡no sólo somos humanos! Nuestros cuerpos físicos pueden ser
mortales, nuestras mentes pueden seguir siendo corruptibles, pero somos nuevas criaturas
en Cristo Jesús (2 Cor. 5:17). El mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos
vive en nosotros. En nuestros espíritus, somos puros y santos, llenos del poder de Dios. ¡Un
tercio de nosotros es Espíritu Santo de punta a punta! (Rom. 8:11) Y si elegimos creerlo,
nuestros espíritus dominarán, triunfando sobre lo que sucede en el reino físico. Pero
primero necesitamos cambiar nuestra imaginación.
Hace años, John G. Lake, un conocido ministro sanador de principios del siglo XX, contó
una historia de su experiencia en Sudáfrica durante un brote de peste bubónica. La gente
enfermaba y moría como moscas, pero nadie enterraba a los muertos. Todo el mundo tenía
miedo de contraer la enfermedad, excepto Lake.
Lake trabajó diligentemente durante la peste, enterrando a varias personas al día, hasta que
por fin llegó un barco británico con suministros y médicos. Tras observar a Lake, uno de los
médicos le preguntó cómo se había protegido de la infección. Lake respondió que la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús era su protección y que ningún germen se adheriría a él.
No mucha gente diría eso. Simplemente no pueden verlo. Pero Lake sí. Cuando declaró que
ningún germen podría tocar su cuerpo y vivir, los médicos se rieron. No le creyeron.
Entonces, Lake propuso una prueba. Le dijo a un médico que recogiera saliva de uno de los
muertos y la pusiera bajo el microscopio. Como era de esperar, los gérmenes vivos cubrieron

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Capítulo 2 El eslabón perdido

el portaobjetos. Lake sugirió que pusieran esos gérmenes en sus manos y los examinaran de
nuevo. Los médicos lo hicieron, y lo que vieron les asombró. Cuando los gérmenes tocaban
la piel de Lake, ¡morían!
¿Sabías que este mismo poder se promete a cada creyente? El Salmo 91:10 dice:
No te sobrevendrá mal, ni plaga alguna se acercará a tu morada.
Cualquiera que crea las promesas del Salmo 91 y las confiese con fe (Salmo 91:2) puede
tener la misma protección contra las plagas que tuvo John G. Lake, pero la mayoría de los
cristianos nunca experimentan este tipo de resultados, porque están más impresionados por
lo que oyen en las noticias que por lo que escuchan desde el púlpito. Están más conmovidos
por lo que dice su médico que por lo que dice Dios. En lugar de que su imagen interior
provenga de la luz de la Palabra de Dios, proviene de la luz de un televisor. La mayoría de los
cristianos se limitan a la experiencia del mundo. No dejan que la Palabra de Dios cambie su
imaginación.
Cuando el Señor me habló en 2002 (poco después de los ataques terroristas a las Torres
Gemelas) y me dijo que lo estaba limitando, reuní a mi equipo y les dije: "No sé cuánto
tiempo se necesita para cambiar esta imagen en el interior, pero voy a cambiar. Voy a hacer
lo que Dios me llamó a hacer". Aunque todo en lo natural gritaba que expandirse durante
ese tiempo era imposible, me sorprendió lo rápido que nuestro ministerio empezó a
prosperar.
Durante ese tiempo, nadie veía televisión cristiana. Nadie daba a los ministerios cristianos.
La atención de todos estaba puesta en las noticias. Todos los ministerios de televisión que
conocía sufrieron. Los ministerios paraeclesiásticos recortaron sus presupuestos. Entonces,
sin previo aviso -antes de que pudiera comunicar nada a mis socios, antes de que pudiera
hacer otra cosa que cambiar mi imaginación-, nuestros ingresos se duplicaron. Era como si
hubiera una presa en el reino espiritual reteniendo todas las bendiciones que Dios quería
hacerme llegar. Dios estaba proveyendo. Él estaba cumpliendo fielmente Su Palabra. Pero
algo había detenido el flujo. Cuando encendí mi imaginación y cambié mi imagen interna,
ese dique se rompió. Y tal como promete Deuteronomio 28:2, una inundación de la
provisión de Dios me alcanzó.
Puedes leer más sobre mi experiencia personal con el cambio de mi imaginación en mi libro
No Limites a Dios.

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Capítulo 3

Estrechez mental
Capítulo 3 Estrechez mental

Este concepto de imaginación no debería ser un territorio extraño para los cristianos.
Tratamos con "cosas invisibles" todo el tiempo. Creemos en un Dios y un cielo que nunca
hemos visto. Nos jugamos la eternidad en las palabras de un libro antiguo. Y creemos que
un Hombre que nunca hemos conocido pagó el precio de nuestro pecado 2.000 años antes
de que naciéramos. Para la mente natural, esto parece una locura, pero es verdad.
Recientemente estaba escuchando la radio y oí a un presentador discutir un tema moral con
su audiencia. Uno de sus oyentes llamó para rebatir lo que se estaba diciendo. "La Biblia
dice...", empezó el oyente, pero el presentador interrumpió: "No estamos hablando de la
Biblia. Estamos hablando de la realidad. No queremos ideas ni creencias. Queremos la
realidad". Me enfadé tanto que empecé a gritar a la radio: "¡La Biblia es más real que
cualquier cosa que puedas ver, probar, oír, oler o sentir!". El mundo físico, a lo que la
mayoría de la gente se refiere como "realidad", fue creado por lo espiritual. Hebreos dice:
Por la fe entendemos que los mundos fueron creados por la palabra de Dios, de modo que
las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que se veían.
Hebreos 11:3
La Palabra de Dios creó todo lo que podemos ver con nuestros ojos físicos. La Palabra es
real, pero no es una realidad que pueda experimentarse con nuestros sentidos naturales (1
Cor. 2:14). No se puede ver con los ojos ni tocar con las manos. Al igual que el resto del
mundo espiritual, debe experimentarse por la fe.
Durante la "Gran Recesión" de 2008, cuando los precios de las acciones bajaron un 50% y el
mercado inmobiliario se desplomó, el Señor me habló de construir un campus de clase
mundial para el Instituto Bíblico Charis. Desde entonces, hemos comprado y comenzado el
desarrollo en casi 200 hectáreas de montaña prístina en Woodland Park, Colorado. Hemos
gastado más de 70 millones de dólares por encima de mis gastos normales construyendo un
edificio de 6.500 metros cuadrados llamado The Barn para albergar nuestras aulas Charis y
un edificio de 13.000 metros cuadrados que incluye un auditorio de 3.200 asientos, nuestro
centro telefónico y nuestras oficinas Charis. También hemos renovado otro edificio de más
de 5.500 metros cuadrados en la propiedad para nuestras oficinas AWM y estudio de
televisión. Todo ello sin deudas.
Mientras todos los demás luchaban y apenas sobrevivían durante la "Gran Recesión",
nosotros prosperábamos. Estábamos construyendo. No hay una explicación natural para
esto. No pedimos un préstamo ni recurrimos a fondos de inversores. No teníamos una gran
cantidad de ahorros. Todo lo que teníamos era la Palabra de Dios. Dejamos que la Palabra
de Dios nos pintara un cuadro de lo que era posible, de lo que podíamos hacer, y ese cuadro

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Capítulo 3 Estrechez mental

se ha hecho tan claro y tan fuerte que ya no podemos vivir fuera de él. Nos hemos vuelto
estrechos de mentalidad en la búsqueda de la voluntad de Dios.
La fe y la imaginación van de la mano. Puedes centrarte tanto en las Escrituras, con una
mentalidad tan estrecha, que no puedas ver nada que se oponga a ellas. Eso es algo positivo.
Hace años, mi junta directiva me envió al médico para hacerme una prueba de esfuerzo.
(Cuando el médico empezó a prepararme para la cinta de correr, su enfermera me preguntó
si podían afeitarme el vello del pecho para que los electrodos tuvieran un lugar donde
pegarse. "No pueden afeitarme el pecho", le dije. "Es pelo virgen. Nunca me lo han tocado".
Hicieron caso de mi petición e intentaron pegarme esas cosas en el pecho sin afeitármelo,
pero a los trece minutos de la prueba empezaron a caerse. Para terminar, tuve que sujetar
dos electrodos en su sitio, la enfermera sujetó dos y el médico sujetó otros dos. Cuando
terminé, el médico miró mis resultados. Luego empezó a gruñir y a escribir en mi historial.
Cuando por fin me miró, me dijo: "Aquí está el nombre de un médico que conozco. Es un
especialista. Quiero que vayas allí y te hagas las pruebas enseguida. Puede que te ingresemos
en el hospital para operarte a corazón abierto antes de que acabe el día".
Me quedé de piedra. No me sentía mal. La única razón por la que fui a ver al médico fue la
póliza del seguro. ¿Cómo podía necesitar una operación a corazón abierto? Mientras me
quedaba un segundo mirando al médico, empecé a pensar en la imagen de salud y fortaleza
que la Palabra de Dios había pintado en mi interior. Y le dije: "Eso es mentira. No me lo
creo. Mire usted otra vez esa lectura y dígame que dice que tengo un problema de corazón".
El médico me miró (supongo que no estaba acostumbrado a que la gente le llamara
mentiroso) y me dijo: "Bueno, en realidad no dice que tengas un problema de corazón. Sólo
dice que ha habido una anomalía durante la prueba. Puede que no sea nada, pero podría ser
algo grave. Tenemos que hacerte pruebas". ¡No pensó en el hecho de que esos electrodos se
me estaban cayendo del pecho! "Eso no es lo que me dijiste", dije, enfadándome. "Me dijiste
que quizá me tendrían que operar a corazón abierto antes de que acabara el día. Me
mentiste".
"Vale", dijo rompiendo el papel. "Estás solo, lárgate".
Ese mismo día, de camino a casa, el coche de una mujer se paró. Estaba bloqueando la
carretera, así que salí y lo empujé hasta el aparcamiento más cercano. Subí la cuesta y doblé
la esquina yo solo. No estaba mal para alguien que tenía que someterse a una operación a
corazón abierto ese mismo día.
Lo que quiero decir es que la Palabra de Dios tiene el poder de cambiar lo que ves. Mi padre
murió cuando yo tenía doce años. Él tenía problemas del corazón. En realidad murió dos
veces, una en 1952 y otra en 1962. La primera vez que murió, el hospital lo declaró muerto,

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Capítulo 3 Estrechez mental

lo cubrieron con una sábana y lo pusieron en una camilla en el pasillo. Eran alrededor de las
dos de la mañana. En casa, nuestro pastor estuvo orando por él toda la noche. En el mismo
momento en que el camillero vino a empujar a mi padre a la morgue, nuestro pastor se
levantó y dijo: "O Dios ha hecho lo que dijo y lo ha curado, o está muerto. En cualquier
caso, he terminado de orar; me voy a casa". Lo siguiente que supe fue que mi padre había
resucitado de entre los muertos. Se quitó la sábana y el camillero mojó sus pantalones en
medio del pasillo del hospital. Debido a los problemas cardíacos de mi padre, cada vez que
voy a una revisión, los médicos empiezan a proyectar sus problemas en mí.
Podría comportarme como el resto del mundo, dando importancia a esas palabras. Podría
dejar que las palabras de los médicos me intimidaran e influyeran en la forma en que me veo
a mí mismo. En lugar de eso, me apoyo en la Palabra de Dios que dice que Jesús compró mi
sanidad en el Calvario (1 Pe. 2:24). Confío en que la Palabra de Dios es intachable, que Él es
"escudo de los que en él confían" (Prov. 30:5) y que ninguna plaga puede acercarse a mi
morada (Sal. 91:10). Creo que "la alegría de Yahveh es [mi] fortaleza" (Neh. 8:10, paréntesis
añadido). Me animo con ejemplos bíblicos como el de Moisés, que el día de su muerte, a los
120 años, subió al monte Nebo. La Biblia dice que "su vista no se oscureció, ni disminuyó
su fuerza natural" (Deut. 34:7). Rompo la maldición de los médicos diciendo: "El cincuenta
por ciento de mí es mi madre. Vivió hasta los noventa y seis años y estaba sana como un
caballo. ¿Por qué no miran su lado?". En el momento de escribir esto, he sobrevivido a mi
padre más de quince años. Y según mi última prueba de esfuerzo, ¡tengo el corazón de un
adolescente!
Después de que el médico de Colorado Springs me suspendiera, mi amigo (un médico de mi
consejo) me invitó a su casa de Luisiana para hacerme una prueba de esfuerzo. Me dijo:
"Esas pruebas de esfuerzo se equivocan el 50% de las veces. Nunca bases una decisión de
salud en una de esas pruebas". Así que me inyectaron una especie de tinte y tomaron
imágenes de mi corazón en reposo y después del ejercicio. Mi amigo me dijo: "No te pasa
nada. Tienes el corazón de un chico de diecisiete años".
Hermanos y hermanas, ¡no tienen por qué dejar que sus genes, su educación o su pasado
dicten su futuro!
Date permiso para estrechar tu mente en la Palabra. Cambia tu imaginación.

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Capítulo 4

Desarrolla una imagen


Capítulo 4 Desarrolla una imagen

Y no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro


entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.
Romanos 12:2

Desarrollar una imaginación piadosa y positiva es una parte importante de la renovación de


la mente, y a menudo es la parte que hace tropezar a la gente. Aunque este concepto es
simple, no es fácil. No hay una "solución rápida" para su imaginación. Una imaginación
piadosa no puede ser dada por la imposición de manos. Tienes que elegir cambiar. Pero
cambiar la forma en que piensas y ves es un proceso. Toma tiempo y consistencia. Llevo
décadas trabajando en ello, y aunque ciertamente no he llegado, ¡gracias a Dios que he
salido!
Hace años, decidí que no quería vivir mi vida como los diez espías que fueron con Josué y
Caleb a espiar la Tierra Prometida. En Números, antes de que los hijos de Israel entraran en
Canaán, Moisés envió representantes de cada una de las tribus a explorar la zona. Les pidió
específicamente que investigaran el terreno y la fertilidad de la tierra, el tipo de gente que
vivía allí, y el tamaño y la fuerza de sus ciudades (Núm. 13:17-20). Cuando los espías
regresaron, trajeron pruebas de la provisión de Dios: ¡un trozo de uva tan grande que tuvo
que ser cargado entre dos hombres! Pero también trajeron este informe:
Y se lo contaron, diciendo: Hemos llegado a la tierra a la que nos enviaste, y ciertamente
fluye leche y miel; y este es su fruto. Sin embargo, el pueblo que habita la tierra es fuerte, y
las ciudades están amuralladas y son muy grandes; además, vimos allí a los hijos de Anac.
Números 13:27-28
Canaán era una tierra pródiga, más de lo que los hijos de Israel soñaron que fuera posible.
Pero en lugar de creer en la Palabra de Dios, dejaron que las circunstancias los desviaran del
camino. Aunque Caleb trató de animarlos, la gente no podía ver más allá de los gigantes:
Pero los hombres que subieron con él dijeron: No podremos subir contra el pueblo, porque
es más fuerte que nosotros. Y refirieron a los hijos de Israel la mala fama de la tierra que
habían explorado, diciendo: La tierra por donde hemos pasado para explorarla es tierra que
devora a sus moradores, y todos los pueblos que hemos visto en ella son hombres de gran
estatura. Y vimos allí a los gigantes, hijos de Anac, que proceden de los gigantes; y éramos a
nuestros ojos como saltamontes, y así éramos a sus ojos.
Números 13:31-33

18
Capítulo 4 Desarrolla una imagen

El hecho de que los gigantes vivieran en la tierra de Canaán no negaba la capacidad de los
israelitas para conquistarla. Su imaginación les impidió heredar la promesa de Dios.
Permitieron que las palabras de diez hombres - "éramos a nuestros propios ojos como
saltamontes"- cambiaran la forma en que se veían a sí mismos y limitaran cuánto de la
voluntad de Dios podían lograr.
Cuarenta años más tarde, cuando Josué envió dos espías a Jericó, descubrieron que el
corazón de los cananeos se había derretido y su poderío había desaparecido el día en que se
enteraron de que los israelitas habían cruzado milagrosamente el Mar Rojo (Jos. 2:9-11). Si
los israelitas hubieran invadido entonces, habría sido pan comido. La fuerza de su enemigo
había desaparecido. En cambio, los israelitas fueron derrotados en su imaginación. Se veían
a sí mismos como saltamontes (Núm. 13:33). Ese era el problema.
Años más tarde, cuando David luchó contra Goliat, tuvo la misma oportunidad de ser
derrotado por su imaginación. Y al igual que antes, esta batalla entre Israel y los gigantes de
la tierra no iba a ser una lucha justa. Pero esta vez, ¡el resultado fue diferente!
Y mientras [David] hablaba con [sus hermanos], he aquí que subió el campeón, el filisteo de
Gat, llamado Goliat, de entre los ejércitos de los filisteos, y habló según las mismas palabras;
y David las oyó. Y todos los hombres de Israel, cuando vieron a aquel hombre, huyeron de
él, y tuvieron gran temor.
1 Samuel 17:23-24, corchetes añadidos
Y habló David a los hombres que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué se hará al hombre que
mate a este filisteo, y quite el oprobio de Israel? porque ¿quién es este filisteo
incircunciso, para que desafíe a los ejércitos del Dios viviente?
1 Samuel 17:26, énfasis añadido
En lugar de verse a sí mismo como un saltamontes, David se vio a sí mismo de acuerdo con
su pacto con Dios. Sabía que Goliat, un hombre fuera de ese pacto, no tenía ninguna
posibilidad.
Así debemos ser nosotros. Cuando el cáncer o la pobreza o el miedo llaman a la puerta,
nuestra fe debería gritar: "¿Quién te crees que eres para venir contra mí, un hijo del
Altísimo? Voy a destruirte y a restregarte la derrota por la nariz. Te arrepentirás del día en
que te metiste conmigo".
Por desgracia, la mayoría de nosotros no se atrevería a hablar así. No nos vemos como la
Palabra nos describe o como Dios nos ve. Esa es la razón por la que estamos atrapados en las
circunstancias. Nos vemos como saltamontes -pequeños, débiles y pobres. Nos vemos como
víctimas. ¡Pero no somos víctimas! ¡Dios Todopoderoso vive en nosotros! Deberíamos
esperar resultados diferentes.

19
Capítulo 4 Desarrolla una imagen

Cuando leí la historia de David y Goliat de niño, mucho antes de comprender la


importancia de la imaginación, recuerdo que salí y marqué el árbol de mi patio a la altura a
la que estaba Goliat. Hice otra marca a la altura de David y me agaché tratando de imaginar
la batalla desde su perspectiva. Años más tarde, cuando Jamie y yo visitábamos Israel,
nuestro autobús turístico se detuvo en el Valle de Elah, donde David luchó contra Goliat.
Era un día caluroso, pero nuestro guía nos dijo dónde estábamos y preguntó si alguien
quería bajarse. Nadie lo hizo. Todos querían quedarse en el autobús con aire acondicionado,
excepto yo. Por suerte, el resto del grupo tuvo la gentileza de dejarme explorar, así que bajé
del autobús y me adentré en el valle. El Valle de Elah tiene unos seis kilómetros de ancho.
Caminé hasta un arroyo seco que atravesaba el centro del valle y recogí cinco piedras lisas.
Mientras miraba las colinas, me imaginé a los filisteos a un lado y a los israelitas al otro. Vi a
Goliat de pie en la cresta e imaginé a David acercándose por detrás de sus hermanos
mientras Goliat gritaba: "¿No hay nadie que quiera luchar conmigo?". Vi cómo los israelitas
se acobardaban de miedo y sentí la justa indignación de David. Toda la historia cobró vida
aquel día, reproduciéndose en aquellas colinas, no porque pudiera verla con mis ojos físicos,
sino porque la experimenté en mi imaginación. No hay una unción especial en Tierra
Santa. La gente siente que la Biblia cobra vida cuando la visita porque, por primera vez, deja
que su imaginación "vea" lo que sólo ha leído. Ver con los ojos lo que sólo se ha leído ayuda
a la imaginación a ver con más claridad. Por eso visitar Tierra Santa es tan especial.
¿Has intentado alguna vez montar algo utilizando sólo las palabras de un manual de
instrucciones? Puede que leas "Une el lado A con el lado B utilizando las clavijas F y G",
pero probablemente tengas que mirar el diagrama incluido para averiguar de qué hablan las
instrucciones. Por eso se dice que una imagen vale más que mil palabras y por eso los
constructores utilizan planos. Cuando estábamos construyendo el campus de Charis en
Woodland Park, recuerdo que me senté con los arquitectos y les expliqué lo que quería ver.
Pero cuando lo dibujaban, no era lo que yo imaginaba. "No", les decía, "no quiero eso.
Quiero esto". Y volvían a la mesa de dibujo. Llevó algún tiempo, pero seguimos trabajando
en ello hasta que todos pudimos ver lo mismo.
Un constructor nunca intentaría construir una casa explicando verbalmente su distribución
a sus operarios. Si fuera el único método que utilizara para describir el diseño y la función
de una casa, el propietario podría acabar con una toma de corriente dentro de la bañera.
Pero, en cierto sentido, eso es lo que hacemos con la Palabra de Dios.
Una de las principales razones por las que la gente no ve la Palabra trabajar en sus vidas es
porque sólo la leen. No puedes solo leer la Palabra y esperar que produzca cambio. Tienes
que permitir que la Palabra despierte tu imaginación hasta que "veas" lo que estás leyendo.

20
Capítulo 4 Desarrolla una imagen

Incluso si pasas horas cada semana leyendo la Biblia o citando Escrituras de sanidad, no
verás la plenitud de esas palabras pasar en tu vida hasta que te imagines sanado. En realidad,
sería mejor que leyeras un versículo sobre la sanación y dejaras que la verdad que contiene
pintara un cuadro de quién eres, que leer cinco capítulos en su plan "Lea la Biblia en un
año" y ni siquiera recordar qué libro de la Biblia leíste.
Si te tomaras el tiempo de usar tu imaginación para verte a ti mismo a través de los ojos de tu
pacto con Dios, como hizo David, ¡tú también podrías matar gigantes!

