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LA BODA ARGENTINA
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PERSONAJES
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PRÓLOGO
(Reseña en el programa de mano)
En el año 2010, junto con la conmemoración del bicentenario de la Patria, comenzaban en
muchas ciudades del país los tan esperados Juicios por la Verdad y la Justicia en los que
finalmente, luego que se aboliera la escandalosa ley de Obediencia Debida, se juzgaría a todos los
acusados de participar en la captura ilegal de personas, torturas y genocidio de la última dictadura
militar Argentina.
Dos amigos que crecieron juntos en una pequeña ciudad del interior de la Provincia de
Buenos Aires: mismo jardín de infantes, mismo colegio, mismo club. Un gran amor desde la niñez.
Viviendo a pocas cuadras, visitaban sus respectivas casas a menudo pasando días enteros,
quedándose a comer, incluso a dormir.
El padre de él había sido preso ilegalmente y torturado durante la última dictadura. El padre
de ella, médico, trabajaba para los militares en ese entonces. Se comentaban cosas, como en todo
pueblo chico.
Los amigos nunca relacionaron las historias de sus padres hasta que a la edad de 37, en el
2010, fallecido ya el padre de él; se enteran que el padre de ella queda imputado en el Juicio por
delitos de lesa humanidad que comenzaba en la ciudad. Y que uno de los tantos testigos que
declaraba, reforzando la acusación, era la madre de él.
Esta historia real se nos hace disparador: ¿Cuántas veces se habrá repetido en las cientos
de ciudades de la Argentina?, ¿En algún caso los aquí amigos se habrán enamorado?, ¿Cómo
habría sido si así fuera, enamorados y a punto de casarse cuando recibieron la noticia?
Decidimos hacer “la obra” porque “la obra” está ahí. Para honrar la memoria, la grandeza
de esas madres que no dejaron que el rencor se replique hacia sus hijos, la grandeza de ese amor
que vence a su propia historia.
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Tenemos en escena un montón de muebles tapados por sábanas, como queriendo
vetar a la mirada una curiosa mezcla de apartamento burgués en desuso y almacén de
trastos viejos. El espacio irá variando a lo largo de la pieza: un lugar cada vez un poco
más habitable.
(Fede tira bruscamente al suelo lo que lleva en la mano e inaugura su llegada al apartamento
con un beso apasionado, exactamente como ella le había requerido… pero quizá con más energía
de la esperada)
EVA.- ¡Loco! ¡Casi rompés todo lo que hay ahí adentro, y casi me rompés a mí!
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EVA.- Memoria de pescado. (Ríen) Decime la hora exacta, así ya cambio la del reloj grande.
EVA.- Idiota. ¿No dijiste que llegaríamos a casa como a las ocho?
FEDE.- ¿Y qué querés que haga si se colapsa el tránsito? ¿Me vas a torturar con eso?
EVA.- Era obvio, solo a vos se te ocurre venir el día del bicentenario. ¡Quién me manda
hacerte caso!
FEDE.- ¿Querías que deje pasar la oferta de vuelos del bicentenario, sólo por el tránsito?
Tardamos un poco más, pero ahorré bastante plata.
EVA.- Dale, vamos a prepararnos. Todavía estamos a tiempo, van a cerrar todo y yo quiero
cenar algo afuera y ver un poco...
FEDE.- Yo no me muevo de acá. Mi cuerpo cree que son las cuatro de la madrugada, y estoy
desfalleciendo. No doy más.
EVA.- ¿Qué pasa con Ídem? En Ghost lo decían todo el tiempo. Idem Idem Idem ( jjaj)
FEDE.- ¡Yo quería leer Eva, no ver Ghost!. Oíme, ¿qué vamos a hacer con todo esto?
EVA.- Yo con esto no pienso hacer nada de nada. Primero cenamos y después si tenés algo de
energía vemos qué hacemos.
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FEDE.- Tenías tu menú especial, ¿no?
FEDE.- De la comida, no vamos a discutir por eso, es un clásico. Me revienta que no pruebes
las cosas que yo considero que están buenas. Te perdés lo mejor de la vida.
EVA.- Y a mí me revienta que no me aceptes como soy, me conociste... casi desde que nací...
¡y lo peor!, así me propusiste casamiento.
FEDE.- (Sugerente) Porque algunas cosas sí que te las comés enteras, ¡así me casaste! (…)
Dale, no vamos a pelear ahora.
EVA.- Una mierda la comida del avión, una mierda Iberia y una mierda tu gusto
gastronómico.
EVA.- ¡Basta vos, Federico! Muerto pero podés ocuparte de molestarme. ¿Vamos a cenar?
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FEDE.- Acabo de subir todas éstas valijas.
FEDE.- ¡Aguante!
FEDE.- Tenía un cartel de cerrado enorme, ¡creo van a venderlo! (Haciéndose el mimoso) ¡Mi
amor!
EVA.- ¿Qué?
EVA.- ¡Dale, Fede! Un ratito. Me deprime tanto embalaje, tanta valija y tanto polvo.
EVA.- Tenemos el resto de nuestras vidas por delante para ordenar… y solo hoy es el
Bicentenario. Nos vamos a cenar, a ver un poquito de qué se trata la fiesta, y a dormir a un hotel y
se acabó.
FEDE.- ¡Total! para volver al departamento y que vuelvas a deprimirte por el mismo
desorden.... a menos que nos desvalijen. Es una opción acá, ¿no?
EVA.- No empecés con tu paranoia, hasta los chorros se volverían locos con tanto polvo
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acumulado.
FEDE.- Yo que vos no saldría hoy ni loco. Estamos en Buenos Aires, mi amor.
(Él se sirve una sábana que deja destapado un botellero, al que apenas presta atención:
tapándose con la sábana hace un fantasma que ella no llega a ver)
EVA.- No hace falta que me lo recuerdes (el fantasma pellizca a Eva) ¡Ah! ¡Qué idiota!
FEDE.- Ahhh ¿Preferís a los fantasmas que a los chorros? Ahora entiendo lo de Ghost. (ríen)
Ídem!!
