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El Hombre Y La Economía: Racionalidad Económica

La Racionalidad económica es una Teoría económica que hace referencia a las


decisiones que toma el consumidor a la hora de la elección de bienes y servicios, frente a sus
recursos disponibles.
En esta Teoría se parte de que el consumidor conoce todas las alternativas del
mercado, las valora y elige la más óptima para su situación. Con la racionalidad económica se
consigue maximizar la utilidad del consumo, pero existen muchas discrepancias, ya que, el
comportamiento del consumidor no siempre será racional, porque dependerá de sus
incentivos para consumir.

La Escasez
La escasez es la falta de recursos necesarios para satisfacer una o más necesidades, las
cuales pueden o no ser clave para la supervivencia.

La Necesidad
Desde el punto de vista económico, existe una necesidad cuando se experimenta un
deseo y se conoce un medio existente capaz de satisfacerlo. Se entiende así por necesidad la
conciencia de la carencia de un bien, material o inmaterial, para la vida o para los fines que el
individuo desea satisfacer.

Los Bienes
Son los elementos materiales e inmateriales que brindan valor o utilidad a quien los
posee. Por lo general, tienen un valor económico en el mercado que depende de la demanda,
y satisfacen directa o indirectamente determinada necesidad de los individuos que los
adquieren.

Los Factores De Producción


Tradicionalmente, los economistas dividen los factores de producción en cuatro
categorías: tierra, trabajo, capital y capacidad empresarial. La tierra se refiere a los recursos
naturales, el trabajo se refiere al esfuerzo laboral y el capital es cualquier cosa que se utilice
para hacer algo más. El último recurso, la capacidad empresarial, se refiere a la habilidad para
organizar los otros tres recursos y generar valor.

Agentes Económicos
Es toda persona natural o jurídica que participa en la economía desempeñando
cualquier clase de actividad económica.
Unidad Económica Familiar
Es un conjunto de personas unidas por relaciones de parentesco, es la principal unidad
consumidora ya que demanda bienes y servicios para satisfacer sus necesidades, y por otro
lado ofrecen sus recursos fundamentales, capital humano a las empresas.

Unidad Económica De Empresa Publica


Esta se dedica a producir, comercializar o financiar bienes y servicios en lo cual el
estado tiene de forma directa o indirecta la propiedad del capital y la capacidad de nombrar
los miembros del órgano directivo de la misma.

Unidad Económica De Empresa Privada


Empresa en que la propiedad capital, gestión, toma de decisiones y el control de la
misma son ejercidos por agentes económicos privados y en los cuales el estado no tiene
injerencia directa.

Unidad Económica Estado


Establecimiento (desde una pequeña tienda hasta una gran fábrica) asentado en un
lugar de manera permanente y delimitado por construcciones e instalaciones fijas, además se
realiza la producción y/o comercialización de bienes y/o servicios.

Mercado Competitivo, Monopolio y Oligopolio


 Mercado competitivo. Un mercado competitivo tiene muchos compradores y
vendedores comerciando con idénticos productos de tal forma que cada comprador y
vendedor es precio-aceptante. Compradores y vendedores deben aceptar el precio
determinado por el mercado. El ingreso total de una empresa es el precio de venta por
la cantidad vendida.
 Monopolio. El monopolio es una estructura de mercado en donde existe un único
oferente de un cierto bien o servicio, es decir, una sola empresa domina todo el
mercado de oferta.
Cuando existe monopolio en un mercado, solo hay una empresa capaz de ofrecer un
producto o servicio que no cuenta con sustitutos cercanos. De esta forma, los consumidores
que desean adquirir el bien sólo pueden acudir al monopolista y deberán aceptar las
condiciones que este impone.
Por otro lado, un monopolio comercial es una situación en donde sólo una
organización controla todo el comercio con otro país o área geográfica.
 Oligopolio. Un oligopolio es una forma de mercado en la que un mercado o industria
está dominado por un pequeño número de grandes vendedores. Los oligopolios
pueden resultar de diversas formas de colusión que reducen la competencia y
conducen a precios más altos para los consumidores.
La Oferta y la Demanda
La oferta que es la cantidad de bienes y servicios que se ponen a la venta, que pueden
ser frijoles, horas de clases de matemáticas, dulces o cualquier otra cosa que se nos ocurra.
Por otro lado, la demanda, es igual a la cantidad que desean comprar los interesados.
En economía, “oferta” se define como todos los bienes y servicios disponibles en el
mercado que los socios comerciales pueden adquirir a cambio de dinero, bienes materiales u
otros servicios. A menudo, lo primero que se nos viene a la cabeza son los bienes de consumo
(como los que nos solemos encontrar en los comercios), pero el término se usa en un sentido
mucho más amplio y también se aplica a la mano de obra, el tráfico de bienes, divisas,
materias primas, etc.