21
Capítulo 5

No es solo teoría
Capítulo 5 No es sólo teoría

Deberíamos estar experimentando la vida a un nivel diferente que nuestros vecinos no


salvos. En Juan 14:12, Jesús dijo: "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras
que yo hago, él también las hará". "De cierto" es una forma en inglés antiguo de decir
"verdaderamente". Por supuesto, todo lo que Jesús decía era verdad, y Él nunca
desperdiciaba palabras. Así que, cada vez que Jesús decía "De cierto, de cierto", lo hacía a
propósito. Quería dejar bien claro que lo que decía iba en serio.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y
aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Juan 14:12
Cuando comencé a meditar en esta Escritura, repasé cada uno de los milagros de Jesús,
diciendo: "Señor, Tú dijiste que yo podía hacer las mismas obras que Tú hiciste. Tú sanaste
a los enfermos. Así que voy a curar a los enfermos". Empecé a imaginarme tocando al ciego
Bartimeo, encontrándome con los diez leprosos y curando a la mujer con flujo de sangre,
igual que hizo Jesús. Luego llegué a la resurrección de los muertos, y mi imaginación
tartamudeó.
De nuevo dije: "Señor, Tú dijiste que yo podía hacer las mismas obras que Tú hiciste. Tú
resucitaste a los muertos. Así que voy a resucitar a los muertos". Estudié cada instancia
bíblica de alguien siendo levantado de los muertos, y empecé a imaginar. Escribí las
historias. Las ensayé en mi mente. Pero en lugar de ver a Jesús resucitando a Lázaro, lo
personalicé. Me vi a mí mismo resucitando a Lázaro. Me vi de pie delante de la tumba
gritando: "¡Lázaro, ven fuera!".
Puede que pienses que estoy loco, pero al poco tiempo empecé a soñar con resucitar a gente
de entre los muertos. Cada noche resucitaba a veinte o treinta personas. Se convirtió en algo
tan habitual que me resultaba difícil distinguir cuándo estaba despierto y cuándo dormido.
Un día, mientras estaba despierto, un hombre murió en una de mis reuniones. Sin pensarlo
demasiado, ordené a ese hombre que volviera a la vida y lo vi resucitar de entre los muertos.
Las palabras de Jesús se habían convertido en parte de mí, y aquel hombre volvió a la vida.
El uso adecuado de la imaginación debería ser algo que todo creyente cultivara. Sin
embargo, yo diría que la mayoría de las personas que leen este libro nunca han estudiado la
imaginación. Simplemente no han pensado en ello. Tal vez les parezca un poco extraño, un
poco infantil. Pero Jesús dijo: "El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará
en él" (Marcos 10:15).
Todo el mundo utiliza su imaginación. Pero lamentablemente, por defecto, la mayoría de la
gente la utiliza para cosas negativas en lugar de positivas. Por ejemplo, si sufres de depresión,
simplemente no estás controlando tu imaginación. Tus pensamientos están produciendo

23
Capítulo 5 No es sólo teoría

imágenes de fracaso que dicen: Nunca estaré a la altura. Las cosas nunca cambiarán. Es
inútil intentarlo. Y aunque sepas que esas cosas no son ciertas, tus emociones están
firmemente abrochadas en el asiento del conductor de tu vida y se sienten ciertas.
En 1 Reyes 19, Elías estaba en el mismo lugar. Acababa de hacer bajar fuego del cielo, de
matar a 850 falsos profetas, de anunciar el fin de una sequía de tres años y de correr más
rápido que un carro (1 Reyes 18). (Pero cuando Jezabel se enteró de sus hazañas y amenazó
con matarlo (1 Reyes 19:1-2), Elías se derrumbó. Aterrorizado, corrió hacia el desierto:
Viendo, pues, el peligro, se levantó y fue por su vida.
1 Reyes 19:3, énfasis añadido
Elías huyó cuando vio "aquello". ¿Qué vio? El versículo anterior nos da una idea:
Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun más,
si mañana a estas horas no hago tu vida como la vida de uno de ellos.
1 Reyes 19:2
Elías se vio a sí mismo muerto, como lo describió Jezabel, y huyó por su vida. La manera en
que nos vemos por dentro dicta nuestras respuestas.
Pero él se fue al desierto camino de un día, y vino y se sentó debajo de un enebro; y pidió
para sí la muerte, y dijo: Basta ya; ahora, oh Jehová, quítame la vida, porque no soy mejor
que mis padres.
1 Reyes 19:4
Y llegó allí a una cueva, y se quedó allí; y he aquí la palabra de Jehová vino a él, y le dijo:
¿Qué haces aquí, Elías? Y él respondió: He tenido mucho celo de Jehová Dios de los
ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, han
matado a espada a tus profetas, y yo sólo he quedado, y buscan mi vida para quitármela.
1 Reyes 19:9-10
La imaginación de Elías estaba fuera de control. Acababa de ejecutar a 850 falsos profetas de
Baal, lo que estoy seguro que fue un espectáculo espantoso. Probablemente todavía podía
oír sus gritos y oler su sangre. Cuando Jezabel amenazó con hacerle lo mismo a él, supongo
que fue fácil para la imaginación de Elías transponer su propio rostro a uno de los cuerpos
que acababa de ver (1 Reyes 19:2). Pero en lugar de llevar cautivo ese pensamiento (2 Cor.
10:5), Elías se revolcó en él.
"¡Soy el único que queda!", gritó cuando Dios le preguntó qué hacía escondido en el
desierto. Por supuesto, Elías sabía que eso no era cierto. Abdías acababa de hablarle de los
cien profetas que había escondido de Jezabel (1 Reyes 18:13). Pero no importaba lo que
Elías supiera; se sentía solo. Esos sentimientos impulsaron sus palabras y sus decisiones.

24
Capítulo 5 No es sólo teoría

Tal vez tú hayas pasado por eso. Tal vez lo estés ahora. Sabes que no es el fin del mundo,
pero lo parece. Y en lugar de controlar tu imaginación, estás permitiendo que tus
pensamientos acaben con tu visión de futuro.
Doce años después de que aquel hombre resucitara de entre los muertos en mi reunión,
empecé a pensar: "Hace tiempo que no resucito a nadie de entre los muertos. Voy a hacerlo
de nuevo. Y como antes, empecé a meditar. Repasé los ejemplos de Jesús. Repasé los de
Pedro y Pablo. Empecé a imaginarme a mí mismo resucitando gente de entre los muertos, y
pronto empecé a soñar de nuevo. Entonces, sin previo aviso, Jamie y yo recibimos una
llamada. Nuestro hijo había muerto.
Mientras nos preparábamos para ir a la ciudad, Jamie y yo sufrimos como cualquier padre.
Pero en lugar de pensar en nuestra pérdida, empezamos a alabar a Dios y a darle gracias por
su bondad. Recordamos las profecías que habíamos recibido sobre nuestro hijo años atrás, y
la fe surgió en nuestro interior. Cuando llegamos al hospital, nuestro hijo llevaba cinco
horas muerto. Estaba desnudo, sobre una losa en el depósito de cadáveres, y tenía una
etiqueta en el dedo del pie cuando se incorporó y empezó a hablar.
Desde entonces, más de cuarenta personas han resucitado gracias a nuestro ministerio.
Constantemente recibimos informes de los milagros que nuestros estudiantes del Instituto
Bíblico ven en el campo misionero. La gente se salva. Se abren los ojos de los ciegos. Los
sordos oyen. No hace mucho, un equipo de estudiantes oró por un hombre en Nicaragua.
Los paramédicos se habían dado por vencidos, pero estos estudiantes lo levantaron de entre
los muertos. Durante ese mismo año, un bebé fue resucitado de entre los muertos en
Ecuador con un grupo diferente de estudiantes. Fue impresionante.
¿Quién no querría ver este tipo de milagros? ¿Quién no querría ver a su hijo resucitado de
entre los muertos? ¿Quién no querría ver a un miembro de su familia curado de cáncer?
Cuando el mundo entero está herido, quebrado y asustado, ¿quién no querría estar sano,
próspero y en paz? Todo el mundo lo desea. Estoy seguro de que muchos incluso oran por
ello. Pero no muchos están dispuestos a hacer lo necesario para ver la Palabra trabajar de esa
manera.
Dos estudiantes de nuestro instituto bíblico en Atlanta me escucharon enseñar sobre esto, y
comenzaron a trabajar en su imaginación. Cuando uno de los miembros de su familia fue
diagnosticado con una enfermedad incurable y le dieron solo unos días de vida, esos dos se
levantaron, hablaron la Palabra de Dios, ¡y ese miembro de la familia fue sanado! Otra mujer
que luchaba contra el cáncer se aferró a esta enseñanza y en veinticuatro horas la vio obrar
en su vida. Ella había estado recibiendo radiación y parecía una bola blanca. Había perdido

25
Capítulo 5 No es sólo teoría

todo su cabello. Veinticuatro horas después de que oramos, ¡su cabello había crecido casi
media pulgada!
Hermanos y hermanas, hay una relación directa entre cómo usas tu imaginación y lo que
puedes recibir de Dios. Honestamente no es tan difícil sanar tu cuerpo. Dios creó nuestros
cuerpos para sanar. Lo difícil es hacer que tu imaginación funcione correctamente.
Si yo hubiera pasado mi vida tratando de recibir de Dios basado en la forma en que otros me
veían o en esa vieja imagen interna de un pueblerino introvertido de Texas, te puedo
garantizar que no estarías leyendo este libro. Nunca lo habría escrito. Nunca habrías oído
hablar de mí. Pero he dejado que la Palabra de Dios cambie la forma en que me veo a mí
mismo. He dejado que defina lo que puedo hacer. Ahora veo la vida abundante que Jesús
proveyó obrando dentro de mí (Juan 10:10). Estoy haciendo las "obras mayores" (Juan
14:12), pero sólo desde que mi imaginación abrió la puerta.

26
Capítulo 6

Tu vientre espiritual
Capítulo 6 Tu vientre espiritual

Tu imaginación es poderosa. Es como tu útero espiritual. Así como una mujer no puede dar
a luz sin antes concebir en su vientre, tú no puedes dar a luz los planes y promesas de Dios
sin antes concebirlos en tu imaginación.
No debería tener que explicar esto, pero una mujer no puede concebir un hijo sola. No
existe la cigüeña. Una mujer no puede concebir estando al lado de una mujer embarazada o
bebiendo de su copa. Tiene que intimar con un hombre, y no me refiero a compartir
cepillos de dientes. Hay que plantar una semilla. Lo mismo ocurre con cualquier creyente
que quiera recibir algo de Dios. El o ella deben intimar con la Palabra.
Primera de Pedro dice que nacemos de nuevo por la semilla incorruptible de la Palabra de
Dios (1 Ped. 1:23). La Palabra de Dios es semilla. Pero para que esa semilla funcione, debe
ser plantada. Es por esto que muchos creyentes oran por sanidad o prosperidad pero nunca
la reciben. Ellos pueden creer que la Palabra es verdadera, pero no han intimado con la
Palabra. Sus vientres espirituales son estériles.
Hace años, escuché el testimonio de la esposa de un ministro con una vista terrible. Ella era
legalmente ciega, y sus anteojos eran tan gruesos como botellas de Coca-Cola. Aunque ella
creía en la predicación de su esposo acerca de la sanidad, no era capaz de verlo en su propia
vida. No importaba cuántas personas oraran por ella, nunca veía los resultados que deseaba.
La mujer empezó a desesperar de poder ver alguna vez sin sus gafas.
Un día llegó a su iglesia un evangelista sanador. Sabiendo que le pediría que orara por ella,
hizo todo lo posible por evitarlo. Finalmente, al final de la semana, el evangelista la acorraló.
"Quiero orar por ti", le dijo. "Quítate las gafas".
El hombre oró y luego preguntó: "¿Puedes ver?". Cuando la esposa del ministro empezó a
abrir los ojos, el evangelista le dijo: "¡Cierra los ojos!". Entonces, ella cerró los ojos.
Volvió a preguntar: "¿Puedes ver?". De nuevo, la mujer empezó a abrir los ojos, pero el
evangelista sanador la reprendió. "Cierra los ojos", le dijo. La mujer empezaba a preguntarse
si el hombre estaba loco. ¿Cómo podía saber si sus ojos estaban curados si no los abría?
Una tercera vez el hombre preguntó: "¿Puedes ver?". Pero esta vez, cuando la mujer empezó
a abrir los ojos, él dijo: "No te he dicho que abras los ojos. Tienes que verte a ti misma
viendo antes de poder ver". Entendiendo finalmente lo que el hombre trataba de decirle, la
esposa del ministro mantuvo los ojos cerrados y oró en el Espíritu.
"Puedo verlo", dijo al cabo de unos minutos. "Puedo verme a mí misma viéndolo".
"Abre los ojos", dijo él.
La esposa del pastor abrió lentamente los ojos. ¡Podía ver!
Si más de nosotros comprendiéramos este concepto, obtendríamos resultados diferentes
cuando oramos. En lugar de eso, después de orar, abrimos inmediatamente los ojos,

28
Capítulo 6 Tu vientre espiritual

comprobamos nuestras billeteras y palpamos nuestros cuerpos para ver si ha ocurrido algo.
Pero los milagros no vienen de fuera; vienen de dentro.
No puedes orar pidiendo curación mientras planeas tu funeral. Tienes que usar tu
imaginación para "ver" la Palabra obrando en tu vida. No esperes una manifestación física
para verificar que las promesas de Dios son ciertas. En vez de eso, mirate caminando sin
dolor. Mirate durmiendo toda la noche, viviendo en lugar de muriendo, comiendo lo que
no has podido comer.
Durante una recesión económica, cuando los precios de las acciones caían en picada, Jamie
y yo prosperamos. Nuestras inversiones personales subieron un 50%. Lo único a lo que
puedo atribuir eso es a nuestra obediencia al Espíritu Santo y al cuadro interno que
pasamos años cultivando de la Palabra de Dios. Deuteronomio 28:8 dice: "Jehová mandará
que te bendiga en tus almacenes, y en todo aquello en que pusieres tu mano". Jamie y yo
creíamos eso. Incluso cuando éramos tan pobres que no podíamos prestar atención,
creíamos. Imaginábamos cómo sería ir al supermercado y salir con todo lo que quisiéramos.
Imaginábamos cómo sería conducir coches bonitos y vivir sin deudas. No limitamos
nuestra imaginación a lo que nuestras familias o vecinos habían experimentado. Dejamos
que la Palabra de Dios nos mostrara una nueva imagen.
La palabra hebrea yetser se tradujo "imaginación" o "imaginaciones" varias veces en el
Antiguo Testamento. Yetser significa "una forma" o "concepción" (Concordancia de
Strong). Tu imaginación es donde concibes. Es tu vientre espiritual. Y así como una mujer
no puede tener un parto natural sin una concepción natural, tú no puedes tener un parto
espiritual sin una concepción espiritual. En otras palabras, antes de que puedas dar a luz un
milagro o cualquiera de las promesas de Dios, primero debes concebir la Palabra en tu
imaginación.
Un conocido pasaje de la Escritura, Isaías 26:3, dice,
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiado.
La palabra hebrea traducida "pensamiento" aquí es la misma palabra hebrea yetser. La
imaginación, que es parte de la mente, es el vientre espiritual donde concebimos.
Proverbios 29:18 dice: "Donde no hay visión, el pueblo perece". Recuerde, la visión es la
imagen mental que se forma en la imaginación. Lo que imaginas -lo que te ves haciendo, lo
que te ves siendo- es lo que vivirás. ¿Recuerdas lo que dijo el Señor cuando vio al pueblo
construyendo la torre de Babel? "He aquí que el pueblo es uno, y todos tienen una misma
lengua; y esto comienzan a hacer; y ahora nada les será impedido de lo que han imaginado
hacer" (Gn. 11:6). La imaginación precede a la manifestación. Si no puedes imaginarte a ti

29
Capítulo 6 Tu vientre espiritual

mismo haciendo lo que Dios te llamó a hacer o experimentando Sus promesas, nunca verás
esas cosas hacerse realidad con tus ojos físicos. Tienes que verlas en el interior antes de que
puedas verlas en el exterior.
El estilo de vida de hoy no es conducente a lo que estoy hablando. Estamos demasiado
ocupados. Pensamos erróneamente que estar ocupados es lo mismo que ser productivos.
Pero vivir la vida más ocupados que una percha de papel con un solo brazo no es bueno. Las
Escrituras dicen que necesitamos tomarnos tiempo para "estar quietos" (Sal. 46:10).
Nunca me he arrepentido de tomarme tiempo para dejar las cosas a un lado, usar mi
imaginación y buscar al Señor. Siempre vuelvo de ese tipo de tiempo de inactividad
renovado y con una visión mayor y más clara. Me pregunto por qué no me tomo más
tiempo libre. Es fácil estar tan ocupado que no dejamos tiempo para sentarnos y usar
nuestra imaginación con propósito. Pero sin una guía y dirección decididas, nuestra
imaginación empezará a trabajar en nuestra contra.
La primera vez que se usa la palabra imaginación en la Biblia es en Génesis. Después de que
Adán y Eva cayeron y la gente se degeneró hasta el punto de que todo dentro de ellos era
malo, su maldad llegó a ser tan grande que Dios se entristeció por haber hecho a la
humanidad.
Y vio DIOS que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Génesis 6:5
¡Qué comentario tan terrible! Toda la raza humana se había alejado tanto de la intención de
Dios que su imaginación era "continuamente sólo el mal". Una mente no renovada -una
imaginación no dirigida- gravita hacia el mal, hacia lo negativo. El Salmo 140:2 dice que los
que no conocen a Dios "imaginan maldades en su corazón".
Te des cuenta o no, toda maldad, todo pecado, se concibe en la imaginación de una persona.
No puedes ir a ningún lugar en tu cuerpo que no hayas estado ya en tu imaginación. No
puedes robar o cometer adulterio sin antes entretener la idea en tu mente. Puede que no
estés planeando robar el banco local o considerando qué compañero de trabajo está más
abierto a una aventura, pero ves películas y programas de televisión que muestran a gente
haciendo esas cosas. Engañan, mienten y roban. Se acuestan con otros. Tienen aventuras y
viven en la homosexualidad. Hacen cosas completamente contrarias a la Palabra de Dios.
Puede que pienses que no te afecta, pero según 1 Corintios 15:33, estás engañado: "Las
malas comunicaciones corrompen las buenas costumbres". No puedes usar la impiedad del
mundo como entretenimiento sin que te afecte. Es como cavar un túnel: No puedes

30
Capítulo 6 Tu vientre espiritual

construir una carretera o instalar una alcantarilla a través de tierra y roca. Tienes que
ahuecar el espacio para ello.
Hace años, en Colorado, la legalización de la marihuana recreativa apareció en la papeleta
electoral. Se presentó al pueblo como una droga "inofensiva" y una buena forma de recaudar
ingresos fiscales. Los votantes la aprobaron en 2012, y ahora el estado ingresa millones de
dólares extra de ingresos fiscales cada año. Pero no ha sido el milagro económico que decían
los defensores. El número de personas sin hogar ha aumentado. Han aumentado las
necesidades policiales. Han aumentado los problemas de salud mental. Pero aun así, las
cadenas de noticias lo promocionan como algo positivo. No hablan del aumento del
consumo de drogas entre los adolescentes. No hablan del número de niños atendidos en
urgencias a causa de la droga ni del número de llamadas al Servicio de Toxicología. No
presentan nada negativo al respecto. Su representación sesgada pinta una imagen que
influye en la forma en que la gente piensa sobre la marihuana.
Las palabras son poderosas. Crean imágenes. Siembran semillas. Cada palabra que lees, cada
palabra que hablas y cada palabra que oyes pinta una imagen en tu mente. Proverbios 18:21
dice: "La muerte y la vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto".
Ver la impiedad retratada como normal o escuchar a los medios de comunicación presentar
sólo la mitad de una historia ahueca el espacio en tu mente. Le da permiso a tu cuerpo para
ir allí. Y si no tienes cuidado, ese permiso dará fruto y concebirás el pecado (Santiago 1:15).

31
Capítulo 7

Vencer la tentación
Capítulo 7 Vencer la tentación

Hebreos 11, el "Salón de la Fama de la Fe", habla de la obediencia de Abraham para ir a un


lugar que más tarde heredaría, a pesar de que, en ese momento, no sabía a dónde iba.
Hebreos 11:13 dice que "murió en la fe, no habiendo recibido las promesas, sino viéndolas
de lejos". Abraham nunca heredó la Tierra Prometida. Aunque Dios dijo que daría a los
descendientes de Abraham lo largo y ancho de ella (Gn. 13:17), el único pedazo de tierra
que Abraham poseía en Canaán era un pequeño campo con una cueva donde enterró a su
esposa Sara. No vio la plena manifestación de la promesa de Dios en su vida; sólo la vio "de
lejos".
La imaginación de Abraham vio cumplirse todas las promesas de Dios antes de que sus
manos pudieran sostenerlas. Y cada día ensayaba esas promesas cuando miraba al cielo o
caminaba por la tierra. Cada día las recordaba cuando hacía negocios y dirigía a su familia.
Cuando el Señor cambió el nombre por Abraham de Abram (que significa "alto padre"
[Concordancia de Strong]) a Abraham (que significa "padre de una multitud"
[Concordancia de Strong]), fue un recordatorio de la promesa de Dios (Gn. 17:5). Era una
salida a la tentación de dudar. Durante veintiséis años, Abraham anduvo llamándose a sí
mismo "padre de una multitud" ¡antes de tener siquiera un hijo!
Dios le dio a Abraham otro recordatorio de Su promesa cuando le dijo que contara las
estrellas del cielo (Gn. 15:5) y la arena de la orilla del mar (Heb. 11:12). Abraham vivía en
una tienda, no en una casa. No tenía luz artificial. Abraham llevaba sandalias, no botas.
Vivía en el desierto. Cada noche, cuando se sentaba al aire libre, veía multitud de estrellas.
Todos los días, cuando caminaba por la tierra, la arena se le pegaba en los dedos de los pies.
Cada día Abraham recordaba las palabras de Dios. Atraían su imaginación y desarrollaban
una imagen de quién era. Esa visión mantuvo a Abraham en la fe.
Cada uno de nosotros también tiene una imagen de nuestra vida, pero en muchos casos, es
una imagen negativa. Lo que vemos con nuestros ojos físicos es más real para nosotros que
lo que vemos con los ojos de la fe. Podemos tener una palabra de Dios, pero no alimentamos
esa palabra en nuestra imaginación. No la concebimos.
La mayoría de las personas no ven la plenitud de la voluntad de Dios realizarse en sus vidas
porque se exponen a "malas comunicaciones" (1 Cor. 15:33). Se exponen a la duda y a la
incredulidad y cambian la norma de Dios por la del mundo. No dan en el blanco.
No os ha sobrevenido otra tentación que la común a los hombres; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar.
1 Corintios 10:13

33
Capítulo 7 Vencer la tentación

No se puede caer en la tentación de algo que no se cree. Me han dicho que la primera vez
que la gente bebe cerveza o licor no les gusta, pero por el deseo de ser aceptados por sus
compañeros, persisten, hasta que desarrollan un gusto por ello. Lo mismo ocurre con fumar
cigarrillos. La primera vez que una persona fuma, se pone verde y casi enferma. La verdad es
que no es el alcohol ni los cigarrillos lo que tienta a una persona. Es el deseo de ser aceptado
y de ser como los demás. Y aunque Dios siempre proporciona una salida de la tentación (1
Cor. 10:13), la mejor manera de vencer el pecado y la tentación es no ser tentado.
Mucha gente piensa que eso es imposible, pero no lo es.
Es posible llegar a estar tan enfocado en las cosas de Dios que todo lo que piensas es la
Palabra y todo lo que imaginas es Su voluntad. Así como Abraham, puedes enfocarte tanto
en la dirección de Dios que te vuelves inmune a la tentación. Hebreos dice:
Todos éstos murieron en la fe, no habiendo recibido las promesas, sino viéndolas de lejos, y
persuadidos de ellas, las abrazaron, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos sobre la
tierra. Porque los que dicen tales cosas declaran claramente que buscan un país. Y en verdad,
si hubieran tenido presente aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad
de volver.
Hebreos 11:13-15, énfasis añadido
El autor de Hebreos continuó diciendo que Abraham no buscaba un país físico. Buscaba
uno celestial (Hebreos 11:16). Pero fíjese en lo que dijo el autor en Hebreos 11:15: "Y a la
verdad, si se hubieran acordado del país de donde salieron, habrían tenido oportunidad de
volver".
Abraham y Sara salieron de Ur de los Caldeos (Gn. 11:31). ¿Sabes quién vivía en Ur? El
padre y el abuelo de Abraham. Noé y su hijo Sem. Todas las generaciones desde Noé
seguían vivas, pero Dios le dijo a Abraham que las abandonara (Gn. 12:1).
La Biblia no lo aclara, pero es probable que Abraham tuviera entre treinta y cinco y
cuarenta años cuando Dios le habló por primera vez. Tenía setenta y cinco cuando
finalmente partió hacia Canaán (Gn. 12:4). Tardó treinta y cinco años en obedecer a Dios.
Pero Abraham no obedeció al cien por cien. Llevó consigo a su sobrino Lot.
Dios le dijo a Abraham que dejara la casa de su padre y a toda su parentela (Gn. 12:1). Pero
como su hermano había muerto, Abraham decidió traer a Lot con él. Probablemente sintió
lástima por su sobrino y quiso cuidar de él. Aunque la mayoría de la gente lo consideraría
algo noble, no era una buena razón para desobedecer a Dios. (¡Nunca hay una buena razón
para desobedecer a Dios!)
Dios conocía a Lot. Sabía que el padre de Lot había muerto. Pero también sabía lo que
pasaría si Abraham traía a Lot con él. En caso de que no lo recuerdes, surgió una disputa

