Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Emergencias, Volumen 12, Número 2, 2002
Trópicos del Deseo: Visualizando a la Mulata Cubana
ALISON FRAUNHAR
Universidad de California, Santa Bárbara
Recientemente recibí un correo electrónico de una colega que estudia temas de raza y
género en la Cuba contemporánea, diciéndome que acababa de regresar de La Habana.
—Pensé en ti —dijo ella. 'Ahora hay una marca de ron que se llama Mulata , y un trago.1
Así que puedes entrar en el bar de un hotel y decir 'quiero una Mulata'.2 La historia de
querer o desear el cuerpo mulata tiene un larga y compleja genealogía en la cultura
cubana. Desde por lo menos el siglo XVIII, las imágenes tropicales de mujeres de
herencia mixta africana y europea, o mulatas, han sido el sitio privilegiado para la
producción y proyección de fantasías eróticas, espirituales y nacionalistas. Con las
huellas tanto de Europa como de África, es la mulata más que ningún otro cuerpo
femenino el que encarna a Cuba. Así como las actitudes hacia las políticas de inclusión
o exclusión racial han fluctuado en Cuba, las representaciones de la mulata también han
cambiado.
Si bien el deseo más comúnmente indexado por esta figura en el arte y la literatura
puede ser el erótico y el sensual, también incluye el deseo nacionalista y espiritual.3 He
elegido ejemplos extraídos de las bellas artes, la publicidad y el cine no solo por el
trabajo explícito hace en el establecimiento de tropos de raza y deseo, sino para sacar
una discusión de sus cualidades menos obvias pero no menos poderosas de resistencia
a la normalización de los tropos. Mirar a esta figura como un sitio expandido de
significación capaz de albergar múltiples significados la complica y la enriquece,
cuestionando los estereotipos erotizantes estáticos y reinscribiéndola con agencia y
humanidad. A través de condiciones sociales, económicas y políticas cambiantes, la
imagen de la mulata ha llegado a representar una serie de agendas ideológicas.
En el siglo XIX, la mulata era una figura alejada del contexto histórico y social.4 Fue
erotizada de una manera inimaginable tanto para la mujer colonial blanca como para la
esclava negra. La mujer blanca europea era inaccesible e idealizada, y sus opciones de
representación se limitaban a la pureza virginal oa la ternura maternal. La erotización
era igualmente impensable para la mujer africana, cuyas características físicas y
apariencia no se ajustaban a las normas europeas de belleza y, por lo tanto, se la
representaba de diversas maneras como una trabajadora manual, una niñera o una
figura ridícula. Como relata un proverbio de la época, 'Blancas son para casar, negras
son para trabajar, y mulatas son para amar '.
Las representaciones de la mulata han circulado a través de un marco social
cambiante, encarnando tensiones y paradojas inherentes al estado colonial y poscolonial.
Ella ha sido figurada como todo, desde un erotizado
ISSN 10457224 impreso/ISSN 14695855 en línea/02/02021916 2002 Taylor & Francis Ltd
DOI: 10.1080/1045722022000059380
Machine Translated by Google
220 Alison Fraunhar
espíritu híbrido, autóctono de la tierra y símbolo nacionalista de una patrona y jinetera .
Aunque estos tropos nunca han sido estables y después de la independencia, la mulata
llegó a encarnar la famosa reivindicación de José Martí de 'Nuestra América Mestizo'
como la esencia de la cubanidad o identidad cubana.
Sin embargo, como revela la anécdota inicial, la mulata continúa figurando como un
potente símbolo del deseo erótico.
A lo largo del largo período colonial de Cuba, las tipologías de raza y género
quedaron firmemente implantadas en el imaginario nacional.5 Este imaginario nacional
fue construido casi en su totalidad por hombres europeos, y es importante señalar que
la producción artística y literaria que construyó estos tropos de raza y El género al que
me refiero también es casi exclusivamente blanco y casi exclusivamente masculino.6 Sin
embargo, la ausencia casi total de documentación de artistas de color en el arte del siglo
XIX y la producción cinematográfica del siglo XX no produce una visión unificada e
imperialista del género. , raza y clase. Como veremos, los tropos se cuestionan y se
cosifican incluso cuando los representados no producen su propia representación. Sin
embargo, la cuestión de 'quién habla' o, como podríamos decir al observar la cultura
visual, 'quién produce imágenes, quién las ve y en qué condiciones' debe cuestionarse
continuamente.
En la era colonial, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, la conveniencia de la mulata
para los hombres a través de las fronteras de raza y clase amenazó la colonia
orden social que buscaba mantener estrictas jerarquías de raza y clase.7 El discurso
social, económico, político y nacionalista en Cuba en el período colonial produjo figuras
tropicales que iteraban y cuestionaban las relaciones de poder, miedo y deseo, como el
dandified calesero (el cochero africano designado por su librea exagerada) y la mulata
8
trágico/erótica. En la cultura visual del siglo XIX,
la mulata se produce como un signo de deseo cuya sensualidad y materialismo finalmente
la destruyen a ella y a los hombres que se sienten atraídos incontrolablemente hacia
ella.9 Ambas figuras revelan las creencias y valores profundamente arraigados pero
inestables que constituyen el Alegoría nacional cubana, y sus mitologías de raza y
sexualidad, masculinidad y feminidad.
