Está en la página 1de 33

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

MARÍA ALEJANDRA CARRILLO COMAS

PLAN ESCRITOR

G.C.F

VILLAVICENCIO, META

2022
AUTOBIOGRAFÍA

Mi nombres es Alejandra Carrillo, naci 6 de Agosto del 2007, en Villavicencio, Meta, una

ciudad ubicada en Colombia. Vivo junto con mis padres y a mi hermana menor, mi madre se

llama Liliana Comas, tiene 46 años y es abogada en la rama judicial, mi padre se llama

Wilson Carrillo tiene 52 años y es veterinario en una empresa llamada Colvet. Mi hermana

menor se llama Natalia y no te bto mascotas.

A mis dos años entre a pequeños sabios y curse todo mi preescolar hasta que me gradue en

transición en 2013, en el 2014 entre primer grado, Gimnasio campestre la Fontana y es donde

en la actualidad. Durante mis años de estudio he recibido diplomas y menciones de honor en

diferentes áreas de estudio, como: Desempeño académico, Educación Física, Volleyball,

competencia ciudadana, etc. Actualmente estoy en grado 9 y me preparo para entrar al

programa IB.

Mi mejor amiga es una compañera del colegio, su nombre es Isabella Neuta y es una persona

muy especial, ya que es única y cariñosa, que cuando le gusta y le apasiona algo se mete tanto

en el asunto hasta el punto de dar su máximo esfuerzo. A Isabella le gusta leer fanfics,

escuchar música y sigue a BTS, su bia en BTS en yoongi y su pareja favorita es el taekook,

cada dia reza que BTS venga a Colombia y poder conseguir boletas.

A lo largo de mi vida me he planteado una idea de lo que quiero ser de grande, quería ser

profesora, pediatra, veterinaria, estudiar astronomía, neurología o cardiología. Pero, cuando

me gradué del colegio, me gustaría ir a Canadá a vivir, estudiar medicina y especializarme en

cirugía plástica. Si tuviera que escoger 3 palabras para describirlo seria: competitiva, aplicada

e inteligente. La inspiración para crear la historia fue por un ship de un anime (Haikyuu), y a

causa de que la homosexualidad estaba prohibida en las normas estipuladas para este

proyecto, fue necesario cambiarle el genero de uno de los personajes.


¡ACLARACIONES!

Los personajes principales en esta historia no son míos, le pertenecen a Haruichi Furudate,

creador del manga Haikyuu.

CAPÍTULO 1

En el año 1910, Corea se convirtió en una colonia de Japón, Los Japoneses llegaron con el

objetivo de crear infraestructuras para explotar Corea. Se introdujeron impuestos para poder

derrotar a los terratenientes locales, si se resisten a pagar eran ejecutados.

Hinata Ume, una joven mujer de unos 23 años, se encontraba en casa con su madre y padre,

de repente se escuchó un estruendo que provenía de la entrada, habían tumbado la puerta. Los

japoneses entraron y destruyeron todo a su paso, vaciaron la casa, se llevaron todas las cosas

de valor.

- Tráeme lo demás– Se dirigió hacia el hombre encargado de la casa con un tono

amenazante.

- No hay más, eso es todo – respondió.

Los soldados se miraron entre sí y empezaron a reír de manera sarcástica. Se fueron

acercando hacia la familia.

- Esto no es suficiente, les recuerdo que los impuestos tienen un precio más elevado.

–dijo otro soldado. – Si no tienen con qué pagar entonces buscaremos otro medio.
Dijo mientras se acercaba a Ume, levantó su mano y la posó en la mejilla de la joven,

pasándola por sus labios y finalmente posandose en la cintura de la chica.

- ¡No se atrevan a tocarla! – Gritaron a la par los padres de la chica.

Los soldados no perdieron el tiempo, sacaron sus armas y asesinaron a estos dos. La joven

sintió todo, en menos de 5 segundos le empezaron a salir lágrimas de los ojos a la joven. Los

soldados guardaron sus armas y prestaron su atención en la chica. Empezaron a tocarla por

todo su cuerpo, las manos de los soldados pasaban desde sus labios, pasaron por sus senos y

terminando en las posaderas de la joven. Ume se encontraba gritando por ayuda, ella ya sabía

que le iba a pasar, sus padres le habían advertido sobre esto.

Los siguientes 40 minutos fueron una tortura para Ume, sentir las manos, la boca, los

miembros, todo, tocándola y dentro de ella era desagradable, el dolor que ella sentía cada vez

que algo entraba en su cuerpo era horrible. Pasando una hora, los hombres decidieron irse sin

antes decirle a la joven que por su bien debería tener el dinero listo para el próximo mes.

Pasaron los meses y Ume sentía mal, tenía náuseas, antojos, sentía que algo estaba dentro

suyo, su estómago se fue hinchando. Ahí comprendió que estaba embarazada, desde qué se

hizo la idea de que cargaba en su vientre otra vida, sintió disgusto, ella soñaba tener un bebe

con un hombre que la amara, y que ambos estén conscientes de lo que significaba tener un

sucesor. NO quería criar un niño que no fuese planeado, menos si fue por violación y que el

posible padre fue uno de los que asesino a sus padres.


En el año 1911, el 21 de junio, Hinata Ume estaba en labor de parto, todas las mujeres que

consideraban amigas, estaban ayudándola a sacar el feto del interior de su madre. Hinata Ume

pasó tres horas en labor de parto, y por fin, dio a luz a una hermosa niña. Tenía pelos

anaranjados, como su abuelo, y unos ojos cafés, como los de su abuela. Una piel blanca y

pálida, con unos ligeros tonos rosados en la nariz y pómulos. Ume, al ver la criatura que tenía

en su interior, olvidó todos los sentimientos malos, y se enamoró de la pequeña, comprendió

que la niña no merecía recibir el odio que tenía hacia esos hombres. Y decidió criar a la niña.

Le puso de nombre Hinata Shoyo.

