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LA BODA ARGENTINA

Dramaturgia de Alejandro G. Ruffoni


Sobre idea y creación colectiva de Sebastián Pajoni, Carla Solari,
Alejandro G. Ruffoni y Patricia Benedicto.

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PERSONAJES
 

FEDERICO (Sebastián Pajoni)

EVA (Carla Solari)

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PRÓLOGO
 (Reseña en el programa de mano)

 En el año 2010, junto con la conmemoración del bicentenario de la Patria, comenzaban en
muchas ciudades del país los tan esperados Juicios por la Verdad y la Justicia en los que
finalmente, luego que se aboliera la escandalosa ley de Obediencia Debida, se juzgaría a todos los
acusados de participar en la captura ilegal de personas, torturas y genocidio de la última dictadura
militar Argentina.

Hoy vamos a construir a partir de una historia real:

Dos amigos que crecieron juntos en una pequeña ciudad del interior de la Provincia de
Buenos Aires: mismo jardín de infantes, mismo colegio, mismo club. Un gran amor desde la niñez.
Viviendo a pocas cuadras, visitaban sus respectivas casas a menudo pasando días enteros,
quedándose a comer, incluso a dormir.

El padre de él había sido preso ilegalmente y torturado durante la última dictadura. El padre
de ella, médico, trabajaba para los militares en ese entonces. Se comentaban cosas, como en todo
pueblo chico.

Los amigos nunca relacionaron las historias de sus padres hasta que a la edad de 37, en el
2010, fallecido ya el padre de él; se enteran que el padre de ella queda imputado en el Juicio por
delitos de lesa humanidad que comenzaba en la ciudad. Y que uno de los tantos testigos que
declaraba, reforzando la acusación, era la madre de él.

Esta historia real se nos hace disparador: ¿Cuántas veces se habrá repetido en las cientos
de ciudades de la Argentina?, ¿En algún caso los aquí amigos se habrán enamorado?, ¿Cómo
habría sido si así fuera, enamorados y a punto de casarse cuando recibieron la noticia?

Decidimos hacer “la obra” porque “la obra” está ahí. Para honrar la memoria, la grandeza
de esas madres que no dejaron que el rencor se replique hacia sus hijos, la grandeza de ese amor
que vence a su propia historia.

Queremos dedicarla especialmente a la memoria de Víctor “Pichi” Pajoni.

De aquí en más, comienza la ficción.

Carla Solari y Sebastián Pajoni.

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Tenemos en escena un montón de muebles tapados por sábanas, como queriendo
vetar a la mirada una curiosa mezcla de apartamento burgués en desuso y almacén de
trastos viejos. El espacio irá variando a lo largo de la pieza: un lugar cada vez un poco
más habitable.

De pronto, EVA abre la puerta y entra. Enciende la luz. Vemos a FEDERICO


cargado como una mula, que va metiendo bultos. Nuestra mirada atrapa un detalle:
EVA lleva una carpeta en la mano, y con desdén la deja en un lugar claramente visible
para nosotros pero no para ellos: no quiere distracciones. Entonces, y sólo entonces, se
para a mirarle a él.

EVA.- No puede ser

FEDE.- ¿No puede ser qué?

EVA.- Tenés memoria de pescado

FEDE.- ¿Por qué te la agarrás conmigo? ¿Qué hice?

EVA.- ¿Vos me escuchás?

FEDE.- Claro que te escucho...

EVA.- Qué te pedí

FEDE.- Eva no empieces, por favor, estoy cansado.

EVA.- ¡Hacé memoria! Te lo pedí muchas veces

(Fede tira bruscamente al suelo lo que lleva en la mano e inaugura su llegada al apartamento
con un beso apasionado, exactamente como ella le había requerido… pero quizá con más energía
de la esperada)

EVA.- ¡Loco! ¡Casi rompés todo lo que hay ahí adentro, y casi me rompés a mí!

FEDE.- ¿Y qué esperabas? ¡Por fín estamos acá!

EVA.- Rápido, qué hora es.

FEDE.- Esperá que no sé dónde tengo el teléfono.

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EVA.- Memoria de pescado. (Ríen) Decime la hora exacta, así ya cambio la del reloj grande.

FEDE.- Las 23:00

EVA.- ¿Las 23 horas de dónde?

FEDE.- Las 23 horas zulú.

EVA.- Idiota. ¿No dijiste que llegaríamos a casa como a las ocho?

FEDE.- ¿Y qué querés que haga si se colapsa el tránsito? ¿Me vas a torturar con eso?

EVA.- Era obvio, solo a vos se te ocurre venir el día del bicentenario. ¡Quién me manda
hacerte caso!

FEDE.- Mi jet lag, es bicentenario.

EVA.- ¡Qué tonto!

FEDE.- ¿Querías que deje pasar la oferta de vuelos del bicentenario, sólo por el tránsito?
Tardamos un poco más, pero ahorré bastante plata.

EVA.- Dale, vamos a prepararnos. Todavía estamos a tiempo, van a cerrar todo y yo quiero
cenar algo afuera y ver un poco...

FEDE.- Yo no me muevo de acá. Mi cuerpo cree que son las cuatro de la madrugada, y estoy
desfalleciendo. No doy más.

EVA.- Ídem. Pero vámonos.

FEDE.- ¿Ídem? ( tiempo)

EVA.- (Ríe) Sí, que no puedo más. Tengo hambre.

FEDE.-…a veces decís unas cosas! (riendo) ¡Idem!

EVA.- ¿Qué pasa con Ídem? En Ghost lo decían todo el tiempo. Idem Idem Idem ( jjaj)

FEDE.- ¡Yo quería leer Eva, no ver Ghost!. Oíme, ¿qué vamos a hacer con todo esto?

EVA.- Yo con esto no pienso hacer nada de nada. Primero cenamos y después si tenés algo de
energía vemos qué hacemos.

FEDE.- Yo estoy con la comida del avión inflada en el estómago.

EVA.- Si, pero yo no comí. Ni tampoco...

FEDE.- (Sugerente) ¿Qué querés comer?

EVA.- Hubiéramos pedido la vianda vegetariana.

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FEDE.- Tenías tu menú especial, ¿no?

EVA.- ¿Mi menú? ¡Pero si no me dejaste parar a comprarlo! ¿O te olvidás?

FEDE.- ¡Vos sos quien se olvidó de comprarlo a su debido tiempo! Y me encajaste el


quilombo éste de las maletas, me merezco un descanso. Además, si fuera por mi... ya sabés, basta.

EVA.- ¿Qué sé de qué?

FEDE.- De la comida, no vamos a discutir por eso, es un clásico. Me revienta que no pruebes
las cosas que yo considero que están buenas. Te perdés lo mejor de la vida.

EVA.- Y a mí me revienta que no me aceptes como soy, me conociste... casi desde que nací...
¡y lo peor!, así me propusiste casamiento.

FEDE.- (Sugerente) Porque algunas cosas sí que te las comés enteras, ¡así me casaste! (…)
Dale, no vamos a pelear ahora.

EVA.- Entonces no me busques.

FEDE.- Como si no estuviera claro.

EVA.- Además sos vos el que pelea.

FEDE.- Si no me ocupara de mi comida estaría a pechuga lechuga y tomate. O semillas


integrales. ¡Qué buena la comida del avión!

EVA.- ¡Y lo bien que le haría a tú colesterol

FEDE.- ¡Aguante Iberia!

EVA.- Una mierda la comida del avión, una mierda Iberia y una mierda tu gusto
gastronómico.

FEDE.- ¿Mi gusto? Al lado de tu macrobiótica eran manjares.

EVA.- (Irónica) ¡Vivan las grasas saturadas!

FEDE.- ¿Quién come alpiste? ¡Vos y los canarios!

EVA.- Lo bien que te haría el alpiste…

FEDE.- Me gustaría saber cuánto alpiste comen de verdad tus pacientes.

EVA.- (Sugerente …al menos tú canario cantaría un poquito más. ( tiempo)

FEDE.- ¡Ni gracia tuvo eso! Dale basta. Estoy muerto.

EVA.- ¡Basta vos, Federico! Muerto pero podés ocuparte de molestarme. ¿Vamos a cenar?

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FEDE.- Acabo de subir todas éstas valijas.

EVA.- ¡Y yo me muero de hambre! Hace horas que no pruebo bocado.

FEDE.- ¿Te acordás aquel vegetariano que pedíamos con tu hermano?

EVA.- ¡Ah, si! Ese...

FEDE.- Miré cuando pasamos.

EVA.- Ay estás en todo.

FEDE.- ¡Aguante!

EVA.- (Entusiasmada) ¡Dale!, vayamos, nos va a hacer bien salir

FEDE.- Tenía un cartel de cerrado enorme, ¡creo van a venderlo! (Haciéndose el mimoso) ¡Mi
amor!

EVA.- ¿Qué?

FEDE.- En serio, piedad.

EVA.- ¡Dale, Fede! Un ratito. Me deprime tanto embalaje, tanta valija y tanto polvo.

FEDE.- ¡Ahh bueno!

EVA.- ¡Ahh, te amo!!

FEDE.- Me maté para subirlas acá y a vos te deprimen...

EVA.- Me cambio en dos minutos.

FEDE.- No gorda, dale, no jodas.

EVA.- ¡Me deprimo!; me deprime el desorden y esto es un quilombo…

FEDE.- Con más razón, ordenemos un poco

EVA.- No voy a ordenar ahora

FEDE.- Bueno, sola no se va a ordenar. Y hay que acomodar para dormir.