34
Capítulo 7 Vencer la tentación

entre los siervos de Abraham y Lot, y Abraham y Lot se separaron (Génesis 13). Lot se fue
al fértil valle de Sodoma. Allí, toda su familia fue llevada cautiva, al menos dos de sus hijas
fueron destruidas cuando el Señor juzgó la ciudad, todas sus pertenencias se perdieron, su
esposa se convirtió en una estatua de sal, y sus otras dos hijas lo emborracharon y
cometieron incesto con él ¡para poder tener hijos! ¿Cómo podría haber sido peor para Lot si
Abraham hubiera obedecido a Dios y lo hubiera dejado atrás?
La mayoría de los cristianos obedecen de la misma manera. Reciben una palabra del Señor y
la interpretan según lo que creen que es mejor. Le añaden o le quitan cosas, pensando:
Seguramente Dios no se dio cuenta... La gente viene a mí todo el tiempo y me dice: "Dios
me dijo que viniera al Instituto Bíblico Charis, pero sólo me faltan diez años para jubilarme.
No puedo dejar eso". Entonces, se imaginan que Dios debe haber tenido la intención de que
vinieran a Charis dentro de diez años o que debería haber esperado diez años para decirles
que vinieran. ¡No puede ser! No trates de averiguar lo que Dios te dijo que hicieras.
Simplemente hazlo.
Confía en Yahveh de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus sendas. No seas sabio en tus propios ojos.
Proverbios 3:5-7a
Uno de mis empleados trabajó para la Patrulla de Carreteras de California antes de mudarse
a Colorado. Cuando vino a Charis, sólo le faltaban dos años para jubilarse. La gente
pensaba que estaba loco por abandonar su pensión y mudarse con su familia al otro lado de
las montañas. Pero este hombre sabía lo que Dios decía, y decidió obedecer. Y ha sido algo
bueno para su familia. No sé qué habría pasado si no hubiera obedecido, pero podría haber
sido una tragedia. Podrían haberle disparado. Sus hijos podrían haber sido arrastrados por la
cultura. ¿Quién sabe? La cuestión es que no tienes por qué saberlo. Simplemente obedece a
Dios y deja que las fichas caigan donde puedan. No te apoyes en tu propio entendimiento o
seas sabio en tus propios ojos.
Un amigo mío, Rick Renner, estaba ministrando en el área de Chicago en una convención.
El no era el orador en la noche en cuestión, pero había planeado ir a la reunión. Sin
embargo, a medida que avanzaba el día, tuvo un creciente testimonio del Espíritu de no ir
esa noche. Se lo mencionó a su esposa, Denise, pero ambos pensaron que no sería correcto
asistir solo a las reuniones en las que Rick iba a hablar. Así que decidieron ir de todos
modos.
Hicieron todo el camino hasta la iglesia, pero finalmente, Rick estaba tan convencido de
que no debía estar allí que dio media vuelta y regresó a su habitación de hotel. Cuando llegó
allí, la habitación había sido allanada y su ordenador, que contenía dos libros en los que

35
Capítulo 7 Vencer la tentación

estaba trabajando, había desaparecido. Entonces comprendió por qué el Señor le decía que
no fuera a la reunión esa noche.
¿Sabes lo que hubiera pasado si Rick se hubiera quedado en la habitación? Nada. Alguien
hubiera tocado la puerta, pero cuando lo hubieran encontrado ahí, absolutamente nada
hubiera pasado. De la misma manera, si obedecemos la guía del Señor, puede que no
sepamos a este lado de la gloria lo que hubiera pasado si no lo hubiéramos hecho. Pero al
igual que con Abraham y Lot, siempre es mejor simplemente obedecer a Dios y dejar los
resultados con Él.
Simplemente confía en Dios. Abraham lo hizo. Si Abraham y Sara hubieran estado
pensando en todo lo que dejaron atrás, en toda la gente que nunca volverían a ver, habrían
estado tentados a renunciar a la promesa de Dios y regresar a Ur. Para ellos, regresar era
pecado. Hebreos 11:15 dice: "Y a la verdad, si hubieran tenido memoria de aquel país de
donde salieron, habrían tenido ocasión de volver". Como Abraham y Sara no pensaban en
todo lo que dejaron atrás, Hebreos dice que ni siquiera tuvieron la tentación de regresar.
Hombre, ¡eso es asombroso!
Puedes estar pensando, Todos podríamos ser grandes hombres y mujeres de Dios si nunca
fuéramos tentados a hacer otra cosa. Pero debes entender que Dios no les dio a Abraham y a
Sara nada que no te haya dado también a ti (Heb. 8:6). Si Dios lo hizo por ellos, también lo
hará por ti. Él no muestra favoritismo (Rom. 2:11). Él te ha dado todo lo que necesitas para
experimentar una vida abundante (2 Ped. 1:3 y Juan 10:10). Te ha dado Su Palabra, Su
gracia y el Espíritu Santo. Y te ha dado una imaginación donde la semilla de Su Palabra
puede ser plantada y producir vida. Mantén tu imaginación enfocada. Manténla dirigida
hacia las promesas de Dios, y evitarás la tentación.

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Capítulo 8

Vivir por encima de lo normal


Capítulo 8 Vivir por encima de lo normal

La mayoría de los cristianos viven la vida de la misma manera que sus vecinos no salvos.
Dejan que lo que ven y leen conciba el pecado en su imaginación. En lugar de permitirse
imaginar la Palabra de Dios, viven indirectamente a través de los personajes que ven en las
películas. Se enferman cuando sus vecinos se enferman. Temen lo que temen sus vecinos.
Mienten con la misma frecuencia, cotillean con la misma frecuencia y se enfadan con la
misma frecuencia que sus vecinos. La mayoría de los cristianos se relacionan más con el
mundo que con las cosas de Dios. Van a iglesias tan muertas que si alguien marcara 911, la
mitad de la iglesia sería sacada antes de que el servicio médico encontrara el cuerpo correcto.
Si alguien levantara la mano en el culto, un vecino de banco se inclinaría para susurrar: "Está
al final del pasillo, primera puerta a la izquierda". Piensan que es orgulloso imaginarse
imponiendo las manos a los enfermos (Marcos 16:18) o viviendo en prosperidad y salud (3
Juan 2).
Hermanos y hermanas, rodearse de muerte producirá muerte en su vida. "Las malas
comunicaciones corrompen las buenas costumbres" (1 Cor. 15:33). Destruirá tu
sensibilidad a la Palabra de Dios. Deja de pensar en la impiedad. Deja de imaginar el fracaso.
Deja de ver a la gente luchar y morir, pensando para ti mismo: "Es normal". Para un
cristiano, ¡no es normal!
Tú eres diferente de tus vecinos. Dios te creó para caminar en victoria (1 Juan 5:4). Él te
calificó para compartir la herencia de Cristo (Col. 1:12). Tu vida debe ser diferente. Rodéate
de personas que creen y hablan la Palabra de Dios. Imagina la Palabra obrando en tu vida.
Cultiva una atmósfera de fe. Entonces cuando el doctor diga que vas a morir, verás una
imagen diferente. La Palabra surgirá dentro de ti y dirás: "No moriré, sino que viviré y
contaré las obras de Jehová" (Sal. 118:17).
Cuando ocurrieron los ataques del 11 de septiembre, los cristianos de todo el mundo tenían
miedo de volar. Reaccionaron exactamente igual que el mundo. Pero Dios no nos ha dado a
ninguno de nosotros un espíritu de temor (2 Tim. 1:7).
Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda muy presente en la angustia. Por tanto, no
temeremos, aunque la tierra sea removida, y aunque los montes sean llevados en medio del
mar; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con su expansión.
Salmo 46:1-3
Si estás enfocado en la Palabra de Dios, no importará lo que el mundo te arroje. No
importarán las circunstancias que enfrentes. No temerás.
Ninguna arma forjada contra ti prosperará; y condenarás toda lengua que se levante contra
ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos de Jehová, y su justicia de mí, dice Jehová.
Isaías 54:17, énfasis añadido

38
Capítulo 8 Vivir por encima de lo normal

La protección sobrenatural es parte de tu herencia. Pero este versículo también dice que
tienes que condenar cada palabra que se levanta contra ti, cada palabra que vuela en la cara
de lo que tu crees. Dios no lo hará por ti. Resiste al diablo, y huirá de ti (Santiago 4:7).
Tienes que hacerlo tú. Las palabras tienen poder. Pueden ser armas (Is. 54:17) o panal de
miel (Prov. 16:24). Cada palabra que escuchas y hablas te acerca más a Dios y ayuda a que
Su Palabra cobre vida en tu imaginación, o te hace insensible a Sus impulsos y produce
muerte en tu vida.
Crecí en un hogar cristiano. Me enseñaron valores conservadores y cristianos, y creía que lo
que decía la Biblia era cierto. Aunque estoy seguro de que había oído hablar de la
homosexualidad, el adulterio y la prostitución, nunca pensé en ello. Nunca miré
pornografía. En 1968, justo después de mi encuentro con el Señor, mi madre pensó que
había perdido la cabeza. Quería que mi pastor bautista me convenciera de todo lo que
acababa de pasar, así que me envió con un grupo de chicos a un viaje misionero de tres
semanas a Berna, Suiza, donde él podría enderezarme.
La primera noche del viaje paramos en Nueva York. Este chico de campo de los bosques de
Texas estaba abrumado. Fuimos al centro a ver los monumentos. Fuimos a Broadway.
Caminamos hasta altas horas de la madrugada. Caminé por los callejones repartiendo
folletos. Hablé con pandilleros. Daba testimonio a todo el mundo. No sabía lo suficiente
como para tener miedo.
Recuerdo que doblé por la calle Cuarenta y dos y me encontré con una pared entera de
chicas en la esquina de la Cuarenta y dos y Broadway. Todavía me quedaban algunos
folletos, así que caminé por toda esa franja, entregando uno a cada chica. (Nunca me di
cuenta de lo que estaban haciendo allí a las tres de la mañana). Cuando empecé a predicar,
empezaron a dispersarse. Pronto se me acercó un proxeneta e intentó venderme a una de sus
chicas. No entendía de qué me hablaba. Recuerdo que se alejó, sacudió la cabeza y levantó
las manos. Debió de preguntarse de qué piedra había salido yo. Pero ni una sola vez me sentí
tentado por sus palabras. No sabía lo suficiente como para tentarme. No entendí lo que
estaba tratando de hacer. No tuve que orar, "¡Ayúdame, Jesús!" Eso puede parecerte
anormal, pero sólo prueba que no puedes ser tentado con algo en lo que no piensas.
Si estás luchando con la tentación o el fracaso, es porque ya has estado allí en tu mente. Ves
adulterio en las películas. Ves a la gente mentir en la televisión. Dejas que tus emociones
vayan a lugares con tus personajes favoritos a los que nunca irías físicamente. Permites que
tu imaginación conciba el pecado, y podría dar a luz en cualquier momento.
Hace años, supe de una pareja que tenía un ministerio matrimonial. Algunas personas
estaban en contra de lo que hacían y trataron de tenderle una trampa al marido. Como este

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Capítulo 8 Vivir por encima de lo normal

hombre viajaba a menudo sólo, contrataron a una stripper para que fuera a su habitación de
hotel y se le presentara. Aunque no pensaba pecar, cedió a la tentación. Habían puesto
cámaras y habían grabado todo el encuentro. Por supuesto, cuando se supo la noticia,
arruinó su ministerio y fue muy perjudicial para su esposa. Durante su disculpa, dijo: "Lo
siento. No quería hacerlo. Me tendieron una trampa. Simplemente no pude contenerme".
Pero al igual que Abraham, no pudo tentarse con lo que no había pensado.
Es mucho más fácil evitar concebir el pecado y la negatividad en tu vida cuando practicas
negarlo en tu imaginación. Puedo garantizarte que hoy soy incapaz de cometer adulterio.
No me importa en qué posición me pongas, no podrías obligarme a hacerle eso a Jamie. La
amo. Amo a Dios. Mi corazón está fijo; está puesto en cumplir Su voluntad. Ahora, si dejo
de buscar a Dios, tal vez en un año o dos podría hacer cualquier cosa que cualquier otro
podría hacer. Pero no puedo hacerlo hoy. Simplemente no estoy pensando en esas cosas.
Estoy viviendo por encima de la norma porque he aprendido a controlar mi imaginación.
Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
2 Corintios 10:5
Para ver que tu vida cambia, no ores: "Dios, deshazte de esta persona. Arregla el gobierno.
Dame un nuevo trabajo. Haz esto. Cambia eso". En lugar de eso, cambia tu imaginación. Si
puedes imaginarlo, puedes hacerlo, pero es imposible hacer lo que nunca te has visto
haciendo.
Como he dicho, crecí en un ambiente estricto y legalista. En mi iglesia, bailar era cosa del
diablo. Bailar mandaba a la gente al infierno. No pasabas "asistencia", y no cobrabas 200
dólares. Ibas directamente al infierno. Recuerdo que una vez, cuando tenía unos catorce
años, una chica me invitó a su casa un miércoles por la noche. Era el primer servicio
religioso de miércoles por la noche que me perdía en mi vida. Cuando llegué, descubrí que
sus padres no estaban en casa y que también había otras parejas. Cuando la música empezó
a sonar y todos comenzaron a bailar, ¡no pude salir de ese lugar lo suficientemente rápido!
Me sentí muy convencido. Llamé a mi hermano y me llevó a la iglesia antes de que
terminara el servicio. Eso es lo más cerca que he estado de bailar en mi vida.
Ya no estoy en contra de bailar. La Palabra incluso nos dice que bailemos ante el Señor (Sal.
149:3). No hay nada malo en ello. La gente danzaba en la Biblia. A veces la gente baila en
nuestros servicios. Una vez un hombre llamado Andy Hudson comenzó a bailar en nuestra
Conferencia de Ministros. Estaba dando vueltas en el piso y quería que yo lo acompañara,
pero no pude.

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Capítulo 8 Vivir por encima de lo normal

Después, estaba hablando con él y me preguntó: "¿Por qué no puedes bailar? No eres tan
mayor".
"No he bailado en mi vida", le dije. "Nunca me he imaginado bailando".
"Esa es la razón por la que no puedes hacerlo", replicó. Y es verdad. No sé bailar porque
nunca me he visto bailando.
Tu imaginación es una fuerza creativa. Es un don de Dios. Todo lo que puedas imaginar se
puede hacer. Recuerdo cuando salió una de las series de Star Trek. Tenían esos replicadores
en la serie que podían crear cualquier cosa con sólo apretar un botón. La gente solía pensar
que estas cosas eran fantasía, pero ahora los científicos han creado impresoras 3D. Mi hijo
tiene una. Puede hacer una foto de cualquier cosa y el ordenador la imprime. He visto llaves
inglesas impresas que se pueden sujetar con la mano y girar. He oído que están
imprimiendo cosas como hígados y partes del cuerpo a partir del ADN de una persona, con
la esperanza de que estas partes del cuerpo no tengan el mismo factor de rechazo que un
trasplante de otra persona. Eso era sólo un sueño hace veinte o treinta años.
Lo que sueñas e imaginas importa. Si pones a trabajar tu imaginación y empiezas a centrarte
en la Palabra, puedes empezar a vivir por encima de lo normal.

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Capítulo 9

El campo de batalla
Capítulo 9 El campo de batalla

Necesitamos imaginarnos el éxito. Necesitamos ver las cosas desde la perspectiva de Dios y
reconocer que Cristo nos ha hecho vencedores (1 Juan 5:4-5). Somos vencedores. Somos
bendecidos. Somos prósperos. Tenemos paz. Estamos llenos de sabiduría. Somos sanados,
saludables y completos. Pero a menudo el cambio del pensamiento carnal (pensamiento
basado en circunstancias físicas o experiencias pasadas) al pensamiento espiritual
(pensamiento basado en la Palabra) es una batalla. Es una batalla de la mente.
Porque aunque andamos en la carne, no militamos según la carne: (Porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;)
Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
2 Corintios 10:3-5
La guerra espiritual es diferente de lo que gran parte de la iglesia ha enseñado. No es la
batalla cósmica del bien contra el mal (Jesús ya ganó esa lucha). No son fortalezas
demoníacas acampando sobre ciudades o luchando para evitar que tus oraciones lleguen a
los oídos de Dios. Para el creyente, la guerra espiritual es una batalla por su fe -y se libra justo
entre sus orejas.
Toda la Escritura del Nuevo Testamento sobre la guerra espiritual centra su atención en la
mente y la imaginación. Ahora, yo creo que los demonios existen y que los ángeles son
reales, pero la única manera en que ellos controlan o influencian la vida de alguien es a través
de la imaginación. Este pasaje de 2 Corintios dice que "las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios" (2 Cor. 10:4). Continúa diciendo que estas armas no se
usan para tratar con demonios; se usan para "derribar imaginaciones" y llevar cautivo todo
pensamiento a la obediencia de Cristo.
Una de nuestras alumnas de Nigeria vivió lo que estoy diciendo. Cuando vino por primera
vez a la escuela, se presentó a mí diciendo que estaba plagada de opresión demoníaca. Dijo
que había crecido rodeada de vudú y que de niña se había dedicado al diablo. Había sido
abusada sexualmente, y aunque ahora había nacido de nuevo y estaba llena del Espíritu,
luchaba con el miedo. Le costaba dormir por la noche. Se despertaba con marcas de cortes.
Se sentía como si estuviera en una lucha constante contra los demonios.
"Creo que estás luchando con un ataque demoníaco", le dije, "pero hay una razón por la que
tienen acceso a ti. La Biblia dice que Satanás anda como león rugiente 'buscando a quién
devorar' [1 Ped. 5:8]. No puede devorar a todo el mundo".
Entiendo que esto no suele bendecir a la gente, pero es la verdad. Cristo despojó a Satanás
de su poder (Col. 2:15). Él ya no puede causar estragos en tu vida a menos que tú le quites

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Capítulo 9 El campo de batalla

tu poder, a menos que le des su lugar. Puede que no sea intencional. Incluso puede ser por
ignorancia. Pero él no puede devorarte sin tu consentimiento y cooperación.
Continué diciéndole a esta mujer: "Estás actuando como si el diablo fuera la fuerza
poderosa. Claro que existe, pero mayor es el que está en ti que el que está en el mundo [1
Juan 4:4]. Satanás no podría estar haciéndote estas cosas si no tuviera algo en ti cooperando
con él".
Como mucha gente, no se sintió bendecida por lo que le dije, pero siguió acudiendo a mí.
Hablamos varias veces durante su primer año en la escuela. Le dije: "Te has criado en una
cultura en la que el diablo se presenta como algo enorme. Le temes. Honras su poder. Eso es
lo que le da poder para hacer estas cosas en tu vida".
Entonces un día ella vino a mí, radiante, diciendo "¡Soy libre!"
Me dijo que había sido completamente liberada. No tenía miedo. Dormía por la noche sin
ataques. "No sabía quién era en Cristo", me dijo. "No conocía mi autoridad. Y mi
ignorancia estaba permitiendo que Satanás me hiciera esas cosas".
Hermanos y hermanas, si están luchando con el miedo y la opresión, si tienen problemas
demoníacos, ¡dejen de cooperar con el diablo! Renueva tu mente. Usa tu imaginación para
ver quien eres realmente. Mantén tu mente fija en el Señor. Te garantizo que Satanás huirá.
Mi abuela vivió con nosotros hasta que yo tenía unos siete años. Para alojarla, mi hermano y
yo compartíamos una habitación. Cuando ella murió, mi hermano y yo estábamos tan
contentos de no tener que compartir más la habitación que me mudé a la antigua
habitación de mi abuela casi inmediatamente. Pero solo me quedé allí unos días. Hacia el
final de su vida, mi abuela perdió la cabeza y empezó a tratar con cosas demoníacas. Por la
noche, mientras yo intentaba dormir en su habitación, su imagen cobraba vida y viajaba por
toda la habitación. Nunca se lo conté a nadie, porque se suponía que no debíamos creer en
esas cosas. Pero no tardé en volver a dormir con mi hermano. Mi hermano no quería
compartir habitación, así que decidió probar en la antigua habitación de la abuela. Dos
noches después, estaba de vuelta. Nunca dijo una palabra.
Durante veinte años mantuvimos cerrada la puerta de esa habitación. Nadie entraba en ella.
No teníamos calefacción ni aire acondicionado. Permaneció aislada. Cuando mi sobrina
tenía sólo seis meses, gritaba con sólo acercarse a esa habitación. Podía estar profundamente
dormida, pero si la llevabas a esa habitación, se despertaba gritando. Podías salir y volvía a
dormirse. Todo el mundo sabía que algo iba mal en esa habitación, pero nadie sabía qué
hacer al respecto.
Cuando descubrí (contrariamente a lo que me habían enseñado) que los demonios existían
y que muchas enfermedades y dolencias mentales eran demoníacas, me volví tan consciente

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Capítulo 9 El campo de batalla

del diablo que empecé a ver un diablo en cada picaporte. Incluso empecé a experimentar
manifestaciones demoníacas. Los demonios me atacaban físicamente. Recuerdo que me
estrangulaban y me tiraban al suelo. Sangraba cuando ninguna persona física estaba
luchando contra mí. Eran demonios infligiendo esas heridas. Aunque estaba reprendiendo y
resistiendo, porque no había recibido una enseñanza equilibrada sobre el tema, era una
lucha. Satanás me estaba azotando -hasta el día en que decidí hacer algo con la vieja
habitación de la abuela.
Temblando, abrí la puerta y entré. Se me erizaron todos los pelos de la nuca, pero invoqué la
Sangre. Oré en lenguas. Reprendí. Resistí. Cité las Escrituras y supliqué la Sangre un poco
más. Pensé, Oh Dios, estoy tan contento de no poder ver a estos demonios. Si pudiera ver
sus enormes garras y sus feas pieles, perdería toda la fe. Gracias por protegerme.
Entonces el Señor me habló. "Lo has entendido todo mal", me dijo. "Si pudieras ver en el
reino espiritual, verías que estos demonios te tienen miedo. Son desdentados, criaturas del
tamaño de una hormiga con grandes bocas. Todo lo que pueden hacer es fanfarronear.
Están acobardados, temblando ante tu presencia".
Al instante el miedo me abandonó. Me sentí como el Increíble Hulk. Reprendí a esos
demonios en el nombre de Jesús, y huyeron. Todo terminó en minutos. Como nuestra
estudiante de la Biblia de Nigeria, yo había estado cooperando con el diablo a través del
miedo. Pero tan pronto como entendí la verdad -que el diablo estaba derrotado y yo era
victorioso a través de Cristo- fui liberado (Juan 8:32).
Esa noche era mi estudio bíblico semanal, y la gente iba a ese salón a orar con otros. Antes
de esa noche, todos evitaban esa sala, aunque siempre estaba disponible. Usaban cualquier
otra habitación de la casa, pero no la vieja habitación de la abuela. Sin decirle a nadie lo que
había pasado aquel día, todo cambió.
Si el diablo te está golpeando, no estás manteniendo tu mente fija en el Señor. No estás
tomando cada pensamiento cautivo y haciéndolo obedecer la Palabra. No estás imaginando
quién eres en Cristo. En vez de eso, estás dejando que tus apestosos pensamientos te roben.
Estás dejando volar tu imaginación, y estás concibiendo pecado, miedo y fracaso. Recuerda
que lo que concibas -a menos que haya una intervención- nacerá (Santiago 1:15). No
permitas que tu mente se detenga en esas cosas. Mantén tu imaginación bajo control y gana
la batalla espiritual por tu fe.

