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Módulo de Derecho Probatorio
Módulo de Derecho Probatorio
antiguos; señal que queda de alguna cosa; indicio o señal por donde se infiere
algo).
RESEÑA HISTÓRICA:
1. Etapa primitiva:
La prueba, desde el primitivismo se manifestaba o estaba supeditada a aspectos
de índole divino o fetichista (que idolatra y hace cultos supersticiosos en tierras
salvajes). Las razones divinas aun las encontramos en la actualidad con el
juramento.
La prueba se regía por el empirismo, la superstición o las impresiones personales;
las pruebas fueron formales o simbólicas, su valoración fue artificiosa y ficticia, y la
verdad fue puramente esquemática.
2. Época antigua:
En el código de Hamurabi (1.800 o 1.760 a.C., en Mesopotamia). Se establecía
severidad y formalismo a la prueba y el que no probaba no tenía derecho, y al que
se le probaba algo irregular, podía hasta perder la vida.
En el derecho griego. Platón habla de la distribución de las funciones entre el
legislador y el juez, en la aplicación de las penas, las cuales requerían de pruebas,
que se podían apreciar libremente en forma oral. Aristóteles clasifica las pruebas
en propias e impropias, artificiales y no artificiales, dependiendo del silogismo y la
inducción, sin tener en cuenta el fanatismo y perjuicio religiosos. Dice que
corresponde la carga de la prueba, principalmente a las partes y solo en casos
especiales, al juez decretarlas o practicarlas oficiosamente. Como medios de
pruebas relaciona: el testimonio, el documento y el juramento. Se restringía el
testimonio de las mujeres (solo lo podían hacer cuando era voluntario de su parte),
de los niños y de los esclavos, pero éstos últimos lo podían hacer en asuntos
mercantiles.
En el derecho romano. Aquí el juez actuaba como árbitro, con libertad y sin regla
especial para apreciar las pruebas aportadas por las partes. Se reconocían: el
testimonio, el documento, el juramento, el reconocimiento judicial, los indicios y
posteriormente la confesión, la cual no siempre fue libre, pues se podía llegar a
ella por medio de la tortura, pero más adelante se reglamentaron sus requisitos.
Cicerón decía “el objeto de la prueba es despejar las dudas del juez y aclarar todo
lo probable”, es decir, que el juez no puede limitarse a contabilizar los testimonios
u otras pruebas, sino examinar el grado de credibilidad que ellos tengan, y solo
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partes, sus apoderados y quienes teman riesgos o peligro para sí o para sus
parientes).
El dictamen pericial procede, para probar, cuando requiera el auxilio de la técnica
o de la ciencia, pero explicando los medios utilizados, el procedimiento empleado
y el argumento de las conclusiones.
La inspección judicial, es potestad del juez.
La presunción o conjetura probable sobre una cosa incierta de derecho o de
hombre, exonera de la carga de la prueba a quién la tiene a su favor. Ejemplo: se
argumenta que mi perro causó el daño, lo cual no es posible porque él nunca sale
de la casa.
Nota: al lado del derecho canónico se impuso el sistema inquisitivo, con facultades
al juez para procurar la confesión en el proceso penal, con lo cual aparece el
tormento judicial utilizado en la inquisición del santo oficio. La inquisición
medioeval: se fundó en 1184, en Laquedóc, sur de Francia; en el Reino Unido de
Aragón, en 1249, que a la vez fue la primera inquisición estatal. En la edad
moderna: Aragón y Castilla, 1478-1821, la cual se extendió a las Américas;
Portugal, 1536-1821; Roma, 1542-1965.
El derecho español. Se restablece el sistema de las pruebas formales en el
ordenamiento de Alcalá de 1348, que prevaleció sobre las siete partidas, y las
leyes de Toro, expedida por los Reyes Católicos en 1505; desaparecen las
ordalías (pruebas diversas, como la del fuego o la del hierro candente, que en la
edad media se hacían a los acusados, en los llamados comúnmente juicios de
Dios, para saber si eran culpables o inocentes, o si decían la verdad o mentían)
con las consabidas excomuniones de los concilios de Letrán, 1241- 1215, León
1288 y Valladolid 1322.
El Fuero Juzgo (que era un cuerpo de leyes creado en León en 1241, que rigió en
la Península Ibérica y eran comunes para los hispanoamericanos y para los
Visigodo, éstos últimos de origen alemán en 268 a. C., siendo Visigodos, el
nombre que se le dio a muchos tribunales en Alemania, los cuales llegaron a
Roma en el año 376 y a España, entre los siglos V-Vlll) y las Siete Partidas (que
fue un gran aporte al derecho, por parte de Castilla, durante el reinado de Alfonso
X, 1252), amplían la prueba testimonial y destacan la prueba documental.
También se le suprime al juez, la facultad inquisitiva y de la libre apreciación de la
prueba practicada.
El derecho inglés. Desde el siglo Xlll abolió los juicios de Dios y estableció el
jurado; en el siglo XlV sustituye las pruebas artificiales por la teoría de la razón
natural, según Hobbes; en el siglo XVl se crea un sistema probatorio sobre normas
de exclusión, basado en la teoría de las probabilidades del derecho canónico. Los
ingleses toman como prueba reina, el testimonio.
El derecho francés. Influenciado por Montesquieu, Voltaire, Brissot y los demás
enciclopedistas. La Asamblea Constituyente de 1790, extinguió el sistema de
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El derecho de independencia. Es bien sabido que todas las leyes, desde 1810
hasta 1872, expresamente determinaron la aplicación y vigencia de la ley
española. La ley 251 del 13 de mayo de 1825, con orientación directamente
española, autorizó como pruebas: el testimonio, el dictamen pericial y la prueba
documental.