Era la mulata, no el hombre o la mujer negros, ni el mulato, a quien se retrataba con
mayor frecuencia como el otro (femenino) del yo colonial (masculino), que es 'casi igual,
pero no del todo', como Homi Bhabha . lo pone En el discurso colonial el colonizado
podía europeizarse, pero nunca europeo. La mulata erotizada oscila entre los espacios
sociales de la Cuba blanca y negra. En el famoso ensayo de Bhabha 'Of Mimicry and
Man',10 este 'casi lo mismo, pero no del todo' apunta a la ansiedad entre una versión
inferior o derivada de la europeidad (mimetismo) y el otro nativo que resiste activamente
la hegemonía y el control coloniales. . Ambas posiciones inspiran miedo y ansiedad en
el colonizador blanco. Bhabha sitúa el mimetismo como 'producido en el lugar de la
interdicción... Un discurso pronunciado entre líneas y como tal, tanto en contra de las
reglas como dentro de ellas' . agencia asociada con el yo imperial y subvirtiendo la
cultura imperial al apropiarse de las formas del Imperio, usándolas para sus propios fines.
Podría decirse que el mimetismo es el mecanismo más generalizado del subalterno
en la episteme colonial, y es un poderoso modelo explicativo de la forma en que la mulata
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 221
operado en el discurso colonial. También podemos pensar en la mulata en términos
ontológicos como híbridos; de la definición eugenista de hibridez del siglo XIX, la práctica
teórica poscolonial ha sacado a relucir el tremendo poder inherente a este modelo.12 En un
contexto colonial como el de Cuba, donde la pureza de sangre era de suma importancia para
los colonos españoles y criollos, El potencial de hibridez a través del mestizaje racial planteó
una considerable amenaza psíquica y social para las relaciones de poder colonial, de manera
similar a los efectos del mimetismo. Si bien la hibridez en América Latina se constituye a
menudo a lo largo de un continuo de lo indígena (amerindio) a lo europeo,13 en Cuba, debido
a la rápida aniquilación de la población indígena, la hibridez y el mestizaje se construyen en
relación con los millones de esclavos africanos importados para trabajar la caña de azúcar.
plantaciones que formaron la columna vertebral de la economía colonial cubana.
Aunque hibridez puede ser un término resbaladizo y problemático debido a sus
asociaciones con especies biológicas y la tipificación racista despectiva del siglo XIX,
expresa la identidad única y la posición problemática de la mulata en la Cuba colonial. Tanto
el mimetismo como la hibridez se ejemplifican en varias litografías cubanas de finales del
siglo XIX. En el siglo XIX, la mulata pasa a representar el deseo colonial fuera de las
limitaciones del orden social en el ámbito artístico y cultural.
producción literaria.14 Algunas de las obras de arte más icónicas producidas en Cuba en el
siglo XIX son pinturas y litografías que presentan a la mulata posando coquetamente,
atrayendo y desafiando al espectador con su mirada directa, ocupando la posición de objeto
y sujeto. Estas representaciones, además de erotizarla, ejemplifican una tipología de raza,
vestimenta y ubicación singularmente cubana. Un buen ejemplo del tipo de ambivalencia
encarnada sugerida tanto por el mimetismo como por la hibridez se encuentra en las
litografías de Patricio Landaluze.
Junto con Eduardo La Plante (conocido por sus representaciones idealizadas de plantaciones
e ingenios azucareros), Landaluze fue el artista más popular y reproducido de la Cuba del
siglo XIX. En las litografías de Landaluze, publicadas en 1881, podemos ver el modelo de
contención parcial, deslizamiento parcial entre el yo colonial y el subalterno que revela la
angustia colonial.
Landaluze era un inmigrante europeo antinacionalista que apoyó la continua dominación
colonial de España sobre Cuba. Aunque innegablemente clasista y eurocéntrico, Landaluze
produjo las representaciones más agudamente observadas y humanizadas de personas de
color en el siglo XIX. Estas representaciones no pueden considerarse retratos y reflejan la
manía colonial de tipificar, pero, sin embargo, siguen siendo un registro invaluable de los
tropos de raza, género y clase que se escribieron en la narrativa de la identidad nacional. Su
obra se enmarca dentro del movimiento conocido como costumbrismo, un estilo artístico y
literario romántico manierista que representaba trajes y costumbres de tipo folklórico y
popular que fue popular en las colonias españolas en el siglo XIX.15 El costumbrismo
artístico surge de la escuela flamenca de pinturas de género. y en menor medida bodegones
españoles, y en el contexto colonial está influenciado por los grabados y litografías realizados
por viajeros en Hispanoamérica en los siglos XVIII y XIX, como el explorador Alexander von
Humboldt. Es un movimiento artístico fascinante por varias razones. Por un lado, ayudó a
documentar las nuevas formaciones sociales y ocupaciones que surgieron en el contexto
colonial para cosificar las relaciones de poder. Estas obras instruyeron a la gente en su
propio
Machine Translated by Google
222 Alison Fraunhar
Figure 1. La Mulata del Rumbo.
roles sociales coloniales (y de género), ya sea como trabajador, esclavo, campesino o
élite, construyendo así el tipo de tropos a los que me he referido. También fueron
enviados de vuelta a las metrópolis europeas para contribuir y reforzar las relaciones
coloniales de conocimiento.16
En el siglo XIX, la mulata se presentaba con mayor frecuencia en los medios
visuales (y literarios) como la otra mujer híbrida, que es 'similar pero no del todo'. En las
litografías de Landaluze de finales del siglo XIX, se la representa con cabello y rasgos
claramente africanos, pero con el tono de piel café con leche , más claro que el de
Africans del nacion o de África. Landaluze, un litógrafo comercial más que un artista de
formación académica, trabajó en un estilo costumbrista (manierista) sentimentalizado
que acentuaba tanto la voluptuosidad como el carácter africano de la figura (a través
del cabello encrespado, rasgos redondeados y labios grandes). En la Figura 1, titulada
'La Mulata del Rumbo' (sin fecha) (traducida literalmente como 'mulata de la fiesta', o
más vulgarmente como 'fiestera'), la mulata está ataviada con un vestido de estilo
europeo, posa con la mano sobre su cadera hacia afuera, sonriendo coquetamente.