La “demanda” es el término complementario de la oferta. Designa la necesidad real de


determinados bienes o servicios que tienen potenciales socios comerciales como empresas u
hogares particulares.

La Revolución Industrial y el Capitalismo del Siglo XIX


La revolución industrial fue la transición de la producción manual a la producción
fabril mecanizada. Se le considera una revolución gracias al impacto económico y social que
generó en la época, en la que se desarrollaron nuevas e innovadoras tecnologías que
impulsaron el crecimiento de las industrias de la minería, metalurgia, textil, del vidrio y del
armamento; en construcción de buques, extensión de ferrocarriles y otros sectores. Entre los
inventos llevados a cabo en el marco de la primera revolución industrial podemos destacar las
maquinas textiles, la maquina a vapor y el alumbrado público a gas.
La revolución industrial se originó alrededor del año 1760 en Inglaterra y concluyó
aproximadamente en 1840. Aunque Inglaterra fue el epicentro de la revolución, ésta se
extendió al resto del mundo.
La acumulación de poder económico y político que la burguesía inglesa poseía,
impulsó la inversión de capitales y empresas que finalmente condujeron al estallido de la
revolución industrial. Además, los recursos minerales como el carbón y el hierro, disponibles
en el suelo inglés, fueron favorables ya que sirvieron de materias primas indispensables para
la creación de maquinarias.
A finales del siglo XIX se desarrolló una segunda revolución industrial motivada por
la creciente concentración de capitales. Como se explicó en el punto anterior, después de la
caída del feudalismo los productores y comerciantes se hicieron capitalistas, invirtiendo
grandes cantidades de dinero propio para la creación de empresas dispuestas a producir
diferentes bienes ofrecidos en el mercado para satisfacer las necesidades del consumidor.
Para el funcionamiento de estas empresas fue necesario la mano de obra de hombres y
mujeres dispuestos a trabajar a cambio de un salario (pago remunerado), estas personas al
carecer de capital y control sobre los medios de producción y distribución estaban forzados a
trabajar de alguna u otra manera. Más tarde se les conocería proletariado (el eslabón más bajo
del sistema capitalista).
El poder del capitalista se fortaleció progresivamente, mientras que la clase
trabajadora era expuesta a exhaustivas jornadas de trabajo para poder dar abasto al cada vez
más exigente mercado, que se incrementaba con el aumento poblacional de las ciudades. Para
el siglo XIX el capitalismo había logrado la consolidación de un mercado nacional y ahora
también internacional con la llegada de los buques a vapor, que permitieron la creación de
empresas subsidiarias (sucursales) en diferentes países. Se formaron asociaciones con
banqueros, corporaciones con carácter de monopolios y todo esto no sólo por el poder
económico de la clase capitalista, sino también por las influencias e intereses políticos que
estaban de por medio.
La inversión generada por el capital dio paso a un nuevo estallido de invenciones
tecnológicas que se extendió hasta el siglo XX. Con la segunda revolución industrial llegaron
los generadores eléctricos, el motor de combustión interna, el automóvil, la locomotora
diésel, el aeroplano, las fábricas de fábricas, las redes mundiales de comercio, las
comunicaciones y el transporte. De 1870 a 1900 la fundición mundial de acero aumento en 56
veces y la extracción de petróleo en 25 veces.

