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GUANAHANI

¡AQUÍ LLEGÓ COLÓN!


GUANAHANI
SAMANA
¡AQUÍ LLEGÓ COLÓN!

Uno puede ponerse,


por ejemplo:
un sombrero, puede...
y... que le quede, grande
o chico.
Uno puede ponerse,
a escribir.
Pongo por caso.
Uno puede ponerse,
a contar
las cosas que pasan
o le pasan.
Un sombrero,
¿Han advertido ustedes,
que es un recipiente de sombra,
así como un frutero
lo es de frutos,
un ropero lo es de ropas,
un almario lo es de almas,
un florero lo es de flores?
Con el sombrero puesto,
asombrado por causa de la sombra
que me da el sombrero,
busco el poquito o mucho de luces
que me permitan revelarles,
El cuento que aquí les traigo.

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Comienzo diciendo, que nosotros, los latinoamericanos, habitantes del
llamado “nuevo mundo”, necesitamos disponer del don de la improvisación,
afinación y alerta de nuestros sentidos, la intuición y los instintos, para lograr
valernos del único medio, de algo, frente a las circunstancias permanentemente
mudables, que nos toca vivir.
Lo único permanente es la muda constante, lo inestable de toda la
situación, en que lo estable es la inestabilidad establecida.
Las mentes ideáticas nos llenan de reproches, nos reclaman firmes
programas de acción, sólidos programas de avances y desarrollo.
Nos reprochan la falta de lo que nunca tuvimos o nunca nos permitieron
tener “una vida rigurosa, severamente programada”.
Se nos ha obligado o hemos tenido por obligado instinto de sobrevivencia
que valernos del son de improvisar, a saber hallar modos de vivir lo inesperado, a
tener reflejos, respuestas frente a lo que llega a golpearnos sorpresivamente.
Lo único constante son los golpes que sorpresivamente recibimos.
¿Entonces, no es acaso lo más nuestro, eso que se llama virtud de
improvisar, hacer de la improvisación nuestra bandera de batallas?
Asombrar con respuestas imaginativas, más sorprendentes aún, que los
golpes que nos llueven.
Al arte de improvisar, sacar, descubrir, la sombra del sombrero.
Quitándome el sombrero. La sombra. Me descubro. Hallo que un
archipiélago de islas, de ideas islas, emergen por aquí y allá, desordenadas, sobre ese
espejo de mar, que es la memoria.
Espejo no siempre calmo y transparente, sino agitado a veces o invadido
por densas nubes de niebla, cerrazones, que hacen tal vez las sinrazones de muchas
conductas o pareceres.

Nuestro intelecto, galería de espejos. Atraído, curioso del saber, llega o es


llevado a ver, o verse, vivirse, en reveladas expresiones, ópticas en películas
vírgenes, retinas transparentes, visión que pone mágica luz sobre preciosas
materias.

Un archipiélago de islas,
de ideas islas.
¿En que alforjas o cestas, cofres se recogen, guardan los hallazgos?
El navegante, el buscador lo ignora.
Desconoce la secreta alquimia en que la mente se liga al alma de ciertas
fuentes y allí bebe, distingue y elige su sustento.
Los espacios virgenes, en que se mueve la ignorancia, se pueblan de
criaturas y ensueños que proyecta la imaginación y la fantasía.
¿Acaso, tal vez, lo mismo hace el hombre sabio?
Olvida, despuebla su mente de conocimientos y se pone a construir
ficciones y delirios sobre un territorio virgen ideado, como única manera de
eludir el desaliento y armar, fortalecer, aldeas idealistas. Áreas para la
salud del espíritu y el alma.
La gran virtud y fuerza, de toda idea fantástica, sospechosa de irreal, reside
en lo deseable, más que en lo creíble; en lo apetecible más que en lo
conveniente y demostrable.

GUANAHANI
CRISTÓBAL COLÓN
“EL QUIJOTE DEL OCÉANO”

“...Por que el alma humana


Su único minero.
Es el laberinto tenebroso
Poblado de fantasmas tremendos”
J. Wassemann

Esta propuesta, todo este universo de elementos que ahora intento


orientar hacia el espacio o laboratorio de sentimientos y pasiones humanas que
deben ser el escenario teatral, tuvo su origen en una conversación sostenida con un
entrañable amigo. Por ello digo, que a él dedico, estos escritos, engendrados, en ese
otro espacio prodigioso de la imaginación.
Recojo aquellas palabras que se hicieron eje, sobre el cual habrían de girar
todas las criaturas, que llegarán a participar y ser protagonistas de esta historia.
“Colón, Cristóbal Colón, no iba hacia, sino que huía de...”
Gracias a Don José María Gutiérrez, actor que admiro y con quien
conversar ha sido siempre motivo de inspiración y goce, tuvo centro de partida,
lugar de nacimiento, esto que ahora intento entregar, para que viva su destino:
destino en el que mi pobre ingenio, lucha para hacerlo venturoso y bien apreciado,
por quienes tengan que participar gozando o padeciendo su agónica lucha por
vivirse y ser.
“Se hicieron a la mar, huyendo de la pobreza, del amor, de la cárcel o de la
horca...”
Llega este testimonio, aparece, surge, como fueron surgiendo otros
elementos, a confirmar y animar ese eje, punto de arranque, lugar de partida que
prendieron en mi afiebrada mente las palabras dichas por el amigo.
“Los sobrevivientes, esos muertos de hambre que acaban de dar la vuelta
al mundo por primera vez”
Continúo encontrándome con citas, párrafos, que me llegan o aparecen,
para alertar mis sentidos.
Me golpean y se anidan, en no sé que rincones de eso que llamamos alma,

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y resuenan desde recovecos interiores, gritos como:
“¡A levante por poniente,...
El camino más breve para ir al país de los aromas!”
Se insinúa, toma relieves de manera extraña, muy sentida, la idea de un paraíso
terrenal, de un posible, constante, soñado, eternamente buscado “edén”.
Luego este mundo edénico, con el que se ha de traficar, a cambio de:
“espejitos, cuentillas de vidrio, cascabeles, sonajas de latón, agujetas” y crímenes.
“Traía esta mujer un pedacito de oro en la nariz, que era señal que había
en aquella isla oro...
...Hízola el almirante vestir y díole cuentas de vidrio y cascabeles y sortijas
de latón, y tornola a enviar a tierra muy honradamente...” (Pág. 83)
Los elementos que atestiguan o parecen hacer tangible, la tan buscada
felicidad, se volatizan o esfuman como criaturas de un sueño

“La felicidad, madre,


no tiene puerto ni asidero.
Es algo así como el perfume de la canela.
Como la embriaguez que emanaba de tus pezones”

Se acunan delicias y delirios, que nos hacen preguntar:

“-¿Se está acunando un niño,


o se hace vigilia a un sueño en esa cuna...?”

