Está en la página 1de 4

TEATRO EN HONDURAS

CULTURA HONDUREÑA

Honduras es un país multiétnico y multicultural con una herencia de más de 12 mil años
de historia, las primeras sociedades que habitaron el país. La composición étnica de
Honduras es el siguiente: 8% blancos, 1% negros garífunas, el 85% población es
predominantemente mestiza. El 6% de la población hondureña es indígena de
diferentes grupos o etnias, los más importantes son:
La civilización maya fundó desde el II d. C. la ciudad Copán, fue gobernada por la
dinastía Yax Kuk Mohata el siglo X d. C. Desarrollaron ampliamente muchas
disciplinas como la escultura, pintura, astronomía, matemáticas, música y literatura.
También desarrollaron la agricultura, la navegación marítima, la pesca, la domesticación
de animales y la ganadería. Sus descendientes derechos son los Chortí.
Cultura lenca, los Lencas han perdido su lengua y la mayoría de sus prácticas
religiosas, Aunque todavía practican pactos de paz entre ellos, así como ofrendas a sus
dioses ancestrales, y algunos de ellos todavía conservan su forma original de vestir.
Mientras que en el plano artístico-económico los Lencas se destacan por la alfarería.
Cultura garífuna, los garífunas conservar sus costumbres afro-caribeñas entre las que
destacan: Su lengua garífuna, su sistema religioso conocido como ‘dugú’. Aunque es de
hacer notar que hoy en día, la mayoría ha llegado a aceptar la religión católica. La
aportación cultural más importante a nivel mundial de los garífunas hondureños es el
baile ‘Punta’ el cual llegó a alcanzar altos niveles de popularidad a principios de los
años 1900’s luego del exitazo musical ‘Sopa de Caracol’, impulsado por el grupo
‘Banda Blanca’ de Honduras. A nivel deportivo, los garífunas han sobresalido en gran
manera, particularmente en el fútbol. Muchos han sido los integrantes de este grupo
técnico, que han formado parte de la selección de fútbol de Honduras.

TEATRO EN HONDURAS

En América ha existido el Teatro desde mucho antes de la conquista, durante la


colonización se difundió el teatro europeo y se mezcló con el teatro precolombino.

Los pueblos originarios de América tenían sus propios rituales, festivales y ceremonias
que incluían bailes, cantos, poesías, canciones, escenificaciones teatrales, mimos,
acrobacias y espectáculos de magia. Los actores eran entrenados, usaban disfraces,
máscaras, maquillaje y pelucas. Asimismo, construyeron plataformas para mejorar la
visibilidad y los escenarios eran decorados con objetos naturales.
Los europeos utilizaron la herencia teatral americana para su misión evangelizadora.
Durante los primeros cincuenta años después de la Conquista de América, los
misioneros usaron ampliamente el teatro para propagar la doctrina cristiana a la
población indígena, acostumbrada a los espectáculos visuales y orales.

En Honduras históricamente se practica teatro europeo desde el siglo XVI, la primera


presentación teatral en Honduras fue el Diablo Cojuelo, una obra del dramaturgo y
novelista español Luis Vélez de Guevara, la presentación se llevó a cabo en el año 1750,
al aire libre, en la ciudad de Comayagua.

Seguidamente se construyeron diversos teatros, hasta que en 1905 el presidente Manuel


Bonilla decretó la construcción de un teatro nacional, más que un teatro, un coliseo,
donde los capitalinos pudieran presenciar teatro, ópera, zarzuela y danza a la europea.
En 1915 se concluyó la construcción del teatro nacional, que se llamó finalmente Teatro
Nacional Manuel Bonilla en honor al presidente que decretó su construcción.

Compilar y evaluar la actividad teatral hondureña durante la última década antes del
nuevo milenio no es una tarea sencilla: Podemos resbalar en la trampa de escribir la
definitiva acta de defunción del teatro hondureño al repetir el tono de réquiem de
algunos estudios recientes sobre el teatro hondureño.

Una de las raíces principales de la cultura hondureña es su profunda religiosidad, una


religiosidad popular expresada en cantidad de tradiciones alrededor de los santos y
fiestas religiosas como la Navidad y La Semana Santa. En el siglo XVIII el padre José
Trinidad Reyes entendió perfectamente que ninguna labor cultural o artística podía tener
éxito en Honduras sin integrar ese poderoso componente religioso del pueblo
hondureño. El padre Reyes sistematizó esta cultura religiosa del pueblo hondureño en
sus famosas Pastorelas, poniendo con ello las bases para el surgimiento y desarrollo del
teatro en Honduras.

También está el peligro de quedarnos atrapados en la queja permanente del poco o


miserable apoyo que el Estado brinda a la actividad teatral en Honduras, cuando consta
desde la antigüedad que el arte en sus diversas expresiones raras veces ha tenido el
beneplácito y empuje de los gobernantes. Es cierto que las circunstancias nunca han
sido del todo favorables para el arte escénico hondureño; sin embargo, Honduras, junto
a Costa Rica y Guatemala, es uno de los países de la región con una constante tradición
teatral.

