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Locura, psiquiatría y salud mental:

Tensiones entre la mirada del


Colectivo Autogestión Libre-Mente y el
dispositivo gubernamental

Profesora:

​Caterine Galaz Valderrama

Estudiantes:

Juan González

Benjamín Rojas Sahurie

Fecha:
17 de octubre de2019.
Introducción

El siguiente trabajo aborda las tensiones existentes entre la reforma del Plan
Nacional de Salud Mental y las nociones que emanan, sobre este tema, del
Colectivo Libre-Mente. El ejercicio se basa en un trabajo etnográfico hecho a partir
de la participación en las asambleas abiertas del Colectivo, donde se tematizan
distintos temas a parte de la dimensión salud mental.

En este sentido, pretendemos enfocarnos en las tensiones que consideramos se


producen al revisar el Plan Nacional de Salud Mental y cómo este la tematiza, en
comparación con las opiniones expuestas por los integrantes del Colectivo
rescatadas en diarios de campo.

Así, el siguiente escrito presenta un pequeño acercamiento al Colectivo, para


posteriormente exponer la noción de intervención que entenderemos. A
continuación de eso se presenta un pequeño análisis de estas tensiones para
proseguir con una breve reflexión y conclusión ligadas al quehacer del trabajo
social.

Colectivo Autogestión Libre-Mente

El Colectivo se reúne en asambleas abiertas a toda la comunidad, todos los


lunes desde las 18:30 hasta las 21:00 hrs. aproximadamente en el Centro social y
librería Proyección. La asamblea se constituye como el principal motor de acción del
Colectivo, desde donde se discute sobre la psiquiatría, el feminismo, política, la
locura y el apoyo mutuo, entre muchos más temas que van surgiendo en este
espacio. Es por eso que entendemos esta instancia como una intervención que
nace desde locas/os para locas/os y para la comunidad.

El Colectivo tiene una composición fluida, donde no siempre se ven las mismas
caras y siempre se escuchan diferentes historias. Los integrantes son muchos y
varían en cantidad de asamblea en asamblea. No existe la obligatoriedad de asistir
siempre y todas las semanas, pero si hay gente que hemos visto ha ido de manera
constante.

Cabe mencionar que el Colectivo está profundamente relacionado con el Centro de


Estudios Locos y la Locooperativa, sin embargo nos centraremos solo en el
Colectivo y en la forma en que este actúa.

Noción de intervención y su relación con Libre-Mente

La intervención se caracteriza por no ser tradicional ya que es de un carácter


participativo y bajo relaciones horizontales, donde cada persona puede exponer
libremente sus opiniones y puntos de vista. En este sentido, la intervención del
Colectivo tienen una particular forma de hacer, situada en una serie de coordenadas
históricas y culturales que intentan conocer y explicar los fenómenos sociales, cómo
se construye una demanda a partir de una problemática, cuál es sus entido, qué es

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lo que se oculta tras ella y qué aspectos naturaliza (Carballeda, 2010). A modo
análitico, exponemos que la intervención del Colectivo se materializa en asambleas
abiertas, donde a partir de las distintas subjetividades de los y las asistentes, se
cimentan las bases de los criterios en los que se sostendrán las acciones emanadas
de estas instancias, por ejemplo la organización de la Marcha por el Orgullo Loco a
realizarse el próximo 16 de noviembre del 2019 y el “Encuentro de estudios locos” a
realizarse el 18 de octubre del mismo año (Diario de campo N°2, Rojas).

Por tanto, el espacio de las asambleas funciona como trampolín para generar
intervenciones sociales y políticas fuera del mismo Colectivo, funcionando como un
tipo de militancia no tradicional, en donde la participación no es obligatoria -incluso
no es constante-, así como tampoco es obligatorio que cada participante se
comprometa con alguna tarea en específico.

En esta línea, las asambleas también funcionan como un espacio seguro, donde se
acepta la locura y, por sobre todo, como un espacio terapeútico. Además de los
relatos de las y los integrantes, también pudimos evidenciar esta dimensión
terapéutica durante nuestra primera asamblea, donde una mujer venía por primera
vez buscando ayuda para su hijo que hace dos años había sido diagnosticado de
esquizofrenia. Frente a la petición, las y los integrantes del Colectivo se mostraron
muy abiertos a brindar ayuda con información, incluso le dijeron que la información
que le han dicho los psiquiatras y psicólogos tiene dos grandes problemas: el
primero es la relatividad de la información, y el segundo es que todas esa
información además es falsa (Diario de campo N° 1, Gonzalez). Durante las
asistencias a las asambleas también hemos podido presenciar cómo distintas
personas llegan pidiendo ayuda para solucionar las incertidumbres que tienen
acerca de sus diagnósticos y sobre qué hacer respecto a la medicalización. En
general todas las personas que han llegado se han sentido atraídas y en confianza
con el espacio, lo que ha generado que sigan participando en sesiones siguientes.

La intervención del Colectivo se puede interpretar como una forma de resistencia


que cuestiona y se contrapone a la intervención social llevada a cabo por los
dispositivos de gobierno tales como los hogares protegidos, los hospitales
psiquiátricos, las consultas psiquiátricas, etc. Si bien estos recintos están
reformándose, según se relata en el Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025, los
mismos integrantes del Colectivo han hecho mención a que estas reformas están
funcionando más como una fachada y que en realidad solo están cambiando el
lugar en donde opera la psiquiatrización, o en dónde duermen las personas en
tratamiento (Diario de Campo, Rojas), pero que no es un cambio realmente puesto
que están restando camas de los hospitales psiquiátricos, lo que indica que en un
futuro se dejará de recluir a personas allí pero que de igual forma serán derivadas a
otros hogares protegidos.

La mayoría de quienes participan en el Colectivo han sido objeto de sumisión de


estos dispositivos, y como expertas y expertos por experiencia, levantan una crítica.
Esto último es importante debido que durante las asambleas del Colectivo se suelen
denominar a sí mismas/os como expertas y expertos por experiencia, dando cuenta
de que son ellas/os quienes han vivido en carne propio los procesos de
psiquiatrización y medicalización, y más que eso, que son ellas/os quienes están
diagnosticadas/os con alguna “enfermedad psiquiátrica”, y por tanto su voz tiene un

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peso en cuanto a estas discusiones.

Javier Corvalán (1996) escribe sobre las maneras de concebir a las y los receptores
de una intervención que se constituyen como sujeto social, individual o colectivo. De
esa manera “este sujeto puede ser deficitario, es decir, definido por sus vacíos y sus
incapacidades, y como tal tiene pocos o ningún elemento útil para superar la
situación problemática en que se encuentra” (Corvalán, 1996, p. 38). Esa es la
perspectiva de intervención social que se plantea y configura como dispositivo. Esto
según algunas y algunos miembros del Colectivo, que explican que las y los ven
como incapaces, por ejemplo con el concepto psiquiátrico de propositividad vital que
se ocupa para decir que las personas diagnosticada con esquizofrenia no pueden
tener metas en la vida, y que si, por ejemplo, entran a algún lugar a trabajar es
posible que abandonen muy luego el trabajo; argumentos que se utilizan para
mantener el poder psiquiátrico. (Diario de Campo 3, Rojas).

