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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL DIRECCIÓN

DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR


CENTRO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y
TECNOLÓGICOS NUMERO 16

Tema: Practica integradora 2 CUENTO

No te enamores del rey

Unidad de aprendizaje: Expresión Oral y Escrita II

Grupo: 2TM4 Semestre 02_2023

Integrantes

Apolonio Otamendi Edith Zitlaly

Cañada García Marlene Rubí Del

Ángel Del Ángel Norma Areli

Delgadillo Alarcón Daira Suyay

Hinojosa Muciño Ximena Arleth

Fecha de entrega: 17 de abril del 2023


Era de noche, el jardín parecía más aterrador que antes, ya que en
él se encontraba un hombre muy tenebroso y con una mirada
penetrante que a cualquiera asustaría, quizás si no me hubiera
encontrado en ese lugar; jamás habría encontrado aquello que tanto
anhelaba, sin duda no me arrepiento de nada pues fue el día que
conocí a su alteza Magnus Lacrontte. -exclamo Elizabeth-

En un reino de Alemania llamado Quedliburg donde vivía


Elizabeth Malhore, una joven con una cabellera tan oscura como la
noche, ojos grises resplandecientes, un rostro precioso, una nariz
hermosa, labios delgados y una tez tan blanca como la nieve; sin
duda, una mujer magnifica, pero esa no era la razón principal por
la cual tenía cientos de pretendientes, entre los cuales se
encontraban nobles, baroneses e incluso los duques del Imperio
Alemán, a quienes enamoró por su fuerte carácter, así mismo,
demostraba seguridad de sí misma, era una gran estratega, además
de ser muy inteligente.

Elizabeth, era hija mayor de Enrique Malhore, un antiguo


gobernante de Austria-Hungría, eso la convertía en una princesa, si
bien, la posición de él era muy importante, dado que era un
Emperador exiliado, el cual decidió trabajar en conjunto con el
joven rey para controlar los territorios de Hungría y Rumania,
debido a que iniciaron una guerra para deslindarse del imperio
Alemán de igual manera que el Austrohúngaro, era una situación
caótica e inestable para ellos, a pesar de eso su padre crio a ella y a
sus hermanas con amor y cariño, teniendo un carácter
sobreprotector e incluso estricto hacia ellas, por otro lado al
emperador no le hacía gracia tener que trabajar en conjunto con un
joven rey
mimado, narcisista, con rumores de tener un mal carácter, además
de que se contaba que tenía un pacto con el diablo, puesto que no
había perdido ninguna batalla en campo enemigo, dado que
siempre salía victorioso junto a sus cientos de soldados, por lo
tanto se decía que no le quedo de otra más que entablar una
relación con él para mantenerse invicto en todas sus batallas,
asimismo eso lastimaba su egocentrismo y autoritarismo pues muy
dentro de él siempre pensó que jamás necesitaría la ayuda de
alguien para gobernar su Imperio más aún ahora que era un
emperador exiliado.

Así pues tenía una estricta regla con todas sus hijas, ninguna de
ellas podía enamorarse del rey Magnus ni siquiera tener contacto
con él, y para convencerlas les decía pura habladuría de él, como
que era un mujeriego con cientos de concubinas a su disposición,
un zopenco, también alguien horripilante que carecía de un rostro
atractivo.

Elizabeth siempre se reía internamente cuando su padre hablaba


sobre el rey Magnus, pues sabía que todo era falso además solo lo
decía para que sus hermanas pequeñas no tuvieran interés en él ni
en nadie, aunque algo era cierto, su padre le advirtió que jamás se
cruzara con el rey porque al parecer siempre cargaba con un aura
triste y tenebrosa, sin compasión.

Por otra parte, ella se encontraba intrigada y extasiada con


Magnus; pues por todas partes decían que era el mejor estratega ya
que nadie podía contra su ejército, por otro lado, sus súbditos
aducían lo guapo e inteligente que era.