FEDE.- Pobre.
EVA.- Idiota.
(Ríen)+
FEDE.- ¡Qué fuerte todo, Eva! Acabamos de cruzar el atlántico. Y estamos acá de nuevo, pero
¡qué distinto!
EVA.- Sí...
FEDE.- ¿No es un flash? Como un deja... ¿Cómo era? Yo en lugar de fantasmas ¡flasheo que
va a salir tu hermano en bolas del baño!
EVA.- O que quiere entrar mientras nosotros estamos ahí… ¿Te acordás?
FEDE.- ¡Cómo para no acordarme! De hecho tendríamos que revivirlo. ¡Invitá a todo el
edificio! Pero no al portero
EVA.- ¿Qué?
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FEDE.- (juega a acercarse) Dale, vení.
EVA.- Loco.
FEDE.- ¡Menos mal! ¿Te imaginás, besándonos a escondidas otra vez, con la casa llena de
gente?
EVA.- ¿Te imaginás, haciendo otra vez como si no hubiese ocurrido, tratando de negarnos a
nosotros mismos que nos queremos? ¡Ni loca!
FEDE.- Quienes tendrían que jugar acá son nuestros hijos, pero hasta que no quieras…
FEDE.- (Tirándose sobre un sillón) ¡Ah!, no veía la hora de tirarme. ¡El bicentenario de la
patria, qué alegría! Traeme algo para tomar.
EVA.- ¡Movete vos!, yo también estoy muerta. Además, ¿de donde querés que saque algo
para tomar?
FEDE.- Era un chiste tonta. Después bajo a comprar algo, te consigo tu alpiste y nos
quedamos acá tranquilos.
EVA.- ¡Ufa!
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FEDE.- ¡No quiero ni ver a toda esa gente! Y a propósito, ¿Qué le pasa a Omar?
EVA.- ¡Ni idea!, siempre fue raro Omar. ¿Qué querés comprar? ¿No querés que baje yo, o que
te acompañe?
FEDE.- No, vos quedate acá haciendo la cama, que yo no sé dónde hay nada.
EVA.- ¿Y creés que yo sí? Hace años que no vengo acá, y estaba todo en otro lugar.
EVA.- Si. Bueno, voy a ver dónde encuentro sábanas. Andá a comprar que se va a hacer muy
tarde.
EVA.- ¿Omar?
FEDE.- ¡Omar más! (ríen…) Digo, es loco porque uno llega de Europa...
EVA.- Para mí son tantos años sin volver que... Me siento muy rara, Fede.
FEDE.- Ah claro, si no volviste más... Yo sí, vas a ver… bueno, ¡ahí está la prueba!, la
primera persona que me cruzo ya me trata con deferencia.
(Él, como para castigar que no le rían las gracias, prefiere ir a explorar el apartamento: el
botellero está pidiendo a gritos que alguien saque esa botella tan especial)
Posible escena 3
EVA.- ¡Ay, perdón, perdón! No quise contestar mal, estoy cansada. (haciéndose la asustada)
¿Vos destapaste el botellero?
FEDE.- ¿Vos destapaste el humor? ¿O te lo dejaste en Madrid? (Necesita soplar el polvo para
leer la etiqueta)
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EVA.- No, me lo dejé allá.
FEDE.- Me suena éste, creo que es de los buenos. ¡Muchos años embotellado!
(El vino lleva a Fede hasta la cocina, y ella aprovecha para arreglar un poco el
apartamentro: en eso está cuando lanza una mirada la carpeta, como deseando que sepamos que
quiere abrirla por si esconde algo serio. Como deseando que sepamos también que no debe
abrirla: no lo hará)
FEDE.- ¡Todo puede ser a juzgar por su actitud de hoy! ¡Ahora entra me hace una sesión de
masajes! ¡Tarán!! (Se asoma, enseñando el abridor: ella le oculta instintivamente esa carpeta que
está a punto de quitarle hasta el hambre)
EVA.- No me asustes.
EVA.- Y a vos te toca no ponerme a dar estos saltos, ya veo a Omar por todas partes. A veces
me da la sensación de que espía atrás de la puerta.
FEDE.- ¡Lo único que le falta! ¿Vos te acordás cómo me trataba cuando venía a estudiar con
tu hermano?
(Fede ve la carpeta)
EVA.- ¡Callate! Que tuvo su efecto de novios no te lo voy a negar. Pero ahora no comparto tu
percepción… (Cambiando de tema para no discutir.) Dejemos el vino, el corcho
y la mar en coche para después.
FEDE.- (Señalando al misterioso documento que de pronto se deja ver ante sus ojos) ¿Y eso?
FEDE.- Mirame.
FEDE.- Te conozco.
EVA.- (Por la carpeta, ocultando que ha abierto algo que no debía) ¿Qué?
FEDE.- Te juro que duermo dos horitas y te doy hasta la hora del Bondi a Junín
EVA.- ¡Sí, tonto! No es por eso... Es que... Ay no sé, pasó tanto tiempo y hace tanto que no los
veo a todos.
FEDE.-…no es cómo acá que el portero que me maltrataba ahora me chupa las pelotas! ¿Qué
querías?
FEDE.- Limpiando el cuello de esta mierda de botella, que en vez de corcho tiene telgopor.
(Ella ríe) Ahí está. Me parece que huele ácido.
FEDE.- ¿A vos te parece que si yo no te amara me hubiese quedado en España desde el 2007
trabajando de cualquier cosa? ¿Cuando me tendría que haber vuelto al año? ¿Te parece que me
vendría a junín a casarme, para volver a buenos aires por tu carrera?
FEDE.- ¡Pero me hacés calentar! ...dale, tomá (le da un vaso de vino) brindemos
EVA.- Ok gracias Federico, hombre sacrificado por amor. ¿Por qué brindamos? ¿Por nuestro
casamiento?