Pasaron los años, aquel pequeño ser, ahora tenía 16 años. Tenía un cuerpo delicado y delgado,

medía 1.60 metros, sus facciones eran delicadas, su personalidad era alborotada como su

cabello, era alegre, habladora, amable, divertida e inquieta. Ella contaba que tenía una

habilidad especial, según ella era un superpoder, ella saltaba muy alto, más alto que los niños

de su edad. Shoyo sabía como la concibieron, por eso siempre le guardaba rencor a los

japoneses.

- ¡Shoyooo! – Grito Yuu.

Nishinoya Yuu, es el mejor amigo de Hinata, es mayor que Shoyo por un año. Su pelo es

alborotado color café, tiene un mechón de color rubio cenizo, nadie sabe cómo se lo pinto, el

mide 1.59 metros. Shoyo le dice a menudo que es una de las pocas personas que ella puede

mirar desde arriba, aunque solo le gane por 1 centímetro. A pesar de su baja estatura, Yuu

tiene un cuerpo musculoso, debido a que él se la pasa corriendo por todo lado.
- Noya! – Grito Hinata acercándose corriendo para darle un abrazo a Nishinoya.

- Cuando ambos chicos se encontraron, Nishinoya se resbaló cayendo de espaldas,

Hinata le siguió tropezando con el cuerpo de Yuu, siendo seguido de un gran golpe en

el coxis por parte de Yuu y Hinata pegándose en la cara. Los chicos se levantaron con

una mueca de dolor, Yuu se sobaba el trasero mientras la nariz de Shoyo sangraban,

sin darle interés al dolor rápido se abrazaron

- Noya-san, ¿cómo te fue en la ciudad? – preguntó la peli naranja.

- Shoyo, no me llames con esos honoríficos japoneses, son horribles igual que los que

hablan este idioma. - dijo el mayor.

- Perdón, pero se me pegaron de esa clase de japonés, es inservible, para qué quiero

aprender ese repugnante y complicado idioma. – Dijo Shoyo.

Ambos chicos llevaban sus ropas típicas de su pueblo, un Hanbok, una vestimenta

tradicional en su cultura, para las chicas estaba compuesto por una blusa con mangas

largas y amplias, con una falda muchísimo más larga que la blusa. Lleva una cinta que

acentúa el busto. Para los hombres, se llevaba un abrigo y unos pantalones holgados.

Después de una hora, se fueron a caminar para distraerse y encontrar actividades que se

puedan hacer.

Ambos jóvenes se divertían. Iba llegando la noche y los dos chicos se despidieron y cada

uno se dirigió a su casa.


CAPÍTULO 2

Hinata Ume se encontraba en casa preparando la cena para su hija, ella no sabía que iba a

terminar queriendo a la hija de aquel horripilante hombre, aquel seguía en su mente, bajo de

estatura, cabello negro, ojos cafés tirando a negro, con un bigote horrible. Al imaginarse al

hombre rápidamente moviendo la cabeza de un lado a otro, le desagrada volverse a hacer la

idea de ese hombre tocándola. Sus pensamientos desaparecieron cuando llegó su rayo de sol,

su hija. Ella estaba apenas entrando a la casa, se quitó los zapatos y se dirigió a la cocina.

- Hola mamá, huele muy rico, ¿Qué preparas? – pregunta la chica con interés.

- Kimchi, no había muchos vegetales así que no esperes mucho.

- No importa mamá, gracias – Dijo con una sonrisa honesta y tierna en el rostro,

mientras se dirigía a su habitación para cambiarse de ropa a una camisa sencilla

blanca y unos shorts de la misma tela que su camisa.

Aquellas palabras hicieron que su ánimo subiera, sirvió la comida y llamó a Hinata al

comedor. Mientras comían, la niña preguntó.

- ¿Quién fue el genio que creó el Kimchi mamá? – Pregunta el rayo de sol.
- No se hija, esta receta reside en nuestra tribu hace tiempo, tu abuela me enseñó a

hacerlo. – dijo Ume.

Felices comiendo, escucharon gritos y les llegó un olor a humo a la nariz. Shoyo rápidamente

fue a la ventana para ver qué pasaba las casas estaban siendo quemadas por unos hombres

extraños. Alarmó a su madre de lo que pasaba afuera y salieron de la casa con rapidez. Uno

de los hombres que se encargaba de quemar las casas, noto las intenciones de escapar de

ambas chicas, dejó la antorcha y rápido cogió la mano de Shoyo. Shoyo gritó, su madre se dio

la vuelta y empezó a atacar a los hombres sin mucho éxito, con la otra mano el hombre cogió

del cuello a Ume, asfixiándose, Shoyo sintió algo en su interior, sus lágrimas empezaron a

salir de sus ojos, empezó a jalar y a patear al hombre, pero este ni se inmutaba. Ume después

de un tiempo empezó a dejar de moverse, con su último respiro dijo algo que sonó

distorsionado para los oídos de Shoyo, la última empezó a llorar. El hombre dejó en el piso el

cuerpo de la madre sin vida y con las dos manos agarró a la chica, la arrastró hacia un

vehículo mal diseñado, que extrañamente tenía la forma de una camioneta, abrió la puerta y

en su interior había más niños con caras desconsoladas, tristes y traumados. Todos tenían

miedo, pero ninguno sabía que les iba a pasar.

Hinata buscó un rincón alejado y empezó a llorar, sus ojos le ardían y le empezaban a pesar,

sin notarlo se había quedado dormida. Cuando despertó fue porque la “camioneta” había

pasado y el vehículo había saltado haciendo que Hinata se pegara en la cabeza. Llevo sus

manos a sus ojos y se rasco los ojos, haciéndola despertar más. Dirigió su mirada a su

alrededor, vio unos 20 niños juntos, pensó lo peor. 20 minutos después, dos hombres abrieron

las puertas, y sacaron a todos los niños y amarrándolos para que no escaparan, Hinata cerró
sus ojos para irse acostumbrando de nuevo a la luz. En su entorno ella notaba locales de

vegetales, pescado y otras cosas. Los metieron detrás de una especie de escenario o tarima, y

alguien empezó a hablar en japonés. Hinata nunca prestó atención en esa clase ni en ninguna

otra, por esa razón le iba fatal en todas las clases en las que asistía. En su cabeza empezó a

traducir con su mínimo conocimiento en aquel idioma extranjero.