Tiempo después el Emperador Enrique Malhore fue invitado al


palacio donde se daría el primer congreso en el que se
decidiría el futuro de la guerra que se estaba cursando, el con dolor
en su alma tuvo que llevar a Elizabeth pues si el moría por una
causa ajena ella seria la emperatriz exiliada del imperio
Austrohúngaro y así aseguraría la lealtad del emperador al reino de
Alemania.

Días después de la reunión principal del congreso, Elizabeth en


una tarde se dispuso a conocer los famosos jardines de pandora que
yacían en el lado oeste del palacio, al llegar se deslumbró por tan
hermoso paisaje y un espléndido atardecer que contrastaban juntos,
mientras caminaba se encontró con la silueta de una mujer
hermosa, con gran porte con una cabellera rubia como el sol, la
curiosidad le gano y decidió hablar con ella, al acercarse un poco
más, se dio cuenta que no era una simple noble si no que te trataba
de la infanta Emily, la prima del Rey Magnus, al principio fue
difícil reconocerla puesto que estaba de espaldas, pero al ver su
hermoso rostro con aquellos ojos color miel, nariz pequeña de
igual forma que una tez blanca como la nieve no hubo ninguna
duda de que era ella ya que la había visto en cientos de libros y
retratos de la familia Lacrontte…

De repente, Emily al darse cuenta de su presencia se quedó atónita


al tener de enfrente a Elizabeth, inmediatamente la saludó e inició
una charla con ella.

-Buenas tardes princesa -entusiasmada le saludo Emily-

- ¡Hola Emily! Es un gusto conocerte


*Emily un poco confundida ya que no imagino que ella pudiera conocerla*

- ¡Wow! Es una gran sorpresa que me reconocieras -exclamó


Emily-
*con una pequeña risa le respondió Elizabeth*

-Claro que no es así, te he visto en cientos de retratos junto a la


familia real, el gusto es mío, es realmente alucinante conocer a la
hija del duque de Baviera, es un poco incómodo decirlo aquí pero
realmente admiro a tu padre, es un gran comandante.

*con una comisura en los labios y una mirada de agrado le


respondió la infanta Emily*

-Tal y como había escuchado, realmente eres muy perspicaz


princesa, no por nada es que todos te conocen como la más sabia
del reino, además de ser quien está detrás de los ataques al
enemigo ayudando al Emperador.

-Bueno creo que es una exageración y habladuría con respecto al


ser las más sabia, pero tengo que admitir que soy la estratega de mi
padre, aunque más bien es una obligación al ser la emperatriz
sucesora, si es que llego a serlo.

-Mmm, a decir verdad, realmente se ve que disfrutas ese cargo,


pero dejando de lado eso que te parece entrar a tomar unos
bocadillos ya que está anocheciendo, sirve de que nos conocemos
más.

-Claro, voy enseguida solo me quedare un rato más a contemplar el


jardín, no es algo que se vea todos los días, escuche que algunas
flores solo brotan de noche.

-Así es estas en lo correcto, en ese caso te espero en el comedor


principal.

Al marcharse la infanta, Elizabeth empezó a explorar más el jardín


por otra parte estaba atónita al ver los hermosos rosales y muchas
plantas que jamás había visto, en eso se le
vino a la mente que la prima del rey era una persona muy alegre e
incluso amable, creía que cualquiera la confundiría con una niña;
pues tenía una corta estatura, pero era mayor que Elizabeth.

En eso se percató que estaba completamente obscuro el jardín, no


le daba miedo, pero el jardín lucía más angosto y tenebroso de lo
normal, en ese momento sintió la presencia de alguien, pero
realmente no se encontraba nadie a su alrededor así que creyó que
había sido solamente su imaginación, pero de repente algo tocó su
hombro, del asombro de repente cayó en el césped y soltó un grito.

- ¡Ahhhhhhhh!