Por otro lado, “el sujeto receptor de la intervención puede ser interpretado también
como portador. Se trata aquí de un tipo de individuo o colectivo que tiene un
conjunto de características, latentes o potenciales, necesarias e indispensables para
superar su situación problemática” (Corvalán, 1996, p. 38), por lo que consideramos
que la intervención del Colectivo se muestra como una figura potenciadora de
cambio y como solucionadora de sus propias situaciones problemáticas: las
asambleas del Colectivo Libre-Mente se infiltran en la carencia de humanidad que
muestra la intervención gubernamental.

Visiones y tensiones: Libre-Mente y Plan Nacional de Salud Mental

A continuación se presenta un análisis en torno a las tensiones existentes entre lo


que expone el Plan Nacional y las visiones que emanan del Colectivo. Estas
tensiones tienen diversas formas, y en particular nos centraremos en dos, una
ligada a la participación y otra a la problematización sobre el electroshock o
actualmente TEC: terapia electroconvulsiva.

Como adelantábamos, el Plan Nacional de Salud Mental busca responder a las


necesidades de las personas que necesitan atención en salud mental, y para ello
uno de sus lineamientos de trabajo es la participación. A través de un enfoque de
recuperación, busca dar “fuerza (...) a la participación de usuarios y usuarias en los
servicios de salud mental, pasando desde el rol pasivo de pacientes al proactivo de
“expertos/as” en el manejo de enfermedades mentales y en el funcionamiento de los
servicios de salud mental” (Minsal, 2017, 131). Este criterio pareciera ser
prometedor, sin embargo, se deja entrever que se refiere a una participación en
calidad de usuario y no en calidad de ciudadano. El mismo documento es revelador
al respecto ya que desde sus comienzos, cuando fue planeado, no dio espacio para
que ninguna organización, grupo, colectivo, o actores sociales pudiera ser parte del
proceso de creación del Plan:

“El 8 de septiembre de 2014 se realizó una jornada de trabajo que contó con la
participación de los equipos de la Unidad de Salud Mental de la Subsecretaría
de Redes Asistenciales y del Departamento de Salud Mental de la
Subsecretaría de Salud Pública, representantes del gabinete de la
Subsecretaría de Salud Pública, División de Atención Primaria, Departamento

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de Ciclo Vital, además de invitados de los equipos clínicos de la red temática
de salud mental y de la academia” (Minsal, 2017, p. 167).

Esta tensión resulta conflictiva ya que ese “hablar por el otro”, esa suerte de
paternalismo estatal, esa posicionamiento como Estado cuidador es una de las
cosas que resulta más violenta para las personas que componen el Colectivo. En
una de las primeras asambleas, unos estudiantes que venían a hacer un trabajo se
tuvieron que retirar antes alegando que tenían otras actividades, no sin antes
preguntar que de dónde podían obtener más información respecto al Colectivo. Uno
de los integrantes del Colectivo les respondió que “cualquier decisión de poder
trabajar junto a ellos se tomará en conjunto, que no era algo que [debían] dar por
hecho sólo por haber asistido a una única asamblea” (Diario de campo N° 1,
González), también enfatizó el hecho de que no quieren y no necesitan un
representante, alguien que hable por ellos; “cuando son derechos humanos, hablan
los abogados, cuando es salud mental hablan los psicólogos… Nos han observado
toda nuestra vida” (Diario de campo N° 1, González). Esas fueron las palabras de
Rodrigo Fredes, superviviente de la psiquiatría.

Esto proporciona un discurso contradictorio por parte del aparato estatal ya que en
el Plan se promueve una participación de los usuarios pero en la práctica sigue
replicando las mismas lógicas ​top down de implementación de acciones dirigidas a
brindar servicios a la población. En este sentido, reconocer la capacidad de agencia
de los distintos actores sociales, y en particular la de los principales afectados por
estas acciones, es fundamental para el real desenvolvimiento de un enfoque de
derecho.

Por otra parte el Plan asume una mirada crítica de cómo se ha estado llevando la
salud mental en Chile, sobre todo en cuanto a los Derechos Humanos de las
personas diagnosticas. Así el año 2014 el Observatorio de Derechos Humanos de
las Personas con Discapacidad Mental publicó un diagnóstico que concluía que “la
legislación que se encuentra vigente en nuestro país está en clara contravención a
los principios de la CDPD [Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad] y sus disposiciones concretas…” (Minsal, 2017, p. 27), lo que trae
como gran deuda la creación de una ley que regule la situación en los centros
psiquiátricos. En el Colectivo se ha criticado de la misma forma la situación, siento
tema recurrente en las asambleas que los Derechos Humanos parecieran no existir
para las y los locos. Es por esto que dos estudiantes de cine están trabajando con el
Colectivo con el objetivo de denunciar la violación de los Derechos Humanos a
través de la prensa.

El Plan incluso habla de que existe un “aumento del uso de medidas de privación de
libertad (hospitalizaciones involuntarias) y elevado uso de contención física y
reclusión en salas de aislamiento en la atención de salud de personas con
enfermedad mental.” (Minsal, 2017, p. 23), lo que evidencia la forma en que actúa el
dispositivo de gobierno en la vida de las personas con “enfermedad mental”. En este
sentido, el Colectivo y el Plan Nacional de Salud Mental parecen estar en una
misma dirección y apuntalando los mismos objetivos. Sin embargo, el punto de
diferencia es la ausencia de la problematización del electroshock o TEC
-denominación que se le da actualmente- en el Plan, siendo ésta una forma de
tortura que va en contra de la idea de autonomía y libertad que propone el Plan. En

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el Colectivo se ha conversado que el electroshock que actualmente se lleva a cabo
es a través de derivaciones a los hospitales tradicionales, puesto que muchos
psiquiátricos están siendo cambiados por los hogares protegidos. (Diario de Campo
N°3, Rojas). En ese sentido, que no se problematice el tema de la TEC en el Plan es
una gran falta a la ética, puesto que hay parte de la población que piensa que ya no
se ocupa ese método de tortura. Un joven en la última asamblea en que
participamos hablaba sobre las torturas con electricidad, y dijo que se parecían a las
torturas que hacía la CIA en la dictadura (Diario de Campo N°4, Rojas). En ese
sentido es que hay tensiones entre la visión del Colectivo y la visión del Plan
Nacional de Salud Mental, puesto que el colectivo ha llevado como una de sus
principales banderas de lucha el estar en contra de la tortura y el electroshock, por
lo que han organizado conversatorios y marchas sobre el tema.

Reflexión final y conclusión

Una de los aspectos que más nos ha interpelado es la posición de la academia y los
movimientos sociales/colectivos. En este sentido, no hemos podido dejar de
preguntarnos de qué manera podemos actuar para ser un aporte al Colectivo y no
solo ir y extraer conocimiento. Esto nos ha llevado a pensar en qué es lo propio del
trabajo social y cómo se puede actuar desde ahí. De momento, hemos llegado a la
respuesta de que no es necesario delimitar una forma particular de actuar desde el
trabajo social, sino que en esa amalgama de conocimientos y técnicas es posible
articular ciertos saberes para generar una intervención acorde a una real
participación de los sujetos mayormente afectados por estas acciones.

