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Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H.

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Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

Síntomas del incesto, secuelas y elaboraciones secundarias

El incesto es una forma de estrés traumático crónico que deja secuelas inmediatas y a largo
plazo. Al igual que el abuso sexual en la infancia en general, representa un serio riesgo para la
salud mental de una gran parte de sus víctimas. De acuerdo con Browne y Finkelhor (1986)
quienes hicieron una revisión de los principales estudios empíricos realizados sobre las secuelas
del abuso sexual en niños/as, al menos de una quinta parte a dos quintas partes de los/as
niños/as que han sido víctimas de abuso sexual en la infancia manifiestan disturbios
patológicos posteriores. En la edad adulta, estas víctimas muestran serias dificultades
comparadas con las personas que no son sobrevivientes de abuso sexual y de éstas víctimas al
menos el 20% presentan psicopatologías severas.

Los diversos estudios hechos en la materia hasta ahora tienden a subestimar los efectos reales
del abuso sexual. No es sino hasta hace poco tiempo que existen instrumentos de medición más
sensibles y específicos para detectar aquellas secuelas menos obvias del abuso sexual. Aún más,
las estimaciones en general sobre secuelas del abuso sexual, tienden a subestimar los efectos
sufridos por la experiencia de incesto como una categoría (sub-población) diferente a aquellos
presentes en el abuso sexual infantil en general. Poca atención se ha prestado al hecho que las
víctimas de incesto tienden mayormente a minimizar el estrés debido a la necesidad de proteger
a los abusadores y a la vergüenza de verse envueltas en una actividad que continua siendo
tabú.

El abuso sexual dentro de la familia tiene características particulares que en los estudios han
sido asociadas con la presencia de sintomatologías más severas, frecuentes y duraderas: la
duración y frecuencia, la cercanía en la relación con el perpetrador, el uso de la fuerza y el tipo
de ataque sexual (Russell, 1986). La naturaleza crónica incesto, la naturaleza de la familia
(incluyendo sus dinámicas y defensas), la dependencia y el involucramiento de las niñas, así
como la lealtad, hace ellas se vean en la necesidad de utilizar mecanismos de defensa aún más
fuertes para afrontarlo. La negación y disociación permiten obviar, minimizar o suprimir las
reacciones y memorias. No es poco común que estas defensas persistan hasta la edad adulta.
Como resultado, las sobrevivientes pueden parecer asintomáticas o sin secuelas a largo plazo,
cuando en realidad ellas emocionalmente constrictivas para poder afrontar el incesto.

La mayoría o al menos buena parte de las víctimas, han tenido al menos una mínima
posibilidad de tratamiento, ya sea en el momento en que el incesto terminó o posteriormente,
como ayuda para lidiar con las secuelas. Cuando las secuelas no son tratadas éstas devienen en
crónicas y retardadas elaboraciones secundarias. Estas elaboraciones crean nuevos problemas
que son los motivos por los cuales comúnmente las víctimas buscan ayuda. Entre las más
comunes se encuentran depresión atípica y crónica, desordenes somáticos, abuso de sustancias,
ansiedad, trastornos disociativos, trastornos alimentarios e incluso violencia doméstica. Así
mismo, como el incesto ocurre durante la infancia y adolescencia inevitablemente influye en los
procesos de maduración y desarrollo. Para muchas víctimas la experiencia de incesto, junto con
sus secuelas y mecanismos de afrontamiento, influyen en la integración final de la personalidad.
Algunas personas desarrollan por lo tanto trastornos de personalidad. Entre los más comunes
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se encuentran la histeria, el trastorno de personalidad borderline, narcisista y dependiente. La


significancia etiológica del incesto en el desarrollo de estos trastornos ha sido subvalorado hasta
hace poco tiempo y es un área que merece un mayor estudio en el futuro.

En las páginas siguientes detallo las secuelas y elaboraciones secundarias más comunes de la
experiencia de incesto, así como las defensas utilizadas por las víctimas para hacerles frente. La
información ha sido tomada de tres fuentes fundamentalmente: 1) reportes retrospectivos de las
sobrevivientes, 2) estudios y descripciones clínicas y 3) de estudios empíricos. Mi intención es
presentar una recopilación exhasutiva de las secuelas que hasta la fecha han sido
documentadas, sin embargo se ha de tener en cuenta que así como las experiencias de incesto
son muy variables, aunque siempre representan unevento negativo para la vida de las
sobrevivientes, las secuelas tienden a presentarse de la misma manera, tanto en tipo como en
frecuencia, duración y severidad. Por estas razones es importante que los profesionales sean
cuidadosos a la hora de brindar atención y realizar siempre un estudio individual de las
sobrevivientes.

Fuentes de información sobre secuelas

Hasta muy recientemente la información con la que se contaba sobre el tema derivaba
fundamentalmente de especulaciones y en el mejor de los casos, de algunos estudios clínicos
empíricos y descripciones de casos. Estos eran por lo general estudios limitados por haber sido
realizados con muestras pequeñas, no representativas o sin el componente “caso control”. Más
aún, muchos de estos estudios provenían del estudio con sujetos que eran enviados a
tratamiento por autoridades judiciales, en cuyo caso representaban los casos más desesperados,
generalmente provenientes de familias desintegradas y de bajos recursos económicos que
tampoco podían ser tomados como casos representativos. A pesar de estos problemas estos
primeros estudios muestran una gran consistencia en sus reportes sobre los daños
intrapsíquicos e interpersonales inmediatos y a largo plazo y pocos de ellos reportan la
experiencias de incesto como una experiencia poco dañina o positiva.

Estos estudios en la actualidad han sido replicados y extendidos mediante la utilización de dos
fuentes de información antes no disponibles: los autoreportes de las víctimas y b) estudios
empíricos. Desde 1970 más mujeres han escrito o relatado sus propias historias en los libros o
grupos de autoayuda; los reportes clínicos han aumentado y se han popularizado los estudios
retrospectivos con formatos diversos (entrevistas estructuradas o clínicas) y se han
implementado los diagnósticos psicológicos estandarizados.