- 近づいて、韓国の奴隷制販売、それぞれ3万円相当 (Acerquense, ventas de

esclavos coreanos, por valor de 30,000 yenes cada uno) – Dijo el hombre

“Acérquense, venta de carne humana a 30000 yenes”, tradujo Hinata, ella sabía que

probablemente su traducción era correcta o acertada, más probabilidades de que esté mal que

bien. Igualmente se empezó a asustar, no quería morir, y menos que su cuerpo fuera ingerido,

no sería una buena muerte según ella. Sintió como le empezaban a jalar las manos hacia

adelante, no tuvo más alternativa que ir con los demás niños. Cuando estuvo al frente vio a

decenas de personas, sus ojos recorrían las caras de cada uno. Había personas feas con rasgos

no atractivos, con vestimentas sucias y rotas, que claramente intentan disimular su posición

económica actual, en cambio, había otras personas con caras guapas, y una vestimenta que

claramente reflejaba estatus y dinero. Un hombre empezó a gritar otra vez en japonés,

mientras que los de abajo respondían, con cada respuesta un niño se iba.

Ya se habían ido varios, solo quedaba Hinata y algunos otros, llegó el turno de Shoyo de ser

vendida, el hombre llegó detrás de ella y gritó algo que no entendía. Seguido a eso levanto la

mano un señor del público, de una apariencia de unos 40 años, con una cara sucia y horribles
vestimentas. Subió al escenario, cogió a la chica y se fue. Caminaron por unos 15 minutos,

hasta llegar a una localidad fea y mugrienta, parecía que se fuera a caer, el hombre la agarró

de su mano derecha y la jalo adentro, fue con tanta fuerza que Hinata terminó en el suelo y

recibiendo un golpe duro contra el suelo. Quedó inmóvil unos segundos, como si su cerebro

estuviera pensando, cuando reaccionó vio a este repugnante hombre, con su miembro afuera

y una mirada de lujuria. Hinata sentía miedo, no quería terminar como su mamá, rápidamente

se puso de pie y recuperando su equilibrio empezó a correr, se dirigió a la puerta, estaba

trancada, el hombre llegó por detrás pasando su brazo por el cuello de la peli naranja

evitándose respirar. En cuestión de segundo Hinata terminó inconsciente a causa de falta de

aire en el cerebro.

Cuando despertó, Hinata se encontraba tirada en el suelo, desnuda, con moretones tanto en

las piernas como en el vientre, un labio roto y un dolor insoportable en la entrepierna. Busco

rápidamente su ropa y se vistió, miro por la ventana y vio el sol resplandecer, eran como las

7:30, pasados 3 minutos una figura hizo presencia en la habitación, era el mismo hombre

desagradable que había pagado por ella.

- Las reglas de esta casa son simples, para mantenerte debo trabajar, salgo todos los

días, de 8 de la mañana hasta las 7 de la noche. Cuando me levanté debe estar hecho

mi desayuno, no me importa si almuerzas o no porque no estaré, y cuando llegue

quiero que me recibas, como si fueras mi esposa y me tengas hecha la cena. También

hay que dejar claro otro punto más, si yo quiero tocar tu cuerpo lo haré, si quiero

besarte lo haré, si quiero llevarte a la cama lo haré, tú no puedes negarte, eres de mi

propiedad, yo te compre. – Dice el hombre con un tono amenazante.


-

El hombre se dirigió a Hinata dándole un beso en la boca y restregando por el trasero de la

chica. Seguro que nunca tuvo novia, pensó la chica. Volvió a centrar su atención en ese señor,

se estaba despidiendo de la chica, ya pronto era su hora de trabajar, se sentía aliviada, porque

saber que la presencia de él está por los alrededores no la dejaba tranquila.

De repente, un pensamiento recorrió su mente, lo que había pasado la noche, era muy claro

para ella, se sintió sucia, rápido fue a u baño y empezó a vomitar en el lavamanos, se sentía

asqueada, seguido se quitó rápido la ropa y se metió al baño, cogió el jabón y empezó a

restregarlo en su cuerpo y con sus uñas empezaba a refregar intentándolo quitar los rastros de

las tocadas del hombre, mientras se restregaba la piel, cuenta ya estaba roja y empezando a

sangrar en una parte, algo le pasó por la cabeza, su primera vez había ido con ese señor, sus

ojos empezaron a derramar lágrimas y su enojo y resentimiento se volvieron aún más grande.

Pasaban las horas, no pasaba mucho en esa casa, a sus alrededores no habían otras personas a

las cuales se les pudieran llamar vecinos, Hinata solo se dedicó a limpiar la casa y hacerla

más habitable, también creaba sus propias historias en su cabeza porque era la única manera

de distraerse e imaginar cómo hubiera sido otro posible final para su vida. Para el almuerzo

solo comió unos vegetales casi expirados y pichos, su sabor era amargo pero comible. Lo

único que Hinata deseaba en ese momento era que el tiempo se detuviera, no quería que ese

tipo volviera.
Pasaron los minutos, las horas. Era el momento de que ese viejo verde volviera a la casa,

Hinata, concentrada en la comida, porque cocinar nunca fue su fuerte, nadie tenía la sazón

que ella tenía, se le quemaba todo, desde un huevo hasta el arroz, no se le confiaba ni una

cuchara en la cocina porque no se sabía cómo terminaría cortándose, por eso es que su mamá

nunca la ponía a cocinar, su mamá, la extrañaba muchísimo, ella la cuido desde pequeña y lo

comprendió hasta el último momento.