En este sentido, un criterio a prestar atención es la diversidad de nociones y


subjetividades que mediante un trabajo autogestionado pueden desplegar una real
agencia para poder intervenir en las problemáticas que les afectan.

Material citado

Carballeda, A. J. M. (2010). La intervención en lo social como dispositivo. Una


mirada desde los escenarios actuales. ​Trabajo Social UNAM,​ (01).

Corvalán, J. (1996). Los paradigmas de lo social y las concepciones de intervención


en la sociedad. Recuperado de:
http://surmaule.cl/wp-content/uploads/sites/4/2014/12/Corvalan-J.-Los-paradigmas-d
e-lo-social.pdf

Minsal (2017). Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025. Recuperado de:


https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2017/12/PDF-PLAN-NACIONAL-SALUD-
MENTAL-2017-A-2025.-7-dic-2017.pdf

Anexos

Diarios de campo

Diario de campo N° 1. 23 de septiembre 2019. (Juan González)

Al llegar a la sala de reunión no comprendía bien quienes formaban parte del


Colectivo, ya que aparte de un conocido, había gente de distintas edades. Al entrar

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a la sala lo primero que ocurre es que un caballero nos saluda amablemente con un
apretón de manos. Tomamos asiento y nos proponen presentarnos. A parte de mi
compañero y yo, había otros cuatro estudiantes de psicología y una mujer que venía
a causa de su hijo.

La mujer comenzó contando que venía a esta reunión buscando algún tipo de ayuda
ya que su hijo había sido diagnosticado con esquizofrenia hace dos años. Contaba
que su hijo se volvió muy solitario, no salía de su casa, solo se relacionaba con ella
y su otro hijo. Me parece importante la forma en que enunciaba todo el relato, ya
que se refería a la situación como un problema, y que su hijo se negaba aceptar su
condición de esquizofrénico, y cuando le hablaba respecto al tema este reaccionaba
de manera violenta. A partir de esto, uno de los integrantes comienza a preguntarle
sobre cómo ella veía este tema (la psiquiatría) y qué buscaba al asistir a la
asamblea. Por último también le comenta que todo lo que le han dicho tiene dos
grandes problemas. El primero es la relatividad de la información, y el segundo es
que toda esa información que le han dado es falsa. La deja invitada para futuras
sesiones y después se acerca a ella a preguntarle su nombre, y algún tipo de
contacto para enviarle información.

Después de esto nos presentamos. Primero los estudiantes de psicología de la


Universidad Academia de Humanismo Cristiano, después un joven que dijo que
también había sido sometido a electroshock y a todas esas intervenciones
psiquiátricas. Las últimas personas en presentarse fuimos mi compañero y yo.

La asamblea siguió su proceso normal por un buen rato hasta que uno de los
estudiantes de psicología preguntó que de dónde podían tener más información
sobre el Colectivo Libre-mente. Aquí comienza una situación bastante tensa donde
Rodrigo, uno de los integrantes del Colectivo, dice que de igual forma, cualquier
decisión de poder trabajar junto a ellos se tomará en conjunto, que no era algo que
debíamos dar por hecho sólo por haber asistido a una única asamblea -por lo mismo
todavía no sabemos si podemos trabajar en virtud de la intervención que realiza el
Colectivo.

A partir de lo mismo, Rodrigo comienza a interpelarnos en nuestro rol de


"observadores". Hizo bastante énfasis respecto a este punto, en que no quieren y no
necesitan un representante, alguien que hable por ellos; "cuando son derechos
humanos, hablan los abogados, cuando es salud mental hablan los psicólogos…
Nos han observado toda nuestra vida", fueron sus palabras. Opinión que fue
ampliamente compartida por los integrantes que se encontraban en la sala. Los
estudiantes aludidos trataron de esclarecer sus intenciones estableciendo que no
venían con una disposición de "observar", sino de aprender, que habían elegido a
este grupo por motivos más allá de la academia solamente. Si bien a quienes se
interpela directamente fueron los estudiantes de psicología, yo también me sentí
interpelado; "elegir, una palabra que usaron mucho ustedes, es como quien escoge
un chocolate sobre otro", esas fueron las palabras de una de las integrantes del
colectivo cuyo nombre no recuerdo en este momento.

Lo ocurrido, en cierta forma, me hizo descartar de antemano cualquier posibilidad de


tomar fotografías de las reuniones, por lo menos hasta que se forme algún tipo de

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vínculo de más confianza, y siempre y cuando acepten nuestra presencia para
poder trabajar junto a ellos.

Esta situación me hizo pensar en la profunda y típica tensión existente en los


movimientos y organizaciones sociales hacia el aparato académico, pero también
me hizo pensar en por qué, al menos yo, elegí esta intervención, esta “diversidad”.

Realmente, para un ejercicio de autocrítica, debo decir que no fue mi primera


opción, primero consideramos a la Asociación de Sordos de Chile (Asoch), pero no
obtuvimos respuesta alguna ni cuando fuimos al mismo edificio ni cuando tratamos
de comunicarnos con un profesor mediante wsp. Posterior a eso seguimos
intentando a través de otras personas de la comunidad sorda, pero tampoco
pudimos concretar nada. Dejamos de lado esta opción y tratamos de contactarnos
con Proyecto reinserción, organización que busca contribuir a la reinserción social
de personas que estuvieron privadas de libertad a través del trabajo. Aquí pudimos
tener algunas palabras, quedando en respondernos,pero hasta la fecha no nos han
contestado de nuevo. Por último, llegamos al Colectivo Libremente a partir de un
conocido que trabaja junto al grupo. Entonces, se me produce cierto contradicción
respecto a cómo cumplir con el trabajo y sin caer en esta suerte de extractivismo.

Pasado esta parte, tocaba el tema de un ex integrante del Colectivo que ahora
estaba en prisión. Se discutía si irían a visitarlo o no debido a ciertas conductas que
éste tuvo en el pasado dentro del espacio. Otro tema abordado fue el de la
sistematización de sus prácticas. Esto salió a la luz debido a la necesidad, que
identifica uno de los integrantes, de dejar un registro de sus prácticas.

El resto de la asamblea fue de un tenor parecido, hasta llegar a otro punto de la


tabla, uno referente a una locución en radio. Una de las integrantes del Colectivo
preguntó si conocían a X persona, a lo que otro le responde que sí, que antes
estuvo en el Colectivo pero que se fue hablando mal de la misma organización.
Según uno de los integrantes, aquella persona no era “loca”, como se suele llamar
en el grupo, sino que era feminista, por lo que su mirada respecto al tema era de
“feminista” y de “locura”, y no “loca” y “feminista”. Mencionó, además, que el
Colectivo no tiene un discurso necesariamente feminista, ni marxista, ni
anticapitalista, que si bien dentro del Colectivo puede haber personas -y las hay-
con esos discursos éticos/políticos, estos no constituyen, en su totalidad, la
identidad del Colectivo.