El derecho internacional y los tratados internacionales. Preocupa al derecho
internacional, la actividad probatoria, los valores como la solidaridad, la dignidad
de la persona, la majestad de la justicia y principios como la equidad contractual,
el debido proceso, el acceso a la justicia, la valides de la prueba, el derecho a la
intimidad, la intercepción de comunicaciones, el buen nombre y el habeas data,
todo ello como derechos fundamentales y garantía de los derechos humanos. No
deben exigirse, por ejemplo, pruebas imposibles o prohibirse el libre acceso a las
pruebas.
Naturaleza del derecho probatorio. Para algunos, este derecho es de derecho
sustancial, es decir, de naturaleza material o sustantiva como sería por ejemplo el
código civil; para otros es de derecho procesal o adjetivo, pues es el arte de
administrar las pruebas y su finalidad es la formación del convencimiento del juez,
como elemento del proceso; para el resto, es de naturaleza mixta, pues existen
normas que se ocupan de la prueba fuera del proceso y para fines
extraprocesales, en orden a evidenciar derechos y relaciones jurídicas
sustanciales sin trascendencia procesal, sin la intervención del juez, como sucede
por ejemplo, con el estado civil de las personas; y otro tipo de normas dirigidas al
juez para que las aplique o exija su aplicación dentro o para el respectivo proceso,
convirtiéndose la prueba, en la sabia o materia prima del derecho privado, material
o sustancial que influye, vivifica o trasciende en el proceso.
El objeto de prueba, el tema de prueba y la carga de la prueba:
EL Objeto de la prueba: es todo aquello que puede ser objeto de demostración
por cualquiera de los medios establecidos normativamente, es decir, todos los
hechos presentes, pasados o futuros, físicos, psíquicos, voluntarios o
involuntarios.
El objeto de prueba es una noción genérica, accesoria o secundaria, como serían
por ejemplo, los hechos conexos a un delito (distintos del delito mismo, que
vendría a ser el tema de prueba, como seria por ejemplo el tema homicidio), es
decir, que el objeto de prueba sería tratar de probar quien es el responsable del
homicidio.
El tema de prueba: es el tema específico y concreto en las diferentes áreas del
derecho (civil, penal, laboral, administrativo), como sería por ejemplo el homicidio,
la inasistencia alimentaria o cualquier otro delito, el despido injusto, el
incumplimiento del contrato de arrendamiento o la destitución del empleado
público. Es decir, es el gran tema que se presenta para investigar y determinar
quién puede resultar como responsable o no responsable, lo cual sería el real
objeto de prueba.
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La mayoría de formalidades las encontramos, del artículo 174-200 del C.PC.; 232-
243 del C.P.P.; 373 y 375 N.C.P.P., y 56-58 del C.C.A. (hoy 211-222 del nuevo
C.C.A., leu 1437 de 2011)
Principio de la libertad de los medios de prueba:
Los artículos 237 del C.P.P.; 373 N.C.P.P. habla de la libertad probatoria, pero no
podemos olvidar que esa libertad es de acuerdo a los medios probatorios
permitidos constitucional y legalmente, pues no se pueden utilizar medios de
prueba prohibidos o indebidos, como por ejemplo, el testimonio conseguido con la
amenaza, o la confesión obtenida con la tortura.
Lo anterior no quiere decir, que no se puedan utilizar medios de prueba no
principales, sino los accesorios o posibles, como sería el caso de en vez de probar
la embriaguez con la prueba de alcoholemia, preferir hacerlo con el testimonio de
un médico o de un experto.
Principio de la separación del investigador y del juzgador:
Procede generalmente en el derecho penal, donde se dice que no es consecuente
tener a la vez las facultades de requerir y decidir a la vez, ni de ser inquisidor y a
la vez guardián de la seguridad individual, pues se asegura que el buen inquisidor
mata al buen juez, o el buen juez destierra al inquisidor.
El investigador debe tener una gran imaginación para descubrir la fuente de
prueba y aprovecharla, pues pertenece a éste la reflexión abstracta, y el juez en
cambio, debe hacerse discípulo del hecho, lo debe escrutar y no prevenir, debe
buscar sus causas y sus consecuencias y no debe imaginarlas según su arbitrio y
para poder ordenar por ejemplo detención preventiva, debe estar seguro de lo
probado, de acuerdo con el artículo 356 del C.P.P.; 287,308 y 315 del N.C.P.P.
Principio de la inmediación de la prueba:
La inmediación supone la percepción de la prueba por parte del juez y su
participación personal y directa en la práctica de la prueba y sus excepciones,
como lo indica el artículo 181 del C.PC.; 379 N.C.P.P.
La inmediación puede ser subjetiva, cuando supone la participación del juez en la
práctica de la prueba llamada personal, como los interrogatorios a las partes y los
interrogatorios a los testigos.
La inmediación puede sur objetiva, que es cuando el juez tiene que observar
circunstancias, objetos o documentos, como sucede en la inspección judicial,
cuando el juez ordena la reconstrucción de los hechos, o cuando ordena
procedimientos técnicos o científicos, por parte de peritos.
Principio de la necesidad de la prueba:
La prueba es determinante para la demostración de los hechos en el proceso y sin
prueba reinaría la arbitrariedad, pues al juez le está prohibido basarse sólo en su
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propia experiencia para dictar sentencia, por lo cual sus fallos, debe
fundamentarlos en pruebas oportunas y legalmente recaudadas.
Lo que no está en el mundo del proceso, recaudado por los medios probatorios,
no existe en el mundo para el juez, pues toda sentencia, necesita estar bien
respaldada por las pertinentes pruebas, y no tiene libertad el juez, para decidir con
base en pruebas o circunstancias que no obren en el respectivo proceso.