La puerta se abrió de un golpe, haciendo temblar desde el techo de la casa, haciendo que

cayera polvo y telarañas, hasta los tristes platos que tenía aquel señor, daban pesar, estaban

sucios y rotos, con bichos por doquier, es un milagro que ese señor no se haya muerto aun por

falta de higiene. El tipo se acercó a donde se ubicaba la joven y la empujo de ahí, cogió la

comida de la olla y la sirvió en el plato más feo que había. Llevó su mano y cogió la comida y

la llevó a la boca, la probó y su cara se tornó de un color verde vómito, la comida estaba

horrible.

Se levantó aun con la comida en la boca, se por enfrente de la chica y la escupió en su cara, la

comida toda llena de saliva y masticaba estaba en la cara de Hinata, luego alzó su mano y la

dirigió en gran velocidad hacia ella, llegó a la mejilla de la joven y terminó en una cachetada,

Hinata puso su mano donde el otro e había pegado, luego cerró los ojos porque el hombre la

había empujado al piso haciéndola caer al suelo, donde con su pie pateo el estómago de la

menor, y siguió sin piedad, hasta que ella rogaba que pare. Esa fue la primera vez que la

golpeo, pero no fue la última.


Pasaron días, semanas, meses, y nada cambió, seguía con los mismos abusos de siempre por

parte de aquel hombre. Pero un día se aburrió e ideó un plan para volarse de esa casa, en un

pedazo de tela, amontono comida, agua, un poco de leche y carne, y sus pocas mudas de ropa,

cerró la tela formando una especie de maletica y la agarró con la mano, el hombre ya no

estaba asi que solo debía derribar esa puerta, intentó una, dos, tres veces abalanzándose sobre

la puerta, ya la puerta según ella ya estaba floja, y tenía razón, porque con una patada la

termino de dañar.

CAPÍTULO 3

Tan pronto como él puso un pie afuera de la casa, Hinata sintió una alegría en su alma, luego

hecho a correr a toda velocidad que sus piernas le daban, pasaron 2 minutos y Hinata dejo de

correr, tenía un estado físico horrible, hasta donde sabía, el suyo era mejor, porque corría con

Noya cuando podía, Noya, Hinata esperaba que se encontrara bien y que tuviera mejor suerte

que la suya. Al final del día, después de un exhaustivo terreno y largas distancias.

Finalmente llegó a una ciudad, era muy bonita y gigante, comparado con su pueblo, la

ciudad estaba iluminada y era habitaba personas, se veía que si higiene no era dudosa, tenían

buena ropa y las mujeres contaban con maquillaje, todos se veían muy lindos, no como ella,

tenía un vestido sucio y roto, sus zapatos, ni hablar y estaba completamente bañada en sudor.

El hambre y el cansancio invadía el cuerpo de Hinata. Camino otros cientos de metros más

para llegar a un callejón oscuro, sucio y lleno de humedad, con bichos e insectos, se sentó

para descansar y se quedó dormida.


CAPÍTULO 4

Kageyama Tobio, un japonés de 16 años, con una altura de 1.86 metros, cabellos negros con

unos ojos azules y una tez blanca. Su mirada era un tanto peculiar, ya que daba la impresión

de que te mira con odio y siempre anda con el ceño fruncido. Este se caracteriza por ser un

hombre de muy poca paciencia y tolerancia, también se puede ver que solo le interesa su bien

y siempre busca mejorar por sí mismo, para otras personas es difícil relacionarse con él

porque es un malhumorado y cascarrabias, pero siempre respeta las individualidades de cada

persona.

Su apellido “Kageyama”, que significa Montaña de la sombra, es conocido en las calles tanto

de estrato alto como bajo por ser una familia acomodada y con poder, aunque ellos tengan

raíces indígenas no fue un obstáculo para llegar a la posición actual donde están. Era muy

popular entre las mujeres y entre los hombres también.

El joven se encontraba en un coche recorriendo la ciudad, en compañía de su guardia, Kuroo

Tetsuro, unos años mayor que él. El joven miraba perdidamente por la ventana, aburrido,

cuando de repente sus ojos se encontraron con una melena naranja.

- Para el auto - ordenó el joven, Kuroo hizo caso a la orden.

Kageyama seguidamente se bajó del auto y se dirigió al callejón donde había visto aquella

extravagante y rara melena, paró enfrente de un bulto, no, no era un bulto, era una chica.

Aquella estaba dormida en el piso, cubriéndose de la fría ventisca que pasaba esa noche con
una horrible y sucia tela. Kageyama, se arrodillo dejándolo quedar a casi la misma altura de

aquella chica, su brazo lo paso por el interior de las rodillas y el otro paso por la espalda

terminando su movimiento con su mano en el brazo, alzándose en estilo princesa.

- ¡Kuroo! – Grito Kageyama, para que después de unos segundo Kuroo trajera su

presencia.

- Sí, mi señor – Dijo con los ojos cerrados y con un tono formal, sin darse cuenta de lo

que Kageyama tenía en sus manos.

- Abre la puerta del carro - Kuroo obedeció y abrió la puerta para que Kageyama sea

capaz de entrar al vehículo con la chica en brazos.

- Si no le molesta que pregunte, mi señor, ¿quién es esta chica? - Pregunto curioso,

nunca había visto a esa chica en su vida.

- No se, la vi mientras pasábamos, se me hizo muy curioso su color de cabello, es muy

inusual por estos lados. - Respondió Kageyama.}

- Tienes razón mi señor, los pelirrojos mayormente abundan en Europa, en países como

Irlanda y Escocia. - Respondió - Pero, ¿no cree que es algo riesgoso traer a alguien

totalmente desconocido a su casa?. - Preguntó.

- Yo tomo las decisiones aquí Kuroo, no me contradigas. - Dijo.

- Sí mi señor, perdone mi atrevimiento.


Tomó 15 minutos en coche para llegar a la casa del joven de ojos azules, si antes se podía ver

que el joven era de un estrato alto solo con su apariencia, entonces al ver la casa se confirmó.

Era una hermosa casa tradicional coreana, contaba con dos bloques de cada uno 300 metros

cuadrados, y alrededor de ellos un jardín lleno de flores, entre estas destacan el mugunghwa y

la flor de cerezo japonés, con una fuente y algo parecido a un pozo. En la parte de atrás de la

residencia, había distintas áreas para practicar actividades, como era el arco y flecha, un mini

terreno de atletismo y una cancha de fútbol.