Los autoreportes tienen especial valor porque brindan información sobre lo que se ha visto y
reportado objetivamente desde una perspectiva subjetiva y han abierto el portillo para hablar lo
que antes era inimaginable de compartir. Su mayor limitación es que no son representativos y
que es posible que sólo aquellos individuos más seriamente afectados por las secuelas o con
experiencias más serias, accedan a participar como voluntarios
Por su parte los estudios empíricos han sido retomados en la última década. Estudios
comparativos entre muestras clínicas y muestras control han permitido hablar de prevalencia
del abuso sexual. Estos estudios han encontrado diferencias significativas entre sobrevivientes y
no sobrevivientes: como lo es el hecho que las víctimas de abuso sexual como grupo tienen
mayores dificultades psicológicas y de ajuste que los sujetos control. También han reportado
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una gran variedad de respuestas al trauma, siendo que los efectos pueden variar
substancialmente y tener una severidad variada de una sobreviviente a otra.

En el mismo meta-análisis realizado por Browne y Finkelhor (1986) mencionado en la


introducción, estos autores incluyerona algunos estudios que sugieren un impacto diferenciado
del abuso sexual, en el caso del incesto. Entre estos estudios se encuentran:

 Sydney y Brooks (1984) realizaron un estudio con mujeres sobrevivientes con estudios
superiores y encontraron que las que habían sufrido incesto presentaban mayor riesgo de
presentar dificultades y alteraciones diversas que las sobrevivientes de abuso sexual
extrafamiliar “experiencias tempranas de AS con un miembro de la familia parece tener
consecuencias negativas aún por encima de aquellas presentadas por el abuso sexual en
sí mismo”

 En el estudio de Herman (1981) que es el estudio metodológico quizá más confiable se


brinda información valiosa sobre el incesto y sus efectos, así mismo ayuda a explicar los
resultados encontrados por Sydney y Brooks, espuestos anteriormente. Entre sus
conclusiones generales Herman expone: 1) un ¼ de las sobrevievientes presentaban
severas secuelas; un ¼ presentaban secuelas moderadas; un ¼ secuelas leves y un 22%
no presentaba secuelas. 2) algunas características asociadas a mayores secuelas son
características típicas del incesto y derivan de la relación de dependencia que el niño
tiene con el perpetrador y a que el/la niño/a está en esencia cautivo/a dentro de la
dinámica familiar. Entre estas características se citan: el abuso sexual con parientes; la
duración y frecuencia; la diferencia de edad, a mayor diferencia mayores secuelas; los
comportamientos sexuales más serios entre ellos la penetración; el uso de la fuerza y
coerción; múltiples abusos; que el perpetrador sea hombre.

 En el estudio realizado por Russell (1986) se reporta que las víctimas de incesto tienden a
minimizar los efectos de incesto y que en realidad los efectos son más serios de lo que
conoce. Reporta que como mecanismos para sobrevivir y afrontar el abuso sexual y las
relaciones “doble vínculo” que pudo observar se presentan en muchas de estas familias,
las víctimas niegan, disocian y reprimen el incesto y las secuelas. Estas estrategias
persisten hasta la edad adulta, lo cual puede provocar que las víctimas parezcan
asintomáticas o menos afectadas cuando en realidad están destruidas emocionalmente
(emotional deadened) como parte de su respuesta al trauma.

Es importante temor en cuenta que muchas de las secuelas del incesto no se presentan de
manera solamente por la naturaleza misma del abuso, por el contrario, estas se presentan
relacionados con numerosos factores de la vida de las sobrevivientes que influencian antes,
durante y después del incesto y que impactan las secuelas y su severidad. Entre los factores pre-
mórbidos enocntramos: personalidad, funcionamiento familiar y salud familiar, autoestima,
habilidades cognitivas (que determinan la mediación cognitiva para comprender el abuso).
Otros factores como edad de inicio y terminación, cronicidad, uso de fuerza, relación, son
factores que inciden en las secuelas durante el abuso sexual. Algunos otros factores que tienen
impacto son la disfunción familiar, grado de contención o negligencia familiar, relación con
otros miembros de la familias, crisis familiares, personalidad de otros miembros, intentos de
revelación y reacciones y otras redes de apoyo.
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Síntomas o indicadores del incesto

Existe un gran numero de síntomas coductuales, físicos y familiares en la niñez, adolescencia y


edad adulta que brindan pistas sobre la ocurrencia del incesto y permiten en muchos casos
validar la experiencia a pesar de la negación de la familia e incluso de las víctimas que en
algunos casos no logren hacer la asociación de la sintomatología con el incesto.

1) Indicadores en la niñez y adolescencia temprana

a) Indicadores conductuales:

Se manifiestan siempre en asociación a etapa del desarrollo. Lewis y Sarrel, 1969 mencionan que
en recién nacidos y niños de corta edad se observan indicadores tales como la ansiedad extrema
como resultado de estar siendo sobreestimulados o atacados. Algunos otros síntomas no
específicos al abuso sexual incluyen: aislamiento, disturbios de alimentación o del lenguaje,
dificultades motoras, llanto, quejido (parecido a una queja constante en tono agudo)
irritabilidad (fretfullness), comportamiento de apego excesivo (clanging behavior).

En la niñez temprana se observan una gran variedad de indicadores también no


necesasriamente específicos a trauma sexual: chupar el dedo, arañar y rascarse y la pica
(scrating and picking behavior), comportamientos autolesivos, tics, enuresis, problemas de
lenguaje, dificultades en el sueño. En esta edad puede iniciar el comportamiento sexual
inapropiado e impulsivo, comportamientos de juego sexual con pares y el comportamiento
“seductor”. También se puede observar el comportamiento evitativo para con un género o
persona en particular. En la niñez media se observan problemas de sueño, pesadillas,
problemas de concentración, ideación suicida o de muerte, miedos inespecíficos, fobias,
comportamientos delictivos, comportamientos seudo-maduro y episodios seudo-psicóticos
temporales. El funcionamiento escolar y social puede verse o no afectado. En general en la
infancia se presentan una gran variedad de síntomas o indicadores, lo importante es conocer
que esta variedad existe para no subestimar reacciones leves o la ausencia de ellas.