FEDE.- Un poquito ácido pero ahora se airea y se le va. Dale, tomá, a ver si se te va el
boludol
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EVA.- ¡Ay que gracioso! Tiene un gusto medio raro…
EVA.- El vino no está precisamente perfecto, pero si querés pensar que sí... ¡pensemos que
está bien y listo! (bebe)
FEDE.- Pienso que el vino está bien cómo a vos te gusta pensar que yo no te amo...
EVA.- No me gusta pensar nada de eso, lo que me gusta es oír eso que a vos no te gusta
decirme... No te das una idea que lindo es que te nombren y te digan que te aman. "Eva te amo"
¿Es tan difícil?
EVA.- Y que mierda me importa. Estábamos hablando de otra cosa y yo te pedí que me dijeras
si me amabas ¿Y…?
FEDE.- No no no.
EVA.- No no ¿qué?
EVA.- Y no me contestaste.
FEDE.- ¡Si me jodías! ¿Cómo podés llegar a suponer que no? ¿Estás loca? A una semana de
casarnos, con toda ésta movida.
FEDE.- Entonces decí eso: necesito que me digas que me amas. No "dudo si me amás"
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FEDE.- Estoy concordando con vos...
FEDE.- ¿Qué carajo te pasa Eva? (Paladeando vinagre) ¡Esto le va bien a tus ensaladas, pero
no a mi garganta!
EVA.- No sé...
FEDE.- Yo también. Y perdón por contradecirte con lo del vino... está picado.
EVA.- ¡Es la tercera! y sos vos el que no reacciona ¿o no? (Pícara, jueguetona) Ahhhh!,
después no vengas a decirme “Calienta pavas!” (Ríe), Andá, bajá a comprar otra botella y algo de
comer, yo hago la cama. Más vale que me guste lo que traigas.
FEDE.- (Yendo) Si tardo es porque me quedé con Omar que me está haciendo unos mimos.
(Sale)
(Fede compra vino, Eva busca sábanas; y en medio del cansancio un deseo no saciado
vuelve a mover sus ojos hacia la carpeta. Es entonces, en soledad, cuando sucumbe y la abre, pese
a saber perfectamente que el portero se la dió para Fede: dentro la esperan unos documentos muy
extraños y a una carta a la que, extrañamente, no concede la importancia que debiera. Deja pues el
sobre medio a un lado, y lee los documentos, por fín con atención: leyendo, el suelo que pisa, los
muebles que la rodean, las paredes y hasta el aire se van ennegreciendo. Al rato, regresa
Federico… sin vino.) cambio escena
(Ella esconde a tiempo la carpeta, pero la carta se queda a la vista: aprovechará un descuido
de Fede para esconderla donde sea, sin pararse a pensar que su bolso no es el lugar más seguro)
FEDE.- ¡No, no sabés lo que es la calle! Acá no se siente nada pero hacés dos cuadras y ¡es el
carnaval de Río! Didascalia encubierta
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EVA.- ¡Ojalá!
FEDE.- ¿Te terminaste el vinagre que tenés esa onda?!... ¡La gente está contenta! ¡En
Argentina! No sé que pasa, el gordo está loco también.
EVA.- ¡Dejame de joder Fede! Toda la vida se me hicieron insoportables las fiestas patrias.
FEDE.- Pero te juro que esto no es un desfile militar, ¡es como un carnaval!
EVA.- ¿Ah,no?
FEDE.- Me felicitó
EVA.- ¿Qué noticia? Fede, ¿por qué soy siempre la última en enterarme de tus asuntos?
FEDE.- ¡No sé! me dijo que me ibas a dar una buena noticia.
FEDE.- Que él me daba una mala... Ah no, no; no dijo que vos. Dijo…
FEDE.- “Yo le doy una mala, ¡pero le van a dar una muy buena!”. Ya ni me tutea, ¡tomá! ¡Me
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he convertido en señor por vivir en Europa!
EVA.- Ay Federico, no sé por qué te cuesta tanto decirme las cosas. ¿Me podés explicar?
FEDE.- Nada, la mala era que no iba a encontrar nada abierto para comprar.
EVA.- ¿Y la buena?
FEDE.- Y lo cagué, porque como no había nada abierto tuve que aceptarle dos latitas de atún
y agua mineral, no tenía otra cosa. Mañana le compramos algo antes de irnos. ¡Eso si el del
almacén no está de resaca!
FEDE.-…a mi me da ilusión.
FEDE.- El atún “La Campagnola”!. No sabe así en ninguna parte del mundo.
FEDE.- ¡Vos porque no tenés desarrollado el sentido de extrañar! no extrañás. Y además tenés
que estar contenta el atún tiene mucho fósforo, así no te quejás de mi memoria... de pescado.
EVA.- ¿Que no la sabés? ¡A ver cómo me explicás esto! (Le lanza la carpeta)
FEDE.- ¡¿Qué?!
EVA.- ¡Dejá de hacerte el boludo y abrila que ahí tenés la buena noticia!
FEDE.- ¿Es algo tuyo que sabía el portero sorete ese y yo no?
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FEDE.- Decímelo
EVA.- ¿Ahora no sabés leer? ¡Abrila! ¡Cómo debe haber gozado Omar dándome esto! ¿Puede
ser que hasta el negro ese sepa y yo no?! ¡Contame todo!
FEDE.- Nunca, y no por “negro”, por jodido (Lee) ¿Qué es ésto? ¿Seguro que era para mí la
carpeta?
FEDE.- ¿Pero qué decís? ¡Estoy igual de sorprendido que vos, Eva!. ¿Pero la carpeta era para
mi, o no?
EVA.- (como reprochándole) Si Fede si, era para vos. ¡Me la dio Omar para vos, te dije!
EVA.- Efectivamente…
FEDE.- ¡¿Y soy yo el que figura?! (Ríe, y Eva censura su euforia.) tiempo
¿Tu viejo me la cede en
Donación?
EVA.- Yo no debería haberla leído, se supone que era para vos; pero ¡menos mal que la abrí!
¿Cuánto iban a esperar para decirme?
