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DIOCESIS DE CUAUTITLÁN

ASAMBLEA DIOCESANA 2022


DECANATO: SAN BUENAVENTURA

HORA SANTA

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HORA SANTA

POR UNA IGLESIA SINODAL


CANTO EUCARÍSTICO:

Bendito, bendito, ¡bendito sea Dios!


Los ángeles cantan y alaban a Dios Bendito, bendito, ¡bendito sea Dios!
Los ángeles cantan y alaban a Dios Los ángeles cantan y alaban a Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios
Yo creo, Jesús mío, que estás en el altar
Oculto en la Hostia, te vengo a adorar Yo creo en, Jesús mío, en tu suma bondad
Oculto en la Hostia, te vengo a adorar Poder recibirte con fe y caridad
Poder recibirte con fe y caridad
Bendito, bendito, ¡bendito sea Dios!
Los ángeles cantan y alaban a Dios Bendito, bendito, ¡bendito sea Dios!
Los ángeles cantan y alaban a Dios Los ángeles cantan y alaban a Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios
Por el amor al hombre moriste en una cruz Bendito, bendito, ¡bendito sea Dios!
Al cáliz bajaste por nuestra salud
Al cáliz bajaste por nuestra salud

ADORACION A CRISTO SACRAMENTADO

S. En los cielos y en la tierra sea para siempre bendito y alabado.


R. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

Señor Nuestro Jesucristo que nos invitas a vivir en comunión con el Padre y el Espíritu Santo, cuando en
tu oración le pedias al Padre, por nosotros, para que fuéramos uno como tú eres uno con el Padre y el
Espíritu Santo. Enséñanos a vivir en comunión como Iglesia peregrina de Cuautitlán.

(Padre nuestro, Ave María, Gloria.)

CANTO: ALTÍSIMO SEÑOR

Altísimo Señor, que supiste juntar,


a un tiempo en el altar, ser Cordero y Pastor;
quisiera con fervor amar y recibir
a quien por mi quiso morir (2).

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S. Adoremos y demos gracias en cada instante y momento.
R. Al Santísimo y Divínisimo sacramento.

Gracias Padre Bueno porque a través de tu Hijo y del Espíritu Santo, haces que toda la Iglesia participe
de tu Vida Divina. Ilumina el caminar de los bautizados para que, participando de esta Vida Divina,
crezca nuestra caridad con nuestros hermanos.

(Padre nuestro, Ave María, Gloria.)

CANTO: ALTÍSIMO SEÑOR (continuación)

Cordero divinal, por nuestro sumo bien,


inmolado en Salen, en tu puro Raudal;
de gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.

Altísimo Señor, que supiste juntar,


a un tiempo en el altar, ser Cordero y Pastor;
quisiera con fervor amar y recibir
a quien por mi quiso morir.

S. Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar.


R. En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado.

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda la creatura”. Tu has querido Señor que tu
Iglesia fuera siempre una Iglesia en salida, una Iglesia misionera. Ayúdanos Señor a nunca vivir aislados
e indiferentes ante las necesidades de nuestros hermanos que sufren y fortalécenos para ser una iglesia
misionera.

(Padre nuestro, Ave María, Gloria.)

CANTO: ALTÍSIMO SEÑOR (continuación)

Suavísimo maná, que sabe a dulce miel,


Ven y del mundo vil, nada me gustará.
Ven y se trocará del destierro cruel
Con tu dulzura la amarga hiel.

Altísimo Señor, que supiste juntar,


a un tiempo en el altar, ser Cordero y Pastor;
quisiera con fervor amar y recibir

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a quien por mi quiso morir.

INTRODUCCIÓN:

El llamado a caminar juntos es un deseo de ayer y de hoy, Jesús le pide al Padre que todos
seamos uno. No es fácil caminar juntos porque cada uno queremos seguir nuestros deseos. Como
comunidad parroquial estamos llamados a caminar juntos, El papa Francisco nos recomienda: “Si la
parroquia es la casa de todos en el barrio, no es un club exclusivo, les recomiendo: deja las puertas y
ventanas abiertas, no te límites a tener en cuenta solo a los que asisten o piensan como tú. Dejen que
todos entren… Salgan a su encuentro y dejen que los cuestionen, hagan suyas sus preguntas, escuchen
sus inquietudes y dificultades, caminen juntos: el Espíritu los iluminará y conducirá”. Oremos para que
el Espíritu nos ayude a construir Iglesia juntos, en nuestras familias, en nuestras parroquias, en nuestra
Diócesis.
Cada uno ore en Silencio ante Jesús Eucaristía presentado sus intenciones interiormente, Él que
todo lo escucha.