EVA.- Tenemos el resto de nuestras vidas por delante para ordenar… y solo hoy es el
Bicentenario. Nos vamos a cenar, a ver un poquito de qué se trata la fiesta, y a dormir a un hotel y
se acabó.

FEDE.- ¡Total! para volver al departamento y que vuelvas a deprimirte por el mismo
desorden.... a menos que nos desvalijen. Es una opción acá, ¿no?

EVA.- No empecés con tu paranoia, hasta los chorros se volverían locos con tanto polvo

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acumulado.

FEDE.- Yo que vos no saldría hoy ni loco. Estamos en Buenos Aires, mi amor.

(Él se sirve una sábana que deja destapado un botellero, al que apenas presta atención:
tapándose con la sábana hace un fantasma que ella no llega a ver)

EVA.- No hace falta que me lo recuerdes (el fantasma pellizca a Eva) ¡Ah! ¡Qué idiota!  

FEDE.- Ahhh ¿Preferís a los fantasmas que a los chorros? Ahora entiendo lo de Ghost. (ríen)
Ídem!!

EVA.- Ghost es lo más, súper romántica.

FEDE.- Viste fantasmas apenas entraste, ¿no?

EVA.-…además Patrick era un bombón.

FEDE.- Pobre.

EVA.- ¿Por qué?

FEDE.- ¡Vos lo prohibirías! Por calórico

EVA.-  Idiota.

(Ríen)+

FEDE.- ¡Qué fuerte todo, Eva! Acabamos de cruzar el atlántico. Y estamos acá de nuevo, pero
¡qué distinto!

EVA.- Sí...

FEDE.- ¿Entendés dónde estamos?

EVA.- Sí, Fede, sí...

FEDE.- ¿No es un flash? Como un deja... ¿Cómo era? Yo en lugar de fantasmas ¡flasheo que
va a salir tu hermano en bolas del baño!

EVA.- O que quiere entrar mientras nosotros estamos ahí… ¿Te acordás?

FEDE.- ¡Cómo para no acordarme! De hecho tendríamos que revivirlo. ¡Invitá a todo el
edificio! Pero no al portero

EVA.- ¿Qué?

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FEDE.- (juega a acercarse) Dale, vení.

EVA.- Loco.

FEDE.- Qué épocas

EVA.- Sí, que épocas... cómo cambia todo ¿no?

FEDE.- ¡Menos mal! ¿Te imaginás, besándonos a escondidas otra vez, con la casa llena de
gente?

EVA.- ¿Te imaginás, haciendo otra vez como si no hubiese ocurrido, tratando de negarnos a
nosotros mismos que nos queremos? ¡Ni loca!

FEDE.- Dame un beso.

EVA.- (Siguiéndole el juego) No puedo, nos van a ver.

FEDE.- Dejemos el juego que me da miedo.

EVA.- (lo besa) Tonto.

FEDE.- Quienes tendrían que jugar acá son nuestros hijos, pero hasta que no quieras…

EVA.- Sos un impaciente.

FEDE.- Me puse melancólico, dale, pidamos una pizza y tirémonos en el colchón

EVA.- ¿Ves? ¡Es el lugar! 

(El responde jugando a estar más cansado de lo que está)Posible escena 2

 FEDE.- ¡Uuuuf! Que largo el viaje desde Ezeiza por dios.

EVA.- (ella ríe) ¿Largo? ¡Una carrera de obstáculos!

FEDE.-¿Habías visto la 9 de Julio así alguna vez? ¡Es un parque de diversiones!

EVA.- ¡Yo te avisé! Un horror.

FEDE.- (Tirándose sobre un sillón) ¡Ah!, no veía la hora de tirarme. ¡El bicentenario de la
patria, qué alegría! Traeme algo para tomar.

EVA.- ¡Movete vos!, yo también estoy muerta.  Además, ¿de donde querés que saque algo
para tomar?

FEDE.- Era un chiste tonta. Después bajo a comprar algo, te consigo tu alpiste y nos
quedamos acá tranquilos.

EVA.- ¡Ufa!

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FEDE.- ¡No quiero ni ver a toda esa gente! Y a propósito, ¿Qué le pasa a Omar?

EVA.- ¡Ni idea!, siempre fue raro Omar. ¿Qué querés comprar? ¿No querés que baje yo, o que
te acompañe?

FEDE.- No, vos quedate acá haciendo la cama, que yo no sé dónde hay nada.

EVA.- ¿Y creés que yo sí? Hace años que no vengo acá, y estaba todo en otro lugar.

FEDE.- (Por el departamento) ¡Está viejo eh!

EVA.- Si. Bueno, voy a ver dónde encuentro sábanas. Andá a comprar que  se va a hacer muy
tarde.

FEDE.- Pará, dejame respirar un toque. ¡Es tan loco...!

EVA.- ¿Omar?

FEDE.- ¡Omar más! (ríen…) Digo, es loco porque uno llega de Europa...

EVA.- Ahh, Buenos Aires... el viaje...

FEDE.-…y ya por eso es cómo más importante.

EVA.- Para mí son tantos años sin volver que... Me siento muy rara, Fede.

FEDE.- Ah claro, si no volviste más... Yo sí, vas a ver… bueno, ¡ahí está la prueba!, la
primera persona que me cruzo ya me trata con deferencia.

EVA.- Creo que voy a extrañar Madrid

FEDE.- ¡No! Buenos Aires tiene lo suyo.

EVA.- Si, qué sé yo...

FEDE.- ¡Los cartoneros! (ríe)

EVA.- No me parece gracioso, son las cosas que me hicieron irme.

(Él, como para castigar que no le rían las gracias, prefiere ir a explorar el apartamento: el
botellero está pidiendo a gritos que alguien saque esa botella tan especial)
Posible escena 3

EVA.- ¡Ay, perdón, perdón! No quise contestar mal, estoy cansada. (haciéndose la asustada)
¿Vos destapaste el botellero?

FEDE.- ¿Vos destapaste el humor? ¿O te lo dejaste en Madrid? (Necesita soplar el polvo para
leer la etiqueta)
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EVA.- No, me lo dejé allá.

FEDE.- Te voy a traer chocolate, a ver si se te pasa la neura.

EVA.- Dame un beso primero.

FEDE.- Por una sonrisa.

EVA.- (Trata de besarlo) Cansado sos más lindo.

FEDE.- (Prefiere mirar al vino) No sé si es un piropo o un palazo pero bueno. (Concentrado


en el vino) Debe ser de la época del Ñope.

EVA.- Yo no quiero vino. ¿Vas a comprar las cosas o qué?.

FEDE.- Me suena éste, creo que es de los buenos. ¡Muchos años embotellado!

EVA.- ¡Qué pesado!

FEDE.- Tomamos una copita y bajo.

EVA.- Dale… Andá a buscar algo en la cocina para abrirlo

FEDE.- ¿Y si es demasiado caro?

EVA.- Dale, qué importa.

(El vino lleva a Fede hasta la cocina, y ella aprovecha para arreglar un poco el
apartamentro: en eso está cuando lanza una mirada la carpeta, como deseando que sepamos que
quiere abrirla por si esconde algo serio. Como deseando que sepamos también que no debe
abrirla: no lo hará)

FEDE.-  (grita desde adentro) ¿Lo habrá dejado Omar?

EVA.- ¿Qué? No sé... puede ser

FEDE.- ¡Todo puede ser a juzgar por su actitud de hoy! ¡Ahora entra me hace una sesión de
masajes! ¡Tarán!! (Se asoma, enseñando el abridor: ella le oculta instintivamente esa carpeta que
está a punto de quitarle hasta el hambre)

EVA.- No me asustes.

FEDE.- ¡Tiene una pinta! Yo conseguí abridor, te toca conseguir sábanas.

EVA.- Y a vos te toca no ponerme a dar estos saltos, ya veo a Omar por todas partes. A veces
me da la sensación de que espía atrás de la puerta.

FEDE.- ¡Lo único que le falta! ¿Vos te acordás cómo me trataba cuando venía a estudiar con
tu hermano?

EVA.- Siempre fue medio pelotudo pero maricón no lo hacía


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FEDE.- (Ríe) ¡Qué pelotuda! Yo que pensaba que era por venir de europa!, ¿Decís que le
gusté?

EVA.- Puede ser, ¡estás irresistible!

FEDE.- Ya van dos

EVA.- ¿Me servís vino o no?

FEDE.- A la tercera te mato

EVA.- Estaba por preguntar que pasaba a la tercera

FEDE.- Estoy tratando de abrirlo, se rompe el corcho…

EVA.- Y yo estoy pensando en la tercera ¿vale decir tercera?

FEDE.- Si siempre me hacés lo mismo

EVA.- ¿Romper los corchos?

FEDE.- Calentar la pava. …la tercera queda en el pensamiento, en la idea, no se donde…

(Fede ve la carpeta)

EVA.- ¡Callate! Que tuvo su efecto de novios no te lo voy a negar. Pero ahora no comparto tu
percepción… (Cambiando de tema para no discutir.) Dejemos el vino, el corcho
y la mar en coche para después.

FEDE.- (Señalando al misterioso documento que de pronto se deja ver ante sus ojos) ¿Y eso?

EVA.- (Lo besa) ¡También para después! Ahora la tercera.

FEDE.- Estoy muerto Evita.

EVA.- (Conteniendo su enojo) Bueno... tomemos vino entonces.

FEDE.- Mirame.

EVA.- Te miro, ¿y?