Como sustento normativo del presente principio, tenemos entre otros, el artículo
29 de la C.P; artículo 7 del C.P.P.; 372 y 381N.C.P.P., artículo 9 del C.D.U. Como
puede observarse, la inobservancia normativa, iría en contra del derecho de
contradicción y a la presunción de inocencia.
Principio de la comunidad de la prueba, adquisición procesal y oficiosidad:
La prueba aportada al proceso, será expropiada por éste y para éste y quien la
haya aportado, pierde su propiedad, pues ya será del proceso la prueba. Las
partes no pueden desistir de las pruebas practicadas, pero sí de las no
practicadas, pero el juez podrá no aceptar el desistimiento o las podrá practicar de
oficio. Las partes tampoco pueden pretender que las pruebas solo se aprecien en
lo favorable y no en lo desfavorable.
Se refieren a este principio, entre otras normas, los artículos179, 180, 290 y 447
inciso 2 del C.P.C.; inciso 2 del artículo 234 y 401 del C.P.P.; 361 N.C.P.P.,
(prohibición de pruebas de oficio en la audiencia preparatoria); artículo 54 del
C.S.T.
Principio de la contradicción de la prueba:
La parte contra la cual se postula, se opone o aporta una prueba, debe conocerla
y ésta no se puede apreciar si no se ha celebrado con audiencia o con
conocimiento de esa parte. Al proceso no pueden ingresar pruebas en forma
subrepticia (en forma oculta o a escondidas; ocultar un hecho para obtener alguna
cosa), o a espaldas de la contraparte.
Como respaldo normativo encontramos el artículo 398 numeral 2 del C.P.P.; 378
N.C.P.P. y los artículos 161-163 del C.D.U. (ley 734 de 2002).
Principio de la eficacia jurídica y legal de la prueba:
La prueba debe ser legal, eficaz, apta, pertinente, no superflua ni prohibida, pues
de lo contrario, el juez podrá rechazarlas. A esto hace referencia principalmente
los artículos 178 del C.PC., 235 del C.P.P.; 359 y 360 N.C.P.P.
Las pruebas inmorales, inconducentes, ineficaces y superfluas, riñen con el
principio de legalidad de la prueba.
Principio de la lealtad, probidad (rectitud, integridad) e inmaculación de la
prueba:
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Tanto las partes como el juez, están en la obligación moral y legal de suministrar
al proceso, la prueba libre de vicios, artimañas o arreglos, pues de no ser así, se
presenta deslealtad y hasta fraude procesal, a lo cual se refiere el C.P.C. en sus
artículos 71-74, y el artículo 49 del C.P.L.; 359, 360, 372 y 375 N.C.P.P.
Principio de la preclusión de la prueba:
Este principio también tiene el nombre de eventualidad, y consiste en que las
pruebas deben presentarse o realizarse en las oportunidades procesales y no
fuera de los términos legales, de acuerdo a los artículos 183 y 184 del C.P.C.; 374
N.C.P.P.
Principio de la originalidad de la prueba:
Esto porque una cosa es la prueba por medio original, como por ejemplo la
inspección judicial o el testigo de vista; y sería prueba por medio indirecto, por
ejemplo, los indicios y los testigos de oídas. Artículos 174 y 175 C.P.C.; 232 y 233
del C.P.P.; 373 y 437-441(pruebas de referencia, N.C.P.P.
Principio de la idoneidad de la prueba:
Idóneo sería lo que puede producir efectos jurídicos, a lo cual se opondría lo
superfluo, lo impertinente, lo ineficaz y lo ilegal. Al respecto se refieren los
artículos 178 del C.P.C., 53 del C.P.L. y 235 del C.P.P.; 356 N.C.P.P.
Principio de la obtención coactiva:
Consiste en la facultad que tiene el juez, cuando los terceros no respetan los
llamados o requerimientos, de ordenar hasta la retención o captura de un testigo
que no quiere comparecer al despacho. Tiene el juez igualmente la facultad de
incautar armas u objetos provenientes del delito, embargar y secuestrar bienes,
incluso coactivamente por medio del allanamiento de morada, cuando se
encuentra con la negativa de los moradores. A esto se refieren los artículos 243,
279 y 355 del C.P.P.; 384 N.C.P.P.
Principio de la carga de la prueba:
Tiene como finalidad éste principio, determinar o precisar a cuál de las partes que
concurren corresponde probar la existencia del hecho materia de debate, de
acuerdo al artículo 177 del C.P.C.; 356-358 N.C.P.P.
En lo referente al proceso penal, es al funcionario como representante del Estado,
al que corresponde demostrar la responsabilidad de los hechos, artículo 234 inciso
2º. C.P.P.; 114 y 200 del nuevo C.P.P., atribuciones y funciones de la Fiscalía
General de la Nación.
Principio dispositivo e inquisitivo:
Tenemos que cuando las pruebas son aportadas o solicitadas por las partes
transadas en el litigio, estamos frente a lo dispositivo, y cuando es el juez quién las
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Entonces, los sujetos procesales son las partes que coadyuvan al señor juez a las
fases de proposición, presentación y práctica de la prueba, para materializar su
interés jurídico y por ende lograr su convencimiento.
Sujetos de la actividad probatoria: los proponentes de la prueba, es decir, los
abogados y el juez oficiosamente.
Sujetos de contradicción de la prueba: igualmente las partes directas,
generalmente por medio de sus apoderados, quienes tienen la facultad de
contrainterrogar testigos, controvertir documentos, objetar dictámenes y demás
oposiciones; también el juez que puede hacer lo mismo.