Su mirada es franca e invitante y su sexualidad se destaca a través de su posición y su
sonrisa. Ella ocupa el centro de la imagen, de pie frente a una pared; si bien este es un
escenario probable para un retrato, la mulata no se nombra y, por lo tanto, se presenta
como un tipo, no como un individuo. Al colocarla en un escenario desprovisto de
significantes de familia, hogar, propiedad u ocupación, se la excluye (o se extrae) del
orden social excepto como un cuerpo de placer. La negación de un escenario reconocible
también funciona para tipologizar y esencializar a la mulata como un
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 223
Figura 2. La Mulata.
cuerpo exótico, fetichizado, no individual. Al mismo tiempo, su mirada directa y su sonrisa
audaz denotan cierta agencia a través del control de la mirada.
En la litografía de Landaluze titulada 'La Mulata' (sin fecha) (Figura 2), la mulata posa con
un traje europeo mirando coquetamente al espectador fuera del marco. En esta escenificación
de la cubanía colonial, la joven y hermosa mulata es acompañada por una anciana negra
(africana). La anciana actúa aquí en una doble función, como protectora y acompañante de la
joven, y como proxeneta/mentora que la asesora para realizar la relación más ventajosa
social y económicamente posible. Por su edad y piel oscura, la anciana es el contraste que
realza la belleza fresca de la joven, y representa literal y figurativamente una 'Edad Oscura'
de la que emerge la mulata de piel más clara. La figura sombría de la mujer mayor sugiere un
modelo evolutivo popular del siglo XIX; que a través del contacto con la raza europea
'ilustrada', los africanos y los indígenas de las colonias, las personas de piel más oscura
avanzarían lentamente desde una 'Edad Oscura' primitiva a la luz de la civilización europea.
La mulata se posiciona así como un paso adelante en la escala evolutiva.
Machine Translated by Google
224 Alison Fraunhar
La mulata mira por encima del hombro al (siempre/ya) espectador masculino.
Su mirada, atrapando al espectador, es reflexiva y activa. Capta perfectamente la
tensión inherente a la noción de la mirada, que es la 'escena primaria' de la
diferencia/diferencia; es decir, aunque la mulata solo tiene una agencia parcial y
está claramente marcada como 'portadora de la mirada'17, no es una mirada del
todo unidireccional. Si ella es el sitio del placer erótico, al mismo tiempo presenta
una personalidad activa e independiente a través de su mirada directa. Si bien es
producida por el imaginario masculino europeo, es una figura activada, un agente,
no simplemente un receptor pasivo de la mirada masculina. La agencia de la mulata
está indexada por su libertad de aparecer en público (a diferencia de las mujeres
blancas), su libertad económica para ganar y controlar su propio dinero, en
contraste con la situación de la gran mayoría de las mujeres blancas. La
deseabilidad, por otro lado, la hace 'visible' en contraste con la invisibilidad de la
mujer negra. Sin embargo, su agencia no puede extenderse a la plena autonomía;
sólo su sexualidad y deseabilidad están en primer plano, y nunca se la sitúa en el
orden social a través de la familia, el hogar, la propiedad o la ocupación.18 La
ausencia de un contexto social crea un escenario para la actuación de la raza y el
género. Al negarle el contexto de la familia o el trabajo, imágenes como estas la proyectan como la
La mulata de Landaluze es un híbrido, situado entre la Cuba blanca y la negra,
la 'otra' para ambas identidades raciales más fijas. Sin embargo, el ensayo de
Roberto Retamar 'Calibán' (1971) presenta un argumento completamente diferente
sobre la hibridez, proponiendo que en lugar de una categoría de exclusión, la
hibridación puede entenderse como una identidad racial y nacional exclusivamente
cubana. Retamar afirma que ' América mestiza' es ontológicamente híbrida y no
puede ser ' imaginada' como una entidad geohistórica racialmente pura . posiciones
características. En el imaginario de América de Retamar, la heterogeneidad es la
característica fundacional, configurando una nueva y dinámica definición del
concepto de nación. La idea de cruce que encarna la mulata es fundamental para
entender a Cuba, imaginada como la encrucijada de los pueblos indígenas de
América, Europa y África. Anticipándose a Chatterjee, Retamar afirma que las
ideas europeas (está pensando principalmente en el marxismo) puestas en acción
en el tercer mundo no constituyen un 'discurso derivado' dependiente de Europa,20
diciendo en cambio que las herramientas y el lenguaje del colonizador pueden
apropiarse por la liberación de los subalternos y la creación de una verdadera
cultura (latinoamericana).
En estas litografías se pone de relieve la inestabilidad de la mulata como
significante colonial. Aunque la mulata erotizada parece ser un tropo estable en el
período colonial, la ansiedad irradia a lo largo de su representación en la literatura
y la cultura visual del siglo XIX. Y a partir de la era republicana (c. 1899), el cuerpo
mulata comenzó a desplegarse para significar múltiples significados culturales en
la literatura y las artes visuales, sirviendo su imagen a una serie de posiciones
ideológicas.21 En la poesía, la publicidad, la música popular y el cine. Además de
las bellas artes del siglo XX, la mulata figura como una de las figuras arquetípicas
22
de la cubanidad, cruzando no solo fronteras racialmente constituidas, sino
fusionando erótica, nacionalismo y espiritualidad.
Un ejemplo del tipo de hibridez visual cubana de la que hablo en
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 225
Figure 3. Virgen de la Caridad del Cobre.
La producción de arte del siglo XX se puede encontrar en la colección de un pequeño museo
municipal en Regla, al otro lado de la bahía de La Habana. Las figuras 3 y 4 son dos de una
serie de cuatro lienzos sin fecha pintados por un artista local, José Hurtado de Mendoza, y
donados al museo por su viuda después de su muerte en 1971.
