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Grado: Economía

Economía española G28


Jose Antonio Fernández Giménez
Joshua López Monzó
Jimmy Rafael Poveda Cuenca

Funcionamiento del mercado de trabajo español

El funcionamiento del mercado laboral en España está marcado por una elevada tasa
de temporalidad y una gran dualidad y desigualdad entre trabajadores indefinidos y
temporales, lo que provoca que la economía española tenga muchas dificultades para
ajustar el mercado ante perturbaciones y, por tanto, para crear empleo y mejorar su
calidad. Todo ello es consecuencia de un marco institucional ineficiente que lleva
décadas mermando el mercado de trabajo español, en el que los principales problemas
son el marco de protección que brinda el sector público y el proceso de negociación
colectiva.

1)Marco institucional
Respecto a la protección de los trabajadores, según el indicador Doing Business del
Banco Mundial, el coste del despido en España se situaba en 2008 en 56 semanas de
salario, más del doble que la establecida en promedio en los países de la OCDE. Sin
embargo, estas cifras podrían no estar reflejando adecuadamente las indemnizaciones
pagadas, ya que la mayoría de las rescisiones de contratos son tramitadas como
disciplinarias y acaban siendo consideradas improcedentes. Si este fuera el caso, el
coste de despido sería de 128 semanas de salario considerado en el indicador del BM.
De hecho, una amplia mayoría de las rescisiones de contratos indefinidos en España
acaban conllevando la indemnización máxima, aunque solo afecta a los trabajadores
por cuenta ajena (el 70%). En cambio, la indemnización por no renovar un contrato
temporal es de solo 22 semanas en términos de dicho indicador o en algunos casos
nula, por debajo de la media de la OCDE. Además, los trabajadores españoles cuentan
con unas prestaciones por desempleo relativamente generosas al promedio de la
OCDE. Sin embargo, pueden resultar engañosas como consecuencia de la
segmentación del mercado de trabajo. Dado que los trabajadores temporales transitan
más veces por el desempleo, los derechos también son menores y, por tanto, su tasa
de reposición efectiva también es menor. Teniendo esto en cuenta, se situarían por
debajo de la media de la OCDE. El grupo más desfavorecido es el que menos protección
legal tiene, lo que provoca serias deficiencias.

El proceso de negociación colectiva también hace aguas. España se sitúa entre las
economías en las que la densidad sindical es más reducida, si bien la cobertura es de
las más elevadas. La explicación de este fenómeno radica en dos principios básicos de
la negociación colectiva, la eficacia general automática de los convenios y la legitimidad
para negociar. El inconveniente de estos principios es que hay colectivos de
trabajadores y empresas que no están suficientemente representados en la
negociación. Adicionalmente, otra particularidad institucional de España son las
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cláusulas de descuelgue, que suelen acordarse con criterios muy restrictivos que
impiden su aplicación incluso en situaciones muy negativas para la empresa. Además,
según los indicadores de la OCDE, el grado de coordinación y centralización se ha
reducido desde mediados de los ochenta. En la actualidad, es de tipo intermedio al
igual que en la mayoría de las economías europeas. La posición que ocupa España es
consecuencia del principio de eficacia general automática. Esto hace que exista una
predominancia de los convenios de ámbito superior al de la empresa, aun a pesar de
que la legislación permite que los convenios se negocien a otro nivel. Esto sugiere que
el grado de centralización es intermedio, lo cual, de acuerdo con la teoría económica,
tendría un impacto sobre el nivel de paro estructural y el crecimiento salarial más
desfavorable que si el sistema fuera totalmente centralizado o descentralizado. De
nuevo, es un marco que no favorece a la parte del mercado laboral que lo necesita y
presenta grandes ineficiencias.