FEDE.- Te conozco.

EVA.- (Por la carpeta, ocultando que ha abierto algo que no debía) ¿Qué?

FEDE.- Te juro que duermo dos horitas y te doy hasta la hora del Bondi a Junín

EVA.- Ay no me recuerdes Junín. ¡Esto es una locura!

FEDE.- Te doy igual… durmamos un rato.

EVA.- ¿No tenés miedo de volver a Junín?


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FEDE.- ¡Boluda! ¿Por qué estás sufriendo! (juguetón) ¡Pero cómo voy a tener miedo si
vuelvo para hacerte mi mujer! ¿Estás feliz de casarnos?

EVA.- ¡Sí, tonto! No es por eso... Es que... Ay no sé, pasó tanto tiempo y hace tanto que no los
veo a todos.

FEDE.- Al segundo día te aburrís, no cambia nada nunca en Junín, mi amor…

EVA.- ¡Si, ya sé! Fede...

FEDE.-…no es cómo acá que el portero que me maltrataba ahora me chupa las pelotas! ¿Qué
querías?

EVA.-…no nada. Mejor vamos a dormir

FEDE.- ¿Ya se te pasó el hambre?

EVA.- Fede... ¿Qué estás haciendo?

FEDE.- Limpiando el cuello de esta mierda de botella, que en vez de corcho tiene telgopor.
(Ella ríe) Ahí está. Me parece que huele ácido.

EVA.- ¿Me amás?

FEDE.- (Perplejo) ¿Me jodés?

EVA.- No, te lo pregunto en serio

FEDE.- ¿A vos te parece que si yo no te amara me hubiese quedado en España desde el 2007
trabajando de cualquier cosa? ¿Cuando me tendría que haber vuelto al año? ¿Te parece que me
vendría a junín a casarme, para volver a buenos aires por tu carrera?

EVA.- ¡Ay, no te vas a morir por decírmelo!

FEDE.- ¡Pero me hacés calentar! ...dale, tomá (le da un vaso de vino) brindemos

EVA.- Ok gracias Federico, hombre sacrificado por amor. ¿Por qué brindamos? ¿Por nuestro
casamiento?

FEDE.- ¿Por nuestro amor?

EVA.- ¿Por la vuelta?

FEDE.- ¿Por los recuerdos?

EVA.- ¡Parece un tango! Che, ¿estará bueno este vino?

FEDE.- Un poquito ácido pero ahora se airea y se le va. Dale, tomá, a ver si se te va el
boludol
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EVA.- ¡Ay que gracioso! Tiene un gusto medio raro…

FEDE.- No es el gusto, es tu onda.

EVA.- ¡Ay cortala Federico!

FEDE.- Cortala vos, ¿qué tenés? El vino está perfecto.

EVA.- El vino no está precisamente perfecto, pero si querés pensar que sí... ¡pensemos que
está bien y listo! (bebe)

FEDE.- Pienso que el vino está bien cómo a vos te gusta pensar que yo no te amo...

EVA.- No me gusta pensar nada de eso, lo que me gusta es oír eso que a vos no te gusta
decirme... No te das una idea que lindo es que te nombren y te digan que te aman. "Eva te amo"
¿Es tan difícil?

FEDE.- ¡Te lo digo todo el tiempo!

EVA.- ¿Te gusta escuchar Fede te amo?

FEDE.- ¡Si! Pero estábamos hablando de otra cosa.

EVA.- Y que mierda me importa. Estábamos hablando de otra cosa y yo te pedí que me dijeras
si me amabas ¿Y…?

FEDE.- No no no.

EVA.- No no ¿qué?

FEDE.- No me pediste que te dijera que te amo, me preguntaste si te amo.

EVA.- Y no me contestaste.

FEDE.- ¡Si me jodías! ¿Cómo podés llegar a suponer que no? ¿Estás loca? A una semana de
casarnos, con toda ésta movida.

EVA.- No supongo nada, solo necesitaba escucharlo.

FEDE.- Entonces decí eso: necesito que me digas que me amas. No "dudo si me amás"

EVA.- Ok, necesito escucharte decir que me amás.

FEDE.- (Toma un trago de vino) Puaj.

EVA.- ¡Andate a la mierda Federico! quitar

FEDE.- ¡No es por vos!, ¡es por el vino!

EVA.- ¿Ves que está picado?

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FEDE.- Estoy concordando con vos...

EVA.- Pero te importa un pito lo importante.

FEDE.- ¿Qué carajo te pasa Eva? (Paladeando vinagre) ¡Esto le va bien a tus ensaladas, pero
no a mi garganta!

EVA.- No sé...

FEDE.- Mi amor... (la acaricia)

EVA.-¿Me amás o no?

FEDE.- Mucho te amo. Todo.

EVA.- ¿Me besás? (Lo hace) Te amo.

FEDE.- Yo también. Y perdón por contradecirte con lo del vino... está picado.

EVA.- ¡Es la tercera! y sos vos el que no reacciona ¿o no? (Pícara, jueguetona) Ahhhh!,
después no vengas a decirme “Calienta pavas!” (Ríe), Andá, bajá a comprar otra botella y algo de
comer, yo hago la cama. Más vale que me guste lo que traigas.

FEDE.- (Yendo) Si tardo es porque me quedé con Omar que me está haciendo unos mimos.

(Sale)

EVA.- ¡Que estúpido!

   (Fede compra vino, Eva busca sábanas; y en medio del cansancio un deseo no saciado
vuelve a mover sus ojos hacia la carpeta. Es entonces, en soledad, cuando sucumbe y la abre, pese
a saber perfectamente que el portero se la dió para Fede: dentro la esperan unos documentos muy
extraños y a una carta a la que, extrañamente, no concede la importancia que debiera. Deja pues el
sobre medio a un lado, y lee los documentos, por fín con atención: leyendo, el suelo que pisa, los
muebles que la rodean, las paredes y hasta el aire se van ennegreciendo. Al rato, regresa
Federico… sin vino.) cambio escena

EVA.-¡Fede! ¡Que rápido volviste!

(Ella esconde a tiempo la carpeta, pero la carta se queda a la vista: aprovechará un descuido
de Fede para esconderla donde sea, sin pararse a pensar que su bolso no es el lugar más seguro)

FEDE.- ¡No, no sabés lo que es la calle! Acá no se siente nada pero hacés dos cuadras y ¡es el
carnaval de Río! Didascalia encubierta

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EVA.- ¡Ojalá!

FEDE.- ¿Te terminaste el vinagre que tenés esa onda?!... ¡La gente está contenta! ¡En
Argentina! No sé que pasa, el gordo está loco también.

EVA.- ¡Dejame de joder Fede! Toda la vida se me hicieron insoportables las fiestas patrias.

FEDE.- Pero te juro que esto no es un desfile militar, ¡es como un carnaval!

EVA.- ¡El  cumpleaños de la guerra! Eso decía yo cuando era chica.

FEDE.- ¡El cumpleaños de la patria, Eva, hoy!, es el cumpleaños de la patria.

EVA.- Si, eso me contestaba mi vieja.

FEDE.- ¿Me escuchaste que el gordo está loco?

EVA.- ¿Quién es el gordo?

FEDE.- ¡Omar, el portero! "Y quién te vadecíná!" (Ríe)

EVA.- Veo que ya entraste en confianza con Omarcito

FEDE.- ¡Él conmigo!

EVA.- ¡Y a vos te encanta!

FEDE.- Lo prefiero a que me maltrate… Igual no le confío.

EVA.- ¿Ah,no?

FEDE.- Me felicitó

EVA.-¿Te felicitó? ¿Por? ¿Te dijo por qué?

FEDE.- ¡Por la buena noticia!

EVA.- ¿Qué noticia? Fede, ¿por qué soy siempre la última en enterarme de tus asuntos?

FEDE.- ¿Qué se yo qué noticia? ¿Estás embarazada y se lo contaste al portero??

EVA.-¡¿Que?! ¿Estás loco?

FEDE.- ¡No sé! me dijo que me ibas a dar una buena noticia.

EVA.-¿Yo? ¡Turro!. Yo precisamente.

FEDE.- Que él me daba una mala... Ah no, no; no dijo que vos. Dijo…

EVA.- ¿Es mala o buena? ¿Qué te dijo?

FEDE.- “Yo le doy una mala, ¡pero le van a dar una muy buena!”. Ya ni me tutea, ¡tomá! ¡Me

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he convertido en señor por vivir en Europa!

EVA.- Ay Federico, no sé por qué te cuesta tanto decirme las cosas. ¿Me podés explicar?

FEDE.- Nada, la mala era que no iba a encontrar nada abierto para comprar.

EVA.- ¿Y la buena?

FEDE.- Me dijo eso de la buena y me felicitó, no sé, ¡vine a buscarla!

EVA.- ¿Pero qué dijo de la buena? ¿De verdad no sabés nada?

FEDE.- Y lo cagué, porque como no había nada abierto tuve que aceptarle dos latitas de atún
y agua mineral, no tenía otra cosa. Mañana le compramos algo antes de irnos. ¡Eso si el del
almacén no está de resaca!

EVA.- (mirando al agua y al atún) ¡Que combinación estupenda!

FEDE.-…a mi me da ilusión.

EVA.- ¿El agua con atún?

FEDE.- El atún “La Campagnola”!. No sabe así en ninguna parte del mundo.

EVA.- Dejate de joder con el sentimentalismo argentino, Federico; y  ya que me dijiste la


mala ahora explicame la buena de una vez.