Parecen, a primera vista, representaciones estilizadas de mujeres afrodescendientes posadas
icónicamente en actitudes de Virgen María. La 'Virgen de la Caridad del Cobre' (Figura 3) y la
'Virgen de Regla' (Figura 4) son patronas de Cuba y La Habana, respectivamente. Pero aquí
hay mucho más que imágenes sencillas de santos populares. Las pinturas de Hurtado
imbrican significantes de la espiritualidad yoruba dentro de un campo católico. En cada
imagen, la Virgen se funde con una deidad yoruba, con Caridad representando también a
Ochu´n, orisha (diosa) de los ríos, la sensualidad y la belleza, y la Virgen de Regla invocando
a Yemaya, diosa del mar y la maternidad. La paleta de cada cuadro presenta los colores
asociados a cada orisha, amarillo y dorado para Ochún y azul y blanco para Yemaya/Virgen
de Regla.
Estos íconos híbridos recuerdan la obra del pintor surrealista suizo Max Ernst23 por su
planitud y elementos oníricos surrealistas.24 En ambas imágenes vemos la insignia de
imágenes devocionales católicas; virgen, infante, corola de estrellas identificando la figura
como la Virgen de la Inmaculada Concepción, y el manto, y luna creciente celeste de la
Señora del Apocalipsis.25 La iconografía y la narración pictórica son claras y legibles, aunque
la narración es
Machine Translated by Google
226 Alison Fraunhar
Figure 4. Virgen de Regla.
fantástico, mezclando motivos católicos con elementos fantásticos como las olas rojas
y el pez espada gigante en la Figura 3.
En esta imagen, los tres Juanes (tres marineros, uno europeo, un indígena y un
africano, cada uno de nombre Juan que presenció la aparición milagrosa y salvadora
de la virgen en una leyenda cubana fundacional) se muestran en un pequeño bote
debajo los pies de la Virgen. Alrededor de su cabeza hay una doble corola, la exterior
formada por peces y pájaros alternados, y la interior por conchas marinas, en
sustitución de la corola de 12 estrellas de la Inmaculada Concepción. Directamente
sobre su cabeza hay un arreglo de estrellas, que cuando se lee junto con las conchas
marinas sugiere Stella Maris, la estrella del mar, del Libro de las Revelaciones.
La paloma de la paz revolotea junto a su hombro derecho, y ella está de pie sobre la
luna creciente de la Inmaculada Concepción.26
En la Figura 4, la Virgen sostiene al niño Jesús en un brazo y la llave del reino de
los cielos en el otro. Alrededor de su cabeza hay un halo de estrellas, pero se ven 18
estrellas, no las 12 estrellas de la imaginería religiosa ortodoxa. Extendiéndose más
allá del halo interior hay otro compuesto por cráneos humanos. La Virgen está de pie
sobre un globo azul salpicado de pequeñas formas blancas indistintas que sugieren
las conchas de cauri utilizadas en la adivinación yoruba. Detrás del globo está la luna
creciente que la identifica como la Inmaculada Concepción o la Señora del Apocalipsis.
El globo está rodeado por una cadena, que está rodeada por un semicírculo de figuras
yacentes (bebés o ídolos) que se asemejan a la representación pictórica
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 227
de escultura de piedra tallada 'primitiva', entremezclada con lo que parecen ser piedras sin
tallar. Cada una de las cabezas de las figuras emite una llama. Toda la figura está situada en
un campo de nubes azules y en la línea del horizonte se vislumbra un cielo amarillento y un
trozo de mar gris azulado tormentoso. En el mar, centrado directamente debajo del globo,
hay una silueta remando en una canoa delgada con forma de pez grande o delfín. La cadena
y el semicírculo de figuras ardientes, la corola de calaveras, el globo terráqueo son todos
significantes que sugieren significados litúrgicos específicos, pero de hecho son excesivos;
no se suman a nuestra capacidad de leer o comprender la imagen, pero contribuyen a su
general.
aura.
Al mismo tiempo, estos elementos excesivos que no encajan en un esquema legible
trabajan para dar a la imagen una existencia y una presencia más allá de lo que puede
producir una composición ordenada que consiste en elementos extraídos de dos tradiciones
culturales distintas. Son precisamente esos elementos en estas pinturas más allá de la
regulación por relaciones de conocimiento los que evocan la noción de mimetismo de Bhabha,
además de demostrar una forma icónica femenina híbrida.
En ambas imágenes las vírgenes son oscuras, pero no del negro de las vírgenes negras
europeas con sus rasgos europeos. Estas hembras tienen el cabello rizado, fosas nasales
ensanchadas, ojos redondos y labios grandes de fisonomía africana. Sus pechos, si bien son
una fuente de alimento para los niños que sostienen, son redondeados, voluptuosos y más
sexualizados de lo que jamás se haya visto en una Madonna europea. La erotización de
estos santos a través de sus sensuales senos y sus miradas directas refleja la compatibilidad
de la divinidad y la humanidad en el contexto yoruba.
Sus ojos no están abatidos ni vueltos hacia el cielo, sino que atraen directamente al
espectador en una mirada. Este look refleja los temperamentos de cada uno; la Virgen de la
Caridad sonríe, acorde con su representación de Ochu´n, orisha (deidad) de los ríos y la
sensualidad, mientras que la Virgen de Regla, ligada a Yemaya, orisha del mar y la
maternidad, tiene una expresión solemne propia de ella seriedad
En la Figura 3, Ochu´n/Caridad, radiante en el esquema de color dorado y miel asociado
tanto con el santo como con el orisha, no sostiene a un niño Jesús sino a dos infantes, los
Ibeji o deidades gemelas, vestidos con el rojo y el blanco de Chango´, el orisha hipermasculino
del trueno, que es el esposo de Ochu´n. Los bebés portan los collares o collares de chaquira
que identifican a quien los lleva como devoto de Changó´. Los tres Juanes, de una leyenda
cubana/católica, se reinscriben como negros africanos en el pequeño bote debajo de sus
pies, adornados con collares en oro de Ochún y un escudo (que parece más un objeto de
una cultura de las islas del Pacífico). ) con un diseño de calavera.27 Como en la Figura 4,
estos giros narrativos producen un exceso pictórico de significantes flotantes. Es decir, hay
más signos presentes en estas imágenes de los que se pueden atribuir a significados
culturales específicos, y los signos adicionales producen el tipo de confusión e incertidumbre
que es característico del mimetismo colonial.
