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La reforma laboral aprobada por el Gobierno español incluye medidas para luchar contra el abuso de la temporalidad como un problema crónico, eliminando el contrato de obra y servicio y limitando los contratos temporales a circunstancias de producción o sustitución. Aunque la reforma parece positiva en el papel, su éxito dependerá de su aplicación práctica y capacidad de reducir el fraude, dado que la alta tasa de temporalidad ha creado una fuerte dualidad en el mercado laboral español entre trabajadores fij
La reforma laboral aprobada por el Gobierno español incluye medidas para luchar contra el abuso de la temporalidad como un problema crónico, eliminando el contrato de obra y servicio y limitando los contratos temporales a circunstancias de producción o sustitución. Aunque la reforma parece positiva en el papel, su éxito dependerá de su aplicación práctica y capacidad de reducir el fraude, dado que la alta tasa de temporalidad ha creado una fuerte dualidad en el mercado laboral español entre trabajadores fij
La reforma laboral aprobada por el Gobierno español incluye medidas para luchar contra el abuso de la temporalidad como un problema crónico, eliminando el contrato de obra y servicio y limitando los contratos temporales a circunstancias de producción o sustitución. Aunque la reforma parece positiva en el papel, su éxito dependerá de su aplicación práctica y capacidad de reducir el fraude, dado que la alta tasa de temporalidad ha creado una fuerte dualidad en el mercado laboral español entre trabajadores fij
Pese a que la reforma laboral aprobada por el Gobierno no ha
supuesto afortunadamente el destructivo tsunami que inicialmente
se planteó respecto a la regulación de 2012, hay aspectos novedosos, como las disposiciones dirigidas a luchar contra el abuso de la temporalidad, un problema que se ha convertido en una dolencia crónica en el ámbito de las relaciones de trabajo en España. La normativa, que entrará en vigor el próximo jueves, tras tres meses de vacatio legis, incluye medidas como la eliminación del contrato de trabajo de obra y servicio y la limitación de los contratos temporales a aquellos determinados por circunstancias de la producción y por interinidad o sustitución. La reforma pretende impulsar el modelo fijo-discontinuo para que sustituya a un buen número de contratos que hasta ahora eran temporales. También penaliza la rotación al establecer nuevos límites al encadenamiento contractual y endurece las sanciones administrativas por fraude, con la imposición de una multa por afectado. Por interesante que resulte la regulación sobre el papel, la prueba de fuego de la reforma en este ámbito será, evidentemente, su aplicación práctica, así como su capacidad de reducir el fraude. La elevada tasa de temporalidad que existe en el mercado de trabajo español ha generado a lo largo de los años una fuerte dualidad en el empleo, al crear dos perfiles de trabajadores con distinta cobertura contractual, uno con relación indefinida y mayor protección, y otro con vínculo temporal y una alta precariedad, una circunstancia que ha provocado reiteradas llamadas de atención por parte de Bruselas.