EVA.- Si, mi viejo y vos, no sos estúpido así que aclárame esto. ¡Eso es lo que quiero que me
expliques! Leer el documento
EVA.- Será que se puso feliz cuando supo que te casás con su dolor de huevos. ¡¿Por qué
tuviste que contarle?!
EVA.- (Chequeando) Es cierto, no lo habíamos decidido. ¡Peor! Hay un asunto anterior. Así
que no me mientas. ¿Qué es ésto? ¡¿Qué hay entre mi viejo y vos que yo no sepa?! (Fede calla,
desconcertado) ¿No decís nada?
FEDE.- ¿Querés que te aburra repitiendo como un loro? ¡No sé qué es esto, no hablé con él!
EVA.- Muy bien. Yo no quiero discutir, pero sabé que sos muy inoportuno con estas cosas.
Siempre acordamos algo y después haces lo que se te da la gana.
EVA.- No, no pasa nada. Vamos a dejar las cosas como están. ¡Espero que no le caiga mal a
mis hermanos! Mañana tenemos que llegar con buena cara, así que se acabó la discusión. Yo ahora
lo que voy a hacer es ir a arreglarme ( maquillarme), y vos te vas a preparar porque nos vamos a
cenar afuera. Y tratá de no ponerte demasiado eufórico con tu nueva adquisición, ni me la
nombres.
EVA.- Dejemos el tema antes que me enoje. Cuando salga te quiero preparado.
(Ella sale a maquillarse al espejo del baño. Fede se pone algo de ropa, mientras revisa un
par de cajones…)
FEDE.- Eva…
FEDE.- Eva…
EVA.- Qué
FEDE.- ¡EVA!
FEDE.- De la mía
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FEDE.- Esperá! (ella no responde, así que él se pone a revolver todo) Eva, ¿No te la di en el
aeropuerto, antes de la aduana?
EVA.- ¡Buscalo!
(Federico encuentra el bolso, lo abre, saca como sin darse cuenta, entre otras cosas, la carta
que escondió ella antes. Pero la deja a un lado en cuanto encuentra la llave)
EVA.- (Eva sale del baño con cierta preocupación, se dio cuenta de la carta) Muy bien…
FEDE.- (Percibiendo la “cola de paja” de Eva, devuelve al bolso las cosas que sacó) ¡Mirá
que cargás porquerías, eh!
EVA.- Dejala
EVA.- (sale, negadora) Dejala, que no quiero discutir más hoy. Nos vamos a cenar, la leemos
mañana.
(Eva se queda.)
EVA.- O me la das o…
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FEDE.- (serio) ¡¿O qué?! ¿Por qué tiene este sello el sobre? (se la da)
EVA.- ¡Te dije que la dejaras! (Sin querer leer el sello del juzgado)
FEDE.- ¡Decime que no lo habías visto ahora!, ( que lea la carta) es el sello del de la
secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, tribunal Oral de La Plata...
EVA.- (Metiéndose hacia adentro, si pudiera negaría el tema) ¿Y qué querés que haga?...
FEDE.- Ok Eva, voy a leerla. Pero no quiero que esto cambia nada de lo que vamos a
emprender esta semana, mi amor.
(Federico lee la carta frente a Eva: la información que ahora maneja inunda todo su cuerpo de
una sensación que no conocía. Eva trata de buscar esa mirada de complicidad que él le niega. El
desgarro persiste. Finalmente, ella recurre a la palabra como último recurso)
EVA.- Fede...
FEDE.- Dejame.
EVA.- (Haciendo ruido para evadir como espontáneo mecanismo de defensa.) Federico, si no
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hablamos claro no vamos a solucionar nada. Es un momento importante, y no me gusta nada cómo
estamos empezando. ¡Yo no quiero jugar a este jueguito hoy!
FEDE.- ¡Que no te gusta, decís! Sos vos quien adora este juego, te pasás la vida obligándome
a que adivine qué tenés en la cabeza, en vez de decírmelo.
FEDE.- ¡Con el aguante qué tenés! Si podés sostener el juego durante días, hasta conseguir
que me sienta culpable por cualquier cosa. Pero ahora yo acabo de saber algo que sí es importante,
algo muy feo que vos me ocultás. Así que esta vez soy yo, mi amor, el que juega con vos.
FEDE.- ¿Y por qué tenés esa cara, Evita? (Eva le quita la mirada.) Mirame. Ya te noté rara
antes.
FEDE.- Tenés toda la razón. Nunca estuve en una situación como ésta.
EVA.- ¡No sé nada de esa carta Federico, o me la leés o me dejás tranquila, pero yo no voy
FEDE.- ¿Vas a seguir haciendo como que no sabes que está preso?
EVA.- ¡¿Qué?!
FEDE.- Él dice acá que lo sabías, y que le impediste hablar conmigo. ¿Qué tenés para decir?
FEDE.- ¡Llevas meses haciendo como que algo muy serio no ocurrió ¿Pensabas esperar a
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después de casarnos? ¿De veradad sos así?
EVA.- ¡Me importa una mierda lo que diga esa carta, Federico! Lo único que yo sé es que mi
viejo estaba en un proceso judicial, uno de tantos que pueda tener un médico. (Fede le retira la
mirada) No se más que decir ni pensar.
FEDE.- Entre otras cosas acusan a tu viejo de revisar al mío mientras lo estaban torturando.
EVA.- ¿Qué?
FEDE.- ¡No, mi amor! ( le dije AMOR)Te toca sincerarte por tu propia voluntad. Decime qué
sabías
EVA.- ¡No le hizo nada! ¡Mi viejo no puede hacerse cargo de una barbaridad semejante!
¡Dame la carta!
FEDE.- No, tranquila, no se hace cargo, dice que lo acusan de eso, y dice que vos sabías que
estaba preso…
FEDE.- …en una carta con sello del Ministerio de Justicia! Y dice también que está preso
porque mi mamá declaró en su contra.
EVA.- ¿Tu mamá? Disculpame pero no la veo a ella declarando contra mi papá, ni lo veo a él
en la cárcel.
FEDE.- ¡Me chupa un huevo lo que veas! ¡¿Qué carajo sabías vos de todo esto?!