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Capítulo 10

Recuerdos
Capítulo 10 Recuerdos

Primera de Crónicas 28 relata el final de la vida de David, cuando quiso construir una casa
para el Señor. A pesar de haber tenido este sueño cerca de su corazón durante gran parte de
su vida, Dios anuló las buenas intenciones de David, diciendo: "No edificarás casa a mi
nombre, porque has sido hombre de guerra.... Salomón tu hijo, él edificará mi casa" (1 Cr.
28:3 y 6). Así pues, David pasó los planos del templo a Salomón. No se quejó. No acusó a
Dios de robarle su sueño, ni trató de socavar los planes de Dios para Salomón. David estaba
agradecido por el papel que Dios le había confiado en la historia de Israel, y se dispuso a
hacer todo lo posible para facilitar el trabajo de Salomón.
Ese día, David dio el equivalente a miles y miles de millones de dólares del tesoro real (1 Cr.
22:14) para la construcción del templo: "oro para las cosas de oro, y plata para las cosas de
plata", madera, piedras preciosas y mármol (1 Cr. 29:2). Luego, en presencia de todo el
pueblo, hizo una gran ofrenda de sus fondos personales (1 Cr. 29:3-5). Siguiendo su
ejemplo, el pueblo también empezó a dar, y David dijo:
¿Quién soy yo, y qué es mi pueblo, para que podamos ofrendar tan voluntariamente de esta
manera? Porque todo procede de ti, y de lo tuyo lo hemos dado.... Oh Jehová, Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel, nuestros padres, guarda esto para siempre en la imaginación
de los pensamientos del corazón de tu pueblo, y prepara su corazón para ti.
1 Crónicas 29:14 y 18
Que yo sepa, ¡ninguna otra ofrenda en la historia se ha acercado a lo que David y el pueblo
dieron ese día! Miles de millones de dólares en oro, joyas y tesoros familiares llegaron
espontáneamente. David estaba tan conmovido por la disposición del pueblo a dar que oró:
"Señor, ¿quiénes somos nosotros para dar así? Éramos esclavos, no teníamos nada. Ahora,
¡mira esta abundancia! Y pensar que todo esto es sólo una parte de lo que Tú ya nos has
dado". Y continuó: "Señor, guarda esto para siempre en la imaginación de tu pueblo.
Ayúdales a recordar este día. No permitas que lo olviden".
David comprendió la importancia de recordar y se refirió a ello como mantenerlo en la
imaginación de los corazones del pueblo. De hecho, antes en su vida, David escribió el
Salmo 103, que dice:
Bendice, alma mía, a Yahveh, y bendice todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a
Yahveh, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmo 103:1-2, énfasis añadido
La tendencia humana es olvidar. Basta con mirar a los hijos de Israel. ¿Cuántas veces
olvidaron en el desierto lo que el Señor había hecho por ellos? Sólo tardaron tres días en
olvidar el Mar Rojo (Éx. 15:22-24). Una y otra vez olvidaron la provisión del Señor. "Nos
has traído aquí para matarnos", se quejaban. "Volvamos a Egipto" (Ex. 16:3 y 17:3). Por eso

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Capítulo 10 Recuerdos

el Señor dio a los israelitas leyes que les ordenaban no quitar los límites de la propiedad de su
vecino (Deut. 19:14) y tener fiestas anuales como la Pascua para conmemorar
acontecimientos especiales y hacerles ensayar todo lo que Dios había hecho.
En una ocasión, poco antes de la muerte de Moisés, éste reunió al pueblo de Israel para darle
unas últimas instrucciones. Nombró a Josué para guiar al pueblo hacia la Tierra Prometida.
Reiteró la Ley y relató todo lo que el Señor había hecho por ellos en el desierto. Recordó al
pueblo cómo Dios los había liberado de Egipto, destruido los ejércitos de sus enemigos en el
Mar Rojo y proveído para ellos en el desierto. Y el Señor le dijo a Moisés que enseñara al
pueblo una canción que "testificaría contra ellos" cuando lo rechazaran en los años
venideros:
Ahora, pues, escribiros este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos,
para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. Porque cuando yo los haya
introducido en la tierra que juré a sus padres, que fluye leche y miel, y hayan comido y se
hayan saciado y engordado, entonces se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me
provocarán e invalidarán mi pacto. Y acontecerá, cuando les sobrevengan muchos males y
angustias, que este cántico testificará contra ellos como testigo, pues no será olvidado de la
boca de su descendencia; porque yo conozco su imaginación con que andan, aun ahora,
antes que los haya introducido en la tierra que juré.
Deuteronomio 31:19-21
Esto me asombra. Si yo tuviera la oportunidad de ayudar a alguien y cambiar drásticamente
sus circunstancias de vida -sabiendo que ellos rechazarían y eventualmente llegarían a
despreciar mi ayuda- no creo que los ayudaría.
El Señor sabía que los israelitas lo rechazarían, y en lugar de darles la espalda o descartarlos,
le dijo a Moisés que les enseñara una canción, una canción que recordaría al pueblo (y a sus
hijos) Su bondad y testificaría contra su incredulidad.
La tendencia natural humana es el olvido. Si no mantenemos nuestra imaginación fija en la
bondad de Dios, olvidaremos lo que Él ha hecho en nuestras vidas, y nuestra fe sufrirá.
No hace mucho, una pareja se me acercó casi desesperada. Se enfrentaban a un enorme
desafío financiero y estaban orando para que Dios satisficiera su necesidad. Pero el plazo en
el que habían puesto su fe se acercaba, sin respuesta a la vista. No sabían qué hacer. Pero yo
conocía a esta pareja. Conocía su historia. Sabía que Dios había salvado sus vidas,
librándoles de la adicción y el hambre. Sabía que Él los había sacado de las calles y que había
provisto para ellos tan abundantemente que ahora estaban proveyendo para otros. Así que,
en lugar de orar por esta pareja como me habían pedido, dediqué unos minutos a
recordarles todo lo que Dios ya había hecho en sus vidas. Al poco rato, los dos estaban

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Capítulo 10 Recuerdos

llorando de alegría. No satisfice su necesidad física. No les di un "Así dice el Señor". Nada
cambió en sus circunstancias. Pero empezaron a recordar la bondad de Dios, su fidelidad.
Eso avivó su fe y dijeron: "Si Dios puede hacer eso, ¡Él puede ocuparse de esto!".
La memoria es poderosa. Involucra nuestra imaginación. Pero debemos ser intencionales
con ella. Debemos usar nuestra imaginación para recordar las cosas que Dios ha hecho por
nosotros, no el dolor de las circunstancias pasadas. Según 1 Crónicas 29:18, no podemos
recordar sin usar nuestra imaginación.
Romanos 1:21 habla del vínculo entre el agradecimiento y la imaginación:
Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino
que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Cuando no somos agradecidos, cuando no recordamos lo que Dios ha hecho o lo
glorificamos como Dios, Pablo dice que nos volvemos vanos en nuestras imaginaciones.
Nuestros corazones se endurecen, y se hace difícil escuchar la voz de Dios o ver Su obra en
nuestras vidas. Glorificar básicamente significa dar valor a algo o a alguien. Si no estamos
glorificando a Dios, entonces no estamos estimando o apreciando plenamente lo que Él ha
hecho. Cada día que sale el sol es un día para dar gracias a Dios. Cada día hace que la tierra
gire y que las estaciones sigan su curso. Todos los días nos acompañan su misericordia y su
bondad (Sal 23,6). Todo lo bueno que tenemos y todo lo que respiramos proviene de Él
(Santiago 1:17).
Dios nos ha bendecido, pero una de las señales del final de los tiempos es que la gente se
volverá "amante de sí misma", orgullosa y desagradecida (2 Tim. 3:2). Esa es una de las
razones por las que he hecho que los viajes misioneros internacionales sean obligatorios para
los estudiantes de Charis. A veces es importante alejarse de nuestra cultura (donde
pensamos que ser pobre es no tener cinco televisores de pantalla plana, el coche más nuevo y
el teléfono más elegante) para reconocer nuestras muchas bendiciones. Una vez escuché a
David Barton decir que bajo ciertas circunstancias, si una persona gana menos de $61,000 al
año, puede calificar para recibir beneficios del gobierno. ¡Piedad! No entendemos lo que
pasa en el resto del mundo. He oído que una persona sin deudas y con diez dólares en el
bolsillo tiene más dinero que la inmensa mayoría de la gente de este planeta. ¡Diez dólares!
Estamos bendecidos, bendecidos, bendecidos, ¡y muchos de nosotros ni siquiera lo
sabemos!
Damos tantas cosas por sentado en EE.UU. No valorar lo que Dios ha hecho -que estamos
respirando, que vivimos en una de las naciones más prósperas del mundo, que Dios se está
moviendo y la gente está llegando a conocerlo por miles- nos hace ingratos y nos ciega a Su
bondad.

49
Capítulo 10 Recuerdos

Si pudiéramos tomar a nuestros abuelos o bisabuelos y trasladarlos al estilo de vida actual, se


quedarían abrumados ante nuestras comodidades. Podemos recorrer medio mundo en
menos de un día. Podemos meter algo en el microondas, apretar un botón y tener una
comida caliente en dos minutos. Podemos llamar por teléfono sin cables y enterarnos de las
últimas noticias en cuestión de minutos. Nuestros bisabuelos se sorprenderían.
¿Te das cuenta de cuánto tiempo tenemos ahora? Nuestros bisabuelos se pasaban el día
tratando de sobrevivir. Cultivaban su propia comida y se hacían su propia ropa. Nosotros
tenemos mucho más tiempo libre que ellos. La pregunta es, ¿qué estamos haciendo con ese
tiempo extra? ¿Glorificamos a Dios? ¿Estamos bendiciendo a los demás? ¿Estamos viviendo
nuestro verdadero propósito?
Cuando damos por sentadas las bendiciones de Dios o no somos agradecidos, Romanos
dice que nos volvemos "vanos en [nuestra] imaginación" (Rom. 1:21, paréntesis añadido).
Eso no significa que nuestra imaginación deje de funcionar. Significa que empiezan a
trabajar en nuestra contra. Olvidamos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, y nuestra
imaginación empieza a gravitar hacia lo negativo.

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Capítulo 11

¡No se puede perder por ganar!


Capítulo 11 ¡No se puede perder por ganar!

Pedro nos instó como creyentes a "añadir a [nuestra] fe virtud; y a la virtud, ciencia; y a la
ciencia, templanza" para que no nos volviéramos estériles o infructuosos en la vida (2 Pe.
1:5-8, paréntesis añadido). Pedro dijo: "El que carece de estas cosas es ciego, y no ve de lejos,
y ha olvidado que fue perdonado de sus antiguos pecados" (2 Ped. 1:9).
Nuestra capacidad para recordar la bondad de Dios está directamente ligada al uso de
nuestra imaginación. Nadie es tan ciego como la persona que sólo ve lo que tiene delante,
que ha olvidado la bondad de Dios. Las Escrituras enseñan que las emociones siguen a los
pensamientos. Las emociones son un subproducto de aquello en lo que se centra la mente.
Si no valoramos lo que tenemos, si nos lamentamos por todo lo que no tenemos y nos
centramos en lo negativo, si tenemos miedo de lo que pueda pasar, estamos dirigiendo
nuestra imaginación a pensar en cosas deprimentes. Y esto producirá depresión en nuestras
vidas. Isaías 26:3 dice:
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiado.
La paz es un subproducto de lo que pensamos. Una persona que lucha contra la depresión
está viviendo con una imaginación inútil. El mundo puede llamarlo un "desequilibrio
químico" (y eso bien puede ser uno de sus síntomas), pero su cuerpo está funcionando
exactamente de la manera en que Dios lo diseñó.
Si mantiene su mente centrada en Dios -en lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable
y de buen nombre (Fil. 4:8)- tendrá paz. Si no sientes paz, es porque estás pensando en las
cosas equivocadas. Tus emociones están siguiendo tus pensamientos.
Hace años, una mujer vino a mí llorando. Su objetivo en la vida era ser madre, pero ella y su
marido habían luchado para quedarse embarazados. Por fin, después de meses de intentarlo,
descubrieron que iban a tener un bebé. Sin embargo, en su última visita al médico les
dijeron que tenía un embarazo tubular. Para salvarle la vida, el médico aconsejó una
operación para extirparle todos los órganos femeninos. "Pero incluso si lo hacemos", dijo, "el
médico dijo que sólo hay un 50% de posibilidades de que sobreviva".
Tratando de asimilar la inminente pérdida de su bebé y de cualquier esperanza de tener
hijos, esta mujer acudió en busca de oración. "No es para tanto", le dije.
Inmediatamente, la mujer dejó de llorar y me miró con ojos tan grandes como platos de
comida. Cualquiera diría que la había abofeteado. "Puedes hacer lo que quieras", continué.
"Puedes ir al médico. Puedes dejar que te quiten todas tus partes femeninas. Dios te ama -y
eso nunca cambiará- pero nunca tendrás hijos naturales si haces eso."
"¿Qué opción tengo?", resopló. "Si no lo hago, podría morir".
"¡Cree en Dios!" exclamé. "Esto no es gran cosa para Dios. No es difícil".

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Capítulo 11 ¡No se puede perder por ganar!

Resumiendo, la mujer decidió creer a Dios. Ella y su marido rechazaron el tratamiento del
médico, firmaron página tras página de documentos legales que eximían al médico de
responsabilidad, y pusieron su fe en creer. Veinticinco años y muchos niños nacidos
naturalmente después, ¡ella está viva y sana y declarando las obras de Dios!
Hermanos y hermanas, estas cosas no son difíciles para Dios. Aún el cáncer no es difícil. El
cáncer no es más difícil de sanar que un resfriado. No puedes curar un resfriado, y no
puedes curar el cáncer. (Los doctores pueden hacer más por el cáncer que por un resfriado.
Pueden irradiarlo, pueden extirparlo. Pero no pueden hacer nada por un resfriado. Los
medicamentos que te dan para tratar los síntomas sólo te secan los senos nasales, pero hacen
que el resfriado dure más). La diferencia es la cantidad de miedo asociada. Un resfriado no
afecta a la imaginación de la misma manera que un cáncer. Sin embargo, desde el punto de
vista de Dios, no es más difícil curar un cáncer que un resfriado.
Por desgracia, la mayoría de la gente lleva consigo una imagen diferente. En lugar de
recordar la bondad y las promesas de Dios, permiten que el miedo dirija su imaginación y
controle sus emociones. Hace décadas que no me deprimo ni tengo miedo. Simplemente no
me permito llegar a ese punto. Mantengo mi mente fija en el Señor.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuya mente en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Isaías 26:3
La palabra hebrea traducida "mente" en este versículo es en realidad la palabra yetser y se
refiere a la imaginación. En el Antiguo Testamento, esta palabra yetser fue traducida como
"imaginación" cuatro veces (Génesis 6:5, 8:21; Deuteronomio 31:21; y 1 Crónicas 29:18) e
"imaginaciones" una vez (1 Crónicas 28:9). Si mantienes tu mente, específicamente tu
imaginación, enfocada en Dios -si sigues viéndote a ti mismo ganando, si sigues viendo las
promesas de Dios cumpliéndose, si sigues pensando en lo que Dios ha prometido en lugar
de lo que ves y sientes en el reino natural -experimentarás paz. No estarás ansioso de temor
repentino (Prov. 3:25). No sabrás cómo preocuparte. No sabrás cómo descreer de Dios. No
importa lo que pase, tu corazón estará firme.
Hacia el final de la vida del apóstol Pablo, escribió a la iglesia de Filipos, diciendo: "Porque
para mí la vida es Cristo, y la muerte es ganancia" (Fil. 1:21). A estas alturas de su vida, Pablo
había recorrido gran parte del mundo conocido declarando el Evangelio. Su cuerpo estaba
cansado; ¡había sufrido mucho! Había sido amenazado y golpeado muchas veces por su
testimonio. Había soportado la cárcel, había naufragado y había pasado hambre, desnudez y
frío (2 Cor. 11:23-27). El hecho de que Pablo siguiera vivo era un testimonio de la gracia de
Dios.

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Capítulo 11 ¡No se puede perder por ganar!

Pablo escribió esta carta a la Iglesia sabiendo que su tiempo en la tierra estaba llegando a su
fin. Sentado de nuevo en la cárcel, escribió esta lucha de anhelo por el cielo, pero sabiendo
que todavía se le necesitaba en la tierra:
Porque estoy en un aprieto entre dos, deseando partir y estar con Cristo, lo cual es mucho
mejor: Sin embargo, el permanecer en la carne es más necesario para ti. Y teniendo esta
confianza, sé que permaneceré y continuaré con todos vosotros para vuestro progreso y
gozo de la fe. Filipenses 1:23-25
Pablo no tenía miedo de morir. Sabía que esta existencia física era una mera sombra de todo
lo que era la vida, y esperaba con ilusión el cielo. Incluso llamó a la muerte "ganancia";
algunas traducciones dicen "gran ganancia". Pero en lugar de ir a estar con el Señor, Pablo
eligió lo que era más necesario: permanecer "en la carne" para ayudar a guiar a las nuevas
iglesias en la doctrina correcta.
Comprendo su dilema. Una vez recibí un libro titulado Intra Muros de Rebecca Springer.
Fue publicado originalmente a principios del siglo XX y desde entonces se ha publicado
bajo diferentes títulos. En el libro, Rebecca escribe sobre su experiencia en el cielo.
Comienza diciendo (en mis propias palabras): "No estoy predicando. No intento crear una
nueva doctrina. No tengo otra agenda que compartir mi experiencia y animar a otros como
yo he sido animada". En la época en que escribió este libro, casi todas las familias de Estados
Unidos habían perdido a alguien en la Guerra Civil. Muchos pensaban entonces que la vida
terminaba con la muerte, y luchaban bajo el peso de su dolor. Pero cuando Rebecca
enfermó y murió, descubrió que la vida no sólo continúa; ¡continúa gloriosamente para
todos los que creen!
Cuando recibí el libro, estaba de viaje. No tenía intención de leerlo hasta llegar a casa, pero
esa noche, en la habitación del hotel, lo cogí y no pude dejarlo. Me quedé despierto toda la
noche y leí todo el libro, ¡y tenía que predicar a la mañana siguiente! Poco después de llegar
a casa, dejé a Jamie con mi maleta y salí corriendo a una serie de reuniones. Más tarde ese
día, la encontré sentada en una silla en nuestra sala de estar completamente asombrada.
Había leído el libro. Durante el mes siguiente, los dos tuvimos que usar nuestra fe para
mantenernos con vida, ¡porque estábamos tan preparados para el cielo!
Hermanos y hermanas, no tienen que desmoronarse como una maleta de dos dólares cada
vez que los vientos de las circunstancias soplan en su vida. ¡Esta vida no es todo lo que hay!
Si el médico me dijera que voy a morir, no dejaría que eso sacudiera mi mundo. Dentro de
mí está el mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos (Rom. 8:11). Si la muerte
no pudo retener a Jesús en la tumba, no tiene el poder de ponerme allí prematuramente.
Pero si en el peor de los casos no recibiera la curación, iría al cielo. Vería a Jesús cara a cara.

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Capítulo 11 ¡No se puede perder por ganar!

Me reuniría con todos mis héroes bíblicos. Me reuniría con mi madre y mi padre, con mi
hermana, con todos los que me han precedido. Si el médico me dijera que voy a morir, ¡todo
lo que podría hacer sería acercarme y besarlo! Para un creyente, la muerte no es el final; es
sólo el principio (1 Co. 15:54-55).
En la vida cristiana, no puedes perder por ganar. Dios está de tu parte. Si pierdes dinero, Él
te ha dado el poder para obtener riquezas (Deut. 8:18). Puedes recuperarlo de nuevo. Si te
despiden injustamente, Dios es tu fuente. Él proveerá tu pan de cada día y también proveerá
para tu reputación (Sal. 146:7). Si estás enfermo, puedes ser sanado. Él es el Médico Maestro
(Ex. 15:26). ¡Puedes vencer en esta vida! Pero aunque mueras, ¡igual ganas!

55
Capítulo 12

Una perspectiva eterna


Capítulo 12 Una perspectiva eterna

Jesús nunca nos prometió una vida sin problemas. Pero sí prometió que, a través de Él,
venceríamos (Juan 16:33). Si no estás experimentando la victoria y no conoces la paz, no
tienes la perspectiva correcta. La Nueva Traducción Viviente de Isaías 26:3 dice: "Tú
guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos cuyos pensamientos están
fijos en ti". Si estás luchando con preocupación, depresión o estrés, no estás manteniendo tu
imaginación fija en Él.
No importa lo que esté pasando en el trabajo. No importa lo que esté pasando en tu cuerpo
o en tu cuenta bancaria. No importa lo que la sociedad esté haciendo. Lo que importa es lo
que pasa en tu corazón. No dudo de que existan problemas físicos. No dudo de que existan
desequilibrios químicos. Sé que puedes tomar una pastilla para afectar a tu estado de ánimo.
Pero los desequilibrios químicos no causan depresión. La depresión causa desequilibrios
químicos.
Independientemente de lo que te suceda a ti o a tu alrededor, es lo que permites que
domine tu corazón -tu imaginación- lo que dicta cómo te sientes y, en última instancia,
determina el curso de tu vida.
Guarda tu corazón con toda diligencia, porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23
Jamie y yo hemos estado en situaciones que parecían absolutamente desesperadas.
Recuerdo un caso que fue noticia en todo el mundo. Algo que nos pasó fue mencionado en
el programa de Paul Harvey. Nos llamó por nuestro nombre y dijo: "Esto es lo peor que he
escuchado". Sin embargo, en ese momento, tuvimos paz. Teníamos esperanza.
Wendell Parr, un buen amigo que nos ayudó a fundar Charis, me llamó después de oír la
noticia y me dijo: "Sé que estarás pasando apuros. No vengas hoy. No puedes ejercer el
ministerio ahora".
"Voy a ir", respondí.
"Pero con lo que te ha pasado..."
"Oye", interrumpí, "Jesús no ha cambiado. No les estoy hablando a esos alumnos de mí. Les
estoy hablando de Jesús. Voy a ir". Y ministré todo el día.
La única manera de hacer algo así es controlar la imaginación y mantener los ojos fijos en
Jesús (Heb. 12:2).
Aunque no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas
que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:18
Este versículo deja muy claro que todo lo que podemos ver con nuestros ojos es temporal.
Los problemas son temporales. Las circunstancias son temporales. Incluso las relaciones van

57
Capítulo 12 Una perspectiva eterna

y vienen. Pero las cosas que no se ven -las verdades espirituales- son eternas. En eso nos
concentramos Jamie y yo. En eso se centró el apóstol Pablo.
En su segunda carta a los Corintios, Pablo habló de su sufrimiento por causa del Evangelio.
Dijo que, como ministros, él y los otros apóstoles estaban "atribulados por todas partes,
pero no angustiados; ... en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no
abandonados; abatidos, pero no destruidos" (2 Cor. 4:8-9). Todo ello por el bien de
aquellos a quienes predicaban (2 Cor. 4:15). Pablo continuó diciendo:
Por lo cual no desmayamos, sino que aunque nuestro hombre exterior se debilite, el interior
se renueva de día en día.
2 Corintios 4:16
Este versículo se aplica a todos nosotros, ministros y laicos por igual. No importa lo que
ocurra fuera, nuestro hombre interior puede renovarse cada día si aprendemos a controlar
nuestros pensamientos.
Como sociedad, nos hemos convertido en maestros de las excusas. Pensamos: Nadie sabe los
problemas que he tenido; nadie conoce mi dolor. Pero no importa lo que diga tu médico,
no son tus hormonas. No es un desequilibrio químico ni una carencia de nutrientes. No
importa lo que diga el psicólogo, no es "ese momento del mes" ni la forma en que te
educaron. En lo que piensas, te conviertes. Convencerte de que tus problemas son mayores
o tus retos más difíciles sólo te aleja de la respuesta. No puedes ser víctima y vencedor al
mismo tiempo.
Debes dejar que la Palabra de Dios pinte un cuadro de éxito y victoria en tu vida. Porque a
la luz de la eternidad, lo que te está pasando no es para tanto.
Sabes, he mantenido un diario desde 1996. A veces vuelvo atrás y lo leo para recordar lo que
Dios me ha hecho pasar. Me ayuda a estar agradecido. También me asombra cuando leo
algunas de las cosas que solían molestarme. Si no tuviera ese diario, ya las habría olvidado
por completo. No eran tan importantes. Pero en aquel momento me parecían muy
importantes.
Por ejemplo, volví a casa de un viaje de pesadilla hace unos años. No voy a entrar en detalles,
pero después de setenta y dos horas sin dormir, mi coche se averió y tuve que alquilar uno
para volver a casa. El coche de alquiler se atascó, así que tuve que pedir prestado el coche a
un amigo, ¡y le hice un arañazo! Le pintaron todo el coche a mi cargo.
No quería volver a pasar por algo así, así que decidí comprar dos coches nuevos (uno para
Jamie y otro para mí) que no se estropearan. Una semana después, saqué mi coche nuevo
del garaje y lo estrellé contra el otro. Destrocé los dos la primera semana.

