Está en la página 1de 5

LEY DE ARBITRAJE COMERCIAL

Publicada en Gaceta Oficial No. 36.430, de fecha 07 de abril de 1998.

El 07 de Abril de 1987, fue promulgada en la Gaceta Oficial de la República


de Venezuela N° 36.430, la Ley de Arbitraje Comercial, impregnada de bondades,
virtudes y ventajas, pero también de deficiencias, desaciertos y lagunas legales, que
lamentablemente empañan y entorpecen su verdadero valor e importancia que como
instrumento legal especial se proyectó como una alternativa para agilizar la solución
de los procesos de litigios en materia comercial (celeridad procesal) y crear el marco
jurídico apropiado para resolver las diferencias entre las partes, fuera del arbitrio de
los tribunales ordinarios de justicia…”

La Ley de Arbitraje Comercial, aparece como un sistema de garantías


fundamentales a cuyo ámbito las partes voluntariamente se adhieren; garantías éstas
que aun cuando a veces no se disponen expresamente dentro de su articulado, se
determina su existencia luego de su interpretación.

El aporte fundamental de este instrumento normativo, reside en la celeridad


procesal, en la certeza y en la seguridad jurídica que representa, respecto al
aseguramiento de los derechos y su satisfacción.

La aprobación de la Ley de Arbitraje Comercial, implica un paso importante


encaminado a consolidar el arbitraje como método o medio de solución de
controversias en el ámbito interno e internacional; esta Ley con sus novedades
ventajas, y desaciertos, como más adelante se analizará, elimina de alguna manera los
obstáculos que entorpecían y frustraban el desarrollo del procedimiento arbitral, ya
que consagra y establece al efecto, nuevas modalidades y mecanismos para la
realización de los arbitrajes en Venezuela.

Este cuerpo legislativo, se encuentra estructurado en nueve capítulos que


consagran la institución arbitral comercial en Venezuela, en adición a las
estipulaciones que sobre arbitramento se contempla en el Código de Procedimiento
Civil en los Tratados y Convenios internacionales firmados por Venezuela
relacionados a la materia arbitral.

Se dice que el arbitraje es comercial cuando se utiliza para solucionar


controversias entre comerciantes, industriales, banqueros o proveedores de servicios,
o entre uno de éstos y un tercero sobre materia mercantil, inclusive inversiones.
El arbitraje es un procedimiento por el cual se somete una controversia, por
acuerdo de las partes, a un árbitro o a un tribunal de varios árbitros que dicta una
decisión sobre la controversia que es obligatoria para las partes.

Artículo 7º. El tribunal arbitral está facultado para decidir acerca de su propia
competencia, incluso sobre las excepciones relativas a la existencia o a la validez del
acuerdo de arbitraje. A ese efecto el acuerdo de arbitraje que forme parte de un contrato se
considerará como un acuerdo independiente de las demás estipulaciones del mismo. La
decisión del tribunal arbitral de que el contrato es nulo no conlleva la nulidad del acuerdo
de arbitraje.

Artículo 8º. Los árbitros pueden ser de derecho o de equidad. Los primeros deberán
observar las disposiciones de derecho en la fundamentación de los laudos. Los segundos
procederán con entera libertad, según sea más conveniente al interés de las partes,
atendiendo principalmente a la equidad. Si no hubiere indicación de las partes sobre al
carácter de los árbitros se entenderá que decidirán como árbitros de derecho. Los árbitros
tendrán siempre en cuenta las estipulaciones del contrato y los usos y costumbres
mercantiles.

En las disposiciones generales de esta ley Se dice que


el arbitraje es comercial cuando se utiliza para solucionar controversias entre
comerciantes, industriales, banqueros o proveedores de servicios, o entre uno de éstos
y un tercero sobre materia mercantil, inclusive inversiones.

Con la promulgación de la Ley de Arbitraje Comercial, Venezuela se coloca


dentro de una corriente mundial moderna que ofrece la institución arbitral como un
mecanismo eficaz alterno, que le va a permitir a los interesados resolver sus
controversias con mayor imparcialidad, rapidez, eficiencia y seguridad jurídica.

El acuerdo de arbitraje, en cualquier caso, implica una obligación de


naturaleza contractual que conlleva el intercambio de declaraciones de voluntad
coincidentes o, si se quiere, la concurrencia de oferta y aceptación, que como se verá
no siempre requiere un acuerdo expreso y escrito. De hecho, en el arbitraje de
inversiones el convenio arbitral no es por definición expreso, sino tácito. De igual
modo, el acuerdo arbitral se expresa a menudo de forma tácita por el mero hecho de
incorporarse las partes a una asociación o sociedad mercantil, en cuyos estatutos se
establezca la solución arbitral para las relaciones entre los socios. En estos casos, el
consentimiento se expresa por adhesión y plantea problemas similares a la validez de
los acuerdos de arbitraje en condiciones generales de la contratación.

…..

Artículo 5º. El "acuerdo de arbitraje" es un acuerdo por el cual las partes deciden
someter a arbitraje todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir
entre ellas respecto de una relación jurídica contractual o no contractual. El acuerdo de
arbitraje puede consistir en una cláusula incluida en un contrato, o en un acuerdo
independiente. En virtud del acuerdo de arbitraje las partes se obligan a someter sus
controversias a la decisión de árbitros y renuncian a hacer valer sus pretensiones ante los
jueces. El acuerdo de arbitraje es exclusivo y excluyente de la jurisdicción ordinaria.

