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La labor imaginera del filósofo debe ser necesariamente "bajada a tierra" para

corroborar las verdades cosmogónicas y


cosmológicas que son la base de la auténtica tradición hermética. Es menester del
sabio, hijo del Arte, experimentar y
comprobar absolutamente todo lo que haya creído que es verdad. Solo a través de la
experiencia práctica, del conocimiento empírico,
es posible separar lo falso de lo verdadero, como así también, lo sutil de lo
grosero.
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim mas conocido como
Paracelso, en su Opus Paramirum nos dice:

«Darumb so lern Alchimiam, Die sonst Spagiria heibt,Die lernt das falsch scheiden
von gerechten».

«...por eso aprende la Alquimia, que de otro modo es llamada Espagiria, ella enseña
a separar lo falso de lo justo».

Para demostrar la verdad de estas palabras, el genial R. Fludd, filósofo del siglo
XVI-XVII nos entrega un magnífico grabado y
las conclusiones de su experiencia:

Experimento con el vino: "Podemos realizar un experimento excelente con vino,


mostrando las sustancias de los elementos e incluso
su quintaesencia de forma tangible y digna de confianza. Después de extraer el
espíritu del vino mediante una operación conocida,
extraje el aceite del vino de las heces, y lo purifiqué mediante una rectificación
diferente.
Después de eso, rectifiqué repetidamente la flema destilada tras la extracción del
espíritu.
Finalmente, con muchos lavados limpié el residuo terroso de los posos.
Luego lo vertí todo en proporciones iguales en una botella redonda, herméticamente
cerrada, y lo dejé durante toda una noche.
Por la mañana encontré cinco capas: La inferior, negra y cubierta por un velo de
oscuridad, encima de la cual reposaba la parte flemática,
luego, cubriéndola, el aceite extraído de los posos. En cuarto lugar estaba el
espíritu del vino, y en quinto lugar, el aceite extraído de el."

Utriusque Cosmi Historia pag. 72.

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