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NOVELA

“LA MUERTE TIENE CARA DE MUJER”

Autor: Ing. JESÚS MARTINÉZ ENSÁSTIGA.

Solapa FOTOGRAFIA de autor.

Jesús Martínez Ensástiga.


Oriundo de Tlaltenco, Tláhuac,
Hoy Ciudad de México,

1
Nació en octubre de 1952
Tlaltenco, fue fundado por los
chichimecas, y significa, “Pueblo a la
orilla de la tierra”.
Donde aún se respira aire puro y huele a
tierra mojada.
Amante de las artes universales, la
pintura, la arquitectura, la escultura, la
ópera y el bel canto, apasionado de los
grandes compositores, el valet clásico y el
moderno amante de la naturaleza
humana y del paisaje.
Ingeniero químico industrial, polifacético,
es un hombre admirador de la literatura.
Como escritor nos sorprendió con “Los
Surcos de mi Memoria”, que habla de la
identidad ancestral universal.
Su segunda obra nos revoluciona la
mente.
“Mi niñez Perdida”, que nos relata la
transformación de un ser, que afirma que

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somos, loque sentimos, loque vivimos en
la época más maravillosa de nuestra
niñez.

Ahora, incursiona con;

La Muerte tiene Cara de Mujer ,


Su tercer libro, en el género literario de
la Novela.
Es una obra impactante, que te removerá,
los recuerdos de tu pasado ancestral, que
aún existen en tu genética y te llevará al
clímax de tu sexualidad, las emociones
humanas que palpitan en tu corazón y
vibran en tu piel, esto te quitará el
aliento, te enmudecerá y te recordara
quién eres, es una historia de amor,
supera a la ficción.
Su cuarto libro, Habla de finanzas, de
pobreza financiera de la humanidad, es
un cáncer de las sociedades humanas
universales.
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“DEJA DE SER POBRE”, un análisis del
porqué, y de cómo salir, de ese cáncer
social.

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Dedicatorias:
A todos aquellos hombres y mujeres,
Que han renunciado, a vivir su
sexualidad, su vida vibrante de
emociones, por el temor de ser ellos
mismos y han dejado de ser libres como
el viento,
A los Jóvenes, que empiezan a descubrir el
erotismo, el sexo, en el romanticismo de
su Sexualidad.

A los productores de café.


A los productores de orquídeas.
A los pueblos VASCOS del norte de
ESPAÑA.
A los pueblos VASCOS del sur de Francia.
Al hermoso estado de:
Veracruz. Y a este gran país

5
México.

ojo
Nota: para el diseñador en la contra
portada.

6
Las fantasías están en tu mente y lo
erótico a flor de tu piel, las pasiones, los
deseos, las guardas en lo más íntimo de tu
genética, que son parte de tu ser, de tu
vida pasada y ahora de tu presente.
No importa el tiempo de tu existencia
terrenal, ni del pasado eterno siempre
estarán ahí.
Tu deseo sexual, tu pasión ardiente,
siempre y por siempre, afloraran en tu
cerebro, dando órdenes a tu cuerpo a
actuar, a mirar y sentir la pasión de
acariciar otros cuerpos, a tu piel, que
están ahí, dispuestos a vivir el placer de
Amar.

7
Contra portada: un cuerpo sugerente

8
Esto para el inicio para abrir el deseo
de leer:

La muerte tiene cara de mujer.

Es una historia de amor impresionante, vivida


en este pueblo de magia, en donde los
muertos resucitan, para revivir las pasiones
escondidas.
Te Llevan a la tierra de los muertos, a los
confines de una realidad que crees perdida,
regresan tus pasiones dormidas, la más
profundas de ti, de tu ser, que guardas ahí
donde te da miedo explorar y en tu piel que
vibra llena de interrogantes impregnada de
sudor lamiendo tus labios con la garganta y la
lengua, emitiendo un sonido jadeante, en tu
genética, que trascenderá en lo más inmenso
y lejano de los tiempos.
Las pasiones, el cuerpo las reclama.
9
El alma y el espíritu muestran cicatrices de
sufrimiento, de dolor y de alegrías, siguen
marcadas, en los fósiles de tus huesos, de tu
cráneo, de la vida pasada, ya prestos a revivir
el amor, que un día rechazaste por miedo a
aceptar sentir, las pasiones y los deseos
prohibidos que tu sentias, en tu mente, en tu
cuerpo, y en tu ser.
El alma es una energía divina, explora el
corazón en la intimidad sacando de las
tinieblas humanas, de ahí en la tierra de los
muertos a la tierra de los vivos, es una historia
sin prohibiciones, repito sin censura, llena de
erotismo y sensualidad, con deseos carnales,
llena de realismo erótico pasional, entre un
hombre y una mujer.
“Como remolinos, se revolotean los espíritus,
vuelven del pasado al presente, renaciendo
las energías ardientes, de tu sexualidad”.
“La memoria, en el tiempo no olvida los
recuerdos más íntimos del ser, ahí están,
prestos a salir a la luz, y vivir los momentos
más pasionales de la carne, dejando huella en
el tiempo”.

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“El erotismo de tus genitales, de tu mirada al
interior de tu cuerpo te hace,
Vivir el placer de Amar”.

Aquí inicia la historia.

La vida regresa después de haber estado


ausente, cientos o miles de años, en un bello
campo, de lagos, de ríos, de bosques,
montañas, y mares allá en lo más alto de los
pirineos vibrantes tierras europeas.
Un ser dio el grito, de victoria, diciendo estoy
aquí en el valle de Anáhuac, en los lagos del
sur, a la orilla de la tierra, junto a las
chinampas, en un jacal, donde los pájaros
cantan y arrullan a los seres que acaban de
nacer, las águilas planean sobre las montañas
y los volcanes.
Allá a lo lejos los monasterios, sepultan los
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secretos, de pasiones ardientes de un mundo
prohibido, donde evocaba a Dios, como
principal dador de paz espiritual.

El niño crece empieza a conocer el mundo, a


hacerse muchas pregunta así mismo, sin
encontrar respuesta, veía cosas inexplicables ,
nadando, jugando con los animalitos de los
canales , las ranas, los ajolotes , los peces y
mirando las nubes imaginando figuras, en los
canales, en el campo atrapando se volvió un
hombre, aun jugaba con las mariposas,
atrapando grillos, seguía haciendo amistad
con las ardillas, con los conejos y los pájaros
azules, sensontles, calandrias y gorriones.

Se transformo en hombre fuerte y apuesto,


Emiliano un joven alegre, viril, propositivo,
ojos ligeramente rasgados, de mirada firme de
labios carnosos y crueles.
Marcado por una vieja cicatriz, que aún existe
en su frente, del trayecto de la vida, existen
más cicatrices, en su alma, en su espíritu, en
su cuerpo, que duelen.
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Hombre criollo, mezcla de dos razas,
potencialmente especiales, orgullo de la raza
de bronce “La Azteca”, y a la raza de los
“Vascos”, genético temperamental, motivo
de su existencia, aún sigue buscando su
pasado, dando pasos, para saber la historia y
al encuentro del destino que se formó.

Emiliano, se encuentra en su estudio,


admirando el paisaje, frente
Al Popocaté petl Y al Iztaccíhuatl.

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La sierra Santa Catarina se muestra
imponente ante sus ojos, en el valle de
Anáhuac, ahí nació por encima vez, porque él
no conoce de su historia pasada.
Pendiente y relajado espera paciente el
trabajo y la aventura, en espera del llamado,
para la acción.
Este hombre, con temperamento y carácter
firme, amante del universo y la tierra,
Hombre sensible, que guarda memoria en sus
genes ancestrales, herencia bendita o maldita.
Derrotas y triunfos de grandes batallas, que
no recuerda, si pacto con el diablo o con Dios,
vive como las aves migrantes, que regresan a
su lugar de nacimiento, guía de sus instintos y
memoria genética.
Se termina el momento de espera, Emiliano
escucha el llamado de su jefe, sus servicios de
ingeniero constructor se requieren, es hora de
trabajar, llego la hora lo cual lo hacía sentir
feliz.
Sentía que se prolonga su existencia, la espera
termino, de volver a lo agitado de su trabajo
de ingeniero y a los placeres de la turbulencia
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pasional del futuro.
En su quietud la danza del fuego le revive sus
pasiones, la música sacra, lo llevan al
misticismo, pianos barrocos, instrumentos de
cuerdas, de viento y lo más maravilloso, las
grandes voces humanas, lo transportan a su
vida pasada, llego el momento el ring, ring del
teléfono, suena y suena.
Este sonido, lo saca de concentración,
aturdido, sacude la cabeza y reacciona, su
jefe, el gerente de construcción, el ingeniero
Arnoldo “El Guachuguiro" lo llama así, era
conocido por la raza, amable y desordenado
pero gentil, hábil siempre, sabía dónde
estaban sus documentos, apreciado por
todos.
A Emiliano lo tenía en buena estima, por
responsable y estricto en el trabajo, fue
emocionante al escuchar la voz de su jefe,
primero un protocolo y después recibía
indicaciones, la ventana del estudio de
Emiliano permanecía abierta, las corrientes de
aire fluían en lo alto de su estudio, en ese
momento, una paloma interrumpe, se para a
su lado, luego vuela a sus hombros, quiere
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evitar esa conversación desea alejarlo de ese
presente.
La paloma blanca con manchas negras,
esponjada, hermosa, le hace un ritual,
gorjeando un cucurucu, como diciendo
atiéndeme a mí, aléjate de ese teléfono.
Emiliano la ignora, el continúa atendiendo las
indicaciones para el viaje, sigue ignorándola,
el cielo anuncia un aguacero, las golondrinas
revolotean en los establos, donde construyen
su hogar, con lodo y el estiércol de las vacas,
su preciado nido, para la continuidad de su
especie.
¿De dónde venían? no lo sé, eran aves
migratorias, en cualquier lugar hay migración,
de aves o de seres humanos, como los
bisabuelos maternos de Emiliano, se toman
los acuerdos para su salida de la gran ciudad,
el cielo nublado, las milpas sedientas, las aves
trinan, llaman a las nubes para mitigar el calor
intenso.
Esa belleza, parte de la naturaleza, como la
metamorfosis de las mariposas, para recibir
las manifestaciones salvajes del animal, como
el deseo sexual, la ternura de la leona en celo,
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la calma que da la música al espíritu, el violín
de sonidos penetrantes, al cerebro, a través
de los oídos, y así le llega el recuerdo, ¿de
hace cientos o miles de años?, ni el mismo
Emiliano lo sabe, pero siente el hermoso
sonido de las cuerdas.
Con ternura habla con la paloma, paciente le
dice estoy ocupado, regresa pronto, la invito a
retirarse, la paloma no hizo caso, Emiliano la
toma y la lanza al espacio.
La conversación termina, se da fecha para la
partida y salir del distrito federal, se va a un
pueblo de Veracruz, un estado de la república
mexicana.
Espero la noche tenía que despedirse de sus
lechuzas, que anidaba año con año en las
terrazas de su cada, aves de la noche, de ojos
redondos miran siempre de frente, brillan sus
diamantes luminosos ante la caída del sol ,
que brilla en el día y duerme en la noche
dando vida a las estrellas del universo.
Espero la noche he hizo el ritual de la
despedida a te la calma de la vida nocturna de
sus aves y los brillantes de sus estrellas, su
trabajo lo espera y el pueblo mágico
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Coatepec, ya lo requiere, pues es un hombre
de fe.
La construcción de una planta industrial,
fascinante para Emiliano, era un gran
proyecto, una gran oportunidad, él lleno de
entusiasmo, acepta nuevos retos en su vida
profesional, él esta habido de conquistar al
mundo, de incrementar su experiencia y
realizar sueños inimaginables.
Se dispone a tomar el viaje, al pueblo
desconocido, al pueblo viejo, pueblo
prehispánico del siglo XVI, en 1560 los
franciscanos llegaron a la evangelización, e
iniciaron la construcción de la primera iglesia,
y ya en el año 1702 al término de la
construcción de la parroquia de san
Gerónimo, y el 25 de octubre de1848 se le dio
el nombre de villa y elevada a la categoría de
ciudad, pueblo de bella arquitectura de
refinados gustos.
Se dice que este pueblo fue tomado por los
españoles a la llegada de Hernán Cortez, ya
que fue el paso obligado para la conquista de
la gran Tenochtitlán, aunque no se tienen
datos fidedignos, de este pueblo hermoso de
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la época de la colonia, mágico, donde la magia
existe en el aire, donde en él se respira
tranquilidad y misticismo, donde los espíritus
existen, pero no se ven, un pueblo con olor a
café, con aromas de esos bosques de maderas
finas, ese pueblo de cascadas y ríos, de gente
bonita, de historias fascinantes, un pueblo
entre las montañas, donde las cúpulas de los
templos tocan el cielo y los ríos llegan al mar.
Los azules del cielo y los verdosos de la selva,
son hermosos los colores de las guacamayas y
los coloridos de las flores, donde la madre
tierra se une con el cielo.
Coatepec pueblo en el estado de Veracruz,
enclavado entre cerros y montañas, allá en lo
alto donde la tierra besa al cielo y se
encuentra con dios, cobijado con grandes
neblinas, lleno de misterios.
La raza es ardiente producto del mestizaje de
los Totonacas raza temperamental con piel de
color cobrizo.
El clima como no hay otros, fríos y calientes
que te abochornan con la humedad de los
bosques, hombres de temperamentos fuertes
y apasionados, cultivadores de orquídeas,
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cultivadores de café, hacedores de sueños,
cultivadores de historias, que se creen
imposibles, pero ahí se hacen realidad, las
mujeres más bellas, de ojos azules y verdes
aceitunados, enmelados de piel blanca y de
piel morena de color cobrizo, tierra donde se
forman las deidades y se respeta el
misticismo, donde se crean pasiones
borrascosas, teniendo como testigo la
constelación del universo.

Son las once de la noche, el tiempo apremia,


el bullicio de la gran ciudad de México, es
Intolerante, las luces parpadeantes de los
automóviles, los semáforos cumpliendo su
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función, cambian sus tres colores, el verde, el
amarillo y el rojo, nadie hace caso de ellos, los
cláxones de los automóviles, no paran de
sonar, los conductores nerviosos, ya
desesperados por no poder llegar a sus
hogares, los autos no avanzan, y el tiempo
corre.
Emiliano cruzando calles, atravesándose,
nervioso con su mochila al hombro, no
importando el peligro, exponiéndose a un
percance, no le importa él tiene que llegar a
tiempo a la central camionera del norte, para
abordar el autobús, que no espera, es puntual
su salida y no hay otra corrida más, hasta el
otro día.
La gente en las grandes filas comprando
boletos, otros atravesándose con las maletas,
una voz aterciopelada, sensual anunciando
salidas y llegadas de las diferentes corridas,
un gran bullicio embriagante por salir o por
llegar, unos por trabajo, otros por placer y
diversión, que fascinante para Emiliano para
él era todo, pues esto era parte de su vida,
feliz de estar ahí con su mochila al hombro, un
hombre sencillo, tenaz ante todos un hombre

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común y corriente.
Por fin, ha llegado a tiempo, escucha el
anuncio de la salida, once cuarenta y cinco,
próxima salida, por favor a la puerta número
dos, preparen sus boletos, decía la voz
aterciopelada, dulce y femenina, ya con sus
maletas cerca del autobús, acalorado, sudado
por el apresuramiento, una sonrisa le pintaba
en la cara, nuevamente la voz cautivadora de
esa dama, invita a abordar el autobús,
enfilado, espera la revisión del boleto, el
maletero procede a guardar la pertenencia de
los viajeros.
Dirigiéndose a Emiliano, el empleado sostiene
el siguiente dialogo:

Señor buenas noches, permítame sus maletas.


Ah, sí desde luego caballero, buenas noches.
¿Apresurado señor?
Si, pensaba que no llegaba, la ciudad es difícil,
pero bueno me voy de viaje de trabajo, a un
lugar maravilloso.
Lo envidio señor, envidia de la buena, siempre
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los viajeros van felices uno que otro
amargado.
Sus problemas tendrán.
Mientras Emiliano toma sus comprobantes de
las maletas el maletero le desea buenos
augurios.
Si señor que tenga buen viaje.
Gracias amigo, por tus buenos deseos.
Emiliano se dirige a la puerta de acenso del
autobús, y recuerda que ha olvidado su cobija,
para protegerse del frio.
¿Qué sucede señor, olvido algo?
Sí, mi cobija.
Oh, si dicen que hace mucho frio, allá por la
sierra madre, en lo más alto de las montañas.
Así es, amigo adiós.
Emiliano se subió al autobús, buscando su
asiento para ponerse cómodo, el chofer
mantenía el motor funcionando, dando la
bienvenida a los pasajeros, e invitándolos a
ponerse los cinturones de seguridad, listos
para el viaje, entonces procedió a cerrar las
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puertas e iniciar la salida, se sentía buen
ambiente de los viajeros, unos leyendo sus
libros preferidos, otros dispuestos a
incrementar sus amistades con sus
compañeros de viaje.
Un niño llora, una madre calma al bebe, el
tráfico del paradero congestionado pero
organizado, el autobús, sale de la central
camionera, a vuelta de rueda, batallando
como todos los automovilistas, al fin se
marcha de la ciudad, el autobús toma la
autopista a Puebla, a paso lento, es ahí donde
inicia la aventura agarrando camino, las luces
de la ciudad se alejan, se ven cada vez más
lejanas, la gente se pone cómoda, pues les
espera un largo viaje, con los ojos cansados y
el run, run del autobús, arrullando a los
pasajeros, les provoca al reposo, al joven
ingeniero, esto le provoca un sentimiento de
libertad, cierra los ojos, bosteza de vez en
cuando, hasta lograr el sueño, tomando la
posición de un feto y por fin se queda
dormido profundamente.
En su mente le aparecen unas imágenes, de
tiempos pasados, o futuros, no sabía, cuando

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habían sucedido lo que se le presentaba,
miraba internamente mientras sus ojos
permanecían cerrados, en que tiempo había
vivido o estaba viviendo, no lo sabía, era
como un sueño, arriba de una montaña o de
un castillo de la edad media, veía a lo lejos
unas copas de palmeras, entre la obscuridad
de la madrugada, un valle con una neblina
espesa negra o unos lagos grisáceos, llenos de
calma impresionantes había vida, todos
dormían plácidamente como escuchando un
concierto de violines, fascinante, un lago a lo
lejos con gansos del cuello doblado, entre sus
alas, bosques y montañas a lo lejos, él solo,
acompañado del firmamento, un ápice de luz,
luna en cuarto menguante, parecía otro
mundo, era bello el paisaje nocturno.
Este hombre dormía profundamente, sus
dientes rechinaban de frio, una voz celestial
susurraba en sus oídos, “todos duermen un
sueño eterno”, en las tinieblas de ese paisaje
misterioso, él quería mirar más allá, la luna
también dormía, daba apenas un ápice de luz
tímidamente, sublime como una oración a la
vida o a la muerte, porque todo es un
principio en el tiempo, había tranquilidad en
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esa noche o ¡madrugada ¡
Emiliano, no lo sabía, pues estaba en un
mundo que desconocía, pasado o presente,
solo el destino lo sabía, como si se quedara
dormido dentro de su sueño, cerrando los
ojos sus parpados se unían el de abajo con el
de arriba, juntando sus pestañas y una
serenidad en su rostro reflejaba paz espiritual,
así también fue cerrando su mente hasta
perderse, sintiendo frio, mucho frio, arriba de
las montañas de la sierra madre oxiden tal, se
acurrucaba, con esa cobija de lana delgadita,
muy calientita a cuadros, entre rojo y negro,
escuchaba el ruido del motor, como
forzándose entre curvas prolongadas y curvas
estrechas, bajando en los caminos, la niebla
espesa de esos pueblos, detenían, la
velocidad del autobús, y nuevamente
Emiliano se quedó dormido.
Dormido como si estuviera perdido, se
escuchaban dentro del silencio, los gritos de
una selva perdida, el lamento de los
pavorreales, el lamento de las almas
extraviadas, en el universo, las deidades
religiosas dan el misticismo, de los Totonacas,

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habitando las tierras de su descendencia, su
fuerza mezclada con la ternura de sus
corazones y su deseo sexual de prolongar la
vida.
Ahí llego este hombre, hombre de vida
especial, que solo la tienen las deidades, en
los cofines del tiempo, y la devoción de sus
genes, no se dio cuenta de las brechas, ni de
las carreteras que conducían a los pueblos,
pasando por Naolinco pueblo de hacedores de
botas y zapatos, entre rocas y cañadas era
uno de ellos, bello pueblo de calles estrechas
e inclinadas, empedradas hombres
trabajadores del campo, y curtidores de pieles
exóticas y hacedores de calzado fino, y
artesanal, silvestres como las aves, nobles
como las almas, con manos de artesanos,
trabajadores de las huertas y fabricantes de
quesos, y el curtido de pieles de reses,
internados en la selva, entre montañas y
caminos escabrosos.
Los ríos buscan sus caminos naturales, bajo
los puentes, de los pueblos mágicos llenos de
misterios, de cultura para la preservación de
la vida, enclavados en la sierra madre,

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caminos que te llevan a la capital veracruzana,
el autobús tomando el camino viejo rodeado
de árboles, los viajeros percibiendo, olores a
jazmines, olores despedidos por los azares de
los naranjales, olores a tierra húmeda, aún
lejos.
El fuereño abrió los ojos y los volvió a cerrar,
neblinas que humedecían las hojas de los
árboles frondosos, dejando caer gotas
transparentes en forma de roció, montañas
milenarias, que guardaban los secretos del
mestizaje y de sus hiervas para conservar la
vida.
El viaje estaba a punto de llegar a su destino,
ya ahí, en ese pueblo como fantasma, solitario
el autobús, sobre las calles empedradas, a
vuelta de rueda avanzaba, ya los pasajeros, se
daban cuenta de ello y despertaban, el
autobús llego y se estaciono.
Entonces el ayudante del carro, grito, hemos
llegado a nuestro destino señores, aquí es
Coatepec, llegamos "Al cerro de las culebras",
hermoso pueblo, frente a él, se encontraba el
cielo, los bosques, los ríos y el café, calles
cortas y prolongadas, Existía una leyenda, la
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de “La culebra” que representaba, a "La diosa
de la tierra y la fecundidad", “La deidad del
Sol y de las Flores”. Representaba a
Quetzalcóatl.

El carro se estaciono, los pasajeros empezaron


a bajar aturdidos y somnolientos, todos
dormían, deseaban llegar a sus aposentos,
para relajarse en una cama cómoda, o dormir
en sus camas de tablas, o de ichstle, los
pasajeros apresurados bajaron sus maletas de
mano y sus cobijas, desaparecieron como
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hormigas hambrientas o ya muertas de sueño.
Rápidamente ese lugar, quedo como un
desierto, solo el chofer y Emiliano que dormía
profundamente, imaginando bellos
encuentros, durmió hasta que el chofer se
percató, de ese individuo que aun dormía, lo
movió con la mano derecha, diciendo hemos
llegado caballero, ya todo mundo de ha
marchado, solo falta usted.
Emiliano apenado pidió perdón, tomo su
cobija y bajo, el chofer le dio la maleta,
pidiendo el comprobante de su equipaje,
entonces desapareció, dejando a Emiliano, en
ese pueblo desconocido, levanto la mirada al
cielo y vio “una hermosa luna y un cielo
estrellado” estaba cerca del cielo sobre las
nubes de neblina.
Era un pueblo viejo, con pequeñas luces
parpadeantes y escasas, solo sus pasos se
escuchaban retumbando sus oídos al chocar
con las piedras, el sereno paso a lo lejos con
una linterna de petróleo, diciendo son las tres
de la mañana.
El forastero camino, sin rumbo, miraba
casonas altas, de una arquitectura especial
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que no había visto, como si estuviera en otro
país, un país europeo, como si fueran
palacios, grandes portones de maderas, con
herrajes de fierro forjado, casas con balcones
hermosos invitando al buen vivir de la
nobleza.
Camino guiado solo por las luces escasas,
sorprendido miraba casas antiguas con
portones viejos de madera y herrajes de
fragua, ventanas gigantes con protecciones de
hierro forjado, la fragua transformadora de
hierros por artistas anónimos.
Techos de teja colorada, fachadas blancas,
calles empedradas todo parecía una magia,
acogedor el clima, un misterio en este rincón,
era un mundo nuevo para él, siguió
caminando hasta llegar al cementerio, donde
a su paso encontró chozas humildes, entre
árboles o bosques que las cobijaban, los
perros como guardianes, alguien lo jalaba
como un imán, fantasmas ancestrales, con los
corazones abiertos.
Atrás había dejado a un indigente, un hombre
de barba larga que temblaba como un perro,
sucias sus ropas, alucinado, ebrio de tanto
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amar, huyendo de su propio yo, no se
encontraba a el mismo.
Expresaba dolor, los dientes gastados, un
desperdicio, por haber dejado, sus años de
vida, entre amores no correspondidos,
sufriendo humillaciones.
Emiliano se hizo esta pregunta, de que
humano es digno, de la aprobación de otro
semejante, este hombre no se sentía digno de
el mismo, había perdido su estima y sus
energías, su deseo por la vida, miren en quien
se transformó, en un indigente, ciudadano del
mundo, que el cielo era su techo y el sol su
cobija, posiblemente fue un buen mozo, pero
no se dio cuenta de ello, ahora ya era tarde,
su vida estaba terminado, ¿qué paradójico?
en un paraíso, lleno de magia, lleno de luz, no
cabe duda que para él, había obscuridad y
tinieblas, estaba perdido en su universo de su
soledad, perdió la actitud de mirar de frente y
directamente a los ojos.
Emiliano lo miro, este hombre lo hizo pensar,
en la mediocridad de algunos seres mal
orientados, he aquí a un hombre.
Cubierto de periódicos, a un lado de una
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puerta de madera vieja, de una casa
abandonada en ruinas, Emiliano lo miro,
lamentando la pérdida del tiempo en esta
vida terrenal, se condolió desdoblando su
suéter rayado, y lo cobijo.
Continuo con su camino preguntándose,
¿quién sabía la historia de ese hombre? y
¿porque llegaría a ese estado?, él se volvía a
preguntar, ¿porque se convirtió en un
mendigo e indigente? Se había retirado,
pensando, caminando como sonámbulo, y se
encontró ahí, frente al cementerio, sin saber
por qué.

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Las puertas del cementerio estaban abiertas,
de par en par, solitarias, como abriendo los
brazos de una madre hambrienta de almas
perdidas, las tumbas cubiertas de flores secas;
caminó entre capillas y lapidas frías, con una
calma impresionante, fúnebre el ambiente de
este campo macabro.
Emiliano se recostó sobre una lápida antigua
mil novecientos dos, una cruz, un epitafio que
decía:
"Para unos es el principio y para otros es el
final",
Qué razón tenía, quien lo escribió, a lo lejos se
escuchan aullar a los coyotes, entre las
cañadas y la espesura de la selva, se
escuchaba lastimero, dando la bien venida al
forastero, al hombre de botas, de aspecto
franco y de piel blanca, la luz de la luna tímida
con deseos de dormir, de pronto se escuchó la
voz de mujer, preguntando, ¿a quién esperas
gentil hombre?, él en su inconsciencia
contesto, no espero a nadie, se dijo asimismo,
solo deseo que llegue la mañana.

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En la profundidad de su ser sintió tristeza y
melancolía, él no sabía, por qué ese
sentimiento, al tomar conciencia, le dio
escalofrió, que recorrió todo su cuerpo, tuvo
alegría de estar ahí, pero se repetía y se
repetía, una y otra vez, y entonces lloro, pero
era algo inexplicable, que no sabía el porqué,
algo se le vino a la cabeza, y concluyo, con la
emoción que vino, no sabía de dónde, de muy
dentro de su corazón, era de felicidad, ese
sentimiento tan hermoso que llego, a él de
ultra tumba, al escuchar esa voz escalofriante
de mujer.
No estaba seguro y al no saber qué pasaba, de
no saber a quién buscaba, o quien deseaba
encontrar, se recostó sobre la lápida.
Los cementerios, le provocaban, paz y
tranquilidad, pero nuevamente esa voz
delgada y susurrante le volvió a repetir esa
pregunta, ¿A quién esperas Emiliano?,
Emiliano hizo un gran esfuerzo,
desconcertado por esa pregunta, tan
insistente, el no esperaba a nadie y entonces
fue apareciendo, sobre la lápida fría el
nombre de Sahara, sin saber quién era ella,

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casi al mismo tiempo volvió a escuchar, esa
voz delgada brillante, escalofriante que le
dijo.
"Ella no vendrá”.
Una carcajada burlona,
ja, ja, ja..Ja…ja…ja…
Que lo hizo estremecer.
Emiliano se levantó de la lápida bruscamente,
miro hacia todos lados, buscando por doquier,
deseando encontrar a alguien, que le
explicara, estaba solo, no había nadie,
desconcertado aún más, voltio hacia el cielo y
miro un puñado de estrellas en el
firmamento, que devolvió la tranquilidad, no
asustado, tomo su mochila, y camino con una
paz espiritual, salió de ese cementerio y
camino lentamente, pues la luna aún estaba
despierta.
Nada le asustaba, si le entristecía y lo ponía
melancólico, ¿Quién sabia de la vida de este
hombre?, nadie ni él, la conocía, era un
misterio.
En las penumbras de su subconsciente, ¿solo

36
él?, ¿Quién sabia de la historia de este
hombre?
Entonces camino sin dirección, guiándose solo
por las pequeñas luces que reflejaba el
campanario, hasta llegar a la plaza principal,
ahí frente a la Parroquia de San Jerónimo, se
sentó en una banca de hierro forjado, a mirar
la torre mayor de esa, Catedral, ese templo
viejo con luces amarillentas, el sol despertara
pronto, entre algodones de neblina, y pronto
llegara la mañana.
Allá a lo lejos se escuchaban las herraduras de
los caballos que chocaban con las piedras,
cada vez más cercanas, las ruedas de un
carruaje gastadas por el tiempo, caminos
empedrados, quién se preocupó por esos
ruidos extraños, unos caballos, los hierros de
las cadenas, las ruedas de un carruaje se
acercaban, cadenas arrastrando sobre el
empedrado, cada vez se acercaban más y más
a los oídos de ese solitario hombre.
Al otro lado del puente un violín se escuchaba
tenuemente pareciendo estar en el cuerno de
la luna, el cual le permitía sacar una sonrisa de
ese rostro de facciones fuertes y a la vez
37
tiernas, le daban esperanza, saco una sonrisa,
como si recordara esas escenas de tiempos
felices del pasado.
Esos sonidos de hierros laceraron sus oídos, a
su mirada, un carruaje con cuatro caballos y
un hombre que conducía esa carreta blanca
con vivos dorados, oro puro y dos damas
elegantes con vestidos afrancesados, los
dorsos descubiertos.
Emiliano cruzo la mirada con esas hermosas
mujeres, hermosas mujeres, mujeres que
reían a carcajadas, Emiliano no apartaba la
mirada, estaba embelesado, con esas bellezas
de antaño, se mostraban sensuales, de bustos
voluptuosos, reían a carcajadas, Emiliano se
lamio los labios, su erotismo lo excitaba, a
punto de decir te amo, entonces las sonrisas
de esas damas se fueron perdiendo de sus
caras bellas, al mismo tiempo, que se
descarnaban esos rostros, y al pasar frente a
Emiliano le lanzaron sus pañuelos y a punto
de agarrarlos se convirtieron en murciélagos,
yéndose detrás del carruaje y el carruaje se
fue alejando.
El hombre vestido de frac, elegante pendiente
38
de las riendas de los corceles, motivando a los
caballos de no perder el paso, solitarios, solo
ellos y el forastero, en un pueblo mágico, no
cabe duda, fantasmas de tras del carruaje, del
cielo a la tierra, de las tumbas emergieron los
espíritus a divertirse, era un carnaval de los
muertos, que en su vida del pasado, fueron
oprimidos por el qué dirán de los vivos, los
secretos de familia, enterrados en esas
casonas de techos colorado, de familias
aristócratas, que se reprimieron en el pasado,
ellos mismos no tuvieron el valor de
manifestarse, en la muerte encontraron la
libertad y ahora se divierten cruzando de la
gloria al infierno.
La danza del fuego apareció, esas llamaradas,
del placer y los excesos, música de viento,
saxofón y cuerdas, las almas tomaron forma
de hombres y mujeres desnudas, en los
vientos se veía un carnaval de emociones, y
gritando los cuervos y volando los murciélagos
y entonces llegaron espíritus, cautivos.
Emiliano atónito testigo de lo que sus ojos
miraban y su piel sentía el placer infernal, lo
bueno y lo malo, en vida está la decisión, de

39
las pasiones borrascosas, salvajes sexuales,
del paraíso terrenal, en estas tierras mágicas
que dan tranquilidad, en la naturaleza, misma
llena de placer y meditación, el carnaval fue
desapareciendo, el fuego se fue apagando, las
almas desnudas se extinguieron, ¿quede
mágico había en ese pueblo? ¿Quién había
habitado esas tierras de culebras y deidades?,
y ¿quién es el forastero de botas que había
llegado?
Cuantas preguntas sin respuestas.
Cuantos misterios había en este pueblo y
quién era ese hombre que había llegado.

40
Emiliano sintió el cuerpo caliente, su virilidad
se excitaba, las miro fijamente queriendo
reconocerlas, estirando la mano, sonrió y se
lamio los labios como saboreando, un beso de
antaño, como si se conocieran de hace
tiempo, él se levantó de la banca y quiso
correr hacia ellas, pero las piernas se le
quedaron paralizadas, solo las miro alejarse
hasta perderse al final de la calle.
Viendo el carruaje elevarse hasta perderse,
Emiliano reacciono tardío y camino en la
misma dirección pero no encontró ningún
carruaje, solo encontró una barranca y
comprendió que se habían marchado.
Regreso a ese lugar, en esa banca antigua,
donde miro parte del pasado en el presente,
con esa gallardía que le caracterizaba,
esperando la mañana, y al meterse la luna, el
sol salió a destellar los rallos de luz y empezó
el movimiento de ese pueblo de magia con
olor a café, los jornaleros caminaban,
apresurados para las fincas, movimiento en el
mercado municipal y las campanas repicando
41
para el rosario o la misa matinal, damas con
velos para santiguarse, camionetas con redilas
y pick up rodando sus ruedas para los ranchos
lecheros, trabajadores puestos para las tareas
de los cafetales, con machetes y varias
herramientas, eso si bien cubiertos pues en
las mañanas hacían, fríos encabronados,
además con sus morrales para el abasto y con
sus garrafas de agua, así más y más gente.
El pueblo cambio de fisonomía y el sol daba
sus primeros rallos de luz, que se traslucían
entre las ramas de los árboles, los pájaros
también haciendo presencia, los vendedores
de café caliente, en las esquinas, gritando café
de olla y pan, llego por ahí un joven, mirando
fijamente a el forastero, era el amigo
acomedido, le miro de abajo arriba, Emiliano
al darse cuenta de esa mirada, inicio la
conversación.
Oye amigo ¿tú sabes dónde están
construyendo una planta industrial lechera?
Si se refiere a la fábrica de la Nestlé, si se.
Si, a esa refiero.
Esa mera.
42
Pues está a la orilla del pueblo cerca del rio, entes
de la barranca, allá por las fincas de café.
¿Me puedes indicar cómo llegar?
Si, si quiere lo llevo, aquí está cerca, a la orilla
del pueblo.
¿Que no se te hace tarde para llegar al
trabajo?
No, no tengo trabajo y usted ¿que anda
haciendo por estas tierras a luego se ve que es
usted un fuereño, con esas botas y ese porte
parece que es de por el norte, ya nomás le
falta el sombrero.
A propósito ¿cómo te llamas?
A mí me dicen el "DIABLO" y a usted ¿cómo le
dicen?
A mí me dice Emiliano. (Se dieron las manos
con un fuerte apretón)
Pues usted ¿qué es y que viene hacer
Emiliano, a luego se ve que no es cualquiera?
Así es amigo, yo soy ingeniero y vengo a
hacerme cargo de la obra.
Bien, pues creo que ya tengo trabajo-
43
Si mi amigo, solo necesitas llevarme a la
planta.
Si ingeniero, no más tómese su café y lo llevo.
A propósito ¿quieres un café?
No, gracias, ya me tomé uno, en mi casa.
Entonces ya vámonos.
Emiliano y el joven Veracruzano partieron
hacia la orilla del pueblo donde se encontraba
la barranca y el rio con una gran vegetación
ahí era el lugar, donde se estaba
construyendo la planta para procesar la leche
de esta región del estado de Veracruz.
Llegaron a la caseta de vigilancia,
anunciándose Emiliano con el policía en turno
para que le permitieran el acceso a las
instalaciones, el policía hablo por teléfono y
en unos minutos llego el administrador, que
auxiliaba al ingeniero prieto, en la
contratación del personal, las compras de los
materiales etc., llego a la caseta y pregunto
por el ingeniero Emiliano, se presentaron
Víctor el administrador y el ingeniero, e
inmediatamente pasaron al interior, después
de caminar unos metros llegaron a lugar
44
donde permanecía instalada la constructora,
de ahí controlara y administrara la obra.
Se encontraron los ingenieros Prieto y
Emiliano dándose un apretón de manos y un
abrazo, eran colegas y conocidos, hacía un
calor intenso, para Emiliano era bochornoso,
agradable a sus sentidos, amaba ese ambiente
entre la naturaleza y escuchando ese rio
correr entre ramas y piedras, inmediatamente
los ingenieros aprovecharon el tiempo
revisando planos, programas de trabajo, de
suministro de personal, de suministro de
herramientas y materiales de construcción
etc. Etc., a Emiliano se le veía feliz, había
llegado la hora de comer, Prieto tomo la
iniciativa de parar el trabajo.
Vamos a comer ingeniero, la casa invita,
vamos Emiliano.
Como tú digas Prieto, soy materia dispuesta.
Pero antes de esto no te olvides de donde me
voy a instalar.
Tú no te preocupes hay varios hoteles en este
pueblo fantástico.
Estoy de acuerdo, parece mágico, me
45
impresiona su arquitectura.
Y las historias que se cuentan te van a
fascinar, a ti que te gusta el arte.
Ya lo creo prieto, sobre todo me gusta la
naturaleza, me embriaga este ambiente.
Estoy pensando, donde te voy a invitar a
comer, a mí me toca ser el guía de turistas,
¿qué te gustaría comer Emiliano? ¿Algo de la
región cafetalera o unos mariscos?
No importa, lo que tu decidas yo tengo un
paladar universal, bien entrenado, si tú
quieres podemos comer en el mercado,
siempre se come muy rico en la provincia de
México.
Estoy de acuerdo contigo, pero en esta
ocasión, te voy a invitar a un restaurante, que
se encuentra en las entrañas de este pueblo,
entre cañaverales y fincas de café, es una
hacienda vieja de la época de la colonia, ¿te
parece?
Me parece perfecto ingeniero, bien vamos
para allá, yo ya tendré tiempo para explorar.
Salieron de la planta, tomaron el camino,

46
parecía que se internaban en la selva, las
carreteras estrechas, cubiertas de árboles, a
los lados con curvas sobre curvas, caminos
agrestes, al fin llegan al restaurante, a otro
mundo, rodeado de plantaciones de plátano,
Emiliano estaba maravillado, el patio
empedrado de piedras de rio, arcos coloniales
y en el centro una fuente y muchas flores de
ornamento, hermosas, desconocidas para el
forastero, el mesero se acercó, para ofrecer el
menú, pero Emiliano inmediatamente pidió
un café de la región, no cabe duda, que este
hombre ya se sentía parte de esta tierra, el
café y los aromas de la región lo estaban
atrapando.
Los hombres charlaron y degustaron los
platillos que comían, entre broma y broma
hablaban de la soltería, del forastero, en el
interior del alma existía un pesar inconsciente,
reía era bromista, por un momento se puso
melancólico, su alma lloraba, pero él no lo
sabía.
Prieto buen observador, le dio una palmada y
le dijo, hombre no sienta pena por los amores
pasados o por la nostalgia de estar fuera de su

47
tierra, esto es maravilloso y posiblemente de
este pueblo salga casado, hay cada morena
que se le van los ojos, mi ingeniero.
No estoy triste, solo observo todo esto, me
impresiona.
En verdad, no entiendo por qué, tú has
viajado por muchos lugares de la república
tanto como yo,
Tienes razón, pero este lugar tiene para mí un
misticismo, una magia que no logro
explicarme, pero vamos, sigamos disfrutando
una cerveza y partamos, que se hace tarde.
No la tome tan enserio ingeniero, que apenas
se va a instalar, ya mañana usted tomara las
riendas, por hoy, yo soy quien dirige la
orquesta.
Tienes razón amigo, pero me preocupa donde
voy a pasar la noche.
Ya le dije, di instrucciones a Víctor, además
hay muchos lugares donde pernoctar, en una
cantina, en un mesón, o en una casa de
huéspedes.
Oh, sí, en la casa de Florencia, es una mansión

48
antigua, igual que la dueña y renta
habitaciones por largos periodos.
Quien quita y de ahí sales casado, ella es una
señora muy elegante, de buenos modales,
pero vive en el pasado, pues todavía usa
vestidos de la época de Don Porfirio Díaz.
No me digas, creo que estas acertando, se me
hace interesante esa mujer.
En verdad ingeniero, te lo dije de broma, yo
nunca viviría en esa casa.
Yo te lo digo de verdad, me gustaría
conocerla, se me hace fascinante.
Me asustas Emiliano, sé que eres un tipo
solitario y quizá misterioso, pero tu estas
bromeando.
Pidieron la cuenta al mesero, se despidieron y
regresaron los ingenieros a la planta, Prieto
dio indicaciones a Víctor, para que fuera a la
casa de Florencia y rentara una habitación,
para Emiliano.
Mientras Víctor cumplía con las ordenes, los
ingenieros siguieron analizando el proyecto
para la construcción, era un problema

49
complejo, revisaron el área y efectuaron una
reunión con los ingenieros supervisores, por
parte de la compañía contratante, así mismo
se aprovechó el momento, para la
presentación del nuevo encargado de la obra,
el ingeniero Emiliano.
Los responsables, gerente y supervisores de la
planta, dieron la bienvenida a Emiliano ya al
día siguiente, seria responsabilidad única del
forastero, como lo había bautizado el diablo,
todo listo de la partida del ingeniero Prieto a
la ciudad de México.
Víctor llego a la obra, después de cumplir las
indicaciones, a tiempo para la partida del
ingeniero Prieto. Emiliano interrumpió,
diciendo, no te olvides ingeniero que me
tengo que instalar, Prieto contesto no te
preocupes, sé que a ti te gusta la aventura y
en cualquier lugar puedes pasar la noche, en
forma de broma.
Emiliano dio la indicación para llevar a su
colega a la terminal de autobuses rumbo a la
ciudad de México, después de haber cumplido
con la entregar de la obra a Emiliano, Víctor
comento, de haber hecho el contrato de la
50
habitación para el ingeniero Emiliano, en la
casa de la señora Florencia.
Excelente Víctor, dijo Prieto, después de
dejarme llevas al ingeniero a su nueva casa.
Tomaron el camino viejo, rumbo a la ciudad
de Jalapa capital del estado de Veracruz.
Prieto explico que la señora era una mujer
atractiva, muy fina que había vivido en la
ciudad de México, educada a la usanza del
Porfiriato, sus familiares habían convivido con
gente de poder político, para el desarrollo de
México, cuando llegaron capitales Europeos a
invertir en la industria del petróleo y la
ferroviaria, sus padres poseyeron una casa
non santa, que al morir, Florencia se hizo
cargo del negocio lucrativo y sobre todo
influyente, Emiliano estaba muy pendiente de
todo lo que decía su amigo y colega, al correr
la plática, Emiliano se iba interesando cada
vez en Florencia.

Bella mujer de gustos refinados, experta en


relaciones con el género masculino, se dicen
muchos mitos respecto a ella, todo esto
51
parecía una leyenda, se dice que los hombres,
se quedaban atrapados por su belleza y que
aun poseía, por su disciplina y sus cuidados,
sobre todo por el clima de tranquilidad de
este pueblo, mágico, Prieto le informaba y
daba recomendaciones a su amigo el
ingeniero joven y apasionado, cada vez a
Emiliano le despertaba el interés por conocer
a esa mujer fascinante, llegaron a la terminal
de autobuses, estacionaron la camionera,
bajaron las maletas, se despidieron los dos
amigos con un apretón de manos y un abrazo
sincero deseándose suerte.
Víctor un joven atento, arranco la camioneta
tomando el camino para regresar al pueblo
viejo, envuelto de algodones de neblina,
conversando con su nuevo jefe, respecto a la
mansión de Florencia, su arquitectura es
colonial, quizá fue de una marquesa le va a
gustar, grandes jardines con una fuente en el
centro, bonita, con muchos misterios, espero
que a usted no le cause temor porque a mí sí.
Yo cumplí, fueron órdenes del ingeniero, me
dijo que eso le agradaba a usted, diciendo al
joven, no te preocupes amigo eso es mi

52
esencia, el misterio; al fin llegaron a la
mansión, ya había caído la tarde, las luces se
estaban encendiendo, el aroma del café se
olía, el aroma de los azares eran parte del
ambiente, se escuchaba música barroca, las
teclas del piano endulzaban al oído, Emiliano
en silencio, atento al sonido de las teclas, se
bajó de la camioneta sin decir nada, y camino
a la ventana, apreciando la música.
Ambos caminaron hacia el portón de madera,
con unos chapetones de bronce, los herrajes
de fragua muy antiguos protegiendo las
ventanas, del piano seguía embelesado,
Emiliano se quedó parado, hasta terminar el
piano de tocar, para Víctor fue sorprendente
el actuar del ingeniero.

53
Víctor le dio la maleta a su jefe, sin esperar
que el mayordomo recibiera al nuevo
huésped, Emiliano dio indicaciones, a su
administrador, para el día siguiente, le dijo
mañana vienes por mí, se despidieron, el
administrador se retiró, el forastero toco la
puerta dos veces, la puerta se abrió,
apareciendo el mayordomo, diciendo buenas
noches señor, pase usted la señora lo espera,
buenas noches Emiliano contesto, agradeció
esa atención sonriendo y camino junto con el
guardián de la dama, caminando por los
corredores, ansioso por conocer a la señora
54
de los mitos y belleza atrapa dora de miradas.
Se dice que, en los días de santiguarse, la
dama se ve caminar por las calles, al repicar
las campanas, llega con su mantilla andaluza
negra, y se apartaba de la gente, silenciosa, y
muy entregada al misterio, después de
comulgar y terminada la misa, pasea por los
jardines, mirando al cielo, seria y soberbia, sin
un ápice de sonrisa, se le nota amargura y
soledad.
Emiliano todavía embriagado por la música
del piano, miro su entorno, se percató que la
mansión contaba con unas hermosas flores
que despedía aromas, que se penetraban en
la piel, siguió caminando, guiado por el
mayordomo, hacia la sala principal ahí se
encontraba Florencia, frente al piano de cola
de color negro brillante, muy elegante.
Emiliano, saludo, tomando la actitud de un
caballero, amable y gentil, dando una sonrisa
a la señora, la señora dejo de tocar,
interrumpiendo por un momento esa
ejecución y entonces Florencia volteo, los dos
personajes se miraron frente a frente,
impactándose mutuamente, y después de un
55
momento, Emiliano amablemente, pidió a
Florencia que siguiera tocando, ella
impactada, sin decir nada, continuo, en
verdad era una mujer hermosa, no un mito,
una belleza viviente, con facciones finas y ojos
verdes brillantes, unos labios divinos, pintados
de rojo carmesí, la señora se levantó del piano
al concluir la obra musical, camino hacia
donde se encontraba el joven ingeniero, ella
extendió la mano, sonrió, invitándolo a seguir
sentado, Emiliano le tomo la mano, haciendo
una reverencia, inclinándose y delicadamente
apenas y rosándole los labios en su mano la
beso, él se quedó mudo por un instante, la
impresión de su belleza, y lo huesudo de sus
manos, al reaccionar no le importo y le pidió
que nuevamente tocara el piano, ella accedió,
Emiliano sin bajar la mirada, admirándola de
lo bello que tocaba ese instrumento, el
huésped se proyectó al pasado de su vida,
como si ese momento era parte de su
memoria, Florencia con más pasión y
entregada a su interpretación se sintió
poseída por el instrumento y sus pasiones de
juventud, fue tan bello ese momento que
duro una eternidad.
56
Florencia accedió a seguir tocando, pero antes
dio órdenes al mayordomo para servir el café,
costumbre de la dama de bellas formas, mujer
madura, pero aun bella y de un trato amable,
el mayordomo salió de la sala rumbo a la
cocina.
Florencia siguió tocando, Emiliano como
poseído, por la música, se sintió feliz, todo era
como un sueño, la música, el entorno, las
cortinas, los cuadros, decoraban ese salón de
arte, el servicio llego, una cafetera de plata,
un juego completo, tasas, cucharitas y
azucarera, sobre una mesita de cristal, al
llegar el mayordomo, por un momento la
magia desapareció, con una voz suave y
amable, dijo el café está listo señora, el aroma
envolvía todo el salón, al igual que las
maderas finas de los muebles y las vigas que
sostenían esos techos, la lluvia en ese
momento apareció, haciendo más romántico
ese encuentro, el clima cambio a húmedo, los
azares perfumaban el ambiente, Florencia
dejo de tocar con un acorde de experta, y
entonces se dirigió a su sillón individual de
marquesa, dando pie a la conversación.

57
Usted es Emiliano
A sus órdenes señora Florencia.
En verdad estoy atónito, con esa ejecución,
soy amante de la música.
Eres más joven, de lo que pensé.
Usted es más bella de lo que cualquier
hombre puede imaginar, señora.
Favor, que me hace Emiliano, vamos afinar
detalles de la estancia.
Mi estancia va a ser un poco prolongada,
espero no le cause algún problema...
Florencia, quedo en silencio, solo lo miró
fijamente, y llego a su mente, pensamientos
olvidados que durante muchos años, no había
sentido esto que le causaban placer, tan solo
al mirar a ese hombre bien portado, de
facciones atractivas, de temperamento quizá
fuerte, y seguro de sí mismo, de carácter, de
aspecto varonil, esa voz grave, que al hablar
se notaba, de voz estudiada, proyectaba con
la voz y su mirada, ella sentía el coqueteo,
imaginario o real, Emiliano la observaba, y
rompió el silencio de la dama preguntando.

