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Éxodo 34 – 35 y Lucas 21 – 22
¿Primero hacer una introducción acerca de la exportación que
es? Leer Éxodo 34: 9-10.
Cuando un producto lleva por alguna parte la palabra “Exportación” es un
indicio que la calidad del producto es superior a la normal. Justamente, su
categoría sobresaliente le permite ser ofrecido a otros mercados y ser tomado
como ejemplo dentro del suyo propio. El cristianismo, por ejemplo, es un
producto de exportación porque la obra que el Señor realiza en las vidas es
de tal magnitud que muchas personas deberían estar deseando lo que los
cristianos tenemos.
Ocultamos tanto nuestra fe, o le hacemos tan mala publicidad, que hemos
conseguido que la gente se llene de prejuicios e ideas equivocadas acerca de
lo que creemos o hacemos. En lugar de ser fe para la vida entera, la hemos
convertido en un reglamento para las actividades rituales, en un almacén de
productos de interés religioso, sin vínculos con el mundo de los vivientes.
¿Cómo poder volver a ser un producto de exportación?
Mostrando las virtudes del gobierno de Jesucristo sobre nuestras vidas. Si
convivimos con el Rey de Reyes y Señor de Señores no podemos seguir
siendo iguales, el impacto de la presencia de Dios debe ser evidente.
Creo que todos los que nos llamamos cristianos debemos haber pasado (y
vivir pasando) por la experiencia de la obediencia y sus consecuencias. ¿Qué
pasa cuando obedeces al Señor? es la pregunta que muchos se hacen y que
algunas veces solo contestamos con evasivas porque desconocemos la
respuesta. Los discípulos de Jesús le contestaron así: “Ellos dijeron:
Nada”, Lucas 23:35b. Ellos testificaron públicamente que el gobierno de
Jesucristo sobre sus propias vidas había sido hasta ese momento justo y fiel.
¿Cuáles han sido las consecuencias de tu cristianismo? ¿Qué pueden esperar
las personas que están cerca de ti al observar tu fe y sus repercusiones en tu
vida?