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Programa: Hotel y baños termales

Autor: Peter Zumthor


Ubicación: Vals, Suiza
Año: 1996
Estudiante: Maria Noel Viana
Tutores: Laura Vizconde, Pablo Canen

Ubicación:
Las Termas se ubican en la localidad alpina de Vals, Suiza, en el extremo de uno de los valles de
un afluente del Rin, conocido por su agua termal y sus canteras de piedra.
El edificio forma parte de un complejo hotelero existente desde los años 60 y su incorporación
como parte de un nuevo programa suponía una renovación del público asistente.
Introducción:
La comisión designada por el ayuntamiento, que había adquirido los hoteles en ese momento,
eligió a Peter Zumthor, como el arquitecto que llevaría a cabo el proyecto.
Nacido en Basilea en 1943, Zumthor traería consigo toda la tradición y el manejo de los materiales
que había adquirido como ebanista, previo a su paso por sus estudios en arquitectura.
El edificio de las termas se ubica en una pronunciada pendiente, concebido como parte de la
topografía y la geología del lugar, se conjugan en él, la poética del baño en comunidad y agua que
surge del manantial.
Se produce un juego de tensiones entre el interior y el exterior: el espacio interior genera la
sensación de acogimiento, de cueva, y contribuyen a este fin el manejo de los materiales que
componen las superficies de la envolvente y la morfología espacial. La misma se encuentra
marcada por bloques que lo interrumpen por momentos o por la fluidez que brinda la continuidad
por otros, mientras que de la imagen exterior solo se percibe una de sus fachadas de cara a las
montañas, en donde amplios vanos permiten la contemplación del paisaje.

El edificio

Un corredor subterráneo nos conduce desde el hotel hacia el vestíbulo, nos deposita allí y nos
libera a la experiencia del lugar. En el edificio se percibe cierta atemporalidad evidenciada
materialmente a través de la disposición de los espacios, el manejo de las superficies y la luz, la
simpleza con que estos se plantean, y filosóficamente, a través del modo en que se proyecta: para
que el edificio no se convierta en una “vacua exposición de materiales”(1), el arquitecto debe ser el
maestro de obra y estar al cuidado de todos los detalles.

Zumthor se encuentra entre los arquitectos que opera bajo lógicas que no responden al repertorio
agotado de la posmodernidad, por lo tanto el proyecto omite elementos representativos de
arquitecturas anteriores e intenta generar un lenguaje propio, que se manifiesta principalmente a
través de los materiales utilizados, mientras que las líneas se mantienen neutras “en la creencia de
que la arquitectura debería renovarse y ampliarse por medio de una mayor atención a las
cualidades básicas de los materiales o la estructura.”(2)}}

Sabemos bien que muchos elementos que componen la arquitectura están cargados de simbología
y Zumthor expresa esta voluntad mediante juegos formales y materiales, de superficies, rampas
escalonadas o escaleras de distintos tamaños, que pretenden mostrar un modo de recorrer la
arquitectura.
La ausencia de pasillos o corredores una vez que nos encontramos dentro del edificio hace que los
recorridos se puedan realizar de modo aleatorio. Esta posibilidad de libertad remite a la sorpresa y
la búsqueda, la misma que se podría experimentar en un paseo por el bosque en donde no existen
trayectorias y donde se experimenta el placer del descubrimiento.

La concepción de los espacios se realiza desde el interior hacia el exterior y está inspirada en
imágenes sensibles de la experiencia física. Estas ideas son traducidas directamente a
arquitectura mediante distintos recursos como la luz, la continuidad o interrupción del espacio,
cambios de nivel, etc.

Organización espacial/ Tipología

El edificio ocupa una planta de forma rectangular en donde una serie de bloques o volúmenes
huecos se organizan en torno a las dos piscinas principales. Estos bloques albergan en su interior
espacios de menores dimensiones, componiendo un segundo orden de espacios o sub-espacios,
de carácter más intimo con distintas funciones.

La organización es simple pero está planteada de modo que vivencialmente se perciba como más
compleja, hay una marcada zona donde se ubican los servicios y otra de transito más libre
rodeando las piscinas.

Podríamos realizar en este sentido, una breve comparación con la organización de los baños
romanos, donde se encuentra una zona de servicios como vestidores, saunas, etc., mientras que
alrededor de las piscinas encontramos una serie de estancias de menores dimensiones con
variadas funciones como baños de vapor o salas de lectura.
termas de Tito, siglo I D.C.
Los bloques que componen el edificio no solo definen el espacio sino que además tienen papel
estructural: son los encargados de sostener la cubierta, mediante un sistema de tensores que se
anclan al suelo. Esta solución permite cubrir amplios espacios sin necesidad de recurrir a
elementos como pilares, quedando dividido únicamente por los ya mencionados bloques. Estos
bloques han sido ahuecados y contienen en su interior espacios libres, terrazas, o pequeñas
piscinas de diferentes temperaturas, marcando así el mencionado orden de espacios.