58
En qué piensa señora.
Pienso en cuando yo era joven, usted me
trajo, ese recuerdo Emiliano, fue maravillosa
la juventud de mi vida, pienso en los hombres
que me amaron y yo ame.
Emiliano al escucharla hablar, le excitaba su
voz, le parecía como si alguna vez, había
estado frente a ella, entonces Florencia
derramo una lagrima y pidió perdón, Emiliano
la miro y también invadió sus sentimientos,
fue un momento conmovedor, estos seres
estaban en shock, creo que mutuamente se
atraían, Emiliano se contuvo por respeto a la
señora bella.
Se fue su mente a otros tiempos, recordando,
quizá vidas del pasado y sentimiento que se
encontraban dormidos, del amor perdido o de
los amores perdidos, entonces se invocó a un
sentimiento mutuo sin ninguno saber por qué,
Ambos seres, fueron poseídos, y rompiendo el
silencio Florencia camino hacia un aparato
musical y entonces puso un disco.
La música de la victrola invadió ese
romanticismo, ese pasaje de la vida
59
sentimental de Florencia, se mantuvieron en
silencio, solo se miraron, transportándose a
otros tiempos, el aroma del café los cautivo, y
nuevamente Emiliano rompió el silencio.
Ya no podía contener, ese deseo de amar,
diciendo lo siguiente.
Señora en otro momento hablamos, creo que
está cansada y yo deseo retirarme, el viaje y el
ambiente maravilloso de estas tierras me han
fatigado.
Florencia accedió, no podía más estar frente a
este fuereño que le había despertado de su
letargo sexual, a Emiliano le causo una
admiración de la fortaleza y la belleza de esta
dama, por lo cual decidió retirarse, sus
pensamientos lo llevaron al pasado y quiso
descansar.
La señora llamo al mayordomo, y le pidió
acompañara a Emiliano a su habitación,
Florencia se sentía trastornada al igual que
Emiliano, no sabía que le causaba ese joven,
ella había conocido a muchos hombres, pero
nunca con la personalidad de este varón, que
le causaba sentimientos pecaminosos,
escalofríos, tan solo al mirarlo, su piel la sentía
60
seca sin vigor, como las hojas secas del
verano, que crujen tan solo al tocarlas,
quebradizas al volar en los campos para la
fertilidad, esa piel necesitaba humectarse,
para que surgiera la vida, ella se sentía
solitaria, atrapada después de la vida social
que había llevado.
Le llego un pensamiento, y recordó no haber
recibido caricias en mucho tiempo, después
de muchos años, se dijo así misma mi cuerpo
es una "Escultura Muerta", emociones
encontrados nuevamente le llego ese
pensamiento, y lloro, se desquebrajo, camino
a su habitación, se desmorono cayendo sobre
su alcoba, lloro como nunca lo había hecho,
entonces se acercó al fonógrafo y puso un
disco, escuchando un vals veneciano
hermoso, el violín solitario, al igual que el
alma de esa dama elegante, en una bella
alcoba llena de lujos, candelabros de oro y
plata, sabanas de seda, cortinas de terciopelo,
almohadas de plumas de ganso, pero solitaria
en ese rincón de oro, viviendo de recuerdos,
compartiendo con su gatita de angora, que
solo la escuchaba y se dejaba acariciar, solo
eso, pero hoy tenía a un hombre que ha
61
revivido sus fantasías, la nostalgia la hizo
romper el silencio de sus amarguras,
queriendo gritar, esta soy yo, la bella dama,
alagada por grandes caballeros, influyentes,
rodeada de hermosas mujeres, bellas damas
de compañía, sigo siendo la Reyna y voy a
seguir viviendo.
Florencia, había tomado la decisión de seguir
viviendo, comprendió que cada ser humano,
es la fuente de su propia felicidad,
comprendió que el ego es lo que hace fuerte a
ella, que está dentro del propio ser.
Debemos buscar, la transformación de
nuestra vida, cada día.
Somos y debemos ser la fuente de nuestra
felicidad, somos los responsables de nosotros
mismos.
Cuando tu ego este bajo control, tienes la
obligación, de ocuparte de ser feliz
Y ahora Florencia, había tomado la decisión
de ser feliz.
Ya luego en su recamara, procedió a escuchar
a Edith Fiat “El vie en rose”, se despojó de ese
vestido fino, su ropa íntima de buen gusto, sus
62
zapatillas a un lado, camino sobre la alfombra,
pasando frente al espejo, donde miraba su
belleza, su cuerpo era escultural, no estaba
perdida al pensar que era una "Escultura
muerta".
Se observó por un momento, se despeino
acariciando su pelo y lo soltó sobre su
espalda, una espalda de delicada estructura,
una estructura bella y acariciable, su mirada
acompañaba la sensualidad del cuerpo que
hace muchos años nadie había tocado, una
mirada profunda a ella misma, con la imagen
de ese hombre, perdido en ese pueblo.
Esos ojos hermosos verdes, verdes esmeralda,
ella totalmente desnuda, y empezaron sus
caricias, de la punto de los pies a la cabeza, se
excitaba pensando en ese joven que la había
cautivado, la tina del baño estaba preparada,
camino delicadamente, hacia la bañera,
introduciendo ese pie derecho delicado y fino,
seguido del pie izquierdo, serrando los ojos,
invadido por sus sueños pasados y sus
fantasías presentes, se éxito lamiéndose los
labios e introduciéndose los dedos,
acariciando sus senos, la vulva la tocaba una y

63
mil veces, tocando todo ese cuerpo escultural
con sus manos suaves, imaginando,
imaginando, con los ojos cerrados.
Contorsionando todo el cuerpo entre la
espuma y el agua tibia de la tina, serrando los
ojos soñando como una chiquilla experta,
recordando vivencias con los amantes que
morían por ella, esos años maravillosos, que
aun guardaba en sus recuerdos de antaño,
volvió a vivir, aún seguía sola, pero hoy tenía
en su mente a Emiliano que le provocó ese
recuerdo de sensualidad empolvada que ya
no tenía en la memoria de su piel cautivadora
y le hizo revivir la sensualidad de los años
pasados.
Pero sabía que era un sueño y ¿porque no una
realidad?, ella se preguntaba, un alud de
emociones llegó y la transformaron en la
mujer que una vez fue y había dejado de ser.
Excitada su piel, volvió por un momento a su
presente, pero retorno al pasado con
recuerdos pasionales, se negaba a esa nueva
realidad, pero le hacía presente esa nueva
fantasía, que le despertó ese hombre fuereño,
diciendo lo siguiente mi cuerpo es una
64
"Escultura Muerta".
Sin caricias, sin sensaciones en mi piel,
Mi cuerpo, está muerto, hoy quiero vivir,
Al sentir a un hombre, que haga vibra mi
cuerpo, y enardecer mi piel,
Que despierte mis pasiones dormidas, que me
hagas el amor, ella gritaba.
Te pido que me des caricias, que me hagas el
amor.
Toca mi piel que esta sedienta, devuélveme la
vida por favor, has que mi cuerpo produzca
ese néctar del amor.
Te lo imploro por favor.
Ese néctar, que se impregne, con el que este
dentro de ti.
Que me haga tocar el cielo.
Y me lleve a los placeres del infierno.
Empápame de ese néctar, que se produce en
el órgano que esta entre tus piernas,
Que da vida a mi alma, humedeciendo mi
cuerpo,

65
Al penetrarme, me llevas al paraíso y me
devuelves al infierno, quiero vivir.
Devuelve la sonrisa a mis labios, y la vida a mi
cuerpo,
Dame la vida con tus caricias y tus excesos.
Despierta mis pasiones dormidas.
Oh dios y hombre.
Hoy mi cuerpo dejo de ser, “una escultura
muerta”.
Tan solo con el deseo, vibro nuevamente el
corazón, de una mujer ya olvidada.
Florencia, ya no pudo retroceder, se sentía
viva y libre de prejuicios sociales, y siguió,
imaginándose a ese hombre entre sus brazos,
hasta extasiarse y tener orgasmos en la
bañera, su cuerpo ya no recordaba el placer y
la lujuria, su cuerpo volvió a vivir, esa magia
que ya no recordaba, salió de la tina, y se fue
bajo la regadera, a seguirse extasiándose, y ya
liberada y feliz por permitirse del placer de
vivir, tomo un chapuzón de agua fría, salió
tomo la toalla y camino más femenina, con un
cabellera húmeda, cubierto de gotas de roció

66
sobre su piel, como una rosa de mañana,
cubierta de roció, cubrió su escultural cuerpo
con una toalla roja, humedeciéndola y
secando su cuerpo, entonces tomo una bata
de seda, se cubrió y camino hacia la alcoba.
Recostada sobre un colchón suave, ella
durmió sobre sabanas de seda y almohadas
de plumas de ganso importadas.
Durmió profundamente, ya a media noche,
ella deliraba, su cuerpo sudado como si
hubiese salido de la bañera, su cuerpo
caliente, mujer de emociones olvidadas, entre
sus sabanas de Ceda, y sus almohadas,
gemía en sus sueños entre los brazos de
Emiliano.
Esa fantasía le provocaba contorciones,
jadeaba y lamia sus labios, es hombre la
seducía en sus sueños y gritaba más, más,
había olvidado que existían los gemidos de la
pasión.
Sus oídos sordos ya no habían escuchado la
palabra amor, hoy le retumban, que la hacen,
en vibrar en su cuerpo y en su piel.
Emiliano durmió profundamente, resultado
67
del baño de hierbas de la región mágica, que
lo relajaron, del viaje y de las impresiones del
día, que lo había cautivado.
Ignoraba lo que causo su presencia a esa
mujer de antaño que aún conservaba su
hermosura y que había decidido que su
cuerpo siguiera vivo.
Despertó en esa mañana húmeda y cálida,
listo para trabajar, el desayuno le esperaba,
Manuel el mayordomo pendiente del
forastero, tenía el desayuno listo, unos
huevos estrellados, un jugo de naranja,
acompañado de un café negro, eran las
instrucciones de Florencia, ella aún se
mantenía en la alcoba, somnolienta y más
hermosa que nunca, Víctor responsable,
puntual para llevar al ingeniero a la obra, ya lo
esperaba fuera de esa casona, Emiliano abrió
los cerrojos de esa casa, salió despidiéndose
de Manuel, camino llega a la camioneta, dio
los buenos días a Víctor, saludo cordial y
partieron a la obra, admirando la belleza de
esas calles.
Las actividades del día se iniciaron con la
contratación de más personal para el
68
montaje, en ese paraíso, no había personal
calificado, se contrataron ayudantes, para
todos los especialistas, habría un periodo de
adiestramiento, solo se les pedía querer
aprender y estar dispuestos para el trabajo, el
proceso de la contratación del personal
calificado se hacía a través de las oficinas de la
ciudad de México a recursos humanos como:
soldadores, paileros, tuberos, eléctricos,
mecánicos etc.,
Emiliano demostrando su destreza inicio con
la programación de sus recursos, humanos,
materiales, equipos, herramientas, sus
programas de ejecución era indispensables,
para el arranque de esa obra, Emiliano feliz
por estar en el mundo de la construcción.
Las necesidades eran muchas, Emiliano un
hombre apasionado, en todo lo que
incursionaba, se encontraba en un ambiente
limpio, sano en medio de la naturaleza, en
medio de cafetales, de ríos, de un pueblo con
pasado, lleno de historia.
Vivencias pasionales, raza mestiza, hombres y
mujeres ardientes trigueñas, hermosas todas
ellas con cuerpos esculturales, el pasado ahí
69
se muestra vivo, el aroma del café, té
embriaga, con gente bonita, amable, y
amigable.
Ese hombre, el fuereño continuo su aventura
paseando, por las calles empedradas del
pueblo, que lo regresaba al pasado, se
encontró con la telefonista, en una caseta de
maderas viejas con aromas finas, una señora
igualmente agradable, como hombre extraño
en ese pueblo fue interrogado, su presencia
era de un fuereño, amable y gentil, siguió
haciendo amigos, el zapatero, el banquero, el
pintor, el carpintero, el tendero, la señora de
las gelatinas, el periodista, el talabartero, le
era agradable compartir, en la noche conoció
el palacio municipal, frente al parque y la
iglesia, del Calvario y de nuestra Señora de
Fátima.

70
Don Roque el zapatero, un hombre que se
transformaba como un dandi, con su traje
blanco, sus zapatos de charol y su sombrero,
pachuco, con voz gruesa, de fumador,
enamoraba a sus damas.
Emiliano se sentía alucinado por este
personaje, se sentía cada vez más atrapado,
se adaptó al cambio, sus rutinas de deportista
se iniciaron pronto, amaba correr en la
llanura, ahora entre las fincas de café, amable
con sus trabajadores y fiel a su trabajo.
La obra su pasión, la convivencia con los
71
ingenieros de proyectos, los empleados de
mantenimiento le hacían su estancia feliz, en
fin convivía con todos, pronto recibió
invitaciones, para correr por las fincas de los
cafetales, caminos agrestes, esto le parecía
maravilloso al joven ingeniero.
Eran las seis de la tarde la hora de la cita con
el personal de la planta que gustaban de
correr como el ingeniero, el sol amenazaba
con ocultarse, iniciaba el entrenamiento,
Emiliano con tenis blancos, un short azul y
una camiseta ligera, recorriendo caminos,
trotaba como un caballo, miraba el paisaje
por todos lados, era estar en plena
naturaleza, recorría esos campos silvestres.
Las fincas eran maravillosas, nunca conocidas
por él, unas en flor y otras con el fruto, en
espera para la cosecha por los campesinos,
había épocas para la recolección, maravillado
ante sus ojos, era su ambiente, bosques
verdes y cielo azul.
El viento moviendo las copas de los árboles,
cual majestuosos se veían, las nubes
revoloteando cual huracanes se formaban en
los mares, la tenue luz asomándose entre la
72
selva espesa, protectora de animales salvajes,
en brama protegiendo sus hembras, en celo,
pequeñas islas de árboles talados para crear
pastizales del alimento del ganado,
productores de leche y carne para alimentar
al mundo, que aumenta día con día, a costa
de la vida misma, y de la destrucción de la
selva Veracruzana.
Los atletas, bañados en sudor se esfuerzan,
por mantener esos cuerpos sanos,
alimentándose de los naranjales que se
encuentran en el camino y de los mángales
que se atraviesan en el camino, todos al rio,
gritando llenos de euforia por esa
manifestación de gratitud, al creador de la
tierra y las montañas de las culebras, caminos
escondidos milenarios, paso de deidades y
animales, donde la lluvia es permanente, cuna
de ríos alimento de agua dulce al mar y hogar
de peses de colores, alimento de aldeanos la
lluvia se vino encima de esos cuerpos
calientes, que corren bajo el agua, eufóricos
mirando al cielo, bendito de Dios.
Los atletas, llegaron al punto de partida todos
eufóricos, la experiencia vivida bajo la lluvia,

73
no tenía nombre, su sensibilidad como seres
privilegiados, de haber nacido aquí bajo el
cielo azul que se confunde con el mar, y las
montañas es un privilegio, Emiliano,
agradecido por el afecto de ahora sus
compañeros, les daba las gracias, pero le
gustaba estar solo con la soledad y el silencio
que se rompía con la naturaleza misma y el
revolotear de los insectos que dan vida a la
vida polinizando los campos y el grito de la
selva, esa vida se repetía cada tercer día,
quería estar ahí como un animal, de esas
tierras.

74
La vida de este hombre amante de la madre
tierra se la pasa, admirando la belleza
corriendo por las veredas de los caminos
agrestes, cada día nuevas experiencias, y
nuevos caminos.
De su piel emanaba sudor caliente
transpiraciones con sabor a sal, a veces
trotando, pasos cortos y largos, satisfecho de
estar ahí, tomaba aire puro a bocanadas.
Sentía el placer de vivir plenamente en esa
tierra de culebras, hacia respiraciones
profundas por la nariz, el rio era la meta, llego
salto a la posa, a un lado unas rocas gigantes,
buceaba y nadaba feliz como un chamaco en
día de recreo, nada le importaba de los
problemas del trabajo, creía que escuchaba
cantos de sirenas que lo encantaba, ese clima
de verano le agradaba, ese oasis de dios, el
agua fría corriente que baja de las montañas,
disfrutando de la vista que le dan esos
paisajes, llegaba al rio se sumergía, salía
nuevamente, retomando la carrera para
finalizar la aventura del día.
75
Ya en el pensamiento de Emiliano, existía la
muchacha que había conocido, en días
pasados, la dependienta de la tienda que
proveía de materiales a la obra que
representaba Emiliano.
Gloria se llamaba, una niña coqueta de mirada
dulce, con la vista a veces directa, ojos
hendidos hermosos, cara de facciones finas,
este barón a veces la mirada fija sin decir
palabra, era parte del coqueteo, linda
trigueña, le robo el corazón a ese hombre,
solo la miro, y afloro un recuerdo de años
pasados, de adolescente cuando tímidamente
las niñas se le acercaban y solo las miraba, era
tímido, su corazón palpitaba, no se atrevía, de
tomarles la mano mucho menos a invitarles
un helado, movió la cabeza, sabía que esos
tiempos ya habían pasado.
Consiente él, tenía razones, para no
enamorarse, de una niña, era muy joven para
Emiliano, la historia del pasado inmediato, de
este hombre, él solo la sabia, algo paso que le
impedía relacionarse, con chicas jóvenes,
pensaba que podía enamorarse de mujeres
mayores, pero nunca de doncellas vírgenes,

76
en su vida había tenido muchas novias
vírgenes, pero las protegió, como un guardián,
como un perro, protege su alimento ante la
jauría hambrienta, de placeres de
adolescentes, que abusaban de los
sentimientos nobles, de las jovencitas
inexpertas, la joya para ellas, más preciada
era su virginidad, eran tabúes que se pagaban
caro si una mujer no llegaba virgen al
matrimonio.
Ante esta bella trigueña, Emiliano se mostró
soberbio y arrogante, indiferente,
característico en él, pero en esta ocasión lo
hizo diferente, le sonrió, le coqueteo y se
retiró para regresar al trabajo, no quiso
mostrar tanto interés en ella, pero si educado,
diciendo adiós niña, tomo la nota, pago el
costo del material, salió de la tienda, se subió
a la camioneta de color café, y se fue.

Esta chica quedo intrigada, aunque le intereso


más esa actitud soberbia y varonil, sintió
mariposas en el estómago, esto provocó más
el interés, en este fuereño, también le movió
77
el tapete, esa chica trigueña al caballero,
arrogante de botas vaqueras.
La gente de la obra, todos a sus actividades,
era una algarabía, mucho movimiento,
materiales, maquinaria funcionando, todos
comprometidos para el avance de la obra,
parecía un frente de batalla, todo en su lugar,
Emiliano era un líder, conduciendo a su
ejército, con esa seguridad, eso era parte de
su impacto, y de lo atractivo para las mujeres,
y el aprecio de los hombres que lo admiraban,
siempre un buen tipo, hombres trabajando,
carros descargando materiales, grúas
haciendo maniobras, pendiente de la
seguridad de su personal, fundamental para
un constructor, en cualquier empresa de
transformación, esto era algo que Emiliano no
olvidaba.
Gloria había llegado al pueblo de las culebras
a estudiar pero no podía evitar la forma de
pensar de sus padres, se impactó, jamás había
visto a este tipo de hombres, en este pueblo
del café, pasaron los días y no se borraba de
su mente el forastero, luchaba, ya estaba
comprometida en matrimonio desde niña, era

78
una traición a sus costumbres, a sus valores
inculcados, por sus padres, llego a este pueblo
a estudiar, pensar de forma diferente, pensó
mucho pero la atracción de este fuereño, le
hizo tomar la decisión de romper con el
paradigma, sin hacer caso a sus costumbres, si
a sus sentimientos, decidió cambiar el rumbo
de su vida, y seguir con lo que le dictaba el
corazón, pendiente de las actividades del
forastero la mantenían ocupada decidiendo ir
a la conquista de su enamorado.
Era novia de un ranchero atrabancado de esos
machistas que piensan que las mujeres están
a la orden de sus deseos, celoso, esta muñeca
deseaba apartarse de esa bestia, que le tenía
cariño, pero entendió que era la costumbre
de muchos años de conocerlo, que la quería
para madre de sus hijos, arreando vacas para
la ordeña y maltratando a los peones de la
cosecha del café y del tabaco, Emiliano
ignoraba de los sentimientos de esta preciosa
trigueña.
Emiliano hombre libre sin prejuicios y sin
complejos, seguía su vida normal, llego a la
casa estilo barroco y de buenos gustos de esa

79
señora hermosa y elegante, Manuel,
pendiente de ese caballero, al que la señora lo
quería en su alcoba, siempre le tenía el baño
listo de cuando llegaba del trabajo y el
desayuno de todas las mañanas, muchas
atenciones para este caballero.
La mujer con fuego en la mirada, añoraba
sentir la piel de Emiliano, rosar su seno, sentir
sus labios carnosos, junto a sus labios resecos,
motivar a las hormonas y al espíritu del amor.
Que le hacía soñar este hombre, a Florencia.

Hábil de la seducción, decidió esperar, aún


confiaba en su belleza, para la conquista,
actuaba cautelosa, sabía que este hombre,
algún día llegaría a ser suyo, con sus
atenciones y su música, lo tenía en su
pensamiento, pero dormía sola y triste.
Un día se propuso a invitarle una copa de
vino, el horario del varón era variado, debido
a sus múltiples ocupaciones, paciente, con la
magia del piano, y con la victrola, canciones,
de Mario Lanza y de Franco Corelli, sabía que
por ahí era el camino, pues cuando Emiliano
80
llegaba escuchaba esas canciones que le
cautivaban.
Las campanas de San Gerónimo, repicaban, el
aroma del café envolvía a lo afrancesado de
esa mansión, la chimenea de estilo neoclásico
encendía leños de aromas de maderas finas,
parecía un plan de conquista o era la
atención, una tarde al llegar Emiliano el
mayordomo abrió la puerta y dijo la señora lo
espera en la sala, Emiliano sorprendido,
pregunto ha sucedido algo a la señora, no se
asuste todo está perfecto, es un día especial
para ella.
Y quiere compartir con usted ingeniero, se
han preparado unos platillos especiales para
esta noche señor, impresionado por ese
detalle, comento, vengo del trabajo no estoy
en condiciones para cenar, con esa bella
mujer, debiste decírmelo, para traer unas
orquídeas o un ramo de rosas rojas,
contestando Manuel, lo siento ingeniero, yo
también lo ignoraba.
Debo darme un baño, Manuel, interrumpió,
diciendo el baño está listo señor, dígale a la
señora que, en seguida bajo, mientras
81
Florencia empezó a tocar el piano.
Entonces este caballero no pudo rehusarse a
tal invitación, ni a tal gesto de la señora más
hermosa que había conocido, la señora
continúa tocando el piano, y Emiliano tomaría
un baño de tina, quedo impactado pues la
belleza de Florencia no tenía límites.
En seguida Emiliano se fue a la habitación, se
encontró que la tina del baño estaba lista, con
unos frascos de diferentes aromas de
maderas preciosas, detalles de Florencia, ya
que la señora practicaba la aroma terapia, en
la sala Florencia tocaba hermosa música de
Beethoven y Mozart, y el forastero
disfrutando de ese baño de tina y de aromas,
con esa música se transportó a otro mundo
que quizá ya había vivido en otros tiempos.
En su alcoba tenía listo un frac, la señora
pensó en todo, el extrañado, llamo al
mayordomo y le pregunto qué sucedía porque
todo esto, Manuel contesto es un día especial,
discúlpeme lo dejo, me retiro, el vino debo
ponerlo en la hielera, este hombre, impactado
por esa delicadeza, empezó a imaginar y a la
vez le agradaba, se bañó y apresurado,
82
procedió a cambiarse, todo estaba a la
medida.
Elegante, el buen mozo, camino a la sala
donde lo esperaba esa mujer de belleza
fascinante.
Ella frente al piano, tocando, el entro y solo la
miro, se acercó lenta mente, con una
atracción jamás sentida, el ambiente y el
magnetismo lo jalaba, como si estuviera
embrujado, siguió caminando, los candelabros
dorados con velas rojas, de color pasión
encendidos.
Florencia dejo de tocar y volteo la mirada
hacia él, amable y gentil, sus ojos brillaba
llena de pasión, le tomo la mano y lo llevo al
centro del salón, le dijo permítame, espere
por favor, él se quedó mudo, sonrío fascinado,
esa dama se alejó, el joven se sentía seducido,
sin palabras observaba, los movimientos de
ese cuerpo, delgado, atractivo a la vista, se
dirigió al aparato antiguo y dio cuerda a la
victrola, poniendo un disco con esas manos
delicadas, finas con unas uñas largas, bien
pintadas.
Y sonó el aparato, lanzando el instrumento
83
una bella música, un hermoso vals veneciano,
ella camino hacia ese caballero, tomo al
hombre, poniendo las manos sobre sus
hombros, y la cintura, tomando la posición
para bailar, y empezaron a bailar, mirándose
frente a frente, mostrando sus dotes de
bailarina, dirigiendo a ese caballero que no
era experto, arrastrando los pies sobre la
duela del salón y dando vueltas con maestría y
elegancia, parecía que vivían en épocas
pasadas de los grandes valses, bailaron y
bailaron disfrutaron, mirándose mutuamente
y oliendo los aromas de los perfumes
franceses, impregnados en su cuerpo, en las
pieles ya ardientes de pasión, conteniéndose
mutuamente.
Al terminar ese disco, ellos pararon, todo
sucedía sin palabras, se necesitaban uno al
otro, se miraron y caminaron hacia el
comedor, ya el mayordomo había
descorchado la botella de vino tinto,
esperando para servir en esas copas de cristal
cortado, Emiliano creía que esta noche ya la
había vivido quedando como un zombi ante la
belleza y entonces pregunto, porque todo
esto, ella contesto, solo viva y salud por su
84
pasado ingeniero, elevaron las copas y
bebieron.
Emiliano, contesto y levanto la copa, diciendo
por nuestra presente señora.
El mayordomo sirvió las codornices
horneadas, ellos degustaron el platillo,
siguieron bebiendo el vino, de importación de
Francia, había alegría y silencio, pidiendo
Emiliano a la dama por favor valla al piano a
tocar música de Bach, ella accedió, no toco la
música sugerida, ella con su música lo llevo a
otro mundo, al terror de la guerra, el
caballero se sentía aturdido, escuchando a
una gran orquesta sinfónica como si fuera a la
guerra incitándolo a la muerte y no al amor, y
entonces vino a su mente, escenas de la
segunda guerra mundial, atrocidades, tanques
de guerra, judíos ocultándose donde podían,
los alemanes, fríos no tenían sentimientos,
solo obedecían órdenes del gran líder, un líder
destructivo, quería formar una raza superior,
que locura,.
Emiliano se veía en medio de ese caos, mucha
sangre, los alemanes comandados por Hitler
el gran fiurer, mataba en los centros de
85
concentración quería exterminar a los judíos,
escenas atroces y la muerte, se presentó en la
mente de este caballero.
Reacciono por un momento, se apretó la
cabeza la sacudió desechando esa mal visión
del pasado y ese sentimiento desapareció
como un rayo de luz, al escuchar la música del
piano, e impregnarse de esos perfumes,
llegando a su cuerpo la invitación al placer de
los seres humanos, deseos eróticos estaban
presentes.
La bella mujer interpretando a Bach, incitando
a la pasión, frente al piano negro de cola, los
candelabros con velas rojas, titilando su luz
tenue, pasional la interpretación, el instinto
animal fuera de control, su piel se estremecía
más y más, se levantó del sillón confortable
Luis xv, chapeado en oro, cerró los ojos por un
momento y miro hacia dentro de su cuerpo
desnudo, cubierto de una coraza, que le
impedía olvidar a una mujer que se le
aparecía por todos los tiempos, en todos los
lugares de su existencia, aturdido por ese
pensamiento camino, tan solo mirando a esa
espalda y escuchando esas teclas

86
impregnadas de pasión, de magia y de
misterio.
Emiliano camino como un sonámbulo, la
observo, la tomo de los hombros y la empezó
a seducir, ella seguía tocando ese
instrumento, se dejaba tocar
estremeciéndose, con esas manos ásperas y
delicadas la incitaban al amor, sentía la
virilidad al acercarse a su cuerpo, su cuerpo
vibraba, junto con las notas que emitía el
piano, este hombre no se contuvo, las manos
mágicas, le imprimían sensualidad, las manos
de la dama tocando las teclas con más pasión,
ese hombre la apretó con ternura seduciendo
cada vez con más pasión, le beso la espalda, el
cuello, recorriendo sus labios y lo rasposo
delicado de su lengua sobre sus mejillas,
lamiendo sus oídos, hasta llegar a la boca,
jadeando los dos se entregaron el alma, besos
bruscos y delicados, sus lenguas viperinas,
sexualmente se enredaban hasta tragarse
mutuamente, sus labios hacían lo propio, el
ambiente estaba a media luz de las velas,
llorando la cera, ardiendo el pabilo y las copas
rotas sobre la mesa, el vino tinto corriendo
por debajo de la mesa.
87
Sus ojos verdes brillantes, los ojos de ambos
tenían fuego en su mirar, despedían pasión,
cerrando los ojos a la luz de la noche, y
abriendo los nuevamente, se miraron, sin
despegar los labios, escucharon pájaros, un
impacto demoniaco se hizo presente, quería
estar ahí la muerte, ser testigo entre esos dos
seres, un rostro angelical, abatido triste, un
espíritu misterioso reclamando los besos de
este barón, una mescla de sentimientos llego,
justamente con ese beso profundo pasional,
el rostro hermoso de Florencia se
transformaba, se transformaba lentamente,
perdiendo la belleza, descarnándose, de la
frente a la boca, sus manos dejaron de tocar,
un estruendo cadavérico fantasmal, al mirar
Emiliano el rostro descarnado de esa bella
mujer, los ojos como túneles cadavéricos, se
transformaron en un vacío totalmente negro,
ahí en esa obscuridad se fue el alma, el
espíritu de Emiliano, en esa obscuridad
tenebrosa a través de ese cráneo, que lo
llevaban al pasado a las catacumbas de las
deidades, como un torbellino, el cuerpo de
Emiliano se esfumo, se esfumo de ese tiempo
al mundo de los muertos, Emiliano al haber
88
penetrado la mirada hasta lo más profundo de
ese túnel.
En ese torbellino se fue, en ese túnel obscuro,
en tinieblas, de los ojos macabros de
Florencia, dio un grito estremecedor,
retumbando los cielos, levantando a los
muertos del pasado, dando un grito,
preguntándose,…. ¿Quién sooooy?
Aferrado a esos labios descarnados, sin sentir
que besaba a un cráneo sin alma, su alma se
fue del tiempo, a otros lugares, a otra
dimensión, se fue del presente al pasado, la
resurrección de la carne, estaba ahí, cuerpo
en polvo cobro vida en otro tiempo, en otras
tierras, en la cordillera montañosa, al norte de
la península ibérica, entre España y Francia,
en los montes pirineos, en la región vasca.
Desapareció de la fase de la tierra, en el
presente y retrocedió en el tiempo
trasladándose a mil cuatrocientos años
después de Cristo.
En otra …………época, su alma, su carne era la
misma, sus cenizas como el ave fénix resurgió
del presente a su pasado, como pasando su
alma a recoger el cuerpo ya hecho tierra, para
89
reencarnar al hombre que fue, y que cobrara
vida siglos atrás, antes de este tiempo, en un
incendio provocado, por pastores, al torturar
la tierra tanto torturaron la tierra que las
llamas al rojo intenso, las hizo amarillas oro y
blancas plateadas, que fundió las rocas,
transforman en vetas de oro y plata, que se
fueron al subsuelo, y en algún lugar de la
tierra renace Laurean, como montaña, se
quedó pasmado pero su alma sigue
peregrinando por los tiempos.
En un desierto en un lugar de bosques en
medio de las llamas, en las cenizas,
blanquizcas, de troncos aun ardiendo, donde
se respiraba tragedia, muerte, un viento
tímido, sopla tenuemente con un silbido, de
alegría a la renovación, a la fauna silvestre, el
mítico oso pardo vuelve a la vida, ciervos
extendidos por todo el monte, así surgió
como el omnipresente jabalí que sobrevivió a
la tragedia.
Surgen al igual que el ave fénix, la cabra
montañesa de los pirineos, el viento se vuelve
una tempestad, el aire sopla agresivamente,
trayendo una tormenta con electrizantes

90
rayos, el cielo se nubla, trayendo vida a este
terreno escarpado, apagando el fuego que
queda en los troncos, de árboles que
formaron los bosques.
Como un haz el fuego se fue de ese lugar y
apareció.
Apareció en un Valle. Acompañado de las
marmotas, a las que se observa entre los
pastizales alpinos, Este hombre resurge, de las
cenizas, que se fue formando primero el
esqueleto, y ahí empezó la resurrección de la
carne desde la punta de los pies, avanzando
poco a poco formando los muslos de las
piernas, de sus partes íntimas, caderas,
espalda, manos, brazos, sus pectorales, el
cuello y la cabeza, nuevamente ese hombre,
recobro la vida, buscando en el pasado, no
cabe duda era el mismo hombre, su herencia
genética lo mantenía con ese físico,
corpulento y bien torneado.

Los vascos son un pueblo, “que viven en el


bosque”, generalmente son un grupo, aislado
cuidando de su genética, ya que se dice que
“Genéticamente son diferentes”.
91
Las llamas alrededor de él, su corcel
reencarno, pronto se unió a un gran ejército,
traspasando el tiempo de un largo sueño, ahí
estaban, Laurion y su ejército, de caballeros
con máscaras de hierro, compañeros de
grandes proezas, a seguir luchando, junto a
hombres con armaduras, en esas tierras de
este barón, sobre un caballo lideraba pueblos
de la opresión por los impuestos de monarcas
crueles y sanguinarios, la defensa contra sus
adversarios de poder, espadas y lanzas, frente
a un campo de bosques gigantes, otro gran
incendio, llamaradas escalofriantes, los
árboles que crujían de dolor, esa calandria
que canta desesperada, al perder su hábitat
enarbolado, perder sus nidos de procreación,
le dolía no seguir con la herencia de sus
predecesores no continuar con su especie, y
entonces vino el silencio.
El violín acompaña ese canto y después muere
el ave, al son del silencio y la lucha
escalofriante, Laurion recuerda a Sarah, el
amor de su vida, su amor prohibido por la
nobleza, por la diferencia de clases sociales.
El motivo de su viaje que de las cenizas y de la

92
tierra surge, desde niño conoció en los albores
de sueños ingenuos, atravesando ese fuego
salta con su caballo, levantando vuelo a las
tierras de trigales dorados, donde había
pasado su niñez y adolescencia, en el lugar
donde sus cuerpos se transformaban, donde
la princesa niña se apartaba, los cabellos
largos del color café rojizos, se trenzaban
entre sus manos de hombre, el amor
maduraba y la atracción de los cuerpos se
llamaban.
una madre espera el regreso de su hijo, su
intuición de mujer sabe que regresara de la
lucha, triunfador a beneficio del rey padre de
su amor prohibido, y una abuela que llora,
apartados por la muerte y la reencarnación de
su herencia genética, misteriosa sin
explicación.
El viento silba cada vez más, en un desierto el
polvo se levanta segando a los combatientes,
no los deja avanzar, los caballos se detienen,
avanzan lentos hasta cruzar el campo estéril,
allá a lo lejos se ve el pueblo, solo ve, pero no
recuerda nada, camina como zombi, los
combatientes se acercan, se escuchan a lo

93
lejos una marcha, con flautas y tambores; dan
la bienvenida a los héroes.
En el siglo XVI, fue para los habitantes del País
Vasco, los pobladores de los bosques de los
Pirineos, el más trágico de su historia el
recurrente conflicto, Franco – español entre
1512 y 1659, trescientos años antes de este
conflicto, todas las tierras vacantes, bosques y
aguas, eran del rey y todos tenían dichos de
uso, nobles o no, los nobles no tenían ningún
derecho feudal y la justicia estaba en manos
del rey.
Un día osaron tomar los castillos, el ejército
en defensa de la monarquía, liderado por
Laurion, héroe de la nobleza, regresaba
triunfante
El rey los espera, dio su discurso de gloria a
los aldeanos con vivas y aplausos la multitud
festejo, la gente se dispersa a celebrar por su
cuenta.
Laurion llega a la taberna, hombres con
tarros de cervezas, mujeres embriagándose,
placeres, sexo detrás de los barriles de vino,
los mercaderes celebrando de sus negocios y
los campesinos gastando las ganancias de sus
94
cosechas después de rendir tributo al rey.
Laurion entra con una actitud de triunfo,
amable y sencillo, mira a los hombres
borrachos necios, estos al mirar a Laurion, lo
reconocen, extrañados, por esa presencia,
todos sabían que este hombre estaba muerto,
pensaron que esto era una alucinación, y
continuaron bebiendo, la fiesta con la
borrachera, la parranda era lo más fascinante,
el sexo y el placer de la sensualidad, te
llevaban a los límites de la lujuria, este
hombre siempre lucho por las causas de los
Reyes, y el bien estar de los aldeanos.
Le guardaban lealtad.
Los aldeanos, sabían a través de los mitos, y
los ancianos vivientes, la suerte de la princesa
Sahara,
Las mujeres de la taberna, lo asediaron con
tarros de cerveza, y caricias y besos fingidos,
deseaban pasar una noche de placer con el
héroe de la nobleza, ese hombre de carácter,
fuerte, y noble, se abstuvo de beber, no
recordaba nada, pero si había en su
sentimiento, algo que le decía, tú ya estuviste
aquí y quería saber de su pasado.
95
Se sentía ajeno, empañado en su
pensamiento, su memoria le daba destellos y
alucinaciones del reconocimiento de este
lugar y se preguntaba, que sucedió, en su
ausencia, y gritaba en su interior ¿qué había
sucedido?, con su madre, con su abuela.
La madre ya no esperaba, estaba muerta, solo
la tuerta lo sabía, la más longeva de la aldea;
el lloro al saber que todo era un recuerdo, con
la cabeza inclinada, un sollozo silencioso, su
dolor profundo lo guardaba al interior de su
alma.
Un mendigo le hablo de la madre de un
hombre que murió en la horca, le hablo del
sufrimiento que padeció por la tortura y el
sufrimiento de Laurion, el atento escucho
toda una historia, en la cual le confesó donde
se encontraba la tumba de la madre y la aldea
de la anciana tuerta.
El sufrimiento le penetraba hasta los huesos,
guardo silencio le dio un beso en la frente a
ese mendigo y harapiento, apestoso que
todos rechazaban y se fue a buscar el
cementerio a la montaña, donde las águilas la
vigilaban desde lo alto de las cumbres.
96
La tumba estaba sola, entre los peñascos
abandonada, los años pasaron, un desierto,
sin agua, sin vida, el viento soplaba, bolas de
espinas y de hiervas, arrastradas alrededor de
las rocas y de las ruinas de la tumba, un
halcón a lo alto de un árbol seco, con una
vista profunda hacia Laurion, una cruz
vigilante decía mil seiscientos setenta, y el
nombre de la madre doliente, que se quedó
llorando la ausencia de su hijo, o que sufrió el
dolor de su muerte, entonces este hombre se
incoó, elevando la mirada al cielo, rezo un
padre nuestro, se arrojó sobre la tumba
abandonada, se persigno y se retiró.
Bajando de la montaña, fue hacia la aldea a
buscar a su abuela, los buitres merodeaban,
volando en los cielos sobre la aldea, de la
anciana, presagiando la muerte de la anciana
tuerta, este hombre legendario entra, y la
encontró moribunda y tuerta, la abrazó y le
dio un beso en la frente, no pidió
explicaciones del porque estaba tuerta, las
mujeres que la cuidaban, le preguntaron que
quien era, el solo contesto Laurion, ellas
quedaron impactadas pues ese hombre había
muerto en la guillotina, por haber desafiado al
97
rey, padre de Sahara, no cuestionaron nada.
Este hombre recogía sus pasos, un alma
perdida, que no tenía paz, pero callaron, las
aldeanas que la cuidaban, le comentaron de la
gravedad de esta mujer anciana y le pidieron
fuera a buscar las hiervas que curarían a la
anciana centenaria, que muchas veces había
luchado contra el destino, pero respetada por
sabia, curandera de la nobleza y echada de la
corte, por el desafío de este hombre, por
pretender a la princesa niña.
Se fue a los humedales boscosos, en busca de
la hierba milagrosa, enfrentando el peligro, de
las hienas rabiosas y los cocodrilos
acechantes, eso no importaba, encontró lo
que quería y bajo a la aldea donde estaba su
reliquia ancestral su abuela, prueba de su
pasado y testigo de la vida de Laurion, dio las
hierbas a las mujeres que cuidaban, a esa
anciana, tumba de secretos y esponja de
sabiduría, por todos amada, la aldea llena de
gratitud la protegía, cuidándola por el tiempo
que no perdona, pero dios si, prepararon el
brebaje, y se lo dieron a beber.
Laurion salió de la habitación a descansar en
98
el granero con los caballos y las ovejas, subió
al tapanco y durmió hasta ver que la aurora
asomara, entonces fue a ver a la anciana, el
semblante de su cara había cambiado, feliz al
ver al ver a su nieto, se reconocieron
inmediatamente, este hombre la abrazo,
diciendo que la amaba, he aquí abuela la
fuerza de la carne me ha devuelto a
encontrarme con mi pasado, la resurrección
de la carne te ha vuelto a mis brazos, a
cubierto tu esqueleto con permiso de la
muerte, para reencontrarte contigo mismo,
porque ella es parte de la vida, he
reencarnado abuela, soy una especie que
nunca morirá, como pasa con las deidades.
La abuela tuerta sabía todo este secreto, de
los genes que portaba su nieto.
Abuela, quiero ver a Sahara, ¿dónde la
encuentro?
Ella ya no es de estos tiempos.
¿Cómo?
Ha pasado mucho tiempo, hijo dios bendiga tu
regreso.
Pero no es aquí donde debes buscar.
99
Busca en otros tiempos, quizá se encuentre en
los tiempos de donde tú vienes.
Derrumbado, repitió ando en busca de mi
Amada Sahara.
Voy a decirte, que esa mujer, murió de
tristeza, nunca acepto tu muerte.
El rey murió, sin tener descendientes, no hubo
prolongación de sus genes, ese fue su castigo
a la soberbia y su intolerancia.
¿Ella nunca fue desposada, abuela?
Sahara, murió virgen.
Quizá su alma, anda cerca de mí.
Todo es posible, en este cosmos, este mundo
se destruye, y vuelve su energía, búscala hijo.
¿Dónde la encuentro?
No lo sé, es parte de tu sufrimiento. Es parte
de tu pasado, ella ya no existe en este tiempo,
busca nunca pierdas la fe.
Pero donde anciana mía.
En los tiempos.
Recuerda todo viene de ti, de dentro de ti.

100
Este hombre, se apretó la cabeza con las
manos, y lloro empezó a recordar a Sahara, y
pregunto qué sucedió con mi amada Sahara,
la abuela dijo el tiempo ha pasado, sufrió tu
ausencia, la anciana contesto nunca fue
desposada, tú has despertado de un sueño la
resurrección de la carne, cerraste los ojos y el
mundo desapareció, y el pensamiento se
adormece, hoy está tomando nuevamente
vida.
Ya en la madrugada hacía mucho frio, un frio
congelante e irresistible, las imágenes eternas
que posees es un privilegio esencial de la
divinidad, que reinan sobre el tiempo y que
constituye la inmortalidad.
La anciana dijo, necesito dormir, para
recuperar la fuerza de mi cuerpo y estar lucida
para ayudar a recuperar la memoria.
Hay mucho que platicar, cuando se termina la
luz, las almas inician sus diálogos en el bosque
negro, ahí está la mujer que nunca fue tuya, la
amaste tanto que a través de los siglos seguirá
en tu pensamiento.

101
Esa es la pena que sobre vivirá a través de los
siglos, de los siglos.
Entonces una melodía viene a la mente de
Laurion, los valses de la época que un día
escucho en los salones del rey, En la corte
donde los aldeanos presenciaron, y
escucharon, cada uno en su lugar, se
diferenciaban la gente, marcadas las clases
sociales.
Algo vino a su memoria, música sinfónica para
la recreación de la nobleza, los paseos en los
campos boscosos y los lagos medievales,
cisnes placidos bellos con esa blancura y lagos
transparentes cielos azules y de blancas
mariposas, volando sobre las flores que
adornaban esos paisajes vivos llenos de
placeres a la vista, eso le hacía feliz y a la vez
le atormentaba el recuerdo de no tenerla
junto a él, la recordaba con ese vestido
blanco, caminando en esos campos dorados,
corriendo tras la liebre, libres como espíritus,
velos blancos de seda en el aire como
palomas, como gaviotas en los mares, la
anciana centenaria, sabia de la herencia
genética, de su descendiente, de la bendición

102
o de la maldición divina, de los pocos seres
que nunca mueren y que vagara por la
eternidad, reencarnando en cuerpos que el
tiempo les va dando.
Laurion ese es uno de los hombres que
nunca morirán, pendiente de los recuerdos
olvidados, pregunta que sucedió o cómo fue
su vida de esos tiempos que no podía
recordar, la abuela le decía, naciste entre mis
brazos en la campiña, yo ayude a tu madre
cuando te pario, tus pulmones fuertes
hicieron eco entre las montañas, cuando
naciste, tu padre un hermoso semental como
un caballo salvaje relincho, al escuchar tu
grito, llamo al viento y luego lloro, apacible
barón estaba, cerca de tu madre y del fuego,
atizando la fogata, calentar el agua y ayudar a
corta el ombligo, fuiste querido y amado por
la aldea.
Naciste en un día maravilloso, al arrullo del
canto de los pájaros, corrías entre los trigales,
tras las ardillas, fuiste amamantado por tu
madre, creciste fuerte y sano, jugueteabas
como potro en las praderas, siempre valiente
sin prejuicios, sin temores, nadabas con los

103
aldeanos, en los lagos, con los pescadores y
cazadores de liebres y de la perdiz blanca,
eras feliz.
Ahí conociste a Sahara, era una princesa niña
con cabellos dorados, atento gentil, la
cuidaste del peligro, de los reptiles venenosos,
desde que la conociste fuiste tierno, reían,
reían y reían, nació un sentimiento noble,
había un amor, tu siempre pendiente de ella,
a las niñeras que cuidaban a la princesa, te
amaban porque también disfrutaban de la
belleza de los trigales, a las damas de
compañía les parecía gracioso, pero que
maldición vendría, al ir creciendo se
enamoraron, un amor limpio y maravilloso,
eso no podía ser posible tú eras de otra clase
y ella de la nobleza.
Futura Heredera del trono, días felices que los
dos guardan en sus pensamientos más
profundos.
Todo era bello, era difícil seguir guardando
ese amor, en la mirada se veía, ya era
imposible guardar ese secreto, los Reyes se
dieron cuenta del trato, y prohibieron esos
encuentros, ya no podían verse, ella
104
comprometida con la nobleza, se hizo la
presentación de la futura Reyna, para
buscarle marido, todo era imposible ese amor
no tenía futuro.
Todo era prohibido, mi amor de madre, de
abuela, fui cómplice y rompí el secreto, de los
pasadizos y sótanos de aquel castillo, para el
encuentros con Sahara, hasta que un día
llegaste a sus aposentos, traicione los secretos
de la nobleza, confiados por ser la
sacerdotisa, quien miraba el futuro, el
presente y el pasado de la nobleza, y ahí te
mire a ti como el futuro Rey, lo miraba a
través de las estrellas que me dio, el ser los
ojos del futuro, yo llamaba a las estrellas para
curar enfermedades del corazón y la noche
me aconsejaba como curar los males de la
magia negra y blanca que hacen daño a los
mortales, los reyes tenían males incurables
que les da el poder, del sentimiento del
corazón, los reyes no se salvaban, las
melancolías, los sufrimientos, y sobre todo la
soberbia de los poderosos.
Ellos no son felices, aunque tienen todo a sus
pies, sufren.

105
Yo traicioné la confianza, te di la oportunidad
de llegar a Sahara, los laberintos para ir al
castillo quedaron abiertos para ti, lo hice por
un acto de amor, pero un día los buitres
aparecieron, los pájaros negros invadieron el
castillo, era un mal presagio.

Al salir de los pasadizos, los guardias dieron


cuenta de eso y soltaron a las jaurías.
Escapaste, del asedio de los perros, jaurías
completas fueron tras de ti, al ser
descubierto, y saber que eras tú los soldados
fingieron buscarte, ellos te tenían respeto,
tenían que cumplir, tú eras muy hábil
conocías los bosques, las praderas, las
montañas, al no encontrarte fueron contra
mí.
Yo conocía esos lugares, lo recuerdas, te
llevaba a recolectar las hierbas que curaban,
no quise hablar y con el dolor de la madre
Reyna.
Echaron mano sobre mí sin piedad, Sahara no
te delato, me juzgo la corte, la santa
inquisición.
106
La inquisición fue un tribunal eclesiástico,
para castigar los delitos contra la fe, las
víctimas eran las brujas, los blasfemos, los
cristianos que niegan algunos de los dogmas
de su religión y los acusados de judaizar en
secreto, me acusaron de hechicera, de invocar
al diablo, me torturaron para manifestar, no
creer en Dios, me transformaron en
hechicera, cuando yo era una curandera y
vidente de la nobleza.
Me juzgaron y decidieron quemarme viva en
la plaza principal con leña verde, para cumplir
la ejecución, de la pena de muerte, me
exhibieron en el centro de la plaza principal,
clavaron un tronco de un árbol longevo, ahí
me amarraron, abrigando la esperanza de que
yo hablara, tres días al rayo del sol, los
gavilanes rodeaban mi cuerpo moribundo,
buitres negro en el espacio vigilando el fin de
mi vida, pero yo resistía, un halcón se posó
sobre mi hombro y así con su pico voraz, me
arranco el ojo que me falta.
El Rey se apiado de mí y me perdono la vida,
me quitaron las amarras, y los aldeanos me
asistieron, sobreviví, soy una mujer tuerta

107
pero jamás traicione mis principios y valores,
jamás traicione a mis genes porque quiero
que siga la vida.
Laurion al escucharla, le rodaron las lágrimas,
abrasando a esa anciana, siguió llorando
como un niño y entonces la abuela le recordó,
cuando pastoreaba los cisnes y los pavos en
aquella campiña cerca del lago, hablabas con
los cisnes en el lago azul, Sahara la niña
princesa, se divertía jugando contigo, en esos
lugares rodeados de montañas, entre trigales
y mariposas empezó ese amor que te
atormenta.
Siempre juntos en aquellos campos te
buscaba Sahara, ahí nació ese amor, eras feliz
amabas la tierra y todo lo que hay en ella,
nuestro pueblo inmerso en los bosques, y
montañas escabrosas, y lagos, fuiste un pastor
de cisnes y de pavos, te arraigaste a los
campos, somos parte de la naturaleza, el
vínculo de la tierra, así como las plantas los
animales,, el tiempo, el espacio sagrado, los
seres vivos y las personas somos parte de la
tierra, de nuestra madre Tierra, desde niño
ayudaste a la vida, serás eterno.