En la adolescencia temprana se observa ansiedad y enojo, los cuales pueden actuarse en


comportamientos de tipo acting-out, rebelión, promiscuidad sexual, comportamientos disocial,
estadios depresivos, abuso de sustancias. Temabién se observan síntomas somáticos
intermitentes y dificultades para desarrollo de la identificación con sus pares, los cuales pueden
originar fuertes sentimientos de vergüenza, poca valía y de ser diferentes a otros. Se refieren
también el embarazo temprano, aborto, o fuga temprana del hogar, matrimonios tempranos.

b) Indicadores físicos:

La mayoría de niñas presentan indicadores como golpes o heridas en la boca, genitales, uretra o
recto (laceraciones, desgarres, magulladuras, hinchazones, dilatación anormal o la introducción
de objetos en estas cavidades corporales). Algunas veces estas heridas pueden ser muy graves y
se puede presentar dificultades urinarias o problemas para defecar. Se pueden presentar
manchas de sangre o semen en la ropa interior. Dolor para realizar actividades sencillas como
sentarse, caminar o jugar. En el caso de los abusos con uso de violencia extrema, se pueden
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presentar cortadas, abrasiones en los senos o nalgas, en el abdomen bajo o muslos.


Enfermedades de transmisión sexual y embarazo. Otros indicadores pueden ser: disturbios
gastrointestinales, trastornos de alimentación, úlceras, nauseas, reflujo, temores nocturnos,
pesadillas, insomnio, ansiedad, depresión, migraña, disociación, temor a ser atrapado o
atacado, letargo, pasividad, problemas de concentración, signos de comportamiento autolesivo,
comportamiento que semejan actos de autoconsolación como frotarse (self-soothing behavior) y
comportamiento hipervigilante o de expectativa (frozen watchfulness). Los niños pueden negar
el origen de estas heridas con el propósito de proteger al perpetrador.

2) Indicadores en la adolescencia y edad adulta

a) Indicadores conductuales

Según Gelinas (1983) muchos indicadores o síntomas conductuales en la edad adulta son
elaboraciones secundarias de secuelas no tratadas del incesto. Los clientes piden tratamiento
usualmente debido a una “depresión caracterológica con complicaciones y elementos de
impulsividad y disociaciones anormales”. Briere y Rulltz (1985) reportan que las víctimas de
abuso sexual presentan perturbaciones severas de tipo somático, ansiedad, depresión y
disociación comparados con sujetos controles.

Entre los síntomas de tipo depresivo más comunes se encuentran: baja autoestima, sentimientos
de desesperanza, sentimiento dse poca valía, pasividad, letargo, disturbios alimentarios con
pérdida o ganancia de peso, sentimientos de indefensión, sentimento de pérdida de eficacia
personal, poca concentración y asilamiento, anhedonia, comportamiento autolesivo, ideación y
gestos suicidas, descuido en higiene y apariencia personal. Así mismo, es común la conducta de
construir una apariencia descuidada por mediodel aumento de peso, uso de ropa holgada y
anorexia.

Entre los comportamientos de tipo impulsivo más usuales están las huidas del hogar, compras
impulsivas, actividad sexual y consumo de sustancias o comida de manera compulsiva, cambio
de parejas, ideación o intentos suicidas, huida de relaciones que signifiquen para la víctima una
posibilidad de contención real o compromiso y relación con personas peligrosas, poco
confiables.

Entre los síntomas de tipo disociativo más comunes se encuntran las recurrentes pesadillas o
terrores nocturnos, amnesia, especialmente de pequeños o largos segmentos de la niñez, estados
de trance, distorsiones perceptivas, sensación de despersonalización o verse a sí misma fuera
del cuerpo, sensación de desrealización, migraña, desmayos breves, episodios de seudo ataque
de epilepsia y multiples personalidades o cambios de personalidad sin el trastorno disociativo
(slinding or multiple personalities). Patrones de adicción a la comida el alcohol y las drogas
pueden ser también pistas de disociación.
Finalmente entre los síntomas ansiosos se observan ansiedad generalizada, sensación de estar
atrapada, ataques de pánico, hiperventilación, flash-backs y fobias específicas a personas o
cosas.

b) Indicadores físicos:
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Se observan indicadores somáticos diversos como síntomas gastrointestinales (estómago


nerviosos, náusea, dolor estomacal, úlceras asociadas en casos de abuso a consumo de
sustancias y trastornos alimentarios). También se observan sítnomas sexuales como por ejemplo
abstinencia, inapetencia o fobia sexual; conducta sexual compulsiva e indiscriminada; dolor,
displacer o ausencia de estimulación en áreas localizadas del cuerpo; memorias asociadas al
acto sexual (flash-backs); enfermedades de transición sexual; embarazo temprano. La tendencia
a reaccionar al contacto físico con violencia, parálisis, llanto incontrolable o temerosamente
también puede sugerir abuso sexual. En algunos casos se observan heridas en el cuerpo o
cicatrices, las cuales pueden ser producto del abuso sexual o pueden ser autoinflingidas.

c) Indicadores familiares:

Los roles observados a nivel familiar pueden continuar desde la niñez hasta la edad adulta, si
no han sido tratados después del incesto. Los patrones más comunes se detallan a continuación:

- En el caso de incesto padre-hija, puede ser que la triangulación persista. El padre


posiblemente continúe exhibiendo comportamiento obsesivo y posesivo, incluyendo
intentos de acercamietos sexuales, aún cuando la sobreviviente ya no viva en la casa de
sus padres. Durante las visitas de la hija puede sentirse muy presionada por frenar las
atenciones del padre y por recibir una atención positiva de la madre. Es posible que ella
sienta que la madre la culpa y rechaza por el comportamiento del padre.
- Otro patrón en el caso de que el abusador sea el padre es ignorar o rechazar a la hija
(víctima) cuando ella se vuelve una adolescente. Este rechazo puede haber sido
disparado por temor a un posible embarazo o debido al rechazo de ella al volverse más
autónoma. Es probable que él se vuelva más obvio en sus atenciones con alguna de las
hermanas menores de la víctima. Es posible que la sobreviviente se sienta especialmente
traicionada si el involucramiento con su padre fue contingente con la promesa por parte
de él no abusar de otra hermana. Es probable que ella se vuelva hostil con él y busque
oportunidades para hacerle daño o desafiar su autoridad. En general una relación hostil
con el padre puede ser indicador de un pasado de abuso.
- El rol inverso es otro patrón común sobretodo si la hija ya no vive más en la casa o hizo
su propia familia. No es poco frecuente que ella haya tenido hijos joven y continue
asumiendo en su familia de origen, roles tradicionales como esposa, madre y cuidadora
de todos. Su incapacidad para poner límites a los demás miembros de la familia,
acrecentado por su propia culpabilidad sobre el incesto y su manejo hecho hasta ahora,
de la experiencia, tarde o temprano terminan por presentarse en un estado profundo de
agotamiento que la vuelve incapacitada emocionalmente para manejar su relación de
pareja y maternidad y/o por parentalizar a uno de sus propios hijos. Esta dinámica
conduce a que el incesto se presente en una segunda generación.
- Una variante de este patrón son aquellas hijas que, con el propósito de expiar la culpa
producida por el incesto, se tornan excesivamente dadivosas y complacientes, aún
cuando nunca reciba nada a cambio de parte de su familia, ni su cuidado, ni su atención
e incluso su agradecimiento.
- Otro patrón no poco frecuente, son aquellas mujeres que son posteriormente víctimas de
violencia doméstica. Las sobrevivientes de incesto se vuelven vulnerables a sufrir
revictimización por parte de un miembro su familia o de afuera de ella. Es común el caso
de mujeres agredidas, que son violadas por sus maridos y en donde los niños son
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abusados sexualmente por el ofensor. La violencia intrafamiliar se ha estudiado como un


factor de riesgo de sufrir incesto.
- Un último patrón es aquel en donde las víctimas realizan un profundo divorcio con sus
familias de origen con el objetivo de protegerse así mismas de otros abusos y evitar las
interacciones con la familia. En algunos casos es tan extremo que la sobreviviente
mantiene sus números de teléfono y dirección en privado, cambien su nombre, nieguen
completamente a su familia o busquen familias substitutas,

Secuelas del incesto

Se ha encontrado en los estudios que el incesto impacta a las víctimas de manera intrapsíquica e
interpersonal. Para facilitar la presentación estas secuelas han sido categarizadas en seis
grnades grupos: 1) reacciones emocionales, 2) autopercepción, 3) efectos psicosomáticos, 4)
efectos sexuales, 5) relaciones y funcionamiento interpersonal y 6) funcionamiento social en
general.

Secuelas iniciales

1) Reacciones emocionales

Los síntomas asociados con incesto en proceso o inmediatamente después son la ansiedad,
temor, confusión, culpa, enojo, depresión. Estos sentimientos pueden no presentarse desde
el inicio si de la actividad se presenta de manera paulatina y “gentil” o “atenta” para con la
relación interpersonal o cuando la niña es engañada sobre la actividad. Cuando es por
medio de la fuerza es más común que se experimente la ansiedad extrema inmediata. En
ambos casos, sin embrago, son comunes la confusión, el letargo, la poca concentración y
memoria, tristeza y culpa. La ansiedad puede presentarse como comportamientos
compulsivos en forma de rituales o fobias, problemas de sueño como pesadillas, terrores
nocturnos o miedo a dormir sola, reacciones disociativas, hipervigilancia e hiperactividad.
Green (1983) refiere que los niños en situaciones de abuso crónico que lidian con un
ambiente de contención impredecible e inconsistente desarrollan una neurosis traumática
con importantes efectos sobre su desarrollo emocional. Esta neurosis incluye “regresiones y
desorganizaciones del ego, herida narcisista y estado afectivo de dolor. Esto se revierte en
mecanismos de defensa primitivos y compulsión de repetición del trauma.” Los niños
muestran signos de constricción emocional y físico como un “bloqueo vigilante”o
expectativa permanente (frozzen watchfullness). Alguno autores han caracterizado a este
tipo de niñas como “emocionalmente desconectados o anestesiados” y las refieren como
niñas con un serio “atraso en el desarrollo del afecto”.

2) Autopercepción

Una de las secuelas más devastadoras es la “erosión del sentido positivo del self”
concomitantemente con el desarrollo de una identidad negativa. El secreto, atrapamiento y
traición sufrida por un familiar, unido con un sentimiento de culpa y complicidad, causan
reacciones de estigma y vergüenza. Es posible que las niñas intenten compensar estos
sentimientos tratando de “ser buenas” con el propósito de detener el incesto. Si el abuso es
descubierto y el niño es culpado o no le creen, la vergüenza y estigma es potenciado y causan en
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la niña además, sentimientos de aislamiento, desesperanza y desvalorización. Cuando cae en


cuenta que los pares no tienen esas mismas experiencias sexuales con los miembros de sus
familias se sienten “marcadas”, “raras”, desgradables y no merecedoras de consideración de los
otros. Un “poderoso yo estigmatizado” se desarrolla alrededor de esta autopercepción. Por otra
parte en algunos casos la relación de “favorito” y el rol parentalizado que se ven obligadas a
asumir brinda la posibilidad de que se desarrollen sentimientos grandiosos. Si se juntan la
vergüenza y la grandiosidad, es posible explicar el desarrollo de un “poder negativo”. Estos
niñas aprenden que ellas pueden romper la familia con este terrible secreto. Algunos
indicadores del desarrollo de una autoestima negativa son el pobre autocuidado, conductas de
riesgo, dificultades interpersonales, conductas autolesivas y autoderrotistas.