“SAMANA”
GUANAHANI
¡AQUÍ LLEGÓ COLÓN!

Nacen a la luz, toman forma, presencia, como los posibles nombres de la criatura,
que ya se anuncia y pide ser nutrida.
Llegan a apadrinarla, con ofrendas, regias sustancias, que destilan mentes
reales, mentes capaces de transmutar en fino, áureo metal, las experiencias que por
ellas deposito el curso “laberínticamente erróneo de la vida” entonces recojo estas
dos perlas que el azar pone a mi alcance:

“Repítese el lamento
del curso, laberínticamente
Erróneo de la vida.
Criaturas que engañadas,
de mi vista desaparecieron.
Vuelven ahora,
tornase nuevo dolor.”
J.W.G.
“SAMANA”
(GUANAHANI)
¡AQUÍ LLEGÓ COLÓN!

LOS RUMBOS DE LA BRÚJULA.


LOS AVENTUREROS.

“El nuevo mundo recién descubierto, no esta localizado aún en el planeta, ni tenía
forma ninguna.
Era una caprichosa extensión de tierra poblada de imágenes.
Había nacido de un error y las rutas que a él conducían eran como los caminos del agua
y del viento. Los que embarcaban venían soñando; quedaban soñando los que los despedían. Unos
y otros tenían América en la imaginación y por fuerza de este mundo, aparecieron de pronto en los
primeros pasos de un pueblo que se despertaba libre. Había que tener las formas de ambición y
soberanía de un despertar victorioso”

“Los mapas antiguos no pueden darnos una idea aproximada de esos otros mapas
absurdos de manchas, peligros y tesoros dibujados de la boca al oído”

Ezequiel Martínez Estrada.

(GUANAHANI)
“SAMANA”
¿AQUÍ LLEGÓ COLÓN?

Y así me largo a navegar con estos maravillosos elementos, seducido por


sus espléndidas y tentadoras propuestas, temeroso de tener que confiar y
entregarme a los frágiles navíos de mi siempre dudoso talento
No intente el lector, o quien sea, buscar en este texto una versión ajustada
a la historia real y cierta de lo que fue la azarosa vida del iluminado navegante; él
aparece aquí para dar pie y materia turgente al juego teatral.
Intenta ser este texto, un pretexto que dé a los intérpretes, materias con
que ejercitar, el raro oficio de la actuación, representación.
El espacio físico real, en que se agitan las criaturas escénicas es la celda,
habitación o cuarto de un nosocomio, en el que está internado, sometido a
tratamiento médico, este personaje que dice y cree ser Cristóbal Colón.
. Aquí no queda la cosa, sino que este supuesto enfermo de pronto nos
convence y juega su rol como si fuera realmente Cristóbal Colón; y tal vez lo es y
finge no serlo. Pero hay más, de pronto tampoco resulta ser un demente, sino un
perseguido por el delirio inconfesable de “tener ideas”, más peligrosas que la
locura o ciertas drogas alucinógenas.

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Entonces el actor que tenga la responsabilidad de encarnar este personaje,
deberá saber distinguir y hacer notar cuando es un enfermo, un demente, cuando
Cristóbal Colón y en que momento el delincuente que se refugia en su fingida
demencia.
Así queda claro que:
“Cristóbal o Cristobita se le dice a:
- Un paciente
- Cristóbal Colón
- Un perseguido

El otro personaje ISABEL, requiere las dotes histriónicas de una actriz,


que fundamentalmente pueda entregar la imagen de una naturaleza real; esa
autoridad que emana de ciertos seres que naturalmente genera el trato que se debe
a lo realmente noble.
Alternará esta intérprete, entre el hacernos creer y convencernos de que es
la Reyna Isabel, protectora y amiga de Cristóbal Colón o la enfermera a cargo de
atender a este demente, llamado Cristóbal, o la autoritaria y cariñosa madre que ha
ingresado no se sabe como, al nosocomio.

Al poner en orden lo que dijimos:

Isabel ha de ser
- Reyna
- Enfermera
- Madre

Un tercer personaje que aunque físicamente no aparecerá en escena, a de


ser un tal Fernando. Este Fernando cobrará diversos relieves y variadas formas de
presencia al referirse a él los intérpretes.

Lo convertirán en:
- El Rey Fernando
- El Doctor Fernando
- El Padre de Cristóbal

El espacio escénico finge ser una austera habitación que da la idea de celda
o cuarto de hospital. Hay una sola puerta con mirilla. Es sólida y se cierra con
pesados y rústicos pasadores.. Hay también una ventana a través de cuyas rejas se
filtra a veces la luz o algún retazo mezquino de cielo.
Una cama pequeña de hospital o internado. Una mesa también pequeña y
una silla modesta y tosca es todo el mobiliario.
Lo que ha de ir apareciendo a de surgir no se sabe de donde.
Finalmente yo resumiría la naturaleza de esta propuesta, como un universo
para que los intérpretes se entreguen y sorprendan, jugando diversos roles, que se
le ofrecen a sus recursos interpretativos, a modo o manera de niños divertidos,
jugarán a ser reyes, doctores, delirantes, marginales, delirantes cómplices enredados
en las tramas de un juego, que nace de ellos y al tomar vida los lleva a vivir y hacer
vivir, esa singular ceremonia que es el arte escénico.
Pido, ruego a los intérpretes, imaginación, entrega y vibrantes
sentimientos, de esos que nacen en las situaciones que orillan la glorificación y el
espanto.

Introducción al Juego Escénico

Llamo introducción a este instante o pasaje que debe generar el clima que
propicie la disposición de los espectadores, la concentración de sus sentidos.
Todo esta sumergido en densas sombras -penumbras- en la que levemente
van adivinándose la presencia de imágenes tenues, borrosas, imprecisas, tenues
también suenan notas de guitarra, música española de evocaciones moriscas.
Al fondo una pantalla en la que se presiente o adivina en sombras las
figuras que traen a la memoria la idea de una madre meciendo una cuna, se escucha
lenta y pausada voz que dice...