- ¿Qué haces aquí? Solo puede entrar la familia real -una voz
masculina y tétrica le habló-

*al parecer el hombre se escuchaba realmente molesto*

-Realmente lo siento en seguida me retiro -respondió Elizabeth-

*entonces la figura del hombre se ilumino, puesto que había


prendido una linterna*

Elizabeth se quedó atónita y con los ojos muy abiertos, por otra
parte se dio cuenta que era su alteza el Rey Magnus, en ese
momento se quedó sorprendida pero un escalofriante miedo
comenzó a recorrer todo su cuerpo, ella estaba muy avergonzada,
pues cayó enfrente del rey, para el colmo estaba en una zona
restringida, pero lo más importante era que estaba asombrada por
el hombre que tenía enfrente, lo miraba de los pies a la cabeza dado
que era tal y como decían sus súbditos; un hombre realmente
atractivo, alto, cabello
rubio como el oro también con un cuerpo musculoso, por más que
quería apartar los ojos no podía menos con el viéndola con una
mirada fulminante que enaltecían los ojos del rey, entre azules y
violeta era como el acanto de Plinio, dulces casi fluidos que se
entornaban ahora para mirar a Elizabeth.

Ella se encontraba muy aturdida de pronto recordando algo que


dijo su padre “el carga con un aura triste y tenebrosa sin
compasión”, claro que la tenía, pero vio algo más a través de sus
ojos, un hombre errático, pero a la vez con miedo.

En eso Magnus con una mirada más relajada y risueña se dirige a


ella y le dice:

- ¿Qué pasa?, te vas a quedar ahí sentada en el césped


desnudándome con la mirada, jajajajaja.

*Elizabeth con el rostro completamente rojo por la vergüenza


enseguida trato de levantarse, pero de repente algo la alcanzo
tomándola por la cintura y su mano, ella absorta con esa acción
pareciera que le iba a reclamar al rey, en eso él le dirige unas
palabras a ella con una voz de ternura. *

-Realmente lamento haberla asustado señorita Malhore, si me


permite opinar algo he de decir que tiene unos ojos negros
hermosos que resplandecen a la luz de la luna, si quieres puedes
quedarte un rato más aquí, pero si te interesa permíteme invitarte
una taza de té como muestra de mis más sinceras disculpas.

*Ella seguía aturdida por todo lo que estaba pasando, si bien todos
en el reino decían que era frio y amargado a ella no le pareció así,
era más bien alguien muy encantador, pero dejando de lado eso
rápidamente se inclinó y con una voz de respeto y encantadora le
dijo: *
-Buenas noches su alteza, lamentó todo lo ocurrido y también
acepto sus disculpas, por otra parte, me disculpo no poder tomar
una taza de té con usted, comeré unos bocadillos con la infanta
Emily.

-Si ese es el caso vayamos a comer los tres, pero antes de irnos
quiero pedirte un favor, no seas tan formal conmigo solo llámame,
Magnus -exclamo el rey con una voz entusiasmada y
risueña-

-Si así lo desea Magnus, vayamos juntos al comedor principal.

*mientras los dos se dirigían al comedor con un ambiente un poco


incomodo entre ellos, al llegar Emily ya la estaba esperando, al
verlos se quedó atónita por el panorama que estaba presenciando
pues a la vista de todos parecían dos jóvenes avergonzados uno del
otro, con curiosidad y fervor les dijo unas palabras.

-Veo que ya se conocieron, si es así cenemos y charlemos juntos.

Y así fue, la comida era realmente deliciosa y la conversación entre


ellos fluía de manera natural, por añadidura había algo que no se
podía negar era que la princesa no paraba de ver a Magnus, al
terminar la cena Elizabeth despidiéndose de los dos decidió
retirarse temprano para no preocupar a su padre, pero antes de irse
le hizo una pregunta al rey.

-Magnus tengo una duda ¿Por qué tomo la iniciativa de hablarme?,


pensé que era algo cohibido.