3) Efectos psicosomáticos

Comportamientos regresivos (enuresis secundaria), aparición de padecimientos o dolores


difusos, desmayos, disociación, trastornos alimentarios, alergias, infección, défitis de
concentración y memoria, seudo epilepsia, temores o reacciones de temor, inhibición de
movimientos y del habla, repetición del trauma en sueños, fantasías, juegos. Síntomas gástricos.

4) Efectos sexuales

En general estas secuelas incluyen un acercamiento y curiosidad sexual inapropiadas para la


edad, comportamientos compulsivos (masturbación, exhibicionismo) repetición de conductas o
experiencias sexuales con pares, adultos o durante el juego, así como el abuso sexua de otros
niños. Las niñas pueden intentar resolver estos sentimientos (sobretodo la ansiedad del abuso),
exhibiendo o demostrando una identificación con el agresor. Yates (1982) refiere que los/as
niños/as envueltos/as en experiencias crónicas de incesto de larga duración se ven erotizados
con la experiencia, se tornan fácilmente estimulados y encuentran la actividad sexual
placentera, estos/as niños/as se diferencian de aquellos/as que se involucran en juegos
sexuales compulsivos como medio para descargar la ansiedad. Esta respuesta sexual normal (la
estimulación placentera) es en sí mismo un problema porque afecta su desarrollo psicosexual y
sus relaciones interpersonales.

Otras niñas reaccionan evadiendo todo contacto con otros. El contacto es percibido como un
ataque y es negativo. Pueden desarrollar sentimientos de disgusto sobre sus cuerpos o sí
mismas. Pueden percibir que algo en ellos, su sexualidad o sus cuerpos son los responsables del
abuso y se pueden sentir confundidas respecto a sus sentimientos asociados a la estimulación
sexual experimentada. Muchas asocian cualquier sentimiento a una auto-traición y a un
segundo secreto asociado al incesto. Otras niñas pueden reaccionar bloqueando o disociándose
de sus sensaciones corporales o cayendo en conductas autolesivas.

5) Relaciones interpersonales

Muchas sobrevivientes sufren de un marcado impedimento en su habilidad para relacionarse y


confiar en los demás, producto de la traición del incesto. En familias en donde la niña ha sufrido
negligencia y además incesto es usual que muestre signos de aislamiento pero sea a su vez,
muy necesitada y dependiente. Su aislamiento y sus carencias la hacen muy vulnerable a re-
victimizaciones posteriores. También es común que la erotización producto del abuso le
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presente problemas con los otros, debido a que son propensas a contar a otros sus condiciones
de incesto o prácticas sexuales. Sus relaciones interpersonales pueden estar marcadas por el
distanciamiento por parte de otros o por el contrario la ponen en condiciones de vulnerabilidad
de ser revictimizada. Las necesidades de las víctimas también pueden ser enmascaradas por la
paternalización o por el comportamiento complaciente. Por un lado las niñas aparecen muy
maduras para su edad y pronto asumen funciones de cuido de otros miembros. Su objetivo es
buscar aprobación y obtener algún poder dentro de la dinámica familiar. Por otra parte, otras
niñas actúan su disgusto por medio de un contacto interpersonal caracterizado por conductas
hostiles, agresivas e inmanejables. Este comportamiento puede ser dirigido directamente hacia
el abusador u otros miembros de la familia.

6) Funcionamiento social

El inherente sobrecargo emocional de la situación de abuso crónico puede potencialmente


desarrollar distorsiones cognitivas y comprometer el aprendizaje en las niñas. Algunas
desarrollan problemas de memoria y aprendizaje, problemas de concentración, défitis en su
memoria a corto plazo, déficits de lenguaje y motores, dificultades de adaptación escolar y o
con sus pares. Otras niñas desarrollan un patrón opuesto de excelencia académica y sus
relaciones. La escuela puede representar para ellas un escape temporal de la situación de
incesto y un lugar donde compensar el incesto “siendo buenas” y de donde obtener atención
positiva de maestros y pares.

Secuelas a largo plazo

Aquí se hace referencia a aquellos sítnomas desarrollados dos o más años después de que se
produjo el incesto. Pueden ser manifestaciones crónicas de secuelas agudas o secuelas
desarrolladas de manera retardada. Pueden también aparecer y remitir esporádicamente y de
manera espontánea.

1) Reacciones emocionales

Las reacciones emocionales asociadas al inicio del incesto pueden persistir o fluctuar en
continuidad e intensidad. La ansiedad y miedo persisten para muchas sobrevivientes
(aprensión, ataques de angustia, pesadillas, fobias a personas, a la oscuridad o los lugares
cerrados, problemas de sueño). La aprensión y ansiedad pueden ser particularmente fuertes si
son asociada a la sexualidad. La depresión puede ser crónica y es vista en actos autolesivos,
ideación o intentos suicidas. Recientes estudios empíricos muestran que las tasas de depresión
pueden no ser significativamente más altas comparadas con los grupos control, sin embargo, sí
se observan importantes diferencias en las características de la depresión, en donde en las
sobrevivientes es más usual que se presente asociada con intentos de suicidio y conductas y
deseos autolesivas. En la edad adulta persisten los sentimientos de desesperanza y
desempoderamiento, lo cual alterna con sentimientos de ser poderosas pero malignas. Es
común que expresen sentimientos de auto- estrañamiento y anestesia emocional. Su aislamiento
emocional (emocional detachment) puede ser la extención de la represión y supresión de
sentimientos aprendidos en la infancia. Adicionalmente, esto puede ocurrir debido al temor de
sentir lo que siente (especialmente el enojo) por temor a volverse loca o por temor a provocar el
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abandono o rechazo de otros. Sentimientos de vacío que pueden ser asociados con la pérdida y
el dolor.