108
Los pavos tenían hambre, y los llevabas antes
del amanecer a los campos de los chapulines,
llegabas cuando esos animalitos dormían
antes que la aurora, dieran sus primeros rallos
de luz, mientras los pavos comían, tu nadabas
con los cisnes, formando un gran grupo de
ellos y recolectabas las plumas de esas bellas
aves.
Hermosas vidas has tenido, junto con las
águilas que reinan en las cumbres más altas y
los cisnes te esperaban en las tierras bajas,
llegabas contento a la aldea, amaste a los
tigres, eran tus mascotas, siempre fuiste un
hombre valiente, inteligente y noble, ellos
felices con los buches llenos de chapulines.
En el tiempo de mi recuperación, de esas
lastimaduras, entre sueños vi que te habían
atrapado y te estaban encarcelando en las
mazmorras del castillo, con grilletes en los
pies, cadenas en las manos, paja de los
grandes trigales por cobija, una antorcha
encendida, todo obscuro y las ratas por
compañía merodeando tu cuerpo, para saciar
su hambre, golpes, torturas despiadadas,
latigazos por el verdugo, hasta dejarte

109
perdido, en un sueño, casi muerto, más
torturas por esa gran ofensa y yo sin poder
hacer nada, solo pensar y rezar, por ti, mi
pequeño hijo, lanzando alabanzas al señor
nuestro Dios.

La corte, te juzgo por este desafió al Rey, eras


un plebeyo, terrible fue todo esto que ya no
quiero seguir contando.
Laurion se forzaba en recordar, no podía le
dolía la cabeza, no recordaba y le pedía a la
anciana que hablara, la anciana miro la luna,
se había hecho de noche, las lechuzas
chillaban, la luna esplendorosa, mas no estaba
completa, jamás la habían visto así, parecía
mordida por una hiena o un animal de rapiña.
Y entonces continuo hablando de lo más
terrible de esos días que en su larga vida,
nunca jamás había vivido, te azotaron pero no
fue ese cuerpo que portas, otra osamenta
otra piel, las mismas células, tu herencia
genética perdura a través del tiempo, y la
resurrección de la carne, te dio ese cuerpo, te
llevaron encadenado a la plaza, el verdugo
afilando la guillotina, te mire, atravesé la
110
cortina de la muerte, no pude hacer nada, la
gente apoyando al Rey, muchas madres
lloraban eras un héroe para los aldeanos, la
desgracia de la princesa Sahara llego como
una maldición del infierno, pues estaba
destinada a una soledad eterna, ella presencio
esa ejecución, esa escena como castigo.
Al mirarte, dejó llevarse por el sentimiento de
“amor”, también recibió condena al
monasterio, los hombres bebían, por su
impotencia, las mujeres lloraban, te subieron
al estrado como un criminal, se olvidaron de
las victorias que diste al Rey, era más fuerte la
ofensa, la osadía de pretender a la futura
Reyna.
No era eso lo que el rey quería para ti, no era
eso, todos los aldeanos lo sabían y la santa
inquisición también, pero era la ley, llegaste al
lugar donde la muerte te esperaba, en medio
de la multitud, los clérigos rezaron, el jefe
supremo de la iglesia estuvo presente, pidió
por tu alma, no sabían lo que tú y yo sabemos,
que solo cambias de cuerpo y de tiempo
porque vivirás como los dioses por siempre.
Te quitaron las cadenas que arrastrabas, el
111
verdugo con una capucha negra, listo a
accionar la guillotina afilada destellando rallos
de luz, te colocaron en ella y tú siempre
mirando a Sahara, jamás bajaste la mirada, el
verdugo miro al rey, que levanto el
estandarte, hondeándolo dio la orden de la
ejecución, tu miraste al cielo azul, nubes
blancas, un sol que fue tomando un color rojo
como si fuera la sangre derramada, entonces
callo la guillotina sobre tu cuello y tu cabeza
rodo y un chorro de sangre salió de ese
cuerpo, que dejo hulla a través de los
tiempos, y tu cuerpo lo arrojaron a los leones.
La cabeza rodo escuchándose un grito
estremecedor, diciendo Sahara, “te amare por
la eternidad”, desde ese día Sahara vivió solo
por tu recuerdo, enclaustrada en un convento
para su recuperación espiritual, no hablaba
solo miraba al cielo escuchando el canto del
ruiseñor parado en el sauce junto a la fuente
en el patio del convento, ella te amo hasta el
fin de su vida por toda la eternidad, murió
junto con el canto del ruiseñor.
Implorando a la anciana que ya no siguiera
más, que era suficiente su tragedia,

112
impactado, guardo silencio.
El hombre, el tomo de las manos, y
conjuntamente las llevo a su rostro, pidiendo
una bendición en nombre de su dios, diciendo
he recordado mis días felices con Sahara, su
semblante cambio después de la tristeza que
lo embargaba y miro con unos ojos muy
abiertos y una sonrisa lleno de felicidad,
diciendo.
Tú conocimiento transforma vidas sabias del
saber.
Interpretas las estrellas, los bosques todo lo
parecido donde existe la vida, todo lo que hay
en él mundo, cada persona en la tierra piensa
que está en el paraíso, el hombre por los
aromas recuerda su pasado, eso me dices
abuela, y le repite no lo olvides, en tus genes
están fijos, como un perfume, y pasaran
siglos, pasaran tiempos, y no lo olvidara, tu
herencia genética.
En cada célula, se genera la vida, forman
leyendas con los siglos de los siglos, he
inmortaliza a los dioses, entonces la anciana,
insiste diciendo ve al bosque negro, y busca a
Sahara, porque el perfume de su piel está
113
impregnado en féretro, y así la encontraras,
donde las almas hablan, ahí donde la luna es
blanca y se diseminan los colores del arcoíris.
Allá en el valle de los olvidados, en el bosque
negro, busca donde el pueblo es mudo, donde
todo es bello, donde los ojos cobran vida.
El bosque negro lugar donde se alojan las
almas que nunca encontraron el amor, o que
les fue arrebatado, ahí esperan para que sean
encontrados, busca aunque ya sean otros
tiempos, el bosque negro absorbe toda la
radiación, recuerda somos energía, no refleja,
ni un rayo de luz, ahí están las almas que
evitan lo visible, el ojo humano no capta nada,
se encuentra la ausencia del color, ella murió
en la villa, donde fue alojada perdiendo la
razón, años después de que fuiste horcado, en
ese lugar está el alma misma de las rosas y de
tu amor.
Laurion insistiendo, Sahara vive, la estoy
mirando junto a ti abuela, dentro de mi
corazón, la observo, recuerda lo que tu
cerebro crea, es capaz de hacerlo realidad, y si
piensas que ella vive, ella vive, en el tiempo, la
obsesión lo sega, lo está volviendo loco.
114
Se retira, corre, las palabras, magia de la
anciana tuerta, la obsesión de Laurion lo hizo
caminar, sobre los plantíos de juncos,
jazmines, junquillos, rosas, él se veía tomado
de la mano con su amada, entre las
recolectoras y los recolectores de perfumes,
disfrutaban los aromas en los campos, libres
las abejas, los insectos formaban remolinos,
los pájaros de hermosos cantos y de plumajes
bellos, todos los colores están ahí, observa el
azul violeta del cielo, y el rojo vivo cruzando
las nubes, el sol desintegrando en colores
anaranjados y amarillos fuertes.
Tranquilo, resignado, llega nuevamente a la
aldea con la anciana, le pide que lo abrace,
mientras se recuesta sobre su lecho, la abuela
le acaricia.
Pelo largo y ondulado, pasando las manos en
el rostro, limpiando las lágrimas que este
hombre derrama, diciendo abuela dame tu
bendición, que tengo que caminar, al bosque
negro, ella procedió al pedimento, diciendo,
en el nombre del dios que tu amas, te doy la
bendición, cruzando los dedos de la mano
derecha, dice mirando al cielo, en el nombre

115
de dios, por la señal de la santa cruz, en el
nombre del padre del hijo del espíritu santo
amen.
Se levantó este hombre, dio un beso a su
anciana abuela y le dijo adiós, salió tomo su
caballo y cabalgo hacia el horizonte, guiado
por la luz del sol, corrió por la llanura, la
abuela preocupada llamo a las aldeanas,
pidiendo le ayudaran a levantarse y salir a dar
el adiós, a su hijo, salió y grito “Que Dios te
bendiga, Laurion”, “Ella está muerta”, ella no
existe, “Quizá en otros tiempos “.
Camino ese hombre, con la mirada al sol, y
como los perros, por el olor y el sol lo guiaba,
sabía que donde la sombra aparecía, ahí
empezaba la noche y la negrura de los pájaros
la llevarían, al bosque negro, en el camino fue
acechado por peligros y la furia de las hienas
hambrientas ahí estaban, al acecho de la
carroña, lugar de buitres guía den hombre
obstinado por el amor que atraviesa tiempos,
iba al silencio de las almas perdidas, la vida de
la carne lo posesiono, él tenía una misión,
rescatar a Sahara, para la continuidad de su
herencia divina y de la prolongación de la

116
vida.
Una tormenta, destellos de luz, el sol perdía
su color brillante, las sombras se acercaban,
parvadas de buitres negros lo guiaban, ellos
buscando refugio, el cielo se tornaba, cada vez
más fuerte, el hombre, levanto la cara y miro
al horizonte, una línea negra, ahí se perdieron
los buitres, camino, ya no miro nada, estaba
en el bosque negro, miraba los ojos rojos de
los buitres aposentado en las ramas, solo se
guiaba por el olor de su amada Sahara, no
olía nada pero su amor, le hacía pensar que
ahí estaría, esperándolo, continuo la travesía
acompañado de su eterna compañía la
soledad, y la muerte su amiga.
Los arquitectos construyeron EL MAUSOLEO,
abrigos inviolables para el sarcófago, el amor
limpio da un alma blanca un cuerpo
indestructible, esto quería para Sahara, mas
no quería un viaje a los infiernos, cantos de
voces de ultratumba estremecedores a sus
oídos, lo querían hacer desistir, al fin en un
lugar claro, la luz tenue, fantasmas bailando,
entre llamas, emergían de las catacumbas,
protegían al sarcófago, de la Reyna,

117
malograda por designios divinos del amor.
Atravesó, ese muro, salió de ese valle de
almas perdidas, busco en el cementerio de los
olvidados, por el olfato buscaba como un
perro, y encontró el sarcófago, su intuición le
decía que ahí estaba, sus armas eran sus
manos y su corazón, entonces busco sus
imágenes sobre las paredes de la tumba y una
escultura que decía, “He aquí la princesa
Sahara”, ahora “Reyna de los caídos”, se
arrojó, sobre la tumba con los brazos abiertos,
sobre ella se posesiono y ahí paso la noche,
meditando las palabras de la abuela,.
Abrió el sarcófago con una estaca, violando
las leyes, encontrando una momia tan bella,
ante los ojos del eterno enamorado, la cara de
la momia daba una imagen de dolor, pero a la
vez, se miraba sonreír, él no miraba lo que
miraba, no buscaba la belleza física, buscaba
la belleza del corazón, la suavidad de su voz,
ternura de sus palabras, la esencia se la mujer
que dio vida a ese amor eterno , y la belleza
de su amor.
Al no corresponder a las esperanzas de la fe,
apareció el romance de la poesía y la belleza
118
de Sahara, imagen que miraba tan bella, en
una momia, voces maravillosas, coros
acompañaban al hombre que buscaba al amor
perdido, Sahara, yacía en forma de momia, la
encontró sin vida llego tarde, no fue el
momento, ella pertenecía a otros tiempos,
llego antes o después, era muy tarde, una voz
de soprano lo acompaña, en su dolor al
regreso, de su pasado sin ella, quizá en su
futuro presente la encontraría.
En algún tiempo, la migración de los vascos a
América.
Acordes de sinfonías y un barítono canta al
amor, la poesía del corazón y la mente por el
goce exquisito de un reflejo de luz, la
sensibilidad refinada de este hombre, que le
hizo adormecer la inteligencia, en el fatalismo
sensual de su amor eterno, a la fatalidad de
sus vidas, quiso hacer surgir la vida de la
muerte y la beso, la tomo en sus brazos
delicadamente, con tanta ternura y
delicadeza, cantando al oído una bella
canción, mirándola a los ojos, gozoso con
alegría embelesado por su belleza interna, le
acaricio el rostro con tal sutileza, que sus ojos

119
brillaron, y después sus lágrimas afloraron
rodando por sus mejillas, nunca regreso, al
rosar sus labios en ese cadavérico rostro,
como una niebla sublime, él se esfumo, una
luz brillante lo transporto, “una voz bella, le
dijo en otro tiempo te espera, Sahara.
Vino un destello de luz, sintió la anatomía del
cuerpo humano, por último, la vida del alma,
vio el rostro humano de esa angelical cara,
que entre todas las formas es la apariencia
que guarda el secreto más conmovedor, la luz
fue la que más lo aproximo al alma humana, la
luz del espíritu y la ternura del corazón.
Sus labios sintieron, la humedad de los labios
de Sahara que le hicieron sentir placer sexual,
su cuerpo lo acerco a ella, sus ojos se vieron
más abiertos, pero no miraron el corazón,
había algo sagrado en ese lugar, se esfumo al
no sentirlo, se obscureció, y como un rayo
perdió la visión y desapareció de sus brazos
con un destello brillante, luego muchos
colores, un arcoíris y se fue a otro tiempo
donde ya Laurion pertenecía.
Como un relámpago desapareció del pasado
para vivir su presente en el cual ya había otra
120
vida, con este recuerdo genético del pasado,
viajo a través de la luz, por ese túnel obscuro
y llego para seguir amando con pasión
desenfrenada al recuerdo de su amada
Sahara.
Ese hombre apareció arrojado a los pies de
Florencia, algo mágico, ahí sucedió, ella seguía
tocando el piano, el olor a maderas, el
calorcito lo acogió, se levantó………. y no
recordó nada…dijo…creo que necesito dormir,
ya es muy tarde, casi desecho pidió al
mayordomo, que le dijera dónde estaba su
alcoba y lo condujera, no recordaba nada,
miro unas orquídeas en un jarrón de cristal,
cayo fatigado y durmió con el aroma de los
azares, que despedían los naranjos en flor,
tocándose el corazón.
Llego el siguiente día, salió a trabajar
caminando recorriendo caminos empedrados,
con una energía y una sonrisa en los labios
saludando a todo mundo, optimista de buen
humor, directo a su oficina, con la frescura de
la mañana a los sobrestantes, llamo a una
junta, para saber avances y pendientes,
resolviendo problemas.

121
Al escuchar el agua del rio camino hacia abajo,
observando las corrientes con algunos
pececillos, tranquilo escuchando el gorjeo de
los pájaros y mirando las parvadas de pericos,
se recostó sobre el pasto, llevándose los
brazos a la cabeza, miro al cielo, dio gracias a
dios, por todo lo que miraban sus ojos,
entonces el diablo llego, preguntando de la
felicidad que irradiaban sus ojos, se sentó
junto a él sobre una piedra, invitándolo a su
cabaña a las orillas del pueblo a cenar un
toche en mole con tortillas calientes, ese
armadillo lo había cazado el día anterior
justamente a la orilla del rio que baja de las
montañas y que seguía su camino formando
cascadas y posas para nadar, el ingeniero un
hombre sencillo, acepto gustoso, Emiliano le
pregunto.
Pero dime diablo, que te trae por acá.
Lo he estado observando, hoy lo veo muy
alegre y tranquilo. Siempre anda muy
apresurado por la obra, y vengo de chismoso
a decirle algo.
¿Algo? De qué.
Es a cerca de la chiquilla, que usted enamora.
122
¿Que yo, enamoro?
Si la secretaria de la tienda, donde compra los
materiales.
¡Ha de Gloria, esa trigueña, si dime qué pasa,
¿le ha pasado algo?
No se asuste, ella está bien, creo que está
enamorada de usted.
¿Qué dices?
Si, está enamorada de usted, pero hay un
problema, tiene novio, es un ranchero con
mucho ganado y usa pistola, por eso le pido
que tenga cuidado, no quiero que le pase
nada, usted es de mucha ley y todos aquí lo
queremos.
Gracias amigo, te prometo no meterme en
problemas, tendré cuidado.
Me voy a seguir trabajando, mi maestro debe
estar enojado por mi ausencia, pero le voy a
decir que usted me llamo.
Ándale pues, diablo, que te valga, ah recuerda
la invitación que me hiciste, a cenar toche en
mole con tortillas calientes.

123
Si ingeniero, yo le digo a mi vieja, que el toche
salga rico.

Emiliano siguió recostado, admirando el


paisaje, después regreso a su oficina para
seguir trabajando, recordó que tenía que salir
al pueblo, directo a la cabina del teléfono, la
señora Tere era la telefonista y la que
preparaba las tortas y el café, su cabina
fabricada en maderas, escopleadas, con una
puerta de cristal, el edificio de esos antiguos
paredes altas, travesaños de vigas gigantes, se
remontaba a otro tiempo, agradable la señora
muy sociable, arregladita de labios carnosos,
el cuello dobladito hacia abajo, de una voz
agradable ronquita, con unos ojos negros
como soñadores, pizpiretas, una sonrisa que
te invitaba a estar alegre.
Emiliano se la pasaba bien, haciendo
amistades y coqueteando, no perdía
oportunidad, después de una conferencia
telefónica a la ciudad de México y comerse
una torta de pierna de cerdo con chiles en
chipotles y un café de olla, se iba contento.
Al banco por el dinero para hacer las compras
124
de los materiales, y para sus gastos
personales, así este hombre la pasaba feliz
haciendo amistades con el zapatero Don
Roque, el pintor, el fotógrafo, el retratista El
Tío Cabe, un gran pintor, paisajista, el
talabartero, de ese gran negocio El tigre, el
periodista, cuyo lema era “el poder de la
verdad”.
Emiliano era amante de la amistad, de esa
pequeña ciudad de Coatepec.
La vida continuaba, al fin llegaba la tarde, listo
para hacer deporte, era un atleta, corría libre
entre las fincas de café, apreciando ese
hermoso paisaje, siempre vigilado por esa
hermosa trigueña, le miraba, sabía a qué hora
corría y sus lugares favoritos.
Emiliano recorriendo caminos, saludando a
otros deportistas, regularmente corría solo y
su pensamiento, hermoso el paisaje,
corriendo entre las fincas de café, pero un día,
con una tarde con el sol, brillante, sucedió
algo, increíble para el fuereño, donde los
árboles de mangos, las guacamayas comían,
sobre ellas, unas ardillas correteando una a
otra, casi al llegar a la posa profunda del rio,
125
rodeada de rocas lisas, arrastradas por la
fuerza del agua, agarraron formas diversas,
dependiendo del ojo que las ve, o del estado
de ánimo, en que se encuentre el admirado,
ahí, se encontraba, una niña hermosa, una
mirada sublime, discreta, un hombre
escuchaba el choque del agua, observo que
una mujer jugueteaba, apareciendo y
desapareciendo, de la vista candente del que
miraba, una hermosa trigueñita de cuerpo
escultural, desnuda totalmente, con su pelo
negro largo, sorpresa, que los dioses le dieron
al forastero de botas, bonita cabellera que
cubría discretamente sus pechos hermosos,
pequeños muy redonditos, una piel morena,
piel que se reflejaba al espejo del agua.
Emiliano se detuvo a observar, ella intuía que
la miraban, se contorsionaba sensualmente,
con actitud positiva y conquistadora,
coqueteaba moviendo la cabeza y llevando el
pelo hacia atrás, llevando el torso suavemente
a la mirada del sol, sobre su delicada roca, la
consentida de ella, dejaba que su piel
acariciara esa superficie lisa, sus bonitas
caderas, tocadas por el viento delicadamente,
medidas proporcionadas, mujer que sabía lo
126
que portaba, hermosa mujer excitante.
Emiliano no podía resistir esa invitación, que
le provocaba al mirarla y se escondió tras un
árbol, las pasiones lo movían, deseos estar
con ella, no le quitaba la mirada, a esa mujer
que provocaba, ingenua ella o ingenuo él, ella
se percató y se lanzó al agua, provocando,
sabía que Emiliano estaba ahí, el hombre que
ella quería, trigueña hermosa, salió a la orilla
del rio, Emiliano ya no se contenía, estaba
fuera de sí, para desnudarse y lanzarse, al rio,
controlo sus emociones, pues no podía
traicionar, sus principios, ella tomo una toalla,
llevando las manos sutilmente, con esa
sensualidad, que solo una mujer, lo sabe
hacer, toco sus partes íntimas, acariciaba su
piel, su vulva, aun virgen, llevando sus
delicadas manos, al interior de sus piernas,
estimulando su vagina, su vientre, sus brazos
y su delicado busto.
Emiliano no se resistió, ah, ah, cerraba los ojos
y tocaba su piel, no podía más, al fin comenzó
la magia, tocando sus genitales, con una
dulzura, divina, sentía que miraba a Dios,
entonces acariciar el pene, ya erecto, con

127
movimientos suaves de sus manos, sus
testículos, produciendo el esperma, para el
momento del orgasmo, sus piernas le
temblaban, movía lentamente su cuello,
estimulado con sus hombros, ah, ah, ah, qué
momento, tan solo al recordar ese momento,
enchina la piel, se lamia los labios, babeaba,
tocando sus pectorales, serrando los ojos e
imaginando el placer de estar con ella,
sensualidad erótica, que le habían estimulado
otras mujeres en su vida íntima, entonces ahí
estaba el orgasmo esperado, se masturbo,
entregando la vida, el alma y su ser, “cerró los
ojos, voló a otros mundos de placer y platico
con dios, bajo a los infiernos ”.
Cuando volteo hacia el rio, la chiquilla había
desaparecido, salió de foco, se había retirado
de la escena, en qué momento se fue,
Emiliano no lo sabía, no lo sabía, desapareció,
dejo inquietud en el corazón de Emiliano, aún
se deleitaba del sexapil de esa morena.
Sensualidad que provoca el color de la piel
trigueña, las pasiones que ella despertaba,
esto lo retorno a su vida pasada.
Empezó a llover nublándose el cielo, mientras

128
el caminaba, una tormenta se veía llegar,
entonces apretó el paso, corriendo, no dejaba
de pensar en lo que había sentido al ver a
Gloria desnuda, sin esos ropajes, no se
imaginaba lo que ellos guardaban, la sonrisa y
el coqueteo le cautivaron, la lluvia apretaba
cada vez más fuerte, los relámpagos se
dejaban mirar a lejos sobre las montañas, se
nublo el cielo obscureciendo el paisaje,
entonces dejo, que el chipi, chipi lo bañara y
solo camino levantando los brazos hacia el
cielo, dejando que su cuerpo sintiera las
caricias del agua, una magia llego a su mente,
reflexionando en los ropajes que guardaban
una silueta perfecta, en que los pintores la
desearían como modelo, para pintar su rostro
humano que guarda el secreto más
conmovedor.
De una mujer que ya no reconocía en sus
sueños, ese rostro daría la ilusión de un alma
perdida pero presente, que se asemeja, a la
luz del espíritu y la ternura del corazón,
reflexiono que nunca había estado con una
mujer virgen, siempre con mujeres
experimentadas, con ellas no había
inhibiciones, desde luego él era pudoroso, y a
129
la vez ingenuo, pero sensual imaginativo, ya
en el ritual del amor se entregaba totalmente
como una plegaria hacia dios, siempre
pensando en el placer para ellas y pedía
reciprocidad, buen amante, porque en el
amor no hay límites, el sexo es maravilloso
limpio y sagrado, pues se habla con dios,
subes al cielo y bajas al infierno, sentimientos
encontrados del paraíso y el purgatorio.
Es la resurrección de la carne, donde a las
esculturas muertas se les devuelve el alma y
reviven las sensaciones en su piel, les
devuelves la vida, que en ella está, pero
adormecida, mujeres y hombres, que viven en
el valle de la soledad que han renunciado a
estos sentimientos, están muertos antes de
llegar el final, ahí es donde entregas el ser.
Llego donde la camioneta estaba, sus ropajes
empapados pegados a su cuerpo, un
vaporcito emanaba de su piel, se sentó en la
banqueta satisfecho, amando adiós por las
maravillas que le daba, lanzo una plegaria, los
ríos que bajaban de los caminos, buscaban su
cauce, haciendo crecer la nostalgia, de otros
tiempos o de otros mundos, se marchó a su

130
casa con el deseo de secar sus ropajes al calor
de la chimenea, y tomar un café, unos leños
prendidos lo esperaban en la sala mayor,
tomo el violín envuelto de una melodía
Mexicana de exóticas figuras, una melodía
que le hacían revivir los placeres, recuerdos
sensibles a la piel, esto le daba alimento para
sus sentidos.
Al percibir el olor de la madera, y el perfume
de las flores lo relajan, entonces decide tomar
un baño de tina y descansar.
Dormido satisfecho de la experiencia vivida,
soñaba por donde la vida reiniciaba el camino
del amor perdido, convencido que era Gloria.
En sus sueños abrió la mirada, tomo una
pluma y escribió.
“Orquídeas para mi amor”, escuchando un
coro de mujeres, como viniendo del pasado,
al compás de una música lejana de una
orquesta sinfónica, como si estuviera entre los
ángeles, clamando su desesperanza, por la
soledad que esto le causaba, muy adentro de
su ser, perdido, por la búsqueda de siglos, de
los siglos, impregnado en sus genes y la
tristeza de la resurrección de la carne, de su
131
alma y del amor, escribió.

Orquídeas para mi amor”

Unas orquídeas,
Para la belleza de tu pelo.
Un sol resplandeciente,
Para los ojos que yo anhelo.

132
Mujer que en mi mente tengo,
Y en mis sueños veo.
La silueta de tu cuerpo,
Que es la imagen de la mujer que quiero.

Te veo en la bruma de mi sueño,


Y te pierdes como la luz en mi sendero.
Aun no alcanzo a distinguir tu velo,
Pero sé que es bello.

Como el alma de un ángel en el cielo.


Si he de encontrar las orquídeas,
En el cielo, ahí estaré para cortar la flor,
La flor de mi anhelo,
Y ceñirlas en tu pelo.

Orquídeas que adornaran los senderos,


De aquel que busca en el cielo.
133
Mujer de bonito resplandor,
Sé que pronto encontrare,
El camino del amor,
Pronto estaré a tu lado corazón.

Espera que sean los designios del señor,


Y juntos llevaremos orquídeas,
A los altares con amor.
Pronto estaré a tu lado corazón.
Y llevaremos, orquídeas,
A los altares con amor.

La lluvia se cerró en toda la noche no paro,


arrullan las gotas de agua que caían en los
tejados y en las hojas de los árboles de hoja
en hoja parecían unas fuentes naturales,
todos dormían, llego la madrugada, el sol,
deseaba asomar sus rallos, las nubes grises se
oponían, los días pasaban, enclaustrados los
habitantes.
134
En las calles, buscan el abasto, con jorongos,
con impermeable, la obra se suspendió, no se
podía trabajar, la gente acogida en sus
hogares, con leños encendidos, un buen
almuerzo disfrutaba en familia, así varios días.
Pero un día, el clima cambio, salió el sol, todo
volvió a la normalidad, los trabajadores de la
obra continuaron, los supervisores del cliente
por los atrasos, presionaron a Emiliano, la
actividad se aceleraba trayendo más personal
de la ciudad de México, era emocionante,
todo mundo a sus actividades, montando
tuberías, haciendo maniobras, para montar
los equipos del proceso, transportando los
materiales, haciendo compras directamente
del puerto de Veracruz arduo y excitante el
trabajo.
Todo mundo contento por la algarabía que
esto causaba, los supervisores del cliente,
felices por el avance que se había logrado en
poco tiempo, porque encauzo la obra, e
invitaron al protagonista, a comer y a tomarse
unas cervezas, pensaban que esto merecía un
rato de recreo, solo pretextos pensaba
Emiliano, pero así era esto, aunque no era de

135
su agrado el tomar, él prefería gastar el
tiempo en otras actividades, pero el diablo
metiendo la cola para dar placer a sus hijos, él
no se rehusó a la celebración, era en su honor
y todos a la cantina.
En la cantina se encontraban, entre vino
mujeres y canto a dar rienda a los placeres
mundanos, fiesta para esas mujeres,
prostituyéndose y un buen negocio para el
dueño, a medida que avanzaba el tiempo los
ánimos aumentaban, al calor de las copas y la
música tocando, el ambiente se calentaba, las
mujeres de la cantina felices.
Hoy había clientes y hay que aprovechar,
unos bailando, otros metiendo las manos,
agarrando las piernas y los dedos dando
placer, besos prolongados, cachondeos, las
mujeres haciendo sexo oral, se perdieron los
buenos modales, todos en los placeres
pasionales del infierno.
Bailando juntos, muy juntos, de a cartoncito,
los cuartos ocupados, dando rienda al sexo
como si fuera lo último, todo se salió de
control, se convirtió en orgia, Emiliano en un
rincón, dando gusto al placer de la carne, el
136
mismo se desconocía el efecto del alcohol lo
transformo, perdió los estribos, la decencia.
Se perdió la decencia, los desmanes de los
demás, no tenían medida como si el diablo los
poseyera, esto significaba buen dinero para
las vendedoras de placer sexual, la cantina la
habían cerrado, pues se había pagado la
noche, solo para los clientes selectos de esta
constructora.

Los hombres perdieron la decencia, la


compostura, dieron rienda a sus instintos
carnales, parece haber llegado al infra mundo,
y al día siguiente les esperaba una gran cruda
moral.
Emiliano ya cansado y asqueado por todo
esto, salió de la cantina, perdió su moral, sus
buenos modales, dejo de comportarse como
un caballero, sin saber el camino, había
decidido, salir de su inconsciencia, sabía que
su proceder era negativo, salió casi
cayéndose, sosteniéndose en las paredes,
camino ahí afuera estaba el diablo, su amigo
el joven veracruzano, que lo cuidaba como un
perro, cuida a su amo, él se sostenía en pie,
137
aunque borracho, entonces el diablo, lo tomo
de la cintura, echando el otro brazo, sobre su
cuello y lo ayudo, tomo un taxi y partieron a la
casa del diablo, que era una choza humilde,
pero una familia bonita, donde había mucho
amor.
La señora ya estaba esperando con las
tortillas calientes, y el toche en molito,
Emiliano había olvidado la invitación, de esa
cena, pidió que le disculparan, por ese olvido
y el estado en que se presentaba, le dieron un
café bien cargado y lo condujeron a la
hamaca, durmió un rato para recuperarse,
mientras esa familia preparo la mesa, para
este hombre que se había ganado el cariño de
la familia Coatepec ana.
El diablo corrió por una cerveza para el
ingeniero, para que, al despertar, se la tomara
y se sintiera bien.
Paso un buen rato dormido, pero al fin
despertó apenado, pero gentilmente acepto
sentarse en la mesa, y cenaron, no quiso
beber más, el reloj de la iglesia dio doce
campanadas, el diablo le invito la cerveza, ya
no quiso beber, pidió más café y procedió a
138
seguir comiendo esa deliciosa carne de
armadillo, que le ofrecieron con una amistad
sincera, conversaron un buen rato, la noche
se prolongó, lo invitaron a dormir en aquella
choza humilde muy acogedora, el acepto la
invitación.
Era un lugar muy agradable, ya era muy
tarde, en ese pueblo se dormía temprano
para despertar en las madrugadas y avanzar a
las tierras cafetaleras, solo los sonámbulos se
despertaban a media noche junto con los
espíritus sagrados que reinaban, en los cielos
y en el plano terrenal, esa magia la tiene este
pueblo de neblinas en las madrugadas.
Emiliano paso la noche feliz, en esa choza
humilde, rodeado de aromas floridos y hojas
llorosas de roció, pastos húmedos que te
invitaban a caminar descalzo, eso sentía el
alma, desprendida del cuerpo de Emiliano,
antes de levantarse, la libertad de los
animales terrestres y animales seres sobre
naturales que aun Vivian en ese pueblo
cafetalero, que impregnaban sus aromas en
sus cuerpos ya cósmicos.
Emiliano era libre, sentía el frio, que entraba a
139
través de las rendijas, pero lo disfrutaba,
escuchaba el agua que pasaba junto a él, el rio
que bajaba de las montañas, los animalitos
silvestres que lo hacían reflexionar de lo bello
de esa selva mágica, se dice que los animales
al morir, sus espíritus forman el cosmos, del
universo que observamos cuando el cielo está
abierto, en las noches de luna llena, todo esto
forma parte del pasado y del presente de este
hombre extraño y solitario, amante de lo que
la vida le presenta.
Los árboles, son su devoción, como la ceiba
para los mayas, eran un vínculo sagrado entre
el pueblo y sus deidades que eran parte de su
esencia, pues amaba sus raíces, de esta nueva
vida, en este tiempo, de que alguna vez fue
campesino, y criado en base al amor a la
tierra, se quedó dormido con el arrullo de las
pequeñas cascaditas y el vibrar de las voces
nocturnas de los animalitos, hasta el otro día,
que al despertar el desayuno estaba listo,
sobre la mesita de troncos de árbol, el fogón,
con la olla de barro despidiendo los aromas
de café con canela y panela, ya con el comal
de barro y sobre el comal las tortillas infladas,
el canasto con las tortillas calientes hechas a
140
mano, una salsa de molcajete y una gallina en
caldo, preparada por la mujer del diablo,
mujer de pueblo, que ama lo que le rodea la
tierra y el universo.
De esas mujeres, que aman a su descendencia
y a su hombre proveedor, para el sustento de
la familia, que lo hacen como una devoción
firme a sus creencias y a sus valores, una
mujer, de esas ignoradas, este hombre
parecía de otro tiempo porque pensaba de
esta manera, todo fue preparado para el
ingeniero, esta familia se sentía honrada por
tal visita.
Agradecido por tanta gentileza, y satisfecho,
partieron los dos hombres, el diablo y
Emiliano, hacia la obra, para reanudar con las
actividades del trabajo, la vida seguía en ese
pueblo, más lo real era terminar el proyecto,
Emiliano tenía cruda moral por la noche
anterior y decidió olvidar y seguir trabajando,
la vida continua con su curso normal.
En su mente regresa la belleza de Gloria, creo
que se estaba enamorando, caminando por
las calles angostas llego con Don Roque el
zapatero de pieles exóticas, de víboras y de
141
cocodrilo, le apasionaban las botas vaqueras
de esas pieles a Emiliano, diseños rústicos,
manos hábiles de artesanos, que para un
hombre de la capital le eran impresionantes,
ver la manufactura, desde la selección de la
piel, de las partes principales para los cortes,
de acuerdo al diseño deseado por Emiliano,
este hombre charlaba de su vida personal, el
zapatero, era un bandido, rey del danzón
veracruzano, esperando el momento para
portar su atuendo de padrote, con zapatos de
charol negro y traje blanco, con sombrero de
ala.
A gusto se pasaban el tiempo, estos nuevos
amigos, relajándose, viendo como agarraban
forma las botas del caballero presente, que
tomaba café de grano, al son del danzón,
escuchando, la estación de radio del recuerdo
musical, recuerdos de juventud de Don
Roque, conquistador de muchachillas, por
saber bailar, ese era el secreto de los hombres
añejos, todos unos padrotes, unos dandis,
también bailando sones jarochos, en el puerto
era la manifestación más real de sentir, su
sangre caliente y cachonda.

142
Emiliano, sonriendo, mostrando esos dientes
blancos, con una mirada, como deseando la
unión carnal, en forma de poesía sensual,
caminando por las calles empedradas.
Llego la tarde, la hora de la salida de los
trabajadores de la construcción, y el ingeniero
listo para correr, una disciplina, para la
conservación del físico y del buen humor, eso
decía Emiliano, agarrando caminos agrestes,
entre sembradíos de cañas de azúcar y fincas
de café, rumbo al rio, trotando, lento,
sudando, y pensando en esa niña que ya le
había robaba el corazón.
Que la mantenía en sus sueños de pasión, que
tan solo al pensarlo se le cortaba la
respiración, seguía rumbo al rio, en sus oídos
un sonar de guitarras le acompañaban, y en su
mente esa mujer trigueña, esos árboles que al
correr le robaban el sol por momentos, un
cantar de cenzontles y unas calandrias,
armonizaban, con las cuerdas de las guitarras,
este hombre corría más fuerte como si un
imán, lo jalara al rio, presentía algo hermoso,
un repicar de campanas lo detuvo, un
momento, y miro.

143
Una mujer, en la poza bañándose, la observo
y quiso estar junto a ella, abrió los ojos, y
siguió mirando las formas, escucho unas voces
como si fuera un cantar de sirenas que lo
maravillaron, los movimientos sensuales que
parecían poesía, lentamente como si lo
retardara el tiempo, movimientos suaves y
lentos, ella lo miro acompañado de un
movimiento de la cabellera , cerró los ojos y
se lamia los labios, se cruzaron las miradas,
Emiliano camino sin decir una palabra, hacia
la orilla del rio, a ese lugar sagrado, de magia,
seguía su mirada fija, desnudando su cuerpo
mostrando su piel, a ella se le hacía eterna la
espera, la escultura de un cuerpo perfecto, la
herencia genética de sus ancestros, como
aquellas esculturas, que muestran el furor
muscular, que se han revelado a la tiranía del
plano terrenal, del arte supremo de hacer
desplazar los músculos en el espacio, que
Miguel Ángel esculpió en mármol, se desnudó
con un pudor que lo hicieron parecer sensual
ante los ojos de Gloria, poesía religiosa, era un
acto de amor.
Mostrando el cuerpo, con una religiosidad, eje
de la vida, la conexión humana, que no se
144
concibe la vida sin ella, en el mundo, tampoco
se concibe la vida sin la naturaleza
circundante, agua mucha agua, Gloria le
miraba, con un deseo carnal, le llamaba con el
pensamiento cósmico conectado con el amor
esperado de una niña que desea entregarse a
un ser que ama y desea, porque en las noches
lo tiene en su pensamiento y en sus sueños
hacen humedecer sus sabanas.
Emiliano se arrojó a la posa entre rocas
gigantescas ahí donde estaba ella ansiosa,
juguetona y traviesa, sin palabras los dos
cuerpos desnudos se rosaron uno con el otro,
ese hombre se sumergía y le tomo el pie a
Gloria, llevándolo a sus labios besándolo,
recorriendo la boca a todo el entorna de sus
piernas, hasta llegar a las partes íntimas,
lamiendo el entorno, con un deseo
inimaginable, con tanta pasión, delicado y
brusco a la vez.
La tomo de la cintura, sosteniéndola con esas
manos suaves y fuertes, acariciando
ligeramente sus caderas, emergiendo del agua
se tomaron mutuamente, con tal pasión,
como si los cuerpos se reconocieran, con un

145
lenguaje de amor legendario, mutuamente
esas pieles se erizaban al rosarse, los dorsos
se unían, pectorales y bustos de piel delicadas
y duras, ella con las piernas en movimiento
sintió a ese hombre excitado por la pasión, lo
abraso, lo beso con una fuerza, uniendo sus
bocas en una sola, fundiendo sus cuerpos en
uno solo enloqueciendo, fue pasional una al
otro se entregaron, penetrando el cuerpo de
Emiliano y entregando el alma, como una
devoción hacia la vida de placer el amor, con
una sensualidad religiosa, donde las mentes
se congelan y hablan con Dios.
Emiliano invoco en lo más profundo de su ser
una oración, con un soplo de sentimiento, lo
siguiente.

“Sentí que mi vida te entregaba,


En el momento que tu mi cuerpo humedecías.
Tus labios con mis labios se confundían,
Tu piel con mi piel enardecía,
Tu cuerpo con mi cuerpo se fundía,
146
Y tus ojos con mis ojos se perdían”.

Un acto de amor, de poesía sensual, de


bendición divina, sin palabras solo un lenguaje
corporal, se amaron, para que la vida siga, en
ese hermoso paraíso, los árboles testigos, la
fauna silvestre, ellos se lamian los cuerpos, se
transportaban a mundos pasados, vibraban,
trenzados, apasionados, pájaros cantando al
amor, las mariposas, testigos, los espíritus
invisibles, salieron del rio desnudos,
extasiados, de lo vivido, con el corazón
envuelto de magia, sin palabras tomados de
las manos.
Emiliano ayudo a salir del agua a su amada y
al dar el primer paso, este barón se dio cuenta
que las piernas de la doncella, lagrimeaban
ligeramente de sangre, era virgen, le había
dado la flor de su cuerpo, lo más preciado de
una mujer, su virginidad, el rostro de Emiliano
se entristeció, un cumulo se emociones lo
embargaron, de reproches, cualquier otro
hombre hubiera disfrutado y gritado de
alegría, pero él no, su rostro empalideció,
147
expresaba sufrimiento y lloro hacia sus
adentros, hacia dentro de su cuerpo, este
hombre, era diferente, su dolor era del alma,
¿qué le había sucedido en su vida pasada?,
era otro de los misterios, del pasado o del
presente de esta vida, ¿porque sufría de esta
manera?.
La trigueña lo observo, le dijo “te amo, mi
amor”, cubrió su cuerpo con sus ropajes, él la
tomo de la mano, la miro, no dijo nada, la
abrazo, le sonrió y ella después de eso, se
retiró.
Una combinación de emociones llegó a sus
recuerdos sexuales, de amor, de pasión, de
alegría, de dolor, de felicidad, era traumático
para él y “grito, diciendo que hice”, se apretó
la cabeza fuertemente con las manos, se
sentó sobre una roca y lloro profundamente,
¿qué sucedía con este hombre extraño y
misterioso?
Expresaba sufrimiento, sus recuerdos de
adolescente, se sentía solo, como en los
tiempos pasados, cuando iniciaron sus
deseos, sus sueños eróticos, su sensualidad
reprimida, sus erecciones continuas, emergían
148
sus preguntas reprimidas, sus trusas
húmedas, sin tener la confianza de preguntar,
del cambio natural de un ser, un tabú, la vida
sexual de un hombre, y el sentido de
protección de las mujeres, creía que hacer el
amor o tener relaciones con una mujer virgen,
era arruinarle la vida, era hermano menor de
varias mujeres, de ahí ese trauma, que le hizo
ser infeliz, durante la vida de adolescente y lo
llevo a un sentimiento de protección,
decisiones, en su vida sexual, recordó de su
primera eyaculación, y sus amores reprimidos
de adolescente.
Respiro profundo, ya tranquilo, se retiró de la
roca, escuchando la vida espiritual, que existía
en ese lugar, el agua que chocaba en aquellas,
rocas, el canto de los pájaros y las parvadas de
pericos gritando en el firmamento, caminando
hacia la sombra de los árboles, tomando sus
ropas, inicio a vestirse para continuar la
carrera de regreso.
Camino, troto, corrió como un potro
retozando, su mente se ilumino, se despejo de
tanta basura, que traía de sus recuerdos ya
habían pasado tantos años y ahora era un

149
hombre pleno, su cara se ilumino, sonrió, feliz
por la experiencia vivida, creando imágenes
maravillosas, respirando aire puro y
admirando las montañas de bosques nubosos,
espesos de árboles hábitat de tantas especies
perdidas, que van al cosmos como espíritus
religiosos.

Corriendo por las veredas, inspirado, hace una


oración a los espíritus sagrados que yacen en
el firmamento del cosmos.
Llama al amor perdido, como algo sublime,
una plegaria, una oración a dios, te devuelve
el alma, este hombre escucha bellas voces en
una catedral donde los santos rebosan de
alegría, una orquesta de música de viento,
Trino acompañan a esta oración.
El forastero del mundo se sentía un ave.
Este canto a las aves del amor.
Bajo el cielo de nubes coloreadas,
Pinceladas, por el sol.

150
Soy un pájaro,
Que canta, al amor, a la vida, a las entrañas de
mi pasión,
Al conquistar
A un gorrión.
Soy un pájaro azul,
Que trina,
A un hermoso,
Ruiseñor.
Sus alitas
Cobijan, a
Mi corazón.

151
Me siento libre
Revoloteando como
Un chupamirto,
Libando el néctar
A una flor.
Que él ama la libertad.
Con pasión, ahora
le llama al corazón.
La nostalgia de una calandria
Canta y canta esa calandria, una calandria
angustiada, desesperada por no encontrar a
su amor, compañero que soñó.
Que busca con
Desesperación.
El Cenzontle.
Ruega al señor.
Por encontrar a ese amor perdido.

152
Mientras más cerca se sentía de la persona
que amaba, más se acercaba a los
descendientes de dios, para seguir en ese
mundo que no entendía, pasando de cuerpo
en cuerpo, como los dioses que nunca
mueren yendo a la inmortalidad.
El sol se apagaba, y con ello la tarde moría,
nublada y chispeante de gotas de agua cual
lloviznas venditas, a San Gerónimo, ese
hombre se dirigía.
Se acercó, a las puertas abiertas de la iglesia,
al repicarlas campanas, y volando las palomas
del campanario.
Las mujeres vestidas de negro, con la cabeza
cubierta para santiguarse, pueblo devoto, va
al rosario y la procesión del jubileo.
Hacen votos a la religión, parte de las
creencias del pueblo mágico, la vida de este
hombre una deidad, gobernante de sí mismo,
de su libertad, de sus oraciones, da gracias a
dios.
Relato de su vida mixtica de otros tiempos, o
quizá en él había una profecía no cumplida,
que lo lleva por los rumbos sagrados, de los
153
cielos, de la tierra, hasta del inframundo.
Su estado mixtico lo lleva, a arrodillarse
frente a la custodia del señor, un ser supremo
en la iglesia, donde se encuentra dios.
Se posesiona y reza profundamente,
tocándose el corazón, su mente toca a dios, él
representaba a las personas, a los animales a
seres sobre naturales, en esta tierra de
aromas de café, aromas de tabaco.
Pueblo viejo en el “Cerros de Culebras”.

Mientras allá en la colina, en los bosques


californianos nace una niña hermosa,
posesionada del alma de SAHARA, viajante del
tiempo y del espacio, vigilante para el
nacimiento y prolongación de la vida.
Dos seres que se aman, buscan y andan
perdidos en tiempos diferentes y en lugares
distintos de la faz de la tierra, dentó de un
universo.

Tierras fértiles, hombres cultivadores de


Orquídeas, en un pueblo ancestral de
154
Totonacas, donde la culebra representa “A la
Diosa de la tierra y la fecundidad”.
Ahí se encuentra Laurion, ahí se encuentra
Emiliano, en el lugar de, “La deidad del sol y
de las flores”.
Que tormento de este hombre, viajante del
tiempo, un buscador de su amor.
Para dar fin a su inmortalidad, cierra los ojos,
se toca la cabeza, le vienen a su mente, esos
recuerdos ya vividos, Recuerda la persecución
de hechiceras, esos tiempos los vivió, un
convento franciscano, un claustro medieval en
las montañas, alejado de los pecados de la
carne, pervertidos por el diablo.
Mientras, los devotos llegaban a la procesión
con cirios encendidos, formando vallas, dando
paso al Santísimo, todo el pueblo se
desbordaba, haciendo alabanzas, rezos y
cantos para hablar con dios, este hombre se
veía vestido de monje, para protegerse de su
casería, en un lugar apartado, en las
montañas, abocado a la reflexión, hombres
encapuchados vestidos de negro con
antorchas, en busca de Laurion por desafío a
la corona, sabían que ese era el refugio,
155
huyendo, como un animal acechado,
protegiendo su vida.
De la persecución de los caballeros del rey,
que llegaron destruyendo la privacidad del
convento, destruyendo la puerta principal,
cometiendo atrocidades, destruyendo lo que
a su paso encontraban, a las habitaciones de
los monjes, en los sótanos, encontraron a ese
hombre temeroso de su vida, nunca había
tenido ese sentimiento, pues siempre fue un
hombre valiente, siempre lucho frente a los
enemigos del reinado, hoy es presa delas
jaurías, este acoso salvaje, sin consideraciones
lo aterraron.
En esa noche misteriosa, fue capturado,
encadenado, se inició el acarreo, sufriendo
golpes y vejaciones, fue a un tribunal
eclesiástico, todo por amor, enfrentando un
juicio ante la santa inquisición.
Buscando más cargos, acusado de herejía, era
un delito contra la fe, la inquisición, lo juzgo,
lo condeno a la pena de muerte, ocultando la
verdadera razón, oficialmente tuvo muchas
acusaciones falsas, sin mencionar que lo
condenaban a la pena capital, por levantar la
156
mirada al cielo, por soñar con el amor de la
heredera al trono, que él amaba como ningún
ser, jamás ha amado a otro ser sobre la tierra,
con esa pasión que lo llevara a la ejecución.
La pena de muerte, fue su castigo por amar al
ser equivocado, según los prejuicios de la
humanidad, en la plaza principal fue
degollado, por un verdugo, antes lo
torturaron, era el castigo ejemplarizante y la
humillación pública, la guillotina y finalmente
la destrucción del cadáver con el fuego.
En ese momento reacciono cuando sentía las
llamas del fuego, sintió el infierno y el diablo y
la muerte se disputaban, ese forastero del
tiempo, condenado a la vida eterna, como
una deidad.
El fuego lo hizo reaccionar y lo volvió a la
realidad de estos tiempos, y aparece
caminando, como sonámbulo, entre la
multitud, entre sirios y alabanzas, sin saber
quién era, cansado mentalmente y
físicamente, plegarias y cantos a dios, una
solemnidad, vio las luces de los cirios, y olores
del sahumerio supo que estaba aquí, en la
tierra y en estos tiempos pues esos olores del
157
sahumerio le recordaban, la celebración de
día de muertos………
Las calles empedradas, miles de cirios
encendidos, el con un rosario y un crucifijo,
las campanadas de la iglesia repicaban, el
santísimo acompañado con ramos de
hermosas flores, eso parecía de otro mundo,
en un pueblo lleno de magia y misterios
escondidos, COATEPEC.
La procesión siguió hasta la iglesia, el rosario
continuo, el aroma del sahumerio y el aroma
de las flores, se impregnaron en el cuerpo de
ese hombre, lleno de misterios ocultos, de
misterios encendidos de pasión.
La veneración, termino se persigno ante la
custodia del señor y se alejó sin dar la
espalda, hasta perderse entre la multitud,
fuera de ahí, la fiesta mundana estaba a lo
que daba, inicio su camino y lo envolvieron
perfumes de pasión, lleno de aromas, de
cirios, nardos, entonces llego a su casona, al
palacio, abatido y cansado.
Llego con Florencia, con un cirio, en las manos
alabando al santísimo, era una noche
misteriosa, sintió la presencia de Dios,
158
sorprendida la dama de las noches
Porfirianas, de Emiliano nunca se imaginó que
ese hombre tan pasional buscara a dios.
Y se preguntaba, jamás pensé, que en mi casa
estaba un hombre que buscaba a Dios.
Extrañada lo interrogo, pero el joven
ingeniero no sabía porque esta conversación,
pero la escucho.