A partir de esta idea me puedo ir imaginando que existe alguna identidad del
Colectivo, que sería, precisamente, aquella que no se define, o que en la negación
de una definición única encuentra un espacio que se acomode de mejor manera a la
imagen que quiere proyectar.

Por último, debo decir que me sentí muy cómodo en la asamblea. El momento de
tensión sirvió bastante para que en cierta forma se esclarecieran algunas cosas.
También fue una instancia para conocer mejor cuál es la postura del grupo frente al
mundo académico y también para que nosotros mismos nos cuestionemos nuestras
prácticas y no caigamos en puro extractivismo. Al final de la sesión, incluso, nos

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preguntaron si queríamos meternos a un grupo de whatsapp para organizar partidos
de futbol, lo cual hicimos.

Diario de campo N° 2. 30 de septiembre 2019. (Juan González)

Cuando llegué -un poco tarde- habían muchas personas. Algunas no estaban la
asamblea pasada y también faltaba gente que sí estuvo la asamblea pasada.
Cuando llegué se estaban tratando temas como la marcha de octubre, la semana
del orgullo loco, un coloquio que se hará en el campus JGM, etc. Estaban pensando
en ideas sobre qué actividades se podían hacer para esas instancias -en la que no
se me ocurrió ninguna-.

En esta oportunidad me costó ponerme al día de la situación porque no llegué al


principio y porque había mucha gente. Por lo que solo anotaré las cosas que pensé
durante la reunión.

En un momento, buscando ideas para planfetear, para difundir y tensionar, salió el


tema de la sexualidad. Siempre he considerado que la sexualidad ha sido materia
de dominio, de biologización, de censura. Que ha sido negada para ciertos grupos e
identidades, pero no lo había pensado desde las personas que han sido
diagnosticadas con algún padecimiento psiquiátrico. Las intervenciones que
surgieron de aquí fueron muy interesantes. El cómo algunas de las mujeres del
Colectivo habían sido violentadas obligándolas a consumir drogas psiquiátricas
-quien relataba esto fue enfática en decir drogas psiquiátricas y no medicamentos-
para disminuir su líbido. El efecto de las drogas en la disminución del líbido, de
problemas de “impotencia” a causa de las mismas, etc. Además de las malas
experiencias que habían tenido en el sexo siendo mujeres.

A partir de esto surgió la idea de hacer un taller de sexualidad con un enfoque


feminista -lo que me recuerda que quien presidía la reunión de hoy era otra
integrante del Colectivo, que no estaba la sesión pasada-. Después de eso se llegó
al tema de la psiquiatría. Este punto me resultó importante ya que se
autodenominaban como un movimiento social, no de carácter estrictamente
anti-psiquiátrico. Y este punto es el interesantísimo. En el grupo hay personas que
se autodenominan de una corriente antipsiquiátrica y otras que sí creen, con ciertas
restricciones, en la psiquiatría. Y también quienes están en una posición intermedia.
Otras que se autodenominan como disidentes de la psiquiatría.

Estas diferencias en torno a lo que los define como grupo resulta crucial. Pues no
hay, según lo que he podido comprender en estas dos sesiones, una identidad única
de grupo. Al contrario, existe una multiplicidad de subjetividades que logran reunirse
y articular, en un grupo en común, acciones y estrategias de forma autónoma y
participativa.

Otro punto que marcó la pauta fueron, de nuevo, los estudiantes. En esta ocasión
fueron otros estudiantes, también de psicología, los interpelados -aunque de cierta
forma igual sentí que estaba dirigido a mi y a mi compañero-, ya que los de la
semana pasada no asistieron esta vez. La interpelación fue parecida: extractivismo,
compromiso, y el recelo dado la historicidad de la psicología como dispositivo de
subyugación de los “locos y locas”.

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No obstante, y en el intento de pensar alguna forma de aportar al Colectivo -aparte
de la difusión, de temas logísticos, etc.-, volvió a mi una vieja y constante
incertidumbre: ¿de qué forma puedo aportar desde el trabajo social? Esta duda, si
bien recurrente, se presentó con fuerza esta vez, y la conversamos con mi
compañero al término de la asamblea. Con el fin de pensar en una “intervención”
desde el trabajo social, nos encontramos con más dudas que certezas. Después de
pensarlo se nos ocurrió que quizás nuestra forma de pensar la intervención ya no
debe pensarse como intervención, sino como una acción a desplegar y que sea útil
para el Colectivo. Sin embargo, esta apertura no fue de mucha ayuda y volvimos al
punto cero. Volvimos a pensar en qué hacer pero ahora intentando pensar ya no
desde el trabajo social, sino desde nuestras experiencias, en las cosas que hemos
hecho. Surgió la idea del teatro, pero rápidamente fue desechada. En algún
momento intenté de incluir los huertos -tema que me gusta mucho-, pero abandoné
rápidamente la idea. Posterior a eso se nos ocurrió, recordando un ramo anterior,
una cartografía participativa. Creo que esta idea fue la que más elocuente nos
pareció, y en eso estamos.

La idea es mapear todos las instituciones que se vinculen, en algún grado, con lo
referente a salud mental y psiquiatría. Luego de eso, y a través de los relatos de los
integrantes del Colectivo, rescatar, de algún modo, las sensaciones que
experimentan, los recuerdos que se les vienen a la cabeza, etc. Obviamente todo
esto debe ser mejor formulado y conversado con el Colectivo, pero tengo la idea de
que puede ser bien recibida si es trabajada un poco más.

Diario de campo N° 3. 7 de octubre 2019. (Juan González)

Llegué cuando se estaban armando los temas de la tabla. Había gente nueva y
otras estudiantes de periodismo que habían venido anteriormente. La tabla trataba
la ponencia en FACSO, la tesis de las estudiantes nuevas de psicología, el trabajo
que quieren hacer las estudiantes de periodismo y nuestra propuesta.

Se trató el primero punto sin mayor discusión. Se presentaron las estudiantes


nuevas. Dijeron que van en cuarto año y su tesis es un intento de contraste a la
información académica que dice que las personas que han sido diagnosticadas
como esquizofrénica no tienen propositivismo versus lo que dicen las personas.
Sergio preguntó cuál era la postura de las muchachas respecto a eso, y ellas
respondieron que si bien no comprendían muy bien la pregunta, su postura era de
que no podían opinar de las demás subjetividades (no fue eso exactamente lo que
dijo, pero fue una idea que, me da la impresión apuntaba a eso), porque todas eran
legítimas, y que esa etiquetas que te ponían (atribuidas a ciertas características
como, por ejemplo, no poder desarrollar una característica propositiva) eran solo
basadas en las visiones de los médicos y de la academia.

Eso lo dijo cuando Rodrigo les volvió a preguntar que no entendía muy bien la
posición de ellas con respecto a eso. Menciono esto porque en el momento tampoco
lo entendí muy bien y no le di muchas vueltas.