Esta discusión apunta a algunas de las formas en que los elementos europeos de la
producción cultural cubana se subvierten y se reinscriben con un significado afrocubano, lo
que produce una iconología específicamente cubana que no puede definirse por completo a
través de sistemas de signos africanos o europeos. La imbricación de elementos estilísticos
y simbólicos europeos/africanos en estas pinturas, y su
Machine Translated by Google
228 Alison Fraunhar
traducción a un léxico visual cubano, indexa el concepto de transculturación de
Fernando Ortiz.
Ortiz introdujo la idea de la transculturación en Cuban Counterpoint, publicado por
primera vez en 1940. La fecha de publicación es significativa porque algunos teóricos
28
consideran que Cuban Counterpoint es un texto posmoderno avant la lettre.
Esto se debe a que la transculturación pone en primer plano la inestabilidad cultural
e histórica de normalizar las categorías epistemológicas de una manera que evoca
algunas de las estrategias de deconstrucción y fragmentación tan prominentes en el
pensamiento postestructuralista. En Cuban Counterpoint, Ortiz argumentó que la
influencia cultural no era un proceso unidireccional por el cual el colonizado toma la
cultura del colonizador en el que el esclavo o el indígena se aculturan a la cultura
dominante. En cambio, las influencias fluyen en ambas direcciones, de modo que
tanto el dueño del esclavo como el esclavo están expuestos y se apropian de
elementos de la cultura del otro. Ortiz desarrolló su motivo contrapuntístico a través
de un análisis histórico de las industrias interrelacionadas del azúcar y el tabaco; los
dos productos forman un binario a través del cual no solo se pueden entender las
fuerzas históricas, sino también la acción humana. Este tema resuena poderosamente
con una discusión sobre los roles de género, ya que la mulata a menudo se vincula
con el azúcar, mientras que el tabaco se invoca como un tropo de la masculinidad.
En muchos sentidos, la transculturación fue una respuesta al modelo antropológico
prevaleciente de aculturación, en el que los colonizados se aculturaban en la cultura
del colonizador. En un ejemplo de transculturación, los esclavos africanos cuyo paso
violento a Cuba resultó en la pérdida de su cultura (desculturización) constituyeron
una nueva formación cultural (o neoculturación). Ortiz sitúa el mecanismo de la
transculturación de la siguiente manera:
La verdadera historia de Cuba es la historia de sus transculturaciones
entrelazadas. Primero vino la transculturación del indio paleolítico al neolítico
y la desaparición de este último por su incapacidad para adaptarse a la cultura
que trajeron los españoles. Luego la transculturación de una corriente
ininterrumpida de inmigrantes blancos. Eran españoles, pero ellos mismos
arrancados, para usar la frase de la época, de los grupos de la Península
Ibérica y trasplantados a un Nuevo Mundo, donde todo era nuevo para ellos,
la naturaleza y las personas, y tenían que reajustarse a un nuevo sincretismo.
de culturas Al mismo tiempo, se produjo la transculturación de un flujo
constante de negros africanos, provenientes de todas las regiones costeras
de África a lo largo del Atlántico, desde Senegal, Guinea, el Congo y Angola
hasta hasta Mozambique en la orilla opuesta de ese continente. . Todos ellos
arrebatados a sus grupos sociales originales, sus propias culturas destruidas
y aplastadas bajo el peso de las culturas aquí existentes, como caña de azúcar
molida en el rodillo del ingenio. Y aún llegaron otras culturas inmigrantes de
los más variados orígenes, ya sea en oleadas esporádicas o en un flujo
continuo, siempre ejerciendo una influencia y siendo influidas a su vez: indios
del continente, judíos, portugueses, anglosajones, franceses, norteamericanos,
incluso mongoloides amarillos de Macao, Cantón y otras regiones del alguna
vez Reino Celestial.29
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 229
Este pasaje claramente no reconoce las relaciones de poder desiguales que privilegiaron
ciertas formaciones culturales (europeas) sobre todas las demás y, por lo tanto,
sobredeterminaron las condiciones sociales para casi todos los cubanos. Aunque elude una
descripción precisa de las relaciones de poder entre estos diferentes grupos raciales y étnicos,
destaca la contribución y la importancia de los no europeos en la formación de la cultura
cubana, una contribución que anteriormente había sido marginada.
En esto, sirve como una intervención crucial en el modelo cultural imperialista, dominado por
Europa, de la sociedad de élite cubana. Aunque hubo una moda por lo afrocubano en las
décadas de 1920 y 1930 tanto en Cuba como en Europa,30 esta visibilidad cultural hizo poco
para interpelar a los cubanos de ascendencia africana en la vida cultural o económica de la
nación. El texto académico de Ortiz legitima la inclusión de culturas que de otro modo estarían
marginadas en la narrativa nacional.
A través de su modelo de mezcla incesante, la transculturación anticipa el uso poscolonial
de la hibridación, y en ninguna parte este concepto está más encarnado que en el cuerpo de
la mulata. Podemos ver este principio operando en las pinturas de Hurtado. Estas figuras
colapsan significantes espirituales contradictorios, católicos y yoruba, así como motivos y
elementos estilísticos europeos y africanos para crear una narrativa cubana. Como vimos en
la Figura 3, la santa patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, está entrelazada con la deidad
yoruba Ochun, en el cuerpo de la mulata , produciendo un sentido ambivalente de identidad
nacional (espiritual) tan híbrida y tan cubana como la mulata.