2) Autopercepción

Es consistente encontrar en las sobrevivientes una autopercepción predominantemente


negativa. Es probable que tengan incorporada la sensación de maldad y vergüenza, de que algo
está mal en ellas y esto las haga poco estimadas por otros. Ellas se sienten estigmatizadas y
diferentes de los otros debido a la experiencia del incesto. Aunado a esto, existen sentimientos
de fuerte confusión: mientras ellas la mayoría del tiempo se sienten culpables por permitir que
esto sucediera, al mismo tiempo se hacen preguntas como ¿por qué yo? ¿por qué me tuvo que
pasar esto a mi?. Ante la ausencia de información que las contradiga, ellas terminan por
responderse estas preguntas asumiendo que ellas debieron de hacer algo para causar el abuso o
algo en ellas les mostró a los perpetradores que podían cometer el abuso con ellas. Su pasado de
ausencia de ayuda las hacen confirmar esta afirmación, pues es común que se convensan a sí
mismas de que si no hubieran tenido una cuota de responsabilidad, alguien las hubiera
ayudado. Así mismo en la mayoría de los casos el incesto se hizo bajo la repetición por parte del
abusador de insinuaciones respecto a que a ellas les gustaba o insinuaciones de culpabilidad.

3) Secuelas psicosomáticas

Los síntomas somáticos son diversos. No es poco frecuente observar como si el “cuerpo peleara
contra sí mismo”. En el proceso de lidiar con sentimientos de culpabilidad, consentimiento y
vergüenza muchas víctimas se sienten traicionadas y disgustadas con sus cuerpos y muchas de
ellas expresan estos sentimientos de autodesprecio de manera somática o usando sus cuerpos
para manifestarlos. Muchas ante las múltiples lesiones producidas a su cuerpo aprenden a
desconectarse de su el, al punto, en algunos casos, de no sentir estímulos básicos como el
hambre, el sueño y terminan privando a sus cuerpos de los cuidados adecuados.

Los síntomas físicos están generalmente relacionados con la localización y las características del
abuso. Las secuelas están asociadas por lo general a genitales, muslos, senos, nalgas, etc. Estos
padecimientos incluyen disconformidad, dolor crónico, infecciones, sensaciones impredecibles e
inexplicables de estimulación o temores y fobias relacionados con los órganos y el
funcionamiento de órganos genitourinarios. Muchas sobrevivientes que fueron crónicamente
humilladas y avergonzadas durante el abuso pueden presentar dificultades para tocarse a ellas
mismas o para soportar cualquier procedimiento médico en especial aquellos relacionados con
lo ginecológico. Algunos síntomas gástricos y respiratorios se encuentran asociados a conductas
de sexo oral o a tragar el semen (asma, vómitos, náuseas). Los dolores rectales, hemorroides,
diarreas o estreñimiento están asociados a lesiones rectales específicas. Algunas reacciones
menos localizadas incluyen síntomas disociativos o conversivos los cuales pueden ocurrir ante
la experimentación de ansiedad ante memorias o contactos recientes.

Los demás síntomas somáticos son de gran variedad, frecuencia y duración. Los síntomas de
ansiedad más comunes incluyen migrañas, problemas gástricos, problemas de mordida,
zumbido en los oídos, presión arterial, hipervigilancia, obesidad y anorexia.

4) Efectos sobre el funcionamiento sexual


Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H. 11
Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

La evidencia sugiere que el incesto afecta en una gran cantidad de víctimas la conducta sexual
posterior, presentando dificultades sexuales de diversa índole. Muchos aspectos del incesto
afectan el comportamiento sexual y los componentes intrapsíquicos e interpersonales asociados
con esta área. Estas repercusiones son evidentes en tres áreas principalmente (Maltz and
Colman 1987):

1) Despertar sexual temprano: El abuso constituye una interrupción en el desarrollo sexual


normal. La mayoría de las sobrevivientes describen una sexualidad “fuera de la norma”
(“out of zynch”) y siempre en peligro de ser estar más informado o tener diferentes e
inapropiados comportamientos sexuales comparados con sus pares. Durante la
adolescencia cuando el abuso se ha detenido o no, pueden surgir dos patrones de
comportamiento: la víctima tiende a tener una actividad sexual inapropiada e
indiscriminada o por el contrario a carecer totalmente de ella. Algunos autores sugieren
que por lo general se da un intercambio entre estos dos patrones. Ambos patrones se ven
como formas de ganar control sobre sus cuerpos y su sexualidad. La ausencia de
actividad sexual refleja emociones y autoconcepto negativo, así como temores sobre las
relaciones, las sensaciones y actividad sexual. El celibato es también una forma de
compensación del pasado de “maldad” escogido por algunas sobrevivientes. Por el
contrario, el patrón no poco frecuente de mucha actividad sexual, puede tener diversas
motivaciones. Es posible que este comportamiento le permita a la sobreviviente algunas
ganancias, como mantener cierto poder sobre los hombres y poder utilizarlos
sexualmente o como mecanismo para poder acceder al abusador. Por otra parte el
comportamiento sexual indiscriminado también puede explicarse como conductas
intencionalmente autodestructivas y autodegradantes. Esto puede ocasionar abortos,
embarazos no deseados, reputación negativa y enfermedades de transmisión sexual. La
prostitución es también explicada como una secuela que le brinda a la víctima una forma
de obtener algún control y una forma de “actino-out” que actúa su autoestima negativa.
Por otra parte, algunas víctimas reportan que ellas no tuvieron problemas en sus
relaciones sexuales, hasta que se vieron involucradas en alguna relación íntima que
incluyera demandas de tipo sexual.