Cuando nos tocó presentarnos a nosotros -de nuevo-, ahora expusimos nuestra
propuesta de trabajar estas cartografías participativas en torno a lugares de
violencia. O más que nada, qué significan estas figuras de las instituciones

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psiquiátricas para personas que fueron sometidas a ellas -hasta podría servir de
pregunta de investigación-.

Diario de campo N° 4. 15 de octubre 2019 (Juan González)

A esta asamblea llegamos después de la hora de inicio. Hoy sí que había mucha
gente, de hecho, solo se alcanzó a ver la presentación de la gente nueva que venía
por primera vez a la asamblea. Me llamó la atención el hecho de que esta vez
hubieran dos madres cuyas hijas forman parte, desde hace distintos tiempos, del
Colectivo. En particular, una de las mamás ofreció que hiciéramos una gran obra de
teatro, ya que ella sabía un poco sobre el tema.

A parte de eso, se opinó sobre el afiche promocional de la marcha por el orgullo loco
a realizarse próximamente. También se presentaron otros dos muchachos que
también habían tenido una experiencia de psiquiatrización, pero que ahora, tiempo
después de todo eso, están tratando de iniciar un proceso de des-medicalización.
También nos contaron que comenzaron a formar su propio colectivo de personas
que han sido diagnosticadas psiatricamente.

Algo que me llamó la atención, y que creo se ha repetido en otras ocasiones, es la


discusión en torno a la enfermedad. Una de las integrantes del colectivo debatía con
otra ya que la primera si se considera enferma. Decía -no recuerdo muy bien- que la
enfermedad es una estado de alteración del cuerpo, los cuales se pueden detectar a
través de una observación objetiva de la realidad. Por el contrario, su debatiente le
decía que ella no se encontraba enferma, que muy por el contrario, es feliz con su
locura. En realidad no fue un debate en sí, sino que un intercambio de opiniones,
que no tomó mucha fuerza en aquel momento ya que se pasó rápidamente a otro
tema.

Sin embargo, esta temática creo se ha ido repitiendo. El plantearse con una
identidad que no obedece a una solo forma de ser, a un solo discurso, ha sido como
un hilo transversal en las asambleas. Yo creo que esto se refleja, por ejemplo, con
la llegada de nuevos estudiantes al grupo. Al momento en que se les pregunta que
qué cosa veníamos a hacer, qué esperábamos, qué queríamos, etc. La mayoría de
las respuestas eran las mismas. Salvo algunos que venían por interés propio y por
conocer más respecto a la antipsiquiatría, todas las demás respuestas eran por
temas académicos. Algunos venían a hacer un trabajo para algún ramo, otros a
hacer una tesis para la titulación, otros preparaban su examen de grado, y así. En
un principio la postura del Colectivo, frente a estas respuestas, era bien dura. Y esto
no era gratuito, pues la mayoría de los estudiantes que llegaban eran estudiantes de
psicología, salvo algunas estudiantes periodistas y nosotros. Pero esta suerte de
recelo hacia la psicología viene de la mano con las posturas antipsiquiátricas de
algunos además de las experiencias de haber sobrevivido al electroshock y a la
psiquiatría en general.

Pareciera que no hay una conexión muy clara entre la psicología y la psiquiatría,
pero en palabras de uno de los integrantes del Colectivo, “los psicólogos son los
chupamedia del psiquiatra”. A partir de eso me da la idea de que esta conexión se
ve en un relación en torno a cómo desarrollan su quehacer en el cuerpo del otro. Y
esto me parece de suma importancia ya que el marco de diferenciación de un otro

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“no-cuerdo” no es algo que tenga un efecto social intangible, que solo afecte la
dimensión individual emocional de la persona -que por cierto es muy importante-,
sino que también tiene un efecto directo en los cuerpos, en la disposición de los
cuerpos como algo que se medicaliza, que se puede controlar a partir del
diagnóstico de expertos. Y esto ha dejado huellas y marcas en los cuerpos como así
también en los relatos vitales de las personas afectadas por estos quehaceres.

No obstante, un par de chiquillas si se han sido constantes en sus asistencia a las


asambleas. Ambas psicólogas y preparan su tesis. En una ocasión hemos tenido la
oportunidad de intercambiar palabras cuando discutíamos los derechos humanos
como un marco ético desde el cual agarrarse pero la tensión que esto producía al
ser, este mismo, una herramienta homogeneizadora, lo que se contraponía, en
cierta forma, a los discursos del Colectivo. Tema en el que no profundizaré más -por
lo menos en esta instancia-.

La tesis de estas muchachas, como creo describí en un diario anterior, versa sobre
la incapacidad que, según la bibliografía empírica y académica, tienen las personas
que han sido diagnosticadas de esquizofrenia para desarrollar la capacidad
propositivismo, lo que, en palabras de las propias estudiantes, significaba que ellos
no tenían ninguna meta a futuro, planes de vida, cosas por el estilo. Y lo que
buscaban era comparar eso versus las experiencias reales de personas que han
sido diagnosticadas, ya que la información académica no exponían las voces de las
personas aludidas.

En lo personal tengo mis reparos a esa propuesta. No propongo que no se trabaje


con ellas ni nada por estilo, solo que su propuesta me hace mucho ruido respecto al
propio concepto que utilizan, pero creo que todas esas tensiones son debido,
precisamente, a que es una visión desde la psicología versus la mía que proviene
desde el trabajo social.

Diario de campo N°1. 23 de Septiembre 2019 (Benjamín Rojas Sahurie)

Llegamos con Juanin a las 18:30 hrs a la librería proyección, espacio que además
de contar con una librería en el segundo piso cuenta con algunas salas para
asambleas y reuniones, y cocina en el tercer piso. De partida estaba motivado
porque es un espacio que me gusta mucho por su funcionamiento, y por las
organizaciones que se congregan ahí. Entramos a la asamblea del colectivo
autogestión libre-mente, en donde se nos invitó a pasar y a sentarnos. Habían unas
10 personas en ese momento. Estaban hablando de distintos temas personales
entre ellxs, hasta que comenzó la asamblea. Yo estaba muy confundido en un inicio
porque había una mujer que no entendía si ya era parte del colectivo o no, debido a
que hablaba harto pero la “molestaban” –eso yo creía- con que era una nueva
integrante. Nosotros también éramos nuevos, y habían otrxs 4 estudiantes de
psicología de la Academia de Humanismo Cristiano que también eran nuevxs. Al