...SE ESTA ACUNANDO UN NIÑO


O SE HACE VIGILIA A UN SUEÑO
EN UNA CUNA...

ISABEL: Sí...canela.
Si...Sí...Canela Cristobita...
¿Qué la tierra, el planeta tierra, redondo?
¿Redondo?
Si redondo...,
Redondo y navega.
¿Quién él?...sí, el navega.
Navega en el mar océano, de los espacios infinitos.
Y… Que pasa Cristobita?
Qué también la pimienta?
Claro, la pimienta.
Vas a salir a buscar.
A buscar qué?
¿Canela?
Continentes.
Estás loco Cristobita,
América?
América no existe.

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Indias
Las Indias?
Si, claro navegar hacia occidente en...hacia, con el sol.
Y otra vez Asia y la pimienta
Catay., cipango y el clavo de olor,
la nuez moscada, el jengibre
mirra, almizcle, incienso y sándalo.

Está bien Cristobita, descansa.


Estás influenciado por la fiebre. No razonas.
El olor de la canela, calenturas.
Calor tropical. Es el caribe
¿Fidel? ¿Qué Fidel?...
¡Estás demente!
No existen tales cosas.
No existen. Ni el maíz, ni la papa, ni el tomate.
No existe Potosí, ni el oro del Perú, ni los caudalosos ríos,
cataratas y cascadas, que te cuentan los borrachos y las putas
del burdel.
No hay un mundo nuevo, ¡entiende!
Lo único que hay es este podrido, viejo mundo, sifilítico.
Sin destino ni porvenir.
No te lances al mar,
te han engañado.
No existe, ni nunca han existido mundos nuevos.
Quédate tranquilo.
Si quieres navegar,
navega por aquí, por lo conocido,
es lo único real y existente.
Todo lo demás son puros delirios,
Temibles peligroso.
No te dejes tentar.
¿Que te vas?
Que zarpas.
Que te lanzas al mar, a navegar,
navegar fantasías,
¡detrás de tus fantasmas!
¿De qué escapas Cristobita?
Cristóbal de que escapas, dolido, doliente mortal.
Te van a comer los Tritones, medusas, los monstruos del mar

Cristobita.
¿Mundo nuevo?
Nuevo Mundo.
¿Qué estás delirando, de dónde has sacado esas leyendas?
¡Demasiada lectura!
¿Las malas juntas!
¿En qué amistades andas?
Con borrachos, bucaneros, pecadores, traficantes de burdeles
¿Qué enfermedad te han contagiado?
Para que cultives esas ideas tan desatinadas.
¿Cristobita...un mundo nuevo?
Te van a encerrar, meter en calabozo con chaleco de fuerza!
¿No existen, entiende!
¿Que la Canela?
Otra vez la canela...
Que no puedes prescindir de ella.
Como no se va a poder vivir sin la canela, el anís, la pimienta, la
albahaca, el toronjil y todo lo demás.
Si nunca han existido
¡Olvídalo! Olvida todo lo que está en tu fantasía.
¿Ruego que no se entere tu padre!
¡Ay! Si tu padre supiera
En que piensas, como piensas.
.
(Vuelve todo a ser penumbras, se acentúa el fondo musical. Se inicia lo que llamo una sinopsis
compuesta o armada con situaciones o fragmentos lo que ha de ser o venir luego)
.
(Se cree que amanece, una fina luz rosada, densa, ingresa por el único pequeño ventanal con
barrotes, rejas. Gradualmente coloca el espacio escénico en el que los pocos elementos que lo ocupan
van cobrando relieve. Cristóbal está en la cama, debe vestir esos largos camisones en que se
embolsa a los pacientes; de una tela rústica, cruda. Se escucha como nutridas voces de pájaros, que
asemejan a la vez instrumentos musicales, imitando, recreando el despertar de la naturaleza.
Cuando la luz es tenue o apenas insinuada, se escuchan las voces de Cristóbal e Isabel que dicen:)
.
CRISTÓBAL: ¿Qué es ese resplandor, Isabel?
.
ISABEL: Es el resplandor de la hoguera, en que arde Giordano Bruno.
.
CRISTÓBAL: Está amaneciendo.
.
ISABEL: Es la luz que desprende la hoguera del campo di Fiori.
.
CRISTÓBAL: Es la aurora ¿No oyes el canto de los pájaros?
.
ISABEL: ¡Estúpido! Te empeñas, te empecinas, en ver lo que no es. Es el
crujir de los maderos que arden. ¿No hueles la carne chamuscada
de Giordano?
¿Amanecer?... (Sarcástica)
¡Noche, noche cerrada!
Una noche que se me hace eterna Cristóbal.

