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TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:

“PATENTAMIENTO DE SEMILLAS DE CANNABIS. ANÁLISIS DEL CASO


COLOMBIANO”

Alumnas: Sol Irina Martinez, Da Silva Ruth Candela, Sofia Caligari Sosa, Aldana
Blanco.
Profesora: Mónica Gertrudis Witthaus
Materia: Propiedad Intelectual y Derecho de la Propiedad Industrial.
Comisión: 0327

Introducción

Durante las últimas décadas han aparecido muchísimas variaciones genéticas y un


incremento en la producción de plantas de cannabis. Esta gama de opciones
responden a una forma de conseguir nuevas oportunidades en el mercado, generar
diversidad al consumidor y suplir un mercado demandante y dinámico.
Asimismo, han surgido nuevas ventajas en el desarrollo de genéticas con un gran
porcentaje de CBD en sus tricomas (finos crecimientos o apéndices de la planta) para
el uso medicinal. En un cigarrillo de marihuana o conocido en la jerga popular como
“porro” encontramos diferentes tipos de cannabinoides. Uno es el THC
(tetrahidrocannabinol) y otro el CBD (cannabidiol). El primero es la sustancia que
genera el efecto psicotrópico, asociada a fines recreativos, y la segunda posee
propiedades medicinales.
El CBD es uno de los 113 cannabinoides que se encuentran en la planta cannabis
sativa, y representa hasta el 40% del extracto de la planta. En nuestro país, desde
diciembre del 2021, se comercializa en todas las farmacias de la provincia el producto
“Cannava CBD10”, el cual trata no solo epilepsia sino también dolores crónicos,
ansiedad, entre otros diagnósticos1. Ahora bien, esto evidencia que ha aparecido un
nuevo actor en la escena de la industria relacionada al cannabis: la industria
farmacéutica. La causa de esta aparición es debido a la modificación de las leyes, en
distintos países, que habilitan legalmente la aplicación de la planta de cannabis en
alguno de sus usos (desarrollo e investigación, producción para uso recreativo,
plantaciones, entre otras).
La aparición de este nuevo marco regulatorio fue la llave para que las empresas del
sector privado y del sector público decidieran abrir la puerta a invertir en el desarrollo y
la investigación de esta área. De lo anteriormente dicho se desprende que el sector
farmacéutico se encuentra en la primera posición a la hora de calcular qué sectores
han invertido con mayor énfasis; el enfoque de la inversión está dado en el potencial
que tiene esta planta para aumentar la calidad de vida en ciertas enfermedades ya
conocidas tales como las convulsiones refractarias, los dolores crónicos, glaucoma, etc.
El campo de expansión para la industria del cannabis no termina con el mercado
medicinal; también puede ser empleado con fines cosméticos, fibras textiles, ropa y
calzado, biocombustibles, alimentación animal, materiales de construcción, papel,
fertilizantes, partes automotrices y bioplásticos, entre muchas otras más.
Debemos también advertir que a esta industria se le suman las empresas que
previamente ya se dedicaban a generar semillas y modificar la genética de estas, las
cuales hallaron una nueva veta para participar en el mercado.

Marco regulatorio de la planta de cannabis y sus derivados en nuestro país

La Ley N° 27.350 faculta al INASE (Instituto Nacional de Semillas) a regular las


condiciones de producción, difusión, manejo y acondicionamiento de los órganos de
propagación de esta especie que permitan la trazabilidad de productos vegetales. La
ley tiene el objeto de establecer un marco regulatorio para la investigación médica y
científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis
y sus derivados, garantizando y promoviendo el cuidado integral de la salud. También,
crea en la órbita del Ministerio de Salud, el Programa Nacional para el Estudio y la
Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, sus derivados y tratamientos
no convencionales. Además, la ANMAT permitirá la importación de aceite de cannabis

