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Sección central

La ficción y sus límites. Dos textos dramáticos sobre


la rebelión tzeltal de 1712
Fiction and its Limits. Two Dramatic Texts on the
Tzeltal Rebellion of 1712
La fiction et ses limites. Deux textes dramatiques
sur la rébellion de Tzeltal de 1712
A ficção e seus limites. Dois textos dramáticos sobre
a rebelião tzeltal de 1712
González Roblero, Vladimir

Resumen: En el año 1712 ocurrió una de las rebeliones indígenas


Vladimir González Roblero en la historia de Chiapas, en ese entonces provincia de la Capitanía
vladimir.gonzalez@unicach.mx General de Guatemala y actualmente estado del sur de México.
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México Se trató del levantamiento de los indios tzeltales. Al respecto se
han escrito crónicas, obras de teatro, novelas, además de artículos
y libros historiográficos. Este ensayo analiza dos textos dramáticos
y se pregunta sobre las representaciones del acontecimiento y
Estudios Artísticos su relación con los discursos historiográficos, con la finalidad
Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia
ISSN: 2500-6975 de situar la frontera entre el arte y la ciencia como lugar de
ISSN-e: 2500-9311 enunciación de dichas representaciones. Para tal fin, se recurre
Periodicidad: Semestral a la hermenéutica analógica, lo que permite la comparación de
vol. 7, núm. 10, 2021
revestudiosartisticos.ud@correo.udistrital.edu.co obras artísticas, en este caso literarias, con la historiografía. De este
modo, entendemos que algunas obras reproducen los discursos
Recepción: 08 Mayo 2020 historio-gráficos sin olvidar su naturaleza ficticia; mientras que
Aprobación: 15 Julio 2020
otras ponderan la ficción sin olvidar sus articulaciones con lo real.
URL: http://portal.amelica.org/ameli/jatsRepo/492/4922092005/
index.html Palabras clave: Ficción, historiografía, rebeliones indígenas,
representación.

Abstract: In 1712, one of the indigenous rebellions in the history


of Chiapas took place. At that time, the current southern state of
Mexico was a province of the Captaincy General of Guatemala,
and it sawthe uprising of the Tzeltal Indians. Chronicles, plays,
novels, as well as articles and history books have been written on
the subject. is essay analyzestwo stage plays and asks about the
representations of the event and their relationship with historio-
graphic discourses, with the aim of locating the border between art
and science as the place of enunciation of said representations. For
this purpose, analogical hermeneutics are used, which allowsthe
comparison of artistic works, in this case literary creations, with
historiography. In this way, we find that some works reproduce
historiographic discourses without forgetting the fictitious nature
of the latter; while others ponder fiction without forgetting their
connections with reality.

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abierta de la comunicación científica

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Estudios Artísticos, 2021, 7(10), Enero-Junio, ISSN: 2500-6975 / 2500-9311

Keywords: Fiction, historiography, indigenous rebellions,


representation.
Résumé: En 1712, une des rébellions indigènes de l’histoire
du Chiapas a eu lieu. À cette époque, l’actuel état méridional
du Mexique était une province de la capitainerie générale du
Guatemala, et il a vu le soulèvement des indiens Tzeltal. Des
chroniques, des pièces de théâtre, des romans ainsi que des
articles et des livres d’histoire ont été écrits sur le sujet. Cet essai
analyse deux pièces de théâtre et interroge les représentations
de l’événement et leur rapport aux discours historiographiques,
dans le but de situer la frontière entre l’art et la science
comme lieu d’énonciation desdites représentations. A cet effet,
l’herméneutique analogique est utilisée, ce qui permet de
comparer des œuvres artistiques, en l’occurrence des créations
littéraires, avec l’historiographie. On constate ainsi que certaines
œuvres reproduisent des discours historiographiques sans oublier
le caractère fictif de ces derniers ; tandis que d’autres méditent sur
la fiction sans oublier leurs articulations avec la réalité.

Mots clés: Fiction, historiographie, rébellions indigènes,


représentation.
Resumo: En 1712, une des rébellions indigènes de l’histoire
du Chiapas a eu lieu. À cette époque, l’actuel état méridional
du Mexique était une province de la capitainerie générale du
Guatemala, et il a vu le soulèvement des indiens Tzeltal. Des
chroniques, des pièces de théâtre, des romans ainsi que des
articles et des livres d’histoire ont été écrits sur le sujet. Cet essai
analyse deux pièces de théâtre et interroge les représentations
de l’événement et leur rapport aux discours historiographiques,
dans le but de situer la frontière entre l’art et la science
comme lieu d’énonciation desdites représentations. A cet effet,
l’herméneutique analogique est utilisée, ce qui permet de
comparer des œuvres artistiques, en l’occurrence des créations
littéraires, avec l’historiographie. On constate ainsi que certaines
œuvres reproduisent des discours historiographiques sans oublier
le caractère fictif de ces derniers ; tandis que d’autres méditent sur
la fiction sans oublier leurs articulations avec la réalité.

Palavras-chave: Ficção, historiografia, rebeliões indígenas,


representação.

Introducción

Uno de los desplazamientos en torno a la idea de conocimiento ocurre en el uso


de los conceptos aprehensión y representación. La epistemología considera que
conocer significa aprehender la realidad, es decir, hacerse un cuadro completo de
las cualidades del objeto a través de la experiencia (Villoro, 1996). Además de lo
anterior, el conocimiento también es representación, es decir, el estudio de las
observaciones de los objetos (Mendiola, 2006). Este viraje hacia la representación
es lo que permite identificar una frontera entre la ciencia y el arte, entre la realidad
y la ficción. Dicha frontera epistemológica se reflexiona aquí desde tres supuestos
sobre la representación y se ejemplifica con textos dramáticos que indican los
límites de la historia y la literatura. Al abordar el problema de la representación

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del pasado histórico, Paul Ricoeur (2006) dice que este podría pensarse como
lo Mismo desde que identificamos al relato como su sustituto. Al cuestionar
este supuesto por considerarlo inviable, decide abordarlo desde lo Otro. Aquí
el historiador se distancia del pasado y el relato se diferencia del haber-sido.
Pero este tampoco le satisface porque niega toda relación de la narración con
el pasado real. Finalmente llega a la analogía como la figura que establece este
vínculo sin que sea idéntico o distinto. De este modo niega la representación,
pues esta supone la reduplicación del pasado, tarea imposible debido a que se
accede a él solo a través de huellas. La palabra que designa mejor esta relación es
representancia. Ella cancela la vieja pretensión historiográfica de narrar el pasado
tal como para presentarlo como si. Esto solo es posible a través del relato. Para lo
anterior echa mano de la ficción, de figuras tropológicas: metáfora, metonimia,
sinécdoque e ironía. Aunque se corre el riesgo de borrar las fronteras entre la
historia y la ficción, esto no sucede. El relato historiográfico pondera las huellas o
fuentes, garantes del pasado, y se explica bajo los regímenes de verdad científicos.
Este acercamiento se amplía con las propuestas de Michel Foucault (2008),
quien sostiene que a lo largo del tiempo el conocimiento se ha construido
a partir de continuidades y rupturas en las formas de representar las cosas.
Estas se rastrean desde las semejanzas y diferencias, es decir, lo Mismo y lo
Otro. Los límites de la representación entonces se conocen en relación a lo
representado en cualquiera de sus formas. Así pues, por ejemplo, la emulación
como una forma de similitud marca unos límites de representación, mientras que
la analogía ofrece un número infinito. De este modo, dice, conocer (representar)
será interpretar. Finalmente, estas consideraciones se complementan con la
hermenéutica analógica. Mauricio Beuchot (2008) busca hacer una síntesis de
las formas de interpretación que han predominado, a saber: la univocidad y la
equivocidad. Considera que la analogía es punto medio entre éstas dos. Ella
alberga la metonimia y la metáfora. Una interpretación analógica permitirá una
lectura que no pretende las interpretaciones literales y que limite la infinitud.
Estas consideraciones orientan los análisis de dos textos dramáticos sobre la
rebelión tzeltal de 1712 ocurrida en Chiapas, México. Se trata de Los agravios de
su ilustrísima, guion para teatro de Alfredo Espinosa; y Los embustes de San Tanás,
guion para cine de Antonio Coello. Como veremos, las dos representaciones de la
rebelión se ubican en los extremos, queriéndose y negándose como sucedáneos del
pasado. En términos generales, considero tres aspectos para identificar la relación
que existe entre estas ficciones y la realidad del pasado. Primero: que ambos se
refieren a un pasado reconocible; segundo: que ese pasado se ha prefigurado como
un modelo capaz de ser representado, y tercero: la representación, a pesar de sus
extremos, implican discursivamente a los lectores y a sus posibles espectadores.
Con este último aspecto asistimos a una pretensión: despojar al arte y la literatura
de la supuesta incapacidad de actuar en la realidad.

Relatos de la rebelión

En noviembre de 1712 la entonces conocida como Provincia de los Zendales


fue el espacio donde se desarrolló una de las primeras rebeliones indígenas de
la América Central. Su epicentro fue el pueblo de Cancuc y se extendió a
otras provincias como Las Coronas y Chinampas, además de la Guardianía de

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Huitiupán (Viqueira, 2002, p. 103). No era la primera vez que la Virgen se


aparecía. En Zinacantán, en 1708, un ermitaño invitaba a rendir culto a la Virgen
desde un hueco del tronco de un árbol. El ermitaño fue apresado y examinado.
Tiempo después, en 1710, ya en libertad, regresó a predicar, ahora en una capilla
que había sido construida para el culto. La capilla fue quemada por los frailes y el
ermitaño enviado a Ciudad Real (Reifler, 1989, pp. 112-114).
Posteriormente la Virgen volvió a aparecerse en Santa Martha a una indígena
de nombre Dominica López. Le construyeron una capilla y rindieron culto. Al
enterarse los frailes, Dominica y otros fueron hechos prisioneros. Mientras era
juzgada en Ciudad Real se supo la noticia de la aparición de la virgen en Cancuc.
(Reifler, 1989, p. 120).
En sentido braudeliano, el acontecimiento de la rebelión se ubica cuando una
indígena de nombre María López creyó ver y escuchar a la Virgen, quien le dijo
que debía rebelarse contra las autoridades españolas, civiles y eclesiásticas. La
Virgen le pidió a la india tzeltal que construyera en Cancuc una ermita. A partir
de entonces María de la Candelaria, como así se había renombrado, junto con
cinco mayordomos de la ermita, arengarona los tzeltales prometiéndoles liberarse
del cautiverio español, pues había llegado la hora de dejar de pagar tributos y
desconocer al rey, al obispo, al alcalde mayor (Viqueira, 2002, p.125).
Las promesas se extendieron en las provincias antes mencionadas; incluso se
llegó a temer que la rebelión alcanzara Ciudad Real, hoy San Cristóbal de Las
Casas. Al final fue sofocada. Las tropas españolas avanzaron con la Virgen de
la Caridad por delante, a quien habían nombrado generala.Lograron derrotar a
los sublevados. Por este hecho a la rebelión también se le conoce como la guerra
de las dos vírgenes. Los mayordomos fueron hechos prisioneros y María de la
Candelaria huyó. Tiempo después se supo que había fallecido en trabajo de parto,
en la montaña (Orozco y Jiménez, 1999, pp. 135, 138).
Las causas no se hallan solo en este tiempo corto. Otras temporalidades
históricas nos ayudan a entenderla. En primer lugar, y aquí sigo a Viqueira, en la
alcaldía mayor de Chiapas, como la Colonia misma, el orden social se construyó
a partir de la idea de castas. “La oposición entre los españoles… y los indios tomó
tintes necesariamente extremos dada la casi ausencia total de otras castas que
ocuparan posiciones sociales intermedias…”
(Viqueira, 2002, p. 106). Junto a esta circunstancia, los conflictos étnicos
siempre estuvieron a flor de piel, ocasionados no solamente por las condiciones
económica y de pobreza, sino también por las diferentes concepciones de mundo.
Además de los mundos encontrados, los conflictos también se presentaron
entre los mismos españoles. La evangelización no estaba resultando como se
esperaba y este fracaso se les adjudicaba a las órdenes dominicas. Lo anterior
ocasionó algunos desacuerdos al interior de la Iglesia. Entre ellas, dice Viqueira, el
obispo de Chiapas y el Soconusco, Marcos Bravo de la Serna “propuso al Consejo
de Indias secularizar las 7 doctrinas dominicas de Los Zendales, lo que le valió las
iras de los religiosos” (Viqueira 2002, p. 117). Junto a lo anterior también hubo
disputas por la Alcaldía Mayor. El alcalde entró en controversia con los hombres
acaudalados, quienes le disputaban el control económico de la región, a tal grado
que, por sus influencias, hizo que alguno de ellos huyera a Tabasco, desde donde
logró denunciar los “ilegales manejos del alcalde mayor” (Viqueira, 2002, p. 122).

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Vladimir González Roblero. La ficción y sus límites. Dos textos dramáticos sobre la rebelión tzeltal de 1712

En este marco se desarrolló la rebelión. La historia ha sido recuperada por


cronistas, historiadores y escritores de ficción. El primer trabajo narrativo fue el
de Fray Francisco Ximénez. Como otros cronistas de la Conquista y Colonia,
Ximénez desembarcó en estas tierras alrededor de 1688. Acompañaba a Jacinto
de Barrios Leal para entonces nuevo gobernador y capitán general de Guatemala
(Ximénez, 1997). Aprendió la lengua quiché y se convirtió en cronista. Escribió
su Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, donde relató
la rebelión de Cancuc. El texto de Ximénez, los testimonios que recoge, han
servido de base para otros más. Hasta el siglo XIX otro cronista se ocupó del
acontecimiento. Lo hizo Vicente Pineda (1986) en su Historia de las sublevaciones
indígenas en Chiapas en 1888. Discurso propio de su tiempo, Pineda mira
también el choque de la civilización y la barbarie.
Posteriormente, Victoria Reifler Bricker en su monumental El cristo indígena,
el rey nativo, se ocupó del acontecimiento. Su tratamiento está enmarcado en
el análisis de las rebeliones indígenas en la zona maya, historias que alimentan
las ritualidades indígenas. Prudencio Moscoso Pastrana, por su parte, en su
Rebeliones indígenas en los Altos de Chiapas (1992) también dedica páginas a
la rebelión. Pero quizá los trabajos que se han detenido más en ella son los de
Juan Pedro Viqueira. Al menos tres se pueden considerar en una bibliografía
básica. Se trata de Indios rebeldes e idólatras (1997); “Las causas de una rebelión
india: Chiapas, 1712”, aparecido en Chiapas, los rumbos de otra historia, que
coordinó junto a Mario Humberto Ruz y “Resistencias indias a la rebelión tzeltal
de 1712, Chipas” (2012). En todos ellos Viqueira quiere apartarse del relato
que se ha impuesto sobre la rebelión, sobre todo aquel que busca en la historia
acontecimiento su hilo conductor. Más allá de esto se pregunta por las causas,
las consecuencias y los actores ya no como esa historia manida de oprimidos y
opresores, sino también de alianzas estratégicas.

José Pedro Martínez, 1869, de la serie Guerra de castas chiapaneca. Otra de las rebeliones indígenas de Chiapas que ha
inspirado la creación artística es la rebelión tzotzil de 1869. En el siglo XIX se escribió una novela, Florinda, de Flavio
Paniagua, y se produjo una serie de litografías de José Pedro Martínez. Fotografía: Cortesía de Mario Nandayapa.

Finalmente, Jan de Vos publicó en 2011 un libro excepcional. Se trata de


La guerra de las dos vírgenes. La rebelión de Los Zendales (Chiapas, 1712)
documentada, recordada, recreada. Su particularidad e importancia radica en que

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publica varios documentos sobre la rebelión, testimonios orales recogidos por los
antropólogos siglos después, en los que María de la Candelaria es opacada por un
héroe mítico, Jwan Lopes, y varios fragmentos de obras de ficción.
Pero no solo la crónica y la historia se han ocupado de los sucesos de Cancuc.
Otros ejercicios narrativos cuyas pretensiones referenciales escapan a una idea de
verdad articulada a la demostración empírica, han abordado el acontecimiento.
Me refiero a los escritores de ficción. Con sus textos, el gran enunciado, la
rebelión, se complementa.Algunas novelas, obras de teatro y cine se han escrito
al respecto. En el siglo XIX vio la luz la novela histórica Don Juan Núñez García
del guatemalteco Agustín Mencos Franco. El nombre de la novela se debe a
quien ha sido considerado uno de los líderes, Juan García. En ese mismo siglo se
publicó el guion teatral María de la Candelaria: An historic drama om American
Aboriginal Life, de Daniel Brinton (1897). La pieza contiene unaintroducción
donde se aborda la historia del levantamiento.
Ya en el siglo XX Heberto Morales Constantino (2010) escribe Jovel, serenata
a la gente menuda. Es una novela que rastrea los orígenes españoles de San
Cristóbal de Las Casas. En ella permea la idea de mestizaje sobre la que se fundó
la ciudad. La historia es la errancia: el andar de españoles hasta asentarse en el
valle de Jovel, sus hibridaciones y propósitos. La novela concluye precisamente
con la rebelión tzeltal. Aquí el mestizaje aparece cuando algunos ladinos se niegan
a participar contra los sublevados.
Otro texto de Juan Pedro Viqueira (1996), pero este a medio caballo entre
la historia y la ficción, es María de la Candelaria, india natural de Cancuc. Es
un trabajo que plantea la tesis historiográfica, su tesis, de que la sublevación
fue planeada conscientemente por los indígenas. El genio novelesco y algunos
elementos ficticios la ubican como una pieza literaria y no historiográfica.
El escritor guatemalteco Ronald Flores publicó en 2008 la novela histórica La
rebelión de los zendales. La novela se basa en la crónica de fray Francisco Ximénez.
Con ella busca situar la rebelión en el contexto centroamericano de la Colonia.
Finalmente, dos guiones, uno para teatro y otro para cine. El primero se
llama Los agravios de su ilustrísima, de Alfredo Palacios Espinosa; elsegundo Los
embustes de San Tanás de Antonio Coello. En ellos me detendré a continuación.

Los agravios de su ilustrísima

En 1993 se estrenó Los agravios de su ilustrísima en el Teatro de la Ciudad Emilio


Rabasa, en Tuxtla Gutiérrez. La obra es parte de la producción literaria y escénica
de Alfredo Palacios Espinosa, escritor chiapaneco nacido en La Concordia.
Varias de sus novelas, cuentos, anecdotarios y piezas dramáticas, hacen una
lectura comprometida de la historia de Chiapas. Los confines de la utopía, novela
publicada en 1992, aborda la rebelión tzotzil de 1869 y la intervención chamula
en el contexto de la Revolución mexicana. Al menos la primera parte de esta
novela se puede calificar como una novela histórica de tesis. En ella sostiene y
defiende la idea de que la rebelión fue causada por los ladinos y reivindica la
histórica resistencia indígena. Otros textos suyos abordan la historia local, como
Los malos presagios, El tribuno y el usurpador o El heredero y el miedo, por citar
algunas.

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En Los agravios de su ilustrísima, publicada como guion en 1994, Palacios


vuelve a presentar una tesis: la rebelión de 1712 se entiende como resultado de
luchas intestinas de las élites locales. Las pugnas por el poder eclesiástico y civil en
la entonces Alcaldía Mayor de Chiapa, así como los cobros excesivos de impuestos
y la pobreza de los indígenas, los orillan a sublevarse. La historia se plantea, según
la cuarta de forros, desde la “óptica de los vencidos”. Uno de sus paratextos, los
antecedentes, dice: “Es pues, esta obra, un recuento dramático de una infamia
más, cometida contra los naturales de América.”
El texto dramático propone una representación que emerge de lo Mismo.
No en el sentido de la reduplicación del pasado como haber-sido sino del
pasado como relato. Sigue líneas de argumentación de la historiografía. Este
hecho lo encadena a un pasado que para 1994 ya había sido construido por
los historiadores. Al menos las crónicas de Francisco Ximénez, Vicente Pineda
y Prudencio Moscoso refieren algunas de ellas; también lo hacen el texto de
Victoria Reifler y un capítulo de Juan Pedro Viqueira. Estos mismos argumentos
son los que ha ampliado el mismo Viqueira en trabajos posteriores a 1994 y otros
investigadores sobre el tema.
Tres son las líneas de argumentación en Los agravios de su ilustrísima que
permiten sostener la historia como lo Mismo. En primer lugar, el conflicto
eclesiástico. Este se presenta a través de los señalamientos del obispo Juan Bautista
Álvarez de Toledo hacia los frailes dominicos. En la obra de teatro los acusa de
descuidar el proceso de evangelización, lo que ha dado como resultado que los
indios sean propensos a la idolatría. Detrás de esta acusación, sugiere la historia
ficcionalizada, se hallaba la ambición del obispo por controlar los impuestos y
otros cobros a la población indígena.
La segunda línea de argumentación es el conflicto entre las élites civiles. La
obra de teatro supone que el alcalde mayor, Martín González de Vergara, tiene
deudas económicas con españoles peninsulares y criollos, comerciantes ellos, a los
que llama fiadores. Son quienes cobran al alcalde dinero que le han prestado y,
además, piden participar en el comercio del maíz, frijol y licor. Es decir, buscan el
control de la alcaldía y sitúan en medio de ellos a los indios.

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Imagen 2. La obra de teatro Los agravios de su ilustrísima se estrenó en junio de 1992 en el Teatro
de la Ciudad en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Fotografía: Cortesía de Héctor Cortés Mandujano.

La tercera línea son las condiciones de pobreza que padecen los indígenas.
Estas se acrecientan por dos circunstancias. La primera, ya manida, se refiere a
la ambición mezquina del obispo Juan Bautista Álvarez de Toledo. El obispo
incrementa el cobro del tributo al Rey dejándolos en la pobreza, vendiéndoles
“a precio de carestía”; en esas fechas, además, se registró una plaga que terminó
con los sembradíos, habiendo también enfermedades. Ante estas circunstancias
de explotación los indios miraron en lo dicho por la virgen la oportunidad para
liberarse.
Una última línea, no propiamente de argumentación, identifica al relato
dramático con el historiográfico. Se trata de la guerra de las vírgenes. La Virgen
María, la misma que le ha hablado a María de la Candelaria, es la protectora de
los indios. Frente a ella los españoles, sus autoridades eclesiásticas y el ejército,
colocan a la Virgen de la Caridad. El obispo la nombra Generala y va en la
avanzada del ejército. Es su protectora.
Como se ve el relato literario es cercano al relato historiográfico. Volvamos
a Ricoeur. Al preguntarse por la realidad del pasado histórico, sostiene que una
de las maneras de abordarlo es como lo hizo cierta corriente historiográfica
identificada con Ranke y con el mismo Collingwood. La enuncia a partir de
pensar el pasado tal como ocurrió. Esta condición se da en el relato. Aquí se
impone la figura de lo Mismo. Es interesante hacer notar que en el caso que me
ocupa el referente de lo Mismo es el relato historiográfico y no el pasado como
haber-sido. Cuando Platón se hacía la pregunta por el arte, decía que este es
apariencia de la forma. Es decir, el artista que esculpía o pintaba, por ejemplo,
una mesa, imitaba algo que ya había sido creado, en este caso, por un carpintero
quien, a su vez, imitaba una creación divina. De este modo es posible pensar el
relato dramático como apariencia del relato historiográfico. El hecho de haber
seguido las líneas de argumentación, posibles comprensiones del hecho histórico

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que han aventurado los cronistas e historiadores, encadena a la obra de teatro con
un pasado que ya ha sido creado.
La diferencia entre estos dos relatos son los criterios de verdad. El
historiográfico se circunscribe a la verdad científica, es decir, la comprobable
con evidencias empíricas. El documento se erige aquí como huella del pasado.
El literario o dramático carece de esta pretensión, no echa de menos a los
documentos y se ciñe a lo posible. Su verdad se efectúa en la experiencia estética.
Cosa difícil en el texto dramático pues su naturaleza es la representación.
Ahora bien, una duda. ¿Consultó Alfredo Palacios documentos primarios?
Su respuesta requiere un trabajo minucioso que escapa a la brevedad de este
texto. Pensemos en lo posible. La crónica de Ximénez, pero también algunos
documentos publicados en el libro de Orozco y Berra estaban disponibles. De
haberlo hecho entonces podríamos aventurar esto: lo Mismo no es en función al
relato historiográfico, sino al relato dramático como pasado.

Imagen 3. Inmediatamente después de la rebelión tzeltal, el presidente de la Audiencia de Guatemala, Toribio de Cosío,
mandó a pintar un lienzo de la Presentación de la Virgen en el Templo, con la finalidad de que los indios sublevados no
olvidaransu derrota. En Cancuc se conoce como el Lienzo de la Virgen. Fotografía: Cortesía de Juan Pedro Viqueira

Los embustes de San Tanás

Casi doce años después de Los agravios de su ilustrísima, en 2005, otro


texto dramático abordó los acontecimientos de 1712. Se trata del guion
cinematográfico Los embustes de San Tanás de Antonio Coello. Con el subtítulo
“Tragicomedia de una rebelión indígena”, refresca la grave mirada de Los agravios.
Su autor es un cineasta que ha dirigido los cortometrajes El rey de Zinacantán con

