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Diapositiva 15 a la 22 Diego

4. RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON LA SOCIOLOGÍA

La sociología criminal es la rama de la sociología general que estudia el delito como una conducta
desviada, sus causas, formas, desarrollo, efectos y su relación con otros hechos sociales para
poder detectar conductas que pueden ser delictivas. Es decir, la sociología criminal analiza el
fenómeno de la criminalidad como fenómeno social de forma integral: desde su origen y evolución
hasta su impacto y relación con otros fenómenos sociales.

El sociólogo y jurista italiano Enrico Ferri (1856-1929), representante de la escuela positivista del
derecho penal, es el padre o fundador de la sociología criminal. Fue quien acuñó la teoría de la
defensa social y su postulado es que “el delito surge como resultado de la combinación de factores
biológicos, físicos y sociales”. Ferri sistematizó y agrupó su trabajo e ideas en su obra Sociología
Criminal y en ella aborda su visión de la criminología y del derecho penal tomando como punto de
partida un fenómeno apreciado en ese momento: el aumento de la delincuencia.

Ante tal situación, el jurista italiano considera que es necesario estudiar al delincuente desde un
punto de vista antropológico y psicológico. La sociología criminal tiene como objetivo estudiar los
factores sociales, las interacciones entre las personas y sus dinámicas para comprender su sentido
y conexiones con un hecho delictivo.

FUNCIONES DE LA SOCIOLOGÍA CRIMINAL

La sociología criminal persigue una doble función:

 Ofrecer una teoría capaz de explicar la delincuencia basada en el estudio de los fenómenos
criminales y apoyado en los aspectos psicológicos de los casos concretos y su relación con
factores criminógenos.

 Desarrollar una ciencia aplicada capaz de prevenir los delitos, ofrecer medidas apropiadas para
atenuar los factores que impulsan a delinquir y reducir en lo posible su impacto negativo.

La criminología social analiza la medida en que los sentimientos, pensamientos y acciones de


una persona se ven afectados por los de su grupo de interacción. Estudia cómo afectan esas
dinámicas de grupo para comprender los motivos que llevan a una persona hacia la
agresividad, la violencia o la inadaptación social. Un ejemplo de sentimientos o pensamientos
que deriven en acciones delictivas pueden ser la exclusión social, la situación económica, el
abandono, la delincuencia organizada, la situación familiar o las adicciones, entre otras.
Como herramienta en la lucha contra el crimen, la sociología criminal aboga por atacar las
causas que favorecen el desarrollo de la criminalidad a través de políticas sociales preventivas.
Para Ferri esto son los sustitutivos penales, es decir, medios de prevención social que
abarcan medidas políticas, económicas, administrativas, educativas y domésticas y que los
gobiernos deben activar para disminuir la tasa de criminalidad.

RELEVANCIA DE LA SOCIOLOGÍA CRIMINAL

Los postulados positivistas en el estudio del delito y el delincuente fueron durante décadas las
teorías más relevantes a nivel global. Los autores de esta escuela veían al delincuente como
un humano afectado por algún tipo de patología o condicionante que le llevaba a delinquir.
Recordemos, por ejemplo, que Cesare Lombroso defendía que el delito es consecuencia de
impulsos y que la criminalidad está ligada a causas físicas y biológicas.
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Con su teoría, Ferri introdujo el componente sociológico en el estudio de la criminalidad,


visualizándolo como un fenómeno complejo tanto en su origen como en su evolución y en cómo
impacta en el entorno del delincuente. A mediados de los años 60 del siglo XX, las concepciones
positivistas se ven superadas y empieza a reconocerse la influencia de factores sociales junto a las
predisposiciones individuales del delito, como planteaba Ferri, dejando de lado que el crimen sea
una patología y concibiéndolo como resultado de la estructura social.

El estudio del hecho social del crimen se ha realizado a lo largo de la historia desde varias
disciplinas que, con frecuencia, se solapan o contradicen en su búsqueda del esclarecimiento de la
criminalidad, la motivación del delincuente y los mecanismos de control social. La sociología
criminal ha evolucionado para aportar su explicación y previsión del delito desde diferentes
paradigmas, añadiendo conceptos como las características sociodemográficas de las víctimas y
victimarios o la necesidad de intervenir en ámbitos como el hogar o la escuela para abordar el
origen de la criminalidad.

5. RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON LA ANTROPOLOGÍA

La Criminología, en relación con la Antropología estudia como las normas, elemento fundamental de
la cultura, delimitan lo que se considera una personalidad y un comportamiento bueno o aceptable,
haciendo factible la distinción con el comportamiento desviado. La desviación no implica en todos
los casos una acción; no solo comprende conductas explícitamente negativas, como cuando se
rompe la norma perjudicando a terceros, sino también cuando se excede en el cumplimiento de las
leyes y las normas sociales.