SILENCIO MEDITATIVO (5 minutos)

Lectura Bíblica: 1 Cor 12,12-27

“Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean
las partes, todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo.
Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo
cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos participamos
del único Espíritu.
Un solo miembro no basta para formar un cuerpo, sino que hacen falta muchos.
Supongan que diga el pie: 'No soy mano, y por lo tanto yo no soy del cuerpo. No
por eso deja de ser parte del cuerpo.
O también que la oreja diga: 'Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo. Tampoco
por eso deja de ser parte del cuerpo.
Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera
oído, ¿cómo podríamos oler?
Dios ha dispuesto los diversos miembros colocando cada uno en el cuerpo como
ha querido.
Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Pero hay muchos miembros, y un solo cuerpo.

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El ojo no puede decir a la mano: 'No te necesito'. Ni tampoco la cabeza decir a
los pies: 'No los necesito'.
Aún más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más
necesarias,
y a las que son menos honorables las tratamos con mayor respeto; cubrimos con
más cuidado las que son menos presentables,
mientras que otras, más nobles, no lo necesitan. Dios, al organizar el cuerpo,
tuvo más atenciones por lo que era último,
para que no se dividiera el cuerpo; todas sus partes han de tener la misma
preocupación unas por otras.
Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro recibe honores, todos
se alegran con él.
Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno en su lugar es parte de él.”

REFLEXIÓN:

San Agustín llama a Cristo, como el Cristo total (cf. Sermón 341), a la cabeza y miembros en unidad
indivisible e inseparable. Sólo desde la unidad en Cristo Cabeza cobra sentido la pluralidad entre los
miembros del cuerpo, que enriquece a la Iglesia, superando cualquier tentación de uniformidad.

A partir de esta unidad en la pluralidad, con la fuerza del Espíritu, la Iglesia está llamada a abrir caminos
y, al mismo tiempo, a ponerse en marcha”, ha explicado el cardenal Grech, secretario general.

El Papa Francisco impulsa el Sínodo, que no es otra cosa que, el «caminar juntos» de una Iglesia que
pone a mujeres y a hombres de nuestro tiempo, incluidos pastores, y, al mismo Sucesor de Pedro, a
‘escuchar’ al Espíritu Santo.

De hecho, el Sínodo que su santidad inicio en octubre del 2021 y que se extenderá hasta 2023 lleva
como título: Por una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión. 

La sinodalidad representa el camino a través del cual la Iglesia puede renovarse por la acción del
Espíritu Santo, escuchando juntos lo que Dios tiene que decir a su pueblo. Sin embargo, este camino
recorrido juntos no sólo nos une más profundamente los unos a los otros como Pueblo de Dios, sino que
también nos envía a llevar adelante nuestra misión como testimonio profético que abarca a toda la
familia humana, junto con nuestras denominaciones cristianas y otras tradiciones de fe.

El Papa remarca que la escucha es primordial para la sinodalidad: «Tener oídos, escuchar, es el primer
compromiso. Se trata de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su
soplo de vida». 

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Sinodalidad es trabajar en equipo

La sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. ‘Caminar juntos’, laicos,
pastores y obispo de Roma. El Papa indica que es un concepto fácil de expresar a palabras, pero no es
fácil de poner en práctica (Papa Francisco). 

Y el principio sinodal de ser ‘pueblo de Dios’ es escuchar lo que dicta el Paráclito. El Papa quiere que
los pastores se escuchen entre sí, y no solo: escucharse entre hermanos cristianos, escuchar a los
alejados, escuchar a los más débiles y escuchar a los desheredados.

Es una invitación a todos los obispos del mundo a pensar menos en sí mismos y, también es un llamado
a la responsabilidad de todos los bautizados a trabajar en equipo junto a sus pastores. 

«El cristianismo debe ser siempre humano y humanizador, conciliando las diferencias y las distancias y
transformándolas en familiaridad, en proximidad. Uno de los males de la Iglesia, o más bien una
perversión, es este clericalismo que separa al sacerdote y al obispo del pueblo», papa Francisco.