FEDE.- ¡Vos porque no tenés desarrollado el sentido de extrañar! no extrañás. Y además tenés
que estar contenta el atún tiene mucho fósforo, así no te quejás de mi memoria... de pescado.

EVA.- Pero la comida ¿es para mi o es para vos?

FEDE.- ¡Es para los dos!...

EVA.- ¡Que me digas la buena!

FEDE.- ¿La noticia? ¡Pero si no la sé!

EVA.- ¿Que no la sabés? ¡A ver cómo me explicás esto! (Le lanza la carpeta)

FEDE.- ¡¿Qué?!

EVA.- Y si no extraño es porque no es bueno, no hay quien aguante tanto a cuestas.

FEDE.- (sorprendido) ¿Qué es esto?

EVA.- ¡Dejá de hacerte el boludo y abrila que ahí tenés la buena noticia!

FEDE.- ¿Es algo tuyo que sabía el portero sorete ese y yo no?

EVA.- Es algo “tuyo” que sabía el portero sorete ése y yo no.

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FEDE.- Decímelo

EVA.- ¿Ahora no sabés leer? ¡Abrila! ¡Cómo debe haber gozado Omar dándome esto! ¿Puede
ser que  hasta el negro ese sepa y yo no?! ¡Contame todo!

FEDE.- ¿Omar te dió ésto? (Lo abre)

EVA.- Si, si; Omar, tu nuevo amigo.

FEDE.- Nunca, y no por “negro”, por jodido  (Lee) ¿Qué es ésto? ¿Seguro que era para mí la
carpeta?

EVA.- ¿Cuántos secretos tenés conmigo?

FEDE.- ¿Pero qué decís? ¡Estoy igual de sorprendido que vos, Eva!. ¿Pero la carpeta era para
mi, o no?

EVA.- (como reprochándole) Si Fede si, era para vos. ¡Me la dio Omar para vos, te dije!

FEDE.- ¡¿Y entonces de qué es ésto?!

EVA.- No sé Fede, no sé… ¿qué te creés? Perdoná mi curiosidad si no pude evitar


abrirla, estaba así, sin precinto ni nada… pero creo que tenés algo que explicar.

FEDE.- ¡Si son las escrituras de ésta casa, Eva!

EVA.- Efectivamente…

FEDE.- ¡¿Y soy yo el que figura?! (Ríe, y Eva censura su euforia.) tiempo
¿Tu viejo me la cede en
Donación?

EVA.- Yo no debería haberla leído, se supone que era para vos; pero ¡menos mal que la abrí!
¿Cuánto iban a esperar para decirme?

FEDE.- ¡¿Quiénes?! ¡¿Tu viejo y yo?!

EVA.- Si, mi viejo y vos, no sos estúpido así que aclárame esto. ¡Eso es lo que quiero que me
expliques! Leer el documento

FEDE.- ¿Qué me regala éste departamento?

EVA.- Bueno, eso dice ahí ¿no?

FEDE.- Te juro que no entiendo.

EVA.- Será que se puso feliz cuando supo que te casás con su dolor de huevos. ¡¿Por qué
tuviste que contarle?!

FEDE.- No, no es por el casamiento, mirá la fecha (mostrándola)tiempo : no lo habíamos


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decidido todavía. Además no hablo con él desde hace meses.

EVA.- (Chequeando) Es cierto, no lo habíamos decidido. ¡Peor! Hay un asunto anterior. Así
que no me mientas. ¿Qué es ésto? ¡¿Qué hay entre mi viejo y vos que yo no sepa?! (Fede calla,
desconcertado) ¿No decís nada?

FEDE.- ¿Querés que te aburra repitiendo como un loro? ¡No sé qué es esto, no hablé con él!

EVA.- Muy bien. Yo no quiero discutir, pero sabé que sos muy inoportuno con estas cosas.
Siempre acordamos algo y después haces lo que se te da la gana.

FEDE.- Disculpa, pero yo…

EVA.- No, no pasa nada.  Vamos a dejar las cosas como están. ¡Espero que no le caiga mal a
mis hermanos! Mañana tenemos que llegar con buena cara, así que se acabó la discusión. Yo ahora
lo que voy a hacer es ir a arreglarme ( maquillarme), y vos te vas a preparar porque nos vamos a
cenar afuera. Y tratá de no ponerte demasiado eufórico con tu nueva adquisición, ni me la
nombres.

FEDE.- Disculpá. No era mi intención estropearte el cumpleaños de la guerra, mi amor. Yo no


se nada de esto. ¿No te parece loco?

EVA.- Dejemos el tema antes que me enoje. Cuando salga te quiero preparado.

FEDE.- No tardo nada.

(Ella sale a maquillarse al espejo del baño. Fede se pone algo de ropa, mientras revisa un
par de cajones…)

FEDE.- Eva…

EVA.- (desde el baño) Qué

FEDE.- Eva…

EVA.- Qué

FEDE.- ¡EVA!

EVA.- (asoma, a medio maquillar) ¡QUÉ!

FEDE.- ¿Donde está la llave de la maleta?

EVA.- ¿De cuál?

FEDE.- De la mía

EVA.- ¡Si no sabés vos! (se va)

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FEDE.- Esperá! (ella no responde, así que él se pone a revolver todo) Eva, ¿No te la di en el
aeropuerto, antes de la aduana?

EVA.- (Furiosa, comete el gran error) ¡Qué se yo, revisá mi bolso!

FEDE.- ¿Y dónde lo dejaste? ¡¡Eva!!

EVA.- (Desde adentro) ¡Qué pesado!

FEDE.- ¿Dónde, dónde, dónde?

EVA.- ¡Buscalo!

FEDE.- Qué memoria de pez.

(Federico encuentra el bolso, lo abre, saca como sin darse cuenta, entre otras cosas, la carta
que escondió ella antes. Pero la deja a un lado en cuanto encuentra la llave)

FEDE.- ¡Ya la encontré!

EVA.- (Eva sale del baño con cierta preocupación, se dio cuenta de la carta) Muy bien…

FEDE.- (Percibiendo la “cola de paja” de Eva, devuelve al bolso las cosas que sacó) ¡Mirá
que cargás porquerías, eh!

(Fede agarra la carta, Eva ya no puede hacer nada, luego de leerla:)

FEDE.- ¿…y ésta carta? ¿También la dejo adentro?

EVA.- Dejala

FEDE.- ¡¿Está a mi nombre también?!

EVA.- (sale, negadora) Dejala, que no quiero discutir más hoy. Nos vamos a cenar, la leemos
mañana.

FEDE.- ¿También la abriste?

EVA.- No, no la abrí. Dámela.

FEDE.- ¿Por qué te la tengo que dar, si es mía?

EVA.- Porque quiero un poco de tranquilidad. Dámela o me voy yo sola.

FEDE.- (burlón) ¡Mirá cómo te sale la bicha en guardia!

(Eva se queda.)

FEDE.- Es raro, que se metiera sola en tu bolso, ¿no?

EVA.- O me la das o…

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FEDE.- (serio) ¡¿O qué?! ¿Por qué tiene este sello el sobre? (se la da)

EVA.- ¡Te dije que la dejaras! (Sin querer leer el sello del juzgado)

FEDE.- ¡Decime que no lo habías visto ahora!, ( que lea la carta) es el sello del de la
secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, tribunal Oral de La Plata...

EVA.- (Metiéndose hacia adentro, si pudiera negaría el tema) ¿Y qué querés que haga?...

FEDE.- (Desplegando el papel) No pasa nada, mi amor. ¿Querés leerla primero?

EVA.- No, no quiero leerla yo. Leela vos, yo me voy sola…

(Eva atina a irse pero Fede la detiene con profunda seriedad:)

FEDE.- ¡Esperá!... no quiero leerla solo…

EVA.- (Aterrada se queda a su lado.) Leela de una vez.

FEDE.- Ok Eva, voy a leerla. Pero no quiero que esto cambia nada de lo que vamos a
emprender esta semana, mi amor.

EVA.- ¡Que la leas!

(Federico lee la carta frente a Eva: la información que ahora maneja inunda todo su cuerpo de
una sensación que no conocía. Eva trata de buscar esa mirada de complicidad que él le niega. El
desgarro persiste. Finalmente, ella recurre a la palabra como último recurso)
 

EVA.- Fede... 

FEDE.- Dejame.

EVA.- Fede… (Se acarca.)

FEDE.- Dejame te dije, por favor.

(Ella se queda. El se toma un instante, como buscando respuestas en el departamento.)

FEDE.- ¿Por qué no quisiste que tu papá hablase conmigo?

EVA.- ¿Estás loco?

FEDE.- Estoy decepcionado, Eva, no loco. Mirame.

EVA.- Decime que pasa, mi amor.

FEDE.- Quiero que me lo digas vos.

EVA.- (Haciendo ruido para evadir como espontáneo mecanismo de defensa.) Federico, si no

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hablamos claro no vamos a solucionar nada. Es un momento importante, y no me gusta nada cómo
estamos empezando. ¡Yo no quiero jugar a este jueguito hoy!

FEDE.- ¡Que no te gusta, decís! Sos vos quien adora este juego, te pasás la vida obligándome
a que adivine qué tenés en la cabeza, en vez de decírmelo.

EVA.- Fede, me estás calentando.

FEDE.- ¡Con el aguante qué tenés! Si podés sostener el juego durante días, hasta conseguir
que me sienta culpable por cualquier cosa. Pero ahora yo acabo de saber algo que sí es importante,
algo muy feo que vos me ocultás. Así que esta vez soy yo, mi amor, el que juega con vos.