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el que participó en el segundo Festival de Cine de Morelia, y Chimbumbe, con


el que ganó en 2008 el premio India Catalina otorgado al mejor cortometraje de
ficción en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Colombia.
La propuesta estética de Coello se sustenta en la recuperación de la memoria y las
historias de pueblos originarios o minorías.
Dicha frescura lo ubica en el extremo de lo Otro. Esto quiere decir que
su relación con el pasado, en tanto haber-sido y como relato, es diferente. Se
quiere una versión libre de lo acontecido en Cancuc. La diferencia está en el
tratamiento. La historia se plantea como tragicómica. En ella las ocasiones festivas
se desarrollan con la intervención de Jwan Lopes, una especie de héroe cuyas
acciones y gestos rayan en el anacronismo y de quien su final es trágico. Este
personaje marca la diferencia con el pasado. Su aparición no es relatada en
la historia sino en la memoria. Antonio Coello lo recupera de relatos orales,
posiblemente tomados de los registros antropológicos al respecto y de su propio
trabajo de investigación de campo.
El guion cinematográfico guarda una relación endeble con el relato histórico.
Apenas se puede rastrear a través de la historia de María de la Candelaria.
La heroína de otros relatos aquí es un personaje secundario. Esta trama es
básicamente la misma: la joven a quien la Virgen le habla, le pide construir una
ermita y la alienta a rebelarse contra la opresión indígena. Su derrota ocurre frente
a la Virgen de la Caridad. La novedad –mejor otredad– está en la recurrencia a
la memoria y a la comedia. Con ellas se efectúa una de las posibilidades infinitas
de la representación.
Jwan Lopes es un personaje de la memoria colectiva tzeltal. Aquí su
tratamiento es como héroe. Su construcción así lo sugiere. Las características
del personaje heroico aluden a su origen misterioso, desenfreno juvenil, espíritu
aventurero, viajanteal origen, encuentros con una diosa y retornos triunfales
(Siemens, 1997, p. 13). Además de estos,Raglan (Siemens, 1997, p. 14) agrega:
nace de una virgen, su padre es un rey, las circunstancias de su concepción no son
claras, no se conoce suinfancia, pierde el favor de los dioses y muere sin recibir
sepultura.
Estas características definen al héroe clásico. Muchas de ellas coinciden con
Jwan Lopes. El personaje es concebido extrañamente por el Señor de la Cueva
y nace siendo joven; comienza sus aventuras en el pueblo tzeltal, donde se
define su estilo cómico; se enamora de María de la Candelaria con quien
mantiene relaciones sexuales; tiene poderes que lo hacen casi inmortal; después
de enamorar a María de la Candelaria los mayordomos desconfían de él; lo matan
cuando Jwan les rebela el secreto de cómo hacerlo, y es tirado a un barranco
de donde ya no puede salir. Esta historia configura su inmortalidad y lo sitúa
en la memoria tzeltal. Algunos dicen que incluso ya se reclutó en el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional. El vínculo con lo ocurrido en 1712 es a través
de la memoria, pues sus acciones heroicas, según la oralidad, suceden cuando en
Cancuc había guerra (De Vos, 2011, pp. 249-269).
La historia tragicómica desacraliza las lecturas comprometidas de las ficciones
históricas y parodia las historiográficas. La sensualidad de María de la Candelaria
es una de sus estrategias, así como la concupiscencia del obispo Juan Bautista,
quien “peca” con la madre superiora y enferma de sífilis. Lo cómico, dice Adolfo
Sánchez Vázquez (2005, p. 233), es la contradicción: cuando los fenómenos

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Vladimir González Roblero. La ficción y sus límites. Dos textos dramáticos sobre la rebelión tzeltal de 1712

suceden en contextos fuera de lo esperado. Es también una forma de crítica.


