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DERECHO CONSTITUCIONAL

UNIDAD 1
CONCEPTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

1.5. FUNDAMENTABILIDAD

La fundamentalidad denota una cualidad de la Constitución jurídico-


positiva que, lógicamente, hace que ésta se califique como "Ley Fundamental
del Estado." Entraña, por ende, que dicha Constitución sea el ordenamiento
básico de toda la estructura jurídica estatal, es decir, el cimiento sobre el que
se asienta el sistema normativo de derecho en su integridad.
Consiguientemente, el concepto de fundamentalidad equivale al de
primariedad, o sea, que si la Constitución es la "Ley Fundamental", al mismo
tiempo es la "Ley primaria". Este atributo, además, implica que el
ordenamiento constitucional expresa las decisiones fundamentales de que
hablamos con antelación, siendo al mismo tiempo la fuente creativa de los
órganos primarios del Estado, la demarcación de su competencia y la
regulación básica de su integración humana. La fundamentalidad de la
constitución significa también que ésta es la fuente de validez formal, de
todas las normas secundarias que componen el derecho positivo, así como la
"superlegalidad" de sus disposiciones preceptivas en la terminología de
Maurice Hauriou. Conforme al pensamiento de Kelsen, la constitución
jurídico-positiva o "material" como también la llama, tiene la "función
esencial" consistente en "regular los órganos y el procedimiento de la
producción jurídica general, es decir, de la legislación, regulación que deriva
del carácter de "ley fundamental" que tiene, o sea, de ordenamiento
fundatorio de todas las normas secundarias. El jurisconsulto Jorge Xifra
Heras, profesor de la Universidad de Barcelona, refiriéndose a la
fundamentalidad constitucional, asegura que "Este carácter fundamental que
concede a la constitución la nota de ley suprema del Estado, supone que
todo el ordenamiento jurídico se encuentra condicionado por las normas
constitucionales, y que ninguna autoridad estatal tiene más poderes que los
que le reconoce la constitución, pues de ella depende la legitimidad de todo
el sistema de normas e instituciones que componen aquel ordenamiento”.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa Página 1


DERECHO CONSTITUCIONAL

Fácilmente se advierte que la doctrina, expresada en las anteriores


opiniones, alude a la fundamentalidad formal de la constitución jurídico-
positiva considerándola como la norma que funda toda la estructura del
derecho positivo del estado, sin la cual ésta no sólo carecería de validez, sino
que desaparecería. La índole formal de dicha cualidad estriba en que,
independientemente de que el contenido de las disposiciones constitucionales
esté o no justificado, es decir, prescindiendo de que se adecuen o no a lo
que, con Lasalle, hemos denominado "constitución real", el ordenamiento
que las comprende es el apoyo, la fuente y el pilar sobre los que se levanta y
conserva todo el edificio jurídico del estado, o sea, conforme a la concepción
kelseniana, la base de la pirámide normativa. Como es bien sabido, esta
pirámide se integra con las normas primarias o fundamentales, las normas
secundarias o derivadas de carácter general y abstracto (leyes) y las normas
establecidas para un caso concreto y particular (decisiones administrativas y
sentencias judiciales). Debe observarse que la mera fundamentalidad formal
de la constitución jurídico-positiva no puede explicar la justificación de ésta,
es decir, la fundamentación material que debe tener, la cual ya no es de
carácter jurídico. A esta fundamentación se refiere veladamente Kelsen al
aludir a la “norma fundamental hipotética" y que, para nosotros, no es sino
la Constitución real y teleológica de que hemos hablado.

Ahora bien, si la constitución es la "ley fundamental" en los términos


antes expresados, al mismo tiempo y por modo inescindible es la “ley
suprema" del estado. Fundamentalidad y supremacía, por ende, son dos
conceptos inseparables que denotan dos cualidades concurrentes en toda
constitución jurídico-positiva, o sea, que ésta es suprema por ser
fundamental y es fundamental porque es suprema. En efecto, si la
constitución no estuviese investida de supremacía, dejaría de ser el
fundamento de la estructura jurídica del estado ante la posibilidad de que las
normas secundarias pudiesen contrariarla sin carecer de validez formal. A la
inversa, el principio de supremacía constitucional se explica lógicamente por
el carácter de "ley fundamental" que ostenta la constitución, ya que sin él no
habría razón para que fuese suprema. Por ello, en la pirámide kelseniana la
constitución es a la vez la base y la cumbre, lo fundatorio y lo insuperable,
dentro de cuyos extremos se mueve toda la estructura vital del Estado,
circunstancia que inspiró al jurista José María Iglesias el proloquio que dice:
“Super constitutionem, nihil; sub constitutione, omnia".

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