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(Cristóbal se revuelve en la cama. A Isabel no se la ha visto todavía. Luego de una leve pausa de
sombras a de ir siendo ella, Isabel, una sombra en la pantalla)
.
CRISTÓBAL: (Delirando en su lecho de enfermo)
Es un archipiélago de islas, allí viven, en esa bahía, en que el mar
es un espejo transparente, andan desnudos, el clima...
hoy tengo audiencia con su Majestad la reina Isabel...
¿Oyes las chirimías?
Ella me recibirá.
Vísteme madre, vísteme de almirante. Hoy es el gran día.
Ella se llama Isabel, como tú.
.
ISABEL: Vas a enloquecer a la Reina, intentando hacerle creer en tus delirios.
Pobre mujer, no sabe con quién se mete.
Tu padre está muy enojado contigo.
.
CRISTÓBAL: ¿Por qué está enojado conmigo?
.
ISABEL: ¿No te acuerdas de lo que has hecho?
.
CRISTÓBAL: No... ¿Qué es lo que hice?
.
ISABEL: Rompiste las sábanas, para hacer las velas de tus navíos.
.
CRISTÓBAL: ¿Y por eso está enojado?
.
ISABEL: ¿Te parece poco?
.
(Apagón repentino, ruidos de clínica quirúrgica, grito, luz violenta)
.
CRISTÓBAL: ¿Dónde están? ¿A dónde los llevaron?
.
(Entra Isabel)
.
ISABEL: Están bien guardados.
.
CRISTÓBAL: ¿Por qué me los quitaron?
.
ISABEL: Cuando recuperes tu sano juicio te serán devueltos.
.
CRISTÓBAL: (Sentado en la cama) ¿Y con qué voy a llorar ahora?
.
ISABEL: ¿Por qué quieres llorar?
.
CRISTÓBAL: Porque me hace bien.
.
ISABEL: ¿Qué tienes debajo de la almohada?
(Saca algo y se irrita y asombra)
¡Canela! Si, es canela.
¿Cómo la has conseguido?
¿Cómo vino a parar aquí?
Viajas de noche; cuando todos duermen, tú te escapas, navegas.
¡Incurable!
¡Trajo canela doctor!
Así le diré al Dr. Fernando.
Te aprovechas de las sombras.
.
CRISTÓBAL: La sombra es un estado de la luz.
¿Quién dijo eso?
.
ISABEL: ¡Algún loco como tú! ¿De dónde sacas los materiales para construir
tus delirios?
Las tablas del piso las hizo mástiles, jarcias. Las sábanas,
velas.
Y esos vientos!... De dónde traes esos vientos.
Tu locura te salva Cristóbal, aférrate a ella.
¡Debes pasar por demente, sabes...!
Hacer de la demencia tu navío, si dejas de navegar, te pierdes.
¡Lo sabes!
Apréndetelo, convéncete.
Tu locura te salva Cristóbal, cual milagroso eclipse de los sentidos.
Eclipse del satélite terrestre, la luna es tu aliada
¡Zarpa! Suelta amarras. Leva anclas
¡Hombre!

(Se entiende que aquí termina la nombrada sinopsis, cambia el ambiente con un pasaje en
penumbras en que se inicia una festiva y sensual música cortesana al pie que da a Isabel con su
parlamento final)

Se extiende una alfombra roja que atraviesa el escenario desde el fondo


donde se ha elevado imprevistamente- al oírse los acordes que dan relieve adecuado
- un aparataje, que lleva recortada la figura de la reina Isabel, que lleva como fondo,
la pantalla en que ahora se proyecta el diseño de un lujoso y rico tapiz palaciego.
Responde el aparataje a esas conocidas imágenes que usan los fotógrafos en ferias y
parques - por lo cual debe tener huecos en los que meter su cabeza y brazos la
interprete que ha de jugar a ser la reina Isabel, en esta circunstancia. El que cree ser
Colón, avanza por el sendero que señala la alfombra, música cortesana, da atmósfera
y acompaña su marcha hacia la imagen de Isabel.
Lleva Colón, rollos de mapas y documentos, puede que hasta un astrolabio
y compases. Al frente de la imagen se arrodilla y besa lo que figuran ser los pies y
luego las manos, con cuyos brazos desnudos se complace y acaricia, se abraza luego
al aparataje y entrando a delirar y entusiasmarse pasea sus manos extasiado ante este
símbolo femenino a quien recorre como un territorio de delicia y revelaciones
descubriendo sus zonas, deslumbrado.
La actriz que encarna el rol o los roles de las Isabeles, con soberbia
grandeza está calzada en el aparataje y deja hacer, inconmovible o contenida hasta
que corresponda estallar con su respuesta.

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CRISTÓBAL: Al soltar amarras. Levar anclas.
Al zarpar...
cuando la mano, toca, se apoya sobre una tersa piel y la navega,
se desliza, llevada por diversos vientos.
Temerosa trémula anhelante.
Recorre zonas en las que descubre territorios fulgurantes;
que acaudalan sustancias, delicias. Fuentes de las que fluyen
excitantes bandadas de aves no previstas.
Aladas maneras que animan los sentidos.
Va la mano, navío venturoso a tocar embriagantes edenes, en los
que, busca perderse...
.
ISABEL: Busca perderse...
buscas perdernos.
¡Perdición!
Eso es lo que has de lograr, torpe demente, o acaso no sabes que
nos vigilan, nos espían.
Me tienes aquí amarrada en este juego del que no puedo
arrancarme. Es un juego mortal el que propones.
Creo que lo mejor, es que te embarques, que zarpes de una vez.
Estoy sujeta, presa en tu demencia. Suicida.
Toda la corte sospecha, somos el tema del día.
No se habla más que de nuestra secreta, enfermiza pasión.
¿Quién te ha enviado a perturbar mi existencia?
Yo me debo a mi reino... no a este juego sin porvenir ni destino.
Debo hacer todo lo imposible para que te embarques.
.
CRISTÓBAL: Si... Tú puedes Soberana, he de traer a tus pies un universo.
Tesoros que nunca nadie haya soñado te ha de traer este vasallo.
Dile al Dr. Fernando que me devuelva el sueño.
Necesito mi sueño.
Mi padre no me deja jugar a ser marino.
El Rey se niega a recibirme.
.
ISABEL: Lo requieren serios problemas de Estado, lo agobian asuntos
prácticos, el Reino afronta peligros concretos que no puede
postergar ni desatender.
.
CRISTÓBAL: ¿Lo mío, acaso no es serio y concreto?...
.
ISABEL: Lo tuyo es un sueño, una fantasía.
.
CRISTÓBAL: ¿Una irrealidad?
.
ISABEL: No, no quise decir eso, sino que...
.
CRISTÓBAL: Por qué no se me concede una audiencia?
(Toma los mapas y documentos que despliega frente a Isabel la Reina)
Tengo pruebas, documentos, testimonios que demuestran que...
.
ISABEL: Si,... confía en mí, yo lo persuadiré, yo creo en tus proyectos, me
seduce tu empresa, a mi me tienes convencida.
Aunque...a veces, debo serte franca, a veces dudo...
dudo y temo; me espanta la idea de que nada sea cierto, de que
nada exista, que tan sólo sea un engendro diabólico de tu
afiebrada mente.
.
CRISTÓBAL: ¿Y estos mapas?...
¿Y las historias que cuentan los navegantes?
Los que se han aventurado por esas regiones.
¡Es que acaso debo buscar qué Nuevos Testimonios!
Aquí están las... pruebas visibles de...
.
ISABEL: Si... si puede que... puede ser cierto,
pero las antípodas Cristóbal... ¡Las antípodas!
San Agustín declara que la teoría de las antípodas es
incompatible con la verdadera fe.
¿Hay alguien tan desatinado que crea en la existencia de las
antípodas, hombres que están cabeza para abajo...caminando con
las piernas hacia arriba y la cabeza colgando?
Que los árboles crecen para abajo y llueve y graniza y nieva para
arriba?
¡El disparate de que la tierra es redonda es el origen de la absurda
fábula de las antípodas!
.
CRISTÓBAL: Majestad... Si los murciélagos pueden dormir colgados de sus
patas, si muchos insectos transitan muy naturalmente el cielo
raso... Puede haber seres humanos capaces de andar con la cabeza
para abajo, diga lo que diga San Agustín.
.
ISABEL: ¡Converso! ¡Marrano, renegado!
¿Vas a negar ahora lo que afirman los Santos?
¡Herejía! ¡Eso es herejía!
.
CRISTÓBAL: Volatineros hay que pasar media vida caminando con las manos,
sin que los humores sanguíneos les revienten las sienes. También
me contaron de santones que, en las Indias, se paran con los
codos y, teniendo el cuerpo tieso, pueden pasarse meses con las
piernas en alto.
.
(Cristóbal hace cabriolas y se desplaza parado de manos frente a Isabel)
.
ISABEL: Pruebas, pruebas de volatineros...saltimbanquis, no respetas lo que
opinan los santos y sabios teólogos.
.
CRISTÓBAL: (deja de hacer cabriolas y pruebas de equilibrio y responde alterado)