FEDE.- Eva, sincerate. ¡Por Dios!. (Ella calla) No sé con quién estoy.
EVA.- ¡Yo tampoco! ¡Hasta hace un minuto eras vos el que tenía que explicarme a mí lo de la
donación!
FEDE.- ¡Qué bueno que quedó claro ahora! Tu papá me regala el departamento por haber
torturado a mi viejo… ( tiempo)
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EVA.- ¡No te voy a permitir que hables así de mi papá!
EVA.- ¡En todo caso será para remediar que este juicio de mierda nos arruine el casamiento!
FEDE.- ¡Yo no te permito que hables así de mi viejo llamando de mierda al juicio que por fin
va a responsabilizar a los culpables del flagelo que le hicieron!
EVA.- (Se arrepiente de lo dicho) ¡Yo no soy responsable de ninguno de estos documentos
Fede!, no figuro en ninguno y estoy tan aturdida como vos.
FEDE.- Si, estás aturdida, porque acabás de decirme que sabias que podía ir preso.
EVA.- ¡No dije eso!, dije que sabía que tenía un proceso, es normal, es médico, la gente no
acepta muchas cosas, pero eso no es igual a ser un torturador.
EVA.- Nada
EVA.- Pensé que tenía algún problema con algún paciente. Nada más.
FEDE.- ¡¿Cómo?!
FEDE.- ¿Qué?
FEDE.- ¿Pero con qué clase de monstruo estoy hablando? ¡Te enteraste que tu papá podía ir
preso y no le preguntaste por qué! ¡Y ahora empezás contra mi mamá!
EVA.- ¡No fue así!, además: ¿Por qué tiene que ser ella más confiable que mi papá?
FEDE-. ¿Pero vos te estás escuchando? ¡Es tu viejo el que dice en una carta de su puño y
letra, claramente, que es un monstruo!
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EVA.- ¡No dice que es un monstruo, no es un monstruo!
FEDE.- ¡Dice que me regala un departamento por la culpa que siente, mi amor!
FEDE.- (Obligandola a comparar las firmas de la carpeta y la carta) Mirá esta firma, y ésta.
¡Miralas bien! ¿Como podés ponerte a hablar mierdas de mi vieja cuando vos negás una cosa asì?
EVA.- Yo no negué nada, estaba entusiasmada con la vuelta y no quería opacar las cosas…
EVA.- … pensé que sería algún problema legal como tantos y que lo de ir preso era parte de
su espíritu trágico. Pero no una posibilidad real. (Federico suspira y dirige su ira y sus dudas al
techo) ¿Dónde estás? ¡Fede!
EVA.- Mirame
EVA.- ¿Qué?
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FEDE.- ¡No sé! ( distancia)
EVA.- ¡Mierda!
EVA.- (No logra enfrentar sus fantasmas y hace el intento fallido) ¡Mi viejo está mintiendo, o
tal vez tu vieja, o tu viejo le mintió a ella!
FEDE.- ¡No te pongas otra vez con eso, te alejás cada vez más!, hace años que mi vieja
esperaba ese bendito juicio, y desde que muriò papà mucho màs! ( tiempo. Reacción de Eva)
EVA.- ¿Y por que no dijo nunca nada? ¿Por que necesitaba un juicio para hablar?
FEDE.- ¿Y vos? ¿Por qué necesitás que aparezca un documento para hablarme de que tu papá
está en problemas?
EVA.- Igual que vos no me contaste que tu vieja estaba esperando el juicio. ¿Cuándo me lo
contaste? ¡Yo no me recuerdo, Fede! Además, siempre fuimos juntos a tu casa, toda la vida, no
puede ser.
EVA.- ¡¿Y entonces?! ¿De verdad podés tragarte esto así de fácil? Yo no me lo creo.
FEDE.- ¿Y qué hacemos Eva? ¿Querés que leamos la carta otra vez? Porque yo tampoco
puedo ver a Nestor en medio de todo esto, pero es así Evita.
EVA.- Si fuera verdad nuestras familias no tendrían que haberse vuelto a ver, y sin embargo
fue todo lo contrario…
FEDE.- ¡Ahí está!, ¿tenés algún recuerdo de nuestros viejos juntos?... (Eva entiende, nunca
los vieron juntos)
FEDE.- Fueron ellas las que cuidaron nuestra relación, dejaron el rencor de lado por
esos dos nenes que se amaban desde chiquitos…( tiempo)
FEDE.- Siempre imaginé que los que habían torturado a mi viejo eran tipos horribles, malos,
sin educación… Nunca le habría puesto al monstruo la cara de tu viejo.
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EVA.- ¡Mi papá es una persona maravillosa, no es ningún monstruo!
FEDE.- A mi también me trató siempre muy bien, pero evidentemente no se puede saber todo
de alguien… (La mira como refiriéndose a ella por elevación.) Mirame por favor, sinceramente.
EVA.- No dejame.
FEDE.- Nada...
FEDE.- ¿Querés saber lo que quiero oír, para decírmelo? ¿Querés que te dicte lo que tenés
que decirme? Hipòcrita de mierda.
FEDE.- ¿Podrías decir cualquier cosa que te pidiera que dijeses para que me calle y sigamos
con nuestros planes?, ok, ¡Lo que quiero oír es precisamente lo que yo no sé y vos sí!
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FEDE.- Quedate saboreando tu mierda sola.
FEDE.- (Se acerca, se acerca mucho, respirándola; pero finalmente no se deja tocar) Pero
callate la boca.
FEDE.- Callate la boca y dejame tranquilo. Y si vas a abrirla, por favor: bajá a la
realidad. Mirame de verdad. Mirame con el alma. Correte de ese lugar estúpido de apariencia
y oíme: tu viejo está preso, está por ser juzgado por criminal, ¿Lo entendés?
EVA.- Si
FEDE.- Eva
EVA.- ¿Qué?
EVA.- ¿Y yo qué culpa tengo de que te sientas así? ¡Sabía casi lo mismo que vos, me siento
igual y no te culpo a vos!