El Liberalismo
El postulado francés “laisser faire, laisser passer” que traducido al español significa
“dejar hacer, dejar pasar” se constituye como un principio básico del liberalismo
económico, impulsado por la escuela liberal o clásica. Esta corriente económica surge en
pleno apogeo del capitalismo industrial con la obra “La Riqueza de las Naciones” del
economista y filósofo francés Adam Smith, publicada en el año 1776.
La obra de Smith sentó las bases del estudio de los fenómenos económicos y fundó la
escuela liberal, que más tarde sería desarrollada por otros notables doctrinarios como David
Ricardo con su obra “Principios de Economía Política e Impositiva” publicada en el año
1818; Juan Bautista Say, John Stuart Mill autor de la obra “Principios de Política
Económica” publicada en 1848 y la cual es considerada como la más amplia exposición de
las teorías de la escuela clásica, y Thomas Robert Malthus quien sostuvo que la miseria de las
grandes masas se debía al rápido crecimiento de la población en progresión geométrica en
contraposición del crecimiento en progresión aritmética de la producción, por lo cual llegó a
afirmar que las guerras eran una solución viable para alentar el progreso económico al
disminuir el tamaño de la población.
Para el liberalismo económico, la libertad individual en los procesos de producción y
comercio son esenciales para el crecimiento económico de las naciones. Este carácter flexible
de la economía exige una descentralización en las fuerzas de producción por parte del estado,
que entonces debe limitarse a crear leyes que faciliten este proceso, sin obstaculización de las
leyes naturales (concepto propio de esta doctrina) que dirigen las relaciones económicas entre
los particulares. Esta teoría apoyaba el creciente sistema capitalista de la época, ya que para
su fundador Adam Smith la división del trabajo era un factor necesario para impulsar la
producción. Además, fue el primero en señalar la estructura clasista del sistema capitalista,
distinguiendo a los trabajadores, los capitalistas y propietarios de las tierras como los 3
componentes que participaban en el desarrollo de esta economía. La competencia, los
intereses individuales, el salario y la propiedad privada son otros de los elementos que juegan
un papel fundamental en la economía según el liberalismo.

Aunque existieron diferencias entre los diversos autores que participaron dentro de
esta corriente económica, mayormente en lo relativo a la teoría del valor de la producción,
todos compartían el mismo enfoque general.
El Capitalismo Industrial y Financiero
Se considera al capitalismo industrial como el primer modelo de producción y control
de capital generado en reemplazo del modelo rural y artesanal. Este modelo surgió en algunas
ciudades para luego masificarse en economías naciones. Los primeros países impulsores de
esta economía fueron Gran Bretaña, Francia y Alemania en el XVIII. Gracias al desarrollo
tecnológico y científico de la revolución industrial, se crearon industrias capaces de controlar
gran parte de la producción de bienes, destacándose la industria textil, metalúrgica y la
química. Los países basaron su crecimiento en el nuevo modelo industrial, más allá de otros
ámbitos como el agroalimentario y artesanal, el cual pasó a un segundo lugar.
El capitalismo financiero es una corriente económica caracterizada por la
predominancia de las entidades financieras y bancarias en el mapa económico mundial. Su
actividad es centro y nexo de unión de la política socioeconómica a nivel global. Su origen se
sitúa en la segunda mitad del siglo XX como una nueva forma de hacer negocios. Desde un
punto de vista socioeconómico el capitalismo financiero se evidencia en la influencia
económica que ejercen algunos países sobre sus antiguas colonias, como es el caso de Reino
Unido y su presencia en India y Oceanía. Otro ejemplo sería el control económico que
instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Reserva Federal
de Los Estados Unidos poseen sobre las economías y control monetario de varias naciones.
Estas instituciones juegan un importante papel en las relaciones y actividades
macroeconómicas que se realizan en el mundo.
El capitalismo financiero trajo consigo otras vías de negocio, tales como el préstamo y
el crédito bancario. Surgieron agentes transnacionales como las empresas y organizaciones
multinacionales. Al tiempo nacen los primeros holdings corporativos y las bolsas de valores
se establecen alrededor del mundo. Se emplean tipos de interés y de cambio a la hora de
realizar transacciones comerciales. Cabe destacar que este tipo de economía conlleva a la
expansión de monopolios debido a la adquisición de varias industrias y propiedades por parte
de estas instituciones.