EVA.- Yo no te oculto nada.

FEDE.- ¿Y por qué tenés esa cara, Evita? (Eva le quita la mirada.) Mirame. Ya te noté rara
antes.

EVA.-  No me notaste nada, dejá de decir estupideces.

FEDE.- ¡Pero de esto sí que sabés!

EVA.- Lo que no sé es por qué te ponés tan violento, nunca te ví así.

FEDE.- Tenés toda la razón. Nunca estuve en una situación como ésta.

EVA.- ¡No sé nada de esa carta Federico, o me la leés o me dejás tranquila, pero yo no voy

a seguir con este juego!

FEDE.- ¿Sabés quién firma la carta?

EVA.- No, no lo sé.

FEDE.- ¿De verdad que no la leíste?

EVA.- No, no la leí.

FEDE.- ¿De verdad no sabés que tu papá la firma?

EVA.- Ya te dije que no sé qué se traen ustedes juntos.

FEDE.- ¿Vas a seguir haciendo como que no sabes que está preso?

EVA.- ¡¿Qué?!

FEDE.- Él dice acá que lo sabías, y que le impediste hablar conmigo. ¿Qué tenés para decir?

EVA.- Federico, llevo dos meses...

FEDE.- ¡Llevas meses haciendo como que algo muy serio no ocurrió ¿Pensabas esperar a

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después de casarnos? ¿De veradad sos así?

EVA.- ¡No sabía que estaba en prisión!

FEDE.- No es eso lo que dice la carta de tu papá.

EVA.- ¡Me importa una mierda lo que diga esa carta, Federico! Lo único que yo sé es que mi
viejo estaba en un proceso judicial, uno de tantos que pueda tener un médico. (Fede le retira la
mirada) No se más que decir ni pensar.

FEDE.- Entre otras cosas acusan a tu viejo de revisar al mío mientras lo estaban torturando.

EVA.- ¿Qué?

FEDE.- ¡Lo dice acá tu viejo Eva! ¿Vos lo sabías? ¡Decímelo!

EVA.- Dame esa carta.

FEDE.- ¡No, mi amor! ( le dije AMOR)Te toca sincerarte por tu propia voluntad. Decime qué
sabías

de lo que tu viejo le hizo al mío.

EVA.- ¡No le hizo nada! ¡Mi viejo no puede hacerse cargo de una barbaridad semejante!
¡Dame la carta!

FEDE.- No, tranquila, no se hace cargo, dice que lo acusan de eso, y dice que vos sabías que
estaba preso…

EVA.- ¡Mi viejo…!

FEDE.- …en una carta con sello del Ministerio de Justicia! Y dice también que está preso
porque mi mamá declaró en su contra.

EVA.- ¿Tu mamá? Disculpame pero no la veo a ella declarando contra mi papá, ni lo veo a él
en la cárcel.

FEDE.- ¡Me chupa un huevo lo que veas! ¡¿Qué carajo sabías vos de todo esto?!

EVA.- ¡Lo mismo que vos!

FEDE.- Eva, sincerate. ¡Por Dios!. (Ella calla) No sé con quién estoy.

EVA.- ¡Yo tampoco! ¡Hasta hace un minuto eras vos el que tenía que explicarme a mí lo de la
donación!

FEDE.- ¡Qué bueno que quedó claro ahora! Tu papá me regala el departamento por haber
torturado a mi viejo… ( tiempo)

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EVA.- ¡No te voy a permitir que hables así de mi papá!

FEDE.-… culpa se llama eso, ¿no?

EVA.- ¡En todo caso será para remediar que este juicio de mierda nos arruine el casamiento!

FEDE.- ¡Yo no te permito que hables así de mi viejo llamando de mierda al juicio que por fin
va a responsabilizar a los culpables del flagelo que le hicieron!

EVA.- (Se arrepiente de lo dicho) ¡Yo no soy responsable de ninguno de estos documentos
Fede!, no figuro en ninguno y estoy tan aturdida como vos.

FEDE.- Si, estás aturdida, porque acabás de decirme que sabias que podía ir preso.

EVA.- ¡No dije eso!, dije que sabía que tenía un proceso, es normal, es médico, la gente no
acepta muchas cosas, pero eso no es igual a ser un torturador.

FEDE.- No lo justifiques y explicate: ¿qué sabías?

EVA.- Nada

FEDE.- ¿Qué suponías?

EVA.- ¿Querés dejar de hablarme así?

FEDE.- Te recuerdo que estamos a punto de casarnos, a punto, todavía no lo hicimos.


Tengo derecho a exigirte que me digas todo lo que no me dijiste hasta el día de hoy.

EVA.- Pensé que tenía algún problema con algún paciente. Nada más.

FEDE.- ¿Y no le preguntaste? ¿O es que no te acordás? (ella le da la espalda y se pone a


abrir el atún ) ¿Te lo olvidaste? ¡Dejá ese atún y hablá de una vez!

EVA.- (explota) ¿Y tu vieja que sabía?

FEDE.- ¡¿Cómo?!

EVA.- ¿Por qué se calló todo este tiempo?

FEDE.- ¿Qué?

EVA.- ¿Como sabes que ella dijo la verdad?

FEDE.- ¿Pero con qué clase de monstruo estoy hablando? ¡Te enteraste que tu papá podía ir
preso y no le preguntaste por qué! ¡Y ahora empezás contra mi mamá!

EVA.- ¡No fue así!, además: ¿Por qué tiene que ser ella más confiable que mi papá?

FEDE-. ¿Pero vos te estás escuchando? ¡Es tu viejo el que dice en una carta de su puño y
letra, claramente, que es un monstruo!
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EVA.- ¡No dice que es un monstruo, no es un monstruo!

FEDE.- ¿No conocés su letra?

EVA.- ¿Dice que lo hizo o dice que lo acusan?

FEDE.- ¡Dice que me regala un departamento por la culpa que siente, mi amor!

EVA.- ¡... no es así!, ¡pará!

FEDE.- (Obligandola a comparar las firmas de la carpeta y la carta) Mirá esta firma, y ésta.
¡Miralas bien! ¿Como podés ponerte a hablar mierdas de mi vieja cuando vos negás una cosa asì?

EVA.- Yo no negué nada, estaba entusiasmada con la vuelta y no quería opacar las cosas…

FEDE.- Bueno, ¡mirá lo negras que están!

EVA.- … pensé que sería algún problema legal como tantos y que lo de ir preso era parte de
su espíritu trágico. Pero no una posibilidad real. (Federico suspira y dirige su ira y sus dudas al
techo) ¿Dónde estás? ¡Fede!

FEDE.- No se. De repente en un charco de mierda. (Él busca su mirada y la sostiene)


distancias No te reconozco.

EVA.- Y yo qué, ¿te creés que estoy mejor?

FEDE.- No se, mi amor. A mi viejo no le fue tan bien como al tuyo…

EVA.- No digas eso…

FEDE.- Me cuesta tanto reconocer en tu viejo a un torturador como en tu mirada a la de


mi mujer en éste momento…

EVA.- Fede… por favor…

FEDE.- No entiendo cómo pudiste mirar para otro lado.

EVA.- Mirame

FEDE.- (No lo consigue.) Me asusta

EVA.- ¿Te pensás que yo no estoy asustada?

FEDE.- Me asusta lo que puedas hacer conmigo

EVA.- ¿Qué?

FEDE.- No se Eva, siento que se esfumó la confianza…

EVA.- Pero ¿que decís?

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FEDE.- ¡No sé! ( distancia)

EVA.- ¡Mierda!

FEDE.- Me encantaría que dijeras algo que me haga recuperarla

EVA.- (No logra enfrentar sus fantasmas y hace el intento fallido) ¡Mi viejo está mintiendo, o
tal vez tu vieja, o tu viejo le mintió a ella!

FEDE.- ¡No te pongas otra vez con eso, te alejás cada vez más!, hace años que mi vieja
esperaba ese bendito juicio, y desde que muriò papà mucho màs! ( tiempo. Reacción de Eva)

EVA.- ¿Y por que no dijo nunca nada? ¿Por que necesitaba un juicio para hablar?

FEDE.- ¿Y vos? ¿Por qué necesitás que aparezca un documento para hablarme de que tu papá
está en problemas?

EVA.- Igual que vos no me contaste que tu vieja estaba esperando el juicio. ¿Cuándo me lo
contaste? ¡Yo no me recuerdo, Fede! Además, siempre fuimos juntos a tu casa, toda la vida, no
puede ser.

FEDE.- Mi viejo necesitaba ese juicio para recuperar algo de esperanza

EVA.- Tu viejo siempre fue un amor conmigo

FEDE.- ¡Claro que lo fue! ¡Claro que lo fue!

EVA.- ¡¿Y entonces?! ¿De verdad podés tragarte esto así de fácil? Yo no me lo creo.

FEDE.- ¿Y qué hacemos Eva? ¿Querés que leamos la carta otra vez? Porque yo tampoco
puedo ver a Nestor en medio de todo esto, pero es así Evita.

EVA.- Si fuera verdad nuestras familias no tendrían que haberse vuelto a ver, y sin embargo
fue todo lo contrario…

FEDE.- ¡Ahí está!, ¿tenés algún recuerdo de nuestros viejos juntos?... (Eva entiende, nunca
los vieron juntos)

EVA.- Pero mi mamá y la tuya muchas veces…

FEDE.- Fueron ellas las que cuidaron nuestra relación, dejaron el rencor de lado por
esos dos nenes que se amaban desde chiquitos…( tiempo)

(Por un instante los une la misma imagen de la grandeza de sus madres.)