-Bueno, no es como si todos los días tuviera frente a mí a la mujer


más sabia de todo el reino, realmente espero volver a
verte y jugar una partida de ajedrez con la gran princesa estratega.

-Gracias también espero volver a vernos

-Una cosa más, solo le permito a mis padres que me llamen


Magnus, así que permíteme llamarte Liz y que te parece vernos
más seguido en la villa de Baviera.

-Claro

Y así Elizabeth se fue, las semanas transcurrían y se encontraban


en la villa cada vez más seguido, algunas veces solo jugaban
ajedrez otras a pasar toda la tarde charlando, sin embargo, ella se
reunía con él a escondidas por las estrictas reglas de su padre un
día confronto a su hija con solo unas cuantas palabras “si esto
realmente te hace feliz no te detendré”.

Las semanas pasaban y Magnus se enamoraba cada vez más fuerte


de ella, al cabo de unos meses ya tenían una relación formal e
incluso anunciada a todo el reino que incluso se rumoreaba por
todos lados que sería la próxima reina es mas todo el pueblo estaba
feliz con ello ya que Elizabeth tenía mucho renombre al ser muy
sabia aún más por estar instruida toda su vida para ser Emperatriz.

Si bien tenían poco más de año y medio de haberse conocido para


Magnus era lo suficiente para casarse con esa mujer tan bella, en
cambio Elizabeth se encontraba muy triste e inquieta por como
transcurría su relación con el rey, tenía miedo que algún día se
separaran pues era la primera vez que ella sentía una fuerte
atracción por él y un inmenso amor también, por este motivo hacia
todo lo posible para asistir a congresos, fiestas de té, e incluso
bailes en los que podría tener una
imagen más apta para ser la próxima reina de Alemania, aunque
sabía que se haría daño ella misma creándose ilusiones de que
podría llegar a ser la esposa de Magnus muy en el fondo lo
anhelaba, por otro lado, Emily le daba muchos ánimos platicándole
que desde el principio su primo había quedado flechado por ella
puesto que desde que se conocieron tuvo un trato especial con
Elizabeth ya que él siempre gozaba de una actitud fría y amargada
con todos menos con ella.

Y así transcurrieron semanas hasta que llego la primavera, para


Magnus era el momento perfecto para pedirle que se case con ella
que incluso ya lo tenía planeado que hasta fantaseaba todos los días
en como seria su vida más adelante con ella, cuantos hijos tendrían
o como gobernarían al pueblo, él no podría estar tan gratificado de
poder conocer a esa bella mujer, y entre tanto revuelo por fin se
decidió a visitar al padre de su amada para poder pedir la mano de
Liz más la bendición para poder casarse, tiempo después al fin
llego el día, estaba muy nervioso por otra parte tenía miedo de que
el Emperador no le concediera la bendición de casarse, estaba
sintiendo una emoción extraña que jamás pensó en experimentar,
el joven rey titubeaba cada vez que hablaba con él, no obstante los
días transcurrían y el Emperador rechazaba tener una charla con él,
pues ya sabía lo que pretendía Magnus, hasta que por fin después
de tres semanas de ir todos los días a la residencia Malhore
Enrique le concedió el permiso de pedir la mano de Elizabeth,
enseguida sin perder ni un minuto más el rey organizó un gran
banquete en el jardín donde se conocieron por primera vez ellos
dos, más tarde invito a su querida Liz al palacio con la excusa de
tener una cena romántica, posteriormente Carlos
que era el mayordomo de la familia Lacrontte dirigió a la princesa
al jardín de pandora, ella estaba muy intrigada y emocionada pues
no podía evitar recordar aquel momento en el que se conocieron,
en eso algo brillante estaba en el fondo del jardín al dirigirse de
pronto todo el jardín se ilumino con linternas color violeta que
combinaban perfecto con el jardín más aun estando ahora en
primavera, en eso ve Magnus viniendo hacia ella con la cabeza
cabizbaja para poder esconder su sonrojo y nerviosismo. De pronto
los dos se miraron fijamente, no pudieron evitar soltar una sonrisa,
en eso el con las piernas temblorosas se arrodillo tomo la mano de
Liz enseguida con una voz agitada hasta temblorosa le dijo.