La Gran Depresión y La Revolución Keynesiana


La gran depresión fue un acontecimiento de extraordinaria magnitud, que supuso poco
menos que el colapso de la economía capitalista mundial, que parecía atrapada en un círculo
vicioso donde cada descenso de los índices económicos (exceptuando el del desempleo, que
alcanzó cifras astronómicas) reforzaba la baja de todos los demás. La crisis se inició con el
crack de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929. “El martes negro (29 de octubre de
1929) de Wall Street tomó por sorpresa a la mayoría de los banqueros, inversores y dirigentes
políticos del planeta. Luego vino una caída aún más fuerte el 29 de octubre, cuando el
mercado colapsó”. Pero ¿qué había sucedido? “En medio del optimismo y de una gran
liquidez, los bancos prestaban a los corredores que compraban acciones pagando solo una
seña, y las vendían con ganancias al día siguiente”. Se había formado una burbuja
especulativa. La Reserva Federal subió la tasa a fin de frenar dicha burbuja. Frente a la suba,
los bancos reclamaron la devolución de préstamos. Y los corredores, por su parte, salieron a
vender las acciones que tenían señadas, “por lo que cuando todos venden los precios se
desploman y la corrida se acentúa”.
La situación no terminó allí. En 1930, se registraron corridas bancarias en diversas
regiones de Estados Unidos. Luego aparecieron las corridas de 1931, como consecuencia de
la crisis europea. Y, finalmente, vino el colapso bancario que se extendió desde septiembre de
1932 hasta marzo de 1933. Con la nueva administración del presidente Franklin Delano
Roosevelt, Estados Unidos salió del patrón oro devaluando el dólar papel en abril de 1933.
La crisis no solo tuvo como epicentro a Estados Unidos, sino también a Europa.
Comenzó en Austria, en mayo de 1931, cuando el gran banco Creditamstalt de Viena se
declaró en quiebra. La desconfianza se extendió en Alemania, entre mayo y junio de 1931,
donde provocó corridas bancarias y fuga de capitales. Ambos países salieron del patrón oro,
aplicando control de cambios. Seguidamente, la desconfianza llegó a Gran Bretaña. Hacia
finales de julio de 1931, el mercado cambiario londinense comenzó a sufrir una fuerte presión
producto de la fuga de capitales. Entonces, en septiembre de 1931, se decidió abandonar el
patrón oro devaluando la libra papel. Esto marcó el principio del fin del patrón oro como
institución monetaria internacional. Pronto una veintena de países siguieron el ejemplo
británico.
Sobre las causas que dieron lugar a la crisis de 1929, no existe un consenso claro entre
economistas e historiadores.
La Gran Depresión tratado de explicarse desde diferentes corrientes, una de ellas en
keynesianismo; Para las corrientes keynesianas y de la economía institucional la Gran
Depresión la visión es la siguiente:
 La crisis de 1929 estuvo ligada a una combinación de subconsumo y sobreinversión.
 Ello hizo crecer una burbuja económica de forma ficticia. En un momento
determinado, se produjo una pérdida de confianza que favoreció que el consumo y el
gasto de inversión se redujesen significativamente.
 Como consecuencia, se generalizó el pánico, por lo que muchas personas intentaron
mantenerse a salvo alejándose de los mercados y manteniendo el dinero en efectivo.
 El dinero en efectivo, con la caída de precios, hizo tener la esperanza de que, con el
tiempo, con la misma cantidad de dinero se podría consumir más bienes. Este hecho
agravó la situación de subconsumo, lo cual hizo que la economía se resintiera.