58
Capítulo 12 Una perspectiva eterna

Aunque parezca frustrante, sólo eran coches. No importaba. Nadie resultó herido. Los
arreglamos y no fue para tanto.
Te lo digo, Jesús es más grande que cualquier cosa que tú o yo podamos enfrentar en esta
vida. Pero como el Apostol Pablo, necesitamos tener la actitud de que nuestras luchas
actuales no son más que una "leve aflicción" comparada con el gozo que nos espera en la
eternidad.
Porque nuestra leve tribulación, que es momentánea, nos produce un sobremanera grande
y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven;
porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:17-18
Pablo podía llamar ligeros a sus sufrimientos porque eran "sólo por un momento". Y en esos
sufrimientos, aprendió a mirar las "cosas que no se ven". ¿Cómo se miran las cosas que no se
ven? Con la imaginación. Pablo dijo que todo lo que se ve es temporal.
Todo lo natural se puede cambiar. El cáncer se puede cambiar. El SIDA puede cambiar. Las
finanzas pueden cambiar. Todo lo físico está sujeto a cambio y, según Filipenses, debe
doblar su rodilla ante lo que es eterno, el nombre de Jesús (Fil. 2:9-10). Esto es muy
importante. Entiendo que es más fácil predicar que vivir, pero te digo que ¡vale la pena el
esfuerzo!
La Palabra de Dios es muy superior a cualquier cosa que puedas ver con tus ojos físicos. Vale
la pena el esfuerzo de meditar en la Palabra y dejar que pinte un nuevo cuadro en tu mente.
Vale la pena el esfuerzo de mantener tu imaginación fija en Dios, capturando cualquier
pensamiento que se levante contra el conocimiento de Cristo. No importa lo que esté
pasando en tu vida, Dios te ha dado la capacidad de vencer. Sin excusas. Sin excepciones. No
tienes que vivir bajo las circunstancias.

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Capítulo 13

Una Fe activa
Capítulo 13 Una Fe activa

La imaginación es el armazón sobre el que se construye todo tu ser. Al igual que el armazón
de una casa o el esqueleto de tu cuerpo, la imaginación da estructura. Dicta, en gran parte,
las experiencias de tu vida. Si no estás experimentando la vida abundante por la que Jesús
murió, tu imaginación podría ser la culpable. El Salmo 103 dice:
Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece Jehová de los que le temen.
Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.
Salmo 103:13-14
Dios sabe lo que somos; Él "conoce nuestra estructura". Al igual que las palabras
imaginación y mente (referidas anteriormente), esta palabra "armazón" también fue
traducida de la palabra hebrea yetser. Dios conoce nuestras imaginaciones, pero es
misericordioso y nos comprende. Sabe que nuestra imaginación tiende a gravitar hacia el
mal, hacia lo negativo. Y Él hizo una manera de cambiar eso. Se hizo hombre. Se hizo polvo
como nosotros. Y a través del nuevo nacimiento, ahora tenemos la capacidad de usar nuestra
imaginación de manera positiva.
Recuerda, la imaginación es la habilidad de ver con tu corazón lo que no puedes ver con tus
ojos. Y para un cristiano, la capacidad de ver lo que no se puede ver -la capacidad de caminar
por fe- es parte de lo que somos. O al menos debería serlo. Segunda de Corintios 5:7 dice:
"Andamos por fe, no por vista". Desafortunadamente, la mayoría de los cristianos caminan
por vista en vez de por fe.
Hace algunos años, estaba jugando golf con unos amigos y me quemé gravemente con el sol.
Se me formó una ampolla en la oreja que no se curaba. Al cabo de unos meses me cansé y
me la arranqué. La llaga sangró y supuró durante seis años. No sé exactamente de qué se
trataba; nunca fui al médico ni me hice pruebas, pero mucha gente me dijo que era un
melanoma. Una vez, mientras estaba en Charlotte, Carolina del Norte, oré por dos personas
que habían sufrido exactamente lo mismo y a las que les habían extirpado quirúrgicamente
parte de las orejas. Mientras les imponía las manos, creía y hablaba la Palabra sobre sus
situaciones mientras mi propio oído supuraba. Tan irónico como parece, no me molestaba.
Sabía que estaba sanado, y sabía que mi oído tendría que alinearse con lo que creía.
Dondequiera que iba, la gente me preguntaba por aquella llaga, y yo decía: "Estoy curado en
el nombre de Jesús". Debo haberlo dicho mil veces en seis años, y esa sanidad finalmente se
manifestó.
Mi punto, hermanos y hermanas, es que aprender a caminar por fe y usar nuestra
imaginación apropiadamente es un proceso. Yo estoy en medio de ese proceso, igual que
ustedes. Con los años, he aprendido que Dios, como cualquier buen padre, está mucho más
interesado en nuestro progreso que en nuestros resultados. Por ejemplo, hoy en el

61
Capítulo 13 Una Fe activa

ministerio, tengo que disponer de miles de dólares cada hora sólo para pagar a mis
empleados y cumplir con nuestras otras obligaciones. ¡Eso se traduce en millones de dólares
al mes! No puedo proveer suficiente dinero para operar el ministerio por una semana fuera
de la gracia de Dios, ¡mucho menos cincuenta y dos semanas al año! En un tiempo, ese tipo
de presión me hubiera matado, pero hoy no me preocupo por ello. No me quita el sueño.
Eso es la fe.
Hebreos 11:1 dice: "La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".
La fe no se basa en la realidad física de lo que podemos ver con nuestros ojos, oír con
nuestros oídos o sostener en nuestras manos. Hay más en esta vida que lo que nuestros
cinco sentidos pueden decirnos.
Mientras lees este libro, las señales de televisión y radio están a tu alrededor. Las señales
inalámbricas de Internet y de teléfono también están flotando a tu alrededor. No puedes
verlas, pero están ahí. Las emisoras de radio y televisión no empiezan a emitir señales
cuando enciendes el aparato. Emiten todo el tiempo. Sólo necesitas un aparato que te ayude
a sintonizarlas y percibirlas. En el ámbito espiritual, la fe es ese aparato. La fe te ayuda a
percibir la realidad espiritual.
Dios es Espíritu (Juan 4:24), y nosotros hemos sido creados a Su imagen como espíritus
(Génesis 1:26). Dios se comunica con nosotros de espíritu a espíritu. Mi enseñanza Espíritu,
Alma y Cuerpo explica este principio mejor de lo que yo puedo hacerlo aquí, pero todo lo
que recibimos de Dios llega primero a nuestros espíritus. Nuestros espíritus nacidos de
nuevo no tienen ningún problema en recibir o escuchar la voz de Dios. Pero antes de que
nuestros cuerpos puedan experimentar las promesas de Dios o escuchar Su voz, tenemos
que sintonizar nuestras almas (Filemón 6).
Los cristianos modernos pasamos mucho tiempo corriendo por el país asistiendo a servicios
especiales, esperando una "palabra de Dios". Ayunamos, tratando de despertar la compasión
de Dios. Gritamos: "¡Oh Dios, envía un avivamiento! ¡Salva a los perdidos! ¡Extiende Tu
mano para sanar! Muévete entre nosotros!" Pero Dios no necesita moverse. Él no es el que
está atascado. No necesita "extender Su mano". Ya lo hizo hace 2.000 años.
Tenemos el mismo poder dentro de nosotros que levantó a Jesucristo de entre los muertos
(Rom. 8:11 y Ef. 1:18-20). El poder de Dios no está en alguna parte. No tenemos que
encontrarlo ni orar para conseguirlo. No tenemos que luchar para que nuestras oraciones
pasen a través del reino demoníaco. No tenemos que elevar nuestras oraciones por encima
del techo. Dios -el Creador del universo- vive dentro de cada creyente nacido de nuevo. Es
por eso que inclinamos nuestras cabezas para orar. Todo lo que tenemos que hacer es
empezar a reconocer lo que tenemos (Filem. 6) y aprender a liberarlo por fe.

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Capítulo 13 Una Fe activa

La fe es nuestra respuesta positiva a la gracia de Dios. Produce una confianza en Él que


alimenta la acción.
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta, estando sola. Sí, alguno puede decir: Tú
tienes fe, y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras.... Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta. Santiago 2:17-18 y 26
La fe sin obras está muerta. Saber que por las heridas de Jesús fuiste sanado (1 Ped. 2:24) y
aun así continuar preocupándote o estresándote por lo que pueda pasar mientras caminas
esa verdad no es fe. No es fe hasta que lo ves con tu corazón y entras en reposo, confiado en
la promesa de Dios. Puedes llegar al punto en que lo que ves con tu corazón -inspirado por
la Palabra de Dios y vivificado por el Espíritu Santo- es más real para ti que lo que ves con
tus ojos o sientes en tu cuerpo.
Mucha gente confunde la fe con un sistema de creencias o el reconocimiento de una serie de
ideales, pero la fe es confianza en Dios (Sal. 27:13). Mientras construíamos el Auditorio para
el campus de Charis en The Sanctuary en Woodland Park, nos quedamos sin dinero. Nos
habíamos comprometido a construir todo el campus sin deudas, así que detuvimos la
construcción con el edificio parcialmente terminado. Varios miembros de mi equipo me
preguntaron: "¿Estás desanimado, Andrew? ¿Te molesta esta pausa en la construcción?".
"No", respondí. "No me preocupa. En mi corazón, sé que está hecho. No estoy seguro de los
plazos. No sé cuánto esfuerzo costará conseguirlo, pero lo veo hecho. No voy a
preocuparme por ello". Menos de tres meses después, estábamos de nuevo en ello.
Varios años antes, cuando compramos el edificio de nuestro ministerio en Elkton Drive en
Colorado Springs, el edificio necesitaba $3,2 millones de dólares en renovación para
adaptarlo a nuestras necesidades. El Señor me dijo que lo hiciera sin deudas, pero en ese
momento, con los ingresos que teníamos, ¡habría tomado más de cien años ahorrar
suficiente dinero para cubrir esa necesidad!
Mis empleados me animaron a llevar la necesidad a mis socios, pero en lugar de eso, me
quedé sentado en aquel edificio durante tres o cuatro meses. Sabía que en algún momento
tendría que ponerme en contacto con mis socios, pero primero necesitaba fortalecer mi fe.
Necesitaba tiempo para poner en marcha mi imaginación. Hice que nuestro contratista
pusiera cinta adhesiva en el suelo del edificio, mostrando cada pared y cada puerta. Pasé
cientos de horas recorriendo esos "pasillos". Caminaba y oraba. Me lo imaginaba lleno de
estudiantes. Recorría las "puertas" pensando en cómo quería que fuera cada sala, orando
por los estudiantes que vendrían. En el auditorio, puse cubos de veinte litros boca abajo con
un trozo de contrachapado encima para crear un "escenario". Sin nadie alrededor, en total

63
Capítulo 13 Una Fe activa

oscuridad, me subía a esa tarima y predicaba. Recorrí esos suelos hasta que pude verlo todo
en mi imaginación. Cuando finalmente escribí la visión y compartí la necesidad con
nuestros socios, dieron más de lo que el ministerio había visto nunca. En catorce meses
conseguimos los 3,2 millones de dólares necesarios para renovar el edificio.
En ambos casos, tuve que caminar por fe. Tuve que tomar las cosas que Dios me mostró en
la Palabra y meditar en ellas hasta que pude ver la solución en mi imaginación. La mayoría
de los cristianos en situaciones similares entran en pánico. Se estresan por el problema o
actúan por impulso. No esperan. No consideran la Palabra. No toman tiempo para que su
imaginación conciba la respuesta. No caminan por fe.
Hermanos y hermanas, ¡tenemos todo lo que necesitamos para tener éxito! Pero al igual que
tenemos que ejercitar un músculo para mejorar su rendimiento, tenemos que ejercitar
nuestra fe. La imaginación nos ayuda a hacerlo.

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Capítulo 14

Ejerce tu fe
Capítulo 14 Ejerce tu Fe

Dios ya nos ha dado todo lo que necesitamos para vencer (2 Pe. 1:3), pero hace falta fe para
estar de acuerdo con Dios y confiar en que se cumplirá lo que Él ha dicho. Una de las
maneras de hacerlo es a través de nuestras voces. Tengo la reputación entre los estudiantes de
Charis de sólo hablar la Palabra, de sólo tolerar la fe. Aparentemente, corrijo a los
estudiantes que vomitan duda e incredulidad; en consecuencia, la mayoría ha aprendido a
hablar de cierta manera a mi alrededor. El problema es que no hablan de la misma manera
cuando están solos. La mayoría de ellos se avergonzarían de hablarme como hablan con sus
amigos o como piensan en sus mentes. Pero en la autoconversación es donde se gana o se
pierde la batalla. Ayuda a dirigir nuestra imaginación.
¿Has escuchado alguna vez tu voz en una grabación? Te oyes a ti mismo de forma distinta a
como te oyen los demás. Los demás sólo te oyen con el oído externo. Tú oyes tu voz con el
oído externo y el interno, y el efecto es distinto.
Tus palabras te afectan de forma distinta a como afectan a los demás: son más importantes.
Cuando aprendí esta verdad, me ponía delante del espejo, me miraba a los ojos y me decía:
"Eres justo". La primera vez que dije eso, ¡se me erizó todo el vello de la nuca! Pensé: Oh
Dios, no me mates. Sólo intento decir lo que dice la Biblia. Tenía tantos años de indignidad
arraigada en mí que me costó mucho esfuerzo decir esas palabras. Tuve que forzarme a
hacerlo.
Tuve que hacer lo mismo cuando el Señor me llamó al ministerio. Tuve que convencerme
de que lo que Dios decía de mí era verdad. Para ello, necesitaba oírme a mí mismo
pronunciando la Palabra de Dios. Así que me miraba al espejo y me decía: "Hablarás delante
de miles de personas. Irás a las naciones. Harás lo que Dios te llamó a hacer".
La declaración de Jesús en Marcos 11 ilustra este concepto. Después de que Jesús maldijera
la higuera, sus discípulos se sorprendieron cuando pasaron por delante y vieron que se había
marchitado de raíz y había muerto. Jesús les dijo: "Tened fe en Dios" (Marcos 11:22). Ahora
bien, no tenemos la ventaja de oír la inflexión de su voz, pero creo que Jesús estaba diciendo:
"¿Qué os pasa? Todo lo que necesitáis es fe". Y continuó diciendo: "Si tienen aunque sea un
poco de fe [algunos relatos dicen "fe como un grano de mostaza"], pueden decirle a esta
montaña..." Fíjate que Jesús no dijo "Podéis hablar con Dios sobre la montaña". No, Él les
dijo a los discípulos que le hablaran a la montaña:
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar,
y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:23-24

66
Capítulo 14 Ejerce tu Fe

Algo sucede cuando te oyes a ti mismo decir la Palabra. Casi se vuelve más importante, más
real. Ayuda a edificar tu fe. Romanos 10:17 dice: "La fe viene por el oír, y el oír por la
palabra de Dios". La fe viene cuando te escuchas a ti mismo (y a otros) hablar la Palabra de
Dios.
Jesús dijo que debíamos hablar a nuestras montañas. Pero en vez de hacer eso, los cristianos
a menudo oran, "Oh Dios, tengo un problema. El médico dijo..." o "Mi cuenta bancaria
dice...". Dicen cosas como "¡Oh Dios, haz algo! No puedo hacer nada. No soy nada; no
tengo nada, pero Tú puedes hacer todas las cosas. Dios, ¡ayúdame!"
Morirás orando así. El poder resucitador de Dios vive en ti (Ef. 1:18-19). ¡Ponte de acuerdo
con Él! Háblale a tu montaña. Di: "¡Enfermedad, en el nombre de Jesús, sal de mi cuerpo!
Cáncer, te maldigo. En el nombre de Jesús, sécate y muere en estas células". Usa tu lengua
como un arma. Maldice lo que Satanás está tratando de usar para destruirte. Habla de vida a
tu cuerpo según Proverbios 18:21. Agradece a Dios por Su gracia, y ve Su unción fluir a
través de tu cuerpo y hacer que cada célula esté bien en el nombre de Jesús.
En 2001, conocí a una preciosa señora presbiteriana que estaba muy enferma. Durante siete
años había padecido dolores tan intensos que casi era una inválida. La única manera de
sobrellevarlo era cubrirse con imanes. De alguna manera el campo magnético ayudaba a
disminuir su dolor. Pasaba todos los días tumbada en la cama, envuelta en una manta
magnética.
Cuando la conocí, me dijo: "Sé que todas las cosas ayudan para bien, así que sé que Dios
tiene un propósito para mi dolor".
"Eso no es cierto", le dije. "Dios no tiene nada que ver con la enfermedad. Él no es quien te
hace enfermar. Él no controla eso". Como la mayoría de los cristianos que oyen esta verdad
por primera vez, se quedó estupefacta.
"Pero creo que Dios puede ser glorificado en todo esto. Al final sacará un testimonio de
ello".
"El mayor testimonio que puedes tener en esto", le respondí, "es sanarte". Y comencé a
contrarrestar todos sus pensamientos erróneos con la Palabra de Dios. Le enseñé acerca de 1
Pedro 2:24 y Marcos 11:23. Le dije que Dios ya había provisto lo que necesitaba. Le dije que
Dios ya había provisto sanidad para su cuerpo y le había dado la autoridad para combatir los
planes de Satanás. Ella no necesitaba rogarle a Dios y seguir pidiéndole que hiciera lo que Él
le había dicho que hiciera ella. Un poco más tarde, oré por ella y ¡sin dolor al instante! Se
quitó la manta, se levantó y empezó a moverse.
"No me duele nada", me dijo. "Sí tengo un pequeño escozor en la parte baja de la espalda.
¿Por qué tengo escozor?".

67
Capítulo 14 Ejerce tu Fe

"No me dijiste que tenías escozor", le dije. "No hablé con el escozor; hablé con el dolor".
Entonces le hablé al escozor y le ordené que se fuera. Y así fue.
Pero justo cuando la mujer se disponía a marcharse, se quedó paralizada y se volvió hacia mí.
"Ha vuelto el escozor", me dijo.
"Bueno, te he estado enseñando lo que tienes que hacer", le contesté. "Tú ora".
Ahora, tienes que recordar que cuarenta y cinco minutos antes, esta mujer era presbiteriana.
Ella oró: "Padre, te agradezco que no me hayas dado esta enfermedad. Esta no es tu voluntad
para mí. Tu voluntad es que me sane. Tu Palabra dice que por las heridas de Jesús he sido
sanada. Reclamo mi curación en el nombre de Jesús". Creo que hizo una oración muy
buena para ser presbiteriana. Dijo la verdad. No culpó a Dios por sus problemas. Pero aún
así no oró como Dios nos dijo que oráramos.
"¿Todavía sientes el escozor?" Le pregunté.
"Sí. ¿Por qué sigue el escozor?".
"Porque no hiciste lo que Dios te dijo que hicieras. Te dijo que hablaras con la montaña.
Hablaste con Dios. Le dijiste a Dios lo que creías, pero no tomaste tu autoridad y le hablaste
al aguijón".
"¿Quieres decir que debo decir: 'Aguijón, detente en nombre de Jesús'?", preguntó.
"Sí."
"De acuerdo, lo haré". Y volvió a orar. "Aguijón, en el nombre de Jesús..." Ella se detuvo allí
mismo y dijo: "¡Se ha ido!"
Veo a esta mujer casi todos los años cuando viajo a Charlotte, Carolina del Norte, ¡y ha
estado viviendo una vida productiva y sin dolor desde 2001! Me ha dicho que los síntomas
han vuelto un par de veces, pero cada vez, ella toma su autoridad y se van.
Si estás luchando para responder a las circunstancias de la vida con fe, empieza a revisar tus
palabras. ¿Son verdaderas -no fácticas, sino verdaderas- y están basadas en la Palabra de
Dios? ¿Está diciendo cosas como "Por su llaga fui sanado" (1 Ped. 2:24); "Pondré las manos
sobre los enfermos y sanarán" (Mar. 16:18); y "Sólo yo estoy arriba y no abajo; yo soy la
cabeza y no la cola" (Deut. 28:13)? ¿Declara: "Tengo la mente de Cristo" (1 Cor. 2:16) y
"Mis hijos son enseñados por el Señor y grande es su paz" (Is. 54:13)? Tienes que aprender a
hablarte a ti mismo con fe, porque lo que oigas y hables en tu interior se convertirá en tu
meditación.