2) Orientación y preferencias sexuales: Si el abuso sexual constituye un factor de cambio en las


preferencias y orientación sexual aún no está del todo claro. Algunas sobrevivientes así
lo reportan, otras no. Maltz y Colmes (1987) especulan que para aquellas mujres que sí
representó un cambio en esta área pueden dividirse en dos grupos: mujeres lesbianas
que son sobrevivientes de incesto y mujeres heterosexuales o bisexuales que han tenido
experiencias homosexuales como parte de sus reacciones post traumáticas. Algunas
mujeres homosexuales sobrevivientes de incesto refieren que la experiencia no afectó su
escogencia sexual, sin embargo para otras, el abuso puede haber condicionado su sexo
con los hombres. Algunas sobrevivientes refieren que han presentado aversión por la
sexualidad con otras mujeres debido a una reacción ante la respuesta de poca contención
por parte de la madre, o como una proyección de su percepción de debilidad que se hace
extensiva a todas la mujeres. En general aquellas mujeres heteroxeuales que escogen por
voluntad las parejas mujeres, lo hacen básicamente por seguridad y por evitar las
reminiscencias y reacciones que los hombres pueden provocar en ellas como compañeros
sexuales.
Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H. 12
Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

3) Respuesta y satisfacción sexual: Las siguientes secuelas sexuales se citarán utilizando las
catergorías construídas por Schover, Friedman, Weiler, Herman y LoPiccolo (1980,1982)
para explicar las difunsiones sexuales:

- Trastornos en el deseo: Estos pueden a su vez dividrse en dos tipos, a saber: 1) el bajo
deseo sexual, donde el deseo es inhibido y resulta en una baja frecuencia de la actividad
sexual, y 2) la aversión al sexo, caracterizada por fuertes sentimientos de rechazo, temor,
vergüenza, disgusto. Muchas sobrevivientes sienten temor asociado a ser forzadas, de
sentir dolor, de hacer cosas que les parecen repulsivas o a perder el control de sus
reacciones corporales. Por su generalidad la actividad sexual (olores, posiciones,
conductas o palabaras) reactiva muchas asociaciones y memorias entorno al abuso si se
entiende que el abuso en muchas ocasiones fue la primera experiencia sexual, fue
aversiva y además fue reforzada de manera repetida en muchas ocasiones.

- Trastornos en la respuesta sexual- Trastornos de exitación: Dificultades de lubricación o


dificultades para mantener la lubricación durante el acto sexual, ausencia de sensaciones
en el área vaginal. Estos desórdenes parecer provinir de igual manera, de sentimientos
de disgusto, vergüenza, displacer asociados al acto sexual.

- Trastornos en el orgasmo: Se presentan como una respuesta defensiva ante el temor de la


pérdida de control o a la culpa y vergüenza producida por el abuso . Entre ellos están la
anorgasmia primaria o secundaria. En algunos casos la masturbación constituye el único
mecanismo mediante el cual se puede alcanzar le orgasmo por la significación de
seguridad que conlleva. En otros casos la masturbación tampoco es una opción, ante la
percepción del sexo como algo sucio, avergonzante o malo.

- Trastornos por dolor: Dispareunia, definida como dolor genital en el acto sexual;
vaginismo, definida como espasmos musculares que imposibilitan la apertura del cuello
de la vagina y es entendida como una respuesta de evitación ante ansiedad del coito.
Otros dolores pueden presentarse, tales como dolores de espalda exacerbados por el acto
sexual. Estos problemas han sido asociados con sentimentos de vergüenza,
autodesprecio, culpa o también puede ser evocativos de dolores o heridas que se
produjeron durante el abuso.

- Dificultades en la frecuencia y satisfacción: Se observan patrones de comportamiento


sexual que van de aquellos totalmente célibes hasta la hipersexualización. Algunos
alternan entre períodos de abstinencia y períodos de actividad sexual compulsiva.

- Otros factores que tienen impacto en la actividad sexual e intervienen en el caso de las
sobrevivientes de incesto son síntomas intrusivos o de re-experimentación como
flashbacks que pueden ser provocados por algunas conductas específicas, olores,
palabras, etc. Esta asociación termina por presentar dificultades en la respuesta y en la
capacidad para sentir placer. Otros síntomas son la desrealización o desperzonalización
evidenciada en sensaciones como la de ser “espectadoras” del acto sexual.
Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H. 13
Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

Es importante tener en cuenta que el área sexual es influida por diversos factores como los
biológicos, religiosos, educativos y socioculturales. Por supuesto que la historia y características
del abuso es quizá la variable más importante.

5) Relación interpersonal

La dificultad para confiar en otros, dado el pasado de traición sufrido por miembros cercanos
de la familia, es el centro de los problemas interpersonales. Para muchas sobrevivientes la
actitud que persiste posteriormente al abuso es “¿si no pude confiar en mi propia familia, en
quién puedo confiar?”. Desafortunadamente esta conclusión se vuelve aún más fuerte si las
víctimas no pueden hacer otros vínculos positivos o si fueron víctimas de revictimización. Por el
contrario es común que las sobrevivientes no tuvieran la posibilidad de desarrollar a lo interno
de sus familias habilidades sociales debido a las dinámicas generadas en las interacciones. Los
problemas relacionados con las relaciones interpersonales presentan cuatro variantes: a)
dificultades en relaciones en general tanto con hombres y como mujeres; b) dificultades en las
relaciones íntimas y/o de compromiso; c) problemas con sus figuras paternas, otros miembros
de la famila o figuras de autoridad y d) problemas en la maternidad o paternidad.

En términos generales las relaciones se caracterizan por ser de “una sola vía”, vacías,
superficiales, idealizadas, conflictivas, defensivas y/o sexualizadas. La sobrevivientes traen sus
sentimientos de temor, desilusión, desconfianza, sobrevalorización o devaluzación, hostilidad, a
cualquier interacción interpersonal. Algunos sentimientos pueden dirigirse específicamente
hacia algún género o hacia las figuras de autoridad. Son proyecciones o depositaciones en otros
que se asocian con el abusador en caso de los hombres o con la madre en el caso de las mujeres.
Los sentimientos sobre otros interactúan con sentimientos sobre sí mismas y su experiencia de
abuso y esto influencia su capacidad para relacionarse.

Las sobrevivientes tienen una dificultad especial para la intimidad o el compromiso. Estas
relaciones requieren de apertura y confianza, lo cual es experimentado por ellas, más como una
amenaza, que como algo gratificante. Es usual que las víctimas reporten sentirse atrapadas en
este tipo de relaciones incapaces de traspasar cierto punto de cercanía. El incesto también puede
afectar la escogencia y tipo de interacción de pareja. Algunas pueden buscar hombre mayores o
dominantes que las proteja o por el contrario puede intentar continuar los patrones de
cuidadora y buscar parejas inmaduras que requieran toda su atención y le brinden poco a
cambio. Paradójicamente un alto número de sobrevivientes terminan en relaciones abusivas con
una pareja, que al igual que ellas, haya sido abusado o víctima de negligencia en su infancia, y
que por consiguiente, repita los patrones a los interno de la relación. Esto termina por reforzar
la desesperanza y desconfianza en las relaciones.