221
¿Eso es lo que soy, según ustedes?
Un marrano, herético, renegado, un converso aventurero, un
saltimbanqui, un volatinero del espacio...
.
ISABEL: Si te desesperas no podré ayudarte, debes tener calma y paciencia.
.
CRISTÓBAL: Se nos va la vida majestad, Soberana mía, se nos va la vida en esta
estéril, inútil espera. Y temo, temo mi más grande temor es que
otro se nos adelante, que otro nos arrebate esta gloria.
.
ISABEL: ¿Otros? ¿Quiénes? ¿Existen aún más locos?
.
CRISTÓBAL: Los que quieren devorar a este imperio. Cada momento
perdemos le estamos entregando el futuro a nuestros enemigos.
Es urgente salir, zarpar, no demorarnos más, adelantarnos a ellos.
.
ISABEL: Adelantarnos a ellos. Ellos son la pesadilla de Fernando.
Fernando busca sanear estos dominios. Extirpar la plaga herética
que lo infecta, debilita y divide.
Él es un médico estadista.
Gobierna sus territorios como un galeno su clínica.
Es su estado algo así como un hospicio u hospital.
.
CRISTÓBAL: O una cárcel, mazmorra o reclusorio.
¿Qué dice de mi el Rey Fernando?
.
ISABEL: Dice que eres un poeta, que deberías dedicarte a la literatura.
El arte de la navegación requiere mentes lúcidas y precisas.
Cálculos matemátcos y astronómicos.
.
CRISTÓBAL: (Delirando camina y dice)
La isla se llama, la llaman los nativos “Guanahani”.
Es bastante grande y muy plana y con árboles muy verdes y
mucha agua, y una gran laguna en medio sin montaña alguna.
.
ISABEL: Eso está bien, delira, delira que así te proteges.
No dejes de delirar, Cristóbal, por tu bien, te lo suplico
..
(Comienza a salir del aparataje y asumir el Rol de enfermera)
..
CRISTÓBAL: Creo que el paraíso está en un lugar donde no puede llegar nadie,
salvo por voluntad divina, tiene la forma de una montaña áspera
y se parece al cabo de una pera...
(Cristóbal se ha ido acercando a Isabel enfermera y tomando, apoyando su mano en el pecho, en
un pecho de ella, continúa su delirio...)
...O al pezón de una teta de mujer, y poco a poco andando hacia
allí desde muy lejos se va subiendo a él. Grandes indicios son
éstos del paraíso terrenal porque el sitio es conforme a la opinión
de esos santos y sabios teólogos.
ISABEL: ¡Nos vigilan!
Debo simular... No puedo seguir tu juego.
Entiende mi situación.
.
CRISTÓBAL: ¡Es terrible! Ya no sé cuándo eres mas real y cierta.
Si cuando te haces cómplice o cuando me reprimes y niegas.
¡Isabel! Necesito ir al baño.
.
ISABEL: (Mientras se ocupa de poner orden en las cosas) No es hora.
.
CRISTÓBAL: No será la hora pero mis necesidades no saben de horarios. No
me obedecen.
.
ISABEL: Si continúas razonando de ese modo, nadie va a creer en tu
locura.
.
CRISTÓBAL: Estoy harto de este juego.
.
ISABEL: ¿Qué prefieres. La horca o la pira?
¿Que te ahorquen? O que te quemen vivo en la plaza pública.
Tal vez pudrirte en un oscuro calabozo, sometido a toda clase de
torturas y vejámenes.
¿Quieres que te corten la cabeza?
Representa tu locura, con toda la fuerza de verdad que tu talento
te permita. De tu representación pende tu vida ¡Entiéndelo!
.
CRISTÓBAL: ¿Y tú por que te arriesgas?
.
ISABEL: No lo sé... Ni quiero saberlo... Es así, como es, lo vivo... Lo...
¿Todavía quieres ir al baño?
.
CRISTÓBAL: No, ya no. Ahora quiero dormir, tengo hambre, sed... No sé... que
quiero... Tal vez morir, que esto termine. Ponerle fin...
.
ISABEL: ¿Eso quieres? (Se toman de las manos apenados, dolidos, cariñosos)
.
CRISTÓBAL: Sí... No... Es que no veo para que seguir...
Fingiendo que... ¿Vale la pena acaso...?
.
(Ella le pasa su mano cariñosamente por la cabeza, trata de acostarlo)
.
ISABEL: Trata de dormir, ven...
.
CRISTÓBAL: No, prefiero estar...
.
(Él desvía la intención de Isabel y se sienta, Isabel inicia su andar hacia la puerta)
.
CRISTÓBAL: ¡No, no me dejes!
.
ISABEL: Es que...tengo que atender a los demás
.
CRISTÓBAL: ¿A ellos los tratas como a mí?