¿De dónde viene Emiliano?


Del templo de San Gerónimo.
No pensaba que fuera a la iglesia.
Si señora, soy devoto de la iglesia católica.
Pero Emiliano, mire como viene.
No sé cómo llegue, yo creo en Dios y estoy
aquí.
Pero pase, la cena esta lista.

Inmediatamente, dio órdenes al mayordomo,


para traer el servicio, desde luego primero,
pidió el café.

159
Emiliano llego fatigado por todos los
recuerdos y lo que volvió a vivir, no quiso ser
descortés con la anfitriona de la casa, tomo
café e inmediatamente se retiró a su
recamara, tomo un baño de tina que el
mayordomo, le preparaba todas las noches, el
baño contaba con varios frasquitos de
diferentes aromas para relajarse.
Emiliano ya era amante de la aromaterapia, al
igual que la hidroterapia, se relajó y procedió
a dormir recordando en su sueño a Gloria.
Esta hermosa trigueña en conflicto, ella se
preguntaba, si fue amor o deseo, por qué se
entregó, a un hombre que apenas y conocía,
fue el misterio, y el erotismo sexual que
provoca, este hombre, que la enamoro.
Ella conoció a Zeus.
Y fue a Zeus a quien se entregó.
A un hombre que siempre tuvo en sus sueños,
el ideal de hombre que parecía había
conocido, ya en tiempos pasados, muchas
confusiones, la hacían feliz, el recuerdo de ese
acto de amor o de sensualidad desconocida,
había descubierto la pasión de su cuerpo,
160
imaginaria en su mente, que algún día soñó,
pasional, entrega total, tal cual fue.
Así como una fantasía erótica sensual, con el
hombre romántico delicado y fuerte al cual
entrego su virginidad, su vida, su alma, la
entrego a dios, a través de este hombre.
No tenía ninguna duda, no se equivocó, fue la
pasión por un hombre misterioso y
melancólico, que le robo el corazón en el
primer momento que lo conoció, en la tierra
del café, se embrujo de los aromas de su piel.
Lo vigilo paso a paso, hasta la seducción del
amor, en el rio, en la cascada ahí se
descomponía la luz, en múltiples colores, en el
arcoíris del amor, que al mirarlo le hervía la
sangre con una pasión sin control, en el rio
apago esa ansiedad que ya se hacía eterna, se
entregó, no se arrepentía de nada, solo se
preguntaba, de que iba a suceder con el
ranchero, del cual estaba comprometida.
Que lo amaba, pero que jamás tanto como al
hombre al que se dio, a una entrega total, el
cuerpo ya es el de una mujer.
Hoy encuentra respuestas, a tantas preguntas,
161
piensa que era costumbre el amor que sentía,
después de convivir tantos años desde niños,
nunca fue amor, sus sentimientos se
confundían, tenía que conocer a otros
hombres, que ahora al conocer el amor pleno,
ya no hay que dudar.
Los padres los comprometieron, olvidando los
sentimientos de sus hijos, los hijos no son
propiedad de quien los engendran, al nacer ya
son libres, bendito dios, los padres no
deciden, cuál será el destino de un ser.
Aunque para ellos era la pareja perfecta, todo
cambia, los tiempos pasan y solo la costumbre
queda, hay que romperlas.
Esta chiquilla vivía un gran dilema, hacia
donde ir.
El dilema: de volver a ver a Emiliano o
desaparecer de su vida, estaban implicados
los deseos de los demás, pero no el de ella.
Estaba insegura de cumplir y más ahora de la
entrega de su virginidad a un hombre sin ir a
los altares.
La actitud de Gloria cambio, hacia sus padres,
los padres no sabían, no entendían de su
162
comportamiento hostil de su hija, ambos
implicados, un matrimonio arreglado desde
niños, por conveniencia, para incrementar
fortuna, la fusión de tierras cafetaleras, ellos
crecieron, empezaron abrir panoramas y ver
más allá, conocer las inquietudes que te dan
otros rumbos, otros tiempos, nuevas formas
de vida, el modernismo, el conocimiento de
otros mundos, de placeres de todos los
tiempos, que son tabúes, que pocos se
atreven a romper.
Francisco campirano, ranchero, criado a la
usanza dominante sobre las mujeres,
acostumbrado a hacer su voluntad, como un
hombre machista, mujeriego, y borracho.
Vivía en las cantinas, y en las peleas de gallos,
caminaba en el infierno, creía ser dueño del
mundo y las mujeres.
Las noches las vivía intensamente, jugando
gallos en las ferias y plazas clandestinas.
Hombre de garra, hombre valiente, entre
cervezas y tequila, amor enfermizo y
dominante de Gloria, un cambio total, fue la
ternura que vio en Emiliano que la hizo
entregarse y olvidarse de Francisco.
163
Emiliano, seguía la vida llena de trabajo y
responsabilidades, deseando encontrar el
amor perdido, quería formar una familia, feliz
en el paraíso, amante de la naturaleza, con el
amor le brillaban los ojos.
Solitario y misterioso, en el café de los
portales pasaba el tiempo leyendo y tomando
café.
EL sentimiento crecía, no hizo caso a las
advertencias de su amigo, había encuentros
con su amada, en los parques de la capital
Veracruzana, Jalapa hermosa ciudad histórica.
Caminando por las calles estrechas e
inclinadas con su amada Gloria, felices
tomados de la mano jugueteando, una pareja
feliz, Gloria simulaba alegría, expresaba
preocupación en pequeños destellos, pero
feliz, demostrando amor a ese hombre
misterioso, que le robo el corazón, ese
misterio es lo que llamaba su atención, felices
disfrutaban momentos.

164
Vivian el presente, con esos besos
apasionados, bajo la sombra de árboles
floridos.
Los jardines testigos, del amor de esos seres
encontrados por la vida, todo parecía
hermoso, reían a carcajadas, jugueteaban,
siendo la trigueña guía del enamorado,
conocieron el Palacio de gobierno, pasaban el
tiempo en los conciertos dominicanos de
grandes orquestas sinfónicas, y de los
atardeceres literarios.
Esta mujer y la música llenaban los vacíos de
Emiliano, la música de los concierto y las
165
óperas, voces de la sopranos, escuchando a
Madame Buterfly, de Giacomo Puccini,
maravilloso escenario, el amor fluía a flor de
piel, pero solo Gloria sabía lo que sentía, el
regreso por el camino viejo de Jalapa a
Coatepec, maravilloso para un hombre
enamorado, pararon el vehículo, al nublarse la
tarde, cobijados por la lluvia intensa, daba
vida a ese amor, puro y limpio, no había
sentimientos perturbadores, platicando paso
el momento, el sol renació de entre las
montañas.
El viaje continuo, por el camino viejo,
boscoso, arboles a la orilla, un ápice de luz,
envolvía los sentimientos de ese amor, que se
gestaba, como una historia mítica, ella cerró
los ojos, recargo la cabeza sobre el hombre de
su amado, aferrada a los recuerdos de la
entrega en la posa del rio, ambos en silencio
pensaban lo mismo, queriendo repetir esa
entrega, cerraba los ojos, con un silencio, que
allá a lo lejos escuchaba una flauta
acompañada de una orquesta de vientos
mágicos, saliendo del bosque, la luz
interrumpía y las curvas del camino eran el
motivo del acercamiento de esos cuerpos, los
166
pájaros cantaban lastimera mente como si
ellos conocieran el futuro de ese amor, solo
con la mirada se comunicaban porque su
amor se sentía, haciendo de ellos una solo ser.
Algo pasaba, preocupante de costumbres
ancestrales, la sábana blanca para la alcoba
nupcial, para mostrar al pueblo que valió la
pena el compromiso, y el cuidado de la
virginidad de las mujeres, que daban orgullo
al hombre infiel, que mientras más mujeres
pasaran por su cuerpo, eran más hombres, no
importando destruir vidas de seres
vulnerables, que no tenían el derecho a la
aventura, pues se les catalogaba como putas.
Al llegar al pueblo, Emiliano llevo a Gloria en
una calle no transitada, para cuidar la
reputación de la mujer.
Gloria no se dejaba ver acompañada, con otro
hombre que no fuera su Pancho, escogido por
los padres de la pareja, temía ser vista por
quien sabia de su compromiso.
Emiliano ya en su alcoba, quitándose la ropa
para el baño relajante después del paseo,
sudado y emocionado por esos momentos,
ignoraba que era asediado y vigilado por
167
Florencia enamorada, mirando desde otra
alcoba, como este hombre, mostraba su
músculos, le hacían recordar tiempos
pasados, de amores perdidos, de lo
implacable que fue al despreciar, tantos
hombres de su juventud y que ahora reclama,
pero ya no está en ese momento, esta mujer
siempre con seguía lo que quería, por su
belleza, y la posición que tenía, dueña de una
Casa non Santa en la ciudad de México.
Siempre alagada por funcionarios del
gobierno, banqueros, gobernadores,
diputados, secretarios de estado, que pedían
discreción, pagando con favores o con dinero
del pueblo, aparentaban mojigatería, yendo a
la misa los domingos, y fiestas que guardar,
ante la sociedad, que mientras más
moralistas, más corruptos, fingiendo
espantarse, de los placeres mundanos.
Esta mujer, mirando ese cuerpo de hombre
sensual, echaba a caminar su imaginación,
vivía sus fantasías sexuales, introduciéndose
los dedos en la vagina, recobrando las
imagines de experiencias pasadas, momentos
imaginarios, orgasmos que iban y venían, se

168
auto satisfacía, serrando los ojos, tocándose
los senos, hasta hacer de sus sueños,
realidades presentes, y nuevamente, tener un
orgasmo, era maravilloso volver a vivir, esas
sensaciones, ella quería a este hombre,
después de haber adoptado ese sentimiento
de conformismo, este hombre le vino a revivir
el alma, y el ser.
Emiliano sin saber lo que provocaba,
disfrutaba de su baño de tina, relajándose,
entre la espuma y el agua tibia hasta quedarse
dormido, por un instante, escucho música de
una orquesta sinfónica, que volvía a relajar su
cuerpo, para después sentir, el agua fría,
recibiendo los beneficios de templar sus
músculos como si fueran hierros, entrando a
una forja de altas temperaturas.
Su cuerpo torneado, cerraba los ojos e
imaginaba a la trigueña, restregando su
cuerpo en su piel, masturbándose cerrado los
ojos vivía sus fantasías, se sentía vivo con el
cuerpo de una mujer.
Allá entre la selva, se organizaba, el encuentro
de los dos seres de la boda planeada, un
encuentro para continuar la raza y la fortuna,
169
se pensaba que había llegado el momento de
unir dos vidas, a la sombra del espíritu santo,
llevar a los novios a un retiro para la reflexión,
antes de postrarse en el altar, dos hombres de
poder, cultivadores de café, las piñas de
grandes plantíos, las fincas con las cerezas
listas para la recolección, los recolectores
alegres con ese ambiente veracruzano, todo
mundo feliz, los padres de Francisco y Gloria
llegando a acuerdos para la boda, mientras la
trigueña preocupada pero buscando la forma
de cómo decirle a Emiliano de este
compromiso.
Emiliano seguía su rutina en la construcción,
ya en el pueblo pidiendo un conferencia para
dar informes del avance, de la obra, ahí con la
recepcionista, hermosa de labios sensuales y
voz ronquita, intercambiando comentarios de
lo que sucedía en el pueblo, de cosas
cotidianas, entonces llego una dama de más o
menos unos sesenta de estatura,
dicharachera, cincuentona licenciada en
derecho, que trabajaba, en las oficinas del
estado, saludo a la recepcionista, se hizo
presente con Emiliano, dio un saludo, como si
ya lo conociera, le dio la mano esa dama,
170
diciendo yo soy la licenciada Rosaura, me
encuentro en el Departamento de Justicia del
estado, cuando guste ahí me encuentra, muy
lanzada con Emiliano, sin reservas
coqueteando, que a este joven ingeniero le
sorprendió, dio media vuelta y se dirigió a su
amiga la recepcionista, movió la cabeza con
una actitud de conquistadora, haciéndose
interesante, no era tan agraciada por la madre
naturaleza, pero si se desasía por este joven
atractivo, que lo dejo sin palabras, dijo que no
se podía quedar un momento, ya que llevaba
prisa, entonces se despidió, diciendo, estoy a
sus órdenes ingeniero, cuando usted desee
verme, en la presidencia en Jalapa, hasta
pronto, Emiliano solo sonrió, diciendo hasta
pronto, ya después de esa escena, el forastero
sorprendido, interrogo a su amiga, la
recepcionista.

¿Oiga parece que ella me conoce?


Desde luego ingeniero, todo el pueblo lo
conoce, usted es de los hombres que no
pasan desapercibidos.
¡No me diga, eso ¡
171
Sí, eso es verdad.
Si lo conoce, el ferretero, el pintor, el pianista,
el zapatero.
Desde luego con toda esta gente tengo tratos.
Está de acuerdo que es muy conocido.
Si lo acepto.
Mi amiga y yo, ya habíamos comentado
respecto a usted.
¡Pero, así como así, se presentó sin siquiera
preguntar, de quien se trataba!
Así es, a mí me sorprendió, que me dejo con
la boca abierta, se lo juro.
Al igual, a mí, pero bueno a lo que vine
señora, que aún tengo mucho trabajo.
Desde luego ingeniero, en seguida lo
comunico.

La operadora enlazo a Emiliano, con la Ciudad


de México, después de unos minutos término
la conferencia, pago el costo y amablemente
se despidió y continúo sus actividades del día,
pasando al mercado a comer, en uno de esos
172
puestos de rica comida, de diferentes sazones
de Coatepec.
Una pareja discutía, fuertemente en la tienda,
los futuros esposos, ya habían llegado los
reclamos, de la infidelidad de Gloria.
Francisco estaba enterado, pero no podía
probar esos reclamos.
Gloria supo manejar esa situación, salió
avante, ese ranchero se sentía ofendido, pero
al fin se fue convencido de lo que la trigueña
le había explicado, se despidieron con un
beso.
Era el hijo del terrateniente, y fungía como
capataz, ordenando y arreando ganado en los
ranchos que poseía la familia, pendiente de la
producción de leche y entrega en los pueblos
cércanos, mucho trabajo, ya se sabía de la
carrera de caballos en los carriles donde se
presumía el día la soberbia, de quien tiene
mejores caballos de la región, caballos atletas
que daban prestigio a los rancheros y
diversión a los pobladores de Coatepec y de
toda esa región cafetalera, los pueblos harían
cita en el pueblo mágico, Emiliano también
estaría presente, amaba a los caballos.
173
Varias carreras estaban programas para el
domingo, la población alborotada por este
evento, las apuestas al mejor, los rancheros
con sus mejores montadores, agiles y livianos
jinetes, las muchachas muy femeninas para
apadrinar a los ganadores, con sus ramos de
flores y sus bandas de coloridos listones,
cervezas, aguardiente y tequila en el evento,
los vendedores puestos para alegrar el festejo
de la soberbia, cuetes para anunciar el inicio
de la carrera, Emiliano invitado especial, por
los trabajadores, ya que sabían de los gustos
de este forastero, parecía del norte del país,
ranchero amante de los caballos, y de la
charrería, las botas que lucía de piel de
cocodrilo, hechas a su medida por don Roque,
ya por estos días, grandes amigos y el
sombrero tejano que portaba, la fiesta se
alegraba con música regional, los sones
veracruzanos destacaban, tocando el Que
Reque.
Y más música alegre, norteña hasta de
mariachi, todo era alegría otros con sus
grabadoras al hombro, toda una fiesta de
pueblo, ahí se encontraría los rivales de
amores.
174
Emiliano hombre que a la vista se sabía, quién
era el fuereño, el diablo amigo, advirtió la
presencia de Francisco, el ranchero, en ese
momento Emiliano conoció a su rival.
Alertando Emiliano de su presencia, para él,
eso no importaba, era un hombre seguro de
sí, las apuestas en pleno, el gritón llamaba al
desquite, de carreras anteriores, los que
ganaron contra los que perdieron en la feria
de San Gerónimo, la carrera estaba por
jugarse, ya los caballos listos, después de un
calentamiento, los jinetes ya en los carriles,
preparados al disparo del revólver, indicando
el arranque de la carrera.
Las cervezas corrían como rio, los jueces en la
meta. pues se jugaba mucho dinero, y el
honor de hombres bragados y necios, se
escuchó el disparo del revólver, los caballos
arrancaron como alma que lleva el diablo,
inicio de la carrera, todos a la orilla de los
carriles apoyando al mejor, gritos y silbidos,
Emiliano emocionado, divirtiéndose sin
importarle la presencia del rival de amores, el
diablo junto con más trabajadores de la obra,
protegiendo a su ingeniero, de alguna ofensa,

175
sin que este se percatara de lo que podía
suceder, sin problemas, se pagaron a los
ganadores, comentarios comunes de esa
carrera sin contra tiempos, termino esa fiesta
en los carriles, Francisco por orgullo no dijo
nada solo observo a Emiliano, no quería
evidenciar su ofensa, abría tiempo para
comprobar la infidelidad, en afrentar al rival
sin tanto público y si era necesario retarlo a
un duelo de caballeros con un caballo y un
revólver, sin tanto público solo ellos.
A la cantina, caminaron los amigos del
ingeniero, a celebrar el hecho de la presencia
del ingeniero en esas fiestas, después de
varias cervezas, uno a uno se fue retirando,
hasta dejar al solitario Emiliano, quien decidió
ir a buscar otro ambiente, y llego, abrió las
puertas rechinando, un hombre de botas de
cocodrilo, vestido de mezclilla y texana.
Camino hacia el interior del salón, solo al
igual, ahí no habían ni moscas, se ha cerco a la
Sinfonola, la observo, para seleccionar una
pieza que le pegaba al corazón, de esas de
Cuco Sánchez, llamada “Grítenme Piedras del
Campo”, esta canción que le hacía sentirse

176
como pluma en el aire, y otra de sus favoritas
“Te Solté la Rienda” de José Alfredo Jiménez,
le traían bonitos recuerdos, de esos que
duelen, pero te templa el alma y el corazón,
este amigo era de esos que disfrutaban del
sufrimiento.
Y de las alegrías de sus vivencias, porque esto
era parte de la vida, a través de los siglos, de
la vida en la tierra, los seres humanos se
lastiman unos a otros, hay muchos
sentimientos, que valla no se sabe desde
cuando los traes, esta es la magia que te hace
vivir, así como la muerte.
Amorcito corazón, le levanto el ánimo, otro
más de sus recuerdos le traían alegrías y
tristezas de amores perdidos pues era un
hombre apasionado.
Como a todos los seres humanos de la tierra,
sentado en la mesa del rincón, con los ojos
bien abiertos, que, al mirar a una dama, luego
ella se le acerco, abrió todavía más los ojos,
llegando le dijo, hola guapo, aquí estoy para
servirte, el coqueteando le interrogo, si en
verdad estaba para servirle, la chica le
contesto con un beso, para sellar el contrato
177
de la noche, diciendo entonces sí, te traigo
una cerveza o un tequila.
Emiliano le respondió diciendo, siéntate aquí
a mi lado, vamos a escuchar esta canción,
después veremos que me sirves, ella le dio la
mano, le dio un beso en la mejilla y se sentó
sobre sus piernas, como si lo conociera desde
siempre.
Ella desconcertada sintió una atracción
diferente, a las acostumbradas, era su negocio
como dama de compañía, pues vendía sus
caricias a los hombres en las cantinas, y los
bares, era su trabajo, pero esto fue diferente
sentía que en algún lugar ya había recibido los
besos y las caricias de este hombre, era
atractivo, varonil como a ella le gustaban,
pero no era la atracción física del momento,
había algo más que la tenían confundida, ella
era una profesional, tenía experiencia, no se
enamoraba del primero que llegaba, como lo
hacen las noveles del oficio más antiguo de la
humanidad, lo que sentía por este hombre era
una inquietud tan inexplicable, que después
sintió curiosidad por él, por saber de esa
atracción misteriosa, que le causaba su

178
amabilidad, su simpatía, su misticismo, él
abría y cerraba los ojos, como si la luz le
deslumbrara.
Ella reacciono, le dio un beso en la boca y se
levantó insistiéndole, de que iba a tomar,
nuevamente le dijo Emiliano no te preocupes,
siéntate y vamos a platicar.
Enojada nuevamente insistió en la bebida, el
forastero pidió un café, sorprendida la mujer,
¡dijo un café!, si esto es una cantina, no una
cafetería.
El pregunto acaso no estamos en la tierra del
café, ¿no estamos en Coatepec?, ella un poco
molesta y sorprendida, se levantó de la mesa
y fue a servir un café, Emiliano divirtiéndose
por el enojo, sonrió y espero.
La chica llego con el café, ella se presentó
diciendo yo soy la canalla y tomo tequila y
coñac.
Pregunto ¿me sirvo un tequila?, el forastero le
contesto si, te invito los tequilas que quieras,
la canalla se fue a la barra, esperando el
servicio, pero como no le servían, se trajo una
botella de tequila con su respectivo caballito,
179
la canalla después de tomar se un caballito,
pregunto, tu cómo te llamas o como te dicen,
el hombre de botas, de inmediato iba a
contestar, sin esperar la respuesta la mesera
reclamo, diciendo porque me hiciste enojar y
no sé cómo te llamas para acabar, o dime que
apodo tienes, Emiliano medio pícaro y
conquistador le dijo a mí me dicen ¡El Diablo!,
ella siguió el cotorreo, y dijo entonces a mí me
dicen ¡Santa!, hagamos un pacto de
convivencia, vamos a pasarla bien, amigos,
dame un beso y entonces brindaron.
Te invito a cotorrear a divertirnos, bailaron,
disfrutando ella, tequila tras tequila, y la
noche llego, impactada de este caballero, por
la personalidad y la conversación que tenía, lo
agasajo le hizo el sexo oral en la penumbra, de
las luces, ambos satisfechos de este
encuentro, hicieron planes para la próxima
ocasión, dando por menores de donde se
pondrían encontrar.
Emiliano salió de la cantina, sobrio y alegre
caminando por las calles empedradas, y
recordando a Gloria, definitivamente se había
enamorado de esta trigueña veracruzana y ni

180
hablar.
Sentía su ausencia, añoraba el agua del rio
con la niña trigueña que le hacía recordar,
algo ternura del amor, con quien, él no lo
sabía, pero sentía que amaba, como jamás
nadie, abría amado en la tierra de los justos.
En las tierras de toda la tierra, hay pasiones, y
rivalidades por dar placer y cerca de ahí, junto
al mar, se ama intensamente un paraíso
donde las palmas borrachas de ese calor, con
la brisa del mar, te enloquece, con esos
cuerpos de ilusión que encuentras al entrar la
noche, las noches criollas de amor comprado
y de amores aventureros.

181
En las mazmorras del infierno, en zonas de
tolerancia del Puerto, de Veracruz, cerca de
San Juan de Ulúa, había una rivalidad en la
prostitución, de las doncellas ingenuas, que
iniciaban sus coqueteos con los hombres
ardientes de pasiones, de eso había platicado
la canalla, y le invito a conocer las playas con
palmas borrachas de sol, y bajo de ellas
placeres prohibidos, bellos jardines,
paradisiacos, bañando las faldas de las islas,
paraísos de las tierras Veracruzanas, luz de
ese sol pasional, que te incita a la poesía
sensual.

182
Y ahí bajo ese sol y sobre la arena ya cuando
las palmeras, yacen extasiadas, la luz se oculta
en el mar, existe un acto de pasión y de sexo,
donde el último rayo de luz acaricia las nalgas
de los amantes, esas bocas de sed de
sensaciones, existan todas las fibras de los
cuerpos humanos, de la punta de los pies a la
cabeza.

Emiliano hombre de otros tiempos,


comparado con los colosos sobre humanos,
buscando día a día el amor perdido de Sahara,
ahora este estaba en la tierra de culebras, de
mujeres bellas y pasionales, perdido en el
universo, su deseo de encontrar al amor
perdido, camina al infierno en sus noches de
pasión, aleado de la muerte, pero algo le
impide en el tiempo, su herencia ancestral
genética.
El amor en el rio, al final de las veredas, las
fincas del café, porque el sufrimiento, nadie lo
sabe, ha tenido alegría, la fiesta y la compañía
de nuevos amigos y de los hermosos caballos
que corrieron en los carriles, recordó que en
algún tiempo fue hombre de a caballo,
183
¿Cuándo? ni el mismo lo sabe.
En las afueras del pueblo, nuevamente la
pareja incomoda, del romance forzado
discutían, la infidelidad de Gloria, con qué
cara este hombre reclamaba.
Su orgullo y su soberbia, su machismo, se
sentía ofendido, humillado, la hermosa
trigueña se enfrentó a él negando toda
relación, con el fuereño, con sus dotes e
inteligencia de mujer, calmo las aguas, con
unas caricias, un beso, y la suavidad de su voz.
Francisco la tomo de la mano y le pidió
perdón por la ofensa a su futura esposa.
Gloria tenía que decidir, seguir con Emiliano o
terminar para siempre, confundida, mientras
su cuerpo se estremecía, al recordar los
orgasmos de placer en la entrega total, de su
cuerpo.
Maravillosos sueños de pasiones, su
imaginación de figuras desnudas, cuyas
actitudes vehementes, parecen agitadas por
una tempestad de desgracias, como si fuera
vidente de su futuro, le daba terror delo que
alguna vez, una hechicera de Catemaco vio en
184
su mano, desgracia y muerte, sufrimiento
para quien la ama, a un hombre de alma
blanca, que busca.
Se sometió a limpias con una gallina negra
criolla y yerbas, ahumada con inciensos, gritos
y rezos de la curandera para curar su espíritu,
y borrar las profecías, muchas limpias de
sanación, y de su aureola, rezos de
imploración a Satanás para ahuyentarle de su
destino.
Ella devota de san Gerónimo al altar fue a
pedir compasión de su camino, pidió perdón
por sus pecados, comulgo y se fue a los
cafetales.
Los días pasaron, la ¡Canalla! fue a buscar al
forastero, enamorada del misterio, después
de varios intentos lo encontró, el deseo de
verlo era grande, el forastero se alejó de sus
actividades, el exceso de trabajo en la
constructora lo tenía extenuado.
El encuentro fue grato, Emiliano accedió la
invitación, yendo a la cantina, era un viernes,
viernes social, en ese momento no había
muchos parroquianos, pasando un rato, ya la
cantina se encontraba muy concurrida, música
185
en vivo, cumbias, danzones y salsa, todos
bailaban y tomaban, el habiente agradable de
risas, y humo de cigarrillos.
Emiliano decidió divertirse, tomando
cervezas, mareado de tanto fandango, muy
dentro él sabía, que su amiga llegaría, una
invitada de honor, ¡la muerte!, su amiga la
más honesta, conocedora de este hombre
marcado.
En la mesa del rincón, el forastero la
esperaba, vio cuando llego, vestida de negro,
elegante afrancesada, ¡la muerte!, no paso,
en la puerta observaba.
Cual tímida e ingenua mujer, no paso al
interior, Emiliano galante, se levantó, fue a la
puerta, y la condujo a la mesa., le ofreció se
sentara a su lado, pidió una cerveza, ella se
transformó en una hermosa dama, solo el
caballero la miraba, nadie más, reían a
carcajadas, cada uno guardando la distancia,
Emiliano se preguntaba de cuantas veces le
había arrancado la vida, y le preguntaba
¿Cuántas veces me has arrancado la vida?, ni
uno de los dos lo recordaba, una amistad
abierta y sincera, bailaban, platicaban ¿qué
186
cosas? No lo sé, diversión, más diversión en
un momento todos miraron a Emiliano, su
proceder, sus actitudes, no tenían explicación,
unos pensaban que estaba alegre, otros que
estaba loco.
No comprendían, pero le hacían rueda
divirtiéndose de este hombre, en el centro de
la pista, bailaba con la muerte, todos se
divertían, de ese hombre raro, estaba alegre,
nadie podía ver con quien reía, con quien
bailaba, este hombre era indescifrable.
No entendían que pasaba, estaba caliente el
ambiente, la canalla observaba fijamente a
Emiliano, llego un momento que le asusto, se
retiró hacia la barra y platico con el cantinero
del hombre poseído, pero buen cliente, ella
siguió sirviendo las cervezas y las copas de
tequila, ignorando el proceder del fuereño.
Mirna la canalla, entendía al hombre del
misterio, pues sabía algo de ello, la mujer
extrañada, del comportamiento, del hombre
que amaba, le inquietaba por saber más de él,
quería saber los secretos que guardan sus
caricias y pasión de sus labios, cuando besaba
intensamente.
187
Emiliano dejo de bailar, camina hacia la meza,
se sentó, ya cansado dejo de hablar, la muerte
encendió su puro, fresca y rozagante, como
una flor en primavera, observo a su amigo, y
decidió que era momento de retirarse, el
hombre se quedó dormido sobre la mesa, a su
memoria apareció Sahara, ya sin saber más
nada de él.

Algo anunciaba la visita de ¡la muerte!, muy


fraternal, no se veía muy seguido, voces de
grandes coros en los sueños de Emiliano, la
ópera llamada “Mefistófeles” estaba
presente, se escuchaban en los oídos de este
barón.
Se encontraba en el interior de un sarcófago,
a un lado de un féretro, a los pies de Sahara
ahí estaba, luego un paseo por los jardines del
palacio real, y allá en la torre mayor del
castillo observaba la Reyna a esa pareja, de un
valiente caballero de armaduras de ternura y
amor hacia su única hija heredera del trono,
en el viento un sonar de notas musicales,
ejecutadas por violines y flautas, y la
religiosidad de las voces alabando al
188
sentimiento más noble que es el amor.
La madre se toca el corazón, eso era bello,
pero no será posible, imploraba a dios, decía
¡oh, Dios imploro a los cielos” y a las deidades
y nuevamente repite el nombre de Dios!, la
ejecución de la música bella se va
desvaneciendo lentamente, acortándose las
notas, luego un suave viento se lleva el alma
de su amada, Sahara.
Aturdido se levantó de la mesa y como arte de
magia, se le bajo la borrachera, ya no vio
nada, ya no escucho esa música, que le
anunciaba bellos presagios, hermosos acordes
con una mezcla de notas fúnebres.
La muerte se fue, advirtiendo que pronto
estará, nuevamente de regreso, diciendo,
traigo un negocio pendiente que tengo que
resolver, y se fue riendo a carcajadas.
Emiliano impactado sin saber qué había
sucedido, sin recordar, solo miraba a hombres
borrachos casi desmallados sobre las mesas,
ya agotados, fulminados por el alcohol, unas
mujeres desarregladas, con el rímel corrido
sobre sus mejillas, labios despintados, otras
expertas, frescas como la mañana, solo
189
habían ingerido agua pintada de cerveza,
todas unas profesionales del oficio, los
meseros levantando los servicios, limpiando
mesas, levantando muertos.
La noche se había desvanecido, las caricias
falsas y los besos comprados, el humo se
había esfumado, la canalla se había retirado
de la escena, le asusto la actitud de su amor
del momento, Emiliano se despidió del
personal de la cantina, y se retiró, el mesero
lo llamo para entregar la texana olvidada,
agradeció, le dio una buena propina y se
retiró.
Eran la una del día, listos los trabajadores para
salir a comer, el cielo se nublaba, encapotado
el cielo, cuando venían dos hombres
corriendo con las ropas en llamas, gritaban,
auxilio, auxilio, asustados, desesperados,
pidiendo ayuda.
Emiliano, corrió desesperado gritando los
extinguidores, se estaban quemando en vida,
se habían encendidos dentro de un tanque
reactor, instalaban el sistema de agitación, sus
ropajes concentrados de grasas, su falta de
experiencia y de no seguir las instrucciones de
190
los supervisores de seguridad, concentraron
sus ropas de oxígeno, para mitigar el calor por
efecto del calor de la soldadura,
inmediatamente se les cubrió de polvo para
apagar ese fuego, se logró mitigar el fuego, ya
tenían quemadura de primer y segundo
grado, afortunadamente se les ayudo a
tiempo, de inmediato se les llevo al hospital
municipal de Jalapa, de emergencia para curar
sus quemaduras.
Día trágico para la mente de Emiliano, porque
si algo le preocupaba, era la seguridad del
personal, un golpe bajo a su estima de buen
ingeniero, se tomaron medidas, más estrictas
de seguridad, la obra seguía su curso, y el
joven ingeniero continuo con su deporte
corriendo entre los caminos de cañaverales, y
las fincas de café, algo sucedía, la trigueña no
daba señales, de sus visitas al rio, eso le
angustiaba al forastero, ya que enamorado de
ella estaba, algo más le preocupaba, la salud
de sus trabajadores, internados, ya en el
seguro social, en Jalapa, hacia viajes
constantes a la capital Veracruzana, por ahí se
encontró a la lanzada señorita cincuentona o
quizá sesentona.
191
Emiliano cual caballero, fue atento con la
licenciada, Rosaura pero no porque le gustara,
sino por atención, ella muy tenaz,
comprometió a este forastero, le lanzo una
invitación a tomar café, Emiliano gentilmente
rechazo tal invitación, pues tenía que hacer la
visita a sus trabajadores, Rosaura que era muy
insistente y además educada, acepto tal
negativa, sintió un poco de mal estar tal
insistencia, pero acepto, la señorita, iba
cumpliendo su objetivo, se retiró, pero antes
le tomo la mano, y dijo veo que tiene una vida
muy interesante ingeniero, y pregunto
¿cuándo me permite leerle la mano?, sin
esperar respuesta, comento que allá en
Coatepec le leería el futuro, el forastero ya no
pudo negarse y acepto, al fin había logrado
ese encuentro, su amigo acepto, le convenció
la audacia de esa mujer, se notaba que este
hombre no se le escaparía.
Lo tenía en la mira, le hizo el comentario que
tenía unas manos fuertes, que harían
estremecer al sexo femenino y parecería que
tenía larga vida, pues observo las líneas de la
palma de las manos, dijo que era importante,
leerlos asientos del café, para mirar lo que le
192
depara el destino, Emiliano cortésmente,
contesto, que el destino se lo forja uno,
haciendo que las cosas sucedan.

Francisco no quedo convencido de la


explicación que le dio Gloria, respecto a su
infidelidad, y hablo con sus padres para
adelantar la boda, pues su orgullo de hombre,
su machismo, no le permitiría que su futura
esposa fuera de otro, y mucho menos por el
compromiso, pactado por sus padres desde la
niñez, seria de mesiado humillante, ese
cambio de historia, por un forastero, que
irrumpió la tranquilidad de esta pareja, a
Francisco le cambio la vida por esta
intervención, ya ni la pelea de gallos lo
tranquilizaban, en fin hablo con su padre para
formalizar y poner fecha para la boda por allá
en “En alto lucero”, en “Loma bonita” o donde
fuera, tierra de mujeres de ojos claros, o en
loma bonita, tierra de las piñas, en algún lugar
de estos, los padres del novio lo decidirán.
Habían noches obscuras y tormentosas para la
trigueña el no saber qué hacer, pues el
compromiso era un pacto de honor y respeto
193
de la familia, esto le causaba dolor, Emiliano
no conocía de este compromiso, pero él no lo
entendería pues sus costumbres son de
libertad y de respeto al derecho de las
mujeres, poder elegir con libertad a la pareja
para toda la vida por las leyes civiles, y la ley
de dios, aquí debajo del cielo azul, que el
creador les regalo a sus hijos, no a la
esclavitud que degenera al ser humano.
Ella lloraba su desdicha, fue hacia el rio, a
recordar el día más feliz de su vida, frente al
hombre de cuerpo torneado, vigoroso,
romántico, de mirada penetrante, nostálgica,
y misteriosa, de lenguaje corporal, que
expreso con el cuerpo de David tallado en
mármol, como una escultura viviente, de esos
colosos que esculpía Miguel Ángel, para
liberarlo, a la eternidad, ahí sentada bajo la
sombra del árbol de mango colosal, mirando
al rio imaginando, la escena viviente, donde
entrego hasta el alma a un hombre, que
parecía de otros tiempos por su forma de
enamorar y de amar.
En aquel árbol abrazada lloro, en aquel lugar
donde fundieron sus cuerpos en uno solo,

194
para la eternidad, ahí en ese árbol gravo su
nombre, y el mango le entrego una flor, las
campanas repicaban, ella se alejó para jamás
volver, ya que tomo una decisión de olvidar a
ese caballero de botas, que siempre vio en sus
sueños y que fue real la existencia, de ese
hombre.
Camino al pueblo, Emiliano iba tranquilo y
sereno, encontró a su amigo el diablo,
portador de una mala noticia, que no sabía
cómo hacerle saber, de qué Gloria había sido
llevada a la finca de la flor, allá cerca de la
montaña entre la selva, ríos, cascadas y
caminos agrestes difíciles de transitar, solo a
caballo se llegaba, allá entre las nubes donde
se confundió el cielo con la tierra, allá en el
cerro de las culebras sagradas, de los
totonacas, donde todavía se adora a los
dioses naturales, que se miran y que se
sienten, allá donde se sanan las
enfermedades con las hiervas y los ritos
ancestrales, lugar donde la pureza es esencial,
para la procreación de los herederos de la
raza humana, protegidos por las culebras un
lugar alejado para resguardar a Gloria, la
futura desposada, la chica virgen para el
195
futuro matrimonio, las ancianas familiares del
novio la iban a preparar de acuerdo a las
costumbres ancestrales de los nativos de la
región, para purificar su cuerpo y hacerle
saber de las obligaciones, como mujer de la
tierra de las culebras, futura esposa y madre.
Emiliano al saber de esta situación, tomo el
camino hacia los cafetales, sensible el
corazón, lloro caminando hasta llegar al lugar
donde se consumó el amor, que ya la sentía
suya, aunque en algún momento, dudo de la
entrega total, un velo de olvido, cayó en su
rostro viéndola feliz.
Al ranchero le empañaba la felicidad, por
designio de costumbres y tabúes de las
familias, arraigadas al pasado, que se resisten
a los cambios, los seres humanos deben tener
libertad, igualdad de derechos, pues las
mujeres no son mercancías intercambiables,
para satisfacción de los hombres, por la
ambición del poder humano, las tradiciones y
costumbres, se respetan siempre y cuando no
se dañe al ser humano.
Emiliano no entendía, se sentó en las raíces
protuberantes del árbol de mango,
196
Sus pensamientos, de tristezas o de felicidad
por recordar la buena ventura o el adiós, pero
brillo la alegría en su rostro, entendió lo más
hermoso, de momentos agradables, y susurro
una melodía, su aliento, su voz de barítono en
aquel paraíso, floreció, tarareo entre dientes,
la canción que alguna vez su abuelo, canto a
su abuela de estos tiempos.
El sonido no podía ser de otra manera a
media voz, como el Bell canto, imaginando el
sonido de voces femeninas, de los coros
venecianos, en compañía de la voz del
ruiseñor enamorado, del amor.

En el tronco, de un árbol,
Una niña, gravo su nombre,
Henchida, de placer.
Y el árbol, conmovido allá en su seno.
A la niña Una flor dejo caer.

En el tronco de un árbol,
197
Una niña, gravo su nombre.
Henchida de placer,
Y el árbol, conmovido allá en su seno.
A la niña, Una flor dejo caer.

Yo soy el árbol afligido y triste.


Tú eres la niña que a mi tronco hirió.
Yo guardo para siempre, tu querido nombre.
Y tú que has hecho de mi pobre flor.

El forastero se alejó, cabizbajo, mirando que


la noche llegaba, el camino por las veredas
agrestes entre las fincas de café, un cenzontle
le llamo la atención al cantar, levanto la
mirada, vio el nido que colgaba de la rama del
árbol más alto, que lo hizo ver al cielo, ese
acto le levanto su estima y pensó que no era
tan fácil encontrar el amor, que ya una vez
perdió.
Toda esta nostalgia le recordó, de lo que
habían padecido sus ancestro, tras la
Revolución francesa, la vida política en el País
198
Vasco francés, fue escasa, se padecía de
trabajo, no se resistían, a padecer hambre, su
orgullo los mantenía a flote, no podían ir en
contra de su genética, les dolía dejar esas
montañas de los pirineos, esto lo que les hizo
tomar una decisión dolorosa, la migración a
América, que ha sido el suceso más
importante de los últimos ciento cincuenta
años: ciento cincuenta mil franceses,
emigraron entre mil ocho cientos cincuenta y
siete y mil ocho ciento setenta y siete, de los
cuales treinta y un mil procedían del
departamento de Bajos Pirineos: entre mil
ochocientos ochenta y cinco y mil ochocientos
ochenta y siete, emigraron de Bajos Pirineos,
a Argentina, Uruguay y Paraguay, fueron el
destino de la mayoría de los emigrantes,
también hubo quien emigro a Chile, a
mediados del siglo XIX, los bisabuelos de
Emiliano emigraron a México, sin embargo,
fue la fiebre del oro en California la que incito
a los Vascos a emigrar. La primera guerra
mundial 1914- 1918, dejo una profunda
huella, en el país Vasco francés: seis mil
muertos.
Emiliano es un hombre que se siente
199
orgulloso de ser criollo, nativo de México, que
aun disfruta los bosques como sus ancestros,
los vascos que son un “pueblo que vive en el
bosque”, que son amantes de su tradición, su
lengua, sus costumbres y también su
“genealogía”, los vascos, son un pueblo, que
habita en parte del sur de Francia y del norte
de España, se asisten en el área conocida
como “País Vasco”.
Controlo sus emociones y a su casa llego,
encontrándose con Florencia, camino por los
portales de esa casa hermosa, a la orilla del
jardín de los naranjos, que despedían un
perfume de asares embriagante de perfumes
ancestrales, que Emiliano guarda en la
memoria de sus genes, aromas de las vidas
pasadas.
Florencia le invito tomar un café, en medio de
ese aroma seductor, Emiliano acepto a pesar
de su dolor, sabía ocultar, era un hombre de
carácter de su descendencia de los vascos, era
todo un caballero.
El mayordomo pendiente, le acerco la silla y
procedía a servirle un té de asares, solicitado
por el invitado.
200
Florencia pendiente de los movimientos y
buena observadora del rostro del joven
huésped, pregunto acerca de su estado de
ánimo, lo hizo en una forma sutil y cariñosa ya
que a leguas se notaba el interés, digamos el
amor o el deseo por Emiliano.
El forastero, no expreso nada, respecto a sus
sentimientos, pero se notaba triste y
agobiado, que pidió le disculparan por
retirarse, se levantó de la mesa y se fue a la
recamara, mientras pensaba por la
desaparición de su novia, y que podía hacer
sin ella, si había decidido, irse sin decir adiós.
Mientras tanto Gloria luchaba con tantas
emociones encontradas, respecto a su futuro,
por tantos prejuicios de las familias, decidida
estaba de enfrentarse.
Los preparativos de la boda estaban y las
amonestaciones corrían en las iglesias, de
Coatepec y de Loma Bonita, lugares de
nacimiento, de los novios.
Las mujeres concretaron el viaje a la ciudad de
México, para comprar el ajuar de la novia, los
vestidos de la familia para el gran día.

201
Y los hombres organizados dando
mantenimiento a la hacienda, a los hornos
para preparar la comida, comprando las
bebidas, contratando a los mariachis y los
grupos para el baile y no podían faltar la
música veracruzana, todo un alboroto de los
preparativos para esa gran boda.
Emiliano resignado, seguía su vida llena de
trabajo y la rutina del deporte, olvidando las
diversiones, desilusionado por no saber el
verdadero motivo del desamor de la trigueña.
Un hombre soltero, en un pueblo de paso,
había decidido estudiar en la escuela de
idiomas de la universidad de Jalapa, y así lo
hizo.
Un día, Emiliano se apareció con don Roque,
un viejo pachuco, apasionado del danzón,
este ritmo proveniente de la Isla Caribeña
“Cuba” y el son, radicado en Veracruz, parte
de la identidad de los jarochos, gente alegre y
vaciladora, franca, honesta Y guapachosa,
ritmos alegres, y de canciones románticas,
alusivas a los ritmos africanos y a las
canciones románticas cantadas por Toña la
Negra, como Oración Caribe y Veracruz,
202
canciones compuestas por Agustín Lara.
Este viejo pachuco invito al joven forastero, a
conocer los salones parques o cantinas del
puerto de Veracruz donde se baila, se
pusieron de acuerdo para ese viaje, fijando un
día viernes para ese baile de danzones y
canciones emborrachadoras alusivas a esa
tierra candente.
Emiliano emocionado por esa noche que le
esperaba, se retiró y en el camino rumbo a la
construcción, se atoro, encontrando a Mirna,
su amiga de noche de borrachera.
La monísima Canalla, mujer decidida a
conocer los secretos del forastero de quien se
había enamorado, por los misterios que
asomaban, en las noches, que se habían
vuelto nostálgicas para la canalla, la ausencia
del caballero le causaba tristeza.
Las luces de diferentes colores, la luz en
penumbra, las mujeres bellas dan el tono a las
noches de ensueño, de caricias y besos
comprados, esa era la vida de Mirna, el
glamur de la noche fascinaba y embrujaba.
Mirna madre de cuatro hijos, abandonada,
203
víctima de celos ,sufriendo maltratos físicos,
que la obligaron a ser parte de las estadísticas
de terror, ella tenía que trabajar, como toda
mujer que desea sacar adelante a sus hijos,
decide trabajar en una cantina, que fue lo
primero que se le presento, ese medio de
borrachera y de placeres, no importando su
reputación de mujer, por los bajos salarios
que se pagan, insuficientes para los gastos, de
una familia, esto la orillo a trabajar como
prostituta
Se encuentran en el camino, ella lo invita a
salir, Emiliano se encuentra dispuesto, había
pasado ya mucho tiempo, desde la última vez
que tuvieron contacto, Mirna ya extrañaba la
presencia, y deseaba saber que pasaba con la
vida del hombre de misterios, en fin, ya
estaban juntos.
El hombre de botas, la invita a comer al
restaurante en la Orduña, un lugar a la orilla
del camino viejo a Jalapa, llegaron, caminaron
hacia la mesa que daba al jardín, atendidos
inmediatamente por los meseros, trayendo la
carta.
Mirna deseaba saber, del misterio de lo que
204
había sucedido, en aquella noche en la
cantina, la curiosidad la mataba, y pregunto,
de ¿qué había sucedido la última noche que
nos vimos en la cantina?
Las cosas extrañas del comportamiento de
este caballero.
El sí, tenían una respuesta, eso era lo más
importante del encuentro para la dama de la
noche.
Mirna fue sutil dijo.
Mi amor, ¿qué vamos a tomar?
Una cerveza, y tú pide lo que quieras.
Hace mucho calor, te acompaño con una
cerveza.
Hay, amigo trae dos cervezas, por favor.
La canalla, llamo al mesero, pidió la carta para
elegir los platillos especialidad de la casa, y
reafirmando las cervezas para mitigar la sed,
el inmenso calor era sofocante, el mesero
muy atento, extendió la carta y dio las
sugerencias de los platillos del día, y procedió
a traer las bebidas, o sea las cervezas.

205
En lo que los comensales, decidían que
platillos ordenar, Mirna, la canalla, se levantó
para seleccionar una canción que le agradaba,
que le hacía recordar la vida de placer que
llevaba, se sentía orgullosa, pues lo hacía por
un buen fin, y escogió la melodía, cantada por
José, José. “A Esa”.

Qué bonita canción, muñeca.


Con esa me siento identificada.
Identificada por qué.
Porque soy una puta.
No mi amor, no digas eso.

Entonces Mirna, abrazo a Emiliano y echo a


llorar, diciendo que ya no soportaba esta vida,
por la discriminación que sentía de sus
vecinas y vecinos, que no respetan su
decisión, a la elección del trabajo, que había
elegido, pero a la vez se sentía orgullosa de
ser quien era ahora, por el fin que perseguía,
aunque le dolía, por las humillaciones que
también recibían sus hijos, pero ellos están
206
madurando, y son buenos estudiantes.

Vamos, no llores, eres una gran mujer.


¿De verdad eso te parezco?
Si de verdad.
Esa es la razón porque estamos juntos.
Eso me hace sentir bien, guapo, gracias por
decir lo que me dices, dime mi amor, me
inquietan muchas cosas de ti, yo te entiendo,
por algo que quisiste comentar en otra
ocasión y no te permití, pero ahora si quiero
saber, por ahora ya no quiero, seguir
hablando de mí, el asunto es otro, dime lo que
yo quiero saber, de tu vida. De esa vida
fascinante y misteriosa que me enamoro de ti.
En mi vida no hay nada fascinante ni
misterioso, solo soy diferente, como tú eres,
diferente a otras mujeres, lo cual te hace ser
especial.
Qué bonito hablas, seguramente has tenido
muchos amores.
No pienses de esa manera, soy amable con

207
todos los seres humanos, y eso me hace
diferente.
Quiero que me digas, de algo extraño, algo
que observe, esa noche que bailabas solo,
reías y te divertías, tal parecía que estabas
acompañado.
No sé a qué te refieres.
Te estabas divirtiendo y tomando conmigo, yo
seguía hablando, no me hacías caso, de
pronto volteaste, a la entrada de la cantina, y
tu expresión cambio, de extrañado a más
alegre, te tomaste el tequila, te levantaste, y
te dirigiste a la puerta, luego te diste la vuelta
y tu brazo, parecía que volaba, llegando a la
mesa, bajaste tu brazo, arrimaste una silla, y
serviste dos tequilas, y brindaste por la
muerte, tu seguías en un dialogo, quise
entenderte, en ese momento, si me asuste,
me levante de la mesa y me fui.
Que ¿te pareció extraño?, no hay nada de
extraño, solo hablaba con la Muerte, mi amiga
de la eternidad, mi acompañante, junto con la
soledad, de toda la vida.
¿De toda la vida?
208
Si de toda la vida, no te asustes, nunca hablo
de esto, porque piensan que estoy loco, pero
te voy a contar, para disipar tu curiosidad y el
peso que yo siento al no hablar de esto con
todos, porque no me entenderían, de algo
que yo mismo no comprendo, es una
situación para normal, para mí, porque nadie
sabe de esto, y hoy te vas a enterar de mi
relación, con la muerte.
Por dios guapo no me cuentes nada, no
pensaba que fuera eso, son cosas del más allá,
yo pensé que tenías problemas de locura,
pero me atreví a decirlo porque me estoy
enamorando de ti.
Te voy a contar, mis problemas no son
psiquiátricos, no soy peligroso, solo amo con
locura pasional, desde los orígenes de mi vida.
Mirna, impresionada y asustada, se paro fue
al baño de damas, retorno a la sinfonola y
repetía esa canción “A, Esa”, una y otra vez.
No me cuentes más, por favor mi amor, no
quiero ser parte de esa vida que no entiendes,
ni mucho menos voy a entender yo, dejemos
esto así, de hoy en adelante voy a respetar tu
manera de actuar, vamos a tomar y a comer,
209
vivir este momento, vivamos el presente y
dejemos el pasado en paz.
Solo dime, ¿de verdad no quieres saber más?
De verdad, respeto tu secreto, y tu confianza,
ya que me dices que a nadie le has contado.
Está bien, como tú gustes muñeca, bailemos
esta melodía, esta cumbia para relajar el
cuerpo.
Emiliano escogió otra melodía, de cabaret,
¡Mariposa traicionera! que le recordaba la
vida de cabaretero, una mezcla de emociones
entre el romanticismo y la pasión que lo hace
sentir romántico.
Déjame tocar tus nalgas, quiero sentir lo bello
que es tocar tu espalda, apretar tu cintura y
besarte esos labios carnosos, mi amor.