FEDE.- Siempre imaginé que los que habían torturado a mi viejo eran tipos horribles, malos,
sin educación… Nunca le habría puesto al monstruo la cara de tu viejo.

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EVA.- ¡Mi papá es una persona maravillosa, no es ningún monstruo!

FEDE.- ¡¿Pero qué pretendés decirme?!

EVA.- ¡Que mi viejo no es un hijo de puta! Es un laburante, culto y cariñoso, y me adora y


siempre me trató mejor que nadie. ¡Mejor que vos!

FEDE.- A mi también me trató siempre muy bien, pero evidentemente no se puede saber todo
de alguien… (La mira como refiriéndose a ella por elevación.) Mirame por favor, sinceramente.

EVA.- No dejame.

FEDE.- Mirame (La fuerza a hacerlo)

EVA.- ¿Para que?

FEDE.- ¡Decime la verdad por dios!, ¿Me mentís con esto?

EVA.- Siempre dije la verdad.

FEDE.- Basta, no tiene sentido. A otra cosa. ( tiempo)

(Federico dedica un rato a mirar la casa. A destapar muebles, como si al ordenarlos


ordenase el mundo, como buscando en ellos una explicación o el síntoma de una enfermedad que
no quiere dar su nombre)

EVA.- ¿Que querés que haga?

FEDE.- Nada...

EVA.- Fede, abrázame, por favor

FEDE.- ... abrázate a tu "siempre digo la verdad"

EVA.- Decime, ¿qué querés que te diga?

FEDE.- ¿Querés saber lo que quiero oír, para decírmelo? ¿Querés que te dicte lo que tenés
que decirme? Hipòcrita de mierda.

EVA.- Andate a la mierda estúpido.

FEDE.- ¿Podrías decir cualquier cosa que te pidiera que dijeses para que me calle y sigamos
con nuestros planes?, ok, ¡Lo que quiero oír es precisamente lo que yo no sé y vos sí!

EVA.- No entendés nada.

FEDE.- Eva, estàs en cualquiera. Me voy a caminar.

EVA.- No me dejes acá, por favor.

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FEDE.- Quedate saboreando tu mierda sola.

EVA.- Fede, espera (lo agarra) Mi amor, por favor. ( cambiándose)

FEDE.-  (Se acerca, se acerca mucho, respirándola; pero finalmente no se deja tocar) Pero
callate la boca.

EVA.- Por favor…

FEDE.- Callate la boca y dejame tranquilo. Y si vas a abrirla, por favor: bajá a la
realidad. Mirame de verdad. Mirame con el alma. Correte de ese lugar estúpido de apariencia
y oíme: tu viejo está preso, está por ser juzgado por criminal, ¿Lo entendés?

EVA.- Si

FEDE.- Shh! ¡Callate!... Mirame.

EVA.- Yo no tengo la culpa de lo que esta pasando.

FEDE.- Eva

EVA.- ¿Qué?

FEDE.- Tengo la sensación de que estás haciendo las cosas a medias.

EVA.- ¿Y yo qué culpa tengo de que te sientas así? ¡Sabía casi lo mismo que vos, me siento
igual y no te culpo a vos!

FEDE.- Tengo la sensación de que te guardas algo, y quiero que hagas de verdad un esfuerzo.
Quiero que hagas memoria y que me expliques qué sabías vos de todo esto. Desde chica. Desde
siempre. Como si se lo dijeras a un hombre que te ama, y que te conoce desde que existís, con el
que decidís compartir tu vida hasta que desaparezcas.

EVA.- Fede…

FEDE.- Dale... (tiempo)

EVA.- Sólo sabía que mi viejo estaba en un quilombo legal, que podía ir preso… me llamó
hace un par de meses, me estaba diciendo algo de juzgados y quiso hablar con vos, y le dije que te
dejara tranquilo, que no te tenía que preocupar con sus cosas.

FEDE.- No te estoy preguntando eso Eva. Eso ya me lo dijiste. Te pregunto desde


siempre. De tu viejo en el proceso militar argentino. De lo que oíste de chica, en tu casa...

EVA.- Nada.

FEDE.- De tu vieja en la dictadura.

EVA.- ¡Déjame por favor!


28
FEDE.- ¡Dejá vos de tomarme por estúpido! ¿Qué hacían, qué hablaban tu viejo y tu vieja
durante la dictadura?

EVA.- ¡En mi casa nunca se hablo de eso! ¡Como en la tuya! ¡Mi viejo siempre fue un tipo
firme, y sobre muchísimas cosas no se le podía preguntar!

FEDE.- Pero en nuestra casa, la tuya y la mía, las cosas van a ser diferentes o no van a ser.
Tenelo claro.
EVA.- ¡También hay que saber olvidar Federico! No se puede estar removiendo la porquería
una vida entera. ¡Yo nunca supe nada!

FEDE.- Eva, hasta yo escuché que tu viejo se había mandado cagadas y por eso salía poco.

EVA.- Y yo sólo sé lo mucho que él me adoraba y lo mucho que lo respeto, y a mi con eso me
bastó siempre. ¡Aquellas cagadas serían cagadas legales como las de cualquiera, que se yo!

FEDE.- No era eso lo que en el club decía todo el mundo.

EVA.- ¡Mi papá no es un monstruo!

FEDE.- Tu viejo ni asomaba la nariz ahí, casi no salía de tu casa… ¡¿Por qué?!

EVA.- Yo suponía que era por deudas, eso decían en casa; que la guita la había hecho con los
militares y ellos no actuaban de manera muy honesta.

FEDE.- ¡Fijate cómo ya decís algo más!

EVA.- Pero de ahí a torturar...

FEDE.- ¿Pero por qué te creés que sueltan guita los militares? Por ser cómplice, mi amor.
Por ser cómplice, Evita. Mínimo. ¿Y qué creés que hacían los militares?

EVA.- No se que decirte

FEDE.- ¡Torturar y asesinar a la gente inocente en nombre de la patria, mi amor!


Borrando todo rastro de memoria, no puedo creer tu sistema de pensamiento.

EVA.- Simplemente no puedo pensar a mi viejo haciendo eso, como tampoco puedo
imaginarme al tuyo preso.

FEDE.- Me asombra tu capacidad de negación, ¡sos terrorífica! Y yo que no quería salir por
los chorros ¡con lo que tengo en casa!

EVA.- Y mucho menos puedo imaginar a mi viejo viendo al tuyo cuando estaba siendo
torturado.

FEDE.- ¡Yo sí puedo imaginarme al mío siendo torturado!…


29
EVA.- Ay, esto es horrible.

FEDE.- ¿Sabés por qué?

EVA.- No

FEDE.- ¡Porque veía sus catarsis por las noches, borracho de dolor, explotando de furia
contra todo!

EVA.- Fede…

FEDE.- ¡Contra todo y contra todos! Y porque lo miraba a los ojos, durante el día, y veía
que aquel supuesto hombre feliz y exitoso tenía en el fondo una mirada profundamente débil,
terriblemente melancólica, triste, irreparable; la mirada de alguien que perdió la esperanza
para siempre, la mirada de alguien que tuvo que renunciar a confiar en el ser humano, para
siempre, porque sus pares lo torturaron…

EVA.- ¡A mi viejo lo amenazaron seguro para tener que permanecer ahí!

FEDE.- …perdió la ingenuidad, Evita, perdió la ilusión. (Le clava los ojos) Y lo que
acabás de decir es una tremenda boludez. ( tiempo)

EVA.- Basta, basta, por favor, Fede… ¿Que sabés vos lo que mi papá tuvo que sufrir?

FEDE.- (se ríe) ¡Pobre víctima!

EVA.- ¡También, sí, también!

FEDE.- ¡Dejá de decir boludeces para que te sea más aceptable la realidad! ¡Por favor!
(Pausa) Seguro que te lo dijo de chica alguna vez: me duele más a mí que a vos, Eva, te juro que
me duele...

EVA.- ¿No pensaste que por ahí pusieron a sus hijos de por medio?

FEDE.- No, pero no paro de pensar en sus conocidos de toda la vida, y en que le chupaba un
huevo mirarlos a los ojos.

EVA.- ¿Y si lo amenazaron con sus hijos?

FEDE.- ¿…o vos decís que no los miraba?

EVA.- ¡No, no creo que los mirara a los ojos!

FEDE.- ¡Claro que no, para él era exploración pupilar!

EVA.- Ok, ¿que es lo que querés que acepte, tu versión?

FEDE.- Sería demasiado doloroso, ¿no? Dejame que te diga una cosa…

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EVA.- Si decime algo que me corra de este lugar de torturadora a mi, a menos que vos
disfrutes de estar torturándome. ¡Qué asco, este interrogatorio!

FEDE.- ¡Es que no podés seguir negando! Ponele que lo amenazaron, que lo hizo por miedo.
¡También aceptó la guita con la que compró este departamento de mierda que ahora me regala!

EVA.- ¿Que querés que diga? ¿Que mi viejo es una mierda? ¡Dejate de pelotudeces y aceptá
la situación, nos amamos desde siempre y más allá de todo esto!, tenemos un futuro juntos y un
hogar que construir! ¡Y ya lo íbamos a hacer en este departamento, qué mejor que seas el
propietario!