Otro sitio de producción cultural que aborda la noción de transculturación es la película
Cecilia (Humberto Solas, 1984). Si bien es una película muy problemática por una variedad
de razones, realiza un trabajo cultural interesante y sorprendente.31 Basada en la novela
antiesclavista del siglo XIX Cecilia Valdez o La Loma del Ángel (Cirilio Villaverde, 1838), la
película presenta un poderoso ejemplo del tropo de la mulata erotizada, y contesta esa visión
reduccionista.
La narrativa fílmica, que sigue vagamente a la novela, relata la trágica historia de la bella
mulata Cecilia Valdez. Cecilia desprecia los afectos del sincero revolucionario mulato José
Pimienta en favor del decadente hijo de mamá criolla Leonardo Gamboa, quien no quiere
casarse con ella, sino sólo tener una relación con ella. La vanidad, el ascenso social y el afán
de blancura de Cecilia son su tragedia y causan su perdición. Su interpretación de los códigos
sociales coloniales cubanos recuerda la discusión de Bhabha sobre el mimetismo; ella es una
subalterna 'mala' cuyo mimetismo y deseo por la blancura la obligan a cruzar fronteras
sociales / raciales, y una subalterna 'buena' porque no trabaja (al menos en la novela) para
socavar ese orden social. Tanto la película como la novela trazan un mapa del deseo colonial
siguiendo las líneas establecidas por Frantz Fanon en Black Skin, White Masks.
32
Es decir, los blancos desean (y temen) a los negros por su supuesta sensualidad,
y los negros quieren la autoridad y seguridad que es dominio de los blancos.
Sin embargo, la lectura entre los dos textos revela un cambio de un tipo de tropo hacia
otro. La película inserta la presencia afrocubana, en un acto de lo que Michael Chanan llama
'cine del rescate' (cine de recuperación histórica) en el que se revisa la historia como un
discurso que incluye una variedad de 'espacios de locución' previamente excluidos, cuando
prevaleció una visión de clase y raza basada en las normas culturales dominantes.
Machine Translated by Google
230 Alison Fraunhar
La película se diferencia de la novela en su puesta en primer plano de la cultura
afrocubana y su puesta en primer plano de la agencia de Cecilia. Aunque Cecilia quiere
que Leonardo se case con ella, y con ello otorgarle legitimidad, seguridad económica
y 'blancura', ella, no obstante, actúa como una hábil participante en la clandestina
acción revolucionaria afrocubana. El prólogo de la película muestra cómo funciona la
película para recuperar la identidad afrocubana de la mulata, y por extensión, de Cuba.
En él, la leyenda de la diosa Ochu´n, de piel de miel, es contada por una anciana
afrocubana sentada en un oscuro portal a su hermosa nietecita mulata . Si bien sirve
como historia fundacional para el mito de la irresistibilidad de la mulata y refleja la
narrativa de Cecilia, la leyenda inscribe el cuerpo de la mulata en el contexto cultural
afrocubano en lugar de como una figura liminal atrapada entre el contexto social
colonial africano y europeo. órbitas.
Al poner en primer plano el contexto afrocubano de la historia, la película intenta
desafiar la posición privilegiada de la práctica cultural europea normalizada en la
novela. Además, enmarca la experiencia de la esclavitud y el pasaje medio dentro de
la tradición narrativa de la práctica cultural y social yoruba.
En otra escena, el amigo de Cecilia, poseído por la deidad hipermacho Chango´, jura
que nunca dejará que el 'niño blanco' tenga (Cecilia) — 'hablando por los que no
pueden hablar' en el discurso colonial. Esta escena no solo afirma la historia y la
comunidad subalterna, sino que también reclama a la mulata como miembro de esa
comunidad y trabaja para superar la construcción de la mulata como un cuerpo colonial
marginal.
Los efectos desestabilizadores de la belleza y el atractivo sexual de Cecilia para
los hombres amenazan el siempre ya inestable orden social colonial. La amenaza de
este deseo se canoniza en un mito que forma un subtexto de advertencia para Cecilia
Valdez, la novela; es decir, el incesto. El miedo (no del todo infundado) al incesto entre
los hijos ilegítimos y los herederos legítimos de la élite colonial desplaza al miedo más
epistémico engendrado por el sistema colonial; un temor permanente de levantamiento
y rebelión de esclavos, como ocurrió en 1804 en Haití.
Cecilia articula una revisión histórica que fetichiza las relaciones de poder colonial
a través de su descripción de la élite blanca y sus interacciones con sus esclavos y
personas de color libres, y los valores y estrategias de supervivencia utilizados por los
subalternos para negociar el orden social siempre inestable y siempre desequilibrado.
Si bien la crítica de las fuerzas históricas es explícita, la representación de estereotipos
en la película ( criollo decadente, mulata deseable ) fetichiza el paradigma colonial y
nos hace conscientes de la superficialidad y la calidad estática de estos tropos
coloniales/burgueses.
En este artículo he examinado varios sitios de la producción cultural de la mulata
cubana durante los últimos 150 años. Las litografías de Landaluze ayudan a establecer
y cosificar a la mulata como un tropo, al mismo tiempo que revelan la angustia de la
condición colonial. Las pinturas de Hurtado y la película Cecilia demuestran resistencia
a normalizar los tropos imperiales de deseabilidad e inscriben otras formas de deseo
en el cuerpo de la mulata : el deseo espiritual en las pinturas de José Hurtado y el
deseo de identidad y acción histórica en Cecilia. Pero deseo evitar la apariencia de un
argumento teleológico que sugiera que el cuerpo mulata y su significado han sido
liberados de las restricciones de la ideología imperial.
