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El Principado de Moscú[editar]

Artículo principal: Principado de Moscú

El auge de Moscú[editar]

Kremlin de Moscú bajo Ivan Kalitá

La fecha exacta de la fundación de Moscú es desconocida. La primera mención escrita de


la ciudad está en el Códice de Hipacio de 1147. El 4 de abril de 1147, Yuri Dolgoruki invitó
al príncipe Sviatoslav Ólgovich del Principado de Nóvgorod-Síverski a una reunión militar
en Moscú: "Vengan a mí, hermano, a Moscú!".
Después de nueve años allí, su principado en la frontera, en la confluencia del río
Moscova (en ruso, Moskvá) y el río Neglínnaya, Yuri Dolgoruki decidió construir un castillo
-fortaleza y cronista escribió En 1156, a orillas del río Moscova en una colina se levantó la
primera fortaleza de madera, el Kremlin de Moscú.
Moscú formaba parte del Principado de Vladímir-Súzdal.
Entrada Moscú sustituyó a la aldea Kuchkova, noble - tabernáculos comerciante Stepán
Ivánovich estaba a la mano. Gente de Chudski y de Mordvynski de pueblo Kuchkovo para
comodidad, llamaron Moscú. Ya porque era de pie en el río Moscova. "Moscú [ ... ]
fundada en la sangre y para sorpresa de los enemigos de nuestro reino se hizo famoso.
Ella era conocida desde hace mucho tiempo como Kuchkova. " - escribió Nikolái Karamzín.
Según otros, la primera vez que la ciudad fue mencionada entre el tercer censo de las
tierras que pertenecían a la Horda de Oro, que tuvo lugar en 1272. A finales del siglo XIII,
Moscú era insignificante de liquidación, propiedad de los príncipes más jóvenes de la
dinastía de Súzdal. Por 1303 el principado era extremadamente pequeña.
Daniil Aleksándrovich, el hijo menor de Nevski, fundó el Principado de Moscovia, centrado
en la ciudad de Moscú, que llegaría a expulsar a los tártaros de Rusia. Bien situado en el
entramado fluvial del Este de Europa y rodeado de bosques y marismas que le ofrecían
protección frente al enemigo, Moscovia fue en un principio vasallo del Principado de
Vladímir, pero pronto absorbió a su estado matriz original. Un factor determinante de la
superioridad de Moscovia fue la cooperación entre sus mandatarios y los señores
mongoles, que les garantizaron que el título de Gran Príncipe de Moscú y el control de la
recaudación de impuestos del tributo mongol fueran hereditarios para los descendientes de
Nevski. El prestigio del principado aumentó sobremanera cuando llegó a ser el centro de
la Iglesia ortodoxa rusa. Su líder, el obispo metropolitano, se trasladó de Kiev a Vladímir en
1299, y en 1325 se estableció la base permanente de la Iglesia ortodoxa rusa en Moscú,
durante el reinado de Iván I (Kalitá).
A mediados del siglo XIV, el poder de los mongoles entró en declive, y los grandes
príncipes de Moscovia se sintieron capaces de oponerse abiertamente al yugo mongol. En
1380, en Kulikovo, cerca del río Don, el kan fue derrotado y, aunque esta reñida victoria no
marcó el fin del poderío tártaro en Rusia, infirió enorme fama al Gran Príncipe. El liderazgo
de Moscú estaba firmemente consolidado y su territorio considerablemente expandido
gracias al comercio, la guerra y los matrimonios.
Véase también: Iván I de Rusia

Iván III, el Grande[editar]

Boda de Iván III y Sofía Paleólogo

Durante el siglo XIV, los grandes príncipes de Moscovia empezaron a conquistar tierras
limítrofes para incrementar la población y la riqueza bajo su poder. Quien mejor puso en
práctica esta estrategia fue Iván III el Grande (1462-1505], quien estableció los cimientos
para un nuevo estado ruso. Contemporáneo de los Tudor y otros "nuevos monarcas" en la
Europa Occidental, Iván duplicó las tierras bajo su mandato y proclamó su soberanía
absoluta sobre todos los príncipes y nobles rusos. Tras negarse a pagar más tributos a los
mongoles, Iván emprendió una serie de ataques que abrieron el camino a la completa
derrota de la Horda de Oro, ahora dividida en diversos kanatos. También derrotó a
la República de Pskov y la República de Nóvgorod hasta entonces independientes.
Durante el reinado de Iván III, que había contraído matrimonio con Sofía Paleóloga,
comenzó a gestarse la idea de la Tercera Roma. Sofía era sobrina de Constantino XI, el
último Emperador bizantino e Iván podía reclamar ser el heredero del derrumbado Imperio
Romano de Oriente (Imperio bizantino). Iván compitió con su poderoso rival noroccidental
Lituania por el control de algunos de los principados semiindependientes que formaron la
Rus de Kiev en el Dniéper superior y las llanuras del río Donéts. El abandono de algunos
príncipes, las escaramuzas fronterizas y una larga e interminable guerra con Lituania que
acabaría en 1503 permitieron a Iván III extender al oeste sus dominios, que se triplicaron
durante todo su reinado.
La consolidación interna se complementó con la expansión del estado. Durante el siglo XV,
los gobernantes de Moscú consideraron todo el territorio ruso como su propiedad. Algunos
principados semiindependientes todavía reivindicaban ciertos territorios, pero Iván III forzó
a los menos poderosos a aceptar al gran príncipe de Moscovia y sus descendientes como
líderes indiscutidos con competencias sobre asuntos militares, judiciales y diplomáticos.
Gradualmente, el mandatario moscovita emergió como un líder poderoso y autocrático,
asumiendo el título de «Soberano de toda Rusia» (en ruso: Государь всея Руси, Gosudar
vseyá Rusí).
Durante el reinado de su hijo, Basilio III, Rusia sufría de las incursiones regulares de los
tártaros del Kanato de Crimea y los tártaros del Kanato de Kazán. Las invasiones más
peligrosas ocurrieron en 1517, 1521, 1537, 1538. La amenaza de las incursiones tártaras
no permitía al Principado de Moscú conquistar las regiones al sur con su suelo fértil. Las
decenas de miles de milicianos y los nobles protegieron los límites del sur que eran una
carga pesada para el estado y disminuían también su desarrollo económico y social.
Durante la disputa con Pskov en 1510, el monje Filoféi escribió una carta a Basilio III, hijo
de Iván III, en la que profetizaba que este reino se convertiría en la Tercera Roma,
cristalizando así el sentimiento ruso de herencia con respecto a los bizantinos.

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