FEDE.- ¿Que pretendés vos? ¿Que venda a mi papá? ¿Creés que todas las noches sin dormir
que pasó él se pagan con una mierda de departamento? ¿Creés que lo voy a vender tan barato para
limpiar la culpa de tu viejo?

EVA.- Si tiene culpa es por la situación en que tenemos que casarnos, no por las cosas que lo
acusan porque ¡no las hizo!

FEDE.- Si es un criminal lo va a determinar la justicia.

EVA.- ¡Yo vengo de ahí!

FEDE.- Y qué tiene que ver.

EVA.- No soy una mierda.

FEDE.- No te estoy juzgando a vos.

EVA.- Sí me estás juzgando y sí me estás castigando.

FEDE.- ¡Entonces no niegues más!

EVA.- Justamente porque no niego te digo que yo soy parte de mi viejo también.

FEDE.- No Eva, vos sos simplemente vos. No podés salvar a tu papá.

EVA.- Mi viejo está tratando de recomponer el dolor que pueda habernos causado a ambos. Y
eso es algo ¿no?

FEDE.- ¡Es la justicia la que puede recomponer ciertos dolores, y solo en parte!

EVA.- Te está dando lo mejor que tiene.

FEDE.- ¿… un departamento?

EVA.- Y a su hija.

FEDE.- ¡Ah, tenés la cabeza podrida!

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EVA.- Callate Federico.

FEDE.- ¿Vos creès que un hijo y una propiedad son lo mismo? Vos estás más loca de lo que
pensaba.

EVA.- Andate a la mierda entonces. Dejame.

FEDE.- Me voy a caminar

EVA.- ¡Si te vas no vuelvas nunca más!

FEDE.- ¡Pero cómo querés que me lo tome! ¡Como querés que me tome que vos te rebajás a
moneda de cambio! ¡La futura madre de mis hijos, la mujer con la que me caso en menos de una
semana, hablándome como si fuese ella misma una moneda de cambio!

EVA.- No dije eso, no cambies las cosas según te conviene.

FEDE.- ¿Qué carajo dijiste?

EVA.- Dije que yo soy lo más importante para mi papá y que el me... Ok, no se si fue algo así
lo que dije o lo que quise decir. ¡Pero no es malo lo que dije! Yo se que mi viejo me ama y que está
feliz de que me case con vos.

FEDE.- El amor y la posesión son dos cosas distintas, ¿sabés?

EVA.- Bueno no sé, pero así y todo yo te amo y lo amo a él. Y no quiero que mi papá este
preso y no quiero perderte. Y no quiero que él sufra, como no quiero que vos sufras. Y me siento en
el medio de todo, y no se que hacer, si te pierdo me muero pero no sé cómo voy a vivir con vos y
este otro dolor.

FEDE.- Yo tampoco sé mi amor, lo que sí sé es que tenés que caer en la realidad. Y yo


también.

EVA.- ¿Y cual es ésa realidad Fede?

FEDE.- Que tu viejo está preso porque estaba ahí cuando torturaban al mío, mínimo.

EVA.- ¿Y ahora qué querés que hagamos? (Aliviana) ¿Nos matamos, como Romeo y Julieta?

FEDE.- No no, no te soporto.

EVA.- No esperá

FEDE.- No no. Me voy

EVA.- Esperá Fede

FEDE.- Estàs loca boluda Violenta

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EVA.- Yo no tengo ningún miedo, te juro. Me cuesta hablar de esto y digo boludeces, que no
es lo mismo; pero no soy cobarde. ¿Como se puede asumir algo así?

FEDE.- Aceptàndolo como es, Eva. Nos vamos a casar en menos de una semana…( nos
íbamos a casa)

EVA.- ¡Aceptalo entonces, aceptá el departamento!

FEDE.- …y todo el mundo va a ir a vernos las caras.

EVA.- Y tú mamá declaró en contra de mi papá y va a estar ahí. Y no pasa nada.

FEDE.- No entiendo cómo no me dijo nada.

EVA.- ¿Y mi mamá? ¿Cómo estará ella, pensás en eso?

FEDE.- Las dos como siempre, con la grandeza de no arruinar nuestra historia, pero se les fue
de las manos. (Le vuelve el tormento) Sigo sin creer que te dijeron que podía ir preso y no hablaste
con nadie.

EVA.- Bueno, creelo, aceptá la realidad como decís vos. Lo hice para cuidarte. Por nosotros.
Quería que estuviéramos bien

FEDE.- Voy a llamar a mamá.

EVA.- (Fede toma el telefono y marca) No te va a funcionar en Argentina. ¿Estás seguro de


que querés hablar con tu vieja? ( tiempo)

FEDE.- Sabés, tengo una imagen de ella, sirviendo tallarines en la mesa, mi viejo se ponìa a
hablar del tema y ella lo cortaba, con los tallarines colgando de las cucharas y decìa "de eso no se
habla Daniel, por favor, están los chicos" (Al teléfono) ¡Mami! (Ella se sirve vino) Qué hacés?...
Oíme... Oíme... ¡Oíme mamá! ( datos del viaje, como les fue etc)Ya sé que es un quilombo todo lo
de la boda, te llamo por otra cosa. Sí, mañana llegamos, oíme. ¿Cómo no me dijiste nada de lo de
Nestor? ¡Lo de Nestor mamá! Está bien...

EVA.- Fede…

FEDE.- Si mamá... Es lo que tenías que  hacer... Sí, está bien... ¡¿Qué, qué?!.... ¿Pero entonces
vos sabés de la donación? Ah... No, no nada... Nada, nada. Si mami, entiendo… Dale.

EVA.- ¿No lo sabe? ¿Nadie sabe lo de la donación? ( exagerado)

FEDE.- (al teléfono todavía) No, no, ahora no estoy para eso; cuando llegamos organizamos.
Dale, si, hacé lo que te parezca. Beso mami, te quiero, hasta mañana.

(Corta y respira)

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EVA.- ¿Y?

FEDE.- ( tiempo) Que ella tenía que decir lo que le dijo mi papá cuando salió de la cárcel.
Que tu viejo estaba ahí. Que no podía hacer otra cosa.

EVA.- Pero ¿no pensó que su hijo se casaba con la hija de ese hombre? ¿No pensó que nos
cagaba la vida?

FEDE.-Ay Eva, te golpearía.

EVA.- Golpeame entonces

FEDE.- Ella no tiene nada contra vos, no te equivoques.

EVA.- ¿Querés pegarme? (tiempo)

FEDE.- ¡No discúlpame! No sabe nada de la donación. Dice que tu mamá la llamó cuando se
enteraron del juicio, que le dijo que iban a donar los bienes porque se los embargarían, que intentó
que no nombrara a Nestor en la declaración. Eso... pero no sabe nada de este.... regalo. No lo voy a
aceptar Eva. No voy poner mi firma en este papel.

EVA.- ¿Por qué? Es la manera de mi papá de pedir disculpas.

FEDE.- Si no hizo nada, ¿por qué va a pedir disculpas? (Silencio entre ambos.) Sería como
venderme, como vender lo que soy, vender la memoria de mi viejo. Sería como que mi mamá no
hubiera declarado para que nosotros nos casemos en armonía, en la hipocresía. O para que mis
suegros no perdieran sus bienes.

EVA.- ¿No querés casarte? ( recuperar el tema de iba )

FEDE.- Si. No sé ahora, pero sí.

EVA.- ¿Pero sí qué? Mirame ¿Qué sentís?

FEDE.- Por un lado me asusta tu postura. Pero sé que te amo, y creo que en el fondo sé quién
sos.

EVA.- ¿Crees?

FEDE.- No sé, es un momento raro.

EVA.- Yo creo que te doy asco o algo así.

FEDE.- Sí mi amor, pero es porque estoy aturdido

EVA.- ¡¿Sí?!

FEDE.- Ahora solamente quiero honrar la memoria de mi viejo como se merece. Eso quiero.

34
( cambia el tema del csamiento)

EVA.- Y yo quiero pensar para adelante

FEDE.- No sé cual es el límite… Sé que no tengo que aceptar esto

EVA.- Tenés que aceptarlo, si no lo aceptás se va todo al carajo. Al menos conmigo.

FEDE.- Se va al carajo si lo acepto, Eva; si lo acepto la cosa se invierte. Sería yo quien queda
en deuda. Pero acá la deuda no es mía, es otra y es irreparable, y tiene que seguir así. Tendría
náuseas a cada rato. Cada vez que me cruzase a ese adulador de Omar, cada vez que viese a los
ojos a tus hermanos…

EVA.- Si tuviésemos un hijo, Fede, ( nuevo tema )si tuviésemos un hijo podrías ponerlo a su
nombre. Si lo ponemos a nombre de un hijo nuestro estarías en paz con tu viejo.

FEDE.- (no la escucha) ..sería igual de injusto, sería injusto que lo aceptase incluso para tu
papá: no serviría para nada.

EVA.- Me voy a dar una ducha Federico.

FEDE.- Ah, sos una mierda.

EVA.- Bueno, por fin lo dijiste, eso es lo que pensás, esa es la verdad. Si pudiera no me daría
una ducha, me tiraría al medio del océano.

FEDE.- ¿Cómo me vas a cortar, te parece así de importante tu ducha? ¿No ves que estoy
llorando la memoria de mi viejo, y casi de esta relación? ¿No entendés que no sé si el límite está en
no aceptar el departamento o no aceptarte a vos?

EVA.- Me hundiría y me dejaría ir hasta el fondo.

FEDE.- ¿Entendés algo de lo que digo? ¿Entendés lo que siento?