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pasar el rato entendí que era cierto que esa mujer era nueva en el espacio, y que no
sabía bien a qué venía, que ella había pedido orientación hacia algunx psicólogx o
algo similar por su hijo, y que no sabía si estaba en el lugar indicado. En eso se
formó una conversación de unos 20 minutos con el objetivo de entender qué es lo
que estaba buscando esa mujer. Ella explicaba que tiene un hijo diagnosticado con
esquizofrenia y que no sabe qué hacer con él porque siempre ha sido un joven
“normal” pero que últimamente no salía nada, y que solo se quedaba en su pieza y
se relacionaba con ella y su hermana. Fue muy interesante esto porque fueron lxs
mismxs locxs quienes les fueron dando su propia experiencia, sobre todo quienes
habían sido diagnósticadxs con esquizofrenia. Le preguntaban que qué creía sobre
la medicalización y otros temas. Es de ahí que afloro la conversación de que las
drogas psiquiátricas –no remedios- les habían hecho más mal que bien y que
finalmente el tener esquizofrenia era una consecuencia de múltiples causas pero
que no tenía un componente biológico tan claro. La mujer explicaba que no sabía
que creer porque leía en internet de todas las posturas pero que no sabía qué
hacer. Luego explicó que su hijo cada vez tenía reacciones más violentas gritando
groserías sin compasión por así decirlo. Toda esta información a mí me tenía un
poco impactado porque fue muy de golpe. Entendí en ese momento que la propia
asamblea tenía una dinámica muy distinta a las asambleas que había frecuentado.
Las personas se paraban de repente, hablaban de temas un poco salido del foco
principal, y si bien sí se pedía la palabra, la participación la sentía mucho más libre y
espontánea. Luego se pasó a hablar de los diversos puntos en tabla. Primero se
habló de quién presentaría en un programa de radio de la Universidad de Chile, y
hubo harta discusión de quién iría. Una señora dijo que siempre se repetían los
mismos. Se llegó a un consenso pasado un rato. Después se habló del tema del
loco Henry, un loco que se encontraba en la cárcel y que en las últimas semanas
estaba llamando a uno de los chicos del colectivo para pedirle ayuda y favores. Se
puso el tema en la mesa, habiendo distintas posturas. Algunxs pensaban que había
que apañarlo igual porque era penca estar pasando por eso, sin embargo, la
mayoría había tenido malas experiencias con él por lo que argumentaron que era
mejor no hacer nada porque solo aparecía cuando le convenía,y que él sabía cómo
jugar sus cartas de manera estratégica, y no querían ser parte de eso. Ahí una joven
comentó sobre la existencia de la Granja Loca, lugar que queda en una provincia
(no recuerdo cuál) que tiene como objetivo ser un espacio alternativo al manicomio.
En un momento entre medio llega un joven loco poeta al que le gusta Pizarnik y
otros autores; es primera vez que viene y cuenta que había pasado por 3 hospitales
psiquiátricos. Después de eso salgo a fumarme un tabaco a una terraza. Todo muy
cómodo. Cuando vuelvo estaban discutiendo sobre cómo se ligaba el feminismo a la
locura, y contaban la experiencia que habían tenido con un grupo de mujeres
feministas que integraron el colectivo pero que después se separaron por conflictos.
Un señor dice que el problema es que ellas venían con la idea de instaurar el
colectivo como feminista, cuando el colectivo es de locxs, y que dentro de eso hay

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personas con posturas feministas o con posturas anarquistas, etc,. Pero que lo que
los unía era la locura, y que finalmente esas mujeres ni siquiera eran locas, sino que
personas que en muchos casos cuidaban a personas locas. Una joven comentaba
que se sentía cómoda en el espacio, y que muchas veces mujeres mismas tenían
actitudes súper machistas. Ya terminada esa discusión vino el momento más tenso,
en dónde se nos preguntó nuestro objetivo en el colectivo. Esto a raíz de que lxs
otrxs estudiantes dijeron que se tenían que ir, Nosotros explicamos que veníamos
por un trabajo pero que la idea era hacer un producto o algo que le sirviera a la
organización. También lxs otrxs estudiantes se presentaron. Ellxs eran psicólogxs
por lo que les tocó más duro. Nos empezaron a cuestionar, porque alguien había
usado el término “observar” y otro término que no me acuerdo. A partir de eso una
mujer empezó a decir que se sentía muy mal al escuchar esas palabras por más
que fueran una tontería para nosotrxs pero que para ella era terrible porque así se
sentía en los hospitales psiquiátricos, en las consultas, y en la mayoría de los
espacios de la vida. Otras personas eran más empáticas connuestro rol de
estudiantes en ese momento. Un señor empezó a preguntarnos si es que
participaríamos en el colectivo si no estuviéramos haciendo el trabajo, que
finalmente lxs estudiantes siempre veían su bien individual y no dejaban nada en el
colectivo. Hay que aclarar que todos estos comentarios fueron más dirigidxs a lxs 4
chicxs de psicología, que estaban tratando de defenderse o algo así. Yo dí mi
postura de cómo yo veía nuestra participación, diciendo que quería participar porque
era una de las luchas que pienso es necesario dar. De ahí lxs estudiantes de
psicología se fueron. Juanin fue al baño y a mi me tiraron la talla de que había
durado harto ahí adentro. En todo caso si bien me sentía tensionado, a la vez muy
cómodo. Fui a calentar agua a la cocina y luego me serví un café. Ya terminando,
una señora, la mayor, dijo que tenía que ir a dejar una constancia a carabinero que
quién la podía acompañar. Ese momento fue un poco incómodo porque nadie dijo
nada, sin embargo, después se ofrecieron 2 personas a acompañarla. En ese
momento se acabó la asamblea. Nos agregaron a un grupo de whatsaap para que
organizáramos partidos de fútbol. Quedamos con Juanin con una buena percepción
pero un tanto cansados porque fue mucha información de una. La asamblea duró
aproximadamente 2 horas y cuarto.

Diario de Campo N°2. 30 de Septiembre 2019 (Benjamín Rojas Sahurie)

Llegué un poco atrasado a la segunda asamblea que participaríamos con Juanin del
colectivo autogestión libre-mente. La asamblea pasada había quedado con muchas
ganas de seguir viniendo. Al principio me equivoqué de puerta, porque pensé que
iba a ser en la misma sala que la asamblea pasada (en el segundo piso), sin
embargo, ahora estaban sentadxs en una sala del primer piso, un poco más amplia.
Juanin venía un poco más atrasado por motivos personales. Me senté al lado de un
señor con mucha barba, y al lado de un joven que me indicó que me podía sentar

