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EFICIENCIA DE LA LEY DEL TALION EN COMUNIDADES ANTIGUAS

JHON ERICK BARACALDO SEGURA

UNIVERSIDAD DEL SINU ELIAS BECHARA ZAINUN


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
DERECHO-PRIMER SEMESTRE
2020
Contenido
INTRODUCCION..................................................................................................................4
JUSTIFICACION...................................................................................................................5
OBJETIVOS...........................................................................................................................6
OBJETIVO GENERAL......................................................................................................6
OBJETIVOS ESPECIFICOS..............................................................................................6
DESARROLLO......................................................................................................................7
CONCLUSION.....................................................................................................................10
INTRODUCCION
Indefinidamente por la era, el lugar o la cultura, el hombre siempre debe adoptar un sistema
retroactivo en el simple convivir con los demás. Aun mas de mano en la historia de la
humanidad, se han creado reglas, normativas y tradiciones para preservar de ante mano el
sano vivir; claro, estos siempre llevando evolución en el campo jurídico. Y por ello el
objeto de estudio del siguiente proyecto es La ley del talión (“ojo por ojo”), si bien hasta
el momento se sabe que fue contemplada por primera vez dentro del Código Hammurabi y
posteriormente en la ley de las doce tablas, además dando paso concreto a la indemnización
civil. Aunque fue aplicado en ciertos intervalos de la historia. En realidad ¿qué impacto se
obtuvo con su aplicabilidad? Y ¿Cuál fue su eficiencia lograda? Estos serán preguntas que
responderemos de ante mano con algunos autores.
JUSTIFICACION
La ley del Talion es el nombre de un principio que indica que cuando una persona inflige a
otra un daño debe recibir exactamente el mismo daño que ha causado. El origen
etimológico de “talión” se halla en una palabra de la lengua latina, que es talis o tale y
significa “idéntico”.
Su coherencia jurídica se basaba en la igualdad proporcional de daño; de ahí la gran celebre
frase “Ojo por ojo, diente por diente”, por ello el vínculo jurídico se situaba de manera
bilateral, si el deudor (dañante) atentaba en contra del bienestar de otro, teniendo en cuenta
los prejuicios y daño provocados, el victimario mediante a la ley del Talion otorgaba
derechos de reacción (proporcionar los mismos daños cometidos al dañante). Y justamente
el propósito normativo decaerá en estudio de este proyecto para retratar de una mejor
manera los antecedentes jurídicos en la antigüedad. Por otro lado, se busca mediante
aportes de planteamientos de juristas un análisis exhaustivo de la ley Talion, en aras de
abarcar la eficiencia lograda en su normatividad dentro de la sociedad primitiva.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Analizar en detalle la eficiencia de la ley del Talion en el antiguo sistema jurídico.