EVA.- ¡Claro que lo entiendo! Pero no se cómo hacer que vos me entiendas a mí y siempre
me sale igual. Me voy. Me vuelvo a España. Estoy mucho peor que cuando me fui. Es mucha
angustia para mí y no se que hacer con el amor tampoco. (Bebe directamente de la botella)

FEDE.- ¡Dejá esa mierda que te va a hacer mal!

EVA.- No está tan horrible, al lado de la manera en que me miras.

FEDE.- Ya sé de qué conozco ése vino.

EVA.- Ah bueno, da para todo...

FEDE.- Lo tomé antes con mi papá.

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EVA.- Estás delirando.

FEDE.- ¡No, de verdad! Dejá de tomarlo. Ése vino es un regalo de mi viejo, se lo regaló a
medio mundo. ( tiempo)

EVA.- ¿Y no te diste cuenta antes? Estás aturdido Federico.

FEDE.- Bueno, no sé si se lo habrá regalado mi viejo a tu mamá, o yo a tus hermanos o si


es una casualidad. Pero sé que me recuerda a mi viejo porque es con quien aprendí a beber
vino, y a odiarlo cuando lo necesitaba para hacer sus catársis... pero con éste vino pasamos
buenos momentos, estoy seguro, lo conocí con él.

EVA.- Me estás dando náuseas. Dejá de inventar.

FEDE.- Lo que te da náuseas es que está picado.

EVA.- ¿Sabés lo que me da náuseas a mí? Que no tengas ninguna voluntad de arreglar las
cosas.

FEDE.-¿Cómo querés que haga si tenés la cabeza llena de pájaros? Normal que comas alpiste.

EVA.- Qué gracioso.

FEDE.-¿Preferís que hagamos como que no sabemos nada? ¿Que apliquemos ese método
tuyo sistemático y probado a lo largo de años de negación?

EVA.- Sos un cínico.

FEDE.- (se ríe) ¿Yo?

EVA.- ¿No podés controlar esa risa? Por respeto al menos.

FEDE.- ¿Preferís que llore? No hay manera con vos, Eva.

EVA.- Te voy a contar algo que quizás te ayude a entenderme ¿Okey?

FEDE.- ¡Por fín!

EVA.- ¡Dejate de sarcasmos y tratame bien! Esto me tiene muy mal, ¿me oís?

FEDE.- Disculpá.

EVA.- Sos vos el único torturador acá. No tenés ni un ápice de empatía.

FEDE.- Disculpá.

EVA.- Y tratá de quedarte callado un rato, que lo que te voy a decir es importante. A los 9
años viví algo fuerte. Una tarde estaba lista para irme a un cumpleaños de una compañerita de
colegio. Estaba toda de estreno. Mini de jean nueva, lo cual era una osadía porque las chicas de esa
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edad no usaban minis,

FEDE.- (sonríe) Siempre igual.

EVA.- ¡Escuchame!, Sandalias azules, camisa blanca con voladitos, voladitos celestes y
blancos, y una vincha cruzánome la frente también celeste y blanca. Otra osadía. Antes de salir mi
papá me vió, me abrazó, me besó y me dijo "Que linda está mi princesa y que patriótica". Yo me fui
feliz a la fiesta. Cuando llegué y mis compañeras me vieron supongo que se murieron de envidia
por mis “osadías” y porque estaba linda, linda de verdad. Primero alguna me hablaba, pero después
me fueron dejando medio sola. Había una que me decía cosas al oído, y eso me ponía muy nerviosa.
Todas me miraban feo por su culpa. Me decía: “Sos un monstruo”. Y yo le dije que no estábamos
jugando a eso, pero todas se burlaron y lo repitieron. Al final la instigadora me agarró con fuerza y
otras la ayudaron, y vino y me dijo al oído… “Mi mamá dice que tú papá es un monstruo”.  Y yo
grité, “mentira, mi papá es bueno, es el mejor papá”. Y me dijo todavía más adentro de mi oído “Mi
mamá dice que tu papá lastima a la gente”. Y entonces, no sé que pasó pero empezaron a
empujarme más. Y me caí al piso en el medio de la fiesta adelante de todos los varones, que se
reían. Vos estabas ahí y te reíste, Fede. Y me levantaron la pollera y me daban patadas y me pegaban
mientras gritaban "bruja, bruja!". Todas, lo decían todas las nenas del cumpleaños. Los dueños de
casa me sacaron de ahí, me llevaron adentro y yo me quedé sentada en una escalera, sola, esperando
a que vinieran a buscarme. ( que hace fede. Fede se había olvidado)

Durante mucho tiempo no volvieron a invitarme a un cumpleaños. Las mamás decían que yo
era problemática. Y yo no volví a hablarle a mi viejo por un tiempo. Hasta que no pude más, lo
extrañaba. Era muy chiquita. Un día él me estaba peinando frente al espejo, yo no quería nunca que
me peinara él pero mamá no estaba y me quedé callada como una idiota, callando fuerte, callando
roja, viste, como callan los niños, tensa y roja. Así era imposible peinar a nadie, y de repente mi
papá me hizo daño sin querer, mi papá, normal, peinándome, pero me dolió!, más que nada en la
vida, y yo le arañé la cara queriendo hacerle mucho más daño a él. Recuerdo sentir en el espejo una
mirada horrorosa, y cuando me di cuenta era yo misma la que tenía los ojos envenenados. Y le dije
que yo estaba maldita por su culpa, porque él era un monstruo que le lastimaba a la gente. Era lo
primero que le decía en mucho tiempo, y él igual me besó con una ternura infinita. Y ya no habría
hecho falta que dijese nada, pero me explicó que los monstruos no existen, que yo era la nena más
dulce de todas y que él me quería más que a nada en el mundo. Y que no me dejaba volver a pensar
eso nunca, que me quitase los fantasmas de la cabeza. Y yo lloré mucho, porque de pronto en el
espejo él era bueno y yo seguía siendo mala, y me parecía como que el monstruo había sido yo.
¡Pensé de verdad que era un monstruo, lo pensé con la credulidad de una nena! Y lo cierto es que
sentía la culpa del mundo entero en mi vientre. Y como quería ser tan buena como él, me agarré a él
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muy fuerte, llorando con todo el cuerpo, fuerte, roja de sinceridad. Y miré al espejo y ya estaba
mejor. Después no volví a pensar en eso. Nunca. Y cada vez que alguien miraba raro, yo le negaba
la mirada. Y cumpliendo años la gente aprendió a callarse, así que yo estaba más cómoda. La
sociedad es una careta, y sólo podés entrar en la hipocresía con una máscara bien sólida Federico, y
eso es lo que yo me construí; pero no sirve. Siempre está el sistema silenciador. Realmente todo se
dice, pero a oscuras; y nunca se le ve el rostro a la verdad. Y lo triste es que puede ser que una
amiga le haya dicho a otra algo que te está destruyendo en la sombra, sin que lo sepas. Y el horror te
come igual, pero si no lo miras a diario por lo menos te come más lento. Así se sobrevive.

FEDE.- ¿Estabas así cuando llegaste a Madrid?

EVA.- Sí. Después en España mejoró todo. Se vive mejor cuando no te juzgan.

FEDE.- Yo creo que juzgar es necesario para perdonar... ( distancia)

EVA.- No sé, así pude ser sincera al fin…

FEDE.- No es verdad, no lo fuiste conmigo.

EVA.- ¡Sí lo fui! Todos ocultamos cosas. Todos olvidamos por supervivencia.

FEDE.- Lo que hiciste fue escaparte de lo que sos, Eva.

EVA.- Mirá, yo no te voy a torturar a vos con tus fantasmas, porque te amo sinceramente.
( acecaineot) abrazados.

FEDE.- (Tras una mirada mutua de amor sincero) Ídem.

EVA.- Y lo que hice fue reinventarme para poder ser yo de verdad.

FEDE.- ¿Y a qué Eva estoy mirando ahora? ¿Podés decírmelo?

EVA.- A todas. A la de la máscara rota. A la de Junín y la de Madrid. A la nena chiquita. Y a la


mujer.

 (Se explayan mirándose a cierta distancia. La atmósfera se carga del aroma de una guerra
muy antigua, tan antigua como la humanidad, a punto de volver a estallar.)

 FEDE.- ¿Y ahora?

EVA.- A la que todavía está vestida.

 (Él la presiona ligeramente, tensando la distancia, como para provocar que corra. Ella
bascula lentamente, sabiéndose a su merced, como chivo expiatorio que quisiera prolongar su
agonía en el sexo)

 FEDE.- Desnudate.
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 (Ella juega a que obedece)

 FEDE.- No te muevas.

 (Él se acerca. Y ahí, donde están, por fin se ejecuta el castigo y se purga la última de las
penas. Hacen el amor apasionadamente hasta que en el momento del climax el, por respeto a lo que
cree es el deseo de ella, intenta salirse pero ella lo presiona para que se quede, él inmediatamente
lo acepta y lo disfruta. No sabemos quién es la víctima y quién el verdugo… ni cuándo nacerá)

FEDE.- ¿Qué hicimos?

EVA.- Abrazame fuerte.

FEDE.- Acabé dentro.

EVA.- Lo sé.

 (Largo silencio)

FEDE.- No dejes de abrazarme así.

EVA.- ¿Me vas a decir que me amás?

 (Él la mira a los ojos, y cuando ha juzgado a todas sus pestañas…)

FEDE.- Te amo, Eva.

EVA.- Entonces no pensemos.

 FIN.-

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