223
ISABEL: ¿Cómo?
.
CRISTÓBAL: ¿Juegas como lo haces aquí conmigo?
.
ISABEL: Es mi trabajo.
.
CRISTÓBAL: ¡Qué horror!
.
ISABEL: ¿Cual es el horror?
.
CRISTÓBAL: Que no me dejen zarpar.
.
ISABEL: ¿Otra vez vuelves con eso?
.
CRISTÓBAL: ¡Quiero hablar con el doctor!
.
ISABEL: El doctor Fernando, si te ve...si te escucha hablar así...te volverá a
poner el chaleco de fuerza, ¿Te has olvidado del electro...?
.
CRISTÓBAL: ¡No! No tiene derecho...
.
ISABEL: (Señalando el chaleco de fuerza) Allí está colgado, piensa lo que pides.
..
CRISTÓBAL: ¿Que le cuentas de mí al doctor?
.
ISABEL: ¿Qué crees tú que le cuento?
.
CRISTÓBAL: Que estoy loco de atar.
.
ISABEL: ¿Exactamente!
.
CRISTÓBAL: ¿Por qué lo haces?
.
ISABEL: No lo sé... Francamente no sé por qué me ocupo de ti.
Será por que me he acostumbrado.
Tal vez... Si me faltaras... Pienso... En un vacío... Que no sabría
resistir Llevamos demasiado tiempo en este juego.
Me he acostumbrado, lo necesito.
.
CRISTÓBAL: ¿Me quieres?
.
ISABEL: No sé si es eso... No, no dije...
.
CRISTÓBAL: ¿Qué es entonces lo que nos pasa?
Quién nos trajo aquí para jugar con nosotros.
.
ISABEL: No sé... Creo que... Ahora es mejor que duermas.
Sosiégate, descansa y sueña.
Luego, mañana, me contarás tus sueños y jugaremos, jugaremos a
ser Colón, Colón y la reina Isabel.
.
(Lo acuesta, bajan lentas las luces, se escuchan grillos, por la ventana se ven astros que titilan,
penumbras de pesadilla, pasos, hierros, cadenas de confinados, o galeotes que chocan y se arrastran,
voces apagadas, confusas, choques metálicos de instrumentos quirúrgicos, se distingue entre los sonidos y
voces en off, palabras como: extirpar, extraer, operar, quitar, atacar el foco, anestesiar, localizar.
Profundo, denso silencio que rompe el grito de Cristóbal)
.
CRISTÓBAL: ¡Isabel, Isabel!
.
(Golpe de luz, hiriente, emerge de ampolleta desnuda o lamparíta, cuyos filamentos vibran bajo una
pantalla que cuelga sobre la cama de Cristóbal, quién está sentado sobre el lecho, cegado, expresando
su pánico de no vidente) (Entra Isabel, vestida de blanco, como una ráfaga, atónita)
.
ISABEL: ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas de ese modo?
.
CRISTÓBAL: Isabel, me los han quitado. Los arrancaron mientras dormía.
.
ISABEL: Ya lo sé, ha sido del doctor Fernando.
.
CRISTÓBAL: ¿Por qué, que es lo que quieren?
.
ISABEL: ¡Alégrate! Eso significa, que los has convencido de tu locura.
Se los llevaron para limpiarlos.
.
CRISTÓBAL: ¿Limpiarlos?
.
ISABEL: Van a averiguar que te hace ver lo inexistente, lo irreal.
.
CRISTÓBAL: ¿Eso quieren decir que me los van a devolver?
.
ISABEL: Una vez que los limpien, puede ser...
.
CRISTÓBAL: ¿Puede ser? Has dicho puede ser...
.
ISABEL: Puede ser... eso dije... si no, piensa que has perdido tan solo los
ojos que gracias a ellos, conservas la vida. Has tenido suerte, se
interesaron por tus ojos y te han dejado con vida, aún.
Mejor es que te acostumbres a estar sin ellos, total aquí, no tienes
mucho para ver.
.
CRISTÓBAL: ¿Y... Cómo haré... Para escribir?
.
ISABEL: ¿Escribir qué...? se puede saber...
.
CRISTÓBAL: Mi diario de viaje.
.
ISABEL: Si, no lo había pensado...
.
CRISTÓBAL: Que me los devuelvan ¡exijo que me los devuelvan!
.
ISABEL: Olvida esa palabra.
.
CRISTÓBAL: ¿Cuál?
.
ISABEL: “Exijo” Tú no puedes exigir nada, ni reclamar nada.
.
CRISTÓBAL: ¿Entonces, cómo haremos?
.
ISABEL: Me dictarás y yo escribiré, en tu cuaderno de bitácora.
225
CRISTÓBAL: Quiero que escribas ahora mi viaje de anoche.
.
ISABEL: ¿Dónde está el cuaderno?
.
CRISTÓBAL: Debajo de la almohada. El lápiz también
.
(Isabel busca debajo de la almohada, saca junto con el cuaderno y el lápiz una rama de canela. Se
sorprende, la huele y se dirige a Cristóbal alarmada y severa)
.
ISABEL: ¡Cristóbal! (Lleva la rama de canela hacia las narices de Cristóbal)
¿Qué es esto? ¿Qué significa esto?
.
CRISTÓBAL: Canela... ¿no sabes oler?
.
ISABEL: Ya lo sé, lo estoy viendo...pero...
.
CRISTÓBAL: ¿Si lo sabes, qué me estás preguntando?
.
ISABEL: Te pregunto ¿cómo apareció, de dónde la has traído?
.
CRISTÓBAL: De Indias. He navegado hasta allí, y traje canela. Para hacerlo ver,
hacer que Fernando vea. Convencerlo de la existencia de esas
tierras, de las inmensas riquezas ciertas que...en ellas nos aguardan.
.
ISABEL: ¡Imprudente! ¡Torpe! Yo me desvivo vigilando, cuidándote y tú
cometes este fatal descuido. Canela debajo de tu almohada.
¿No entiendes qué te puede suceder si te descubren? Si llega a
manos del Dr. Fernando?
Ya no estarías aquí, bajo mi protección. Te llevarían a otros
pabellones con los que yo no tengo nada que ver. Y no quiero
perderte. ¡No quiero perderte! ¿Me escuchas?
Estás ciego, claro que estás ciego.
Para qué quieres tener ojos si no los usas, para ver lo que hay que
ver?
.
CRISTÓBAL: Los quiero para llorar..
ISABEL: ¿Ahora quieres llorar?
.
CRISTÓBAL: No, ahora no. Ahora tengo rabia.
¿Dónde estás?
.
ISABEL: Aquí sentada, junto a la mesa.
.
CRISTÓBAL: ¿Qué haces allí?
.
ISABEL: Esperando que me dictes. Que me digas lo que debo escribir en
tu cuaderno de bitácora..
CRISTÓBAL: Ah...si es cierto, pero así no puedo.
.
ISABEL: Qué pasa, qué te ocurre...
CRISTÓBAL: No te veo, no me acostumbro a no verte,
necesito tocarte.
Llévame junto a ti.
.
(Isabel lo lleva junto a ella, se sienta y Cristóbal permanece detrás, de pie, tomado de los hombros
de Isabel)
.
ISABEL: ¿Te has dado cuenta, que ahora, dependes de mí, más que nunca?