OBJETIVOS ESPECIFICOS
1. Conceptuar el Codigo Hammurabi, en conjunto con la ley de las doce tablas en pro
de enfatizar de una mejor manera la normatividad y criterio de la ley del Talion.
2. Explicar la ley del Talion mediante distintos planteamientos en aras de recrear un
vínculo teórico que estimule las muchas interpretaciones de las posibles fallas
dentro de una sociedad civil.
3. examinar las muchas circunstancias en que se aplicaba la ley del Talion para así
proporcionar cierta eficiencia normativa y social en el contexto judicial.
DESARROLLO
La ley del talión (“ojo por ojo”) estaba extendida por todo el mundo antiguo. Dice Parisi
que, aunque hoy se concibe esta regla de revancha como salvaje, representó un avance en el
Derecho antiguo ya que redujo la retribución – el “castigo” – por un acto injusto o dañino a
cuantías proporcionales (2001). Sobre todo, la Ley del Talión permitió medir los daños,
calcular las indemnizaciones a falta de “precios” de mercado para los mismos, es decir, en
el ámbito de las relaciones humanas que no eran voluntarias (lo que hoy conocemos como
el Derecho de la responsabilidad extracontractual). Su relevancia en el mundo antiguo era
enorme ya que abarcaba la mayor parte de las interacciones entre los miembros del grupo.
Disponer de un sistema de determinación de los daños era de la mayor importancia para
salvaguardar la paz social.
Conseguir que la medida (de los daños) sea correcta y que ambas partes así lo perciban da
lugar a formas extraordinariamente sutiles de evaluar y compensar los daños. La
preocupación por lo difícil que es encontrar equivalencias está en el centro de los sistemas
jurídicos primitivos, y no es algo que hayamos resuelto adecuadamente ni siquiera hoy en
día.
Con más precisión, dice Parisi (2001):
“La ley del Talión en este período cumple dos funciones: por un lado, crea un tope o límite
superior a la justicia retributiva: sólo puede exigirse una vida a cambio de una vida, no se
puede exigir más. Por otro, garantiza un castigo mínimo al delincuente: no menos de lo
que la Ley exige”.
Que posteriormente continua Miller (2010) diciendo que Parisi sostiene que la proporción
de uno a uno impuesta por la lex talionis se ocupaba de un problema de inestabilidad
dinámica en sistemas más antiguos con multiplicadores taliónicos superiores a uno, que
tendían a conducir a comportamientos destructivos. A continuación, demuestra que, una
vez establecida la lex talionis, las partes en una controversia tenían la oportunidad de
entablar negociaciones privadas en torno a la norma. Dado que, más allá de satisfacer las
ansias de venganza, la víctima no consigue nada infligiendo el mismo daño al causante y
que éste incurre en un coste considerable, las partes pueden mejorar el bienestar conjunto
acordando algún tipo de compensación monetaria, proceso de negociación en el que, según
conjetura Parisi , dio lugar a que se desarrollaran posteriormente sistemas de compensación
monetaria y, mucho después, tablas de sanciones pecuniarias fijas.
Dice Parisi que “una vez legalizada y regulada” la ley del Talión, las prácticas consistentes
en la revancha física (en sacar el ojo al que te ha sacado el ojo literalmente) tendieron a
desaparecer. La razón se encuentra en que la gente no obtiene utilidad alguna de sacarle el
ojo al que te ha herido. La negociación de una indemnización monetaria aparece como una
alternativa obvia y una garantía para la víctima de que el causante del daño cumplirá
pagando la indemnización.
¿Recuerdan lo de Ihering y su explicación de la salvaje regla romana de la Ley de las doce
tablas “Tertiis nundinis partis secanto si plus minusve secuerunt, se fraude esto”? Tabla 3,
nº 6 de la Ley de las doce tablas: “Al tercer día de mercado, los acreedores pueden
descuartizar al deudor. Si los pedazos no resultan iguales no sea fraude” que generaba en
los acreedores los incentivos para ponerse de acuerdo sobre el destino óptimo que dar al
deudor. ¿De qué le servía a un acreedor llevarse un dedo o una mano del deudor
descuartizado? Por otro lado, téngase en cuenta que, como también nos cuenta Ihering, en
el Derecho Romano, los acreedores no podían ejecutar el patrimonio del deudor – porque el
patrimonio era familiar, no individual – de modo que las reacciones al incumplimiento o a
la acusación de un daño por parte de los acreedores o de las víctimas de la conducta dañosa
iban dirigidas a lograr que la familia – la gens – del deudor pagara la deuda. Si los
acreedores se propasaban en la utilización de los drásticos remedios que la Ley les ofrecía
(vender al deudor como esclavo o descuartizarlo), podían atraer sobre sí – dice también
Ihering – la ira del pueblo. Es decir, el control social de la autotutela de los acreedores o las
víctimas jugaba también un papel relevante. Cualquiera de los que “observaban” a los que
se tomaban la justicia por su mano podría verse, algún día, en la posición del deudor y, por
tanto, no estaban interesados en que se recurriese a la esclavización o al descuartizamiento
con facilidad. Cuando la imposición de las sanciones no está centralizada, “el efecto
preventivo sólo funciona si puedes estar seguro de que alguien te vengará cuando tu sufres
una afrenta”. Cuando las sanciones se centralizan – es el rey el que imparte justicia – “los
reyes se enfrentan a la difícil tarea de crear patrones uniformes que puedan aplicarse
imparcialmente en todos los casos “.