68
Capítulo 15

Primeros pasos
Capítulo 15 Primeros pasos

Efesios 4 dice:
Esto, pues, digo y testifico en el Señor, que en adelante no andéis como los otros gentiles, en
la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, estando alejados de la
vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, a causa de la ceguera de su corazón.
Efesios 4:17-18
Estos versículos no conectan con mucha gente, pero una vez me pasé un año entero
meditando únicamente en Efesios 4. Estos versículos, situados en la mitad de la Biblia, son
muy importantes para mí. Estos versículos de la mitad del capítulo son profundos. Explican
que a la luz de la nueva vida que se nos ha dado en Cristo, nosotros como creyentes
debemos dejar de andar como los gentiles (o aquellos que no conocen al Señor) en "la
vanidad de su mente". La palabra vanidad significa "inutilidad" (American Heritage
Dictionary). Pablo dijo que no debemos caminar como alguien que no conoce al Señor y
que no está usando su mente o imaginación apropiadamente.
El pecado no es inteligente. Solo mira a algunos ministros bien conocidos que tuvieron
éxito alcanzando a millones de personas y sin embargo continuaron caminando como
gentiles. Se entretuvieron con prostitutas y malversaron fondos del ministerio, pensando
que no los atraparían o que no importaría ya que no estaban lastimando a nadie.
Permitieron que sus emociones y la lujuria de la carne destruyeran sus ministerios. Hirieron
a sus familias. Hicieron daño a la iglesia. Perdieron todo. Si hubieran estado usando sus
cabezas, nunca lo hubieran puesto en peligro.
El pecado no es inteligente. Sin embargo, la gente peca. Mienten, engañan y roban.
Calumnian a los demás. Se emborrachan y se drogan. Vomitan las tripas colgados de un
retrete sucio. Dañan sus órganos internos, pierden sus trabajos, se arruinan, destruyen sus
familias y hacen el ridículo. El pecado es estúpido.
Como cristianos, no debemos vivir como una persona perdida que hace lo que se siente
bien en el momento sin pensar en las consecuencias. El pecado tiene consecuencias.
Romanos 6:23 dice: "La paga del pecado es muerte". El pecado te llevará más lejos de lo que
quieres ir, te retendrá más tiempo del que quieres quedarte, y te costará más de lo que
quieres pagar. Tú no quieres pecar. No quieres caminar en la vanidad de tu mente.
Una definición de la palabra griega traducida "vanidad" en Efesios 4 es "transitoriedad"
(Concordancia de Strong). Un transitorio es una persona sin hogar, alguien que deambula,
que vive en las calles o duerme debajo de un puente. Cuando yo era niño, los llamábamos
vagabundos. Como creyentes, no debemos permitir que nuestras mentes funcionen así. No
debemos dejar que vaguen o sean improductivas. Debemos usar nuestras mentes para

70
Capítulo 15 Primeros pasos

sopesar nuestras palabras y acciones y enfocarnos en el premio de nuestro alto llamamiento


en Cristo (Fil. 3:14). Proverbios dice:
Miren bien tus ojos, Y tus párpados miren derecho delante de ti. Reflexiona sobre la senda
de tus pies, y sean firmes todos tus caminos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.
Proverbios 4:25-27
Un ojo enfocado -una imaginación enfocada- es necesario para una vida próspera y exitosa.
Sin ella, Efesios dice que nuestro entendimiento se oscurece y nos alejamos de la clase de
vida que Dios ha preparado para nosotros en Cristo.
Esto, pues, digo y testifico en el Señor, que desde ahora no andéis como los otros gentiles, en
la vanidad de su mente, con el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por
la ignorancia que hay en ellos, a causa de la ceguera de su corazón.
Efesios 4:17-18
La palabra griega traducida "entendimiento" aquí es dianoia. Esta palabra griega significa
literalmente "pensamiento profundo" (Concordancia de Strong). No pensamiento casual,
no pensamiento superficial, sino pensamiento profundo. Podríamos compararlo con la
meditación. Esta misma palabra dianoia se encuentra en Lucas 1:51, donde se traduce como
"imaginación". Este versículo dice que Dios ha "dispersado a los soberbios en la imaginación
de sus corazones". No puedes entender sin imaginación, y si tu imaginación no está
funcionando apropiadamente, no entenderás apropiadamente. Tu entendimiento se
oscurecerá -no podrás "ver"- y te volverás "ajeno a la vida de Dios."
Esto es exactamente lo que les ocurrió a los israelitas a lo largo del Antiguo Testamento y en
el ministerio de Jesús. Jesús, citando a Isaías, dijo
Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo
veréis, y no entenderéis: Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y sus oídos se han
embotado, y sus ojos se han cerrado.
Mateo 13:14-15a
¡Qué estado tan terrible! Desafortunadamente, este estado describe a muchos en nuestro
mundo hoy en día, incluso muchos que creen, tal vez incluso algunos que están leyendo este
libro. La gente viene a mí todo el tiempo pidiéndome que ore para que Dios les hable y les
muestre Su voluntad. Sin embargo, Jesús dijo que Sus ovejas oyen Su voz y que no seguirán
la voz de un extraño (Juan 10:3-5). Jesús no dijo que Sus ovejas pudieran oír Su voz; dijo
que sí oyen Su voz.
Tú no necesitas que yo ore para que Dios te hable y te dé dirección. Dios está hablando
constantemente. Sólo necesitas afinar tus oídos para escuchar. Usa tu imaginación para

71
Capítulo 15 Primeros pasos

ayudarte a entender. Jesús continuó diciendo, en Mateo 13, que si la gente aprendiera a oír y
ver correctamente, entenderían con sus corazones y Él podría obrar en sus vidas (Mateo
13:15). Dijo a sus discípulos:
Bienaventurados vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen. Porque de cierto
os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír
lo que vosotros oís y no lo oyeron. Considerad, pues, la parábola del sembrador.
Mateo 13:16-18, Biblia de Estudio Berea, énfasis añadido
Tenemos que tomar tiempo para "considerar" la Palabra de Dios. Tenemos que meditar en
ella hasta que la entendamos, hasta que forme una imagen dentro de nosotros. El Salmo 1
dice:
Bienaventurado el hombre que no anduvo en consejo de impíos, ni estuvo en camino de
pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Mas en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Salmo 1:1-2
Necesitamos meditar en la Palabra de Dios día y noche. La meditación es parte de la
imaginación. De hecho, el Salmo 2:1 pregunta: "¿Por qué se enfurecen las naciones, y el
pueblo imagina cosas vanas?". ¡Esa palabra traducida "imaginar" es la misma palabra
traducida "meditar" en el Salmo 1! Una de las maneras en que meditamos es a través de
nuestra imaginación.
Siempre me asombra el número de creyentes -incluso los llenos del Espíritu- que pueden
citar la Biblia pero nunca ven que produzca cambios en sus vidas, nunca experimentan su
poder. La única manera en que puedes continuar pensando y actuando como lo hacías
antes de ser salvo es ignorando este importante principio de meditación.
Muchas personas tienen más conocimiento de la Palabra que experiencia en ella. Necesitas
hacer mas que solo leer la Biblia. Necesitas pensar en ella y aplicarla. Ponte en el lugar del
personaje y pregúntate: "¿Qué significa esto para mi vida?". Deja que lo que lees forme una
imagen en tu imaginación. No te limites a ver a Daniel defendiendo lo que es justo en
medio de un gobierno opresor; ponte en su lugar. No sólo veas a David derrotando a Goliat;
mírate a ti mismo derrotando a los gigantes de tu vida. No sólo veas a Jesús curando a los
enfermos; mírate a ti mismo curando a los enfermos. En Juan 14:12, Jesús dijo: "Las obras
que yo hago, vosotros también las haréis; y aun mayores haréis, porque yo voy al Padre"
(paréntesis añadido).
¿Has visto a alguien resucitar de entre los muertos? ¿Has visto abrir los ojos a un ciego?
¿Has visto oír a los sordos o andar a los cojos? Si no es así, todavía tienes que meditar.

72
Capítulo 16

El poder de la Esperanza
Capítulo 16 El poder de la esperanza

Una imaginación bien dirigida es la función más importante y menos aprovechada


correctamente de nuestras vidas, tanto física como espiritualmente. Toda nuestra vida gira
en torno a la imaginación. Físicamente, no podemos funcionar sin imaginación. No
podemos leer, recordar o comunicarnos correctamente sin imaginación. Tampoco podemos
relacionarnos con Dios sin imaginación. Nuestra imaginación nos ayuda a creer y soñar con
el futuro. Y aunque este concepto de la imaginación se encuentra en toda la Biblia, no
siempre se llama "imaginación".
Cuando Adán y Eva pecaron, se sometieron a sí mismos y a toda la creación a los efectos del
pecado. Alabado sea Dios, Jesús nos liberó de los efectos eternos del pecado, pero la creación
(y nuestros cuerpos) aún esperan la liberación. Como una mujer en el parto, la creación
gime en ansiosa espera de la "manifestación de los hijos de Dios" (Rom. 8:19). Romanos 8
continúa diciendo que nuestros espíritus también gimen. Aunque se nos han dado las
"primicias del Espíritu" (Rom. 8:23) como depósito, esperamos que nuestra redención se
complete al regreso de Cristo, cuando recibamos nuestros cuerpos nuevos y glorificados que
no pueden ser tocados por el pecado ni por la muerte (Rom. 8:23). Y porque esperamos
algo que todavía no podemos ver, lo "aguardamos":
Porque por la esperanza somos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque
lo que el hombre ve, ¿por qué lo espera todavía? Pero si esperamos lo que no vemos,
entonces lo aguardamos con paciencia.
Romanos 8:24-25
La imaginación es la capacidad de ver con el corazón lo que no podemos ver con los ojos. La
esperanza es su equivalente en el Nuevo Testamento. Cuando comencé a estudiar la
imaginación, parecía que cada Escritura que encontraba usaba la palabra imaginación de
una manera negativa. El único uso positivo que pude encontrar fue la oración de David en 1
Crónicas 29:18 en la que pedía a Dios que ayudara al pueblo a recordar su generosidad al
dar. No podía entender por qué algo que parecía tan poderoso y fundamental para nuestra
fe debía tratarse de forma tan negativa. Pero mientras meditaba en estos versículos de
Romanos 8, de repente caí en la cuenta: ¡imaginación y esperanza tienen la misma
definición! Imaginación es la palabra que usa la Biblia para describir la imaginación no
regenerada (y predominantemente negativa). Esperanza es la forma en que los escritores del
Nuevo Testamento se refieren a nuestra imaginación positiva.
Romanos dice que somos "salvos por la esperanza" (Rom. 8:24). Hebreos habla de recibir
de Dios en base a nuestra "certeza de esperanza" (Heb. 6:11-12) y de cómo la esperanza se
convierte en un ancla para nuestras almas (Heb. 6:19). La esperanza es ver lo que no se
puede ver. Nos ayuda a centrarnos en Dios. Nos mantiene centrados y es como un ancla

74
Capítulo 16 El poder de la esperanza

que nos estabiliza cuando soplan los vientos de las circunstancias o las opiniones de los
hombres. (Ya sabes, si no anclas un barco, si lo dejas en el agua, incluso sin motor ni vela, las
olas se lo llevarán. Irá a la deriva quién sabe dónde. Pero un ancla mantiene el barco firme).
La esperanza nos impide vivir la vida como un yoyó o un barco a la deriva. Nos impide
perder el rumbo. La esperanza es una imaginación positiva.
La gente suele poner la fe y el amor en un pedestal, pero rara vez estiman la esperanza.
Incluso he oído a gente arremeter contra quienes dicen "Eso espero" o "Tengo la esperanza
de...". La gente del campo de la fe los abofetean con "¡Deja de esperar y cree!", como si la
esperanza fuera algo malo. Pero 1 Corintios 13:13 incluye la esperanza entre las tres grandes
virtudes. La esperanza es importante. Le da a nuestra fe algo con lo que trabajar.
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
Mucha gente (yo incluido) utiliza este versículo para definir la fe. Pero fíjese en lo que dice
sobre la esperanza: "La fe es la certeza de lo que se espera" (énfasis añadido). La fe da
sustancia a lo que esperamos; hace nacer las cosas que vemos en nuestra imaginación. Si no
concebimos algo en la esperanza, la fe no puede hacerlo nacer.
Estaba escuchando una enseñanza de Charles Capps en este sentido, y contó la historia de
un hombre que vivió toda su vida en un lugar apartado, y que rara vez iba a la ciudad. El
hombre de la historia sabía muy poco de las comodidades modernas, y un día conoció el aire
acondicionado por primera vez.
En una reunión municipal, rodeado de gente del pueblo, este hombre y el lugar donde
todos se reunían empezaron a calentarse. El hombre vio cómo un empleado se acercaba
tranquilamente a la pared y giraba un dial. En cuestión de segundos, el hombre empezó a
sentir que soplaba aire frío. Asombrado, dejó de escuchar el mensaje y se fijó en lo que había
en la pared. En cuanto terminó la reunión, se acercó al muchacho y le preguntó: "¿Cómo ha
conseguido que empiece a soplar aire frío? ¿Qué es eso?"
El empleado respondió: "Es un termostato".
"¿Alguien puede conseguir un termostato?".
"Claro, sólo hay que ir a la ferretería".
De vuelta a su cabaña en el bosque, el hombre se detuvo y compró un termostato. Lo colgó
en la pared nada más llegar a casa e inmediatamente lo probó. Pero no salía aire. El hombre
esperó a que se calentara y volvió a probar. Nada de aire frío. No sabía qué pasaba, pero hizo
exactamente lo mismo que vio hacer al acomodador. Por supuesto, el hombre no se dio
cuenta de que el termostato no era lo que producía el aire frío que había disfrutado durante

75
Capítulo 16 El poder de la esperanza

aquella reunión. Sólo activaba la unidad de potencia del aire acondicionado, una unidad de
potencia que él no tenía.
El termostato es para el aire acondicionado lo que la esperanza es para la fe. La esperanza no
es la unidad de energía; sólo activa la unidad de energía. La diferencia entre ese hombre y tú
o yo es que nosotros sí tenemos una unidad de energía, una unidad de energía llamada fe (1
Juan 5:4). Gálatas nos dice que cada creyente nacido de nuevo está equipado con "la fe del
Hijo de Dios" (Gálatas 2:20). Todos tenemos fe. Sólo tenemos que aprender a activarla.
Una vez, cuando Jamie y yo estábamos pensando en comprar un coche nuevo, decidimos
visitar un concesionario y echar un vistazo. No planeábamos comprar nada ese día; sólo
queríamos iniciar el proceso en nuestras mentes y hacer algunas preguntas. Poco después de
llegar, se acercó un vendedor. Empecé a hacerle preguntas como "¿Qué kilometraje tiene
este coche?". "¿Qué incluye el precio base?" y "¿Qué cubre la garantía?".
Hizo caso omiso de mis preguntas. En lugar de eso, abrió la puerta y dijo: "Entra".
"No estoy interesado en comprar hoy", le contesté. "Sólo tengo unas preguntas".
"No pasa nada", me dijo. "Pruébelo".
Cuando me senté en el asiento delantero, me dijo: "¡Qué bien te queda! ¿Es cómodo?
Puedes ajustar el asiento electrónicamente. ¿Quieres dar una vuelta?" Luego, durante toda la
vuelta a la manzana, dijo cosas como "¿No te encanta el olor a coche nuevo? ... ¿No se
maneja bien? ... ¿Qué color te gusta? ... ¿No te imaginas conduciendo esto al trabajo la
próxima semana?"
¡Ese vendedor sabía lo que hacía! Estoy seguro de que nunca había escuchado mis
enseñanzas sobre la imaginación, ¡pero sin duda comprendía el poder de la imaginación!
Cuando volví a mi coche, ya no era el mismo. Me fijé en cada arañazo, en cada mota de
polvo. Echaba de menos el olor a coche nuevo, el mismo olor que sabía que podía comprar
en una lata en Walmart por un par de pesos. Mi imaginación empezó a funcionar y, aunque
no pensaba comprarme un coche nuevo hasta dentro de seis meses, mi fe se activó. ¡Me
quedé despierto casi toda la noche tratando de averiguar cómo Jamie y yo podíamos
pagarlo!
Tu imaginación activa tu fe. Si estás creyendo en la sanación pero no te has detenido a
"verte" sanado, no tienes un problema de fe; tienes un problema de termostato. Y a menos
que primero empieces a tener esperanza - a usar tu imaginación de una manera positiva - la
unidad de energía de la fe no se encenderá.
Una vez leí la siguiente cita de T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia): "Todos los hombres
sueñan, pero no por igual. Los que sueñan de noche en los polvorientos recovecos de sus
mentes se despiertan en el día para descubrir que era vanidad: pero los soñadores del día son

76
Capítulo 16 El poder de la esperanza

hombres peligrosos, porque pueden actuar su sueño con los ojos abiertos, para hacerlo
posible". Como ves, la gente que sueña -la gente que ve con el corazón- es la gente que
cambia el mundo.

77
Capítulo 17

La compañera de la Fe
Capítulo 17 La compañera de la Fe

La fe es poderosa, pero no funciona sola. Antes de que puedas actuar con fe, debes empezar
a tener esperanza, a usar tu imaginación positiva. Tienes que darle a la fe algo con lo que
trabajar.
Recuerdo cuando nuestro ministerio era todavía muy pequeño. Teníamos menos de treinta
empleados y unos 2.500 socios. Teníamos dificultades. Parecía que nos íbamos a hundir.
Mis empleados me decían: "Tienes que decírselo a la gente. Tienes que compartir esta
necesidad con tus socios". Pero yo no sabía qué decir. Entonces tuve un sueño. En el sueño,
un socio de Dallas, Texas, se me acercaba para preguntarme cómo estaba. "Estoy
bendecido", le contesté.
"Sé que estás bendecido, Andrew", dijo. "Pero quiero saber sobre tus finanzas".
"Bueno, para ser honesto", le dije, "estamos luchando". Y le hablé de la situación financiera
del ministerio.
Se enfadó mucho conmigo. "¡Dios me formó para ser tu socio!", dijo. "¿Cómo puedo hacer
lo que Dios me ha llamado a hacer y ayudarte si no me das la información que necesito?
No supe qué decir. Continuó: "Tu orgullo te impide decirle a la gente lo que está pasando".
Hermanos y hermanas, ¡me desperté con una palabra de Dios! Inmediatamente escribí una
carta a mis compañeros. En la carta, compartí mi sueño, me arrepentí y les hablé de nuestra
necesidad financiera. No les pedí que dieran. Ni siquiera incluí un sobre de remitente, pero
en diez días, el ministerio recibió 53.000 dólares -en ese momento, casi los ingresos de un
año.
Ese sueño encendió mi esperanza. Me dio algo a lo que aspirar, algo a lo que agarrar mi fe.
Es importante que no te saltes este paso y que le des a la fe algo con lo que trabajar. Medita
en la Palabra. Busca personas que te animen. Abre tu corazón a los testimonios de otras
personas que han experimentado la victoria sobre retos similares.
Recuerdo el testimonio de una señora de Mobile, Alabama, que básicamente había vivido
en su silla durante años, lisiada por la artritis, hasta el día en que su marido me vio en
televisión. Yo estaba enseñando sobre La Autoridad del Creyente, y él le pidió que lo viera
con él. Ella aceptó. Después del programa, su esposo se dirigió a ella y le dijo que se
levantara. Nerviosa, ella se puso de pie. En unos momentos, esta mujer, que había estado
considerando la cirugía de reemplazo de rodilla doble para tratar su dolor artrítico, ¡salió
corriendo en camisón! Salió corriendo de casa por la calle, completamente curada. Cuando
volvió a casa, encontró a su marido tendido en el suelo. Pensó que había muerto de un
ataque al corazón, ¡pero estaba tendido bajo el poder de Dios! Nos escribió alabando a Dios
por poder disfrutar de la vida. Dijo que juega regularmente al racquetball y hace natación.

79
Capítulo 17 La compañera de la Fe

El sitio web de mi ministerio está lleno de testimonios como éste, y continuamente llegan
nuevos. Tenemos testimonios de personas sanadas de cáncer, fibromialgia, autismo y otras
enfermedades "incurables". Tenemos testimonios de personas que han descubierto su
propósito y de otras que han experimentado protección, provisión y libertad. Pero todos
empezaron con una imaginación esperanzada.
No menosprecies la esperanza. La esperanza no es el resultado final; es la compañera de la fe.
Es un paso en el proceso. La esperanza da a tu fe algo por lo que trabajar.
Los cristianos se entusiasman tanto con los milagros y descubrimientos que "prueban" que
la Biblia es real. Piensan que si les damos a los incrédulos suficientes pruebas físicas, se
convertirán. El problema es que la fe no viene a través de evidencia física, tangible. La fe sólo
viene por oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17). No se puede discutir con una persona para
que tenga fe. No se le puede hacer creer. Los hallazgos arqueológicos, los descubrimientos
científicos y los milagros no producen fe. Producen esperanza. Llaman la atención de la
gente y les dan algo que considerar.
Jesús contó una historia en Lucas 16 sobre dos hombres que murieron. Uno era un hombre
rico que se pasó la vida viviendo para sí mismo y fue al infierno. El otro era un hombre
llamado Lázaro, y se unió a los justos en el seno de Abraham. (El seno de Abraham era
como un lugar de espera para los que morían en la fe esperando la venida del Mesías. Puesto
que Jesús todavía no había tratado con el pecado a través de Su muerte y resurrección, estos
hombres y mujeres del Antiguo Testamento no podían entrar en el cielo. Tenían que
esperar a que Jesús les diera acceso al Padre. Tenían que esperar el nuevo nacimiento).
Mientras estaba en el infierno, el hombre rico sufrió mucho. Llamó al otro lado del abismo
y pidió a Abraham que enviara a Lázaro de vuelta a la tierra para avisar a sus hermanos.
Abraham respondió:
Tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan. Y él dijo: No, padre Abraham; pero si uno
fuera a ellos de entre los muertos, se arrepentirían. Y él le dijo: Si no oyeren a Moisés y a los
profetas, tampoco se convencerán, aunque alguno se levantare de los muertos.
Lucas 16:29-31
Abraham le dijo a este hombre rico que si sus hermanos no creían en la Palabra, no creerían
aunque alguien resucitara de entre los muertos. La fe sólo viene por oír la Palabra de Dios
(Rom. 10:17).
La evidencia física no produce fe. Las personas que necesitan evidencia física para creer son
carnales, y sin intervención, lucharán para recibir de Dios. Para recibir de Dios, la Palabra
tiene que ser para nosotros algo más que tinta en una página. Tiene que cobrar vida en
nuestros corazones. No podemos limitarnos a leer la Biblia y esperar que produzca frutos en

80
Capítulo 17 La compañera de la Fe

nuestras vidas. Tenemos que concebirla; tenemos que pasar tiempo pensando en ella y dejar
que se convierta en parte de lo que somos.
Tal vez lo hayas notado, pero rara vez uso notas cuando ministro. De vez en cuando escribo
palabras griegas o definiciones, pero en general, no uso notas. No lo necesito. Conozco la
Palabra. No es sólo algo que estudio. He pasado tantos años meditando en las Escrituras
-pensando en ellas, imaginándolas- que se han convertido en parte de mí.
Por ejemplo, no me cuesta recordar el día en que Jamie y yo nos casamos: yo estaba allí.
Nuestra ceremonia duró una hora y cuarenta y cinco minutos. Hubo un sermón, cantos y
una invitación. Nuestra canción de despedida fue el Coro del Aleluya de Haendel. Si me
preguntaran sobre la ceremonia, no necesitaría "orar sobre ello" durante una semana. No
necesitaría sacar mis notas o revisar nuestro álbum de boda. Yo estaba allí. Fue muy real para
mí. Lo recuerdo vívidamente.
Nunca estudio la Biblia para obtener algo para los demás. Nunca "preparo" un mensaje para
otra persona. Estudio para mí. Leo la Palabra y medito en ella hasta que Dios hace algo en
mí. Una vez que se ha hecho real para mí, los mensajes son fáciles. Simplemente comparto
con ustedes lo que Dios ya me ha dicho. Es como si un mendigo le dijera a otro dónde
encontrar una comida gratis. Puedo hablarte de sanidad porque yo he sido sanado. Puedo
hablarte de prosperidad porque he sido prosperado. Puedo decirte que la Palabra funciona
porque lo he visto. Puedo hablarte de usar tu imaginación porque lo he vivido.
Hace años en un evento de Charis Campus Days, estaba sentado en mi lugar habitual (la
primera fila a lo largo del pasillo) con los ojos cerrados, escuchando a mi esposa dirigir la
alabanza y adoración. El lugar donde nos reunimos ese año tenía un pasillo central y puertas
dobles a los lados. Mientras Jamie y la multitud cantaban, de repente, en el ojo de mi mente,
vi las puertas dobles abrirse. Vi a Jesús atravesar las puertas y dejar que se cerraran
suavemente detrás de Él. Seguí observando (con los ojos cerrados) como se acercaba y tocaba
a una señora de la primera fila. Ella cayó sobre su rostro. Luego Jesús pasó junto a dos
personas y tocó a otra mujer en la cabeza. Ella se arrodilló con las manos en alto, adorando a
Dios. Todo parecía tan real que abrí los ojos y miré hacia las puertas.
Inmediatamente, las puertas se abrieron de golpe, tal como las había visto en mi
imaginación. Pero Jesús no estaba allí. Seguí mirando mientras las puertas se cerraban y vi a
la primera mujer caer al suelo. Unos instantes después, la otra mujer cayó de rodillas. Todo
lo que había visto en mi corazón estaba sucediendo ante mis ojos. La única diferencia era
que yo no podía ver las cosas espirituales, sólo las físicas. Me di cuenta de que había estado
viendo las cosas mejor con mi corazón, así que cerré los ojos de nuevo y vi como el Señor se
acercaba a mí.

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Capítulo 17 La compañera de la Fe

Puso sus manos sobre mí y respondió a muchas de las preguntas con las que había estado
luchando. Luego empezó a caminar por el pasillo, tocando a la gente y hablándoles. Cuando
terminó el servicio, me acerqué a varias de las personas con las que sabía que Jesús había
hablado y les pregunté qué había pasado. Me dijeron exactamente lo mismo que yo había
oído decir al Señor en mi imaginación.
Dios nos creó para vivir a un nivel superior al nuestro. La mayoría de nosotros vamos por la
vida medio ciegos, viendo sólo con nuestros ojos físicos. Y así como una persona ciega está
limitada en lo que puede experimentar en la vida, nosotros que caminamos por esta vida sin
usar nuestra imaginación estamos limitados.