Se puede decir que el teatro de los noventa en Honduras comienza con la


internacionalización del teatro hondureño a través de la película ¡Teatro! teatro y
espíritu de cambio en Honduras, que se estrenó en el Festival de Cine de Chicago en
octubre 1989 (ganando un premio de mejor documental).

El teatro en Honduras ha sido históricamente una actividad independiente y no


gubernamental, una profesión de lobos esteparios; eso explica lo disperso del trabajo
teatral y el escaso espíritu corporativo de los teatristas hondureños. Al menos desde
finales de los años 50 es evidente la existencia de la profesión teatral en Honduras.

Los años 60 propiciaron un clima de protesta y dieron lugar a variados experimentos


creativos en el mundo intelectual y cultural latinoamericano. Todos los esfuerzos
estaban concentrados en hallar la identidad de la cultura latinoamericana. Durante los
años 70 y 80 aquellas inquietudes llegaron al teatro hondureño con el retorno de algunos
por entonces jóvenes teatristas que habían estudiado teatro en Colombia como Rafael
Murillo Selva, Tito Estrada, Mario Jaén, y Karen Matute. Esta nueva generación de
teatristas hondureños educados en corrientes teatrales como la creación colectiva, el
teatro campesino de Luis Valdez, y el teatro político de Brecht, buscaron cada uno a su
manera los primeros trazos de un teatro hondureño que reflejara lo propio y original de
la cultura hondureña. En la década de los noventa las obras de teatro insistieron
creativamente en esta fusión entre teatro y cultura hondureña.

A finales de los noventa el huracán Mitch destruyó buena parte del territorio hondureño.
Mitch puso a prueba la capacidad y creatividad del teatro hondureño para responder a
las necesidades del pueblo en un momento de gran emergencia y desesperación.
Algunos grupos de Tegucigalpa y la zona norte de Honduras implementaron
experiencias de un teatro que podríamos llamar de primeros auxilios, porque su objetivo
era utilizar el arte escénico para llevar entretenimiento, diversión, y esperanza a los
miles de damnificados. Los damnificados no sólo tenían necesidad de alimentos o ropa
(por muy inmediatos y prioritarios que fueran los alimentos o el vestido); hacía falta
atender también la sensibilidad herida del pueblo, no dejando que muriera la capacidad
para disfrutar de la belleza. Actualmente muchos colectivos de teatro continúan
dramatizando cuentos infantiles y otras obras para públicos más variados entre la
población damnificada. El teatro ha colaborado a evitar la deshumanización de las
personas viviendo en albergues temporales, donde las actitudes violentas y agresivas, la
falta de solidaridad, la apatía, la depresión o el conformismo, amenazan con esmero el
espíritu de la gente. El teatro en Honduras arribó al nuevo milenio con la noticia del
fallecimiento de Francisco Salvador, el más destacado de los precursores del teatro
hondureño. En su larga trayectoria como dramaturgo, director, actor, profesor e
historiador del teatro en Honduras, Francisco Salvador ayudó a poner las bases para el
desarrollo del teatro contemporáneo en Honduras: fue el primer teatrista hondureño en
hacer del teatro objeto de estudio sistemático y profesional; a él pertenece el primer
estudio serio sobre la historia del teatro en Honduras.
¿Como el teatro podría ayudar a la enseñanza de los niños o jóvenes?
El teatro ayuda a los niño/as en la mejora del lenguaje, de la compresión y
especialmente de la expresión. Amplían su vocabulario; mejora la pronunciación,
entonación y vocalización; permite conocer su voz aguda, grave, fuerte y débil.
¿Cómo se desarrolla el teatro en Honduras?
En Honduras históricamente se practica teatro europeo desde el siglo XVI, la primera
presentación teatral en Honduras fue el Diablo Cojuelo, una obra del dramaturgo y
novelista español Luis Vélez de Guevara, la presentación se llevó a cabo en 1750, al
aire libre, en la ciudad de Comayagua.
¿Cuál es el teatro más importante de Honduras?
El Teatro Nacional Manuel Bonilla es un centro cultural ubicado en la ciudad de
Tegucigalpa, Honduras. Tegucigalpa, M.D.C. En el año 1905 varios intelectuales
capitalinos amantes de las letras y el arte, incluidos Rómulo Ernesto Durón, Luis Landa
Escober, Froylán Turcios, Esteban Guardiola, Augusto C.

Bibliografía
Artes Escénicas. (01 de octubre de 2013). TEATRO EN HONDURAS. Obtenido de
http://esmeau.blogspot.com/2013/10/teatro-en-honduras.html
Martínez, S. D. (marzo de 2010). El teatro en Educación Infantil. Obtenido de
https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd6972.pdf

También podría gustarte