Sujetos de valoración de la prueba: principalmente el juez, pero también las partes
cuando por medio de sus memoriales y alegatos, hacen evaluaciones probatorias,
que a la postre, buscan ayudar a ese convencimiento para la decisión final del
asunto transado.
¿El jurado de conciencia era un órgano o un sujeto de la actividad probatoria?
Realmente era un sujeto de valoración de la prueba, pues era juez de derecho que
decidía sobre la suerte de un implicado, así el fallo fuera declarado contraevidente,
lo cual permitía al juez desestimar el fallo por ir contra la evidencia, y si el superior
jerárquico (Aquem) confirmaba la decisión del inferior (Aquo), se ordenaba
convocar un nuevo jurado, y la decisión de ese otro jurado era definitiva.
CARGA DE LA PRUEBA
1.- Concepto
La palabra carga deviene del latín onus que significa peso. Según la Academia de
la Lengua es "cosa que hace peso sobre otra". Conforme a la etapa histórica o
naturaleza del sistema procesal adoptado positivo, inquisitivo, acusatorio, mixto,
etc.), resulta la noción o naturaleza jurídica de la carga probatoria o sea el
señalamiento de quién soporta el peso onere u onus probandi, obligación o deber
jurídico, necesidad o interés de probar.
El dogma canónico de la carga se impuso en las instituciones germánicas
tranzando, en el siglo XIX, la necesitas probandi, mientras que en las Partidas (3ª,
tít. XIV, I y II), la prueba pertenece al demandador, reemplazada, más tarde, por la
obligatio y ésta por el deber jurídico; mientras el actor no pruebe los hechos que
afirma, el demandado no tiene necesidad de probar nada (actore nom probate
reus absolvitur).
Las partes tenían que suministrarle al juez los hechos integrantes de la premisa
menor del silogismo en que se resuelve la sentencia y su prueba. Probar los
hechos jurídicos según Coviello, no constituye propiamente un deber, porque falta
el derecho correlativo, y el que no prueba no puede ser constreñido a ello por
nadie, perjudicándose solo así mismo, en cuanto su pretensión no será acogida
por el magistrado. Por eso, la prueba constituye una necesidad práctica, o, como
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más comúnmente se dice, una carga" (Doctrina General del Derecho Civil, México
1938. pág. 169).
La carga o peso de la prueba, para Carlos Lessona, no es un deber jurídico sino
una necesidad.
La carga de la prueba implica que, obligadamente, debe probarse el supuesto de
hecho o el conjunto de hechos que lo conforman, sin que sea relevante determinar
quién aportó la prueba o de dónde provino aquella; por el contrario, cuando falta la
prueba o no está probado el supuesto de hecho sobrevienen las consecuencias
que dicha ausencia conlleva.
Hemos afirmado, en forma genérica, que prueba es la representación de un
hecho; la demostración de la existencia (realidad) o inexistencia (irrealidad) del
hecho; que en el campo jurídico el objeto de la prueba son los hechos jurídicos,
los cuales comprenden los hechos naturales, los hechos humanos, los actos y los
negocios jurídicos, la existencia y la medida de los derechos subjetivos, la
existencia y la clase de las obligaciones, o sean, las relaciones jurídicas.
Pruebas de oficio. La carga probatoria surge, entonces, cuando el hecho, acto,
negocio o relación jurídica, o sus consecuencias, se disputan entre dos o más
sujetos y consiste en la facultad discrecional de ofrecer, solicitar, decretar y
recaudar medios de prueba y de intervenir en su práctica para fundamentar la
convicción (verdad o certeza) de los hechos materia de prueba. Es una facultad
que las partes pueden ejercer para evidenciar su derecho y un deber funcional a
cargo del juzgador. Este último debe tener iniciativa probatoria (facultad que
algunos predican sólo del sistema inquisitivo), en cuyo ejercicio debe decretar y
recaudar, de oficio, para evitar toda duda o vacío probatorio, en interés del
proceso y de la administración de justicia.
La prueba, entonces, no es exclusiva de las partes sino del juez quien las decreta,
las recepciona y las incorpora, de oficio o a petición de parte; es el juez quien
manda en la prueba, no las partes.
En derecho colombiano, la carga de la prueba corresponde a las partes, conforme
a lo dispuesto por el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, por lo que mal
puede el juez ejercer facultad oficiosa para descargar a las partes de deberes
probatorios o cuando las mismas omitan allegar al proceso las pruebas necesarias
y suficientes para probar los supuestos de hecho en que fundan sus pretensiones,
defensa o excepciones, o sea que el juez no puede entrar a llenar los vacíos o
fallas probatorias invocando la facultad oficiosa adoptando, de paso, decisiones
que no están fundadas en las pruebas debidamente allegadas al proceso,
incurriendo en violación de los artículos 174 y 177 del Código de Procedimiento
Civil y de los derechos fundamentales del debido proceso y del derecho de
defensa de la parte que resulte afectada.
Sin embargo, como el juez tiene una función activa dentro del trámite procesal, al
corresponderle dirigir el proceso mediante el empleo de los poderes que la
Constitución y la ley le confieren, en especial en materia de pruebas, para verificar
los hechos alegados por las partes y evitar nulidades y providencias inhibitorias,
de conformidad con los límites y procedimientos determinados en la ley, según los
artículos 37 numeral 4o y 179 del CPC, es su deber decretar pruebas de oficio,
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Carlos Lessona retoma este concepto cuando advierte que el actor debe probar el
fundamento de su acción y el demandado el de su excepción.
Isidoro Eisner participa del mismo criterio, pues expresa que la carga corresponde
a la parte a quien le conviene acreditar el respectivo hecho constitutivo (la
existencia de un derecho o de una obligación) extintivo (la inexistencia del hecho o
acto).