2)Problemas en el mercado
La elevada discontinuidad en los costes de despido entre los contratos temporales e
indefinidos provoca el porcentaje de trabajadores que empiezan su carrera laboral con
un contrato temporal supera el 80%. Este porcentaje se va reduciendo a lo largo de la
vida laboral, pero lo hace muy lentamente. De hecho, después de 10 años en el
mercado laboral todavía un 40% de los trabajadores mantiene un contrato de este tipo.
Son los grupos menos favorecidos y con menos formación los que tienen que sufrir
durante más tiempo una situación de precariedad.

La movilidad laboral se concentra en el colectivo de trabajadores con contratos


temporales, limitando las ganancias de productividad que esta movilidad puede
generar potencialmente. Esta concentración de la flexibilidad en un grupo específico de
trabajadores lleva, además, efectos negativos adicionales sobre la productividad.

La excesiva segmentación del mercado laboral español fue resultado de la introducción


del contrato temporal sin causa justificada en 1984. Esta reforma contribuyó a aliviar el
problema de la incidencia del paro de larga duración y favoreció la entrada al mercado
laboral de nuevos colectivos. Asimismo, incrementó la movilidad laboral, permitiendo
una mejor reasignación de los trabajadores. Sin embargo, el mantenimiento de las dos
modalidades de contratación con diferencias tan elevadas en la protección del
desempleo ha generado una excesiva segmentación del mercado laboral, que está
teniendo efectos perjudiciales sobre el funcionamiento del mercado de trabajo, sobre
todo porque desplaza las necesidades de ajuste hacia el empleo, especialmente, hacia
el temporal.

Su diseño institucional hace que los salarios en España se caractericen por un exceso
de rigidez que dificulta su ajuste ante las diferentes perturbaciones. Así, desde una
perspectiva agregada, los salarios presentan una escasa sensibilidad a las condiciones
económicas y tienen un elevado grado de indiciación a la inflación, de forma mucho
más acusada que en la mayoría de los países europeos, lo que tiene un impacto sobre
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los mecanismos de ajuste salarial. A su vez, cabe destacar su carácter asimétrico, ya


que solo se activan cuando la inflación observada supera la prevista, pero no cuando se
queda por debajo. El grueso del ajuste recae, como ocurrió en la crisis de 2008, sobre
los trabajadores, en especial sobre los que tienen condiciones más precarias y que,
además disponen de menor protección.

En conjunto, el mercado laboral presenta serias ineficiencias que amplifican el impacto


de las perturbaciones sobre la economía, incluso aunque sean de corta duración, ya
que estas se canalizan exclusivamente a través de modificaciones en el nivel de
empleo. De hecho, sin miramos las horas trabajadas por persona, estas se reducen en
expansiones y aumentan en recesiones, en un comportamiento contra cíclico. Este
recurso a la flexibilidad externa, en lugar de a la interna, tiene severos efectos sobre el
patrón de ajuste de la economía siendo así la capacidad de las empresas españolas
para ajustar sus costes mucho más reducida que la que se observa en otros países.
Todo ello tiene un indudable coste social para las personas que pierden su puesto de
trabajo, para la sociedad en su conjunto y tiene importantes efectos sobre la confianza
de los agentes, ya que el desempleo es el principal determinante de las expectativas de
los hogares.

El sistema de negociación colectiva español también genera una falta de flexibilidad


transversal, es decir, falta de una adecuada asociación entre los salarios y el resto de
materias sujetas a negociación colectiva; se observa una elevada homogeneización de
los crecimientos salariales entre sectores, que se traduce, por ejemplo, en que la
correlación entre los incrementos de los salarios reales y la PTF para las diferentes
ramas de actividad es una de la más reducidas de los países desarrollados. Esto implica
que los salarios relativos entre sectores son un pobre indicador de la reasignación de
recursos que debe realizar la economía cuando se producen perturbaciones y, por
tanto, sugiere, de nuevo, que el ajuste puede ser más doloroso y duradero en nuestro
caso.

Por último, desde una perspectiva de largo plazo, los incentivos a acumular capital
humano por parte de los trabajadores y a proveer formación por parte de las empresas
también se ve negativamente afectado por la alta temporalidad y la dualidad del
mercado laboral.