Artículo 6º. El acuerdo de arbitraje deberá constar por escrito en cualquier


documento o conjunto de documentos que dejen constancia de la voluntad de las partes de
someterse a arbitraje. La referencia hecha en un contrato a un documento que contenga una
cláusula arbitral, constituirá un acuerdo de arbitraje siempre que dicho contrato conste por
escrito y la referencia implique que esa cláusula forma parte del contrato. En los contratos
de adhesión y en los contratos normalizados, la manifestación de voluntad de someter el
contrato a arbitraje deberá hacerse en forma expresa e independiente .

En su aplicación procesal de la ley de arbitraje comercial es una vía de


resolución de conflictos entre empresas y/o profesionales alternativa a la de la
Administración de Justicia, de forma que, con carácter vinculante, un árbitro o
árbitros estudia y decide la solución más adecuada a la cuestión planteada.

El arbitraje puede definirse como un método alterno heterocompositivo de


solución de conflictos por el cual las partes, a través de un acuerdo, se comprometen a
someter la decisión de sus diferencias a un tercero imparcial que puede ser un árbitro
o varios árbitros.

El procedimiento arbitral abarca las actuaciones procedimentales a ejecutar


por las partes ante el árbitro, para exponerle sus respectivas posiciones litigiosas y
propor-cionarle aquellos elementos de convicción en sustento de las mismas y que
estimen indispensables para su análisis en el laudo.

Artículo 19. Aceptado el cargo por cada uno de los árbitros, se instalará el tribunal
arbitral y se notificará a las partes de dicha instalación. En el acto de instalación se fijarán
los honorarios de los miembros del tribunal, así como la suma que se estime necesaria para
gastos de funcionamiento. Las partes podrán objetar cualquiera de los montos antes
señalados, dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes a la notificación de la providencia
que los fijó, mediante escrito en el que expresarán las sumas que consideren justas. Si la
mayoría de los árbitros rechaza la objeción, el tribunal arbitral cesará en sus funciones.

El procedimiento arbitral abarca las actuaciones procedimentales a ejecutar


por las partes ante el árbitro, para exponerle sus respectivas posiciones litigiosas y
proporcionarle aquellos elementos de convicción en sustento de las mismas y que
estimen indispensables para su análisis en el laudo

Al aceptar su encomienda (receptum arbitrii) el árbitro queda legitimado ante


las partes para tramitar el procedimiento, sirviéndose de tres poderes: 1 el de
documentación, 2 el de decisión –con su implícito poder de dirección de las
actuaciones- y 3 el de ejecución. El árbitro analizará las necesidades organizativas de
las partes y, sobre esta base, articulará los mecanismos necesarios para desarrollar las
actuaciones previstas con respeto a los derechos procedimentales fundamentales de
audiencia, contradicción e igualdad (poder de dirección de las actuaciones y poder de
ejecución). Finalizadas estas actuaciones, el árbitro habrá accedido ordenadamente a
los elementos de convicción en los que fundamentará su decisión (poder de
documentación y poder de decisión). Las partes deberán colaborar con el árbitro para
la consecución de estos objetivos y propiciar así la tramitación eficaz del
procedimiento arbitral.

Los árbitros dictan las medidas cautelares según su prudente arbitrio, con
arreglo a su leal saber y entender, sin estar sujetos a previa determinación legal 39. En
efecto, el artículo 26 de la LAC establece que "salvo acuerdo en contrario de las
partes, el tribunal arbitral podrá dictar las medidas cautelares que considere
necesarias". Igualmente, establece esta disposición legal, que el "tribunal arbitral
podrá exigir garantía suficiente de la parte solicitante". En este orden de ideas, es
importante recordar que conforme al artículo 23 del CPC cuando la Ley dice: "El
Tribunal puede o podrá", se entiende que 10 autoriza para obrar según su prudente
arbitrio, consultando 10 más equitativo o racional, en obsequio de la justicia y de la
imparcialidad.

La discrecionalidad concedida en este campo al tribunal arbitral, porque las


propias partes, a diferencia de lo que ocurre en la vía judicial, tienen la facultad de
elegir directamente a dicho tribunal y de eliminarle convencionalmente esa potestad
cautelar. También pueden las partes dificultar esa potestad cautelar, añadiendo no
sólo los requisitos contemplados en el CPC, sino otros no contemplados en este texto
legislativo. Y si todo esto pueden hacerlo las partes,

Las medidas cautelares persiguen el aseguramiento de la eficacia del laudo


final. Su articulación puede instrumentarse a través de las medidas cautelares y del
árbitro de emergencia. La elección de estas alternativas dependerá de las decisiones
estratégicas vinculadas a las especificidades de cada caso concreto, a su destinatario y
al alcance del principio de relatividad contractual. La adopción de medidas cautelares
en el procedimiento arbitral está indicada en aquellos supuestos en los que sus efectos
alcancen a terceros ajenos al arbitraje y a las partes. En el primer supuesto, estaremos
ante medidas cautelares de concesión anterior o coetánea al arbitraje para su
aplicación dentro del procedimiento arbitral. Sin embargo, su adopción competerá
necesariamente al juez de apoyo, ya que sus efectos se desplegarán frente a terceros
ajenos al procedimiento arbitral y, por lo tanto, deberá suplirse con plenas garantías-
la ausencia del poder procesal de coerción erga onmes en la función del árbitro. La
solicitud judicial de estas medidas no implicará ni una sumisión de la parte solicitante
a la jurisdicción ordinaria, ni su renuncia al acuerdo arbitral. En el segundo supuesto,
la adopción de medidas cautelares estará dirigida a alguna de las partes del arbitraje
que tenga control efectivo sobre su cumplimiento, por lo que su adopción
corresponderá al árbitro, siempre dentro de los contornos del procedimiento arbitral.

También podría gustarte