Venían y venían más copas, no importaba


nada, solo ellos disfrutaban, esa tarde de
cumbias y de son, la comida ya se había
enfriado, los cuerpos se excitaban, no querían
que terminara ese momento de romanticismo
y pasión, mientras el día terminaba en el

210
ocaso, la noche renacía, nada importaba a su
alrededor, solo la música y ellos, cuerpo a
cuerpo, labios con labios, se juntaban, en un
beso profundo hasta excitarse, pegando sus
cuerpos con esos ropajes que no le permitían
sentir piel con piel, extasiar la sensualidad que
el lugar les permitía.
Llego la noche, la canción les embriagaba el
alma y le decía “Besar tus labios, sensuales,
me lleva a donde nadie ha llegado, al cielo”.
Decidieron retirarse para fundir esos cuerpos,
que se encontraban al rojo vivo, Pagaron la
cuenta y se dirigieron a un lugar íntimo,
donde no hubiera testigos de ese pacto de
sexo y sensualidad, de ese deseo carnal, que
no tenía límites, solo el embrujo de esa noche,
donde ya nada importaba.
Esa canción ya tatuada en su memoria la
llevaron junto con ellos, y Mirna la canto todo
el camino.

A, ESA.
A esa, la he querido yo a rabiar, la he querido
yo a morir,
211
Tú no puedes figurarte, como la he podido
amar,
A esa que ahora está, como ya ves, destruida
de rodar,
Yo le he escrito mil poemas a sus ojos y a su
piel,
A esa que la vez, ahí dando tumbos con
borrachos con ilusos,
Hasta el alma le entregue.
A esa que hoy se enreda con cualquiera
Yo le di mi vida entera y hoy se la daría otra
vez, a esa.
A esa la he enseñado yo a besar a sentir ya ser
mujer
Y ya ves que aventajada, quien se lo iba a
suponer.

A esa, la he querido yo a rabiar, la he querido


yo a morir,
Tú no puedes figurarte como la he podido
amar,

212
A esa, que la ves ahí dando tumbos, con
borrachos con ilusos.

En un momento callo y empezó a llorar, se


sentía la más infeliz por el destino y el rumbo
que llevaba su vida, Emiliano la tranquilizo
parando la camioneta a la orilla del camino,
limpiando sus lágrimas y acallando ese llanto
con un beso, esta mujer abrazo a su hombre y
contuvo su llanto y continuo su canción.

Hasta el alma le entregue,


A esa que hoy se enreda con cualquiera,
Yo le di mi vida entera y hoy se la daría otra
vez
A esa que la ves ahí dando tumbos con
borrachos con ilusos,
Hasta el alma le entregue
A esa que hoy se enreda con cualquiera,
Yo le di mi vida entera y hoy se la daría otra
vez, a esa.

213
Llegaron al hotel, pidieron una habitación,
tomaron las llaves, caminando por los pasillos,
abrazados, a carcajada abierta, felices por lo
que les esperaba detrás de esa puerta y
cuatro paredes, para descarrilar ese tren de
sentimientos carnales.
Esa embriagues, esa atracción mutua de dos
cuerpos sedientos, envueltos en ese ambiente
de selva y del pasado, dolidos, por un
momento, un silencio, como un compás de
espera.
Un momento tierno, en el hotel, la llama se
enciende dando paso, a esa pasión, dos
cuerpos excitados por el temperamento de
esa mujer veracruzana y la energía que guarda
ese hombre lleno de misterio, que brotaba
sensualidad a través de su piel, esas piernas
morenas bien torneadas, fuertes como unos
troncos y sus nalgas duras, y sus manos
suaves, ese hombre se dejó llevar por la
sensualidad que le produce el recuerdo de la
selva, y el grito lejano de las bestias.
Los machos llaman a sus hembras a la
procreación, mostrando ingenuidad, ya en la
214
alcoba y detrás de esa puerta, desnudaron sus
cuerpos uno al otro, se apagó la luz, se
acabaron las palabras, y el lenguaje corporal
hizo presencia, como si ya se conocieran de
cientos de años, había un acto de sexo y
pasión, entregándose uno al otro, fundiendo
sus cuerpos en uno solo…………Allá a lo lejos,
una niña que llora el dolor de estar sola, y de
tener hambre, con una mirada tierna, hacia el
cielo admirando las estrellas que contempla
su destino ya pasado, mira en su pasado a
esos cuerpos que se aman, y que no puede
estar presente, ya es de otros tiempos, ya no
es su momento pero quiere reclamar al
hombre que está ahí, solo contempla, pero
sabe que pronto estará a su lado, se resigna,
su vista se nubla, y regresa a su letargo.
¡Ah, ah, ah, gemían como bestias salvajes,
teniendo orgasmos a la misma ves, llegaron al
cielo y bajaron al infierno, no había limites en
la entrega de esa pareja, diferentes formas,
diferentes posición de dos cuerpos desnudos,
aparecían en esas cuatro paredes, un solo
cuerpo reflejado en el espejo, todo en
silencio, las respiraciones a veces agitadas, a
veces solo los gemidos de la hembra y el
215
macho ya fatigado, pero satisfecho, lame el
cuello de la hembra, llevándolo a un beso
profundo, bañados en sudor, soltando el
cuerpo, abrazados, pernoctan en el tiempo,
pasando la noche, solo el resuello se escucha,
dos cuerpos saciados en esa cama, las
lechuzas apareándose, un grito silencioso, en
el interior abriendo los ojos y se da cuenta
que ahí está la madrugada, y nuevamente, esa
atracción sexual.
Está en la piel del forastero y volvieron a
encontrarse, con menos pasión pero con más
entrega, con toda delicadeza experimentaron
nuevamente el sexo a la poesía romántica,
con delicadeza sublime, hasta que darse
dormidos en el acto del deseo, su piel
sudorosa abrazados cuerpo a cuerpo,
trenzados piel con piel, dos seres satisfechos,
los rayos del sol aparecieron, la vida en los
bosques brillo, amaneció, la obscuridad dio
paso a la luz de la mañana y el canto de los
cenzontles a estas almas unió.
La mañana, la calma envolvía a ese pueblo
hermoso, las campanadas se escucharon, esa
pareja partió alegre, sonriente por el camino,

216
felices y satisfechos por la velada, con un beso
y una sonrisa se dijeron adiós, aun las velas
encendidas, en ese romance de ocasión,
quedaron ahí olvidadas.
Que sucedía en los beneficios y las
plantaciones del café se hablaba de la boda
pactada de la niña bella y del brusco heredero
de las tierras del café, allá en la alta montaña
de clima cálido, está la niña Gloria, pensativa
pero dispuesta y decidida a romper
paradigmas, de la mujer virgen para llegar al
altar, impuestas por las costumbres de los
hombres, ahí donde las tierras son ideales
para la producción del café, ahí en los altares
de la capilla donde reciben las bendiciones
para la futura familia.
Las campesinas preparan el abasto para los
jornaleros, las culebras en armonía con la
naturaleza, allá en las fincas veneran el
arraigo a esa tierra fértil, allá entre las
montañas reza esa mujer que dejo de ser
virgen por el deseo o la pasión de la carne
prohibida.
Un sentimiento verdadero, que guarda con
discreción, allá en los grandes campos, donde
217
las nubes protegen del sol a los cafetales en
flor, para dar al mundo un café de calidad, en
las fincas donde se cuida la planta, desde sus
inicios hasta madurar, ahí las ancianas
enseñan a la futura esposa, de sus
obligaciones para dar buenos herederos
cultivadores y amantes del fruto bendito de
Coatepec.
Los hijos son el fruto, de la mujer donde nadie
ha explorado desde la pubertad hasta el
matrimonio, así dará hijos fuertes y sanos, con
respeto y amor a la tierra y a la naturaleza, así
se empiezan a cuidar las cerezas, desde la
planta hasta la cosecha y llevarlas al beneficio
y hacer la primera selección, descargan las
carretas jaladas por los bueyes, costaleras
sobre la espalda de hombres fuertes, viriles,
uno tras otro corren con las cereza, a los
almacenes esperando el turno, para tratarlas
en las grandes tinas de agua, para suavizarlas
y quitar las cerezas vanas y despulpar para
tener el oro, el grano sagrado del café,
eliminan el más vano, el más débil grano de
café, se despulpa y seleccionan los granos por
su tamaño y calidad, secando estos frutos a la
luz y calor del sol.
218
En el beneficio, los trabajadores descargando
los costales de la cereza de café, hombres
fuertes, musculosos corriendo con los costales
sobre sus hombros, los transportadores
mecánicos, llevando el café para la selección,
y por ahí una mujer hermosa, pendiente del
proceso y la maquinaria, se dice que esa
mujer, es una de las hijas del dueño, celosa de
su responsabilidad, y del buque del café, cuida
todo los detalles, de tres mujeres ella es la
más hermosa y es la más comprometida con
el negocio, es la administradora de los
negocios de la familia, llamada Linda.
Linda pendiente, de todo lo que sucede en el
beneficio,
Las otras dos, al cuidado de las artesanías, de
las raíces de la planta que cumple los
designios de los dioses, para el gusto de los
paladares, más exigentes.
Se encostalan los frutos ya secos para su
distribución a los tostadores, el mejor sabor,
el secreto del tostar de acuerdo a como se
quiere el café, suave, medio, o fuerte esto
depende del tiempo, dos o tres minutos, del
tostado en la máquina, hacen la diferencia, el
219
olor es extraordinario que estimula el olfato y
luego las glándulas salivales, como un beso
profundo y extenso en el tiempo, pasional,
como un orgasmo al paladar.
Sembradíos de sueños, el pájaro canta a la
esperanza de ese amor por la delicia del café.
Emiliano hace presencia en la obra que le
ocupa, los problemas se presentan por falta
de materiales en la obra y se dirige al pueblo
para hablar a las oficinas centrales y
presionar a los compradores de sus materiales
pendientes, pues la construcción no espera,
hay pérdida de recursos económicos y los
programas manifiestan atrasos.
Pendiente de evitar los castigos económicos
por no cumplir lo planeado, en los recursos
materiales.
ahí en la caseta telefónica la señora bonita,
lista atiende a los clientes, también al mismo
tiempo haciendo tortas y preparando
sabrosos cafés, amable y coqueta, parecía
apreciar al ingeniero, el sabia eso, se la
pasaba bien, coqueto haciendo insinuaciones
de amor a la señora bonita de voz melodiosa y
ronquita, sus ojos coquetos parecía que
220
daban el sí, a las intenciones amorosas, nunca
fueron correspondidas, él había desaparecido
algunos días, pero su vida cotidiana, le daban
satisfacción, que le hacía un ser pleno.
La señora bonita le dio saludos de su amiga la
señorita licenciada, las intenciones decían que
estaba dispuesta a conquistar a ese ingeniero
atractivo, esto parecía broma, sonrió Emiliano
al saber de ese saludo, y cambio de
conversación, pidió su conferencia a la ciudad
de México, después de tratar ese asunto se
despidió y se fue.
Camino apresuradamente, pero había algo
que le inquietaba, sentía como si alguien le
llamaba, no sabía, pero era la fuerza de la
sangre, su descendencia para la continuidad
de sus genes, la sangre misma le llamaba,
como si el amor le dijera alguien debe
cambiar el destino y eso depende de ti.
Caballero de armaduras y rompedor de
cadenas, varios días, se le presentaba ese
sentimiento o un remordimiento, se sentía
culpable, él no sabía que le preocupaba, le
vino al pensamiento, que le hacía falta su
niña, Gloria en la sierra oriental, entre las
221
montañas de las culebras, abatida por
pensamientos encontrados, este hombre,
Emiliano al fin decidió buscarla, no sabía cómo
internarse a la selva, y tomo la decisión, busco
dos guías y unos caballos, la construcción
seguía su rumbo.
Llego el momento de la partida, los guías, le
advirtieron llevar víveres para el camino
escabroso, las laderas y las pendientes
estarán presentes, estos expertos en la
cacería de los venados.
El clima le gustaba, ese pueblo imaginario
entre las montañas le hacía pensar, que había
estado en los montes de los pirineos, las
mañanas muy frías, entre ríos, bosques,
mirando a las águilas reales planear vigilantes,
de su entorno.
Halla al otro lado en el estado de Oaxaca,
continuaban los cultivos en “Loma bonita” la
tierra de las piñas, grandes plantíos, daban
trabajo a los criollos de las rancherías.
Los cañaverales, listos para la cosecha, allá se
hacen los preparativos, de la comida, y en los
potreros, los caballerangos pendientes de los
nacimientos de nuevos becerros cuidando con
222
medicamentos que los ombligos no se
agusanen, apartan en los toriles a los becerros
tiernos bien alimentados para la barbacoa,
arreglan la hacienda para el baile y la
recepción de los invitados, arreglan los
contratos de los grupos musicales, se espera
una gran fiesta.
No puede faltar la música de los sones
jarochos, la cumbia y la salsa.
La recolección de la piña en pleno apogeo, las
carretas entre las fincas, era un año muy
fructífero, las fiestas de la piña y el café se
acercaban respectivamente, en Coatepec los
productores se ponen de acuerdo para la feria
del café.
Las matas entre verdosas y coloradas, siguen
el proceso de crecimiento, de la cereza hasta
llevarlo a su mesa, todos hablan de la boda en
los dos lugares de tierras fértiles y de
corazones felices, pues habrá cervezas,
aguardiente y mucha comida, mucha
diversión.
Mientras en la tierra del café, tormenta de
pasiones encontradas.

223
Allá en la sierra donde en los cerros se
aparean las culebras.

En las fincas de café, aparece la abuela


Aurora, mujer de sabiduría milenaria,
curandera por herencia de sus ancestros, el
conocimiento de las hiervas, de la madre
tierra, que paré todos los días, en esas
montañas, de belleza, que curan los
padecimientos naturales, veneradora de
espíritus, amante de los ritos a los dioses y de

224
sus muertos.
La anciana habla con la niña Gloria,
convencida de la angustia que trae en su
alma, en lo más profundo de su ser, que le
aconseja cabalgar hacia la montaña, donde
encontrara el refugio que desea, para poner
sus sentimientos en orden, con la gracia de
dios.
Ella cabalga sobre el colorado, y mira dentro
de su ser, la transparencia de sus
pensamientos, que no son los de una novia
feliz, para ir a los altares y unirse a un hombre
que será su compañero para toda la vida.
La abuela Aurora, sabía que hay dudas, en
este matrimonio, arreglado, mientras la novia
cabalga, ella reza haciendo ritos a sus dioses
en un altar con sirios y veladoras.
Creando un ambiente místico, y de magia.
En los altares cubiertos de flores, ella reza
para que la paz, llegue a el alma de Gloria,
bajo el cielo azul, y con el viento que rosa su
piel, dice encontrara la respuesta a las dudas
de su corazón, de lo que no quiere revelar, la
abuela hace un rito con sus espíritus y se
225
transporta, mezclada su energía con el viento,
en una fuerte tempestad llega y se unen
dentro de los sentimientos de gloria.
Ahí se inicia el dialogo, la niña habla, ahora
como mujer, dice a su abuela, que existe otro
hombre, en su pasado tan corto, y confiesa,
que llevo un hijo dentro de ella, y que lucha
contra su existencia.
Ella mitiga su dolor, a pesar de la gestación
que hoy lleva dentro de su ser.
Revela, “Pienso en esa noche y en la reacción,
de quiénes le imponen al marido”, a ese
hombre con ideas pasadas.
Y dice, estar decidida a enfrentar, al destino, a
vencer todos esos tabúes que existen en sus
pueblos.
Que han destruido a muchas mujeres por
generaciones, con discriminaciones,
humillaciones y hasta la muerte.
Dispuesta a enfrentarse, dice a su abuela, Voy
a cumplir con la voluntad de mis padres, así
como tú has cumplido, con el rito de las
sábanas blancas, no importa que me cueste la
vida”.
226
Gloria después de esa gran confesión, su alma
encuentra paz espiritual que necesitaba y
decidió, seguir con ese matrimonio, y
enfrentar al destino impuesto por sus padres.

El diablo, pendiente de su amigo el ingeniero,


seguro de que en realidad estaba enamorado,
lo incito a buscar a ese amor, y pendiente de
los acontecimientos, va en busca del
ingeniero, y comenta lo que sucede con la
trigueña.
Sin pensar del proceder del forastero, le
comenta la situación, y entonces…se inicia el
movimiento, Emiliano guardo silencio no
comento nada al diablo.
Ya el fuereño, había adelantado este
momento con los guías y los caballos, el
abasto para ese viaje lleno de peligros, toma
acción.
En el pueblo, la noche era muy obscura, los
luceros no habían salido, el forastero llama al
guía y al mozo para emprender el viaje, llego
el momento de la partida.
Los tres caballos, tres jinetes, con una sola fe
227
de encontrarla, parten del pueblo, cruzando el
rio, hacia las montañas, caminan despacio
hasta los límites de la sierra, a través de un
sendero sobre suelo rocoso, por las laderas,
cruzando el rio profundo.
Con cuidado, porque bastaría un paso en
falso, para poner en riesgo la vida de los
jinetes y de los caballos, no obstante, el
nerviosismo de los caballos, con respiraciones
fatigosos, seguía adelante, después de una
caminata, al fin salen de ese terreno
peligroso, la obscuridad de la noche era
cómplice, y compañera del forastero, ella lo
guiaba por donde caminar, para evitar que la
muerte llegue, y se burlara del ser que busca a
su amada de este tiempo.
En el día a trotar por caminos agrestes, suben
veredas, cruzan ríos, los jinetes luchan contra
la maleza espesa, abriendo caminos a
machetazos, caminan por las laderas, en
medio de ese ambiente bochornoso del calor
húmedo, tan intenso de la selva, Emiliano,
decidido a buscar, sentía a cada momento la
llamada de la fuerza de la sangre, sin él saber
del nuevo ser.

228
Llegaron a un campo deforestado, cual
desierto en el que se miraba desesperanza,
campos secos sin fauna silvestre, tierra suelta
que al trotar de los caballos levantaban el
polvo como nubes de tierra, los ganaderos
habían terminado con ese bosque, para
pastizales del ganado, pero era tan extensa
esa zona, que ya ni la lluvia caía, un jinete
detrás de otro, y la mañana aparecía, la
aurora asomaba, con una franja roja como un
incendio, allá a lo lejos después grandes
destellos de luz, el sol aparecía, era tiempo de
un descanso, junto al límite de la vida con la
muerte, un bosque y un desierto.
Bajaron de los caballos, los llevaron a la
sombra y a beber agua, los amarraron a un
matorral, junto a un pastizal, el guía ordeno al
mozo, sacar el abasto y prender una fogata
para calentar los alimentos, procedieron al
almuerzo, ya rendidos, se acomodaron a la
sombra de los árboles a recuperar fuerza y
seguir la aventura.
Siguieron el camino a las montañas, mientras
el diablo su amigo, noto, la ausencia del
ingeniero, allá en la obra, él jamás pensó, que

229
Emiliano se fuera sin él.
Cruzaron el rio grande, cansados de cabalgar,
decidieron acampar y tomar algunos
alimentos, buscaron algunos leños para
prender una fogata y tomar aguardiente y
café, cazaron una liebre, la pelaron y la
cruzaron con un palo para rostizarla, fumaron
algunos cigarrillos y cenaron, se protegieron
con unas cobijas y una tela para los moscos,
quedaron profundamente dormidos a la orilla
de la fogata.
Una tempestad y luego un aguacero, estaban
tan cansados, que no sintieron, esas
manifestaciones anunciaban algo, los jinetes a
la mañana partieron, disfrutando el paseo por
las veredas, se asombraron junto a los
platanales y a comer, que ya algunos frutos
estaban maduros.
Siguieron el camino, se hacía de noche, los
hombres cabalgando, los luceros se ocultaron,
ellos bajo la obscuridad de los árboles, era de
noche, los coyotes aullaban, entraron a un
túnel formado por la maleza de los árboles,
una tempestad se aproximaba el aire novia las
ramas de los árboles bruscamente, descargas
230
eléctricas retumbaban en sus oídos, como si
los caballos miraran al diablo, relinchaban
inquietos.
Los jinetes extrañados, miraban a todos lados,
preguntándose qué sucedía con la fuerza de la
tempestad, no miraban nada, a lo lejos se
escucha que los árboles crujen, caían las
ramas, y apareció un caballo desbocado,
bufaba, las herraduras sonaban, se oía
cabalgar un jinete todo estrafalario, dirigía el
corcel, osco, infernal echando lumbre por el
asico, era una tempestad de terror, un jinete
con las uñas asquerosas, manejando el fuete,
sacaba lumbre por los ojos.
Golpes y gritos, en el túnel, obscuro al color
de los cuervos, la tempestad asechaba, a los
hombres, aterrorizados, golpeados por
fantasma infernales, los golpes en todo el
cuerpo, rasgados sus ropajes, arrastrados sin
ver nada, los caballos reparando hasta lanzar
al suelo a los jinetes, ya aterrorizados, no
sabían qué hacer, los caballos desbocados
huyeron, el fuego que exhalaba la bestia del
demonio, los cuerpos rasgados con las uñas
sucias, filosas y largas, se sentía la presencia

231
de un ser maligno, algo inexplicable paso, ya
con las ropas desechas, a los tres hombres el
tiempo se les hiso interminable.
Lamentaciones del hecho, quejidos, preguntas
sin explicación.
Llego la tranquilidad, como si hubiera pasado
un huracán, dejo rastros en su cuerpo y
señales en su alma, un ser maligno que
impedía la unión de esos seres.
Con una espesura de las ramas de los árboles
donde apenas se asomaban unos rallos de la
luna llena.
Los jinetes acompañantes, de este hombre
que lo acosaba el destino y que lo llamaba un
nuevo ser, en plena gestación.
Presenciaron el espíritu maligno que impedía,
el caminar de este hombre que iba al
encuentro de quien prolongaría su existencia
en el tiempo.
Los hombres empezaron a gritar nuevamente,
gritaban ahí viene el demonio, como un
torbellino, quedaron conmocionados, y
traumados seguían viendo lo que sucedió,
Emiliano los calmo y tomo la decisión de
232
seguir solo.
Era su camino, de nadie más.
Estos dos hombres decidieron regresar al
pueblo, caminar y ahí en el trayecto
encontraron a sus caballos.
Ya en el pueblo ellos platicaron, lo sucedido y
de la suerte del ingeniero.
Decían llego ese espirito nos golpeó y nos
arrastró, en ese túnel negro, que por un
momento sentíamos que no tenía fin, ese
espíritu nunca salió a la luz, era el demonio, o
¿quién?, eso se preguntaban, el ingeniero
Emiliano, sacudiendo sus ropas, se llevó las
manos a la cara, y al vérselas las tenía
sangradas y la cara la tenía toda raspada por
las ramas de los árboles o por esas uñas sucias
mal aseadas, ese jinete jamás se le vio, nunca
salió a la luz, estos hombre por un momento
enmudecieron, les parecía increíble esa
historia contada por los testigos, se les veía
asustados hasta llegar al llanto, al dolor y el
terror.
Los guías que narraban este acontecimiento,
se posesionar de la desesperación y haciendo
233
el esfuerzo por hablar, casi asfixiados por el
miedo quedaron mudos.
Decidieron retornar a su casa, y confesaron
haber dejado al ingeniero solo a su suerte, a
su destino, ellos comprendieron, que no era la
suerte, sino una maldición, y lo dejaron solo
allá en la selva.
Emiliano, no imploro la compañía de los guías,
comprendió que él tenía que seguir adelante,
ellos tenían su propia historia y no
pertenecían a esa maldición o a esa bendición
que le había tocado, para bien o para mal y
camino hasta encontrarse fuera de ese
laberinto obscuro, escuchando grandes voces,
cantando aleluya, dando alabanzas a dios.
En toda esa trifulca lo único que le llego a la
mente fue el de Sahara, el amor que había
jurado para toda la eternidad, lo guardaba
hasta la medula de su memoria
Se preguntaba por todo esto, las señales eran
que ella lo espera en un lugar de la tierra o del
inframundo.
Este hombre expresaba sufrimiento, pero le
hacía feliz el salir del laberinto y escuchar una
234
melodía de instrumentos y sonidos mágicos,
hermosos pájaros que le daban la bienvenida
a esta tierra fértil, los cantos y la música le
llegaba a lo más profundo de la medula de los
huesos, de su presente, el amor y la muerte es
la existencia de la vida en el mundo terrenal,
el amor que dura hasta la eternidad.
El amor se busca, si no se encuentra en los
siglos de los siglos, amen señor, dueño de la
carne después de la muerte, dueño de la
existencia que se busca con pasión y con
delirio de locura.
Hasta el inframundo, si no se encuentra, allá
en el bosque negro o en la zona del silencio.
La sensualidad de esos cuerpos que llenan de
recuerdo con aromas que emanan de la piel y
lo transportan a la mansión del señor, es la
misión de los dioses de la naturaleza, que
armoniza con este aire limpio y las nubes de
neblinas allá en lo alto del serró de las
culebras.
El dormitorio eterno, con la espada del barón,
que rompe barreras al tiempo, presente con
el pasado.

235
Los acompañantes dejaron, a ese hombre
abandonado a su suerte, con sus heridas, a
sangre viva, sufría y padecía de la maldición
divina, teniendo a su lado siempre a dios,
Un pájaro de la noche rosa la piel de este
Barón, la sangre de la cara, coagula
rápidamente, cicatrizando y borrando las
heridas, su cuerpo con él a la de esa lechuza
mágica, sana todas las heridas propiciadas en
ese encuentro, del maligno, solo permanecen
lastimaduras en su mente, y cicatrices en sus
genes, el recuerdo de ese pasado que se
vuelve presente, provocadas por ese
encuentro maldito, un ruido de murciélagos y
aleteos vuelven a obscurecer el cielo, e
interrumpen la luz de la luna que lo cobijo, la
noche se vuelve misteriosa.
Un grito infernal le recuerda que está muerta
la mujer que ama hasta la medula de sus
genes, Sahara es un sentimiento divino que lo
perseguirá hasta encontrarla, entonces
aparecen gigantes que nadan vigorosamente,
que sucumben fulminados por la maldición
divina.
La noche llora lucecitas, vuelve el estado de
236
emociones positivas del caballero como si
hubiese tenido una pesadilla, positivo a la vida
envuelto de una magia, toma el camino.

No hay luna, no hay luces, en el cielo, solo las


luciérnagas, brillan en el espacio mágico, en
que Vivian.
Allá a lo lejos en el santuario de la abuela en
el bosque de las culebras, llama a Gloria pues
está dispuesta a correr el riesgo del
matrimonio y parte huyendo de su realidad,
pues ya están corriendo las amonestaciones
para el enlace ante dios, al igual que en San
Gerónimo corren las amonestaciones desde el
pulpito, donde el padre da el sermón, Gloria
tranquila y resignada a su misión impuesta
por la familia, toma el viaje.
Escucha una canción, el sol despierta dando
fin al mal de la noche anterior, se ven los
plantíos de las grandes matas de café y los
cañaverales, el sonido del agua corre entre las
piedras al fondo de las laderas, las primaveras
y los cenzontles cantan, los clarines llenan el
espacio de armoniosos tonos, este hombre
camina optimista hasta cruzar, la hacienda
237
vieja destruida por el paso de los años y por la
naturaleza que reclama sus espacios, donde
los arboles crecen, reclaman su territorio y las
culebras retornan a su hábitat, que siempre
fue de ellas, donde se reproducían, enrolladas
bajo las piedras, otras apareándose, tomando
el sol sobre las rocas.
Emiliano cuidadoso camina entre ellas
respetando, la forma y los nidos en de la
naturaleza y platica dándoles una sonrisa
como si fuera parte de ellas.
Mas debajo de las montañas esa tierra de
orquídeas, se encuentra Pedrito el chaparrito,
con los guías del ingeniero, y le platican de la
experiencia vivida en el viaje con el ingeniero
y le confiesan que lo abandonaron, en la
selva, que lo dejaron a su suerte, después de
ese encuentro con el demonio, la noche
maligna por lo que ahí sucedió, Pedrito, se
molesta con estos dos hombres por haber
abandona do a su ingeniero y decide buscar al
diablo.
Busca al diablo guardián de Emiliano, y
platica, lo sucedido con los guías en esa, ¡la
noche maligna!, indicándole donde ocurrió,
238
para saber en qué lugar buscar, al hombre de
botas.
El diablo apresurado toma su machete y su
caballo, a su mujer le pide preparar su abasto,
para el viaje, se lanza a las montañas, dándose
a la búsqueda, en tanto este barón plática con
las serpientes, y pregunta por la mujer que
busca, ¿Qué conocía el idioma de estos
animales?, estos reptiles que también
hablaban con el demonio, le dijeron que
Gloria salió de estos plantíos, y que existía un
espíritu, que impedía a toda costa, cumplir
con los designios de su destino, para la
prolongación de la existencia de sus genes,
ese maligno se apodera del cuerpo de una
coralillo y descarga todo el veneno en ese
cuerpo agitado.
La rabia, el coraje que sentía esa serpiente
poseída, muerde la pierna salvajemente
encajando los colmillos e inyectando todo el
veneno, deseando cortar la existencia de este
hombre.
Emiliano al sentir esas mandíbulas asesinas en
su piel, el primer impulso de sobre vivencia,
aparta la pierna, pero esa serpiente se aferró
239
a ella, inyectando el veneno mortal
paralizante, entonces pego un grito
estremecedor, que retumba entre las
montañas, en ese entorno natural, hace eco
entre los peñascos y en unos momentos
convulsiono, contorsionando su cuerpo,
sacando espuma por la boca, mira al cielo, y
da un último suspiro, llevándose las manos al
corazón.
Ese grito llego a los oídos de la abuela, que
rezaba en el altar, a ese dios, que la conquista
y los Franciscanos impusieron, el catolicismo,
que a pesar de eso ella sigue venerando sus
dioses naturales a quienes toca y mira, a los
dioses de los mayas, que se palpan y se ven,
amados desde los cielos a las mazmorras del
infierno, en el altar reza por la felicidad de
Gloria.
Invocando a dios en el santuario ancestral, las
serpientes huyeron, temerosas y el coralillo
quedo muerta a un lado de Emiliano, una vez
de descargar todo el veneno al cuerpo de ese
individuo.
En el pueblo, Rosaura con la recepcionista, en
pleno chismorreo, platicando por el futuro del
240
ingeniero, se decía que pronto el hombre
encontraría a una mujer morena, un poco
madurita, que lo amaría por toda la
existencia, y que segura estaba que ahí se
quedaría en la tierra del café, definitivamente
reían por las ocurrencias de la solterona, no
había duda que esta soñaba, pues se
describía, olvidando la fealdad de su persona,
pero su astucia era mayor que el de las
serpiente coralillo, que habían matado
temporalmente al joven, Emiliano que se
debatía con su destino.

El cuerpo quedo inerte, su espirito salió de su


cuerpo, viajo a través de la muerte a otros
tiempos, llego a esas tierras de los pirineos, el
viento soplaba formando olas en esos campos
floridos, llego a las montañas, solo recuerdos
de los enfrentamientos con los ejércitos, de la
nobleza queriendo adjudicarse esas tierras,
vive nuevamente en su tiempo pasado,
buscando a Sahara en el paraíso formado por
lagos, ríos y cascadas, entre trigales ya corre
siendo niño de tras de Sahara, la niña
princesa, que jugueteaba detrás de las

241
mariposas, en ese lugar reinaba la quietud, la
alegría, la calma, mirando las ardillas volar de
rama en rama, se divierten cual niños llenos
de inocencia, tomados de la mano, ahí nació
el sentimiento de amor, viendo volar a los
insecto de flor en flor, chupando el néctar de
las flores, color violeta, amarillas como el sol,
un jugueteo inocente, corriendo al lago saltan,
y nadan, sin prejuicios de nobleza.
Mientras en el cerro de las culebras, hay una
lucha por revivir a ese cuerpo inerte, la abuela
sintió el suspiro del joven aventurero y corrió
al auxilio de Emiliano,
Voló su espíritu, dejando su cuerpo junto al
altar en el santuario, cobrando vida en el lugar
donde el hombre de botas se debate entre la
vida y la muerte, para el auxilio, ahí la abuela
hace el llamando a una serpiente, para que
chupe el veneno de la coralillo y revertir el
efecto del veneno mortal, ella al mismo
tiempo le rasga la piel, sabía que el veneno
servía de anestesia, y ayudaba a extraer el
veneno pero el sangrado no paraba, se rasga
las enaguas haciendo un torniquete, con esa
pedazo de tela, este hombre, no volvía a la

242
vida, se resistía a regresar.
Laurion gozaba de ese sentimiento de
inocencia junto a la niña bella, tocando su
pelo rubio y acariciando su piel tersa, ¿el que
sabía de clases sociales?, ¿el que sabía de la
nobleza? solo vivía.
Después de varios intentos y masajeando el
corazón, las vibraciones se asoman, mientras
en otro tiempo de su corazón, Gózalo vivido,
en su vida retornando a su pasada, que le
había marcado la existencia, al poco rato el
hombre vuelve y las heridas empiezan a
sanar, su coagulación es inmediata, al mismo
tiempo que respira, la abuela sorprendida le
retira las manos, elevándolas al cielo, dando
gracias al dios, las cicatrices desaparecen, ella
implora y da gracias a la fe, y llora sobre un
tronco de árbol.
Emiliano despierta, se levanta, extrañado de
la presencia de la anciana, no recordaba nada
de lo que había sucedido, entonces pregunta,
¿qué hace junto a mí, buena señora?,
enmudeció al ver que este hombre se
encontraba bien, diciendo cuídese, hay
muchas serpientes, no la vallan a picar, son
243
muy venenosas, sorprendida la abuela, por
este hombre que no tenía huella de esa
mordida mortal.
Emiliano besa la frente de la anciana y llora
junto con ella invadiéndoles un sentimiento
común, y entonces la abuela le dice tu eres el
hombre que viene en busca de Gloria, ella se
ha ido, has llegado tarde.
El sin saber, ni preguntar nada, pide la
bendición de la anciana, y se retira.
La abuela como un destello de estrellas
ilumino el espacio de su cuerpo, y
desapareció.
Emiliano se aleja sin decir una palabra, y al
voltear por el reflejo de la luz ya no vio nada,
mientras tanto el amigo viene a su encuentro,
preocupado y apresurado, se siente
responsable por haberlo dejado solo.
Cabalgando, cruzando veredas sube a la
montaña al encuentro de su amigo, jalando
un caballo que encontró en el camino, surge
el encuentro, notando que su ingeniero venia
pleno, aunque fatigado, al ver a este hombre
agotado, el diablo se alegra, baja del corcel y
244
corre hacia él, le da un abrazo y los ojos se le
humedecen, le reclama, por qué se aventuró a
estas tierras sin él, sin contestar una palabra
Emiliano solo lo miro, el diablo procedió a
ayudar al ingeniero a montar al caballo, para
continuar el camino de retorno.
Cabalgan, sin decir palabra, llegan al rio,
prenden una fogata, y el joven Veracruzano
calienta el abasto preparado, por la esposa,
después de un rato de platica, comen y
descansan para recuperar energías,
descansan, el diablo pendiente velando el
sueño, del ingeniero casi no durmió y al día
siguiente caminan por las veredas y
atravesando por los plantíos.
Emiliano derrotado por no haber encontrado
a su amada, se mantiene en silencio hasta
llegar al pueblo.
El diablo conduce a Emiliano a la casa a la
orilla del rio, donde espera la familia, ahí
Emiliano se da un pequeño recreo para su
recuperación.
A los días siguientes la vida continua, aunque
ese hombre ya no fue el mismo, se mantenía
melancólico, por todo lo que había pasado.
245
Continuo con la carrera entre los cafetales,
tomo sus responsabilidades, decidió por
buscar a otros amigos en ese pueblo bonito,
quería encontrar al pianista, al no encontrarlo
por el momento, decidió visitar al tío Cabe,
amante de las artes plásticas, buen pintor, era
el fotógrafo del pueblo, muy practicador de
los sucesos, cotidianos, y de las cosas
trascendentes.
De sus amigos hablaba maravillas.
Sabia apreciar la amistad y valorar las
cualidades del ser humano, a Emiliano lo
apreciaba, le gustaban las poesías que escribía
el forastero, las poesías eran un buen tema, el
tío Cabe, un hombre que contaba con muchas
amistades y deseoso de publicar, la poesía del
forastero hablo con, Rubén Monzón.
Un maestro de primaria del pueblo, de esos
años, también profesional del periodismo
siempre exaltando las maravillas que le
rodeaban, quedo complacido de los escritos y
los publico, desde esos días, Emiliano se le
encontraba por las calles del pueblo, de estos
caminos empedrados incrementando sus
amistades, pero siempre misterioso y
246
reservado de sus amores,
Dentro de la búsqueda, de nuevas amistades y
de inquietudes que le brotaban, decidió
mitigar su soledad y levantar sus ánimos por
lo que había vivido, allá en la sierra cafetalera,
los estragos de esa vivencia, le hizo
deprimirse, pero su razonamiento fue más
fuerte que su depresión, era un hombre que
nació para vivir por la eternidad como las
deidades, era de los que se caían y se
levantaban, camino por las calles
empedradas, a las orillas del pueblo.
Llego a una antigua construcción, deteriorada
por el tiempo, ya en ruinas, era una casona de
techos altos, ahí una puerta de maderas
apolilladas, entre abierta, Emiliano toco la
puerta con la aldaba, después de varios toqui
dos, grito un hombre ya cansado, diciendo
pásele la puerta está abierta, de voz cansada,
nuevamente dijo pásele, está abierto, al pasar
Emiliano, lo primero que observo, fue a dos
ancianos, una pareja de esposos, una anciana
vestida casi en harapos, muy gentil educada,
dijo pásele siéntese, había un sofá con los
resortes salidos, sin más ni menos el

247
forastero, se sentó, miro a su alrededor unas
velas ya gastadas con la parafina derretida
sobre la mesa, un altar con un Cristo negro, el
Dios del veneno, eso parecía una galería de
cuadros antiguos, de instrumentos ya viejos,
testigos del pasado de un pueblo.
El anciano era el maestro pianista, que en su
tiempo fue concertista, había viajado por
Europa.
Emiliano, tenía la inquietud de reanudar sus
clases de piano, ya el maestro estaba
imposibilitado para dar clases el cual lamento
el joven Emiliano, inquieto del arte.
Un hombre cansado por los años que había
vivido, una historia de lucha, de viajes, de
conciertos, la música estaba, a su alrededor,
partituras en diferentes lugares de la casa,
este hombre tenía alrededor de noventa años,
la anciana, su mujer era una mujer más joven
que él, fue maestra rural, un enorme estante
lleno de libros, la anciana muy emocionada
por la visita, hacia remembranzas de las
experiencias vividas en esas tierras
Veracruzanas, educando combatiendo el
analfabetismo, digna de valorar.
248
Se sentía orgullosa de ser maestra rural,
tenían un escritorio muy maltratado, se
respiraba un ambiente de sabiduría, mire con
gran admiración a esos ancianos, ya con pocas
energías, establecían una conversación
pausada pero interesante, ya no recordaban
mucho, de lo que querían contar, noventa
años tenían mis nuevos amigos, pues
platicaban en pausas.
Un gato también viejo era quien tocaba unos
acordes, caminaba sobre el teclado
maltratado, ya sin algunas teclas, no recuerdo
el nombre de mis amigos, no supe si alguna
vez se los pregunté, pues su plática era muy
sabia, había mucho que aprender, el forastero
pendiente de eso, en fin, también perdió el
piso concentrado en lo interesante de la
conversación y se fue a otros tiempos.
El maestro era anciano, al igual que su piano,
color negro, desafinado por el uso, con
algunas partituras, de música fina de esos
grandes compositores del siglo XVIII, todo
esto alivio el corazón de Emiliano, las pláticas
del hombre culto, renacieron el espíritu, y
esto le hizo pensar lo siguiente, ¡soy la fuente

249
de mi felicidad!, ¡busco la transformación de
la vida!, pero también pensó, tengo que dar
mucho a estos seres, que educaron a muchas
generaciones.
La anciana se levantó de su asiento ayudada
de su bastón y camino hacia donde estaban
sus discos y me hizo escuchar Sinfonía de la
naturaleza, de Vivaldi, arreglos acompañados
por flautas, violines y saxofón, sentía que los
insectos volaban de flor en flor, los colores
guindas y verdes de los chupamirtos, brillaban
con el sol, pájaros de mil colores violetas,
calandrias amarillas y blancas mariposas, eso
levanto mi espíritu y el de mis amigos, la
vitrola, recupero el tiempo, dando vida a los
anfitriones y al visitante.
La conversación del pianista, era interesante,
pues decía, que Miguel ángel, con su David
había conquistado la gloria como escultor, con
su David tallado en mármol, iba a liberarlo,
que esculpía Miguel Ángel, definitivamente de
la manera preciosista para mantenerlo, en el
énfasis de los colosos sobre humanos,
estatuas dolorosas, poéticas, las figuras
violentas o desesperadas, podrá cambiar el

250
modo de expresión, pero no su imaginación,
figuras desnudas cuyas actitudes vehementes
eran apasionantes.
Este hombre hizo que Emiliano se
transportara al pasado, y se fue, apareció
besando la frente de su abuela anciana, que
guarda secretos de la herencia de sus
ancestros, nublado el escenario las aves de
corral cacaraquean, sacuden sus plumajes en
medio de la lluvia intensa, descargas
eléctricas en ese cielo, agitadas las nubes, los
océanos con tempestad de terror.
La abuela, dormía, mientras este hombre la
contemplaba, penetrando en su mente para
saber el futuro de su descendencia,
apaciblemente se sentó y espero que
despertara, de ese sueño, y regreso al tiempo
presente, escucha al maestro ligeramente
perdido.
El maestro continuo, platicando de arte, su
sensibilidad lo llevaba a un mundo de
emociones.
Un mundo turbulento de emociones de una
gracia algo endeble, para trazar agiles atletas,
que se elevan más allá de las posibilidades, de
251
la naturaleza del cuerpo humano, un velo de
olvido cayó sobre el pasado.
Furiosos gigantes, aparecen y desaparecen,
que sucumben fulminados por la maldición
divina trastornado este hombre se le
revuelven pensamientos de otros tiempos.
Bosques nubosos de costa rica, dolorosas y
poéticas, talento precoz, el recuerdo de la
primavera, sabio y espiritual, las musas genio
colorantico, más ardiente, las frescas muñecas
se convirtieron en graves matronas de
intensas miradas, con más encanto que vigor,
conoció la poesía de la pintura sensual.
Figuras celestiales, misión de explorar el
corazón humano, ilumino las armonías
ardientes, música de genios apasionada.
En las mazmorras del infierno, había una
lucha, por recuperar, los amores perdidos de
pasiones desenfrenadas, entre el cielo y el
infierno, entre el bien y el mal, concierto de
Aranjuez, sin rostro, estallido de la bomba
atómica en Japón seis de agosto de mil
novecientos cuarenta y cinco, hecha estallar
por los estados unidos de América.

252
En plena segunda guerra mundial, los Nazis
contra el mundo matando, judíos, la música
de los pueblos toca en son de luto, por el
sufrimiento de la humanidad.
Entonces Emiliano regresa a su realidad,
mirando al anciano fatigado, por su
exposición magistral de cultura, dormido
sobre su sofá viejo, aun lado un sombrero,
unos guantes, una botella de vino tinto, junto
a una lámpara dañada antigua.

253
Emiliano no quiso despertar al pianista, tomo
el camino rumbo al a la ex hacienda el
Trianon, cruzando ese puente de piedra
construido en 1823 que da acceso a la finca,
camino, camino, dirigiéndose al restaurante
para tomar un café, cerca de esos recuerdos
que le traían plantaciones de muchos años, en
otros tiempos y en tierras europeas,
Emiliano en positivo.
Vio esa maravilla y se hizo una pregunta, de
donde viene la planta del café, de donde es
“La planta endémica”, admiro en el camino las
fincas de café, se preguntó nuevamente del
Origen del café en México, y recordó que
alguna vez le comentaron o había leído, que el
café fue una planta endémica de Etiopia, para
el mundo, de ahí a Yemen, después no
recordó, él sabía que paso a otro país antes de
llegar a Holanda, Londres, Francia, México.
Emiliano se sentía ajeno a ese lugar, se tomó
el café admiro la belleza de la hacienda, se
retiró a la mansión en la que vivía, sin
palabras llego y durmió profundamente.
Camino por los caminos enarbolados hacia el
pueblo, era una rutina para este hombre, a
254
Banamex, al mercado municipal donde se
encuentran hiervas endémica que curan
padecimientos y hasta el alma, a la caseta
telefónica, ahí la gran sorpresa, encontró a
Rosaura la licenciada, la dicharachera, la tenas
mujer, lo sorprendió, picándole las costillas, a
carcajada abierta saludándole con toda la
confianza, como si fueran grandes amigos, a
Emiliano le causo gracia y pensó que tan
lanzada es esta mujer, a lo que iba, concertó
una cita para tomar café, prometiendo leer las
manos del forastero, Rosaura era una
señorita, según decía ella, curiosita con un
corte de pelo de jícara, redondito, redondito,
muy lacio, chaparrita, morenita.
El hombre de botas, ingenuo, sin malicia, sin
saber lo que pretendía, acepto la invitación,
quería reanimar su ánimo, tomo la invitación
como un pasa tiempo, en realidad se había
enamorado de la trigueña, pero sabía que
esta mujer estaba comprometida y estos
compromisos son de honor, por lo tanto,
estaba seguro de ya no volver, a verla.
La mujer lo que en él veía, le fascinaba, no
andaba tan perdida, era Zeus, en estos

255
tiempos perdido, entonces se despidió el
forastero, de la dama y de su amiga la
telefonista, se alejó, a continuar sus
actividades de ingeniero a la planta lechera.
La problemática de la obra le gustaba, pues
mientras más complicada más interesante, los
paseos que realizaba con sus trabajadores, a
diferentes partes del estado de Veracruz, o a
las playas cercanas, le distraían y lo que más
le agradaba era convivir con los pescadores,
de saber los riesgos del mar, de sus historias,
sus aventuras, cuando se internaban al mar,
hablaban de días terribles, de esas
tempestades en los océanos.
En un domingo decidieron dar un paseo, los
trabajadores y el ingeniero a una playa, en la
camioneta viajaron kilómetros y kilómetros
hasta llegar.