CRISTÓBAL: Si, y noto que eso te alegra.

ISABEL: De cierta manera sí. Tú no sabes cuidarte.

CRISTÓBAL: (Cristóbal inicia su relato, emocionado, cargando la descripción que hace,


de contenidos que resultan ser extraños a lo que dice o se está refiriendo)
“La Niña...” Tiene un bauprés, dos botavaras, una de proa, y otra
de popa, las velas de los cuatro palos son viejas o gastadas, pero se
lleva a bordo un juego adicional de velas nuevas, para el palo
mayor y el de trinquete.
Llevamos en total 1143 Kg. de soga nueva de cáñamo para
cables, jarcias, amarres, bolinas y drizas.
Escaleras de cuerda y 68 poleas.
Un ancla de 90 Kg. y otras dos más pequeñas, un hacha de
azuela, una sierra y un escoplo para calafatear.
Sobre la cubierta se lleva un bote pequeño de seis remos.
¿Estás escribiendo?
.
ISABEL: Si... ¿no lo ves?...

CRISTÓBAL: ¡Isabel!

ISABEL: ¿Qué?
.
CRISTÓBAL: Era en el mar, un placer tan grande el gusto de la mañana, que no
faltaba sino oír a los ruiseñores...

ISABEL: ¿Ya estás navegando?

CRISTÓBAL: El camino más breve para ir al país de los aromas.


Ellos se hicieron a la mar huyendo de la pobreza, del amor, de la
cárcel o de la horca.

ISABEL: Ciego cómo estás ¿cómo haces para seguir viendo Cristóbal?
Ha sido inútil que te quitaran los ojos.