En cambio, ofrezco una lectura paradigmática que espero demuestre cómo la identidad
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 231
se construye y se disputa en el cuerpo de la mulata en una lucha continua por la autodefinición y el
significado.
Después de los años revolucionarios de construcción de la nación en los que el cuerpo mulata ,
como hemos visto, produce un significado nacionalista y espiritual, la reciente invención de un cóctel
llamado Mulata que menciono al comienzo de este ensayo, y la introducción de un ron de marca para
el mercado interno cubano en Cuba también llamado Ron mulata (o ron mulata), invocan poderosamente
el tropo erotizante de la mulata.
33
Esto nos recuerda que la mulata erotizada no es en modo alguno un mero rastro
mnemotécnico del pasado colonial. Como significante, tiene una tremenda resistencia y persistencia, y
ahora sirve a las agendas ideológicas y económicas impulsadas por la economía de libre mercado
global. El cuerpo mulata circula en el discurso neocolonial de la globalización como un significante del
deseo en la floreciente industria del turismo sexual en Cuba, además de servir como un símbolo más
generalizado del ocio y la belleza tropical. Desde que la caída de la Unión Soviética impuso nuevas
estrategias para la supervivencia económica de los cubanos, tanto en casa como en el mercado global,
el cuerpo de la mulata se ha inscrito una vez más como una zona libidinal.
En este discurso, la mulata opera no como el otro colonial que es 'como pero no del todo' para reiterar
la frase de Homi Bhabha, sino como la encarnación de un paisaje tropical constituido para el placer
neoimperial. Ya no es más la plantación, Cuba se convierte en lugar de ello en el patio de juegos para
el ocio y la fantasía neocoloniales, y la raza y el deseo se construyen a lo largo de líneas diferentes
pero no menos cruciales.
notas
1. Una Mulata es una bebida mezclada que consiste en ron blanco y crema de cacao.
2. Amalia Lucía Cabezas, correo electrónico 2 de noviembre de 2000.
3. Estos son solo dos de una serie de sitios de producción cultural visual que demuestran
representaciones interesantes y rara vez unidimensionales de la mulata. En mi proyecto más
grande también miro la publicidad.
4. Debido a que los mulata/os eran hijos de madres africanas y padres europeos (generalmente
dueños de sus madres esclavas), no se les consideraba pertenecientes a filiaciones familiares o
ancestrales. Además, se pensaba que las mulatas eran un híbrido de dos razas distintas y, por lo
tanto, estériles.
5. Cuba fue colonia española desde principios del siglo XVI hasta el siglo XIX, y aunque en el siglo
XIX proliferaron varios movimientos de liberación nacional, la independencia de España no se
logró hasta 1898.
6. El registro histórico de la producción artística en Cuba contiene solo una artista femenina del siglo
XIX, Juana Borrero (1877–1896). Fue, significativamente, una mujer de color. Murió a la muy
temprana edad de 20 años, dejando solo dos pinturas y algunos dibujos. Estas pocas obras
representan a mujeres y niños de color, y combinan el sentimentalismo victoriano convencional
con la sensibilidad hacia su tema, una combinación que no se ve en ninguna otra parte del arte
cubano del siglo XIX. Si bien estas obras no son centrales para esta discusión, deben ser
consideradas en un análisis profundo de la producción e historia artística cubana. Para una
discusión general de la historia del arte cubano, ver de Juan, A. (1980) Pintura Cubana:
Machine Translated by Google
232 Alison Fraunhar
Temas y Variaciones, Mexico, DF: Universidad National Autonoma de Me´xico; Rigoll,
J. (1982) Apuntes sobre la pintura y el grabado en Cuba: de los origenes a 1927,
Habana: Editorialletras Cubanas; Martinez, J. (1994) Cuban Art and national identity:
The Vanguardia Painters 1927–1950, Gainesville: University Press of Florida.
7. Véase, por ejemplo, MartinezAlier, V. (1974) Marriage and Class in Nineteenth
Century Cuba: A Study of Racial Attitudes and Sexual Values in a Slave Society,
Londres: Cambridge Latin American Studies, y Nueva York: Cambridge University
Prensa; Kutzinski, V. (1993) La carrera de los secretos de Sugar y la erótica del
nacionalismo, Charlottesville: University Press of Virginia.
8. La figura de la mulata no es en absoluto exclusiva de Cuba. Hay formaciones paralelas
fuertes e interesantes encontradas en ciertos momentos históricos en otros escenarios
del Caribe, Brasil y el sur de los Estados Unidos. No cabe duda de que futuras
investigaciones sobre estas similitudes resultarán fructíferas.
9. Entre los textos literarios que establecen este tropo en el siglo XIX, véase Villaverde,
C. (1964/1882) Cecilia Valdez o El Cerro del Ángel, La Habana: Consejo Nacional de
Cultura; y Francisco (Anselmo, La Habana: Suárez y Romero, 1880).
10. De: Bhabba, HK (1994) The Location of Culture, Londres: Routledge, publicado
originalmente en October Anthology, Boston, MA: MIT Press, 1987.
11. Ibíd.
12. Véase, por ejemplo, Gilroy, P. (1993) The Black Atlantic: Counterculture of Modernity,
Cambridge, MA: Harvard University Press; y Young, RJC
(1995) Colonial Desire, Londres: Routledge, para una discusión sobre hibridez.
13. Hay un creciente cuerpo de literatura que analiza las obras de arte producidas en toda
Hispanoamérica en la era colonial conocidas como castas (hojas de castas). Castas
mapeó gráficamente los componentes constituyentes y las gradaciones en el
mestizaje racial. Véase Saı´z, G. y Concepción, M. (1989) Las Castas Mexicanas,
Milán: Olivetti.