FEDE.- Tengo la sensación de que te guardas algo, y quiero que hagas de verdad un esfuerzo.
Quiero que hagas memoria y que me expliques qué sabías vos de todo esto. Desde chica. Desde
siempre. Como si se lo dijeras a un hombre que te ama, y que te conoce desde que existís, con el
que decidís compartir tu vida hasta que desaparezcas.
EVA.- Fede…
EVA.- Sólo sabía que mi viejo estaba en un quilombo legal, que podía ir preso… me llamó
hace un par de meses, me estaba diciendo algo de juzgados y quiso hablar con vos, y le dije que te
dejara tranquilo, que no te tenía que preocupar con sus cosas.
EVA.- Nada.
EVA.- ¡En mi casa nunca se hablo de eso! ¡Como en la tuya! ¡Mi viejo siempre fue un tipo
firme, y sobre muchísimas cosas no se le podía preguntar!
FEDE.- Pero en nuestra casa, la tuya y la mía, las cosas van a ser diferentes o no van a ser.
Tenelo claro.
EVA.- ¡También hay que saber olvidar Federico! No se puede estar removiendo la porquería
una vida entera. ¡Yo nunca supe nada!
FEDE.- Eva, hasta yo escuché que tu viejo se había mandado cagadas y por eso salía poco.
EVA.- Y yo sólo sé lo mucho que él me adoraba y lo mucho que lo respeto, y a mi con eso me
bastó siempre. ¡Aquellas cagadas serían cagadas legales como las de cualquiera, que se yo!
FEDE.- Tu viejo ni asomaba la nariz ahí, casi no salía de tu casa… ¡¿Por qué?!
EVA.- Yo suponía que era por deudas, eso decían en casa; que la guita la había hecho con los
militares y ellos no actuaban de manera muy honesta.
FEDE.- ¿Pero por qué te creés que sueltan guita los militares? Por ser cómplice, mi amor.
Por ser cómplice, Evita. Mínimo. ¿Y qué creés que hacían los militares?
EVA.- Simplemente no puedo pensar a mi viejo haciendo eso, como tampoco puedo
imaginarme al tuyo preso.
FEDE.- Me asombra tu capacidad de negación, ¡sos terrorífica! Y yo que no quería salir por
los chorros ¡con lo que tengo en casa!
EVA.- Y mucho menos puedo imaginar a mi viejo viendo al tuyo cuando estaba siendo
torturado.
EVA.- No
FEDE.- ¡Porque veía sus catarsis por las noches, borracho de dolor, explotando de furia
contra todo!
EVA.- Fede…
FEDE.- ¡Contra todo y contra todos! Y porque lo miraba a los ojos, durante el día, y veía
que aquel supuesto hombre feliz y exitoso tenía en el fondo una mirada profundamente débil,
terriblemente melancólica, triste, irreparable; la mirada de alguien que perdió la esperanza
para siempre, la mirada de alguien que tuvo que renunciar a confiar en el ser humano, para
siempre, porque sus pares lo torturaron…
FEDE.- …perdió la ingenuidad, Evita, perdió la ilusión. (Le clava los ojos) Y lo que
acabás de decir es una tremenda boludez. ( tiempo)
EVA.- Basta, basta, por favor, Fede… ¿Que sabés vos lo que mi papá tuvo que sufrir?
FEDE.- ¡Dejá de decir boludeces para que te sea más aceptable la realidad! ¡Por favor!
(Pausa) Seguro que te lo dijo de chica alguna vez: me duele más a mí que a vos, Eva, te juro que
me duele...
EVA.- ¿No pensaste que por ahí pusieron a sus hijos de por medio?
FEDE.- No, pero no paro de pensar en sus conocidos de toda la vida, y en que le chupaba un
huevo mirarlos a los ojos.
FEDE.- Sería demasiado doloroso, ¿no? Dejame que te diga una cosa…
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EVA.- Si decime algo que me corra de este lugar de torturadora a mi, a menos que vos
disfrutes de estar torturándome. ¡Qué asco, este interrogatorio!
FEDE.- ¡Es que no podés seguir negando! Ponele que lo amenazaron, que lo hizo por miedo.
¡También aceptó la guita con la que compró este departamento de mierda que ahora me regala!
EVA.- ¿Que querés que diga? ¿Que mi viejo es una mierda? ¡Dejate de pelotudeces y aceptá
la situación, nos amamos desde siempre y más allá de todo esto!, tenemos un futuro juntos y un
hogar que construir! ¡Y ya lo íbamos a hacer en este departamento, qué mejor que seas el
propietario!
FEDE.- ¿Que pretendés vos? ¿Que venda a mi papá? ¿Creés que todas las noches sin dormir
que pasó él se pagan con una mierda de departamento? ¿Creés que lo voy a vender tan barato para
limpiar la culpa de tu viejo?
EVA.- Si tiene culpa es por la situación en que tenemos que casarnos, no por las cosas que lo
acusan porque ¡no las hizo!
EVA.- Justamente porque no niego te digo que yo soy parte de mi viejo también.
EVA.- Mi viejo está tratando de recomponer el dolor que pueda habernos causado a ambos. Y
eso es algo ¿no?
FEDE.- ¡Es la justicia la que puede recomponer ciertos dolores, y solo en parte!
FEDE.- ¿… un departamento?
EVA.- Y a su hija.
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EVA.- Callate Federico.
FEDE.- ¿Vos creès que un hijo y una propiedad son lo mismo? Vos estás más loca de lo que
pensaba.
FEDE.- ¡Pero cómo querés que me lo tome! ¡Como querés que me tome que vos te rebajás a
moneda de cambio! ¡La futura madre de mis hijos, la mujer con la que me caso en menos de una
semana, hablándome como si fuese ella misma una moneda de cambio!
EVA.- Dije que yo soy lo más importante para mi papá y que el me... Ok, no se si fue algo así
lo que dije o lo que quise decir. ¡Pero no es malo lo que dije! Yo se que mi viejo me ama y que está
feliz de que me case con vos.