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ahí. El primer punto en tabla que se abordó fue el de un encuentro de estudios locos
que se llevará a cabo en FACSO el viernes 18 de octubre a las 14:00 hrs. Hartas
personas preguntaron sobre la temática que se abordaría en el encuentro, y la
mayoría parecía motivada con ir. Esta vez habían aproximadamente unas 15
personas en la sala, y fueron llegando de a poco más. Luego se pasó al punto de la
organización de la marcha por el orgullo loco pensada para el 16 de noviembre.
Aquí afloraron varias ideas como la de llevar esas “estrellas” parecidas a bengalas
para llamar más la atención. Se habló de hacer una performance teatral para lo
mismo. Se discutió sobre el recorrido, algunxs planteaban que tenía que ser en
lugares concurridos y no tan temprano en la mañana. Lo que más pude sentir que
preocupaba es que llegara harta gente a la marcha, y que por tanto, hay que invitar
a distintas organizaciones que conozcamos. Ahí pensé que yo y el Juanin
podríamos movernos con la difusión en el campus. En este sentido una chica se
propuso a hacer el afiche, y otra señora dijo que igual. Esta misma señora comenzó
a hablar y recomendó un libro que se llama “La sexualidad secreta de la mujer”, a
partir de eso empezó a decir que los hombres eran una mierda, que no teníamos
afectos, y que no conocíamos la sexualidad. Por eso lo recomendó tanto a hombres
como a mujeres, porque explicó que servía para autoconocerse mucho. De esto
brotó una muy buena conversación sobre sexualidad. Un señor, contaba que él
nunca había tenido relaciones sexuales en su vida. De ahí otra chica compartió que
a ella el psiquiatra le daba remedios por ser “hipersexuada” para tranquilizar la
líbido. De ahí que empezaron a apuntalar e que era un problema que la psiquiatría y
lxs psiquiatras negaran la sexualidad de lxs locxs, y que aún más la controlaran. Se
habló también de abusos sexuales dentro de los centros psiquiátricos. La señora
que recomendó el libro dijo también que ella era una muy buena profesora de
biología y que se ofrecía a hacer algún taller sobre sexualidad porque sabía qué es
lo que pasaba con cada fármaco al momento de tomárselo. También declaró que
ella no era antipsiquiatras, pero que respetaba que muchxs de ahí sí, porque ella
había tenido el privilegio de conocer a un muy buen psiquiatra. Luego de eso se
volvió a conversar (igual que la primera asamblea que participamos) sobre que
libre-mente es un colectivo que no se declara en contra de la psiquiatría pero que sí
hay posturas en su interior que son antipsiquiatras. Es importante recalca que a esta
asamblea fueron dos estudiantes de psicología de la católica, que al igual que lxs
anteriores fueron “espantadxs” un poco, por estar estudiando psicología. También
habían 2 estudiantes de cine que contaron sobre lo que querían hacer, que era
hacer una ¿nota? Que dejara en evidencia los malos tratos que se viven en las
instituciones psiquiátricas. Además de eso ofrecieron la radio Juan Gómez Millas
para cuando quisieran, lo que animó a las personas de la asamblea. Nosotrxs con
Juanin, al ser interrogados de nuestra participación, explicamos nuevamente que
más allá del trabajo para la universidad queremos contribuir al colectivo en lo que
necesiten, y que en ese sentido por el momento podíamos ofrecer la participación
(lo cual encontramos que es lo mínimo que podemos ofrecer). A eso nos
respondieron que estaba súper bien. Después, retomando el tema del deseo sexual,
se agregó como una reivindicación para la marcha, que la medicalización en las
consultas pisquiátricas no podría ser a la primera sesión, y que eso siempre pasaba,
lo que era terrible porque el psiquiatra recetaba sin tener mayores antecedentes de
las personas. Entre eso una joven recitó un poema de Pizarnik a lxs demás, porque
se sentía identificada con sus sentimientos, y un señor le pidió que repitiera el

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poema para poder anotarlo en su libreta. Ya casi al final se empezó a conversar
sobre el caso de una señora (que no conozco) la cual estaba en un mal momento, y
que estaba teniendo sus encuentros íntimos en la calle, es decir, buscaba en
cualquier persona que se encontrara en la calle alguna conversación o algo de
manera muy íntima, lo cual decían que era peligroso. Además la señora está en un
proceso en el cual le pueden quitar a su hija, por lo que se llama “Inhabilitación del
cuidado de hijos”. Ahí entre las distintas personas pensaban cómo se podía apañar
en tal caso, y quedaron de buscar abogadxs por diferentes partes. Luego de eso
concluyó la asamblea y quien moderó ésta pidió que nos sacáramos una gran selfie.
Después nos fuimos.

Diario de Campo N°3. 7 Octubre de 2019 (Benjamín Rojas Sahurie)

Llegué atrasado a la asamblea, tipo 19:00 hrs. Ésta era en el segundo piso de la
librería proyección. Entré y había poca gente en comparación a los dos lunes
anteriores; unas 7-8 personas. Cabíamos casi todxs sentadxs alrededor de la mesa,
aunque yo estaba un poco más atrás. Juanín ya había llegado, antes que yo. En el
primer punto al cual llegué -que lo estaba comandando un joven que yo al principio
pensé que yo no le caía muy bien-, estaban hablando de los nuevos centros
psiquiátricos más comunitarios que existen, en la lógica de que están sacando las
camas de los antiguos recintos psiquiátricos; daban como ejemplo Renoval. Ahí una
mujer hizo la crítica de que en verdad solo se estaba cambiando el lugar de la
psiquiatrización, o en dónde duermen, pero que no estaba cambiando realmente
porque a lxs locxs les seguían dando muchos remedios. Otro hombre dijo que era
una pura “mula” el cambio que se estaba haciendo, que estaba en el papel no más.
Entre eso me di cuenta que lxs estudiantes de psicología que habían venido la
semana pasada y que yo los había sentido cómodxs no habían vuelto. Después
habían muchos punto pero en verdad se empezaron a confundir entre sí mismxs
porque las conversaciones eran parecidas, hasta que llegamos al punto de las
olimpiadas de discapacidad. Se habló un rato sobre qué eran pero no había mucha
claridad por parte del que estaba comandando el grupo, porque todavía faltaba un
tiempo para que se concretara. En particular, esta asamblea estaba con una energía
más baja, y se hablaba mucho menos entre lxs que estábamos, habiendo hartos
momentos de silencio en dónde no se me ocurría que agregar, y si estaba bien que
agregara algo, esto a diferencia de las dos anteriores asambleas en las que
habíamos participado. Habían 2 personas nuevas que estudiaban psicología y
contaron la investigación que querían hacer sobre propositividad vital que es un
concepto que se ocupa para decir que las personas diagnosticada con esquizofrenia
no podían tener metas en la vida, y que si entraban a algún lugar a trabajar era
posible que dejaran el trabajo luego, y que por tanto justificaba el que pudiesen
decidir por ellxs en los psiquiátricos por ejemplo. Al colectivo en general recibió bien
la propuesta. Luego, en el silencio se me ocurrió preguntar por la Locooperativa,
que es una unidad productiva relacionada a la asamblea. Ahí un joven empezó a
comentar que no tenían un lugar en específico en dónde funcionar, y que hacían
diversas cosas por el momento como vender el libro “El derecho a la locura”.
Conversar sobre dios y la fluidez estuvo presente durante toda la asamblea
esporádicamente, y quien ponía el tema en cuestión era un hombre, que le gusta
mucho la poesía. El silencio todavía se sentía hasta que se empezó a hablar del
electroshock que actualmente se hace a través de derivaciones a los hospitales