14. Además de las obras de arte, las novelas, incluidos los ya mencionados Francisco y
Cecilia Valdez, cosifican este tropo.
15. En una discusión sobre lo pintoresco en el arte colonial británico en la India, Swati
Chattopadhyay ha sugerido que lo pintoresco, al que ciertamente corresponde
Costum brismo, es un intento de superar el terror y el asombro inducidos por lo
Sublime, esa expresión más notable del romanticismo. . En el contexto colonial, la
tierra y la humanidad desconocidas tenían que volverse familiares, incluso satirizadas
o criticadas para afirmar la dominación.
16. Esto fue particularmente así en el caso de las hojas de casta, las cuales fueron
enviadas casi en su totalidad a España. En Cuba, la publicidad como las marquillas
cigarreras (papeles para envolver cigarrillos) trazó un mapa de las normas y tropos
sociales cubanos del siglo XIX. Véase Fraunhar, A., 'The Mulata Cubana in Marquillas
Cigarreras', tesis de maestría inédita, 1999, Universidad de California, Santa Bárbara.
17. La intervención feminista en la teoría de la mirada lacaniana ha proporcionado una
poderosa herramienta para decodificar las relaciones visuales de poder. Ver Mulvey,
L. (1989) 'Visual Pleasure in Narrative Cinema' (reimpresión de 1975), en Visual and
Other Pleasures, Bloomington: Indiana University Press) para una rica discusión del
mecanismo por el cual se establecen la identidad y la identificación.
Machine Translated by Google
Trópicos del Deseo 233
18. En otras litografías contemporáneas en las que se representa a la mulata en un ambiente
social, siempre se la muestra con hombres blancos o negros en un contexto coqueto y
erotizante.
19. Tomo prestado el concepto de 'imaginación' de Comunidades imaginadas de Benedict
Anderson en el que argumenta que la nación es imaginada como una comunidad por
personas que comparten rasgos étnicos, culturales, raciales o creencias religiosas o
ideológicas. Véase Anderson, B. (1991) Comunidades imaginadas: Reflexiones sobre los
orígenes y la difusión del nacionalismo, Londres: Verso.
20. Véase Chatterjee, P. (1986) El pensamiento nacionalista y el mundo colonial: ¿un discurso
derivado? Londres: Zed. Chatterjee argumenta en contra del modelo eurocéntrico de
nación de Anderson, afirmando que el nacionalismo en las regiones poscoloniales no
tiene por qué basarse en ideas europeas, sino que puede ser anticolonialista y utilizar
relaciones locales de conocimiento.
21. Ver Sugars Secret de Kutzinski para una discusión completa de las dimensiones históricas
y literarias de la construcción de la mulata en el siglo XIX. Discutiré varias representaciones
artísticas a continuación.
22. Junto con el calesero y el guajiro/a (el campesinoblancocampesino). 23. 1891–
1970.
24. Aunque todavía no he descubierto ninguna prueba de contacto o comunicación entre los
dos artistas, es posible que más investigaciones descubran un vínculo.
25. Ver Stratton, S. (1994) The Immaculate Conception in Spanish Art, Cambridge: Cambridge
University Press, para una discusión detallada de la iconología mariana.
26. En ambas pinturas están ausentes los atributos que designarían a la figura como la Virgen
de la Asunción, lo que hace aún más fuerte su identificación con la Inmaculada
Concepción y la Señora del Apocalipsis.
27. En esta leyenda, tres muchachos, uno negro, un indio y un blanco, estaban pescando en
la bahía de Nipe a las afueras de Cobre, en la provincia de Santiago de Cuba, cuando
una tormenta azotó su diminuto bote. Sin embargo, encontraron flotando cerca una
estatua de madera de la Virgen de Caridad de Illescas, y esta imagen los protegió y los
condujo a un lugar seguro. Se construyó un santuario a la virgen en Cobre, y ella se
convirtió en la santa patrona de Cuba.
28. Véase, por ejemplo, Mignolo (2000) Local Histories, Global Design, Princeton: Princeton
University Press; De la Campa, R. (1999) Latinamericanismo, Minneapolis: University of
Minnesota Press; Coronel, F. (1995) 'Introducción' a F. Ortiz, Cuban Counterpoint:
Tobacco and Sugar, Durham and London, Duke University Press, para una discusión
sobre Ortiz en el contexto del pensamiento posmoderno.
29. Ortiz, F. (1995) Cuban Counterpoint: Tobacco and Sugar, Durham y Londres: Duke
University Press, págs. 98–99.
30. Véase Moore, RD (1997) Nationalizing Blackness: Afrocubanismo and Artistic Revolution
in Havana 1920–1940, Pittsburgh: University of Pittsburgh Press; y Pérez, L. (1999) On
Becoming Cuban, Chapel Hill: University of North Carolina Press, para una discusión
sobre la apropiación de la cultura afrocubana en la producción cultural de élite y
vanguardia.
31. Cecilia fue la producción más costosa jamás realizada por el ICAIC (Instituto Cubano de
Arte e Industria Cinematográfico) y fue un fracaso comercial y de crítica, lo que resultó
en el reemplazo de los funcionarios de mayor rango del Instituto.
Machine Translated by Google
234 Alison Fraunhar
32. Fanon, F. (1967) Black Skin, White Masks, C. Lam Markham (trad.), New
York: Prensa de la arboleda.
33. A raíz de la introducción del Ron mulata, se desató una polémica nacional en
respuesta a la imagen de la mulata utilizada en la campaña publicitaria.
Sin embargo, de manera significativa, la polémica se centró en la explotación del
cuerpo de la mujer y el vínculo entre el alcohol y la sexualidad, mientras que el
tema de la raza, central tanto en la imagen como en la campaña publicitaria ('La
mezcla perfecta: Ron mulata'–the perfect mix : ron mulata) se elide por completo.
Machine Translated by Google