1
Diario “El Cronista”: Cannabis Medicinal: Anmat habilita la primera planta industrial de
producción y procesamiento farmacéutico. Disponible en:
https://www.cronista.com/economia-politica/cannabis-medicinal-anmat-habilita-la-primera-planta-indu
strial-de-produccion-y-procesamiento-farmaceutico/#:~:text=CANNABIS%20MEDICINAL%3A%20QU
%C3%89%20PRODUCEN,cr%C3%B3nicos%2C%20ansiedad%2C%20entre%20otros.
y sus derivados, cuando sea requerida por pacientes que presenten las patologías
contempladas en el programa y cuenten con la indicación médica pertinente.
Ahora bien, la ley anteriormente expuesta significó un paso fundamental para lograr el
acceso legal a las semillas de Cannabis Sativa L. El siguiente paso es la
reglamentación del circuito de comercialización para garantizar la trazabilidad de la
semilla, a la que tendrán acceso usuarios que se encuentren registrados en el
REPROCAN (Registro del Programa de Cannabis) y los proyectos de investigación con
aprobación del Ministerio de Salud.
Las inscripciones deben hacerse en el marco de la Resolución N° 140/2021 la cual
encomienda al INASE a identificar, caracterizar y registrar, en el caso de que esto
corresponda, el germoplasma nacional de Cannabis sativa L. Esta resolución es
reglamentada por la Resolución INASE N° 413/2021 que establece que el INASE será
la encargada de realizar el relevamiento y podrá identificar y registrar el germoplasma
nacional de cannabis. Cabe recodar que el INASE no inscribe semillas, sino
variedades.
El Registro Nacional de Comercio y Fiscalización de Semillas está destinado a toda
aquella persona física o jurídica que importe o exporte, produzca semilla fiscalizada,
procese, analice, identifica y/o venda semilla. En el caso del Cannabis sativa L. las
variedades inscriptas se podrán comercializar dentro del marco de la Ley N° 27.350
(proyectos aprobados por el Ministerio de Salud y usuarios del REPROCAN). Pero
detengamos aquí, si lo que se quiere es proteger una nueva variedad proveniente de la
planta de cannabis, la misma se debe inscribir en el Registro Nacional de Propiedad de
Cultivares, entidad que nos extenderá (si se cumplen todos los requisitos: ser diferente,
homogénea, estable, poseer novedad comercial, denominación y pago de aranceles)
un título de propiedad. El solicitante obtiene derechos de obtentor sobre la misma por el
plazo de 20 años. La inscripción de un cultivar en este registro, no lo habilita para su
comercialización.
La inscripción se divide en dos categorías específicas:
● H de productor bajo condiciones controladas: en el caso de los proyectos de
actividades de investigación con cannabis medicinal dentro del marco de la Ley
N° 27.350.
● A - Criadero: en el caso de productores u obtentores que realicen
investigaciones o fitomejoramiento con Cannabis sativa L. para posteriormente
producir semillas para la inscripción de variedades. Estos serán quienes podrán
vender semillas.
Entre otros de los requisitos necesarios para la inscripción como criador, lo es la
cantidad de parcelas. Para la inscripción del Cannabis son necesarias 2 parcelas de
200 plantas cada una en el caso de variedades propagadas por semillas, y 2 parcelas
de 4 plantas cada una para las que son propagadas de manera gamica. Además, se
exige la participación de un ingeniero agrónomo patrocinante matriculado.

