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‘Ralentización’ es una palabra que ha cobrado relevancia en todas las proyecciones, tanto nacionales como
internacionales, pero las perspectivas externas son más benevolentes con el desplome que le espera a Colombia que la
mirada local.
Problemas de la economía y la calidad de vida en
Colombia
El informe de la OCDE mostró que el crecimiento económico no necesariamente
representa mejoras en la vida de las personas, ¿qué hace falta?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Mundial presentaron sus
diagnósticos sobre la economía colombiana.
Sus recomendaciones son planteadas desde realidades de desarrollo diferente, pero sus diagnósticos suelen ser
imparciales y muy bien formulados. Estos informes son demoledores: el crecimiento económico no se traduce
en una mejora en la calidad de vida en Colombia.
Pero aunque los informes enumeran de manera clara los grandes problemas que debe solucionar el país, no
causan una reacción inmediata de la opinión. Parece haber una apatía frente a los problemas económicos.
Debe plantearse la pregunta de por qué Colombia, considerado como un país de “ingreso medio alto”, tiene esta
realidad social que corresponde a otros niveles de desarrollo.
1. La actividad económica ha tenido un sólido repunte, pero los puestos de trabajo no se han recuperado de
la misma forma.
2. Los ingresos fiscales son insuficientes para resolver las demandas sociales y cubrir la inversión pública.
3. El sistema fiscal contribuye poco a reducir las desigualdades con un sistema tributario que se nutre más
de impuestos a sociedades que de impuestos a la renta de las personas naturales.
4. El 60 % de los trabajadores son informales y están excluidos de los sistemas de seguridad social, algo
que implica una baja productividad.
5. Hay excesivas cargas sociales sobre el trabajo. Esto frena la contratación formal y mantiene elevada la
informalidad.
Claramente, estos problemas están relacionados con la baja capacidad redistributiva de la economía
colombiana.
Exministros de Salud de Colombia piden explicaciones
sobre reforma al sector
bogotá, 8 feb (EFE).- Un grupo de exministros de Salud de Colombia presentó un derecho de petición
a la ministra de la cartera, Carolina Corcho, para conocer a fondo el proyecto de ley que se tramitará
en el Congreso para reformar el sistema sanitario.
En el documento, firmado por Fernando Ruiz, Jaime Arias, Augusto Galán, Gabriel Riveros y Beatriz
Londoño, entre otros, tiene el objetivo de aportar, para mejorar y tener el «goce del derecho
fundamental de la salud de todos los colombianos».
Los exministros reconocen que «hay problemas por resolver y situaciones por mejorar, en especial,
sobre la fragmentación de la atención, la oportunidad en algunos servicios especializados, las
dificultades de acceso en zonas de alta ruralidad, los regímenes de contratación de los recursos
humanos y, en general, la sostenibilidad financiera del sistema».
El grupo afirma no ser opositor del Gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro, ni partidista,
ni electoral, ni obedecer a la agenda política de ningún partido ni grupo.
El anuncio de Petro sobre la reforma sanitaria, que elimina la intermediación de las actuales
Empresas Prestadoras de Salud (EPS), ha tenido una fuerte oposición de sectores políticos y
económicos que la consideran un retroceso en la calidad de la atención de los pacientes.
Petro, quien se ha mostrado partidario de una mayor intervención del Estado en los servicios que
reciben los ciudadanos, ha dicho que un sistema preventivo como el que se propone, existe en la
mayor parte del mundo.
PIDEN ESPACIO PARA LA DISCUSIÓN
El documento presentado por los exministros de Salud hace 15 planteamientos generales que
aborda cinco aspectos básicos: participación en el proceso de consideración, deliberación y
aprobación de la reforma, cumplimiento de mínimos constitucionales de la política pública,
razonabilidad, proporcionalidad y progresividad de las medidas propuestas; el régimen de transición
y la sostenibilidad de la reforma.
En el derecho de petición se cuestiona el hecho de que el Gobierno no decida «abrir espacios de
diálogo y concertación previos a la presentación de la reforma y mantener en secreto su texto», y que
solo se conocerá cuando se radique en el Congreso, para lo cual todavía no hay fecha.
«Consideramos que esta decisión (de tener en secreto el texto) afecta los derechos fundamentales
de participación democrática amplia, abierta y temprana que deberían respetarse, protegerse y
garantizarse», aseguran.
Igualmente, argumentan que una de las razones del derecho de petición es proporcionar un debate
técnico y amplio que «estimule un sólido consenso alrededor de la toma de decisiones, que
involucran a un derecho constitucional como lo es la salud».
La ministra de Salud, Carolina Corcho, ha sido duramente criticada por diversos sectores que la
señalan de no abrir espacios para discutir el proyecto de reforma, del cual no se conoce su
articulado.
A propósito de la reforma, el lunes pasado llegó a Colombia una misión de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para brindar asistencia
técnica al Gobierno en su propuesta de reforma a la salud. EFE
Las críticas a la Federación de Cafeteros en plena
búsqueda de una nueva cabeza para el café
colombiano
Media docena de caficultores de diferentes regiones abre el debate sobre un sector dominado por
un gremio que demanda una modernización urgente
Dedicarse en Colombia al negocio del café por fuera de los canales tradicionales
de la Federación Nacional de Cafeteros, el poderoso gremio privado, es una labor
improbable. La Federación tiene 350.000 agremiados y la tarea de trazar, junto al
Gobierno, la política cafetera del país, con todo el poder que aquello acarrea. Los
cambios de rumbo no son un rasgo consustancial de su organización.
Seis pequeños y medianos caficultores y empresarios del café con posturas
independientes explican en EL PAÍS sus críticas al conglomerado y sus
propuestas para enderezar el rumbo del otrora gran motor y símbolo de la
economía colombiana, hoy agobiado por serios desafíos económicos y
administrativos.
A lo largo de este mes, precisamente, se definirá la terna de candidatos para
elegir al reemplazo de Roberto Vélez, un pereirano de 62 años que estuvo al
frente de la gerencia hasta finales de diciembre. Alexander Taborda, de 31 años,
es representante de los cafeteros en el departamento de Antioquia (noroeste), uno
de los bastiones tradicionales del cultivo del grano. El agricultor explica que este
es el momento justo para hacer un balance del papel de la Federación en el
último medio siglo.
“El mundo ha cambiado tanto en los últimos años”, sostiene Taborda, “como el
comercio global y el negocio de la caficultura. Sin embargo, las necesidades de
los productores siguen siendo muy similares”. Pedro Miguel Echavarría,
empresario paisa de 36 años, advierte en la misma línea que en Colombia
siempre se ha dado por sentado que va a haber café para toda la vida, sin
reflexionar en los problemas demográficos que amenazan su subsistencia.
El campesinado envejece a un ritmo acelerado, según las cifras oficiales,
mientras las generaciones más jóvenes prefieren emigrar hacia la ciudad en lugar
de seguir en un negocio que no resulta rentable ni los cautiva.