Con respecto a la revolución keynesiana, se trató de un cambio sustancial en la teoría


económica sobre los factores que impulsaban el nivel de empleo en el conjunto de la
economía. La teoría económica ortodoxa estaba en contra de la revolución, por lo que se
oponía a la economía neoclásica.
La revolución fue principalmente el reemplazo de una perspectiva económica
dominante y la creación de un marco unificado: muchos de los principios y preceptos de la
política propuestos por Keynes tenían antecedentes específicos en la escuela subconsumista
de la economía del siglo XIX, además, se implementaron algunas de las propuestas de la
acción del gobierno a través del gasto deficitario (estímulo fiscal) como la ejecución de obras
públicas o la reducción de impuestos y de las tasas de interés y la oferta de dinero (política
monetaria). Hasta ese momento la opinión del Tesoro era que la acción del gobierno no
podía cambiar el nivel de desempleo.
La fuente de energía fue la crisis económica de la Gran Depresión, que se dio a
conocer en 1936 con la publicación de la Teoría General del Empleo, Interés y Dinero por
John Maynard Keynes, esta teoría fue reelaborada por John Hicks en un marco neoclásico,
específicamente en el modelo IS / LM de 1936/37. Esta síntesis se hizo popular en la
academia estadounidense a través del libro de texto económico más influyente de la época,
escrito por Paul Samuelson, desde 1948 en adelante, y se convirtió en la corriente principal
de pensamiento económico en los Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial. El
término "revolución keynesiana" fue empleado por el economista estadounidense Lawrence
Klein en el texto de 1947 La revolución keynesiana,2 en los Estados Unidos, la Revolución
keynesiana fue inicialmente combatida activamente por los conservadores durante el
macartismo, quienes la acusaban de comunismo, pero finalmente, una forma de economía
keynesiana se impuso como la corriente principal, principalmente a través de la figura de
John K. Galbraith.
La teoría keynesiana ha sido objeto de críticas por parte de dos escuelas de
pensamiento: una, que se identifica como el agua dulce y la otra, como la austríaca, sostiene
que la teoría fue errónea y que no tenía sentido. Por contraste, otras escuelas de economía
keynesiana, particularmente la economía poskeynesiana, sostienen que la revolución
"keynesiana" omitió o erró muchas de las ideas fundamentales de Keynes, o que fue
demasiado conservadora.

El Capitalismo del Estado de Bienestar


Estado del bienestar, Estado benefactor, Estado providencial o sociedad del bienestar
es un concepto de la ciencia política y económica que se refiere a una propuesta política o
modelo general del Estado y de la organización social, en el que el Estado provee servicios a
todos los habitantes de un país.
el estado del bienestar es poco defendido y, en ocasiones, atacado por el liberalismo,
ya que este último aboga por la libertad de invertir la riqueza en contraste con el Estado del
Bienestar, en el que el Estado se encarga de proveer los servicios públicos.
El sociólogo británico Thomas H. Marshall describió el estado del bienestar como una
combinación única de democracia, bienestar social y capitalismo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos lanzó un estado de bienestar
expansivo al consolidar muchas instituciones privadas en instituciones gubernamentales más
grandes. Proporcionó atención médica y educación a través de la financiación de programas
gubernamentales; además, brindó beneficios directos a los ciudadanos. La creación del
estado de bienestar moderno comenzó en la década de 1880 y continuó hasta la década de
1930. Muchos países, incluidos Alemania, Japón y el Reino Unido, se industrializaron
después de este tiempo. Esto llevó a la creación de pensiones públicas, seguridad social y
otros servicios que sirvieron a las personas para mejorar su bienestar.
En la ciencia política, el término Estado del bienestar (Welfare State) tiene en parte
usos o significados distintos y se considera que es principalmente una categoría empírica para
el análisis comparativo de las actividades de los Estados modernos.6
Los estudios acerca del Estado del bienestar se pueden dividir entre los dedicados a su
origen, características o función general y los que se centran en la implementación específica
por los Estados de tales esquemas y en ambos casos tanto de forma aislada como de forma
comparativa.
La noción de «Estado benefactor» tiene su origen en el año 1946, como consecuencia
de la experiencia traumática de la crisis generalizada producto de la Gran Depresión, que,
generalmente, se considera que culminó en la Segunda Guerra Mundial. que trajo el
desempleo y la miseria a millones, fueron fundamentales en el cambio al estado de bienestar
en muchos países. Durante la Gran Depresión, el estado de bienestar fue visto como un
"camino intermedio" entre los extremos del comunismo de la izquierda y el laissez-faire del
capitalismo de la derecha.