256
Caminaron disfrutando del paseo, se sentía la
brisa del mar cada momento más cerca, el
oleaje se escuchaba y también el canto de las
sirenas, todos ellos bromeaban, con la
aparición de una de ellas, ansiosos de mojarse
los pies en el mar, llegaron a la playa solitaria,
cerca de laguna verde, avanzaron hasta llegar,
a un lugar de cabañas, de los pescadores
nativos, con un sabor sabrosón al platicar bajo
las palmeras borrachas de sol, los
trabajadores que sabían nadar, al mirar el mar
se lanzaron como gaviotas, otros querían,
pescar en agua dulce, preguntaron a los
nativos de una laguna, o un río, no querían

257
pescar en el mar.
Otros que como el forastero no sabía nadar
en el mar y mucho menos en el mar abierto,
solo contemplaba ese Océano, mirando al
horizonte, las aves y las palmeras para
reflexionar.
Se acercó un hombre gordo, pescador de esa
playa, a ofrecer sus servicios de cocinero,
luego llego su esposa con un niño juguetón,
que corría, a la orilla de la playa, pateando el
agua salada, esta pareja se tomó de las manos
y caminaron detrás del niño, mirando un
paisaje de la ocultación del sol.
Emiliano observaba a todo el conjunto de
elementos, que le hacían pensar del destino,
que él tenía, de no ser feliz o quizá de que la
felicidad era efímera, él conmovido por todo
su entorno, se sentó en una loma de arena, y
miro al horizonte, y su mente se perdió al
infinito.
El gordo se esmeraba, en la cocina, mientras
la mujer, preparaba las tortillas hechas a
mano, el niño atizando el fogón y acarreando
la leña, la mujer con el metate moliendo los
chiles y el jitomate asados con su cebolla y
258
unos cuantos ajos, ya llegaba ese olor a
pescado frito y unas papas a la francesa.
Entonces se hizo el llamado, que la comida
estaba lista y que las cervezas ya estaban bien
frías, que rica comida todos degustaban
pescado del mamar a la boca.
Con esta comida el ingeniero ya había dejado
la nostalgia y convivía con los trabajadores,
diciendo salud con unas cervezas, bien frías, la
música no podía faltar, al escucharse esa
música, los pescadores lugareños se unieron
al festejo, entonces se rompió el hielo, juntos
empezó la guaracha, todo mundo contento,
hasta que llego la noche, ya con una fogata
hasta la madrugada, dormidos en la playa con
la luna de plata como decía Agustín Lara.
Llego el momento de la partida a Coatepec,
después de un bonito convivio a la orilla del
mar, en esa playa solitaria, todos contentos,
con Emiliano se formó una fraternidad, a
beneficio del proyecto, era parte de las
acciones que hacían que este hombre fuera
querido, por los trabajadores de la
construcción.
Emiliano se encontraba en Jalapa, tomando
259
sus clases de alemán, a la salida de la clase,
decidió tomar un paseo para conocer más la
ciudad, en el parque se encontró con una
exposición de pintura modernista, que daban
muestra del paisaje de los alrededores, de la
capital veracruzana, Excelentes paisajes, de
artistas nativos, dignos de proyectar su arte
en cualquier parte del mundo.
Ya relajado este hombre se dirigió a la
cafetería en Coatepec el lugar del encuentro
con Rosaura.
Formal Emiliano, ingenuo, llego antes que la
dama, subió al tapanco de madera a esperar a
la señorita, el lugar era precioso, con una
cafetera antigua de vapor, los pisos de
madera bien barnizado y pulido, con sillitas
redondas, igual de madera con unos
floreritos, de talavera poblana, la mesera se le
acercó, a darle las cartas, Emiliano agradeció e
indico que esperaba a una persona y pronto
ordenarían el servicio, la mesera se retiró con
una sonrisa, pasaba el tiempo y la señorita no
llegaba, se hacía esperar, el olor del café
envolvía ese ambiente, ese olor era
embriagante, por lo tanto este hombre

260
decidió pedir el servicio, mientras leía y
esperaba a la dama.
Saboreando ese rico café, llego la dama
vestida de gitana, con un ropaje, con velos de
encaje y terciopelo, de los años veinte, saco
de su bolsa de mano, una baraja y la coloco
sobre la mesa.
Emiliano distraído, impactado, pero a punto
de reír, sorprendido dejo el libro y la taza del
café, y dijo eres Rosaura, ella contesto si soy
yo, ingeniero, quería darle una sorpresa,
contestando Emiliano, y lo logro, se levantó
caballeroso, retiro la silla, y le ofreció a la
dama, el asiento, Rosaura, en la cabeza lucia,
un velo con diadema, con los labios pintados
de color rojo carmesí, sonrió, y ya sentada, se
disculpó por la tardanza.
Este hombre muy tranquilo, con un gesto
amable, le expreso que no había ningún
problema, en seguida la mesera se acercó, y le
dio la carta, de inmediato la dama ordeno el
café, no le importo leer la carta, conocía el
menú, lo único que le importo a la dama era
estar con el forastero.
Inmediatamente, a lo que iba, a la conquista,
261
le pidió la mano, el cual, el ingeniero accedió,
y le indico, que ella sabía leer, el presente, el
pasado y el furo de las personas, esto inquieto
al forastero, ella le tomo la mano, la acaricio,
hasta el brazo, indicándole que era un,
hombre fuerte, y buen mozo, que era un tipo
que no pasaba desapercibido, ante los ojos de
las mujeres y de los hombres, ella cerraba los
ojos mientras hablaba y se concentraba, que
¿sucedía en su cuerpo y en su mente? de ella,
el escéptico, escuchaba y ella seguía en su
concentración, comentaba que existía una
mujer, bajita de estatura, de piel morena,
ardiente, y que tenía sueños eróticos y que
pretendía que pronto fuera de ella, que
estaba enamorada, cerraba los ojos y ella
preguntaba, que si tenía conocimiento de
esto, dentro de la ingenuidad, Emiliano se dio
cuenta que todo era una farsa, que estaba
hablando de ella y disidió seguir el juego, esta
mujer hablaba de ella misma y entonces ,
nuevamente sonrió y retiro su mano, de las
manos de la gitana improvisada, o de la mujer
audaz, que lo pretendía, el forastero había
tomado todo esto como una broma, pero de
mal gusto, fue amable y cambio la
262
conversación.
Siguió la velada, con ese rico café y con unas
velas rojas encendidas, por delicadeza
Emiliano siguió ahí, pero se preguntaba que
sucedía dentro de ella, que pasiones
encendidas, permanecían apagadas, obscuras,
por un momento este hombre cerró los ojos,
hecho a andar su imaginación,
preguntándose, si esta mujer podía ser
Sahara, la mujer perdida en su concentración
de adivina, por eso el forastero la trato con
respeto y muy por adentro lloro, el en algún
momento había decidido buscarla, no por el
físico, ni la edad, si no por el valor interno de
las mujeres, se preguntaba quién era esa
mujer, que luchaba por lo que quería, por lo
que ella soñaba, o porque le inspire una
fantasía, que quería, quizá satisfacer su ego
de mujer.
Habiendo tantos hombres en el puerto de la
existencia humana, que hacia él ahí, no quería
romper esta magia, decidiendo continuar,
trato a esta mujer con amabilidad, le tomo la
mano, pero se entristeció, se despidió y se
retiró sin decir una sola palabra, la mujer le

263
tomo las dos manos y le apretó el brazo,
recargándose sobre la mesa, acurrucándose,
quedando dormida y soñando, él se fue.
El forastero pago la cuenta, miro a esa dama,
el bajo del tapanco, lanzo la mirada hacia
arriba, salió del lugar y se fue pensativo, se
miró las manos, vio sus líneas que dicen que
tendrá larga vida y que está enfermo de amor,
no vio nada más, las llevo a la frente, camino
por las calles empedradas pasando por la casa
de altos con hermosos balcones afrancesados,
de bonitos diseños afrancesados y
seguramente con hermosos corredores y una
fuente al centro, era un fin de semana, había
programado un viaje a la Ciudad de México a
ver a su familia, su Padre y su Madre, a ese
pueblito, que lo vio nacer, ahí lo esperaba su
familia, mientras allá en la tierra delas piñas,
listo todo para la boda de Gloria.
En la tierra de las culebras, los caballerangos
hablaban de esa luna, de ese eclipse de
sangre, que iluminaba los cafetales dando un
color cobrizo, a las plantaciones, eran buenos
augurios para la boda, un eclipse de luna, el
universo se manifestaba positivo. A última

264
hora se decidió la boda en la región
montañosa custodiada por el coloso de la
sierra madre oriental “El Cofre de Perote” en
uno de los pueblos, cercano a Coatepec, se
dice que fue en XICO, igual de hermoso.
La novia, en esa hacienda colonial, en los
corredores muchas macetas de flores de
ornamento y en el patio una fuente de agua
clara, un bebedero para los pájaros, de
diferentes colores, diferentes trinos, y cantos.
La finca rodeada de un bosque espeso, la
tristeza de Gloria era evidente, ella disimulaba
con carcajadas amargas, ya se habían hecho
los contratos la música, esencial, no podía
faltar, el aguardiente y el tequila, ya se
encontraba en las bodegas del rancho.
La compra en la ciudad de México, ya se había
hecho.
La fecha, se acercaba las molenderas
preparan los chiles, tostándolos junto con las
especies, para la barbacoa de los becerros.
La alcoba de los novios, lista para el ritual de
las sábanas blancas.
Emiliano en la gran ciudad de México, con su
265
mochila inseparable y su cobija a cuadros,
toma un taxi, da indicaciones para llegar a ese
pueblo, donde están las tumbas de sus
ancestros.
Vuelven sus añoranzas, al ver las montañas
del valle de Anáhuac, y la belleza de esos
volcanes.
Las lagunas y los patos, testigos de su niñez,
llegan los recuerdos felices y amargos, de las
aves migratorias, que dejaron los plumajes,
consecuencia de las armadas en estos lagos,
los lagos de la muerte, también días felices,
añorados al cortar los capulines y jugar con su
amigo el señor camaleón.
Su madre, ya lo esperaba con el desayuno
listo, con los antojitos, Platillos sencillos de
hiervas del campo que gustaba a su hijo
ausente, un abrazo muy fuerte, un beso y una
bendición, lo hacen feliz.
Al día siguiente se levantó de madrugada, a
respirar y disfrutar de los recuerdos que le
traían estas tierras, y partió a la sierra Santa
Catarina donde había pasado su niñez, busco
a su amigo el camaleón, a la tortuga,
lamentablemente no las encontró, había
266
pasado mucho tiempo, pero encontró otros
animalitos seguramente, las generaciones de
sus amigos, eso le alegro la vida, por el
momento le quedaron las añoranzas, del
pasado.
Miro el horizonte, y se estremeció, al ver ese
paraíso, se encontraba en agonía, camino por
las veredas entre los maizales, los parajes
testigos de la infancia de Emiliano, el día a día
se transformaba, descubriendo el mundo que
formaba un carácter seguro de lo que quería,
recio y firme, del hombre que es hoy, dos días
después, deja su tierra y vuelve al pueblo
mágico del café.
A esa tierra de Orquídeas, de flores bellas, la
tierra de las culebras, de hermosos paisajes,
viajo de noche bajo el arrullo del run, run, en
la madrugada. Camino por esas calles que ya
eran parte de él, sus pies avanzaban como por
arte de magia, siguió caminando hasta
toparse con un enrejado, con la puerta
abierta, entro sin que nada lo detuviera.
Quedo maravillado, al darse cuenta, que se
encontraba en medio de hermosas flores,
eran orquídeas, que abrían al salir los
267
primeros rallos del sol y al morir los ápices de
luz de la luna quedo tan atónito, de ver esa
magia de cómo abrían los pétalos de miles de
flores de orquídeas, diferentes especies,
diferentes colores, siguió caminando y se
arrojó al amparo de esa hermosura,
quedando dormido, solitario como en una
jungla, escuchando ruidos de selva.
Emiliano se quedó dormido, profundamente,
en un sueño, que le hizo volver, al recuerdo
de los lagos de la muerte, repitiéndose las
escenas, que lo impactaron, fue la muerte de
sus patos, aves migratorias, sufría ya no
quería más escenas tristes atormentantes,
luchaba mentalmente por recordar pasajes de
su vida hermosa, y entonces llego a su mente
un estado bello relajante, la música otra de
sus pasiones, bellas voces, hermosos trinos de
pájaros, entonando canciones acompañado
con instrumentos de viento y de cuerdas.
Se preguntaba de cuántas vidas, en que
tiempos, su carne había resurgido de la nada,
la búsqueda de la mujer que amaba, el
sufrimiento que había padecido, y las alegrías
efímeras, que mueren tan luego surgen, el

268
recuerdo del amor perdido, bendita esa
maldición divina, este hombre había entrado
al museo viviente de Orquídeas, de Coatepec,
se durmió profundamente.
Ese sueño, que lo hace vivir recordando otras
tierras donde ha pasado su milenaria vida,
pasiones que da la sangre en los genes
milenarios.
Flautas, violines, y un saxofón escucha en lo
más alto de la montaña, que montaña tan
llena de misterio y de secretos, él no lo sabía,
él no lo recordaba, en un ambiente húmedo,
en un pueblo alejado, en un pueblo en medio
de los bosques de los pirineos, una hermosa
mujer, arrogante, soberbia, de una belleza
embrujan te, refresca sus pies en el agua que
baja de las montañas.
Entre cañadas, se formando cascadas, esa
agua oxigenada, daba belleza y tersura a su
piel, los aromas de las flores que recogía el
agua en el camino, dan un perfume especial al
cuerpo de esta dama, bella mujer, ella sabía
de su privilegio y de su hermosura.
Los habitantes del pueblo la admiran, los
hombres la idolatran, de su soberbia eran
269
testigos, se le acercan y los rechaza, vanidosa,
carecía de sentimientos nobles, disfrutaba de
los desplantes que hacía, haciendo sufrir y
padecer a sus enamorados.
Los hombres no se le acercaban, por temor al
rechazo, pero siempre tenía un admirador, a
otros no les importaba nada, por tan solo
escuchar una sola palabra, salida de esa boca
con labios perversos, no importaba la
vergüenza de ser rechazado.
Un artesano, solitario que jamás se le había
acercado, decidió con infinita paciencia,
firmeza y amor, tallar un jade incrustándolo
con molduras de oro, engarzando delicadas
joyas, y se lo obsequio, ella se la quedo, y
después de lucir la joya y engalanarse, se
mofo del artesano, lo desprecio
públicamente, este hombre decepcionado y
avergonzado, corrió a las afueras del pueblo,
se lanzó al rio y nunca salió, se ahogó por
amor.
Otro hombre, pintor, mezclo pigmentos,
logrando colores llenos de vivacidad, dulzura,
amor y pasión, colores jamás nunca creados,
para pintar a esa diosa, creo un retrato y se lo
270
obsequio, ella después de exhibir con orgullo
el magnífico retrato, lo humillo lanzando a los
aires, cayendo sobre las rocas, se destruyó,
partiéndose en pedazos, yaciendo esa obra de
arte en el rio.
Este hombre desapareció de la vista de la
soberbia mujer, se internó a la espesura de la
selva y jamás apareció, a los hombres que
osaron su cariño, se los trago la obscuridad y
el tiempo.
Otro hombre alquimista, quiso demostrar su
amor a la voluble mujer, haciendo mezclas de
exquisitos aromas, para dar un perfume, de
fragancia especial, digno de reinas, de diosas,
se la entregó, solo la tomo en sus manos, la
llevo a su delicada nariz y la lanzo estrellando
la vasija en un tronco del árbol más tosco y
alto de ese bosque, le dio la espalda y se
retiró de la vista de ese joven que soñó con
poseerla, el alquimista, sintió que su vida no
tenía sentido, y se enveneno.
Los dioses enfurecieron, ya que todo hombre
perecía, por el deseo de solo amarla, de tanta
maldad, de tanta soberbia, que decidieron dar
un escarmiento, pero eso no era suficiente, un
271
hombre más, decidió ser perseverante y le
regalo una joya de su madre, que había sido
igual de hermosa, era una pulsera de ébano,
incrustada de nácar, igual que todos murió de
amor.
Llego un, hombre arrogante, al igual que ella,
paseaba, por el pueblo, miro a esa mujer, se
cruzaron las miradas, ella extasiada ante los
encantos del fuereño, él la miro, y siguió
caminando, con indiferencia, pues este
hombre andaba en busca de Sahara, la mujer,
que amaba desde lo más interno de sus
genes, este hombre buscaba lo que amaba, lo
más bello del alma de un ser.
Esta mujer sin sentimientos nobles, había
quedado enamorada perdidamente
enamorada del fuereño, desde ese momento,
la joven soñaba, en su lecho, de finas sedas,
adornada con su pulsera de nácar, con su
adorado hombre, cuyo nombre repetía, entre
sus labios cual mariposa revolotea sobre una
flor.
Al levantarse se bañaba en el rio,
impregnándose de los hermosos aromas que
le daban, los perfumes de las montañas,
272
fragancias que embrujaban y se vestía con las
más hermosas telas, con los escotes
provocantes, mostrando sus sensuales
formas, para provocar a ese apuesto,
forastero, quien apenas se dignaba levantar
sus ojos para mirarla, nunca él había
mostrado el más mínimo interés por la
hermosura de esa mujer.
Los días pasaban lentamente, y el caballero no
cejaba, en su indiferencia, se había vuelto
cruel, o quizás no miraba, Ya cansada de esta
indiferencia, del amor que sentía, de la pasión
que no le permitía dormir, decidió declararle
su pasión, Laurion le contesto,” No me
interesas, eres la mujer que no vive, en mis
pensamientos, ni en mis sueños, yo busco a
otra mujer, a mi amada Sahara, una joven
más hermosa que tú, de alma pura y sin
soberbia, para mí no vales nada”, ojala fueras
aquella mujer, si tan solo fueras piadosa, si
fueras como la que amo, le daría gracias a
dios.
Ese si es una diosa, tu vanidad, no sirve, esa
belleza que admiran los hombres, se esfuma
con el tiempo, y el alma permanece hasta la

273
eternidad, solo cambia de cuerpo, pero sigue
viva, y con una sonrisa desdeñosa se apartó.
En medio de tanta decepción, de tanto dolor
que, por primera vez, había tenido ese
sentimiento, la joven se acordó del Dios que
vivía en la montaña, pensó que tal vez él
podía ayudarla de tanto sufrimiento.
A pesar de la noche oscura y lluviosa, ella
decidió ir a la montaña sagrada, donde existía
su última esperanza, no era tan fácil llegar a
ese Dios.
El templo era su dominio, en la entrada
principal estaba resguardado por un terrible
mostró, le suplico le permitiera entrar,
después de tanto suplicio le dijo ya te has
humillado. Pásale mujer sencilla, ya los
hombres feos no te dan terror, estas palabras
le dieron ternura, pero no terminaron con su
dolor.
Camino por un corredor muy largo, lleno de
horribles serpientes, devorando murciélagos
colgadas en las rocas fracturadas, ella sentía
que le mordían los pies desnudos, cuando
finalmente llego al dios, se postro de rodillas y
comenzó a implorar desesperadamente,
274
diciendo: “Cúrame, sufro horriblemente, Amo
a Laurion, y él me desprecia”, el Dios le
respondió: “Es justo castigo, porque lo mismo
hiciste tu a tus apasionados, siguió
implorando:” Oh, todo poderoso, ten piedad
de mi”.
Concede para mí el amor de Laurion. Sabes
bien que no puedo vivir sin él. “Vete de aquí”,
rugió el Dios, este castigo es más fuerte, que
fue impuesto por el Dios de las Deidades,
anda vete, fuera de mi templo, es justo que
sufras, sal ahora mismo de mi templo.
Al salir la joven del templo, abatida por el
encuentro y resignada a la perdida de
Laurion, se encontró a una bruja, le dijo sé
que eres muy desgraciada, quieres vengarte
de Laurion, por esos desprecios, si me
vendes tu alma te juro que este hombre jamás
amara a otra mujer, la joven se asustó, ella
había entendido que esos sentimiento, no la
llevaban a nada y rechazo a esa bruja de patas
de cabra, bruja infame, exclamo llorando, la
mujer hermosa regreso a su casa que le
parecía un infierno, todas las tardes salía al
bosque para distraerse, de sus penas, no

275
podía era en vano, su corazón se fue
ennobleciendo.
Un buen día encontró a Laurion montado en
su caballo, cabalgando, al mirar hacia el rio,
vio a una mujer, lavándose los pies, bajo de su
caballo, el joven voltio, cruzando las miradas,
y corrió hacia él, y al disponerse a abrazarlo.
Laurion se convirtió en un hermoso, hermoso
árbol de mango frondoso, recordando a ella,
el árbol donde arrojo la fragancia que le
regalo el alquimista.
Esta hermosa doncella, todas las tardes, salía
al campo y lloraba abrazada a ese hermoso
árbol, los dioses al mirar ese sentimiento, esa
bondad, el hechizo, no podía volver atrás, la
joven abrazada al pie del árbol, clamaba
desesperadamente a su tronco inmóvil,
“Perdón”, y pedía tan solo una palabra de
amor y de indulgencia.
Mas el árbol nunca respondió y la doncella,
ahí murió de amor, un duende que por ahí
paseaba, se condolió de ese gran amor, le
puso la mano sobre su cabeza y le dijo
“Mujer”, procediste mal muy mal.

276
Fuiste voluble hasta la crueldad, terrible,
soberbia, pero muy hermosa, como una diosa,
pero tú dolor fue tan grande, y lo resististe
que purifico tu alma, los dioses, te premiaron,
dándote la vida eterna como una Deidad,
estas perdonada y antes que la bruja venga
por tu alma, te voy a convertir en una
hermosa flor, seguirás siendo bella, exquisita
y refinada, nadie olvidara lo que fue tu
malvada vida, cautivante, apasionante, que
los hombres, utilicen, tu belleza, la tersura de
los pétalos y los colores más hermosos, para
conquistar amores, pero nunca te olvides que
tu soberbia nunca te llevo a nada bueno,
nunca conquistaste el amor del hombre que
verdaderamente tu amaste.
Quien viere tus pétalos, adivinara la actitud de
tu espíritu caprichoso, cruel, voluble,
apasionante, y la elegancia que siempre
portaste.
Mientras más bella la encontraba, el duende,
se sorprendió de cómo esta Hermosa flor, se
alimentaba de la sabia de su amado árbol, la
túnica y sus ropajes se convertían, en pétalos
de bellos colores, creados por el pintor, del

277
retrato mágico, se enamoró de esa hermosa
mujer.
Los ojos de la mujer brillaban como puntos de
oro, sus carnes, adoptaban tonalidades de
nácar, sus hermosos brazos se enrollaban en
el tronco, con desgarradora suplica, en
hermosas hojas y guías, llamada la flor
“Orquídea”.

Una gran variedad de hermosas orquídeas en


cada rincón del planeta, para conquistar
mujeres, esta historia, fue parte de la vida de
278
Laurion, que vivió en el tiempo del universo y
siguió la vida, buscando a su verdadero amor,
siguió viviendo hasta la eternidad, por varios
tiempos, varias tierras, por esta maldición
divina que a los hombres los vuelve deidades.
Sus sentimientos se vuelven turbios y regresa
a la realidad del tiempo, el sentimiento sigue,
de no encontrar el verdadero amor,
Llego el tiempo en que su mente se ilumino, y
volvió a sus orígenes de estos tiempos en el
pueblo que lo vio nacer donde su ombligo fue
enterrado en las milpas, rodeadas de canales
y hermosos árboles, allá cerca de la Ciénaga,
donde los patos con sus graznidos lo
arrullaban y las mariposas revoloteaban sobre
la cabeza de ese bebe, que reía a carcajada
abierta, al mirar sus hermosos colores, en su
mecedora colgada, entre esos ahuejotes,
arboles endémicos de chinampas, de belleza
sin igual, tierra bendita de dios.
La vida continua, la obra, las amistades de los
nuevos amigos, que había conquistado, la vida
cotidiana, las clases de yoga, por las
madrugadas, y las clases de idiomas por las
noches, en la ciudad de Jalapa, parece
279
resignado a su destino, nuevamente es
apartado de su amor, sigue corriendo, en las
fincas cafetaleras, las carreras de los caballos
le apasionaban, es por eso, que ama correr
libre como el viento, la visita de las fincas de
café lo hace sentir, en medio del glamur, y el
perfume de las montañas.
La admiración de los caballos y las reses que
contempla, recuerda el origen de sus
ancestros en los pueblos vascos, de genes
diferentes.
Al caminar por los ranchos lecheros que visita,
goza el placer de su estancia, es un hombre
amante de medio ambiente, ama al pueblo
mágico, el mantenimiento de los depósitos de
leche en todo el estado de Veracruz, le
apasionaba era parte de su trabajo y los viajes
constantes entre la naturaleza, eran su vida.
En los ratos libres, tomo la decisión de seguir
con sus estudios en Jalapa, y las carreras entre
los cafetales, el rio, las colinas, los cantos de
los pájaros, son sonidos que lo mantienen
arraigado a la tierra, al sol y al viento.
Todo listo para el casorio, las invitaciones, el
vestido de novia y el traje del novio, el hijo de
280
la hacienda vieja cafetalera, las molenderas
en los metates, las chimeneas, a todo lo que
dan, humo blanco, con olor a maderas de
selva.
Mirna en busca de Emiliano, con deseos de
mirarlo y platicar, lo encontró, allá a la orilla
de las plantaciones del café, sabía que ahí
llegaría después de correr, al mirarlo sudado,
le limpio la frente, con un pañuelo blanco, lo
lleno de besos con esos labios rojos, le dijo
llévame a la cantina es la hora del trabajo,
aprovechamos y te invito una cerveza bien
fría, sin tanta resistencia el forastero acepto,
la joven se lo llevo a la cantina.
Allá lejos, los novios, en espera de la
bendición, de la abuela, los padrinos, y los
padres de ambos, en la capilla de la hacienda
vieja, con unos sirios y el sahumerio para la
purificación, muchas veladoras, sirios
encendidos, flores muchas flores en el altar,
se hacen el ritual de la bendición, llamando a
los espíritus, un alud de emociones.
Chamanes trabajando, al abandono de los
dioses, quienes crearon el universo, fieles a
sus valores, tradiciones y costumbres,
281
heredados de generación en generación,
culturas de antes de la llegada de los
conquistadores, rezan para la futura familia, la
ceremonia en el lugar sagrado, Gloria quiere
gritar, que ya no es virgen y que en su vientre
se gesta la vida de un ser, producto del amor,
no se atreve a gritarlo, ella resignada, mirando
al altar.
Angustia y terror, a la llegada de esa
intimidad, de esa noche nupcial, pero resiste y
se mantiene en silencio.
Se le nubla la vista, se humedecen los ojos, al
rodar unas lágrimas en su mejilla, el novio
feliz, le da una Orquídea a la novia.
Ella la recibe con gracia, la mira con ternura y
amor, Gloria le finge una sonrisa, mientras
tanto en la cantina, hay risas y alegría,
Emiliano, se toma la cerveza fría, después de
beber y decir salud, bailan esos sones alegres
y embriagantes, Mirna hermosa y cachonda
estimula para la diversión y al sexo.
Emiliano no tiene ánimo, pero se divierte.
En los corrales se respira aire escalofriante,
helado, la muerte anda rondando esta tierra,
282
dice el mozo mayor.
La tarde gurda sus rallos del sol, se llegó el
día, mañana es la fecha esperada, los
caballerangos guardan los caballos finos, en
las caballerizas, sus alimentos ya en los
comederos.
La muerte rondando esos lugares, en acecho
calculador, para sus fines, escoge al caballo
negro, con una crin azabache brillante, ancas
fuertes, este es el regalo de bodas para la
nueva señora, lo abrasa, el caballo se inquieta,
siente esa presencia maligna, da vueltas en
interior de su caballeriza, empieza a inquietar
a los demás caballos, la luz se prende y se
apaga, algo sucede, los mozos corren hacia
ese lugar, no miran nada, solo la inquietud de
los animales, la muerte se aleja, ya hizo su
elección, todo entra en calma, al llegar el
caballerango, da cuenta que no existe nada
extraño y la agarra contra los mozos, que se
asustaron y le llamaron, los mozos prenden
veladoras en sus altares, sacan las botellas de
aguardiente, la baraja y se embrutecen,
bromeando entre ellos de la muerte, la llaman
con esas risas burlonas, y aparece con una

283
carcajada escalofriante.
Emiliano sin saber que sucede en esa parte de
la tierra, se mantiene tranquilo, parece haber
encontrado la calma, resignado, pidió al
mayor domo le sirviera un café en la sala de
estar, era la hora en que la señora Florencia
tomaba el té y tocaba el piano, dependiendo
el ánimo que ella tuviera, ahí coincidieron las
dos personas y tomaron el café y el té,
intercambiaron expresiones, nada
trascendental, una dama y un caballero,
Florencia, la mujer que lo acecha, y que lo
trae en su pensamiento.
Los pajarillos cantan, pero se distingue el
canto de una calandria, bella con plumaje
amarillo oro y las alas negras, placentera la
noche, el aroma de los azares, es un toque
especial de esa mansión, Florencia tenia
deseos de tocar el piano, Emiliano escucho
una melodía y da las gracias por esa gentileza,
se disculpa y se retira de la sala.

Camina por los corredores, se para un


momento y va a la fuente central, se refresca
un momento, después de esto, va a su alcoba,
284
abre la puerta, un rechinido de las bisagras,
enciende las luces y camina al baño, antes
coloca su portafolio, sobre un sillón, y se
desnuda, se quita el cinturón, se desata las
agujetas de las botas de trabajo, se
desabrocha la camisa.
Continua con el pantalón, se lo quita,
desnudo, entra a la tina a darse un baño, con
agua tibia, canta una canción romántica a
media voz, parece haber recuperado la
tranquilidad, el agua escurre sobre su cuerpo,
cortando la espuma del jabón, disfruta ese
baño, se da un chapuzón de agua fría, sale de
la regadera, se seca con una toalla roja, se
exista, y se masturba.
Relajado va a su sillón y lee un libro, el retrato
de Dorian grey, amante de la lectura, sobre su
buro, a otro libro de historia de México.
Las atrocidades de la independencia, no le
agradaban estas lecturas, pero las leía y los
genocidios de la segunda guerra mundial, y de
la primera afectando fundamentalmente al
continente europeo, y a los pueblos de los
pirineos, tierra de sus ancestros los Vascos,
estaba optimista, que por el momento tenía
285
suspendidas estas lecturas, estos libros están
cerrados sobre su mesa de trabajo, sigue
leyendo el retrato de Darían grey.
Y luego va a la cama, llevando consigo el
retrato, después de algunas páginas de
lectura amena y agradable, se quedó
dormido, abrazado a ese libro, sin apagar la
luz, y a soñar, el olor del perfume de los
azares lo relajan y duerme profundamente.
Llego el día de la boda, la iglesia con flores
blancas desde la entrada hasta el altar, la
carreta nupcial en espera adornada con
Orquídeas, el caballo blanco, con la crin
trenzada, con la cola abundante bien
cepillada, hermoso corcel, con una silla charra
incrustada de plata, hecha especial por la
talabartería el tigre una talabartería de
tradición de la familia, orgullo y amigo de
coatepecanos…………………. ese día.

Las damas de honor guapísimas y los


invitados en el atrio esperando a los novios, el
campanero pendiente de la hora para repicar
las campanas, dan la primera llama, para la
ceremonia religiosa, los acólitos preparando
286
el vino de consagrar, la orquesta de cámara y
un cantante, listos para interpretar el ave
María de shuber.
Gloria confundida, a punto iniciar la marcha,
baja del carruaje, corre por los patios hacia su
recamara, abre la puerta y se arroja sobre la
alcoba, a llorar la desventura, pues ama a otro
hombre, se quita el velo y lo arroja al suelo.
Llora profundamente se le acaban las fuerzas
para seguir adelante, la anciana llega a
consolar, a su nieta diciendo que va a
intervenir para evitar el matrimonio, esto dio
un sobre salto a la novia y se opuso, se
levantó de la alcoba y se arrojó a los brazos de
la anciana, entonces le seco las lágrimas que
rodaban sobre sus mejillas, con un pañuelo
blanco.
La anciana fue hacia el altar, se arrodillo ante
un Cristo a pedir por su niña, para que cumpla
con el compromiso de honor, Gloria se
convenció que tenía que ir a la iglesia, le
acomodaron el velo, el tocado de azares, y
camino al carruaje, subió acongojada, la cara
evidenciaba la tristeza para continuar el
camino, un pañuelo blanco era su soporte
287
para enfrentar la angustia, no era fácil para
ella enfrentarse al destino, en un momento
saco el coraje y lanzo el pañuelo blanco que
llevaba en las manos, al vacío, el pañuelo voló
al infinito como paloma, alcanzada por la
lanza de la muerte, el día esplendoroso, el
carruaje seguía caminando, jalado por cuatro
caballos blancos, mostraba la pureza de los
ángeles, continuo, reflexiono, perdió el miedo
del “qué dirán”, al día anterior, ya había
cambiado, se dio valor sacando fortaleza, de
su interior de lo más profundo de su ser, pero
en este momento se derrumbaba, pero
nuevamente cambio su actitud.
Hacia la iglesia sonreía, con un gran dolor,
soportable iba acompañada de la abuela, esa
anciana sabía y fuerte como un roble, le dio la
confianza que necesitaba la novia, lo
complicado no era llegar a la iglesia, si no más
complicado era el momento de la intimidad, la
noche nupcial, las sábanas blancas al
amanecer, esto era el honor y el terror.
Comprendió, que no era tiempo de
arrepentirse, tenía que mostrarse alegre, era
el día que todas las mujeres sueñan.

288
Sonreír, nadie sabía su padecer, la gente no
conocía su secreto, solo su abuela y ella,
tampoco sabían de sus placeres, de sus
amarguras, de esta novia hermosa, las
miradas la asechaban, por lo que
representaba, la futura patrona, las miradas,
de admiración, emocionadas las muchachas
cazaderas.
Resuelta, sigue su actitud, positiva y llena de
valor, Gloria se transformó, en una diosa, se
creyó Cleopatra, ese color de piel morena y
sus ojos grandes negros, tenían un resplandor
de virgen.
Sus ojos como dos capulines brillantes,
mostraban su alegría, la abuela sufría más que
ella, por los valores y principios enseñados a
la niña Gloria, sentía que la carne se le
desgarraba, más que si fuera la novia misma,
pero al darse cuenta de la Gloria que miraba
en ese momento, se vio envuelta y se
contagió de alegría, era una mujer sabia.
El novio ya se encuentra en el atrio, elegante
vestido de charro, con un sombrero Cocula y
un cinturón piteado, luciendo una hebilla
dorada, con incrustaciones de oro, invocaba
289
varios sentimientos de macho, pues muchos
deseaban estar en su lugar, llego, antes que la
futura esposa, esa es costumbre de los
mexicanos, acompañado con doce hombres,
vestidos de charro, el párroco con sus
guardianes, a la entrada de la iglesia, todos a
la expectativa, en espera de la hermosa novia.
Al fin llego el carruaje, la gente grita y
aplaude, vivan los novios, las campanas
repican de alegría, todos los rancheros
presentes las mujeres elegantes, sentimientos
hermosos, muchas damitas, querían estar en
lugar de la novia, el ranchero también era
presa de la envidia de los hombres, la trigueña
hermosa, nadie sabía del destino, maldición
divina conectada con la vida de un hombre,
que se cruzó en el camino, que llora
internamente, desgarrando su alma por no
encontrar, el alma y la carne de su amada,
Sahara.
La ceremonia empezó, el Párroco recibe a la
novia en la puerta de la iglesia, el novio se
encontraba presente al pie del altar, la
orquesta de cámara, hace gala de la maestría
de su ejecución, interpretando música del

290
siclo XVll, abocando a la calma y a la devoción,
por estar en el templo de Dios, el órgano de la
iglesia, se integra a esta orquesta, el público
se estremece, por el ambiente que envuelve
ese lugar sagrado, hermosos acordes
musicales sacros, el párroco pide a todos los
presentes atención a la palabra de Dios, que
se arrepientan de todos sus pecados e injurias
que han cometido en la vida, así mismo pide
por el matrimonio que está celebrando sus
nupcias, al llegar el momento, de preguntar si
existe impedimento alguno, para declarar, a
este matrimonio consumado por la ley de
dios, todos en silencio, en espera de una
sorpresa, nadie del mundo terrenal aparece.
Todo en silencio, no sucede nada, nadie de
este mundo interrumpe, la sombra, robo la
luz al sol, las velas se apagaron por un
instante, los negros pájaros se apropiaron del
portal, un viento helado irrumpió en el
interior del recinto de dios, la muerte se hizo
presente, fue la muerte, quien se hizo
presente, acechando al matrimonio, aun lado
de los novios, ella se paró, invisible a los ojos
de los presentes, el párroco sintió escalofrió,
no haciendo caso, siguió con el ritual,
291
menciono a la carne y a la sangre de Cristo,
levantando la ostia al cielo mirando al
santísimo, procedió a dar la ostia a los novios,
los padrinos ponen el lazo nupcial, se dan las
arras para que nunca falte el sustento en esa
familia, dándose mutuamente los anillos,
haciendo promesas de amor y los declaran
marido y mujer, mencionando que los
hombres no podrán disolver este matrimonio,
solamente la muerte.
Yal mencionar a la muerte, ella se colocó en
medio de los novios, separándolos, la abuela
al sentir que la muerte estaba ahí, grito
escalofriantemente, impactando a los
presentes, diciendo vete…e…e…,el escalofrió,
fue colectivo, evidencio que la muerte estaba
presente, ella no quería a ese matrimonio,
¿Qué nos decía?, ¿acaso decía que Gloria era
para el forastero?, no lo sabemos, la abuela
desmayo, alertando a todos los presentes,
desmayo unos segundos, de inmediato se
reincorporo, se puso de pie, se postro ante el
altar, y rezo.
La misa continua sin ninguna interrupción, el
párroco bendijo a los presentes dando fin a la

292
misa, diciendo la misa ha terminado, vallan en
paz.
Los invitados salieron ordenada mente del
templo, para esperar a los esposos en la
puerta de la iglesia, en el atrio se encontraba
la multitud, esperando con arroz y flores,
deseándoles un buen por venir, dando un viva
a los novios al salir y deseando suerte y
abundancia.
El cielo se nublo, robaba el calor del día, al sol
brillante de esa mañana, los pajarracos negros
tenían una algarabía, en las ramas de los
árboles, una calandria cantaba en lo más alto
del campanario, sentía la presencia de la
muerte, el sol apareció con la brillantez divina,
dando energía al día, y disfruta la cachondez
de la celebración.
Salieron los novios del templo, aplausos,
flores, muchas flores sobre ellos, dos palomas
blancas al firmamento, venerando al dios del
Café y las piñas, alegría de la multitud, un gran
movimiento, los novios felices, de esa
ceremonia, dando saludos a los amigos,
invitados y paisanos, ellos ya en el carruaje,
llenos de alegría partieron a la hacienda vieja.
293
La comida en espera de los invitados, el grupo
musical tocando melodías tranquilas, en lo
que llegan los novios, esta gran fiesta, las
cocineras pendientes, los meseros, la bebida
bien fría, con grandes trozos de hielo, que
gran fiesta murmuraban, las mesas se están
ocupando con las familias completas, una
gran recepción, en la mesa de honor solo
faltan los novios, padres y padrinos ya en ellas
intercambian opiniones del acontecimiento,
llegan los novios, aplausos, risas y amor se
refleja en ellos, el grupo de música arranca, el
mariachi no podía faltar, los meseros y
cocineros, sirven los platillos, las mesas con
todos los utensilios para los comensales, las
cervezas bien frías, satisfacen el gusto del
paladar y mitigando el calor, todos alegres,
comiendo esa sabrosa barbacoa con salsas
picosas y tortillas calientes, todo un gran
festín.
La fiesta está a todo lo que da, el sol se oculta,
la noche aparece lentamente, la novia se
divierte, no trata de ocultar nada, solo Dios y
ella, baila con su marido, la tarde deja ir sus
últimos ápices de luz, allá en los corrales, los
caballos también comiendo sus alimentos, las
294
palomas gorjean un cucurrucucu…
cucurrucucu., el gallo pinto canta, las gallinas
se suben a las ramas de los árboles, al igual
que los gallos y los guajolotes, tequila,
aguardiente, cervezas reinan en la fiesta.
Mientras allá en la enramada, cerca del rio, se
encuentra el forastero, con su ropa deportiva
y sus tenis de corredor, el agua de las
cascadas que caen como perlas y brillantes,
para continuar en el trayecto del rio,
golpeando piedras para pulir sueños de amor,
solo tranquilidad respira este hombre, el roció
de la cascada le acarician la cara, se levanta y
camina hacia un árbol de mango, recostado
sobre su tronco recuerda a la que había creído
su amor, ella se fue y decía yo estoy aquí
aferrado al tronco, donde grabaste tu
nombre, recuerda y mira hacia el cielo,
pensando en el infinito, duerme en un sueño
profundo, arrullada y acariciado por el agua,
que cae de la cascada.
Mirna en una tarde de paseo por los parajes
de esa tierra bendita de dios, canta la canción
que hace recordar a Emiliano, en una noche
de juerga, e imagina sus besos, sus caricias, es

295
por eso que lo recuerda, cantando “A ESA”,
Siente en el oído los labios húmedos, de su
imaginario amor, quien susurra la canción,
haciendo que nuevamente, su cuerpo se
estremezca, al recordar las manos que rozan
la piel, escucha la voz, la hacen vibrar, dos
amores distintos y ahora Emiliano solo en un
sueño, de pasiones candentes, que lo mueven
al sentir el pasado, la energía que le da la vida
y el recuerdo de sus vidas pasadas, eso es la
vida, no hay otra para los seres terrenales.
Emiliano se quedó dormido, en ese sueño
recordó a SAHARA, al despertar se vio entre la
obscuridad, contemplando el cielo estrellado,
mirando los luceros del infinito, sus ropajes
húmedos, siente frio, se levanta y corre
inquieto, hacia su casa, con Florencia.
Recuerda a Gloria y a Mirna, no entiende que
sucede, entonces le viene a su mente, el
encuentro con la muerte en la cantina, su
amiga la Muerte, a quien la recuerda con
cariño, sigue corriendo hacia la mansión de
Florencia.
Las manos finas de esta mujer, son
maravillosas al piano y los geranios en botón
296
embriagantes, Emiliano llega, apresurado y
abre el portón de maderas viejas y entra, una
marcha fúnebre retumban en sus oídos, se
tranquiliza por un momento, continua
caminando hacia su alcoba, una mezcla de
sonidos en sus oídos, lo atrapan, esa mujer lo
cautiva con la música al piano, la noche
espera, se da un baño, se arregla para la cita,
y sale directamente a la cantina, Mirna tiene
que trabajar, los besos falsos a los
parroquianos le hacen feliz.

Ya es de noche, el ambiente está en su


apogeo, las mesas repletas de parroquianos,
cervezas y más cervezas, la música alegre,
todos divirtiéndose, risas, bromas, la novia
divirtiéndose a punto de lanzar el ramo para
las muchachas cazaderas, Francisco
protegiendo a la novia, que se encuentra
arriba de una silla, abrazándole las piernas y
tocando las caderas, suspirando e imaginando
esa noche, que al fin la tendrá a su amada en
la cama desnuda.
Acaricio ese cuerpo, con esas manos de
domador de caballos, esas caricias
297
estremecieron a esa mujer morena, las chicas
ansiosas por tener el ramo en sus manos,
gritan el ramo, el ramo y al fin se lanza el
ramo al vacío, para este acto de los nuevos
matrimonios, los jóvenes nuevamente a la
diversión, bailando con las damitas y allá en la
cantina también había diversión.
Mirna fichando con otros hombres, al igual de
efusivos, por la fiesta y las muchachas, una
copa más para Emiliano, un poco paciente por
la llegada de su amiga la muerte, mientras
tanto, allá atrás de las montañas, los invitados
amigos del tal pancho, motivando al novio por
la noche de misterio que guardara esa
ceremonia de la intimidad, Gloria después del
lanzar el ramo por los aires, camina
disimuladamente para los corrales, francisco
la alcanza y la devuelve a la fiesta, ríen
abiertamente como novios llenos de placer,
susurrando cositas de amor al oído.
Ya suenan las campanas, son la una dela
mañana, los murciélagos salen de las grutas
en parvadas, a buscar sus alimentos, los
coyotes aúllan, Gloria ya nerviosa, escapa de
la vista de su ya esposo, pero aun no

298
consumado, ella desaparece de la escena,
camina hacia las caballerizas, tranquila en una
forma natural, sigue caminando, evita ser
acompañada, fingiendo ir al tocador,
levantando el vestido blanco con las manos,
ya un poco nerviosa apresura el paso, abre la
puerta de la caballeriza, del caballo negro,
regalo de bodas del padre de su marido.
Caballo negro, muy hermoso, un poco
inquieto, le pone la rienda, llevándolo a las
afueras, mientras tanto en la cantina, está a
su máximo cupo, el humo y las cervezas, entre
risas todo mundo gozando de la vida, ya la
impaciencia, se apodera del fuereño, la
muerte no llega.
De pronto en la puerta asoma la amiga de
Emiliano, la muerte, vuela o camina, traspasa
los cuerpos, sin obstáculos.
Emiliano levanta la mirada y ve a la muerte
cerca de él, lo observa fijamente, se inclina y
lo abraza con sus brazos y huesudas manos, él
la lleva y la sienta en sus piernas.
Emiliano a través del tiempo ha llegado, a
apreciarla y a disfrutar su compañía, junto con
la soledad, su amiga de toda la existencia, la
299
presencia es grata, no le importa que lo
miren, siente placer, brindan por el
encuentro, toman de la misma botella de
cerveza, el fuereño lanza un grito a la mesera
pide dos cervezas, ambos se levantan a bailar,
los hombres recién llegados, miran los
desfiguros del forastero, otros no lo toman en
cuenta, pues es normal entre los borrachos y
luego regresan a la mesa, la muerte pasa
desapercibida ante los ojos de Mirna, y ante
los parroquianos, pero de momento cuando
Mirna llega a la mesa, escucha que Emiliano
habla, no mira a nadie solo observa que la
botella se levanta, nadie se encuentra ahí,
según la observación de Mirna, ya luego
Emiliano se levanta, de la silla, con los brazos
con los brazos al vuelo, se mueve
rítmicamente, con la muerte, ella es su pareja,
y baila, la mesera conoce parte de la vida del
forastero, el secreto del hombre que ama con
pasión, ella sabe que baila con la muerte,
Emiliano ríe a carcajadas.
Gloria camina cuidadosamente, con el caballo
por los pasillos solitarios y obscuros, se sube
al corcel alejándose cuidadosamente del
rancho, aprieta el paso, cuidadosa que no se
300
den cuenta que se aleja por los caminos entre
los plantíos, ya se encuentra lejos de ese lugar
de festejo, cruza por los campos hacia la
montañas, donde hay desfiladeros, pero no le
importa a donde se dirige, no importa a
donde va, quiere desaparecer, le aterra esa
noche esa noche obscura, es noche de las
sábanas blancas, le aterran las costumbres de
su gente, aunque había decidido enfrentarlas,
al final, si le importo el honor de su familia, y
huyo, se acobardo, no pudo contra las
costumbres, porque se tenían que cumplir.
La muerte feliz por la convivencia en la
cantina, había olvidado el compromiso que
tiene con el destino de la trigueña, tenía que
cumplir con los mortales.
Emiliano al igual que la muerte disfrutan el
momento, están felices, pero por un
momento, el hombre mira directamente a los
ojos de la muerte, el rostro de Gloria, en ese
mismo instante la muerte recuerda, que tiene
que ir al encuentro de su víctima, y se resiste
a quedar, huye de los brazos de del forastero,
sale de la cantina y desaparece.
Emiliano presiente el final de su amada, corre
301
tras ella gritando, por las calles empedradas,
he implora por la vida de Gloria, la muerte
desapareció, fue imposible no pudo
detenerla, la novia estaba marcada, vestida de
blanco, parecía un fantasma entre la niebla,
su destino ella lo había decidido, la crin solo
brillaba por los rayos de luz, al movimiento, se
ondulaba por el viento, el caballo sin control,
desbocado, sus ojos negros brillaban, como
poseído por el demonio, la muerte llego a la
hora marcada, se montó detrás de la víctima,
para cumplir con el designio, se posesiono del
caballo negro, el velo blanco voló a los cuatro
vientos, como fantasma, dejo huella en ese
valle de terror, sobre las ancas la muerte se
montó, para jamás soltarla y llevársela, iba
triunfante, se aferró a la novia, el tiempo
había llegado, el final llego para cumplirse el
destino de la trigueña, y del niño que se
gestaba, en las entrañas de una madre, nunca
nació, quizá será destinado para otros
tiempos y otras tierras, el caballo poseído
corrió, corrió, y voló por última vez.
Emiliano como un loco lloraba su desdicha,
sentía la impotencia ante ese destino, el
caballo voló por última vez, por los aires
302
dando un relincho estremecedor que llego a
las grietas de la tierra, retumbando en las
montañas, el aullido de los lobos y las hienas
fue grotesco, volaron al vacío, sobre los
peñascos al fondo del cañón, el cañón de la
muerte, llamado así desde la muerte de Gloria
y su feto en formación, a los desfiladeros,
destrozados ahí quedaron junto a ese regalo
de bodas, dos seres y un caballo.
Gloria lanzo un grito aterrador, de
imploración dijo “Dios mío”, esa imploración,
llego a los genes de Emiliano, dos almas para
la eternidad, la maldición divina de Laurion
ahí se mantiene.
Emiliano se estremeció, el canto de dolor de
una mujer a sus oídos retumbo, una madre
frustrada, como descargas eléctricas en el
cuerpo sintió, el portador de esa genética
diferente, el cielo se manifestó, relámpagos,
una tormenta estremecían a toda la región, lo
envolvió un alud de sentimientos, la tristeza a
su corazón llego, y lamentó profundamente la
osadía de el haber tomado a esa mujer virgen,
trayendo consigo la muerte.
Se sentía culpable, por no haber controlado
303
sus pasiones, le vino a su mente, la maldición
divina que trae tatuado en sus genes, desde la
existencia del hombre.
Allá a fuera de la cantina, Mirna lo consolaba,
por el golpe fatal a su memoria y a su paz
espiritual, la comprensión y el cariño que le
guardaba, lo amaba y como a un niño la
acogía en su regazo, ella sabía parte de lo que
aquejaba a ese hombre de botas.
La muerte regreso, a darle las condolencias a
su amigo inseparable, el comprendió, pero le
reclamo, ella le explico, que tenía que hacerlo,
diciendo la muerte que ella la salvo de vivir en
el infierno, porque el diablo la reclamo, por
eso tuvo que intervenir, Emiliano se enfureció
y corrió hacia el puente te del diablo a
buscar, a donde la leyenda dice que ese
puente del diablo lo construyo en tan solo una
noche de peñascos, indestructible donde el
reposa en las noches más oscuras, cuando la
luz se ausenta, el hace fiesta acompañado de
espíritus que no alcanzaron la gloria de dios.