Son comunes los problemas dentro de la familia con padres y/o hermanos (especialmente si el
incesto fue un incesto nuclear). La hostilidad y la rabia caracterizan la relación con todos ellos y
puede extenderse a otros miembros de la familia. Puede mantener los mismos roles o intentar
distanciarse. En algunas casos el incesto persiste (contra ella u otras niñas de la familia). Estos
sentimientos se pueden generalizar contra la familia de sus parejas o contra figuras de
autoridad.
Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H. 14
Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

Finalmente las sobrevivientes que han experimentado pobres relaciones con sus padres y
madres tienden a repetir estos patrones con sus hijos/as. Son en muchos casos poco
comprensivas y presentan dificultades para generar vínculos cercanos. Esto aumenta la
posibilidad de que el incesto se repita. También el incesto aumenta las posibilidades que la
sobreviviente tenga embarazos a corta edad cuando no tienen ni el conocimiento, paciencia y
capacidad de contener las demandas de los niños. En algunos casos las sobrevivientes pueden
ser también madres excepcionales.

En algunos casos se ha observado que las sobreviviebntes desarrollan fuertes temores entorno a
sus hijos, en especial cuando estos maduran y desarrollan catacerísticas sexuales secundarias.
En otros casos se pueden desarrollar una preocupación extrema por la seguridad de las hijas
mujeres o desarrollar sentmientos de rivalidad contra ellas. Los estudios indican que cuando
aparecen este tipo de sentimientos puede ocurrir que ellas logren sobreponerse a estos
sentimientos manteniendose afectivamente distantes de sus hijos/as o siendo extremadamente
sobreportectora. En algunos casos estas emociones pueden llevar también al abuso sexual
contra sus hijos/as y en peor de los casos al desarrollo de impulsos homicidas contra ellos.
Green (1982) describe un caso de una sobreviviente se descompensó y comenzó a desarrollar
sentmientos homicidas en contra de su hija cuando ésta llegó a la edad en que la sobreviviente
había sido abusada sexualmente. Estos impulsos parecen implicar a us vez un fuerte impulso
de proteger a sus hijas del abuso y una traumática secuela en donde la sobreviviente se
identifica con el agresor.

6) Efectos sociales

Los efectos sociales muestran gran variabilidad y van del aislamiento, rebelión y
comportamientos antisociales, hasta la interacción social promisoria o compulsiva. La
decepción personal y las perturbaciones interpersonales que acompañan la victimización es
posible que causen alienación y permeen todos los aspectos de la vida de las sobrevivientes.
Kolk (1987) refiere que las sobrevivientes de trauma sexual infantil sufren de un “trastorno de la
esperanza”. Esta victimización ha sido también descrita por algunos autores como “una
quebradura en la línea de la vida” que deja la percepción del mundo social como muerto o
constrictivo. Para algunas sobrevivientes la socialización es vivida con mucha paranoia y
hostilidad. En algunos casos las sobrevivientes son vistas como antisociales o excéntricas en sus
comunidades. Esta muerte emocional puede estar presente aún en aquellas sobrevivientes que
aparentan tener un funcionamiento social adecuado y se refleja en la autoreferencia de vivir un
mundo carente de colores, como si lo vivieran en blanco y negro, con un afecto extremadamente
aplanado.

Algunas sobrevivientes son menos extremas en sus acercamientos sociales pero pueden
reaccionar con desconfianza y rebeldía ante figuras de autoridad u organizaciones que sean
vistas como opresivas. Russell (1986) encontró una significativa relación entre las víctimas de
incesto y la deserción religiosa. Para algunas el aceptar un dios hombre o una religión manejada
por hombres dominantes es inaceptable.

El funcionamiento laboral puede verse afectado también por todas las secuelas antes descritas:
la desconfianza, depresión, ansiedad, reacciones de estrés post-traumático, baja autoestima, etc.
Sin embargo esta relación incesto- desempeño laboral no ha sido suficientemente estudiada.
Traducción libre y resumen de lectura: MPsc. Gabriela Delgado H. 15
Courtois, Christine A. (1988). Capítulo 6. Incest Symptoms, Aftereffects, and Secondary
Elaborations en Healing the Incest Wound. USA: Norton and Company.

Algunas mujeres tienen un buen funcionamiento, esto puede atribuirse al aprendizaje de


estrategias o habilidades en la infancia como: capacidad para reconocer o percibir las
necesidades y comportamientos de otros alrededor; comportamiento de complacencia con otros
en especial con las figuras de autoridad; hacerse cargo de las necesidades de otros y la
capacidad para manejar múltiples estresores y responsabilidades de manera exitosa. Pese a lo
anterior algunos estudios hacen pensar que este tipo de patrón hace a las mujeres propensas a
sufrir reacciones de burnout u otras reacciones producto del estrés, esencialmente porque aún
cuando semejen ser muy efectivas socialmente, ésta área suele contrastar con vidas que en la
intimidad están caracterizadas por el dolor, el aislamiento y el conflicto interpersonal (Schatzow
1987). Algunas sobrevivientes presentan un patrón que alterna períodos de funcionamiento
competente y períodos de fuertes crisis

El abuso sexual definitivamente es un factor de riesgo para el desarrollo de comportamiento


antisocial y autodestructivo (alcoholismo, adicción a drogas, delincuencia, prostitución). Se
requieren sin embargo de más estudios. Finalmente es probable que producto de la
sexualización traumática, en conjunto con la tendencia a idealizar y sobrevalorar las relaciones
con los hombres y la deseperanza, haga a las sobrevivientes vulnerables a sufrir re-
victimizaciones debido a que les es difícil evaluar e identificar relaciones e interacciones
seguras.

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