EVA.- Bueno no sé, pero así y todo yo te amo y lo amo a él. Y no quiero que mi papá este
preso y no quiero perderte. Y no quiero que él sufra, como no quiero que vos sufras. Y me siento en
el medio de todo, y no se que hacer, si te pierdo me muero pero no sé cómo voy a vivir con vos y
este otro dolor.
FEDE.- Que tu viejo está preso porque estaba ahí cuando torturaban al mío, mínimo.
EVA.- ¿Y ahora qué querés que hagamos? (Aliviana) ¿Nos matamos, como Romeo y Julieta?
EVA.- No esperá
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EVA.- Yo no tengo ningún miedo, te juro. Me cuesta hablar de esto y digo boludeces, que no
es lo mismo; pero no soy cobarde. ¿Como se puede asumir algo así?
FEDE.- Aceptàndolo como es, Eva. Nos vamos a casar en menos de una semana…( nos
íbamos a casa)
FEDE.- Las dos como siempre, con la grandeza de no arruinar nuestra historia, pero se les fue
de las manos. (Le vuelve el tormento) Sigo sin creer que te dijeron que podía ir preso y no hablaste
con nadie.
EVA.- Bueno, creelo, aceptá la realidad como decís vos. Lo hice para cuidarte. Por nosotros.
Quería que estuviéramos bien
FEDE.- Sabés, tengo una imagen de ella, sirviendo tallarines en la mesa, mi viejo se ponìa a
hablar del tema y ella lo cortaba, con los tallarines colgando de las cucharas y decìa "de eso no se
habla Daniel, por favor, están los chicos" (Al teléfono) ¡Mami! (Ella se sirve vino) Qué hacés?...
Oíme... Oíme... ¡Oíme mamá! ( datos del viaje, como les fue etc)Ya sé que es un quilombo todo lo
de la boda, te llamo por otra cosa. Sí, mañana llegamos, oíme. ¿Cómo no me dijiste nada de lo de
Nestor? ¡Lo de Nestor mamá! Está bien...
EVA.- Fede…
FEDE.- Si mamá... Es lo que tenías que hacer... Sí, está bien... ¡¿Qué, qué?!.... ¿Pero entonces
vos sabés de la donación? Ah... No, no nada... Nada, nada. Si mami, entiendo… Dale.
FEDE.- (al teléfono todavía) No, no, ahora no estoy para eso; cuando llegamos organizamos.
Dale, si, hacé lo que te parezca. Beso mami, te quiero, hasta mañana.
(Corta y respira)
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EVA.- ¿Y?
FEDE.- ( tiempo) Que ella tenía que decir lo que le dijo mi papá cuando salió de la cárcel.
Que tu viejo estaba ahí. Que no podía hacer otra cosa.
EVA.- Pero ¿no pensó que su hijo se casaba con la hija de ese hombre? ¿No pensó que nos
cagaba la vida?
FEDE.- ¡No discúlpame! No sabe nada de la donación. Dice que tu mamá la llamó cuando se
enteraron del juicio, que le dijo que iban a donar los bienes porque se los embargarían, que intentó
que no nombrara a Nestor en la declaración. Eso... pero no sabe nada de este.... regalo. No lo voy a
aceptar Eva. No voy poner mi firma en este papel.
FEDE.- Si no hizo nada, ¿por qué va a pedir disculpas? (Silencio entre ambos.) Sería como
venderme, como vender lo que soy, vender la memoria de mi viejo. Sería como que mi mamá no
hubiera declarado para que nosotros nos casemos en armonía, en la hipocresía. O para que mis
suegros no perdieran sus bienes.
FEDE.- Por un lado me asusta tu postura. Pero sé que te amo, y creo que en el fondo sé quién
sos.
EVA.- ¿Crees?
EVA.- ¡¿Sí?!
FEDE.- Ahora solamente quiero honrar la memoria de mi viejo como se merece. Eso quiero.
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( cambia el tema del csamiento)
FEDE.- Se va al carajo si lo acepto, Eva; si lo acepto la cosa se invierte. Sería yo quien queda
en deuda. Pero acá la deuda no es mía, es otra y es irreparable, y tiene que seguir así. Tendría
náuseas a cada rato. Cada vez que me cruzase a ese adulador de Omar, cada vez que viese a los
ojos a tus hermanos…
EVA.- Si tuviésemos un hijo, Fede, ( nuevo tema )si tuviésemos un hijo podrías ponerlo a su
nombre. Si lo ponemos a nombre de un hijo nuestro estarías en paz con tu viejo.
FEDE.- (no la escucha) ..sería igual de injusto, sería injusto que lo aceptase incluso para tu
papá: no serviría para nada.
EVA.- Bueno, por fin lo dijiste, eso es lo que pensás, esa es la verdad. Si pudiera no me daría
una ducha, me tiraría al medio del océano.
FEDE.- ¿Cómo me vas a cortar, te parece así de importante tu ducha? ¿No ves que estoy
llorando la memoria de mi viejo, y casi de esta relación? ¿No entendés que no sé si el límite está en
no aceptar el departamento o no aceptarte a vos?
EVA.- ¡Claro que lo entiendo! Pero no se cómo hacer que vos me entiendas a mí y siempre
me sale igual. Me voy. Me vuelvo a España. Estoy mucho peor que cuando me fui. Es mucha
angustia para mí y no se que hacer con el amor tampoco. (Bebe directamente de la botella)
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EVA.- Estás delirando.
FEDE.- ¡No, de verdad! Dejá de tomarlo. Ése vino es un regalo de mi viejo, se lo regaló a
medio mundo. ( tiempo)
EVA.- ¿Sabés lo que me da náuseas a mí? Que no tengas ninguna voluntad de arreglar las
cosas.
FEDE.-¿Cómo querés que haga si tenés la cabeza llena de pájaros? Normal que comas alpiste.
FEDE.-¿Preferís que hagamos como que no sabemos nada? ¿Que apliquemos ese método
tuyo sistemático y probado a lo largo de años de negación?