Carlos Lessona retoma este concepto cuando advierte que el actor debe probar el
fundamento de su acción y el demandado el de su excepción.
Isidoro Eisner participa del mismo criterio, pues expresa que la carga corresponde
a la parte a quien le conviene acreditar el respectivo hecho constitutivo (la
existencia de un derecho o de una obligación) extintivo (la inexistencia del hecho,
acto o relación jurídica, del derecho o el pago de la obligación.
En el Código Civil:
Siguiendo el precepto del art. 1315 del Código de Napoleón, conforme al cual: “El
que reclama la ejecución de una obligación, debe probarla. Recíprocamente, el
que pretende estar libre, debe justificar el pago o el hecho que ha producido la
extinción de la obligación”.
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Tomado por el art. 1698 del Código Civil chileno, a saber: “Incumbe probar las
obligaciones o su extinción al que alega aquellas o ésta. Las pruebas consisten en
instrumentos públicos o privados, testigos, presunciones, confesión de parte,
juramento deferido, e inspección personal del juez”.
Transcrito por el Artículo 1757 del CC Colombiano el cual previene: “Incumbe
aprobar las obligaciones o su extinción al que alegue aquellas o ésta”.
Y el artículo 1760 del mismo código, reproduciendo el texto del art. 1701 del C.C.
Civil Chileno, agrega: “La falta de instrumento público no puede suplirse por otra
prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se
mirarán como no ejecutados o celebrados, aun cuando en ellos se prometa
reducirlos a instrumento público, dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal;
esta cláusula no tendrá efecto alguno”.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por
incompetencia del funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento
privado si estuviere firmado por las partes.
El deber de probar en materia penal. Como quiera que los Códigos Penal y de
Procedimiento Penal, son estatutos de defensa social, la acción probatoria
constituye un deber funcional para el juzgador puesto que, en tal campo y
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actuación prima el interés público sobre el privado, ya que la acción penal tiene
por objeto la investigación y determinación de la conducta punible, así como la de
sus autores o partícipes.
El art. 382 de la Ley 906/2004, determina: Medios de conocimiento. “Son medios
de conocimiento, la prueba testimonial, la prueba pericial, la prueba documental, la
prueba de inspección, los elementos materiales probatorios, evidencia física, o
cualquier otro medio técnico o científico que no viole el ordenamiento jurídico".
Conforme a este último estatuto, corresponde a la fiscalía y a la defensa, dentro
de la audiencia preparatoria, anunciar la totalidad de las pruebas que harán valer
en la audiencia del juicio oral y público; en cuanto la fiscalía no lo haga u omita
algún medio de prueba, le corresponde al Ministerio Público hacerlo. Dentro del
juicio oral, en consecuencia, es el órgano de persecución penal a quien compete
la carga de la prueba sin que, en ningún caso, pueda invertirse dicha carga (Ley
906/2004, arts. 7, 357,359) siendo prohibido, en todo caso, al juez, decretar la
práctica de pruebas de oficio (Ley 906/2004, art. 361).
Prueba útil es la que aportada al proceso crea o fortifica la certeza de los hechos
materia del litigio. Una prueba puede ser conducente y pertinente pero inútil,
porque ya no es necesaria, ante iguales o más eficaces medios de prueba, como
cuando obrando un número de testimonios que acrediten la existencia o
inexistencia de un determinado hecho o circunstancia, resultan inútiles otros
testimonios sobre el mismo objeto, momento en el cual el juez puede calificar de
suficiente ilustración el tema y rechazar, no decretar o abstenerse de recepcionar
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Ineficaz es la prueba que por mandato legal carece de poder demostrativo para
acreditar ciertos hechos o circunstancias, aun cuando sean pertinentes, como
sucede con el documento privado con el que se pretende probar compraventa de
inmueble, pues el art. 1857 del Código Civil, para tal fin, requiere de escritura
pública.
La prueba ineficaz es prohibida por la ley, como medio de convicción, para
demostrar la existencia o verdad de ciertos actos o hechos. En cuanto sea
solicitada, debe ser rechazada.
El juez sólo puede calificar la inconducencia de la prueba, al momento del fallo,
pero puede negar la práctica de las notoriamente inconducentes.
El juez no puede negarse a decretar la práctica de pruebas que en tiempo hábil
han pedido las partes, sino cuando se trata de las que son ostensibles,
notoriamente inconducentes.
Prueba ilícita.
Concepto. Prueba ilícita es la que se obtiene, se produce, se practica o se allega
mediante desconocimiento o vulneración de algún derecho fundamental (debido
proceso, intimidad, la dignidad, autoincriminación, solidaridad íntima, etc.). Es
aquella cuya fuente probatoria está contaminada por la vulneración de un derecho
fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido practicado con idéntica
infracción de un derecho fundamental.
En todos estos casos se viola el debido proceso como derecho fundamental, por lo
que el art. 29 de la Constitución Política dispone que "Es nula de pleno derecho la
prueba obtenida con violación del debido proceso".
Prueba ilegal es la que, aun siendo eficaz, se obtiene, en cualquier proceso
judicial, con violación o inobservancia de una disposición, ya no constitucional sino
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Esta regla, también conocida como los frutos del árbol envenenado, ha venido
siendo aplicada, en forma mayoritaria, por la jurisprudencia de la Corte
Constitucional Colombiana (SU-159 de 2002), tesis dentro de la cual fue retirada,
del ordenamiento jurídico la última parte del art. 232 de la Ley 906/2004, cuyo
texto rezaba: "La expedición de una orden de registro y allanamiento por parte del
fiscal, que encuentre viciada por carencia de alguno de los requisitos esenciales
previstos en éste código, generará la invalidez de la diligencia, por lo que los
elementos materiales probatorios y evidencia física que dependan directa y
exclusivamente del registro carecerán de valor, serán excluidos de la actuación y
sólo podrán ser utilizados para fines de impugnación".