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Capítulo 18

La esperanza nace de la relación


Capítulo 18 La esperanza nace de la relación

Dios nos creó para ver tanto con nuestra imaginación como con nuestros ojos, pero aparte
de Él, es imposible usar nuestra imaginación como Él quiere. Efesios 2 dice:
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados; en los
cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia:
Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra
carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás.
Efesios 2:1-3
Pablo dice que antes de Cristo, éramos hijos del diablo por naturaleza. Éramos
desobedientes y egoístas, viviendo sólo para satisfacer los "deseos de nuestra carne". A la
mayoría de la gente no le gusta oír esto. Quieren creer que son buenas personas y que Jesús
es sólo la cereza del pastel. Pero no hay gente buena. (Se que es ofensivo, pero es verdad.)
Solo hay varios grados de estar perdido. Las Escrituras dicen que todos estamos muertos en
delitos y pecados. Todos estamos destituidos de la norma de Dios (Romanos 3:23). Las
personas que no han nacido de nuevo son hijos de ira por naturaleza; el espíritu de
desobediencia obra en ellos. Así éramos todos antes de entregarnos a Cristo.
Muchos en nuestra sociedad rehúsan reconocer esto. Se niegan a admitir que son egoístas,
que sin Cristo no tienen esperanza. Dicen: "Puede que no sea tan bueno como se supone
que debo ser, pero soy bastante bueno". Pero, ¿quién quiere ser el mejor pecador que fue al
infierno? Segunda de Corintios 10:12 dice que compararnos entre nosotros y medirnos por
nosotros mismos no es sabio. Tal vez no hayas robado, violado o matado, pero te garantizo
que has sido egoísta o has lastimado a otros. Todos hemos pecado; todos necesitamos un
Salvador. Si no estamos dispuestos a reconocerlo, entonces no podemos ser salvos.
Cuando se formaron los Estados Unidos, nuestros Padres Fundadores creían que la
humanidad era inherentemente mala y egoísta. Creían que, abandonados a nosotros
mismos, nos eliminaríamos y destruiríamos unos a otros. Por lo tanto, establecieron leyes
-de acuerdo con la moral bíblica- para frenar ese deseo. Sin embargo, hoy en día, me
castigarían por decir tales cosas. La gente se ofendería. Pero eso es exactamente lo que dice la
Biblia.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Jeremías 17:9
Sin Cristo, somos egoístas. Dios es lo único bueno en nuestras vidas (Lucas 18:19).
Cualquiera que piense lo contrario está engañado.

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Capítulo 18 La esperanza nace de la relación

La salvación no se basa en nuestra bondad. Mucha gente piensa que si sus buenas obras
superan a las malas, Dios los aceptará. Pero si guardamos toda la Ley y sin embargo
ofendemos en un punto, nos hacemos culpables de quebrantarla toda (Santiago 2:10). Dios
nunca nos compara con otras personas. Él no califica en una curva. Su estándar es Jesús. Si
no somos tan perfectos y puros como Jesús, fracasamos. Necesitamos un Salvador.
La gente buena no va al cielo, y la gente mala no va al infierno. Solo la gente perdonada va al
cielo, y solo aquellos que no aceptan el perdón del Señor van al infierno.
Sabes, he vivido una vida relativamente buena. No he roto "los diez grandes
mandamientos". Nunca he tomado un trago de licor. Nunca he fumado un cigarrillo. Ni
siquiera he probado el café. Comparado con la mayoría de la gente que lee este libro, he
vivido una vida súper santa. Pero aun he pecado; aun me he quedado corto de la norma de
Dios. No necesito a Jesús para compensar el déficit. Comparada con Él, toda mi bondad es
"como trapo de inmundicia" (Is. 64:6). Necesito misericordia.
Antes me ganaba la vida revelando fotos. A menudo, cuando hacíamos fotos a mujeres y les
enseñábamos las pruebas, nos decían: "Tengo un aspecto horrible. Mi pelo está fuera de
lugar. El maquillaje está corrido. Esto no me hace justicia". La mayoría de las veces creo que
solo querían un cumplido, pero hubo unas cuantas en las que quise decirles: "Señora, usted
no necesita justicia. Necesita piedad".
Del mismo modo, hermanos y hermanas, por muy "buenos" que creamos haber sido, no
queremos justicia. Si recibiéramos lo que merecemos, cada uno de nosotros iría al infierno.
Todos necesitamos misericordia. No necesitamos a Mahoma. No podemos llegar a Dios a
través de Buda. Necesitamos a Jesús.
El cristianismo es la única religión sobre la faz del planeta que tiene un Salvador. En todas
las demás religiones, la salvación se gana con lo que haces. El cristianismo no se trata de lo
que haces; se trata de lo que se hizo por ti. Gracias a Jesús, ya no estamos alejados de Dios.
Ahora tenemos acceso a los pactos de la promesa y podemos experimentar esperanza -una
imaginación positiva- en este mundo.
Pablo continúa diciendo en Efesios que, debido al gran amor de Dios, Él tuvo misericordia
de nosotros (Ef. 2:4). Nos "vivificó" y nos dio vida con Cristo (Ef. 2:5). Pablo dijo que
nacimos de nuevo por gracia mediante la fe (Ef. 2:8). Luego dijo:
Por tanto, acordaos de que en otro tiempo erais gentiles en la carne, llamados incircuncisión
por la llamada circuncisión hecha de mano en la carne; que en aquel tiempo estabais sin
Cristo, alejados de la comunidad de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y
sin Dios en el mundo.
Efesios 2:11-12

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Capítulo 18 La esperanza nace de la relación

Estos versículos comparan a los judíos, el pueblo elegido de Dios, con todos los demás sobre
la faz de la tierra, también conocidos como gentiles. Esto puede ser más fácil de entender si
lo relacionamos con los que han nacido de nuevo y se han convertido en parte de la familia
de Dios y los que no. Estos versículos dicen que sin Cristo, estamos alejados de la vida de
Dios. Fuera de Cristo, las promesas de la Palabra de Dios no se aplican a nosotros, y no
tenemos esperanza. Por eso Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí" (Juan 14:6).
La relación con Dios nos da esperanza. Cuando Jamie y yo recibimos la noticia de que
nuestro hijo había muerto, ya llevaba varias horas muerto. La situación a la que nos
enfrentábamos parecía desesperada. Sin embargo, recuerdo que conducía hacia la ciudad
orando: "Padre, Tú eres un Dios bueno. Sé que Tú no mataste a mi hijo. Sé que ésta no es
Tu voluntad. Te amo, Señor, y quiero que sepas que pase lo que pase, seguiré sirviéndote".
No tenía ganas de alabar a Dios en ese momento. Tenía ganas de llorar. Pero mientras
tomaba la decisión de alabar, el Señor me trajo a la memoria una palabra que me había
dicho.
Años antes, mientras Jamie y yo ministrábamos en Irlanda, una señora que no sabía nada de
nuestra familia se nos acercó y nos dijo: "Ustedes tienen dos hijos varones, y el menor
volverá al Señor y le servirá antes que el mayor". Más tarde ese mismo año, en California, un
extraño se me acercó en la fila de oración en una de mis reuniones y me dijo: "Ustedes tienen
dos hijos, y el menor servirá al Señor antes que el mayor". Dos personas diferentes en dos
continentes diferentes, que nunca se habían visto y que no me conocían, profetizaron
exactamente la misma palabra. Cuando decidí confiar en Dios el día que murió mi hijo, Él
me recordó esas profecías, ¡y la esperanza cobró vida! Mi hijo menor todavía no había
regresado al Señor, así que para que esas palabras se cumplieran, ¡mi hijo tendría que vivir!
Comencé a reírme y le dije a Jamie: "¡Este va a ser el milagro más grande que jamás hayamos
visto!".
Mi relación con Dios me dio esperanza en aquella situación. Ancló mi alma cuando nada a
mi alrededor parecía sólido. Esa esperanza encendió mi fe, ¡y vimos vivir a nuestro hijo!

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Capítulo 19

Perspectiva
Capítulo 19 Perspectiva

La esperanza (una imaginación positiva) es el antídoto contra la depresión.


Una vez leí un artículo en un avión que decía que las personas que sonríen más a menudo
son más felices que las que no sonríen. Según el artículo, los psicólogos investigaron por qué
las personas que sonríen son más felices que las que fruncen el ceño. Me enfadé mucho
cuando leí sus conclusiones. Decían que sonreír más hace más feliz a una persona. ¿Cómo se
puede ser tan tonto y seguir respirando? No es sonreír lo que hace feliz a una persona. Es ser
feliz lo que hace que una persona sonría. Esos genios no pudieron darse cuenta. Y gastaron
millones de dólares de los contribuyentes para llegar a esa conclusión.
Confundimos tanto las cosas. Tratamos los síntomas en lugar de la causa.
Una vez vino a verme un hombre que era maníaco-depresivo y luchaba con pensamientos
suicidas. Me dijo: "No puedo evitarlo. No tengo control sobre mis emociones. Por favor, ora
para que Dios haga algo".
"No", le dije. "Estás negando lo que dice la Palabra; tienes una perspectiva equivocada. No
voy a orar y estar de acuerdo contigo en esto o ambos estaríamos equivocados".
"¿Qué quieres decir?", preguntó.
"La Biblia dice que resistas al diablo y huirá de ti", le dije. "Me estás diciendo que resististe al
diablo y no huyó. Entonces, estás diciendo que la Palabra de Dios no funcionó. Eso es falso.
Tu tienes la autoridad y el poder para vencer esto, pero estás en incredulidad. Decir que no
hay nada que puedas hacer es completamente equivocado. Tu puedes controlar tus
emociones".
"Oh no", dijo. "Soy maníaco-depresivo. Tengo que tomar pastillas para controlarme".
"No hay nada malo en ti", le dije. "Tus emociones funcionan perfectamente".
"No, no funcionan. Estoy deprimido todo el día".
"Tus emociones funcionan perfectamente", volví a decirle. "Siguen a tus pensamientos. Son
tus pensamientos los que están mal, no tus emociones".
Hermanos y hermanas, no se puede tener esperanza y estar deprimido al mismo tiempo. Si
estás deprimido, es porque no tienes esperanza. No estás imaginando la Palabra. No sabes lo
que tu relación con Dios te ha provisto. Estás mirando al mundo y escuchando al mundo.
Estas viendo y anticipando cosas negativas. No es lo que te sucede lo que dicta tus
emociones; es como percibes lo que sucede lo que te afecta.
Por ejemplo, tomemos a dos hermanos del mismo grupo genético, criados exactamente en el
mismo ambiente alcohólico. Esta situación idéntica puede producir dos respuestas muy
diferentes. Uno de los hermanos puede acabar convirtiéndose en alcohólico, mientras que el
otro nunca toca esa sustancia.

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Capítulo 19 Perspectiva

Recuerdo la primera vez que escuché el testimonio de Connie Weiskopf. Dijo que, cuando
enfermó de cáncer, todos sus amigos le dijeron que aprendiera todo lo posible sobre la
enfermedad para saber cómo combatirla. Pero el Señor le habló y le dijo: "No, no necesitas
aprender todo sobre el cáncer. Necesitas aprender todo lo que puedas sobre la sanidad".
Dios no quería que las emociones de Connie se escaparan con ella. No quería que estudiara
todas las formas en que el cáncer podía matarla. Eso hubiera pintado un cuadro negativo en
su imaginación. Connie se aferró a la Palabra de Dios y comenzó a escuchar mis enseñanzas.
Empezó a meditar sobre la sanidad. ¡Y ella fue sanada!
Si tuvieras una imaginación positiva basada en la Palabra de Dios, no importa lo que llamara
a tu puerta o cómo fueran tus circunstancias, podrías responder como Connie y como el
salmista:
¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas en mí? Espera en Dios, porque aún le
alabaré por la ayuda de su rostro.... ¿Por qué estás abatida, alma mía, y por qué estás turbada
en mí? Espera en Dios, porque aún le alabaré, porque es la salud de mi rostro y mi Dios.
Salmo 42:5, 11 (Versión King James).
El escritor de este salmo, el rey David, tomó el control de sus emociones. Eligió poner su
esperanza (su imaginación positiva) en Dios, aunque su alma se sentía "turbada". Eligió
recordar quién es Dios y alabarlo por ser su ayuda y su salud.
Segunda de Corintios 2:14 dice que Dios siempre nos hace triunfar en Cristo. Si tuviéramos
la esperanza de que este versículo fuera cierto, si empezáramos a imaginarlo realizándose en
nuestras vidas, te garantizo que la fe nos seguiría. No estaríamos deprimidos. No nos
preocuparíamos. No permitiríamos que los problemas nos desanimaran. Y veríamos esta
Escritura cumplida en nuestras vidas.
Hemos sido creados por Dios. Dentro de cada uno de nosotros hay una parte parecida a
Dios que tiene Su naturaleza. Y como Él, podemos controlarnos a nosotros mismos.
Podemos controlar nuestras emociones. Si no pudiéramos, el Señor habría sido injusto al
decirles a Sus discípulos "no se turbe vuestro corazón" la noche antes de Su crucifixión (Juan
14:1).
En realidad, Jesús les había dicho a Sus discípulos catorce veces diferentes que sería
crucificado y que resucitaría. Entonces Jesús les ordenó dos veces en una noche que no se
turbaran.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Juan 14:1
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación;
pero confiad, yo he vencido al mundo.

89
Capítulo 19 Perspectiva

Juan 16:33
La psicología moderna lo calificaría de irracional. La corrección política reprendería a Jesús
por no abrazar la "verdad" de sus discípulos. Después de todo, iban a verle golpeado y
rechazado. Serían testigos de cómo se burlaban de Él y le escupían. Lo verían crucificado y
enterrado. Era natural que se sintieran "turbados"; habrían estado en negación si no lo
hubieran hecho. Pero si los discípulos de Jesús hubieran puesto esperanza en lo que Él decía,
no se habrían sentido turbados.
"Podéis tener paz", les dijo Jesús. "En este mundo tendréis problemas, pero como yo he
vencido, podéis experimentar la paz, incluso en los problemas". (Juan 16:33) Si pudieras
verte a ti mismo en Cristo y a Cristo en ti, cambiaría tu actitud.
En Efesios 1:18, Pablo oró para que "conozcamos cuál es la esperanza de su vocación, y
cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos". La gloria de la herencia de Cristo
está en nosotros, en los santos. Cuando la mayoría de la gente piensa en la gloria, piensa en
las imágenes del Antiguo Testamento que comparan la gloria de Dios con una espesa nube
que era tan abrumadora que los sacerdotes no podían ministrar. La gente equipara la gloria
de Dios con Su presencia o poder, y aunque ciertamente incluye eso, es mucho más. La
gloria de Dios es todo lo que Él es; no es sólo cómo se ve o cómo suena. La gloria de Dios
abarca Su naturaleza, Su bondad, Su sabiduría, Su valor y todo lo que hace. Las Escrituras
nos dicen que la gloria de Dios es Cristo Jesús (2 Corintios 4:6 y Hebreos 1:3). Pero fíjate en
lo que dijo Jesús:
Y la gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Juan 17:22
La gloria de Dios -la persona de Jesús- vive en nosotros. Si de alguna manera u otra
"perdiéramos" esa gloria y hubiera que reemplazarla, eso llevaría al cielo a la bancarrota
(Rom. 8:18). Así de impresionante es la gloria de Dios en nosotros. Sin embargo, muchos
cristianos no creen que este versículo pueda aplicarse a ellos. No podrían tener la gloria de
Dios morando en ellos; todo lo que ven son canas, arrugas y bultos. Recuerdan las palabras
que dijeron hace diez años o los pensamientos que tuvieron la semana pasada. No
entienden el proceso de "alcanzar la gloria de nuestro Señor" (2 Tesalonicenses 2:14). No
entienden el espíritu, el alma y el cuerpo.
Cada creyente que está sufriendo con la dolencia y la enfermedad, luchando con la adicción
y el miedo, o viviendo una vida derrotada, literalmente, no podría estar más cerca del poder
de Dios de resucitar de entre los muertos. Está justo dentro de ellos. Pero la gente lucha con
esta enseñanza. Piensan que le estoy diciendo a la gente que sufre que no debería estar
sufriendo. Piensan que no soy compasivo. Entiendo que hay dolor en este mundo. Entiendo

90
Capítulo 19 Perspectiva

que todos nos enfrentamos a circunstancias incómodas, que hay razones por las que la
gente sufre. Pero a veces lo mejor que puedo hacer es animar a la gente a elevarse por encima
de sus circunstancias.
Un amigo mío, Dave Duell, dijo una vez a una pareja que venía a orar: "Así dice el Señor:
'Hijitos míos, no os sintáis mal. Si yo no fuera Dios, también estaría desanimado'". Eso no
les importaba mucho. Querían que Dave se revolcara con ellos en su tristeza y depresión.
Pero Dios no se estaba retorciendo las manos. No estaba preocupado por su problema, así
que tampoco lo estaba Dave. Él sabía que su problema no sería tal drenaje en el poder de
Dios que oscureciera las luces del cielo. Él sabía que el poder de Dios era más que suficiente
para satisfacer su necesidad.
Cuando Ashley y Carlie Terradez le estaban creyendo a Dios por la sanidad de su hija,
recuerdo haberles dicho: "¡Eso es pan comido para Jesús!". En ese momento, su hija tenía
tres años. Nunca había comido alimentos sólidos. Tenía que ser alimentada a través de un
tubo insertado en su vientre. Llevaba ropa de bebé de nueve meses, no controlaba los
esfínteres, estaba perdiendo el pelo y dormía gran parte del día. Antes, cuando compartían
la enfermedad de su hija con la gente, lo único que recibían eran palabras de simpatía e
incredulidad. Mi actitud de "No es para tanto" despertó su fe, y su hija se curó al instante
cuando oré por ella. Llevan más de diez años viviendo en victoria sobre la enteropatía
eosinofílica, la enfermedad autoinmune que padecía su hija.
No tenemos que vivir vidas derrotadas y desanimadas. ¡Dios siempre nos hace triunfar en
Cristo! Pero tenemos que cooperar con Él. Tenemos que sacarnos los pulgares de la boca,
ponernos los pantalones de niño grande o de niña grande y poner en marcha nuestra
imaginación.

91
Capítulo 20

El proceso de concepción
Capítulo 20 El proceso de concepción

La esperanza es una fuerza poderosa, que nuestra sociedad y muchos en la iglesia han
abandonado. Voy a iglesias llenas del Espíritu todo el tiempo y me sorprende el número de
personas que dicen que están luchando contra la depresión. Se han dejado sumergir tanto
en el sistema del mundo que se están ahogando en él.
Una vez vi una pegatina para el auto que decía: "Si no estás deprimido, no estás prestando
atención". Y eso es cierto si sólo miramos las cosas naturalmente. La vida es una experiencia
terminal. Todos vamos a morir eventualmente (si Jesús no regresa a lo largo de nuestra
vida). El mundo no quiere que tengamos esperanza. Los medios de comunicación sólo se
hacen eco de las malas noticias. Los políticos y los expertos se basan en los peores escenarios
para conseguir votos. Los médicos se esfuerzan por no dar esperanzas a la gente. Para el
mundo, la esperanza es un inconveniente.
Los ministros tienden a tener la misma actitud. Oro todo el tiempo por personas que dicen
estar curadas pero luego preguntan: "¿Debo dejar la medicina?". Eso me pone en una
situación difícil. No puedo ver su fe. No conozco su corazón. ¿Y si no creen de verdad? ¿Y si
han puesto el carro delante de los bueyes y cuentan con que sus acciones produzcan fe?
¿Y si les digo: "Dejen su medicina", y su renuncia demuestra que no tenían fe? Me quedo
con las manos vacías.
Cuando alguien me pregunta: "¿Debo dejar mi medicina? Le digo: "Pregúntale al Espíritu
Santo. Para eso está Él". Los demás no pueden operar con mi fe. La gente que toma
medicación lo hace porque cree que está enferma y que la medicina le ayudará. Yo no tomo
medicamentos porque no creo que estoy enfermo. Si crees que estás enfermo, quizá debas
medicarte. Si crees que estás curado, puede que no necesites medicinas; puede que sólo
necesites esperar a una manifestación o dejarlas poco a poco. No sé lo que hay en tu
corazón. No sé lo que pasa en tu cuerpo. Necesitas orar por sabiduría y escuchar lo que el
Espíritu Santo te diga.
No estoy en contra de la medicina. No estoy en contra de los médicos o veterinarios. Pero
no llevaría a mi perro a un veterinario, ¡porque no tengo perro! Si tienes un perro, puede
que necesites llevarlo al veterinario de vez en cuando. Tienes que hacer lo que tengas fe en
hacer. No intentes funcionar al nivel de fe de otra persona. No intentes "fingir hasta que lo
consigas". Si todavía no tienes fe, empieza el proceso teniendo esperanza.
Este mundo es un lugar deprimente, pero nosotros, como creyentes, compartimos la
"bendita esperanza" (Tito 2:13). Tenemos la promesa de que esta vida no es todo lo que hay,
que todas las promesas de Dios son sí y amén en Cristo (2 Cor. 1:20). Tenemos motivos
para tener esperanza. Pero tenemos que animarnos en el Señor (1 Sam. 30:6). Tenemos que

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Capítulo 20 El proceso de concepción

usar nuestra imaginación para meditar en la Palabra de Dios e imaginar que la Palabra se
cumple en nuestras vidas.
Tu imaginación es tu vientre espiritual. La Palabra de Dios es una semilla (1 Ped. 1:23). Es
como un espermatozoide que cuando es plantado en tu corazón -tu imaginación-
comenzará el proceso de concepción. La mayoría de los cristianos no entienden esto.
Cuando tienen un problema, acuden a Dios rogándole y suplicándole que se mueva. Le
cuentan a otros de su desesperación y oran por un milagro, pero están orando en
incredulidad. Y aunque Dios ciertamente hace milagros, los milagros no vienen de afuera
hacia adentro. Vienen de dentro hacia fuera. Dios nos creó para concebir milagros en
nuestra imaginación.
Cuando tomamos la semilla de la Palabra de Dios y la plantamos en nuestros vientres
espirituales, la concepción ocurre. Pero hay un periodo de espera involucrado antes de la
manifestación, de la misma manera que una mujer embarazada tiene que nutrir a un niño
por nueve meses antes de que pueda dar a luz. Puede que la mujer ni siquiera se dé cuenta
de que está embarazada al principio del proceso, pero su hijo no es menos real. No está
menos embarazada.
En el ámbito espiritual, puede pasar un tiempo desde que concibes hasta que sientes que
algo está sucediendo. No pasa nada. Sigue alimentando esa semilla. En poco tiempo,
empezarás a notar el cambio y, si sigues así, ¡también lo notarán los demás! Empezarán a
animarte, a creer contigo. Y cuando des a luz a tu milagro, dirán: "¡Alabado sea Dios! Ha
sido rápido". Pero como una mujer que da a luz a un niño, sabrás que incubaste ese milagro
durante nueve meses. Lo concebiste mucho antes.
Muchos de nosotros queremos dar a luz un milagro o ver la voluntad de Dios en nuestras
vidas, pero nuestra imaginación nunca ha tenido “relaciones” con la Palabra. La gente me
mira y ve lo que está sucediendo en el ministerio y ve la bendición y el favor que estoy
recibiendo y piensa: Si Andrew puede hacerlo, yo también. Y eso es maravilloso -Dios no
hace acepción de personas (Rom. 2:11). Pero no se dan cuenta de cuántos años he estado
incubando estos sueños. No se dan cuenta de los años de siembra fiel y de dirigir mi
imaginación para llegar a donde estoy hoy. Hace unos años, alguien me regaló un Cadillac
Escalade nuevo. Es una bendición. Pero si uno de mis alumnos viera ese coche y decidiera
creer en Dios para tener uno, podría pasar un tiempo antes de que vieran cumplido ese
deseo. Tendrían que aferrarse a la esperanza, permitir que su imaginación concibiera, y
seguir alimentando esa semilla hasta que llegara la realización. La mayoría de la gente se
daría por vencida (Prov. 13:12).

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Capítulo 20 El proceso de concepción

"¿Y si tardo un año?", puede preguntarse alguien. Pues a mí me llevó cuarenta y ocho años.
Pero no puedes llegar más rápido que si empiezas hoy. Comienza el proceso. Deja que Dios
plante un sueño en tu corazón. Medita en él hasta que lo concibas. Te prometo que verás el
cumplimiento de ese sueño si no te rindes.
Puedes estar pensando, no tengo esa clase de tiempo. No soy ministro a tiempo completo.
No puedo meditar todo el día. No tengo tiempo para soñar despierto.
Pero meditas todo el tiempo; sólo que no te das cuenta. Meditar es simplemente mantener
la mente concentrada. La preocupación es meditación. Preocuparse es pensar en algo y ver
algo que no ha sucedido. Es explorar posibilidades negativas. Te preocupas por tus finanzas,
por tus hijos, por tu matrimonio. Te preocupas todo el día y aún así consigues hacer tu
trabajo.
Del mismo modo, puedes meditar sobre lo positivo durante todo el día. Sólo requiere
práctica. Toma una Escritura de la Palabra de Dios y mantén tu mente enfocada en ella.
Imagina cómo se vería esa Escritura en tu propia vida. Piensa en otros que han visto la
verdad de esa palabra trabajar. Piensa en lo que el autor de esa Escritura estaba pensando
cuando la escribió. Hazte preguntas al respecto. Así es como la Palabra cobra vida.
Yo medito en la Palabra constantemente. No siempre tengo tiempo para leerla, pero vivo mi
vida centrado en la Palabra de Dios, ¡y funciona! Vivo con salud. Soy próspero. Tengo paz.
No estoy diciendo que hago esto perfectamente -porque ciertamente no lo hago- pero en la
medida en que busco al Señor y mantengo mi imaginación enfocada en Él, tengo paz (Is.
26:3).
Hermanos y hermanas, ¡nuestro futuro es tan brillante que tenemos que entrecerrar los ojos
para verlo! Dios ha provisto todo lo que necesitamos. Pero tiene que llegar desde nuestros
espíritus y a través de nuestras mentes antes de que podamos verlo manifestado en nuestros
cuerpos. Romanos 12:2 dice:
Y no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.
La Nueva Traducción Viviente traduce Romanos 12:2 así:
No copies el comportamiento y las costumbres de este mundo, sino deja que Dios te
transforme en una persona nueva cambiando tu manera de pensar. Así aprenderás a
conocer la voluntad de Dios para ti, que es buena, agradable y perfecta.
La Palabra de Dios es tan valiosa. Nos da los pensamientos de Dios. Nos muestra la manera
en que Dios ve las cosas.

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Capítulo 20 El proceso de concepción

Demasiado a menudo permitimos que nuestras mentes sean contaminadas. Nos


conformamos -si no con nuestro comportamiento, entonces con nuestros pensamientos- a
la manera en que el mundo piensa. Pero Dios nos ha dado la semilla de Su Palabra para
satisfacer cada necesidad en nuestras vidas. Sólo tenemos que concebirla.

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Capítulo 21

Vencer el pecado desde la concepción


Capítulo 21 Vencer el pecado desde la concepción

Nuestros espíritus nacidos de nuevo son 100 por ciento justos y santos (Ef. 4:24). Tenemos
la mente de Cristo (1 Co. 2:16). Nuestros espíritus están llenos de amor, gozo, paz,
paciencia, dominio propio y todo otro fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Nuestros
espíritus están completos en Cristo (Col. 2:10). No podemos ser más salvos. No podemos
ser más perfectos (Heb. 10:14). El resto de nuestra vida cristiana consiste en aprender a
convertir estas realidades espirituales en realidades naturales.
Muchas personas me dicen: "No siento el amor de Dios. ¿Podrías orar para que Dios
derrame Su amor hacia mí?". Pero Dios ya ha derramado Su amor hacia nosotros. Él
demostró Su amor por nosotros hace 2.000 años en la persona de Jesús (Rom. 5:5-8).
¿Cuánto amor más puede dar? No estemos esperando a que Dios nos muestre Su amor.
Simplemente necesitamos notificar a nuestros cerebros de lo que Él ya ha hecho. De eso
hablan estos versículos:
Según su divino poder nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad,
mediante el conocimiento de aquel que nos llamó a la gloria y a la virtud.
2 Pedro 1:3
Para que la comunicación de tu fe se haga eficaz mediante el reconocimiento de todo bien
que hay en ti en Cristo Jesús.
Filemón 6
Cuando renovamos nuestras mentes a la verdad espiritual, comenzamos a ver la vida de
Dios manifestada. Empezamos a ver nuestra fe trabajar.
Escuché que durante la presidencia de Abraham Lincoln, cuando firmó la Proclamación de
Emancipación para liberar a los esclavos en América, muchos dueños de esclavos
escondieron la noticia en sus hogares. Hay casos documentados de esclavos liberados que
continuaron en la esclavitud simplemente porque ignoraban la libertad que se les había
concedido.
Satanás ha estado haciendo lo mismo con la iglesia durante siglos. Cuando no sabemos
quiénes somos o lo que tenemos en Cristo, no podemos trasladar esas realidades espirituales
al ámbito natural (Os. 4:6).
Imagina una tubería que conecta el poder de resurrección de Dios con tu enfermedad,
pobreza, depresión o desánimo. En un extremo de la tubería hay un depósito de poder. En
el otro, tu necesidad. En medio de la tubería hay una válvula, que representa tu alma. Nada
puede pasar por esa válvula hasta que tu imaginación esté en línea con Dios y Su Palabra.
Puedes ir por la vida completamente aislado del poder vivificante de Dios si no tomas
tiempo para renovar tu mente.

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Capítulo 21 Vencer el pecado desde la concepción

Que os despojéis de la primera manera de vivir [la antigua manera de vivir y de pensar], del
viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y que seáis renovados en el
espíritu [actitud] de vuestra mente, y que os vistáis del nuevo hombre, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:22-24, corchetes añadidos
Cuando fui reclutado para la guerra de Vietnam a la edad de diecinueve años, mi identidad
en Cristo fue puesta a prueba. Acababa de recibir una revelación del amor de Dios que
cambió mi vida, pero ya no estaba en Texas. De toda mi compañía en Vietnam, yo era la
única persona que era cristiana. Puede que hubiera otros, pero si los había, estaban
escondidos. Uno de los búnkeres a los que me asignaron en una base de apoyo de fuego
estaba empapelado con fotos de desnudos. No se podía mirar a ninguna parte -las paredes, el
techo, cualquier sitio- sin ver a una mujer desnuda. La droga era libre y la vulgaridad,
desenfrenada. Era terrible. También fue como un imán que me atrajo hacia el pecado.
Recuerdo mi primera retirada. En tiempos de guerra, a las unidades de combate que entran
en acción se les conceden días de descanso fuera del campo de batalla. Se supone que estos
días son para levantar la moral, para que las tropas atiendan sus necesidades personales,
reciban atención médica y llamen a casa. Pues bien, el gobierno nos ordenó tres días de
"descanso" y nos pagó todo el alcohol y el sexo gratis que un hombre pudiera desear.
Trajeron prostitutas y strippers filipinas y durante tres días patrocinaron una orgía. Fui el
único hombre de mi división que no participó. Incluso el capellán participó. Recuerdo que
pensé: ¿Soy el único que teme a Dios?.
La única forma en que sobreviví a Vietnam fue con la nariz metida en la Biblia. Quince
horas al día (cuando no estaba en una trinchera o apuntando un arma), leía. Ni siquiera
podía dejar la Biblia para pensar. Si lo hacía, veía desnudos. En ese momento no me daba
cuenta de lo que estaba pasando (sólo leía por desesperación), pero la Palabra empezó a
pintar un cuadro dentro de mí. Empezó a cambiar mi forma de pensar.
Estaba tan enamorado del Señor y centrado en Él durante mi estancia en Vietnam que era
como si estuviera en una burbuja. Nada me perturbaba. Un día me encontré en una
situación en la que parecía que íbamos a morir. Recibimos decenas de impactos de mortero
en nuestra posición y pude ver el fuego de boca de los cañones enemigos. Pero en lo único
que pensaba era en que podría ver a Jesús cara a cara antes de que acabara el día. Me
regocijaba en el Señor.
Empecé a orar por los soldados enemigos que nos disparaban. Yo sabía adónde iría si moría,
pero ¿y ellos? Sentí que el amor del Señor fluía de mí hacia ellos mientras les apuntaba con
mi M-16.

99
Capítulo 21 Vencer el pecado desde la concepción

Tu imaginación y la forma en que piensas y respondes a las circunstancias es vital. Dios, por
gracia, te ha proporcionado todo lo que necesitas para la vida y la piedad (2 Pe. 1:3). Ya te ha
bendecido con todas las bendiciones espirituales en Cristo (Ef. 1:3). Pero tienes que tomar
la semilla de Su Palabra, plantarla en tu imaginación y dejarla germinar para que puedas
concebir la victoria. Realmente es tan sencillo como lo he descrito. Pero renovar tu mente es
también la cosa más difícil que jamás harás.
Estamos rodeados de impiedad, de pensamiento secular y humanista. Cada día miles de
bebés son asesinados en el altar de la conveniencia. Todos los días hay personas que mueren,
pasan hambre y sufren a causa de las acciones egoístas de otras personas. Nuestra sociedad
celebra y excusa el pecado en nombre del "amor" y la "tolerancia". Nuestra cultura es
antagónica hacia el cristianismo y los valores bíblicos. Y si no metes tu nariz en la Biblia y
permites que la Palabra cambie tu imaginación, serás absorbido. Serás tragado.
No puedes leer la Biblia durante quince horas al día y no ver cambios. No puedes ver cuatro
o cinco años de testimonios de sanidad en nuestro sitio web y seguir enfermo. Hermanos y
hermanas, Dios no es el culpable. Nosotros hemos endurecido nuestros corazones. Nos
hemos dejado influenciar por la impiedad, nos hemos conformado a la manera de pensar y
hacer del mundo. Pero podemos cambiarlo. Podemos cambiar nuestra imaginación.
Cientos de personas murieron para preservarnos una traducción de la Biblia. William
Tyndale, uno de los primeros hombres en traducir la Biblia al inglés, fue quemado en la
hoguera. Pero su muerte no fue en vano. Menos de setenta años después, el rey Jaime
autorizó una traducción de la Biblia debido, en gran parte, al clamor de la gente que
presenció la muerte de Tyndale.
A lo largo de la historia, muchas personas han sacrificado sus vidas para que tuviéramos un
ejemplar de las Escrituras, y me atrevería a decir que el cristiano medio lo da por sentado. La
mayoría no abre la Biblia salvo los domingos, o si lo hace, es para un devocional de dos
minutos. Los cristianos pasan dos minutos leyendo la Palabra de Dios y el resto del día
viendo "As the Stomach Turns" (programa de comedia de EE.UU.) Sin embargo, se
preguntan por qué las cosas no funcionan.
La mayoría de los cristianos tienen “relaciones” diarias con el mundo y luego esperan un
aborto espiritual o espontáneo para no dar a luz al pecado y la negatividad. Recuerdo el
consejo que mi tío Saffie me dio cuando Jamie y yo nos casamos. Me llevó aparte y me dijo, a
su manera casera: "Chico, eres un Wommack. Los Wommacks no se divorcian. Esto no es
Sears y Roebuck. Si no te gusta, no puedes traerla de vuelta". En otras palabras, ¡asegúrate
de tomar una buena decisión, porque tendrás que vivir con las consecuencias! Jamie y yo
entramos en nuestro matrimonio con esta perspectiva, y nunca hemos pensado en el

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Capítulo 21 Vencer el pecado desde la concepción

divorcio. Hemos pensado en el asesinato unas cuantas veces (es broma), pero nunca hemos
hablado de divorcio y nunca hemos amenazado con ello.
No estoy seguro de cuántos de los que lean este libro puedan decir lo mismo. Algunos de
ustedes amenazan a su cónyuge con el divorcio y la separación. Utilizan esas amenazas como
palanca para salirse con la suya. Esa es la forma de pensar del mundo. Pero si entendieran de
lo que estoy hablando, nunca llegarían a eso. Entenderían el daño que producen esas
palabras y esos pensamientos. No querrías esa imagen en tu imaginación ni en la de tu
cónyuge.
En esta y otras áreas, nosotros como creyentes tratamos de detener la acción del pecado,
pero no tomamos responsabilidad por la concepción del mismo. Es como una mujer que
sale y se acuesta con un hombre diferente cada noche y nunca espera quedar embarazada.
No es así como funciona. No es difícil evitar dar a luz - simplemente deja de concebir.
La Palabra nos dice que seamos "sabios para lo bueno, e ingenuos para lo malo" (Rom.
16:19). La palabra traducida "ingenuos" aquí significa "inocentes" (Concordancia de
Strong). Y Efesios 5:11-12 dice: "No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,
sino más bien reprendedlas. Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en
secreto". La Palabra dice que ni siquiera debemos hablar de la maldad, sin embargo muchos
cristianos la introducen en sus hogares. Encienden la televisión y ven asesinatos, mentiras,
adulterio, lujuria y fornicación. Y dado el tiempo suficiente, esas imágenes producirán fruto
en sus vidas.
Hermanos y hermanas, ¡el camino de Dios es mucho mejor! Aprendan a controlar su
imaginación y eviten el pecado por completo.

101
Capítulo 22

Habla tu futuro
Capítulo 22 Habla tu futuro

Si te pidiera que oraras por una generación futura, ¿qué orarías? ¿Cuál sería para ti su
necesidad más apremiante? Y si te pidiera que escribieras esa oración, ¿qué anotarías?
¿Cómo animarías a las personas que aún no han nacido a alabar al Señor (Sal. 102:18)?
Puedo imaginar cómo sería esa oración, porque he escuchado las oraciones de cientos de
personas que oran por los demás. Sería algo así como "Oh Dios, derrama Tu Espíritu sobre
esas personas. Permíteles tener un nuevo toque Tuyo. Envíales un avivamiento. Haz algo
nuevo..."
Pero así es como el Apóstol Pablo oraba por otros:
Por lo cual yo también, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y del amor que tenéis
a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis
oraciones; para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; Alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento; para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, y cuáles las riquezas
de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para
con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en
Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, por
encima de todo principado y autoridad y poder y señorío, y de todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; Y sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de
Aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 1:15-23
Pablo no oró para que tú y yo recibiéramos algo nuevo; oró para que recibiéramos una
revelación de lo que ya tenemos. Pablo oró para que los "ojos de [nuestro] entendimiento"
(corchetes añadidos) fueran iluminados. La palabra traducida "entendimiento" aquí es la
palabra griega dianoia. Recuerda, dianoia significa pensamiento profundo. Pablo oró para
que nuestro entendimiento -nuestro pensamiento profundo- se abriera para ayudarnos a
ver "la esperanza de su llamamiento" y recibir de Dios. Eso habla de tener una imagen en
nuestra imaginación de lo que Dios tiene para nosotros.
Como creyente, eres socio de Dios, partícipe de Su naturaleza, de lo que Él está haciendo en
la tierra (2 Ped. 1:4 y Heb. 3:1). ¡Hazte una idea! Dios te está pidiendo que hagas algo más
grande que tú mismo. Te está pidiendo que te unas a lo que Él está haciendo. Tú eres el
cuerpo de Cristo (1 Co. 12:27). Eres Sus manos y Sus pies, Su ministro, ya sea que trabajes
en el mundo secular o en la iglesia. Puedes hacer las obras que Él hizo e incluso "obras
mayores" (Juan 14:12). Pero para llegar a ser un colaborador eficaz, necesitas poner en
marcha tu imaginación.

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Capítulo 22 Habla tu futuro

Sin tu imaginación, no podrás comprender "las riquezas de la gloria de su herencia" que hay
en ti (Ef. 1:18). No podrás experimentar "la supereminente grandeza de su poder" (Ef.
1:19). Las palabras "sobreabundancia" son una hipérbole. Enfatizan el hecho de que el
poder de Dios hacia ti es infinitamente mayor que cualquier cosa que puedas imaginar (Ef.
3:20). Es el mismo poder que "ejerció en Cristo, resucitándole de entre los muertos" (Ef.
1:20). Si pudiéramos conectar un medidor de volumen (VU) al poder de Dios para medir su
potencia, creo que encontraríamos que crear el mundo requirió menos poder que resucitar
a Jesús de entre los muertos. Cuando Dios creó el universo, no tuvo ninguna oposición.
Pero cuando levantó a Jesús de entre los muertos, Satanás y cada demonio en el infierno
estaban tratando de detenerlo. Por supuesto, no pudieron. Pero el punto es que se necesitó
más poder para resucitar a Jesús de entre los muertos que para crear el universo entero. Y ese
mismo poder creativo y resucitador está dentro de ti.
Pablo oró para que nuestros ojos se abrieran, para que nuestra imaginación comprendiera
todo lo que Dios nos ha dado en Cristo y la enormidad del poder que ha puesto en nosotros
para hacer aquello para lo que nos ha llamado: ser sus compañeros, sus manos y sus pies en
la tierra. Hombre, ¡eso es impresionante!
La mayoría de la gente no ora así. La mayoría de los cristianos que he conocido oran por la
próxima generación pidiendo a Dios que haga algo nuevo. Pero hace 2.000 años, el hombre
que escribió casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento oró para que reconociéramos
todo lo que Dios ya ha hecho por nosotros en Cristo y conociéramos la "supereminente
grandeza de su poder" (Ef. 1:19) dentro de nosotros. Pablo oró para que Dios nos mostrara
lo que ya tenemos.
Unos versículos antes, en Efesios 1:8, Pablo dijo que Dios "ha abundado en nosotros en
toda sabiduría y prudencia". Fíjese en la palabra "ha": tiempo pasado. Ya está hecho. Así que,
cuando Pablo oró para que Dios nos diera el "espíritu de sabiduría y de revelación" (Ef.
1:17), en realidad estaba orando para que Dios nos ayudara a entender lo que ya tenemos.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con todas las
bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo.
Efesios 1:3
Todo el mundo cristiano parece estar atrapado en un estado constante de rogar a Dios que
haga algo que no ha hecho. Pero la verdad es que Dios ya nos ha bendecido con todas las
bendiciones espirituales en Cristo. Si alguien necesita nacer de nuevo, Jesús no tiene que
morir de nuevo. Él ya lo hizo. Él ya pagó el precio por el pecado (Hebreos 9:28). Si alguien
necesita sanidad, eso también está hecho. Primera de Pedro 2:24 dice: "Por cuya herida
fuisteis sanados" (tiempo pasado). Si alguien necesita sabiduría, Efesios 1:8 dice que el Padre

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Capítulo 22 Habla tu futuro

"ha abundado para con nosotros en toda sabiduría y prudencia". Dios ya ha provisto para
todas nuestras necesidades.
La creación es un buen ejemplo. Aunque el hombre fue la joya de la corona de toda la
creación de Dios, Él no creó al hombre primero. Si lo hubiera hecho, el hombre habría
estado pisando el agua durante cuatro días, esperando a que apareciera la tierra. El hombre
habría tenido que esquivar árboles y montañas a medida que surgían. No, Dios proveyó por
adelantado para la humanidad. Dios creó primero la luz, el calor, el tiempo, la tierra y todo
lo que necesitaríamos. Creó todo el aire que necesitaríamos respirar, todos los alimentos que
necesitaríamos comer. Él proveyó todo de antemano.
Cuando el hombre tuvo hambre por primera vez, Dios no tuvo que decir: "Uy, me olvidé de
eso. Déjame crear un plátano para ti". No, Dios se anticipó a nuestras necesidades. Creó
comida suficiente para alimentar al mundo entero. Hoy en día hay más de siete mil millones
de personas en nuestro planeta. ¿Te diste cuenta de que había suficiente potencial
alimenticio en este planeta para alimentar a todas esas personas cuando sólo había dos?
Había suficiente oxígeno para que respiraran siete mil millones de personas cuando sólo
había dos. Dios creó todo lo que este mundo necesitaría. Previó todo lo que podríamos
hacerle, e incluso pensó en los ajustes necesarios para ayudar al planeta a hacer frente a los
efectos del pecado.
Por eso no soy partidario del calentamiento global ni me preocupa destruir los océanos o los
bosques. Amo nuestro planeta. Me encanta la naturaleza. No defiendo que lo estropeemos
intencionadamente. Creo que debemos ser buenos administradores de todo lo que el Señor
nos ha dado, incluida la Tierra. Pero nuestro planeta no es frágil. Dios se ha anticipado a
todo lo que la raza humana podría hacerle. La Tierra no va a ser destruida por nosotros.
Segunda de Pedro dice que el Señor ha reservado el juicio para la tierra. La va a destruir con
ardor (2 Pe. 3:10). Y por mucho que odie respirar el smog y piense que deberíamos
ocuparnos del problema como buenos administradores, también sé que el hombre finito no
es capaz de anular a nuestro Dios infinito.
Desgraciadamente, la mayoría de los cristianos no se dan cuenta de todo lo que Dios nos ha
dado. Constantemente le piden a Dios que haga algo que ya ha hecho. Le piden que les de
algo que ya tienen. Por eso sus oraciones no son efectivas.
Por ejemplo, muchos cristianos leen Gálatas 2:20, que dice que vivimos por fe, pero se
pierden la parte que dice que nuestra fe viene de Dios. Y según Romanos 12:3, esa fe es la
misma "medida de fe" que toda persona -incluso Jesús cuando caminó sobre la tierra- recibe.
Sin embargo, ¿cuántos cristianos oran: "Dios, dame más fe"? ¿Cómo puede Dios responder

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Capítulo 22 Habla tu futuro

a una oración como esa? ¿Cómo puede darnos más fe de la que le dio a Jesús? Ya tenemos la
medida de la fe.
Eso es como si un niño se sentara en un banquete de Acción de Gracias y preguntara: "¿Qué
hay para cenar?". ¿Cómo respondería una persona a tal pregunta? Probablemente miraría al
niño en silencio e incredulidad.
Tal vez esa sea la razón por la que no has tenido noticias de Dios. Tal vez estás haciendo
preguntas tontas. Tal vez estás orando oraciones tontas, oraciones como "Dios, ven.
Reúnete con nosotros en este lugar" o "Dios, acompáñanos al partir hoy". Hebreos 13:5 dice
que Él nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo puede Dios responder a oraciones así?
Llegados a este punto, quizá estés pensando: ¿Cómo oro? ¿Cómo sé qué pedir a Dios?
Pide según la Palabra. Primera de Juan dice:
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye: Y si sabemos que nos oye en todo lo que pedimos, sabemos que
tenemos las peticiones que le hemos hecho.
1 Juan 5:14-15
Si estás orando lo que ves en la Palabra de Dios -específicamente lo que ves en el Nuevo
Testamento después de la muerte y resurrección de Jesús- puedes estar seguro de que estás
orando de acuerdo con Su voluntad.
Toma la oración de Pablo en Efesios y personalízala. Eso es lo que yo hice cuando empecé.
Dije: "Padre, abre los ojos de mi entendimiento. Ayúdame a dirigir mi imaginación para ver
la esperanza de Tu llamado. Ayúdame a conocer la supereminente grandeza de Tu poder -el
mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos- y las riquezas de la gloria de Tu
herencia que está en mí." Te garantizo que si oras esa oración con un corazón sincero, si le
das a Dios una oportunidad, Él infundirá tu vida con esperanza. El hará que tu imaginación
funcione positivamente. Puede tomar un período de tiempo, pero la semilla de la Palabra de
Dios germinará en tu corazón. Producirá esperanza.
La esperanza -una imaginación positiva- cambia la forma en que te relacionas con las
circunstancias de la vida. Cuando la enfermedad o la pobreza llamen a tu puerta, no te
sentirás intimidado. Cuando la depresión y el miedo intenten colarse, la esperanza te
mantendrá a salvo. Si quieres cambiar, no le ruegues a Dios que haga lo que ya ha hecho. No
te lamentes con tus amigos y pidas que te añadan a la cadena de oración. No corras
alrededor del país asistiendo a conferencias para que alguien pueda "hablar una palabra"
sobre ti o agitar su mano y producir un milagro en tu vida. Cambia tu forma de pensar.
Medita en la Palabra de Dios. Mírate a ti mismo como Él te ve. Si das rienda suelta a tu
imaginación y obtienes una imagen clara de quién eres y lo que tienes en Cristo, ningún

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Capítulo 22 Habla tu futuro

diablo en el infierno será capaz de detenerte. Satanás y todos sus secuaces combinados no
son lo suficientemente fuertes para combatir el poder de Dios que resucita de entre los
muertos dentro de ti. Ellos no pueden impedir que esa imagen se haga realidad.
Hermanos y hermanas, si necesitan ver un milagro, desean una nueva dirección, o quieren
entender su nueva identidad en Cristo, necesitan encender su imaginación. Tienes que ver
esa imagen de plenitud en tu corazón. Una vez que lo hagas, tu vida se transformará, y
conocerás el verdadero poder de tu imaginación.

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