EVA.- ¡Dejate de sarcasmos y tratame bien! Esto me tiene muy mal, ¿me oís?
FEDE.- Disculpá.
FEDE.- Disculpá.
EVA.- Y tratá de quedarte callado un rato, que lo que te voy a decir es importante. A los 9
años viví algo fuerte. Una tarde estaba lista para irme a un cumpleaños de una compañerita de
colegio. Estaba toda de estreno. Mini de jean nueva, lo cual era una osadía porque las chicas de esa
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edad no usaban minis,
EVA.- ¡Escuchame!, Sandalias azules, camisa blanca con voladitos, voladitos celestes y
blancos, y una vincha cruzánome la frente también celeste y blanca. Otra osadía. Antes de salir mi
papá me vió, me abrazó, me besó y me dijo "Que linda está mi princesa y que patriótica". Yo me fui
feliz a la fiesta. Cuando llegué y mis compañeras me vieron supongo que se murieron de envidia
por mis “osadías” y porque estaba linda, linda de verdad. Primero alguna me hablaba, pero después
me fueron dejando medio sola. Había una que me decía cosas al oído, y eso me ponía muy nerviosa.
Todas me miraban feo por su culpa. Me decía: “Sos un monstruo”. Y yo le dije que no estábamos
jugando a eso, pero todas se burlaron y lo repitieron. Al final la instigadora me agarró con fuerza y
otras la ayudaron, y vino y me dijo al oído… “Mi mamá dice que tú papá es un monstruo”. Y yo
grité, “mentira, mi papá es bueno, es el mejor papá”. Y me dijo todavía más adentro de mi oído “Mi
mamá dice que tu papá lastima a la gente”. Y entonces, no sé que pasó pero empezaron a
empujarme más. Y me caí al piso en el medio de la fiesta adelante de todos los varones, que se
reían. Vos estabas ahí y te reíste, Fede. Y me levantaron la pollera y me daban patadas y me pegaban
mientras gritaban "bruja, bruja!". Todas, lo decían todas las nenas del cumpleaños. Los dueños de
casa me sacaron de ahí, me llevaron adentro y yo me quedé sentada en una escalera, sola, esperando
a que vinieran a buscarme. ( que hace fede. Fede se había olvidado)
Durante mucho tiempo no volvieron a invitarme a un cumpleaños. Las mamás decían que yo
era problemática. Y yo no volví a hablarle a mi viejo por un tiempo. Hasta que no pude más, lo
extrañaba. Era muy chiquita. Un día él me estaba peinando frente al espejo, yo no quería nunca que
me peinara él pero mamá no estaba y me quedé callada como una idiota, callando fuerte, callando
roja, viste, como callan los niños, tensa y roja. Así era imposible peinar a nadie, y de repente mi
papá me hizo daño sin querer, mi papá, normal, peinándome, pero me dolió!, más que nada en la
vida, y yo le arañé la cara queriendo hacerle mucho más daño a él. Recuerdo sentir en el espejo una
mirada horrorosa, y cuando me di cuenta era yo misma la que tenía los ojos envenenados. Y le dije
que yo estaba maldita por su culpa, porque él era un monstruo que le lastimaba a la gente. Era lo
primero que le decía en mucho tiempo, y él igual me besó con una ternura infinita. Y ya no habría
hecho falta que dijese nada, pero me explicó que los monstruos no existen, que yo era la nena más
dulce de todas y que él me quería más que a nada en el mundo. Y que no me dejaba volver a pensar
eso nunca, que me quitase los fantasmas de la cabeza. Y yo lloré mucho, porque de pronto en el
espejo él era bueno y yo seguía siendo mala, y me parecía como que el monstruo había sido yo.
¡Pensé de verdad que era un monstruo, lo pensé con la credulidad de una nena! Y lo cierto es que
sentía la culpa del mundo entero en mi vientre. Y como quería ser tan buena como él, me agarré a él
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muy fuerte, llorando con todo el cuerpo, fuerte, roja de sinceridad. Y miré al espejo y ya estaba
mejor. Después no volví a pensar en eso. Nunca. Y cada vez que alguien miraba raro, yo le negaba
la mirada. Y cumpliendo años la gente aprendió a callarse, así que yo estaba más cómoda. La
sociedad es una careta, y sólo podés entrar en la hipocresía con una máscara bien sólida Federico, y
eso es lo que yo me construí; pero no sirve. Siempre está el sistema silenciador. Realmente todo se
dice, pero a oscuras; y nunca se le ve el rostro a la verdad. Y lo triste es que puede ser que una
amiga le haya dicho a otra algo que te está destruyendo en la sombra, sin que lo sepas. Y el horror te
come igual, pero si no lo miras a diario por lo menos te come más lento. Así se sobrevive.
EVA.- Sí. Después en España mejoró todo. Se vive mejor cuando no te juzgan.
EVA.- ¡Sí lo fui! Todos ocultamos cosas. Todos olvidamos por supervivencia.
EVA.- Mirá, yo no te voy a torturar a vos con tus fantasmas, porque te amo sinceramente.
( acecaineot) abrazados.
(Se explayan mirándose a cierta distancia. La atmósfera se carga del aroma de una guerra
muy antigua, tan antigua como la humanidad, a punto de volver a estallar.)
FEDE.- ¿Y ahora?
(Él la presiona ligeramente, tensando la distancia, como para provocar que corra. Ella
bascula lentamente, sabiéndose a su merced, como chivo expiatorio que quisiera prolongar su
agonía en el sexo)
FEDE.- Desnudate.
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(Ella juega a que obedece)
FEDE.- No te muevas.
(Él se acerca. Y ahí, donde están, por fin se ejecuta el castigo y se purga la última de las
penas. Hacen el amor apasionadamente hasta que en el momento del climax el, por respeto a lo que
cree es el deseo de ella, intenta salirse pero ella lo presiona para que se quede, él inmediatamente
lo acepta y lo disfruta. No sabemos quién es la víctima y quién el verdugo… ni cuándo nacerá)
EVA.- Lo sé.
(Largo silencio)
FIN.-
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