El inciso final del artículo 29 de la Carta Política y las normas que lo desarrollan,
señalan que tanto la estructura del Estado de derecho como de la sociedad para la
cual se consagra esencialmente, y de la administración de justicia, soportadas
dogmática y orgánicamente en la Constitución, no admiten pruebas obtenidas con
violación al debido proceso, instituido en defensa de derechos fundamentales y
garantías ciudadanas, exigiendo la exclusión estricta de la prueba
constitucionalmente ilícita (prueba principal) y, eventualmente, de la prueba
derivada, entendiendo por tal aquella, con entidad igualmente constitucional, de
ninguna manera tenue o atenuada, que tiene su fuente de conocimiento en dicha
prueba básica y no en otra de carácter independiente.
No tiene, pues, carácter de prueba derivada la prueba que tiene su arribo al
proceso, inevitablemente, por otra vía lícita, como tampoco la obtiene su
ratificación mediante el ejercicio libre de la voluntad del afectado, pues en tales
eventos no sufren los efectos expansivos de la prueba principal ilícita, por lo cual
tienen validez suficiente para sustentar providencias judiciales.
La exclusión de pruebas ilícitas por desconocer derechos o garantías
constitucionales o contravenir el debido proceso, no tendría significado sino por su
trascendencia a tan caros derechos, principios y valores, por tanto, su
inadmisibilidad no puede sustentarse en el celoso propósito de encontrar a
cualquier preció la verdad real, o de evitar la impunidad, fines loables que no
admiten medios ilícitos para obtenerlos.
Ahora bien, la dimensión positiva del defecto fáctico por indebida apreciación
probatoria se encuentra recogida en el inciso final del artículo 29 de la
Constitución Política. El artículo en cita señala que "es nula, de pleno derecho, la
prueba obtenida con violación del debido proceso". La Corte Constitucional ha
delimitado el alcance de la disposición citada, a la que ha dado el nombre de la
regla de exclusión probatoria, en una jurisprudencia que merece la pena recordar.
En primer lugar, la Sala debe advertir que, de acuerdo con la jurisprudencia
correspondiente, no toda irregularidad procesal que involucre la obtención,
recaudo y valoración de una prueba, implica la violación del debido proceso. Los
defectos procesales relativos a la prueba pueden ser de diversa índole y distinta
intensidad y es claro que no todos tienen la potencialidad de dañar el debido
proceso del afectado.
Por ello la Corte Constitucional ha establecido como regla inicial que la simple
trasgresión de las normas procesales que regulan la inclusión de pruebas en las
diligencias no implica afectación del debido proceso. Estas irregularidades
menores se refieren a la afectación de las formas propias de los juicios, pero dada
su baja intensidad en la definición del conflicto, no quedan cobijadas por el inciso
final del artículo 29 constitucional.
Sobre este particular dijo la Corte: "... las irregularidades menores o los errores
inofensivos que no tienen el potencial de sacrificar estos principios y derechos
constitucionales no han de provocar la exclusión de las pruebas. El mandato
constitucional de exclusión cobija a las pruebas obtenidas de manera
inconstitucional o con violación de reglas legales que por su importancia tornan a
una prueba en ilícita" (Sen t. SU 159/2002M.P. Manuel José Cepeda Espinosa).
En un proceso civil, por ejemplo, si se declara nula una prueba, aún podría
dictarse sentencia con base en otras no afectadas por la nulidad. La Corte
Constitucional, observa que, en todo caso, la nulidad del artículo 29 debe ser
declarada judicialmente dentro del proceso. Adicionalmente, dijo que "el artículo
29 inciso último de la Constitución claramente sanciona de nulidad únicamente a
la prueba obtenida ilícitamente, no a todas las pruebas del acervo probatorio
dentro del cual ésta se encuentra ni a la resolución de acusación y a la sentencias
basadas en dicho acervo, conformado por numerosas pruebas válidas e
independientes en sí mismas determinantes”.
La Corte Suprema de Justicia coincide con dicha posición. Su jurisprudencia
pertinente sostiene que en el evento en que la prueba ilícita debe excluirse del
proceso, ello no implica la nulidad de todo lo actuado, pues solo en la medida en
que la prueba resulta esencial para la solución del litigio, puede concluirse que
todo el trámite se ha visto afectado por dicha nulidad.
juez que procede bajo intuición pretende que el solo sentido común, con inversión
del silogismo, le permita distinguir lo verdadero de lo falso. El logicista, en cambio,
parte de la facilidad o simplicidad, tomando la inducción o la deducción, como
único elemento para obtener la verdad y el último se basa en la experiencia de la
cultura, pericia o erudición como elemento determinante para descubrir la verdad.
Igualmente dentro de la libre convicción, debemos analizar la apreciación
científica, la cual se fundamenta en diferentes ciencias, bien por la adopción del
método histórico, por referencia especial a estudios psicológicos sobre cierta clase
de pruebas o sobre bases conjuntas de ciencia y experiencia.
También respecto de la libre convicción, tenemos la sana crítica y el Código
de Procedimiento Penal, Ley 906 /2004, trató de perfeccionar o dar más realce a
la metodología técnico científica para producir y apreciar las pruebas,
estableciendo reglas relativas a los distintos medios de conocimiento. Y se dice
que trató de poner en relieve el aporte científico en la materia probatoria, porque
no se trata de un aporte ex novo, pues es innegable que los regímenes
procedimentales anteriores ya contenían parámetros de arraigo científico para la
producción y apreciación de las pruebas, con el fin de evitar que la sana crítica se
confundiera con la arbitrariedad, o que fuera reemplazada con la convicción
subjetiva íntima desligada de cualquier regla de discernimiento.