El Neoliberalismo
El neoliberalismo es una teoría económica que defiende el libre mercado y limitar el
papel del Estado como la clave para el avance tecnológico y la prosperidad económica. Esta
doctrina, heredera del liberalismo clásico, ha sido dominante desde finales del siglo XX hasta
principios del XXI en Occidente y América Latina, y ha impulsado la globalización
económica.
Esta doctrina se caracteriza por confiar en el buen funcionamiento del mercado y
desconfiar de la intervención del Estado en la economía o en la esfera privada de los
ciudadanos. Los neoliberales abogan por privatizar servicios públicos como la sanidad o la
educación, y minimizar los impuestos, ya que entienden que al Estado no le corresponde
prestar servicios públicos. El resultado es un Estado del bienestar reducido donde se prima al
individuo sobre la comunidad.
El neoliberalismo defiende que debe haber igualdad de oportunidades entre los
ciudadanos, pero no lo hace en el sentido socialdemócrata de que todos partan con los
mismos medios, sino de que puedan competir en la sociedad y en el mercado con las mismas
reglas y leyes. Por tanto, esta doctrina da mucha importancia al Estado de derecho, que es
posible gracias a mecanismos judiciales independientes del Ejecutivo que le obligan a
cumplir con unas normas fijas y le impiden cambiarlas a su antojo.
La diferencia principal con el liberalismo clásico es que para los neoliberales las
libertades civiles, como la libertad de expresión, de información o de reunión, se deben
combinar con las económicas. Por tanto, la sociedad que tiene una economía de libre mercado
produciría las condiciones necesarias para que todos los ciudadanos vivan con dignidad,
libres e iguales ante la ley. Argumentan que si existe una brecha de ingresos entre individuos
es la recompensa a quienes con su libertad han logrado mejores resultados.
El término “neoliberalismo” fue acuñado en los años cuarenta por los economistas
Ludwing Von Misles y Friedrich Hayek, de la escuela austríaca, como reacción al
keynesianismo, que defiende la intervención del Estado en la economía y se popularizó
después de la Segunda Guerra Mundial. El neoliberalismo cobró fuerza cuando la teoría
keynesiana falló en solucionar la crisis del petróleo de 1973. Como alternativa, el
estadounidense Milton Friedman presentó la no intervención estatal como única vía para la
recuperación económica.
La teoría se expandió en los años ochenta y noventa, cuando el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial empezaron a recomendar las medidas neoliberales para
salir de la crisis económica. Estas medidas se recogieron en el llamado Consenso de
Washington e incluyen bajadas de impuestos, desregularización del mercado y privatización
de servicios públicos. Los Gobiernos del británico Jim Callaghan y el estadounidense Jimmy
Carter introdujeron algunos de estos puntos, y sus respectivos sucesores, Margaret Thatcher y
Ronald Reagan, lideraron el cambio de paradigma al implementar el paquete completo de
medidas. Sin embargo, el modelo empezó a cuestionarse décadas después, con la crisis del
2008.

La Economía Socialista
La economía socialista, es a groso modo, un sistema económico, el cual consiste en
que la mayoría de las empresas y compañías son del estado, sin exceptuar empresas
compañías de comunicaciones, y estas empresas compiten entre sí.
Este, es un sistema económico el cual consiste en que el estado es dueño de casi todas
las compañías de una sociedad (llámese país, pueblo, isla, etc.), con el fin de buscar que haya
igualdad económica en dicha sociedad, lo cual elimina las clases sociales. Este sistema
económico se caracteriza por:
• Repartición equitativa de riquezas
• Repartición equitativa de bienes
• Inexistencia de clases sociales
• Los bienes y servicios son provistos según la necesidad y no para la venta
• Sistema sin mercados
• No hay propiedad privada, todo es de todos
Países con economía socialista o en vía de ello:
• República Popular de Corea
• República Popular de China
• Republica Socialista de Vietnam
• República Federal Democrática de Nepal
• República Árabe de Siria
• República Democrática Popular de Lao
• República de Cuba
• República Bolivariana de Venezuela
• Estado Plurinacional de Bolivia
Este sistema rige en los países donde toda la actividad económica la lleva a cabo el
estado. Los partidarios de la economía planificada dicen que esta tiene por objeto proteger y
beneficiar al pueblo. También se controla en este sistema el trabajo y el salario, sin que le
quede al trabajador ningún recurso de negociación o de protesta, pues no puede haber
huelgas, paros, abandono de un trabajo en busca de otro.