Dice también Parisi que, “a pesar de que se fije en 1:1 el nivel máximo de revancha, la ley
del talión no induce niveles subóptimos de prevención “, aunque lo intuitivo es considerar
que, si el dañante puede contar con que la probabilidad de que le pillen no es del 100 %,
una sanción consistente en pagar algo equivalente al valor de lo dañado no induciría un
nivel óptimo de cuidado – en evitar producir los daños -. La razón es, según Parisi, que en
los daños corporales o en los daños no intencionados, el beneficio que obtiene el dañante es
inferior al perjuicio que causa a la víctima, por lo que, simplemente, obligar a compensar a
las víctimas genera los incentivos adecuados en los dañantes (“la ley del talión no se
aplicaba a los casos de robo”). El diseño de la Ley trataba de minimizar la “autotutela” y así
se explicaría, según Parisi, que el ladrón pillado in fraganti tuviera una pena muy superior
al que es descubierto mucho después de haber robado (Posner dice que la distinta pena trata
de reducir errores: es indudable que el ladrón pillado in fraganti es el ladrón, pero es mucho
más difícil determinar si un objeto fue robado hace años por su actual poseedor). Y una
ventaja adicional de la Ley del Talión es que no había que medir nada ni preocuparse por lo
rico o pobre que fuera el dañante, o sea, era de aplicación sencilla. Su sencillez y
coherencia con el sentido más elemental de justicia explica su enorme extensión en la
antigüedad. Por último, Parisi explica por qué la Ley del Talión no daba lugar a extorsiones
por parte de las víctimas
En primer lugar, si el malhechor prefería sufrir sanciones físicas en lugar de pagar la
indemnización pecuniaria exigida por la víctima, sería irracional que ésta rechazara una
oferta menor de indemnización y llevara a cabo el talión. … En un juego repetitivo, la
imposición de sanciones físicas no haría más efectivas las futuras amenazas de
represalias… En segundo lugar, y de manera más convincente, la voluntad de pago del
infractor es la mejor aproximación del verdadero valor subjetivo de la mutilación física a la
que se ha renunciado. La oferta más alta del dañante para salvar su ojo – por la definición
misma de la preferencia revelada – indica cuánto valora el dañante su ojo. A falta de
restricciones presupuestarias, la amenaza de represalias proporcionales 1:1 es, por lo tanto,
un mecanismo que genera un nivel de compensación que, por término medio, se aproxima
al nivel de compensación económicamente eficiente.
Como dice Ian Miller (2010) explicando la aplicación de la Ley del Talión en las Sagas
islandesas, “la mayoría de las personas están dispuestas a pagar más por salvar su propio
ojo que lo que están dispuestas a pagar para sacarle el ojo a otro”. Por tanto, la negociación
entre la víctima y el dañante, si la primera tiene siempre como alternativa exigir la
aplicación de la Ley del Talión, conducirá a fijar la cuantía indemnizatoria en el mayor de
ambos valores, esto es, en el valor de “salvar el propio ojo”. Se fija así, a falta de
intercambios, un precio de mercado para los daños corporales y, en general, para los ilícitos
contractuales: “la ley del talión implica que tú valorarás tu ojo como yo habría valorado el
mío” y lo hace protegiendo al dañado con una regla de propiedad en lugar de con una regla
de responsabilidad. “La compensación es una posibilidad sólo si la venganza es altamente
probable. ¿Quién pagaría para restaurar tu honor si no tiene miedo de que acabes matándolo
para restañarlo si no paga?”. Como dice Greer (2018), sin embargo, la Ley del Talión
alcanza “deseconomías de escala” rápidamente. Hay daños de tal envergadura que no cabe
aplicar el ojo por ojo. El Talión, como dice Miller, es una forma de protección del honor –
que es la que se corresponde con las sociedades antiguas de pequeño tamaño.
Además, como mecanismo de protección del honor, la ley del talión es un mecanismo
tribal. En el mundo premoderno, el honor es el de la familia, no el del individuo. Y –
continúa Greer – y presupone una sociedad igualitaria, donde no hay “personas jurídicas”,
esto es, cada daño es imputable a un individuo concreto. Cuando el daño lo causa una
persona jurídica, la heterogeneidad entre acreedor y deudor, entre dañante y víctima (uno es
un individuo, el otro es un patrimonio separado) hace imposible la aplicación de la ley del
Talión y hace imposible proteger al acreedor o a la víctima con una regla de propiedad (“las
personas jurídicas no tienen hijos. No tienen manos, pies u ojos. En un mundo en el que las
personas jurídicas son gente, la aplicación del ojo por ojo resulta imposible “). De modo
que, con la aparición del Estado, la compensación se hace inevitable (quizá eso explique
que, en países muy democráticos, como los Estados Unidos haya surgido la institución de
los “daños punitivos” en el ámbito de la responsabilidad extracontractual para castigar a las
corporaciones cuando causan daños multiplicando la compensación como una forma de
sustitución de la indemnización en especie).
CONCLUSION
Finalmente se es posible dar fin, planteando la ley del Talion como una normatividad muy
primitiva y antiética para la sociedad misma, además la eficiencia que abarcaba era muy
mala por obvios motivos de deseo patrimonial; el hombre no deseaba sangre sino
patrimonio. Por ello se puede mencionar como una regla limitada y aunque el dañante
tuviera bienes, en lo que procede a los bienes estos pertenecían a la familia o “gens”, a
causa de esto el victimario, aunque quisiera solo podía conformarse con la garantía
corpórea representada en esclavitud o muerte.
Aunque signifique un sistema muy primitivo fue fuente de la indemnización civil y de
muchos más elementos jurídicos en la actualidad. Si bien no fue perfecta fue paso para la
evolución del derecho y por otro lado gracias a este se dio a conocer en la civilización la
“proporcionalidad” y su cometido con el hombre.
BIBLIOGRAFIA

Parisi, F. (2001). La génesis de la responsabilidad en la ley antigua. American Law and


Economics Review , 3 (1), 82-124.
Greer, T. (2018). Vengeance As Justice: Passages I Highlighted in My copy of <<Eye for
an Eye>>
Miller, Geoffrey P. (2010). Economics of Ancient Law. NYU Law and Economics Research
Paper No. 10-36. 

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