3)Reformas laborales desde de 2008


La principal reforma laboral que se ha dado en España a partir de 2008 es la reforma de
2012 realizada por el gobierno de Rajoy. Esta reforma tenía como objetivo flexibilizar el
mercado de trabajo español e intentar reducir las elevadas tasas de desempleo que
acarreaba España.

Los aspectos clave de esta reforma fueron los siguientes:


Introdujo medidas para aumentar la flexibilidad en el mercado laboral, permitiendo a
las empresas ajustar más fácilmente las condiciones laborales, como los horarios y los
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salarios, según las necesidades del mercado. También se promovió la simplificación de


los tipos de contrato laboral y se redujeron las indemnizaciones por despido en algunos
casos, especialmente para los contratos temporales. Esto buscaba incentivar la
contratación y reducir la dualidad entre empleados temporales y permanentes. En
cuanto a la negociación colectiva. se dieron más poderes a las empresas para negociar
directamente con los trabajadores, permitiendo acuerdos a nivel de empresa que
pudieran prevalecer sobre los convenios colectivos sectoriales. Por último, se redujeron
los costes de despido, se simplificaron los procedimientos de este y se implementaron
incentivos a la contratación de jóvenes, como reducciones de cotizaciones sociales.

Una vez vistos los aspectos que sufrieron una reforma, hay que ver las consecuencias
que tuvieron estos cambios para el mercado laboral y la economía.

Podemos encontrar principalmente 4 consecuencias, la primera es que se facilitó el


ajuste salarial, los salarios nominales y reales moderaron su crecimiento, teniendo
incluso años de retroceso. El segundo aspecto es que se facilitaron medidas de
flexibilidad interna, contribuyendo así a frenar despidos y reducir destrucción de
empleo en las recesiones. El tercero es que, según la OCDE, la reducción de los costes
de despido ha incrementado un 8% las contrataciones y ha aumentado la salida del
paro principalmente de los parados de muy corta duración. Por último, hay que
destacar que ha rebajado casi a la mitad el umbral de crecimiento económico necesario
para crear empleo desde el anterior 2% hasta poco más del 1%.

La última reforma laboral de 2021 introduce el carácter prioritario del contrato


indefinido, solo se admita la realización de contratos indefinidos bajo unos
determinados supuestos como:
-En caso de necesidad debido a la sustitución de un trabajador
-Aumento imprevisible de la producción
Por lo tanto, un aspecto clave de la nueva reforma laboral es que limita a 18 meses el
periodo establecido para encadenar contratos y pasar a ser indefinidos

Los contratos fijos discontinuos son un tipo de contrato que va destinado a los
segmentos que hasta ahora habían recurrido a los contratos temporales. Gracias a las
nuevas reformas, las personas que tienen estos contratos gozan de los mismos
derechos que las personas con contrato indefinido incluyendo la indemnización por
despido.

En cuanto a los contratos formativos tenemos dos tipos de estos:


-Contrato de formación dual, la duración oscila entre los 3 meses y los 2 años. Su
objetivo es poder compaginar la actividad laboral retribuida con los procesos
formativos en formación profesional, estudios universitarios u otro tipo de estudios.
-Contrato para la obtención de formación profesional, su duración no puede ser menos
a los 6 meses ni mayor a 1 año. Dirigidos a las personas que ya poseen un título
profesional o universitario, la retribución queda fijada por el convenio y nivel
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retributivo de acuerdo a las funciones que desempeñe la persona trabajadora pero no


puede ser un salario inferior al SMI y por parte de la empresa debe existir una
formación individual y la asignación de un tutor.

Los contratos indefinidos adscritos a obra son un tipo de contrato específicamente


articulado para el sector de la construcción (obreros, jefes de obra, albañiles) por lo
que se señala que tiene por objeto el desarrollo de tareas o de servicios que están
estrechamente relacionados con actividades dentro del Convenio General de
Construcción.