Análisis de derecho comparado: Caso Colombia

Actualmente en nuestro país no está permitido el cultivo para consumo


adulto-recreativo, ni el registro o comercialización de semillas para tal fin. Sin embargo,
nos encontramos con que en Colombia es legal el uso de semillas para siembra y
cultivos de plantas de cannabis para fines médicos y científicos, incluyendo tanto
cannabis psicoactivo como no psicoactivo (con THC<1%). Asimismo, también es legal
la fabricación de derivados, y su venta en el mercado local externo. Actualmente la
normativa colombiana establece preferencias para los pequeños y medianos
productores cultivadores, productores y comercializadores de cannabis medicinal.
Los productores de cannabis colombianos necesitan, para ingresar al mercado,
licencias. Las mismas son otorgadas por un plazo de 5 años y son renovables. Las
instituciones encargadas de expedir licencias son el Instituto Nacional de Vigilancia de
Medicamentos y Alimentos (INVIMA) y el Ministerio de Justicia y Derecho. El Ministerio
destina las licencias para la comercialización de semillas y el cultivo de cannabis
psicoactivo y no psicoactivo. Y por su lado, el INVIMA se encuentra en la órbita del
Ministerio de Salud y Protección social, y su tarea es el procesamiento y seguimiento
de licencias relacionadas con la producción de derivados de cannabis. A su vez, se
encarga de la certificación de buenas prácticas manufactureras requerida para la
autorización de funcionamiento de laboratorios farmacéuticos.
Ahora bien, si lo que se pretende es cultivar o fabricar derivados de cannabis donde el
contenido de THC sea mayor al 1% deben solicitarse los denominados cupos. Los
cupos tienen una duración de un año de duración, y pueden obtenerse prórrogas. Los
mismos son administrados por el Grupo Técnico de Cupos del cual forman parte los
Ministerios de Justicia y Salud, el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario), el INVIMA y
el Fondo Nacional de Estupefacientes (FNE). Cabe destacar, que si lo que se cultiva es
cannabis no psicoactivos no requieren cupos.

Un párrafo aparte merece la cuestión del derecho del obtentor en Colombia. En dicho
país, el régimen de propiedad intelectual está conformado principalmente por las
normas que dicta la Comunidad Andina de Naciones, especialmente la Decisión Andina
345 de 1993 en derechos de obtentor sobre variedades vegetales. Esta última define
como variedad a un “…Conjunto de individuos botánicos cultivados que se distinguen
por determinados caracteres morfológicos, fisiológicos, citológicos, químicos, que se
pueden perpetuar por reproducción, multiplicación o propagación…”. A su vez, esta
decisión establece que “Los Países Miembros otorgarán certificados de obtentor a las
personas que hayan creado variedades vegetales, cuando éstas sean nuevas,
homogéneas, distinguibles y estables y se le hubiese asignado una denominación que
constituya su designación genérica.” Es decir, que en Colombia, solamente se puede
hacer uso de los derechos de obtentor vegetal para proteger las nuevas variedades
siempre y cuando cumplan con las condiciones de la Decisión 345 de 1993 de la CAN.
La entidad encargada de otorgar el certificado de obtentor en Colombia es el ICA.
Al haberse adoptado la Decisión 486 del 200 de la Comunidad Andina, que establece
que ni las plantas y ninguna de sus partes son objeto de patente, las semillas de
cannabis no pueden ser patentadas, pero si pueden obtener el Certificado de Obtentor
Vegetal lo que garantiza la protección a la industria y a la inversión frente a terceros,
para evitar actos de reproducción y multiplicación de las semillas que dan origen a la
industria.

Conclusiones

A través del análisis del marco regulatorio vigente en nuestro país sobre el manejo de
los productos del cannabis y sus derivados, debemos destacar que si lo que se quiere
es profundizar el avance en esta industria, el primer paso es legalizar su cultivo,
procesamiento, transporte, venta y utilización. Esto permitirá que tanto emprendedores
privados, empresas y organismos públicos, instituciones del sistema de salud y
universidades y centros de investigación tengan la posibilidad de explotar las
posibilidades tecnológicas, productivas y comerciales de la planta. Esta posibilidad
implica generar desarrollos innovadores, y a su vez, aprovechar oportunidades de
negocios en el mercado interno y también en los internacionales.
Bibliografía

López, A. y Gómez Roca, S. La cadena de valor del cannabis: situación y tendencias


internacionales y oportunidades para la Argentina. Policy paper – Consejo para el
Cambio Estructural MDP, diciembre 2020. Ministerio de Desarrollo Productivo.

Soto Casteblanco, N. (10 de octubre de 2018). El ABC del acceso al cannabis en


Colombia. Asuntos: Legales. Disponible en:
https://www.asuntoslegales.com.co/consultorio/el-abc-del-acceso-al-cannabisen-colomb
ia-2780125

López, A. (2019). Narcoeconomía: aportes para un debate informado y una agenda de


investigación sobre mercados e impactos de las políticas públicas. Centro de Estudios
para el Cambio Estructural, Documento de Trabajo.

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