Kageyama bajó del coche con la chica aun en brazos, aquella pelinaranja ni se inmutaba,

parecía que estuviera muerta, el ojiazul camino hasta la entrada de aquella residencia. unas

gigantes puertas estaban cerradas, unos 5 segundos fue lo que duró parado aquel joven, luego

las puertas se abrieron a la par. este siguió su camino derecho, recorriendo el hermoso jardín

y la fuente, LLegando al primer bloque, con un esfuerzo abrió una puerta que daba al interior

de la residencia, camino hasta una habitación y en un futón, dejó a la chica para que después

recogió una cobija y la pusiera encima. Luego salió de aquel cuarto en silencio, cerrando la

puerta y así dejando descansar a aquella misteriosa joven.

CAPÍTULO 5

Los rayos del sol iluminaban la habitación, Hinata Shoyo, al encontrar esto como un

obstáculo para seguir lo que estaba haciendo, osea, durmiendo, se levantó con todo el ánimo.

Se sentía bien consigo misma, además fue el sueño más acogedor que había tenido en año,

aun adormilada, se frotó los ojos y miro hacia al frente bostezando, ahí fue donde reaccionó,
¿ donde estaba? se preguntó ella. Rápidamente se paró de aquel cómodo futón y abrió la

puerta.

A los ojos de Hinata parecía un lugar de ensueño, todo estaba limpio y bien amueblado, con

un olor a frescura en cada rincón de donde sea que ella estaba. Su cuerpo se empezó a llenar

de un sentimiento de miedo, y poco a poco aceleró más su paso hasta que llegó a correr.

Cuando fue a girar en una esquina, sin tener mucha vision de a donde se dirigía, choco con

alguien, se sentía como un muro para Hinata, lo único que se le cruzó a la mente de la chica

en ese momento, es con lo que se había chocado media mas de 1.70m. Después del impacto

abrió los ojos, dirigiendo su mirada hacia el o la causante de su repentina caída.

Con lo que vio fue suficiente para hacer que su corazón se acelerara y sus mejillas empezaron

a tornarse de un rojo carmesí.

- ¿Estás bien?

preguntó un chico de cabellos negros y unos hermosos ojos azules. Lo que más cooperó al

sonrojo de la chica es que aquel hombre su torso se encontraba descubierto, mientras que su

cabellos mojado desprende gotas que al final terminaban en aquel abdomen marcado.

Hinata volvió a la realidad, no sabía si aquel chico era de fiar o no.

- ¿Quién eres? - pregunto


- Perdón mi atrevimiento, soy Kageyama Tobio, el que te trajo aquí. - respondió

sonando lo más amable posible.

- ¿Dónde estoy? - Dijo curiosa.

- Esta es mi casa, te encontré en un callejón en la ciudad y decidí traerte, luego será tu

decisión si planeas quedarte o no.

- Muchas gracias. - Dijo mientras hacía una reverencia - Me encantaría quedarme, no

tengo otro lugar donde quedarme.

Kageyama después se retiró sin decir ni una sola palabra.

CAPÍTULO 6

Habían pasado dos días desde que Shoyo aceptó la invitación que Kageyama le propuso,

desde ese entonces la casa ha estado al revés, siempre se encontraba uno que otro reguero

provocado por la pelinaranja. Las sirvientas de la casa al igual que Kageyama ya estaban

cansadas de que siempre la misma persona fuera la responsable de tanto caos. Pero como

según la tradición de la familia Kageyama es mantener una promesa no hecha a la chica, pero

ganas no le faltaban.

Para Hinata solo había una regla en la casa que tenía que cumplir, nunca entrar a la puerta

seguida de la habitación del mayor, estaba prohibida para todos los residentes excepto para el

dueño. a Hinata la curiosidad la carcomía por dentro. Cerca de las 3:30 pm Hinata no aguanto

más y abrió la habitación.

Adentro se encontraba una habitación con una especie de altar, con tres fotografías de

personas desconocidas para él, pero con cierta similitud facial con Kageyama, mientras más
se adentraba en la habitación, más sentía una sensación para nada agradable en el estómago.

El altar media cerca de dos metros, hecho de madera, con unas velas, flores, vasos de té estilo

japonés, y platos fondos para comida vacíos. En la parte superior se encuentran unos kanjis

japoneses que la chica no entendía “影山” (Kageyama).

De repente, sintió una presencia detrás suyo, sigilosamente se dio la vuelta y encontró a

Kageyama en la entrada de la habitación, estaba furioso, rápidamente se dirigió a la chica sin

dirigirle ni una sola palabra, la cogió del brazo con agresividad y la tiró hasta su habitación,

mientras que en ciertas zonas las sirvientas les abrían el paso sospechando de lo que había

hecho la chica para enojar tanto a Kageyama.

Al frente de la habitación de Hinata, Kageyama abrió la puerta corrediza, tirando adentro a la

chica.

- ¡La única regla que tenías que cumplir y la desobedeciste! - Grito Kageyama enojado.

- ¡No era tan difícil, así como yo respeto tu privacidad e intento no entrar a tu

habitación tu deberías poder hacer lo mismo, y eso que esta es mi casa. Porque si se
tratara de mi, te hubiera echado desde hace rato, pero sigo las tradiciones de mi

familia y nunca rompemos una promesa.!

se dio la vuelta y se fue. Desde ese dia, Hinata no recibió la palabra de Kageyama en días,

ella se sentía muy mal, sabía que no tenía que ir y desobedecer la única regla de aca, y no es

que fuera una norma difícil, solo que a veces su cerebro no trabaja bien y hace lo primero que

le dicen que no haga.

Para obtener las disculpas de Kageyama, decidió preparar Kimchi, quería compartir algo suyo

con Kageyama y como su madre siempre decía “El kimchi siempre sirve para reconciliarse”.

Corre rápido a la cocina, en el camino saludando a las sirvientas, llegó al destino con el

objetivo en mente de revisar que en la casa hallan los ingredientes necesarios para preparar el

plato.

Se necesitaría Col china, agua, harina de arroz, pimentón picante, pasta de soja, azúcar,

semillas de sésamo y jengibre fresco. Reviso y solo había agua, preguntó a las sirvientas que

había pasado con la comida, y resulta que nadie había ido a comprar suministros desde hace 1

mes, y justo hoy Kageyama se había comido el último huevo con la última taza de arroz.

Hinata, decidida, se preparó para salir de la casa en busca de los ingredientes restantes, se

puso una de las pocas mudas de ropa que tenía y salió con un poco de dinero a la plaza de la

ciudad.

Saliendo de la propiedad, empezó a correr hacia el mercado para que no le cogiera la tarde.

Cuando dio un paso en el mercado, se sintió diferente, nunca había hecho esto sola, siempre

acompañaba a su madre y nunca prestaba atención a los precios, y como en el mercado


mayormente se frecuentaban los japoneses, los avisos estaban en japonés, en otras palabras.

Hinata estaba en la inundación porque en cualquier momento la pueden estafar.

Se dirigió a un puesto grande donde frecuentaba mucha gente, la señora que recibía los

billetes se veía buena gente, eso le dio una buena impresión de esa vieja, pero las apariencias

engañan y aquella vieja le cobró la col china a 5000,00₩ (4,11 dólares), cuando en realidad costaba

2900,00₩ (2,38 dólares) y Hinata ni enterada, mientras los demas se reian de la chica. Con el dinero que

traía y las múltiples estafas que recibía la chica solo le alcanzó para comprar la col, la pasta de soja y el

pimentón picante. Se sintió un poco defraudada y decepcionada de sí misma porque ella tenía más fe en

que podía al menos conseguir la mayoría de los ingredientes. Con la decisión de regresar a la casa, cogió

todas las compras con la mano firme y fue por el mismo camino que había cogido anteriormente.

Después de unos minutos caminando Hinata como si alguien la estuviera persiguiendo, giró

disimuladamente la cabeza para intentar ver lo que se encontraba detrás de ella y efectivamente, un hombre

joven y alto estaba detrás de ella, para asegurarse, hinata siguió dando vueltas para confirmar si de verdad

la estaba siguiendo, y el hombre nunca se separó de ella. Hinata nerviosa empezó a acelerar el paso, mala

idea ya que el hombre se había dado cuenta de que ella ya estaba conciente de su propósito, el hombre

apretó el paso haciendo que llegue al lado de la chica en menos de 10 segundos. El hombre acercó su mano

a la de ella con el objetivo de cogerla pero alguien más le había ganado. Hinata rápido volteo su cabeza

para ver el dueño de aquella mano y se llevó una sorpresa. Era Kageyama.

CAPÍTULO 7

Kageyama se sentía mal por estar tratando de esa manera a Hinata, pero también ella debía

entender que la única regla de la casa era no entrar a la habitación y ella igual lo hizo. Se
dirigió a la cocina con el pensamiento que ella estaría metida en la nevera buscando algo que

comer. El resultado no fue el que esperaba, no se encontró a Hinata pero sí se encontró con

unas empleadas, le habían comentado que Hinata había salido de la casa al mercado para

hacer la comida de hoy. Kageyama rápido salió de la casa, él tenía el conocimiento de que

Hinata no sabía japonés y en ese mercado se utilizaba ese idioma, además de que suele estar

habitado normalmente de hombres borrachos, guardias calenturientos y ladrones. Estos 3

tipos de personas eran capaces de todo para conseguir una pareja para pasar el rato.

Cuando llegó al mercado empezó a preguntar por Hinata en cada puesto que veía.

- ¿Usted ha visto una niña chiquita, aparenta de 14, con pelo naranja y una sonrisa que

ilumina y mejora tu día?. - preguntó Kageyama en casi todos los puestos que había en la

plaza.

Sin éxito, Kageyama se sentía mal porque tenía la idea de que algo le había pasado a Hinata,

se restregó la cara y subió la cabeza para intentar encontrar a Hinata con la mirada, ella no

pasaba desapercibida por su color de pelo diferente, ya que los coreanos y japoneses

normalmente tienen un color de pelo oscuro y su cabello es liso. Miraba de derecha a

izquierda y de izquierda a derecha hasta que sus ojos se encontraron con una mancha naranja

entre la multitud, rápidamente, se paró de donde estaba sentado y salió caminando hacia

donde estaba, atravesaba toda la multitud con el objetivo de llegar y encontrarse con Shoyo.
La mancha naranja que había visto Kageyama, se fue convirtiendo en el cuerpo de una chica

bajita y delgada, la chica giró por un callejón. Kageyama se escondió cerca del callejón ya

que vio que la chica había sido detenida por alguien.

- Qué pasa niña, tan linda y tan solita, ¿te puedo acompañar? O mejor aun, tu acompáñame a

un lugar. - Dijo el culpable de que la chica se detuvo, el hombre se movió un poco para

quedar al frente de la chica y se agacho al nivel de la chica quedando a su misma altura,

viéndole la cara- ¡Oh!, ¿eres una niña chiquita? Tienes como 14 años , no importa, no creo

que estés casada y no te importará que te quite tu "pureza", después de todo nadie lo sabrá y

si se llegan a enterar, haré el sacrificio de casarme contigo.

Dijo para después intentar sujetar del brazo.

- Suéltame asqueroso hijo de puta - Gritó la chica atacando al hombre con la bolsa de

alimentos que cargaba.

De repente una mano desconocida sujeto el brazo del hombre y lo jalo hacia el otro lado con

la suficiente fuerza de obligar al señor de alejarse unos cuantos centímetros de la chica y

centrar la atención del antes nombrado en el. Luego, el hombre que apareció de repente tomó

a Shoyo del hombro y lo acercó hacia él dando un aspecto de un abrazo protector; Shoyo

volteo la cabeza para ver quién era aquel hombre y reconoció la cara de Kageyama, luciendo

serio y furioso mientras veía al hombre de antes.

- Alejate de ella sucio mendigo - Dijo hacia el hombre, retirándose del lado de la chica

y dirigiéndose a él, volteando para quedar a su espalda y asi, llevar su brazo alrededor
del cuello del hombre y así acercarlo lentamente mientras le hablaba - Para que sepas,

no es ningún castigo estar al lado de esta chica, sería un privilegio y un honor tenerla

de esposa, porque ella es una mujer hermosa y cariñosa que alegra la vida de

cualquier persona que la rodee.

Dijo mientras aumentaba la fuerza de la llave que ahorcaba al otro, hasta el punto de perder la

conciencia y probablemente que esté ya muerto por la falta de aire, Kageyama se retira del

cuerpo del señor para luego coger la mano de Shoyo y salir corriendo mientras ella procesaba

lo que acababa de decir Kageyama y ruborizarse ante aquellas hermosas palabras. Kageyama

tomó la mano de la chica y salieron rápido del callejón, caminando a un paso acelerado, jalo a

Hinata hacia él rodeándola con su brazo y dejando descansando esté en su hombro.

Rápido llegaron a la casa, ambos jóvenes llegaron a la casa, donde su primera parada en esa

enorme casa fue la cocina, Kageyama se sentó en una de las sillas del comedor mientras que

Hinata se paró en frente de la con la cabeza baja y con un poco de culpa.

- ¿Y bien? - Pregunta Kageyama - Me vas a decir porque saliste sola de la casa y lo

peor, sin saber nada sobre este lado del país, ni siquiera sabías japonés. - Con voz

amenazante se dirigió a Hinata.

- Pero no me fue tan mal, yo solo quería comprar ingredientes para hacer Kimchi.

- Si que te fue mal, te estafaron, mínimo saliste de acá con 20000 ₩ , y con lo que te

compraste, se podría decir que te sobra la mitad, pero veo que ya no traes dinero porque cuando te

encontré estabas dirijiendote a la salida del mercado, entonces se podría decir que te vendieron

todo mas caro, y tu de toda boba pagaste de mas.


- ¡AY! Ya no mas, no me critiques, además no es mi culpa no saber japonés, ahora

cállate y espera que gaste todo ese dinero para preparar Kimchi, así que quédate aquí

esperando a que termine y luego comeremos lo que yo preparare.

Dice Hinata en tono fuerte, para luego darse la vuelta e irse a la cocina a preparar la comida,

mientras que Kageyama se ponia mas comodo en las sillas del comedor, recostó su espalda en

el respaldo de la silla, mientras su vista se dirigía hacia Hinata.

Horas despues, despues de muchos gritos, desórdenes, desastres, cortadas, quemadas, el

kimchi estaba listo, Hinata tomó dos platos de los gabinetes, sumando unos palillos chinos y

sirvió el kimchi en los platos, terminando de servir, dejo todo lo que requería lavarse en el

lavaplatos y luego trajo su plato y el de Kageyama para que comieran.

- Gracias - Dijo Kageyama, luego, juntó sus manos llevándolas a su torso, - 頂きます

(Itadakimasu).

- ¿Qué fue lo que dijiste?¿Acaso me maldeciste? - Dijo Hinata tomando una forma

defensiva.

- No, nada que ver - Dijo Kageyama con una cara de indiferencia - Lo que acabo de

decir es algo que en mi cultura se dice antes de comer.

- ¿Los japoneses dicen eso antes de comer? Nunca he visto que tus empleadas digan

eso.

- No, mi familia viene de una cultura indigena antigua de Japon, los Kageyama son

muy importantes, mis abuelo hace años se escaparon de la tribu, pero lograron

sobrevivir y adaptarse al exterior, les fue muy bien, ganaron muchas riquezas - Dijo

Kageyama mientras cogia los palillos y los acomodaba - 頂きます, es una expresión

que significa “Voy a recibir la vida de animales y plantas para mi propia vida”.
Dijo Kageyama, agarrando con los palillos la comida, luego llegó una señora de limpieza y

abrió los ojos al momento de ver a Kageyama comer el kimchi.

- ¡Amo no coma eso se o se intoxicara! - Dijo una de las empleadas de Kageyama

- ¿Qué?¿Por qué? - Pregunto Hinata

- Eso es Kimchi, ¿Verdad? - Dijo la empleada dirigiéndose a Hinata el cual afirmó que

era Kimchi - El Kimchi tiene un tiempo de fermentación, si no se lleva en el lugar

adecuado ni el tiempo mínimo de fermentación, el Kimchi podría intoxicar

intestinalmente a los que lo coman.

Luego de decir eso, rápidamente retiró los platos y los dejó junto a la pila de trastes sucios y

al final se retiró. Dejando en la habitación a una chica apenada por el malentendido y a un

joven riéndose de la situación. Luego de múltiples disculpas por parte de la chica, Kageyama

se paró de su asiento dirigiéndose a la chica, luego posó su mano encima de la cabeza de ella

y moviéndola suavemente así acariciando su cabeza, como un símbolo de afecto y como

consecuencia haciendo que la joven se sonroje.

- No te preocupes por eso Baka (Tonta), ahora siéntate y relájate que yo haré la comida.

Dijo, luego se fue a la cocina mientras se ataba un delantal a lo largo de la cintura, para

después subirse las mangas y empezar a cocinar.

El proceso de cocinar no fue largo, después de 15 minutos, Kageyama volvió donde estaba la

chica con un plato echando humo en cada mano. Hinata noto que era un plato exotico, ya que

nunca lo había probado, era arroz blanco con un huevo crudo encima. Kageyama dijo que era
un plato tradicional de su tribu, se llamó “Tamago Kahen Gohan”. Kageyama cogió salsa de

soya y le hizo a su pato explicando que eso le proporcionaba más sabor a la comida. Hinata,

al elegir seguir el ejemplo del mayor hizo lo mismo, luego con los palillos revolvió el huevo

con el arroz y cogió un poco de arroz para luego metérselo a la boca.