En cuanto a las consecuencias en el año 2021:


Ha aumentado la estabilidad y la calidad del empleo, se ha elevado el número de
contratos, se han incrementado los derechos y las condiciones de vida y empleo de las
personas trabajadoras y han disminuido el desempleo, la precariedad, la desigualdad y
los niveles de pobreza generados por las últimas reformas.
-El contrato indefinido fue el protagonista de la reforma laboral
-El contrato fijo toma discontinuo toma el relevo de los contratos estacionales
-Grandes restricciones en los contratos temporales por circunstancias de la producción
-Nuevas restricciones a la contratación por sustitución
-Grandes cambios en el sector de la construcción
-Nuevas obligaciones en los contratos formativos
-Cambios en la negociación colectiva
-Cambios en la subcontratación
-Fin de la prevalencia salarial de los convenios de empresa
-Los Ertes por fuerza mayor estarán más vigilados
-Mecanismo RED de flexibilidad y estabilización en el empleo

4)Conclusión
Existe una excesiva segmentación del mercado de trabajo español, que aúna una muy
elevada protección para el colectivo de trabajadores con contrato indefinido con una
amplia gama de modalidades de contratación temporal, con costes de extinción muy
reducidos, que acaba configurando un mercado de trabajo con una ratio de
temporalidad muy elevada. Este desigual reparto de la flexibilidad en el mercado de
trabajo tiene consecuencias negativas para su funcionamiento, y para la economía
española en general, tanto en términos de eficiencia como de equidad. Quizá la
muestra más clara de esto sea la intensidad del ajuste del empleo que se produjo en la
crisis de 2008, muy superior a la que se observa en otros países y concentrada en los
trabajadores con empleo temporal. La a segmentación del mercado laboral tiene,
además, efectos negativos sobre las decisiones de formación y sobre la evolución de la
productividad.

Por otra parte, el sistema vigente de negociación colectiva tiende a exacerbar algunas
de las implicaciones de la segmentación del mercado laboral. Las características
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principales del sistema de negociación en España configuran un mercado laboral con


una elevada indiciación a la inflación y con escasa sensibilidad de los salarios a las
condiciones cíclicas. Además, presenta un nivel de negociación intermedio que
fomenta incrementos salariales muy uniformes y escasamente vinculados a las
condiciones económicas específicas de las empresas e impide que los salarios relativos
sirvan como mecanismo de señalización de la reasignación de los recursos hacia los
sectores con mayor potencial de desarrollo.

En conjunto, por tanto, un diseño más adecuado de las instituciones del mercado de
trabajo podría mejorar la capacidad de reasignación del empleo, lo cual facilitaría una
salida más rápida del desempleo. Una mejoría en este terreno resultaría clave evitando
que una eventual reactivación de la demanda se diluya en meros aumentos de la
inflación y escasos y precarios incrementos del empleo. Si el diseño de las instituciones
laborales incentiva adecuadamente las decisiones de formación de empresas y
trabajadores, señaliza correctamente hacia dónde han de dirigirse e los recursos,
facilita la movilidad laboral y aumenta su capacidad de ajuste, la consecución de un
nuevo patrón de especialización de la economía más sostenible se podrá alcanzar con
más rapidez y con menores costes.

La referencia a la experiencia de otros países que han abordado reformas con el


objetivo de mejorar la eficiencia del ajuste e incentivar la formación del capital humano
cobra un interés especial. Para ello, los mecanismos de contratación deberían permitir
conjugar una adecuada protección del empleo para los trabajadores en su conjunto y la
flexibilidad que demandan las empresas para lograr un ajuste más eficiente, y
equitativo, del mercado laboral. Con ello se conseguiría, además, mejorar los
incentivos a la inversión en capital humano y, de este modo, contribuir al avance de la
productividad. Por su parte, el sistema de negociación colectiva debería facilitar un
mayor ajuste de los crecimientos salariales y de todos los aspectos relacionados con la
organización del trabajo y la formación de los trabajadores a la situación específica de
empresas y sectores, a la vez que se dota de mayor flexibilidad en el tiempo a los
acuerdos alcanzados.

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