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Los esfuerzos leves pero repetidos con gran frecuencia pueden superar la capacidad de
adaptación del músculo y desencadenar una contractura. Aunque cualquier músculo es
susceptible de sufrir una sobrecarga, los más afectados son los trapecios (cuello, hombros y
parte superior de la espalda) los músculos del cuello, el tríceps sural (parte posterior del
brazo) y los paravertebrales de la columna (desde la base del cráneo hasta la zona sacra).
Su objetivo principal es disminuir o eliminar el dolor y mejorar con ello la calidad de vida.
Para ello, empleamos diferentes técnicas, como amasamiento, presiones deslizadas a lo
largo del músculo, presiones estáticas sobre un punto de dolor localizado, movimientos
circulares con pulgares o nudillos, etc. Para llevarlo a cabo se pueden emplear cremas para
masajes o aceites que facilitarán los movimientos de nuestras manos.
Parece sencillo, pero el masajista irá variando la presión y alternando las diversas técnicas,
en función de la zona que se esté tratando (cervical, espalda, lumbar, piernas, etc).
Los efectos que podemos lograr con un masaje descontracturante son:
· Ascender la temperatura de la piel y de los tejidos bajo ella, para así incrementar la
afluencia de sangre en la zona que masajeamos y mejorar la nutrición de la piel y de los
músculos.
Además, como ya nombramos más arriba, otro efecto importante del masaje
descontracturante, es que cuenta con beneficios a nivel psicológico, debido a la liberación
de endorfinas. Las endorfinas promueven un estado de bienestar, ya que reducen el dolor y
la ansiedad, y promueven la relajación.
Para aquellas personas que han hecho un sobre esfuerzo en un paquete fibrilar sin el tiempo
de recuperación adecuado. Esto sucede con mucha frecuencia en el ámbito laboral, aunque
se suele asociar al deporte. Hay que tener en cuenta que la realización de un movimiento
muchas veces, aunque sea sin resistencia o sin soportar mucho peso son propicios para
generar contracturas.
Pensemos en la espalda y el cuello en trabajos de oficina, por ejemplo. Hay que tener en
cuenta que las posturas incorrectas o forzadas, tener fatiga crónica o los cambios de
posturas como consecuencia de otros problemas físicos suelen generar contracturas.
Luego están los habituales problemas deportivos, que suelen surgir por sobrecargas y poca
recuperación, e influye el hacer un calentamiento escaso, la ausencia de estiramientos, etc.
Además hay personas con una acusada predisposición a tener contracturas. Para todos ellos
tenemos el masaje descontracturante.
¿Cuánto dura cada sesión? Cada sesión suele durar entre 40 y 60 minutos.
¿Cuantas sesiones? Depende de los grupos musculares contracturados y de la
actividad de cada persona. Se recomienda una sesión semanalmente para comenzar.
¿Cuándo se nota? Se notan resultados desde la primera sesión, pero en la mayoría
de los casos se requieren varias sesiones.
Duración del efecto: es muy variable en función de los hábitos de vida de cada
persona.
Incorporación a la vida diaria: inmediata.
Contraindicaciones