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tradicionales, puesto que muchos psiquiátricos están siendo cambiados por los
hogares protegidos. Por esto es que se mencionó el concepto de Buen vivir, que es
el que no se tiene en las instituciones psiquiátricas, y por lo que hay que optar. El
OMS avala el electroshock dijo luego un hombre. Después Juanin hizo un
comentario, en el cual problematizó que las instituciones te vieran solo como
víctima, a lo que una joven, que al igual que nosotrxs es estudiante del campus
Juán Gómez Millas pero de cine, respondió un poco agresivamente que una puede
ser víctima y que eso está bien, y que luego una puede decir que es una
sobreviviente; más gente comenzó a opinar. Entre medio de esto una mujer dijo que
estaba vendiendo libretas pintadas por ella, y todxs empezamos a verla… yo le
compré una a $1.000. Un joven problematizó la postura antipsiquiatra diciendo que
a él y a más gente el diagnóstico psiquiátrico le había servido como algo a lo cual
agarrarse, aferrarse, que en un primer momento es algo alivianador, pero que igual
después con el tiempo se vuelve una carga. En ese momento yo estaba un poco
tenso porque el ambiente lo sentía un poco así, así que le pedí si me podía hacer un
tabaco a la mujer que me vendió la libreta, y me dijo que sí. Ya armados los tabacos
salimos a fumar a la terraza que tiene esa sala en el segundo piso, luego salió una
señora mayor que había llegado hace poco. Conversamos de las cosas que nos
gustaban hacer y de lo que yo estudiaba, me contó cosas de su familia, entre otras
cosas. Fue un momento muy bueno, y ya cuando entramos de vuelta estaban
conversando y contando experiencias del proceso de desmedicalización que llevan
a cabo algunas personas en este momento. A mí me parece increíble la idea de
desmedicalizarse porque tal como han dicho durante las asambleas, las drogas
psiquiátricas al fin y al cabo, con el tiempo, traen más cosas negativas que positivas.
La misma mujer con la que salí a fumar habló de la idea de hacer intervenciones 1 a
1 en hospitales y contar sobre el proyecto de Libre-Mente, que ella ya lo había
hecho la semana pasada. Después dio la idea de actuar los abusos de poder de una
forma poética pero cruda a la vez. Varias personas prendieron con las ideas pero no
se concretó nada. En ese momento acabo la asamblea y con Juanin nos tuvimos
que ir rápidamente. Algunas personas se quedaron ordenando las tasas que se
habían ocupado. En todas las asambleas hay té, café y comida que cada persona
trae voluntariamente. Nosotros lavamos unos platos y nos fuimos.

Diario de campo N°4. 14 de Octubre de 2019 (Benjamín Rojas Sahurie)

Llegamos a la asamblea con Juanin tipo 19:00 hrs. Nuevamente fue en el segundo
piso del Centro social y librería Proyección. Abrimos la puerta y esta vez, a
diferencia de la asamblea pasada, había mucha gente, estaba casi lleno, yo estimo
unas 20 personas. Poder sentarse fue muy difícil por el poco espacio, sin embargo,
el ambiente estaba muy distendido. Mientras nos sentábamos seguía llegando más
gente. Yo tomé la tarea de ir abriendo la puerta cuando alguien golpeara. Se estaba
hablando del modecate, un remedio antipsicótico, que muchxs de ahí lo habían
tomado y algunxs lo tomaban actualmente. También estaban hablando del Hospital
Alsino y el Hospital Sótero del Río pero no estaba lo suficientemente concentrado
para saber en qué contexto. Había un pan que se veía muy rico en el medio de la
mesa, y mermelada. Una joven que venía por primera vez empezó a contar que
venía con su mamá, y que estaban preocupadas porque no sabía como tratar su
esquizofenia, ya que, no les habían dado resultado los medicamentos, y que solo
empeoraban su situación; ella se había ido a estudiar a argentina y había

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abandonado la carrera por inestabilidad, y que ella creía que el problema central
tenía que ver con las emociones. Empezaron a hablar diferentes personas dándole
apoyo y diciéndoles que la desmedicalización era posible, y que en ese sentido se le
recomendaba abrazar y querer a su locura, que esa era la mejor forma para usarla
de manera positiva. La joven habló de que se debería enseñar educación emocional
y derechos humanos en los colegios. De ahí se abrió el debate sobre si existía o no
existía la enfermedad mental. Algunxs dijeron que no, porque solo era un invento.
Algunxs dijeron que sí lo era, y que había que asumir que habían cosas biológicas
que afectaban el comportamiento mental y daban inestabilidad. De ahí a la pregunta
sobre qué es el bienestar emocional por el que tanto se aboga socialmente. De ahí
que un joven habló sobre tener bordenline, que da una sensación de vacío muy
grande, y que cuando le diagnosticaron le sirvió para quitar su ansiedad. Una chica
de repente comentó que los hongos/psilosibina en microdosis servían para sentirse
bien. Ahí todos empezamos a tirar tallas con los hongos. La asamblea estaba
tocando temas serios pero el ánimo era de chiste. Luego, vino un momento más
tenso en donde un joven, que le gusta mucho la poesía, empezó a presentarse
porque no todxs lo conocían ahí, aunque hace tres asambleas que venía, y empezó
a contar sobre las cosas que le habían hecho en los centros psiquiátricos y lo
horroroso que era, contó sobre las duchas frías y sobre las torturas con electricidad,
y dijo que era muy parecido a las torturas que hacía la CIA, que le faltaba solo algo
(que no recuerdo), y ahí una señora lo interrumpió y le dijo que con eso no se
jugaba pero él no la escucho. Un joven que estaba sentado al lado de la señora le
en voz baja le explicó el contexto en el que el joven había contado la historia porque
después le pidió perdón en voz alta. Sin embargo, ahí el joven que contó la historia
le dijo que no la había escuchado, que no sabía por qué le pedía perdón, y la señora
ahí le dijo “¿cómo que no me escuchaste culiao?”. Ahí me puse muy nervioso
porque pensé que habría conflicto pero era una broma. De ahí la señora tomó la
palabra y contó de que en un tiempo ella pensaba que era Dios, y que le decía a la
gente que ella era Dios. Ahí yo pensaba que debe ser muy difícil lidiar con eso, y
cómo encontrar luces para no caer en instituciones violentas. Ella también contaba
que la habían torturado en los centros psiquiátricos, y antes en otras instancias de la
vida. De ahí la conversación derivó en que finalmente no se trata de enfermedad
sino que de distintas marcas que quedan por los abusos.

Ya casi al finalizar la asamblea se recordaron algunas fechas como la actividad del


Centro de estudios locos de este viernes en FACSO, se dijo que expondrían varixs
expertxs por experiencia, lo que ellxs consideran expertxs por ser locxs. Una señora
que no había visto antes comentó que se iba a armar un tipo de encuentro en Chile
sobre la locura el próximo año, y que era importante el 26 de noviembre tomarse la
reunión que iba a haber para que así fueron lxs mismxs locxs quienes organizaran
el encuentro y no lxs psiquiatras. Ahí la señora mencionó que el discurso de lxs
psiquiatras para participar era que todxs somxs iguales, es decir que todxs somos
locxs y cuerdxs y que en ese sentido, tenían derecho a participar. La mayoría del
colectivo pensaba que esa postura era muy barsa. Quiero mencionar que durante
toda la asamblea uno de los jóvenes/adultos que va todas las semanas estaba con
mucho ánimo y cantaba canciones de estadio cada cierto rato. Al finalizar la
asamblea nos quedamos hablando con una joven que estudia sociología en la
Universidad Diego Portales.

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