Sostiene: “Mientras el orden establecido se ampara en la seriedad y solemnidad
para legitimarse, la risa mina sus cimientos”. Los relatos historiográficos y
literarios sobre la rebelión se han construido bajo el signo de lo Mismo. Este guion
cinematográfico se sitúa en lo Otro. La diferenciación deviene crítica a la forma
en que la historia ha sido contada. El humor y la parodia, como formas cómicas,
distancian al relato del pasado factual y del ficcionalizado. Sin embargo, no
pretende distanciar a los lectores. Sino al contrario, la crítica despierta simpatías.
Otra característica de Los embustes es el entrecruzamiento de la memoria
y la historia. Roger Chartier (2007) sostiene que la memoria es una de las
modalidades que nos relacionan con el pasado, además de la historia y la ficción.
Estos entrecruzamientos suceden de la mano de Jwan Lopes y María de la
Candelaria. La existencia del primero, en tanto memoria, se sujeta a la función
fiduciaria del testimonio; la segunda a la función indiciaria del documento.
Imposible dudar de María de la Candelaria como posible reconocer el pasado en
Jwan Lopes. Aunque Jan de Vos duda de mezclar la historia y la memoria, “dos
maneras de recordar el pasado” (De Vos, 2005, pp. 17-18), es posible reconocer
aquí una frontera. Los regímenes de verdad a los que pertenecen, a saber, lo
fiduciario y lo indiciario, se imbrican en la ficción. Es la ficción el espacio común.
Entonces lo Otro es posible a través de Jwan Lopes, lo tragicómico y la ficción
como frontera. La representación del pasado en Los embustes es completamente
metafórica. Su relato no se identifica con el pasado creado, aunque algo de este
asoma. Me atengo aquí a la idea de Michel de Certeau (2006). En La escritura
de la historia, al abordar la operación historiográfica, considera que el pasado es
distinto a su narración. El énfasis se articula con el discurso como diferente al
relato. Y el discurso está condicionado por el lugar de enunciación del autor del
relato. La diferenciación del pasado entonces ubica al guion cinematográfico en el
plano de lo discursivo. De este modo comprendemos por qué la historia narrada
en la ficción no es el pasado. La manera en que se nos presenta, sin embargo,
produce sentido en el lector. ¿Por qué se ha escogido una versión tragicómica? Es
un señalamiento, quizá, a los discursos historiográficos y literarios hegemónicos.

Conclusión

Las representaciones del pasado en Los agravios de su ilustrísima y en Los embustes


de San Tanás se hallan en los opuestos. En estas condiciones es posible recordar
la analogía como la sugiere Mauricio Beuchot (2013). Si pensamos, como lo hace
Foucault (2008), que la semejanza y la diferencia han sido importantes para la
construcción del saber en Occidente, y que estas han orientado la representación
de las cosas, podemos identificar los debates hermenéuticos de la univocidad y la
equivocidad. Es decir, la representación del pasado implica su interpretación.
Las representaciones en Los agravios y Los embustes, como lo Mismo y lo Otro,
equivalen a la metonimia y a la metáfora como figuras distantes. La primera por
su sentido literal y la segunda por alegórica. Beuchot considera que una forma de
acercarlas es a través de la analogía. Su propuesta parte de un matiz a la idea de
analogía de Ricoeur. En principio Ricoeur (2006, pp. 854-863) considera que la
analogía es lo que une lo Mismo a lo Otro y que ella hace efectivo el vínculo de
la narración con el haber-sido. A esta relación la llama representancia y opera a

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Estudios Artísticos, 2021, 7(10), Enero-Junio, ISSN: 2500-6975 / 2500-9311

través del relato. En este el pasado ya no se presenta tal como ocurrió sino como si.
Considera que la metáfora es la forma de la analogía. El señalamiento de Beuchot
(2013, p. 26) es que la metáfora es la más cercana a la equivocidad. Para él la
hermenéutica analógica es intermedia entre lo unívoco y lo equívoco porque evita
reducirse a la literalidad e impide dispersarse en la alegoría. En este sentido la
metonimia y la metáfora son aspectos de la analogía.
Desde esta perspectiva es posible pensar que Los agravios y Los embustes son
interpretaciones analógicas del pasado. Si el primero se identifica con lo Mismo,
no deja de contener diferencias; si el segundo se identifica con lo Otro, no
deja de contener semejanzas. Los agravios es una obra cercana a las líneas de
argumentación de los relatos historiográficos, pero no por eso es distinta a la
ficción, con diálogos y escenas fingidas. Los embustes, se diferencia de los relatos
historiográficos, pero no por eso olvida la estructura primigenia de la narración
histórica de la rebelión, lo que recuerda la historicidad de lo ahí narrado.
Además de esta visión en conjunto de los textos dramáticos, podemos pensar
en otra desdiferenciación. ¿Dónde dialogan estas obras de ficción entre sí y con
los relatos historiográficos? Lo hacen en el nivel del discurso. Uno de los aspectos
dela frontera como lugar común entre la historia y la literatura es su capacidad
para ampliar o complementar las formas de conocer el mundo. Sobre la rebelión
tzeltal de 1712 se han escrito estos y otros textos, con pretensiones distintas,
criterios diferentes, aspiraciones otras. Sin embargo, cada uno de ellos, como
géneros discursivos, construyen el enunciado de lo que han llamado la guerra de
las dos vírgenes.

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