“…en las termas de Vals intentamos llevar las unidades espaciales hasta el punto de que se
sostengan por sí mismas…”

La cubierta sobrepasa el límite del bloque adoptando forma de “L” invertida y en la agregación de
estas unidades, se crean juntas que hacen llegar luz natural al espacio interior.

Concepto

La idea de que el edificio ha estado allí antes que todos los otros hace vislumbrar el modo en que
este debe ser concebido.

El mismo se genera a partir de la excavación de la pendiente en donde se ubica y la manipulación


de la espacialidad a través del manejo de la escala, resulta en un espacio de dimensiones “no
humanas”.

Somos partícipes de la presencia del arquitecto a través de la experiencia, en tanto que la creación,
así como la percepción de una atmósfera hablan de una sensibilidad emocional, a la vez que de un
entendimiento inmediato, o una interpretación de cómo debería ser o ser percibido ese espacio.
“llevar a cabo esta tarea de crear atmósferas arquitectónicas tiene un lado artesanal…”

Zumthor expresa su fascinación por la “construcción” de la arquitectura, porque mediante esta se


determina un interior y un exterior. En esta obra en particular la interacción con el paisaje pone
énfasis en la relación que se establece desde el interior hacia el exterior, haciendo partícipe al
paisaje, que llega al interior a través de unos grandes ventanales, las líneas orgánicas se mezclan
aquí con las líneas rectas del edificio.

Tanto la implantación como el tratamiento de la única fachada visible donde se muestra la “versión
ortogonal de la misma horadada” tratan de integrarse al paisaje preexistente.

El edificio se asemeja al apilamiento estratificado de la roca que se deja al descubierto para


mostrar sus capas, pero que se hace humano a través de la adopción de las líneas rectas.

La integración del edificio en el entorno queda evidenciada no sólo en el modo en que este se
concibe, desde la pendiente únicamente se puede percibir su existencia a través de unas líneas
trazadas en la cubierta verde, de modo que la lectura del paisaje se continúa. Estas líneas son las
grietas que dejan pasar luz hacia el espacio interior.

Materialidad

El edificio se concibe como un objeto, un volumen macizo de piedra al que se le han sustraído
partes: y este será el espacio que podremos habitar espontáneamente. Es la roca que nos da lugar
y la atmósfera generada nos muestra esto. Juegos de luz y sombra, logrados a partir de unas
aberturas en el techo que hacen llegar luz natural a los espacios.

El tratamiento de las superficies interiores posee la continuidad que brinda el aparejado de las
piezas de piedra gneis que componen los muros, extraída de una cantera cercana generalmente
para la producción de tejas utilizadas en las construcciones tradicionales.

El juego de los materiales en conjunto hacen que el espacio adquiera dimensiones que no
apreciaríamos sin estas cualidades: los reflejos que generan los haces de luz que llegan al agua, la
humedad o el vapor sobre las paredes de piedra son imágenes que nos hablan de la intención de
crear un espacio en donde el ritual del baño es lo que importa, se tratan de evitar elementos que
distraigan del acto primigenio.
Se produce aquí la concepción y representación del baño como un ritual.

Conclusión
En el edificio de las termas queda evidenciada la sensibilidad del arquitecto a través de la
combinación de los materiales y la atmósfera que estos generan vibrando en conjunto.
Se plantea un recorrido mediante el cual a medida que se avanza se abandona la “impureza” del
mundo exterior, para encontrarnos en este lugar, este ámbito construido, a partir de una exacta
dosis de diseño y materialidad, que resaltan la importancia del acto vivencial, simple y primigenio
en qué consiste el baño: yo y el espacio, y la concepción del espacio en su totalidad, en donde el
mismo se percibe a través de todos los sentidos.
El planteo espacial, determinado a partir de la excavación de la pendiente brinda un marco simple y
refinado para el acto del baño en comunidad, visto como un ritual de limpieza del cuerpo y de la
vida mundana.
[…] “Yo creo que todo edificio emite un sonido… Encuentro hermoso construir un edificio e
imaginarlo en su silencio. Esto es, hacer del edificio un lugar sosegado, algo bastante difícil de
lograr hoy en día que nuestro mundo es tan ruidoso” […]

Zumthor tiene aquí la posibilidad de expresar cada pensamiento a través de la construcción de


arquitectura, prestando importancia a cada detalle, esto queda a la vista no solo para entendidos
de la arquitectura, sino que la sensibilidad se expresa por sí misma. El arquitecto como maestro de
obra y la obra de arte como artesanía.

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