En el sistema acusatorio como en el debate oral se practican todas las pruebas,
salvo las excepciones atinentes a las pruebas anticipadas y el juez se convierte en
el sujeto que percibe lo indicado por las pruebas.
Con base en esa percepción el juez debe elaborar juicios y raciocinios que le
servirán para estructurar el sentido del fallo. En ese conjunto de ejercicios
mentales de reflexión e inteligencia, el juez no puede apartarse de los postulados
de la lógica, de las máximas de la experiencia, ni, por supuesto, de las reglas de
las ciencias. Es por ello que no resulta correcto afirmar radicalmente que la sana
crítica quedó abolida en la sistemática probatoria de la Ley 906 de 2004.
La sana crítica
Indistintamente de que el origen histórico del término o del concepto que implica la
sana critica se encuentre o se ubique en el Reglamento del Consejo Real de
España de 1846 o en la Ley de Enjuiciamiento Español de 1881 (según Gorphe,
en La crítica del testimonio, pág. 19), en el Discurso preliminar de la Enciclopedia
Francesa, pág. 137, D Alambert, aludiendo al nacimiento de las ciencias pos
escolásticas, afirma que antes de Descartes "las leyes de la sana crítica eran
generalmente ignoradas".
juego de azar o escenas de juglería; los lógicos han reemplazado a los exorcistas
y a los verdugos.
Concepto. Tanto desde el punto de vista nominal como técnico, la sana critica,
también conocida como sana lógica, apreciación razonada, sana razón o recto
criterio, significa y conlleva "libre de error y de vicio, principio sano" y como el
término crítico índica el "arte de juzgar la bondad, verdad y belleza de las cosas,
siendo el arte el "conjunto de preceptos o de reglas necesarias para hacer bien
las cosas". Se concluye que la sana crítica, es el conjunto de reglas para juzgar la
verdad de una cosa, circunstancia o conducta, libre de error y de vicio; tales
reglas resultan del conjunto de principios y de normas éticas y psicológicas que la
propia mentalidad del juez se haya formado, tanto por el examen de su propia
conciencia como del análisis de los hechos del mundo externo, de la experiencia
que, como hombre reposado ha extraído de la vida, esto es, de su libre convicción
o persuasión razonada que excluya toda duda en contrario.
Acorde con lo anterior, el juez debe expresar sus propias conclusiones respe de la
prueba de los hechos y cuál ha sido el razonamiento seguido para llegar a las
mismas, o sea, la evaluación de los hechos a la luz de la prueba para su fijación y
la norma aplicable al caso.
Desde otro punto de vista, la sana crítica es el sometimiento de los medios de
prueba, a las leyes o reglas que regulan el razonamiento deductivo, los fenómenos
naturales y la conducta tanto individual como social para hacer viable su existencia
y verificación dentro de sus objetivos, todo lo cual se debe cumplir.
Para Couture, las reglas de la sana crítica en la apreciación de la prueba son las
reglas del correcto entendimiento humano, contingentes y variables con relación a
la experiencia del tiempo y del lugar, pero estables y permanentes en cuanto a los
principios lógicos en que debe apoyarse la sentencia, advirtiendo que la sentencia
no se agota en operación lógica pura sino que corresponde a una serie de
circunstancias que hacen parte del conocimiento y de la vida misma en la cual
fluyen las máximas de la experiencia, por lo que las reglas de la sana crítica se
integran por ciencia y experiencia, a la vez. O, lo que es lo mismo, la sana crítica
se sintetiza en el dictamen lógico de los distintos medios de prueba, la naturaleza
de la causa o litigio y las máximas de la experiencia.
Apreciación razonada de la prueba; diferencias con la íntima convicción.
La apreciación razonada de la prueba o lo que es lo mismo, la sana crítica de ésta,
presupone que el fallador, teniendo por derrotero únicamente las reglas de la
lógica, de la ciencia y de la experiencia que, según su entender, sean aplicables a
un determinado caso, goza de libertad para valorarla, cuidándose, claro está, de
exponer razonadamente el mérito que le asigne a cada prueba. A tal sistema de
valoración alude el artículo 187 del Código de Procedimiento Civil.
La íntima convicción connota, a su vez que la ley no pide cuenta a los jurados de
los medios por los cuales llegan a adquirir el convencimiento; ni les prescribe
reglas de que deban deducir la plenitud y suficiencia de las pruebas; les ordena
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El artículo 175 del C.P.C., por su parte, establece: "Medios de prueba. Sirven
como pruebas, la declaración de parte, el juramento, el testimonio de terceros, el
dictamen pericial, la inspección judicial, los documentos, los indicios y
cualesquiera otros medios que sean útiles para la formación del convencimiento
del juez. El juez practicará las pruebas no previstas en este Código de acuerdo
con las disposiciones que regulen medios semejantes o según su prudente juicio".
La propia ley, en forma implícita, prohíbe al juez fundar su decisión en su propio
conocimiento o ciencia personal o extraprocesal de los hechos materia de
juzgamiento. Los medios probatorios garantizan la imparcialidad del juez y aquella
riñe y es contraria al conocimiento o ciencia privada de aquél, pues si el juez es
testigo presencial de los hechos, del acto jurídico que se pretende probar o tuvo el
conocimiento de tales hechos en forma oficial o extraoficial, bien haya sido como
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declara culpable obtendrá rebaja de una sexta parte de la pena imponible por los
cargos aceptados, siempre y cuando el juez verifique que actúa libre, voluntaria y
debidamente informado de las consecuencias de tal decisión, además de
asesorado por su defensor o si corresponde al acuerde celebrado con la fiscalía.