227
CRISTÓBAL: Es un archipiélago de islas, allí viven, en esa bahía, en que el mar
es un espejo transparente. Andan desnudos, la armonía reina entre
esas gentes.
.
ISABEL: Son las ideas de ese hereje Tomás de Moro.
Te van a decapitar como a él.
.
CRISTÓBAL: ¡No, no son sus ideas, no fue él quien nos metió esas ideas!
Fuimos nosotros, los marinos, quienes le enseñamos a él, la
existencia de otros mundos.
En el puerto de Amsterdam, bebiendo cerveza con nosotros, se
bebió también nuestros relatos de viajes.
¿Sabes qué quiere decir utopía?
Lugar que no existe. Él no creía en lo que le contábamos. Delirios
de borrachos decía...
.
ISABEL: ¿Y acaso no lo era?
.
CRISTÓBAL: ¡No, No Isabel!
¿Qué debo hacer para que me crean?
¿Qué pruebas son necesarias para convencerlos?
¡Isabel!
.
ISABEL: ¿Qué quieres?
.
CRISTÓBAL: ¿Sientes que te estoy tocando?
.
ISABEL: Por supuesto
.
CRISTÓBAL: ¿Sientes mis manos de ciego, de no vidente?
.
ISABEL: Las siento.
.
CRISTÓBAL: Así, así de palpable y cierto es lo que digo y cuento.
Lo siento así de real, no es necesario verlo, se lo siente, se lo vive,
carnal, palpitante, hasta mezclarse fundirse en los sueños.
Así es el mar caribe. Mar poblado de islas, de prodigios, de seres
mitológicos. Allí los dioses fueron amantes generosos, allí hay
sirenas que seducen y embriagan con sus cantos a los navegantes,
para conducirlos a regiones del placer, de la embriaguez divina de
los sentidos.
¡La sirena Isabel!
.
ISABEL: ¿Qué haces Cristóbal?
.
(Mientras surge aparataje que figura ser una roca, esas que emergen junto al mar. Sobre ella reposa
una bella sirena que ha de tener huecos, allí donde la intérprete que encarna Isabel ha de colocar su
cabeza, sus senos y brazos desnudos)
.
¡Qué poder terrible el de tus sueños!
Se apodera de mí, me lleva, no puedo resistirme a sus fuerzas.
¡Sí, Cristóbal! Ya soy la sirena,
la sirena que nace, que engendra tu mente.
Tu mente prodigiosa y fecundante que genera mundos, territorios,
reinos.
.
(Isabel avanza lentamente hacia el aparataje, donde se instalará en el momento que diga “que
retornan, o posible, también, un sueño que has tenido”)
.
CRISTÓBAL: Esto ya me ha sucedido antes.
.
ISABEL: Y te ha de seguir sucediendo.
.
CRISTÓBAL: ¿Por qué?
.
ISABEL: Porque tú te lo buscas.
.
CRISTÓBAL: Vuelven para tornarse nuevo dolor..
ISABEL: Tu nuevo mundo. Tal vez no sea más que eso.
.
CRISTÓBAL: ¿Nada más que...? Tan solo...
.
ISABEL: Tan solo nuevos dolores, Cristóbal.
.
CRISTÓBAL: Que vuelven a sucederme...
.
ISABEL: Que retornan o posible, también, un sueño,
un sueño que has tenido. Adonde me has llevado.
(Aquí Isabel ya está convertida en sirena)
¡Adónde me has llevado!
.
CRISTÓBAL: ¡No! No soy yo el que te lleva, (Cristóbal de pie frente a la sirena)
Soy el atraído, el que navega hacia esos reinos, que como piedra
imán, arrastran a la aguja febril de mi brújula.
Son ellos los que me atraen, llevan, embrujan con su piedra imán.
¡Soy el llevado, no el que lleva!
¡No el que somete, sino el sometido!
Él sino es quien me lleva.
.
(Al frente de Cristóbal, el cuadro fantaseado de mar y sirena que gana en clima de encanto y
seducción con el apoyo de rica y rítmica música tropical de generosa sonoridad. Con voz melodiosa
sensual y seductora comienza a cantar la sirena)
.
ISABEL:
VEN,
VEN A MIS BRAZOS VEN,
NO SUSTENTES TEMORES
TRISTE MORTAL
YO SOY QUIEN ALIENTA TU NAVEGAR
VEN,
229
VEN A MIS BRAZOS VEN,
DESVENTURADO SER,
AQUÍ HALLARÁS CONSUELO
A TU PADECER.
MIRA LAS NUBES PASAR,
MIRA EL SOL ALUMBRAR.
LO QUE ESTÁ POR NACER
TUYO SERÁ
TUYO HA DE SER
TUYA
TUYA HE DE SER
LA ESTRELLA TRAMONTANA
MÍRALA BRILLAR
VEN
VEN A MIS BRAZOS
VEN AL CALOR TROPICAL
¡AY! QUE SABROSURA
LLÉVAME CONTIGO
SÁCAME DE AQUÍ
LIBÉRAME
LIBÉRAME MARINO
SÁCAME DE AQUÍ
QUE NO PUEDO MAS
SÁCAME DE ACÁ SÁCAME DE AQUÍ
SÁCAME DE ACÁ
PÓNMELA ALLÁ
PÓNMELA ACÁ
ALLÁ DONDE SABES
QUE ME GUSTA MÁS
QUE ME GUSTA MÁS
ACÁ ALLÁ
ALLÁ ACÁ
QUE ME GUSTA MUCHO
MUCHO
MUCHO MÁS
ACÁ ALLÁ... ACÁ ALLÁ.
.
ISABEL: (Interrumpe repentinamente, luego de haber entrado en el ritmo febril del
canto y danza)
Todo esto es una demencia, una locura
(Se miran en silencio, detenidos por la palabra “locura”)
.
CRISTÓBAL: Locura has dicho?
(Pausa en que se observan desconcertados, confusos, corta Isabel esta
situación, iniciando la tarea de ordenar, devolver un orden a las cosas)
ISABEL: Ya basta, no podemos seguir este juego de alienados, maniáticos,
suicidas.
Esconde todo que llegó tu madre.
Ayúdame a cambiar, ocultar las cosas.
Prepárate que tu madre viene a bañarte y acostarte. A darte las
buenas noches.
.
(Ocultan todo los elementos que utilizaron en la escena anterior. Isabel adopta el personaje de la
madre. Trae toallas blancas, una gran palangana, una jarra con agua tibia, esponjas de mar o
vegetales, un paño. Tal vez trae oculta una cadena oscura y gruesa)
.
ISABEL: ¡Es hora del baño Cristóbal!
Quítate las ropas (Coloca la palangana en mitad de la escena, cae
luz cenital intenso verde sobre ese espacio)
Es bastante tarde. ¿Oyes los grillos?
¡Mira! La estrella tramontana ¿será la osa mayor aquella?
(Le quita el camisón de interno alienado)
¡Cómo es posible que estés tan sucio! (Con toda naturalidad lo ha
desvestido, queda Cristóbal parado desnudo en mitad de la palangana)
Dónde has estado revolcándote? (Isabel moja la esponja en el
agua y la frota por el pecho, espalda, piernas, mientras comenta)
Mira, hasta lodo, barro pegado al cuerpo
¡Dios mío! Y esto que es?... es sangre. Sí es... son coágulos de
sangre. ¿En qué te has metido? ¡Me da miedo!
¡Que no se entere tu padre, hijo mío!
¿Qué es lo que te propones, terminar en una mazmorra
encadenado? Con quiénes te asocias, en qué empresas andas?
(Lo saca y envuelve en una enorme toalla blanca mientras continúa sus
reproches y comentarios dolida y alarmada)
Hay oro, polvo de oro entre los coágulos de sangre,
oro entre el lodo y los coágulos de sangre.
Oro, lodo y coágulos...
.
CRISTÓBAL: ¡Madre! (Se escuchan campanas de templos distantes)
.
ISABEL: ¿Qué hijo?
.
CRISTÓBAL: ¿Qué son esas campanas que suenan a estas horas?
.
ISABEL: Ha caído Granada, se rindieron los moros.
.
CRISTÓBAL: ¿Hay fiesta?
.
ISABEL: Si hijo, hay grandes fiestas.
.
CRISTÓBAL: Puedo ir?.
ISABEL: No. No puedes..

231
CRISTÓBAL: ¿Por qué madre?
.
ISABEL: El Dr. Fernando...
.
CRISTÓBAL: Fernando me odia.
.
ISABEL: No digas eso, él hace lo que cree justo y necesario.
.
(Isabel coloca en la mano de Cristóbal la cadena que estaba oculta entre las cosas que trajo para
el baño)
.
CRISTÓBAL: ¿Y esto...?
.
ISABEL: Te las envía el Rey Fernando. Quieres que te las coloque, para que
te sosiegues.
Dice que te hará bien.
Ahora vístete y a dormir.
.
(Isabel le viste con un camisón limpio, lo sienta en la cama y mientras lo peina Cristóbal hace
sonar la cadena como jugando con ella. Se escucha música tierna de canción inocente, Cristóbal,
atendido, arrullado por su madre, llora lastimoso, triste, Isabel le canta una canción de cuna)
.
ISABEL:
POR QUÉ LLORA EL NIÑO
POR UNA MANZANA
QUE SE LE HA PERDIDO
.
CRISTÓBAL: La felicidad, Madre. No tiene asidero ni puerto.
Es algo así como el perfume de la canela.
Como la embriaguez que emanaba de tus pezones...
.
ISABEL:
EL NIÑO QUE LLORA,
LLORA SIN SENTIDO,
POR UNA MANZANA QUE SE LE HA PERDIDO.
EL NIÑO QUE LLORA,
QUIERE NAVEGAR,
EN BARCO VELERO VA HA CRUZAR EL MAR.
EL LLANTO DEL NIÑO ES LLANTO SALADO,
BUSCA LA MANZANA QUE SE LE HA EXTRAVIADO.

TELÓN

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