304
Este hombre corrió, con un Cristo por escudo,
ahí grito reclamando la vida de su amada,
pero fue inútil el diablo nunca llego.
Los lobos aúllan profundamente, con un
sonido lastimero, pero a la vez triunfante de
victoria, anuncian el nacimiento de un ser en
la colinas y bosques de California, allá por los
años cincuenta, en mil novecientos veintiséis,
una de las almas perdidas que ya vivieron o
un alma que no alcanzo a llegar al cielo.
Almas mal logradas, una de esas almas
renace, en una hermosa niña, de piel blanca y
pelo castaño claro, tés suave retorno al
tiempo, pasado inmediato, hija de migrantes,
un llanto bello como si cantara por esta
305
estancia, ¿quién es esta niña?, en los pueblos
de california, en esas cordilleras de los
pueblos de México, que fueron arrancados,
por los Estados americanos del norte, después
de haber perdido la guerra del
intervencionismo Americano, la fiebre de oro,
un pueblo formado por migrantes europeos,
España e Inglaterra, cientos de hombre
soñadores por un mundo de progreso y bien
estar de sus familias, la migración, existe
desde el inicio de la vida del hombre, que es
un derecho universal, que dios te dio.
Emiliano sentía el haber traicionado a sus
genes, pues había provocado la muerte de
una mujer.
Sus relaciones sentimentales, amorosas, hasta
esos días, antes de haber conocido a Gloria,
eran con mujeres mayores, las cuales, no les
importaba otra cosa, más que el placer carnal,
las caricias y los besos del amante, más que
disfrutar de la pasión, sin temor a dañar, ellas
eran con quien practicaba y experimentaba el
sexo sin límites, con mujeres que deseaban
estar con un hombre, sin importar que pasaría
después de la aventura, libres de tabúes y de

306
complejos, que no te dejan ser libre.
Decide, no al amor, si al sexo con mujeres de
carga como le dijo alguna vez su padre, con
mujeres, abandonadas, divorciadas, de edad
avanzada, sin ninguna responsabilidad,
mujeres libres, deseosas de amar, sin
condiciones.
Emiliano quería disfrutar del mar, y entonces
recordó a su amiga la canalla, Mirna, pensó en
visitarla.
Vivir plenamente, ser él mismo, sentir su piel
humectada de placer sexual, con olor a semen
y a verijas, olor excitante a las hormonas del
sexo y de la brisa del mar y gritar que estás
vivo sin temor a que te escuchen las paredes,
ser un humano integro, completo, los calores
de esos climas de Veracruz, te invitan al
placer, existía un trauma en la adolescencia
de Emiliano y su pensamiento tomo vida………
que ese trauma se acentuaba más, por el
haber provocado la muerte a la trigueña, y
ahora más que nunca deseaba, seguir con su
vida, con mujeres, más libres.
Recordó la experiencia, esa mala experiencia
al embarcarse en el puerto del placer y la
307
pasión, en ese mar de mujeres de la
prostitución, humo, música cervezas, mujeres
vulgares, casi desnudas, con los bustos
voluminosos, de mujeres niñas ya iniciadas en
ese trabajo milenario, y de mujeres sabidas
del negocio, sensuales y provocativas, que tan
solo al mirarlas se te hace agua la boca, al
provocarte sexo, por los placeres de succionar
esos pezones, lamer la piel de ese busto
abultado, el sabor a tabaco de esos besos, que
te excitan y el sabor a cerveza, llevan a los
placeres divinos de Dios o a los placeres
infernales del diablo, esto no importa, lo
importante es sentir, que te tiemblen los
huevos, produciendo semen, para la
procreación.
La zona roja de prostitución, mujeres de labios
colorados y pestañas postizas, prostitutas que
vendían su cuerpo, por unas monedas,
mujeres chimuelas, gordas, viejas y niñas, en
esas calles, llenas de tropezones y charcos de
agua, un lugar de mala muerte.
Briagos lujuriosos, mujeres vendiendo su
amor, cruzadas de piernas, recargadas en las
paredes, sacando de sus bocas mal olientes,

308
cigarros delgaditos, fumando como damas de
alta sociedad, echando humo, diciendo no vas
guapo, te atiendo bien, vamos a mi cuarto, no
eran cuartos, eran pocilgas, con una cortina
por puerta, amuletos de la suerte y veladoras
en los pequeños altares, olores a esperma y a
vaginas sucias, una cubeta con agua para
lavarse las verijas, después de haberse cogido,
uno y a otro cabrón.
La música y los focos de color rojo en las
puertas de las carabelas de la pasión, sexo y
más sexo hasta saciarte, sexo ardiente a todo
lo que da, ofendiendo, a la creación del
hombre, para la reproducción, era natural.
Emiliano un adolescente aprendiendo a ser
hombre se embarcó, en ese puerto de
pasiones, lo jalo una mujer, a su mazmorra lo
llevo lo sedujo tocando sus órganos sexuales,
le quito los pantalones, los calzones y la
camisa, lo dejo desnudo, totalmente.
Le toco los genitales, tembloroso, Emiliano
era virgen, no sabía qué hacer, la experta le
quito el dinero y se abrió de piernas, le dijo
súbete y cógeme que se acaba el tiempo, este
aprendiz de hombre obedeció, la penetro y
309
ahí quedo, inmóvil, la mujer, leyendo su
revista y mascando su chicle, exclamo ya es
hora muévete y vente, chamaco de mirada
lujuriosa, algún día aprenderás a coger, sin
sentimientos volvió a repetir, muévete que el
tiempo se acaba, y sin más ni menos la
mujerzuela se zafo bruscamente, diciendo
bruscamente bájate, ya se acabó, vístete y
vete que tengo a otro cliente, salió el
adolescente, cabizbajo porque nunca había
pensado que así sería su primera vez, no sintió
placer, ya siendo hombre, engañado por una
mala mujer, él pensó, que así era mejor, que
desgraciarle la vida a su novia, alguien le dijo,
que no era así como pensaba .
Había tenido sus oportunidades, muchas
veces con varias novias, pero algo lo detenía,
de no lastimar a esas niñas, pues tenía a dos
hermanas que cuidaba, como un león a sus
hembras.
Un día después de esa aventura, sintió ardor y
comezón, en sus genitales, el pene enrojecido,
un líquido amarillento emanaba de él, se
había contagiado, gonorrea y chancros, que
experiencia tan trágica, que triste que así allá

310
sido su primera experiencia sexual, quedo
marcado, hombre limpio, noble, y sano, al
aventurarse en el puerto equivocado, en una
zona roja, de tolerancia para experimentarlo
que era el sexo, eso lo volvió hombre.
Asustado, no tuvo otro remedio, más que
confiar en su padre, y así curar ese mal, nunca
se entregó a un amor limpio, con varias chicas
tuvo la oportunidad, no se atrevió, besitos y
caricias, refregones, y en sus sueños fantasías
sexuales, solo eso, ellas sentían lo mismo que
el joven adolescente, no se atrevió a entrar a
ese mundo que creían prohibido, fue
doloroso, tabúes, principios y valores, la
atracción sexual nunca se apartó de él, fue
cuidadoso.
Un hombre de esa nobleza, sufría mucho,
traumas por las lecciones de su entorno, que
tan difícil la había pasado, llena de tabúes,
pero lo formaron, templándolo como el hierro
a través del calor a l rojo vivo y luego al frio,
así se templan los hombres.
Ese sentimiento, lo traía clavado, su padre le
habían tatuado el respeto por las mujeres y lo
repetían una y otra vez cuando él no sabía el
311
porqué, ese pensamiento lo atormentaba, dos
hermosas mujeres, asediadas por los hombres
que las enamoraban, fue difícil y tormentoso,
las cuidaba como un perro, se sentía orgulloso
de ellas, al verlas caminar por las calles, y los
parques del pueblo en que vivían, sus
hermanas eran parte de su mundo.
Se había impuesto el papel de custodiarlas, a
lo lejos las vigilaba, psicológicamente no fue
agradable, solo Dios las cuidaría.
Él no lo sabía, pero todo venía desde muy
atrás, afectado ¿Porque no había consumado
el amor de Sahara?, quizá eso, que pasaba
con él, solo dios lo sabe, o esa maldición
divina que le perseguía, lloraba el destino
fatal, lloraba profundamente desde sus
adentros por la Muerte de Gloria, ¿el tiempo
lo curaría?, se sentía culpable, con esa pasión
característica en él, esa entrega limpia en una
tarde de amor y pasión sublime.
Se levantó y camino a las afueras, sin rumbo
como perdido, a respirar aire puro, resignado,
era un zombi durante mucho tiempo hasta
llegar al cementerio y rezo en una lápida
abandonada, ahí paso la noche al cobijo de la
312
soledad que lo acompañaba, en sus días de
tristeza.

Ya libre, y recuperado físicamente, regreso al


pueblo de Coatepec, a la mansión de
Florencia, a descansar y dormir
profundamente.
La vida continuaba, volvió a ver la luz, allá en
lo alto de los montes nubosos, en el cielo
limpio, las estrellas iban palideciendo y
muriendo una a una, hasta que apareció una
llama de fuego en el horizonte, al mirar el
313
cielo, al sol de frente, a los ojos de su alma,
una bendición llego, al escuchar a los pájaros
cantar y a las lechuzas gritar.

En las noches al prepararse para dormir y dar


gracias a dios, mirando al Cristo de su
recamara, que le da tranquilidad, en las
noches de desvelos cuando se encuentra en la
ciudad de México, de estos momentos vive el
hombre de los pájaros, en el balcón a su
regreso, siente, goza al escuchar a las
lechuzas.
Tiene cariño a los halcones, a las águilas reales
y a las lechuzas, las miraba directamente a los
ojos, cuando regresan, de su largo peregrinar
de las montañas a su santuario para la
reproducción y continuación de su especie, en
el otoño al balcón, a su anidación anual.
Las lechuzas aves de la noche, en su balcón,
ahí empieza el cortejo, arrullan su sueño, y al
despertar las observa dormidas, empollando
los huevos de sus futuros polluelos,
prolongación de su especie, las ama, son
parte de él, vigilante al nacer de los polluelos
a través de las rendijas de la puerta, así pasan
314
los días hasta mirarlas emplumadas y listas
para volar, revolotean en la noche, en la
ventana de la habitación de Emiliano,
mientras él duerme, los ruidos lo despiertan,
abre la ventana, las toma acaricia ese
hermoso plumaje, las miran a los ojos, y las
lanza al vuelo, regresan y juguetea con ellas,
las lanza y vuelven a sus manos.
Emiliano satisfecho del amor que les profesa,
se retira a dormir a seguir soñando, como una
pesadilla recuerda, del haberse entregado a la
pasión y el deseo sexual en los brazos de una
prostituta, y de haberse subido a las
embarcaciones de la pasión y la sexualidad,
sobres las aguas turbulentas, en un océano
abierto, en una zona roja, de placeres y vicios,
ya tranquilo, toma esta experiencia como un
accidente en su vida, en la vida de este
tiempo.
Se renovó este hombre, como las águilas, se
siente libre, almacena sabiduría para vivir
intensamente en esta tierra.
Y regresa a su realidad presente.
El tiempo la mejor medicina, llego el otoño,
los pájaros enmudecieron, se había terminado
315
el encanto de la reproducción, las hojas de los
árboles caen, cambian de color, a un café oro
y luego a un café obscuro, el viento deja las
hojas libres, pero la fuerza de gravedad, las
hace caer lentamente, formándose una
alfombra bella y crujiente al paso de los
hombres, se empiezan sentir frio,
recogiéndose en su aposento prendiendo la
chimenea, haciendo bailar al fuego de los
leños secos.
El invierno helado, los árboles cubiertos de
nieve, ponen a reflexionar al forastero, en
esta época cuando los campos cambian de
color y los pájaros dejan de cantar, los nidos
son abandonados por los polluelos que ya
crecieron, y sus alas están listas para volar, de
árbol en árbol buscando su sostén,
levantando las semillas de los campos
agrícolas, frutos de la naturaleza.
Un bautizo allá en california, en una
comunidad pequeña, en la fiebre del oro, se
celebra, el nacimiento, de Norma Jean, a un
mes de su nacimiento, quizá esta es Sahara?,
quizá el alma perdida del amor perdido de
Emiliano, era ella? Tan tas interrogantes este

316
hombre se hacía, en julio el verano inicia, el
calor natural, de la tierra la estación más
esperada por el mundo, primero de junio de
mil novecientos veintiséis, en Los Ángeles, en
el estado norteamericano de California, se
hacía un acto religioso, el padre de la niña no
estuvo presente un hombre desobligado que
huyo al saber del nacimiento de esta hermosa
niña, la madre era una mujer hermosísima,
acosada por los hombres.
El reverendo Bush la bautiza, sus primeros
años, fueron felices, en compañía de su
madre, aunque el estado de la madre fue muy
duro.
Qué hermoso es amar, cuando se es joven,
con el encanto de estar vivo.
Y cuando se es viejo amar con la sabiduría que
te dio la experiencia del placer, aprovechando
cada momento, con la pasión, de un cuerpo
que envejece.
Sus instintos y deseos ocultos eran más
fuertes, los cuales fueron parte de su vida
razonada, el mundo infantil había terminado,
el paso de los días era difíciles, sus deseos
sexuales aumentaban, su silencio estaba ahí,
317
estaba solo, gritaba en sus adentros, la
nostalgia lo traslado a tiempos de su infancia
de cuando decidió experimentar ese gran
momento crucial, de su sexualidad.
Allá en los campos de siembra, allá en lo alto
de las montañas mirando al horizonte, se
percató que estaba solo, su instinto le hizo
tomarse sus órganos reproductores,
acariciando cerrando los ojos y tocando sus
pectorales, dando respuesta a las caricias del
movimiento de sus manos, su órgano sexual
estaba erecto, cerró los ojos, vino lo
maravilloso, sensaciones jamás sentidas en su
cuerpo y órganos sexuales, su cuerpo se éxito,
eyaculo, junto con ello un miedo y una placer
al mismo tiempo, que lo hiso mirar a dios, vio
a las mariposas volar y escucho los pájaros
cantar, sintió felicidad y al fin sintió los
placeres de la vida en el paraíso y miro a dios.
Sus recuerdos se convulsionaban, iban y
venían de sus pensamientos deseaba traer
consigo la calma y el sosiego por la nostalgia
de esos momentos.
Paso el tiempo, días y meses, su trabajo en la
constructora, sus amigos, la escuela de
318
idiomas, el deporte y el estudio de
apreciación de la música clásica y la ópera, la
visita de los campos cafetaleros y las bellezas,
del estado, que aliviaron, los acontecimientos,
no gratos en la vida del forastero.
Algo recordaba, del pasado de su vida, en que
tiempo, no lo sabía, pero estaba presente.
El aire sopla suavemente entre lo escarpado
de las montañas, levantando la arenilla fina
del desierto, este hombre se encuentra vacío,
tempestades de terror, el contraste de una
plástica sobre humana lo aterroriza, está en el
desierto, un oasis de esperanza quiere
encontrar, ¿A quién quiere encontrar?
El movimiento era agitado en el pueblo, la
señorita Rosaura se hacía notar, la telefonista
estaba presente, platican del forastero, la
señorita cincuentona o sesentona, nunca
hablo de las insinuaciones al caballero, del
cual se estaba hablando.
Se cruzaron las miradas, el plan de Rosaura
estaba concretado, se esperaba la noche, para
la cena, allá en la capital, Jalapa, vinos, quesos
y espagueti, en la pérgola un restaurante
italiano, Emiliano sin ninguna intención
319
maliciosa, ahí estaría.
Fue a la escuela de idiomas de la universidad,
y camino por el parque, en lo que llegaban las
ocho de la noche, para la cita y complacer a la
señorita Rosaura.
Emiliano no tenía otro pensamiento solo su
trabajo. Y sus amigos de las caminatas en los
bosques y las fincas de café.
Llego puntual a la cita, los hostes le dieron el
recibimiento, con la atención, amable de ese
lugar. Antes de que la chica le preguntara por
la reservación y lo condujera a la mesa
reservada, Rosaura llego al encuentro de
Emiliano, dando un beso en la mejilla y
tomarlo de la mano, y conducirlo a la mesa,
ahí se encontraba una botella de vino tinto, y
dos copas de cristal, con las cartas para leer la
suerte, y un ramo de rosas rojas, de inmediato
pidió el servicio del mesero que atendía a
estos comensales, para el descorche de la
botella, sirviendo las copas, en un momento
levantaron las copas cruzando las palabras.
Rosaura brindo por el futuro de la noche y
Emiliano por la amistad, en seguida trajeron el
plato del primer tiempo y ya en seguida el
320
espagueti, charlaron de la dificultad para
llegar, el platillo después llego un exquisito
filete. Acompañando la noche con música
italiana saboreando, una noche agradable,
simpática con las bromas de Emiliano y con la
gentileza de la señorita, saboreando el vino,
Rosaura incitando al invitado a seguir
tomando, a medida que pasaba el tiempo.
Todo iba subiendo de tono, Emiliano
coqueteando con esa señorita, y entre ese
coqueteo, se tomaban las manos como un
juego, Rosaura encantada, pidió otra botella y
otra, feliz porque ya no necesita insistir a su
invitado a seguir bebiendo, él estaba
esplendido.
La noche no tenía un buen clima, comenzó a
llover, a cantaros, parecía que eso no pararía,
y decidieron retirarse, por la insistencia de
Rosaura. Después de varias copas, el
ingeniero estaba borracho, y querendón,
entonces pidió una bebida preparada para
cortar el efecto del vino, e inmediatamente, la
señoría se levantó al baño dando la indicación
al mesero que no la llevara, al regreso le dijo a
su invitado que se retiraran porque no podía
llegar tan noche a su casa.
321
El ingeniero, pidió la camioneta al ballet
parking, que, con ese aguacero, tardo un
momento en entregarla al conductor
amablemente, abrió la puerta a la dama,
dando las gracias el ingeniero, con una
propina, la señorita había pagado la cuenta,
entonces partieron a el pueblo de las
culebras, por la carretera nueva a Coatepec.
El trayecto fue muy complicado, parecía una
tormenta, no paraba de llover, los vidrios
empañados, casi a obscuras se avanzaba, y
borracho el conductor aún más se
complicaba, a vuelta de rueda, la señorita
muy juntita, que aprovechaba cualquier
oportunidad, para estar cada vez más cerca, el
ingeniero, no tenía ningún inconveniente, la
sangre le hervía, estaba cachondo, finalmente
llegaron a un lugar desconocido guiado por la
dama , conduciéndolo al interior de la
habitación, por un momento, el hombre se
rehusó a pasar, pero al calor de las copas y
decidido, accedió la señorita todo lo tenía
planeado, para esa noche, hasta llegar a la
intimidad a la luz de la velas y la penumbra de
la noche, cayó a la cama inmediatamente
como una loba jariosa, la señorita le quito las
322
botas, la camisa, hasta dejarlo desnudo,
parecía experta, pero muy brusca, esto es un
acto del temperamento sexual.
Emiliano no pudo resistir, ni controlar sus
emociones, apago las luces de las velas rojas y
tomo acción, esa relación de dos animales, el
fuereño cerró los ojos, ya que estaba
consciente de la fealdad de esa mujer, inicio
las caricias delicadamente hacia ese cuerpo,
pero la mujer, con acciones bruscas, como
una hiena le clavaba las uñas en la espalda, a
Emiliano lo saco de concentración, no le
parecía normal, era un cuerpo del demonio,
poseído en esa mujer, que gritaba, si razón,
manifestando soy virgen, soy virgen, la pasión
de Emiliano ahí estaba.
Era un encuentro sádico, el hombre de botas
no entendía, ella no permitió la desnudes de
su cuerpo, se forcejeaba, solo le levanto la
falda, con un forcejeo innecesario, gritaba soy
señorita, repitiendo esa frase, parecía una
lucha campal, Emiliano le abrió las piernas,
ella se resistía gritando mi clítoris, mi clítoris,
pero cediendo y resistiéndose todo parecía
una farsa.

323
Emiliano no entendía que pasaba, porque
gritaba, pero se aferraba al cuerpo desnudo
del forastero, clavando las uñas a la piel, la
espalda la sentía lastimada, adolorida de
tanto rasguño le ardía, esas uñas de una hiena
o de un gavilán, ya cuando estaba a punto del
coito, con más drama y con las piernas
entrelazadas, seguía gritando solo un poquito,
y diciendo mi clítoris, mi clítoris, ya
desesperado el forastero, reacciono y uso la
fuerza brutal de una bestia penetrando a esa
vagina, que al mismo tiempo, Emiliano dio un
grito de dolor, pues esas garras habían
rasgado la piel de su espalda, hasta la medula
de los huesos, la borrachera se le bajo, se
desprendió de ese cuerpo miserable,
brutalmente, arrojándola al suelo, ella grito
no me dejes así, soy señorita, entiende que
soy virgen.
Emiliano tomo sus ropajes y sus botas, salió
desnudo, asustado y furioso, ya en su
camioneta, se puso los calzones, el pantalón y
las botas.
Su espalda sangraba, a poco tiempo sufrió
dolores tremendos y se puso la camisa,

324
enfurecido, manejo bajo las gotas de agua
que le sabían amargas, no importando ese
torrencial, se fue, con esas heridas, de una
loca, vivió un momento, tan desafortunado,
que le dolió hasta el alma, jamás había vivido
una escena tan terrible.
Llego a su casa y subió a su recamara dejando
la puerta abierta, con la camisa
ensangrentada, el mayordomo al escuchar
todo los ruidos de puertas, despertó fue a la
recamara para ver lo que pasaba, ya era de
madrugada, se escuchaban los zapos los
grillos, después de eso una quietud, Florencia
se levantó y fue en auxilio de Emiliano, la
señora y Manuel curaron las heridas, no se
hizo ningún comentario al respecto, todo en
silencio, pero Florencia al curar las heridas se
percató que fueron las garras de una mujer.
Al mismo tiempo ella imaginaba, con el dorso
del joven ingeniero, de tenerlo en su alcoba,
la espalda le ardía cuando aplicaban alcohol,
después de esa curación, Emiliano dio gracias
a la dama.
Y durmió boca abajo, adolorido del cuerpo y
de su espíritu.
325
Jamás volvió a ver a esa mujer.
Que experiencia tan fuerte, vivió el hombre
buscador de su amada Sahara, las garras de
una mujer maniática y loca lo habían dañado,
física y mentalmente.
Su ingenuidad lo había llevado hasta el punto
de no saber por dónde dirigirse.
Su refugio fue el trabajo, la obra se extendía
cada vez más, y el deporte lo mantenían libre,
la vida continua, en este pueblo de sorpresa y
magia, hermoso pueblo del café.
Camino, por las calles Emiliano decidió buscar
a su amigo, El Tío Cabe, el maestro de las
artes plástica, emanado del pueblo del cerro
de las culebras, siguió caminando y llego al
estudio para saludarlo, y platicar.
Llego a ese estudio de fotografía, y al
santuario de creación de artes, Emiliano fue
recibido con alegría le dieron un bonito
recibimiento, con un abrazo fraternal, dos
amigos, como si se conocieran de mucho
tiempo, el tío se encontraba creando un
paisaje de su memoria fotográfica, ahí un
lienzo sobre el caballete, una retrato, del gran
326
mito herético de los años cincuenta, un bello
retrato de la actriz estadounidense Marilyn
Monroe, la jovialidad y la sensualidad, que
desde niño había impactado a Emiliano.
Un bote con muchos pinceles de diferentes
medidas, un boceto sobre el lienzo, una
paleta, mezclando colores creando arte,
diferentes matices.
El recinto, con muchos cuadros, algunos a
medio terminar, retratos al óleo en blanco y
negro y a color, en el ambiente, se respiraba
belleza, tranquilidad, alimento a los sentidos,
Emiliano miraba la facilidad de dar luz , dar
vida a esos paisajes como si les transportara la
vida, entonces recordó al gran maestro del
paisajismo Mexicano, JOSE MARIA VELAZCO,
el arquitecto del aire, máximo exponente, del
paisajismo Mexicano, la plática era amena,
este hombre nació en un pueblo, del estado
de México en1840 y murió en1912, la historia
del arte mexicano, en la segunda mitad del
siglo XIX, parece inconcebible, sin la figura
prístina y clásica transparente, y como todo lo
que es transparente, es misterioso y mágico.
Emiliano disfrutaba, a veces hablando y
327
muchas veces en silencio, los rostros que
pintaba, eran excepcionales, parecía una
conversación entre ellos mirándose a los ojos,
una reunión de amigos, todos conversando de
los logros de cada individuo, de sus amores,
de sus pasiones.
Una plática, sin vino solo con sentimientos,
ahogados en sensibilidad.
En ese lugar llegaban gente de todos los
gustos por el arte, El Tío Cabe ponía al
descubierto, las virtudes artísticas de cada
parroquiano que llagaba al banquete.
Emiliano, tenía facultades de poeta, además,
de cantante, un barítono, en fin, era un gozo,
con el maestro el Tío Cabe.
Emiliano no quería saber de conquistas
cansado estaba de su búsqueda, quería
olvidar, y camino a la universidad, para estar
presente en una conferencia de literatura
mexicana.
Al día siguiente, decidió ir a correr por los
campos cafetaleros, trotaba plácidamente sin
más que admirar los paisajes que le rodeaban,
a lo lejos miro a un jinete que trotaba entre
328
los plantíos de café, en las fincas, con un
caballo educado a la alta escuela, lucia
elegante con un sombrero negro, un fuete, al
acercarse se dio cuenta que se trataba de una
hermosa mujer, avanzaba entre los cafetales,
era una mujer con el pelo corto color castaño
claro que con la luz del sol, brillaba en dorado,
al acercarse al paso que llevaba Emiliano, la
miro más cerca viendo el color encendido de
sus labios rojos, imagino a la mujer que le
había impactado en su adolescencia, cuando
su corazón le llamaba al deseo del amor, se
trataba, de él gran mito erótico de los años
cincuenta, que fue hallada muerta en su casa
de Hollywood, era una mujer hermosa
definitivamente, parecía mirar a Marilyn,
siempre la tuvo en su mente, pero alucinaba
ella había muerto en los sesenta, víctima de
un suicidio con una sobre dosis de somníferos,
su agitada vida sentimental parecía estar en el
origen de su muerte.
Su muerte fue un enigma.
Esta bella mujer, que jineteaba un caballo de
alta escuela, hacía juego con la belleza de esa
dama, de pelo castaño claro, casi rubio, el

329
caballo trotaba, al ritmo del trote de Emiliano,
la mujer avanzaba hacia él.
Emiliano volteaba admirando la belleza y el
trote del caballo, hasta que el jinete se
emparejo al corredor, sorprendido por la
belleza, impactado por el parecido físico de la
musa de Emiliano en este tiempo, sin más
siguió con su trote, avanzando, hasta que se
miraron mutuamente.
La musa se paró junto a él, lo saludo amable
mente, diciendo, buena tarde caballero, el
calor está disminuyendo, levantando la cara,
le vio a los ojos, y contesto buenas tardes
señorita.
Un romance llego a su corazón,
tartamudeando, le dijo que placer mirarle, a
usted, en estos campos.
Mujer de pelo corto, blanca, de facciones
finas, de buena familia, lucía un pantalón de
montar blanco, sobresaliendo lo torneado de
esas bellas piernas, y botas de montar, una
amazona, una andaluza, montada en un
albardón negro, un bonito caballo otra pasión
de Emiliano.

330
Practicaba equitación, todo paso en un
momento, y cada uno a su práctica deportiva,
diciéndose a dios, solo así, se dijeron adiós.
La amazona de labios carnosos, pintados de
rojo carmesí, Incito a su caballo y arranco al
galope y se perdió entre los cafetales.
A Emiliano le llamo la atención tan hermosa
mujer de acaballo, siguió corriendo, sin otra
cosa más que respirar profundo.
Ya luego se paró y se ejercitó saltando y
haciendo abdominales, para después de eso
continuar con sus actividades, en la
Universidad de Jalapa, desde luego antes de
eso tomar un buen baño en la mansión donde
vivía.
Florencia tejiendo y arreglando una mantilla
blanca se encontraba en el jardín, de rosas
color rojo y de bellas fuentes, lucía un cutis
hermoso, rozagante, que expresaba
tranquilidad y paz del alma, en ese momento
llego Emiliano, feliz alegre, dando las buenas
tardes a cuál distinguida dama, gentil y
educado, diciendo hermoso día y arriba los
corazones bella dama. Y entablaron el dialogo
diciendo.
331
Qué bonita expresión Emiliano.
No hay otra forma de hacerle honor a su
belleza señora.
Gracias, pero me gustaría, aprovechando su
galantería, que, de hoy en adelante, se
refiriera a mí como Florencia.
Si usted me lo pide, para mí sería un placer,
Florencia.
Bueno, firmemos un pacto.
Emiliano se acercó a ella, le dio la mano y un
beso en la mejilla. Haciendo el pacto de
amistad.
Es un placer, Florencia y si usted me lo
permite, me retiro, voy a darme un baño para
ir a la universidad, a tomar mi clase de
francés, El día de mañana tomo mi clase de
alemán.
Emiliano ya camino a la universidad, se hizo
varias preguntas respecto a él origen de la
dama de a caballo, y se dijo española ó
inglesa.
Su belleza lo cautivo, no se le aparto del
pensamiento, y casi confirmo de estar seguro
332
que su descendencia era española, ya que por
este pueblo, pasaron los conquistadores de la
gran Tenochtitlán, con que porte montaba,
todo un jinete, la presencia, los ojos tan
grandes, y sus labios, tan sólo al pensar, este
hombre deseaba besarla, embrujado estaba,
tenía una fijación de Marilyn, desde niño se
enamoró de ella, y recordó un día de carnaval,
en su pueblo, cuando se enamoró por primera
vez de la reina, en medio de hombres,
mujeres y niños disfrazados de diferentes
personajes y de diferentes animales, una gran
fiesta de su vida de adolescente, una gran
diferencia de edades existía, desde ahí él tenía
preferencia por las mujeres mayores, y se
quedó prendido de Mari, Mari, Marilu,
también de labios rojos.
Todo convulsionado de recuerdos, pues
Emiliano estuvo ahí presenciado, siendo
testigo quizá desde que nació, recordó de los
grandes despliegues publicitarios, de la gran
estrella de Hollywood, lo impresionaron y
también se enamoró de ella, él se fue a la
hemeroteca, a buscar notas periodísticas y
revistas donde aparecía, todo esto lo tenía
inquieto, las revistas y periódicos de los años
333
cincuenta, cuando en él apenas había nacido
el deseo de amar y quería saber de la mujer
símbolo erótico de los hombres, saber de su
estrella, fue más allá e investigo.
Los primeros exploradores europeos, que
enarbolaban las banderas de España e
Inglaterra, navegaron a lo largo de la costa de
california desde principios del siglo VI.
Y en México desde la conquista, los españoles
llegaron, y luego la intervención francesa,
luchaban por el poderío en el mundo y
refiriéndose a la mujer que le impacto en su
adolescencia, a la Monroe, nacida en
california el primero de junio de mil
novecientos veintiséis en los ángeles
california, territorio que fue del país de
Emiliano.
La historia de california comienza con los
indígenas americanos, que llegan a california,
mil trescientos y mil quinientos años atrás.
La exploración y asentamiento de los
europeos a lo largo de las costas y en los
valles del interior comenzó en el siglo XVI,
intensificando la población en la fiebre de oro
de la california en la década de mil
334
ochocientos cincuenta.
Durante las primeras tres décadas del siglo XX
la economía local continúo creciendo a pasos
agigantados Hollywood empezó a ser un
centro de filmaciones comerciales en ese
tiempo y otras ciudades beneficiadas por el
ferrocarril.
La admiración por Florencia seguía creciendo,
en sus más tiernos recuerdos, Emiliano no
sabía, el porqué, pero así era, además, la
maestría en la ejecución del piano lo llevaban
hasta sus más íntimos recuerdos, la música y
el bosque eran parte de su vida, de todos los
tiempos.
La personalidad, jovial y alegre, elegante
hasta el cómo cortar las flores de su jardín,
cuidaba de las jaulas donde tenía presos a sus
pájaros, exóticos del paraíso que pisábamos,
cantaba con ellos y los consentía, ellos
estaban atrapados de la belleza fresca de
Florencia, eso le sensibilizaba, y hacía que la
ternura de el forastero creciera, Emiliano sin
darse cuenta, ya tenía deseos de llegar a la
casa de Florencia, nacía en él, un amor sin
explicación, comer esos guisos que preparaba,
335
le provocaban placer, creo que a este
caballero lo estaban conquistando por el
estómago, la forma real de esta dama, o
estrategia ya que día con día iba conociendo a
este hombre de lleno de misterios.
El deseo de ir a correr, era más inmenso
quería encontrarse con la mujer de a caballo,
llego la tarde y se fue a los cafetales ahora si
con el motivo de volver con Linda, haciendo
honor a su nombre, nombre desconocido por
el forastero, corrió y corrió, preguntándose
por la bella mujer de acaballo, pero no
apareció, Emiliano seguro de sí, confió de
volver a verla, Linda esa, administradora del
oro, el café en Coatepec.
La dama, no apareció en las fincas cafetaleras,
entre el verdor y rojo de las cerezas, Emiliano
termino su entrenamiento a la orilla del rio
con unas abdominales, entonces regreso
sudoroso trotando por el camino agreste,
chupándose una naranja cortada del árbol,
que en las noches dejaba libre el aroma sutil y
penetrando, los sentidos del olfato, que hacen
memoria a quien lo huele, feliz saboreo ese
sabroso jugo, que se escapa de los labios

336
carnosos de Emiliano.
Allá en el taller de artesanías de las raíces del
café, se encuentra la dama elegante y fina,
creando arte partiendo de la configuración
natural de las raíces de la planta de café, ella
lanza un suspiro al recordar a tan apuesto
caballero, también le pego la presencia del
forastero, así mismo, como habían
comentado las amigas de la caseta telefónica,
que era un hombre que no pasaba
desapercibido, ante los ojos de cualquier
mujer.
La señorita planeando un encuentro, que
pareciera casual, y lo comentaba con sus
hermanas, que aún se mantenían solteras,
todas ellas estaban emocionadas, por la
futura conquista de Linda.
Emiliano desconcertado, por el gran parecido
de Marilyn, y la dama de a caballo, él se
impactó del símbolo erótico, de los años
cincuenta, el gran parecido de esta bella
mujer, que aún permanece en la mente de los
hombres, como la mujer deseada, que
querían tener en sus camas y que siempre
apareció en las fantasías sexuales, en las
337
noche, excitados con los cuerpos sudorosos, y
con las piernas húmedas, de espermas, el
líquido de la procreación, la mujer que estuvo
en las mentes, de los más íntimos recuerdos.
Mirna deseaba que Emiliano fuera feliz, que
encontrara un amor definitivo, para la
prolongación de sus genes, y dejara huella de
su vida, le interesaba que tuviera una familia a
un que no sea con ella, en muchas noches
paso los momentos más hermosos, de su
existencia, con un hombre místico y sobre
natural, que la llevo a los calabozos del
inframundo y la trasporta al cielo.
Conocía a la sociedad de su pueblo, así mismo
conocía a las hijas, del dueño de unos de los
beneficios cafetaleros, estas mujeres no
tenían prejuicios, y por eso tenía a esas
amistades, ella les contaba de sus aventuras
con sus clientes, pero nunca jamás, hablo del
forastero, el hombre que amaba y respetaba,
a las dueñas del beneficio donde se
transformaba esa cereza, al delicioso café,
donde se encostala ese oro del café, dorado
como pepitas de oro mágico, con un buque
que te transporta al pasado por su aroma.

338
Esta canalla como se le llamaba, en los
burdeles y las cantinas, que desconocían la
sensibilidad, de su corazón, se enamoró de
ese caballero, del misticismo y de la magia de
amar, estaba dispuesta a renunciar, y unir a
dos corazones, Linda y el Forastero.
Ella siempre fue cordial, y lo hacía por amor,
no por resentimiento pues el forastero ya no
se acercaba por las cantinas.
Era muy válida su noble intensión, así es que
también existía una razón, por qué querer
acercar, a estos dos seres.
Decidió buscar a Linda, una de las tres
hermanas solteronas, al parecer había algo
que Mirna no alcanzaba a comprender, que
tres bellas mujeres, bien educadas, gentiles, y
herederas de tierras y de una fortuna
permanecieran solteras, un misterio o una
maldición.
Música hermosa se escuchaba tan solo al
mirar al cielo, en los oídos, hacia presencia un
concierto de Vivaldi, con entrega y pasión, los
campos y las hojas secas rodaban al caminar y
correr, saltando tropezones de roca, donde
este Barón corría.
339
Una niña sufría maltratos, por parientes
cercanos, amigos íntimos, de la madre, era
Marlyn, que tuvo una niñez desafortunada
sufrían desestabilización emocional, y
económica, la pobreza fue definitiva, la parte
marcada en su formación y la enfermedad de
su madre, y tener la mala fortuna de estar
alejada de su progenitora Gladys Baker, quien
nunca le comunico la identidad de su padre,
su infancia fue muy dura, aunado a que su
madre fue internada en un hospital
psiquiátrico, su infancia y adolescencia
transcurrieron entre un orfanato, la casa de
sus abuelos y las de varias familias que la
adoptaron.
En una de estas casas de acogida, se dice que
sufrió abusos sexuales.
Nada hacía pensar que esa hermosa niña,
tuviera una carrera como modelo y actriz, ni
tan siquiera el hecho de que su madre, una
mujer extraordinariamente atractiva, hubiera
trabajado, en la industria fílmica, como
montadora de negativo, en Consolídate Film
Industrias.
Una mañana apareció una carta sin remitente,
340
en la mansión que habitaba Emiliano,
diciendo en el rosario de las siete, alguien lo
espera en San Jerónimo, al forastero le
sorprendió, no se imaginaba quien podía ser,
y tomo la decisión de estar presente.
Dieron las primeras campanadas, Emiliano ya
se había dado un baño de tina, procedió a
cambiarse y aplicarse una loción con un
aroma a maderas excitantes, salió y camino
hacia el palacio municipal a esperar ahí la
tercera llamada, dieron la tercera llamada,
entonces Emiliano, fue rumbo a la iglesia y se
internó a ella, no tenía idea de quien lo
esperaba, termino el sacramento de la misa, y
entonces la gente empezó a salir, entre la
multitud, al canso a mirar a esa Hermosa
dama, la dama de a caballo, le lanzo una
mirada y desapareció de en la multitud,
Emiliano por más esfuerzo que hiso, no la
alcanzo.
Camino hacia el restaurante de los portales
pasando por la casa de los mosaicos y llego, se
sentó y pidió un café negro.
Saco su libro y procedió a leer, y preguntarse
quién mando esa carta para tal encuentro, ya
341
sin más ni menos pidió la cena y degusto los
antojitos de esa región con una ensalada
verde.
Linda comentaba el encuentro visual del
hombre que le había llamado a su corazón, a
sus hermanas, felices todas disfrutaron de sus
alimentos nocturnos.
Los días pasaron, los pájaros son alimentados
con las manos y consentidos con silbidos de
Florencia, eso le agradaba al joven ingeniero,
la sensibilidad de este hombre la alimentaba
con la mirada, y con sus sensibles oídos, los
hombres de la compañía que contrato al
Emiliano llegaban a este pueblo para, verificar
los avances de la obra, así es que esto
mantenían ocupado al ingeniero.
Llego el momento de la visita a la obra de la
planta en construcción de la Nestlé en
Coatepec, desde el aeropuerto de Veracruz,
una comitiva de hombres que lideraban este
gran proyecto que trae beneficios a todo el
estado, transformando la leche, a beneficio de
ambas partes de los rancheros y de ese gran
consorcio a nivel internacional, Emiliano junto
con su personal de confianza, extremando en
342
la presentación de la obra, y de todo el
personal, limpiando las aéreas de trabajo y
bien ordenadas, todo el personal con su
equipo de seguridad0, y él pendiente de la
llegada de estos altos ejecutivos.
En el puerto de Veracruz, el edificio de la
marina, luce impecable, el malecón, luciendo
sus barcos deportivos y sus yates de lujo y sus
veleros, todo en movimiento lleno de vida de
turistas y los jarochos felices, ese calor
humano, de buenos anfitriones.
Los ejecutivos solo admiran la belleza de ese
puerto, la misión es ese pueblo mágico.
En el beneficio del café, Linda pendiente de
los pagos de la cereza del café a los pequeños
propietarios, gentil en su trato y con toda la
seriedad que amerita el negocio.
Por fin llegan los altos mandos a la planta
procesadora de la leche, Emiliano junto con el
superintendente, de la obra por parte del
cliente, se les da la bienvenida, y se inicia el
recorrido mostrando, las diferentes áreas,
para el proceso, todos admirados por ese gran
proyecto, todos satisfechos, felicitando a los
residentes, ese gran proyecto, en fin, se
343
retiran.
Ya caída la tarde, Emiliano se prepara para la
carrera del día hacia los cafetales, a el
ingeniero le extraño la presencia de una
camioneta estacionada junto a la suya, era
fuera de lo normal, el cual hiso caso omiso y
continuo con su rutina, hacia las fincas
cafetaleras, camino haciendo respiraciones
profundas, trotando y caminando,
percatándose de la presencia de otro corredor
que iba delante de él, a paso lento, como
esperando, Emiliano apretó el paso hasta
llegar junto a el corredor, sorprendiéndose
porque no era un Barón, frente a sus ojos
tenia a una dama.
Se sorprendió aún más al mirarla, el corazón
se le alegro que le saco una sonrisa, amable
mente le saludo, y le dijo vamos que el
camino es solo para nosotros, así parece solo
estamos usted y yo, alentándola él corrió al
paso de ella, y después de un rato llegaron a
la cascada, donde había entregado el corazón
a una doncella, y junto el árbol que guardaba
el nombre de Gloria, tatuado en su corteza,
Emiliano solo miro y suspiro profundamente,

344
esta chica pregunto del suspiro, él dijo solo
tomo aire después de este trote,
manifestándole y haciendo alusión a su
belleza, diciendo que hermosa es usted.
Entonces se inició un dialogo.

Gracias, es usted muy gentil con sus palabras.


No, solo expreso lo que ven mis ojos, es usted
hermosa de verdad, a propósito, cuál es su
nombre señorita.
Mostrándose coqueta, con un lenguaje
corporal.
--- Que nombre cree que tengo.
---Seguramente uno muy hermoso, es usted
muy linda.
--- ¡Linda!... ¿Es usted adivino?
---No, no soy adivino.
---Pues acertó, me llamo Hermelinda, y me
dicen Linda.
--- ¡ah! en verdad, le dicen Linda.
---Sí, Pero dígame usted como se llama.

345
---Me llamo Emiliano y estoy a sus pies para
servirle.
---En verdad para servirme.

Emiliano, creía que estaba hablando con


Marilyn. La mujer que le había robado el
corazón desde pequeño que traía en su
mente, la imagen la llevaba tatuado, en el
tiempo presente de esta vida, le atraía esta
mujer sensual, hermosa que le hacía palpitar
el corazón más fuerte, esto iba más allá de sus
deseos carnales.
Su parecido era sorprendente, esa mirada
que lo castigaba, y a la vez le llamaba a la
sensualidad, esa mirada de obsesiones
prohibidas, la miro fijamente a los ojos,
estaba embelesado con sus labios.
Por un momento sus deseos crecieron, quiso
tomarla en sus brazos y besarla, freno sus
instintos, y gentilmente, le dijo.

Si, eres Linda,


Gracias.
346
Que haces en este pueblo.
Soy ingeniero, y trabajo en la planta que se
está construyendo, a la orilla del rio.
Sí, pero hablemos de ti, si me permites
hablarte de esta manera.
Me parece muy bien te gustaría que
comiéramos junto.
Me encantaría.

La plática continua se levantó de esas raíces


del árbol, y decidieron continuar corriendo, ya
que la tarde estaba perdiendo sus rallos de
sol, trotando y a paso lento llegaron, donde
las camionetas permanecían, los dos
disimularon la atracción mutua, Emiliano
contento de haber entablado esa pequeña
charla y haber hecho un compromiso, se
despidieron y Linda le planto un beso en la
mejilla, antes de irse.
Emocionado las facciones de su rostro
cambiaron, pleno de felicidad, la miro partir,
diciendo adiós, y su corazón ya deseoso de
amar, abrigo el deseo, de volver a verla, él

347
hiso una reflexión, diciéndose, ¡que hermosa
mujer!
Partió a sus clases de francés, pensativo he
ilusionado, agarro camino, el camino a la
capital del estado, cubierto de árboles en el
verdor de la tarde con claros obscuros, era
placentero viajar con esa, con esa sensibilidad
que te inyecta la naturaleza, algo olvido y
retorno a su casa.
Emiliano, llega a la casa de Florencia, quien lo
espera como a su enamorado, con una taza de
café, con toda la tranquilidad del tiempo, abre
la puerta, y le llega un aroma a pastel recién
horneado, recién hecho por las manos de esa
mujer longeva, pero hermosa, ella pendiente
de que su hombre, caminara por los
corredores, sintiendo el roció del agua
frotante de las fuentes, al mirarlo ella lo llama
con esa ternura que la caracterizaba ,
Emiliano venga que le espera un sabroso café
y una rebanada de pan recién horneado,
inmediatamente el hombre reacciono,
diciendo si con gusto, en un momento estoy
con usted, subo a mi recamara, dejo mis cosas
y bajo, Florencia enseguida monto la mesa,

348
prescindiendo del mayordomo, no quería
testigos de ese gran amor que ya sentía, por el
huésped, allá en la ciudad de México se
celebraba en el club de periodistas, el
testimonio del viaje de la actriz
estadounidense a la capital Mexicana, de la
visita de casi cincuenta años, en que la actriz y
modelo, Marilyn Monroe, símbolo erótico de
todos los tiempos, había estado en nuestro
país.
Se habló que ahí había estado el indio
Fernández, gran actor y director de la época,
de oro del cine Mexicano, se hacía mención
de la polémica foto en la que se descubrió que
la diva no usaba ropa interior, esa foto
tomada, por el fotógrafo Antonio Caballero,
quien describió con lujo de detalle, de cómo
tomo esa polémica fotografía, dice que quedo
frente a los pies de la diva, en la cual revelo
que no usaba ropa interior, esa foto llego a la
vista del forastero, y quedó prendado, entre
el rostro sensual y los labios rojos, de esta
hermosa mujer, su ángel erótico, que lo lleva,
al confinamiento solitario, en sus noches de
espíritus, en los calabozos de su sexualidad,
todo esto le hacen saber que esta mujer es
349
parte de su pasado, y que en ella encontrara a
su amada Sahara.
Emiliano bajo a la sala, miro a Florencia como
a una diva, esperándolo, dando un beso en la
mejilla con ternura, regresándole a ella, los
sentimientos más íntimos, místicos del
corazón, Emiliano se sentó frente a ella,
mirándole a los ojos, los dos en silencio, hasta
que el canto de un gallo los retorno a la
realidad de la noche, tomaron ambos la taza
de café y dieron un sorbo al mismo tiempo,
como brindando por la vida, entonces la dama
se levantó y camino hacia el piano, se sentó y
dio los primeros acordes de la canción, de
Consuelo Velázquez “Bésame mucho”, estos
acordes parecían un sueño, como una
declaración de amor o una despedida,
Emiliano se levantó y abrió la boca,
entonando e interpretando esa canción con la
voz de barítono que poseía, con un
sentimiento de nostalgia que salían del
corazón, embrujado el forastero tomo la cara
de la dama con delicadeza, cruzando sus
cuellos, cual cisnes mágicos de la ilusión,
entonces la beso, sellando el amor que cada
vez, de cultivaba en aquellos corredores de
350
arquitectura colonial, la música siguió, hasta
que el café se consumió.
En la mañana siguiente, el hombre de botas se
apareció en la planta Nestlé, los trabajos
estaban avanzados, todos en sus actividades,
se notaba la armonía en la construcción, no
cabe duda el forastero, responsable crecía
cada día más como ingeniero, llego la hora de
la comida, el ingeniero al igual que los
trabajadores, tomaron su tiempo.
Allá en la puerta, en la salida de la planta, una
mujer espera, paciente, sabía que pronto
saldría Emiliano, era Linda la hermosa mujer,
que se había prendado de Emiliano, que no
espero al día de la cita, el hombre melancólico
y místico, había sonreído nuevamente, se
llevó la sorpresa del día, cuando al salir le
esperaba una mujer de labios rojos, pelo corto
dorado, que brillaba con más intensidad con
el sol, casi quemante, la chica de piernas
hermosas lucía unos pantalones rojos, con
una blusa escotada, provocativa y sugerente,
donde de ella asomaban, tímidamente sus
pechos, exóticos, se dieron un beso en la
mejilla, el perfume sutil que llego a sus

351
sentidos lo excitaron, y su rostro cambio de
color, al mirar que la bella mujer, sintió sus
partes masculinas, de este hombre
apasionado, al rosar las piernas de Linda, esto
parecía que avanzaba, rápidamente a los
altares.
Abordaron la camioneta y partieron al
restaurante a comer en esa hacienda vieja,
internada en los bosques, cañaverales, y
plantíos de café, el forastero por primera vez
sintió timidez, al sentirla cerca de él, se sentía
orgulloso al llevar a esa mujer erótica junto a
él, en el trayecto platicaron del café, era un
tema muy conocido por la dama de
pantalones rojos, ya que Linda era experta en
el oficio, alagado por la presencia de la bella
veracruzana de piel blanca, y en medio de esa
belleza natural, Emiliano se sentía pleno.
Llegaron la finca, el joven conquistador, abrió
la puerta de la camioneta, con esa galantería
que le caracterizaba, el hombre enamorado
de la vida y de la raza humana, una mujer
junto al hombre misterioso, el caballero
extendió la mano y bajo ese monumento de
mujer, entonces le dio el brazo y caminaron al

352
interior del recinto.
Era una mujer conocida, por el personal y los
dueños de ese restaurante, al fin después de
un largo tiempo de luto una mujer de espíritu
erótico, le revivía nuevamente el entusiasmo
del amor, creía este hombre que era la
reencarnación a la diva que hacía soñar a los
hombres al sexo y a la pasión, reencarnación
de un ser de un pasado pleno, a la
reivindicación de vivir.
Estaba ahí admirando esa construcción de
arquitectura de la colonia, de arcos y fuentes.
Linda era conocida por los dueños, por esta
razón tenía la confianza de mostrar a su amigo
con libertad, tenía el conocimiento de esta
finca, la hacienda de Zimpizahua, había
habitaciones para huéspedes, daban servicio
de hotel, después de dar un recorrido guiada
por la dama de piel blanca, procedieron a
instalarse en un lugar a la orilla de la fuente,
para sentir el fresco de ese calor húmedo de
la selva, procedieron a pedir la carta y
saborear una cerveza bien fría, el calor rico,
bochornoso que te incitan a la reproducción.

353
Emiliano llego tarde a esta cita de este
tiempo, no tuvo tiempo al reencuentro,
treinta y nueve años tarde, a la muerte de su
símbolo, Marilyn, ella muere, y el apenas con
trece años, a los trece cuando su sexualidad
despertó, ella moría, la maldición divina
continuaba.
Mirna, fue parte del encuentro de dos seres,
que, a juicio de la prostituta, debían de estar
juntos, ese hombre apasionante, que, al hacer
el amor, danzaba como el fuego de leños
secos crujientes, y que al reír parecía escuchar
los truenos del cielo y el crujir de los
volcanes., no cabe duda amaba a este hombre
y deseaba que fuera feliz, aunque no con ella.
Laurion en otro tiempo, hoy Emiliano en
este, perdido en los abismos, dormía
profundamente en sus sueños, que lo
llevaban al recuerdo más antiguo de su vida
pasada, recuerda a Sahara, allá en los
bosques de los pirineos, jugando, tomando su
cabellera, enredando en sus manos,
mirándola tiernamente, en la noche de los
espíritus, anhela tenerla en sus brazos, ahí
aparece la muerte y detrás de ella los perros

354
ladran, el caballo negro aparece veloz
desbocado y arrancando un sobresalto a
Emiliano, de su corazón unas lágrimas, a un
confinamiento solitario, derrumbándose llora.
Que le pasa a este hombre de qué manera y
con qué pasión sigue amando, que sigue
sufriendo a través del tiempo.
La felicidad que encuentra es pasajera
efímera, que llega y se le va de las manos.
Linda, acaricia los brazos fuertes del forastero,
llevando sus mejillas a ellos, recostando su
cabeza en el hombro, que piensa en su
príncipe azul, y se dice este es el amor
esperado, por mucho tiempo, sigue
imaginando cosas, satisfecha de la compañía,
el placer de la plática la cautiva en tan solo
escuchar y ver los labios modular las palabras
de cariño y ternura, el primer beso sutil, suave
salido del corazón, el segundo pasional, con
sabor a placer candente, de antaño mirando
al futuro, la joven pareja se dirige a la
obscuridad, debajo de la sombra de los
árboles que están en reposo a la orilla del
pueblo, que a varios quilómetros se imaginan
al mar, acariciando mutuamente la piel,
355
despidiendo una aroma al erotismo, los
vidrios se empañan, por la temperatura
jadeante, los labios rojos se comparten el
sabor a la pasión, excitados los cuerpos piden
amor.
La rutina seguía, los trabajadores preparaban
una comida para la convivencia, del fin de
año, haciendo participe al ingeniero, allá a la
orilla del rio donde los toches aparecen en la
noche buscando su alimento y a la hembra
para su procreación, ahí las carnes asadas se
preparan y el asado de los conejos, se cuecen
en las llamas del fuego, montados en un palo
dando vueltas, para el turno del taco y a la
boca, las cervezas heladas, levantadas y
chocando las botellas para decir salud. Y
arriba los corazones, palabras motivantes de
los abuelos del fuereño, llegaron a los oídos
de los paisanos de Coatepec.
La noche quieta, apacible, los espíritus
aparecen, motivando a las almas perdidas del
inframundo, a que salgan del confinamiento
solitario, al cual ellos mismos se han
sentenciado, en días de invierno cuando las
estrellas se ocultan en el firmamento.