Si el juez advierte el desconocimiento o violación de garantías fundamentales,
rechazará tal manifestación de culpa. Si el sindicado guarda silencio, contumacia
(perseverancia en el error) o se trata de persona ausente, se entenderá que se
declara inocente y se procederá a la presentación del caso. Si se trata de
culpabilidad preacordada entre la defensa y la fiscalía, esta última debe indicar al
juez, el contenido o términos de tal acuerdo con la pretensión punitiva que tuviere;
si el juez acepta tal acuerdo se incorporará en la sentencia.
Presentación del caso y la práctica de pruebas. (Ley 906 /2004, arts. 371-382).
Antes de la práctica de pruebas, la fiscalía debe presentar la teoría del caso. En
cuanto la defensa lo desee, puede hacer lo propio.
Al darse inicio, en estricto sentido, a la etapa de la investigación, ésta se desarrolla
en el espacio de tiempo comprendido entre la audiencia de formulación de la
imputación y la audiencia de formulación de la acusación, que de acuerdo con el
artículo 175 en principio no podrá exceder de 30 días, pero que excepcionalmente
puede extenderse a un máximo de 60 días. Durante esta etapa de investigación el
fiscal y el imputado o el defensor pueden adelantar labores tendientes a la
recopilación de información de elementos materiales probatorios que sean útiles
en el juicio oral para sus intereses.
Luego viene la presentación de la acusación. A este respecto el artículo 336
determina que el fiscal presentará la acusación ante el juez competente para
adelantar el juicio, la cual se concentrará en formato escrito. Entre otros requisitos
formales de este acto, se procederá según el artículo 337 de la ley 906 de 2004 y
de acuerdo artículo 250, numeral 9o, inciso 2o de la Carta Política, que impuso a
la fiscalía el deber de suministrar todos los elementos probatorios e informaciones
de que tenga noticia, incluidos los que sean favorables al procesado.
A partir de entonces se inician los actos de preparación del juicio oral que van
desde la audiencia de formulación de la acusación hasta la audiencia preparatoria.
Finalmente, viene el juicio, en donde se practican las pruebas con sujeción a los
principios de oralidad, publicidad, inmediación, contradicción y concentración,
elementos que al tiempo que le imprimen una identidad propia, lo distancian, en
gran proporción, del juicio en los sistemas procesales anteriores.
Limitación probatoria.
El recaudo probatorio tiene límites, linderos o fronteras que determinan la
correspondiente investigación de la verdad de los hechos, limitaciones éstas que
pueden corresponder a los límites propios de la respectiva ciencia, como en el
caso de los valores, positivos o negativos de la prueba del ADN o de las
alteraciones psicológicas; al número de testigos o a los principios procesales,
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Art. 61.- Cuando se dice que una cosa debe observarse desde tal día, se entiende
que ha de observarse desde el momento siguiente a la media noche del día
anterior y cuando se dice que debe observarse hasta tal día, se entiende que ha
de observarse hasta la medianoche de dicho día.
Con todo, a lo anterior podría objetarse que con el decreto oficioso de la prueba, el
juez no necesariamente busca la condena del acusado ni pretende ubicarse en
posición de parte, pues la simple decisión de practicar pruebas no conduce a un
convencimiento inmediato sino que pretende buscar la verdad de lo corrido, por lo
que el juez debía tener acceso a esa facultad, pero a pesar de la aparente fuerza
del argumento, ello no es compartible por dos motivos: el primero, porque no se
trata de avalar el abandono de la búsqueda de la verdad, se trata de acercar el
proceso penal a las garantías de la democracia constitucional y en este sentido
entender el concepto de verdad. El segundo, porque es evidente que el decreto
oficioso de pruebas, que parte de vacíos probatorios que pretende llenar el juez,
desequilibra la posición en que se encuentran las partes y la igualdad de
instrumentos procesales que están diseñados en el proceso penal para garantizar
la eficacia de los derechos y libertades de los intervinientes en el proceso penal.
Teniendo en cuenta lo anterior, la pasividad judicial en materia probatoria favorece
la igualdad de trato jurídico entre los sujetos procesales y, en especial, lo que la
doctrina especializada ha denominado la igualdad de armas en el proceso penal.
Dicho de otro modo, esa prohibición tiene por objeto evitar situaciones de privilegio
o de supremacía de una de las partes, de tal suerte que se garantice la igualdad
de posibilidades y cargas entre las partes en las actuaciones penales cuya
característica principal es la existencia de contradicción.
En efecto, la aplicación del principio de igualdad de armas en el proceso penal,
hace parte del núcleo esencial de los derechos al debido proceso y de igualdad de
trato jurídico para acceder a la justicia (arts. 29,13 y 229 de la Constitución
Política), según los cuales las partes deben contar con medios procesales
homogéneos de acusación y defensa, de tal manera que se impida el desequilibrio
entre las partes y, por el contrario, se garantice el uso de las mismas posibilidades
y cargas de alegación, prueba e impugnación. Ahora, la desigualdad institucional,
es evidente en el sistema penal acusatorio, pues el aparato estatal investigativo,
por regla general, tiene mayor fuerza económica, orgánica y funcional, que la
defensa a cargo de los particulares y supone la necesaria intervención legislativa
para superarla y propiciar la igualdad de trato y de oportunidades de defensa.
Por ello, el fortalecimiento y real aplicación de principios procesales tales como la
presunción de inocencia, el in dubio pro reo, las prohibiciones de doble
incriminación y de autoacusación, entre otros, colocan al juez en una posición
clara frente al vacío probatorio.
A la pasividad probatoria como instrumento de equiparación de armas entre las
partes, hace referencia la Sentencia C- 396 de 2007, M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra.