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Crítica: En la cuerda floja

Siempre es grato visitar espacios alternativos a los que estamos acostumbrados en el


ambiente teatral, esto abre un poco más el hecho de explorar nuevos caminos con rostros
nuevos, esta vez en Pueblo Libre, es un espacio bautizado como OZ STUDIO se presentan
3 pequeñas piezas que hablan sobre la dependencia emocional.

Un tema con muchas dimensiones, ya que a veces es difícil relacionarnos sin haber
experimentado alguna vez un mínimo de apego por el otro, y eso parte de no observarse
profundamente en nuestras carencias, en nuestras situaciones interna no sanadas o no
resueltas que esperamos que nuestra pareja de turno muchas veces nos resuelva (estando
el otro también en las mismas condiciones); y es que vamos con ideas equivocadas muchas
veces cuando nos relacionamos con el otro con respecto al amor, idealizando o creyendo
que es de nuestra posesión, es entonces cuando pasamos a estar en esa cuerda floja de la
que hablan las historias y sale nuestro ego directamente a atacar, victimizarse o
culpabilizarse.

Las tres historias conectan de manera adecuada con lo más miserable y visceral del ser
humano que se encuentra en esa condición de total dependencia y creyendo que está en el
otro la solución a su sufrimiento sin observarse antes a sí mismos. Como para reflexionar en
cómo la sociedad en la que vivimos se enferma cada vez más de sus propias emociones.

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