El Tercer Mundo
“Tercer mundo” es un término poco preciso, empleado para referirse a los países
periféricos, “subdesarrollados” o “en vías de desarrollo”, es decir, a aquellos países cuya
situación económica, social y política los sitúa en un peldaño de desventaja respecto a los
países “desarrollados” o industrializados del “primer mundo”. A los asuntos pertenecientes o
propios del tercer mundo se les conoce a menudo como tercermundistas.
Los países del llamado “tercer mundo” son aquellos que brindan las peores
condiciones de vida a sus ciudadanos y que tienen dificultades para dar el paso hacia una
economía industrializada. Se trata, sin embargo, de un conjunto muy heterogéneo de
naciones, entre las cuales figuran numerosas antiguas colonias europeas en África, América y
Asia, y que presentan entre sí diferencias sustanciales respecto al grado de desarrollo. Aun
así, en general son naciones con notorias dificultades políticas, sociales y económicas.
Por este motivo, los países del tercer mundo juegan un papel secundario o subalterno
en la toma de decisiones de la política internacional, respecto a las grandes potencias
mundiales económicas y militares. Esto no quiere decir que los países del tercer mundo sean
del todo irrelevantes, ya que muchos de ellos constituyen potencias económicas, culturales o
militares locales, pero su desempeño en otros asuntos tiende a ser regular e incluso pobre.
De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, alrededor de 152 países forman parte
del “tercer mundo”, lo cual equivale al 85,33 % de la población mundial. Existen quienes
proponen la necesidad de diferenciar al tercer mundo de un supuesto “cuarto mundo”, en el
que figurarían los países más pobres y menos desarrollados del planeta, dependientes de la
ayuda internacional, pero este término no goza de popularidad todavía.
Por el contrario, la tendencia en los ámbitos académicos y especializados es a superar
la idea del “tercer mundo” y proponer categorías más objetivas para una clasificación
socioeconómica de las naciones.
El término “tercer mundo” fue propuesto en 1952 por el economista francés Alfred
Sauvy (1898-1990), en una publicación titulada “Tres mundos, un planeta” en el diario
L’observateur.
En dicho artículo diferenciaba entre los dos bloques políticos e ideológicos
enfrentados en una tensión permanente desde el final de la Segunda Guerra Mundial: el
bloque capitalista liderado por Estados Unidos (el “primer mundo”) y el bloque comunista
liderado por la Unión Soviética (el “segundo mundo”). A aquellas naciones que procuraban
mantenerse al margen del conflicto capitalismo–comunismo las llamó el “tercer mundo”.
Estas últimas eran en su mayoría antiguas colonias europeas que veían en la
coyuntura de la llamada Guerra Fría la oportunidad para afianzar su independencia, o que
simplemente estaban demasiado explotadas y olvidadas por las potencias mundiales para
resultar relevantes en el conflicto.
Estos rasgos de pobreza, inestabilidad y subdesarrollo fueron los que, a la larga,
permanecieron asociados al término, ya que el fin de la Guerra Fría a finales del siglo XX
eliminó del mapa la idea de un “segundo mundo” comunista. De hecho, lo que inicialmente
era una manera de clasificar a las naciones (“tercer mundo” quería decir que era el tercero
ítem de un conjunto, no que fuera necesariamente el peor), acabó adquiriendo tintes de
competitividad en lo económico y político.

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