La criminología analiza los delitos, las víctimas, los delincuentes, así como el control social y
la resocialización. La criminología debe conocer la personalidad criminal, explicar y prevenir los
diferentes crímenes e intervenir en los infractores, ya que está claro que interesa más prevenir el
delito que castigarlo. Debemos analizar los hechos, las manifestaciones de delincuencia y sus
eventos concretos a través de métodos empíricos.

Tanto para la Antropología cultural como para la Criminología es esencial el estudio del entorno
social en el que viven y se desarrollan las personas, ya que es ahí donde se define el delito y la
desviación, y donde se controlan y limitan ciertas conductas. La conducta desviada se encuentra
presente en todas las sociedades y está determinada en gran medida por el contexto social y
cultural. De esta forma, podemos ver como la relación entre Criminología y Antropología cultural es
más estrecha de lo que muchas personas podían imaginar.

6. RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON LA ESTADÍSTICA

La estadística criminal es una ciencia auxiliar jurídica del derecho penal que estudia el aspecto
numérico del delito. La estadística criminal es una ciencia auxiliar jurídica del derecho penal que
estudia el aspecto numérico del delito, con el propósito de entender aspectos criminales.

La criminología es una ciencia multidisciplinaria mientras que la estadística es una ciencia que
recolecta, analiza, clasifica y ordena los datos. Las estadísticas criminales pueden originarse en
diversas fuentes; entre las que se destacan la policial, la judicial y la penitenciaria.

La información proporcionada por las fuentes estadísticas sobre delincuencia y justicia penal,
permite al criminólogo dimensionar la gravedad del problema (local, estatal, nacional, regional o
internacional); hacer inferencias sobre el tipo de delincuencia que se lleva a cabo (relacionado con
la pareja o familia, disturbios civiles, relacionado con delitos empresariales, pandillerismo,
delincuencia organizada, terrorismo, etc.); le permite conocer las características de las víctimas para
identificar factores de riesgo, así como los espacios y horas con mayores posibilidades de
victimización; identificar las causas y mecanismos del fenómeno y cómo los factores endógenos y
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exógenos interactúan para llevar a una persona a ser víctima o agresor, lo que a su vez le permite
desarrollar explicaciones sobre delincuencia y sus tendencias, explicaciones que pueden servir
como base racional para la toma de decisiones y para estimar los costos sociales y económicos en
caso de no atender el problema desde su origen.

7. RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON LA ECONOMÍA

El vínculo entre crimen y economía es amplio, lleno de aristas y con interesantes problemas teóricos
y empíricos. Por tal razón este artículo busca ofrecer un panorama sobre los alcances y los límites
de este tradicional nexo. La criminología económica toma en cuenta los aspectos políticos, el control
social, las políticas de prevención criminal y la Ley penal como parte de la dinámica del problema de
la criminalidad.

El interés por explicar la criminalidad a partir de condiciones económicas ha estado presente desde
hace mucho tiempo en la historia del pensamiento social. En el siglo XIX, antes de la aparición de
las ciencias sociales, ya se puede encontrar una proto-acepción de la relación entre fenómenos
económicos con la emergencia del concepto de comportamiento desviado. La desviación o el
comportamiento anormal aparecieron como problemas sociales junto con los procesos de
industrialización de la Europa occidental de los siglos XVIII y XIX. Los abruptos cambios en la
estructura social y en la producción económica estuvieron acompañados por el rápido crecimiento
de centros urbanos, la aparición de la criminalidad urbana y el crecimiento de las llamadas nuevas
“clases peligrosas”. Estos productos subóptimos de la industrialización se convirtieron rápidamente
en objeto de estudio del pensamiento social de la época, convirtiéndose así en el primer vínculo
entre procesos económicos y la criminalidad.

Hacia finales del siglo XIX este vínculo ya ocupaba un lugar importante en la agenda de unas
incipientes pero modernas ciencias sociales. De hecho, en la literatura sobre los orígenes del
estudio del crimen existe un consenso en torno a que los primeros trabajos que sistematizaron la
relación entre la economía y el crimen fueron el Ensayo sobre la estadística moral de Francia (Essai
sur la statistique morale de la France, 1833) de André-Michel Guerry y Sobre el hombre y el
desarrollo de sus facultades, un ensayo de física social (Sur l’homme et le développement de ses
facultés, ou Essai de physique sociale, 1835) de Adolphe Quetelet. Estos trabajos, pilares de la
escuela positiva de criminología, también representan la primera aplicación de la escuela clásica de
economía política como una explicación del crimen.
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