ORACIÓN DEL SÍNODO

Estamos ante ti, Espíritu


Santo,
reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero
consejero:
ven a nosotros, apóyanos,
entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la
meta.
Impide que perdamos el rumbo
como personas débiles y
pecadoras.
No permitas que la ignorancia
nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del
discernimiento,
para que no dejemos que
nuestras acciones

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se guíen por prejuicios
y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos
del camino
de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro
peregrinaje terrenal
nos esforcemos por alcanzar
la vida eterna.
Esto te lo pedimos por
intercesión de la Virgen María
y, a ti,
que obras en todo tiempo y
lugar,
en comunión con el Padre y el
Hijo
por los siglos de los siglos.
Amén.

CANTO: TU REINARAS

¡Tú reinarás! Este es el grito que ardiente exhala Reine Jesús por siempre, reine su corazón
nuestra fe En nuestra patria, en nuestro suelo
¡Tú reinarás, oh Rey bendito! Pues tú dijiste: Que es de María la nación. En nuestra patria, en
"reinaré" nuestro suelo
Que es de María la nación
Reine Jesús por siempre, reine su corazón
En nuestra patria, en nuestro suelo ¡Tú reinarás! Dichosa era, dichoso pueblo con tal
Que es de María la nación Rey
En nuestra patria, en nuestro suelo Será tu Cruz nuestra bandera, tu amor será, ya,
Que es de María la nación nuestra ley

¡Tú reinarás! Dulce esperanza, que al alma llena de Reine Jesús por siempre, reine su corazón
placer En nuestra patria, en nuestro suelo
Habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá Que es de María la nación
doquier En nuestra patria, en nuestro suelo
Que es de María la nación.

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SILENCIO MEDITATIVO (5 minutos)

ORACION UNIVERSAL
S: Fraternalmente unidos presentemos a Dios, Padre Providente, nuestras súplicas confiadas en favor de
la Iglesia y de toda la humanidad, a fin de crecer en la capacidad de diálogo, inclusión y participación,
diciendo:
R/. Padre de amor, escúchanos
1. Tú que elegiste al pueblo de Israel como fermento de salvación, atiende nuestra oración por la Iglesia,
pueblo tuyo, para que, apreciando la riqueza de los dones y carismas, sea siempre digna de credibilidad
por el diálogo, la sanación, la reconciliación y la participación de todos. Oremos.
2. Tú que concediste la sabiduría a Salomón para gobernar a tu pueblo, asiste a los gobernantes de los
pueblos con tu luz y el ejemplo de la Iglesia, a fin de que ella se presente como promotora del servicio,
única forma de poder y en diálogo con las naciones se establezcan modos concretos de responsabilidad
en la construcción de un mundo mejor. Oremos.
3. Tú que consuelas a los tristes y levantas del polvo al desvalido, haz de tu Iglesia un lugar privilegiado
para la comunión y escucha de los marginados y los que padecen a causa de diversas formas de
sufrimiento. Oremos.
4. Tú que enviaste al Espíritu Santo para que guiara, alegrara y santificara a la Iglesia, ayúdanos a
reconocer el impulso misionero de este Espíritu y haz que con su luz seamos guiados en el camino de la
sinodalidad, de modo que todos encuentren en la Iglesia una verdadera madre y maestra. Oremos.
5. Tú que nos congregas bajo el único cayado del único Pastor, Jesucristo, asiste a esta comunidad
reunida en torno al altar, a fin de que entre nosotros se regeneren las relaciones y se valoren las
experiencias sinodales que se han tenido en el seno de la Iglesia, de modo que seamos una sola familia
para gloria tuya. Oremos.
S: Padre de Bondad: recibe nuestras oraciones en favor de tu Iglesia, para que, comprometidos en el
anuncio del Evangelio a todos nuestros hermanos, caminemos juntos por las sendas de la comunión, la
participación y la misión. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amen

CANTO: CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES

Cantemos al Amor de los amores,


cantemos al Señor; Dios está aquí;
venid, adoradores, adoremos a Cristo Redentor.
Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor.

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Honor y gloria a Ti, rey de la Gloria.
Amor por siempre a Ti, Dios del Amor.

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