-Con esta mano yo sostendré tus anhelos, tu copa nunca estará


vacía porque yo seré tu vino con estas linternas alumbraré tu
camino en la oscuridad y con este anillo, te pido que seas mi
esposa porque mi corazón es más fuerte ahora que estás en él, si
algún día llego a morir incluso en la otra vida siempre te buscare.

*Elizabeth estaba pasmado con la imagen que tenía enfrente de


ella, jamás pensó ver al rey en este estado, que incluso poseía
lágrimas en los ojos y eso se le hacía muy tierno, rápidamente le
contesto diciéndole. *

-De estas, y mil formas más voy amarte, hoy y cada día de mi vida.
Incluso cuando mi corazón deje de latir está alma seguirá siendo
fiel a ti, a nuestro amor gracias por amarme tanto Magnus.

-Al contrario, gracias por querer a este hombre tan amargado mi


querida reina.
*posteriormente los dos se abrazaron y se dieron varios roces en
los labios*

Ellos sabían que la situación actual no permitía que se casaran tan


apresuradamente y menos con una guerra en curso pero a ellos no
les importo ya verían como solucionar ese problema, tiempo
después el matrimonio fue anunciado al reino, por otra parte el rey
organizo decenas de banquetes en el palacio para todo el pueblo
entonces en un parpadeo los dos ya estaban en el altar, Magnus no
podía evitar que salieran unas cuantas lágrimas al ver a esa
hermosa mujer vestida de blanco con unos ojos como la obsidiana
que a cualquiera enamoraría.

La boda fue una de las más hermosas que el reino haya visto en
mucho tiempo. Elizabeth y Magnus se juraron amor eterno frente a
toda la corte, se encontraban invitados que habían venido de todas
partes del reino para celebrar su amor. A pesar de todo, el final no
fue completamente feliz, ya que el emperador Enrique falleció
poco después de la boda. Pero ellos dos sabían que tenían el uno al
otro, y eso era suficiente para enfrentar cualquier desafío
que la vida pudiera presentarles.
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR
CENTRO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS NO. 16 “HIDALGO”

LISTA DE COTEJO

INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN PARA LA REDACCIÓN DEL


CUENTO

DATOS GENERALES DEL PROCESO DE EVALUACIÓN

Unidad de aprendizaje: Expresión Oral y Escrita II Grupo: Semestre 2023_2

Nombre del Docente: Nombre del alumno(a):

Porcentaje
Porcentaje Características a cumplir OBSERVACIONES
Obtenido
Realiza la entrega el día solicitado por el Docente. Tiene

una portada con las siguientes especificaciones.


5%
Nombre de la institución, escudo del IPN y del CECYT, título del
cuento, nombre de los integrantes del equipo (comenzando por
apellido en orden alfabético), grupo y fecha de entrega.

5%
El título es creativo, llama la atención y está relacionado con el tema.

Presenta un principio, desarrollo y cierre. Las acciones suceden con un


8% orden coherente y con transiciones claras. (1300 a 1500 palabras).

El cuento sorprende por su originalidad, sus ideas y creatividad.


8%
Las ideas desarrolladas se derivan de una idea principal o central.

Los personajes están bien descritos (física y psicológicamente). Se


8% distingue claramente entre personajes principales y secundario, El
espacio esta descrito en de manera topográfica.

Emplea figuras literarias (metáfora, comparación, alegoría, epíteto,


8% prosopopeya, paradoja, hipérbole). Mínimo tres recursos de los
mencionados.

El cuento se describió con buen uso de signos gramaticales y reglas


8% ortográficas.
Se maneja un lenguaje adecuado y ameno.
Agrega una cantidad apropiada de diálogos.
CALIFICACIÓN:
50%

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