356
Laurion observa las estrellas de las galaxias,
reflejadas en el firmamento, adormilado
escucha el Concierto de Aranjuez, su fe es
muy grande que pide encontrar a su amor,
cansado esta del encuentro, pide que
aparezca que hasta al mismo cielo el llegara,
su mente es tan poderosa, que seguro esta de
encontrarla, sus genes especiales son tan
fuertes, que escarbaran entre los seres del
universo, para engendrar con los óvulos de su
amada Sahara, pide a ella con esa pasión tan
grande, que le mande una señal si se
encuentra en estos tiempos, su imploración lo
lleva a derrumbarse, arrancándose de la
medula de su espíritu, una lagrima rodando
sobre las mejillas, rosando los labios de este
hombre temperamental y pasional, su
angustia por encontrarse, pidiendo con tanto
fervor que recibe el mensaje, !Arrancándole
las lágrimas con un beso!.
Emiliano duerme en la profundidad de su
sueño, en su inconsciente allá a lo lejos llega a
sus oídos, Dream by Giuliano Scolasi, se
reacomoda en su alcoba, cubriéndose la
espalda del frio, que acaricia su piel, en las
madrugadas congelantes de ese pueblo
357
misterioso, siente su virilidad de juventud,
llevando la las manos a su cuello y retrocede
al tiempo, apareciendo en su mente a una
madre.
Una amante, una niña, una mujer, los perros
ladran tras la muerte, mujer o hombre, que
no tiene sexo, quien le ha arrebatado, la
felicidad cuando la ha tenido, él sabe que es
efímera, y entonces se hace amigo de la bella
muerte y ahora la ama, es parte de su vida,
esto le da tranquilidad, duerme placido, en la
calma de la madrugada, arrullado por los
pájaros, que comienzan a despertar,
expresando vida con el sol naciente, a la
mañana.
Emiliano despierta estirando los brazos,
abriendo los ojos somnolientos, saliendo de
debajo de las sábanas blancas y las cobijas de
lana que le cubrieron del frio de la
madrugada.
Es un día domingo, las campanas llaman a la
misa de siete, Florencia, esa mañana se
dispuso a preparar un sabroso desayuno, para
procurar al huésped, del cual se había
enamorado y que se estaba ganando cada día
358
más, con atenciones y por el estómago, un
sabroso atole con pan recién horneado,
Emiliano se da un baño, sin prisas, sensible al
canto de los pájaros, y a la frescura todavía de
la mañana, escucha a una carreta pasar, ese
sonar de las piedras con la madera de las
ruedas, dando ecos, a sus oídos, entrenados
para la música, la mañana es hermosa, el
almuerzo es con linda, la musa de este
momento, el forastero sale de la alcoba, bien
perfumado, sin olvidar las botas, camina por
los corredores, saliendo Florencia a su
encuentro, se miran de frente y la señora
hermosa le da un beso en la mejilla, alagado
el fuereño da una sonrisa, a la dama, que la
estimula con el aroma sutil a tabaco, diciendo
la dama que aroma tan especial y mire que
guapo se ve, pero pase al comedor le prepare
un sabroso desayuno, Emiliano no pudo
negarse a toda esta gentileza, y accedió a la
invitación, no le preocupaba llevaba tiempo,
para el encuentro con Linda, después de un
momento, salió de la mansión, a encontrarse
con ese su futuro amor .
Emiliano deseaba caminar por ese pueblo
mágico, sin prohibiciones libre, sin tener que
359
ocultarse de nadie, Linda era una mujer libre,
ella se esmeró por este encuentro, sus
atuendos eran sencillos de muy buen gusto,
Emiliano esperaba en los arcos en compañía
de dos de sus trabajadores, especializados en
soldadura en acero inoxidable, que ahí
estaban disfrutando el desayuno, el
encuentro fue casual, y comentaban de cosas
cotidianas, cuando Linda llego, y dijo hola
amor, El hombre de botas se levantó, le tomo
la mano y le dio un beso en la mejilla, los
trabajadores al ver esa escena se
impresionaron de esa mujer, pero aún más,
de su ingeniero, después de ese momento,
linda dio los buenos días a los comensales,
impresionados estos hombre se quedaron casi
mudos que no pudieron contestar, Emiliano,
hizo la presentación, y procedieron a
retirarse, saliendo del restaurant, con el brazo
sobre el hombro de linda, tomaron camino,
paseando por el parque frente al Palacio
municipal, ya tomados de la mano,
caminando por las calles, hasta llegar a un
lugar, hermoso para tomar el almuerzo.
El servicio se acercó, llevando las cartas para
pedir los platillos especialidad de la casa, pero
360
antes, Emiliano pidió dos copas de cristal y
una botella de vino tinto y pidió al mesero que
consiguiera una rosa roja, secretamente para
su dama.
Linda se extrañó ante esa acción, Emiliano,
conversaban y sonreían, era una pareja feliz,
en seguida llego el mesero con una charola
plateada con la botella de vino tinto y las dos
copas de cristal y a un lado la rosa roja,
dejándose escuchar sutilmente, música a los
oídos de los enamorados, Linda sorprendida
de estos detalles, dio un beso a los labios de
Emiliano.
Este hombre era un hombre apasionado
enamorado de la vida, de la belleza, veía más
allá de lo que cualquier hombre común, que
puede ver, lo que no muchos hombres tenían
una sensibilidad desarrollada, no tenía miedo,
hombre seguro de sí mismo, pero ignoraba
ese gran misterio que había en él, reservado,
discreto del destino que vivía, nadie entendía,
su misticismo, pero se notaba, era parte de su
atractivo, pero tenía dudas, muchas
incógnitas y decía.
“Soy un forastero, en este tiempo, o un
361
buscador de mi pasado ya vivido, y de mi
futuro para la prolongación de mi existencia”.
El ignoraba era un ser especial, que nunca
moriría, su genética de las deidades, que no
era una maldición divina, que al contrario los
dioses lo sostenían, como un ser de genes
especiales, que nunca morirán, vivirá hasta la
eternidad.
Su recorrido había sido muy largo a través del
tiempo, ha vivido, escudriñando entre las
montañas del bosque de los pirineos, de las
cordilleras de los Andes y de california, ahora
estaba viviendo en la Sierra Madre oriental, y
ya era tiempo de decir adiós.
A seguir en el camino.

362
Decir adiós, al Popocaté petl.
Y la mujer dormida, al ixtazihuatl.
El tiempo lo reclamaba, ya cansado de tanto
dolor, ya cansado de tanto amor.
Ahí frente al sol, entre las chinampas y las
milpas de los maizales, ahí dejo su infancia de
este tiempo, sus recueros, amando a sus
viejos, mestizo, criollo, de dos razas, la azteca,
piel de bronce, y raza de los Vascos, nacido a
la orilla de la tierra, en el Valle de Anáhuac,
orgullo del mundo, prodigio de Dios y de la
sangre de los Vascos, clama por el amor de
Sahara,. Clama con tanta pasión, cansado de
tanto amar, cansado de llorar.
Al reflexionar se escucha esta canción “por ti
363
volare”.
Entre dos volcanes que lanzan fuego, este
hombre apasionado, clama por esa mujer
eterna, por el amor de Sahara.
La mujer dormida majestuosa, ahí siempre
bella cambiando sus ropajes, tocando al cielo
y mirando al infinito, mirando a dios.

Emiliano correspondió con un beso


apasionado donde le entregaba el alma, y su
corazón, a Linda, y mirando a través de ella, a
sus amadas mujeres al fin barón del amor.
Disfrutaron esa comida deliciosa con el vino
que consagra la fe, y los paladares, felices se
veían, decidieron caminar por los campos
escuchando el sonido que da la vida, los
pájaros, los nidos colgantes en las ramas,
hogar de amores de los cenzontles, viendo
florecer los campos, el volar de las garzas y las
guacamayas gritando, admirando sus bellos
colores, y el rojo de las cerezas del café, sobre
el puente miraban correr el agua cristalina a la
sombra de los árboles y el volar de las
364
mariposas, golpeteando las rocas el agua
haciendo camino en las brechas hasta llegar al
mar.
Siguieron el camino, entre las veredas, hasta
llegar al pueblo, pasaba el tiempo sin sentir,
embelesados uno al otro, eran libres tomaron
un taxi y sin decirse nada partieron a la capital
veracruzana, Jalapa, caminaron, tomados de
la mano, y abrazados en momentos Linda se
dejaba llevar, como hipnotizada caminaban,
solo se miraban, en un carrito de madera en la
placita, un puesto ambulante de flores, ahí
Emiliano compro un ramo de rosas rojas
renegridas, y sin más, las puso en las manos
de su dama, se las regalo, Linda agradeció,
una sonrisa le regalo, siguieron caminando
hasta una tienda de licores, tenían en sus
manos una botella de champaña, con dos
copas de cristal, uno al otro se miraron y los
dos continuaron caminando, jalados como un
imán, hasta llegar a un lugar íntimo, una
posada tipo medieval, de una construcción
hecha de piedra, con maderas antiguas y
muebles al estilo francés, parecía un sueño,
un pequeño castillo, con escaleras estrechas
hechas de piedra, una cúpula en lo más alto,
365
para vivir un acto de amor.
Emiliano, Laurion, vivía tiempos pasados, que
lo hacían sentir sus más íntimos recuerdos en
el corazón, los espíritus de la noche
merodeaban, por todos los pasillos volaban,
cual palomas de San Juan, un misticismo en el
ambiente se respiraba, quietud y calma, almas
perdidas en los rincones, se ocultaban.
Abrieron la puerta de madera, tallada, por
manos expertas, arte ancestral se apreciaba,
en esa habitación dando cobijo, a esa pareja,
romántica con sabor a sexo, la noche estaba
presente juntos asomaron por la ventana, y
miraron el firmamento, las estrellas, los
luceros más cercanos de la constelación, se
dieron un beso sensual, miraron y caminaron
tomándose de las manos, dirigiéndose hacia
una pequeñita sala tipo Luis XV, Emiliano jalo
el pequeño sillón para dar el asiento su
Marlyn.
Los espíritus merodeaban el lugar y las almas
salían al espacio, la botella de chápaña fue
abierta y los ángeles sirvieron las copas, de la
sangre de Cristo, miel de las deidades, esa
pareja de enamorados brinda por los amores
366
perdidos, y por el excitante placer de amar, la
música italiana se hizo presente, que ameniza
ese acto de amor, aparece Andrea Bocelli,
sentado tocando el piano y esa bellísima voz,
penetra en los oídos de ese buscador de
amores, cortejando, enamorando, despojando
a su diosa de los ropajes, las manos las pasaba
por la espina dorsal, apretando los glúteos y
lamiendo el cuello, apasionado este Zeus, ella
desnudo a su dios a su Zeus, a su hombre, sus
ropajes yacían al pie de la cama, besos
ardientes correspondidos, prolongados
trenzando sus lenguas, los cuerpos desnudos,
respiran la atracción a flor de piel,
suavemente se tocan, sobre las sábanas
blancas, cubiertas de pétalos de rosas, y el
vino derramado sobre el cuerpo de la diosa,
símbolo del erotismo, Marlín o la veracruzana
de piel blanca.
Emiliano se sumerge hasta lo más profundo
de su ser, cerrando los ojos, se transporta en
el tiempo, viendo imágenes de la actriz, de la
modelo, besando viendo múltiples imagines
en su rostro.
Que aparecen en este hombre apasionado,

367
bebiendo ese vino tinto, esa miel, ese
champaña, lamiendo sobre su piel blanca, ese
cuerpo desnudo como destellos de luz
aparecen.
Nuevamente, aparece débil, y demacrado ese
bello rostro, vivo Laurion aparece, lame los
labios, sedientos de amor, su cuerpo desnudo
en su lecho de muerte, en su lecho de muerte,
los besos dan vida, revive a marlín, y
corresponden a las caricias de Emiliano, ese
cuerpo marcado por los Dioses, se une
creando uno solo, en uno solo se funden
como hierros, al fuego, El magma, se apaga,
enfriándose, cual hielo, se perdió la danza del
fuego, se extermino.
Ahí apareció el fantasma de la impotencia,
ahí estaba su marlín en el cuerpo de la
veracruzana de piel blanca, poseída, fría sin
hacer un solo movimiento de pasión, se
mantenía mirando a este hombre que se
esmeraba, por consumar su pasión ardiente,
el coito se daba pero ella no abría las piernas
hermosas, un hombre entre dos piernas
estrechas y una vagina sellada, dos físicos de
modelos que Miguel Ángel los plasmara para

368
la eternidad en mármol de carrara, y eterna
como unas deidades, que ironía que misterio
encerraba esta mujer, que no permitía la
penetración, solo se mantenía inerte a las
caricias de este hombre que moría por amor,
pero equivocado estaba, porque esta mujer,
seguramente se encontraba perdida en otros
tiempos, en el universo, en las galaxias, en la
eternidad, que al igual que Laurino no
encontraba, no aparecía la magia de la
consumación, el hombre bebía el vino de los
dioses lamiendo sobre la piel en las
concavidades del cuerpo, bello pero muerto,
jadeante, impetuoso por lograr la magia,
entre pétalos de rosas yacía este cuerpo de
formas de diosa, pétalos de rosas rojas del
color de los labios, esos labios carnosos de
Laurion los pasa sutilmente sobre el cuerpo
de piel blanca apasionado, ayudado por su
virilidad masculina y la lengua viperina lamia
todo el cuerpo para hacerla despertar a la
pasión, en un “Ritual de Amor”.
Marlyn se le negaba en el cuerpo de Linda,
esa mujer no era para él.
No habría las piernas, se negó a la miel de la

369
vida, a la sensualidad, que da la vida y
prolonga la existencia, en la tierra de los
mortales, inerte se mantenía, cual escultura
muerta, que el escultor jamás dio vida, como
Miguel Ángel pretendía, mantenía silencio.
Que pensaba esa mujer, inerte a la pasión de
Laurion, hasta donde llegaría, entonces
transporto su pensamiento, el dolor de la
mujer virgen para siempre, o quien controlaba
su mente que le negaba el placer que se
entrega a la pasión.
Linda despertó, saciada de tanto amor
recibido, extasiada, bañada en sudor,
satisfecha tomo a Emiliano acaricio sus formas
y esos brazos fuertes, que le excitaban, lo
llevo hacia su pecho, acariciando el pelo
ondulado del fuereño, tomando al hombre
como a un niño, para amamantarlo y durmió
un sueño, toco la cicatriz de su frente, beso su
cara, sus labios, tocando sus pectorales,
sellando su amor para siempre, pero también
sabía que este forastero de botas, no era para
ella, diciendo adiós, así lo contemplo hasta el
amanecer.
Los bomberos, en acción apagando el fuego
370
causado por una explosión en la gasolinera, el
caos se manifiesta, los habitantes corren lo
más que pueden, del peligro se habla de una
explosión más fuerte, peligro para los
habitantes de ese pueblo mágico, Coatepec
donde se tejen historias de bellos momentos,
de magias inimaginables, se tranquilizan los
vientos y las aguas se calman, ha llegado la
tranquilidad, unas lenguas fáciles crearon esos
temores. Todo vuelve a la normalidad, los
amigos se reúnen, en el santuario del arte
plástico y la poesía y las carretas en las fincas,
los criadores de caballos y los productores de
leche en sus actividades. Y el café huele,
llevado por el viento hasta el cerro de las
culebras.
El viejo pianista interpretando a Beethoven en
su viejo y chimuelo instrumento, apasionado
como en su vida de verano, como cuando se
comía el mundo, en los grandes escenarios de
Viena, con sus manos torpes, intenta revivir
su arte, solo imagina, brillándole los ojos quizá
por última vez, y ahí su amada maestra rural,
compañera de toda su vida, un respiro, goza
el movimiento torpe de sus manos, un suspiro
más, el ultimo, y muere sobre su piano,
371
elevando su alma gozosa del placer de haber
vivido a plenitud.
Los sembradíos de las diferentes especies de
Orquídeas, Florecen en esa tierra de sueños,
los maizales dando frutos, los cafetales en
flor, y los niños quieren comer, allá en las
tierras de los campesinos.
Emiliano camina quitado de la pena, a la los
campos de la constructora ya casi finalizando
el proyecto, pruebas de las tuberías, de los
equipos, pruebas de la planta, corrigiendo
detalles, para el arranque de la planta de
Nestlé, el fin de la construcción ya está a
punto de concluir.
Agotado, de tanta presión, decide caminar
entre las fincas de café, paraíso vivido,
intensamente por este buscador, sobre las
calles empedradas, chocan los tacones de las
botas de culebra, fabricados por don Roque,
dotación de pieles exóticas, hechas botas para
el fuereño, sigue caminando hasta llegar, el
invierno se anuncia, los días son más cortos
obscurece más temprano, la nostalgia de esa
época de cuando se venera a los muertos, y
de los espíritus, llega Emiliano a su casa , sube
372
a su alcoba, se tira sobre la cama,
descansando del arduo trabajo, los libros
testigos de sus pensamientos, de su vida
presente.
Florencia al igual se relaja interpretando
melodías de grandes compositores amando la
vida, este hombre que hospeda en su casa
que le devolvió el motivo de vivir, que hiso dar
vida a su piel, hoy toca el piano con más
placer y felicidad, ya sus ojos tienen brillo aun
cuando Emiliano no se encuentra, en esa
mansión, pero siempre abrigando el momento
de su llagada, todas las noches lo espera, con
la esperanza de hacer el amor, siempre
paciente, después de muchos años de haber
renunciado al sexo, pero este hombre le ha
devuelto la vida.
Emiliano somnoliento, se levanta para tomar
un baño Y así descansar.
Se baña con agua tibia, jabonándose el cuerpo
con aromas naturales, y al final un chapuzón
de agua fría, que le dan la vitalidad que lo
caracteriza, el aroma de hierbas del bosque
los lleva penetrados en su piel, se seca el
cuerpo y desnudo se mete a sus sábanas
373
blancas, antes apago las luces de su alcoba,
cerrando los ojos, con una paz espiritual y
soñando.
Después que sonaron las campanas, ya en la
madrugada, cuando todos duermen, las
fantasías despiertan, las inquietudes se
convulsionan en una tormenta de pasiones,
los hombres y mujeres pierden el control de
sus Emociones.
Los cuerpos cambian de posición inquietos,
Florencia se despierta con sus más íntimos
deseos de amar.
Y se atreve, después de tantos miedos se
decide, se arriesga se levanta de su aposento
desnuda, se pone la bata de seda, blanca y
sale de su alcoba, parecía un alma en pena
por los pasillos, llega a la recamara de
Emiliano, se para frente a esa puerta de
madera, reflexiona, si arriesgarse o a
renunciar a su soledad sin caricias en su piel,
abre la puerta, camina silenciosamente hacia
el cuerpo desnudo cubierto de unas sábanas
blancas, contemplándolo por un rato,
transformando su cuerpo en un esqueleto por
un momento, decide levantar las sábanas y
374
acariciar el cuerpo erecto de Emiliano, que
sueña he imagina a su amada Sahara,
reaccionando a las caricias, un cuerpo de
mujer, la siente y la toma en un acto de amor
sublime, dos cuerpos desnudos, acariciando
los pezones y lamiéndolos, sus piernas con sus
piernas se rosan, sus labios con sus labios se
confunden, sus cuerpos se funden en uno
solo, se van traspasando a el tiempo, los
cuerpos añejos viven, en una constelación de
estrellas, y se pierden en el infinito.
El caballero no percibe que tiene un cuerpo
real junto a él, ella es parte del sueño, se
disfrutan mutuamente, la consumación se
acerca, suavemente, delicadamente dos
expertos en la ceremonia pasional, sobre las
sábanas blancas se encuentran dos seres que
mueren de amor, esos cuerpos desnudos
deseándose mutuamente, las piernas se
trenzan y el hombre nostálgico y misterioso la
toma la penetra, dando un grito estremecedor
de gozo y de dolor de Florencia, un haz de luz
brillante se lleva a Laurion al infinito,
atravesando el bosque negro entre tinieblas,
al sarcófago de Sahara, aparece ahí
acariciando la cara de una momia, tomada
375
entre sus brazos, embelesado por la belleza
de su amada, con tanta ternura y con el amor
sublime que no fue consumado, la primavera
llego, los pájaros cantaban, Laurino en ella
veía a su niña, a su mujer, y a su madre.
Ella tomo vida, diciendo regresa al tiempo de
dónde vienes, yo también estoy perdida,
siempre he estado junto a ti, regresa Laurion,
vive, en algún tiempo coincidiremos.
Ya no soy de este tiempo, ahí he estado, más
cerca de ti, pero te ha segado tu búsqueda,
ahí estoy, cerca de las flores, en los campos,
en los aromas de las hiervas, he sido parte de
ti, en los ríos y mares, en los montes y las
praderas, tu Sahara ahí está.
Ya no soy de este tiempo, regresa ahí estoy,
tú Sahara ahí está, regresa y toma ese
cuerpo, seré tu Sahara, amémonos como solo
los dioses lo hacen.
La luz blanca se disemino en un arcoíris,
apareciendo figuras desnudas, parecían
agitadas en tempestades de terror, formando
una plástica sobre humana, gritando la
anciana tuerta, no te dejes caer “Los Dioses te
Sostienen”.
376
Laurion a Emiliano regreso, sobre su alcoba
dos cuerpos desnudos en un acto de amor,
sexo sin límites, estos cuerpos se sublimizan al
amor, con Florencia, la toma, entre sus brazos
delicadamente disfruta esa intimidad,
diciendo él, “Vivo por ella”. Se amaron desde
que se cruzaron las miradas. Entre la
obscuridad, las luciérnagas asoman por la
ventana, y una calandria canta, y se entregan.
Emiliano, esta consiente, que ese acto es con
Florencia, la de las manos finas, que lo
enamoro con la maestría de ejecutar el piano,
y esa belleza añeja pero jovial de piernas, y
bustos regios, ¡ah!, ¡ah!, que entrega, una
entrega total, Emiliano, transporta su
sentimiento en una oración, pasional.

“Sentí que mi vida te entregaba,


En el momento,
Que tu mi cuerpo humedecías,
Tus labios con mis labios se confundían.
Tu cuerpo con mi cuerpo se fundía.
377
Tu piel con mi piel, enardecía,
Tus ojos con mis ojos se perdían,
¡Oh dios! ¡Oh dios! Mi vida te la entrego yo.

La calma llego los gallos cantaron, la


obscuridad de la noche, se esfumaba, como
magia los dos quedaron entre lazados,
dormían un sueño eterno, que se terminaba,
¿qué sucedió? Sahara había tomado el
cuerpo de Florencia para consumar el amor
con Laurion el buscador, la noche de los
espíritus termino, el alma de Sahara voló,
arrancándole un beso a Laurion y dejando
una lagrima en el corazón, ella se fue a otros
tiempos, diciendo adiós, y desapareció, ¿¡A
donde se fue! A otros tiempos.
Al despertar este hombre tomo el cuerpo de
Emiliano, se encontraba solo, pleno, el sol
brillaba, un nuevo amanecer, de su piel
emanaba un aroma diferente, de pasión, con
olor a mujer eterna, jovial y tierna, con las
Sábanas blancas sobre el piso, solo un rastro
quedo, sangre con olor a procreación, Sahara
378
y Laurion, ahí se entregaron su amor, con
rastro de espermas diferentes, en esa noche
sellaron su amor, la sábana blanca que cubría
el calchón, un pequeño rastro de sangre
manchaba, la sábana blanca, una mujer
virgen, en ese lecho de amor, se había
entregado Sahara, o ¿Quién? Florencia, virgen
nuevamente o…..Sahara, ¿Quién?.
Por fin ¿el amor eterno de Sahara y Laurion,
se había consumado?, nadie lo supo, solo él,
Emiliano como un caballero, se mantuvo en
silencio, sellaron su amor, !Florencia y
Emiliano! todo parecía un sueño, atenciones
mutuas, música y canciones del barítono, y de
hace tiempo vivieron, ambos pasiones
desenfrenadas, pero al poco tiempo, paso
tiempo se hizo lento, el rostro y el cuerpo de
Florencia se fue marchitando, Emiliano no
tenía explicación de ese cambio, ya Florencia
se fue transformando en una anciana, este
hombre la amaba, y no le importaba, la
miraba y la miraba, tenía atenciones para ella,
sufría, lloraba la desdicha de su amor, amaba
a Florencia, se consumía cada vez más, esa
mujer refinada, de gustos especiales, él se
interrogo. De quien era él, se fue marchitando
379
esa flor, hasta convertirse en una anciana y el
a su lado enamorado siguió,
Emiliano sufría amargamente, no podía llorar,
y gritaba a Florencia, Arranca me la vida, te la
cambio por la tuya, arráncame las lágrimas
con un beso, entonces se derrumbó y lloro.
Emiliano confundido, de ser feliz, a ser
nuevamente infeliz, su semblante cambio, su
cara melancólica, de tristeza y de coraje,
apareció.
Era un hombre mejor, había aprendido las
lecciones de la vida terrenal, él no sabía por
qué sucedía, él se preguntaba porque todo
esto, no consiente, solo dentro de él se
mantenía el secreto de sus vidas.
Nueva mente, el misterio y la nostalgia llego,
a su rostro.
Ya no sabía distinguir, alucinaciones, sueños o
realidad, un canto de dolor, llega a sus oídos y
la tristeza a su sordo corazón, Emiliano llora,
su destino, no sabía en su razonamiento, que
era una deidad, que nunca moriría en el
universo, y que en el existía una maldición
divina, o bendición divina dada por los dioses.
380
Reacciono, como una ilusión y sintió un golpe
al corazón.
Florencia, abatida en su alcoba, que para ella
era su templo, su santuario, dio gracias a
Emiliano por darle amor, y devolverle la
ilusión de la vida, y dijo cumplí mi misión que
tiene cada ser humano, lo bendijo, con una
mano huesuda por la santa cruz, lo llevo hacia
su pecho y pidió permiso, dijo:
Déjame arrullarte que eres un niño, he
tomado el cuerpo de Sahara, para vivir lo que
ella deseo en su corazón, y murió de amor,
por no tener el valor de defenderlo, murió en
el confinamiento de la soledad, duerme mi
niño, mi Barón, mi hombre, Emiliano confuso
de esas palabras, solo lloro, se moría esa
mujer, cambiando su cuerpo al de una momia,
ahora ella poseyendo el cuerpo momificado
de Sahara, le decía sal de este templo, de mi
sarcófago, a buscar en el cielo y en las
mazmorras del infierno, hasta que tú y yo
coincidamos en el tiempo, que es parte de la
vida y venera a los Dioses por estos designios,
porque tienes la vida eterna y entonces ella
murió.

381
Yo les ofrezco mi lealtad.
Era su lecho de muerte, de su amada Sahara,
o ¿de Florencia?, confundido, se tomaba la
cabeza con sus manos, y gritaba no, nooo..,
ella moría, una tempestad se manifestó, la
muerte llego, y a Emiliano beso, entre su
locura la reconoció, venia vestida de negro, le
tomo la cabeza, le dijo no llores, en otro
tiempo la encontraras, ya pronto tu amor
eterno estará contigo, pero cálmate, tolera ,
resiste el dolor, resiste la pasiones que se
viven, se vive tanto en la vida, como el dejar ir
a ese espíritu, con ese dejo del último suspiro
en compañía de un coro de los cantos más
bellos de las aves más hermosas, de este
paraíso terrenal y tú te quedaras coooooon
las voces más bellas, de los espíritus que se
marcharon, dejando sus bellos cantos
celestiales, me la tengo que llevar, soy tu
amiga y también te amo, Emiliano, con un
amor que me hace sentir sus caricias y tus
besos, que me existen tus gemidos
placenteros y vuelvo a revivir, abrasada junto
a ti, me tiembla todo el cuerpo ,que me lleva
al final del universo, y a la profundidad de los
mares, amante de la muerte y de la vida….
382
La vida cruel, pero te hace gozar, sentir y
vibrar y la muerte sea tu refugio, poque jamás
se muere, solo es un compás del tiempo,
hasta que encuentres otro cuerpo que te da
refugio, mientras lloras, Ries jajajaja a
carcajada abierta jajajajaja….jajajajaja hasta
llegar a las lágrimas, diciendo por piedad o te
la lleve, déjamela, déjame gozar este amor,
que estoy muriendo por él, benigna, le dijo
imposible, el tiempo ha terminado, llegaran
otro y seguirás viviendo eres una deidad tu
nunca morirás, te deja tu amiga tu compañera
y con beso en la boca se despidió, su amiga su
compañera por la eternidad.
Un ventarrón se la llevo y desapareció, en un
haz de luz.
Emiliano se mantuvo en calma, se conformó,
aceptando su destino, un cantar de pájaros,
voces quejosas, lamentando la muerte,
música fúnebre llega a los oídos, el último,
suspiro, espiro, diciendo gracias mi amor,
quien es ella, ¿de qué mujer, viene esto de
Sahara o Florencia, o quizá de la muerte?,
que, a tanto tiempo de amar, la había hecho
¿su amante?

383
Emiliano la tomo en sus brazos, con una
pasión enternecedora y viril, el lloro gritaba
abiertamente, no se consolaba, la muerte lo
acompañaba, era su cómplice, Emiliano
gritaba de dolor, gritaba su desgracia, su
cuerpo se excitaba, su piel enardecía, de
pasión o de dolor, besos libidos sobre su piel,
estaba haciendo el amor con una muerta, su
dolor se transformó en risas de dolor, y a
carcajadas decía te encontré mi amor, tu cara
se descarno, pero eres mi amor, “LA MUERTE
TIENE CARA DE MUJER”, besos suave en sus
labios todo se oscureció, intimaba con el
alma, de ¿Quién? de Florencia o de su amada
SAHARA, o de la “Muerte”, ese cuerpo se
contorsionaba de dolor o de placer envuelto
entre fantasmas alrededor de su cuerpo,
intimaba con una mujer muerta de piel suave
aterciopelada, había sexo, había pasión, había
dolor, todo era carnal, porque el verdadero
amor es eso intimar con el alma y con la piel y
con el corazón, una mujer no es solo piel ni
rostro, es pasión entrega, intimar con el alma
y con el corazón, hasta el más allá, en la
obscuridad, en la tierra de los muertos, en los
bosques negros, solo tú y yo, amarse en el
384
tiempo, para que trascienda, en el tiempo y
muy pegada a su cuerpo que se fundió en uno
solo, en la tierra de los muertos la contemplo
con una mirada profundamente de amor, el
beso a su amada cerrando los ojos, mirando a
Dios, las manos de momia, las llevo a su
cuello, y grito de dolor, de angustia, sentía
asfixiarse, se derrumbó y lloro
amargamente………...

El aire silbaba entre las montañas,


levantando remolinos y haciendo rodar las
hojas secas de multicolores, azotando el
cuerpo de un hombre de mochila sobre su
espalda, que guarda sus sueños, sus lamentos,
sus pasiones, sus gozos, su sexo, su desnudes,
en espera de un nuevo amor.
Pasional de un ímpetu, turbulento
temperamental pero gentil, amoroso
propositivo con una fe inquebrantable,
siempre mirando al cielo, y más allá de las
galaxias, más allá del sol, mira al infinito.
Camina haciendo crujir las hojas del otoño,
llora internamente por esa pasión divina que
lo posee, camina hacia el invierno con la fe de
385
un nuevo amanecer, con la profesión del
buscador, camina y camina forjando su nuevo
destino, hasta desaparecer de la faz de la
tierra, traspasando la velocidad del tiempo,
internándose en el sonido de violines, flautas,
y un saxofón solitario, como un hombre que a
perdido su camino una orquesta sinfónica,
una plegaria a Dios y las voces humanas de un
coro celestial, lo conducen hasta su morada
“FINAL”.
Seguirá buscando a través de los tiempos,
hasta prolongar la vida de sus genes
especiales, sigue caminando y camina sobre
las hojas del otoño, esperando que llegue la
primavera, diciendo “por ti volare”,
esperando encontrar un nuevo amanecer,
hasta trascender la vida, ahora con la
búsqueda de un nuevo ser, un hijo.

386
La anciana tuerta aparece y le dice los dioses
te sostienen, tienes su protección, la cacería
de los ciervos te esperan, allá en los montes
de los pirineos, donde existe tu pasado, vivo y
vibrante, ahí tienes que buscar. ... Y el otoño
desaparece, los montes se congelan, el
invierno ha llegado, el frio hace estremecer su
cuerpo, sus ojos miran, las hojas de los
árboles, que ya han caído todas, pero ya
empiezan a brotar las nuevas. abriéndose las
entrañas de la tierra, para dar vida y muerte ,
a las almas perdidas, buscando un cuerpo que
esta por nacer pero sin voluntad de estar en
387
un mudo nuevo, que mueren antes de nacer,
hombres sin voluntad, , es ahí donde se
posesiona esa alma intrépida, audaz por vivir
con voluntad de hacer un nuevo ser,
triunfador antes las adversidades, que teda el
camino que andarás, tu propia vida, marcaras
tu alma con un sello de deidad, hojas secas
crujientes dan testimonio, ahora cubiertas de
hielo, de la llegada de un hombre que no se
encuentra así mismo, que ha hecho camino a
través del tiempo, para que mire brotar las
hojas verdes, pues está a punto de llegar la
primavera en otra tierra, en otros tiempos
para que haga camino.
A esa tierra llego…………. para la prolongación
de su existencia, dejar huella, de haber estado
aquí y la vida genética, existirá aun
desaparecido de esta galaxia, la tierra en la
existencia del tiempo.
Y………………….FIN.

388
Dices que soy expresivo.

Dices que soy expresivo.


Que mi rostro refleja el deseo de mi cuerpo.
Y mi cuerpo expresa lo más profundo de mi
alma.

El alma que está cerca de ti,


Mi mente imagina tu regreso.
Mi cuerpo no olvida tus caricias.
Y tus besos.

Es triste la pasión. Que envuelve mis sentidos


Y palpita mi cuerpo al recordarte.
Ojos claros, piel morena,
Cuerpo lánguido
Y pelo largo.

Figura de diosa,

389
Que guardan tus ropajes,
De la luz del día,
De los ojos de la avispa,
Para su brebaje.

Mieles vírgenes,
Que corren por tus venas.
Que transforman
Tu cuerpo en un oasis.

Al mirarte, te di mi alma,
Mi corazón y mis ilusiones.
Envuelta en el romance,
De mis canciones.

La angustia de tu ausencia.
Me hace perderme en un abismo,
Siento, recuerdo la tersura de la piel.
De tu cuerpo, que transforma mi mente,
390
Al sentir tus labios. Cual pétalos de azares.

Al acariciar tus formas, me das la vida,


Me das la gloria, me siento vivo,
Me das las fuerzas,
Para seguir la historia.

Sentí que mi vida te entregaba,


En el momento que tu mi cuerpo humedecías.
Tus labios con mis labios se con fundían,
Tu piel con mi piel enardecía,
Tus ojos con mis ojos se perdían.
La pasión termina, y el dolor empieza.
Con la angustia de tu recuerdo,
Dejan la mente quieta,
Dicen que mi rostro expresa sufrimiento.
Sí, Mi rostro expresa sufrimiento,
Si el dolor se expresa con la cara,
Y las pasiones con el cuerpo.
391
No es sufrimiento que se expresa con heridas,
Ni angustias que se expresan en la vida.
Me diste la flor de tu cuerpo,
Pero me negaste el fruto de la vidaDonde,
donde te encuentras,
Quizá observas la estrella,
Que alumbra intensamente,
Y que asoma tras mi ventana.
En las noches de nostalgia y esperanza.
Quiero llorar hacia adentro,
Para que mis lágrimas,
Limpien la amargura de mi alma.
Quiero llorar en silencio,
Para que mis sollozos,
No interrumpan el canto de las aves,
Ni la calma de la noche.
Quiero llorar hacia adentro,
Para que mis lágrimas,
Bañen el corazón que enamoraste,

392
Y ocultar el dolor que me dejaste.

Autor: Ing. JESÚS MARTINEZ ENSASTIGA

El siguiente texto no tomarlo en cuenta

Breve historia del café en México. Y de


Coatepec.

Historia del Café en México.

Nota; hacer referencia, en portada o en


contraportada.

393
Una mirada a la tradición cafetalera.

El café, uno de los productos mexicanos de


fuerte presencia en el extranjero, no es nativo
de estas tierras. Se trajo de otros lugares,
pero no se sabe exactamente cuándo, al
grado que existe referencias que abarcan
todo un siglo.

La llegada del café a México.


A principios del siglo XVIII Arabia suministraba
a Europa todo el café que está consumía. Los
europeos trataron de cultivarlo a partir de
semillas secas, pero dado su fracaso, lo
cultivaron en sus colonias. Sin duda la "Tierra
Prometida" del café estaba al otro lado del
Atlántico. Hasta inicios del siglo XVII el café
fue un artículo de importación en el nuevo
mundo. Así surgieron plantaciones en países
de clima propicio como Haití, Santo Domingo,
Jamaica, Brasil, Colombia, Bolivia, Puerto Rico,
Costa Rica, Venezuela, El Salvador y por
supuesto México.
394
En México el café aparece hace dos siglos,
hacia el año de 1970 y se incorpora poco a
poco a las ya existentes bebidas calientes; el
atole y el chocolate. Durante el Porfiriato
creció la cafeticultora inducida por grandes
empresas transnacionales (alemanas) en
grandes fincas especializadas y a partir de
1940 pasó de ser una actividad de grandes
plantaciones a pequeñas parcelas de
campesinos e indígenas.

El Café del Sur.

El café en Chiapas.

Se dice que se trajo de Guatemala en el año


de 1846 varios pies o tallos de café, y que fue
Jerónimo Manchinelli quién sembró por
primera vez mil quinientas plantas de

395
bourbon en el terreno nombrado "La
Chácara" a inmediaciones de Tuxtla Chico.
Desde la introducción del café en México, a
finales del siglo XVII, hasta los primeros años
del Porfiriató, la cafeticultora mexicana se
caracterizó por la producción en pequeña y
mediana escala, en haciendas tradicionales y
ranchos. La cafeticultora chiapaneca y en
especial la del Soconusco, llega a su esplendor
en el Porfiriato. A principios de este siglo
había en Chiapas 32 fincas cafetaleras
alemanas, 8 francesas, 4 inglesas y 2 suizas.
Una década después, 181 fincas cafetaleras de
las 321 que había en el país estaban en este
estado: Veracruz contaba con 48 y Oaxaca con
92

EL MEJOR CAFÉ DE MEXICO.


EL DE COATEPEC.

Coatepec se destaca por ser una zona


productora y comercializadora de café de
altura. Entre los datos relevantes de la calidad
396
del café de Coatepec destacan que el Estado
de Veracruz fue uno de los primeros estados
en los que se cultivó la planta del café, luego
de que este llegara a nuestro país, a fines del
siglo XVIII. La historia del café cuenta que el
café llegó a Coatepec en el año 1808 y que las
primeras matas fueron traídas de Cuba y
cultivadas en la entonces hacienda de
Zimpizahua. Sin embargo, no fue sino hasta
las últimas décadas del siglo XIX cuando el
café adquirió relevancia como actividad
económica. En 1888 el café de Coatepec se
había convertido ya en importante cultivo de
exportación.
Hoy en día Veracruz es la segunda entidad
productora de café (después de Chiapas)
aportando el 25 % del volumen nacional.
El café de Coatepec ha obtenido
reconocimiento internacional gracias a sus
excelentes condiciones naturales, ideales para
producir un buen café de altura, un café bajo
sombra. Entre las variedades más encontradas
en la región se encuentran Typica, bourbon,
Mundo Novo y Garnica. La calidad del café se
inicia a partir de su origen y se va definiendo
397
durante todo el proceso de producción e
industrialización.
Aroma, acidez, cuerpo y sabor son las
características por las que se define la calidad
del café en la taza. La acidez está dada por la
altura sobre el nivel del mar a la cual se
cultivó el café: si fue por arriba de los 900
metros sobre el nivel del mar tenemos un café
de altura. Coatepec se encuentra ubicado a
1250 metros sobre el nivel del mar.

El municipio de Coatepec se encuentra en la


región central del estado, a 1200 metros
sobre el nivel del mar; a 8 kilómetros al Sur de
la Capital Xalapa y a 20 km al este del Cofre de
Perote.
Tiene cuatro pequeños ríos: el Pixquiac, el
Pintores, el Sordo y el Hueyapan; todos ellos
afluentes del río “Pescados”
El clima de Coatepec es templado-húmedo,
con una temperatura promedio de 19.2 °C. Es
considerado un municipio muy lluvioso

398
COATEPEC.

Que al llegar a esa tierra, enamora aun al


ser más insensible, un pueblo enclavado
en la sierra oriental a las faldas del Cafre
de Perote, vigilado por el majestuoso
Volcán, el Pico de Orizaba, bañado por
cuatro ríos, el Sordo, los Pintores, el
Pixquiac, y el Hueyapan formando
caminos permanentes en las hermosas
cañadas, dando vida a ríos, y a hermosas
cascadas, belleza natural de los paisajes,
proveedores de agua a bosques
exuberantes, de maderas finas, ahí
habitaron seres de sangre Totonaca, de
piel color cobrizo, de sangre caliente y
apasionada.

La magia y la espiritualidad de las almas


flotando en los vientos.
Cristo rey corona el cerro de las culebras.

399
Casonas de techos altos con vigas, de
álamo, cedro y Ocozote, techos de vigas
longevas despidiendo el aroma a madera,
que se impregna en la piel, entabladas
con tejas coloradas, negruzcas verdosas
por el ambiente húmedo y lluvioso,
hermosos portones de maderas y
ventanales resguardadas por barrotes de
hierros forjados.
Palacios de historias prohibidas, con
jardines y fuentes brotan tés de aguas
claras en el centro de los patios.
Edificios de arquitecturas barrocas y
neoclásicas, templos verdaderas obras de
arte, únicas como el Sagrado Corazón de
Jesús, y la parroquia menor de
Guadalupe, Balcones hermosos
afrancesados de fragua, invitándote al
buen vivir.
Haciendas en la espesura de sus selvas,
fincas de café, y beneficios de
arquitectura única, construidos de
piedras, que dan testimonio de su
400
grandeza, huertas de naranjos, plantíos
de tabaco y cañaverales, bellos
invernaderos productores de caprichosas
orquídeas.
Los pájaros cubren los cielos con
hermosos plumajes de múltiples colores,
que empollan sueños, en el misticismo de
esas tierras de magia.
Ríos que dan vida en las laderas, a los
cafetales, a los tejones y los armadillos,
pueblo, donde sopla el viento y en ellos
los espíritus viajan caprichosos, que no se
ven, pero se sienten, en el aire que
respiras.
Mezcla de razas apasionadas, ardientes,
que dieron vida a historias prohibidas, en
cerradas en esos templos de pureza, y
custodiadas entre muros altos de piedra,
en ese mundo de turbulencia del amor y
bosques llenos de historia de sexo, con
mentes turbulentas de pasiones sin freno.

401
Mujeres de piel trigueña con ojos de
color, mujeres blancas de ojos claros, ojos
cafés y negros cual mescla de razas.
Coatepec enamora con su aroma de café,
y te adormece el cuerpo, el perfume de los
azares te hechizan el alma y el cuerpo, al
florear los naranjales al caer la noche.
Al llegar la primavera marzo, abril y
mayo fiesta del café. Y al patrón, San
Gerónimo, se le festeja el veintinueve y
treinta de septiembre, pueblo de fe,
iglesias hechos por franciscanos, para
adorar a dios.
Cristo rey coronando el cerro de las
culebras, el ambiente te hechiza y te
adormecen el corazón.
Donde los espíritus se posesionan de tu
carne para el amor y las culebras a la
pasión

402
Significado del escudo:
Denominación Toponimia
Coa-tepe-c:
koatl serpiente,
Tepetl cerro,
C en.

"En el cerro de las culebras".


Coatepec escudo
Representa al dios héroe Quetzalcoatl en su

403
tránsito final procedente de la alta planicie
hacia el mar, vino haciendo detención en
determinadas prominencias, al llegar a la que
aquí detiene el paso para situarse en el clima
del tepetl, (cerro) que a partir de aquél
momento estelar en la cultura de los nativos
que al pie de él habitaban, comenzó a ser
llamado el de Coatl: el cerro de culebra,
porque en su cerro de ellos vieron una
culebra.

Reseña Histórica
Fue una población prehispánica de las
totonacas, congregados en el siglo XVI en el
lugar actual; la población arribó de un lugar
situado a 15 Km. Al poniente, conocido con el
nombre de Coatepec Viejo.
En 1560 los religiosos franciscanos fundaron
la primera iglesia en el sitio actual.
Casa de altos, considerada por el INAH como
patrimonio histórico.
Las exploraciones arqueológicas y los
hallazgos accidentales revelan que el lugar
donde se localiza el municipio se asentó
404
poblaciones totonacas, que tiempo después
pasaron a pertenecer a la Triple Alianza.
Durante la colonia, los cronistas
conquistadores no hacen mención concreta
sobre su paso por Coatepec, pero se sabe que
la zona constituyó paso obligatorio en la ruta
hacia Tenochtitlan. La fundación fue en 1702
año en que se materializó construcción de la
Parroquia de San Jerónimo. El Título de Villa le
fue otorgado en consideración a los diversos
méritos obtenidos por los habitantes de
Coatepec combatiendo al ejército
estadounidense del Norte que invadió al país
por el puerto de Veracruz en el año de 1847,
en cuya acción destacó el Coatepecano Juan
Clímaco Rebolledo comandante de un grupo
numeroso de Coatepecanos.

Por los méritos que tuvo al defender la


soberanía nacional, el Gobernador del Estado
405
Juan Soto, y el congreso Veracruzano,
concedió a Coatepec el título de Villa el 25 de
octubre de 1848, mediante el decreto número
48.
Casa típica de Coatepec, con fachada de
azulejo.
Por decreto del 25 de octubre de 1848, se
otorga a Coatepec la categoría de Villa. Fue
elevada a la categoría de ciudad de acuerdo al
Decreto No. 78 con fecha 16 de diciembre de
1886, aprobado por la Legislatura. Y siendo
Gobernador el Gral. Juan de la Luz Enríquez.

Personajes Ilustres.

Adolfo L. Sosa. Maestro, revolucionario,


fundador de la primera escuela secundaria.
(1890-1952).

Antonio Mateo Rebolledo. Canónigo,


Historiador, benefactor de Coatepec.
406
(1798-1873)

Antonio Matías Rebolledo, impresor,


patrocinador de la obra educativa de Don
Carlos A. Carrillo.
(1832-1905).

Arq. Armando Bravo Ramírez. Un gran


constructor, ente sus obras destaca la
remodelación de Palacio de Gobierno de
Xalapa, la fachada de la capilla en las Animas
entre otras obras importantes.
(1907-1969).

Enrique Gregorio Sosa. Investigador,


historiador pintor y escultor.
Francisca García Batlle. Poetisa, maestra fue la
primera regidora.
(1905-1953)

Joaquín Ramírez Cabañas. Maestro, novelista,

407
historiador y poeta.
(1886-1945)

José Damián Ortiz de Castro, arquitecto,


diseño el remate de las torres de Catedral en
la ciudad de México.
(1750-1793).

José S. Conde. Maestro, revolucionario,


General de División, poeta. Lucho contra la
invasión americana en 1914.
.(1888-1917 )

Juan Clímaco Rebolledo, militar, insurgente y


reformista, luchó contra la invasión americana
de 1847.
(1805-1859)

Juan Olivan Rebolledo Jurisconsulto eminente,


escritor, oidor, gobernador y Capitán General
de Tejas.

408
(1676-1738).

Luis De San José. Gobernador de Indios,


fundador de Coatepec actual con el Pbro.
Pedro Jiménez del Campillo en 1702.
Margarita Jácome Rebolledo Poetisa, maestra.
(1892-1982)

María Enriqueta Camarillo Y Roa De Pereyra. -


Escritora y poetisa, cuentista, novelista, una
gloria de las letras nacionales.
(1872-1968)

Miguel Rebolledo. Ingeniero Naval,


benefactor de Coatepec, construyó de su
peculio el Hospital de Caridad y la Maternidad
en 1945.
Felix C. Sanchez. Historiador
Pedro Jiménez Del Campillo. Presbítero,
fundador del Coatepec actual.
( 1702 ).

409
Rafael Moreno Dauzon. Músico Fundador de
la Casa de la Cultura.
(1906-1982)

Cronología de Hechos Históricos

1600
Se establecen los primeros indígenas en la
zona.
1702
Fundación de la parroquia San Jerónimo.
1807
Se funda la hacienda Zimpizahua.

410
1835
Construcción del Palacio Municipal.
1848
Se expide el decreto núm. 48, mediante el
cual Coatepec, adquiere la categoría de Villa.
1850
Fundación de la imprenta El Álbum, de
Antonio Matías Rebolledo.
1885
Se crea la escuela cantonal Benito Juárez.
1886
Por decreto núm. 78, se otorga a Coatepec, la
categoría de Ciudad.
1898
El 10 de mayo del presidente de la República,
el Gral. Porfirio Díaz vino a Coatepec a
inaugurar personalmente el tren de Coatepec.
En la comitiva las autoridades municipales y
personas relevantes de la sociedad
coatepecana se sumaron para acompañar al
presidente visitante y al Gobernador del
Estado hacia la casa del jefe Político del
411
Cantón de Coatepec, el Lic. Don Alejo Galván
en cuya residencia de la calle de Zamora fue
servido un excelente
1902
Inicia la industria, la fabricación de maquinaria
para los beneficios de café.
1910
Rubén Darío, escrito nicaragüense, visita
Coatepec.
1911
Entrada de Revolucionarios a Coatepec.
1912
Inauguración de la estatua de Cristo Rey en el
Cerro de Las Culebras.
1920
Un terremoto sacude la región.
1927
Es fusilado el Gral. Arnulfo R. Gómez,
candidato del partido

412
FIN

HH

413
414

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