Los ojos de Hinata se abrieron ante el fascinante sabor del plato de Kageyama, sencillamente

esta es su nueva comida favorita. Kageyama al ver esta reacción por parte de la menor se

alegró y le dijo a ella que cogiera su plato y viniera con él a un lugar. Hinata hizo caso,

levantó su plato y siguió al mayor a la habitación prohibida, se sorprendió un poco al ver que

el chico la iba a dejar ver con más claridad y con autorización lo que había en esa habitación.

Al entrar se encontraba un mueble de madera con decoraciones, velas, comida y fotos de

personas.

- Esta es una sala muy privada para mí, ya que aquí se honra a mis antecedentes. - Dijo

- En mi tribu hay estos muebles en cada casa; cuando una persona muere, siempre

queda en las memorias de la spersonas, pero tambien segun las creencias de donde yo

vengo quedan en este mueble, se llama Butsudan (仏壇), se ponen las fotos de los

seres queridos que ya no se encuentran en el plano mortal y se le ofrecen alimentos, y

te puedes comunicar con ellos como cuando seguían vivos pero claro sin recibir una

respuesta. Este lugar es muy importante y privado para mi porque acá se encuentran el

alma de mi padre y madre, descansando.

Luego de esto, Kageyama se arrodilló en el suelo, dejando la comida en el piso y poniendo

sus manos en forma de oración.


- Hola mama y papa, esta es Hinata una chica que rescaté hace poco, vive conmigo y

desde que llego a mi vida me he sentido como el chico mas afortunado del mundo.

CAPÍTULO 8

Hinata volteo la cabeza hacia kageyama al escuchar eso, sintiendo mariposas en el estómago,

luego noto como unas lágrimas se escurría de la cara de Kageyama, haciéndole recordar a la

pérdida de su madre, Hinata tambien empezo a llorar.

- Hola mama de Kageyama - Dijo hinata - Soy Shoyo, soy la persona que su hija

rescato, me ha estando tratando muy bien y me ha protegido de muchos males, y le

prometo que cuide de su hijo muy bien.

Ahora Kageyama sorprendido giró ver a Hinata, luego empezó a hablar en voz baja pero las

lágrimas no paraban, luego ambos empezaron a comer mientras las lágrimas salían de los

ojos de AMBOS.
Luego de semanas conviviendo juntos, poco a poco ambos chicos se dieron cuenta de lo que

verdaderamente sentían uno por el otro, el primero que se dio cuenta fue Kageyama, se

enamoró de la hermosa forma de ser de Shoyo, y luego de saber lo que haya pasado estos

años le prometio que jamas se sentía con miedo, o con hambre y que siempre la protegerá

aunque le cueste la vida. Luego de esas personas Hinata se dio cuenta verdaderamente de lo

que sentía por Tobio, después de escucharlo se atrevió a dar el primer paso y se acercó

rápidamente a besarlo, ese fue el primer beso de ambos. Se sintieron muy nerviosos y se

besaron torpemente, luego cuando se separaron ambos se encontraban sonrojados, y luego de

un te amo de Kageyama se abrazaron y se volvieron a besar.


Pasaron mucho tiempo juntos, riendo, caminando, besando, amando. Pero, la gente fue

enterándose poco a poco de la relación que tenían estos dos, y como Tobio era conocido por

ser una persona importante, con muchas pretendientes japonesas y también de familia rica,

muchas personas no se tomaron de buena manera la noticia.

Un dia, Kageyama salió a comprar medicamentos para Hinata ya que se encontraba enferma

y aprovecho a comprar un regalo de cumpleaños para Shoyo, alegremente regresando

encontró el portón de la casa abierta y por el camino había muchas huellas que no eran de él o

de sus empleada, preocupándose rápidamente fue a revisar lo que pasaba. Abrió la puerta de

la casa y todo estaba en silencio, al dar la vuelta para ver el pasillo encontró muerta a dos

empleadas, rápidamente al pensar lo peor, corrió rápidamente a la habitacion de Shoyo para

ver si nada malo le había pasado.

Mientras más corría más veía cuerpos sin vida de sus empleadas y huellas con sangre de los

asesinos. Llegó a la puerta y abrió rápido, sintió un vacío dentro de él, el piso estaba lleno de

sangre y el cuerpo desnudo de Sochi muerto, con varias heridas abiertas en el pecho, con

marcas en las muñecas y con signos de lucha.

Kageyama fue caminando lentamente hacia el cuerpo de su amada, sintiendo un sentimiento

de tristeza y como si su mundo se derrumbara. Al estar al lado de su chica, cogió con

delicadeza su mano y empezó a llorar desconsoladamente.

Los días pasaron y Kageyama no se sentía mejor, le contó a la policía todo y aun con todas

las investigaciones que hicieron no se determinaron los culpables.


Un martes, 22 de diciembre, mientras venteaba fuerte, en la tarde en pleno invierno,

Kageyama se encontraba caminando en la playa con algo en la mano, luego de unos minutos

caminando se detuvo y miró al cielo.

- Hinata Shoyo, tuviste una vida muy difícil, fuiste concebida a consecuencia de una

violacion, matara a tu madre enfrente de ti, te vendieron a un viejo, quien te mantuvo

cautiva durante dos años, y en ese tiempo te maltrato y violó, luego te encontré.

Pasaste dos años en la miseria, pero este medio año que te conoci, fue el mejor y el

ultimo de mi vida, nunca dejaste de sonreir, ya que cuando te encontré con su mirada

a tu hermoso cabello naranja fue como amor a primera vista, y para mi, tu fuiste lo

mejor que me ha pasado en la vida. Así que, no me importa si es en el cielo, o en otra

vida, pero te juro Shoyo, que te encontrare. - Luego miró su mano y el contenido que

había dentro.
Kageyama cargaba con unas pastillas cargadas de veneno, sin pensarlo, se las metió a la boca

y se las paso rápido, a los pocos segundos, a Kageyama le empezó a seguir sangre de la boca,

cayendo al piso empezó a convulsionar y murió.

FIN

También podría gustarte